Brisson Sofistas

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Filosofía griega

J. JJé Tales a Aristóteles

Bajo la Dirección de

i\IONIQUE CANTO- SPERBER

En colaboración con
JONATHAN BARNES
LUC BRISSON
JACQUES BRUNSCHWIG
GREGORY VLASTOS

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Los sofistas
LUC BRISSON

E n la historia de la filosofía, los sofistas constituyen un fenómeno apane,


en la medida en que no hubo definición sobre su importancia qué no
se solidarizara con una evaluación, negativa en la mayor parte dé los casos.
El solo hecho de que el término "sofista" sea siempre dé uso corriénte y un
tanto injurioso es la mejor prueba dé esto. También, el primer gesto del
historiador de la filosofía debe ser rechazar, en lo posible, toda presuposición
que les concierna. Es necesario que tome conciencia dd hecho dé qué los
sofistas siempre fueron objeto de evaluación y rastréar la historia de su
condena después de su rehabilitación.

l. Condena y rehabilitación de los sofistas


Una lectura ingenua de Platón y de Aristóteles permite creer en una
condena inapelable de los sofistas, que siempre se presentan en oposición a
Sócrates. En el Sofista, Platón propone siete definiciones del sofista: l /un
cazador interesado en los jóvenes ricos; 2/, 3/y 4/un comercian té dd saber,
al por mayor o minorista; 5/un atleta especializado en los combates que
hacen intervenir a la palabra; 6/un experto en controversias que conducen a
resultados negativos; y 7/un imitador fraudulento del filósofo, que multiplica
las contradicciones al apoyarse en la apariencia y la opinión, más que en la
realidad. Ninguna de estas definiciones es elogiosa, como tampoco lo son
los pasajes de otros diálogos a los que hacen referencia. Aristóteles (Rejú-
taciones sofísticas, 165 a 22-23, y Metafísica, 1004 b 25 y ss.) no se
muestra más indulgente; para él, un sofista es alguien que gana dinero pro-
poniendo un saber no real sino aparente. Sin embargo, una lectura más
atenta de los pasajes que les dedican Platón y Aristóteles hace aparecer
una imagen más matizada y, sobre todo, más diversificada de la actividad y
de la importancia filosófica de los sofistas.
En el curso del siglo XIX, dos pensadores, un filósofo, G_ W. F. Hegel, y
un historiador, G. Grote, propusieron reaccionar, cada uno a su manera,
contra esta evaluación negativa. La influencia de Hegel fue decisiva en
historia de la filosofía, en particular por intermedio de Zdler, a diferencia dé
la de Grote, qué apenas interesó a los historiadores de la Grecia antigua.
Pensadores anteriores a Sócrates Los sofistas 109
108

En sus Lecciones snhre la historia de la filosoj[a, compuestas entre tribuyó en gran medida, en este siglo. al conocimiento del pensamiento de
1805 y 1830, Hegel intentó asegurar a los sofistas un lugar en la historia de los sofistas, cuya defensa asume. í

la filosofía griega. Pero lo hizo de manera tal que la actitud hostil contra ellos Mientras que Hegel se interesaba por lo que hdbían pensado los sofistas.
habría de perpetuarse, al precio de una ínfima modificación. El despliegue Grote se interesa por lo que habían hecho. Radict\1 y librepensador, Grote
de la Razón universal, es decir, del Espíritu, obedece a las leyes de la dialé- adhiere de vez en cuando a la crítica que Platón tíace de los sofistas como
ctica que rigen toda actividad racional: se plantea una tesis, negada luego representantes del conformismo moral y pol~tico de la época, como confor-
por una antítesis, y el proceso culmina en una síntesis que hace explícito mistas y tradicionalistas. En el fondo. Grote consideraba a los sofistas como
aquello que, en el punto de partida, permanecía implícito. La aplicación de los representantes de las opiniones más difundidas en su época, como con-
este esquema interpretativo permite discernir en la historia de la filosofía servadores en el plano moral y el político. El hecho de poner así en eviden-
antigua un primer período, que va de Tales a Aristóteles, que a su vez com- cia su conformismo lo lleva a rehabilitar moralmente a los sofistas y lo hace
prende tres etapas. En un primer tiempo, donde se sitúan Tales y los demás en dos capítulos de su History ofGreece, una obra en doce volúmenes que
pensadores jónicos, sólo se toman en cuenta las determinaciones sensibles: aparecieron entre 1846 y 1856. Según Gro te, la sofística no debía ser consi-
el agua, el aire, el fuego, etcétera. En un segundo tiempo, que corresponde derada como una secta o como una escuela, sino como una profesión. Por
a la época de los sofistas, de Sócrates y de los socráticos, se impone un otra parte. Platón nunca dirigió la acusación de enseñar doctrinas inmorales
escepticismo crítico que niega esa manera de ver. al sustituirla por el princi- contra los sofistas Protágoras. Pródico, Hipias o Gorgias; aún más, ni Calicles
pio de subjetividad, según el cual el sujeto que percibe y piensa determina la ni Trasímaco habrían podido desarrollar en público las doctrinas que les
percepción y el pensamiento. El conflicto resultante permite las síntesis que fueron atribuidas por Platón en el Gorgias y en la República. El modo de
representan los sistemas de Platón y de Aristóteles. ver de Grote fue generalmente aceptado por los historiadores de la Grecia
En este grandioso relato, los sofistas constituyen una etapa necesaria en antigua, puesto que nada permite establecer la influencia moral pemicio53
el despliegue de la historia del Espíritu, pero negativa. Al calificarlos de de los sofistas en Atenas. Pero quedaba por rehabilitar a los sofistas en el
"subjetivistas", Hegel contraría toda tentativa de restablecer su reputación plano intelectual; muchos historiadores de la filosofía se han ocupado de
como filósofos, pues la verdadera filosofía encuentra su culminación en el hacerlo en los últimos decenios.
"Idealismo", el de Platón y Aristóteles con seguridad, pero sobre todo el de
Hegel mismo. Aun cuando no se abstiene de criticar el sistema hegeliano, 2. ¿Quiénes eran los sofistas?
Eduard Zeller adopta, en su monumental historia de la filosofía ( 1'. ed., Una gran dificultad se presenta en el punto de partida de todo trabaJo
1844-1852), un enfoque similar al de Hegel. Quería mostrar que, a pesar de sobre los sofistas: ningún historiador de la filosofía considera como "sofistas ..
sus diferencias individuales, los sofistas presentaban muchas característi- a los mismos personajes. La cosa se explica en gran parte por el hecho de
cas comunes y constituían un movimiento de pleno derecho. El principio de que los escritos de los sofistas han desaparecido casi por completo y que.
subjetividad, según Zeller afirmado por primera vez por los sofistas, permitía por consiguiente, las informaciones que a ellos se refieren están constituidas
no aceptar como verdadero nada que no hubiera sido admitido por el indivi- por fragmentos y por testimonios extraidos. en la mayor parte de los casos.
duo, cuya acción sólo debía fundamentarse en su propio juicio. Pero este de autores hostiles. Ciertos historiadores han llegado a considerar sofistas a
principio de subjetividad seguía siendo insuficiente; en efecto, aparecía en sí 26 individuos conocidos o anónimos. De ese número, solamente pueden
mismo sin capacidad para cimentar una ética sobre una física, vale decir, retenerse algunos nombres.
sobre una concepción coherente de la naturaleza. También para Zeller, el
pensamiento de los sofistas ejerció una acción de limpieza, quizás peligrosa, 2.1. Protágoras
pero era necesaria. Historiadores como Wilhelm Nestle y Wemer Jaeger
retomaron este juicío. En contraposición, al inscribirse en este movimiento El sofista mejor conocido es Protágoras, a quien Platón atribuye haber
con una total inversión en la perspectiva, puesto que optó por el empirismo sido el primero en asumir el nombre de sofista y en exigir dinero por su
o, más bien, por el fenomenismo contra el idealismo, el filólogo italiano Mario enseñanza (Protágoras, 349 a 2-4). Nacido en Abdera poco tiempo des-
Untersteiner, influido por el pensamiento del filósofo Benedetto Croce, con- pués del 490 a.C., murió probablemente despuék del 421 a.C. Protágoras
110 f'e11sadores anteriores a Sócrates Los sofi:itas 11 1

parece haber tenido estrecha relación con Pericles, quien lo habría elegido Gorgias, Sócrates, es que nunca lo oirás hacer ese género de promesas
para que diera una co~stitución a Turios (en Lucania, Italia del Sur), lo que [enseñar la virrud] y además se mofa de los otros, cuando los escucha pro-
significa que era muy :conocido en Atenas en el 444 a.C. Se puede pensar meter eso; él estima que debe hacer que las personas adquieran habilidad
que llegó a Atenas por primera vez hacia el460. en el hablar" (Menón, 95 e). Sin embargo, esta declaración de Menón pue-
Diógenes Laercio (IX, 55) da la siguiente lista de sus obras: El arte de la de atenuarse. En efecto, en el diálogo que lleva su nombre, Gorgias, presio-
comroversia, Sobre la lacha, Sobre las ciencias (o Sobre las matemáti- nado por las preguntas de Sócrates, admite que está obligado a enseñar
cas), Sobre el gobierno, Sobre la ambición, Sobre las virtudes, Sobre el también la justicia ( Gorgias, 460 a), concesión que, por lo demás, sus ami-
t!stado de las cosas en su origen, Sobre los qlle habitan en el Hades, gos Polo y Calicles le reprochan inmediatamente.
Sobre las malas acciones de los seres humanos, un libro de Preceptos,
un discurso judicial pagado y dos libros de Antilogías. Se deben agregar a la 2.3. Pródico
lista de Diógenes Laercio otros dos títulos: Sobre los dioses y Sobre la ver- Pródico era originario de la isla de Ce os, en las Cícladas, lo mismo que el
dad. De hecho, estos títulos no permiten hacerse una idea del contenido de poeta Simónides. Habría nacido antes del 460 a.C. y vivía cuando murió
las obras a las que ellas podían revertir, obras que ni siquiera se sabe si verda- Sócrates, en el 399. Participó de muchas embajadas enviadas por Ceos a
deramente existieron en cuanto tales ni en qué fonna se presentaban. Atenas y habló una vez ante la Boule (=el Consejo). Al igual que Gorgias.
pronunciaba discursos epidícticos y daba cursos privados; ganaba mucho
2.1. Gorgias dinero e iba de una ciudad a otra. Jenofonte quedó a tal punto impresionado
Gorgias, que era originario de Leontinos, en Sicilia, habría vivido hasta por uno de los discursos de Pródico, la Elección de Heracles, que pertene-
un01 edad muy avanzada~ nacido en torno al 485 a.C., todavía vivía en el cía a una obra titulada Las estaciones, que propone un resumen de él y lo
siglo IV. Se cuenta que conoció a Empédocles y que llegó a Atenas en el pone en boca de Sócrates (Memorables ll, 1, 21-24¡; también Platón hizo
.\27 a.C., con la embajada enviada por Leontinos para convencer a los referencia a este apólogo (Banquete, 177 b ). Además se atribuye a Pródico,
atenienses de celebrar con su colonia una alianza contra Siracusa. Aprove- que parece haberse interesado también por ciertos aspectos teóricos de la
chando la ocasión, Gorgias habría pronunciado un discurso ante la Asam- retórica (Fedro, 267 b), un discurso Sobre la naturaleza del hombre
blea que suscitó la admiración de todos. Habría viajado mucho por el mundo (Cicerón, Del orador Ill, 128; Galeno, De las jilcultades nawrales 11, 9 =
griego, sin establecerse en forma definitiva en ninguna ciudad; en el curso III, 195, Hdmreich).
de estos viajes, habría dado muestras de su talento en Olimpia, en Delfos, en El personaje era sobre todo famoso, como se verá, por sus investigacio-
Tesalia, en Beocia y en Argos. En Atenas, donde habría tenido discípulos nes sobre la corrección de los términos (Platón, Protágoras, 337 a-e, 3.\0 a
(Hipias mavor, 282 b-e) que le cedieron importantes sumas de dinero, pro- -341 b; Menón, 75 e; Eutidemo, 277 e; Laques, 197 b, d; Cármides, 163
nunció discursos epidícticos, es decir, discursos que le permitían exhibir su a-b, d; Aristóteles, Tópicos JI, 6, 112 b 11). No se sabe nada seguro sobre
habilidad oratoria sobre temas diversos, en los que respetaba reglas estable- las circunstancias de la muerte de Pródico, mencionadas en dos diálogos
cidas con anticipación. platónicos apócrifos (Axíoco, 366 b-e, y Erixias, 397 d).
El tratado de Gorgias Sobre el no ser o Sobre la naturaleza habría sido
escrito durante la Olimpíada 84, es decir, entre 444 y 441 a.C.; en contrapo-
2.4. Ripias
sición, no se sabe cuándo escribió el Elogio de Helena y la Defensa de Originario de Élide, Hipias parece haber sido contemporáneo de Pródico,
Palwnedes. Se han conservado resúmenes, fragmentos o testimonios, si se ha de creer a Platón que, en el Protágoras (337 e y sigs.), los hace
extraídos de ciertos discursos intitulados: Oración fúnebre, Discurso olím- conversar juntos. Todavía vivía en el 399 a.C. En el Hipias mayor (368 h)
pico, Discurso píticQ,' Elogio de los eléatas. Es posible que Gorgias haya de Platón, Hipias pretende ser versado en todas las artes. Un día en que
escrito un Manual i;le retórica. había llegado a O limpia, cuenta, pudo demostrar que todos los objetos que
'
Si Platón considep a Gorgias como un "retórico" y no como un sofista, llevaba encima eran de su fabricación. Para la ocasión, había compuesto
es porque se niega al enseñar la virtud: "Tú sabes, lo que más aprecio en poemas, epopeyas, tragedias, ditirambos y numerosos discursos sobre todos
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!!2 Pensadores ameriores a Sócrates


Los sofistas 113
los temas y en todos los estilos. Poseía un conocimiento superior a todos en 2.6. Trasímaco
lo que concierne a las rimas, los acentos y la corrección de los términos. Su
saber se extendía a la astronomía, a las matemáticas, a la geometría, a la Trasímaco de Calcedonia, en Bitinia, se h:zo célebre por la discusión con
genealogía, a la mitología, a la historia, a la pintura, a la escultura, al estudio Sócrates, que constituye la parte esencial del primef Jibro de la Rep1íblica.
de la función de las letras, de las sílabas, de los ritmos y de las escalas donde defiende la tesis de que "la justicia es el interés del más fuerte'·.
musicales. Se vanagloriaba de ser el inventor de la mnemotecnia (cf. tam- Trasímaco era conocido como orador y maestro d~ retórica en Atenas. En
bién Jenofonte, Banquete IV, 62). el 427 a.C., Aristófanes se mofa de él (fr. 198, v. 5-ll) en Los convidados.
De sus obras. sólo se conservan fragmentos de una Elegía, de una lista Y, en la época en que Arquelao de Macedonia imponía su ley en Tesalia
de Nombres de pueblos. de un Registro de vencedores olímpicos y de (413-399), Trasímaco habría escrito un discurso Para las gentes de Larisa.
una Compilación, donde habría reunido diferentes pasajes de obras conoci- En el dominio del arte oratoria, se consideraba a Trasímaco un innovador.
das. griegas o no (circunstancia a tal punto original que merece ser señala- Se habría valido del ritmo en la prosa y habría prestado mucha atención a la
da), de historias e informaciones diversas sobre la historia de las religiones y manera de suscitar ciertos sentimientos (Platón. Fedro, 267 e; Aristóteles.
sobre temas similares. Esta obra parece haber ejercido gran influencia en la Retórica lll, l, 1014 a 13). También se lo considera inventor del "estilo
antigüedad. Proclo atribuye a Hipias haber inventado un método para lograr medio" (Dionisia de Halícamaso, Demóstenes 3), que intenta un punto in-
la cuadratura del círculo en su Comentario al primer libro de los Elemen- termedio entre el estilo solemne y el estilo simple; por otra parte, Dionisia de
tos de Euclides (272, 3 y sígs. Friedlein). Halicamaso, retórico e historiador del siglo 1 a.C., cita como ejemplo de
estilo medio un fragmento del discurso que Trasímaco había escrito para un
2.5. Antifóll orador ateniense, que lo pronunció ante la Asamblea.
Después de 1915. con el descubrimiento de dos trozos de papiro que 2. 7. Eutidemo y Dionisodoro
contenían fragmentos de su obra Sobre la verdad, seguido en 1922 por el
hallazgo de un fragmento de una obra Sobre la concordia, comienza el Eutidemo y Dionisodoro, los interlocutores de Sócrates en el Eutidemo
interés por Antifón. Parece que Antifón el Sofista nació hacia el 470 y de Platón, ¿son dos personajes históricos, contemporáneos de Sócrates. o
murió hacia el411, porque fue contemporáneo de Sócrates y de Protágoras. bien figuras, si no inventadas en su totalidad, al menos forjadas por Platón a
Era un orador que. según algunos, habría sido el autor de una compilación de partir de un conjunto de datos históricos dispersos) Según Grote, Eutidemo
ejercicios retóricos conocida con el nombre de Tetralogías. Además de las y Dionisodoro son tan poco reales como la caricatura de la que es objeto
obras Sobre la verdad y Sobre la concordia, se atribuyen a Antifón un Sócrates en la comedia de Eubúlides. Sin embargo, hay acuerdo hoy en
Político y una obra Sobre la interpretación de los sueiios. Varios frag- admitir que son personajes históricos.
mentos indican que se interesó por el problema de la cuadratura del círculo Como la mayor parte de los sofistas, Eutidemo y Dionisoro son extranje-
y por cuestiones astronómicas y físicas. ros llegados a Atenas. Se presentan como "polimates". Pero se plantea la
¿Conviene identificar este personaje con el Antifón de Rarnnonte, que cuestión de saber si se los considera "sofistas" por dominar la retórica jurí-
Tucídide-" presenta como un oligarca ejecutado al mismo- tiempo que dica o la erística. o por la simple acumulación de sushabilidades, es decir. la
Arqueptólemo. por haber formado parte del Consejo de los Cuatrocientos mera pretensión de ser expertos en todos los saberes. El saber de Eutidemo
(oligarcas) que se apropiaron del poder, en Atenas, por algunos meses en el y de Dionisodoro es un saber que se constituye en objeto de una promesa de
411 a.C.? Sea como fuere. se atribuye a Antifón de Ramnonte un manual de enseñanza y que se exhibe bajo la forma de discursos epidícticos (Eutidemo.
retórica en tres libros. También habría escrito una Invectiva contra 295 b- 297 e). Los dos sofistas intentan transmitir ese saber rápidamente.
Alcibíades, y habría compuesto tragedias y un curioso Arte de escapar de Por último, Eutidemo y Dionisodoro se hacen pagar su enseñanza de la
la aflicción (pseudo Plutarco, Vidas de los diez oradores 1, 833 e). virud, definida en términos de éxito social y político.
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Pensadores ameriores a Sócrates Los sofistas 115


114
Diez personajes son los únicos que pueden reconocerse como sofistas:
2.8. Dissoi logoi Protágoras, Gorgias, Pródico, Hipias, Antifón, Trasímaco, Eutidemo y
. Es necesario m~ncionar todavía los Dissoi logoi; se trata del título que Dionisodoro, el autor de los Dissoi logoi y el Anónimo de Jámblico. Los
se da a un texto anónimo que se encuentra al final de un manuscrito de rastros de la influencia que el movimiento sofístico dejó en el Corpm
Sexto Empírico. Escrito en dialecto dórico, el texto comienza con estas pa- hipocrático son reales, pero no pueden atribuirse a ningún nombre en par-
labras: "Discursos opuestos (el griego dice "dobles", dissoi logoi, ou:moi ticular. Por otra parte, ni Calicles ni Sócrates {cf. infra el capítulo sobre
1>.óyot) son elaborados, en Grecia, por los que filosofan, sobre el bien y Sócrates) pueden ser considerados como sofistas. Lo mismo se aplica a
sobre el maL Unos afirman que el bien es una cosa y el mal, otra. Otros, que Critias y al autor del Peri nomon (Sobre las leyes).
la misma cosa sería para unos buena, para otros, mala, y para el mismo Mientras que nuestro conocimiento de Trasímaco depende de otras fuen-
hombre, unas veces_ buena y otras mala. Por mi parte, la opinión de estos tes además de los diálogos de Platón, no se sabe nada de Calicles fuera de
últimos es la que yo· aceptaría". La obra, que parece haber sido compuesta lo que dice de él Platón en el Gorgias. Originario del demo de Acamea,
después de terminadas las guerras del Peloponeso (1, 8), después del 404 Gorgias se encuentra en su casa (Gorgias, 447 b) cuando comienza la
a.C., se parece a una compilación de notas,' escritas con la finalidad de dar discusión. Prefiere la retórica a la enseñanza de la virtud (520 a-b) y se
un curso o tomadas durante un curso. El autor desarrolla argumentos opuestos opone con violencia contra la práctica de la filosofía en la edad adulta {484
sobre la identidad o la no identidad de nociones morales o filosóficas, como e -486 d). Incluso si estos son, verosímilmente, los de un personaje ficticio,
lo bello y lo feo, lo verdadero y lo falso. Puesto que parece tratarse de una los argumentos que pone Platón en boca de Calicles permiten comprender
aplicación del método utilizado por Protágoras en sus Antilogías, se pensó la orientación de los debates imponantes en un contexto sofístico.
que este texto se inspiraba en la obra de Protágoras. Pero nada es menos
Probablemente, por4ue Filóstrato lo menciona en sus Vidas de los
seguro, puesto que d autor de los Dissoi logoi se aparta de Protágoras en
sofistas, Diels coloca a Critias entre los sofistas en sus Fragmente der
muchos puntos esencialé!s. Vorsokratiker. Pero varias consideraciones hacen discutible esa decisión.
Critias forma parte de una de las más grandes familias de Atenas; por lo
2.9. A.nónimo de Jámblico tanto, no era un extranjero. No se puede decir que Critias fue un .. sabio ..
El Protréptico de Jámblico, escrito a fines del siglo III d.C., contiene cuyo saber aprovecharon los discípulos que le pagaban. Su única actividad
largos extractos de obras anteriores, entre las que se destaca el Protréptico intelectual parece haber sido, por otra pane, la poesía, en donde propone
de Aristóteles. En 1889, Fr. Blass descubrió, en el capítulo 20 del Prorréptico hacer revivir el ideal moral y social de la aristocracia de otro tiempo. Por
de Jámblico, un largo extracto de la obra de un sofista que debería haber último, las ideas de Critias y su acción en política concuerdan más con las
vivido en la época de las guerras del Peloponeso y la atribuyó a Antifón; doctrinas preconizadas por Demócrito y las manifestadas por Sócrates, en
esta atribución suscita objeciones a causa de las diferencias de estilo entre el Cármides y en el diálogo apócrifo Erixias, que con las sostenidas por los
este fragmento y d tratado Sobre la verdad o Sobe la concordia. Se han sofistas. Por todas estas razones, parece difí.::il clasificar a Critias entre los
rechazado muchas otras tentativas de atribución y parece más prudente no sofistas.
prestarse a este juego peligroso de las atribuciones azarosas; he aquí por En 1924, el filólogo alemán M. Pohlenz procuró demostrar que tres sec-
qué se habla hoy dd Anónimo de Jámblico. En este texto se encuentra una ciones del Discurso contra Aristogitón, que forman parte de los manuscri-
defensa del nomos, la ley y, por lo tanto, de la moral convencional, contra tos de Demóstenes [n" XXV], es decir, los § 15-35, 85-91 y 93-96, consti-
aquellos que quieren rechazar el nomos en favor de la physis, la naturaleza. tuían un tratado, obra de un autor anónimo, tratado que intitula Peri nomOn
Se podría agregar a esta lista el nombre de Licofrón y el de Jeníades. (Sobre las leyes). Pero, en 1956, M. Gigante se opuso a esta hipótesis.
Pero sólo se conoce a Licofrón por intermedio de seis testimonios que se Demasiado tardíos como para haber sido escritos por Demóstenes, estos
encuentran en Aristóteles y su comentarista, Alejandro de Afrodisia, y todo pasajes contienen, sin embargo, muchos puntos de doctrina que se pueden
lo que se sabe de'Jeníades se reduce a algunas líneas de Sexto Empírico. atribuir a Sócrates y a Platón; el tratado pudo incluso proponerse como
Con tan poca infor\nación, hay que impedir que entren en juego las especu- tema de un debate twmos!physis.
laciones. ·
~

116 Perzsadores anteriores a Sócrates Los sofistas 117

3. El nombre de los sofistas (Protágoras, 316 d-e). Se comprende entonces cómo Esquines. en el siglo
siguiente, llega a calificar a Sócrates de "sofista" ( Tt1l¡arco. 173 ), así como
En griego antiguo. el término sophóslao<¡>ó~ designaba. en primer lugar, Luciano, en el siglo II d. C. habla de Cristo como el ~·sofista crucificado"
a cualquiera que estuviera dotado de una habilidad, a veces natural, pero en (Peregrino, 13).
general adquirida, por ejemplo, la de un conductor de carros, un piloto de
navío, un augur, un escultor, etcétera. He aquí por qué el término se usó 4. Qué es un sofista
también para designar una capacidad más general, no sólo la que pusieron
de manifiesto los siete Sabios, cuya sabiduría consistía en esencia en una ¿Cómo reconocer a un sofista en la Atenas en que vivía Sócrates. entre
habilidad en el dominio de la política, sino también la que muestra todo hom- el 450 y el 400? Para ser declarado sofista. bastaba con poseer alguno de
bre sensato. Dicho esto. el término sophós puede presentar una connota- los rasgos siguientes.
ción positiva y negativa a la vez. Los personajes de Ulises y de Neoptólemo, La primera característica era el profesionalismo, que se manifiesta por
en el Filoctetes de Sófocles, ilustran bien esta ambigüedad. dos rasgos: la formación en el oficio de sofista y la exigencia de remunera-
En contraposición. el término sophisteslaoqncr'tilC, es un sustantivo agente ción. Los sofistas. en particular Protágoras. tuvieron dos tipos de discípulos:
derivado del verbo soplúcesthai!ao<¡>Í~Ea9at. Como lo hace notar Diógenes al lado de jóvenes de buena familia que querían dedicarse a la política y para
Laercio (l. 12). sophistes era en su origen sinónimo de sophós. E\ hecho se quienes la enseñanza de los sofistas representa una formación general, se
verifica en Henídoto, que califica de sophistes a Pitágoras. a Solón y a los encuentran otros que, como Antimoiro de M ende. "estudian para aprender
que instituyeron el culto de Dioniso. y que relata que todos los sofistas de el oficio (epi technei!f.n\ ~éxvn). es decir. para llegar a ser sofistas"
Grecia. incluido Salón. fueron a visitar a Creso. el lidio. Cuando el término (Protágoras, 315 a). Sea como fuere. esta enseñanza es remunerada. Se-
sophistes se distingue de sophós, pasa a designar al "enseñante". Tomado gún Sócrates, Protágoras habría sido el primero en reclamar una remunera-
en e5te sentido. se lo atribuyó primero a los poetas y esto porque en la ción (misthón) (Protágoras, 349 a). Se han contado en el corpus platónico
Grecia antigua la educación práctica y la enseñanza moral constituían las 31 referencias al hecho de que los sofistas cobraban por sus enseñanzas.
tareas esenciales de los poetas. como lo explica Platón en los libros Il y IIl Jenofonte (Memorables I, 6, 13). Isócrate~ y Aristóteles (Rejlllaciones
de la República. En el siglo V. el término scphistes pasó a denominar no sofisticas, !65 a 21, cf. 183 b 36 y sigs.; Etica a Nicómaco. 1164 a 30)
sólo a los autores que se expresaban en verso, sino también a los que se recuerdan también este hecho. Pero. mientras que Isócrates deplora la
modestia de sus ingresos (Antidosis. 155 fl. Platón se complace en insistir
expresaban en prosa.
en la riqueza de los sofistas, en particular en la de Protágoras (Menón. 91
Los sentimientos ambiguos de los atenienses respecto de los sofistas se
á), Gorgias e Hipias (Hipias mayor, 282 d-e). Las críticas contra toda de-
encuentran bien ilustrados por el epíteto deinos que acompañaba común-
manda de remuneración varían según que provengan de un conservador
mente a sophistes y a sophos. Al igual que las palabras que lo traducen,
como Anito o de un reformador como Sócrates. Para alguien como Anito.
"formidable'', "terrible'', este término expresa al mismo tiempo el temor y la
que expone su opinión sobre este punto al final del Menón, el saber que
dmiración, y se lo encuentra asociado a realidades muy diferentes: pueden
pretenden transmitir los sofistas no es otro que el <¡ue debe poseer todo
er deiné las bestias salvajes, las armas, Caribdis, el rayo, una diosa, un rey,
hombre de bien, que no tiene por qué adquirirlo puesto que lo posee natural-
etcétera. Las dos críticas que se le hacían habitualmente a un sofista eran
mente, de alguna manera, por simple imitación de sus prestigiosos antepasa-
las siguientes: no sabe tantas cosas como pretende y utiliza su inteligencia
dos atenienses. Para Sócrates (Memorables I. 2. 6; 1, 6, 5), pedir dinero por
para fines malos, como lo da a entender el autor de tragedias Sófocles (frag.
enseñar un saber de esta índole equivale a enajenar la libertad personal. a
97, Nauck). un contemporáneo de Protágoras. Aristófanes, por su parte, no
prostituirse intelectualmente.
se abstiene de jugar con este sentimiento al denunciar a los sofistas como
charlatanes. En el diálogo platónico que lleva su nombre, Protágoras explica Ciertas enseñanzas pudieron impartirse en casas privadas. En una casa
que. por temor a los celos de los demás, todas esas celebridades, Homero, de Calias, el hombre más rico de Atenas. que había pagado a los sofistas
Hesíodo, Simónidcs. Orfeo, Museo. leos de Tarento, Heródico de Selimbria, más dinero que cualquier otro ciudadano (Apología, 10 a). Platón ubica la
Agatocles y Pitódides de Ceas, han rechazado el calificativo de "sofistas" escena narrada en el Protágoras y el pseudo Platón fAxíoco. 366 e) sittia
1f

118 Pensadores anteriores a Sócrates LOs sofistas 119

la enseñanza de Prédica. Y Gorgias habría dado clases en la casa de Calicles ción y el proyecto se adoptaba o no. Mwatis 11wtw1dis, se usaba el mismo
(cf. el comienzq del Gorgias). Sin embargo, los discursos epidícticos se procedimiento para la elección de los magistrados (los que ejercían un cargo
pronunciaban sqbre todo en lugares públicos: Hipias pronuncia uno de esos público), sobre todo para el más importante, el estratega. En el marco de
discursos en la escuela de Fidóstrato (Hipias mayor, 286 b) y Prédica, en el esta democracia directa, el poder de persuasión mediante la palabra era
liceo (Hipias mayor, 286 b; Erixias, 397 e). Las tarifas se mencionan más decisivo, ya sea que se tratara de hacerse elegir o de lograr la adopción de
de una vez: \/,, 2 y 4 dracmas por un discurso de Pródico (pseudo Platón, un proyecto de ley, que en ciertos casos involucraba a la ciudad en una
Axíoco, 366 e). ,Las demostraciones en que consistían estos discursos po- guerra importante. Por otra parte, el ciudad&no ateniense aseguraba perso-
dían tomar la forma de preguntas y respuestas, como en Gorgias ( Gorgias, nalmente la defensa de sus derechos en el tribunal. Frente a los litigantes
447 e; /'.Ienón, 70) o en Hipias (Hipias menor, 363 e-á), o bien de un que asistían a los "sinégoros", testigos movidos por imperativos de solidari-
discurso escrito de antemano y cuyo tema, a menudo paradójico, pusiera de dad muy diversos, se encontraban un magistrado (que tenía la "hegemonía"
relieve el virtuosismo de su autor, como en Hipias (Hipias mayor, 286 a), en del proceso, después de que perdió el derecho a juzgar y su función se
Gorgias (Filóstrato, Vidas de los sofistas !, 9, 5) y en Protágoras redujo a la de "moderador") y un jurado popular que se conformaba con
(Protágoras, 329 b, 335 a). La Defensa de Pa/amedes y el Elogio de decidir el debate con su voto, sin deliberación previa. En este contexto, el
Helena de Gorgias constituyen dos excelentes ejemplos de discursos proceso, tal como se desenvolvía en esta época, presenta, en cierto modo, la
epidícticos. La presencia de los sofistas en los juegos olímpicos y en otros apariencia de una batalla entre las partes, las únicas que allí aparecen como
lugares tiene una triple significación. Muestra que los sofistas se considera- realmente actuantes, puesto que el papel de la autoridad judicial consiste en
ban como los sucesores de los poetas y de los rapsodas que efectuaban seguir la batalla, hacer que se respeten las reglas y homologar el resultado; y
presentaciones durante esos juegos. También pone de manifiesto el aspecto el papel de los jueces se limita a juzgar, es decir, a emitir una sentencia de
agonístico de la profesión de sofista, que implicaba la competición. Y, como acuerdo con la ley o de acuerdo con lo justo, sin ejercer ninguna acción autó-
estas fiestas eran la ocasión para que se encontraran los ciudadanos de noma, sea para el establecimiento del hecho o para la aplicación de la pena.
difentes ciudades y olvidaran, hasta cierto punto, su diferencia, los sofistas, Se comprende entonces por qué podía aceptarse que se pagara tan caro
que en general eran extranjeros en cualquier lugar en que se hallaran, en- a aquellos que practicaran el arte de la palabra y pudieran enseñarlo, o
contraban allí un lugar ideal de expresión. incluso exponerlo en manuales de retórica, como esos a los que alude Platón
El único tema que enseñaban todos los sofistas era el arte de la palabra, al final del Fedro. Se entiende también que muchos sofistas hayan podido
la retórica (techne rherorikéhéxvr¡ pr¡1opud¡). ¿Qué se entiende por esto? interesarse por todo lo que se relacionara, en mayor o menor medida, con el
En la Grecia antigua, el término téchnéhéxvr¡ designa una práctica que se discurso: la corrección de los términos, el ritmo, la exégesis de los poetas e
distingue de la del no especialista por una estabilidad que depende de la incluso la música en sentido estricto, puesto que la poesía se recitaba a
codificación de sus reglas, establecidas al término de un razonamiento que menudo en un contexto en el que intervenía un acompañamiento musical e
crea una relación directa entre la utilización de un giro retórico y la produc- incluso la danza. Se comprende, por último, que el ejercicio de la memoria
ción de un efecto, producción que puede ser objeto de una evaluación racio- haya consituido un requisito indi>pensable para el retórico.
nal. La técnica en que consistía la retórica se presenta, pues, esencialmente En esta perspectiva, era muy natural que un Protágoras pretendiera en-
como una lista de procedimientos codificados que permiten que quien los señar la aretélap<.1Tt (la virtUd) para dar a sus discípulos la capacidad de
pone en práctica produzca, en el tribunal o en la asamblea, el efecto espera- "saber cómo administrar del mejor modo los asuntos de su casa para sí y, en
do sobre el auditorio. En el siglo V, se había establecido en Atenas, conviene lo que hace a las cuestiones de estado, saber cómo tener en ellas el mayor
recordarlo, una democracia directa cuyo lugar de expresión y de decisión poder, tanto mediante la acción como por la palabra" (Protágoras, 319 a);
era la Asamblea. Allí se reunían muchos días al año centenares de ciudada- entendido en su sentido más amplio, el término a reté (que se puede traducir
nos; los menos >Ólventes recibían una remuneración (misrhos/f!tcr8ó~) para como "excelencia", "virrud") comprende en efecto rodas las cualidades que,
que pudieran vivir sin trabajar un cierto período al menos. Un ciudadano en la sociedad griega de esa época, podían aportar a un hombre un éxito que
eminente prese~taba y defendía un proyecto de ley, se discutía el proyecto le asegurara la admiración de sus conciudadanos y le aportara las ventajas
y, si se expresab'an opinioqes divergentes, se pasaba de inmediato a vota- materiales u honoríficas correspondientes. Y si Platón considera a Gorgü1s
l
120 Pensadores anteriores a Sócrates Los sofistas 121

un "retórico" y no un sofista, como hemos visto. es porque éste se niega a otra: dicho esto, los ejemplos mencionados en el Protágoras de Platón
enseñar la virtud. muestran que el término ónoma no sólo designaba ~ los sustantivos, sino
Para aquellos que consideraban que el ciudadano ateniense poseía la vir- también a los verbos. Tal concepción del lenguaje e~traña dos consecuen-
tud como un don natural, el hecho de que los sofistas, que no eran atenienses, cias. Las proposiciones negativas pierden todo sentido,. puesto que lo que no
pretendieran enseñar la virtud constituía un escándalo. Pues, aunque su fama existe no puede ser nombrado. Por otra parte. toda proposición que implique
hubiera transpuesto las fronteras de su ciudad, los sofistas seguían siendo un grado u otro la negación (por ejemplo, "El agua ostá fría", "El agua está
extranjeros en Atenas. Puesto que no podían ejercer ninguna función política, caliente") plantea problemas. Estas dos consecuencias conducen
ni en Atenas ni en ninguna otra ciudad, ponían su talento al servicio de los ineluctablemente a la doctrina según la cual es imposible contradecir. Pero
ciudadanos por una remuneración. Para Platón (1imeo, 19 e), por otra parte, el hecho de sostener que todas las proposiciones positivas son equivalentes
esa falta de pertenencia a una ciudad, ese "vagabundeo", descalificaba a los priva a los sofistas de toda pretensión a la superioridad de su saber. Por eso
sofistas en su capacidad de tener un verdadero saber en política. se propuso una solución para salir del punto muerto. que hacía intervenir a la
corrección de los nombres.
5. Problemas filosóficos La búsqueda de la corrección de los nombres se apoya en la convicción
de que los nombres reflejan la naturaleza de las cosas. La expresión más
Enseñar el arte de la palabra. que permitía alcanzar el éxito en la escena clara de esto se encuentra en el Cratilo: "Cratilo. aquí presente. declara.
política o judicial, no era una cosa tan simple como parecería a primera Sócrates, que existe una rectitud original de denominación, perteneciente a
vista. Los sofistas se preguntaron por los fundamentos de esta actividad y la naturaleza de cada realidad; que no hay denominación cuando se trata de
abordaron problemas de orden lingüístico, epistemológico, ético, político e una apelación con la que los hombres han convenido en llamar a una cosa.
incluso ontológico; por esta razón. los sofistas interesaron a Platón y a utilizando para esto una parte de sus articulaciones vocales; sino que una
Aristóteles. y por eso es que se los puede con,iderar "filósofos". cierta rectitud de denominación existe originalmente para griegos y bárba-
ros ... " (383 a·b). El método utilizado para establecer una relación correcta
5.1. Lingiiística entre el nombre y la cosa es el de la división de los sinónimos, que Pródico
Para los sofistas que querían enseñar el arte rle la palabra. el lenguaje habría tomado de Damón (Laques, 197 d). De hecho, no se trata de pre-
fue el instrumento privilegiado. Ahora bien, el estudio del lenguaje se ocupa guntarse qué es una cosa, sino desde qué punto de vista una cosa se distin-
de la corrección del estilo (orthoepeialop8oÉ1tEta) o bien de la corrección gue de otra. Ahora bien, como Hermógenes niega la idea de una corrección
de los nombres (ortlwtés onomatón/óp8ón¡~ ÓVÓJ.la~rov). Un tratado so- natural de los nombres, para lo cual evoca la obra Sobre la verdad de
bre la orthoepeia figura entre los títulos atribuidos a Demócrito (DL IX, 48) Protágoras (391 b-e), se puede creer que Protágoras también pensaba que
y a Protágoras (Fedro. 267 e 6). En el Cratilo (391 b), Sócrates atestigua el un lagos era superior a otro en función de la rectitud de los nombres.
hecho de que se pagaba a los sofistas por sus servicios en este dominio, en
el que Pródico parece haber sido el especialista por excelencia (Protágoras, 5.2. Retórica
'>37 a-e). Por otra parte, Platón atribuye a Ripias un tratado sobre la correc- El poder persuasivo de la palabra se había reconocido mucho antes del
ción en materia de gramática (Hipias menor, 368 b). La corrección de los siglo V, puesto que se lo celebra en la l/íada y en la Odisea. Pero los
nombres tenía por objeto poner relación un nombre (ónoma/i:ívowx) común sofistas pretendieron hacer la teoría de este poder de la palabra. Los discur-
con una cosa y una sola, como si se tratara de un nombre propio correspon- sos atribuidos a Gorgias permiten precisar este hecho.
diente a una persona y a ninguna otra, en la convicción de que es indispen-
En el Elogio de Helena, Gorgias se propone liberar a Helena de la
oable utilizar solamente el nombre correcto en cada caso.
acusación de adulterio, al demostrar que quienes la denigran están equivo-
La idea de Pródico era unir cada nombre (onoma) a una cosa en parti- cados. De entrada, se reconocen los hechos y el problema de las relaciones
cular, percibida exclusivamente por intermedio de 1os sentidos, como si se can la realidad pasa por el engaño. Se invocan cuatro causas para explicar
tratara de un nombre propio 9ue hiciera referencia a una persona y no a el comportamiento de Helena: !/Ese era el decret9 de los dioses o de la
"''
122 Pensadores anteriores a Sócrates Los sofis IaJ" t:!3

necesidad(§ 8); 2/Se la llevaron por la fuerza(§ 7); 3/La engañaron me- arte oratoria" (Fedro, 273 b-e). Para Platón, el conocimiento de lo verosímil
diante el poder de¡persuasión del discurso(§ 8-14); 4!Todo eso fue obra de implica el de lo verdadero (Fedro, 259 d- 262 e); ahora bien, el conoci-
.Eros ( § 15-20). En tres de los cuatro casos (l, 2, 4), Helena es más digna de miento de lo verdadero es cuestión de método, no del azar (Fedro, 262 e-
compasión que de menosprecio. Queda el tercer punto, relativo al poder de 266 e), y este método es la dialéctica. De ahí la necesidad de definir estos
persuasión del discurso. Gorgias comienza por insistir en el poder del discur- tres ténninos: "dialéctica", "antilogía" y "erística".
so(§ 8-10). Luego recuerda que los hombres aceptan con más facilidad la
opinión (doxa) que la realidad(§ 10-14). Ahora bien, como la realidad es 5.3. Erística, antilogía
incierta e inestable, el discurso puede ejercer sobre la opinión una presión Cuando quiere caracterizar a la argumentación sofística, Platón habla de
que se parece a la de la magia o a la de un medicamento (pharmakon). Tal "antilogía" y de "erística", que opone a la "dialéctica", considerada como el
comparación le permite a Gorgias distinguir dos tipos de persuasión, una método por excelencia del filósofo. Los términos "antilogía" y "erística" con
buena y otra mala; precisamente, esta última ha producido efecto en Helena. frecuencia hacen referencia en los diálogos al mismo procedimiento y en
Esta posición se corresponde bien con lo que se lee en el Gorgias (449 e- más de una ocasión los adjetivos "erístico" y ··antilógico" califican a las
457 e), donde Gorgias considera a la retórica como una simple técnica que mismas personas. Al evocar a Zenón, Platón escribe: "Pasemos ahora al
puede producir una opinión falsa o una verdadera; dicho esto, Gorgias y sus Palamedes de Elea: sabemos que hablaba con un arte tan logrado que hacía
defensores en este diálogo insisten en el hecho de que la retórica debe ser que las mismas cosas le parecieran a su auditorio semejantes y disímiles,
utilizada con un fin moral. unas y múltiples, en reposo o bien en movimiento" (Fedro, 261 c-e); otros
En consecuencia, Gorgias instaura un corte radical entre el discurso y la dos pasajes del corpus platónico (Lisis, 216 a y Fedón, 89 d- 90 e) abun-
realidad (Defensa de Palamedes, § 35). El mundo real existe. El criterio de dan en consideraciones en el mismo sentido. De manera general, la antilogía
verdad es un criterio de correspondencia con el mundo. El conocimiento de hace que la misma cosa aparezca a las mismas personas como poseedora
ese mundo real equivale a la ciencia. Pero el estado cognitivo que predomi- de predicados opuestos e incluso contrarios~ más precisamente, este es un
na en los seres humanos no es la ciencia, sino la opinión, sobre la cual el método argumentativo que, a partir de una proposición determinada -por
discurso ejerce su influencia. Siempre engañoso, este discurso no se corres~ ejemplo, la posición del adversario-, procura establecer una proposición
ponde con la realidad, que es el único criterio de verdad. Pero puede servir opuesta y contradictoria, de modo tal que el adversario se vea obligado a
para avanzar hacia la ciencia y hacia la verdad. De ahí los dos tipos de aceptar las dos proposiciones a la vez y, por lo tanto, a contradecirse, o bien
discurso, uno mejor y el otro peor. La superioridad de un discurso sobre otro a abandonar su posición inicial. Platón reprocha a la antilogía el limitarse a lo
no es accidental, sino que depende de cierto número de rasgos específicos y sensible, a diferencia de la dialéctica, que se interesa por las Formas (Repú-
el estudio de esos rasgos corresponde al arte de la retórica. blica, 45.\ a; Teétero, 164 e-d), y el ser de tal índole que su uso puede
La crítica fundamental que Platón le hace a la retórica es que sólo se pervertirse, en particular entre los jóvenes (República, 537 e - 539 b-d).
propone convencer a la muchedumbre en la Asamblea y el Tribunal, y que El término "erística", que deriva del griego eris, la "querella", designa en
se basa en lo verosímil (Fedro, 259 e- 260 a). Tisias proporciona un ejem- propiedad a la "búsqueda del predominio en la argumentación contradicto-
plo notable de esto: "Supongamos que un hombre débil y atrevido, porque ha ria"; he aquí por qué la erística se limita a proporcionar los medios y los
golpeado a un hombre fuerte y cobarde para despojarlo de su manto o de instrumentos para obtener la victoria en la argumentación. En casos extre-
otra cosa, es llevado ante los tribunales; ni el agresor ni el agredido deben, mos, la erística no es una técnica argumentativa, puesto que puede utilizar
por cierto, decir la verdad. En, el cobarde debe aducir que el valiente no fue varios medios diferentes para obtener una victoria real o aparente (Teétero,
el único en golpearlo, mientras que el otro debe refutarlo diciendo que los 167 e): falsedades de todo tipo, ambigüedades verbales, monólogos largos e
dos estaban solo~ y puede recurrir a este argumento: '¿Cómo podría yo, inútiles, se utilizan para reducir al oponente al silencio o para hacerlo aver-
siendo corno soy, atacar a un hombre como él?'. El otro, con seguridad, no gonzar. Se comprende, entonces, por qué Platón utiliza el término "erístico"
reconocerá su ptopia cobardía. En cambio, cualquier mentira a la que recu- en sentido peyorativo (Eutidemo, 272 a 7- b 1).
rra proporcionar~ a la otra parte, sin ninguna duda, motivo para refutación.
Se pueden tomar·otros ejerrfplos; en procedimientos de este tipo consiste el
~:

Pemndores anteriores a Srícrates Los sofistas 125


124

Por lo tanto, Platón 'e opone totalmente a la erística, mientras no deja de mientras que a otro le parece caliente. esto quiere decir que no hay una sola
hacer el elogio de la dialéctica. La antilogía se sitúa entre las dos, puesto agua, sino dos, y, por lo tanto, que el agua no existe independientemente de
que, como técnica. no es ni buena ni mala. Por otra parte, anticipa a la mi percepción. 2/ Se puede suponer que el agua e~iste independientemente
dialéctica. puesto que está emparentada con el elenchos, método que utiliza de mi percepción, pero esto no es el caso de lo calie'\"}te y lo frío. Por lo tanto.
hay una sola agua, que no es ni caliente ni fría, sino que a mí me parece fría
Sócrates en los primeros diálogos.
y caliente a mi vecino. 3/ En sí misma, el agua es a la vez caliente y fría;
incluso si coexisten en el mismo objeto, estas cualidades son percibidas en
5.4. Epistemología
forma independiente la una de la otra según los individuos. Los historiadores
En la breve noticia que dedica a Protágoras, Diógenes Laercio empieza de la filosofía atribuyeron a Protágoras una u otra de estas tres posiciones.
por escribir: "Fue el primero en afirmar que, sobre cada cosa, había dos El Teéteta parece inclinarse hacia la segunda posibilidad. si se hacen derivar
discursos posibles, opuestos" (DL IX, 51). Este método argumentativo no ·las ideas de Protágoras de la reconstrucción platónica. que asimila la posi-
ero exclusivo de Protágoras; Eurípides lo evoca en suAntíope (fr. 189 Nauck, ción de Protágoras del movilismo universal de Heráclito. En otras palabras.
2'. ed.); Aristófanes, en las Nubes pone en escena un debate entre el "Ar- al decir que la percepción tiene siempre relación con "lo que es" y en su
gumento justo" y el "Argumento injusto", y los Dissoi logoi, mecionados cualidad de conocimiento es siempre infalible. Protágoras quiere decir que
con anterioridad, proponen un excelente ejemplo de este método que condu- la percepción de lo que es caliente es siempre percepción de lo que es
ce en forma directa a la aporía (Plutarco. Vida de Pe rieles IV, 3) y, más en caliente. sin plantearse la cuestión de la existencia o la no existencia del
general. al relativismo. Luego de esta observación esencial, Diógenes Laercio objeto que es caliente o, incluso, de la presencia o la no presencia del calor
recuerda. al proseguir su infonne sobre Protágoras, el comienzo de uno de en ese objeto. Basta con partir de la relación con el cuerpo que percibe. que
sus libros, el que Platón conocía con el título de La verdad (Teéteto, 161 e), estáconstituido.de tal o cual manera, sano o enfermo, y que, en consecuen~
mientras que Sexto Empírico habla de Discursos vencedores (Adv. Math. cia. reacciona en forma diferente.
VII. 60): "El hombre es la medida de todas las cosas (Pantónk hrématón Pero si la percepción dice siempre de algo lo que es, entonces el error se
metron estin anthrópos)", "de las que son por lo que son y de las que no vuelve imposible y no hay margen para la contradicción. En efecto. si hay
son por lo que no son". agrega Platón en el Teéteto (!52 a). La fórmula no dos discursos opuestos ("El agua es fría" y "El agua es caliente", por ejem-
es fácil de comprender. ¿Qué extensión atribuir a ánthropas, el "hombre", plo), uno no puede contradecir al otro, en el sentido de que no son de tal
y a metmn, la "medida"? Aun cuando no pueda tratarse del ser humano en manera que si uno es verdadero, el otro es falso. y a la inversa. Por consi-
su universalidad, no se debe llegar a la conclusión de que alude solamente al guiente, la crítica aristotélica, según la cual Protágoras habría contravenido
individuo, puesto que puede pensarse en grupos de individuos como los que a la ley de no contradicción, no es válida. En verdad, se califica de "fría .. o
constituyen tal o cual ciudad, una ciudad que respete las leyes que, de un de "caliente" a la misma agua, pero en función de individuos, en los que el
modo u otro, se haya dado. Por otra parte, el término metran presenta el estado corporal general y la naturaleza de sus aparatos perceptivos presen-
sentido estrecho de "medida", pero también el sentido más amplio de "crite- tan importantes diferencias.
rio". Por último, lo que nosotros traducimos como "cosas" equivale al griego
Tal problemática desemboca en la cuestión del ser, que Gorgias aborda
khrémata, término que designa a las cosas de las que uno se sirve. En otras
en un tratado titulado Sobre el no ser a sobre 'fa nal!<ra/eza. del que se
palabras, el problema planteado por Protágoras concierne no a la existencia
conservan dos resúmenes, el primero proveniente de Sexto Empírico (Adv.
o no existencia de tal o cual realidad, sino a su calificación; es posible que el
miembro de la frase citada por Platón, "de las que son por lo que son y de las
Math., 65-87) y el segundo, de un pseudo Aristóteles en Sobre Melisa.
que no son por lo que no son", haga referencia a esta explicitación.
Jenófanes y Gargias. En algunos puntos. las dos exposiciones divergen.
pero se pueden completar mutuamente. Este tratado, que retoma los dos
Si el hombre es la medida de todas las cosas, esto puede querer decir enunciados fundamentales del poema de Parménides, "El ser es y el no ser
que lo que yo percibo mediante mis sentidos no es, por fuerza, idéntico a lo no es" y "Es la misma cosa pensar y ser", desarrolla tres tesis: !/nada es; 2/
que percibe mi vecino. Tomemos el ejemplo del agua que me parece fría, incluso si el ser es, no puede ser pensado; 3/incluso si es y puede ser pensa-
mientras que a mi vecino le parece caliente. l/ Si el agua me parece fría, do, no se lo puede comunicar a otros. Para interpfetar estas tesis. es nece-

_..~"ii;
126 Pensadores anteriores a Sócrates Los sofistas 1..~ 1

sario asumir una posición respecto del sentido que deba darse al término 5.5. Teología
"ser". Si se da a "ser" el sentido de existencia, se llega a un nihilismo radi-
cal. puesto que la exi¡tencia misma queda abolida. Si. en contraposición. se La doctrina. compartida por Gorgias y por Protágoras, según la cual no
da a "ser" un sentido' predicativo. se hacen posibles muchas interpretacio- se pueden tomar en cuenta otras entidades que las cosas perceptibles por
neS, habida cuenta del hecho de que el verbo "ser" no puede ser aplicado a tos sentidos, hace difícil cualquier discurso sobre el alma y sobre la divini-
un sujeto que pertenezca al mundo sensible sin engendrar contradicción, dad. También Protágoras. que sitúa al alma en el pecho (Tertuliano, De
puesto que parecería que Gorgias, a diferencia de Protágoras, aceptaba que anima 15, 6), afirma: '·Et alma no es nada fuera de las sensaciones" {Diógenes
la contradicción exis\e. Laercio IX. 51). De igual modo, en ese contexto se plantea la cuestión de la
existencia de los dioses. Sobre este punto. se pude recordar el testimonio de
En la primera parte de Sobre el no ser o sobre la naruraleza. Gorgias
Eusebio de Cesarea sobre Protágoras: ·'Protágoras, luego de convertirse en
pretende que nada es. Pero, en la versión del Sobre Jl.le/iso. Jenófanes y
compañero de Demócrito, ganó fama de ateo. En todo caso. se dice que el
Gorgias, se encuentrª un argumento más desarrollado y más explícito: es comienzo de su tratado Sobre los dioses es el siguiente: 'Respecto de los
imposible para una cosa, sea la que fuere, ser y no ser. Si puede ser, el
dioses, yo no estoy en condiciones de saber sí existen o no existen, ni mucho
hecho de que lo pueda significa que es. Pero si es. es necesario preguntarse
menos cómo son en cuanto a su aspecto. Multitud de cosas nos impiden
si recibe los siguientes predicados: uno o muchos, engendrado o no engen-
saberlo: su invisibilidad y la brevedad de la vida humana"' {Preparación
drado. Ahora bien. los argumentos tomados de Zenón y de Melisa hacen
aparecer que ninguno de estos predicados conviene al S'er. Y si una cosa no
evangélica XIV, lll. 7, cf. también DL IX. S:?.i. Tal declaración. del todo
comprensible en una óptica donde sólo existían los objetos de la percepción
recibe ni uno de estos predicados ni el otro por separado, tampoco los admi-
sensible, podía resultar chocante para cierta cantidad de personas que que-
te conjuntamente. Por consiguiente, no es nada, porque el argumento en
rrían interpretarla como un poner en tela de juicio la existencia misma de los
cuestión agota todas las posibilidades. La segunda parte demuestra de esta
dioses. He aquí por qué se coloca a Protágoras al lado de estos supuestos
manera que, incluso si una cosa es, sigue siendo incognoscible. No se puede
ateos: Diágoras, Prédica. Critias. Eurípides, a los cuales se agregaron más
sacar la conclusión de que todo lo que es pensado es, puesto que, si tal fuera
adelante los nombres de Evémero y de Teodoro (Cicerón, De natura deorwn
el caso, con facilidad se podría demostrar la existencia del unicornio, por
!, 117-119). He aquí también porqué se inventó, probablemente, una anécdota
ejemplo. A partir de aquí, Gorgias demuestra que lo que es no puede ser
sobre el hecho de que Protágoras habría sido acusado de impiedad como
pensado. El interés de esta demostración reside en el hecho de que señala la
Sócrates (DL IX. 54). Pero todo lleva a creer que, respecto de los dioses.
existencia de un abismo entre el conocimiento y los objetos del conocimien- Protágoras adoptó la actitud de un agnóstico, al reconocer que su condición
to. En la tercera parte. Gorgias muestra que, incluso si el ser es y es cognos-
humana no le permitía pensar ni afirmar nada con seguridad. Tal posición no
cible, no es comunicable a otros. Para comunicar. se utiliza el discurso (lagos)
entraba en conflicto con una religión cívica como la practicada en Atenas,
que se compone de sonidos. Estos sonidos son audibles, pero no visibles. donde no existía ningún clero oficial que tuviera por misión definir y mantener
Ahora bien, si no se pueden comunicar las cosas visibles por medio de una
cierta ortodoxia; bastaba con que el ciudadano "religioso" participara de cier-
cosa que no es visible. se desvanece, por lo tanto, toda relación entre el
tos actos de culto, en particular el sacrificio, y que conociera cierto número de
discurso (lagos) y !Cl.s cosas de las que trata. En síntesis, en su tratado
''mitos" recitados por los rapsodas o representados en el teatro. Por consi-
Sobre el no ser o sobre la naturaleza, Gorgias aborda, aun cuando sea en
guiente, parecía natural que, en el mito puesto en boca de Protágoras por
forma muy primitiva. los verdaderos problemas que plantea la cuestión de la
Platón, interviniera Zeus y varios otros dioses del panteón griego.
significación y de la referencia, es decir, la cuestión de las relaciones entre
el discurso. el pensamiento y las cosas. 5.6. Ética y política
Estas posiciones tomadas en el dominio de la ontología, la epistemología
y la teoría del lenguaje no carecen de consecuencias en los dominios de la Los problemas de orden ético y político abordados de manera diversa
teología,laética y le1.política. por los diferentes sotistas pueden centrarse alrededor de la controversia
nomos/physis. El término physis/<¡>ÚCJt~ significa muy en general '"la mane-
ra de ser" de las cosas; se entiende que, como lo indica la etimología que
~-

128 Pensadores all/eriores a Sócrates Los sofistas 129


relaciona este sustantivo con el verbo phyolf.IJÚW, que esta manera de ser es Calicles adopta, en su discusión con Sócrates en ei Gorgias (48 t h -560
el resultado de un proceso de crecimiento a partir de un origen. Por otra b), una posición similar, pero más radical. En el orden de la naturaleza, no
parte. el término nomos, traducido por "ley", "costumbre", "convención", hay otro derecho que la fuerza, la cual da el derec~o a tener más que los
presenta una significación variada y más sutil. Este sustantivo deriva de la demás. La misma fuerza vale en el orden social, donde el único derecho que
raíz que ha dado los verbos nomizo. "yo pienso", "yo acepto", en el sentido vale no es el otorgado por la ley, sino el que viene de 13. naturaleza. Contraria
de "yo apruebo", nomizetai, que designa a lo que es "aceptado como co- a la naturaleza. la ley sólo es obra de los débiles. qae se sirven de ella para
rrecto", y nemetai, lo que "es asignado como parte justa". caso en que defender su debilidad frente a los fuertes. Incluso si hace de la moral con-
Némesis es la diosa que acuerda a cada uno su parte justa. Por consiguien- vencional un instrumento al servicio de los débiles, no es necesario sacar la
te, el término nomos/vÓflO<; presenta un sentido que es siempre normativo y conclusión inmediata de inmoralismo en el caso de Calicles. Calicles recha-
prescriptivo, que indica y recomienda que el comportamiento y las acciones za el bien reconocido por la convención en nombre de un bien natural consi-
de las cosas y, sobre todo. de los seres humanos se orienten en una direc- derado como mejor y superior moralmente. Platón. por otra parte, destaca
ción determinada. con acierto que esta es la posición a laque llegan los individuos que conside-
Como lo puede constatar un viajero, las leyes humanas, las nonnas, las ran que lo que es un bien por naturaleza es superior a lo que es un bien
costumbres y los hábitos varían considerablemente de un lugar a otro, cosa según la ley y, por lo tanto. que esta norma es una ley en la medida en que la
que reconocen los Dissoi logoi. Ante las dificultades que resultan de este naturaleza lo prescribe. Ahora bien, lo que la naturaleza prescribe es la
estado de cosas. cierto número de pensadores. a partir de Heráclito (DK 22 satisfacción máxima de todos los deseos; en eso reside la felicidad
B 114 = Estobeo. 1\ntologia Ill, 1, 179, p. 129 Hense), han formulado la (eudaimonialdJóettflov\u) y la virtud (aretelapni]).
hipótesis de que las leye.s humanas derivan de un principio superior del que En el primer libro de la Rep<íblica. donde expone y critica las ideas de
se habrán separado. En el caso de los sofistas. este principio superior toma Trasímaco sobre la justicia, Platón recuerda esta manera de concebir la
el aspecto de la plzvsis, que, a partir de este hecho se impone como fuente felicidad y la virtud. De entrada, Trasímaco declara: "He aquí lo que declaro
de todos los valores y presenta un sentido prescriptivo. que es la justicia: no otra cosa que lo que conviene al más fuerte" (Repúbli-
En la controversia nomoslphysis, las posiciones de los sofistas están en ca l, 338 e). Si se la coloca en su contexto histórico, la posición sustentada
franco contraste. Hipias expone así su posición: "De vosotros, que estáis porTrasímaco aparece como mucho menos provocativa: para juzgarla. bas-
aquí presentes, yo considero, por mi parte, que vosotros, sin excepción, sois ta con releer lo que escribió Tucídides, en particular sobre los asuntos de
de la misma sangre, de una misma familia, de una misma patria, en virtud de Mitilene (III, 38-48), que fue duramente castigada por haber querido salir de
la naturaleza, no en virtud de la ley. Puesto que es por naturaleza que lo la liga de Del os dominada por los atenienses, y de Me los (V. 81-111 ). que
semejante está emparentado con lo semejante, mientras que la ley, que es fue devastada por los atenienses en razón de su neutralidad al comienzo de
una soberana para los hombres, impone por la fuerza una cantidad de cosas las guerras del Peloponeso. En estos dos casos. la ciudad de Atenas impu'o
que contrarían a la naturaleza" (Platón, Protágoras, 335 c-d). En su trata- con brutalidad la ley del más fuerte. Apremiado para que explicite esa afir-
do Sobre la verdad, Antifón (DK 87 B 44, Papiro de Oxirrinco XI, 1362 mación, Trasímaco declara que, en cada ciudad, el poder, representado por
Hunt) es mucho más radical, pues declara que "las prescripciones de lo el tirano, la aristocracia o incluso la democracia. establece leyes en su pro-
justo según la ley están, la mayor parte del tiempo, en conflicto con la natu- pio interés (338 d- 339 a). Dos conviCciones subyácen en esta posición: un
raleza" (A 3). Por consiguiente, "lo que es planteado por las leyes como útil hombre sensato sólo busca su propio interés; por lo tanto, sólo en la injusticia
es una atadura para la naturaleza: por el contrario, lo que es planteado como el hombre llega a la virtud (arete) y a la felicidad (eudaimonia).
tal por la naturaleza es libertad" (A 4). Para hacer esto, Antifón se ve Aun cuando no utilice la terminología de la o¡10sición nomoslphYSis.
obligado a adoptar un nuevo criterio normativo. donde la pareja bien/mal se Trasímaco se inscribe en este contexto, como se evidencia en el libro II (359
encuentra identificada con la pareja ventaja/desventaja. De ahí esta conse- e), cuando Glaucón formula con los términos de la oposición nomos/phvsis
cuencia: lo que es ventajoso y benéfico sirve a la naturaleza y lo que sirve a el problema planteado por Trasímaco. Este problema, central en la moral.
la naturaleza es ventajoso y benéfico, caso en que la expresión "servir a la puede tomar la forma de esta pregunta: ¿por qué tendría que restringir la
naturaleza'' implica que se trota de la naturaleza humana. búsqueda de mis intereses por tener en cuenta los ihterescs de los demás'?

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130 Pensadores allteriores a Sócrates Los sofistas 131

La respuesta que se da habitualmente, porque una tarea prescripta al hom- diferentes y, en particular, la tesis convencionalista, según la cual la obliga-
bre, suscita otra ptegunta: ¿por qué tendría que plegarme a una tarea que ción en materia política deriva de un acuerdo real o supuesto. Una idea de
me es impuesta de'sde el exterior? A esta nueva pregunta, se puede respon- este tipo parece haber sido sustentada en el tratado anónimo Peri nomOn,
der que la no realización de esa tarea podría acarrear sanciones, a condi- del que ya hemos hablado (cf. supra, p. [99]). Se puede relacionar con esta
posición un tema como el de la ísonomía/iaovof!Ía), que habría de desem-
ción, por cierto, de que la infracción pudiera ser constatada, como lo pone
peñar un papel destacado, en particular en Platón y en Aristóteles, y el de la
de manifiesto el mito de Giges en la República, y de que se estuviera en
homonoialof!ÓVota, que tomará considerable importancia en el mundo
condiciones de reáccionar.
helenístico, donde, a partir de Aristóteles, se impondrá el consensualismo
La controversia nomoslphysis remite con total naturalidad a la cuestión moral, en ruptura radical con el pensamiento de Platón.
del origen y de la organización de la sociedad. Sobre el origen de la socie-
dad, en la Grecia antigua se defendieron al menos tres puntos de vista. El 6. La supervivencia de los sofistas
primero invocaba la declinación, como lo da a entender el mito de la edad de
oro, en particular en la versión del mito de las razas tal como aparece en Los Los sofistas se inscriben, pues, en un contexto histórico muy preciso, al
trabajos y los días de Hesíodo. El segundo hace intervenir al eterno retor- que analizaron con lucidez y delicadeza, sin intentar, a la manera de Platón,
no de lo mismo, representación que se atribuyó a los pitagóricos, pero que poner en tela de juicio a su entorno económico, social y político, y esto, muy
ya parece conocer Hesíodo. El tercero propone la idea de progreso. simplemente, porque ese entorno constituía el dominio dé su actividad, justi-
Este tercer punto de vista interesa para la controversia physís/nomos, ficaba su papel y le aseguraba tanto gloria como remuneración. Por lo tanto,
en la medida en que, según esta concepción de la historia, el hombre que no se puede considerar a los sotlstas como los "corruptores" de una ciudad
parte del estado de naturaleza (physis) se civiliza cada vez más en el marco donde encontraron, con total naturalidad, su lugar, salvo que uno se sitúe en
de la ciudad o reino de nomos. Dicho esto, una posición como la que otra perspectiva, la de un reformista como Platón. Dicho esto, su función
Protágoras expone en el mito que narra (Protágoras, 320 e - 323 e) pre- misma, enseñar la virtud al enseñar la retórica, los llevó a suscitar verdade-
senta una gran sutileza. Epimeteo reparte las cualidades naturales entre los ros problemas filosóficos, no sólo en el ámbito de la política y en el de la
seres vivos, pero se olvida del hombre. Prometeo se encuentra entonces en ética, sino también en los de la lingüística, de la epistemología e incluso de la
la obligación de robar el fuego y las técnicas para garantizar la superviven- ontología, en la medida en que, muy rápidamente, se hizo evidente la articu-
cia de la especie. Pero esto no bastó, porque los hombres no llegaron a vivir lación entre lo real, definido como el conjunto de las cosas perceptibles por
juntos. Para remediar este problema, Zeus decide acordar a todos los hom- los sentidos y el pensamiento, por una parte, y entre lo real y el lenguaje, por
bres la moderación (aidos/aiow~) y la justicia (díke/8h:T)), que les permi- la otra.
ten constituir ciudades, donde la ley (nomos) y las costumbres (nomina) Considerados desde este punto de vista, los sofistas aparecen como agen-
hacen posible la vida en común. Una defensa de nomos todavía más elabo- tes esenciales de la evolución de la Atenas clásica y como auténticos pen-
' ada y más explícita se encuentra en el Anónimo de Jámblico. Para alcan- sadores que pusieron en evidencia y formularon, a menudo con talento, pro-
zar la moderación, la virtud (arete), no bastan el nacimiento y las cualidades blemas para los cuales Platón y Aristóteles intentarían aportar soluciones. al
naturales. Se impone un largo adiestramiento educativo, que debe llevarse a superar, cada uno a su manera, el nivel de la percepción sensible. Puesto
cabo en el marco de una sociedad cuyas leyes sean buenas; el tratado ter- que estaban tan estrechamente vinculados con la sociedad en la cual se
mina con un elogio de la buena legislación (la eunomiakúvo¡üa). desenvolvían, los problemas que suscitaron perdieron actualidad con rapi-
El mito de Protágoras que se recordó anteriormente propone una defen- dez, para convertirse en hechos históricos que debieron alcanzar, para ser
sa de la democracia en dos puntos: todos los seres humanos, que han recibi- redescubiertos, una práctica de la historia más objetiva, más positiva, m:ís
do de Zeus la moderación (aidós) y la justicia (dike), son competentes en separada de preocupaciones partidistas.
materia de política; y esto es así incluso si algunos, los que llegan a ser Es muy difícil relacionar con los sofistas que se acaban de analizar al
dirigentes, han d~sarrollado mejor, gracias a la educación, esta competencia movimiento cultural que se desarrolló en los siglos II y I1I d. C., al que los
que todos poseen'¡ Entre los ¡lemás sofistas se defendieron puntos de vista historiadores modernos dieron el nombre de ··segunda sofística". Una oje11-
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132 Pensadores anteriores a Sócrates Los sofistas 133

da aunque sea rúpida a la obra de Filóstrato (nacido hacia el 170 d.C.) DumontJ.-P.. Les Sophistes. Fragments ettémoignages. Paris, PUF, 1969. [Traduc·
ción sin el texto griego de los fragmentos y los testil_Tionios relacionados con
titulada Vidas de los sofistas pone de manifiesto con claridad que aquellos
los sofistas según DK. Breves notas al pie de págind, Al comienzo de la obra
a quienes se calificaba de sofistas en su época eran, ante todo, retóricos
se encuentra un cuadro de los ternas y los concepto\ princirales del pcns<~·
que impartían enseñanza de la retórica, disciplina que tenía entonces un miento de los sofistas. Debe utilizarse con extrema rirudcncial.
lugar importante en la educación superior y que se interesaba por las formas
Tite older Sophists, bajo la dirección de K. R. Sprague, Columbia. Univ. of South
más ostentosas de esa técnica. Carolina Press, 1972. [Traducción por K. R. Spraguc y varios colaboradores
Dicho esto. nuestra época parece más dispuesta que ninguna otra a re- de todos los fragmentos relativos a los sofistJs].
descubrir las problemáticas que interesaron a quienes se llamó "sofistas". Poirier J.-L.. Les Sophistes. en Les Présocratiques. Paris. Gallimard. 1988.979-1178.
La duda persistente respecto de la posibilidad de alcanzar la verdad y de [Se debe utilizar con prudencia].
Lleftnir verdaderos valores encierra a nuestras sociedades en lo verosímil y
en el relativismo. Por otra parte, tal actitud encuentra justificativo y se ve 7.3. Presentación general
reforzada por la todopoderosa presencia de los medios de comunicación,
por los procedimientos democráticos de las formas de gobierno, que cada Untersteiner M .. 1Sofisti, Torino. Einaudi. 1949: segunda edición considerahlemen~
te revisada y aumentada, acopañada de un apéndice sobre "Los orígenes
vez más prestan atención a la mayoría. y por la importancia creciente del
sociales de la sofística'', Milano. Lampugnani Nigri. 1967. 2 vol. Esta segun~
sector judicial que. por defínicíón, debe poner entre paréntesis todo recurso
da edición fue traducida del italiano al francés con el título de Les Sophistes.
inmediato a la verdad. y presentada por Alonso Tordesillas. Paris, Vrin. 1993, 2 vol.
Guthrie W. K. C.. A History of Greek Phi/osophv. vol. Ill: The fifth Cenl/ln
7. Bibliografía de los sofistas Enlightment, Cambridge. Cambridge Univ. Prcss. 1969. La primera parte de
este volumen se publicó por separado en 1971 con el título de The Sophists.
7.1. Bibliografías generales Cambridge, Cambridge Univ. Press. y traducida al francés por J.-P. Cottercau,
Les Présocratiques. BiiJlíoJ?raphie analyrique ( 1879·1980}, II: D'Alcméon aux Les Sophistes. Paris, Payot, 1976. [La utilización de esta traducción exige la
auteurs de la collection hippocratique, por L. Paquet, M. Roussel e Y. mayor prudencia]. [Hay traducción española: Historia de la filosofía grie-
Lafrance, Montréal, Bellarmin/Paris. Les Belles Lettres. 1989, sección XII, ga, traducción de Alberto Medí na González. I'vladríd. Gredas. 1984·1990. vol.
"Sophistes ... Se completará con Les Présocratiqt1es ( /450·1879), por L. III: Siglo V. La ilustración].
Paquete Y. Lafrance, Montréal, Bellannin. 1995. Sophistik, ed. por C. J. Classen. V-lege Jer Forschung 187, Darrnstadt.
Cf. Sophistik. ed. por C. J. Classcn, infra. Wissenschaftliche Buchgesellschaft. 1976. [Recopilación de los textos esen-
ciales sobre la sofística. en alemán o traducidos al alemán 1Al final del volu-
Tire Presocratic Philosophers. An annoted Bibliography, por Luis E. Navia, New
men se encuentra una excelente bibliografía selectíva (641· 71 0). Bibliografía
York y London. Garland Pub .. 1993.
continuada en Elenchos 6. 1985.76-140.
7.2. Textos y traducciones The Sophists and their Legacy, Proceedings ofthe founh Intemational Colloquium
on Ancient Philosophy. ed. by G. B. Kerferd. Hennes Einzelschriften 4-l.
Die FraJ?meme der thrsokratiker, e d. por H. Diels; 6~. eJ .. reimpresión de la 5a. ed., Wiesbaden. Steiner. 1981.
193-l-1937. por W. Kranz. Berlín. Weidmann, 1951-1952. sección C. "Altere Kerferd G. B., Tire Sophistic Movement, Cambridge. Cambridge Univ. Press. 1981.
Sophistik". The Sophistic Afovement, Papers read at the first International Philosophy
Unter.stciner Mario. f Snfisti. Testimonianze eframmenti, Firenze, La Nuova Italia, Symposium. ed. by K. Boudouris. Athens. Oree k Philo6ophical Society, 1984.
vol. 1: Protagora e Seniade; vol. 2: Gorgia~ Licofrone e Prodico, 1949; vol.
3: Trasimaco, lppia, Anonynms lamblichi, "Dissoi logoi", Anonymus "Peri Le plaisir de parler. Études de Sophisrique comparée. éd. par B. Cassin, Paris.
Nomúrz", Anonymus "Peri MmlSikts". 1954. Texto griego. traducción de los Minuit. I 986.
testimonios y de los fragmentos según la numeración de DK, con notas muy Positions de la Sophistiqrte, éd. par B. Cassin, Paris. Vrin, 1986.
desarrolladas. Segunda edición en 1962-1967. Romilly J. de, Les Grands Sophistes dans l"Athfnes de Péricfes. Paris. De Fallois.
1988. 1
_,.-;o._

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