Cesacion ULTIMA
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NUREJ: 20305560
OTROSI.- SU CONTENIDO
MARCO ANTONIO BUSTOS BUSTILLOS, mayor de edad hábil por ley con
cedula de identidad 9302665 LP. con domicilio actual en el penal de San Pedro de
la ciudad de La Paz, ante su autoridad me presento expongo y pido:
I. Petitorio:
1.2 Cuando haya vencido el plazo dispuesto respecto del cumplimiento de la detención
preventiva y habiéndose desvanecido con nuevos elementos de convicción que
demuestran, que no concurren los motivos que determinaron su imposición y
resulte necesaria sustituirla por medidas sustitutivas; solicito la CESACION DE LA
MEDIDA CAUTELAR DE DETENCION PREVENTIVA impuesta en contra
de mi patrocinado MARCO ANTONIO BUSTOS BUSTILLOS; en mérito a los
siguientes puntos:
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B) La desaparición absoluta del peligro procesal; concretamente la inexistencia
de peligro de Obstaculización; esto es, por resolución 201/2020 del 2 de junio de
2020 se establecio que estaría vigente el numeral 2 del 235 del código de
Procedimiento Penal porque no SE HABRIA RECEPCIONADO la
DECLARACION DE OCTAVIO VELASCO MAMANI QUIEN ES PARTE DE LA
LISTA QUE PARTICIPARON EN EL PROCESO Y NO SE PRESENTO PRUEBA
SOBRE LAS DECLARACIONES PERICIALES; puesto que a la fecha por la
coyuntura del aislamiento social obligatorio en nuestro país, se encuentran suspendidas
las labores del Poder Judicial, consecuentemente suspendidas las averiguaciones que al
tiempo ya se encuentran diligenciadas.
Sr. Juez, conforme los antecedentes arrimados a la presente, se tiene que en fecha
30 de agosto de 2019, se llevó adelante la Audiencia de Medidas Cautelares ante el
Juzgado Cuarto Anticorrupción y Violencia contra la Mujer de la Ciudad de La Paz a
cargo de la Dra. Melina Lima, la cual mediante Resolución Nº 616/2019, ha
dispuesto mi Detención Preventiva en el Penal de San Pedro de la Ciudad de La
Paz, por concurrir los presupuestos establecidos en los Art. 233,
235 numeral 1 Porque existe una documentación escaneada y esta puede ser
modificada o destruida
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Que se interpuso recurso de apelación donde la Sala Penal Segunda posteriormente
confirmo bajo la resolución 402/2019 de fecha 7 de octubre de 2019, con la
siguiente fundamentación:
234 numeral 1- En cuanto al arraigo laboral existe una contradicción entre el NIT y
la licencia de funcionamiento si bien señala la misma calle y dirección no es menos
cierto en cuanto al número existe una contradicción.
235 numeral 2 Con relación al Art. 235 num.2) del CPP, señaló que la Resolución
Primigenia jamás estableció que una vez que declararan los personeros de la
Gobernación este riego desaparecería, ya que estas persona deben atestar en
juicio y que conforme las SC. 007/2007; 1250/07 este riego persiste inclusive hasta
dictar sentencia; por lo que ese riego aun persistiría.
235 numeral 2 Que se mantenga hasta que exista una sentencia condenatoria
vulnera el derecho a la presunción de inocencia.
Nuevos elementos:
4.- Informe medico de fecha 2 de mayo de 2020 expedido por el Dr. Mauricio Arce
medico Cardiologo.
7.- Fotocopia de carne de cirujano dentista del Dr. Javier Alejandro Esprella
Rojas Cirujano Dentista.
Por otra parte, la doctrina garantista coincide al señalar que las implicaciones del
principio de presunción de inocencia son:
“In dubio pro reo”. Otra manifestación del principio de inocencia es el “in dubio
pro reo”, en virtud del cual el juzgador queda obligado a actuar en favor del
imputado frente a una situación dudosa, de manera que, si existe alguna duda sobre
el hecho delictivo o sobre la participación en él del imputado, el juez debe resolver a
su favor y en su caso absolverlo de pena y culpa. Si bien es cierto que el “in dubio
pro reo” rige principalmente en la valoración de la prueba y en la construcción de la
sentencia, porque es indispensable la valoración de todo el material probatorio para
establecerse la certidumbre de que se ha cometido o no el delito y que la persona
sometida a juicio sea o no la autora del hecho criminal, ello no significa que el “in
dubio pro reo” no tenga manifestación en otras etapas del procedimiento,
particularmente, a tiempo de adoptar cualquier decisión que importe la restricción de
un derecho del imputado, así lo establece el Código de Procedimiento Penal que en
su Artículo 7 señala: “La aplicación de medidas cautelares establecidas en este
Código será excepcional. Cuando exista duda en la aplicación de una medida
cautelar o de otras disposiciones que restrinjan derechos o facultades del imputado,
deberá estarse a lo que sea más favorable a éste”.
Entonces, por una parte, la garantía obliga al acusador a aportar la prueba necesaria
para establecer sin lugar a dudas que el imputado cometió el hecho delictivo, porque
para dictar una sentencia absolutoria no es necesario que el juez tenga probada la
inocencia del imputado, basta únicamente que tenga la más mínima duda sobre su
culpabilidad. Por otra parte, la garantía obliga al juzgador a hacer las mayores
consideraciones respecto a cualquier decisión que restrinja derechos o facultades del
imputado y en caso de duda sobre los fundamentos que habilitan esa restricción,
deberá estar a lo más favorable para el imputado, máxime si se trata de la libertad
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personal. Así pues, el “in dubio pro reo” trata de mantener también un mínimo de
equilibrio entre los contendores, porque si el Estado a través de sus órganos
persecutores oficiales y de todo el aparato con el que cuenta a tal fin y habiendo
obligado al imputado a someterse a la relación jurídico procesal penal, no ha podido
por cualquier circunstancia establecer con certeza la verdad de la imputación o de
sus alegaciones, no puede hacer cargar sobre el imputado las consecuencias de esa
incapacidad
Por todo lo anotado, podemos concluir que la prisión preventiva debe regirse por los
siguientes principios:
Legalidad. La libertad del acusado sólo puede ser restringida con estricto apego a
las normas.
Necesidad. La prisión preventiva sólo procederá cuando sea el único medio que
permita asegurar los fines del proceso
Proporcionalidad. Debe existir una relación racional entre la medida cautelar y el fin
perseguido, de tal forma que el sacrificio inherente a la restricción del derecho a la
libertad no resulte exagerado o desmedido frente a las ventajas que se obtienen
mediante tal restricción.
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circunstancias del caso concreto, acerca de que el imputado con su comportamiento
entorpecerá la investigación criminal del hecho que se le imputa. El reconocimiento
constitucional de la presunción de inocencia exige de modo ineludible que los
peligros antes señalados, sean acreditados con información de calidad por parte del
Fiscal. No pudiendo, en ningún caso, sustituirse esta obligación atribuyendo al
imputado la obligación de desvirtuar la alegación de la existencia de tales peligros.
Así se ha sostenido que es poco probable que el imputado tenga capacidad real para
entorpecer la investigación frente a todo el aparato con que cuenta el Estado para
protegerla, de modo que los daños que se pueden causar a la investigación provienen
de su propia ineficiencia, por lo que resulta desproporcionado e injusto que el
Estado supla su ineficiencia con el encarcelamiento preventivo del imputado.
Por ello, la mayor crítica que puede hacerse a este presupuesto legal, a pesar de su
finalidad netamente procesal, es que con tal finalidad se admite el sacrificio de la
libertad del imputado en aras de la lenta e ineficiente actividad investigativa del
Estado, extremo que es corroborado por la práctica toda vez que, debido a la
complejidad de su construcción, resultan suficientes para su procedencia, razones
sobre el avance o no de las investigaciones y la necesidad de su éxito, sin
consideraciones en torno al peligro de obstrucción de la prueba concreta en el caso
particular.
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excepcionalidad de la prisión preventiva por este motivo. En todo caso, toda vez que
este peligro sea alegado, debe precisarse también al máximo en qué consistirá la
perturbación o distorsión probatoria en la que incidiría la conducta procesal del
imputado para lograr la ineficacia del proceso y además se debe determinar la
capacidad y aptitud real de éste de influir en el hallazgo e integridad de los
elementos de prueba, sin que sea suficiente una mera posibilidad genérica y
abstracta como la que generalmente se alega cada vez que se invoca este peligro
cual es, el no agotamiento de los actos de investigación. Así, por ejemplo, cuando
se trate de pruebas materiales, únicamente se podrá disponer la prisión preventiva
cuando el imputado tenga una disponibilidad real de dichas pruebas y aptitud
también real de alterarlas, ocultarlas y/o destruirlas. Por ello, resultan
inadmisibles consideraciones abstractas como, por ejemplo, la cantidad de
diligencias de investigación pendientes de realización. En este sentido, se ha
pronunciado la CtIDH en el caso Palamara Iribarne vs. Chile.
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concepción sustantivista de la prisión preventiva, ya que no impide la equivalencia
entre la prisión preventiva y la pena, más aún, en aquellos casos en los que se
imputan varios delitos, la duración máxima de la prisión preventiva se condiciona al
mínimo legal de la pena establecida para el delito más grave. En cambio, la
limitación proveniente de la garantía prevista en la CADH, 7.5, se encuentra prevista
en el numeral 3 del citado Artículo 239 que vincula la duración de la prisión
preventiva a la duración de dos fases procesales concretas (la formulación de la
acusación y la dictación de la sentencia de primer instancia), a pesar de que ésta
limitación responde a la concepción procesalista que se funda en la necesidad de
proteger la libertad del inocente frente a dilaciones indebidas, su formulación no
parece ser la más apropiada ni para evitar la duración excesiva de la prisión
preventiva, ni para evitar su asimilación con la pena. En los hechos, esta forma de
regular la duración de la prisión preventiva se ha traducido en que la “razonabilidad”
del plazo de duración de la prisión preventiva sea determinada en abstracto y de
manera general, y no atendiendo a las particularidades del caso concreto, ello hace
que la duración de la prisión preventiva sea en todos los casos el máximo fijado por
la ley, sin soslayar que no en pocos casos estos límites máximos son traspasados sin
límite alguno. Esta situación contradice el mandato de la CIDH que exige que el
plazo razonable de duración de la prisión preventiva, establecido en el Artículo
7.5 de la Convención Americana de Derechos Humanos, debe ser determinado
por la autoridad judicial teniendo en cuenta las circunstancias del caso
concreto. Así queda claramente establecido del fallo pronunciado en el caso
“Andrade Salmón Vs. Bolivia” de 1/12/16, el mismo que condena al Estado
Boliviano, entre otros motivos, por la duración ilimitada del arraigo, sosteniendo:
“Al respecto, la Corte ha establecido que el derecho de circulación y residencia,
incluido el derecho a salir del país, pueden ser objeto de restricciones, de
conformidad con lo dispuesto en los artículos 22.3 y 30 de la Convención 191. No
obstante, la Corte ha señalado que las medidas cautelares que afectan la libertad
personal y el derecho de circulación del procesado tienen un carácter excepcional, ya
que se encuentran limitadas por el derecho a la presunción de inocencia y los
principios de necesidad y proporcionalidad. Asimismo, dichas medidas cautelares no
pueden constituirse en un sustituto de la pena privativa de libertad ni cumplir los
fines de la misma, lo cual puede suceder si se continúan aplicando cuando han
dejado de existir los riesgos procesales que se buscan prevenir. De lo contrario, la
aplicación de una medida cautelar que afecte la libertad personal y el derecho de
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circulación del procesado sería equivalente a anticipar una sanción con anterioridad
a la emisión de la sentencia, lo cual contradice principios generales de derecho
universalmente reconocidos”.
De acuerdo a la previsión contenida en el art. 239.1 del CPP antes referido, para
resolver una solicitud de cesación de la detención preventiva amparada en esa
causal, el Juez o Tribunal debe realizar el análisis ponderado de dos elementos: 1)
¿Cuáles fueron los elementos de convicción que determinaron la imposición de la
detención preventiva? y, 2) ¿Los nuevos elementos de convicción que aportó el
imputado demuestran que ya no concurren los motivos que determinaron la medida o
la conveniencia de que la medida sea sustituida por otra?, conforme lo precisó la
jurisprudencia constitucional uniforme contenida en las SSCC 0320/2004-R, SC
0719/2004-R, 1466/2004-R, 0807/2005-R, y 0568/2007-R.
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expresamente dispone: “Los tribunales de alzada circunscribirán sus resoluciones a
los aspectos cuestionados de la resolución”.(negrillas agregadas).
Sobre los preceptos generales de las medidas de coerción procesal prescribe que la
restricción de un derecho fundamental requiere expresa autorización legal, y se
impondrá con respeto al principio de proporcionalidad y siempre que, en la medida y
exigencia necesaria, existan suficientes elementos de convicción. El principio de
proporcionalidad constituye el parámetro para examinar la constitucionalidad
de las intervenciones en los derechos fundamentales. Se compone de tres sub
principios. Los subprincipios de idoneidad, necesidad y proporcionalidad en sentido
estricto o ponderación han de aplicarse sucesivamente. Primero, se ha de examinar la
idoneidad de la intervención; si la medida restrictiva o cautelar no es idónea,
entonces, será inconstitucional, por tanto, no corresponderá examinarla bajo el
subprincipio de necesidad. Por el contrario, si ésta fuera idónea, se procederá a su
examen bajo el subprincipio de necesidad. Si aun en este caso, la medida superara el
examen bajo este principio, corresponderá someterlo a examen bajo el principio de
proporcionalidad en sentido estricto o ponderación.
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El sub principio de idoneidad como regla de juicio tiene una doble exigencia. En
primer lugar que la medida restrictiva de derecho tenga un fin que sea
constitucionalmente valido, y en segundo lugar, que la medida en sí misma sea
idónea para alcanzar el fin propuesto. Se trata del análisis de una relación
medio-fin. La idoneidad comporta así una adecuación cuantitativa, esto es, que la
duración, prolongación e intensidad de la medida de coerción procesal debe ser
capaz de sujetar al imputado al proceso en la misma medida que sea requerida .
La prisión no puede ser indefinida y tampoco puede ser igual en todo el proceso,
toda vez que cumplida la finalidad de la misma o cambiando las condiciones que
inicialmente sustentaron su imposición, es deber del juzgador variarla , por otra
que lesione en menor medida la libertad o de ser el caso suprimirla. En su
ámbito cualitativo, la medida cautelar debe ser la única entre todas las posibles
capaz de lograr los fines del proceso . La detención preventiva cumple en abstracto
un objetivo constitucionalmente válido, cual es la de evitar el peligro de fuga o la
obstaculización de la averiguación de la verdad. En el caso concreto, ni uno ni lo
otro puede cautelar el mantenimiento de la detención preventiva dictada contra mi
patrocinado por vuestra autoridad, al existir un aislamiento social donde nadie se
puede movilizar, por tanto, en el presente estadio del proceso tal medida coercitiva
deviene en inidónea, precisamente por haberse disminuido de 4 riesgos a uno y este
ahora esta siendo desbaratado.
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gravosa como la medidas sustitutivas, con la finalidad de permitir a mi patrocinado
afrontar en libertad las demás etapas del proceso.
PETITORIO.-
4.- Informe medico de fecha 2 de mayo de 2020 expedido por el Dr. Mauricio Arce
medico Cardiologo.
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5.- Informe BIOPSICOSOCIAL de fecha 03 de marzo de 2020 EXPEDIDO POR
Dr. Paul Careaga Llanos medico DDRP En la comisión del recinto penitenciario
San Pedro del Ministerio de Gobierno.
7.- Fotocopia de carne de cirujano dentista del Dr. Javier Alejandro Esprella
Rojas Cirujano Dentista.
MAS OTROSI 1ro.- Señalo domicilio procesal Calle Batallon Colorado Edificio el
Condor Piso 10 Oficina 1002; correo electrónico [email protected] Cel.
65529764.
¡¡¡SERA JUSTICIA¡¡¡
RPA-EWSC4314240
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