lunes, 9 de diciembre de 2024

Un lugar soleado para gente sombría

 

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Ella pensó que el tipo sin cara a lo mejor era un leproso, y al día siguiente se puso a averiguar. Preguntó en la biblioteca y le dijeron que recién había un leprosario en Santa Fe, muy lejos.

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[...] Y los edificios en la cuadra indicada eran todos embajadas, bibliotecas, casas fastuosas que por imposibilidad de mantenerlas financieramente, ahora eran geriátricos u hoteles de lujo: resultaban increíbles como lugar habitacional.

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En el vestíbulo había un piano negro, no llegué a ver la marca porque él me llevó bastante rápido -veloz con sus zapatillas- a la biblioteca.

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Un ventanal que daba a un patio: podía ver plantes y, en la pared, una enredadera. Eso detrás de él. A su costado, la punta de una biblioteca blanca: alcanzaba a ver algunos libros, pero sobre todo muñecos; parecían funkos.

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Esa parte se diluía un poco hacia lo que, se suponía, era el intento de centro cultural. Una biblioteca bastante nutrida pero de apenas unos estantes, libros de autores de la región en venta, especialmente poesía, [...]

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Frente a la biblioteca estaba la sección de pinturas: las de la derecha eran típicas escenas de interiores y guitarreadas, o de pampa eterna y vacía al atardecer.

MARIANA ENRÍQUEZ; Un lugar soleado para gente sombría. Anagrama, 2024.

Aportado por JMV

martes, 3 de diciembre de 2024

Os soños de Miguel

Logo entraron na biblioteca. Pepe buscou entre os discos. Había de varios estilos. Desde o La, La, La a Congratulations, pasando por rancheiras, baladas francesas e italianas ata a “Muiñeira de Chantada”. Pax. 65 

Iglesias Turnes M. (2022): Os soños de Miguel. Xerais.

Aportado por Anxo

jueves, 28 de noviembre de 2024

Los alemanes

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[...] Aparqué la bici en la puerta de la biblioteca de la facultad, que, como otras en Baviera, era de filosofía y teología.

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Las biliotecas no iban a recuperar sus donaciones para actualizar los catálogos y la facultad no iba a retener a los investigadores sin financiación, que ya se marchaban a otras universidades.

SERGIO DEL MOLINO; Los alemanes. Alfaguara, 2024
PREMIO ALFAGUARA DE NOVELA 2024

Aportado por JMV

domingo, 17 de noviembre de 2024

Escrito en la piel del jaguar

Mientras sus hermanos seguían atornillados al sillón, Lila trabajó en la biblioteca, luego fue monitora, después terminó la carrera y el profesor de renta variable le ofreció un puesto en su firma de inversiones. Pax. 34 e 35

Jaramillo Klinkert, S. (2023): Escrito en la piel del jaguar. Lumen.

Aportado por Anxo

Respira

 

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A la semana de empezar el curso redescubrí los recovecos y los pasillos de la biblioteca del instituto. En Sawyer no había nada que se le pareciera, y la única colección de libros que yo había visto estaba en casa de Sando.
[...]
Fue allí, en los estantes de libros, donde encontré a la chica que, sin consultarme nada, decidió que yo debía ser su novio. Era una chica de granja de una región situada más al este y se hospedaba en el horrible hostal. Igual que yo, iba a la biblioteca a huir de su vida, pero ella ya llegó allí con la costumbre de leer adquirida. [...]
[...]
A la hora de comer no quedábamos directamente, sino que manteníamos la misma órbita en la biblioteca, y aunque no tuviéramos mucho que decirnos, nunca nos separábamos demasiado el uno del otro. al cabo de un mes, cuando la clase decidió -tal como ocurrían las cosas en aquellos tiempos- que Queenie y yo  éramos pareja oficial, dos cadetes del ejército que iban un curso por delante del nuestro hicieron el anuncio solemne, ante toda la sección de no ficción de la biblioteca y usando un volumen de marcha militar, de que Queenie Cookson tenía unas tetas estupendas. [...] La noticia en sí misma ya resultaba sumamente incómoda, pero ¿cómo se suponía que tenía que reaccionar yo después de que el asunto se hubiera hecho público en la biblioteca?

TIM WINTON; Respira. Libros del Asteroide, 2024.
Aportado por JMV

lunes, 4 de noviembre de 2024

Claus y Lucas

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-Sí, conozco esas novelas. No valen ni lo que pesa el papel. ¿Qué se hizo de los libros de antes?
-Están prohibidos. Desaparecidos. Retirados de la circulación. A lo mejor los encuentra en la biblioteca, si es que todavía existe.
-¿Hay una biblioteca en la ciudad? Nunca había oído hablar de ella. ¿Dónde está?
[...]
La calle que le ha indicado Victor está vacía. Lucas espera. Un viejo sale de una casa. Lucas le pregunta:
-¿Sabe usted dónde se encuentra la biblioteca?
[...]
Lucas entra en la casa gris. Sigue un largo pasillo oscuro que desemboca en una puerta acristalada sobre la cual una placa oxidada indica: "Biblioteca pública".

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Al día siguiente, a última hora de la tarde, Lucas vuelve a la biblioteca. La mujer del pelo gris está sentada a su escritorio. Lucas dice:
-Ayer olvidó prestarme un libro.

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Lucas dice:
-es una casa muy bonita.
-Es una vivienda de funcionario. Pertenecía a unas personas que se exiliaron.
-¿Los muebles también?
-Los de esta habitación, sí. Los de la otra son míos. La cama, el escritorio y la biblioteca son míos.

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Lucas espera en la calle. Clara sale de la biblioteca, pero no lleva la cesta. Le dice a Lucas:
-¿No irá a esperarme aquí todos los días?
-¿Por qué? ¿Le molesta?
-Sí. Es ridículo.

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[...] Coge un sillón y se instala al lado de la cama. Descubre un libro en suelo. Lo mira. Es un libro viejo, usado, y en la portada tiene el sello de la biblioteca. Lucas lo lee y pasan las horas.

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-Esas cosas se llaman esqueletos.
-Sí. Esqueletos. También vi en el libro grande que está encima de todo en tu biblioteca.

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[...] Lo miré hasta las siete y después me fui a trabajar, a una gran biblioteca de la capital. [...]
Salí de la biblioteca y fui andando por las calles hasta que se hizo de noche, [...]

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El niño y Lucas trabajan en la librería. El niño coge los libros que hay en una gran caja, se los entrega a Lucas, que, de pie en una escalera doble, los ordena en los estante de la biblioteca.

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Entraron una enfermeras, alertadas por los gritos. Me inmovilizaron y me condujeron a otra salita, parecida a la anterior, salvo que no había ninguna mesa, ni biblioteca, solo una cama y nada más.

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Cuando vuelve, dice:
-Vayamos a mi cuarto.
Entramos en la sala, mi hermano coge una botella escondida detrás de los libros de la biblioteca.
-Solo queda esto. Los barriles están vacíos.

AGOTA KRISTOF; Claus y Lucas. Libros del Asteroide, 2019
Aportado por JMV

jueves, 24 de octubre de 2024

Orquesta

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...Que empezara a leer, digo, que me pierdo, cuando fui a la cárcel por lo de la adjudicación de la biblioteca pública.
Y sería la que haría la mejor biblioteca pública del país, más grande que todas las otras de las grandes ciudades. [...]
Tú eres muy pequeño, cariño, igual no te lo han explicado. Pero alguien tenía que hacer lo de la biblioteca y resulta que quien mejor la podía hacer era una persona que yo conocía. [...] Era perfecto para el trabajo, porque teníamos mucha prisa en montar la biblioteca. Cielo, te lo digo: de cajón.
[...]
Y, claro, prometimos la biblioteca más grande, un millón de libros, que a ver quién es el guapo no ya que se los lee, sino que los cuenta, y no teníamos ni uno y faltaban pocos días.

pax 121
Te lo digo yo, que monté la biblioteca más grande del país. Aunque, claro, me encerraron por hacerlo. En este país no se valora la cultura.

pax 185
De él heredé la tendencia a la depre y también la biblioteca (casi toda de libros del Siglo de Oro) que dejó en el pueblo, que leí entera, tres o cuatro veces, mientras cuidaba de su padre, mi abuelo.

pax 188
Este estaba en el colegio, cortesía del Conde, que donó un montón de libros a la Alcaldesa, a la Facha, cuando el lío de la biblioteca pública y cuando se destapó todo acabaron en la escuela.

pax 255
En ese instante, Liberto lamenta que no haya canciones de rocanrol sobre el olor a basura de esos cartones de fideos instantáneos cuando se enfrían o sobre multas de la biblioteca o sobre el marrón que supone olvidarse de darse de baja de autónomos cuando no tienes que emitir facturas.

MIQUI OTERO; Orquesta. Alfaguara, 2024.

Aportado por JMV