La poesía es un arma que se dispara sola como el amor de un loco

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jueves, 31 de mayo de 2007

Anatomía de ti: dos





Si eres polvo que con el viento dirimes la batalla,
y me cubres cuando paso
con el bello poema de tu nombre,
arcilla roja deshaciéndote en mis labios:
por eso te amo.
Si eres agua de manantial del cielo,
lluvia derramada sobre mi corazón desnudo,
húmedo silencio buscando el arco iris:
por eso te amo.
Si eres dulce ámbar,
cuerpo abierto a mis tormentas,
caricia vestida en el azul de tu silueta:
por eso te amo.
Te amo, entregada a la palabra
o perdida y ensimismada
en el milagro diario de un largo atardecer,
rosa florecida de cada crepúsculo.
Por eso te amo.



* © fotografía 2007 Miguel Angel Latorre.

miércoles, 30 de mayo de 2007

Se esconde tu nombre

Se esconde tu nombre
en el rumor del viento
y se vuelve incierto aroma
mientras el mediodía se engrandece.
Con el dolor de tu ausencia
se acelera en mi piel tu recuerdo,
como si en el aire
minúsculas partículas de ti
me atravesaran
y me llamaran lejos,
para buscarte detrás de las colinas,
junto al último vestigio azulado del horizonte.

martes, 29 de mayo de 2007

La soledad es un abanico

La soledad es un abanico de encuentros perdidos,
crecidas arenas de un desierto perenne,
allí, en la región donde habito,
tú ya sólo eres una huella,
un pequeño oasis de ternura
donde volver de vez en cuando
la mirada y el recuerdo,
el último jardín antes de partir.

La aurora

Federico García Lorca en su libro Poeta en Nueva York

De calles y sueños de un poeta en Nueva York



La aurora


La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible:
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

Codena

En la fabricación de paños grado de resistencia del tejido. (R.A.E.)

lunes, 28 de mayo de 2007

Anatomía de ti: uno








En el azul horizonte eres la gaviota,
el ruiseñor en el alba dormida,
la fugaz estrella en la oscura noche.
De tu boca renacen los sarmientos,
las uvas perdidas del estío,
el vocablo exterminador de la tristeza,
el quejido que alumbra un presagio de dolor,
el austero silencio imperturbable a la lluvia.
En tu boca nacen y mueren
las grandes y pequeñas lunas
que a diario me persiguen.







*© 2007 fotografía Miguel Angel Latorre



*El poema pertenece al conjunto "Antomía de ti", publicada en el último número de El Cronista de la Red.

domingo, 27 de mayo de 2007

Anatomía de ti: introducción


Este sueño me une a ti por vínculos de fuego,
nacido en los rojos atardeceres
cuando el sol que declina te da vida,
haciendo de ti
el arrebol fragante de la noche.

Todo tu cuerpo me deshace
en el juego de quiebros y de búsquedas,
desde el florido ámbar protegido
hasta el suave deleite de tu pelo.

Eres la reina en el laberinto,
el hilo conductor que me transforma,
el aroma y el dulce sabor
que el adarce de tu piel
lleva siempre conmigo.





*© 2007 fotografía Miguel Angel Latorre



* Poema introductorio de "Anatomía de ti", publicado en el número-versión 14.0 de El Cronista de la Red

No has de tener

No has de tener más amor que el de tu sueño,
el que colgado de tus ojos cerrados
busca entregarse a tus manos de luna
y así morir cada noche
en medio de un reguero de luz y de deseo.

sábado, 26 de mayo de 2007

No hay heridas más dulces

No hay heridas más dulces
que los besos de tu boca,
ni cicatrices en mi cuerpo
como los largos y oscuros senderos
con que tus dedos iluminaron mi piel.
Casi sólo recuerdo el sabor de tus pechos,
la calida marea de tu recóndito ópalo,
el ansia desmedida
en que se hundían los silencios
y cómo un escalofrío recorría mi alma
al oírte nombrar en esos momentos mi nombre.

jueves, 24 de mayo de 2007

Aunque en el hueco de mi derrota




Aunque en el hueco de mi derrota,
como almas en pena,
quedan las tristes palomas
que abrigan la tarde,
no sólo sirve de refugio
donde los sueños se desvanecen,
a veces, como un recóndito paisaje
de encendidas luces,
viene la sombra de un amor
y deja cálidas reseñas
para aliviar la noche.

Cochevira

Manteca de puerco. (R.A.E.)

miércoles, 23 de mayo de 2007

Pájaro de la esperanza

En la roja metáfora del adiós,
un racimo de palabras
se desprenden como uvas dulces
que buscan entre los dedos
un sueño perdido.
Pero no hay música
que transforme la soledad
en el devenir de una aria
cantada bajo el reguero luminoso
en que diluyéndose nos deja mayo.
Sometido el silencio
en la pausa solemne de las nubes,
no queda más que la sutil esencia
de un pequeño pájaro silvestre,
que, con su diminuto acto de fe,
débiles plumas verdes
que enamoran el agua,
hacen de la luz de su canto
la última esperanza
en que se abriga la tarde.

martes, 22 de mayo de 2007

Para Sonia, mi visión de la luna.








Para Sonia, mi visión de la luna.


No sólo admiro la luna por su transito de amor
entregado al azul de un paisaje,
ni siquiera el recuerdo de las alas
que las gaviotas reflejan en el mar
cuando blanca e impoluta se hace redonda esfera
en su extasiado viaje por el agua.
Si a veces se me pierden los versos,
las palabras cargadas de silencios,
como a todos que mirándola contemplan
el sueño perpetuo de lo antiguo,
el ancestro que domina las mareas
y hace germinar flores y cosechas,
es también por el dominio perfecto de la ausencia,
esa metáfora que esconde siempre una cara,
un reguero de luz y su contrario,
noches derramando oscuras penumbras
que se reposan como tristes melodías
entre los pliegues de alma.


* La imagen es un préstamo desde http://ltp.upr.clu.edu/astrolab/photosluna.html







Después de algunas vicisitudes, ya está en Internet el número-versión 14 de El Cronista de la Red. Os adelanto aquí sus contenidos y espero que os guste:




- Entrevista de Raúl Tristán a Pilar Belver, con la novela "La vendedora de tornillos" como fondo de la conversación.

- "Poemas" de Sergio Borau, con ilustraciones de Chema Lera

- "Selección de Poemas", de Magdalena Lasala, también ilustrados por Chema Lera

- "Anatomía de ti", poemas de Fernando Sarría y fotografías de Miguel Angel Latorre

- "Peregrino sueña miedo", de Emilio Gil, con un dibujo de Chema Lera

- Un Poema de Safo, traducción y comentario de Rafael Lobarte

- Sobrenombres nº 8: Biografía de Odón de Buen, por Antonio Pérez Morte, y Retablo Mayor de Zuera, por Luisa Miñana

- Muestra de las tallas en madera de Mariano López Maisanava

- "Menorca", reportaje fotográfico de Malatorre

- Voladuras nº 3, la sección de Chema Lera

- "Sudáfrica", texto y fotografía de un viaje, por María Fustero y Jesús Ruz

- "Nuestras lenguas", la sección que conduce Marisa Lamarca

- Libros en Aragón: reseñas de "En el Remolino" de José Antonio Labordeta y "Aprendizajes tardíos" de Fernando Aínsa

- "Nuevas Miradas", dibujos de Sergio Moreno.

lunes, 21 de mayo de 2007

Se ha elevado sobre las últimas terrazas



Se ha elevado sobre las últimas terrazas la luna imposible,
espejo donde duerme el corazón y arde la noche.
Quebrado surco en mi piel, la espera es un duende,
un caballo negro invadiendo la estepa,
el ansia que el tiempo no escatima,
toda la lúgubre secuencia de pensar en ti.
Recojo cada murmullo de la calle.
Cada sonido me recuerda tu voz.
El vuelo de un pájaro
o la perezosa brisa desbordando los jazmines
entonan la música de tu cuerpo.
Oigo la puerta y tu figura se acerca lentamente.
En el silencio por fin la noche canta.


Cobla

Copla, composición poética trovadoresca. En Cataluña, conjunto de músicos, generalmente once,que se dedican a tocar sardanas. (R.A.E.)

domingo, 20 de mayo de 2007

Del amor he aprendido

Del amor he aprendido su letra pequeña,
esa que en los contratos de las pasiones
quedan como húmedas huellas
abandonadas en el deseo,
apenas cenizas en el cuerpo a cuerpo,
ajenas al sabor delicioso del oscuro ámbar
y al lento estudio de la anatomía
entregada a los calidos labios del amante.

Cuando los silencios se pronuncian,
surgen del fondo de los corazones
todos los ayer y todos los reproches,
como un vaso de acíbar
que tragar sin más razones que el despecho.

Con los hilos cruzados de la soledad
enciendes los recuerdos en la hoguera
y allí es donde, con el rumor del fuego,
lees los párrafos concretos de tu vida,
poniendo en valor la primera piedra,
la piedra del dolor y del olvido.

sábado, 19 de mayo de 2007

Traigo tras la lluvia

Traigo tras la lluvia la mano delatora,
el remolino que en el aire deja un sueño,
la perdida inocencia de un niño
al ver en el cielo alejarse su cometa.
Casi se han apagado todas las luces
y se oyen las campanas lejanas
tañendo en la mañana.
Mientras, se abre paso
un runrún de espliego desbordando los montes,
el aroma que enardece los campos próximos,
como si la palabra no bastara para nosotros
ni nada haya más que nos conmueva,
que en el silencio, la esencia de un trozo de tierra,
o en mi caso, verte rehaciendo poco a poco,
el jardín donde reposan los atardeceres.

viernes, 18 de mayo de 2007

Canción Amarga

Luis García Montero y su poema: “Canción Amarga”


En la cara lleva
tres años perdidos
y el frío de las seis de la mañana.

Van a partirte el corazón.
De pronto
la luz apagada,
los pasillos turbios,
la puerta que clava su ruido en la espalda.

Van a partirle el corazón.
Y arrastra
una cadena oscura
de pasiones heladas,
ese frío que cabe solamente
detrás de una palabra.

Y yo la veo caminar,
despacio,
perderse en lo que anda,
fugitiva tristeza que va y viene
de la sombra a la puerta de mi casa.

La luz artificial deja en la calle
el temblor silencioso
de tres barcas ancladas.
Cuando ella cruza por mi lado siento
como un golpe de remos
y un murmullo de agua.

jueves, 17 de mayo de 2007

Poema XCIX de Cien sonetos de amor

De Pablo Neruda en sus “Cien sonetos de amor” el XCIX



Otros días vendrán, será entendido
el silencio de plantas y planetas
y cuántas cosas puras pasarán!
Tendrán olor a luna los violines!

El pan será tal vez como tú eres:
tendrá tu voz, tu condición de trigo,
y hablarán otras cosas con tu voz:
los caballos perdidos del otoño.

Aunque no sea como está dispuesto
el amor llenará grandes barricas
como la antigua miel de los pastores,

y tú en el polvo de mi corazón
(en donde habrán inmensos almacenes)
irás y volverás entre sandías.

miércoles, 16 de mayo de 2007

He sentido

He sentido el claro vaticinio de la tarde,
ese sabor agrio que dejan las ausencias
mientras el humo imaginado de una pipa
dibuja en mis recuerdos bucles azulados.
Mi padre fumaba poco,
pero lo hacia en una pipa pequeña y sencilla,
que desgastada por sus dientes llegó a mi,
era junto con las fotografías,
la carta de amor que le mando a mi madre
y su esquela, lo único que de él
he tenido entre mis manos.
Con aquella pipa empecé a fumar
y era una extraña emoción sentir
pasar el humo por ella hacia mi boca,
tal y como lo habría hecho mi padre.
Fue lo único,
que salvando el tiempo,
pudimos hacer juntos.

Clota

Hoya que se hace para plantar un árbol o arbusto. (R.A.E.)

Derrota tras derrota

Derrota tras derrota,
mayo pasa en su viaje
de viento y derramado polen,
y en la sembrada luz del mediodía
se precipita en una batalla conocida.
Somos siempre los perdedores,
habitantes de los largos crepúsculos
que nos dejamos arrastrar
por la admirada y ancestral soledad
que trae consigo el ocaso.
Hablando quedo,
susurrando las emociones,
somos viejos amantes
en el fulgor de las últimas brasas
que siguen calentando nuestros cuerpos.
Sólo nos queda la palabra,
los versos donde están
los recuerdos ensalzados,
viviendo todavía
en las cenizas de los sueños.

lunes, 14 de mayo de 2007

Puerto del recuerdo

Si en este puerto nocturno y silencioso,
las humildes barcas no dejaran de macerar el tiempo
con el olor de la brea y de los peces,
agria y sentida desazón
entre murallas de piedras blanquecinas
y espolones grises de hormigón armado;
si mis pasos sólo fueran la sombra
de la tenue luz de las farolas
y no retumbara el mar
como un océano oscuro y azulado
entregado a deshacer el eterno sueño de los hombres;
si nadie, salvo la noche habitada por nosotros,
estuviera allí, esperándonos,
en ese instante de rumores derramados,
tú, no hubieras dejado este rincón
plasmado en tus recuerdos,
como la noche que sin esperarlo
amaste la sombra de un hombre triste,
y en sus palabras te dejaste llevar
como un velero surcando tu cuerpo enaltecido
rodeada por las manos aceradas de la soledad.

domingo, 13 de mayo de 2007

Para este sueño







Para este sueño, Neruda sólo me regaló
un racimo de luces recorriendo tu vestido,
como si el crepúsculo fuera un amante
y tú la poseedora del último rayo del ocaso.
Para este sueño, Cernuda me dejo el amargo sabor
de reconocer que nunca hemos podido vencer la desolación,
y que en el punto donde nace la verdad
las ausencias y el olvido son el peor destierro,
la condena explicita de que todo se acaba,
sin más ni más, eternamente.
Quizás García Montero, mientras se fumaba una tarde
en una de sus plazas de Granada, tuvo a bien
dejarme el pequeño placer del deseo contenido en una mirada,
ese que nace al ver pasar a alguien como tú,
durante veinte o treinta segundos interminables,
y luego deja de ser el deseo, pasa a ser nada,
una sombra detrás de tanta gente,
dejándome varado en la amargura
como a las barcas errantes en la arena silenciosa.
Todos los poetas que no puedo nombrar me han hablado de ti,
me han dejado el poso de la esperanza y del miedo,
porque amar es tan hermoso y duro
que en cada rincón del universo en el que lo sienten,
los poetas dejan una luz como bandera,
esa que dice que aquí alguien ha vivido y ha amado,
ha sostenido la realidad de un sueño,
y con su pasión y con su dolor,
escriben para nosotros, dejando sus palabras
para los amantes del mañana.



* © 2007 fotografía José Antonio Melendo

sábado, 12 de mayo de 2007

He de renovarme en la sutileza de la tarde

He de renovarme en la sutileza de la tarde,
en el perfil elevado de la luz que emana del cielo,
en este azul puro y cristalino que hiere la mirada
pero a la vez quema la sombra codiciosa
y el momento descarnado en que la soledad,
como un soplo triste, te contempla y te hace suyo
en su deseo de poseer todo lo que toca,
aunque se destruya ella sola al sentir en mi caricia
el suave dolor de la encendida palabra.
En la luz de este milagro se aposenta
cada una de todas las virtudes
que hacen que el día se vuelva
un poco más amable
y pase un poco más lento.

viernes, 11 de mayo de 2007

Reúnete conmigo

Reúnete conmigo y seamos el vértigo.
Apenas el tiempo nos deje una grieta abierta
donde reposar de su cadena,
hagamos de la melodía y de la música
el placer de respirar juntos en el borde de la luz,
como si el cielo se vertiera en dulces violetas
y de los copos de nieve azulada caídos
que se fundan en este mes pletórico de mayo
surgieran simientes de ardientes amapolas
para cubrir todas las avenidas
de nuestra ciudad innombrable.

Clivoso

Que está en cuesta. (R.A.E.)

jueves, 10 de mayo de 2007

He olvidado

He olvidado en tus labios la melodía de los disfraces
Derrotado, entrego mis cansadas palabras,
las que apenas hundidas en el lodo se sienten sucias,
al fuego que impregna la naciente noche.
Hoy sólo en la azul estela de tu cintura
escribiré con invisibles letras todas las canciones.

miércoles, 9 de mayo de 2007

En un río

En un río no hay un naufrágo,
ni un abandonado perdido en el crepúsculo
que vea como las aguas
se convierten en llamas violentas
y sienta penetrar en su alma,
como reverso de una moneda,
la distante y fría soledad.
Un hombre puede mirar,
desposeído del afán de la prisa,
el largo y continuo curso de agua
desde la atalaya de un puente,
en su mente quizás naufrague un sueño,
un amor cercano y antiguo, la risa de un niño
que fue él hace ya tiempo,
la última desilusión del día a día.
Este pequeño momento de matices que le asaltan,
es un paréntesis en su cotidiano deambular,
cada vez que le vence el atardecer.
Quizás sea el ahogado en la ciudad
donde todavía no han encendido la noche.

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