Mostrando entradas con la etiqueta Bohemia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Bohemia. Mostrar todas las entradas

domingo, 27 de marzo de 2011

Jolie de couleur


- Elle est jolie?


- Très-jolie, de couleur surtout; on dirait qu'elle se débarbouille le matin avec la palette de Watteau.


- ¿Es guapa?

- Muy guapa, sobre todo de color; se diría que se lava la cara por las mañanas con la paleta de Watteau.

Diálogo del libro Scènes de la vie de Bohème, de Henri Murger.

Imagen superior: Nymphe de Fontaine. Jean Antoine Watteau. ca. 1717-18

jueves, 3 de marzo de 2011

Apuntes (LXIX): De tenores, poetas y economistas


He terminado de leer Iluminaciones en la sombra, el diario póstumo de Alejandro Sawa. Me ha sorprendido la brillantez del estilo y la profundidad de sus pensamientos. En cuanto a la crónica de su tiempo, se me antoja aburrida, con todos esos políticos desfilando por el siglo XIX español en un caos de siglas. Conservadores, liberales, pseudorevolucionarios... en el fondo son todos lo mismo: unos animales políticos ávidos de poder y corruptos desde que lo tocan.

~

Se le nota a Sawa el orgullo de los años pasados en Francia, donde se codeó con la flor y nata del simbolismo. Su amistad con Verlaine iluminó las muchas sombras que tuvo su vida de mísero bohemio.

~

Al fin y al cabo la literatura no es más que un juego intelectual en el que se afanan los escritores y con el que se solazan los lectores. Conviene no darle más importancia de la que tiene; la realidad está fuera de los libros (tengo la sensación de que acabo de contradecir alguna afirmación mía anterior, pero eso también forma parte del juego) .

~

Anda Miguel contando que su padre es poeta, y claro, ha despertado el lógico interés entre sus profesoras. Una de ellas le ha preguntado -atención al detalle- que cómo me gano la vida, y él ha dicho que soy profesor. "¿Profesor de qué?" dice la profesora, y él no se acuerda. Al llegar a casa me lo pregunta, y yo le digo que de Economía, pero al día siguiente me lo viene preguntando otra vez; es incapaz de memorizar esa palabra.

~

Ya no quedan tenores como Mario del Monaco o Franco Corelli, que asombraban a mediados del siglo XX con su arte, su apostura, su virilidad y su voz tonante, poderosa, hermosa como el trueno.

~

Creo que me ha pasado un poco con el bueno de Pavarotti.


domingo, 30 de enero de 2011

La bohème de Charles Aznavour


Para terminar este fin de semana entre bohemio y nostálgico, para matar dulcemente el domingo, nada mejor que escuchar la voz evocadora de Charles Aznavour cantando a la bohemia, esa forma de vida a la que puso nombre Henri Murger justo en la mitad del siglo XIX, y que llenó el barrio parisino de Montmartre de pintores, de músicos, de poetas alucinados, con tanto talento como pobreza. Seguramente esos años no fueron tan hermosos como los narra el cantante desde la lejanía, la miseria nunca lo es, pero sí es hermoso el recuerdo, que al fin es lo que cuenta.

Apuntes (LV): Escenas de domingo


Cuando era niño las tardes de los domingos me traían una especie de ilusión por lo que depararía el futuro próximo de la semana; de joven lo que sentía era angustia, una opresión en el estómago que me hacía desear que se parase el tiempo para que nunca llegase el lunes.
Ahora, recién estrenada mi madurez, siento una melancolía entre dulce y amarga, tirando a uno u otro lado según mi estado de ánimo, cambiante como el crepúsculo. Intuyo que en la vejez los domingos me dejarán indiferente, como cualquier otro día de la semana, porque habré llegado a entender que el tiempo no significa nada.

***

Jaime está tosiendo malamente, una de esas toses de perro que anuncian la laringitis, y sólo quiere acurrucarse a mi lado. Ojalá pueda encontrar toda su vida un regazo cálido donde enjugar los males y las tristezas.

***

Y ahora es Gonzalo quien me llama, con una voz clara, nítida, desde la cuna, reclamando su derecho a ser recogido amorosamente, a ser mimado, como corresponde a un niño de poco más de un año. Porque yo mimo a mis hijos, sí, y estoy orgulloso de hacerlo. El amor y el cariño es el mejor regalo que un padre puede ofrecer, y además nunca se agota, y no cuesta dinero.

***

Cojo en brazos a Gonzalo y lo llevo a la cocina para darle la merienda. No se despega de mí, y mientras sorbe el batido con su pajita me pone la cara para que le de besitos. El muy carota no se conforma con uno sólo.

***

Mientras tanto, Ignacio revolotea por la casa con su andar pausado, y Miguel está arriba ayudando a su abuelo, que monta una cajonera. Ignacio se piensa cada palabra que dice, y habla con convicción, mientras que Miguel ya me aventaja de largo en cuestiones relacionadas con destornilladores, alicates y taladradoras.

***

Y tras esa aparente calma sigue acechando un fantasma, aunque ya hace tiempo que no temo al lunes.

Che gelida manina




Desde el momento en que Rodolfo coge la mano de Mimí (0'21") hasta que le pide que hable, -Vi piaccia dir?- (4'45'') transcurren los momentos más emocionantes de la historia de la ópera. El ataque del tenor es hermosísimo, acariciante, como si las notas que canta fueran las manos casi transparentes de Mimí. En 1'07" ambos miran a la luna, que les contempla con una luz irreal, como la imposible historia de amor que protagonizan. Rodolfo, entusiasmado, se revela ante mimí -chi son? chi son!- (1,32") y los amantes se miran embelesados. En 2'00'' cambia la tonalidad y la música se hace más luminosa. El aria entra en un momento arrebatador: en 4'12" Rodolfo confiesa orgulloso que es un poeta, y ¿de qué vive?... se diría que del aire: -E come vivo? Vivo!- (2'10''). A partir de 2'17'' arranca una de esas melodías inconfundibles y maravillosas que sólo Puccini ha sabido componer. Es un canto a la pobreza alegre. Rodolfo derrocha rimas, himnos, sueños, quimeras, castillos en el aire... , y acaba exultante proclamando que (2'46'') su alma es millonaria -L'anima ho milionaria-. Creíamos que se había alcanzado el clímax, pero Puccini, con su genio sin par, es capaz de dar una vuelta de tuerca más y logra continuar la melodía (2'58'') con un canto a los ojos hermosos de Mimí que han disipado todos esos sueños para robar su alma. Ahora sí que se alcanza el clímax con la frase -poichè v'ha preso stanza... la speranza!- acabado en un si natural glorioso (4'08''), a partir del cual la melodía se va apagando, como la vida de Mimí, enferma de amor y de muerte.

sábado, 29 de enero de 2011

La Bohème



Alma triste de bohemia, avant le siècle, ahíta de poemas y ayuna de sustento, con los ojos brillantes de entusiasmo y la mirada anhelante, prendada en la belleza traslúcida de las musas del arroyo. Los más felices de tus hijos erraron como espectros por las calles de París para venerar al Santo Grial de la palabra eterna y compartir con Él los lúcidos instantes de su voz ungida por la sed de los malditos. Alma triste, de gabanes raídos, hambrienta de la gloria de Rodolfo y de Mimí, una gloria olvidada para siempre, rumiada en hospitales y figones miserables, donde la muerte se cobraba su tributo de cuartillas esparcidas, de juventud arrebatada, de grandeza rebuscada entre las piedras.



Imagen superior: Verlaine en el café Procope. Aguafuerte de Cesare Bacchi.

viernes, 28 de enero de 2011

Palacio encendido (entre Verlaine y Rosales)


Quelle est cette langueur
Qui pénètre mon coeur ?
Vuelve siempre, como el frío y las nevadas,
para alejarme del engaño del olvido,
para esculpir las huellas de mis primeros pasos,
[Madre mía,
cuando mis pies sabían dónde iban,
y los ojos dolían de tanta risa,
y las angustias y los miedos salían a jugar a las
[canicas.
Vuelve siempre, para tomar café con mis fantasmas
en el bar siempre abierto de mi casa encendida.
Vuelve, y no me acostumbro a verlo volver,
porque yo no he comprado esos boletos,
porque ahora estaba calentito, y no pensaba en nada.
Vuelve, y ni siquiera sé si hay que temer
a ese pájaro sin luz que me penetra
ahora que ya nadie toma ajenjo,
ahora que no existen los poetas,
ahora que hace tanto tiempo y tantos versos
que en el Palacio de Invierno
ya no vive Verlaine.

Imagen: Claude Monet: Puesta de sol en Lavacourt.

jueves, 27 de enero de 2011

Apuntes (LIV): De lecturas y diarios


Me he comprado una edición bilingüe de las Elegías de Duino de Rilke. Pocas veces he tenido tanta ilusión por leer un libro.

***

También leo a Sawa, y no puedo menos que admirar aquellos años turbulentos en el París del simbolismo, del modernismo, del decadentismo... donde todo poeta que se preciara debía emborracharse con ajenjo, y el dios indiscutido era Verlaine.

***

Debe de ser bonito erigirse, como Rafael, en el guardián del Parnaso, aunque estar pendiente de tantas idas y venidas quizá no deje mucho tiempo para paladear el arte de los huéspedes.

***

Ayer leí, creo que a Trapiello, o quizá fuera Darío, que el diario es un género donde se recoge todo lo que no tiene cabida en otro lado. Es muy cierto, y es mucho todo ese material, que no tiene por qué ser inferior en calidad a otros escritos más "aprovechables" por los editores. Aquí no hay reglas, soy yo quien las pongo, y mi escritura no tiene límites.

***

El diario es una escuela de escritores, y la quintaesencia de su madurez.