Unidad Ii Módulo Ii B)
Unidad Ii Módulo Ii B)
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En esta fase se realizan una serie de actuaciones que van desde la confirmación de la conclusión del sumario
hasta la apertura del juicio oral. Su función es doble, pues, por un lado, controla que se haya cerrado
correctamente la instrucción y por otro determina la procedencia de la apertura del juicio oral.
Así, una vez que se ha dictado por el Juez Instructor auto de conclusión del sumario, tal y como hemos
visto anteriormente, se personarán las partes ante el Tribunal sentenciador y a los acusadores se les dará un
plazo para que se “instruyan” en los autos. Con ocasión de la devolución de los autos, éstas deberán
presentar un escrito en el que podrán, bien instar la práctica de nuevas diligencias, lo que afectaría a la
conclusión del sumario, o hacer constar su conformidad con la conclusión de aquél. En este último caso,
también deberán manifestar su posición acerca de la procedencia de la apertura del juicio oral (art. 627
LECrim)1.
También se podrá reproducir en esta fase la petición de procesamiento de alguno de los investigados si el
Juez de Instrucción dictó auto denegándolo en el sumario.
A la vista de todo lo anterior, en el caso de que considere que el sumario no se cerró correctamente, el
Tribunal revocará el auto de conclusión y ordenará al Instructor que se practiquen las diligencias oportunas.
Si, por el contrario, el sumario está bien cerrado el Tribunal decidirá en tres días si procede abrir el juicio
o decretar el sobreseimiento.
Sobre la fase del juicio oral nos detendremos en el siguiente apartado, así que ahora nos ocuparemos del
sobreseimiento.
El sobreseimiento es una forma de terminación del proceso penal antes de que dé comienzo el juicio oral e
implica una absolución del investigado o procesado que será provisional o definitiva, en función de la clase
de sobreseimiento que se dicte.
Las clases y motivos del sobreseimiento serán los siguientes:
a. Sobreseimiento libre: Equivale a la sentencia absolutoria sobre el fondo. Produce los
mismos efectos que una sentencia absolutoria que se hubiera dictado al final del proceso
ordinario, en especial la cosa juzgada material. De este modo se impide que el procesado
se vuelva a ver afectado por una eventual posterior apertura de la causa. Los motivos del
sobreseimiento libre son
El sobreseimiento puede ser calificado de total o de parcial en función de si afecta a todos o sólo a alguno
de los procesados.
Las consecuencias comunes de todo sobreseimiento son, por un lado, el archivo de la causa y las piezas de
convicción que carezcan de dueño conocido, mientras que en caso contrario se devolverán a su dueño. Este
1
Aunque este último artículo no prevé la participación del inculpado en estas actuaciones, la STC 66/1989, de 17 de abril, obligó a
que se le diera también la oportunidad de solicitar nuevas diligencias, pedir el sobreseimiento o la apertura del juicio oral.
efecto no se produce si el sobreseimiento es parcial puesto que el proceso sigue respecto de alguno de los
procesados; por otro, se deberá dejar sin efecto la prisión provisional y el resto de medidas cautelares que
se hubieran acordado, respecto de aquellos sujetos afectados por el sobreseimiento2.
En el proceso ordinario, solamente será recurrible en casación el auto de sobreseimiento que se decrete
fundado en la falta de tipicidad penal de los hechos. Frente al resto de sobreseimientos no cabe recurso
alguno, por no ser resoluciones definitivas y no concederse en la ley expresamente un recurso contra ellas.
Por último y respecto a la vinculación del Tribunal en relación a las peticiones de las partes de
sobreseimiento hay que señalar que si todas las partes piden que se sobresea el proceso y por tanto ninguna
ejerce la acusación, aquél se verá obligado a dictar auto de sobreseimiento. Lo único que podrá hacer, si
considera que existe causa suficiente para deducir acusación, es comunicar la petición de sobreseimiento
formulada a los posibles interesados en ejercer la acción penal y si nadie la presentara, al superior jerárquico
del Fiscal. Si, a pesar de ello, ninguno ejercita la acusación, finalmente, deberá dictar auto de
sobreseimiento.
En cambio, si existe auto de procesamiento contra alguno de los investigados y alguna de las partes
personadas solicita la apertura del juicio oral, el Tribunal estará obligado a acordarla, salvo que considere
que el hecho no constituye delito, en cuyo caso podrá dictar auto de sobreseimiento, que como hemos dicho,
será el único caso en el que dicho auto podrá ser recurrido en casación.
Una vez que se ha dictado auto de apertura del juicio oral éste deberá continuar hasta su finalización por
sentencia sobre el fondo que se pronuncie sobre la culpabilidad o inocencia de los procesados, salvo que se
aprecie alguno de los artículos de previo pronunciamiento como veremos a continuación. A partir de este
momento, las actuaciones serán públicas y primarán la oralidad, concentración, contradicción e
inmediación. Frente a este auto no cabe recurso alguno3.
2
El artículo 636 ha sido redactado por el apartado quince de la disposición final primera de la Ley 4/2015, de 27 de abril, del Estatuto
de la víctima del delito.
Según el señalado precepto, el auto de sobreseimiento se comunicará a las víctimas del delito, en la dirección de correo electrónico
y, en su defecto, por correo ordinario a la dirección postal o domicilio que hubieran designado en la solicitud prevista en el artículo
5.1.m) de la Ley del Estatuto de la Víctima del delito.
Señala también el art 636 indicado que, en los casos de muerte o desaparición ocasionada por un delito, el auto de sobreseimiento
será comunicado de igual forma a las personas a las que se refiere el párrafo segundo del apartado 1 del artículo 109 bis, de cuya
identidad y dirección de correo electrónico o postal se tuviera conocimiento. En estos supuestos el Juez o Tribunal, podrá acordar,
motivadamente, prescindir de la comunicación a todos los familiares cuando ya se haya dirigido con éxito a varios de ellos o cuando
hayan resultado infructuosas cuantas gestiones se hubieren practicado para su localización.
Excepcionalmente, en el caso de ciudadanos residentes fuera de la Unión Europea, si no se dispusiera de una dirección de correo
electrónico o postal en la que realizar la comunicación, se remitirá a la oficina diplomática o consular española en el país de
residencia para que la publique.
Transcurridos cinco días desde la comunicación, se entenderá que ha sido efectuada válidamente y desplegará todos sus efectos,
iniciándose el cómputo del plazo de interposición del recurso. Se exceptuarán de este régimen aquellos supuestos en los que la
víctima acredite justa causa de la imposibilidad de acceso al contenido de la comunicación.
Las víctimas podrán recurrir el auto de sobreseimiento dentro del plazo de veinte días aunque no se hubieran mostrado como parte
en la causa.
3
En efecto, el artículo 680 de la LECrim ( redactado por la 4/2015, de 27 de abril, del Estatuto de la víctima) indica que los debates
del juicio oral serán públicos, bajo pena de nulidad, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 681.
Así, el señalado art 681 advierte:
1. El Juez o Tribunal podrá acordar, de oficio o a instancia de cualquiera de las partes, previa audiencia a las mismas, que todos o
alguno de los actos o las sesiones del juicio se celebren a puerta cerrada, cuando así lo exijan razones de seguridad u orden público,
o la adecuada protección de los derechos fundamentales de los intervinientes, en particular, el derecho a la intimidad de la víctima,
el respeto debido a la misma o a su familia, o resulte necesario para evitar a las víctimas perjuicios relevantes que, de otro modo,
podrían derivar del desarrollo ordinario del proceso. Sin embargo, el Juez o el Presidente del Tribunal podrán autorizar la presencia
de personas que acrediten un especial interés en la causa. La anterior restricción, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 707, no
será aplicable al Ministerio Fiscal, a las personas lesionadas por el delito, a los procesados, al acusador privado, al actor civil y a los
respectivos defensores.
2. Asimismo, podrá acordar la adopción de las siguientes medidas para la protección de la intimidad de la víctima y de sus
familiares:
a) Prohibir la divulgación o publicación de información relativa a la identidad de la víctima, de datos que puedan facilitar su
identificación de forma directa o indirecta, o de aquellas circunstancias personales que hubieran sido valoradas para resolver sobre
sus necesidades de protección.
b) Prohibir la obtención, divulgación o publicación de imágenes de la víctima o de sus familiares.
Una vez abierto el Juicio Oral, el Letrado de la Administración de Justicia deberá comunicar la causa al
Fiscal para que califique los hechos en el término de cinco días. A partir de ese momento serán públicos
todos los actos del proceso. Dicha comunicación tendrá por objeto que el Fiscal proceda a presentar el
correspondiente escrito de calificación provisional del que luego nos ocuparemos. Una vez que el Fiscal ha
devuelto la causa, de nuevo se procederá al traslado por parte del Letrado de la Administración de Justicia
de los autos con el mismo objeto al acusador particular y actor civil si lo hubiera, quienes dispondrán del
mismo plazo para presentar sus escritos de calificación provisional.
Tal y como establece el art. 652, una vez que se ha devuelto la causa y se han presentado los escritos
provisionales de la acusación, el Letrado de la Administración de Justicia dará traslado a los procesados y
terceros responsables para que en igual término y por su orden presentes sus correspondientes escritos de
calificación.
Cualquiera de estas partes, en el término de tres días desde que se les dio traslado de los autos para su
calificación podrán presentar escrito en el que pongan de manifiesto la existencia de los llamados artículos
de previo pronunciamiento. Estos sirven para poner de manifiesto la ausencia de presupuestos procesales o
la existencia de obstáculos del mismo tipo que impedirían que el tribunal pudiera dictar una sentencia sobre
el fondo del proceso. Por ello su estimación provocará que se dicte un auto de sobreseimiento libre o
provisional o bien que se remita la causa a otro órgano jurisdiccional.
Como motivos de previo pronunciamiento pueden alegarse los siguientes:
a. la declinatoria de jurisdicción, mediante la cual puede ponerse de manifiesto la falta de jurisdicción o de
competencia del tribunal que está conociendo del proceso. Si se estima se deberán remitir las actuaciones
a tribunal que resulte competente.
b. La cosa juzgada, que implica que ya ha existido un proceso anterior por los mismos hechos y frente a los
mismos sujetos que ha finalizado con auto de sobreseimiento libre o con una sentencia sobre el fondo, ya
fuera absolutoria o de condena. Por ello no puede volver a realizarse un nuevo proceso sobre algo que ya
fue objeto de juicio en un proceso anterior y la consecuencia de su estimación será que se dictará auto de
sobreseimiento libre.
c. La prescripción del delito significa que el delito que se imputa ya ha prescrito conforme a las normas
penales. Su estimación también provoca el sobreseimiento libre.
d. La amnistía o el indulto. Aunque ambas causas están previstas en el Art. 666.4 LECrim ninguna de ellas
puede darse en la actualidad ya que el indulto exige la previa condena y la amnistía ya no existe en nuestro
ordenamiento como causa de extinción de la responsabilidad penal.
e. La falta de autorización administrativa para procesar en los casos en que sea necesaria como en los casos
en que la causa se dirige frente a un Diputado o Senador sin obtener previamente la preceptiva autorización
de la cámara correspondiente. Su estimación paralizará provisionalmente el procedimiento hasta que dicha
autorización se obtenga.
El Tribunal deberá analizar dichas cuestiones, para lo cual deberá señalarse vista por parte del LAJ ( en
adelante Letrado de la Administración de Justicia) y resolver mediante auto acerca de su procedencia.
Contra los autos que estiman los artículos mencionados en las cuatro primeras causas cabrá recurso de
casación, mientras que contra el resto no cabe recurso alguno, si bien las partes podrán reproducir en el acto
del juicio oral dichas cuestiones como medios de defensa, con excepción de la declinatoria.
Una vez que se han resuelto los posibles artículos de previo pronunciamiento se pasará a la presentación de
los escritos de acusación y defensa, en los términos que se han visto anteriormente.
3. Queda prohibida, en todo caso, la divulgación o publicación de información relativa a la identidad de víctimas menores de edad
o víctimas con discapacidad necesitadas de especial protección, de datos que puedan facilitar su identificación de forma directa o
indirecta, o de aquellas circunstancias personales que hubieran sido valoradas para resolver sobre sus necesidades de protección,
así como la obtención, divulgación o publicación de imágenes suyas o de sus familiares.
Artículo 681 redactado por el apartado diecisiete de la disposición final primera de la Ley 4/2015, de 27 de abril, del Estatuto de la
víctima del delito.
Por su parte, el art 682 respecto a la presencia de los medios de difusión social advierte:
El Juez o Tribunal, previa audiencia de las partes, podrá restringir la presencia de los medios de comunicación audiovisuales en las
sesiones del juicio y prohibir que se graben todas o alguna de las audiencias cuando resulte imprescindible para preservar el orden
de las sesiones y los derechos fundamentales de las partes y de los demás intervinientes, especialmente el derecho a la intimidad
de las víctimas, el respeto debido a la misma o a su familia, o la necesidad de evitar a las víctimas perjuicios relevantes que, de otro
modo, podrían derivar del desarrollo ordinario del proceso. A estos efectos, podrá:
a) Prohibir que se grabe el sonido o la imagen en la práctica de determinadas pruebas, o determinar qué diligencias o actuaciones
pueden ser grabadas y difundidas.
b) Prohibir que se tomen y difundan imágenes de alguna o algunas de las personas que en él intervengan.
c) Prohibir que se facilite la identidad de las víctimas, de los testigos o peritos o de cualquier otra persona que intervenga en el
juicio.
Artículo 682 redactado por el apartado dieciocho de la disposición final primera de la Ley 4/2015, de 27 de abril, del Estatuto de la
víctima del delito .
El escrito de la acusación, que en este momento del proceso ordinario se llama escrito de calificación
provisional de la acusación es el cauce a través del cual se ejercita la acusación y es una pieza fundamental
del principio acusatorio. En él, las partes acusadoras deben calificar jurídicamente por escrito los hechos
sobre los que versará el juicio. En concreto, según el Art. 650 LECrim deberá contener:
a. La descripción de los hechos punibles que resultan del sumario.
b. La calificación legal de esos hechos determinando el delito que constituyen.
c. La participación en ellos del procesado o procesados si hubiere varios.
d. Los hechos que también resulten del sumario y que constituyan circunstancias atenuantes o agravantes
del delito o eximentes de la responsabilidad criminal.
e. Las penas en las que hubiere incurrido el procesado o procesados por razón de su respectiva participación
en el delito.
Es interesante señalar que el art. 653 de la LECrim permite a las partes presentar diferentes conclusiones
sobre cada uno de los hechos que debe ser objeto de calificación. Se trataría de una acumulación eventual
ya que lo que se pretende es que sólo eventualmente, para el caso de que el tribunal no aprecie la calificación
principal, pueda considerar la otra. Por ejemplo, la acusación podría haber calificado los hechos como una
estafa y eventualmente como apropiación indebida. De esta forma, si el tribunal considera que los hechos
no son una estafa podrá condenar por apropiación indebida. En cambio, si no se hubiera hecho esta
acumulación eventual, al no ser procedente la estafa el tribunal debería absolver, en virtud del principio
acusatorio y de la vigencia de la correlación acusación sentencia a la que luego haremos referencia.
También deberán incluirse en este escrito las pruebas de las que intente valerse el acusador, presentando la
lista de peritos y testigos que tengan que declarar a su instancia. Podrá solicitarse en este momento la
práctica de prueba anticipada o la identidad de los testigos cuya identidad hubiese sido protegida en el
sumario. Además, en este escrito deberá ejercitarse también la acción civil, si no se hubiera reservado para
su posterior ejercicio ante los tribunales civiles.
El escrito de la defensa o escrito de calificaciones provisionales de la defensa permite al acusado ejercitar
su derecho de defensa y es manifestación del principio de igualdad y de contradicción. Su esquema y
contenido es semejante al de la acusación. Si el acusado no presentase este escrito no se suspende el proceso
ni se entiende que está de acuerdo con lo solicitado por la acusación, sino que se asimila a la existencia de
oposición, de manera que el proceso continúa sin que pueda proponer otra prueba que la que aporte en el
juicio oral.
Una de las cosas que puede hacer el acusado en su escrito de defensa es prestar conformidad con la
acusación. La figura de la conformidad ha alcanzado en la actualidad gran importancia, principalmente en
el procedimiento abreviado y en especial, en el procedimiento para el enjuiciamiento rápido de
determinados delitos. Sin embargo hay una diferencia de concepto importante entre la figura de la
conformidad en el proceso ordinario y en el resto. En ordinario, que es del que nos ocuparemos ahora, la
conformidad no es más que una manifestación libre del acusado en la que expresa su conformidad con la
calificación más grave de las que se incluyen en los escritos de acusación. Debe tenerse presente que la
conformidad debe abarcar la pena más alta efectivamente solicitada y no la que venga atribuida en abstracto.
Esta declaración implica que sea innecesaria la prueba y que pueda pasarse inmediatamente a dictar
sentencia.
Puede apreciarse como esta conformidad no implica ninguna negociación, ni acuerdo entre acusador y
acusado. Simplemente se trata de que, debido a la aceptación por el acusado de la que sería la acusación
más grave de todas, deviene superflua la práctica de pruebas que tenían como único fin convencer al juez
de que la acusación era cierta y provocar la condena conforme a dicha acusación.
Ahora bien, el Tribunal sigue teniendo alguna facultad de control sobre el final del proceso cuando se
manifiesta la conformidad del acusado. En concreto, si aquél considera que la pena solicitada —con la que
se ha prestado conformidad— no es adecuada a la calificación, o que la calificación no ha sido
correctamente realizada, ordenará continuar con el proceso, concediendo un plazo a la acusación para que
califique los hechos conforme a lo legalmente previsto.
Para que la conformidad ponga fin al proceso debe ser total, es decir, debe afectar a todos los acusados en
el proceso. Ello salvo que habiendo varios pudieran dividirse los objetos y dictarse sentencias separadas.
En el caso de la conformidad en el resto de procedimientos, se produce una negociación que suele conllevar
a un acuerdo entre la acusación y la defensa que pone fin al proceso penal. Nos ocuparemos de ello en el
estudio de cada procedimiento en cuestión.
Recibidos estos escritos por el Tribunal, el LAJ dictará una diligencia en la los tendrá por presentados y
acordando pasarlos al ponente para el examen de las pruebas propuestas. Éste deberá examinarlas y dictar
auto admitiendo las que considere pertinentes y rechazando las demás. Frente a las rechazadas podrá
interponerse en su día recurso de casación si se prepara en la forma oportuna mediante protesta. Tras ello
el LAJ fijará día y hora para el comienzo de las sesiones del juicio oral conforme a los criterios establecidos
en el art. 659 LECrim.
Realizado todo lo anterior, pasarán a celebrarse las sesiones del juicio oral en el día y hora fijados por el
Letrado de la Administración de Justicia. Estas sesiones deberán ser dirigidas por el Presidente de la Sala
en la que dicho juicio se celebre. Será éste quien declare abierta la sesión y quien deberá preguntar al
acusado o acusados sobre si conoce los hechos de los que se les acusa y como se declara respecto de los
mismos. Si se confiesa culpable podrá ponerse fin en ese momento al proceso y pasar a dictar sentencia. En
el caso de que no se reconozca culpable el juicio continuará dando paso a la lectura de los escritos de
calificación y a la enumeración de pruebas admitidas en su día.
A continuación se pasará a la práctica de la prueba. Se considera prueba en el proceso penal a aquella
actividad encaminada a conseguir la convicción del juez sobre los hechos que han sido afirmados por las
partes en sus correspondientes escritos de calificación. De aquí se deduce su importancia, ya que, con
carácter general el Tribunal únicamente podrá fundar su sentencia penal en la prueba válida y lícitamente
practicada en el acto de juicio oral.
Como decimos, como regla general sólo se considera prueba la practicada en el juicio oral, ya que sólo ella
sirve para lograr la convicción del juez a la hora de dictar sentencia y porque sólo en esa fase del proceso
penal se respetan las garantías de jurisdiccionalidad, oralidad, publicidad e inmediación. Ahora bien, como
casi todas las reglas, ésta que acabamos de enunciar también presenta excepciones:
a. Se denomina prueba anticipada la que se practica antes del juicio oral, debido a causas normalmente
ajenas a la voluntad de las partes que imposibilitarán su práctica en el momento que sería el procesalmente
oportuno. Lo más característico de este tipo de prueba es que no pueden repetirse, de manera que si en el
momento del juicio oral hubiesen cambiado las circunstancias y fuese posible su realización ésta debería
volver a practicarse para que pudiera ser considerada por el Tribunal en su sentencia. Además es necesario
que la prueba se practique con unas garantías que tienden fundamentalmente a asegurar el respeto al
principio de contradicción: que se documente la diligencia en un soporte apto para la grabación y
reproducción del sonido y de la imagen o por medio de acta autorizada por el Letrado de la Administración
de Justicia con expresión de los intervinientes; que la parte a la que interese inste en el juicio oral la
reproducción de la grabación o la lectura literal de la diligencia. Esta prueba debe solicitarse normalmente
en el escrito de calificación correspondiente para su práctica con anterioridad al acto del juicio oral.
b. La prueba preconstituida consiste en la realización de una diligencia de investigación fuera del juicio
oral, normalmente durante la fase de instrucción, pero preconstituyendo su valor probatorio. Esto se
consigue rodeando la práctica de dicha diligencia de todas las garantías que presiden la práctica de la prueba
en el juicio oral. Así, inicialmente no se consideran pruebas, pero en previsión de su posible utilización
posteriormente como tales, se procede a su práctica de forma que puedan ser consideradas como pruebas
en el momento de dictar sentencia por el Juez.
Para que ello ocurra normalmente deben darse una serie de condiciones, por ejemplo:
- que se trate de diligencias policiales de imposible o muy difícil reproducción
- que se trate de informes periciales emitidos por organismos oficiales
- que se trate de diligencias objetivas de resultado incontestable como la aprehensión in situ de los
delincuentes
- que se trate de declaraciones ante la Policía ratificadas en el juicio oral.
Por el contrario, en principio, se les niega valor probatorio a las siguientes diligencias:
- las declaraciones ante la Policía no reproducidas posteriormente en el juicio oral
- las declaraciones realizadas ante la Policía rectificadas en el juicio oral. Sin embargo, estas
declaraciones podrán tener valor probatorio si fueron prestadas con asistencia de letrado y la
condena se apoya en algún otro elemento de cargo practicado en el juicio oral.
La prueba se solicita por las partes en sus escritos de calificaciones provisionales. Hay que recordar que en
esta fase del proceso, a diferencia de lo que sucede en el sumario, rige el principio de aportación de parte,
por lo que no pueden practicarse otras pruebas que las solicitadas por aquéllas. Por lo tanto, en principio,
como vimos, lo único que hará el Tribunal es aprobar la práctica de la práctica de aquellas pruebas que
hayan sido correctamente propuestas por las partes, y que sean pertinentes, es decir, que es apta para
conseguir el objetivo que persigue. Sin embargo, excepcionalmente el tribunal podrá ordenar que se
practiquen pruebas encaminadas, no a probar la existencia de hechos, sino a contrastar o verificar la prueba
sobe ellos. Se trata de la denominada “prueba sobre la prueba”.
La prueba se practicará en la forma prevista en los arts. 688 a 727 de la LECrim en el local en el que tenga
su sede el órgano sentenciador, durante las sesiones del juicio oral salvo excepciones.
Haremos una simple mención aquí de la posibilidad de practicar determinadas pruebas a través de
videoconferencia cuya validez y valor ha sido objeto de alguna discusión, aunque a día de hoy está
generalmente admitida.
Una vez que se ha practicado la prueba, ésta será objeto de valoración por el Tribunal. El criterio que la ley
establece para ello es el de la libre valoración, conforme a los criterios de la sana crítica y además deberá
hacerse una valoración conjunta de la prueba.
No obstante, existen unos límites en cuanto a los materiales que pueden ser tomados en consideración y
que básicamente están contenidos en el Art. 11.1 LOPJ. La principal limitación consiste en que “no surtirán
efecto las pruebas obtenidas directa o indirectamente, violentando los derechos o libertades fundamentales”.
De nuevo se manifiesta aquí el equilibrio que debe existir en todo proceso penal entre el interés en la
búsqueda de la verdad material y el castigo del culpable por un lado, y la defensa de los derechos
fundamentales de los ciudadanos.
Se considera que la prueba es ilícita cuando el medio a través del cual se ha obtenido ha supuesto una
vulneración de los derechos fundamentales. Cuando ello ocurra, el Juez no podrá formar su convicción
teniendo en cuenta estos materiales probatorios, sea cual sea el momento en que se ponga de manifiesto
esta ilicitud. Este resultado también se extiende a otras pruebas que se han obtenido directamente de las que
se consideraron ilícitas, a excepción de aquellas pruebas entre las que no exista conexión de antijurídicidad
o si se considera que se trata de un hallazgo inevitable. En el primer caso no se excluirá una prueba cuando
no exista una relación directa entre ella y la que vulneró los derechos fundamentales. En el segundo, aun
existiendo la relación directa, se considera que el resultado obtenido con el medio probatorio considerado
ilícito se hubiera alcanzado en cualquier caso por otro medio, debido, por ejemplo, a que existía otra línea
de investigación que hubiera conducido hacia dicho resultado.
También hay que mencionar en este capítulo de valoración de la prueba el principio de presunción de
inocencia, ya que este principio exige para condenar al acusado una “mínima actividad probatoria de cargo”.
Ha sido la jurisprudencia la que ha ido perfilando en qué consiste la prueba de cargo y en este sentido
considera que:
- es prueba de cargo la realizada en el juicio oral, con respeto a los principios de oralidad,
inmediación, publicidad y contradicción.
- Excepcionalmente puede ser considerada prueba de cargo las diligencias de instrucción si pueden
ser tenidas como pruebas preconstituidas al haberse realizado con todas las garantías necesarias o
se consideran pruebas anticipadas y se han introducido en el juicio oral con la garantía de
contradicción.
- También se reconoce valor probatorio de cargo a las declaraciones de los coinvestigados siempre
que no tengan su origen en venganza, resentimiento, deseos de exculpación o de recibir un trato
favorable.
- También tendrán valor probatorio las declaraciones que se incorporan al proceso, bien mediante
ratificación ante el Juez de Instrucción o sentenciador, o bien a través del testimonio del
funcionario de policía ante el que se prestó el mencionado testimonio.
- No tienen valor de prueba de cargo ni el testimonio de testigos de referencia (salvo que se trate de
una prueba anticipada o sea imposible la comparecencia del testigo directo en el juicio oral), ni los
dictámenes psicológicos.
Finalmente, cuando el Tribunal tiene que dictar sentencia se encontrará con unos hechos que tiene por
probados y otros acerca de los cuales no ha llegado a alcanzar certeza, que no han llegado a ser
suficientemente probados. En estos supuestos actúa el principio in dubio pro reo que significa que el
tribunal sólo podrá fundar una sentencia de condena sobre hechos que hayan sido probados y que por tanto,
si existe alguna duda acerca de algún hecho constitutivo del delito deberá absolver. Sólo entra en juego
cuando existe alguna duda racional sobre la existencia de alguno de los elementos del tipo penal. En cambio,
el derecho a la presunción de inocencia es una garantía procesal que sólo despliega su eficacia cuando hay
una absoluta falta de pruebas. Puede que haya alguna prueba que pueda ser considerada de cargo y que por
tanto se respete el principio de presunción de inocencia, pero que esa prueba no haya sido suficiente para
convertir en hechos probados los que constituyen el tipo penal por lo que, en aplicación del in dubio pro
reo deba absolverse al procesado.
En cuanto a los concretos medios probatorios vienen a coincidir prácticamente con las diligencias de
investigación por lo que ahora no les dedicaremos más atención. En los siguientes temas haremos alguna
referencia a las peculiaridades que pueden presentar los concretos medios probatorios en el juicio oral.
Nos queda por señalar que para finalizar con esta fase, una vez que se han practicado las pruebas y antes
de que el tribunal vaya a dictar sentencia, las partes deberán presentar sus escritos de calificación
definitivos. Estos escritos coinciden en su forma y en su contenido con los de calificación provisional, pero
tienen gran importancia ya que se permite que las partes realicen en ellos modificaciones que no afecten
sustancialmente a los hechos, a la calificación jurídica de los mismos o a la concreta pena que se solicita.
Si no se modifican, las partes elevarán a definitivas las conclusiones provisionales, pero si deciden
modificarlas deberán presentar un nuevo escrito, con copia para todas las partes personadas, de manera que
todas puedan tener conocimiento en ese momento de las modificaciones realizadas y manifestar al respecto
lo que consideren oportuno. Esta será la última posibilidad que tendrán las partes de modificar sus
alegaciones ya que a partir de este momento quedarán fijadas y constituirán el punto de referencia para el
tribunal en el momento de dictar sentencia.
Tras este acto las partes formularán sus informes en los que pasarán a valorar las pruebas practicadas y en
particular a fundamentar lo solicitado en sus correspondientes escritos de calificación. Finalizados los
informes, el presidente le concederá la palabra al acusado o acusados para que expresen lo que consideren
oportuno y el juicio quedará visto para sentencia.
Una vez que ha dado comienzo la fase de juicio oral, el proceso penal sólo puede terminar mediante una
sentencia ya sea de condena o absolutoria. Hay otras formas de terminar que equivalen a una sentencia sin
serlo o que simplemente la anticipan. Por ejemplo, ya se vio como el sobreseimiento libre que se dicta
cuando se estima un artículo de previo pronunciamiento equivale a una sentencia absolutoria. También
conducirá a tal sentencia el perdón del ofendido en los delitos en los que esta circunstancia actúa con
extintiva de la responsabilidad penal. Por último, la conformidad también provocará que se dicte inmediata
resolución acogiéndola, que adoptará la forma de sentencia y que tendrá efectos de cosa juzgada.
Por lo tanto, la forma normal de terminación del proceso penal será la sentencia, que constituye el acto
jurisdiccional que pone fin al proceso y que se pronuncia sobre los hechos que han sido objeto del mismo
y sobre la participación que ha tenido en ellos el sujeto frente al que se dirigió la acusación, imponiéndole
o una pena o absolviéndole como manifestación de la potestad jurisdiccional que tiene atribuida el estado.
Según esto las sentencias serán absolutorias o condenatorias. En este último caso, deberán establecer la
pena a la que se condena al acusado y una vez firme constituirá el título ejecutivo. Además lo habitual será
que las sentencias se dicten por escrito y así ocurrirá siempre en el proceso ordinario. Sin embargo, es
posible en otros procedimientos y especialmente en el procedimiento para el enjuiciamiento rápido de
determinados delitos que la sentencia se dicte de forma oral. Pero de ello nos ocuparemos más adelante.
La sentencia deberá estructurarse de la siguiente forma:
- Encabezamiento
- Exposición de antecedentes en los que deben consignarse las conclusiones definitivas de la
acusación y de la defensa y la tesis del tribunal si se hubiera planteado
- La Motivación que a su vez constará de dos partes:
o La relación de hechos probados: no se trata de que el juzgador deba pronunciarse sobre
todos y cada uno de los hechos alegados por las partes en sus escritos, afirmando si los
considera probados o no. Se trata de que haga constar todos los hechos que estén
vinculados con las cuestiones que deben resolverse en el fallo haciendo entonces y
respecto de ellos declaración de los que se consideran probados.
o Los fundamentos de derecho en los que deben incluirse los fundamentos legales y
doctrinales de la calificación de los hechos que se han estimado probados, de la
participación de los procesados en esos hechos, de las circunstancias atenuantes,
agravantes y eximentes de la responsabilidad si las hubiera y de la responsabilidad civil
si la hubiera.
- El fallo o parte dispositiva de la sentencia. En él debe incluirse el pronunciamiento sobre el
objeto del proceso, incluyendo el delito principal, conexos y delitos leves incidentales si las
hubiera; debe resolver sobre todos los puntos que hayan sido objeto de acusación y defensa y
todas las cuestiones referentes a la responsabilidad civil.
El tribunal debe respetar en la sentencia determinados límites que vienen impuestos por los escritos de
acusación y de la defensa. Es lo que se conoce como la necesaria correlación entre la acusación y la
sentencia (la congruencia penal). Estos límites vienen impuestos por el principio acusatorio y el de
contradicción, pero también veremos cómo influye el interés público en la persecución y castigo de los
hechos delictivos.
Conforme al principio acusatorio, los términos en los que se formula la acusación constriñen el marco del
enjuiciamiento a aquellos elementos que forman el objeto del proceso. Por ello, los hechos deben mantener
su identidad a lo largo de todo el proceso y el juez no puede condenar por hechos distintos de los fijados en
los escritos de acusación y defensa ni condenar a sujetos distintos de aquellos que han sido objeto de
acusación. Cualquiera de estas modificaciones afectaría al objeto del proceso y el tribunal no puede llevarlas
a cabo en el momento de la sentencia.
Sin embargo hay otras modificaciones que no suponen una alteración del objeto del proceso pero que
también necesitan ser sometidas a contradicción en el proceso para que el tribunal pueda dictar la sentencia
en esos términos, que como decimos, son diferentes de los previstos en los escritos definitivos de las partes.
En realidad este problema se puede plantear acerca de la calificación jurídica de los hechos. Es decir, que
sin modificar los hechos que han sido alegados por las partes, el tribunal considera que la calificación
jurídica que procede realizar de los mismos debe ser diferente de la realizada por aquéllas en sus escritos
de calificaciones. Cuando esto ocurra el Art. 733 LECrim establece la posibilidad de que el Tribunal
proponga a las partes acusadoras la calificación que estime adecuada a los hechos objeto del proceso, si del
resultado de las pruebas entiende que el hecho justiciable ha sido calificado con manifiesto error. Este
trámite debería realizarse en su caso con anterioridad a que las partes consideren como definitivos sus
escritos de conclusiones y antes de los informes.
Téngase en cuenta que si el tribunal considera que la calificación realizada no es la correcta no podrá
condenar y debería dictar sentencia absolutoria, lo que iría en contra del interés del Estado en que se
castiguen las conductas punibles. Pero a la vez, si no se diera la posibilidad de contradicción, y se permitiera
al tribunal condenar por un delito distinto del que venía siendo acusado, también se estaría vulnerando el
derecho de defensa del acusado que podría verse condenado por un delito del que no habría podido
defenderse.
La aplicación en la práctica de la tesis ha llevado a la jurisprudencia a determinar en qué medida puede el
tribunal desvincularse en la sentencia de lo fijado por las partes en sus escritos y a sentar las siguientes
bases interpretativas:
1. la tesis debe utilizarse para modificar la calificación cuando el tribunal entienda que debe aplicarse
una agravante no alegada por la acusación o un mayor grado de perfección de la conducta criminal
o un grado de participación más intenso.
2. el tribunal no puede condenar por un delito más leve que el sostenido en los escritos de calificación
de las partes acusadoras, salvo que se trate de un delito homogéneo4.
3. para que el tribunal pueda condenar conforme a su “tesis”, ésta deberá ser asumida por al menos
alguna de las partes acusadoras.
Una vez dictada la sentencia, ésta producirá unos efectos propios de las resoluciones judiciales entre los
que mencionaremos por su importancia los de “cosa juzgada”. La institución de la cosa juzgada sirve para
que un proceso alcance la certeza básica necesaria para cumplir con el principio de seguridad jurídica, ya
que otorga a las resoluciones las características de firmeza (las convierte en irrevocables) e impide que
pueda volver a discutirse en un proceso posterior lo que ya fue resuelto por la sentencia5.
4
La homogeneidad entre delitos es una categoría aplicable en teoría a diferentes delitos tipificados en el Código Penal que comparten
entre sí el contenido de injusto o la antijuridiciad material ya que implican un ataque al mismo bien jurídico protegido. Cuando los
mismos hechos sean susceptibles de ser calificados como delitos distintos pero homogéneos el tribunal podrá modificar la calificación
sin que ello suponga la alteración del objeto del proceso.
5
Sí es posible a través del mal llamado recurso de revisión “desatar” lo que la cosa juzgada “ató”,. El señalado mecanismo, modificado
recientemente, se regula en los arts 509 ss de la LECRIM
Así, la revisión de sentencias firmes se solicitará a la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo o a las Salas de lo Civil y Penal de los
Tribunales Superiores de Justicia.
Son motivos de revisión de una sentencia firme:
1.ºSi después de pronunciada, se recobraren u obtuvieren documentos decisivos, de los que no se hubiere podido disponer por fuerza
mayor o por obra de la parte en cuyo favor se hubiere dictado.
2.ºSi hubiere recaído en virtud de documentos que al tiempo de dictarse ignoraba una de las partes haber sido declarados falsos en un
proceso penal, o cuya falsedad declarare después penalmente.
3.ºSi hubiere recaído en virtud de prueba testifical o pericial, y los testigos o los peritos hubieren sido condenados por falso testimonio
dado en las declaraciones que sirvieron de fundamento a la sentencia.
4.ºSi se hubiere ganado injustamente en virtud de cohecho, violencia o maquinación fraudulenta.
5º Se podrá interponer recurso de revisión contra una resolución judicial firme cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
haya declarado que dicha resolución ha sido dictada en violación de alguno de los derechos reconocidos en el Convenio Europeo para
la Protección de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentalesy sus Protocolos, siempre que la violación, por su naturaleza y
gravedad, entrañe efectos que persistan y no puedan cesar de ningún otro modo que no sea mediante esta revisión, sin que la misma
pueda perjudicar los derechos adquiridos de buena fe por terceras personas.
El artículo 510 ha sido redactado por el apartado trece de la disposición final cuarta de la L.O. 7/2015, de 21 de julio, por la que se
modifica la L.O. 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial («B.O.E.» 22 julio).Vigencia: 1 octubre 2015
Podrá solicitar la revisión ( art 511)quien hubiere sido parte perjudicada por la sentencia firme impugnada, así como por quien hubiera
sido demandante ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Así se distingue entre
- La cosa juzgada formal, que sería el efecto por el cual la resolución deviene irrecurrible. Se
produce bien porque ha transcurrido el plazo para recurrir sin que se hayan ejercitado los
recursos oportunos o porque se han agotado todos los recursos legalmente previstos para esa
resolución.
- La cosa juzgada material es un efecto externo de la sentencia puesto que se proyecta sobre un
eventual proceso posterior, impidiendo que los mismos hechos vuelvan a ser juzgados frente a
la misma persona. Este efecto, a diferencia del anterior, no lo producen todas las resoluciones
judiciales sino exclusivamente: a) sentencias sobre el fondo, ya sean absolutorias o
condenatorias; b) los autos de sobreseimiento libre. Con este efecto se quiere evitar que un
mismo sujeto se vea sometido a varios juicios sobre los mismos hechos.
Por lo tanto, lo esencial para apreciar la existencia de cosa juzgada será que exista identidad de sujetos
pasivos, esto es, de responsables penales con independencia de su forma de participación, y de hechos que
sirvieron de base para la calificación del tipo penal que ha sido objeto de pronunciamiento en la resolución.
(Recordar en este momento el tema de la determinación del objeto penal del proceso)
Con la sentencia se pondría fin al proceso penal en primera instancia. Los recursos serán estudiados en otro
tema de la asignatura.