Cuando era niña, tenía una vecina venezolana que vivía sola en la puerta de enfrente. Era una señora mayor muy amable y cariñosa con nosotros, aunque con el resto era muy gruñona.
Era tal el cariño que nos tenía, que muchas veces nos preparaba una Tarta de piña, o como ésta, mas un Bizcocho de piña (no se porque se le llama tarta cuando es un bizcocho con fruta).
Tengo que reconocer que me encantaba, que cada vez que picaba en la puerta de casa y nos lo daba, yo ya babeaba porque me gustaba muchísimo.
Es una de esas recetas que no quieres hacer, porque sabes que no vas a hacerla igual y de alguna manera eso te hace ni siquiera intentarlo y mira que a mi me gusta probar recetas nuevas y hacer mil y un bizcochos diferentes.
Pero al final caí en la tentación, en esa lucha interna mía y mira, ¿me arrepiento? Pues no lo sé, pero si sé que la receta no se parece en nada a la que yo recordaba, aunque no haya salido mala.
* 1 lata de piña en almíbar (7 u 8 rodajas.)
* 80 gr. de mantequilla
* 120 gr. de azúcar moreno
Masa:
* 120 gr. de azúcar
* 3 huevos
* 1 cucharada de azúcar avainillada
* 120 gr. de mantequilla
* 70 ml. de nata o leche
* 200 gr. de harina
* 1 paquete de polvo para hornear
Forramos la base de un molde desmontable (de unos 26 cm.) con papel de horno.
Derretimos la mantequilla y la vertemos sobre el molde que hemos forrado con el papel de hornear (aprovechamos y con esa misma mantequilla enmantequillamos las paredes del molde).
Espolvoreamos sobre la mantequilla derretida el azúcar moreno.
Cubrimos con las rodajas de piña procurando rellenar toda la base.
Para la masa, batimos los huevos con los azucares hasta formar una crema.
Añadimos la mantequilla derretida y la nata/leche.
Incorporamos la harina y la levadura tamizada, mezclando cuidadosamente.
Distribuimos la masa sobre las rodajas de piña y al horno precalentado a 180º C unos 35 min.
Dejar enfriar un poco y desmoldar.