Inmunoglobulinas

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INMUNOGLOBULINAS

DEFINICIÓN:Las inmunoglobulinas son proteínas plasmáticas sintetizadas por los


linfocitos B en respuesta a la presentación de un antígeno que reacciona específicamente,
actúan como anticuerpos para la defensa particular del organismo.

ESTRUCTURA GENERAL DE LAS INMUNOGLOBULINAS:


Son de gran importancia en la defensa del
organismo ya que tienen la capacidad de
identificar y neutralizar sustancias extrañas. De ahí
que históricamente las inmunoglobulinas (Igs) se
conociesen con el nombre de anticuerpos
(ACs), por su función de anteponerse a lo
extraño. Son las principales sustancias
responsables de la respuesta inmune humoral y su
correcto funcionamiento es esencial para la
defensa frente a microbios. Su carencia hace que el
individuo muera por infecciones si no se instaura
un tratamiento adecuado y a tiempo.
Las inmunoglobulinas son glicoproteínas que se producen por los linfocitos B o sus células
derivadas, las células plasmáticas. En el organismo se pueden encontrar de dos formas:
 De forma soluble en líquidos biológicos, donde actúan neutralizando y colaborando en
la destrucción de antígenos.
 Unidas a la membrana de los linfocitos B que las producen, donde actúan como receptores
de antígenos.
Existen cinco isotipos de inmunoglobulinas: IgM, IgA, IgG, IgD e IgE, cada una de ellas
con ciertas características diferenciales, pero todas ellas con capacidad de unirse a
antígenos de manera específica. En este capítulo analizaremos su estructura, su función y
el control genético de su síntesis.
Estructura de las Inmunoglobulinas
Las inmunoglobulinas están formadas por cuatro cadenas polipeptídicas. Dos son de mayor
tamaño y se denominan cadenas pesadas, y dos, de menor tamaño y se denominan cadenas
ligeras. Las cadenas ligeras y pesadas se agrupan de tal manera que existe una proximidad
espacial entre los cuatro extremos amínicos por una parte, y los extremos carboxílicos por
otra. Las inmunoglobulinas pueden ser fraccionadas mediante la utilización de enzimas
(papaína, pepsina, etc.), obteniéndose diferentes tipos de fragmentos. Esto permitió no sólo
conocer la estructura de estas moléculas sino también deducir la función de cada una de sus
partes (Figura: Estructura unidad básica).
Al tratar con papaína la inmunoglobulina, se produce la ruptura específica de las cadenas
pesadas y se obtienen tres fragmentos: uno denominado Fc, que define la actividad
biológica, la clase y subclase de cadenas pesadas y otros dos fragmentos denominados cada
uno de ellos Fab, que es por donde la molécula se une a los antígenos (Figura: Fragmentos
Igs).
Cadenas ligeras

Hay dos tipos de cadenas ligeras diferentes: tipo kappa (κ) y lambda(λ) que poseen unos
200 aminoácidos cada una y se unen a las pesadas por un puente disulfuro intercatenario
(entre cadenas). En cada molécula de inmunoglobulina las dos cadenas ligeras que la
forman son del mismo tipo, o bien κ o bien λ (Figura: Fragmentos Igs).
Cadenas pesadas
Están formadas por unos 400 aminoácidos y están unidas entre sí por puentes disulfuro
intercatenarios, que pueden ser distintos en número dependiendo del tipo de
inmunoglobulina. Esta zona, donde se encuentran los puentes intercatenarios, es muy
flexible y constituye lo que se denomina zona bisagra, que es por donde se deforman estas
moléculas cuando se unen al antígeno.
Parte variable y constante de las cadenas ligeras y pesadas
Las cadenas ligeras poseen dos partes: una corresponde al extremo carboxílico que es
constante (CL) y otra que ubicada al extremo amínico, que es muy variable (VL). También
las cadenas pesadas poseen una parte variable (VH) y otra constante (CH). Por las partes
variables, tanto de las cadenas ligeras como de las pesadas, es por donde se produce la
unión al antígeno.
La parte constante de estas cadenas es diferente según la clase de inmunoglobulina que
consideremos. Así, estas cadenas pueden ser de tipo: γ, α, μ, δ y ε, que definen a su vez las
cinco clases de inmunoglobulinas: IgG, IgA, IgM, IgD e IgE respectivamente. (Figura:
Cadenas Igs).
Características de las distintas clases de Inmunoglobulinas
Las cadenas pesadas son las responsables de las propiedades biológicas, tales como la capa-
cidad de unirse entre sí, fijar complemento, fijar la pieza de secreción y unirse a macrófagos,
a neutrófilos o a células NK. Incluso entre moléculas de una misma clase existen
diferencias en función de la subclase a la que pertenezcan.(Tabla: Características Igs).
Dominios moleculares en las cadenas ligeras y pesadas
Tanto las cadenas pesadas como las ligeras poseen grupos de aminoácidos unidos por
puentes disulfuro intracatenarios (entre elementos de una misma cadena), conocidos como
dominios. La cadena L tiene dos dominios, uno corresponde a la región variable (VL) y otro
a la constante (CL).
La cadena H tiene un dominio en la región variable (VH) y tres o cuatro en la constante,
dependiendo de la clase de inmunoglobulina que consideremos (3 en la IgG, IgA e IgD y 4
en las IgM e IgE).
Regiones hipervariables
Las zonas variables, tanto de la cadena L como H, poseen a su vez unas regiones de mayor
grado de variabilidad. Son tres pequeños segmentos muy variables, por lo que se les conoce
como regiones hipervariables, cuya importancia radica en que conforman el centro activo
de las Igs, que es por donde se produce el reconocimiento y unión al antígeno.
Cada una de estas regiones hipervariables se compone de 17 a 20 aminoácidos, de tal
manera que pequeños cambios suponen una enorme fuente de variabilidad de posibilidades
de unión al antígeno sin cambiar el resto de la molécula (Figura: IgG).
Moléculas adicionales a la estructura básica
En las inmunoglobulinas, además de las cuatro cadenas polipeptídicas básicas, existe un
componente glucídico (que representa aproximadamente el 10% de la molécula), y
ciertas inmunoglobulinas contienen una glicoproteína adicional conocida como cadena J.
La cadena J se une, mediante puentes disulfuro, al extremo Fc tanto de la IgA como de
la IgM haciendo posible la formación de complejos diméricos o pentaméricos,
respectivamente.
Estructura espacial de las Inmunoglobulinas
Las inmunoglobulinas pueden estar constituidas por unidades básicas simples, como es el
caso de la IgG, IgD e IgE; en forma de dímeros (dos unidades básicas unidas), como es el
caso de la IgA, o incluso formadas por hasta cinco estructuras básicas unidas por sus
extremos Fc como es el caso de la IgM (Figura: Pentámero IgM).
Las cadenas pesadas y ligeras están plegadas sobre sí mismas, en forma de hoja plegada β,
gracias a sus dominios (Figura: Dominios Igs).
Subclases de Inmunoglobulinas
Se sabe que no todas las inmunoglobulinas de una misma clase tienen idéntica estructura,
sino que dentro de cada isotipo se pueden establecer subtipos considerando la secuencia de
aminoácidos de la región constante de las cadenas H y el diferente número y situación de
los puentes disulfuro intercatenarios establecidos entre las cadenas pesadas, es decir, que
dentro de una misma inmunoglobulina, se pueden encontrar diferentes tipos atendiendo a
la secuencia de aminoácidos de la región constante de cadenas pesadas y a la situación y
número de los puentes disulfuro que se establecen entre estas cadenas pesadas. Así, la IgG
humana se divide en cuatro subclases (IgG1, IgG2, IgG3 e IgG4) y la IgA (IgA1 e IgA2).
Alotipos de Igs
Si se inmuniza un animal con inmunoglobulinas de otro animal de la misma especie, se
pueden obtener antisueros que van dirigidos contra ciertas regiones constantes de las
inmunoglobulinas que son distintas entre ambos animales.
Esto se debe a la presencia de alotipos, definidos por pequeños cambios en las zonas
constantes de las cadenas pesadas y ligeras que hacen que las Igs de unos individuos a otros
de la misma especie sean diferentes. En humanos se han descrito tres tipos de alotipos.
Idiotipos de Igs
Se entiende por idiotipo el conjunto de determinantes antigénicos situados en las regiones
variables de las cadenas ligeras y pesadas de un determinado anticuerpo. Esta zona es
precisamente por donde se produce su acoplamiento al antígeno que indujo su formación.
Es pues una zona de estructura complementaria al antígeno y que a su vez puede actuar,
cuando se van formando como antígeno, induciendo nuevos anticuerpos en el
individuo (Figura: Idiotipos).
Los idiotipos, según la Teoría de Jerner, parecen tener importancia en la regulación del
sistema inmune. Frente a los idiotipos de las Igs más recientemente secretadas en un
individuo, se formarían anticuerpos por el mismo individuo que al unirse a los mismos
formarían una red de anticuerpos. Todo ello en cascada, de tal manera que la acción final
contribuiría a la regulación del proceso de síntesis de nuevas anticuerpos.
Distribución de las Inmunoglobulinas
Las inmunoglobulinas se encuentran distribuidas
por todo el organismo. Las cantidades relativas de
cada una de las clases de inmunoglobulinas en los
diferentes compartimentos son muy diferentes. En
el torrente sanguíneo predomina la IgG mientras
que en las secreciones (saliva, lágrimas, secreción
bronquial, líquido cefalorraquídeo y mucosas)
predomina la IgA. Los niveles de
inmunoglobulinas séricas fluctúan ampliamente
en función del estado nutricional,edad,
enfermedades, infecciones y otras muchas
situaciones.
Se producen cambios en los niveles de inmunoglobulinas en sangre desde el nacimiento
hasta los 8 o 10 años, momento en el que se estabilizan. Así, los niveles sanguíneos de IgG
son muy altos en el feto y en las primeras semanas de vida extrauterina, aunque el feto no
la sintetiza. Esto se debe a que esta inmunoglobulina es la única que pasa de la madre al
feto a través de la placenta (Figura: Niveles séricos).
Durante la lactancia, descienden los niveles de IgG, ya que ésta procedía de la madre y el
niño todavía carece de la capacidad de sintetizarla. También en la edad fetal se sintetizan
pequeñas cantidades de IgM (Figura: Niveles séricos).
Superfamilia de las Inmunoglobulinas
Existe un gran número de moléculas que poseen una estructura organizada en dominios,
equivalente a la que poseen las Igs. A estas sustancias se les conoce como miembros de
la familia de las inmunoglobulinas. Entre las diferentes moléculas de esta superfamilia, se
encuentran, además de las propias inmunoglobulinas.
1. Muchos de los componentes moleculares que conforman los receptores de los linfocitos
T y B.
2. Las moléculas de histocompatibilidad.
3. Muchas de las moléculas de adhesión celular.
4. Ciertas moléculas involucradas en la circulación y tráfico de los leucocitos.
Función de las Inmunoglobulinas
La función esencial de las inmunoglobulinas
es la de unirse a antígenos. De esta manera las
inmunoglobulinas a) pueden colaborar en la
destrucción de los mismos cuando las
inmunoglobulinas se encuentran de forma
soluble o b) puede actuar como receptoras de
señales antigénicas cuando se encuentran
formando parte de los receptores de los
linfocitos B.

Unión antígeno-anticuerpo
La unión del antígeno (Ag) con el anticuerpo (Ac) es semejante a la que se establece entre
una enzima y su substrato. Estas interacciones se deben a enlaces no covalentes (enlaces de
hidrógeno, interacciones electrostáticas, de Van der Waals e hidrófobas). La unión entre el
Ag y el Ac es específica, de tal manera que un Ac se unirá preferentemente con gran avidez
a un solo antígeno. En algunos casos la inmunoglobulina podrá unirse a antígenos con
epítopos muy similares, aunque en este caso la afinidad de la unión es mucho menor. Los
anticuerpos se unen al antígeno por lugares determinados conocidos como epítopos. Los
procesos moleculares y celulares implicados en cada mecanismo de defensa desarrollado
por el sistema inmune, son fundamentales para la salud y por ende para la supervivencia
del individuo. En ausencia de un sistema inmune eficaz y competente, muchos
microorganismos pueden producir diversas infecciones que en la mayoría de los casos
pueden resultar mortales. Cuando el individuo, a pesar de poseer un sistema inmune
eficiente, desarrolla cuadros clínicos asociados a infecciones, generalmente es debido a
que necesita tiempo para construir una respuesta fuerte contra los microorganismos
invasores, lo que favorece que estos patógenos tomen ventaja sobre todo durante la
infancia o la vejez, épocas en las que el individuo es más vulnerable inmunológicamente.
Epítopos y parátopos
Los epítopos de un antígeno pueden estar formados por aminoácidos consecutivos de la
proteína (epítopos lineales) o por zonas de confluencia (epítopos conformacionales) de
varias cadenas (Figura: Tipos de epítopos).
Las inmunoglobulinas se unen a los epítopos de los antígenos por sus sitios activos,
constituidos como se ha indicado anteriormente, por los segmentos variables de las cadenas
pesadas y ligeras, donde intervienen principalmente las regiones hipervariables. Esta zona
de unión de una inmunoglobulina al epítopo de un antígeno se conoce con el nombre
de parátopo.
Fuerzas de unión Ag-Ac

La unión ag-ac es la consecuencia de múltiples interacciones entre unos y otros, de tal


manera que la fuerza total de la unión puede ser muy elevada. Para que las interacciones
mencionadas lleguen a ser efectivas, los grupos entre los que se establece deben estar
situados a distancias muy cortas, y para que ésto sea posible y se puedan producir un gran
número de interacciones, el epítopo y el parátopo deben encajar perfectamente,
dependiendo de ello la “fuerza” de la interacción que conocemos con el nombre de afinidad.
Afinidad de la unión Ag-Ac
La afinidad en la interacción ag-ac es de
gran importancia, ya que de ella depende
la utilidad diagnóstica y de investigación
de un anticuerpo y su importancia
fisiopatológica. Para cuantificar la
afinidad de una interacción, debemos de
entender primero una serie de conceptos
de los que nos ocuparemos a
continuación. Al tratarse de uniones no
covalentes, la unión Ag/Ac será
reversible de modo que, cuando el
antígeno y el anticuerpo se mezclan en
solución, se estarán formando y
disociando complejos constantemente.
Donde ka representa la constante de
velocidad y kd la de disociación. Llegará un momento en que las velocidades de asociación
y disociación se igualen, es decir, que el número de complejos Ag/Ac que se formen sea el
mismo que el que se disocie, entonces decimos que se ha llegado a una situación de
equilibrio dinámico. Una forma indirecta de medir la afinidad de la interacción de una
pareja Ag/Ac, será medir la velocidad de asociación y disociación antes de que se llegue al
equilibrio, lo cual puede realizarse actualmente mediante biosensores.
Cuanto mayor sea la velocidad de asociación y menor la de disociación mayor será la
afinidad de la interacción de esa pareja Ag/Ac. Otra forma complementaria y más directa
de cuantificar la afinidad de la interacción Ag/Ac, es hacerlo una vez que se ha alcanzado
el equilibrio y utilizando concentraciones bajas de anticuerpo. En estas condiciones la
concentración de antígeno que permite que la mitad de los anticuerpos estén unidos a ellos
y la otra mitad libre, medida en molaridad, se denomina constante de disociación (KD) y es
una medida directa de la afinidad de la interacción.
Cuanto menor sea la KD mayor será la afinidad puesto que indica que es necesaria una
menor concentración de antígeno para que la mitad de los anticuerpos estén ocupados. La
inversa de la KD es la constante de asociación (KA) cuyo valor es directamente proporcional
a la afinidad de la interacción.
Para determinar experimentalmente estas constantes tendremos que conocer las
concentraciones de antígeno libre y unido, para lo cual existen varios métodos entre los
que destacan análisis mediante diálisis de equilibrio (Figura: Moléculas difusibles).
Esta técnica se basa en la utilización de una membrana semipermeable de un poro tal, que
permita el paso de un antígeno suficientemente pequeño (un hapteno) pero no del
anticuerpo. A concentraciones bajas de antígeno, la concentración de anticuerpo libre irá
bajando rápidamente hasta que se alcance el equilibrio, puesto que todo el antígeno que
entre a través de la membrana semipermeable quedará retenido por el anticuerpo.
Realizando el experimento anterior con varias concentraciones de antígeno, podremos
encontrar aquella en la que la mitad del anticuerpo se encuentra unido al antígeno que,
como hemos dicho corresponde a la KD. La afinidad que hayamos calculado
corresponderá exclusivamente a la de la interacción de esa pareja Ag/Ac. Un determinado
anticuerpo podrá unirse a más de un antígeno con afinidades distintas en cada caso.
Avidez de la unión Ag-Ac
Como apuntábamos anteriormente, el fenómeno de la unión Ag/Ac es en realidad mucho
más complejo, pues cada uno de los antígenos poseen varios epítopos distintos, por lo que
podrán unir más de un anticuerpo. Cada molécula de anticuerpo, por su parte, podrá unir
al menos dos moléculas de antígeno, una por cada Fab y en el caso de la IgM hasta diez
moléculas, ya que se ensamblan en unidades funcionales constituidas por cinco moléculas
de anticuerpo.
Finalmente en un antígeno, un determinado epítopo puede estar representado varias veces
siendo capaz de unir varias moléculas del mismo anticuerpo. La fuerza total de la
interacción que considera todas las interacciones epítopo/parátopo que tienen lugar entre
antígenos y anticuerpos multivalentes (con varios sitios de unión), se denomina avidez y
es mucho mayor que la suma de las afinidades, puesto que las distintas interacciones se
estabilizan entre ellas.
Estas interacciones multivalentes poseen una gran importancia fisiopatológica ya que
cuando se encuentran Ag y Ac en solución, como es el caso del plasma o tejidos, se
forman agregados inmunocomplejos constituidos por muchas moléculas. A
concentraciones equivalentes de Ag y Ac estos inmunocomplejos serán de gran tamaño
y podrán quedar atrapados en los tejidos, iniciando una respuesta inflamatoria y dando
lugar a las llamadas enfermedades por depósito de inmunocomplejos.
Propiedades biológicas de las Inmunoglobulinas
Tras la unión del antígeno y la inmunoglobulina, ésta puede anular la acción del antígeno
por neutralización, precipitación o aglutinación. Así si la Ig es específica para una toxina
bacteriana, cuando se produce la unión Ag-Ig (toxina-antitoxina) quedan neutralizados
los efectos tóxicos de la toxina. De ahí que clásicamente cuando no se conocía la
estructura, se le denominase antitoxinas, precipitinas o aglutininas en función de la
reacción que se detectaba en cada caso.
Estos fenómenos no son suficientes por sí solos para la destrucción y total eliminación de
los antígenos. Para ello, además de las inmunoglobulinas se requiere de la colaboración
de otros muchos elementos, tales como el sistema del complemento, los macrófagos, los
polimorfonucleares o las células NK. Podemos decir que las inmunoglobulinas, al
detectar los antígenos y producirse la subsiguiente unión a ellos, actúan como
transductores de la información de la presencia de los mismos que serían destruidos por
el complemento, los macrófagos, los polimorfonucleares o las células NK.
Opsonización
La unión de un antígeno a la inmunoglobulina produce una serie de cambios alostéricos
en su extremo Fc que hacen que adquiera la propiedad de unirse a receptores que se
encuentran en la membrana de macrófagos y polimorfonucleares. A este fenómeno se le
denomina opsonización. Al producirse esta unión, los macrófagos se activan, iniciándose
el fenómeno de fagocitosis y subsiguiente destrucción de los complejos antígeno-
anticuerpo por los procesos líticos intracelulares, propios de la acción de los enzimas
contenidos en los lisosomas de estas células (Figura: Acciones de las Igs)
Estos receptores pueden ser de distinta naturaleza, conociéndose en la actualidad tres:
FcgRI (CD64), FcgRII (CD32) y FcgRIII (CD16). Además de en los macrófagos estos
receptores se encuentran en otras células como plaquetas, linfocitos B y NK.
Cuando se produce la unión a células
NK, éstas se activan y provocan la
destrucción de las células portadoras
del antígeno por un mecanismo
conocido como citotoxicidad celular
dependiente de anticuerpos (ADCC).
Algunos de estos receptores se
encuentran en los mastocitos y
basófilos, en cuyo caso a ellos se puede
unir la IgE activándolos y produciendo
su degranulación con liberación de
histamina y otras sustancias vaso activas
que darán lugar a procesos de
hipersensibilidad que pueden ser graves.
Lisis por complemento
Cuando la inmunoglobulina que se une a un antígeno es IgM o IgG, en sus extremos Fc
se producen ciertos cambios alostéricos gracias a los cuales éstas adquieren la propiedad
de fijar y activar uno de los componentes del complemento. Las fracciones activas del
complemento poseen diferentes acciones de gran importancia en la defensa del
organismo, una de las cuales es la lisis celular. Este fenómeno se conoce
comocitotoxicidad mediada por el complemento, será estudiada en el capítulo dedicado
al complemento.

Inmunoglobulinas en la respuesta primaria y secundaria


La respuesta primaria, producida cuando el Ag toma contacto con el organismo por
primera vez, y secundaria, producida cuando el mismo Ag vuele a activar al sistema
inmune, son cualitativa y cuantitativamente, diferentes. Este fenómeno, que se basa en
la especificidad y memoria de la respuesta inmune, es de gran importancia para el
individuo y también es el fundamento de las vacunas. Las diferencias esenciales son:
1. En la respuesta primaria los niveles máximos de inmunoglobulinas se alcanzan tras un
largo período de latencia después del estímulo antigénico, mientras que en la respuesta
secundaria se alcanza más rápidamente. Ello se debe a que cuando un antígeno activa por
primera vez a los linfocitos B, éstos necesitan tiempo para diferenciarse en las células
plasmáticas responsables de la síntesis de inmunoglobulinas, mientras que cuando se trata
de la respuesta secundaria, gracias a la permanencia de las células memoria, se alcanza
en menor tiempo el nivel de células plasmáticas.
2. La respuesta primaria predomina la IgM, mientras que en la secundaria predomina la
IgG.
3. La respuesta primaria es de menor intensidad que la secundaria. Ello se debe al tipo de
inmunoglobulina predominante y a la presencia de células memoria predominantemente
en la respuesta secundaria.
4. La respuesta secundaria, al predominar en ella la IgG, de vida media más larga que la
IgM, y además por el predominio antes indicado de células memoria, es más permanente
y duradera en su acción que la primera.
En su conjunto podemos decir que el sistema inmune funciona de forma secuencial,
enviándose información entre los diferentes compartimentos con objeto de aumentar la
eficiencia entre ellos para eliminar los patógenos.
CLASES DE INMUNOGLOBULINAS:

INMUNOGLOBULINA G

Es una protema plasmática, la más abundante y principal clase de anticuerpos del plasma
sanguíneo; representa el 80% del total de las inmunoglobulinas séricas, se encuentra en
los fluidos internos del cuerpo como ser: la sangre, líquido cefalorraquídeo y líquido
peritoneal.

Es responsable de la respuesta inmunitaria secundaria, presenta una elevada capacidad de


unión al antígeno, activa el sistema de complemento, estimula la quimiotaxis, tiene la
función de opsonina ante microorganismos facilitando la fagocitosis. Esta Ig es la única
que atraviesa la barrera placentaria, dándole inmunidad
pasiva al feto.

Estructura de la Inmunoglobulina G

Una molécula de IgG presenta una estructura básica de


cuatro cadenas: dos cadenas pesadas gamma y dos cadenas
ligeras kappa o lambda.6

En función a sus cadenas se diferencian cuatro subclases de


IgG (IgG1, IgG2, IgG3, IgG4), con un peso molecular de
IgG1 146KD, IgG2 146KD, IgG3 170KD e IgG4KD, con vida media de 23 días.
INMUNOGLOBULINA A

Es una protema plasmática conocida como anticuerpo secretor, se encuentra en las


secreciones mucosas del aparato respiratorio, tracto gastrointestinal,genitourinario,
saliva, lágrimas y leche materna, transmiten la inmunidad de la madre al recién nacido
durante los primeros meses de vida.

Cumple la función de impedir el ingreso de microorganismos y macromoléculas extrañas


al organismo, actúa en la defensa de la mucosa epitelial impidiendo la adherencia de
agentes extraños como virus, bacterias y hongos.

Estructura de la Inmunoglobulina A

Tiene una estructura básica de cuatro cadenas:


dos cadenas pesadas alfa y dos cadenas ligeras
kappa o lambda, con un peso molecular de
150,330 o 400 KD y una vida media de seis días.

En función a sus cadenas se diferencian dos


subtipos principales de IgA (IgA1 e IgA2); se
encuentran en la sangre en forma monómera y en
las secreciones mucosas en forma dimérica.

INMUNOGLOBULINA D

Es una protema plasmática que representa menos del 1% del total de las inmunoglobulinas
séricas, junto con la IgM, sirve como receptor antigénico, se encuentra en la superficie de
la membrana de los linfocitos B para activar su crecimiento y facilitar el inicio de las
respuestas de aparición de anticuerpos.1-6

Estructura de la Inmunoglobulina D

Tiene una estructura básica de cuatro


cadenas, dos cadenas pesadas alfa y dos
cadenas ligeras kappa o lambda, con un
peso molecular 180KD.2-6

INMUNOGLOBULINA E

Protema plasmática que se encuentra representando el


0,004% del total de las inmunoglobulinas séricas,
responsable de la hipersensibilidad anafiláctica, alergia
atópica y la defensa antiparasitaria, especialmente
helmintos.2-6

Estructura de la Inmunoglobulina E

Tiene una estructura básica de cuatro cadenas, dos


cadenas pesadas épsilon y dos cadenas ligeras kappa o
lambda, con un peso molecular de 190KD y vida media de aproximadamente 2 días.2-4-6

El fragmento Fe de estas inmunoglobulinas es capaz de fijarse a los receptores presentes


en la membrana de los basófilos y mastocitos, donde actúa como receptor de alérgenos y
de antígenos parasitarios.

INMUNOGLOBULINA M

Esta proteína plasmática localizada en la membrana de los linfocitos B en forma


monomérica y en el torrente sanguíneo de forma pentámera, es la primera que aparece en
el curso de la evolución filogénica y oncogénica, donde el feto ya puede sintetizarla en
determinadas circunstancias. Generalmente en los niños y adultos es la primera en
aparecer tras el primer contacto con un antígeno.2

Intervienen en la lisis de microorganismos que se encuentra en la sangre a través de la


activación del sistema de complemento por la v ta clásica y neutralización.

Estructura de la Inmunoglobulina M

Tiene una estructura pentamérica,


compuesta por cinco monómeros,
formado cada una de ellas por cuatro
cadenas, unidas por puentes disulfuro y
por la cadena J; presenta diez sitios
teóricos de unión al antígeno con un peso
molecular de 950KD y vida media de
cinco días.2-6-7

Propiedades individuales de las inmunoglobulinas


Aunque en los apartados anteriores se ha hecho mención a las propiedades y función de
las inmunoglobulinas, a continuación estudiaremos brevemente y por separado las
características funcionales más relevantes de cada una de ellas.
Inmunoglobulina G
Es la inmunoglobulina más abundante y representa más del 70 % de las Igs séricas totales.
Las diferentes subclases se presentan en proporciones muy diferentes, así la IgG1 es la
subclase más frecuente seguida de la IgG2. Esta Ig posee capacidad neutralizante,
precipitante, de fijar complemento, de unirse a células NK y a macrófagos (opsonización)
y es capaz de atravesar activamente las membranas biológicas, incluida la placenta
materna.
La propiedad de atravesar activamente las membranas biológicas es de sumo interés,
especialmente la de atravesar la placenta desde la madre al feto.
Como el feto sólo sintetiza pequeñas cantidades de inmunoglobulinas, adquiere de este
modo la posibilidad de defensa, no solamente mientras se encuentra en el seno materno,
sino después del nacimiento, durante la lactancia, período durante el cual todavía no
sintetiza inmunoglobulinas en cantidades significativas.
Sin embargo, este paso de IgG desde la madre al feto no siempre es beneficioso para el
feto. Cuando hay incompatibilidad del tipo Rh entre la madre y el feto, se puede
desarrollar el síndrome de eritroblastosis fetal como consecuencia de la destrucción de
glóbulos rojos fetales, pudiendo ocasionar nefastas consecuencias si no se trata a tiempo.
Inmunoglobulina M
Los anticuerpos del tipo IgM son los que más rápidamente se forman en respuesta a un
estímulo antigénico (Respuesta primaria). Esta Ig se caracteriza también por poseer
capacidad neutralizante, precipitante, aglutinante, fijar complemento, activar la respuesta
inmune, sin embargo no atraviesa activamente las membranas biológicas. Esta última
propiedad hace que esta inmunoglobulina ejerza su acción, normalmente en los espacios
intravasculares. Representa del 5 al 10 % de las Igs séricas totales y junto a la IgD es la
más encontrada en la superficie de los linfocitos B como inmunoglobulina de membrana.
Inmunoglobulina A
Esta inmunoglobulina posee capacidad neutralizante y precipitante, mientras que su
capacidad de fijar complemento y de opsonización es muy débil. La propiedad más
importante de la IgA es la de unirse por su extremo Fc a la pieza secretora, gracias a la
cual puede encontrarse en mucosas y glándulas exocrinas. Esto hace que ejerza su acción
más importante en la superficie de mucosas y líquidos biológicos (sobre todo IgA2), tales
como el líquido cefalorraquídeo, secreción bronquial, lágrimas, saliva, etc.
Esto es importante porque así protegen precisamente los puntos más vulnerables del
organismo, esto es, las puertas de entrada al mismo, como son ojos, boca, aparato
digestivo, sistema respiratorio, vagina, etc. No olvidemos que, por ejemplo, si
desplegamos la mucosa del aparato respiratorio, la superficie que cubriríamos sería de
unos 300 m2, superficie que se encuentra en contacto directo con el exterior a través del
aire que se respira. Se deduce de ello que, sin duda, deben ser importantes los mecanismos
de defensa local, entre los cuales la IgA tiene un papel esencial. Esta inmunoglobulina se
encuentra también en la leche materna.
Los niveles de todas las inmunoglobulinas, a excepción de la IgG en recién nacidos son
muy bajos, siendo por tanto de gran significación el hecho de que la IgA se transfiera
desde la madre al lactante a través de la lactancia. De ahí que tengamos que insistir en
que los niños se amamanten en el mayor número posible directamente por las madres y
no con leche de otros orígenes. La IgA recibida de la madre ejerce un importante papel
de defensa a nivel de todo el aparato digestivo. En ello parece que influyen las especiales
características de pH gástrico del lactante que es menos ácido que en el adulto y permite
que la IgA no sea degradada en el estómago.
Inmunoglobulina D
La concentración de esta inmunoglobulina en suero es muy baja. Hasta fechas muy
recientes no se ha conocido su función aunque según los datos existentes colabora de
forma importante en la activación de linfocitos B al actuar como receptor en la superficie
de los mismos.
Inmunoglobulina E
En muchos individuos alérgicos esta inmunoglobulina se presenta en grandes cantidades.
El estímulo para su síntesis puede proceder de una gran variedad de antígenos, a los que
en este caso se denominan alérgenos. Los alérgenos pueden penetrar en el organismo a
través de la piel o de las mucosas respiratoria, ocular, del aparato digestivo, etc., así como
por sustancias inyectables, como es el caso de la penicilina u otros medicamentos. La
vida media de la IgE en sangre periférica es de varios días.
No tiene capacidad de atravesar la placenta, por lo tanto, las reacciones de
hipersensibilidad inmediata no pueden transferirse de manera pasiva de la madre al feto.
También la IgE se encuentra en otros líquidos biológicos así como unida a basófilos y
células cebadas, gracias a la propiedad que tiene esta inmunoglobulina de unirse por su
extremo Fc a receptores de superficie presentes en dichas células. Estas células se
caracterizan por encontrarse en la piel y mucosas y por contener abundantes gránulos
citoplasmáticos, ricos en sustancias vasoactivas que se liberan una vez se activan y son
responsables de inflamaciones y alergias.
Genética de las Inmunoglobulinas
¿Cómo explicar que se
sinteticen millones de
anticuerpos distintos con el
limitado material genético que
posee cada individuo? Este
dilema lo ha solucionado el
organismo utilizando genes
que poseen multitud de
segmentos génicos internos,
todos ellos presentes en las
células más primitivas
(embrionarias) de tipo B. En el
proceso madurativo, estos
segmentos de genes se
recombinan de manera diferente para dar lugar a la formación de millones de linfocitos
B diferentes y así se pueden sintetizar inmunoglobulinas diferentes.Todo esto se conoció
por los estudios realizados por Tonegawa en 1976, en los que además se demostró que la
síntesis de las cadenas ligeras y pesadas se regula por genes que se encuentran en
cromosomas distintos (Figura: Genes). Esto fue puesto de manifiesto empleando técnicas
de digestión enzimática del DNA de células B y posterior hibridación con sondas de DNA
complementario (cDNA), mediante la técnica de Southern Blot (ver capitulo Métodos).
Mediante esta técnica, se pudo observar que las sondas marcaban de manera distinta si se
aplicaban en células inmaduras que cuando se hacía en células maduras.
Tipos de segmentos génicos
Los segmentos génicos que codifican la parte variable de las cadenas de Igs son V, D y
J; mientras que otros segmentos codifican la parte constante.
Reordenamiento de los segmentos génicos de las Igs
A lo largo del proceso madurativo de los linfocitos B, se produce un reagrupamiento de
segmentos de genes para la síntesis de las diferentes cadenas ligeras y pesadas de las Igs.
A este fenómeno se denomina recombinación intracromosómica.
Efectivamente, a medida que se produce el proceso madurativo de los linfocitos B, ciertos
segmentos V, D y J de forma aleatoria cambian de sitio en el cromosoma de tal manera
que se colocan juntos. Posteriormente, este conjunto V/D/J se reagrupa con el segmento
C correspondiente quedando constituido, en consecuencia, un gen con toda la
información de la cadena. Cuando cada linfocito B ha madurado, posee ya reagrupados
los genes correspondientes a sus cadenas ligeras y pesadas y sólo podrá producir un
determinado tipo de anticuerpo.
Reordenamiento de genes de cadenas ligeras.
En la síntesis de cadenas ligeras participan los segmentos V, J y C (no hay genes D para
la cadena ligera).
Así pues, en el proceso de recombinación de los genes de cadenas ligeras en cada uno de
los linfocitos se acopla un segmento V con un segmento J. Estos a su vez se recombina
con el segmento correspondiente a la parte constante C. El proceso de transcripción se
hace de tal manera que el RNA mensajero contiene información secuenciada V, J y C y
no del resto se segmentos existentes en el DNA embrionario (Figura: Transcripción
cadenas ligeras).
Reordenamiento de genes de cadenas pesadas
En este caso participan los segmentos V, D, J, y C. Primero se produce la recombinación
entre un segmento D y un segmento J. En la segunda fase, este conjunto D/J se recombina
con un segmento V. El complejo V/D/J se recombinan con cada uno de los segmentos
que codifican las regiones constantes, según el isotipo de la inmunoglobulina a formar.
En el caso de la figura (Figura: Transcripción cadenas pesadas), la recombinación se ha
producido entre VH3, D1, JH2, responsables de la parte variable de la cadena pesada.
Estos se recombinan con la parte constante del segmento del gen Cg3, que originará la
cadena pesada correspondiente a la IgG3. En el caso de los genes V de las cadenas
pesadas, al igual que hemos visto en las cadenas ligeras, junto a cada segmento génico se
encuentran los segmentos líder (L).
Segmentos líder y promotores
Los segmentos líder codifican un péptido
pequeño que servirá de guía tanto para las
cadenas ligeras como pesadas a su paso por
el retículo endoplásmico pero que se separa de
ellas antes de que las mismas se unan entre sí
para formar la molécula completa.
Junto a estos segmentos génicos se sitúan otros
conocidos como promotores y que son
responsables de iniciar la señal del proceso de
transcripción del DNA. Dentro de los
promotores, se encuentran secuencias del
DNA a las que se van a unir de manera
específica ciertas proteínas nucleares
conocidas como factores transcripcionales,
que son las que van a regular su función.
Debido a la complejidad de estos procesos de recombinación, han de tener
necesariamente un mecanismo de regulación muy estricto, no solo para los genes de las
Igs sino también para los genes del TCR, en el que sabemos que participan los genes
RAG-1 y RAG-2 (genes activadores de la recombinación 1 y 2).

Fenómenos de aproximación de regiones


Para el proceso de reordenamiento génico, se deberán juntar los segmentos de genes que
formarán la estructura de las futuras cadenas ligeras y pesadas. Este acercamiento implica
la formación de un bucle en la estructura espacial del DNA, de manera que se aproximan
las partes por donde se producirá el corte (Figura: Eliminación).
Cambio de isotipo de las inmunoglobulinas.
Cuando los linfocitos B reconocen al antígeno y se activan, las células plasmáticas
formadas producen IgM, dando lugar a la respuesta primaria. Si el estímulo persiste, otras
células pueden comenzar a producir IgG, IgA e IgE. Esto quiere decir que las células B
tienen la propiedad de ajustar el isotipode las inmunoglobulinas que producen. Por tanto,
en la respuesta a un mismo antígeno se van a generar anticuerpos que van a mantener su
parte variable, pero van a ser diferentes en los segmentos constantes que van a
ensamblar, dando lugar a varios isotipos.
Uno de los mecanismos que pueden intervenir en este fenómeno es el conocido como
de splicing alternativo, así una las líneas celulares B, pueden cambiar de isotopo de Ig
(Figura: splicing alternativo). Estos fenómenos pueden ser influenciados por ciertas
citocinas, como es la IL-4.
Causas de diversidad de las Inmunoglobulinas
La diversidad de las inmunoglobulinas se debe a múltiples factores, entre ellos destacan.
1. La variabilidad de las cadenas ligeras y pesadas existentes. Como se sabe esto se
debe al alto número de segmentos V, D y J existentes, y a la multiplicidad de
formas de combinación tanto en cadenas pesadas como ligeras. Así, si
consideramos que para la cadena pesada de las inmunoglobulinas del ratón existen
unos 300 genes VH, 12 genes DH y 4 genes JH, las posibilidades de combinación
diferentes son como mínimo de (300x12x4) =1.4x104. A esto hay que añadir las
provenientes de las cadenas ligeras que para una sola cadena puede ser del orden
1.2x103. Por otra parte, al necesitarse la unión de cadenas pesada y ligera, las
posibilidades combinatorias son las resultantes de multiplicar los valores
obtenidos del cálculo de variabilidad de cada una de las cadenas.
2. Otro generador de diversidad es la imprecisión de las uniones de los segmentos
V, D y J debido posiblemente a desequilibrios en la unión entre los intrones y
exones correspondientes.
3. Además, la diversidad puede verse amplificada por la aparición de mutaciones
puntuales en el gen responsable de una determinada cadena de inmunoglobulinas.
La presencia de hipermutaciones somáticas como vía de generación de
diversidad se ha demostrado al encontrarse cadenas de Igs que, obtenidas del
mismo tipo de mieloma, poseían secuencias de aminoácidos ligeramente
diferentes a pesar de estar codificadas por un mismo gen. Hoy sabemos, además,
que este tipo de mutaciones somáticas son de gran importancia en el aumento de
afinidad del anticuerpo al antígeno. Efectivamente sabemos que conforme se
produce en el tiempo la respuesta de inmunoglobulinas, ésta no sólo incrementa
el número de moléculas producidas, sino que igualmente lo hace de la afinidad
de las mismas con sus antígenos.
Exclusión alélica en la síntesis de Inmunoglobulinas
Cada célula productora de anticuerpos sólo expresa un tipo de cadena pesada y de cadena
ligera. Este fenómeno se produce a pesar de que los genes que codifican estas cadenas se
encuentran presentes tanto en el cromosoma de origen paterno como materno. Es decir, a
pesar de que existan dos copias para cada una de las cadenas pesadas y ligeras, sólo una
es expresada. De no ser así se generaría un serio problema en el individuo porque una
misma célula podría producir anticuerpos con especificidades diferentes.
Este fenómeno se conoce como exclusión alélica y se debe a que una vez que se ha
producido una unión productiva V/D/J, los procesos de recombinación son bruscamente
detenidos en el otro cromosoma.
Fases finales de las síntesis de Inmunoglobulinas
El RNAm codificante de las cadenas de Igs abandonará el núcleo para alcanzar los
ribosomas en donde se producirá la síntesis de los péptidos mediante el proceso de
traducción (figura: secreción de Igs).
En el proceso de traducción en los ribosomas se sintetizan los péptidos, que después se
glicosilan y se ensamblan para la formación de la inmunoglobulina completa.

Una vez que se ha producido el


ensamblaje de la inmunoglobulina, éstas
tienen dos opciones. Una es la de
permanecer anclada en la membrana de
las células B, convirtiéndose de esta
forma en el receptor de estas células B
para el antígeno. La otra es la de ser
secretada al medio exterior celular con la
función de interaccionar con los
antígenos y conseguir su neutralización o
en su caso su destrucción.
La única diferencia entre ambas es que las
formas de Igs de membrana tienen
además un péptido añadido que le vale
para unirse a la membrana.

Anticuerpos monoclonales
Cuando un antígeno induce la producción de anticuerpos se forman una gran variabilidad
de éstos frente a cada uno de los diferentes epítopos del antígeno. Por ello decimos que
estos anticuerpos sonpoliclonales debido a que son muchos y muy
diversos clones linfocitarios los que se activan y diferencian (Figura: Producción
AcMo). Este fenómeno es de gran utilidad biológica ya que ofrecen una amplia barrera
de protección del organismo.
Sin embargo, los antisueros así obtenidos, ofrecen serias dificultades para su uso en el
laboratorio. Esto se debe a la gran heterogeneidad estructural y funcional que poseen. Este
problema se ha solucionado desde que Georges Kholer y Cesar Milstein consiguieron la
producción de anticuerpos monoespecíficos, conocidos como anticuerpos
monoclonales (AcMo) (Figura: Cesar Milstein).
Con ello se abrió un amplio campo en Biología y Medicina puesto que estos anticuerpos
son de gran utilidad debido a la capacidad de reconocer a tan solo uno de los epítopos de
un antígeno. Veamos cómo se producen y después su utilidad.
Fundamentos de la producción de AcMo
El método seguido para la producción de estos anticuerpos consiste en la unión (fusión)
de una célula B productora de anticuerpos, con una célula de gran capacidad de
crecimiento (células tumoral de mieloma). Con ello se forma un híbrido (hibridoma) que
posee la información genética necesaria para la síntesis del anticuerpo deseado, que le
aporta la célula B, y una activa capacidad de síntesis proteica y de multiplicarse que le
aporta las células del mieloma(Figura: Síntesis AcMo).
De esta manera, se pueden producir innumerables tipos de hibridomas de acuerdo con el
tipo de anticuerpo que interese. Al ser cada uno de los anticuerpos así producidos
homogéneos, ofrecen patrones de reacción degran especificidad con los antígenos
utilizados en la inmunización.
De esta manera se pudieron desarrollar cultivos continuos de hibridomas que segregaban
un anticuerpo monoclonal de especificidad predefinida. Una vez seleccionado el clon de
hibridoma adecuado, éste puede conservarse largo tiempo congelado. En cualquier
momento el clon puede hacerse crecer para la producción de anticuerpos por inyección
a ratones o siembra en cultivo. Cuando el clon se inyecta se hace intraperitonealmente
con lo que genera una ascitis extraordinariamente rica en anticuerpos, que son fácilmente
purificables. Cuando el clon se ha cultivado in vitro el anticuerpo se recolecta a partir del
sobrenadante del cultivo.

Tecnología de la obtención de AcMo


Generalmente se comienza por inmunizar a ratones con el antígeno frente al cual se desea
obtener el anticuerpo. Comprobada la presencia de anticuerpos se procede al aislamiento
de las células B productoras de los mismos del bazo de los animales, en condiciones de
esterilidad.
La fusión celular entre el bazo del
ratón inmunizado y la línea
mielomatosa se realiza en presencia
de polietilénglicol (PEG), que es un
detergente capaz de disolver parte
de las membranas celulares
permitiendo así la formación de
células que contienen dos núcleos.
Posteriormente se procede a
laselección de los híbridos.
Terminado este proceso se estudian
los sobrenadantes de los híbridos
para determinar si producen
anticuerpos. Los hibridomas productores de anticuerpos se expanden y si siguen siendo
positivos se clonan cuando se estabiliza el cultivo. La clonación tiene como objetivo
aislar el hibridoma productor del anticuerpo deseado. Después y dado que los hibridomas
productores de anticuerpos se encuentran mezclados se procede a su aislamiento, para lo
cual se diluyen y dispensan en tubos distintos en donde se calcula hay, al menos un solo
hibridoma por pocillo. Después los hibridomas seccionados se expanden para la
producción de AcMo.
Utilidad de los anticuerpos monoclonales
Los AcMo, son de gran utilidad en múltiples circunstancias. A continuación se relacionan
algunas de ellas.
• En la caracterización y cuantificación de sustancias de interés biológico que se
encuentran en cantidades muy pequeñas, tales como hormonas, enzimas, interferones, etc.
(Tabla: Utilidad de los AcMo).
• En la identificación de antígenos presentes en las membranas celulares, como son las
moléculas CD3, CD4, CD8 y otras muchas. Esto ha permitido no solamente la
cuantificación de subpoblaciones celulares, sino también su fraccionamiento y
aislamiento.
• En trasplantes de órganos y enfermedades autoinmunes en donde los AcMo dirigidos
contra los linfocitos T se utilizan frecuentemente en casos de amenaza de rechazo agudo.
• En oncología para la localización de células tumorales y/o su destrucción. Para ello los
anticuerpos monoclonales específicos frente a antígenos tumorales tales como el antígeno
carcinoembrionario pueden ser marcados con sustancias radioactivas, como por ejemplo
In111 o Tc99. De esta manera es posible localizar su situación en el organismo mediante
una gamma cámara especial cuando son administrados a individuos afectados por
tumores. También los AcMo pueden ser utilizados en la destrucción de células tumorales
en oncología, para lo cual los anticuerpos son marcados con drogas citostáticas y
citotóxicas antes de su administración.
AcMo quiméricos humanizados
Al ser los AcMo en su mayoría de origen murino, cuando administran a individuos,
éstos pueden producir anticuerpos frente a los mismos, lo que hace que disminuya su
eficacia o incluso aparezcan problemas de tipo alérgico cuando se usan de manera
reiterada.
Sin embargo, sería deseable que, para su aplicación terapéutica, los anticuerpos
procedieran de linfocitos humanos y no de ratón o rata. Contrariamente a lo que se
esperaba en un comienzo, la utilización de linfocitos humanos ha resultado difícil, en
tanto que los intentos de inmortalizar hibridomas humanos mediante su fusión con células
de mielomas de ratón o rata, han sido, hasta la fecha, decepcionantes.
El problema reside en que, cuando se fusionan células humanas con células animales, hay
una rápida pérdida preferencial de los cromosomas humanos en las células híbridas
resultantes. En la actualidad se comienza a producir AcMo humanos empleando linfocitos
B a los que se transforma en tumorales mediante su infección con el virus de Epstein Barr,
obteniéndose así linfocitos B productores de AcMo que pueden ser clonados y, por
consiguiente, anticuerpos monoclonales homogéneos en su composición y especificidad
(Figura: Hibridoma).
Para evitar este problema se están ya obteniendo mediante técnicas de ingeniería
genética anticuerpos humanizados de tipo quimérico. Estos anticuerpos se preparan
mediante la creación de una molécula híbrida en la que se mantienen las partes del
anticuerpo monoclonal de ratón que le confieren la especificidad (regiones V, D y J), y
sustituir la región constante del anticuerpo de ratón por una región igualmente constante
del mismo isotipo pero de procedencia humana.
De acuerdo con esto, es posible eliminar de un anticuerpo de ratón (al menos
parcialmente) sus regiones más inmunógenas, de manera que no sea reconocido como
extraño por el organismo de la persona a la que se inyecta(Figura: AcMo quiméricos). Un
paso más adelante en la humanización de los anticuerpos monoclonales producidos en
ratón ha sido dado mediante la realización de los llamados anticuerpos hiperquiméricos.

Bibliografía
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