“...Finalmente se refugio en la biblioteca. El padre de sir William había sido un famoso coleccionista de libros y las cuatro paredes de aquella espaciosa habitación se hallaban cubiertas de libros del suelo al techo.
Henry Sugar no se sintió impresionado. Ni siquiera se sintió interesado. Los únicos libros que leía él eran novelas policíacas y de aventuras. Recorrió despacio la habitación, mirando los libros por si había alguno que le gustara. Pero los que contenía la biblioteca de sir Willam eran todos volúmenes encuadernados en piel que ostentaban nombres como Balzac, Ibsen, Voltaire, Johnson y Pepys.” pgs.96-97
“Permaneció muy quieto en la butaca de la biblioteca, trazándose un plan de campaña. Ante todo, no le diría a nadie lo que estaba tramando. Robaría la libreta de la biblioteca para que ninguno de sus amigos diera con ella por casualidad y aprendiese el secreto...
...Salió de la biblioteca y se encamino directamente a su habitación... ” pg. 128
“...Pero el único fuego que se te permitía utilizar para tal fin era el de la chimenea de la biblioteca y a medida que se aproximaba la hora del té nunca había menos de una docena de desdichados criadillos tratando de colocarse ante la minúscula rejilla.” pg. 173
Dahl, Roald. Historias extraordinarias
Ed. Anagrama S.A. Barcelona, 1990
Aportado por Transi Villar