S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
Los adverbios evidenciales en español 1
Sergi Torner
Universitat Pompeu Fabra
1.
Introducción
Desde hace varias décadas, la lingüística se ha interesado por la caracterización de la
evidencialidad, entendida como un mecanismo mediante el cual el emisor inserta en su
enunciado marcas explícitas sobre la fuente de la cual ha obtenido la información.
Como es sabido, en algunas lenguas, la expresión de la evidencialidad es obligatoria y
se codifica en la gramática (Aikhenvald 2004), mientras que en otras es optativa y
fundamentalmente léxica. El presente trabajo se propone caracterizar la expresión de la
evidencialidad en español, que constituye una lengua del segundo tipo; por ello, se parte
de una visión amplia de la evidencialidad, que no la circunscribe a la marcación
obligatoria codificada en la gramática2.
En concreto, nos proponemos analizar como marcadores evidenciales cinco
adverbios del español que han sido clasificados como evidenciales en diversos estudios
previos: aparentemente, evidentemente, obviamente, supuestamente y visiblemente.
Estos cinco adverbios tienen un significado próximo, indirectamente relacionado con el
valor de verdad de la oración –de un modo que más adelante precisaremos–, puesto que
todos ellos «intensifican o atenúan la fuerza de lo que se asevera» (NGLE 2009: §
30.11o). Se trata, por lo tanto, de modificadores que, al menos en su uso prototípico, son
externos al contenido proposicional, pues inciden en el nivel del acto enunciativo. Se
pueden dividir en las dos series que se indican en (1), que se corresponden con sendas
subclases de adverbios relacionados con el valor de verdad de la oración según diversos
1
Este trabajo forma parte de la investigación desarrollada dentro del proyecto de investigación
«FFI2012-37654 – La representación de la combinatoria léxica en los diccionarios de aprendizaje: nuevos
métodos para nuevos diccionarios» (IP: Sergi Torner), financiado por el Ministerio de Economía y
Competitividad.
2
Sobre las diversas visiones acerca de la evidencialidad que conviven actualmente en la investigación
lingüística, véase el estudio introductorio de este mismo libro.
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
estudios que han examinado estos modificadores (cf. Kovacci 1999; Torner 2007; NGLE
2009, entre muchos otros):
(1) a. aparentemente, supuestamente
b. evidentemente, obviamente, visiblemente
Los adverbios de la primera serie son ejemplos de restrictores del valor de verdad; su
función consiste en poner en suspenso el juicio sobre el valor de verdad de la oración.
De este modo, en (2) el hablante no se compromete con la verdad de lo aseverado en el
enunciado:
(2) Supuestamente, los detenidos abusaban de menores que vivían en el distrito
barcelonés de Ciutat Vella. (CREA, El País, 29/07/1997)
Los segundos, a su vez, son –al menos según una parte de la bibliografía que los ha
analizado– reforzadores del valor de verdad: presuponen que la oración es cierta y
presentan este valor de verdad como algo incuestionable, tal como se ilustra en (3):
(3) Aznar y Anguita tienen, obviamente, sus buenas razones para no concederle la
menor tregua al Gobierno. (CREA, La Vanguardia, 02/07/1995)
Ambas series de adverbios, pues, tienen un significado relacionado con el estatuto
veritativo condicional de la proposición. En los dos casos, sin embargo, este no es su
significado primario, sino que es un valor derivado de su significado principal, que se
cifra en indicar la fuente en la que el hablante basa su evaluación sobre el valor de
verdad —la realidad perceptible o el conocimiento compartido, por ejemplo—; de ahí
su valor evidencial.
En lo que sigue, examinamos con detalle el significado de estas dos series de
adverbios: los restrictores del valor de verdad en § 2 y los reforzadores del valor de
verdad en § 3. Este análisis semántico resulta un paso necesario previo para entender su
valor dentro del sistema de expresión evidencial del español, al que dedicamos el
epígrafe § 4.
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
2.
Los restrictores del valor de verdad: aparentemente y supuestamente
Los dos primeros adverbios de los que nos ocupamos –aparentemente y supuestamente–
forman parte del reducido grupo de los adverbios restrictores del valor de verdad, entre
los que también se cuentan otras formas como presuntamente, pretendidamente o
presumiblemente. Constituyen lo que Infantidou (2001: 153) denomina evidenciales
débiles. Su función consiste en indicar una suspensión de la evaluación veritativo
condicional de la proposición, a pesar de que existan indicios que podrían llevar a
considerar la proposición como verdadera. Martín Zorraquino (2010: 253), por ejemplo,
recoge este valor respecto a al parecer, del cual afirma que “presenta el segmento de
discurso que comenta como algo de cuya verdad no quiere responsabilizarse el
hablante”.
La función de estos adverbios es, pues, doble: por un lado, indican que hay datos que
permitirían suponer que la proposición es cierta; por otro, conllevan una suspensión del
valor de verdad. De este modo, por ejemplo, en (4) el hablante expresa que hay datos –
la apariencia perceptible: el montón de pelo– que permitirían suponer que lo expresado
en la proposición es cierto; a la vez, indica que este valor de verdad puede ser solo
aparente:
(4) Uno de los detenidos, cuenta un agente del FBI, estaba «tumbado en el suelo,
inconsciente, con un montón de pelo a su lado. Aparentemente se lo había
arrancado durante la noche». (CREA, El País, 22/12/2004)
La suspensión del valor de verdad que introducen estos adverbios tiene como
consecuencia que no se pueden omitir, en el sentido de que la oración con el adverbio
no implica lógicamente la oración con el adverbio omitido. Así, por ejemplo, (5a) no
implica (5b):
(5) a. Aparentemente, se había arrancado el pelo durante la noche.
b.
/ Se había arrancado el pelo durante la noche.
Sin variar en su significado, los dos adverbios analizados presentan dos usos
distintos. Por un lado, pueden ser modificadores oracionales. Esto es, «afectan a toda la
oración» (NGLE 2009: §30.10a) y son externos al contenido proposicional. Por ello,
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
tienen el comportamiento característico de este tipo de adverbios3. En concreto, suelen
aparecer en inicio de oración o en posiciones parentéticas4, y no quedan bajo el alcance
de operadores negativos, tal como ilustra el ejemplo de (6):
(6) a. Aparentemente, (no) se había arrancado el pelo durante la noche.
Por otro, pueden ser modificadores del adjetivo, en posición antepuesta:
(7) a. [El circo] Combina esos elementos aparentemente contradictorios de la
experiencia humana que algunos poetas recientemente editados por Columna,
como Alex Susanna y Ramón Minoves, nos proponen como discurso vital.
(CREA, La Vanguardia, 02/10/1995)
b. Vi películas sobrias, sinceras, aparentemente sencillas, pero abismalmente
profundas. (CREA, El Mundo, 24/09/1994)
Con este uso, son modificadores del sintagma adjetival, y no solo del adjetivo, puesto
que admiten anteposición de adverbios de grado (cf. Bosque 1999 y NGLE 2009):
(8) aparentemente muy contradictorio / sencillo
Para comprender el valor evidencial de estos dos modificadores, resulta conveniente
detenerse en la descripción de su valor semántico, pues de él deriva su uso como
marcadores de evidencialidad. En primer lugar, aparentemente está estrechamente
ligado al valor de percepción que hereda de su base derivativa, la apariencia perceptible.
En su sentido recto, pues, denota percepción sensorial directa. Es cierto, sin embargo,
3
La diferencia entre adverbios oracionales y modificadores del predicado es clásica en los estudios
dedicados los modificadores adverbiales, y se apoya en una serie de pruebas formales, que en su mayoría
fueron propuestas por Greenbaum (1969), que no se examinan aquí con detalle.
4
En los corpus consultados se documentan ejemplos de estos adverbios en posición posverbal, que es
la posición característica de los modificadores del predicado. Sin embargo, en estos casos los adverbios
evidenciales analizados se comportan como oracionales y tienen incidencia sobre el conjunto de la
oración. Así, en el ejemplo siguiente, el adverbio no indica una «perpetración aparente» –lo que
correspondería a un uso como modificador del predicado– sino que indica una evaluación sobre la
afirmación de que el atentado fue perpetrado por un suicida:
(i)
El jefe del Estado Mayor del Ejército de EE UU, Richard Myers, ha dicho hoy que el atentado de
ayer, miércoles, en Mosul (Irak), en el comedor de una base estadounidense fue perpetrado
aparentemente por un suicida. (CREA, El País, 22/12/2004)
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
que en muchos de sus usos, la relación con la percepción parece haberse perdido, pero
en los ejemplos documentados en corpus es posible recorrer el camino desde los usos en
los que prevalece o aún se observa este significado perceptivo hasta los usos en los que
este no se conserva. Así, en un primer conjunto de datos de corpus, el adverbio indica
percepción sensorial, especialmente cuando se usa como modificador del sintagma
adjetivo. Por ejemplo, en (9) el agotamiento físico y mental de Jim Courier es
perceptible por los sentidos:
(9) Un Jim Courier aparentemente agotado física y mentalmente anunció que se
retira del tenis por un periodo de tiempo indefinido […]. (CREA, La
Vanguardia, 18/08/1994)
En estos casos, el adverbio sigue comportándose como un restrictor del valor de
verdad oracional, de modo que indica una posible falta de correspondencia entre lo
perceptible y la realidad. De este significado, deriva un nuevo significado, que es el que
predomina en el adverbio –y que no es completamente ajeno al ejemplo de (9)–, según
el cual indica una oposición entre un primer juicio o impresión superficial, expresado en
la proposición que modifica el adverbio, y la realidad, que tal vez no se corresponde con
lo descrito en aquella:
(10) El programa «Un paseo por el tiempo» utiliza esta fórmula para publicitarse: no
divulga el nombre del invitado, sino que lanza pistas sobre su identidad. Hasta
ahora, solían ser muy transparentes. Aparentemente, lo eran también en este
caso, pero resultaron tan equívocas que dieron pie al engaño. (CREA, La
Vanguardia, 16/06/1995)
Finalmente, se documenta un tercer uso en el que el adverbio modifica una oración
en la que se expresa un juicio presentado como comúnmente aceptado o consabido, una
afirmación que parece formar parte de una creencia que se supone compartida por la
comunidad, que queda en entredicho por los hechos. Así, por ejemplo, en (11a) el
adverbio desmiente la seriedad comúnmente aceptada de un país como Francia5:
5
Como me hace notar uno de los revisores anónimos, en estos casos, el adverbio admite paráfrasis
con el verbo parecer: «En países que parecen / parecían que eran tan serios»; «parece / parecía que era
seguidor del Celtic de Glasgow». Por ello, estos ejemplos parecen suponer la existencia de una serie de
indicios a partir de los cuales es verosímil inferir una información determinada, por lo que este uso es
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
(11) a. Pero los que tengan memoria histórica recordarán que, poco después de la
Segunda Guerra Mundial, en países aparentemente tan serios como Francia, las
emisiones de obligaciones se hacían en «especies», dando en vez de interés una
cantidad de carbón, electricidad, o de gas, o de transporte ferroviario. (CREA, La
Vanguardia, 17/12/1994)
b. Gracias a la evidencia suministrada por la televisión, Ferguson fue
sancionado con 18 partidos y el fiscal general del reino, gran aficionado al
fútbol y aparentemente seguidor del Celtic de Glasgow, el eterno rival del
Rangers, presentó cargos criminales contra Ferguson por «agresión premeditada
con ánimo de causar daños físicos». (CREA, La Vanguardia, 30/11/1995)
Un significado próximo a este es el que posee el segundo de los adverbios
restrictores del valor de verdad analizados. En efecto, supuestamente hereda su
significado de su base derivativa, el participio del verbo suponer. Como participio,
supuesto puede indicar el resultado de una acción de suponer, con un complemento
introducido con por, que expresa el agente de dicha acción:
(12) Ninguna nacionalización condujo al cuadro de calamidades supuesto por
Korilov […]. (CREA, Luis Vega, Estado militar y transición democrática en
Chile).
Generalmente, sin embargo, prescinde del complemento agente e indica una
suposición genérica. Cuando ello ocurre, adquiere un valor intensional y se antepone al
sustantivo. Decir que el adjetivo posee un valor intensional significa que la
modificación que introduce no incide sobre el referente del sustantivo —el referente no
es supuesto—, sino que indica el modo en que a un referente dado se le aplica
determinado término —la atribución al referente de la propiedad denotada por el
sustantivo es supuesta— (cf. Torner 2007). De este modo, por ejemplo, en (13) el
adjetivo indica que la consideración de Ramírez como asesino es una suposición; más
precisamente, el adjetivo indica el modo en que se está utilizando el sustantivo asesino
para describir el referente de Ramírez: el sustantivo asesino no se le puede aplicar con
similar al del ejemplo (10). Siendo esto cierto, sin embargo, en estos casos prima una alusión a un saber
compartido, dado por supuesto en la comunidad, que lo aproxima a los usos ecoicos.
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
certeza, esto es, el hecho de que Ramírez pertenezca a la clase de los asesinos es una
suposición.
(13) Minutos después un gran número de personas rodeó la sede policial de la aldea
para pedir que les entregaran a Ramírez, pero al notar que ya no estaba en el
interior, quisieron linchar a los agentes, a quienes acusaban haber liberado al
supuesto asesino. (CREA, Siglo Veintiuno, 11/05/1997)
Este mismo valor intensional es el que hereda el adverbio supuestamente, que indica
que el hecho de que la oración a la que modifica describa la realidad que se expresa es
una suposición.
(14) La acusación sostiene que el constructor conocía que sus empleados carecían
del permiso de residencia por lo que, supuestamente, se aprovechó de su
situación ilegal en el país para explotarlos laboralmente. (CREA, La Voz de
Galicia, 15/01/2004)
Con este mismo valor puede tener un alcance operacional inferior a la oración, ya sea
modificando adjetivos o sintagmas nominales:
(15) a. Pues, por ejemplo, no entiendo cómo en un país supuestamente civilizado,
moderno y cabal, se pueda consentir, sin ira por parte de la Administración
Sanitaria, que se desabastezcan estratégicamente las farmacias de Adiro 100,
Cafinitrina, Adelfán, Theo Dur, Daonil o Epilantin, por poner sólo algunos
ejemplos. (CREA, Revista Medicina General, nº 52, 03/2003)
b. Hombres armados, supuestamente guerrilleros izquierdistas, dieron muerte a
17 personas en una plantación de plátanos de la región de Urabá, al norte de
Colombia, una zona donde la guerrilla es muy activa. (CREA, La Vanguardia,
30/08/1995)
En resumen, pues, el adverbio indica que la correspondencia entre la realidad y lo
descrito por una expresión lingüística –en rigor, que dicha realidad pertenezca al
conjunto de entidades denotadas por esa expresión– es supuesta, pero no necesariamente
cierta. Debe notarse que, tal como ocurría con algunos de los usos de aparentemente,
supuestamente tiene aquí un valor ecoico: reproduce el discurso –la suposición–
atribuido a un emisor genérico, indeterminado: lo comúnmente aceptado.
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
En conclusión, ambos adverbios adquieren en su uso un valor similar, en virtud del
cual suspenden el valor veritativo condicional de la proposición. Indican, pues, una
posible falta de correspondencia entre lo expresado en la proposición y la realidad. Para
ello, los adverbios parten de un significado léxico distinto, de modo que en su uso recto
aparentemente indica que dicha posible falta de correspondencia se produce porque el
contenido de la proposición se corresponde únicamente con la apariencia perceptible,
mientras que supuestamente remite a una suposición generalmente aceptada, un
conocimiento presentado como universalmente aceptado. Sin embargo, aparentemente
pierde en muchos de sus usos la referencia a la percepción, de modo que ambos
modificadores remiten a un saber que se supone compartido.
3.
Los reforzadores del valor de verdad: evidentemente, obviamente y visiblemente
El segundo conjunto de adverbios que examinamos en este trabajo está constituido por
formas que los estudios gramaticales suelen incluir dentro de los denominados
adverbios reforzadores del valor de verdad (Kovacci 1999), que comprenden otras
formas, como indiscutiblemente o sin duda. Forman parte de lo que Infantidou (2001:
153) denomina evidenciales fuertes. La bibliografía especializada no muestra acuerdo
sobre la relación entre el uso de estos adverbios y la modalidad epistémica, tal como se
discutirá más adelante, por lo que no existe un consenso sobre si realmente suponen un
refuerzo del valor veritativo condicional, o bien atenúan la fuerza de la aserción. En este
sentido, por ejemplo, Briz (2011: 92) propone que diversos marcadores discursivos,
entre los que se incluyen los evidenciales aquí examinados y otras partículas de
significado próximo, «pueden actuar como modalizadores atenuantes de la fuerza
ilocutiva o del papel del sujeto o del objeto de la enunciación, minimización que se
explica a menudo por cortesía».
Sin querer adentrarnos ahora en estas cuestiones, resulta posible caracterizar el
significado más prototípico de este grupo de adverbios diciendo que son modificadores
oracionales –esto es, tienen alcance sobre la oración tomada como un todo– que
presuponen el valor de verdad de la proposición a la cual modifican en virtud de un
conocimiento (enciclopédico o basado en evidencias perceptibles) que el emisor supone
compartido con su destinatario. Tal como indica la bibliografía especializada (Reyes
1994, Ferrari y Gallardo 1999, Estrada 2008 y 2013), en muchos de sus usos, si no en
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
todos, indican que la evaluación sobre el valor de verdad de la oración resulta de un
proceso de inferencia a partir de ese conocimiento compartido, como consecuencia del
cual dicho valor de verdad es presentado como evidente.
Al no alterar el estatuto veritativo condicional, estos adverbios resultan omisibles, de
modo que la oración con el adverbio implica lógicamente la oración con el adverbio
omitido:
(16) a. Evidentemente, tengo algunos proyectos e ideas […]. (CREA, El Mundo,
29/04/1995)
b. Tengo algunos proyectos e ideas.
(17) a. La situación general visiblemente escapa al control de las autoridades. (CREA,
El Universal, 06/04/1999)
b. La situación general escapa al control de las autoridades.
Pese a que, en su conjunto, los tres adverbios analizados en este epígrafe pueden
caracterizarse globalmente de este modo, presentan entre sí diferencias en su uso, que
permiten clasificarlos en dos series distintas: evidentemente y obviamente, por un lado,
frente a visiblemente, por otro. La principal diferencia entre ellos radica en que,
mientras que los primeros se usan casi exclusivamente como adverbios oracionales,
visiblemente se usa prioritariamente como modificador con un alcance funcional menor
que la oración, ya sea como adverbio de modo, ya como modificador de un adjetivo.
Las tres unidades, pues, remiten a un conocimiento compartido que se toma como base
para presuponer el valor de verdad de la oración, pero introducen una modificación que
incide sobre niveles distintos del significado. De este modo, como se propone en
Kovacci (1999: 761) y Torner (2007: 162), obviamente y evidentemente son
modificadores que inciden en el nivel del acto enunciativo; por ello, a diferencia de
visiblemente, pueden referir anafóricamente al acto mismo de enunciación6:
(18) a. Obviamente, estamos equivocados.
b. Estamos equivocados, y esto (= mi afirmación) es obvio.
c. La siguiente afirmación es obvia: estamos equivocados.
6
Ejemplo adaptado de Torner (2007).
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
(19) a. Estamos visiblemente equivocados.
b. Estamos equivocados, y esto (= *mi afirmación) es visible.
c. *La siguiente afirmación es visible: estamos equivocados.
3.1. Obviamente y evidentemente
Estos dos adverbios tienen un significado muy próximo, de modo que en muchas
ocasiones resultan sustituibles sin que aparentemente se produzca cambio en el
significado. La bibliografía especializada ha discutido con cierto detalle la semántica de
estos modificadores. Algunos autores (por ejemplo, Reyes 1994 o Torner 2007)
proponen que su significado está relacionado con un proceso de inferencia basado en
conocimientos que el hablante presupone compartidos con su interlocutor; otros trabajos
(cf. Estrada 2008 y 2013), en cambio, defienden que el valor inferencial está presente
solo en algunos de sus usos, pero no se documenta en otros, en los que estos adverbios
tienen únicamente valor de refuerzo veritativo. En el presente estudio, defendemos que
en todos sus usos los dos adverbios conservan el mismo valor procesual básico, según el
cual indican la conclusión de un proceso deductivo, y que las diferencias que describe la
bibliografía se pueden explicar a partir de ese mismo significado básico.
Hasta a donde a nosotros se nos alcanza, el análisis de estos modificadores se inicia
con el trabajo de Espinal (1983), quien analiza las condiciones de uso de obviamente.
Según argumenta, este adverbio indica el resultado de un proceso de inferencia a partir
de conocimientos que el emisor supone compartidos con el destinatario, de modo que la
proposición a la que modifica el adverbio se presenta como una conclusión obvia de un
razonamiento deductivo. Así, mientras (20a) es natural para la gran mayoría de
hablantes, puesto que el conocimiento necesario para concluir lo expresado en la
proposición es generalmente compartido, no lo es (20b), dado que los hablantes no
poseen por lo general el conocimiento necesario para inferir esta información.
(20) a. Obviamente, la raíz cuadrada de 4 es 2.
b. Obviamente, la raíz cuadrada de 7 es 2,64575.
Posteriormente, otros autores (Reyes 1994; Ferrari y Gallardo 1999; Torner 2007,
por ejemplo) han adoptado esta misma aproximación, pero proponen que el proceso de
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
inferencia que subyace a la interpretación de estos adverbios es evidencial. Esto es, al
usar obviamente o evidentemente, el adverbio indica que el conocimiento que permite
presentar la proposición como cierta se basa en una fuente de información que es
compartida por los interlocutores, en virtud de la cual la conclusión que se expresa es
obvia. Estos dos adverbios, pues, informan sobre la fuente de información en la que se
basa la evaluación veritativo condicional. En concreto, en el caso de obviamente, la
fuente de información la constituye un conocimiento que se da por supuesto y no
discutible. En palabras de Egea (1979: 224), «ante circunstancias anteriores que no
admiten discusión, los hechos se presentan como visibles y manifiestos y el hablante
deja constancia de ello con el adverbio».
Estrada (2013), por su parte, analiza el significado de evidentemente, para el que
distingue, fundamentalmente, dos usos. En el primero de ellos, indica una inferencia a
partir de datos contextuales. Así, en el conocido ejemplo de Reyes (1994) que incluimos
a continuación, se reproduce el proceso de inferencia que hace el detective que entra en
la habitación, según el cual deduce a partir de datos contextuales que el asesino llamado
«El Tigre» ha estado allí:
(21) Evidentemente, «El Tigre» ha estado aquí hace poco.
Según el análisis de Reyes (1994), que retoma Estrada (2008 y 2013), en este uso el
adverbio no refuerza el valor veritativo condicional de la oración, sino que lo debilita,
puesto que indica que el valor de verdad es solo supuesto como consecuencia de un
proceso inferencial. En palabras de Reyes (1994: 27):
La función de un evidencial es señalar que el conocimiento de lo que se dice
procede, no de la experiencia directa del hablante, sino de una experiencia
indirecta. Puede decirse que los evidenciales expresan precaución o cautela
epistemológica, o sea, que expresan los escrúpulos del hablante acerca de su
conocimiento.
En el segundo de sus usos, el adverbio se usa para indicar que el valor de verdad de
la oración se basa en un conocimiento que se da por consabido e indiscutible, tal como
ocurre con obviamente en su uso prototípico. Como nota Barrenechea (1979: 51), «se
interpreta que todos saben que eso es verdad». Así, en las siguientes declaraciones de un
futbolista antes del partido, el adverbio recalca la obviedad de lo afirmado, a tenor de un
conocimiento del mundo compartido que se considera indiscutible:
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
(22) «Prefiero ganarles, ya que tampoco vamos a estar siempre con el 0-0 para ver
luego qué hacemos fuera de casa, porque algún día se puede acabar esa racha
favorable. Pero, evidentemente, no perder es bueno, aunque yo repito que
prefiero ganarles», subrayó [el futbolista]. (CREA, Estrella Digital. 21/01/2004)
En este uso, el adverbio tiene una función, efectivamente, de refuerzo veritativo, tal
como proponen Barrenechea (1979) y Kovacci (1999). Con ese mismo valor,
evidentemente –uso que, de hecho, también tiene obviamente– puede incidir en
subordinadas sustantivas, con valor eco, esto es, reproduciendo un enunciado previo, tal
como notan Kovacci (1999) y
NGLE
(2009), en una estructura que analizan con detalle
Rodríguez Ramalle (2008) y Estrada (2013)7:
(23) Evidentemente que tengo razón.
En los dos usos de evidentemente, pues, se da una diferencia en su valor modal
epistémico, dado que en el primer caso el adverbio parece actuar como una estrategia de
atenuación, mientras que en el segundo parece actuar como un reforzador del valor de
verdad. Nosotros, sin embargo, abogamos por un análisis unificado de ambos usos, pues
creemos que en ambos mantiene el mismo significado procesual básico; esto es, en
todos sus usos el significado del adverbio se mantiene constante: indica que lo
aseverado resulta evidente para el emisor en virtud de un conocimiento que supone
compartido por el destinatario. Lo que diferencia a un uso de otro, pues, no es un
cambio de significado, sino el hecho de que remite a una fuente de conocimiento
distinta: en el primero de los usos descritos, este conocimiento es un conjunto de
evidencias contextuales, que actúan a modo de premisas en un proceso inferencial; en el
segundo, es un conocimiento del mundo compartido, que permite presentar lo aseverado
como una consecuencia lógica, indiscutible, de ese conocimiento. Es decir, en ambos
casos, el adverbio indica la existencia de una fuente –el conocimiento compartido, ya
sea contextual o enciclopédico– en que se sustenta la aseveración que se hace, en virtud
de lo cual lo aseverado se presenta como indiscutible.
En este sentido, evidentemente y obviamente poseen un valor muy próximo, puesto
que ambos adverbios suponen un proceso hipotético deductivo: dado un conocimiento
7
Donde, como acertadamente me señala uno de los revisores anónimos del trabajo, el valor ecoico de
la estructura parece proceder más de la conjunción que que del adverbio mismo.
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
compartido, se concluye la verdad de lo expresado en la proposición. Se diferencian, sin
embargo, en que llegan a él a partir de un significado léxico parcialmente distinto. Si
bien en su uso a menudo el significado léxico se difumina hasta hacerlos sustituibles en
múltiples contextos, en su sentido primario se diferencian según la fuente de
conocimiento a la que remiten. Evidentemente, por un lado, indica en su sentido recto la
existencia de evidencias, esto es, de datos contrastables; este significado, de hecho, está
grabado en el étimo de la base léxica, que remite a videre, la propia acción de ver.
Obviamente, por otro, remite prioritariamente a un conocimiento compartido que se
presupone consabido, incuestionable. En muchos usos documentados en el corpus, esta
diferencia se desdibuja, de modo que ambos adverbios son intercambiables. Sin
embargo, en otros la sustitución es menos natural. En general, obviamente se basa en un
conocimiento enciclopédico que el emisor presupone universal e incuestionable;
supone, pues, una estrategia argumentativa claramente orientada a presentar como
universalmente accesible una inferencia cuya fuente es generalmente el propio emisor:
(24) La experiencia que promueven Fundación y Generalitat permitiría aumentar el
actual número de voluntarios, unos 13.000 en la actualidad en toda España,
porque, obviamente, extraer células madre de la médula ósea de la sangre es
mucho más fácil, cómodo y seguro que obtenerla directamente de la columna
vertebral del donante. (CREA, La Vanguardia, 01/06/1994)
Frente a ello, evidentemente suele emplearse en contextos en los que se supone la
existencia de datos contrastables susceptibles de ser verificados:
(25) Se ha hecho una demagogia increíble. Hemos asistido a un llamamiento al
motín, cuando evidentemente este tipo de asesinatos [de taxistas] han ocurrido
siempre. (CREA, La Vanguardia, 22/11/1994)
Por ello, a menudo es necesario recurrir a la justificación y confirmación del
presupuesto asumido por el adverbio:
(26) La autoconciencia nacional o regional es evidentemente distinta en las diversas
comunidades políticamente diferenciadas que conforman el Estado. Geografía,
historia, lengua, cultura y práctica política avalan esta afirmación. (Triunfo,
16/07/1977, CREA)
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
En conclusión, los dos adverbios comparten un mismo valor procesual, ya que ambos
presentan el enunciado como la conclusión de un proceso lógico a partir de un
conocimiento compartido. En muchos de sus usos, sus significados se confunden; sin
embargo, en su significado primario basan el proceso hipotético deductivo en una fuente
de conocimiento distinta: un conocimiento enciclopédico que se presupone indiscutible
en el caso de obviamente, frente a evidencias observables o datos contrastables en el
caso de evidentemente. De este modo, se observa entre estos dos adverbios una
diferencia de significado similar a la que se observaba en los restrictores del valor de
verdad —percepción sensible frente a conocimiento compartido—, que en este caso
también tiende a neutralizarse en el uso, especialmente porque evidentemente extiende
su uso a supuestos que se basan en un conocimiento que se supone consabido, y no
propiamente en evidencias contrastables.
3.2. Visiblemente
Visiblemente comparte con los adverbios anteriores el valor de refuerzo veritativo de
la proposición; además, comparte con evidentemente la referencia a datos observables o
contrastables en los que se basa la evaluación del estatuto veritativo proposicional. Sin
embargo, difiere de los dos adverbios analizados en el epígrafe anterior en su gramática,
puesto que suele tener un alcance funcional menor que la oración. De este modo, a
diferencia de evidentemente y obviamente, que se han especializado como
modificadores oracionales, visiblemente apenas se usa como adverbio oracional y se
documenta, sobre todo, como modificador del adjetivo y, menos frecuentemente,
también como modificador del sintagma verbal.
Es esta una diferencia de uso que el adverbio hereda de su base adjetiva. En efecto,
obvio y evidente admiten con facilidad la construcción con completiva con que,
mientras que esta construcción es extraña con visible:
(27) Es obvio / evidente / *visible que estamos equivocados.
Esto es, visible no suele poder usarse como modificador de una proposición, por lo
que el adverbio tampoco puede ser usado como oracional. De hecho, diversos estudios
sobre semántica adverbial han tratado de derivar el comportamiento del adverbio a
partir del de su base adjetiva (cf., entre otros, Geuder 2002 y Morzycki 2005). En
concreto, en Torner (2007) se sostiene que es la capacidad del adjetivo de actuar como
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
modificador proposicional el rasgo que permite formar adverbios reforzadores del valor
de verdad. Por ello, la resistencia de visible a aparecer en estos contextos explica la
dificultad que el adverbio formado a partir de este adjetivo presenta para ser usado
como adverbio oracional.
Pese a ello, visiblemente tiene un valor semántico próximo a los dos adverbios
analizados en el epígrafe anterior. Como ocurría con el caso de aparentemente y el de
evidentemente, el valor semántico de visiblemente está fijado en su étimo, pues denota
percepción visual.
Los datos de corpus muestran que se utiliza sobre todo como modificador del
adjetivo, especialmente con adjetivos que denotan propiedades físicas –ejemplos de
(28)– o estados de ánimo –ejemplos de (29)–. De hecho, las medidas estadísticas de
coocurrencia muestran que muchos de estos usos forman colocaciones frecuentes (por
ejemplo, visiblemente emocionado, contrariado, molesto, irritado, enojado o
nervioso)8. En todos estos usos, el adverbio indica que la propiedad denotada por el
adjetivo resulta claramente manifiesta, fácilmente apreciable; el adverbio supone, pues,
percepción directa por medio del sentido de la vista:
(28) a. Cuernos que estén visiblemente acortados, astillados en forma de pincel o que
estén sangrando exigen un dictamen pericial veterinario. (CREA, La Voz de la
Afición, 10/2002)
b. El autor, quien tenía su salud visiblemente deteriorada desde hace dos años,
escribió 11 éxitos de venta, publicados en 40 países y 38 idiomas, destacando
«Hotel», «Aeropuerto» y «Strong Medicine», obras que fueron llevadas al cine.
(CREA, La Tercera, 26/11/2004)
(29) a. Otro de los hermanos, visiblemente nervioso, arrancó el parasol del objetivo
de una cámara de televisión cuando abandonaba el salón de plenos. (El Diario
Vasco, 11/01/2001)
8
Se han analizado las coocurrencias de visiblemente con las herramientas estadísticas que a tal efecto
proporciona el Corpes XXI de la RAE, y los resultados muestran una frecuencia significativa en
colocaciones como las señaladas, además de otras con adjetivos como conmovido, incómodo, alterado,
cansado, delgado, satisfecho, afectado o joven.
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
b. Vistiendo uniforme de capitán general, don Juan Carlos se mostró
visiblemente afectado. (CREA, La Vanguardia, 16/12/1995)
Esto es, el adverbio indica percepción directa, si bien en el caso de los adjetivos que
indican estados de ánimo la percepción directa se produce sobre los efectos de dicho
estado de ánimo, que el emisor infiere a partir de ellos.
Con este uso, visiblemente tiene un comportamiento próximo a los adverbios de
grado, puesto que no admite la interposición de otros cuantificadores de grado; es, pues,
un modificador del adjetivo, y no del sintagma adjetivo (Bosque 1999):
(30) visiblemente (*muy / poco / bastante / más) acortado.
Esto es, el adverbio denota un grado elevado de la propiedad denotada por el
adjetivo, de modo que resulta perceptible por los sentidos. Generalmente, se emplea con
predicados de estado (y no de individuo).
Junto a estos usos, visiblemente se documenta también como adverbio de modo,
indicando que la acción denotada por el verbo tiene efectos visibles, es decir, que se
pueden percibir con los sentidos:
(31) a. El aire descompuso visiblemente a Iván García, que también afrontaba su
primer compromiso grande del año. (CREA, El Diario Vasco, 13/03/2001)
b. El Gobierno alemán siguió ayer sin reaccionar visiblemente al canje
propuesto por los secuestradores ultraizquierdistas del industrial Hans Schleyer
que cumple hoy siete días de cautiverio. (CREA, El País, 11/09/1977)
c. El Nápoles está acusado de haber acordado un empate con el Udinese en
partido en el que Maradona fue expulsado por agredir visiblemente a un rival,
en represalia por una entrada dura. (CREA, El País, 01/08/1986)
En estos casos, no actúa como un modificador oracional, sino como un modificador
del predicado, como un adverbio de modo. Por ello, su modificación no incide
directamente sobre el acto de habla, por lo que no actúa propiamente como reforzador
del valor de verdad. Sin embargo, tiene un significado directamente relacionado con la
evidencialidad: indica percepción visual de la propiedad denotada por el verbo o el
adjetivo al que modifica.
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
Solo tangencialmente, visualmente puede usarse como adverbio oracional, empleo
que en los corpus se documenta en un número de casos ciertamente reducido. En tales
usos, adquiere un valor próximo al de los reforzadores del valor de verdad analizados en
el epígrafe anterior, indicando que lo denotado en la proposición produce efectos
visibles, perceptibles por los sentidos:
(32) Hay, visiblemente, un desarrollo continuo de la movilización enfocada a una
resistencia a largo plazo, mientras se mejoran las estructuras sanitarias y las
condiciones de vida en las dairas. (CREA, El País, 16/09/1977)
En estos casos, indica explícitamente la fuente en la que el emisor se basa para
aseverar el contenido proposicional –la percepción sensible–, lo cual actúa como
refuerzo del valor veritativo oracional. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con
evidentemente y obviamente, su modificación no actúa a nivel enunciativo, pues no
puede referir anafóricamente al acto enunciativo, tal como mostraban los ejemplos de
(19) más arriba.
En conclusión, visiblemente es un adverbio que indica en todos sus usos percepción
visual. A diferencia de los otros adverbios analizados, no obstante, rara vez actúa como
modificador oracional, sino que es habitualmente un modificador del predicado verbal o
adjetivo que, por lo tanto, no incide sobre el nivel del acto enunciativo.
4.
Los adverbios evidenciales y la evidencialidad en español
El estudio de la evidencialidad en lenguas en las que esta no se codifica en la gramática,
como las lenguas románicas o el inglés, se ha ocupado sobre todo de distinguir la
expresión de la evidencialidad de otras categorías próximas a ellas, especialmente la
modalidad espistémica, así como también de identificar los diversos recursos –sobre
todo léxicos, pero también gramaticales– que estas lenguas poseen para la expresión
evidencial. En el trabajo clásico de Willett (1988) se distinguen dos grandes tipos de
evidencialidad: la evidencialidad directa y la evidencialidad indirecta. La primera
comprende un conjunto de marcadores que indican conocimiento directo, e incluyen los
marcadores de evidencia visual, auditiva o por medio de otro sentido. La evidencialidad
indirecta, a su vez, indica un conocimiento indirecto, ya sea por medio de una citación o
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
un rumor, ya por medio de una inferencia (la cual, a su vez, puede estar basada bien en
una evidencia observable, bien en un razonamiento).
La aplicación de esta tipología al español ha permitido identificar un elevado número
de marcadores de evidencialidad indirecta, como el imperfecto de indicativo (Leonetti y
Escandell 2003) u otros tiempos verbales (Escandell 2010, Bermúdez 2004 y 2005) o el
verbo parecer (Cornillie 2007), además de los diversos trabajos incluidos en este
volumen, por mencionar solo algunos. En cambio, no existe consenso acerca de si el
español –y en general todas las lenguas que no marcan la evidencialidad en la
gramática– posee marcas de evidencialidad directa. De hecho, la gran mayoría de
autores propone que la expresión de la evidencialidad en español únicamente
comprende marcadores de evidencialidad indirecta, puesto que, en palabras de Cornillie
(2007: 4), «la categoría funcional de evidencialidad está mayormente restringida al
rumor y a la inferencia». Frente a ello, unos pocos autores defienden la existencia de
marcadores de evidencialidad directa en español, como las construcciones de elevación
con el verbo ver (Bermúdez 2004).
Estrada (2008 y 2013) arguye que la identificación de la evidencialidad en español
casi exclusivamente con la evidencialidad indirecta dimana de una confusión entre los
conceptos de evidencialidad y modalidad. En efecto, a la estela del trabajo pionero de
Reyes (1994), se ha asumido que en español los marcadores evidenciales suponen
siempre una atenuación de la fuerza del enunciado, puesto que implican conocimiento
inferido y no directo. Esto es, según la descripción clásica de Chafe (1986) y Hyland
(1998 y 2000), son hedges, y no boosters. Ello ha conllevado, según Estrada, que se
haya tendido a identificar como marcadores de evidencialidad aquellas unidades léxicas
o recursos gramaticales que actúan como atenuadores, pero que se hayan dejado de lado
marcadores que actúan como refuerzo del contenido veritativo.
En este sentido, los cinco adverbios analizados en este trabajo pueden arrojar luz a la
comprensión sobre el modo como el español expresa la evidencialidad. Según hemos
visto, su uso permite distinguir tres grandes grupos: aparentemente y supuestamente;
evidentemente y obviamente, y visiblemente. Los tres últimos son factitivos: presuponen
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
el valor de verdad de la oración, por lo que son omisibles9; los dos primeros, en cambio,
son no factitivos: ponen en suspenso la evaluación veritativo condicional, por lo que no
son omisibles. Por otro lado, todos ellos codifican un significado evidencial, pues
remiten a la fuente de conocimiento en la que se basa su modificación, aunque en este
sentido algunos de estos adverbios parecen ser unidades polifuncionales, pues denotan
tanto una fuente de información directa –los sentidos– como indirecta –la inferencia–.
La unidad que ha recibido mayor atención en español es el adverbio evidentemente.
Según se ha descrito más arriba, puede indicar inferencia a partir de datos observables, o
bien conclusión de un conocimiento que se presenta como compartido. En este último
uso, el adverbio actúa como reforzador del valor veritativo condicional. El primero, por
su parte, implica acceso a datos contrastables, y suele suponer percepción directa por
medio de los sentidos. Cuando el adverbio indica el resultado de un proceso de
inferencia a partir de datos contextuales, puede ser un atenuador del valor veriativo
condicional –si bien lo presupone, puesto que es omisible–. Es lo que ocurre en el
ejemplo de Reyes (1994) citado arriba y reproducido en (33):
(33) Evidentemente, «El Tigre» ha estado aquí hace poco.
En tal caso, el adverbio remite a una fuente de conocimiento directa —las evidencias
observables—; sin embargo, más que indicar la fuente del conocimiento (la percepción),
indica el proceso de obtención de la información, esto es, la inferencia a partir de las
evidencias. En otros términos, pese a basar su significado en evidencias directas, actúa
como marcador evidencial indirecto, pues indica conocimiento inferido.
De ello se deriva que, en este tipo de ejemplos, el uso del adverbio supone que la
proposición tiene un valor interpretativo, no descriptivo (Infantidou 2001: 147-148). En
este sentido, es un atenuador de la fuerza del enunciado, un hedge. Según la bibliografía
especializada, estos usos contrastan con otros en los que los datos observados (la
inferencia directa) sirven como base para una conclusión que se presenta como
incuestionable a tenor de ellos. Estrada (2013: 385) ilustra este uso a partir del ejemplo
9
Prueba de ello es que, en las perífrasis con el adjetivo de base y cláusula completiva, se emplea el
indicativo, y no el subjuntivo, como sí ocurre con otros adverbios relacionados con la modalidad
epistémica (tal como se señala en Torner 2007: 160):
(i) Es evidente que {estamos / *estemos} equivocados.
(ii) Es posible / natural que {*estamos / estemos} equivocados.
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
siguiente, retomado de Marcos Sánchez (2005: 783): imagínese que durante una
tormenta se oye un fuerte golpe y después el ruido de unos cristales al romperse. El
locutor sabe que se ha roto algún objeto de cristal, pero desconoce cuál y especula sobre
qué puede ser lo que se ha roto –una cristalera o un jarrón, por ejemplo–. Recorriendo la
casa, descubre una ventana con el cristal hecho añicos. Al ver los fragmentos de cristal
en el suelo junto a la ventana, profiere el siguiente enunciado:
(34) Evidentemente (que) fue el vidrio de la ventana lo que se rompió (y no otra
cosa).
El dato que según la autora resulta fundamental en este ejemplo es que el valor de la
oración no es el de conocimiento inferido, por lo que el adverbio no actúa como
atenuador, sino el de conclusión a partir de datos empíricos, de la observación directa,
por lo que el adverbio es aquí un reforzador, un booster. En cierto sentido, el adverbio
tiene un uso próximo al que presenta cuando se usa como marcador que indica una
conclusión a partir de un conocimiento compartido que se asume como incuestionable,
puesto que actúa como refuerzo veritativo.
La siguiente tabla resume los tres usos descritos en Estrada (2013) para
evidentemente:
Valor evidencial
Valor epistémico
Ejemplo
Inferencia a partir de
evidencias
Atenuador de la aseveración
Evidentemente, «El Tigre» ha
estado aquí hace poco.
Conclusión a partir de
evidencias
Reforzador de la aseveración
Evidentemente, fue el vidrio de la
ventana lo que se rompió.
Conclusión a partir de un
conocimiento compartido
Reforzador de la aseveración
Evidentemente, no perder es
bueno.
Según la propuesta de Estrada (2013), pues, la diferencia en la interpretación de
evidentemente se explica a partir de dos factores distintos. Por un lado, la fuente de
conocimiento en la que se basa el proceso interpretativo: existencia de evidencias –en
estos ejemplos, evidencias sensoriales–, frente a conocimiento (enciclopédico)
compartido. Así, cuando el adverbio se usa para indicar una conclusión a partir de
evidencias perceptibles, este actuaría como marcador de evidencialidad directa, puesto
que su interpretación remite a la experiencia perceptiva directa: son los cristales rotos –
la percepción directa de esos cristales– los que permiten deducir que ha sido la ventana,
y no otra cosa, lo que se ha roto. Frente a ello, cuando indica una conclusión a partir de
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
un conocimiento compartido, no sería un marcador de evidencialidad directa, puesto
que no se apoya en la experiencia perceptiva directa.
Por otro lado, la diferencia entre los usos descritos se basa en un distinto proceso
interpretativo, a saber, inferencia frente a conclusión. En efecto, según se aduce, lo que
permite oponer el primer uso descrito a los otros dos es que en el primero se produce
una inferencia, mientras que en los demás el proceso interpretativo conduce a una
conclusión, de lo cual se derivaría un valor epistémico distinto –atenuador frente a
reforzador–. No obstante, debe notarse que la diferencia que señala la autora entre los
conceptos de «inferencia» y «conclusión» es poco transparente, si es que existe. Así, en
el caso de que se produzca una inferencia a partir de datos contextuales, el hablante
presenta también lo dicho como una conclusión, conclusión que ciertamente se basa en
una inferencia; del mismo modo, el hablante que en el ejemplo (34) concluye que lo que
se ha roto es una ventana, basa su conclusión en un proceso de inferencia a partir de los
datos contextuales que observa.
Contra el análisis de Estrada (2013), nosotros defendemos que el adverbio tiene, en
todos sus usos, un mismo significado, y que las diferencias en la interpretación que
puedan producirse se deben, de hecho, a la interferencia entre el significado evidencial y
el valor modal, los cuales, aunque están íntimamente relacionados, son independientes.
Según nuestra propuesta, evidentemente es siempre un marcador de evidencialidad
indirecta, que vehicula un significado procesual. Sucintamente, este significado es el
que recoge la fórmula de (35)10:
(35) Evidentemente (p) = Dado un conocimiento q que se supone compartido con el
destinatario, entonces p.
Esto es, el significado del adverbio es, en todos los casos, el de marcar un proceso
hipotético-deductivo, que lleva a establecer una conclusión a partir de un proceso
inferencial. En su significado, pues, prevalece el modo de obtención de la información –
el proceso de inferencia– frente a la naturaleza de los datos en los que esta se basa –
10
Se trata de una fórmula simplificada, informal, en la que, por mor de la claridad, prescindimos de
gran parte del aparato formal propio de las representaciones semánticas. Por otro lado, proponemos la
representación a partir de la modificación de proposiciones, sin entrar en los detalles técnicos que
permitirían proponer una fórmula que permitiera la representación del significado que tiene el adverbio
cuando modifica sintagmas adjetivos.
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
experiencia directa o saber compartido–. La fuerza de la conclusión, ciertamente, puede
variar en función del grado de accesibilidad de las fuentes en las que se basa –la
experiencia perceptible del emisor, datos contrastables o un conocimiento del mundo
compartido–, así como posiblemente también en función de otros factores pragmáticos,
de lo que se deriva un valor epistémico distinto en uno y otro caso. En este sentido, debe
notarse que la bibliografía especializada ha propuesto que algunos de estos adverbios u
otros conectores de significado próximo tienen una función atenuadora, entendida esta
como función discursiva no codificada en su significado sino derivable como mero
valor contextual (cf. Briz 2011). En definitiva, pues, a pesar de las diferencias
observables en relación con el valor epistémico, el significado procesual del adverbio
glosado en (35) se mantiene en todos los ejemplos. Ello parecería apuntar a que, al
menos en el caso de este adverbio, existe una correlación entre la fuente evidencial en la
que se basa el proceso de inferencia –evidencias sensoriales o saber compartido– y
grado de compromiso epistémico, aunque este no es un aspecto que vayamos a
desarrollar en este trabajo.
El mismo análisis propuesto para evidentemente es a grandes rasgos aplicable
también a obviamente, si bien, debido al significado que posee su base derivativa, se
tiende a emplear con mayor frecuencia en contextos en los que indica conclusión a
partir de un conocimiento compartido y no inferencia a partir de datos contrastables. En
síntesis, en el valor de evidentemente y obviamente se cifra en indicar un mismo proceso
interpretativo: dado un conocimiento que se supone incuestionable –ya sea contextual,
ya conocimiento del mundo–, se concluye lo expresado en la proposición. De este
modo, el valor fundamental del marcador, analizado desde la perspectiva de la
evidencialidad, es también procesual, con independencia de que la fuente sea la
percepción directa o la información conocida.
Un comportamiento similar se observa en los restrictores del valor de verdad,
aparentemente y supuestamente. En este caso, es significativo el comportamiento del
primero de ellos, pues tanto puede indicar experiencia perceptual directa –la apariencia
perceptible– como conocimiento compartido. Nótese que, en este último caso, tiene un
valor ecoico, pues reproduce un supuesto compartido, un enunciado implícito atribuido
a una colectividad genérica que se constituye en el locutor ideal que emite el enunciado
cuyo valor de verdad queda en entredicho. Se trata, pues, de una cita encubierta del
estilo de las que analiza Reyes (1994).
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
En todos los casos documentados en el corpus, estos dos adverbios contraponen lo
expresado en la proposición con la realidad. En rigor, introducen una modificación
intensional, indicando una supuesta falta de correspondencia entre el contenido
proposicional y la realidad que la proposición describe. El contenido expresado se
corresponde con la información que se obtiene de una fuente de conocimiento
compartida, ya sea la experiencia sensorial directa, ya el saber consabido. Esto es, estos
adverbios remiten a una fuente evidencial, pero ponen en entredicho el conocimiento
que procede de ella.
Como en el caso de los reforzadores del valor de verdad, la fuente evidencial puede
ser tanto la apariencia como el saber compartido; sin embargo, su significado no
depende de la naturaleza de la fuente, sino que indican siempre suspensión del valor de
verdad de una proposición que se deriva de ese conocimiento.
El comportamiento de estos cuatro adverbios contrasta con el de visualmente. La
primera diferencia reseñable frente a ellos es que este último se basa siempre en la
percepción visual, y nunca remite a un conocimiento del mundo compartido. Ello podría
llevar a pensar que es siempre un evidencial directo; sin embargo, tal como se indicaba
más arriba, debe tenerse en cuenta que a menudo se usa para modificar adjetivos que
denotan estados anímicos, es decir, adjetivos que refieren a estados internos a cuyo
conocimiento no se puede acceder de forma directa, sino que este se infiere a partir de
evidencias externas que se interpretan como indicios de un estado emocional. La
segunda diferencia que presenta con respecto a los demás adverbios evidenciales
analizados radica en que visiblemente no puede actuar generalmente como modificador
oracional, sino que tiene un ámbito de incidencia menor que la oración. Debido a ello,
no siempre actúa como un marcador evidencial, puesto que su modificación no incide
en el nivel del acto enunciativo. No es, por ejemplo, un marcador evidencial cuando la
percepción visual no se atribuye al emisor del enunciado, esto es, cuando no actúa como
refuerzo de lo expresado:
(36) Se deben desechar todos los ejemplares que tengan los bordes visiblemente
deteriorados.
Tampoco es un marcador evidencial cuando se usa como adverbio de grado, sin que
la evidencia perceptual se use como fuente que refuerce la verdad de lo aseverado –
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
ejemplo de (37) –, ni cuando actúa como modificador con alcance menor que la oración
–ejemplos de (38)–:
(37) No me gustaría casarme con una mujer visiblemente mayor que yo.
(38) a. Ni siquiera cuando el féretro cruza el altar mayor al compás de la Pasión
según San Mateo o cuando un sargento de la caballería interpreta una oración
fúnebre con la trompeta de plata y los ojos visiblemente empañados. (CREA, El
Mundo - Motor (Suplemento), 03/01/2003)
b. La vulnerabilidad del abastecimiento de Kabul se reveló visiblemente a
mediados de enero. (CREA, El País, 01/02/1989)
De hecho, por su significado es un modificador que se asemeja mucho a los
adverbios evidenciales, pues indica que lo que se expresa el predicado se manifiesta en
evidencias perceptibles por medio de la vista, es decir, indica percepción directa. Sin
embargo, solo actúa como marcador evidencial cuando es un modificador oracional, que
indica la fuente de conocimiento en la que se basa lo aseverado en la proposición:
(39) Y luego, visiblemente, no hace nada. (CREA, El País, 29/04/1997)
5.
Referencias bibliográficas
AIKHENVALD, Alexandra Y. (2004): Evidentiality. Oxford: Oxford University Press.
BARRENECHEA, Ana María (1979): “Operadores pragmáticos de actitud oracional, los
adverbios en -mente y otros signos”, en Ana María Barrenechea y otros (eds.),
Estudios lingüísticos y dialectológicos. Temas hispánicos. Buenos Aires:
Hachette, 39-59.
BERMÚDEZ, Fernando (2004): “La categoría evidencial del castellano: metonimia y
elevación de sujeto”, Boletín de Lingüística, 22, 3-31.
BERMÚDEZ, Fernando (2005): “Los tiempos verbales como marcadores evidenciales. El
caso del pretérito perfecto compuesto”, Estudios Filológicos, 40, 165-188.
BOSQUE, Ignacio (1999): “El sintagma adjetival. Modificadores y complementos del
adjetivo. Adjetivo y participio”, en Ignacio Bosque y Violeta Demonte (dirs.),
Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 217-310.
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
BRIZ, A. (2011): “Lo discursivo de las partículas discursivas en el Diccionario de
Partículas Discursivas del Español (DPDE). La atenuación como significado
fundamental o uso contextual”, en A. Aschenberd y Ó. Loureda (eds.),
Marcadores del discurso: de la descripción a la definición. Madrid/Frankfurt am
Main: Iberoamericana/Vervuert, 77-108.
CHAFE, Wallace L. (1986): “Evidentiality in English Conversation and Academic
Writing”, en Wallace L Chafe y Johanna Nichols (eds.), Evidentiality: The
Linguistic Coding of Epistemology. Norwood, New Jersey: Ablex Publishing
Corporation, 261-272.
CORNILLIE, Bert (2007): “The Continuum Between Lexical and Grammatical
Evidentiality: a Functional Analysis of Spanish parecer”, Italian Journal of
Linguistics, 19/1, 109-128.
EGEA, Estevn Rafael (1979): Los adverbios terminados en -mente en el español
contemporánteo. Bogotá: Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo.
ESCANDELL Vidal, Mª Victoria (2010): “Futuro y evidencialidad”, Anuario de
Lingüística Hispánica, 26, 9-34.
ESPINAL, Mª Teresa (1983): “La interpretació dels adverbis modals”, Cuadernos de
Traducción e Interpretación, 2, 127-140.
ESTRADA, Andrea (2008): “¿Reforzador o atenuador? Evidentemente como adverbio
evidencial en el discurso académico escrito”, Sintagma. Revista de Lingüística,
20, 37-52.
ESTRADA, Andrea (2013): Panorama de los estudios de la evidencialidad en el español.
Teoría y práctica. Buenos Aires: Teseo.
FERRARI, Laura y Susana GALLARDO (1999): “Los marcadores de evidencialidad
empleados por la prensa en una controversia ambiental”, Discurso y Sociedad,
1/4, 69-93.
GEUDER, Whilhem von (2002): Oriented Adverbs. Issues in the Lexical Semantics of
Event Adverbs. Tesis Doctoral: Universidad de Tübingen.
GREENBAUM, Sidney (1969): Studies in English Adverbial Usage. Londres: Longman.
HYLAND,
Ken
(1998):
Hedging
in
Scientific
Research
Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins.
HYLAND, Ken (2000): Disciplinary Discourses. Harlow/New York: Longman.
Articles.
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
IFANTIDOU, Elly (2001): Evidentials and Relevance. Amsterdam/Philadelphia: John
Benjamins.
KOVACCI, Ofelia (1999): “El adverbio”, en Ignacio Bosque y Violeta Demonte (dirs.),
Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 705-786.
LEONETTI, Manuel y ESCANDELL, M. Victoria (2003): «On the quotative readings of
Spanish Imperfecto», en: Cuadernos de Lingüística 10, 135-154.
MARCOS SÁNCHEZ, Mercedes (2005): “A propósito del marcador “por lo visto””, en
Luis Santos Río, Julio Borrego Nieto, Juan Felipe García Santos, José J. Gómez
Asencio y Emilio Prieto de los Mozos (eds.), Palabras, norma, discurso. En
memoria de Fernando Lázaro Carreter. Salamanca: Ediciones Universidad de
Salamanca, 777-786.
MARTÍN ZORRAQUINO, María Antonia (2010): “Las partículas discursivas en los
diccionarios y los diccionarios de partículas discursivas (con referencia especial a
desde luego / sin duda y por lo visto / al parecer)”, en Elisenda Bernal, Sergi
Torner y Janet DeCesaris (eds.), Estudis de lexicografia 2003-2005. Barcelona:
Institut Universitari de Lingüística Aplicada (Universitat Pompeu Fabra), 231257.
MORZYCKI, Marcin (2005): Mediated modification: Functional structure and the
interpretation of modifier position. Tesis doctoral: University of Massachusetts
Amherst.
NGLE
= REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2009): Nueva gramática de la lengua española.
Madrid: Espasa.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CREA) [en línea]. Corpus de referencia del
español actual. <http://www.rae.es>
REYES, Gabriela (1994): Los procedimientos de cita: citas encubierta y ecos. Madrid:
Arco/Libros.
RODRÍGUEZ RAMALLE, Teresa M. (2008): “Marcas enunciativas y evidenciales en el
discurso periodístico”, en Inés Olza Moreno, Manuel Casado Velarde y Ramón
González Ruiz (eds.), Actas del
XXXVII
Simposio Internacional de la Sociedad
Española de Lingüística (SEL). Pamplona: Universidad de Navarra, 735-744.
TORNER, Sergi (2007): De los adjetivos calificativos a los adverbios en –mente:
semántica y gramática. Madrid: Visor Libros.
S. Torner (en prensa) «Los adverbios evidenciales en español». En R. González Ruiz, D. Izquierdo
Alegría y Ó. Loureda Lamas (eds.) La evidencialidad en español: teoría y descripción. Madrid /
Frankfurt: Editorial Vervuert/Iberoamericana.
WILLETT, Thomas (1988): “A Cross-linguistic Survey of the Grammaticalization of
Evidentiality”, Studies in Language, 12, 51-97.