Resumen Historia
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Historia. Historia del derecho. Necesidad del estudio histórico del derecho. Concepto. Metodología.
Historiografía.
* Según profe, Levaggi es criticable porque muestra la historia tradicional del derecho pero que tiene
varios defectos como por ejemplo el fenómeno de naturalización (asume que hay cuestiones que siempre
fueron de esa manera), utiliza anacronismos que lleva a errores en la interpretación (toma conceptos
históricos pero les da palabras o significados modernos, como Lex Lejes y Ley, mismo significante pero
no significado), porque se basa en el teleologismo para interpretar la historia (según el fin al cual llega la
historia) sin conocer a ciencia cierta lo que realmente ocurrió, y además porque hace referencia a la
historia como proceso evolutivo (que antes era primitivo y luego fue haciéndose más civilizado)
legitimando el presente por puro gusto.
En la vereda de enfrente está Hespania (más a gusto del profe), quien propone una historia crítica del
derecho (ver al final de la unidad). Una de sus características sobresalientes es su “antiestatalidad”, ya que
con la historia siempre se tiende a relacionar todo fenómeno jurídico con el Estado, pero esa
naturalización hizo que sea imposible ver la génesis verdadera del mismo; en su lugar, el antiestatalismo
propone estudiar todos los fenómenos y acontecimientos sin el Estado y todo lo que representa, así,
permite que se observen otras pluralidades de organización (ej: los señores en sus territorios, los reyes en
sus reinos, etc.).
Historicidad del derecho, ¿cuánta importancia tiene la historia en la formación del Derecho?
Si bien se dice que fue Savigny, en el S. XIX, el primero en descubrir la dimensión histórica del
fenómeno jurídico (por el énfasis y la profundidad del estudio), ya desde tres siglos antes, se habían
realizado aproximaciones por parte de los humanistas con relación al derecho romano, y con mayor
antelación, el iusnaturalismo clásico había reconocido el carácter histórico del derecho.
Hasta el S. XIX, el derecho propuesto por el racionalismo era absoluto, inmutable y universal; pero con la
llegada de Savigny, el derecho pasó a ser concebido como un hecho histórico (historicidad del derecho).
Él establecía que el ordenamiento jurídico de un pueblo tiene un origen histórico; ese origen histórico está
dado por el mismo pueblo, es decir, el derecho crece con el pueblo, se perfecciona con él y finalmente
muere, al perder el pueblo su peculiaridad. No hay derecho que no sea obra de la historia y del espíritu del
pueblo.
La historicidad del derecho se manifiesta naturalmente en las instituciones jurídicas, e implica que ellas
estén en permanente transformación, sea lenta o veloz. Alcanzan su plenitud cuando logran un equilibrio
entre su estructura interna (normas y leyes), y el ambiente externo (realidad social). No obstante, el
equilibrio no es estable en todas las épocas, y por ello se da el proceso de la historicidad del derecho, el
cual se manifiesta en dos etapas: una primera es la mutación del sentido de las leyes (ej: cambio de
significado de las palabras), que no siempre es suficiente para lograr el equilibrio con la realidad social,
por ello se hace uso de una segunda etapa, que es la reforma propiamente dicha de la estructura normativa.
Si bien se advierte la necesidad de estudiar la perspectiva histórica del derecho, surge un nuevo
cuestionamiento, esto es, si es necesario estudiar la historia del derecho como una rama especial. Expone
Levaggi ciertos argumentos para considerarlo necesario:
a) El derecho, al ser un sistema (un cuerpo de normas), requiere ser estudiado sistemáticamente
respetando la época; no basta la mera yuxtaposición de conocimientos parciales, sino que debe haber
unidad y relación.
b) Por la dinámica de las instituciones, éstas deben ser estudiadas respetando el curso de la historia en
sentido progresivo. Si se hace retrocediendo, se corre el riesgo de extraviarse, porque cada ordenamiento
jurídico tiene sus propias características (ej: el paso de la Alta Edad Media a la Baja Edad Media, es solo
apreciable desde un único sentido).
c) La historia del derecho tiene método y técnica propia; quien la estudia debe ser tanto jurista como
historiador. Por tener de objeto de estudio al derecho, envuelto en el marco de la historia, su método es el
histórico (indirecto).
Historiografía jurídica
Es el estudio valorativo de las obras de la historia del derecho, de la forma en que fueron elaboradas y de
sus autores; nos permite conocer las historias de derecho escritas a lo largo del tiempo. Hasta el S. XIX, el
único movimiento significativo fue el humanismo que retomó el estudio del derecho romano; posterior a
dicho siglo, la historia del derecho se enriqueció gracias a la Escuela Histórica del Derecho, a la madurez
científica y a la importancia alcanzada de la historia, al proceso de codificación, a la aparición de las
cátedras de historia del derecho, y a los numerosos congresos.
En Argentina, los orígenes de la historiografía jurídica se vinculan a la cátedra de “introducción al
derecho” impartida en la UBA. Fue Ricardo Levene quien reconstruyó primeramente la historia del
derecho indiano con criterio moderno, y quien desarrolló los orígenes del derecho patrio argentino.
Para comprender esta unidad, hay que partir de ciertas aclaraciones, y ver junto con línea de tiempo:
- Edad Antigua: básicamente se trata de Roma y de todas las grandes obras romanas de los emperadores.
- Edad Media: en primer lugar está el período visigótico, en donde se da una romanización por parte de
los emperadores visigóticos que se creen sucesores de los romanos; y luego la etapa del “ius comune”
(derecho común), etapa que se denomina Antiguo Régimen, desde la Baja Edad Media hasta la Edad
Moderna inclusive. Muchos autores sostienen que hubo una gran ruptura en las sociedades de la Alta
Edad Media y la Baja Edad Media.
- Edad Moderna: además del ius comune, también surge el derecho indiano con el descubrimiento y
conquista de América.
- Edad Contemporánea: el desarrollo del derecho patrio.
Costumbre Ley
Derecho romano Las mores, que una vez declaradas se La lex era dictada por el pueblo reunido en
convertían en ius; y recopilada se comicios, y luego fue delegada a los
convertía en el Codex. La costumbre magistrados. El conjunto de lex forma las
era inmemorial, es decir, no escrita, Constitutas. Con la fundación del Imperio,
pero conocida por todos. Tenía mucha fue el príncipe quien se atribuyó la potestad
fuera la costumbre como fuente. legislativa. Al igual que la costumbre, su no
aplicación podía hacer que cayera en
desuso.
Período visigótico A pesar de haberse adoptado el Los reyes visigodos se atribuyeron las
sistema de legislación romano en potestades de los emperadores y dictaron
reemplazo del germánico, la constituciones (ej: la conversión de
costumbre se mantuvo con fuerza. Recadero de 589).
Alta Edad Media Fue el apogeo de la costumbre, al No hubo legislación, ya que la ley se
pasar al pueblo la función creadora confundía con la persona del rey, según su
del derecho. Había fuerte localismo. razón y voluntad, y porque se reguía todo
La Iglesia atribuyó un papel por la costumbre no escrita.
importante a la costumbre como
parte del derecho canónico.
Baja Edad Media y Había un choque entre mantener las Se exigía un nuevo derecho escrito y no
Edad Moderna costumbres por el derecho canónico y consuetudinario, y tal fue el derecho romano
(Antiguo Régimen) la ley por el derecho romano justinianeo. En el S. XVIII, se produce la
justinianeo. La costumbre que seguía irrupción de la comunidad en la vida
solo era local, no podía ser contraria política (la idea de democracia). Se crearon
ni a la religión ni a la monarquía. Se las “cortes”, las que se encargaban del
distinguía la costumbre anterior, dictado de las leyes; pero fueron decayendo
contraria, y según la ley. Luego la a favor de la legislación real en la Edad
costumbre decayó por la llegada del Moderna (las pragmáticas del rey, y luego
positivismo y la codificación y el los mandamientos), con una relación de
crecimiento de las ciudades. constante conflicto (suplicar - obedecer – no
cumplir las leyes). Se dio un absolutismo
monárquico.
Derecho indiano de A pesar del decaimiento de la Sin perjuicio de la mayor importancia a las
la Edad Moderna costumbre en España, en las Indias costumbres, se aplica lo anterior. No habían
se mantenía fuerte por su cortes propias.
particularismo hasta el S. XVIII.
Derecho nacional En S. XIX la costumbre entró en crisis Con la codificación y el positivismo legal,
como consecuencia de la división de se erigió la ley como una fuente del derecho
poderes (solo el legislativo creaba por excelencia (ciencia de la legislación). La
leyes), por la codificación, el sanción de la CN estableció la jerarquía
crecimiento demográfico y las normativa en el país. El CC en su art. 17
Derecho nacional En la primera mitad del S. XIX, la ley A partir del S. XIX, la doctrina pasó a ser
podía ser fuente de derecho, y los fuente indirecta y material del derecho,
jueces debían reducir su función a la gracias a la escuela del derecho científico.
aplicación de ellas. En la segunda Savigny precisó cuáles eran las funciones
mitad, su importancia creció con la del jurisconsulto.
constitución de la Corte Suprema y la
publicación de los fallos.
Profe: si nos referimos a un sistema, tenemos que hablar de un conjunto cerrado y ordenado en base a
criterios, en donde todos los elementos se interrelacionan. El “sistema” mencionado por Levaggi es
necesariamente el que aparece luego del S. XIX, ya que antes no puede hablarse de sistemas. El derecho
no es un sistema porque no se dan las lógicas formales de verdaderos sistemas como la geometría, las
ciencias naturales, etc. (que plasman que “a” no puede ser a y b al mismo tiempo), sino que el derecho es
2. Derecho canónico
A partir de San Agustín, volvía a expandirse la doctrina de la interpretación, ya que se logró resolver el
problema de la autenticidad y exactitud de las fuentes, y establecieron su antigüedad, jerarquía y fuerza
normativa. El Decreto de Graciano representó la culminación de la doctrina.
4. Derecho castellano-indio
Respecto del derecho castellano, durante toda la EM, los juristas interpretaron las leyes, sin perjuicio de
que la ley de Toro establecía que cuando hubiere alguna duda debía aclararla el rey, quien tenía la
interpretación “auténtica”. La ciencia del derecho se enriqueció con tratados y comentarios de las leyes
castellanas e indianas, en donde se combinaba el mos italicus y el mos gallicus, hasta que Carlos III los
prohibió. Aparte de esa interpretación doctrinal, la interpretación de los jueces seguía en cada caso en
concreto. Primero se trataba de averiguar el sentido gramatical y lógico de la ley, y si no podía descifrarse
una solución, se investigaba su espíritu, comparándolas con leyes anteriores y posteriores. No obstante, la
ley no era la única fuente del derecho, y además, las Partidas declaraban sin valor toda ley que mandase
algo contrario a la voluntad de Dios, los señoríos, y en pro de la comuna.
Respecto de las Indias, las leyes se creaban en base a las costumbres (particularismo jurídico); así, a) la
práctica de los tribunales superiores era considerada la mejor intérprete de las leyes, b) en caso de no
tener reglas propias, se seguía el ejemplo de las ciudades principales, siempre que sea conveniente, y c) se
introducía la equidad.
Fue fuertemente criticado por la Ilustración.
5. Derecho nacional
A partir del S. XIX, se planteó el interrogante acerca de si le correspondía la interpretación al poder
legislativo o al poder judicial. Durante la primera mitad del siglo, de la Ilustración se siguió que quien
creaba la ley podía interpretarla, para evitar que los preceptos puedan ser distorsionados (separación de
poderes de forma absoluta y oposición al arbitrio judicial).
A partir de la Constitución Nacional de 1853, se cambió el sistema de manera decisiva al apartarse de los
modelos europeos y seguir el norteamericano, por el cual se reconocía a los jueces la potestad de
interpretar la constitución y las leyes, derivado del principio de supremacía constitucional. Así, el CCivil
dio por implícito la facultad a los jueces, quienes debían juzgar aún en caso de silencio, oscuridad o
insuficiencia de las leyes, acudiendo los principios generales del derecho; también el CPenal sigue el
6. Doctrinas modernas
En S. XIX, dos escuelas fueron las más destacadas en cuanto a la interpretación del derecho. La Escuela
de la Exégesis, la cual postulaba que la ley se debía interpretar según la intención que tuvo el legislador al
crearla. Y la Escuela Histórica del Derecho de Savigny, la cual establecía que la interpretación doctrinal
era indispensable y era la única considerada verdadera, y no importaba si era realizada por un juez o por
un jurista; se basaba en un método gramatical, lógica, histórica y sistemática.
Además, existe la Escuela de la libre investigación científica, que surgió como reacción contra la exégesis,
la cual establece que la ley no es solo un fenómeno psicológico del legislador, sino que es un fenómeno
social (en un contexto social, moral, político, etc.). Una vez formada la ley, ella puede cambiar
dependiendo la voluntad del contexto.
1° Período → Hispanorromano
Inicio: año 218 aC, Roma (ciudad de los romanos) invade la península ibérica de Hispania.
Fin: año 476 dC, la caída del Imperio romano occidental por la invasión de los bárbaros.
La organización de la ciudad de Roma fue, en principio, en la República, y luego, en el Imperio, de
Oriente y de Occidente (cada uno dividido en dos prefecturas, en diócesis, provincias y ciudades).
Los dos primeros siglos del período hispanorromano son de la República Romana en la conquista del
territorio; se fue conquistando desde la franja oriental hasta el noroeste, hasta el año 23 aC en el que el
príncipe Augusto le dio una conclusión.
Derecho: en Roma, hasta el S. III dC, el principio rector fue el de personalidad (contrario al de
territorialidad), por el cual el derecho de un pueblo era considerado como un atributo del mismo y con
carácter intransferible (ej: solo tenían derechos quienes reunían las condiciones de romano); así, cada
persona vivía conforme a su propio derecho, donde estuviere, y sin importar la conquista territorial.
Entonces, los derechos aplicables eran el derecho romano (para los ciudadanos romanos trasladados a
España), el derecho indígena (de acuerdo a la población respectiva), y el derecho de gentes (para la
relación entre romanos y no romanos).
El derecho hacía distinguir distintas categorías de personas en el siguiente orden: los ciudadanos romanos,
que gozaban de todos los derechos inherentes a la ciudadanía romana; los latinos, originariamente del
Lacio, pero que fueron conquistados por los romanos, tenían un ius comercii (derecho patrimonial)
limitado y la organización de Roma para sus ciudades; los peregrinos, que eran el resto de la población
indígena libre; los esclavos, que eran considerados cosas; y los bárbaros, que eran extranjeros que vivían
fuera el Imperio romano y poseían una especie de ius gentium.
Roma realizaba concesiones individuales de ciudadanía y concesiones individuales y colectivas de
latinidad, hasta el año 212 dC en donde el emperador Caracalla promulgó una constitución por la que se
concedía la ciudadanía a todos los habitantes libres del Imperio, y en consecuencia, correspondía aplicar
teóricamente un solo derecho, el romano (aunque más bien significó la provincialización del derecho
romano).
Sin perjuicio de todo lo dicho, el texto que fue la base del derecho no surgió sino hasta el S. VI (535) con
la compilación de Justiniano (de Oriente), quien buscaba recuperar el Imp. de Occidente, aunque no pudo.
Derecho romano hispano o clásico: era el derecho romano trasladado a las provincias, que se
diferenciaba por factores jurídicos y no jurídicos. Esas normas romanas provinciales eran un conjunto de
disposiciones emanadas de las autoridades provinciales, destinadas a resolver cuestiones de organización.
Entre sus fuentes tenemos a la lex provinciae hoy desconocida, que servía de ley fundamental para
organizar todo, y las numerosas constituciones imperiales promulgadas especialmente para España que
trataban varios temas.
Crisis del S. III y caída del Imp. de Occidente: ya en la época del Imperio, hubo determinados factores
que hicieron que se extinguiera el derecho romano clásico, y de lugar al derecho romano vulgar (el
Derecho natural clásico: hace referencia a un pensamiento teísta, que considera al universo como obra
inteligente de un Dios creador u ordenador, y que parte de la idea de la existencia de un orden jurídico
(leyes divinas, eternas y universales) anterior y superior al humano positivo, que hace referencia a los
derechos de los hombres, los animales y las cosas que se tienen por naturaleza, y surge como una solución
para el problema que las leyes injustas le generan a la recta conciencia. Esta doctrina no fue “creada”,
sino que siempre se tuvo (profe), y dominó la ciencia del derecho hasta principios de la EM.
Participaron de su elaboración diferentes filósofos griegos y romanos y los Padres de la Iglesia:
Estoicos (S. II aC): los estoicos (griegos y romanos) es una escuela que difunde el derecho natural,
y de los cuales se destaca Cicerón, quien propone una ley verdadera conocida por la recta razón,
inmutable y eterna, que no puede ser alterada por otras leyes.
Aristóteles S. IV aC): descubre el derecho natural, que se observa mediante la naturaleza dinámica
del hombre (teleológica), que lo lleva a buscar un fin, que no es otro que la vida perfecta; de la
observación se derivan principios que son inmutables y universales.
Platón (S. V aC): el derecho se apreciaba desde dos planos, el mundo de las ideas que era perfecto,
atemporal y universal, y el mundo de las leyes humanas, como una mala copia de la idea de
derecho; el hombre sabio, por medio de la recta razón, puede elevarse a la perfección de la idea.
Cristianismo (a partir del S. IV dC): incorpora la visión estoica y afirma que hay un solo Dios
perfecto y omnipotente, creador y ordenador del universo, que reconoce la dignidad del hombre
(creado a Su semejanza), y la igualdad de todos hechos a su semejanza. Gracias al aporte de los
filósofos griegos, se creó la Patrística, compuesta de diferentes cristianos que desarrollaban su
estudio (que luego se transformaron en los Padres de la Iglesia). San Pablo (S. I) establecía que la
ley natural era parte de la ley divina y eterna, pero sin confundírselas; San Agustín (S. IV-V)
distinguía en el derecho a la ley divina (voluntad de Dios), la ley natural (derivada de la razón), y
la ley temporal humana (del legislador); Santo Tomás de Aquino (S. XIII) le dio estructura a los
principios del derecho natural, y los estableció inmutables, pero no así a las proposiciones que se
hicieran en su nombre.
2° Período → Visigótico
El derecho visigodo. Características. Elementos formativos. Textos legales visigóticos.
Derecho visigodo: en un primer momento se dio el derecho visigótico primitivo, que era considerado más
bien un derecho germánico; luego surgió el derecho visigótico practicado durante el establecimiento en el
occidente europeo, el cual fue antecedente directo del derecho castellano.
Este derecho visigótico posterior estaba caracterizado por:
- Ser un derecho legislado, dejando atrás el consuetudinario germánico, como consecuencia de la
romanización. Los reyes visigodos imitaron a los emperadores romanos (de quienes se creían sucesores) y
asumieron sus facultades legislativas, las que ejercían junto al Consejo y los concilios.
- Someter a los reyes visigodos, ya que la concepción de poder era limitada y no absoluta, por ende,
estaban sometidos también a las leyes.
- Recopilar leyes para darle estabilidad al derecho, evitar los cambios bruscos y facilitar su conocimiento.
Se utilizaron como modelos el código Teodosiano (438) y el Justiniano (534), aplicado por los bizantinos
en su intento de recuperar el Imperio romano.
Hubieron tres ordenamientos jurídicos que posibilitaron la formación del derecho visigodo de esa época:
el derecho romano vulgar, el derecho germánico y el derecho canónico. La influencia del derecho romano
era indudable. Lo que resultaba discutible era la persistencia del derecho germánico antiguo, dividiéndose
la doctrina entre los germanistas, que creían que en el pueblo visigodo se mantenían las viejas costumbres
y las leyes visigodas solo se aplicaban para las clases altas, y los no germanistas, que establecían que todo
el pueblo perdió sus caracteres originarios como consecuencia de la romanización (ej: cambian su religión,
del arrianismo al catolicismo). Por último, también contribuyó el derecho canónico, que además de
regular asuntos religiosos, regulaba materias mixtas como procesales, penales y de familia, y tenían una
importante vinculación con las normas de los reyes, las que confirmaban; hasta el año 589 la religión se
dividía entre católicos hispanorromanos y arrianos visigodos, pero con la Conversión de Recaredo, todo
el pueblo pasó al catolicismo.
Según profe, este período visigótico fue el último episodio del derecho romano vulgar.
La Invasión Musulmana
El debilitamiento de la monarquía visigótica, va a ser aprovechado por los árabes. Los musulmanes,
venían desde Asia Menor, ocupando la zona norte de África, zona que tenía gran influencia romana, y que
se va a ir perdiendo, producto de que los musulmanes van a intentar imponer su visión.
En el 711, vencido el último rey visigodo, los árabes van a ocupar el territorio español. Algunas
autoridades visigodas, pactaron con los invasores en convertirse a su religión, pero también quedaron
comunidades cristianas aisladas en medio de los árabes (mozárabes), que van a continuar rigiéndose por
su derecho.
La España musulmana va a recibir el nombre de Al-Andaluz, que en un principio dependían del califato
de Damasco, luego del Califato de Bagdar y posteriormente, se constituyó un Califato independiente, el
de Córdoba, ciudad que va a convertirse en la capital de los musulmanes. No obstante, este último
Califato de Córdoba, no duró mucho tiempo, ya que aparecen los Taifas. Taifas, proviene de fracción, y
van a ser los reinos musulmanes, que surge producto de la división en el siglo XI.
Caracteres de la AEM
En resumen:
a) Disolución de los visigodos y la fragmentación del poder político: una vez vencido el último rey
visigodo Rodrigo, los árabes y moros bereberes avanzaron sobre el reino. El territorio quedaba
organizado por pactos entre autoridades visigodas y los árabes, en los que se convirtieron a su religión de
“muladíes”, y por grandes núcleos sueltos de población cristiana aislados en el medio de los árabes,
siendo “mozárabes”. La Hispania musulmana se llamaba Al-Andalus, la que en principio dependía del
califato de Damasco, y posteriormente se constituyó como independiente.
Sin perjuicio de haberse extendido los musulmanes por casi toda la península, su expansión se frenó
Orden jurídico altomedieval: casi todo el derecho era particular, y prevalecía sobre el reducido derecho
general. Así, en el derecho particular coexistían múltiples ordenamientos jurídicos, el derecho local y el
derecho personal, y cada uno tenía un ámbito de aplicación limitado.
El derecho local o foral implicaba la aplicación del mismo derecho a todos los habitantes de un lugar
determinado, que normalmente se daba en lugares que se iban conquistando, y se dio en dos momentos:
- Etapa de repoblación (S. IX a XI): las fuentes de derecho local variaban según se repoblara lugares
deshabitados (cartas pueblas) o ciudades ya consolidadas (fueros breves). Las cartas pueblas revestían las
características de contratos agrarios ofrecidos por el señor, al cual se adherían los colonos, que versaban
sobre la delimitación del territorio a ocupar y explotar y se establecían los derechos y obligaciones
recíprocas; se distinguían cartas primitivas (referido a la renta que debía pagar el colono), señoriales
(referían a prestaciones personales que el señor le imponía al colono, ej: vigilancia de frontera), y de
franquicia (condecían prerrogativas extraordinarias a los colonos, ej: dejar que se formen comunidades
libres y autónomas en las fronteras). Los fueros breves se utilizaban para constituir un nuevo pueblo o
para designar los privilegios que recibía una comunidad determinada, que podían ser dados por el señor o
por el conjunto del pueblo, y se constituían por cláusulas que versaban sobre peculiaridades del lugar (ej:
formación del concejo, elección de jueces, elevación social de los pobladores, etc.), y no podían superar
más de medio centenar; los fueros más antiguos conocidos son los de Castrojeriz y de Salas de los
Infantes (año 974 aprox).
- Etapa de redacción de los ordenamientos consuetudinarios preexistentes (S. XIII): se caracterizaba por
los denominados fueros extensos, que recogían un derecho particular consolidado de ciertas regiones, y
que eran redactados por juristas y prácticos con un método y estilo influenciado por el derecho romano.
¿Cuál es el origen de las instituciones castellanas? Los historiadores del derecho español discrepan
acerca del origen, pero la discusión se centra en si tiene un origen germánico o no germánico. Los que
defienden la primera postura, establecen que las costumbres observadas de la AEM (de donde se estudia
el origen del derecho castellano) son las mismas que las costumbres visigóticas primitivas, que afloraron
al caer la legislación romanizada. Los que defienden la segunda postura, establecen que hay diversos
factores que dan origen a dichas instituciones y no solo la costumbre visigótica; hay influencia de los
derechos prerromanos, del derecho de los francos, del derecho romano vulgar, etc.
B) Bajomedieval
La formación del ius commune. La consolidación de los textos. La obra de los juristas. Los
glosadores. Los posglosadores. La difusión y recepción del ius commune.
Comentaristas o posglosadores: la escuela de los comentaristas o “mos italicus” (el modo italiano
de enseñar y aprender el derecho) se dio desde el S. XIII hasta el año 1400; también se llamaron
posglosadores por una razón simplemente cronológica. Tenían mayor preocupación por la práctica
que por lo teórico (eran en su mayoría abogados, consejeros y asesores), y profesaban la misma
admiración por el derecho romano que los glosadores; pero sus obras no partieron del análisis de
las leyes justinianeas, sino de casos prácticos, para cuya resolución se valían de tales leyes y de
otras fuentes. Así, en vez de ceñirse a un solo cuerpo legal, trataron de relacionarlo e integrarlo
con otros ordenamientos como los estatutos municipales italianos, el derecho consuetudinario, el
canónico y el feudal. Más que explicar la letra de la ley, buscaban explicar la razón de ser de ellas.
Gracias a los comentarios que escribían (reelaboración de conjuntos de materias) se fue cultivando
el género literario del “tratado” (monografía de determinada materia del derecho romano), los
“consejos” o “dictámenes” para uso de jueces y particulars. Fue tan importante la ciencia jurídica
que crearon, que comenzaron a desplazar al mismo derecho romano.
Derecho canónico del bajomedieval: el derecho canónico se manifiesta de diversas formas en este
período: a) en sentido amplio, el “canon” o la ley eclesiástica; b) en sentido estricto, la ley sancionada por
el concilio o asamblea episcopal; c) decretos del pontífice, que resuelven casos reales objeto de consulta;
d) la costumbre, la más importante de las fuentes; e) textos legales como el Nuevo Testamento y su
tradición, y los escritos de los Padres de la Iglesia de los primeros siglos (Patrística). Para el S. XII, el
derecho canónico se caracterizaba por la abundancia de fuentes apócrifas que alteraban sus preceptos, y
por el incremento de la legislación pontificia, que buscaba unificar el derecho, evitar la injerencia de los
señores laicos y aumentar su poder frente al emperador. Hubo una obra muy importante que depuró el
derecho canónico, el Decreto de Graciano, que separó al derecho de la teología, y permitió fundar una
ciencia del derecho canónico, que era inexistente hasta entonces. Todas las normas posteriores al Decreto
que no estaban contenidas en él, se denominaban extravagantes y fueron mandadas a compilar por el papa
Gregorio IX; éste conjunto de normas dispersas en cinco libros, fue conocido como Decretales (1234).
Las contribuciones del derecho canónico bajomedieval fueron los principios de buena fe y equidad, la
doctrina del contrato, los derechos reales y la propiedad, la personalidad jurídica, el justo precio, y los
lineamientos del derecho procesal moderno.
Por último, la crisis del derecho canónico se produjo entre los S. XIV y XVI, al perder los pontífices
(papas) su posición rectora en la Cristiandad, por la primacía del Estado nacional sobre la Iglesia, por la
elección del emperador a cargo de los príncipes electores con prescindencia del papa, y por la Reforma
Protestante que dividió todo Europa.
Ius commune o derecho común: es el conjunto jurídico compuesto del derecho romano justinianeo (a
través de las escuelas vistas) y del derecho canónico, y además con el agregado del derecho feudal y el
La difusión del ius commune, aunque no tuvo la misma fuerza en todos los reinos (en algunos había
mayor resistencia), se concretó por ciertas razones en general:
1. Por los juristas: estando al servicio de los reyes (como asesores, jueces o redactores de sus leyes),
la ciencia del derecho común penetró desde la cúspide de poder del sistema jurídico.
2. Por las universidades o estudios generales: éstas se fueron multiplicando por todo Europa, y
adquirieron uniformidad en los estudios jurídicos e identificación con el derecho común.
3. Por los textos de aplicación del derecho: tanto los textos legales romanos y canónicos, como las
obras doctrinarias, fueron ocupando todas las bibliotecas y eran consultados permanentemente.
La mayor difusión fue gracias a los juristas, quienes al resolver los casos reales o imaginarios,
comparaban su derecho propio con el derecho común, y si no encontraban la solución en aquél, aplicaban
directamente el común (llenando lagunas o interpretando).
Se distingue la recepción de la penetración del ius commune en distintos lugares de Europa. La recepción
es la adopción de un ordenamiento extraño o externo en su conjunto (principios, instituciones, regulación),
sin perjuicio del posible rechazo o modificación de alguna parte. La penetración se da cuando solo se
adoptan los principios fundamentales de un ordenamiento externo y algunas instituciones, pero no la
universalidad de él. Así, la enmarcación dependerá en general si el territorio ya se encontraba romanizado
desde antes, y al respecto se analiza en Inglaterra, Alemania y Francia:
- Inglaterra: hay una mínima penetración del derecho común, debido al temprano desarrollo que tuvo el
estamento de juristas y la creación del common law.
- Alemania: es un caso típico de recepción de un territorio no romanizado, primero por la costumbre, y
luego la adopción del derecho común a través de la práctica del mos italicus (comentaristas). Fue el país
donde más tiempo perduró el derecho común, hasta fines del S. XIX.
- Francia: es un caso intermedio, ya que no adoptó el derecho común como ley del imperio, pero tuvo
intensa influencia en la práctica. No obstante, elaboraron la teoría de que cada príncipe era un emperador
en su reino; así, cuando el derecho romano hablaba del emperador (como autoridad suprema y absoluta),
no se refería al titular del Sacro Imperio, sino a cada rey. Ello, sirvió para vencer la resistencia real a la
adopción del derecho común, y además lo puso al servició de la monarquía, al extremo de convertirlo en
el factor más poderoso del absolutismo moderno.
La política jurídica de Alfonso el Sabio. Fuero Real, Espéculo y Partidas. El proceso castellano de
integración normativa. El Ordenamiento de Alcalá.
Proceso de integración normativa en Castilla: a diferencia del período altomedieval, en la Baja Edad
Media se apuntaba a la integración normativa o recomposición de la unidad jurídica perdida, la cual se
llevó a cabo a través de distintos factores:
* Factores internos
- Jurisprudencia general: las sentencias de los reyes integraron desde el período anterior el derecho
territorial, y las más importantes fueron recogidas por ordenamientos locales y comarcales.
- Formación de ordenamientos comarcales: a medida que se volvían a expandir las ciudades, desaparecían
varios sistemas locales; a partir del S. XIII, se desarrollan ordenamientos comarcales, que resultaban de la
unión de fragmentos de sistemas locales y a veces de derecho nunca escrito.
- Adopción de fueros generales: en el reino de Castilla se utilizó el Fuero Juzgo (una traducción al
castellano de una versión vulgar del Liber Iudiciorum) como fuero tipo para varias ciudades de la región,
las que lo adoptaban como fuero local. No obstante, seguían manteniendo su particularismo jurídico, por
* Factores externos
- Penetración del derecho común: el derecho común no tuvo la misma intensidad de desarrollo en todo el
territorio, por lo que en algunos lugares era aplicado solo como derecho subsidiario, y en otros solo se lo
estudiaba científicamente sin permitirse su aplicación. No obstante, fue ejerciendo una fuerte influencia
gracias a los juristas, y así fue recogido en la redacción de leyes reales y fueros extensos, en funciones
judiciales y asesoramiento real y a jueces legos, y además en obras doctrinarias. El derecho común era el
punto de partida y de llegada del sistema jurídico castellano, pero igualmente tuvo resistencias, tanto de
los reyes, como de los nobles y las ciudades, por cuanto contrariaba sus intereses, vinculados al derecho
tradicional.
Política jurídica de Alfonso el Sabio (S. XIII): es un rey de Castilla (reinó desde 1252 hasta 1284), que es
la figura central del derecho castellano bajomedieval; tuvo aspiraciones al Sacro Imperio por su linaje
(sangre de emperadores germanos, Federico Barbarroja), pero más que por dotes gobernantes era mejor
por su inteligencia.
Su obra legislativa es considerada como la más notable de toda la Edad Media europea, y en la cual
colaboraron numerosos juristas de gran importancia. En general, Alfonso el Sabio busca adoptar el
derecho común (que estaba en su apogeo) y trasladarlo al derecho castellano a través de sus obras:
Setenario: es una obra que tiende a formar una recta conciencia jurídica (especialmente en los
reyes), que no tuvo intención legal sino más bien doctrinal, y que trata del reinado de Fernando III
(su padre) y temas religiosos, filosóficos e históricos.
Fuero Real: se hacía llamar Fuero de las Leyes, tiene el carácter de una ley territorial de clara
influencia romano canónica y del Liber Iudiciorum, que surge como política unificadora. Fue
concedido a algunas ciudades de Castilla, aunque no todas la adoptaron como ley general, y
además fue utilizado permanentemente por el tribunal del rey.
Espéculo: es una obra paralela al Fuero Real, que fue concedida a ciudades de León; también tiene
influencia del derecho común, y del derecho tradicional. Según un doctrinario, el Espéculo sirvió
para la realización del Fuero Real y de las Partidas.
Partidas: es la vía por la que mejor penetró el derecho común en Castilla. Es una obra de la cual
se desconoce su naturaleza (como ley o doctrina), que fue objeto de varias redacciones posteriores,
siendo la más difundida y profundamente glosada, la de Gregorio López en 1555, logrando ser
impuesta por el Rey Carlos I. Algunos establecen que se trata de un libro enciclopédico del
derecho sin pretensiones normativas, por tener en cuenta y citar a diversos personajes de la
historia, y otros dicen que nació como un proyecto normativo para el impero, pero que al fracasar
la candidatura de Alfonso, quedó en Castilla como libro doctrinal. Su nombre fue adoptado por
doctrinarios por ser un libro dividido en siete partidas, pero lo correcto sería denominarlo como
Libro de Leyes. Tiene un carácter integral y sistemático, que indica una escala de valores; tiene
como contenido: 1) fuentes del derecho, la fe católica y la Iglesia, 2) los reyes, los funcionarios
reales y la guerra; 3) la administración de justicia y derechos sobre las cosas; 4) matrimonio y las
personas; 5) contratos y otras instituciones civiles; 6) las sucesiones; y 7) los delitos y las penas.
Es casi unánime la opinión de que las Partidas tuvieron fuerza de ley y comenzaron a ser aplicadas,
recién a partir del Ordenamiento de Alcalá de Henares.
La consecuencia de intentar adoptar el derecho común como derecho castellano es que, como el derecho
común era interpretado que ponía al emperador como máxima autoridad, y en consecuencia, “el rey es
emperador en su reino”, Alfonso el Sabio pretendía ser tomado como tal, y por ello el pueblo se levantó
en su contra (antialfonsismo) y lo obligaron a abdicar en 1272.
En ese momento, Castilla se queda sin figura de autoridad, por lo que se propone una junta en la Corte de
Zamora (1274), en donde se logra distinguir entre pleitos foreros (permitía que se resuelva según el
El Ordenamiento de Alcalá (S. XIV): durante el reinado de Alfonso XI, cundió el desorden del derecho
castellano por diversos motivos: la dualidad entre pleitos foreros y pleitos del rey, la libre interpretación
que hacía el tribunal real de los fueros, el desuso de varios fueros y el incremento de la legislación real. A
este caos, intentó poner remedio el Ordenamiento de Alcalá de Henares en 1348, que tuvo por objeto
establecer un orden de prelación de las fuentes aplicables y además introducir algunas disposiciones
trascendentales, y que rigió en Castilla hasta las Leyes de Toro. El orden de las fuentes era: 1)
Ordenamiento de Alcalá, 2) todos los fueros utilizados, incluso el Juzgo y el Real, 3) Partidas. La razón
por la cual las Partidas se encontraban a lo último es debido a que de lo contrario se hubieran desplazado
y derogado siempre los derechos tradicionales, consagrando lisa y llanamente el derecho común.
El Derecho Natural Clásico (ya analizado) fue la concepción del derecho que reconocía derechos de los
hombres, de los animales y de las cosas por naturaleza; fue desarrollado por filósofos griegos y romanos,
los Estoicos, Aristóteles, Platón y por aportes del Cristianismo. En resumen, entre los principios del
derecho natural clásico pueden señalarse:
- El mundo es producto de la obra inteligente de un Dios ordenador (paganos) y creador (cristianos).
- Solo es posible el conocimiento del derecho natural mediante la recta razón del hombre sabio, quien
puede conocerla por alcanzar la idea perfecta (Platón) o por la observación de la naturaleza (Aristóteles).
- El hombre desconoce la naturaleza y la razón, y por ello, nunca se termina de buscar el derecho natural,
y tampoco puede quedar reducido a reglas fijas.
- Solo los principios del derecho natural son inmutables, y toda proposición es contingente (Santo Tomás)
- La ley humana o positiva contraria al derecho natural carece de validez y no obliga (San Agustín), pero
es necesaria para complementarlo.
La Escolástica (a partir del S. IX) es una corriente teológica y filosófica del período medieval que utilizó
parte de la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa del cristianismo. Fue la
corriente teológico-filosófica predominante del pensamiento medieval, que derivaba de la Patrística de la
Antigüedad tardía o Padres de la Iglesia (cuyo máximo exponente fue Santo Tomás de Aquino), y se basó
en la coordinación entre fe y razón, que en cualquier caso siempre suponía una clara subordinación de la
razón a la fe.
Mos Italicus: como se señaló anteriormente al tratar a los Comentaristas o Posglosadores, este derecho se
basaba en el derecho romano justinianeno y sus fuentes, pero tenían mayor interés en la práctica
(abogados, consejeros y asesores) por lo que partían de casos concretos y no de leyes, y además, trataban
de relacionarlo con otros ordenamientos jurídicos (ej: canónico, feudal), no basándose exclusivamente en
un solo cuerpo legal.
La jurisprudencia dada por el Mos Italicus no se extinguió a pesar de la muerte de Baldo en S. XV, sino
que perduró por los siglos posteriores hasta el S. XVIII, pero bajo la denominación de “mos italicus
tardío”. En realidad, en esta nueva fase era defectuoso, ya que se detuvo en su desarrollo científico, y con
el surgimiento del Humanismo, se hicieron cada vez más evidentes sus defectos. Se caracteriza por el
predominio de la práctica por sobre la docente (se quiebra el equilibrio que se había logrado antes), se
comienza a alejar de las fuentes originales del derecho común (del derecho canónico y el derecho romano)
y se reemplaza por opiniones de juristas y autores, se produce un abuso del argumento de la autoridad (se
exageran las citas de autores, dejando de lado la razón), y se desplaza el derecho común por el derecho
real, el cual se generaba a través de los comentarios que se hacían a las leyes reales. Un ejemplo de este
mos italicus tardío son las 7 Partidas difundidas por Gregorio Lopez.
Humanismo: es una corriente de pensamiento que nació en la BEM, pero que tuvo su auge y desarrollo
en la Edad Moderna gracias al descubrimiento de nuevos pueblos de distintas culturas, siendo uno de los
acontecimientos más significativos de tal período. En general, eran ajenos al catolicismo, concedían
Mos gallicus: se desarrolló preferentemente en Francia, y surge del humanismo, por lo que este tipo de
derecho también estaba inspirado en la antigüedad clásica y se expresaba en las ciencias del hombre. Ello
significó un cambio de pensamiento en los juristas, que dejaron de concebir al derecho romano como un
derecho actual y vigente, y en su lugar, lo entendieron como una obra maestra romana expresión histórica
de la razón y la equidad, pero no necesariamente la única. Con esta nueva concepción se logró mayor
libertad en la interpretación del derecho, que se ayudó de argumentos racionales (los hombres aprenden
los textos por la razón y ya no por la literalidad). Como consecuencia, la validez del Corpus radicó en la
equidad que de él surgía (entendido por la razón), pero que no era dogmático sino que igualmente debía
probarse.
Los juristas humanistas (basados en el mos gallicus) tenían el propósito de restaurar el verdadero
significado del derecho romano, al que supongían corrompido por los juristas del mos italicus, a quienes
criticaban por las siguientes razones: falta de interés en la cultura clásica y por ende en las mismas fuentes
del derecho romano, argumentos dogmáticos, no comprensión de los textos romanos y griegos, falta de
cultura histórica al desconocer las fuentes y no ser conscientes de la historicidad de los textos legales, y
por el uso de ediciones defectuosas del Corpus que se fueron perpetuando.
Jacobo Cujas (S. XVI) es considerado el historiador del derecho más grande dentro del humanismo,
gracias al cual se pudo desmitificar el derecho romano en su valor absoluto, y mostrar su relación con las
circunstancias históricas.
Humanismo racionalista: los juristas de esta etapa son aquellos que superaron toda identificación del
derecho con el derecho romano, estableciendo que por sobre el derecho romano existe un derecho no
escrito que es objetivo, y que es el Derecho Racional. De esta manera, la jurisprudencia amplió sus
horizontes incorporando y modificando cuestiones que antes no podía tratar, como conceptos, naturaleza
y fundamento del derecho, la justicia, la ley, etc., que estaban dados únicamente por fundamentos
teológicos. Se le dio especial importancia al problema del método, surgiendo así la dialéctica humanista,
basada en las Institutas, en donde se proponía la clasificación por categorías (se crea distintas
instituciones del derecho).
Uno de sus principales exponentes fue Grocio (S. XVI).
Este período representa una prolongación de todo lo que se venía gestando o desarrollando desde la Edad
Bajomedieval, pero en concreto, hubieron dos hechos notables:
a) Profundos cambios sociales: gracias al papel protagónico de la burguesía, las ideas del humanismo, y
la consolidación del poder real y el debilitamiento del nobiliario, se produjo la alteración del orden social
tradicional, y se manifestó en guerras y rebeliones; también hubo una renovación cultural por nuevos
cuestionamientos a los principios tradicionales e imperialistas que habían, que surgieron con la aparición
del movimiento de la Ilustración.
b) Aparición del “Estado” Moderno: se consolidan todos los presupuestos básicos para tal forma de
organización, a saber, una monarquía absolutista, estructuración política, burocracia sólida y un ejército
profesional. Así, el Estado Moderno es una organización destinada al cumplimiento de ciertos objetivos
políticos, económicos y sociales, regida por una monarquía absoluta, con poder pleno y soberano dentro
de un territorio. Ese poder pleno y soberano permitía modificar la estructura política, social y jurídica, por
encima del Derecho vigente. Para algunos autores, se distinguen dos etapas: primero, la formación del
Estado Moderno absolutista, y segundo, el absolutismo monárquico consolidado o propiamente dicho
(con el principio de que la autoridad del Príncipe derivaba de Dios). Para justificar el despotismo de los
reyes (gobierno absoluto), los escritores políticos utilizaban el calificativo “ilustrado”.
* Según profe, no podemos hablar de Estado Moderno todavía, porque en realidad Levaggi se basa en
Maquiavelo para hacerlo, pero es un anacronismo; cuando se hace referencia a razón de “Estado”, no es
más que una razón de conveniencia, tampoco se puede hablar de unión militar, ni afirmar la soberanía del
poder porque tenía muchas limitaciones (leyes divinas, costumbres, privilegios señoriales, etc.). Entonces,
no podemos hablar de un Estado (ni aún absolutista), sino que se trata de una monarquía que tenía
unificada a la religión, la obediencia al mismo, etc., pero que de hecho tenía cuestiones muy distintas
según cada reino.
Si bien en el resto de Europa las fechas varían, en España, este período se subdivide en dos etapas, Alta
Edad Moderna y Baja Edad Moderna.
A) Alta Edad Moderna (los Austrias)
Inicio: desde 1474.
Fin: hasta 1700.
Este período se corresponde con la Época de los Austrias, que inicia en realidad en el año 1518, con el
rey Carlos I, al cual le siguen Felipe II, Felipe III, Felipe IV, y Carlos II (muere sin dejar herederos por
linaje).
Este período estaba caracterizado por:
a) Decadencia de los derechos locales: se intensificó durante la Alta Edad Moderna, al punto de que al S.
XVIII, ya casi no subsistían fueros locales en Castilla, sino que todo se transformó en intentos de
unificación con improntas monárquicas; se consolidó con una de las cláusulas del Ordenamiento de
Alcalá, que disponía la subordinación de la vigencia de los derechos locales a la prueba de su uso.
La universalidad del Derecho Castellano. La era de las Recopilaciones. Las Ordenanzas Reales de
Castilla, Las Leyes de Toro, la Nueva Recopilación. La Novísima Recopilación.
Como se expuso anteriormente, la expansión del derecho castellano se dio en todos los territorios
peninsulares, y basados en la autoridad real que de él derivaba.
Al S. XV, en la Corona de Castilla había confusión e incertidumbre respecto del derecho, por lo que se
hacía necesario una recopilación. Así es que se llegaron a distintos instrumentos unificadores:
Ordenanzas Reales de Castilla (1484): estaban a cargo de Alonso Díaz de Montalvo, comprendían
leyes de las cortes, desde el Ordenamiento de Alcalá, pragmáticas y ordenanzas reales, y algunos
Monarquías: surgen a partir del momento en que se fusionan las dos coronas existentes (y otros
territorios), la Corona de Castilla y la de Aragón, gracias a la herencia recibida por el rey Carlos, I
de Castilla y V del Sacro Imperio Romano. Para algunos historiadores, algunos de los
presupuestos del Estado Moderno (absolutista) se dieron con esta unificación, pero no se puede
hablar correctamente de un Estado todavía.
En cuanto a la estructura del poder (gobierno), podemos diferenciar distintos sujetos o instituciones:
- Rey: era la figura política más importante y con más poder de la época. Los bienes que tenían
jurisdicción directa del rey se denominaban patrimonio “realengo”, el cual estaba dividido en 3 categorías
(bienes de la Corona, bienes reales, y bienes propios o privados), de los cuales solo podía disponer
libremente de los privados, mientras que de los otros debía hacerlo en utilidad de la Corona o de la casa
real; también se habla de bienes “abadengo”, que son aquellos territorios que por una gracia del rey son
concedidos a algún monasterio o convento, los cuales pasan a tener jurisdicción, y de los que pesa una
prohibición de disponer para el rey.
- Curia: era un grupo de terratenientes (señores, caballeros) y eclesiásticos que aconsejaban al rey en
materia legislativa, y que fue el origen de otras instituciones como las cortes y los consejos.
- Cortes: eran instituciones “colegisladoras” de las que se valía el rey para que le de ciertos servicios, a
cambio de que él le conceda sus peticiones o privilegios; las cortes se instauraban en donde el rey se
encontrara, o a 5 leguas a la redonda. Estaba compuesto por representantes de la nobleza, del clero y de
las ciudades, y creaban leyes o bien generales para todo el reino (cuando estaban todos de acuerdo y era
un “ordenamiento de Corte”) o bien legislaban por cada estamento separado de quienes la integraban.
También funcionaban como una instancia mediadora entre las peticiones/conflictos del reino y el rey. A
partir del S. XVI solo las integraban los representantes de las ciudades, y luego en el S. XVIII, como
consecuencia de que el rey comienza a tener contacto directo con el reino, las se vuelven innecesarias.
Algunos ejemplos son la Corte de Zamora (1274) y la de Alcalá (1348).
La Corte de Castilla solo funcionaba para Castilla, pero los Consejos eran de todo el territorio.
- Consejos Reales (uno por Corona): hace referencia a un conjunto de personas destacables que
aconsejaban mayoritariamente en lo administrativo y gubernamental al rey (ej: validez de títulos,
perdones, otorgamiento de mayorazgos, etc.), aunque también se encargaban de la administración de
justicia (entendían sobre “casos de Cortes”); eran itinerantes (no tenían un lugar fijo) como el rey; estaban
compuestos de un alcalde de casa (quien gobernaba y administraba justicia en cada ciudad), oidores (eran
como “jueces”), y chancilleres (quienes legitimaban lo dispuesto por el rey). Al tener numerosas
Mecanismos de control
Eran una forma de controlar a los oficiales, lo que al mismo tiempo les daba fundamento para existir.
Algunos de ellos son:
Recursos de apelación: crea el efecto devolutivo de la sentencia, hasta las Audiencias, y podían
atribuir responsabilidad patrimonial a los oficiales. En el S. XV, los católicos impusieron que haya
un recurso de “2da suplicación”, para que de la Audiencia pudieran llegar al Consejo (al rey
mismo); también habían recursos de querella.
Visitas: los visitadores tenían funciones “fiscales” ya que realizaban controles, esto, inspecciones
de lugares, escuchaba al pueblo y realizaba informes, que luego los elevaba a los consejos;
Humanismo en España: el humanismo se propagó rápido, principalmente, por los países protestantes o
por su influencia (Francia, Holanda, Alemania). En España, gracias a las conexiones entre el humanismo
y la reforma protestante, los reyes españoles desconfiaron de dicho movimiento y pusieron todo tipo de
trabas a su penetración (ej: se prohibió estudiar fuera de España); si bien la cultura se mantuvo teocéntrica,
escolástica en filosofía e itálica en el derecho, hubieron algunos cambios por las nuevas ideas. Fue así,
que comenzaron a hacerse manifestaciones humanistas a lo largo de los S. XVI y XVII, que culminaron
en el surgimiento de La Ilustración, en S. XVIII.
Una de las direcciones que tomó la jurisprudencia humanista en España, fue la de la Segunda Escolástica.
Se ha dicho que más que descubierta, América fue “inventada” a la medida de las preconcepciones y
necesidades de los conquistadores. Todo parte de un error originario por el cual Colón y quienes narraron
la historia, a partir de sus preconcepciones sobre remotas regiones asiáticas, ubicando el paisaje y la gente
en la India, otorgaron nombres como “las Indias”, “los indios”, etc., a lo que era el territorio de América
Latina.
Como se mencionó más arriba, una de las principales características o vías que tomó el descubrimiento de
los nuevos territorios, se podría decir que era la “conquista espiritual”, ya que el mandato papal de
evangelización era el único argumento sólido para sostener el monopolio comercial castellano sobre las
Indias; los objetivos materiales y evangélicos de la conquista eran mutuamente dependientes: si por un
lado la evangelización requería solvento económico de la misma conquista, por el otro, la imposición de
la fe constituía la herramienta más efectiva (y menos conflictiva) para someter a los nuevos “vasallos”
americanos (esto es, someter a los indios para cristianizarlos, o cristianizarlos para someterlos). Es así,
que la conquista espiritual se presentaba como otra alternativa a la simple usurpación militar. No obstante,
esto traía una serie de consecuencias, ya que, como la vida cristiana exigía un hábito de vida no indigno
de la razón natural del hombre, los indios debían ser apartados de sus costumbres “salvajes e incivilizadas”
y de las distintas manifestaciones de su cultura, para pasar a acostumbrarse a las políticas y las
instituciones. La conversión importaba así no solo la imposición de la doctrina cristiana, sino también la
de todas aquellas normas sociales que por europeas eran incorrectamente denominadas “humanas”, lo que
implicó una desestructuración del pensamiento de las culturas originarias. Todo ello quedó perfectamente
plasmado en el texto del requerimiento.
En palabras generales, podemos mencionar que el discurso jurídico que “justificaba” y motivaba la
conquista y las guerras estaba dado por tres cuestiones:
1. La guerra santa. Hace referencia a la justificación de la guerra basada en la fe y en la recta
doctrina impuesta por Roma. Al respecto, se valían de distintos argumentos, como un pasaje del
Nuevo Testamento por el cual se sostenía que no era contrario a la palabra de Cristo compeler a
los herejes y cismáticos para que entraran por la fuerza en la verdadera fe, o bien se consideraba
lícita la guerra contra los pueblos bárbaros que no siendo domados pondrían en peligro su propia
libertad, entre otros. Esta lógica era válida tanto para conquistar los pueblos paganos, como los
reinos cristianos que estaban enemistados con la Santa Sede o aliados.
2. Las recompensas a los guerreros. A la conquista que hacían los guerreros, le seguían distintos
beneficios concedidos por los distintos papas en la historia, como por ejemplo, las indulgencias,
A pesar de las denuncias mencionadas, la colonización no frenó su avance en las décadas siguientes, pero
fue el período donde más se discutió sobre la legitimidad de la conquista de América, y además, gracias al
régimen reformista europeo del momento (la reforma protestante a partir de 1517), el debate se amplió al
rechazo de la jurisdicción universal del papa. Por estos motivos, la Iglesia se vio en la necesidad de
retomar argumentos de justificación, derivando en la Segunda Escolástica, que proponía recobrar
argumentos de Santo Tomás de Aquino, y que tenía como referentes a Bartolomé de las Casas (1484-
1566) y Francisco de Vitoria (1483-1546). El primero, agudizó la crítica de los maltratos a los aborígenes
y exclamó la insuficiencia de las Leyes de Burgos, señalando la extravagancia del requerimiento y
abogando por una conversión pacífica (a cargo exclusivo de religiosos). El segundo, se encargó
especialmente de los referente a los justos títulos, y rechazó la tesis que negaban la libertad y el dominio a
los aborígenes; también se apartó de la doctrina oficial del momento para negar cualquier pretensión de
jurisdicción universal, sea que se la atribuyan a un emperador como al papa; así, impugnó la validez de
las donaciones pontificias y los títulos que de ellas derivaban, negando que fuese “justa” la guerra contra
los bárbaros indios por su infidelidad.
De Vitoria fue reemplazando poco a poco tal doctrina por un campo normativo difuso, en donde
convergían el derecho natural y su derivado, el ius gentium, que vinculaba a todos, ambos establecidos
por la “razón natural”. Entonces al hablar de justos títulos, De Vitoria decía que el primero era que la
conquista tenía que derivar de la sociedad natural y la comunicación entre los hombres, lo que concedía a
los españoles un derecho de viajar y permanecer en otros territorios sin causar daños. La cara mala de esta
nueva concepción era se traducía en que los españoles podían, por ejemplo, comerciar con los nativos y
ellos no podían negarse de ningún modo; así, cualquier ley que prohibiera lo que permite el derecho
natural y divino, sería considerada inhumana e irracional, y por consiguiente, no solo carecería de fuerza
legal sino que también era motivo de guerra justa. Otro de los justos títulos establecía el derecho de los
cristianos a predicar el Evangelio, para lo cual el papa podía encomendar dicha misión a los españoles y
prohibírselas a otros príncipes cristianos (portugueses). Finalmente, De Vitoria sostenía que aún cuando
no se pudiese invocar ninguno de los títulos que él consideraba legítimos, no se podían abandonar esos
territorios o provincias ya conquistados porque muchos de sus habitantes ya se habían convertido a la fe
católica.
La importancia de la doctrina de De Vitoria, es que a mediados del S. XVI, el problema de los justos
El gobierno indiano peninsular y el gobierno local de las Indias. La sociedad estamental en Indias y
su régimen jurídico.
EL REY: ocupaba el trono de Castilla, era también el titular de los reinos de Indias, en virtud de la
incorporación accesoria de éstos a aquel. Las Indias no intervenían en el reconocimiento y la
proclamación de sus reyes, y nunca fueron consultadas al respecto. El rey reconocido y proclamado
solamente en Castilla quedaba aceptado en Indias.
A partir de la muerte de Fernando, ocurrida en 1516, y hasta fines del siglo siguiente la Corona estuvo en
poder de príncipes Austrios. Carlos I de España y V de Alemania (1516–1556), y Felipe II (1556-1598)
se encargaron de mantener con una singular dedicación a todos los negocios administrativos. Los reyes
del siglo siguiente, Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II “el Hechizado” (1665-1700),
abandonaron los problemas de la administración indiana a ministros y favoritos cortesanos, ineficaces en
sus soluciones políticas.
EL CONSEJO REAL Y SUPREMO DE LAS INDIAS: durante los primeros años, los reyes se
ocuparon personalmente de los asuntos indianos, es decir, en la época del descubrimiento, las cuestiones
judiciales vinculadas con el Nuevo Mundo eran resueltas por el Consejo de Castilla.
En 1519 bajo el reinado de Carlos V, se creó dentro del Consejo de Castilla una junta para los asuntos
indianos, denominada “Consejo de las Indias” que se ocupaba solo de los aspectos administrativos, hasta
que en 1524 fue establecido en forma definitiva, y pasó a denominarse Consejo Real y Supremo de las
Indias, otorgándosele jerarquía e independencia propias, con gran autoridad administrativa y judicial.
En torno al Consejo se constituyó una burocracia que aumentó paulatinamente. Se integraba con un
presidente, varios consejeros, un fiscal, dos secretarios y un plantel de funcionarios de menor jerarquía,
todos reglados en su actividad por ordenanzas.
El amplio poder decisorio del Consejo siempre estuvo supeditado en los importantes problemas de la
administración indiana a consultas con el rey, y en cuanto a los negocios hacendísticos, a partir de la
segunda mitad del Siglo XVI, a la aprobación del Consejo de Hacienda.
El Consejo de Indias -al igual que los demás consejos- se comunicaba con las autoridades indianas y con
los particulares a través de cédulas reales, firmadas por el rey.
Algunas atribuciones del Consejo eran:
a) Asesoramiento: los reyes debían solicitar asesoramiento al Consejo para los actos de gobierno. A su
vez, el Consejo ponía en conocimiento del monarca toda la información necesaria para los asuntos
indianos. Las decisiones eran conjuntas, adquirían mayor fuerza y eliminaban la sospecha de arbitrariedad.
b) Gobierno: la competencia del Consejo comprendía tanto los aspectos espirituales como los temporales.
Se ocupaba del ejercicio del patronato, estando a su cargo proponer al rey los candidatos; preparaba las
leyes y demás disposiciones referidas a Indias, y las expedía en nombre del rey y con su aprobación;
determinaba las divisiones territoriales y proponía el nombramiento de los funcionarios indianos; etc.
También asesoraba y daba órdenes al Virrey, en el gobierno eclesiástico fue la más alta autoridad.
c) Justicia: ejercía el control sobre tribunales judiciales de Indias del Nuevo Mundo y era competente para
entender en los pleitos originados por vía de apelación.
d) Guerra: a partir del siglo XVII, los asuntos militares y navales, hasta entonces de competencia del
Consejo, fueron encomendados a la Junta de Guerra.
e) Real hacienda: tuvo a su cargo la administración de los fondos reales, pero a partir de 1557 pasó al
Consejo de Hacienda.
LAS JUNTAS ESPECIALES: durante el Siglo XVI, y aún después de establecido el Consejo, el rey
reunió a juntas de teólogos y juristas a fin de asesorarse sobre determinados problemas, especialmente
relativos al justo título y al trato de indígenas. La más importante junta, por su carácter permanente y por
los asuntos que le estaban encomendados, era la Junta de Guerra de Indias, que estaba integrada por
miembros del Consejo de Indias y del de Guerra, y cuya función comprendía la organización militar, la
provisión de los oficios y cargos del ramo y la defensa de los reinos indianos. También cabe mencionar a
las Juntas de la Contaduría Mayor y de Hacienda.
Mientras, el Estado asumió la totalidad de las funciones, creándose una administración formada por
gobernantes rentados que eran nombrados por el rey, ejercían cargos temporarios y se sometían a la
dependencia y vigilancia del Consejo de Indias y de otras autoridades locales. Se creó así un sistema de
tipo político, que hizo desaparecer las formas primitivas de origen señorial.
Esa administración fue tornándose cada vez más centralizada y rígida. Esto fue el resultado de la
desconfianza con que las autoridades de la península miraban a las de América. Para impedir que
abusaran de sus poderes, se exageró su dependencia mediante el centralismo y se implantaron numerosas
formas de control destinadas a fiscalizarlas. De esta manera se evitó o se pudo reprimir el absolutismo de
los gobernantes locales. Se estableció un sistema de recíproco control entre los órganos de gobierno, que
se completaba con las visitas y los juicios de residencia.
1) Adelantados
2) Virrey
3) Provincias: - Gobernadores
- Corregidores/Alcaldes Mayores
4) Ciudades: - Cabildo:
- Miembros Natos - Corregidores
- Alcalde Ordinarios
- Funcionarios especiales (Alguacil Mayor, Alferez Real, etc.)
- Alcalde de Santa Hermandad
- Alcalde de Barrios
- Alcalde de Agua
- Fiel Ejecutor
5) Control: - Visita
- Residencia
- Pesquisa
ADELANTADOS: eran quienes realizaron la conquista del Nuevo Mundo, ya que se obligó a la
Corona a conceder a los jefes de las expediciones amplias facultades y privilegios para interesarlos en la
empresa, darles una jerarquía suficiente para reclutar la gente necesaria para integrar la expedición y
dotarlos de las atribuciones necesarias para enfrentar los distintos problemas. Era común conceder el
título en forma vitalicia y aún con derecho a transmitirlo a un heredero.
Las facultades de los adelantados y de quienes los reemplazaron fueron amplísimas, incluían el gobierno
superior del distrito, el mando militar y el ejercicio del poder judicial en última instancia. Reunía
funciones gubernativas, militares y judiciales, pero no tenía a su cargo la administración fiscal, que estaba
reservada a los oficiales reales.
Desde mediados del S. XVI, ya asentada en su mayor para la conquista española, despareció la necesidad
del adelantado y sus atribuciones posaron a ser ejercidas por los órganos y autoridades que conformaría
definitivamente el sistema indiano. Este sistema concluye en el Río de la Plata en 1593.
A partir de entonces, los mandatarios serán funcionarios rentados, con cargo temporario y sometidos a
leyes y órdenes de autoridades superiores.
Las otras conquistas realizadas en el Nuevo Mundo se adaptaron sin respetar los límites primitivamente
señalados por el rey. Las más importantes se convirtieron en “virreinatos” (el de México y de Perú), y las
demás en “provincias mayores” (a cargo de un gobernador y una audiencia pretorial), y en “provincias
menores” que solo tenían gobernador. Las provincias mayores y menores integraban y dependían de los
dos grandes virreinatos.
VIRREYES: el oficio de virrey para las Indias fue inicialmente otorgado a Cristóbal Colón en las
capitulaciones de Santa Fe (1492). La concesión era amplia y luego se convirtió en hereditaria, esto fue
cuestionado por su hijo Diego Colón y en 1535 se dio término a este singular virreinato.
LOS GOBERNADORES: eran quienes ejercían la gobernación en las provincias mayores y menores,
los cuales además tenían las facultades de guerra y justicia. Las provincias mayores eran aquellas en las
que funcionaba una audiencia, por lo que el gobernador era, además, presidente de la misma y tenía
función de capital general. En las provincias menores no tenían audiencias y su más alto funcionario era
simplemente gobernador y capital general.
Todas estas provincias estaban sujetas al mando superior del virrey, a quien debían consultarle los
principales asuntos de cada uno de los distritos y obedecer sus órdenes. Pero a veces, por prescripción
legal, algunos gobernadores gozaron de una relativa independencia (ej: se ordenó al virrey de Perú que no
se entrometiera en el gobierno de Chile, dependiente de aquél, salvo en casos graves e importantes).
Los gobernadores eran nombrados por el rey a propuesta del Consejo de Indias, por un periodo de tres a
cinco años, aunque frecuentemente no se cumplió con este plazo.
La función de gobierno era amplísima y comprendía atribuciones vinculadas con en desarrollo espiritual y
material de las poblaciones. Tuvieron amplias facultades legislativas que les permitieron sancionar
ordenanzas. Esas facultades normativas, y su actuación en su función ejecutiva, debían siempre ajustarse
al derecho vigente. Estos funcionarios tenían poderes limitados y definidos por las leyes.
Aunque los gobernadores tenían gran independencia en el desempeño de su autoridad, las autoridades
superiores (el Consejo de Indias, el virrey del Perú y la audiencia de Charcas) ejercían una vigilancia
permanente sobre su actuación, pudiendo intervenir para destituirlo.
LOS CORREGIDORES Y ALCALDES MAYORES: estos funcionarios eran designados tanto para
poblaciones formadas por españoles como para pueblos indígenas. Se ha sostenido que no existió
distinción alguna entre corregidores y alcaldes mayores, ya que la diferencia de nomenclatura era sólo
circunstancial de cada región.
El cargo de corregidor estaba regido en cuanto al nombramiento, término, requisitos y prohibiciones por
las mismas normas que el de gobernador. Sus atribuciones eran análogas a las de los gobernadores de la
categoría que le precedía, con una mayor dependencia de las autoridades superiores del distrito donde se
desempeñaban.
Agregaba a su título el de justicia mayor, que implicaba funciones judiciales, y a veces también el de
capitán general o capitán de guerra, que significaba atribuciones militares de orden secundario.
Los alcaldes mayores y los corregidores fueron suprimidos a fines del siglo XVIII, al establecerse las
intendencias.
TENIENTES: tanto en las gobernaciones como en los corregimientos se solía nombrar funcionarios
menores, llamados tenientes. Los gobernadores designaban a los tenientes generales, que cumplían las
funciones que aquellos les encomendaban, desempeñándose en la propia sede de la gobernación.
Reemplazaba al gobernador en caso de muerte o ausencia. Los tenientes del gobernador eran designados
por el gobernador para ejercer funciones en las ciudades subalternas de la comarca. Se le delegaban
atribuciones militares y de justicia.
Los cabildos debían reunirse en las casas capitulares y tenían las siguientes funciones:
1) Registro de títulos: a fin de controlar la legalidad del documento, fijar la fecha de posesión de los
cargos y dar cierta publicidad al acto administrativo, todos los funcionarios –excepto los virreyes y
oidores- debían presentar sus títulos ante el Cabildo local.
2) Gobierno comunal: estaban a su cargo la distribución de tierras, el cuidado edilicio y sanitario de la
ciudad, la conservación e inspección de cárceles y hospitales, etc.
3) Asesoramiento y control político: las autoridades superiores consultaban a los cabildos sobre
problemas gubernativos de la comarca. También podían formular peticiones e interponer recursos ante la
audiencia o el Consejo de Indias por medidas gubernativas que estimaban inconvenientes, dándole así a
este cuerpo un verdadero control político.
4) Administración de justicia: el cabildo tenía funciones judiciales, civiles y criminales.
Podemos clasificar a las magistraturas indianas en dos categorías principales: justicia ordinaria y justicia
especial, también llamada fueros especiales.
* Dentro de la justicia ordinaria, existían cuatro categorías distintas: jueces capitulares, jueces reales,
jueces eclesiásticos y jueces que integraban el sistema de la audiencia.
* Al lado de la jurisdicción ordinaria existían una amplia variedad de tribunales especiales que
administraban justicia a las personas que pertenecían a determinados estamentos o profesiones. Algunos
de estos fueros especiales eran personales -como el eclesiástico y el militar- y otros de marcada índole
profesional -como el mercantil, el protomedicato y el universitario-.
* La característica más saliente que diferencia a la justicia ordinaria de la especial, era que mientras la
primera abarcaba a todos los asuntos jurídicos de la persona sometida a ella, la segunda se limitaba a los
actos litigiosos vinculados con el oficio o actividad respectiva.
En España:
CONSEJO DE INDIAS: ejercía el control de todos los tribunales existentes en América, pero las
causas judiciales iniciadas en el Nuevo Mundo solo podían llegar a este Consejo por determinados
motivos, como mediante los recursos de nulidad e injusticia notoria, en los casos iniciados en las
audiencias mediante el recurso de suplicación, en apelación de las sentencias dictadas en los juicios de
residencia de funcionarios designados en España, en las causas de contrabando en los puertos, etc.
LA CASA DE CONTRATACIÓN: entendía en los juicios suscitados en España con motivo del
tráfico con las Indias, con apelación al Consejo de Indias.
LA JUNTA DE GUERRA DE INDIAS: juzgaba en tercera instancia los asuntos del fuero militar,
previamente fallados por los capitanes generales.
En las Indias:
AUDIENCIAS: en las Indias, los tribunales más importantes fueron las Audiencias. Se crearon, a
imitación de las de España, con el objeto de que fueran órganos de justicia y de control del gobierno y de
consulta para las demás autoridades. Eran tribunales colegiados, compuestos de jueces letrados u oidores.
Tenían elevadas funciones que las convertían en órganos de control político y administrativo. Como
tribunales de justicia, entendían en primera instancia en los casos de corte, en determinados pleitos sobre
encomiendas de indios, etc. En estos casos fallaba primero en “vista”, y luego podían hacerlo en “revista”
mediante el recurso de súplica. Las Audiencias debían resolver los conflictos de competencia entre otros
magistrados, y los “recursos de fuerza” intentados contra los jueces eclesiásticos cuando éstos excedían
sus facultades o no actuaban según el derecho.
JUNTA SUPERIOR DE REAL HACIENDA: integrada por el superintendente subdelegado, el
regente de la audiencia, un oidor, el fiscal de hacienda, el ministro más antiguo del tribunal de cuentas y
el contador del ejército y hacienda. Sus funciones eran principalmente las de coordinar y uniformar la
administración fiscal, controlar los bienes de los cabildos y conocer en segunda instancia en las causas
fiscales falladas por los intendentes.
La sociedad estamental
Los conquistadores organizaron la sociedad americana inspirada en la sociedad española del siglo XVI,
que se caracterizaba como estratificada (organizada en base diferencias étnicas), jerárquica (se otorgaban
privilegios a algunos), y rígida (había escasa movilidad social), dividiendo a la sociedad en tres
estamentos: nobleza, clero y gente común.
Así, la sociedad americana fue dividida en principio en dos grupos: una minoría privilegiada (blancos) y
una mayoría no privilegiada (indígenas), que, luego de la llegada de los esclavos africanos, se consolidó
en:
• Blancos
Los blancos constituían el estrato superior en la sociedad colonial. Los españoles tenían privilegios ya
que no pagaban tributo; ocupaban los primeros lugares en las ceremonias públicas y religiosas; estaban
exentos del azote público; no realizaban trabajos manuales y tenían las mejores posibilidades educativas.
A lo largo del siglo XVI aumentaron las migraciones de españoles, acentuándose las diferencias entre los
españoles peninsulares.
Los criollos, los hijos de españoles nacidos en América, sufrieron discriminación respecto de los nacidos
en Europa. No podían ejercer el comercio mayorista, ni ocupar los altos puestos de gobierno.
En cuanto a los indígenas, los españoles, aprovecharon las divisiones sociales preexistentes y dieron trato
privilegiado a la élite indígena (es decir, a los miembros dirigentes de esas sociedades) para que les
garantizara el trabajo de sus poblaciones y el pago de tributos. La masa indígena fue relegada a las tareas
agrícolas-ganaderas, mineras, artesanales, o de traslado de mercaderías de una región a otra. Los
indígenas eran los únicos que pagaban tributos en la sociedad colonial. Aunque según la legislación eran
hombres libres, en la práctica eran la clase social más perjudicaba puesto que eran maltratados por los
blancos. Esta situación condujo a diversas rebeliones.
En referencia a los negros, la necesidad de mano de obra, impulsó el tráfico de esclavos provenientes del
África. Estas personas, que eran traídas a la fuerza para trabajar en las haciendas, las plantaciones y el
servicio doméstico, eran llamadas negros bozales. Se los vendía como mercadería, y sus dueños podían
decidir sobre sus vidas. A pesar de que existía una legislación que les prohibía el ejercicio de oficio,
fueron muy hábiles en aprenderlos. Al trabajar como herreros, carpinteros, zapateros y fabricantes de
dulces y confites, hicieron que los ingresos de sus dueños crecieran gracias a la recaudación que obtenían.
Como no tenían apellido, se les fue agregando el nombre de su lugar de origen o el oficio desempeñado.
Por lo general, los esclavos que vivían en las ciudades recibían mejor trato de sus amos que los que
trabajaban en las plantaciones, incluso podían ser liberados mediante testamentos o comprar su libertad.
Estos esclavos, al cobrar su libertad pasaban a ser llamados libertos. Hubo negros libertos que
ascendieron su posición social mediante el trabajo de artesanos, incluso algunos llegaron a tener esclavos
a su servicio. En las plantaciones, muchos esclavos huyeron debido a los maltratos, reuniéndose en
lugares apartados, dedicándose a asaltar a los viajeros. A estos esclavos se los llamó esclavos cimarrones.
Los mestizos surgieron por las uniones entre los españoles y mujeres negras o indígenas. La primera
generación de mestizos fue aceptada socialmente, participó activamente en la fundación de ciudades y
llevó una vida similar a la de sus padres. Sin embargo, la ley establecía que sólo tenían derecho a la
décima parte de los bienes paternos. La desconfianza hacia este grupo creció con los años, especialmente
a partir de la llegada de más mujeres españolas. Por ejemplo, en 1549 perdieron el derecho de recibir
encomiendas y en 1643 de ingresar al ejército. Muchos mestizos vivieron marginalmente en la sociedad
blanca y otros en la sociedad indígena, a la que pertenecían sus madres. Sobrevivieron de los trabajos
manuales, el comercio minorista y la supervisión directa sobre el trabajo de los indios. Los hijos de los
blancos y negros eran llamados mulatos, y los de negros con indígenas zambos. En el siglo XVIII se
estableció la división en castas, según la cantidad de sangre blanca, indígena o negra que predominara en
cada individuo, dando categoría legal a denominaciones como la de mulato, tercerón, zambo, etc.
* Derecho español
Derecho castellano
Durante los primeros años de descubrimiento, los reyes dictaron disposiciones castellanas para las Indias,
y los juristas entendían que debían aplicar el derecho castellano, junto con el ius commune (por la
influencia que tenían); pero con el paso del tiempo se fue dejando de lado, para prevalecer el derecho
indiano particular de ese territorio.
Ello se fundaba en que:
- Las islas y la tierra firme descubiertas de Las Indias, que habían sido donadas por el papa Alejandro VI
a los reyes y sucesores de la Corona de Castilla, y luego incorporadas, se juzgaban tierras “accesorias”,
por lo que se debían tomar por una misma con Castilla, y por ende, se debían gobernar y aplicar por sus
leyes (derivado del ius commune). Así, en un primer momento se aplicaron las leyes de acuerdo al orden
establecido por la primera Ley de Toro. Sin embargo, el avance colonizador generó una extensa serie de
normas específicas que fueron conformando un derecho particular o “municipal” de las Indias.
- Al crearse la Audiencia de Santo Domingo (1511), se declaró que el derecho castellano solo debía
aplicarse de manera supletoria y en defecto de las leyes dictadas para Las Indias (particular), también
siguiendo principios del ius commune, por el cual las leyes especiales prevalecían por sobre las generales.
- En el año 1614, el rey Felipe III, para evitar eventuales colisiones entre el derecho castellano y el
indiano, mandó a las autoridades de las Indias a que no cumplieran con las disposiciones de los consejos
reales de Castilla, si no eran pasados y despachados por el Consejo de las Indias (si no eran refrendados
por alguno de los secretarios, no se debían cumplir). Desde este momento se exigió siempre la
intervención del Consejo de las Indias o de los secretarios y de su confirmación expresa, para la
aplicación del derecho castellano; una consecuencia de ello, fue que la Novísima Recopilación, al no ser
confirmada, no sea tomada parte del sistema jurídico indiano.
Así fue que la aplicación del derecho castellano fue disminuyendo en forma natural, en la misma medida
que crecía el derecho indiano (cabe aclarar que el derecho castellano siempre quedó como derecho común
en la Corona de Castilla).
Derecho indiano
El derecho indiano era el conjunto de disposiciones que regían en el Nuevo Mundo conquistado,
compuesto de leyes y costumbres, en principio generales y provenientes de Castilla, y luego propias, tanto
en materia civil y canónica.
Sin perder de vista los elementos en común del derecho indiano y el castellano, los caracteres propios del
derecho indiano son:
Particularismo (provincialismo): se refiere a la variedad infinita de nuevas situaciones, problemas
y necesidades que había en las Indias, como consecuencia de la diferencia de culturas y de
costumbres indígenas, y de la diversidad geográfica y climática; este particularismo contrastaba
con la tendencia unificadora que regía en el derecho peninsular. Por este carácter, se consideraba
al derecho indiano como una “legislación de tanteo” u ocasional, ya que era un cúmulo de muchas
leyes no generales, que iban probando las diferentes situaciones que se le presentaban en ámbitos
reducidos, y que admitía el recurso de súplica como correctivo de la ley para no lesionar intereses
legítimos. Solórzano Pereira decía que cada provincia necesitaba sus propias leyes y costumbres
particulares, y que según el lugar donde se encontraba el legislador, debía variar en sus mandatos
de ley. Como contrapartida del particularismo, los mismos problemas en las Indias eran resueltos
de diversas maneras, al igual que variaban las atribuciones de los mismos funcionarios, según
cada territorio.
La Recopilación de 1680 para todo el territorio de las Indias, constituyó en principio, un audaz
intento generalizador, pero que no pudo ser, ya que igualmente era aplicada de acuerdo a la
interpretación y particularismo de cada provincia.
Publicismo: era más bien una cualidad accidental del derecho indiano, en el sentido de que la gran
mayoría de las normas que integraban el sistema indiano referían a institutos del derecho público
(gobierno espiritual, gobierno temporal, administración de justicia, hacienda, comercio y guerra),
porque era necesario para la Corona organizar los nuevos territorios, y por el contrario, muy pocas
leyes referían al derecho privado (indios, unidad de domicilio de los casados, sucesión de los
fallecidos en las Indias con herederos en España, etc.).
Consuetudinario: mientras que en España la costumbre decaía como fuente, en las Indias ocurrió
lo contrario; fue muy difícil legislar debido a la amplitud geográfica, que derivaba en un
desconocimiento del territorio, obligando al legislador a basarse mayoritariamente en las
costumbres de cada lugar para el dictado de las normas. Tal importancia tenía, que surgieron
ciertos principios, como el que la costumbre jurídica se formaba en donde no existía ley todavía, o
que dada una ley general la costumbre actuaba como complementaria y como medio de
adaptación al lugar, o que la costumbre se consideraba el mejor intérprete de la ley, o que había
veces en que la costumbre se oponía a las leyes.
Según la doctrina, el derecho indiano (que regía en las Indias) se podía dividir en dos clases:
a) Derecho indiano peninsular (de España): es el conjunto de disposiciones o leyes en general, dictadas
por las autoridades que se encontraban en España (la mayoría por el Consejo de las Indias), para regir en
el territorio de las Indias y a los organismos indianos de la península. Tenía mayor facilidad de consulta
que el derecho indiano criollo.
b) Derecho indiano criollo (peninsular y de las Indias): son las disposiciones emanadas de las autoridades
españolas que se encontraban en el territorio de las Indias (virreyes, gobernadores, audiencias, etc.), y las
* Derecho canónico
En todo lo referido al fuero de la consciencia y a la materia espiritual, el derecho canónico se aplicaba
como derecho principal con preferencia sobre cualquier otro, y asimismo, también era aplicado
subsidiariamente en otros casos.
Con el incremento de la legislación real (S. XVIII), la aplicación del derecho canónico fue disminuyendo
(la legislación real contenía materias espirituales).
Sin perjuicio de lo dicho, en las Indias se aplicaban dos especies del derecho canónico:
- General o universal: era el derecho canónico que obligaba a todos los cristianos, y era aplicado por las
autoridades eclesiásticas y tribunales reales a laicos y clérigos, según cada materia; tenían atribuido las
cuestiones de orden espiritual generales.
- Especial o indiano: era un derecho pontificio indiano, ya que estaba adaptado a sus características;
adquirió relevancia desde las bulas del papa Alejandro VI, pero no bastaba con la aplicación de leyes
canónicas generales, sino que en razón de la lejanía de las tierras, el desconocimiento de la cultura y las
costumbres propias, obligaban a contemplar nuevas modalidades que permitieran organizar y encauzar la
labor misionera de la Iglesia en el Nuevo Mundo. Este derecho (disposiciones de virreyes y audiencias,
concilios provinciales de obispos de la región, etc.) quedó sujeto luego a que todo lo que pretendiera
legislar pasara por el Consejo de las Indias, para que examinare si no era contrario a leyes, usos y
costumbres vigentes de Castilla, y así lo aprobara.
* Derechos indígenas
Se hace referencia a varios derechos indígenas en razón de la multiplicidad de culturas aborígenes que
poblaban al Nuevo Mundo de las Indias, las cuales tenían distintos grados de civilización y costumbres,
pero que erróneamente el legislador español tendía a considerar como una costumbre generalizada. Así,
eran un derecho de costumbres, impuesto pero no escrito.
Con el tiempo, tanto clérigos como juristas se compenetraron en la necesidad de respetar las costumbres y
no hacer nuevas leyes hasta conocer bien su idiosincrasia. En 1555, Carlos I aprobó una declaración por
la que se tenían por buenas las “buenas leyes y buenas costumbres” que tenían antiguamente para su
gobierno los indígenas, las que hicieron y ordenaron de nuevo con la reserva de añadir o modificar lo que
creyeren conveniente; dicha declaración implicó un reconocimiento global del derecho indígena y una
sujeción al principio de la personalidad del derecho.
Así es que, salvo por la religión, tanto por el derecho natural como lo dispuesto por el rey, el criterio
respecto del derecho indígena era de respetar las buenas leyes y buenas costumbres indígenas.
Esta cuestión quedó definida gracias a la Recopilación de 1680, por la que se mandó a las autoridades a
que “reconozcan con particular atención” el orden y la forma de vivir de los indios, entre otras cosas. No
obstante, también en base a dicha recopilación, la vigencia del derecho indígena quedaba subordinada a la
jurisdicción del rey, al derecho natural, a la religión cristiana, y al resto de las leyes que contenía; es decir,
subordinaba el derecho indígena al derecho indiano. Así, fueron expresamente prohibidas ciertas
cuestiones como la poligamia, la antropofagia ritual, la esclavitud de los indios por los caciques, etc.
El derecho indígena solo era aplicado respecto de la comunidad aborigen, pero no a los españoles, por lo
que se puede observar en el Nuevo Mundo la coexistencia de ambas comunidades.
La historia del Derecho Indiano coincide con el período Hispánico de la historia de América; tenían como
principales fuentes a los monarcas españoles y sus órganos delegados.
Las Indias tenían un sistema jurídico complejo que se fue formando a lo largo de la historia, y que tenía
unidad asegurada por la concepción de que todo derecho positivo estaba subordinado a las leyes divina y
natural.
La ciencia jurídica adquirió importancia a los fines de la regulación de la sociedad indiana, a la cual se
trató de regir con un sentido de justicia, lo que impactó más que nada en la cuestión de los justos títulos y
de la libertad de los indios.
Uno de los primeros juristas indianistas, Juan de Solórzano Pereira, oidor de la Audiencia de Lima y
luego consejero del Consejo de las Indias, decía que “el derecho natural es más poderoso que el del
principado”; y es en virtud de tal concepción, que pudieron armonizarse los derechos indígenas con los
europeos en un mismo sistema. De todos modos, la unidad del sistema quedó reafirmada por la
preeminencia del derecho indiano por sobre el resto.
Una de las características del derecho indiano era su paralelismo con el derecho castellano, que por los
principios y las técnicas en las que se basaba, no difería sustancialmente del otro; ello deriva de que los
juristas que creaban las leyes de uno y otro, estudiaron en la misma escuela de derecho común (mos
italicus tardío) y del humanismo. Las diferencias estaban dadas siempre por la condición particular de las
Indias o por factores geográficos, pero siempre terminaban teniendo en común la orientación de derecho
natural con la que se creaba.
En 1571, desde la Corona de Castilla se alentó a que las leyes indianas fueran lo más semejantes y
conformes al derecho castellano como fuera posible, por lo que a partir de ese momento, la regla era que
el legislador indiano adoptara como modelo al derecho castellano; empero, por excepción, ocurrió lo
inverso, y habían disposiciones originales indianas que fueron seguidas por el derecho castellano.
Tuvo mucha importancia en la ciencia jurídica los comentarios a las leyes de las Indias, cuestión que
quedó finalmente prohibida en 1776 por disposición del rey Carlos III.
Escuela de Derecho Natural Racionalista (S. XVII-XIX): fue la corriente jurídica más representativa del
período moderno, cuyos postulados implicaron una renovación del derecho natural y trascendieron hasta
el S. XIX. No fue un cambio súbito, sino que fue el resultado de un largo proceso de renovación científica
y metodológica, cambiando en primer lugar la filosofía, y luego el resto de las ciencias (entre ellas el
derecho).
Este iusnaturalismo racionalista implicaba los siguientes presupuestos:
La ilustración o Siglo de Las Luces (S. XVIII): fue un movimiento más social que cultural, que
trascendió el pequeño círculo de los intelectuales gracias a los salones literarios, la prensa y las logias, y
que se expandió por todo Europa afectando todos los cimientos de la sociedad tradicional. Algunos de los
textos jurídicos sobre los que influyó son: la Novísima Recopilación, el Ordenamiento de Alcalá, las
Leyes de Toro, etc.
En el derecho, impactó de la siguiente manera:
Antidogmatismo y criticismo: proponía una aceptación de la investigación científica, luchando
contra las supersticiones y los prejuicios, y una reconstrucción y examen crítico de todas las
creencias básicas. Rechaza toda verdad que no fuera susceptible de confirmación racional por la
razón universal (rechazaba los argumentos de autoridad); en consecuencia, realiza una crítica
universal, puesto que todo era susceptible de ser criticado. Su expresión cabal fue en la filosofía
kantiana (crítica pura).
Paso al método empírico: pasó de establecer el origen racionalista cartesiano del conocimiento, a
la filosofía empirista de Locke. Antes el conocimiento surgía a partir de un método deductivo, en
donde de un dato conocido se hacía derivar el fenómeno, pero con la Ilustración se cambió a un
método empírico de conocimiento, en donde a partir de un fenómeno conocido se hacían derivar
los datos. Kant intentó conciliar el racionalismo con el empirismo, cuya fórmula consistía en
distinguir en el conocimiento un elemento formal y uno material (la materia es la experiencia
vivida, que es desordenada, pero gracias a la forma se ordena en la sociedad).
Intelectualismo optimista: los ilustrados creían en la bondad natural del hombre (Locke y
Bentham), derivada de su propia razón, y creían poder alcanzar el objetivo de la felicidad y el
progreso mediante las ciencias.
Transformación de la sociedad: la Ilustración era una ideología militante, que buscaba modificar
el orden tradicional impuesto históricamente, por una ordenación racional impuesta ahora por el
legislador, partiendo sobretodo desde la crítica. El gobierno debía proveer lo necesario para las
necesidades de las personas.
El cambio social se dio en dos etapas: a) el Despotismo Ilustrado (gobierno de los reyes
“ilustrado”), que era una reforma moderada permitida en la monarquía que ya estaba instaurada
(Montesquieu), y b) Segunda Ilustración, que se transformó en una reforma revolucionaria que
rechazaba la monarquía y todo lo que representaba.
La Ilustración tuvo especial impacto en la economía (otorgaba esperanza de progreso económico),
puesto que antes el gobierno solo se encargaba de la justicia, pero ahora se introduce el concepto
de economía política, y se amplían las bases de la democracia.
Inicio: la Revolución Francesa en 1789 (en Europa)/ 1808 en territorio argentino, cuando abdican los
reyes y entregan el reino.
Fin: -
Hechos de relevancia
Revolución Inglesa (1688): receptan algunas ideas de la Ilustración, tuvo impacto en las ideas
políticas, y consecuencias económicas y estructurales (expansión de los territorios por mar para
buscar materia prima, colonias dispersas, conflictos entre el rey y las colonias del norte de
América, etc.).
Revolución de Norte América (1776): adoptan la mayoría de los principios de la Ilustración, pero
guardaban pequeños sesgos de historicidad; además, aportan la idea de la constitución escrita y
mantienen el common law.
Revolución Francesa (1789): se da la consideración del hombre como individuo en su plenitud,
despojándolo de toda institución para su vida en sociedad; tuvo mucha oposición en toda Europa,
por lo que se vieron obligados a buscar la ayuda militar (Napoleón) para poder lograr su cometido.
Hechos posteriores: Inglaterra se opone a Napoléon, y éste dicta un bloqueo de comercio con
Inglaterra para toda Europa, no acatado por Portugal entrando en el conflicto, lo que deriva en la
escapada del rey portugués a Brasil, dejando libre el territorio. Napoleón pacta con España para
entrar a su territorio, pero como estaban en plena crisis, todo el gobierno abdica en su favor. Así,
Napoleón le deja el reinado de España a su hermano José Bonaparte, quien dicta la primera
constitución de España (1808). Como no había un rey consolidado en España, se comienzan a
llamar a juntas en distintas partes y luego una central (la Junta Central), la cual se disuelve. A todo
esto, en Hispanoamérica comenzaban a surgir las dudas acerca de seguir bajo el dominio de la
Corona Española (la duda era más de tipo económica y no por la independencia).
El debate principal entonces se resumía en dos cuestiones: 1) si había caducado o no la autoridad del rey
y en consecuencia la vacancia del trono, y 2) si existía o no una nación española, y en consecuencia si
tendría soberanía ella o cada uno de los pueblos que la integraban.
Los revolucionarios:
a) El trono de España había quedado vacante y el poder había retrovertido al pueblo;
b) El único lazo que vinculaba a las provincias de la monarquía era la persona del rey; y desaparecida ésta,
el poder retrovertía a cada una de las provincias o pueblos;
c) En ese estado de necesidad que se vivía, el pueblo de Buenos Aires podía obrar por sí y en
representación de todos los pueblos del Río de la Plata.
Finalmente, se siguió la doctrina del pactismo, por el cual habiendo sido aprisionado el rey Fernando VII,
la soberanía debía revertir a cada uno de los pueblos. No obstante, surgía un nuevo problema, que fue la
discusión acerca de quién era considerado “pueblo”.
Al respecto, se hizo ayuda de una disposición de la Partida II, XV, 3, que exponía el caso de un rey “niño”
cuyo padre muerto no había dejado un guardador, y se interpretó que, tanto en el caso del rey niño como
en el de la incapacidad o ausencia del rey, el pueblo a quien había vuelto la autoridad, debía nombrar una
junta de gobierno, que lo rigiera. Esto fue realizado, y las juntas se formaron, en efecto, en España (1808)
y en Hispanoamérica.
En España, las juntas locales se congregaron en una Junta Central, pero Hispanoamérica no participó en
lo absoluto; así, la Junta Central reconoció dicha omisión y declaró la igualdad jurídica de las Indias con
España.
El partido revolucionario rechazó la tesis de la nacionalidad común y de la sujeción de todas las
provincias a un mismo gobierno representativo y reivindicó el derecho, que a su turno ejercieron los
pueblos de España, de elegir su propio gobierno. Faltando el rey, ningún lazo unía al Rio de la Plata con
los demás pueblos de la monarquía. Eran las propias leyes del reino las que mandaban que, a falta del rey,
el pueblo, fuente de la soberanía, la reasuma para depositarla en un gobierno provisional, que ocupe el
vacío causado por su ausencia.
Los realistas no compartieron esa posición, ya que para ellos la constitución de España era monárquica y
seguía siéndolo a pesar de que el rey jurado no ocupaba materialmente el trono, y a pesar de que, a su
nombre, se había instalado en España una Junta Central, por unas circunstancias que estimaban distintas
de las de América.
Además de razones jurídicas los revolucionarios actuaron bajo la influencia de ideas políticas: a) la
doctrina pactista de la Segunda Escolástica; b) la del Derecho natural racionalista y c) la del contrato
social de Rousseau.
Pactismo: parten de la idea de que hay una comunidad consolidada que tiene un pacto con el rey
en quien delegan la soberanía, y que, en caso de que él no esté (ej: Fernando VII prisionero),
entonces la soberanía debe revertirse al pueblo.
Iusnaturalismo racionalista: los pueblos tenían por ley natural el derecho a darse sus propias
autoridades.
Contractualismo: primero se plantea si hay comunidad, y luego, voluntariamente deciden su
autoridad; tiene un corte individualista (le importan los individuos abstractos).
Eclecticismo
Otro debate que se daba en segundo plano pero de igual importancia (y que seguiría por muchos años),
era acerca de la forma de gobierno que debía adoptar ese gobierno nuevo. Básicamente, el debate se
centraba en determinar si las provincias preexistían o no al Estado nacional, y en consecuencia, a quién
debía retrovertir la soberanía.
Así, por un lado, el unitarismo o centralismo propiciaba un gobierno único y general que ejercía su poder
sin ningún tipo de restricciones en la totalidad de nuestro territorio, considerando las provincias como
simples divisiones administrativas, y además consideraban que la soberanía debía retrovertirse a la nación
española; y por otro, un federalismo que preveía la existencia armónica de un gobierno central y los
respectivos gobiernos de las provincias, manteniendo estas últimas el ejercicio de un relativo gobierno
propio, al cual debía devolverse la soberanía.
En el cabildo abierto, Villota impugnó la pretensión de los vecinos de Buenos Aires de decidir la suerte
de todo el virreinato, porque creían necesario que estén los representantes de todos los pueblos; pero Paso
le habría contestado que ello era imposible atento a la urgencia que tenían, y que posteriormente se
realizaría la invitación a todos para la formación del gobierno permanente.
* 2° Junta por la Revolución de 25 de mayo de 1810 (Junta Provisional Gubernativa o Primera Junta)
El 25 de mayo de 1810 se da la Revolución de Mayo, se separa al Virrey Cisneros del gobierno del Río de
la Plata, y el pueblo se reúne y reasume la autoridad que se había depositado en el Excelentísimo Cabildo
e impulsa a la formación de una nueva Junta, denominada Junta Provisional Gubernativa (representaba
todos los poderes), integrada por:
- 1 presidente: Cornelio Saavedra.
- 2 secretarios: Mariano Moreno y Juan José Paso.
- 6 vocales: Manuel Alberti, Miguel de Azcuénaga, Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Domingo
Matheu y Juan Larrea.
Reglamento: la Junta adoptaba el reglamento de gobierno (impuesto por el Cabildo), es decir, que se
mantuvieron en funciones todos los demás órganos y autoridades del anterior sistema; pero luego el 28 de
mayo se dio su propio reglamento interno, el cual le otorgaba competencia en asuntos de gobierno, guerra
y hacienda. Específicamente, para los asuntos de gobierno requería la presencia de todos sus miembros,
pero para el resto bastaba solo con el presidente y cuatro vocales. Además, cualquier vecino podía
acercarse a la Junta o a los vocales para hacerles conocer cuestiones de seguridad pública y asuntos de
Estado.
* Junta Grande
Una vez que entra en funcionamiento la Junta Provisional, se dispone la remisión de notas a los gobiernos
del interior, solicitando que por medio de sus cabildos, se eligieran representantes, uno por cada ciudad o
villa, para reunirse en Buenos Aires y determinar la forma de gobierno. Así, fueron llegando diputados
del interior, y a partir del 18 de diciembre de 1810 se constituyó el primer gobierno representativo de todo
el territorio, conocido como la Junta Grande.
Esta Junta se encargó de decretar un reglamento por el cual se creaba el Primer Triunvirato.
Gobiernos posteriores
Primer Triunvirato: ante la imposibilidad de gobernar se crea esta forma de gobierno el 23 de septiembre
de 1811, ahora el poder ejecutivo está integrado por Feliciano Antonio Chiclana, Juan José Paso y
Manuel de Sarratea.
Dictó decretos de importancia (ej: reglamento de 1811) que luego fueron acogidos por la CN, como por
ejemplo, no ser penado sin juicio previo y sentencia legal, inviolabilidad de domicilio, debido trato en
prisiones, etc.
Segundo Triunvirato: el Cabildo disolvió el Primer Triunvirato, y a partir del 8 de octubre de 1812 se
instala el segundo, compuesto por Juan José Paso, Nicolás Rodriguez Peña y Antonio Alvarez Jonte, que
se autoproclamó provisorio, y convocó a una asamblea general.
Asamblea General Constituyente de 1813: el 31 de enero de 1813 se convoca a dicha asamblea, con el fin
de declarar la independencia (pensamiento dominante), y crear una constitución; sin embargo, los
diputados del interior no eran libres puesto que traían mandatos de sus provincias de origen, y algunos
tenían indicaciones de no aceptar declaraciones de independencia (temían que una declaración prematura
los dejaría en manos de enemigos extranjeros y sin medios económicos para hacer frente a ello).
Para ese momento, Artigas trae ideas de confederación federación, influenciado por la constitución
estadounidense, y por la cual se tenía muy arraigada la soberanía de los pueblos. Empero, la Asamblea se
inclina más por el unitarismo (ej: dicta una resolución por la que se nombran “diputados de la Nación” y
Declaración de independencia
Luego del intento fallido de la Asamblea de 1813, se volvió a plantear el dilema de la declaración de la
independencia en el Congreso General Constituyente reunido en Tucumán, presidido por Francisco
Laprida.
Históricamente hablando, la independencia llegaba al mismo tiempo que en España el rey Fernando VII
volvía al trono y con intenciones de recuperar las colonias rioplatenses, derrotando a Napoleón y
derogando la constitución de Cádiz (se da un regreso absolutista en España).
Finalmente, el 9 de julio de 1816 el Congreso declara la Independencia de las Provincias Unidas de la
América del Sud, redactada en base al modelo de los Estados Unidos, y fue el punto de partida de un
nuevo Estado soberano, y significaba también un pacto de unión entre los pueblos rioplatenses.
* Las causas de los fracasos fueron la dificultad de integrar y realizar el derecho político y la organización
de gobierno, las discrepancias entre las provincias en la concepción de la estructura política del nuevo
Estado, la falta de integración territorial, y la falta de realismo.
Pactos Interprovinciales
Los pactos provinciales fueron intentos federales que importaron acuerdos entre las provincias argentinas,
firmados la mayoría por provincias de corte federal, y procuraron un equilibrio de alianzas y deberes
recíprocos, conformando las bases federativas del estado nacional.
Tratado de Pilar (1820): suscripto entre Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos; primero pone fin a la
guerra entre las provincias adherentes, y disponía que se adoptaría una forma federal de gobierno y que se
reunirían en Congreso para organizar el gobierno nacional.
Tratado de Benegas (1821): proponía la paz entre Buenos Aires y Santa Fe, y fue firmado en un
Congreso en Córdoba; también disponía que se reúnan representantes de distintas provincias para
sancionar una constitución que consagrara la forma federal de estado.
Tratado del Cuadrilátero (1822): firmado entre Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes; reitera
la posibilidad de instalar el Congreso General, el cual funcionó hasta 1827, y la posibilidad de reunir a
todas las provincias, las cuales todas estuvieron de acuerdo en la forma de gobierno representativa y
republicana.
Pacto Federal (1831): es de suma importancia porque guió el desarrollo institucional de la Argentina
hasta la reunión del Congreso Constituyente de 1852, y básicamente fue el único vínculo de unión entre
las provincias.
Fue firmado por Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires; proponía la paz firme y la unión permanente,
reconociéndose recíprocamente su libertad, independencia, representación y derechos. Estas relaciones
interprovinciales sentaban las bases para el sistema federativo, y dejaba la posibilidad a otras provincias
que se adhirieran siempre que adopten la forma de gobierno federal. Ello permitió otorgar a la
Confederación Argentina categoría nacional.
Entre su articulado se determinó el derecho de los habitantes, la libertad de tránsito, los derechos de
exportación e importación, la extradición de los criminales, etc.
Ya en 1836 comenzaba la crisis del gobierno de Rosas, quien nunca tuvo intenciones de convocar para la
creación de la constitución.
Finalmente, en 1852 en la Batalla de Caseros se derroca a Rosas, quien renuncia y se retira a Inglaterra
hasta su muerte. Urquiza llamó a todas las provincias para darse el verdadero gobierno federal y para
crear una constitución (poner en ejercicio el art. 16 inc 5 del Pacto Federal).
* Rechazo de Buenos Aires: si bien todas las provincias ratificaron el acuerdo, no lo hizo así la provincia
de Buenos Aires; Bartolomé Mitre estaba en contra de todas las atribuciones que se le concedían a esta
nueva figura de Director Provisorio de la Confederación Argentina en cabeza de Urquiza. Entendía que se
legalizaban mayores facultades de las que alguna vez se habían delegado en la República, y porque
significaba tener más atribuciones que la misma constitución que se sancionare y que el mismo Congreso.
Además, la élite de Buenos Aires se consideraba agraviada por ello, ya que se proponían 2 representantes
por provincia (igualitaria), gastos proporcionales según cantidad de aduanas, entre otros, que los
perjudicaba a ellos exclusivamente.
Por ello, la legislatura de Buenos Aires dictó una ley por la cual se dispuso retirarle a Urquiza el manejo
de las relaciones exteriores otorgado mediante el Protocolo de Palermo, y se separa de la Confederación,
hasta 1859.
LA ORGANIZACIÓN CONSTITUCIONAL
Convención Constituyente de 1852 y Constitución de 1853
Entonces, el 20 de noviembre de 1852 se instaló en Santa Fe el Congreso Gral. Constituyente, con
representación de todas las provincias, salvo Buenos Aires.
En la Convención, el proyecto fue discutido en general y se aprobaron la mayoría de los artículos sin
discusión, salvo algunos puntos que fueron controvertidos (ej: religión, libertad de cultos, juicio político a
gobernadores). ¿Qué se discutió? Ver fotocopias de Bianchi.
El 25 de mayo de 1853 el Director Provisorio de la Confederación Argentina promulgó la Constitución,
disponiéndose que fuese jurada en todo el país el 9 de julio de 1854.
Así, en 1854 en el país habían dos constituciones, la de la Confederación y la de Buenos Aires.
En lo referido a la forma de gobierno, finalmente se adoptó lo dispuesto por Alberdi en sus Bases, y se
tomo una postura mixta o ecléctica, por la cual se daba un “Estado federativo, una república nacional,
compuesta de varias provincias, a la vez independientes y subordinadas al gobierno general creado por
ellas”.
Convención de 1860
Mitre se encargó de criticar y cuestionar varios artículos de la Constitución de 1853, por lo que a su
parecer, ésta debía ser reformada, especialmente dando más reparo a la provincia de Buenos Aires
(proponía a Buenos Aires como capital de la Confederación).
Así, el 6 de junio de 1860 se celebró un nuevo convenio que complementó al Pacto de San José de Flores,
el cual examinaría y modificaría la CN de 1853, y estipulaba la convocatoria de la convención provincial
de Buenos Aires, la elección de convencionales nacionales, y la incorporación de diputados y senadores
bonaerense al Congreso Nacional.
Reformas constitucionales
1860 (leer Bianchi)
Se llevó a cabo gracias al Pacto de San José de Flores y a la Convención de 1860; en omisión de los
propios artículos de la CN, que establecían que no se podía reformar antes de los diez años de su sanción,
y tampoco cumplió con la exigencia de que fuera el Senado la cámara de origen para declarar la ley de
necesidad de reforma. También se caracteriza esta reforma porque los reformadores hicieron a un lado los
rasgos “originales” de una constitución dados por Alberdi, y siguieron la doctrina de Sarmiento por la
cual se receptaba en su mayoría las disposiciones a modelo de la constitución norteamericana (más
federal).
Así, Buenos Aires se valió de la acentuación del federalismo para ingresar nuevamente a la República
Argentina casi sin ver alteradas sus instituciones locales; por ello, también propuso reformas
significativas, orientadas a proteger sus intereses y autonomía.
Algunas modificaciones sobresalientes fueron:
- Agrega los derechos no enumerados que nacen de la soberanía del pueblo y de la forma republicana de
gobierno (art. 33).
- Agrega la intervención federal (art. 6).
- Deroga el requisito de que las constituciones provinciales tenían que ser revisadas por el Congreso (art.
5).
- Prohibió al Congreso dictar leyes que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre ella la
jurisdicción federal (art. 32).
- Impuso el requisito obligatorio para ser diputado o senador, ser natural de la provincia que lo eligiere o
tener dos años de residencia inmediata en ella (arts. 48 y 55).
- Suprime la esclavitud de los esclavos que se introduzcan en la República (art. 15).
- Supresión del juicio político a los gobernadores por el Congreso Nacional.
* A partir de la reforma de 1860 y en adelante, la doctrina habla de una “crisis del federalismo”, y mucho
de ello relacionado a la palabra de la soberanía.
En un principio, Vélez Sársfield sostuvo la existencia de una soberanía provincial tan completa como la
nacional, y por la cual se tuviera plenas facultades sobre todo lo que se había delegado; en igual sentido,
la Corte Suprema (1869) adoptaba la misma doctrina al establecer que los poderes de la soberanía se
encontraban divididos entre el gobierno nacional y los gobiernos provinciales.
No obstante, décadas después hubo un cambio de opinión que se resumía en que la única soberanía era la
del gobierno nacional, mientras que lo que las provincias tenían era autonomía, como una cualidad
política que cedía ante la soberanía única nacional (1933). Con este reconocimiento, las provincias
perdían categoría política, y se acentuaba un régimen unitario nuevamente.
Según Rivarola, lo que había ocurrido en realidad es que habían desaparecido ciertos factores del
federalismo, por lo que se veía atenuado (ej: desaparecieron las rivalidades interprovinciales, los largos
períodos de aislamiento e independencia, las cosas propias de cada provincia, etc.), mientras que los
factores unitarios seguían de pie. Estos factores unitarios eran:
- La capital de la nación era Buenos Aires, con todo el desequilibrio de tipo económico y de poder que
ello conllevaba.
- La migración, ferrocarriles y obras públicas.
- La cultura como obra nacional.
- El abuso de las intervenciones federales.
- El defectuoso régimen municipal.
- La organización centralista de los partidos políticos nacionales, que condicionó en los hechos la
vigencia del sistema constitucional.
- La percepción de la nación de los impuestos provinciales y la nacionalización de sus recursos naturales
(ej: hidrocarburos).
1866
En esta reforma por primera vez se establecieron los límites de actuación de la Convención Constituyente,
que debía ser declarada por la ley de necesidad de reforma, y debían indicarse los puntos a reformar,
quedando establecido el marco de actuación de la misma.
Estando el General Mitre en el poder, el Congreso por medio de la Ley 171, de 1866, llamo a una
Convención Constituyente que modifico el art. 77 inciso 1 y 4 de la Constitución Nacional que se referían
a los gastos del Tesoro Nacional.
La Constitución de 1853/1860 señalaba en su artículo 4 que el Tesoro Nacional se componía, entre otras
cosas, por las rentas provenientes de los derechos de importación y exportación que se perciban hasta
1866. Pero, al llegar el año 1866, el gobierno de Mitre advirtió que no era posible renunciar a los ingresos
del puerto, máximo porque el Estado se encontraba en guerra con el Paraguay. Por ese motivo, las leyes
171 y 172 declararon la necesidad de reforma constitucional, llamaron a elegir a convencionales
constituyentes y fijaron los temas objeto de reforma.
- En resumen, solo se derogó el plazo de caducidad de los derechos de exportación que la reforma de
1860 había establecido solo hasta 1866.
1898
La trascendencia de esta reforma fue que, si bien la ley de declaración de necesidad de reforma estableció
tres puntos a modificar, la Convención solo reformó dos de ellos, dejando en claro su facultad de no
necesariamente reformar todos los puntos que se establecen en la ley, y asimismo, no agregar otros
puntos
1949
El peronismo imperante de la época expresó la necesidad de reformar totalmente la CN, para la mejor
defensa de los derechos del pueblo y del bienestar de la Nación. Por ello, en el Congreso se declaró la ley
de necesidad de reforma solo con 2/3 de los miembros presentes (de corte peronista), ley crititcada por la
banca opositora, argumentando que el art. 30 de la CN establecía que se necesitaban 2/3 de la totalidad de
miembros de cada cámara.
Sin embargo, el planteo de nulidad de la Unión Cívica Radical (oposición) fue rechazada, y la
Convención reformó la CN.
- Derechos y garantías individuales:
Abusos del derecho: el Estado no reconoce derechos para atentar contra la libertad, los abusos de
derecho que perjudicaran a la comunidad son delitos.
La libertad de pensamiento solo queda sometida a la ley, y consagración del derecho de reunión.
Se suprime el crimen de compraventa de personas.
Igualdad ante la ley: se introdujo la equidad y la proporcionalidad como bases de las cargas
públicas.
Se estableció la retroactividad de la ley penal más favorable al imputado, la prohibición de la
analogía penal, y el beneficio de la duda.
Reconocimiento del hábeas corpus.
- Propiedad como derecho social.
- Derechos sociales del trabajador: a trabajar, a una retribución justa, a la capacitación, condiciones
dignas de trabajo, preservación de la salud, bienestar y seguridad social,y mejoramiento económico.
- Derechos de familia: protección de la familia, igualdad jurídicas entre cónyuges y la patria potestad,
protección a la madre y al hijo, asistencia y vivienda, alimentación, etc.
- Economía: monopolio e intervención del Estado en la economía, derechos de importación y exportación
a cargo exclusivo del Estado.
- Requisitos para funcionarios públicos y atribuciones: se modificaron tanto para miembros del Congreso,
el poder ejecutivo, y el poder legislativo.
1957
No siguió el procedimiento del art. 30, puesto que fue dictada en virtud de un decreto reglamentario
emanado del gobierno de facto que destituyó al Gral. Perón.
Declaró la vigencia de la CN de 1853 y con todas sus posteriores reformas, con excepción de la reforma
de 1949, por entender que había sido nula por defectos formales, de contenido totalitario y falta de
legitimación. Y apeló como fundamento de la reforma “el ejercicio de los poderes revolucionarios”.
- Aprobó el actual art. 14 bis (derechos sociales), y el actual art. 75 inc 12 (código de Trabajo y Seguridad
Social).
Enmienda de 1972
Tampoco se cumplió con el procedimiento de reforma del art. 30, ya que el poder constituyente se
ejercitó por una Junta de Comandantes (gobierno de facto), con fundamento también en los poderes
revolucionarios. Así dictaron el “Estatuto Fundamental”.
- Proponía cambios a la CN todos relacionados al poder político: elección y reelección, número de
senadores por provincia, ampliación del período de sesiones legislativas, sanción de leyes, etc.
* La reforma establecía su vigencia hasta cierto tiempo, pero el golpe de Estado de 1976 convirtió a la
reforma en transitoria.
1994
Hasta ese momento, la situación institucional argentina presentaba graves fallas que atentaban contra la
democracia, específicamente había un exceso del presidencialismo, por la cantidad de facultades
concentradas en el presidente, y los mecanismos de control eran ineficaces para evitar la corrupción, el
Con la democracia restablecida en 1983, asume Raúl Alfonsín a la presidencia, y tenía como proyectos
próximos el traslado de la Capital de la República y la reforma de la CN. A partir de ello, el proceso de
reforma comienza a materializarse en varios intentos presentados por los legisladores de los partidos
políticos del momento (el radicalismo, el justicialismo, la democracia cristiana y el socialismo).
En virtud de dichos intentos, el nuevo presidente Carlos Menem crea el Consejo para la Consolidación de
la Democracia, cuyo fin era el estudio y la planificación del cambio institucional mediante una reforma.
El objetivo de Menem con la reforma, era posibilitar su propia reelección. Así se crean los primeros
informes, y luego de un resultado favorable se convoca a una comisión de juristas para que elaborara el
proyecto de ley declarativa de la necesidad de reforma.
Paralelamente al Consejo, los partidos políticos mayoritarios también crearon comisiones de estudio para
la reforma, y también presentan un proyecto de reforma.
En 1993, la mayoría del bloque justicialista del Senado introdujo un proyecto que fue aprobado en esa
Cámara, pero que no logró la mayoría exigida por el art. 30 en la Cámara de Diputados, y quedó trabado
en el Congreso.
En consecuencia, y como una forma de intentar superar el problema, los jefes de los respectivos partidos
políticos justicialistas y radicales, Alfonsín y Menem, firmaron un acuerdo haciendo concesiones mutuas.
Se denominó el Pacto de Olivos, el cual logró destrabar la reforma de la CN.
Luego, ambos jefes políticos suscribieron el Pacto de La Rosada, que complementaba al anterior, y
establecía una comisión de juristas integrado por ambos partidos políticos, para realizar definitivamente la
reforma de la Constitución.
Así se dicta la ley 24309 de declaración de necesidad de reforma, y constaba de dos partes fundamentales:
1) Núcleo de coincidencias básicas
Era básicamente una reproducción del Pacto de Olivos, y tenía la característica de que este punto debía
votarse en bloque, es decir, en forma conjunta, y se aprobaría o rechazaría en el todo.
Entre las disposiciones más importantes están:
- Atenuación del sistema presidencialista:
Regula la facultad de dictar decretos de necesidad y urgencia.
Crea el Consejo de la Magistratura.
Crea organismos de control para la Administración Pública (Auditoría General de la Nación).
- Reducción del mandato de Presidente y Vicepresidente a 4 años, con posibilidad de reelección
inmediata por un solo período consecutivo.
- Se elimina el requisito de confesionalidad para ser presidente.
* Otra particularidad de esta reforma de 1994, es que por primera vez se colocó una cláusula de control
político, ya que la ley 24309 en su art. 6 establecía la nulidad absoluta de cualquier modificación,
derogación o supresión que realice la Convención Constituyente apartándose de la competencia que le fue
otorgada por la misma ley. Esto deja en claro que es el Congreso quien fija las atribuciones o delimita un
marco para realizar la reforma constitucional, y coparticipa también en el proceso.
Las ideas que se profesaban en Argentina hasta las primeras décadas del S. XX no eran originales, sino
que procedían de Europa por libros. En general, todas coincidían en la necesidad de la codificación, y en
la crítica del derecho tradicional (para combatir el pluralismo jurídico y la diversidad de fuentes, la
inseguridad de las controversias entre los mismos juristas, y en la aplicabilidad de muchas leyes antiguas).
La importancia de ello, son las manifestaciones orgánicas de ideas jurídicas, que sin perjuicio de ser
numerosas, las líneas ideológicas vertebrales eran el racionalismo combinado con el historicismo, que
determinó en la corriente del eclecticismo.
Iluminista-racionalista: eran racionalistas de la Ilustración, tenían creencia en la fuerza creadora
de la razón y su capacidad para acelerar el ritmo histórico; depositaban todas sus esperanzas en la
ley y en el código, ambas creaciones de la razón, y aspiraban por su intermedio a un cambio
revolucionario de las instituciones (eran ideólogos).
Tradicionalista-historicista: cultivaban las tradiciones y creía en el curso evolutivo y espontáneo
de la historia, no forzado por la ley.
- Al principio del S. XIX, las dos corrientes más notorias que se mantuvieron del derecho indiano fueron
el iusnaturalismo tradicional y el iusnaturalismo racionalista, ambos combinados con rasgos
humanistas y escolásticos. Contribuyeron con la idea de obtener un derecho materialmente justo de una
vez para siempre por su conformidad con la razón universal, y con la idea de un sistema del derecho sobre
la base de un plan lógico axiomático-deductivo.
- Hacia 1820, el iusnaturalismo racionalista recibió el impulso del utilitarismo de Bentham, y la doctrina
de la ideología de Condillac. Ambas coincidían en exaltar la razón legisladora, el positivismo legal, la
identificación del derecho con la ley, y en rechazar toda ley natural. Gracias a ellas, se hicieron cambios
legislativos que provocaron tensiones sociales.
- En la época de Rosas (1830-1852), convivieron el tradicionalismo e historicismo, gracias al exilio de los
unitarios, muchos de ellos con ideología racionalista, lo que hizo que ésta se debilitara y pierda
importancia. También gracias al arribo de las ideas del historicismo jurídico, receptadas por el
romanticismo (de la generación del 37'), cuyo mentor fue Echeverría. De la Escuela Histórica del
Derecho se sostuvo que el derecho no podía ser una obra arbitraria del legislador, sino que provenía de la
manifestación del pueblo, que tenía su consciencia general en los usos y costumbres a través de un
método empírico-deductivo. Sin embargo, el historicismo no llegó puro, sino tamizado por el
eclecticismo de Cousin, quien fue la influencia de Alberdi.
Otros representantes de la generación del 37' fueron Alberbi y Quiroga de la Rosa, cuyas doctrinas fueron
* Una vez que desaparece El Salón Literario, los intelectuales fundaron la Asociación de la Joven
Argentina, inspirada en las sociedades europeas de corte revolucionario, con el fin de asociar a los
jóvenes en un centro político que quisieran consagrarse para trabajar por la patria.
* En el momento en que surgían, fueron perseguidos por el gobierno rosista y exiliados en el exterior,
pero desde allí continuaron con sus pensamientos, y volvieron a surgir en 1852.
La vigencia del derecho castellano-indiano se mantuvo hasta la etapa de la codificación, momento a partir
del cual comenzó a prescribirse (ej: Código Civil, lo que no esté dicho implícita o expresamente no puede
tener fuerza de ley) o a ser complemento (ej: Derecho Procesal). Durante esos años, los juristas debían
interpretar el derecho coordinando la aplicación de las leyes viejas y las nuevas, ateniéndose al orden
prefijado por las leyes patrias.
Derecho Patrio
Es otro de los derechos que formaban parte del derecho nacional argentino, y que duró hasta el momento
de la codificación. Se considera su origen a la Revolución de Mayo, y se trató de un derecho
esencialmente legislado.
El nombre “patrio” fue tomado del derecho español y significaba un sinónimo del derecho real o nacional
de España, que fue usado en el mismo sentido para nuestro territorio en sentido independiente.
Justamente, el derecho “patrio” (argentino) se utilizaba para diferenciarlo del derecho castellano-indiano
(español).
Sus fuentes (tomadas como modelo por el legislador) principales fueron:
a) El derecho español posterior a 1810 y los derechos hispanoamericanos fueron la primera fuente. En los
primeros años, la constitución y las leyes dictadas por las Cortes de Cádiz (1810-1814) fueron el modelo
de leyes y proyectos de constitución que se redactaron dentro del marco de la Asamblea General
Constituyente de 1813; también en materia comercial, varias provincias adoptaron el código de Fernando
VII en 1829; etc
b) El derecho extranjero no español, como el francés, inglés, alemán, entre otros. Antes de la codificación,
en el derecho constitucional y administrativo predominó la influencia anglo-francesa, monárquica y
centralista, de las leyes y autores; mientras que en el derecho privado se redujo a algunas leyes francesas.
En la época de la codificación, junto con la difusión del derecho científico, la doctrina extranjera creció
notablemente; en el derecho constitucional, la influencia norteamericana casi en su totalidad; en el
Derecho Privado
1. Personas
# Desde la Antigüedad hasta nuestros días, la categoría sujeto de derecho experimentó numerosos
cambios. Primitivamente, había una concepción comprensiva entre hombres, divinidades y animales, que
finalmente se identificó por el hombre. Si bien se tuvo un régimen esclavista en su momento, en el mundo
civilizado moderno se reconoce que todos los hombres tienen derechos. Así, fue reconocido en la
Declaración Universal de los DDHH, 1948, y en Argentina tenemos el art. 16 CN por el cual se reconoce
igualdad de todos los habitantes ante la ley.
En el derecho primitivo, el hombre con estado jurídico se conocía como “caput” (cabeza), y gozaba de
libertad, ciudadanía y familia. La plena capacidad de hecho y de derecho la tenía el “pater familias”. Los
hombres no libres no eran caput, y si perdían la libertad y la ciudadanía pasaban a ser esclavos, sufriendo
la “capitis deminutio maxima”, mientras que si solo perdían la ciudadanía era media y solo la familia
mínima. La palabra “persona” en esa época, designaba la máscara que utilizaban los actores durante sus
presentaciones teatrales.
# En cuanto a la capacidad, antes del S. XIX solo se hacía referencia a ella en cuestiones concretas.
Luego fue mutando acorde a las circunstancias que influyeron, como la libertad, la condición social,
ciudadanía, situación familiar, religión, sexo y edad. En las Indias, la capacidad jurídica se manifestó
dentro del marco de una sociedad estamental, en donde los grupos se diferenciaban según la posesión
económica, jurídica, honorífica, etc.
En las Leyes de Toro se unificó el derecho castellano, disponiendo que solo el niño nacido naturalmente
(no abortivo), vivo, vivido 24 horas, y bautizado antes de que muriese, sería quien pudiere acceder a la
herencia de su familia. Ello fue tomado por Vélez y reemplazado por disposición de que la concepción
desde el seno materno es la que determina la existencia de las personas, cuyo nacimiento con vida hace
irrevocables todos los derechos adquiridos.
La extinción de la capacidad operó de diversas maneras. Para las personas físicas se extinguía por la
muerte natural y muerte civil (esclavitud, penas graves perpetuas, herejía o profesión religiosa), y para la
persona jurídica por la disolución. Luego del S. XIX, comienza a desaparecer la muerte civil. En el
C.Civil se dispuso que la capacidad solo se extingue por muerte natural, y en ningún caso se aceptará la
muerte civil.
# Referido a la condición de la mujer, el sexo fue un gran factor modificante de la capacidad en la historia.
En el derecho romano, tenía una posición inferior al hombre y no tenía ninguna potestad de familia ni
derechos políticos; en el derecho castellano, en un principio, al llegar a la mayoría de edad ya quedaba
equiparada al hombre casi por completo (podía gobernarse a sí misma, potestad sobre los hijos,
patrimonio, etc.), pero con la llegada del ius commune operó un retroceso ya que se le dio una presunción
de debilidad física y mental. En el derecho indiano la situación no cambió. En el derecho nacional, el
C.Civil declaró la incapacidad relativa de la mujer por matrimonio (le exigía la autorización del marido
para muchos actos), pero a la viuda y la soltera se le reconocía capacidad casi plena; recién con la ley
11.357 (1926), se reconoce a la mujer mayor de edad capacidad para ejercer todos los derechos y
funciones propios del hombre mayor de edad, y desde allí en adelante, fue todo un progreso paulatino
para asegurar la igualdad.
2. Familia
Hacia el S. X, casi todo el derecho de familia y sus institutos reconocían un origen eclesiástico, y tenían
disposiciones del derecho romano, que a su vez, eran fuente del derecho de familia moderno.
Según una tesis comunitaria de la familia, la familia estaba representada por una comunidad de personas
y de bienes.
# En cuanto a la patria potestad, en el derecho romano se pasó de un poder absoluto del padre sobre los
hijos, a ser un oficio, un deber de corrección, protección y asistencia. En el derecho castellano-indiano
(extendido hasta el derecho patrio), Las Partidas receptaron ampliamente dicha concepción; así, los
caracteres de la patria potestad eran perpetua (ni la mayoría de edad emancipaba a los hijos, salvo que sea
formal), solo sobre hijos legítimos, no ejercida nunca por la madre (ni aún a la muerte del padre, en cuyo
caso recién se extinguía). Recién con el C.Civil se implementaron reformas fundamentales, tales como la
cesación de la incapacidad por mayoría de edad y por matrimonio si lo contraían antes, la patria potestad
sobre hijos naturales, permitía a la madre viuda ejercer la patria potestad, etc. Con la ley 23.264 (1985)
que reformó el código, se concedió la patria potestad por iguales al padre y a la madre, y si estuvieren
separados a quien ejerciere la tenencia legal del hijo.
3. Matrimonio
El matrimonio, al ser una institución mixta canónica-secular, tuvo hasta el S. XVIII, preeminencia de
disposiciones canónicas, y en adelante, seculares. Tal fue la magnitud de la influencia canónica en el
matrimonio, que aún luego de la Rev. Francesa y el comienzo de la secularización, los civilistas se
# Los esponsales fueron, desde la Antigüedad hasta el S. XIX, el paso previo a la celebración del
matrimonio, ya que representaban la promesa del mismo. Los esponsales ya podían celebrar el contrato
desde los 7 años de edad, y aún antes por los padres con su posterior ratificación (en realidad siempre
eran ellos quienes tomaban las decisiones en base a los intereses económicos familiares), se
fundamentaban en que permitía o bien analizar económicamente la conveniencia del matrimonio, o bien
para que las personas vayan conociéndose en sus conductas y costumbres.
El contrato de esponsales era un acuerdo consensual y sinalagmático, cuyo consentimiento debía ser
doble: de los esponsales y de sus familias.
La pragmática de Carlos III (1776) establecía que, con el fin de impedir las uniones desiguales, los hijos e
hijas menores de 25 años debían obtener el consejo y consentimiento de su padre o madre, los abuelos u
otros parientes; en caso contrario, si lo hacían quedaban incapacitados civilmente para heredar.
La pragmática de Carlos IV (1803) liberaba de ello a las hijas mayores de 23 años, y rebajó a 22 la
mayoría de edad, a medida que el consentimiento debía prestarlo un pariente más lejano.
Sin perjuicio de lo dicho, siendo la regla de oro del matrimonio cristiano la libre voluntad de los
contrayentes, su consentimiento era esencial, y basta su forma tácita.
En el derecho indiano habían una marcada informalidad al respecto; ante el silencio de la doncella por
vergüenza, debían ser válidas las palabras del padre, pero si era por miedo reverencial o porque faltaba
consentimiento interior no eran válidas los esponsales. Había una capitulación matrimonial que establecía
que el esposo debía hacer una donación esposalicia, y la promesa o entrega de la dote de la esposa por su
padre u otro pariente. La informalidad dio lugar a numerosos abusos, por lo que las cortes castellanas
reclamaron la publicidad del acto, y Carlos IV decreto que no se admitiera ninguna demanda de
esponsales que no hubieran sido prometidos por escritura pública
Habían esponsales simples (simple promesa) o calificados (con juramento o unión carnal). El juramento
era importante porque a su violación se cometía el delito de perjurio. La unión canal era para reforzar la
promesa y aumentar los apremios contra el esposo renuente.
Finalmente, luego del S. XVIII, y gracias a las ideas individualistas y la exaltación de la libertad, la
institución de los esponsales fue decayendo, primero de hecho, y luego eliminado de los códigos civiles;
en Argentina, ya en el proyecto del C.Civil, Vélez dispuso que no se reconocerían esposales en el futuro.
# En primer momento, los canonistas se disputaban acerca de la naturaleza jurídica y del momento del
perfeccionamiento, por un lado, se establecía que era un contrato real, y por otro, un contrato consensual;
luego aparece una tercera concepción formalista adoptada por el Concilio de Trento. Hasta entonces, los
elementos del matrimonio eran: a) esponsales del futuro, b) esponsales del presente, c) celebración
solemne del matrimonio (no era necesario), y d) la unión carnal, que completaba, confirmaba y hacía del
todo indisoluble el matrimonio.
Con la reforma protestante, la Iglesia debió rever su disciplina y así la depuró en el Concilio de Trento
(1545-1563), en donde el matrimonio ocupó un lugar importante. El matrimonio quedó ratificado en su
carácter sacramental e indisoluble, y además se transformó en un contrato solemne, dotado de una forma
sustancial sin la cual carecía de validez (prestación del consentimiento frente a una figura eclesiástica, ej:
sacerdote + 2 o 3 testigos + publicidad + inscripción en libro parroquial); también se instauró un sistema
de pruebas para acreditarlo.
# El matrimonio indígena fue reconocido por la Iglesia como un derecho natural, pero los distintos textos
tuvieron que ser adaptados especialmente en lo referido a los trámites previos y a los impedimentos (que
no eran los mismos); además se instauró y facilitó un régimen de dispensas por el temor de que los
indígenas cohabitaran antes de la administración del sacramento (ej: por parentesco). La Corona por su
# En el derecho nacional, las normas del matrimonio expresaron algunas modificaciones en el período
patrio. Algunos ejemplos fueron: la prohibición de matrimonio de españoles peninsulares con
hispanoamericanos sin licencia del gobierno, tanto las leyes matrimoniales canónicas como las civiles
eran de jurisdicción eclesiástica, nuevas dispensas por impedimentos civiles (ej: desigualdad de cultos),
creación de registro de matrimonios no católicos y de católicos extranjeros. En el C.Civil, Vélez siguió
las fuentes tradicionales, ratificó la autoridad del derecho canónico, rechazó la concepción del
matrimonio como un mero contrato civil (Francia), y en reemplazo la destacó como una institución social
de contenido religioso, consagró el matrimonio entre cristianos no católicos o entre no cristianos acorde a
sus reglas respectivas, otorgaba jurisdicción eclesiástica a matrimonios celebrados ante la Iglesia, y
jurisdicción civil al resto, etc. Gracias al concepto religioso asentado en el código, se despertaron
reacciones desfavorables, por lo que en 1888 se dicta una ley nacional que reconoce únicamente al
matrimonio civil como válido, sin perjuicio de poder realizarlo por Iglesia.
4. Divorcio
En un principio, el derecho canónico afirmaba el principio de indisolubilidad del vínculo matrimonial, lo
que perduró por varios siglos, hasta la doctrina seguida por el Concilio de Trento, por el cual se entendía
al matrimonio como esencialmente consensual. A partir de allí, se reconocieron la existencia de causales
de separación llamadas “de lecho y mesa”, con el solo efecto de dispensar a los cónyuges del deber de
cohabitar. Esta disciplina fue observada por Argentina, en el C.Civil (mantenía la indisolubilidad
religiosa), en la ley de matrimonio civil en 1888 (indisolubilidad civil), hasta que la Corte Suprema en
1986 declaró en un fallo controversial la inconstitucionalidad de esa norma por violar los derechos de
intimidad, de familia y de igualdad ante la ley. Recién gracias a la ley 17.711, que agregó la ley de
matrimonio civil modificada, se permitió obtener la separación personal por mutuo consentimiento.
5. Filiación y adopción
En el derecho castellano-indiano se reconocían varias clases de hijos:
- Legítimos: nacidos en matrimonio (conforme a la ley) y la razón natural (biológicos).
- Ilegítimos: los naturales eran los que no nacían en matrimonio pero sí según la razón natural, y los no
naturales eran los nacidos en contra de la ley y la naturaleza (ej: adulterinos, incestuosos, espuros y
sacrílegos).
El C.Civil adoptó la clasificación tradicional casi sin alteraciones, distinguiendo entre los hijos legítimos
nacidos de matrimonio válido o putativo (nulo pero de buena fe), y los ilegítimos naturales, adulterinos,
incestuosos y sacrílegos. Los legítimos tenían máxima protección legal, mientras que los ilegítimos la
mínima (para el código eran quienes carecían de padre y madre). Luego de la ley 14.367 (1954) y de la
# En cuanto a la adopción, ya desde el derecho romano tenía importancia porque hacía obtener al
adoptado la calidad política del adoptante. En el derecho castellano-indiano (y en el patrio) no tuvo tanto
desarrollo pero fue reconocido en las Partidas, bajo el axioma de que “la adopción imita a la naturaleza”;
estaba la adrogación (se convertía a un hombre libre en hijo de otra familia, mediando rescripto del
príncipe) y la adopción propiamente dicha (cualquiera de los hijos podían ser adoptados por voluntad de
los padres y decisión judicial). Tampoco fue desarrollada en el C.Civil, y recién fue incorporada por ley
23.264 (1985), que la igualó a la filiación por naturaleza, haciendo desaparecer las diferencias entre las
clases de hijos.
En cuanto a los contratos, en el derecho romano, desde la República, los contratos desplazaron a los
delitos como fuente de las obligaciones. La contratación romana se basaba en las formalidades de la
stipulatio (una forma general de obligarse) y en el desplazamiento de un bien de un patrimonio a otro, por
lo que era limitado el valor jurídico de los actos no celebrados según tales solemnidades (quedaban como
convenciones o pactos nudos); solo excepcionalmente se admitía el consentimiento para formar un
contrato (en la venta, locación, sociedad y mandato). El jurista romano perseguía, no el cumplimiento de
la voluntad de los contratantes, sino el justo equilibrio entre las prestaciones. Durante el Imperio, se
atenuó la diferencia entre contrato y convención.
Durante el derecho romano vulgar y en especial en la AEM, por el creciente realismo, se exigía cada vez
más la entrega de la cosa para el perfeccionamiento del contrato (ej: en la compraventa).
Por otro lado, el derecho canónico, al separarse del formalismo le dio otra orientación al tema,
concediéndole acción a los pactos nudos; y ya Santo Tomás afirmaba que toda promesa no ilícita y
En cuanto al régimen de las cosas, en el derecho romano la cosa “res” representaba una parte limitada del
mundo exterior, que en la conciencia social se concebía como una entidad económica independiente; solo
podía ser objeto de los derechos reales la cosa que era material, el “corpus”. Se aclara ello, porque los
elementos no palpables o los inmateriales (ej: el gas, los servicios) eran desconocidos como entidades
económicas y posible de derechos. La clasificación romana era: a) cosas dentro y fuera del comercio
(estas últimas por voluntad humana o divina), b) cosas aprehensbles (las más valiosas) o no aprehensibles,
y c) cosas muebles e inmuebles.
En el derecho medieval, se le dio preponderancia al valor de la tierra, y así fue considerado inmueble en
el derecho español medieval. En la BEM, con la formación de las ciudades, el renacimiento industrial y
mercantil, se fortalecieron los rasgos individualistas de la propiedad mueble. La clasificación de las cosas
eran: a) bienes alodiales o libres y sujetos a vínculos señoriales, b) bienes propios y los recibidos en feudo,
y c) bienes de propiedad individual y común.
La importancia dada a la tierra, mantuvo la clasificación entre muebles e inmuebles hasta la época de la
codificación; así el C.Civil consagra la división entre bines muebles e inmuebles por su naturaleza, o por
accesión, o por su carácter representativo.
8. Sucesiones
En el derecho romano, la transmisión por testamento a extraños no era un sucesión en sí, ya que ésta era
específicamente una subrogación, en lugar del padre fallecido, de los restantes miembros de la familia;
implicaba un cambio en la titularidad de los bienes, pero no había un verdadero desplazamiento ya que se
entendía que padre e hijo eran la misma persona. Es así, que el concepto de “sucesión” en la Edad Media
era identificado con el de sucesión legítima (no con la testamentaria), por los motivos que provenían del
derecho romano.
La herencia hasta ese momento, era considerada como una unidad, determinante de que la sucesión
también fuese unitaria, esto es, se sucedía a la persona en todos sus bienes. En la AEM, la unidad se
rompió y los distintos bienes que integraban el patrimonio comenzaron a considerarse
independientemente, y a seguir un destino diferente; ya no se sucedía a la persona, sino a los bienes.
Como consecuencia hubo varias sucesiones, la familiar (del círculo familiar), la troncal (de los
antepasados), la señorial (del señor) y la profesional (por el trabajo).
La gran influencia de la Iglesia a partir de la BEM, trajo muchos cambios en el derecho sucesorio, que
persistieron hasta la codificación. Así, surge el testamento, que se utilizó para designar, por influencia de
la Biblia, a toda expresión escrita de voluntad, a todo documento, de cualquier contenido. La Iglesia
influenció para que las personas repartieran sus bienes, como un acto virtuoso y para expiar los pecados, a
los pobres o a ella misma; así el testamento se logró meter entre las costumbres. El testamento se
convirtió en la principal vía de acrecentamiento del patrimonio eclesiástico, y por ello desde el derecho
(inlfuenciado) se le concedió mayor importancia a nueva la sucesión testamentaria (desde las Partidas).
En el derecho indiano, se traspasan y se adaptan las características del derecho castellano: auge de
sucesiones testamentarias y núcleo del derecho sucesorio, vocación hereditaria del alma, primacía de la
voluntad del causante, y pluralidad de regímenes sucesorios. Se crearon figuras nuevas (ej: sucesión de
encomiendas, proceso de sucesión de españoles muertos en las Indias) y se modificaron las existentes (ej:
testamento de los indígenas). En le Nuevo Mundo se dictaron disposiciones por las cuales se intentaba
Codificación civil
Referido a la codificación civil, su historia propiamente dicha comienza recién en 1852, cuando Urquiza
designa a los redactores de los códigos Civil, Penal, Comercial y de Procedimiento.
El redactor designado había sido Torres, quien renuncia por enfermedad, y al que lo reemplaza Vélez
Sarsfield. No obstante, la separación de Buenos Aires frustra el propósito.
Buenos Aires fue quien dio los primeros pasos concretos hacia la codificación civil, ya que en 1857, se
solicitó a la legislatura autorización para invertir en la redacción de los códigos Civil, Criminal y de
Procedimientos. Así, inmediatamente se comenzó con la labor por Ugarte, quien alcanzó a desarrollar
solo la parte general (referida a las leyes en general, las personas y las relaciones de familia), puesto que
no contaban con financiación para continuar. Este intento de codificación recogió derecho vigente de
fuentes tradicionales sin alterar sus disposiciones.
Una vez unificado el país con el regreso de Buenos Aires, Mitre nombró a Vélez Sarsfield para el dictado
del C.Civil (1864). Así, se comenzó con la redacción artículo tras artículo, basándose sobretodo en el
Esbozo de Freitas (tratado civil y comercial de Brasil), con cuyas ideas científicas, de base romanista y
savignyanas, se sintió identificado.
El proyecto de Vélez Sársfield contenía más disposiciones del derecho científico, siempre en armonía con
el derecho vigente (incluso los críticos le atribuían el mérito de haber construido un derecho científico y
filosófico sobre las raíces del derecho histórico y las costumbres). El proyecto de Vélez fue un ejemplo
del eclecticismo (historicismo y racionalismo), pero con una fuerte base en el iusnaturalismo (para él los
derechos naturales como la propiedad, eran independientes de las instituciones humanas ya que proveían
de Dios).
Compartió la preocupación del pensamiento codificador moderno acerca de la claridad y sencillez que
debía tener la obra, y de igual manera, no creyó en la inmutabilidad del código.
Una vez finalizado el proyecto en 1869, fue mandado por P.Ejecutivo al Congreso para su tratamiento; se
aprobó a libro cerrado y finalmente entró en vigencia en 1871.
De allí en más, el C.Civil experimentó sucesivas reformas, la mayoría de ellas parciales, ya que se
referían a aspectos determinados. La reforma que tuvo alcance general fue la realizada por la Ley 17.711
(1968), que introdujo numerosos cambios que representaban una concepción solidarista dentro del código
individualista.
La última reforma fue por Ley 26.994 (2015), que determinó la unificación del C.Civil y del C.Comercial
en el Código Civil y Comercial de la Nación, al mismo tiempo que se adaptaron las leyes a los nuevos
tiempos y se simplificaron otras tantas.
Derecho Penal
El derecho penal de la época se caracterizaba por:
- Falta de tipicidad.
- En un principio se tenía una dimensión religiosa dada por el poder del catolicismo, y así se distinguía
entre delito y pecado (la diferencia era la exteriorización). Habían delitos en donde la confesión ante la
Iglesia era parte de la pena penal (ej: bigamia, delitos contra la fe).
- Habían 3 órdenes penales: a) la Iglesia, que tenía doble fuero y poder, un fuero penitencial (para el
pecado y la confesión), y el fuero eclesiástico (exclusivo de los delitos contra la fe); b) el fuero secular
penal (para los delitos penales comunes); y c) el fuero mixto (para los delitos que podían recaer en ambos,
ej: adulterio).
- Otras consecuencias que podían acarrear los delitos penales eran: el perdón, purgar la culpa, reparar el
daño causado, desigualdad entre las penas (ej: la pena de muerta era más digna para los nobles, que para
# En cuanto a las instituciones de clemencia, en el derecho penal indiano, a semejanza del castellano, se
mantuvo una posición de equilibrio entre la necesidad de prevenir los crímenes y de castigar las ofensas
—por un lado— y el deber moral de obrar con espíritu de piedad, buscando la enmienda del reo antes que
su destrucción. Denominamos instituciones de clemencia a aquéllas que, no obstante tener diferencias
entre sí, reconocen una misma finalidad: la de beneficiar a la parte delincuente, sea aliviando su situación
durante su permanencia en la cárcel, sea mitigando la pena que de otro modo debía corresponderle. Ese
fue el objeto principal del perdón real, del perdón de la parte ofendida, de la visita de cárcel y del asilo en
sagrado, las cuatro instituciones de clemencia.
El perdón podía provenir del rey (la más elevada de las clemencias, permitía variar en todos los sentidos
su pena; podía dar perdones generales o particulares), o bien del ofendido (tenía mucho más peso, según
la doctrina católica de amor al prójimo); también habían visitas a la cárcel por los jueces (ej: y allí
disponer el fin del proceso); y el asilo en sagrado, que era cuando un perseguido penal pedía asilo en la
Iglesia donde la justicia penal no podía entrar sino por exhortos.
La codificación penal
El derecho penal no sufrió modificación alguna en el período patrio (luego de la Rev. de Mayo), puesto
Derecho Mercantil
El derecho comercial nació en el periodo bajomedieval, como consecuencia del renacimiento urbano y
mercantil que operó en esta época. El mismo abarcó un conjunto variado de actividades relacionadas
En cuanto a la codificación, el derecho comercial nació en las cuencas marítimas de Europa y sus
territorios adyacentes, basándose en la costumbre, que se derivaba de las prácticas comerciales
observadas en dicha esfera. Surgió así, como un derecho especial, profesional fuera de la influencia del
derecho romano, del canónico y de los derechos propios de los reinos.
Desde la Alta Edad Media, reyes, señores y ciudades trataron de favorecer el comercio dictando diversas
disposiciones, ya sea sobre la paz de los caminos, sobre ferias y mercados y sobre la jurisdicción
mercantil.
A principios de la Baja Edad Media, en Italia, comenzó a ser fijado por escrito, en forma privada. Pero
España solo conoció dos de esos ordenamientos privados:
La colección francesa “Roles d'Oleron” del siglo XII, una recopilación de sentencias de tribunales
marítimos.
El “Libro del Consulado del Mar”, colección de textos de Derecho marítimo.
Además de las mencionadas redacciones privadas constituyeron fuente de la codificación comercial las
“Ordenanzas Consulares” que fueron aprobando los reyes. Las mismas se basaban en la costumbre, y eran
tanto generales como especiales.
En América se fundaron consulados en México y Lima, cuyas respectivas ordenanzas luego fueron
incorporadas a la Recopilación de Indias. En su defecto, se debían observar las de Burgos y Sevilla.
Posteriormente, en 1794, se fundó el Consulado de Buenos Aires, cuya cédula ereccional dispuso que
para la sustanciación y determinación de los pleitos se debían seguir, como regla las Ordenanzas
Generales del Consulado de Bilbao de 1737.
La codificación comercial encuentra sus orígenes también en diversos códigos, dentro de los cuales
encontramos el Código Español de 1829, que tiene como fuentes al Código de Prusia de 1794 y al Código
Francés de 1807. A su vez son fuentes de éste, las Ordenanzas de Bilbao y otros precedentes hispanos.
Dicho código fue redactado por el jurista español Pedro Sáinz de Andino y promulgado por Fernando VII
en 1829. Su criterio general fue el de respetar la autonomía de la voluntad de los contratantes y de
remitirse frecuentemente la práctica.
Durante el periodo patrio, debido a la insuficiencia de las normas vigentes y a la imposibilidad de redactar
un código propio, la mayoría de las provincias adoptaron el código español. Así el código español integró
el ordenamiento jurídico de todas las provincias argentinas hasta la sanción del código nacional de 1862.
Pero previo a la sanción el código español de 1829, en la provincia de Buenos Aires, se presentó un
proyecto de código mercantil, pero que no logró desarrollarse. En lo que respecta a sus fuentes, las
mismas fueron, el código francés, del cual adoptó el criterio objetivo del acto de comercio, y los
antecedentes castellanos.
Si bien hubo dos intentos más de codificación en dicha materia, es recién en 1862 que se adopta un
código para nuestro país, siendo este, el primer código de la Nación.
Dicho código había sido redactado por Pastor Obligado y Vélez Sarsfield en 1858, para el Estado de
Buenos Aires durante su separación de la Confederación.
A lo largo de su vigencia, se le realizaron numerosas y profundas modificaciones. Las primeras se
debieron a la sanción del código civil, dado que, para su redacción sus autores se habían visto en la
Derecho Minero
Las industrias extractivas o mineras fueron el nervio de la vida económica Indiana. Hasta comienzos del
siglo XVIII, casi el ciento por ciento del valor de las exportaciones a la península fue en metales
preciosos.
Antes de las Partidas muy pocas leyes se habían dictado en Castilla sobre esta materia, pero en ellas
tampoco hay una regulación orgánica, sino preceptos aislados, dentro de los cuales encontramos uno que
reserva al rey el dominio de todas las minas situadas en las tierras que otorgaba por merced, y otro
referido a las tierras del dominio privado, según el cual se facultó a quienes querían buscar metales
subterráneos a hacerlo, no debiendo ser impedido por el señor del predio.
Posteriormente, el Ordenamiento de Alcalá, volvió a ratificar la propiedad del rey sobre todas las minas
de su señorío, y la Ordenanza de Briviesca de Juan I, insistió en el libre cateo y explotación de minerales
en terrenos ajenos, pero agregando que debía hacerse con licencia de su dueño y que el producido, una
vez deducidos los gastos, dos tercios fueran para el rey y el tercio restante para el minero.
No obstante estas disposiciones, la posibilidad práctica de explotación cerró notablemente. Por dicha
razón Felipe II promulgó la ordenanza de Valladolid de 1559, por la cual se incorporaron definitivamente
en el dominio de la corona todas las minas y se facultó nuevamente a los súbditos para que, sin necesidad
de licencia, pudieran explotarlas. Pero además de ratificar los principios, regalista, y del libre cateo y
explotación, estableció el principio del registro y del amparo por el trabajo o pueble. Estos cuatro
principios fueron los que caracterizaron el régimen minero castellano indiano.
Pese a lo dicho anteriormente, la principal contribución de Felipe II al derecho minero fueron las
Ordenanzas del Nuevo Cuaderno de 1584, las cuales incorporaron los mismos principios y se ocuparon de
la buena exploración y vigilancia de las minas, el trabajo de los Mineros, de la fundición de los metales y
de la Justicia privativa del ramo.
Respecto a la legislación dictada en Hispanoamérica, desde los Reyes Católicos, las leyes de Indias,
peninsulares y criollas se ocuparon de la minería. La primera fuente importante del derecho minero
indiano fueron las ordenanzas del Perú dictados por Francisco de Toledo a1574 y aprobadas por la corona,
alcanzando así, una vigencia general en Sudamérica hasta fines del siglo XVIII.
Dichas ordenanzas declararon el libre cateo y descubrimiento de minas en los terrenos de cualquier
propietario, debiendo los descubridores afianzar por el daño que llegaran a causar. Organizaron el registro
de las pertenencias y les pusieron un límite para evitar su acaparamiento. Dispusieron que, una vez
descubierto una veta, la primera pertenencia era para el descubridor la siguiente para el rey, la tercera
nuevamente para el descubridor y las restantes para otros interesados.
También tomaron previsiones para la seguridad de las labores y del personal, y sobre las condiciones de
trabajo y paga de los indios, entre otras.
La Recopilación de Indias confirmó su vigencia y la de otras ordenanzas particulares.
En el año 1783, fueron aprobadas por Carlos III, las ordenanzas de Nueva España, que reglamentaron
todos los aspectos de la minería y del gremio de los mineros, la administración del rey, adjudicación y
registro de las pertenencias y juzgamiento de las causas, etcétera.
Al igual que las ordenanzas anteriores adoptaron los principios clásicos del derecho minero, castellano
indiano.
También se refirieron al aventurero que era quien labraba los socavones sin ser dueño de ninguna mina, a
quien le reconocieron derechos de descubridor en las vetas nuevas y en las minas desamparadas.
Reglamentaron las compañías mineras.
Estas ordenanzas se aplicaron en otros territorios como en Perú, en Chile y en el Virreinato del Río de la
Plata, cuya observancia fue dispuesta por la reforma de la ordenanza de intendentes de 1783. Pese a esto
continuaron vigentes las ordenanzas del Perú con sus sucesivas reformas.
En el derecho patrio, sin perjuicio de que las ideas fisiocráticas pusieron el acento en la agricultura
durante la segunda mitad del siglo XVIII, el interés por la minería no decayó.
Una de las primeras providencias para impulsar el ramo fue la ley de la Asamblea General Constituyente
llamada reglamento de mayo de 1813, la cual concedió plena libertad a los extranjeros para dedicarse a la
minería, se autorizó la libre introducción de máquinas y útiles, y la extracción del oro y la plata en pasta,
se abolió el estanco del azogue hice previo la instalación de un tribunal de minería en Potosí, el cual se
Respecto a la codificación minera, la Constitución Nacional delegó en el Congreso la sanción del Código
de Minería. El presidente Mitre encargó a Domingo de Oro la redacción de un proyecto, el cual una vez
presentado, en 1863, fue revisado por una comisión oficial integrada por Fragueiro, Agote y otros, la cual
introdujo algunas modificaciones. Pese a esto, el Congreso no sancionó este Código y una de las razones
por lo cual no lo hizo fue porque sentaba el principio de que las minas eran de propiedad de la Nación y
no de las provincias.
Años más tarde Avellaneda le confía al jurista Enrique Rodríguez (cordobés) la preparación de un nuevo
proyecto qué respetase el principio federal.
Una vez presentado en el Congreso, el Senado voto a libro cerrado, pero la Cámara de Diputados lo giró a
su comisión de códigos, la cual le realizó varias modificaciones, en defensa de la autonomía de las
provincias, en relación a la jurisdicción. Aceptadas las modificaciones el proyecto se convirtió en ley en
1886, entrando en vigencia el primero de mayo del 1887.
Con respecto a sus fuentes, la principal es el derecho tradicional del cual el codificador se apartó en
ciertas oportunidades para coger soluciones más modernas de origen francés, español, prusiano y chileno.
En 1917 el código fue reformado parcialmente por Joaquín V. González, fundador de la ciencia del
derecho minero en Argentina.
Derecho Agrario
Con respecto a la ganadería, las culturas aborígenes, salvo las del incario, no conocieron la ganadería,
por lo tanto, la introducción de animales domésticos por parte de los españoles, fue un hecho
revolucionario para la economía del nuevo mundo, en el cual los ganados se propagaron rápidamente,
convirtiéndose una de las principales fuentes de riqueza.
Al respecto, la Recopilación de Indias reprodujo algunas de las cédulas reales dictadas en la materia, por
ejemplo, cédulas sobre señales, para que en el ganado no tuviera la señal de otro, o no se utilizará la señal
de tronca, etcétera.
A diferencia de Nueva España, en la cual los ganaderos se reunieron en la hermandad de la Mesta, los
ganaderos del Río de la Plata actuaron de hecho como asociación gremial, con el objeto de defender sus
intereses. Durante este periodo existían las vaquerías o derecho de vaquear, que era el derecho de salir a
recoger el ganado alzado que tenían los vecinos hacendados (accioneros). Una vez recogido, el ganado
marcado pasaba a su dueño, mientras que, el ganado orejano era distribuido a proporción de la acción.
Las acciones de ganado podían ser vendidas, donadas y heredadas. Este registro lo llevó el Cabildo, al
igual que el registro de las marcas. En relación a dicho derecho se cometieron abusos que, sumados con
otros factores perjudicaron a la ganadería.
En cuanto a la agricultura, se dio el fenómeno inverso al de la ganadería, ya que se encontraba difundida
en la América precolombina y llegó a perder importancia frente al avance de la ganadería.
Desde los inicios de la conquista, la Corona se empeñó en fomentar la agricultura para sostener a los
pobladores del nuevo mundo, es por esto que, a fines del S. XV, apareció la cláusula de que en las
mercedes de tierra se debía plantar y labrar una parte.
Las leyes de Indias sobre fundación de ciudades también se refirieron a la forma en la que se haría la
distribución de la tierra.
Con el correr de los años, la expansión natural de los animales hizo que se tornaran frecuentes las quejas
de los labradores, cuyas siembras habían sido destrozadas por los animales. Haciéndose eco del problema
Derecho Laboral
En la baja Edad Media, con el desarrollo del régimen corporativo, se inició la intervención de los reyes en
el mundo del trabajo. A causa de conflictos que ocurrieron entre artesanos y clases ricas quejosas del
monopolio que aquellos ejercían, las Cortes castellanas establecieron en el siglo XIV, ordenamientos para
menestrales y obreros, con fijación de precios, jornadas y salarios. Pero la mayoría de los trabajadores
quedó fuera de dicha legislación.
Desde los comienzos del período moderno, la monarquía absoluta asimiló la idea de que parte de su
misión era el bienestar y la prosperidad de los vasallos, por lo tanto, estimó de su incumbencia impulsar y
organizar el trabajo, velar por la producción y alentar el afán de enriquecimiento. Así, cuestiones como
las condiciones sanitarias del trabajo, la capacitación profesional, el descanso, el esparcimiento, fueron
planteadas por los moralistas y economistas.
En el S. XVI la difusión del salario, de la condición de trabajador asalariado que tenía tasado su trabajo,
transformó la vida social. Sólo a partir de entonces la sociedad se dividió en dos grupos bien
En el período nacional, desde la Revolución de Mayo hasta nuestros días, pueden distinguirse tres
momentos diferentes:
Durante la primera mitad del siglo XIX, la continuación del período anterior : El trabajo
siguió siendo un hecho con relevancia pública, que legislador reguló, insistiendo en el
concepto de deber moral y social. El periodo se caracterizó por la intervención policial en
los contratos de trabajo.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, conversión en relación de derecho privado : El
trabajo pasó convertirse en un contrato civil más, frente al cual la autoridad se limitó a
hacer cumplir la voluntad de las partes. Eran las leyes naturales de la economía las que
tenían que actuar en esa relación, por lo tanto, la función del Estado sólo se limitó a
asegurar la vigencia de los Derechos individuales y eliminar las trabas a la competencia.
Durante el siglo XX, derecho laboral moderno: Debido a la toma de conciencia sobre los
males morales y económicos ocasionados por la cuestión social, se desató la lucha de
clases. Como consecuencia, el estado liberal abandonó su posición abstencionista naciendo
el nuevo derecho laboral moderno, que se refirió a las relaciones individuales entre
patronos y trabajadores. Reconoció el sindicalismo y. desarrollo un derecho colectivo del
trabajo.
Durante esta época, pese a los cambios observados, siguió subsistiendo el derecho castellano indiano en
un doble sentido:
siguieron vigentes alguna de las normas anteriores
no varió enseguida el concepto que se había tenido del trabajo.
A pesar de lo dicho, se puede destacar, la regulación del contrato de aprendizaje la abolición del servicio
personal indígena (por la asamblea de 1813) y la abolición de la esclavitud.
En cuanto a la codificación laboral, se polemizó ya que algunos consideraban que en el código civil
estaban resueltos todos los problemas atinentes al trabajo, mientras que otros defendían la autonomía del
derecho laboral fundados en que las disposiciones reglamentarias de las relaciones del trabajo se
inspiraban en principios diferentes de los propios de los Derechos civil y comercial, o en principios
comunes pero que sólo en el derecho laboral encontraban su más amplia aplicación.
Pese a la discusión existente sobre la autonomía del derecho del trabajo, a comienzos del siglo XX se
encaró su codificación. En 1904 fue Joaquín V. González, ministro del interior de Roca, quien promovió
y fue en gran medida el ejecutor del primer proyecto de código de trabajo, intitulado Ley Nacional del
Trabajo. En su trabajo, González incorporó soluciones modernas para los principales problemas
relacionados con la actividad laboral. Se encargó de regular el contrato de trabajo, las agencias de
colocaciones, sobre los accidentes de trabajo, sobre la duración y suspensión del contrato, sobre el trabajo
de mujeres y de niños, sobre las condiciones de higiene y seguridad, entre otras cuestiones.
Dicho proyecto tuvo una acogida dispar en la opinión pública. La Federación Obrera Argentina lo calificó
de un atentado sin precedentes contra las libertades y se propuso combatirlo. El partido socialista lo
aceptó en general y los católicos lo apoyaron. Pero pese a esto, el proyecto quedó detenido en la comisión