Recital el día 22 de
Ángel Guinda en el ciclo de poesía para perdidos que organiza la A.A.E. en La campana de los perdidos en la c/ Prudencio nº 7 de Zaragoza con la inestimable ayuda de los músicos de
Cuidado con el perro.
Ángel Guinda Casales nació en Zaragoza el 26 de agosto de 1948.
A los dieciséis años estaba una tarde sentado en un banco del Paseo de la Constitución de su ciudad natal, meditando frente a una escultura de amantes emparaguados, cuando la Poesía se le apareció, poseyéndole. Desde entonces existe y resiste a golpe de versos.
A finales de los sesenta comenzó a dar recitales, e inició estudios de Medicina que pronto abandonó por la Enseñanza. Publica sus primeras plaquettes en la década de los setenta, recogidas más tarde en Vida ávida.
Destacó muy pronto por la crudeza de sus textos y lo autodestructivo de su propuesta.
Compaginó con la escritura su trabajo de profesor de Lengua y Literatura Española: primero en el Prepirineo aragonés y posteriormente en Zaragoza, hasta que desencantado a raíz del juicio contra "La Guinda del Espermento" se exilió a Madrid en 1987.
Su etapa madrileña dio paso a una poesía más existencialista, más preocupada por la soledad y el paso del tiempo. De esta época son las publicaciones Conocimiento del medio, La llegada del mal tiempo y Biografía de la muerte.
Con el nuevo siglo, su afán de comunicar y transmitir le ha llevado a una poesía muy abierta y solidaria, llegando con Claro interior a un público más amplio que se identifica con sus Poemas para los demás.
Fue autor de la letra del Himno de Aragón junto a Ildefonso-Manuel Gil, Rosendo Tello y Manuel Vilas. Durante su trayectoria también ha sido traductor, ha publicado artículos sobre arte y literatura en diversos periódicos y revistas de tirada nacional, y editor, fundando la coleción Puyal de poesía en 1977 y la revista Malvís en 1988.
Recientemente se le ha concedido el PREMIO DE LAS LETRAS ARAGONESAS 2010
Poemas
Esto escuchó un joven
Tú, que interpretas los ojos del suicida
en su belleza plena de renunciamiento,
haz del corazón una taberna abierta
de luna a sol a todos los que sufren,
buscadores de estrellas en un pozo de cieno.
Y a la vida agresiva agrédele.
(de Vida ávida)
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Pasa la vida
Suelo, al atardecer, salir de casa
a tomar unos vinos, económicos
como un paseo, en tabernas domésticas
donde se habla, con familiaridad,
de fútbol, de política,
del hijo mayor que no encuentra trabajo,
del pequeño que no quiere estudiar,
de unas cortas vacaciones en el pueblo,
de enfermedades, de las rarezas del abuelo,
de un cambio de neumáticos
o del último atentado terrorista.
Estéril, el tiempo sigue, indiferente, su camino,
mientras miro,
apostado en la barra, a través del cristal,
pasar la vida,
en medio de un laberinto
de coches mal aparcados
y luces de neón
– y yo paso también, sin darme cuenta.
(de La llegada del mal tiempo)
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La diferencia
Todo armoniza por la diferencia:
el desierto de hielo, el árbol en la roca,
la suave furia del mar y las estrellas.
Nacemos transparentes como el aire,
nos volvemos opacos como el mármol.
Uno puede soportar tanto dolor
como placer es capaz de recibir.
Piedra, hierba, fuego, agua, luz, tiniebla,
tempestad de arena:
todo armoniza por la diferencia.
La ciudad, mientras duermes,
draga el silencio que todo lo hace nuevo.
Nadie tiene otra patria que su soledad,
nadie llega a nadie si no es para marcharse.
Tiene el amor en sus abrazos
el atroz método del amordazamiento.
Cuanto nos llena del otro nos vacía.
Nube, raíz, el canto de los pájaros:
todo armoniza por la diferencia.
(de Claro interior)
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Escribir
Si me quitan la palabra escribiré con el silencio.
Si me quitan la luz escribiré en tinieblas.
Si pierdo la memoria me inventaré otro olvido.
Si detienen el sol, las nubes, los planetas,
me pondré a girar.
Si acallan la música cantaré sin voz.
Si queman el papel, si se secan las tintas,
si estallan las pantallas de los ordenadores,
si derriban las tapias, escribiré en mi aliento.
Si apagan el fuego que me ilumina
escribiré en el humo.
Y cuando el humo no exista
escribiré en las miradas que nazcan sin mis ojos.
Si me quitan la vida escribiré con la muerte.
(de Poemas para los demás)
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Cuidado con el perro