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Mel de Incios, aos seus enfermos que tiñan algúns cartos soltos, levábaos a que se retratasen, e varios milloraron moito. Botaba pequenos demos dos corpos dalgunhas xestes, con nomealos en voz alta, nome e apelidos, e ademáis apodos. O demo que estaba dentro do doente, patexaba e cuspía.
Mel, decíame Lousas, seguía berrando os alcuños, e dáballe ao demo patadas na boca.
- Ao demo?, preguntaba eu, solprendido.
- Vaia, algunha patada tamén lle caía ao enfermo.
Alvaro Cunqueiro
Galván en Saor
As lapas foron rebendo, e da fogueira non quedaba máis ca o braseiro. Erguéronse Galván e Silvania, e a cadela espertou e espreguizouse tamén. Entraron na choza, e Galván viu de novo aquelas dúas brasas de antes, e agora Silvania tamén, que aparecían e desaparecían en pestanexos, e que de pronto se alzaban á altura dun home. En canto se afixeron á escuridade de dentro, ao resplandor da fogueira, na que o ermitán acababa de botar unha gavela de toxos, distinguiron unha cabeza de cervo adornada de moitas puntas. O animal mirounos fite, e despois inclinou a cabeza case nun saúdo cortés, brillantes os ollos, e eles corresponderon. Deitouse de novo o cervo nun recullo, e noutro deitáronse Galván e Silvania sobre unha cama de xestas cuberta de peles. Tapáronse co manto de Galván, e a Faísca veu reclamar un lugar cabo deles. A poderosa respiración do cervo durmido enchía a cabana.
Darío Xohan Cabana
El dios de las pequeñas cosas
- ¿Sabes lo que pasa cuando le haces daño a alguien?-dijo Ammu-. Cuando le haces daño a alguien, empieza a quererte menos. Eso es lo que pasa cuando dices palabras que ofenden. Haces que la gente te quiera un poco menos.
Una fría mariposa con un pelaje dorsal de una intensidad inusual se posó ligera sobre el corazón de Rahel. En los puntos en que la tocaron sus patitas heladas se le puso la carne de gallina. Seis puntos con carne de gallina en su corazón que ofendía.
Su Ammu la quería un poco menos.
Y salieron y fueron calle arriba, a la izquierda. La parada de taxis. Una madre dolida, una ex monja, un niño acalorado y una niña helada. Seis puntos con carne de gallina y una mariposa.
Arundhati Roy
El Hombre Duplicado
Quieres un café, pudiera servir de introducción a un amargo debate sobre sentimientos que se perdieron o sobre la dulzura de una reconciliación a la que no se sabe cómo llegar. María Paz debería haber respondido con la merecida sequedad, No he venido a tomar café, pero mirando a su interior, vio que no era así, vio que realmente había venido para tomar un café, que su propia felicidad, imagínese, dependía de ese café. Con una voz que sólo quería mostrar cansada resignación pero que el nerviosismo hacia estremecer, dijo, Pues sí, y añadió, yo misma lo preparo. Se levantó del sillón y no es que se detuviera al pasar junto a Tertuliano Máximo Afonso, cómo conseguiremos explicar lo que pasó, juntamos palabras, palabras y palabras, esas de las que ya hablamos en otro lugar, un pronombre personal, un adverbio, un verbo, un adjetivo, y, siempre acabamos encontrándonos en el lado de fuera de los sentimientos que ingenuamente queríamos describir, como si un sentimiento fuese un paisaje con montañas a lo lejos y árboles cercanos, pero es verdad verdadera que el espiritu de María Paz suspendió sutilmente el movimiento rectiníneo del cuerpo, a la espera quién sabe de qué, tal vez de que Tertuliano Máximo Afonso se levantase para abrazarla, o le tomara suavemente la mano abandonada , y eso es lo que sucedió, primero la mano que retuvo la mano, después el abrazo que no osó ir más allá de una proximidad discreta, ella no le ofreció la boca, él no la buscó, hay ocasiones en que es mil veces preferible hacer de menos que de más, se entrega el asunto al gobierno de la sensibilidad, ella, mejor que la inteligencia racional, sabrá proceder según lo que más convenga a la perfección plena de los instantes siguientes, si para tanto nacieron.
José Saramago
Crónica de Nós
Despréganse en liña os mercenarios e cortan a rúa. Á vista do enemigo, renovadas, as consignas obreiras ourízanse, suman forza, concéntranse en estalidos guturais. E agora non é medo o que conmove a manifestación: éche un calafrío húmido e fondo, de odio e orgoleza. A superficie dos noso homes arremuíñase e conmóvese coma un leiro de herba de outono baixo as pancadas do nordés. Á vista dos homes armados e listos pra golpexar, semella que, un intre, a marcha dubida, tórnase máis pesado o paso que atribula o asfalto e copiosamente súan os homes, que teñen as olladas estrañamente fixas. A vangarda da manifestación, coma decote, desafía o poder e a violencia. O idioma galego cobra un maiz férreo e altivo, que pon moi lonxe o remoumío paisano de onda a vaca, mesmo as estrelecidas falas de pescos e tripulacións nas vereas máxicas da ardora (cecais na Arousa), ou a declinación exótica dos xoguetes de verbas que fabrica Alvaro Cunqueiro. Unha patria nova, que tí non desexas, florece nas rúas e medra retorcéndose coma as colunas salomónicas dos queridos retábulos rurais. Oh, veleiquí, Amado Noia, o ensaio xeral da cousa que ha chegar.
X.L. Méndez Ferrín
El Amor Conyugal
Ella jamás se demoraba en los aspectos sexuales de sus narraciones, si bien parecía sugerirlos con la riqueza de tonos de su voz y con una especie de participación picante y carnal de todo su cuerpo. Se animaba, se tornaba más hermosa. Y aquel día, apenas hubo acabado, me pareció que había en ella una vitalidad más poderosa que cualquier norma moral; vitalidad que yo necesitaba alcanzar incluso aunque tuviera que reprimir algunas reacciones de mi sensibilidad. Por un momento, en suma, no había sido el marido que con ánimo turbado escucha los recuerdos amorosos de su mujer, sino más bien el pedazo de tierra seca sobre la que, amenazada de deshacerse en polvo, cae al fin una lluvia benéfica.
Alberto Moravia
Un tal José Salomé
No supo cuantos días estuvo en el puerto esperando a Genoveva. Y no sabía todavía como divagar sobre las cosas perdidas. Sólo trató de reducir sus vacíos, de no quemarse las pupilas con tantas imágenes en la playa. Desde entonces se acostumbró a los largos silencios y a ennoblecer los ruidos de las olas y las manchas de los peces en el océano. Alguien dijo que Genoveva había vuelto a las aguas, que había regresado a buscar a un pescador perdido en una medianoche de tormentas.
Arturo Azuela
Vulgaridad
"Cuando al cuerpo le dan por el culo, el espíritu revierte en la metafísica". Dice E. Mendoza que dijo Parménides en un texto que (dice) se ha perdido.