"Traté de aclarar el conflicto dentro de mí. Me era imposible aplaudir la violencia. Estaba convencido de que la Iglesia en España era un daño que había que corregir, pero a la vez me rebelaba contra esta destrucción estúpida. ¿Qué habría ocurrido a la biblioteca del colegio con sus viejos libros iluminados, con sus manuscritos únicos? ¿Qué habría ocurrido a las salas de física y de historia natural, tan espléndidas, tan escasas en España?" páx. 124.
"En uno de los cuartos del radio había miles de libros tirados por el suelo.
-Los muchachos en la Sierra nos han pedido libros y hemos hecho limpieza en las bibliotecas de algunos fascistas -dijo Antonio.
-Déjame hacerte una selección. No creo que todos estos libros sean buenos para mandarlos a los milicianos del frente." páx 172.
La forja de un rebelde III. La llama; Arturo Barea. Ed. El Mundo. Aportado por JMV