Antioxidantes (Final)

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“UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO ESCUELA PROFESIONAL

DE MEDICINA HUMANA”

INTEGRANTES:
Mendoza Alarcon Kevin Alberto
Morales Zegarra Máximo Salvador
Nicasio Sánchez André Alexander
Moreno Guevara Karoll Sthefany
Ramirez Campos Adriana Victoria
Reyes Villacorta, Analucia
Rivas Sosa Karumi

DOCENTE:
Plasencia Alvarez Jorge

NRC: 8001

TRUJILLO
2024

1
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………….…..….3

CAPÍTULO I…………………………………………………………………………………………..4

CAPÍTULO II………………………………………………………………………………………….6

CAPÍTULO III…………………………………………………………………………………………8

CONCLUSIONES……………………………………………………………………………….…..9

REFERENCIAS…………………………………………………………………………………….10

2
ANTIOXIDANTES: PERSPECTIVA ACTUAL PARA LA SALUD HUMANA

INTRODUCCIÓN

En la actualidad, el papel de los antioxidantes en la salud humana es un tema de creciente interés y


relevancia. Los antioxidantes son sustancias esenciales que protegen al cuerpo del daño causado
por los radicales libres y el estrés oxidativo, procesos que pueden llevar al desarrollo de diversas
enfermedades crónicas y degenerativas. La comprensión de cómo los antioxidantes funcionan y su
impacto en la salud puede proporcionar una base sólida para mejorar el bienestar y la calidad de
vida, así como para prevenir enfermedades.

La justificación de esta investigación radica en la necesidad de comprender el rol de los antioxidantes


y los beneficios que estos aportan a la salud. Los antioxidantes estabilizan los radicales libres e
inhiben su oxidación, protegiendo así a los órganos y sistemas que podrían verse afectados.
Consumir alimentos ricos en antioxidantes puede reducir el riesgo de enfermedades cardíacas,
cáncer, y el envejecimiento prematuro, entre otros problemas de salud.

El objetivo general de esta investigación es evaluar el rol de los antioxidantes en la salud humana,
con el fin de brindar información que contribuya al bienestar y la prevención de enfermedades. Para
alcanzar este objetivo general, se plantean los siguientes objetivos específicos: analizar los
mecanismos bioquímicos y moleculares de acción de los antioxidantes,también se identificará las
principales fuentes de antioxidantes, asimismo se explicarán los beneficios del consumo de
antioxidantes en la salud humana. Además, se enfatizará la importancia de incorporar una variedad
de antioxidantes en la dieta a través de frutas, verduras, nueces y otros alimentos ricos en
antioxidantes, para mantener la salud y prevenir enfermedades a largo plazo.

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CAPÍTULO I

Mecanismos bioquímicos y moleculares de acción de los antioxidantes

Los antioxidantes son compuestos que inhiben la oxidación de otras moléculas, previniendo la
formación de radicales libres que pueden causar daño celular. Estos compuestos pueden clasificarse
en dos grandes categorías: antioxidantes endógenos y exógenos. Los antioxidantes endógenos son
producidos por el propio organismo y comprenden principalmente enzimas como la superóxido
dismutasa (SOD), catalasa (CAT) y glutatión peroxidasa (GPx). Por otro lado, los antioxidantes
exógenos son obtenidos a través de la dieta y abarcan vitaminas como la vitamina C (ácido
ascórbico) y la vitamina E (tocoferol), así como compuestos fenólicos y flavonoides presentes en
frutas y verduras (1).

Los radicales libres son moléculas altamente reactivas que contienen uno o más electrones
desapareados. Estos se producen de manera natural en el cuerpo humano durante procesos
metabólicos normales, como la respiración celular, y en respuesta a factores externos como la
radiación ultravioleta y la contaminación. El estrés oxidativo ocurre cuando hay un desequilibrio entre
la producción de radicales libres y la capacidad del cuerpo para neutralizarlos mediante
antioxidantes, lo que puede resultar en daño a lípidos, proteínas y ADN . Este daño oxidativo ha sido
implicado en la patogénesis de diversas enfermedades crónicas, incluyendo cáncer, enfermedades
cardiovasculares y enfermedades neurodegenerativas (2).

El cuerpo humano cuenta con varios mecanismos de defensa antioxidante endógena para
contrarrestar el efecto de los radicales libres. Entre las enzimas antioxidantes más importantes se
encuentran la superóxido dismutasa (SOD), que cataliza la dismutación del anión superóxido en
oxígeno y peróxido de hidrógeno; la catalasa (CAT), que convierte el peróxido de hidrógeno en agua
y oxígeno; y la glutatión peroxidasa (GPx), que reduce los peróxidos a alcoholes correspondientes
utilizando glutatión como donante de electrones. Estas enzimas trabajan en conjunto para mantener
el equilibrio redox dentro de las células y prevenir el daño oxidativo (3).

Los antioxidantes no enzimáticos, como la vitamina C y la vitamina E, juegan un papel crucial en la


neutralización de los radicales libres. La vitamina C, un antioxidante hidrosoluble, puede donar
electrones a los radicales libres, convirtiéndolos en moléculas menos reactivas y previniendo así el
daño oxidativo. La vitamina E, un antioxidante liposoluble, se incorpora en las membranas celulares
donde protege a los lípidos de la peroxidación lipídica. Además, compuestos fenólicos como los
flavonoides presentes en frutas y verduras también actúan como antioxidantes al neutralizar radicales
libres y metal quelantes, inhibiendo así la formación de especies reactivas de oxígeno (1).

Los antioxidantes no solo protegen contra el daño oxidativo, sino que también juegan un papel en la
señalización celular y la regulación de genes. Por ejemplo, el glutatión regula la actividad de

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proteínas mediante la formación y reducción de enlaces disulfuro, lo cual es crucial para la función y
la señalización celular . Asimismo, los antioxidantes pueden influir en la activación de factores de
transcripción como Nrf2 (factor nuclear eritroide 2 relacionado con el factor 2), que regula la
expresión de genes antioxidantes y de desintoxicación (5). Este mecanismo es esencial para la
adaptación celular al estrés oxidativo y la protección contra daños mayores.

El daño oxidativo al ADN puede conducir a mutaciones y eventualmente al desarrollo de cáncer. Los
antioxidantes juegan un papel crucial en la prevención de este daño. Por ejemplo, la vitamina C
puede reducir los radicales de oxígeno y nitrógeno reactivos que pueden interactuar con el ADN,
previniendo así mutaciones y roturas de cadenas. Además, los antioxidantes enzimáticos como la
glutatión peroxidasa protegen el ADN al reducir los hidroperóxidos lipídicos que pueden generar
especies reactivas de oxígeno secundarias. La protección del ADN por antioxidantes es un aspecto
clave en la prevención de la carcinogénesis inducida por el estrés oxidativo (2).

Los antioxidantes también juegan un papel vital en la prevención de la peroxidación lipídica, un


proceso en el cual los radicales libres atacan los lípidos en las membranas celulares, lo que puede
resultar en daño celular y disfunción. La vitamina E es particularmente efectiva en prevenir la
peroxidación lipídica debido a su capacidad para neutralizar los radicales libres en el ambiente
lipídico de las membranas celulares. Además, el glutatión también puede reducir los productos de la
peroxidación lipídica, como el malondialdehído, protegiendo así la integridad de las membranas
celulares. Esta protección es crucial para mantener la función celular y prevenir enfermedades
relacionadas con el daño oxidativo de los lípidos (7).

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CAPÍTULO II

Principales fuentes de antioxidantes

Los antioxidantes han sido objeto de numerosos estudios debido a su capacidad para neutralizar los
radicales libres y proteger al cuerpo contra el daño oxidativo. Este proceso es esencial para reducir el
riesgo de diversas enfermedades, incluyendo las enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de
cáncer y trastornos neurodegenerativos. La inclusión de alimentos ricos en antioxidantes en la dieta
diaria es fundamental para mantener una buena salud y prevenir el desarrollo de estas enfermedades
(8).

Las frutas y verduras son las principales fuentes naturales de antioxidantes, esenciales para la
protección del cuerpo contra los radicales libres. Bayas como los arándanos, frambuesas y moras, y
cítricos como naranjas y limones, destacan por su alto contenido en vitamina C y polifenoles. Estos
compuestos no solo mejoran la salud cardiovascular, sino también la cerebral, al combatir el estrés
oxidativo y reducir la inflamación. Asimismo, las verduras de hoja verde, como las espinacas y el
brócoli, contienen vitaminas E y C y betacarotenos, conocidos por sus propiedades antioxidantes,
que ayudan a proteger las células del daño oxidativo y reducir la inflamación (8).

Así mismo, las nueces y semillas también son ricas en antioxidantes, ofreciendo beneficios
significativos para la salud. Almendras, nueces de nogal y semillas de chía y lino contienen vitamina
E y ácidos grasos omega-3, que protegen contra el daño celular y promueven la salud cerebral y
cardiovascular. Además, pistachos y nueces de Brasil aportan luteína, zeaxantina y selenio,
antioxidantes que benefician la salud ocular e inmunológica. Hierbas y especias como el orégano y la
canela, así como bebidas como el té verde y el vino tinto, son también excelentes fuentes de
antioxidantes. El cacao y el chocolate oscuro son particularmente ricos en antioxidantes,
especialmente en flavonoides, que pueden mejorar la salud cardiovascular al reducir la presión
arterial y mejorar el flujo sanguíneo. Se ha demostrado que el cacao contiene un contenido de
flavonoides que oscila entre el 10% y el 50%, dependiendo de la concentración de cacao en el
producto. Estos flavonoides no solo combaten el estrés oxidativo, sino que también mejoran la
función endotelial, lo que es crucial para la prevención de enfermedades cardiovasculares y la
promoción de una salud óptimo (8).

Por último, el té verde, conocido por su alta concentración de catequinas, contiene aproximadamente
un 30% de polifenoles por peso seco, con un 60-80% de catequinas totales. Estas cifras reflejan la
potencia de este alimento en la lucha contra el estrés oxidativo. El consumo regular de té verde
puede ayudar a reducir la inflamación y mejorar la salud cardiovascular y metabólica. Estos ejemplos
subrayan la importancia de incluir una variedad de alimentos ricos en antioxidantes en nuestra dieta
diaria para protegernos contra diversas enfermedades y promover una salud general (9).

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Por otro lado, los suplementos antioxidantes son una opción popular para quienes desean aumentar
su ingesta de estos compuestos sin modificar significativamente su dieta. Entre los suplementos más
comunes se encuentran aquellos que contienen vitamina C, un antioxidante conocido por su
capacidad para proteger las células y mejorar la función inmunológica. La vitamina E es otro
antioxidante disponible en forma de suplemento, esencial para la protección de las membranas
celulares. Se ha demostrado que el consumo regular de vitamina E en cantidades adecuadas reduce
el riesgo de enfermedades cardíacas. Asimismo, el selenio, un mineral con propiedades
antioxidantes, también está disponible en forma de suplemento. Este elemento traza es crucial para
la función de ciertas enzimas antioxidantes en el cuerpo, ayudando a prevenir el daño celular y
reducir el riesgo de cáncer (10).

Además de vitaminas y minerales, los suplementos de polifenoles, que incluyen compuestos como el
resveratrol y las catequinas del té verde, son altamente valorados por sus propiedades antioxidantes
y antiinflamatorias. Estos suplementos pueden apoyar la salud cardiovascular y proteger contra
enfermedades crónicas. La combinación de estos diversos antioxidantes en la dieta o a través de
suplementos puede proporcionar una defensa robusta contra el daño oxidativo y contribuir
significativamente al bienestar general (10).

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CAPÍTULO III

Beneficios del consumo de antioxidantes en la salud humana

Los antioxidantes desempeñan un papel crucial en la prevención de enfermedades cardiovasculares


al reducir la oxidación del colesterol LDL, que es fundamental en la formación de placas arteriales.
Este proceso disminuye el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, además de
mejorar la función endotelial y la elasticidad de las arterias, promoviendo una mejor circulación
sanguínea. En el caso del cáncer, los antioxidantes protegen el ADN del daño oxidativo, reduciendo
el riesgo de desarrollar células cancerígenas. Una dieta rica en frutas y verduras, que son fuentes
naturales de antioxidantes, puede disminuir significativamente el riesgo de cáncer de colon, mama y
pulmón. (11)
En cuanto a la diabetes tipo 2, los antioxidantes mejoran la sensibilidad a la insulina y protegen las
células beta pancreáticas del daño oxidativo. Esto contribuye a un mejor control de los niveles de
glucosa en sangre y a la prevención de complicaciones diabéticas. Además, en el caso de la artritis,
los antioxidantes ayudan a reducir el estrés oxidativo y la inflamación, aliviando los síntomas de esta
enfermedad. Los flavonoides y carotenoides, presentes en frutas y verduras coloridas, tienen efectos
antiinflamatorios beneficiosos que pueden mejorar la calidad de vida de las personas con artritis. (11)
El sistema inmunológico se beneficia significativamente de los antioxidantes, que mejoran su función
y respuesta. La vitamina C, por ejemplo, potencia la función de los fagocitos y aumenta la producción
de interferones, proteínas cruciales en la respuesta inmunitaria contra virus. La vitamina E protege
las membranas celulares de los linfocitos T y mejora la producción de células B, que son esenciales
para la producción de anticuerpos. El zinc y el selenio son minerales antioxidantes vitales para la
función inmunológica, apoyando la actividad de numerosas enzimas y la producción de células
inmunitarias. Además, los polifenoles, presentes en alimentos como el té verde y las uvas, modulan
la respuesta inmune influyendo en la producción de citoquinas y en la actividad de las células
inmunitarias. (12)
Los antioxidantes juegan un papel importante en la reducción de la inflamación al inhibir la
producción de moléculas proinflamatorias.

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CONCLUSIONES

Los antioxidantes son esenciales para contrarrestar los efectos dañinos de los radicales
libres, moléculas altamente reactivas que pueden causar estrés oxidativo en el cuerpo. Se
dividen en antioxidantes endógenos, como las enzimas SOD, CAT y GPx, y antioxidantes
exógenos, obtenidos de la dieta, estos compuestos neutralizan los radicales libres donando
electrones o metales, protegiendo así las células del daño oxidativo que puede conducir a
enfermedades crónicas como cáncer, enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.
Los antioxidantes también desempeñan un papel en la regulación génica y la señalización
celular, contribuyendo a la adaptación del cuerpo al estrés oxidativo y al mantenimiento de la
salud celular.

Las frutas, verduras, nueces, semillas, hierbas y especias son las principales fuentes
naturales de antioxidantes en la dieta humana. Bayas como arándanos y frambuesas, cítricos
como naranjas y limones, y verduras de hoja verde como espinacas y brócoli destacan por su
alto contenido en vitaminas C y E, y compuestos fenólicos. Estos antioxidantes protegen
contra el daño oxidativo, mejoran la salud cardiovascular y cerebral, y reducen la inflamación.
Los suplementos antioxidantes como vitaminas C y E, y polifenoles como las catequinas del
té verde, también son populares para complementar la ingesta dietética y proporcionar una
defensa adicional contra el estrés oxidativo.

Los antioxidantes ofrecen una variedad de beneficios para la salud humana al reducir el
riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes tipo 2 y mejorar la función
inmunológica. Protegen el ADN del daño oxidativo, mejoran la sensibilidad a la insulina, y
reducen la inflamación, aliviando síntomas de enfermedades como la artritis. La vitamina C y
E, junto con minerales como el zinc y el selenio, fortalecen el sistema inmunológico al
mejorar la función de células clave y la producción de anticuerpos. Además, los polifenoles
presentes en alimentos como el té verde modulan la respuesta inmune y reducen la
inflamación, contribuyendo así a la salud general y al bienestar.

9
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

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