Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Alfonso Vázquez Atochero
Santiago Cambero Rivero
(Coordinadores)
Grupo de investigación Corona Social
(www.coronasocial.org)
Cómo citar este libro en normativa APA 7 (2020):
Apellido, N. (2020). Título del capítulo. En Vázquez Atochero, A. y Cambero
Rivero, S., (Ed.), Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19.
(pp. xx-xx), AnthropiQa 2.0.
© Corona Social
© anthropiQa 2.0
Portada Ramón Besonías @ramon_besonias
(Y aportaciones de Adrián y Sophie)
http://www.anthropiQa.com
[email protected]
Badajoz, España
Edición primera, junio de 2020
I.S.B.N. 978-1-71685-280-0
Los textos pertenecen a sus autores, que poseen todos los
derechos. Usted tiene la libertad de copiar, distribuir y
comunicar públicamente la obra
Bajo las condiciones siguientes:
Reconocimiento. Debe reconocer los créditos de la obra de la
manera especificada por el autor o el licenciador (pero no de
una manera que sugiera que tiene su apoyo o apoyan el uso
que hace de su obra).
No comercial. No puede utilizar esta obra para fines
comerciales.
Compartir bajo la misma licencia. Si altera o transforma esta
obra, o genera una obra derivada, sólo puede distribuir la obra
generada bajo una licencia idéntica a ésta.
Al reutilizar o distribuir la obra, tiene que dejar bien claro los
términos de la licencia de esta obra.
Alguna de estas condiciones puede no aplicarse si se obtiene el
permiso del titular de los derechos de autor
Nada en esta licencia menoscaba o restringe los derechos morales
del autor.
Cada comentario pertenece a su autor. El autor del blog no se hace
responsable de las opiniones, ni necesariamente las comparte.
www.anthropiQa.com
www.coronasocial.org
ÍNDICE
Más allá del coronavirus: las pandemias a través de la
historia.
17
Jonnathan Romero Huertas.
Los otros héroes con capa: profesionales de logística y
distribución.
29
Nayelli Contreras Mendoza.
La higiene como base de la prevención de enfermedades.
45
Amaia Castresana Palma.
55
El virus que subrayó lo anormal de lo corriente.
Águeda Sánchez Porras.
La desigualdad social perjudica seriamente la salud: El
coronavirus sí entiende de clases sociales.
73
María Virginia Sánchez Rivas.
El laberinto del coronavirus…“El homo sapiens sapiens es
como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie”.
87
Azahara Romero Sanz.
Sociología
de
las
relaciones
familiares
intergeneracionales en periodo pandémico.
Santiago Cambero Rivero.
e
105
Los efectos del confinamiento: ¿Cómo es la percepción
de la pena de localización permanente?
135
Jordi Ortiz García.
Beatriz Cruz Márquez.
El Rol de los Medios de Comunicación en la Pandemia
del COVID-19 a Nivel Mundial.
161
Antonio Noel Hernández Cruz.
Diálogos en pandemia. Espacio de construcción colectiva
para intercambiar experiencias educativas desde la
distancia.
179
Leandro Rust, María García Barrantes.
La crisis como motor de cambio social. Aspectos
educativos fortalecidos tras el confinamiento por
pandemia.
193
Estela Cabrera Lunar.
La política en tiempos de pandemias.
209
Hassan Arabi.
El COVID-19 y la España vaciada.
217
Jesús Seco González.
La inmigración en tiempos de Covid19.
229
Rachid El Quaroui El Quaroui.
¿Cómo será el mundo después del coronavirus?
Erika Sierra Arias.
247
A modo de introducción.
El COVID-19 está generando cambios en distintos ámbitos de
la sociedad (político, económico, cultural,...), y por ende, en
las diferentes facetas de nuestra cotidianidad (familiar, laboral,
académico,...). De ahí, que este momento resulte estratégico
para
reflexionar desde
múltiples perspectivas del
conocimiento científico sobre tales cambios provocados por la
crisis sanitaria de esta pandemia. Estas transformaciones
están siendo progresivas, puesto que transitamos desde una
coyuntura de circunstancias extraordinarias e imprevistas
hacia la “nueva normalidad” que informa el Gobierno de
España, aunque algunos preferimos una próxima realidad.
Una próxima realidad a construir entre todos y todas que
pueda modificar aquellos aspectos excluyentes y divergentes
que hasta ahora formaban parte de los escenarios sociales
donde realizamos nuestro día a día.
En ese proceso de transición iniciado hace dos meses,
motivado por la aparición de este nuevo Coronavirus, se
contemplan diversos contextos en los entornos locales y
global, que podría definirse como la era PosCOVOD-19. Un
nuevo tiempo que podría suponer una rehumanización que
mejorase nuestra forma de entender la propia vida compartida
con otras especies animales, fauna y flora, en aras dignificar
las condiciones de miles de millones de habitantes en el
planeta Tierra. Una nueva oportunidad de cambios sociales
desde una renovada escala de valores y actitudes que nos
beneficie como personas en este periodo histórico que
inauguramos. Reinventarse sería la acción individual más
relevante, que represente la innovación en las formas de vida
y cultura más significativas para el ser humano. Quizás sean
palabras de un optimismo vital excesivo a tenor de los últimos
acontecimientos de la historia de la humanidad, pero se
trataría inteligentemente de prevenirnos de posibles
catástrofes naturales, muchas de las cuales la mano humana
es responsable de las mismas pérdidas materiales y vidas
humanas. Por tanto, está en nuestras cabezas la opción de
frenar tantos desastres con consecuencias fatales, más
letales que el mismo COVID-19.
En este contexto de excepcionalidad social y cultural surge
Corona Social (www.coronasocial.org), un grupo de
investigadores de diferentes ámbitos constituido de manera
horizontal para dar formar a un think tank interdisciplinar y a
partir de él poder coordinarse y establecer proyectos
comunes. Más de 500 personas colaboran en diferentes
acciones, y una de ellas es este texto cooperativo. Se trata de
la segunda publicación que recoge ensayos desde diversos
enfoques y áreas. En este segundo volumen hemos invitados
a personas de distintos sectores profesionales y académicos,
procedentes de tres continentes (América, Europa y África),
que nos aportan luz reflexiva sobre el acontecer de este
tiempo extraño y convulso vivido desde el confinamiento, pero
que también nos permiten visualizar el horizonte en la era
posCOVID-19. Frente a tantas incertidumbres cada día
requerimos evidencias de conocimiento para saber cómo
superar las coyunturas de crisis que provocarán cambios
sociales a modo de oportunidades, como se indicaba. El
conformismo y la inercia deben ceder espacios para la
movilización ciudadana en aras a cooperar en la construcción
de un andamiaje que nos ofrezca seguridad, desde lo local
hasta lo global.
Nuestro primer autor abre la obra con un planteamientos con
una sentencia poco menos que aterradora: “La humanidad ha
estado en riesgo de extinguirse muchas más veces de las que
tenemos conciencia”. A partir de ahí ofrece repaso a la
intrahistoria de las pandemias. Da paso a una autora joven
que reflexiona acerca a la importancia de un cambio logístico
y de la digitalización, a priori forzosa, de diversos sectores. En
el tercer artículo hablamos de las medidas propedéuticas
para frenar una pandemia ya que, con más frecuencia de lo
que pensamos, obviamos las soluciones más efectivas que,
sorprendentemente, son las más sencillas. Después dos
artículos de corte social nos presentan la “nueva normalidad”
-reciente pero imprescindible sintagma de la cultura
pandémica- y problemática de los sectores más
desfavorecidos que, como suele ser norma, son los que más
padecen los envites y vicisitudes del días a día. Pero no
obstante, vivimos en una sociedad en la que prima el
consumo, como nos recuerda la autora del sexto capítulo, y el
confinamiento nos ha llevado a nuevas vías para satisfacer
nuestras “necesidades”.
A continuación tenemos el capítulo más extenso del libro, que
nos relata la problemática de las relaciones familiares
intergeneracionales y nos pone en alerta sobre el edadismo
presente en la sociedad. Seguimos con una dinámica
foucaultiana acerca del panóptico social y de la consolidación
de una nueva “cultura de control” y un aumento del “populismo
punitivo”, al que contribuyen en cierta medida los medios de
comunicación, que juegan un rol decisivo no sólo en la
transmisión de información -y desinformación, sino también en
la conformación de opiniones. No olvidemos que, a fin de
cuentas, la realidad se construye socialmente. Y en este
juego de transmisión y reproducción del sistema -si
retomamos el ideario de Bourdieu-, hemos destinado dos
artículos a explicar el impacto de la pandemia en el ámbito
educativo, ambos con un enfoque optimista y resiliente y
poniendo en valor los elementos de cambio surgidos de la
crisis.
Continuamos con tres temas de corte socio político: uno que
se centra el efecto y uso político de los estragos pandémicos:
otro que ve oportunidades en el cambio forzoso que nos trae
la “nueva realidad” y que podría potenciar zonas
desfavorecidas por el desigual reparto demográficos y un
tercero que nos habla del impacto de la pandemia en las
poblaciones migrantes en diferentes países de acogida.
Terminamos nuestra explosión con un texto que, a modo
profético, se denomina ¿cómo será el mundo después del
coronavirus?, en el que la autora comienza reflexionando
sobre cómo las crisis y los desastres son los momentos de
grandes cambios, casi siempre dolorosos y difíciles, pero al
tiempo es una época para el nacimiento de grandes
soluciones y oportunidades, donde se cristalizan nuevos
comportamientos, nuevos procesos sociales, históricos,
materiales y simbólicos en la vida humana.”
Esperamos que los lectores disfruten de cada uno de los
artículos seleccionados, pudiendo encontrar suficientes
señales para entender como la política o la educación están
siendo condicionadas por los efectos de esta pandemia, o las
familias y las personas migrantes están viviendo esta crisis
sanitaria. Sin duda, estos autores nos ofrecen múltiples
pruebas, cada cual más ingeniosa e ilustrativa, pero también
cuestiones por responder durante la próxima realidad tras
superar al COVID-19. Hay esperanzas, muchas ilusiones,
pues no necesitamos ni agoreros ni catastrofistas en la era
emergente.
Alfonso Vázquez Atochero
Santiago Cambero Rivero
(Universidad de Extremadura)
Coordinadores de esta edición
Precisiones lingüísticas.
Ante la diversidad de grafías y la incertidumbre que pueda
generar la escritura del término, nos ceñiremos a las
recomendaciones de la Real Academia Española, utilizando
la voz COVID-19, en mayúsculas y en masculino.
La Organización Mundial de la Salud ha propuesto
la abreviación COVID-19 (a partir de COronaVIrus +
Disease ‘enfermedad’ + [20]19). […] Al ser un
acrónimo de reciente creación, aún no lexicalizado,
lo indicado es su escritura en mayúsculas en todas
sus letras. Solo si con el tiempo llegara a
convertirse enteramente en el nombre común de la
enfermedad, la escritura indicada sería en
minúsculas, covid-19.
www.rae.es (junio de 2020)
Más allá del coronavirus: las pandemias a través de
la historia
Jonnathan Romero Huertas
Antropólogo, Universidad Nacional de Colombia
[email protected]
Resumen.
La humanidad ha estado en riesgo de extinguirse muchas
más veces de las que tenemos conciencia. Aún así, hemos
podido superar estos sucesos de alguna manera. Los virus y
los humanos han convivido durante largo tiempo
aprovechándose uno del otro; en el presente texto se dan
características de algunos de estos eventos para mostrar que
la actual pandemia de Coronavirus es un evento natural, casi
que esperado que no se acerca a las bajas cifras de
individuos vistas con anterioridad, que si estuvieron a punto
de acabar con la humanidad.
Introducción: de pandemias, extinciones y humanos.
Pandemia, del griego πανδημία, de παν (pan, todo) y de
δήμος (demos, pueblo) es la afectación por parte de una
enfermedad a un gran número de humanos. Para la
Organización Mundial de la Salud (OMS) el Coronavirus
empezó a ser una pandemia el 30 de Enero de 2020. El
mismo término ha sido usado varias veces en la historia de la
humanidad para caracterizar a varias enfermedades; en el
presente texto se hace alusión a algunas de ellas, además de
otros sucesos que han afectado a grandes porciones de la
humanidad para mostrar que el COVID-19 es sólo uno de
tantos eventos que han atacado al grueso de la población, y
está lejos de afectarnos tanto como lo han hecho los otros. Se
hace para poner en contexto el virus, y tratar de frenar el
miedo que se ha venido generando por la actual pandemia.
El mundo del siglo XXI se paralizó por acción del Coronavirus:
industrias clausuradas, fronteras cerradas, alertas disparadas
18
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
y predicciones de un desplome económico son el pan de cada
día. A pesar de los brotes anteriores de este mismo virus, de
las predicciones del cine y de la literatura y de las alertas de la
comunidad científica - en la que se incluye Bill Gates - el virus
nos tomó por sorpresa y la sociedad globalizada,
interconectada, líquida (como la describe Bauman) quedó
estática viendo los estragos causados por un ser el tan
mencionado virus.
Tal vez sea el mismo movimiento de la sociedad lo que hace
que olvidemos tan fácil. Recordar en estos días se ve como
una actividad inoficiosa, pero es necesaria para ver que esta
no es la primera pandemia a la que nos enfrentamos (y muy
seguramente no será la última), no es tampoco la que más
muertos ha dejado o más problemas nos ha producido. Es
más, por cuestiones del azar son más las pandemias que
hemos logrado evitar antes de que siquiera escuchemos de
ellas.
Con este ejercicio de memoria - léase historia - no quiero ni
sobreestimar ni subestimar los riesgos del COVID-19, solo
quiero que veamos que en medio de la desesperanza por la
que atravesamos hay una sucesión de “victorias” de los
humanos sobre virus, microorganismos, bacterias y cuanto
evento geológico o cultural que ha intentado acabarnos.
Antropocentrismo aparte.
Homo virus.
Si comparamos periodos de tiempo, los virus han habitado la
tierra durante mucho más tiempo que los humanos. Ambos
adaptándose como de la mejor manera para sobrevivir. Lo
curioso es que especies tan distintas desarrollaron sistemas
de supervivencia similares: allí donde llegan, ambos usan a su
anfitrión para obtener beneficios propios, tanto así que los
virus han llegado hasta nuestros días pasando de un anfitrión
a otro, sin siquiera poder reproducirse por sí mismos y que los
Más allá del coronavirus: las pandemias a través de la historia
19
humanos hayamos poblado toda la geografía de nuestro
planeta sin tener las adaptaciones biológicas para ello. Así
como los virus se aprovechan de los humanos, los humanos
se aprovechan de los virus.
También es cierto que los seres humanos han sacado
beneficio de los microorganismos de otras maneras. Por
ejemplo, durante la conquista de América los conquistadores
daban mantas infectadas con viruela a los indígenas para
diezmar las poblaciones (Villatoro, 2018), tampoco es raro que
con el coronavirus las compañías saquen réditos económicos
de los negocios que tuvieron que cerrar.
En la relativamente corta historia de la humanidad hemos
aprendido a convivir con nuestro entorno, aún así, conforme
nos encerramos en nuestras construcciones, nos volvimos
indiferentes a él. La sociedad híper tecnológica en la que
vivimos nos llevó a la luna pero nos alejó de la naturaleza.
Aún así, siempre tuvimos recordatorios de que no estamos
solos en el planeta y que a pesar de que nos autoproclamamos como dueños y señores de todo lo que hay
sobre la tierra no dejamos de ser monos sin pelo y cerebro
complejo, sujetos a enfermedades y virus como cualquiera.
Cuellos de botella biológicos.
En biología, se denomina cuello de botella a aquellos eventos
en los que se reduce drásticamente el número de individuos
de cierta especie, esto provoca que las generaciones que
vienen después de este suceso carezcan de la variación
genética de sus antecesores, ya que solo heredan los genes
de los sobrevivientes. Esto puede causar que la especie tenga
mayor disposición a sufrir de ciertas enfermedades o a que no
estén bien preparados para los cambios futuros en el medio
ambiente. (UNAM, 2017)
20
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
En los principios de la humanidad se registraron dos eventos
de este tipo. Uno causado por un evento geográfico de gran
magnitud y el otro por variables socioculturales (IIEH, 2018),
es también importante aclarar que en ciertos grupos humanos
(generalmente, endógamos) se han presentado descensos en
la población debido a la poca variabilidad genética.
Estos eventos redujeron la población de humanos casi hasta
la extinción y desde allí fuimos aumentando en número hasta
llegar a los 7700 millones que somos hoy. Ambos han sido
demostrados gracias a los avances en la genética, a
modelamientos matemáticos y a la paleoantropología.
En 1998 Stanley Ambrose propuso que hace unos 70.000
años la erupción del mega volcán del lago Toba, en Indonesia,
causó un invierno volcánico que redujo todas las poblaciones
humanas de la época de forma radical (llegando a extinguir
varias especies de hombres), tanto que se redujeron a 10000
las parejas reproductoras de Homo sapiens (Jacobs, 2000).
Esta teoría está sustentada en el análisis genético de las
poblaciones humanas actuales encontrando una línea
genética similar, dentro de la variación genética con la que
contamos.
Hace 7.000 años se registró otro cuello de botella en los
Homo sapiens. Esta época, conocida como neolítico tardío se
caracteriza por la sedentarización, la domesticación de varias
especies animales y vegetales y por la agrupación en clanes.
En un artículo publicado por la revista Nature (Zeng, T, Aw, A
& Feldman, M., 2018), Tian Chen Zeng y su equipo
demostraron que el llamado “cuello de botella del Cromosoma
y del post-neolítico” fue causado por la poca variación
genética con la que contaban los hombres de la especie,
causado por la filiación patrilineal de los clanes. Esto es, que
estaban organizados en torno al linaje del padre.
Más allá del coronavirus: las pandemias a través de la historia
21
Esto se debe a que sólo las mujeres podían buscar pareja en
otros clanes, lo que les daba variación genética a sus hijos.
Mientras tanto los hombres, que se quedaban únicamente en
su clan, perdieran variedad en sus genes, lo que los hizo más
débiles ante enfermedades. Fue tanto el impacto que se llegó
a una proporción de 17 mujeres contra 1 hombre. (Zeng, T,
Aw, A & Feldman, M., 2018, p.3)
Aquí también influyó la guerra de clanes, ya que generalmente
se arrasaba con los hombres del clan perdedor y se capturaba
a sus mujeres. El colapso en la diversidad duró unos dos mil
años, hasta la aparición de los primeros centros urbanos en la
que empezaron a prevalecer las sociedades con amplia
variación genética, lo que favoreció que algunos linajes
masculinos aumentaran dramáticamente (Zeng, T, Aw, A &
Feldman, M., 2018, p. 20)
¿Primera pandemia?
Hay una época oscura en la prehistoria de la humanidad, de la
que sabemos poco. Una de las cosas de las que los
arqueólogos están seguros es que hubo una gran descenso
en la población humana (entre un 30 y un 60%), hay teorías
que indican que este drástico descenso se debido al contagio
de la bacteria Yersinia pestis. Un grupo de genetistas
encontraron el cadáver de una campesina enterrada hace
unos 5000 años que tiene presencia de la bacteria en sus
dientes, esto se compara a otro hallazgo de un joven
campesino que tiene la misma bacteria en su ADN. Esto
probaría que la bacteria estuvo presente en varios lugares de
europa (Domínguez, 2018)
Los autores creen que fue gracias a los grandes
desplazamientos de personas y a que las primeras ciudades
tenían capacidad para albergar relativamente gran cantidad
de población (unas 20.000 personas) sin ningún tipo de
higiene que la bacteria pudo recorrer grandes porciones de
22
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
tierra encontrando en donde alojarse y acabando con grandes
poblados en relativamente poco tiempo.
En el mismo estudio, los autores afirman que la llegada de la
tribu de los Yamnaya - pastores nómadas - a Europa fue la
que detuvo el avance de la bacteria, esto se debe a que estas
personas se agrupan en bandas pequeñas, en donde es más
difícil que la bacteria se desplace.
La peste.
Una de las pandemias más conocidas en la historia mundial,
la llamada peste negra acabó con la vida de unos 200
millones de personas en sus sucesivas oleadas. La primera
ocurrió en la época del sacro imperio romano, fue llamada la
peste de Justiniano porque se pensaba que era un brote
distinto, pero gracias a un grupo de investigadores de la
universidad de Tübingen, en Alemania hoy sabemos que fue
un brote de peste negra (National geographic, 2012).
Esta mortífera enfermedad se transmite también por la
Yersinia pestis a través de la picadura de pulgas que hayan
picado a roedores infectados. Los síntomas aparecen una
semana después de haber sido contagiado con el bacilo y la
muerte puede llegar entre un día y unas semanas,
dependiendo del medio de transmisión: si la enfermedad se
da por las vías respiratorias (peste neumónica) la víctima
muere en unas horas o incluso un día; si se da por la infección
de la sangre (peste septicémica) la víctima podía llegar a
sobrevivir un par de días, pero en ambos casos la muerte era
inevitable. Con la peste bubónica primaria, es decir, el
paciente tenía una pequeña probabilidad de sobrevivir, si era
tratado a tiempo. (Virgili, 2020)
El peor brote de esta enfermedad sucedió entre 1347 y 1353;
en un período de seis años los 80 millones de europeos de la
época se redujeron a unos 30 millones. La rápida difusión de
Más allá del coronavirus: las pandemias a través de la historia
23
la enfermedad a través de barcos, el poco conocimiento
médico, el abandono de menores y ancianos por el miedo al
contagio y la poca salubridad fueron las principales causas de
tal mortandad.
En la misma época existieron otras enfermedades endémicas
que asolaban la población: disentería, sarampión, gripe y
lepra. Esto indica que las pandemias no son raras para la
humanidad, es más, se puede decir que es común tenerlas
junto a nosotros.
Uno de los efectos del rápido descenso en la población
europea fue que los sueldos aumentaron, lo que atrajo a
población a las ciudades dejando tierras baldías que fueron
aprovechadas por los campesinos para aumentar la
producción. Esta bonanza económica es lo que causó el
renacimiento (Virgili, 2020). Tal vez es por lo mismo que los
gobiernos del mundo que quieren “salvar la economía” dejan
abandonada a su población.
El SIDA: la peste moderna.
El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) ha
matado 35 millones de personas desde su descubrimiento en
1980. Hay que decir que técnicamente este virus no ha
matado a nadie, lo que hace es disminuir el número de
glóbulos blancos en el organismo haciéndolo vulnerable ante
enfermedades que bajo condiciones normales no matan.
A pesar de que no se ha descubierto una cura si se ha
logrado avanzar en prevenir, analizar y retrasar lo más posible
el avance del virus dentro del cuerpo, haciendo que las
personas contagiadas (seropositivos) puedan vivir una vida
“normal”, siempre y cuando sigan el régimen de
medicamentos (Fayanas, 2020).
24
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
La aparición de manchas rosas en la piel, similares a las
causadas por la peste, dio pie para que algunos medios de
comunicación la llamaran “la peste rosa”, lo que la ligó a la
comunidad homosexual. Esto se sumó a varias campañas que
vinculan el SIDA con este grupo de personas, generando
estigmas y rechazo. Hoy sabemos que la enfermedad no
discrimina entre homosexuales y heterosexuales, ricos ni
pobres.
Investigadores de la universidad del instituto Pasteur de París
lograron rastrear la aparición del virus hasta principios del s.
XX en una zona del centro de África, y que llegó a los
humanos de manera zoonótica, es decir de una especie a
otra. En este caso se dio entre monos y humanos.
Si bien el virus contó con amplia difusión por los medios de
comunicación en los primeros años, con el paso del tiempo es
menos usual que se hable de esta pandemia, tal vez debido a
que ya es normal su presencia entre los humanos y, hasta
cierto punto, está controlada. Esto significa que las cadenas
no pueden sacar mucho crédito económico por ella.
SARS: evitando la pandemia.
La actual pandemia de Coronavirus es causada por el virus
SARS-CoV-2. Que apareció en Wuhan, China, se difundió
casi que por todo el planeta y hoy en día tiene en problemas a
la economía mundial. En 2003, surgió el primer contagio por
Coronavirus en humanos, llamado SARS-CoV-1 (coronavirus
del síndrome respiratorio agudo grave), este virus surgió en el
sur de Asia, más exactamente en Guangdong, China y en su
momento infectó a 8422 personas, muriendo por esta
enfermedad 916 de ellas. (OMS, 2003)
De acuerdo a la OMS, desde la aparición de este virus se han
reportado 4 oleadas de contagio, 3 de ellas han sido causadas
Más allá del coronavirus: las pandemias a través de la historia
25
por accidentes de laboratorio, aún así, en el momento no hay
restricciones de movilidad ni casos registrados.
En el brote de 2003 el virus se desplegó por varios países en
Asia, Europa y América. Gracias a la rápida acción de los
entes de control, se logró aislar a los infectados y no escaló a
mayores; estas acciones consistieron en desplegar un grupo
de expertos para tratar los posibles contagios en poco tiempo,
elaborar pruebas de laboratorio efectivas para detectar los
brotes y trasladar equipo médico para contener el contagio y
mantener informados a las personas que estuvieron en los
lugares de alta exposición para que siguieran las medidas de
seguridad recomendadas. (CDC, 2017)
Es curioso ver cómo las agencias gubernamentales ya
estaban al tanto de un brote similar al vivido a finales de 2019
y principios de 2020, aún así no siguieron los protocolos
instaurados por ellos mismos, lo que permitió que este brote si
escalara al nivel de pandemia.
También es curioso notar lo difícil que es encontrar
información sobre el SARS, esto se debe a que la mayoría de
información está enfocada al COVID-19. Mientras que el
SARS queda relegado al nivel de anécdota, con poco o nulo
cubrimiento tanto de los medios encargados como de los
medios de comunicación en general.
Conclusiones.
Como se vio, la humanidad se ha enfrentado a diferentes
hechos que han mermado significativamente el número de
individuos: desde eventos geológicos hasta pandemias, los
seres humanos nos hemos visto enfrentados a diferentes
retos para sobrevivir. Estos eventos nos sirven como
recordatorio de nuestro lugar dentro de un planeta que está en
movimiento y en el que la lucha por la supervivencia no se
detiene.
26
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
A pesar de vivir en un mundo tremendamente avanzado
tecnológicamente, en el que la medicina y la ciencia nos han
dado conocimiento de las causas y consecuencias de las
pandemias que han atacado al ser humano no pudimos
controlar la propagación de un virus que nos tiene en jaque.
Si bien aún no ha llegado el pico de contagio por Coronavirus,
se estima que esta enfermedad no llegue a las tasas de
mortalidad ni morbilidad de ninguno de los hechos
mencionados en el presente texto. Aún así, es bueno acatar
las medidas que han tomado los gobiernos, solo que sin el
pánico creado por los medios de comunicación.
Comparar este tipo de eventos nos sirve para ver las
semejanzas y diferencias que hay en el manejo que la
humanidad le da a estos eventos catastróficos. Generalmente,
una vez aparecen los primeros contagiados, todos los ojos se
enfocan en buscar el porqué y el quién, lo que a su vez nos
lleva a señalar culpables y dar explicaciones de todo tipo:
castigos divinos por el desviamiento moral, teorías
conspirativas y explicaciones de tipo científico; estas últimas
son las más aceptadas actualmente, a pesar de que coexistan
con las demás.
Lo cierto es que los seres humanos tenemos una historia con
los eventos catastróficos, tanto así que muchas culturas a
través de la historia han vaticinado nuestro fin. Sin saber
cuándo ocurrirá si podemos decir que nos quedan más
pandemias por enfrentar y que seguramente las podremos
superar.
Más allá del coronavirus: las pandemias a través de la historia
27
Bibliografía.
CDC. (6 de dic. de 2017). SARS Basics Fact Sheet. 24 de
mayo
de
2020,
de
CDC
Sitio
web:
https://www.cdc.gov/sars/about/fs-sars.html
Dominguez, D.. (7 de dic. de 2018). El cadáver de una joven
desvela la primera pandemia conocida. 21 de mayo de 2020,
de
El
país
Sitio
web:
https://elpais.com/elpais/2018/12/05/ciencia/1544036846_617
300.html
IIEH. (30 de mayo de 2018). El cuello de botella post-neolítico
del cromosoma Y. 22 de mayo de 2020, de Instituto de
investigación sobre la evolución Humana A.C Sitio web:
https://www.iieh.com/noticias/noticias-737136/noticias/elcuello-de-botella-post-neolitico-del-cromosoma-y
Fayanas, E.. (12 de abril de 2020). El SIDA / VIH, la pandemia
del siglo XXI. 23 de mayo de 2020, de Nuevatribuna Sitio web:
https://www.nuevatribuna.es/articulo/global/virus-enfermedadsida-vih-pandemia-sigloxxi/20200412173326173445.html
Jacobs, J. (4 de julio de 2000). Population Bottlenecks and
Volcanic Winter. 22 de mayo de 2020, de James Q. Jacobs
Sitio web: http://www.jqjacobs.net/anthro/paleo/bottleneck.html
National geographic. (04 de dic. de 2012). la peste de
justiniano pudo haber sido peste bubónica. 23 de mayo de
2020,
de
National
geographic
Sitio
web:
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/peste-justinianopudo-haber-sido-peste-bubonica_6835
OMS. (7 de agosto de 2003). Summary table of SARS cases
by country. 24 de mayo de 2020, de OMS Sitio web:
https://www.who.int/csr/sars/country/country2003_08_15.pdf
28
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
UNAM. (22 de febrero 2017). CUELLO DE BOTELLA. 23 de
Mayo
de
2020,
de
UNAM
Sitio
web:
http://web.ecologia.unam.mx/oikos3.0/index.php/articulos/17recuadros/205-cuello-de-botella
Virgili, A. (14 de mayo de 2020). La peste negra, la epidemia
más mortífera. 23 de mayo de 2020, de National geographic
Sitio web: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/pestenegra-epidemia-mas-mortifera_6280
Villatoro, P. (26 de nov. de 2018). La gran vergüenza que
esconde la Leyenda Negra: la matanza inglesa de indios con
mantas envenenadas. 24 de mayo de 2020, de ABC Historia
Sitio
web:
https://www.abc.es/historia/abci-verdaderogenocidio-americano-olvidada-masacre-inglesa-indios-guerrabiologica-201811260208_noticia.html
Zeng, T, Aw, A & Feldman, M. (25 de mayo de 2018). Cultural
hitchhiking and competition between patrilineal kin groups
explain the post-Neolithic Y-chromosome bottleneck. 21 de
mayo
de
2020,
de
Nature
Sitio
web:
https://www.nature.com/articles/s41467-018-04375-6
Sobre el autor.
Antropólogo social de la universidad nacional, miembro del
semillero de imagen y educación de la universidad minuto de
Dios de Bogotá y del semillero de narrativas transmedia de la
Universidad nacional de Colombia. Me interesa principalmente
la antropología urbana, el desarrollo sostenible y la
antropología simbólica. Específicamente, las maneras en las
que las personas construyen sus imaginarios, como los
comunican a través de su cotidianidad y crean unos nuevos
de acuerdo al cambio social.
Los otros héroes con capa: profesionales de
logística y distribución
Nayelli Contreras Mendoza
Universidad de La Rioja
[email protected]
Resumen.
Tras la declaratoria de pandemia por la OMS del COVID-19, el
mercado como lo conocemos sufrió un revés a pesar de su
interconectividad (libre mercado) a nivel mundial. China cerró
sus puertas dejando a todo el mundo sin la principal fábrica
mundial y a la deriva por el comercio exterior en pausa. Como
respuesta inmediata se declararon Estados de Emergencia y
cuarentenas en un alto número de países, medidas que se
siguen implementando a nivel mundial y, que han ocasionado
un efecto boomerang para la cadena de suministro de
alimentos y bienes esenciales, que si bien muy alejados de
quedarse en casa se han enfrentado al escenario de más
demanda y retos de entrega a tiempo. Este texto analiza los
principales retos para los encargados de la cadena de
suministro, logística y distribución de alimentos y bienes
esenciales para la sociedad, así como una prospección del
futuro de la logística tras el COVID.
Pánico.
La normalidad cambio, lo normal ya no existe. Tras la
aparición del virus del Sars-CoV2 (COVID-19) de manera
abrupta y letal en la comunidad de Wuhan (China), nuestro
mundo cambio, está cambiando y nosotros con él. Pero ¿qué
tan preparados estamos para ello? Serán otros los
encargados de hablar del impacto social, moral, psicológico o
económico, para que aquí nos enfoquemos de otro aspecto
por más importante para nuestra supervivencia: la distribución
de bienes de suministro.
30
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Tras la declaratoria de pandemia por la OMS, una ola de
medidas de restricción social se implementó a nivel mundial
ocasionando que millones de personas entrarán en
cuarentena de un día para otro, alterando los hábitos de
consumo y la demanda de bienes de miles de economías a
nivel global y la sociedad entró en crisis. Se registraron
compras de pánico en varios países, generando a su vez
miedo y ansiedad en sus vecinos más cercanos anticipando
escenarios caóticos por la pandemia. Bienes que usualmente
no están asociados a cuidados médicos se agotaron y otros
por obvias razones se escasearon, adelantando una crisis en
el time delivery de proveedores a nivel local y nacional en
cada país. Cabe resaltar que el comercio exterior
(importaciones y exportaciones) se enfrentaba a la par con
medidas abruptas de restricción en la distribución, transporte y
revisión por lo cual el suministro de bienes se vio entre la
espada y la pared para resolver demandas originadas en un
inicio más por el pánico que por necesidad real.
El reto se asume desde dos vertientes; por un lado evitar que
el desabasto de bienes de primera necesidad ocasione
problemas para las millones de personas que al estar en casa
necesitan seguir consumiendo sus alimentos y víveres en las
tiendas o supermercados más cercanos a sus domicilios para
evitar que realicen viajes largo y se expongan a contagios en
zonas sobrepobladas, el abasto constante de aparatos
médicos, medicinas y material de farmacia para los hospitales
que por ningún motivo podían verse escasos de material para
los cuidados de los enfermos por COVID-19 en sus
instalaciones y por el otro lado evolucionar sobre la marcha
con las nuevas tecnologías para adaptarse ante las estrictas
normas impuestas por los gobiernos y las autoridades de
salud, medidas que impactaron en cada uno de los procesos
de la cadena de suministro (suministro de materias primas,
manufactura, almacenaje y distribución) y que en gran medida
afectan muchos procesos, empresas y otros sectores de la
sociedad que se ven afectados ante la falta de productos, la
Los otros héroes con capa: profesionales de logística y distribución
31
subida de precios sobre los productos con escasez o el
descuido de los enfermos.
Lo Global se vuelve Local.
Para que un producto llegue a tus manos, el mismo pasó por
varios procesos dentro de la cadena de suministro de bienes
de consumo, el desarrollo en sí de las fases de la cadena y su
distribución serán parte del problema a analizar a lo largo de
este artículo, enfocándonos en la forma en que se vieron
afectados dichos procesos por las medidas de contingencia
para prevenir los contagios ante una movilidad “normal”. Así
es que analizaremos brevemente el primer gran reto al que se
enfrentaron los proveedores de servicios de suministro y
distribución: el bloqueo del comercio intermodal.
Para que un producto llegue a un cliente final bajo el esquema
de globalización, éste pasó por un largo viaje que
seguramente implicó transporte aéreo, terrestre y/o marítimo,
así pues, partimos del primer gran problema y cómo estos
medios de transporte se han visto afectados por el COVID-19,
si pensamos también que cada industria de bienes de
consumo se han enfrentado de manera particular a sus
necesidades. Las medidas impuestas por los gobiernos desde
lo federal a lo local implican normas de restricción que
gradualmente fueron afectando el libre tránsito de las
unidades, el volumen de carga, el número de tripulantesconductores de las unidades de transportes (para mitigar
contagios), las horas permitidas de trayectos, cierre de rutas
con horarios específicos, cierre de rutas sin previo aviso
durante el trayecto de los mismos envíos, inseguridad para el
transporte de las mercancías, etc. Pasamos de un proceso de
libre movilidad-acceso a detener procesos de importación o
exportación porque ya no podrían llegar o porque no era
seguro el envío a tiempo de la mercancía.
32
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Decimos que lo global se volvió local pues hablamos de un
proceso de cambio, de búsqueda de soluciones al problema
antes mencionado, encontrar proveedores de distribución lo
más locales posibles dada la reducción de servicios a nivel
macro como se venían manejaban previo a las medidas de
restricción y movilidad social, ya fuera por decisiones de
relación costo-precio, geográficas o estratégicas, como
sabemos a veces es más barato un producto que viaje por
más rutas que terminan abaratando su precio, que un servicio
exprés que requerirá de servicios más veloces para su arribo,
pero en esta nueva realidad ¿qué tan preparadas estaban
esas empresas encargadas de la distribución, del transporte?,
¿qué medidas específicas afectaron la distribución de bienes?
Disminución paulatina de viajes de carga en
transportadores marítimos: cargas más ligeras o
trayectos con intervalos más largos para evitar rutas
que podrían implicar sobre población en los puertos,
aduanas, zonas de carga-descarga para mitigar
riesgos de contagios, tripulaciones más cortas y por
ende menos producto que ser maniobrado a su
siguiente interconexión.
Disminución de viajes de carga vía aérea: de la misma
forma que los viajes marítimos, de forma paulatina
empezaron las regulaciones para evitar en la medida
de lo posible trayectos con cargas pesadas, amplias
tripulaciones y evitar congestiones en las zonas de
carga y descarga de las aduanas o puertos, como
medida alternativa muchos vuelos comerciales
empezaron a ofrecer servicios de carga de bienes de
primera necesidad en la medida de lo posible para
evitar el desabasto.
Disminución de unidades de transporte vía terrestre:
ante las medidas de contingencia sanitaria en
prácticamente todas las regiones del planeta se redujo
la cantidad de personal de las unidades de transporte
para evitar el contagio de aquellos conductores no
Los otros héroes con capa: profesionales de logística y distribución
33
esenciales, afectando directamente el número de
unidades activas para el transporte de mercancía. Así,
distintas empresas se vieron afectadas en el volumen
de sus envíos y entrega de mercancía a sus clientes
finales. Otras normas se agregan en este punto para
protección de los conductores de unidades: se
agregaron en diversas localidades nuevas zonas de
descanso o se pacto con diversas autoridades
espacios óptimos de descanso para estos conductores
que a la par de ser menos en operaciones tenían que
hacer más recorridos para cumplir con las órdenes de
entrega, esto afectó directamente en diversos países
con problemas de robos o saqueos de unidades ya
que se volvieron vulnerables ante rutas mapeadas por
el crimen organizado.
Rotación de personal: como ya se mencionó en los
puntos anteriores la idea fue evitar sobrepoblaciones
en zonas de carga-descarga de bienes, se ajustaron
horarios operaciones para los más esenciales, se
rotaron horarios para que solo el personal mínimo
necesario este activo por día y así evitar contagios.
La posibilidad de una denominada regionalización de la
cadena de suministro suena más inminente ante la posibilidad
de eventos parecidos a éste en un futuro o ante la posibilidad
del quiebre de muchas empresas que no se atrevan a
evolucionar para ofrecer otras soluciones de distribución para
sus clientes la inmediata disminución de oferta de
proveedores por región impulsará el crecimiento de pequeñas
empresas locales. Será de vital importancia a partir de ya,
reconsiderar el papel de la interdependencia de las cadenas
de suministro a nivel mundial como medida crucial para
identificar los puntos de riesgo una vez que pase la crisis.
Llegando a este punto vamos a analizar el actor esencial para
esta gran tarea: las unidades de transporte terrestre.
34
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Como ya se mencionó previamente, la multicanalidad en la
que se sustentaba la cadena de suministro es decir, la
operatividad de distribución mediante transportes marítimos,
aéreos y terrestres se vio sacudida por las medidas de
restricción de movilidad a nivel mundial para mitigar los
contagios por lo que se dio prioridad a la distribución local
(terrestre) en la medida de lo posible, por lo que muchas
empresas se dieron a la tarea de buscar proveedores locales
más cercanos para cumplir con las órdenes de entrega a sus
clientes finales. Así pues, la unidad de transporte carga y con
más énfasis las unidades de última milla se convirtieron en la
pieza fundamental para la entrega de insumos necesarios a
hospitales, autoservicios de consumo y, domicilios
particulares.
El papel de la última milla en el proceso de la cadena de
suministro co-existe hoy más que nunca con la tecnología
como respuesta inmediata a la crisis de distribución ya antes
mencionada. Las unidades de última milla automatizadas,
drones, agv´s (vehículos de automatización guiada por sus
siglas en inglés) y lockers son parte de las herramientas
complementarias para las entregas de suministro en zonas de
difícil acceso o con altas medidas de contingencia. Ha sido
tarea de los administradores de flotilla gestionar el
mantenimiento de sus unidades en estos momentos de crisis,
en los cuales diversos aspectos se vieron afectados: el
desabasto de autopartes para reparaciones, el desabasto de
combustibles, el cierre de algunos talleres grandes, el
aplazamiento de pagos de pólizas de seguros, pausar
contratos de compra y optar por el arrendamiento de unidades
en lugar de arriesgar gastos innecesarios.
Supervivencia esencial: Alimentos e Insumos de salud.
Con base en reportes del Foro Económico Mundial, alrededor
de un 73% de las inversiones para resolver una crisis
humanitaria están destinadas a solventar las necesidades de
Los otros héroes con capa: profesionales de logística y distribución
35
la cadena de suministro para alimentos e insumos médicos.
Pero, ¿qué pasa cuando no hay suministros suficientes que
distribuir? Las cuarentenas impuestas como medida de
restricción para mitigar los contagios hizo notoria la falta de
proveedores capacitados para la distribución regional de
bienes de primera necesidad: alimentos, víveres, abarrotes no
perecederos, medicinas, insumos médicos y de farmacia
entraron en la lista roja de alta demanda en estos meses.
Pero no todas las plantas de procesamiento de alimentos o
las empresas de empaquetado sobrevivieron a las medidas de
restricción y tuvieron que pausar actividades, de igual forma
aquellas de insumos médicos (en su mayoría en China) que
no lograron alcanzar los mismos niveles de productividad ante
las medidas de restricción de personal y, así como otras
industrias se vieron sobrepasados ante la contingencia
sanitaria. Por su parte el cierre de restaurantes por un lado y,
el confinamiento en casa aumentó la demanda de alimentos
para realizar sus propios platillos, ocasionando que los precios
se elevarán en particular en aquellas localidades con
problemas de suministro para sus mercados locales, tiendas
de conveniencia o supermercados.
En cuanto al suministro de insumos de salud, el uso de
tecnologías alternativas como drones sirvió para mantener la
constante entrega de insumos médicos a profesionales de la
salud en zonas de acceso remoto, transportar resultados de
pruebas de laboratorios, entregar medicina urgente para
enfermos en cuarentena o personas vulnerables para realizar
salidas a farmacias cercanas, como herramientas de
sanitización transportando espray desinfectante en zonas
públicas desde el aire, haciendo recorridos de monitoreo con
cámaras infrarrojas y también como herramientas de vigilancia
para estructuras con alta probabilidad de contagio y de vital
importancia como plantas o almacenes de alimentos y
supermercados.
36
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Digitalizar para sobrevivir.
Hemos observado el alto impacto que ha tenido la
implementación de medidas digitales y de vía remota para
solucionar los aspectos de interacción social, pero ¿qué tanto
se pueden aplicar en una industria tan física como lo es la
distribución de bienes? Algunas empresas proveedoras de
soluciones logísticas para terceros han sido las pioneras en
prevenir estos escenarios, así como de implementar medidas
para asegurar el bienestar de sus transportistas y
profesionales en general. Así pues, la Cadena de Suministro
como negocio, como industria, debe reinventar sus canales
que, si bien siempre ha sido flexible, ahora más que nunca
debe moldear sus necesidades y gestionar nuevas relaciones
con sus proveedores ante la disrupción ocasionada por la
pandemia.
Big Data, rastreo satelital, machine learning, automatización,
recolección de data, user experience design, ciberseguridad,
cadena de suministro biónica entre otras, serán parte del
brazo instrumental para digitalizar los procesos de la cadena
de suministro para hacerla más efectiva e incluso resiliente.
Es importante subrayar en este punto, a la gran cantidad de
empresas que trabajan con proveedores fijos todo el tiempo o
fuentes remotas para abaratar sus procesos y que, ante la
crisis no tenían contemplada la necesidad de buscar
soluciones de empresas con soluciones digitales.
Enumeramos a continuación un listado de retos para la
cadena de suministro que podrían resolverse mediante la
digitalización.
Retos:
Acatar en tiempo y forma los pedidos (acumulados) de
demanda una vez que regresemos al “nuevo normal”.
Se espera un posible colapso como ola de impacto
tras el COVID-19 dada la alta demanda de producción
Los otros héroes con capa: profesionales de logística y distribución
37
de manufactura para cumplir con por los contratos
atrasados.
Se propone una “autonomía” para las cadenas de
suministro a nivel mundial para que decidan con base
a sus necesidades logísticas como distribuyen los
bienes, con la intención de ayudar a solventar el
impacto en gastos tras el reajuste de la economía
global (Seric,et. al 2020)
Será considerará la creación de fábricas de producción
locales, para acercar los bienes a sus clientes y evitar
el desabasto de bienes.
Hacer una cadena de suministro más transparente
para la toma de decisiones alternativas por regiones,
con ayuda de data en tiempo real.
Establecer órdenes de compra y distribución reales de
los clientes usando estimaciones con data e insights
de los mercados, para que sea planificada la
producción de bienes desde sus fábricas (una relación
más enfocada en demanda-producción-costo).
Control en tiempo real de los estados de los
inventarios y de los pedidos con ayuda de la
recolección de data del machine learning.
Digitalización
y
automatización
de
trámites
relacionados con los procesos de cadena de
suministro a nivel mundial. Será de vital importancia
para la transformación en tiempo real de prácticamente
todas las industrias, un modelo de gestión digital que
permita tener en la nube la información de la empresa
lo más actualizada posible.
Planificar con data los tiempos límite de entrega para
ser conscientes como empresa de las metas.
Absorber medidas flexibles como el E-Commerce
como respuesta a la continuidad de ventas de los
productos.
Aplicación de Cadena de Suministro Biónica para los
procesos que mejor puedan combinar las capacidades
humanas con las biónicas dentro de los procesos de
38
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
manufactura, distribución y entrega de manera más
precisa y segura.
Para llevar a cabo la digitalización de los procesos de la
cadena de suministro es de vital importancia identificar los
puntos de mayor relevancia en la misma para saber por dónde
empezar y qué urgencia debe llevar ese proceso de
transformación y es importante que se personalice cada paso
con las medidas digitales adecuadas para cada uno ya que,
no a todas las empresas les conviene digitalizar todos sus
procesos. Uno de los escenarios más seguros tras la primer
ola del COVID-19 será la bancarrota para muchas empresas y
compañías proveedoras de servicios logísticos, que no
lograrán estar a la altura del regreso a sus operaciones
normales, mantener el pago de nómina de la totalidad de sus
empleados, acoplarse a los escenarios digitales, reajustar sus
medidas operacionales a nivel macro. Dados estos casos el
retorno a lo “normal” para fábricas manufactureras,
consumidores y clientes será más complicado.
Otro escenario posible será el muy probable brote de
contagios cada cierto periodo o la aparición de otros eventos
similares donde las medidas de restricción social tuvieran que
estar retomando cada cierto tiempo, lo cual implicaría para los
proveedores de suministro el reinicio de medidas para
resolver la distribución de bienes.
E-Commerce un aliado.
Las medidas de confinamiento implementadas a nivel mundial
ocasionaron un cambio abrupto en la conducta de los
consumidores de un día para otro, en el cual al verse
confinados en sus domicilios tuvieron que adaptarse a las
opciones digitales de consumo para el abastecimiento de
víveres y servicios. La velocidad con la que la pandemia
modificó nuestras relaciones es la misma con la que muchas
empresas alrededor del mundo cambiaron, colapsaron,
Los otros héroes con capa: profesionales de logística y distribución
39
pausaron actividades o en el peor de los casos
desaparecieron. Así el modelo de consumo logró que aquellas
empresas de bienes y productos que dudaban migrar a lo
digital se vieron sin opciones, dicho proceso de adaptación
ante la crisis permitió que el e-commerce repuntará como “la
opción” más rápida para asegurar las ventas y evitar (más)
pérdidas económicas.
Las unidades de última milla se vieron colapsadas ante la
cantidad de pedidos que fueron acumulándose en localidades
accesibles y otras no tanto, muchas empresas se vieron en la
necesidad de utilizar drones y vehículos inteligentes para
acceder a zonas no tan accesibles y también como medida
segura para prevenir contagios al disminuir el contacto
mensajero (repartidor)-cliente final.
Ciberseguridad.
En este apartado haremos referencia a dos puntos clave de
ciberseguridad para la cadena de suministro durante y
después de la contingencia por la pandemia. Por un lado la
ciberseguridad de la data de la empresa y por el otro, la
implementación
de
softwares
o
herramientas
de
ciberseguridad durante la distribución de la cadena de
suministro para la protección de unidades, dos puntos muy
relevantes para llevar a cabo sus operaciones en tiempos de
contingencia.
Previamente mencionamos la importancia del valor de los
datos como herramienta para que las empresas migrarán sus
procesos de administración y documentación física a lo digital
y evitar en la medida de lo posible los contagios evitando la
interacción física entre clientes finales, repartidores, agentes
de ventas entre otros actores durante el proceso de la
distribución de bienes; por otro lado el uso de datos permite
mediante algoritmos de machine learning la prospección de
negocios, administración en tiempo real de inventarios para
40
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
administrar en tiempo real la demanda de sus productos, pero
cabe mencionar que una vez involucrada la gestión de data de
clientes o cifras financieras de las empresas será necesaria su
ciberseguridad.
Muchos delincuentes cibernéticos están esperando el
momento correcto para hackear los movimientos de las
empresas que se hayan mudado a la nube y que dejen
vulnerables la información no solo de los datos personales de
sus clientes y colaboradores los cuales podrían ser víctimas
de fraudes sino del control y gestión de viajes de distribución
lo cual los podría hacer vulnerables ante robos en las
autopistas, o en las zonas de carga y descarga. Con lo cual
llegamos a nuestro segundo punto de donde es de suma
importancia la implementación de nuevas medidas de
ciberseguridad: el robo físico.
Durante el proceso de distribución, las unidades de transporte
son el eslabón vulnerable donde el crimen organizado se ha
aprovechado para saquear unidades fingiendo falsos retenes
de salubridad. El conductor se baja de su unidad de transporte
pensando que le deben hacer una revisión o sanitización de la
unidad y es cuando aprovechan para saquear su mercancía.
En este caso se han implementado medidas para hacer uso
de la tecnología como apoyo de monitoreo y protección para
las unidades de transporte y de los conductores durante el
suministro de sus productos. Estadísticamente el transporte
que ha sufrido más inseguridad es de alimentos y bienes no
perecederos, que dado el desabasto implica que en algunas
tiendas se abuse del consumidor aumentado su precio, por lo
que tras los saqueos esa mercancía es revendida a un precio
más accesible en el mercado negro.
Los otros héroes con capa: profesionales de logística y distribución
41
Conclusiones.
Como ya se ha mencionado a lo largo de la investigación, las
medidas implementadas por las empresas de soluciones para
la cadena de suministro necesitarán de dos actores aliados:
soluciones digitales y el apoyo gubernamental. La pandemia
nos demostró que la disrupción no era una opción y que
debíamos evolucionar en todas las industrias, para sobrevivir
como especie y que necesitábamos urgentemente estar
preparados para la resolución de crisis ante diversos eventos.
Hablando específicamente de la cadena de suministro a nivel
mundial el impacto generado por la contingencia del COVID19 pudo encontrar un semáforo verde al adaptarse a medidas
digitales que tal vez no estaban dentro de los planes de todas
las empresas como objetivo inmediato pero que se
implementó como una medida para sobrevivir y asegurar el
abastecimiento mundial de productos de primera necesidad
así como de asistir en la distribución de bienes y servicios
para todas aquellas personas que estaban confinadas como
normas de protección de la mayor parte de países. A partir de
ahora la solución es terminar por digitalizarse o empezar a
hacerlo, dado la alta probabilidad de que eventos similares
como ésta pandemia se repitan en los próximos meses o años
y que debe ser considerado el escenario de una crisis por
desabasto.
No todas las respuestas recaen en lo digital. Las autoridades
de gobierno deben trabajar a la par de las autoridades de
salud para orquestar las mejores medidas encaminadas a un
bien común: la supervivencia como especie. Otras serán las
letras que se encarguen de hablarnos de las medidas exitosas
(o el fracaso) de los gobiernos para mitigar el contagio y
amortiguar los problemas económicos entre la sociedad, pero
es de vital importancia señalar que aquellos gobiernos
federales como locales que se apuntaron a la evolución,
fueron aquellos con mejor respuesta al suministro de bienes
42
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
durante la contingencia sanitaria. La coordinación con las
autoridades es de vital importancia para asegurar el
abastecimiento de los bienes de primera necesidad y la
protección de las unidades de transporte que realizan dichas
actividades para la ciudadanía. La meta será permitir y
asegurar la flexibilidad de los procesos de la cadena de
suministro y adaptarse a una nueva administración resiliente
ante la crisis. Los profesionales de la cadena de suministro
saben más que nunca que es momento de rediseñar sus
estructuras y procesos para salir una vez más adelante como
lo han hecho una y otra vez a lo largo de la historia.
“¿Volverá a pasar?”. Esa no es la pregunta.
“¿Aprendimos a estar preparados?” solo el tiempo nos dará la
respuesta.
Los otros héroes con capa: profesionales de logística y distribución
43
Bibliografía.
Seric, A., Görg, H.,Windisch, M. & Mösle S. (17 de abril de
2020). Managing COVID-19: How the pandemic disrupts
global value chains. Green Growth Knowledge Platform.
Recuperado de
https://www.greengrowthknowledge.org/blog/managing-covid19-how-pandemic-disrupts-global-value-chains
Knut, A, Azcue, X. & Barriball E. (Marzo de 2020). SupplyChain recovery in Coronavirus times-plan for now and the
future. McKinsey & Company. Recuperado de
https://www.mckinsey.com/business-functions/operations/ourinsights/supply-chain-recovery-in-coronavirus-times-plan-fornow-and-the-future
Sobre la autora.
Nayelli Contreras Mendoza. Estudiante del Master de
Neuromarketing por La Universidad de La Rioja. Profesional
en Antropología Digital & Data Base Analyst. Especialista en
investigación digital en temas de Logística 4.0, Cadena de
Suministro, Comercio Exterior y Transporte. Trabajo en
marketing y contenidos de eventos B2B enfocados en ayudar
a facilitar negocios entre profesionales de la industria para
hacer crecer la economía en México. Me interesa conectar a
las personas con sus intereses digitales, pues creo
intensamente que tras el COVID-19 nuestra realidad será otra
y debemos estar preparados para dar el reset en la economía
y como sociedad. El camino será digital.
La higiene como base de la prevención de
enfermedades
Amaia Castresana Palma
Técnico de laboratorio y antropoóloga,
Osakidetza-Servicio Vasco de Salud
[email protected]
Resumen.
Un virus, en concreto el SARM-COV-2 (de la familia de los
Coronavirus) causante del COVID-19, puede convertirse en
un virus que se quede en nuestra sociedad permanentemente,
como ha ocurrido con otros patógenos.
En este contexto, la higiene toma una importante relevancia,
porque teniendo en cuenta que aunque este virus se transmite
por vía aérea (al toser, estornudar…), las manos son una
importante vía de transmisión ya que con ellas nos tocamos la
cara, las podemos delante al toser y estornudar, tocamos
diferentes superficies lo que facilita mucho la trasmisión de
microorganismos.
Introducción.
Son múltiples los aspectos y medidas para la prevención de
las infecciones y de las enfermedades, entre ellas la higiene
La higiene como ciencia nos enseña las medidas adecuadas
que se han de tomar para conservar la salud” (De Freminville,
2007). Esto implica no solamente la limpieza o aseo personal,
sino, “tocar todas las vertientes de la vida de una persona”
como la alimentación, los cuidados médicos, actividad física,
relaciones sociales, etc. Por lo que también podemos decir,
que nos enseña un conjunto de medidas a adoptar para
mantener un buen estado de salud, entendiendo la salud
como el estado completo de bienestar físico, mental y social.
La higiene es una parte importante del bienestar de las
personas y de la salud. Unos buenos niveles de higiene en
46
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
espacios públicos, trabajo, hogar, etc. mejoran la salud global
y la calidad de vida.
La salud, en un sentido amplio, debería ser concebida como
una situación relativa, variable y dinámica, producto de todos
los factores de la vida sobre la población y la persona. De
hecho, la salud como proceso social que es, tiene
repercusiones ecológicas en el ambiente de la vida de la
comunidad y que produce en el individuo según sean estas
circunstancias favorables o negativos, el estado ecológico de
salud o el desequilibrio ecológico que llamamos enfermedad.
Esto aporta el concepto ecológico de salud y considera al ser
humano como una parte de un ecosistema más amplio que es
la naturaleza. La particularidad que el ambiente humano tiene
respecto al de otros seres vivos esta en relación con las
múltiples transformaciones que este ha realizado en su medio,
de forma consciente o inconsciente, a través, del proceso de
“humanización”, por lo que debemos analizar este ámbito no
solo desde el aspecto de la salud, sino, desde lo social y
cultural.
Esto de alguna manera viene a decirnos, que la pandemia que
estamos sufriendo en estos momentos, como ha sucedido en
otras anteriores, hemos tenido mucho que decir los humanos.
Este virus, como muchos otros que nos afectan, es zoonótico,
es decir, se trasmite de animales a humanos, bien
directamente, bien a través de diferentes vectores. En este
caso también hemos traspasado los límites y ecosistemas que
deberían estar libres de la presencia humana y ahí radica el
problema.
Ahora para poder frenar esta situación, además de la
esperada vacuna, se tiene que apelar a la responsabilidad y al
respeto por el medio ambiente. Una de las formas de impedir
que se sigua trasmitiendo el virus es la distancia social, pero
igual de importante es la higiene y en concreto la higiene de
manos.
La higiene como base de la prevención de enfermedades
47
Historia de la higiene.
Para llegar a saber porque es tan importante la higiene y en
especial la de las manos, vamos a conocer un poco sobre
este tema haciendo un breve recorrido a través de la Historia.
El termino deriva de Higia, la diosa griega de la curación
La higiene es su conjunto es considerada una necesidad
básica teñida de componentes culturales (culturas de la
higiene), ya que se ha demostrado que más allá del
significado que cada grupo social puede haberle dado en una
cultura concreta, la higiene individual y colectiva han
demostrado practicas civilizatorias y de socialización, siendo
interiorizadas y aceptadas como una ventaja para la
población.
La importancia conferida a la higiene corporal por el ser
humano a lo largo de la Historia ha sido fluctuante. Las
civilizaciones antiguas ya conocían las propiedades higiénicas
del baño, formando además, parte de sentimientos religiosos
y rituales de cada época (Azcona, 2006) En Grecia ya existían
baños públicos, siguiendo el ejemplo de los orientales a
quienes se les consideraban los primeros en construir baños
públicos. La medicina griega presto atención ya a la higiene
personal. Los romanos, adoptaron como los griegos el baño
como algo habitual. Las termas públicas desempeñaban
además un importante papel social, además de la función
primordial de la higiene. Como vemos, ya desde la antigua
Grecia y Roma donde el baño adquirió una expresión social,
de ocio o incluso terapéutico (Espinosa y López, 1997) En la
Edad Media, la higiene de las ciudades era una visión
cualitativa, ya que la percepción social de la suciedad era
distinta por ejemplo a la visión higienico-médica de mediados
de S.XX (Fossier, 1996). La limpieza en aquella época era
vista como un requisito necesario para la salud, no porque
fuese caldo de cultivo bacteriológico, sino porque corrompía el
aire, una podredumbre del aire, que era causa de
enfermedades y epidemias.
48
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
La higiene y los cuidados comenzaron a ser una preocupación
para el Estado a partir de la Revolución Industrial, en la que
se precisó sanear las fábricas desde el S.XVII.
Hasta el S.XIX puede decirse que Europa era un continente
sucio en comparación con el resto del mundo (Sánchez
González, 2002) El termino higiene tiene su más amplio
desarrollo en este siglo. A mediados de la década de 1850
adquirió el llamado movimiento “higienista”, cuyo objetivo
principal era conservar la salud y prolonga la vida. Por
ejemplo, en Inglaterra se dieron movimientos hacia la
Epidemiología, inaugurada por John Snow sobre el cólera y el
río Támesis a mediados del S.XIX. Fue un movimiento
internacional con diversos orígenes y ramificaciones en los
ámbitos médico-sanitarios y sociales. La microbiología
pausteriana transforma desde 1870-1880 la percepción de
limpieza “La limpieza es la base de la higiene puesto que
consiste en alejar de nosotros toda suciedad y, por ello, todo
microbio” (Vigarello, 1991). De esta manera el movimiento
enfoco su práctica a la reducción de todo agente patógeno e
infeccioso.
Gracias a los experimentos de Luis Pasteur que probaron la
“Teoría germinal de las enfermedades infecciosas”, las
prácticas
higiénicas
cobraron
importancia
en
las
intervenciones médicas y en la vida cotidiana de la población
como sinónimo de salud. De hecho, se llegó a considerar que
su conocimiento debía generalizarse como otras materias
como la física, química, etc.
En 1900, la higiene y la educación se hicieron inseparables.
En 1901 en España se enseñaba fisiología e higiene con fines
preventivos y se declaró como obligatoria en las escuelas
dentro de los programas escolares.
La higiene como base de la prevención de enfermedades
49
Ya en la sociedad actual, la higiene se asume como parte de
la cotidianeidad, aunque como se ha dicho anteriormente los
hábitos cotidianos adoptados están influenciados diversos
factores y que a la vez son responsables de cómo han ido
evolucionando las diferentes rutinas de higiene corporal.
La higiene de manos.
Aunque el término de higiene también implica otros aspectos
importantes, sobre todo en las últimas décadas, como son: la
higiene bucodental, las normas de higiene postural y
ergonomía, la salud mental, la salud sexual, la laboral, la
medicina preventiva, aquí nos vamos a centrar en la higiene
de manos, ya que es un punto relevante dado por las
autoridades sanitarias para intentar frenar la expansión del
SARS-COV-2
La importancia de la higiene de manos viene dada por la
facilidad con la que se transmiten los gérmenes.
Mantener las manos limpias previene las enfermedades en la
casa, la escuela y el trabajo. Las prácticas de higiene son
herramientas clave de prevención en establecimientos
médicos, guarderías, escuelas e instituciones públicas y
contribuyen a proteger la integridad de nuestra salud.
Ignaz Semmelweis, un médico austro-húngaro, fue el primero
que demostró en 1846, que la higiene de manos puede
prevenir la propagación de enfermedades. Esta práctica
incluye el lavado de manos o el uso de un producto
antiséptico, un desinfectante a base de alcohol o una
antisepsia/higiene quirúrgica de manos.
El doctor Semmelweis trabajaba en un hospital de Viena en el
cual las pacientes del pabellón de maternidad estaban
muriendo a un ritmo alarmante (Carter, 1983). La mayoría de
las pacientes fallecidas habían sido atendidas por estudiantes
50
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
de medicina que habían trabajado con cadáveres durante una
clase de anatomía antes de iniciar sus rondas por el pabellón
de maternidad. Esto era debido a que los estudiantes no se
lavaban bien las manos después de tocar los cadáveres y
antes de atender a las pacientes (el lavado de manos no era
una práctica de higiene reconocida en esa época). Como
consecuencia de esto, una bacteria patógena se transmitía a
las madres a través de las manos de los estudiantes. El
resultado era una tasa de mortalidad cinco veces más alta den
las madres que daban a luz en un pabellón del hospital que
las que daban a luz en otros donde no eran atendidas por
estudiantes de medicina.
En un experimento que sus colegas consideraron por
entonces extraño, el Dr. Semmelweis insistió en que los
estudiantes se lavaran las manos antes de atender a las
mujeres. El resultado fue que el número de muertes en el
pabellón de maternidad fue cinco veces menor.
Aun así y a la vista de los resultados, tuvieron que pasar otros
50 años antes de que la importancia del lavado de manos se
tomara como medida de prevención ampliamente aceptada en
la profesión médica y han salvado miles de vidas gracias al
descubrimiento de Semmelweis.
Se puede decir que hay varios tipos de lavados de manos,
como por el ejemplo el del personal sanitario (cirujanos,
enfermería, etc.) pero el que interesa a la población general y
que debemos efectuar siempre que vayamos a cocinar, antes
de comer, después de toser, sonarse la nariz, etc. y que las
autoridades sanitarias y desde Salud Pública están dando
como clave de prevención, es un lavado simple y fácil. Se
realiza con agua tibia en la medida de lo posible y jabón,
frotándose las manos unos 15 a 20 minutos y aclarándose
bien las manos con agua corriente. Es importante secarse
bien las manos y mantener la piel hidratada.
La higiene como base de la prevención de enfermedades
51
En las últimas décadas ha habido muchas evidencias
científicas que demuestran la influencia que tiene la higiene
de manos en la transmisión de infecciones. Se considera que
las manos son una de las principales vías de transmisión de
microorganismos.
Conclusiones.
Un hábito tan sencillo como es el lavado de manos es
esencial para prevenir enfermedades. Nos permite vivir con
una buena salud y mantener una mejor calidad de vida y de
alguna manera también es un medio para prolongarla. Esa es
la importancia de la higiene en general y de la de manos en
particular. Es una costumbre que todos debemos tener desde
pequeños ya que no solo nos protege a nosotros, sino que
también lo hace a quienes nos rodean.
52
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Bibliografía.
Lupión, C.; López-Cortés, L.E. y Rodríguez-Baño, J. (2014)
Medidas de prevención de la transmisión de microorganismos
entre pacientes hospitalizados. Higiene de manos.
Enferm.infecc.Microbiol.Clin.
2014:4;32(9);603-609
www.elsevier.es/eimc
Pérez de la Plaza, E.; Fernández Espinosa, R.M. (2013)
Auxiliar de Enfermería. Técnicas básicas de enfermería.
Higiene en el medio hospitalario. Edt. McGrawHill (sexta
edición)
Moreno-Martínez, F.J.; Gómez García, C.I.; HernándezSusarte, A.M. (2016) Evolución histórica de la higiene
corporal: desde la edad antigua a las sociedades modernas
actuales.Cultura de Cuidados (edición digital), 20(46)
http://dx.doi.org/10.14198/cuid.2016.46.11
Azcona, L. (2006) Higiene corporal Farmacia profesional,
20(4), 66-69
De freminville, B. (2007) La higiene en la vida cotidiana.
Revista Síndrome de Down, 24,90-99.
Fossier, R. (1996)La sociedad medieval. Barcelona. Edit.
Critica
Espinosa Ruiz, U. y López Domech, R. (1997) Agua y cultura
antigua en el Alto Ebro. En Pérez Agorreta, M.J. Termalismo
antiguo. Madrid. UNED
Sánchez González, M.A.(2002) Historia, teoría y método de la
medicina: introducción al pensamiento médico. Barcelona
Masson
Vigarello, G. (1991) Lo limpio y lo sucio. La higiene del cuerpo
desde la Edad Media. Madrid. Alianza
La higiene como base de la prevención de enfermedades
53
Carter, K.C. (1983) Sememelweis, I. Etiology, concept and
prophylaxis of chilbbed fever. Edit. Madison WI; The University
of Wisconsin Press.
Sobre la autora.
Diplomada en Educación Social (Universidad de Deusto),
Licenciada en Antropología Social y Cultural (UNED). Máster
en Cuaternario: Cambios Ambientales y Huella Humana
(Universidad del País Vasco).
Técnico Especialista de Laboratorio de lo cual trabajo en el
Hospital Universitario de Cruces, Barakaldo (Bizkaia)
Colaboradora
de
la
revista
Anthropologies
www.anthropologies.es.
El virus que subrayó lo anormal de lo corriente.
Águeda Sánchez Porras
Antropóloga social y cultural, Universidad de Sevilla
[email protected]
Resumen.
El presente capítulo está centrado en lo considerado
socioeconómicamente normal e incuestionable en esta
postmodernidad y de cómo esto delimita lo considerado
necesario y productivo, en base a unos cánones que tienen
menos de un siglo como lo son los de la sociedad de
mercado. En la situación actual marcada por el COVID-19
esta visión de normalidad se ha visto puesta al escrutinio de la
mirada pública. Tras una reflexión sobre los significados que
el concepto normalidad acoge pasaremos a reflexionar sobre
tres aspectos sociales que componen dicha normalidad: las
conexiones sociales a distancia, el libre consumo y la
devaluación de ciertas profesiones.
El significado de normalidad “en la era de la posverdad 1”.
El concepto normal y sus derivados (normalizado, normativo,
etc.) son utilizados con la misma asiduidad que el dinero sin
que éstos sean analizados ni cuestionados, salvo por ciertos
sectores como la sociología o la antropología, los cuales
deciden ponerlos bajo la mirada científica, aunque dichos
análisis quedan reducidos a un público delimitado, siendo algo
anecdótico respecto al conocimiento popular. Una necesaria
reflexión sobre el significado de la llamada “normalidad” viene
a colación con la presente crisis sanitaria y económica ya que
el concepto “nueva normalidad” está siendo empleado tanto
por los medios de comunicación como por los representantes
políticos. Esta “nueva normalidad” se ve enfocada en los
1
Fanes, I. (2017), En la era de la posverdad. 14 ensayos. Volumen 5 de
Criterios. Barcelona: Calambur.
56
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19.
cambios que en la vida social se están llevando a cabo pero
también en los cambios producidos en otros ámbitos de la
vida, como el laboral. La cuestión principal que aquí radica es
que para entender esta normalidad tenemos que plantearnos
cuál era la anterior. Todo ello nos lleva a la siguiente pregunta
¿qué significa el concepto normal?, o ¿qué es lo normal?
Según la rae normal es: “aquello que se halla en su estado
natural, aquello que es habitual u ordinario, aquello que sirve
de norma o regla y aquello que, por su naturaleza, forma o
magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano”2.
Una vez hecho referencia a estas definiciones aparecen otras
preguntas respecto a cuánto tiempo debe pasar para que algo
sea considerado habitual u ordinario y respecto a cómo se le
puede atribuir a algo tan voluble como la sociedad un estado
natural. Si la sociedad cambia a cada momento con sólo
observarla cómo podemos hablar de normalidad en este
sentido y si ni siquiera desglosamos qué es considerado
normal en la postmodernidad cómo hablar de novedoso. Las
crisis sanitarias y económicas no son dos hechos novedosos,
ni mucho menos lo son sus consecuencias, pero lo que sí se
plantea como algo nuevo es la actitud y respuesta
socioeconómica que se ha tomado respecto al COVID-19.
Por un lado sabemos lo que significan los términos pandemia
y cuarentena, por otro lado nuestro sistema socioeconómico,
basado en el libre mercado actual, ha promovido un retraso y
débil intervención, hecho que nos ha llevado a un intento de
confinamiento, más o menos conseguido según el estado del
que hablemos. Respecto a esta intervención y a la aplicación
de sus medidas podemos hablar de novedad, aunque los
fallos en su aplicación hayan sido consecuencia de nuestra
normalidad socioeconómica. Nos adaptamos a los cambios,
principalmente si somos de la generación joven, sin caer en
un período de caos, si estos cambios son sutiles y avanzan
2
https://dle.rae.es/normal
El virus que subrayó lo anormal de lo corriente.
57
progresivamente de manera entrelazada sobre aquello a lo
que estamos acostumbrados. El ser humano ha terminado
adaptando el entorno a sus intereses y necesidades, y no a la
inversa, con lo que numerosos cambios pasan en un tiempo
récord a ser normalizados. Sin embargo las ideas, creencias y
opiniones populares son más difíciles de modificar y se
prolongan en el tiempo conviviendo con estos cambios
sociales de los que venimos hablando.
En esta realidad fútil que es la sociedad hay cambios que
pasan a ser “incuestionables” y “normales” con mucha
vehemencia y otros que sin embargo quedan en el olvido o
son rechazados prolongadamente. ¿Qué define a aquello que
responde a la norma?, y ¿qué convierte a los cambios en
hechos ordinarios y naturales? En un pasado de la evolución
humana los hechos considerados normales eran aquellos que
servían para la subsistencia del grupo, se fuera consciente de
ello o no, ahora muchos de esos aspectos de la normalidad no
juegan a favor de la subsistencia del conjunto sino de qué:
¿de la economía?, ¿del sistema?, ¿de la producción? Estos
elementos de la maquinaria económica global son mostrados
como necesarios e incluso como única vía para la estabilidad
y beneficio del conjunto, según aquella perspectiva que niega
la posibilidad de que las desigualdades puedan ser reducidas
o que podamos autoabastecernos de otra forma.
Aquello que llamamos normalidad está sujeto a cambios
constantes con lo que deberíamos mirar con extrañeza
aquello que ya está y aquello que se añade a ese conjunto
normalizado. Es por esta falta de una mirada que se aleja de
lo cotidiano para comprenderlo mejor por lo que debemos
andar de puntillas sobre esa nueva normalidad y preguntarnos
qué tipo de cambios se van a llevar a cabo y cuáles se
deberían de llevar a cabo. Para que este análisis sea posible,
primero debemos de haber cuestionado qué es o era normal
antes de la puesta en escena del COVID-19. Una parte de esa
normalidad social son: las desigualdades, la dependencia de
58
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19.
una gran parte de la población de un trabajo asalariado, las
relaciones sociales a distancia aun estando cerca, la rutina
establecida por los horarios de trabajo y ocio, el aumento
exponencial de la producción sin la pretensión de que éste
tenga un límite, la incentivación del consumo para llenar en
gran parte lagunas de insatisfacción, etc. Llegó la
preocupación por la presencia del virus COVID-19 en
occidente y se llevó a cabo la aplicación del confinamiento a la
población, influyendo sobre gran parte de esta normalidad
mencionada. Cuando se produce una irrupción en nuestra
vida cotidiana que afecta a la relación establecida con el
capital las vergüenzas de nuestra normalidad salen a la luz.
Algunos las observan y las señalan, como si de una primicia
se tratase, otros las ignoran como hechos cotidianos que ya
se saben y que no pueden cambiarse, otros se quejan de esa
arrebatada “normalidad” y algunos comienzan a plantearse
cambios personales. Mientras aquellos que pueden quedarse
en casa tienen estas diferentes actitudes y usos del tiempo
ganado, otros siguen llevando a cabo su día a día, que no
cambia por llevar mascarilla y guantes, y en el caso de los
sanitarios, entre otros, su normalidad pasa a marcha forzada y
precariamente.
Por todo lo que se viene comentando en los párrafos previos
debemos acercarnos a la retórica que se esconde en el uso
popularizado de la “nueva normalidad” y a una reflexión sobre
la normalización de esa fina capa de orden social que
envuelve la barbarie. No salirse de lo corriente evita ser
juzgado y señalado pero ¿quiénes se encargan de cuestionar
lo habitual para saber qué es lo nuevo? ¿Cómo algo puede
ser nuevo y habitual al mismo tiempo? ¿No es acaso un juego
de palabras para referirse a pequeños cambios sobre lo ya
aceptado? El uso de los conceptos jamás viene desprovisto
de significado y de efecto sobre quiénes los escuchan, con lo
que la selección de unas palabras y no de otras para la
transmisión de unas ideas nunca es azarosa. Cuando el
significado de ciertas palabras resulta tan subjetivo y maleable
El virus que subrayó lo anormal de lo corriente.
59
como lo es la concepción de la normalidad, pues lo que en un
pasado era aceptable ahora no lo es y viceversa
independientemente de su validez real, nos vemos en el caldo
de cultivo que favorece a esa llamada “posverdad” (D.
Roberts, 2010). La normalidad no contrasta al presente del
pasado o del futuro con lo que no va de la mano de la historia,
así como tampoco representa lo ético ni la razón.
Lo que se considera corriente es lo acostumbrado durante un
período de tiempo inexacto y contexto, que no por ello
contrastado, ni lógico, ni lo mejor para el conjunto de los
pueblos que viven esa normalidad. Con ello hacemos alusión
a que lo considerado normal en este presente no tiene
necesariamente porqué significar un avance o evolución
respecto a la pasada normalidad. El presente normalizado
actúa como la “modernidad líquida” a la que hacía mención Z.
Bauman (1999), puesto que esta normalidad es versátil y
flexible, además de expandirse globalmente. Cuando se habla
de adaptar la normalidad a la situación actual deberíamos
preguntarnos cuáles de los aspectos de dicha normalidad
pretenden salvarse, mantenerse y reconstruirse. La
normalidad actual se expande, tiñendo la diversidad
sociocultural de un estilo de vida homogeneizado apoyado
sobre el mestizaje de la población mundial. Este mestizaje
sólo es defendido en su versión folklórica mercantilizada,
siendo desprovisto de su diversa carga identitaria bajo el
mantra del prevalecer de lo más aceptable y evolucionado.
Por un lado existen unos objetivos comunes sujetos a la
supervivencia de la especie en su diversidad y por otro lado
existe lo normalizado en base a la economía, lo cual termina
en muchos casos limitando y precarizando dichos objetivos
comunes. Es por todo ello que cuando algo tan básico como
la salud de los individuos se supedita a la salud de la
economía normalizada ésta primera termina precarizada a la
sombra de lo productivo, lo beneficioso y lo monetizado.
60
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19.
En los siguientes apartados profundizaremos en tres aspectos
concretos de tres de los pilares de nuestra normalidad, como
lo son las relaciones sociales, la economía y el trabajo.
El distanciamiento social
conexiones a distancia.
en
la
sociedad
de
las
Durante el confinamiento y el des-confinamiento que hemos
vivido y estamos viviendo las relaciones sociales que implican
cercanía y contacto físico se han visto mermadas como
respuesta a la facilidad de contagio del virus COVID-19.
Según el territorio y cultura de la que hablemos esta reducción
ha sido mejor o peor llevada, si tenemos en cuenta que hay
culturas apoyadas en una vida social de contacto, reuniones y
cercanía frente a otras que lo son menos. Cuando nos hemos
visto limitados a la hora de reunirnos en persona con quiénes
deseamos hacerlo la valía de la presencia física en la
relaciones sociales ha sido subrayada o remarcada como
importante. Esta situación nos ha llevado a relacionar ese
distanciamiento físico forzado con el distanciamiento
psicológico, en muchos casos. Esta cuestión resulta de lo más
irónica pues si rebobinamos unos meses atrás caeremos en la
cuenta de que la presencia física de dos personas no implica
una presencia psicológica, es decir, estamos tan distraídos
con hablar con personas que no están presentes o con
romper nuestro disfrute y apreciación de lo que vivimos que
cuando dos personas se encuentran físicamente no
necesariamente se prestan atención o están presentes más
allá de sus cuerpos.
Hay muchas buenas intenciones y apreciaciones fugaces de
posibles cambios que en nuestra actitud social debieran darse
por aquello que creemos coartado o arrebatado por el Covi19, pero realmente creemos que esas pretensiones serán
duraderas, o algo nuevamente perecedero al igual que lo es
nuestra normalidad. Cierto es que ante situaciones que
provocan cambios repentinos en nuestra forma de vida
El virus que subrayó lo anormal de lo corriente.
61
siempre surgen reflexiones ya pasadas y otras nuevas que
cuestionan la normalidad, pero también surge un
afianzamiento de lo existente ante el temor de lo desconocido.
En el caso de las relaciones sociales ya se han visto
modificadas con el uso constante de la red que acorta las
distancias de los que están lejos pero no en pocos casos
aumenta las de los que están cerca. La red nos ha abierto una
ventana a la asiduidad de las conexiones, a la par que ha
aumentado el número de personas sobre las que sabemos o
mantenemos contacto en comparación con nuestras
generaciones pasadas. A su vez cabe preguntarse si Z.
Bauman tenía razón cuando describía las redes sociales
como una “comunidad sustituta”3 Si previamente al
confinamiento ya teníamos más contactos y conversaciones a
distancia que en persona, durante el confinamiento hemos
alimentado esos contactos que eran principalmente en
persona a través de nuestra red a distancia.
Al limitarnos gran parte de la población a las conexiones a
distancia la valía de las relaciones en persona se ha visto
señalada, pero podría no ser más que un instante de
preocupación por aquello que siempre tuvimos en la mano y a
lo que sólo atendemos si ya no sentimos su tacto. Con el desconfinamiento vemos cómo la gente que respetó las normas
van saliendo poco a poco y algunos cambian sus saludos para
evitar el contacto pero parece no ser más que otro periodo de
novedad que otros muchos ni conciben, pues su normalidad
nunca quiso ser pausada aun no siendo de las profesiones
esenciales.
El distanciamiento social no ha llegado de la mano del
COVID-19 sino que ya formaba parte de la normalidad,
limitado a las horas de ocio/reposo/libertad, las cuales en
muchos casos eran escasas. El uso de este término nos hace
3
https://lamenteesmaravillosa.com/zygmunt-bauman-facebook-y-lastrampas-de-las-redes-sociales/
62
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19.
pensar en la falta de conexión de su significado con la
realidad, pues deberíamos de hablar, en este caso, de
distanciamiento físico más que social. El distanciamiento
social es algo con lo que ya convivíamos antes de todo esto,
teniendo en cuenta que al igual que las demás enfermedades
que asolan a comunidades enteras y no nos llaman la
atención porque no afectan a los nuestros, el COVID-19
apareció como un comentario sin importancia en nuestras
vidas, ya que China era la afectada en su esencia. Estamos
anestesiados de los problemas ajenos aunque su lejanía no
sea tal, pues las personas con las que cohabitamos en los
espacios públicos y privados también los tienen. Sólo
hablamos de empatía si esos que consideramos “los nuestros”
se ven afectados con lo en qué influye ésta actitud sobre las
calidad de nuestras relaciones sociales en un sociedad que
aumenta el número de éstas pero reduce la complicidad que
en ellas se da. Actualmente importa el número pero no la
calidad, por mucho que esto sea mencionado este aspecto no
se encuentra en la balanza del cambio precisamente, pues a
mayor número de contactos mayor aceptación social y mayor
acceso al mundo laboral, entre otras cosas.
Si las relaciones sociales se encuentran en esta normalidad,
que comentamos, ¿en qué ha afectado un virus que las
enfrasca más en la red? La importancia de las relaciones
cercanas se ve señalada como si de un descubrimiento y
primicia se tratase para luego, posiblemente, ser envuelta en
la insaciable normalidad que al convertir en corriente lo que a
ella pertenece lo devalúa, pasando a ser algo cuya pérdida no
es planteada. Cuando lo que importa es tener contactos y
conocidos y no fuertes vínculos personales, el
“distanciamiento social” promovido por el virus no es más que
una representación objetiva de lo que ya estaba y no era
suficientemente visible. Con el confinamiento y desconfinamiento nos hemos visto y vemos en el escenario de
una sátira de nuestras relaciones sociales donde el virus no
es más que el contexto que ha incentivado la limitación de
El virus que subrayó lo anormal de lo corriente.
63
dichas relaciones al uso de una pantalla como intermediario.
La manera de entablar relaciones entre las personas ya
estaba claramente influida por el uso de las tecnologías
aplicadas en las redes sociales, ya sea para su mejora o
desvirtuándola de su base más esencial; la humanidad
subyacente en la complicidad.
En definitiva el distanciamiento social, promovido como
medida preventiva al contagio, ha remarcado la importancia
del contacto real entre las personas y sus redes personales,
situación que ha resultado liviana por el acostumbrado uso de
los TIC, pero también nos ha subrayado el distanciamiento
que ya teníamos y que se encuentra en auge. No porque las
calles estén llenas de personas el acercamiento es mayor ya
que nuestra falta de empatía conjunta se ha convertido en la
protagonista, en una sociedad donde el “yo” y “los nuestros”
nos distancia, quitándole sentido a toda la carga que conlleva
la palabra especie y el pertenecer a ella. Muchas imágenes
del confinamiento han mostrado pequeños retazos de lo que
queda de esa unidad de grupo, pero se han visto empañados
por todos aquellos que nos muestran que el pasar a ser no
más que un engranaje de la maquinaria productiva debilita los
lazos humanos de la misma manera que la visión de conjunto
de la llamada aldea global. La familia nuclear como base
productiva expandida por el globo no es más que un ejemplo
de dicho distanciamiento real, prexistente al virus, familia cuya
extensión a otros miembros cercanos y afianzamiento de la
red se ve aclamada socioeconómicamente, en su mayoría,
cuando la productividad y estabilidad de su núcleo se ven
afectadas.
La normalidad del libre consumo.
Al igual que las relaciones sociales, cada vez más distantes,
la “libertad” en la que el consumo envuelve su dependencia
forma parte de nuestra normalidad globalizada. Con la llegada
del virus y sus posteriores reacciones estatales esa falsa
64
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19.
libertad de la inmediatez y la prontitud en el consumo se han
visto intimidadas. El consumo online se ha visto favorecido,
pero la procedencia extranjera de muchos de los artículos
adquiridos ha aumentado el tiempo de recepción de lo
comprado, con lo que la euforia de lo inmediato no se ha visto
satisfecha. No sólo se trata de consumir sino de transmitir la
idea de que con la cantidad adecuada de dinero se tiene el
derecho de tener lo que se desea en el momento que se
quiere, pues el interés por el producto puede perderse en el
tiempo de espera. Con la limitación del consumo, saliendo del
hogar, a productos alimenticios y enseres, una parte de la
población que centra su ocio en espacios abiertos al consumo
se ha visto perdida en la disposición de su tiempo libre.
Estamos tan ensartados en nuestro horario semanal que
cuando hemos adquirido tiempo la apatía y el aburrimiento se
han convertido en nuestros compañeros de vivienda. Por esta
razón muchos han sentido la necesidad de organizarse un
horario propio que les obligue a seguir realizando actividades,
ya sea por pura distracción o sometimiento inconsciente a los
horarios productivos, hábito que adquirimos desde que
llegamos a esta sociedad. Ni careciendo de la necesidad de
responder a un orden y un sentido en nuestro día a día hemos
sido capaces de renunciar al control del tiempo, apurándolo lo
suficiente para poder sentirnos vitales, audaces, organizados
y sobre todo productivos. En esta situación, hemos visto y
sentido como la educación cronometrada y en serie aparece
como respuesta a la insatisfacción e inseguridad surgida
cuando nos vemos libres de horarios y de las obligaciones
que más tiempo ocupan en nuestro semanario.
La creatividad ha podido campar a sus anchas durante el
tiempo de confinamiento pero tampoco lo ha hecho en
demasía pues la desintoxicación de nuestra rutina requiere de
tiempo, y si hablamos a nivel global requeriría de siglos,
seguramente más de los que ésta lleva implantada. Dos
ejemplos de la dependencia a una rutina que aboga por el
El virus que subrayó lo anormal de lo corriente.
65
consumo, en cualquiera de sus vertientes, los hemos visto
durante el confinamiento y el des-confinamiento; en el inicio
de este primero gran parte de la población llenó sus carros,
aun sabiendo que los supermercados iban a seguir abiertos y
durante el segundo hemos visto las colas kilométricas en
algunas tiendas de ropa. En el primer ejemplo también jugó
un papel crucial la incongruencia del miedo que no deja hueco
a la lógica. Con el aumento del tiempo libre a la par que las
ganas de aprovecharlo consumiendo, el hecho de tener unos
ingresos reducidos y precarios o que la economía personal no
se vea afectada no influyen sobre el aumento del estrés en
una parte de la población de no poder ejercer su libre
consumo. Todo ello no quita el breve cuestionamiento de
muchos de su vida previa al virus, un razonamiento al que
llegamos en momentos de impasse, cuya llegada no es más
importante que el profundizar en éste para que algo quede al
salir de la circunstancia que te condujo a ello.
Nuestra dependencia de los horarios normalizados e
interiorizados estipula todas nuestras actividades, incluidas las
básicas como comer, y con la llegada de una fractura en
dichos horarios, para aquellos que no han seguido trabajando,
ha provocado en muchos casos diferentes períodos de estrés,
ansiedad y depresión. Cuando nos ha tocado el rol de
controlar nuestros horarios y vidas, aun en un espacio
limitado, nos hemos visto desprovistos de la experiencia de la
libre elección de nuestros días, aunque la rutina ha seguido
entrando libremente a través de las redes y las actividades
autoimpuestas. ¿Por qué no convertir el libre uso del tiempo
en un aprendizaje de nuestras negadas voluntades?, pues
dejándolas salir a pasear quizás nos infrinjamos un menor
encarcelamiento del pensamiento. El hecho de haber tenido
que responder a la imposición de unas normas adaptadas al
momento demuestra la evidente falta de conciencia conjunta y
la acostumbrada falta de libertad psíquica. Somos seres
sociales con problemas conjuntos que habitan un presente
capitalizado que aboga por que los individuos se crean islas.
66
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19.
Con ello no se pretende exponer que la sociedad ande
totalmente ausente del libre pensamiento pero sí que éste
cohabita con el control, dependencia y condicionamiento,
hechos para los que trabajan aspectos como el horario. El
convivir diariamente con esto último facilita la aceptación de
llenar el vacío existencial que nos deja la sensación de falta
de control, cuando realmente no lo solemos tener,
reconstruyendo lo que nos limita y consumiendo lo que nos
hace dependientes, dando lugar con ello a la sensación de
una constante carencia de satisfacción.
En definitiva el comprar algo, sea lo que sea, da una falsa
sensación de control y poder sobre nuestras vidas y la
limitación de la inmediatez a la adquisición de ciertos
productos, por la presencia del virus, ha destapado la falta de
control que siempre estuvo ahí y la precariedad en nuestra
libre disposición del tiempo. La gran parte de los espacios
presentes en las actuales ciudades no se encuentran
disponibles para un simple uso y aprovechamiento sino
ligados a algún tipo de consumo, con lo que una vez cerrados
los espacios predispuestos a dicho consumo (salvo los
comercios alimenticios y lugares de trabajo “esenciales”), el
tener la opción de salir por la ciudad sin rumbo fijo y sin un
objetivo termina percibiéndose como algo insuficiente, salvo
para estirar las piernas y tomar el aire. Los “no lugares” (M.
Augé, 1993)
de las ciudades, durante el avance del
confinamiento, se han visto reducidos al mínimo de su relleno,
es decir, las personas, y durante el des-confinamiento se han
visto revestidos, mostrándonos la insignificancia de los
espacios urbanos de tránsito sin la presencia de las personas.
La normalizada devaluación de numerosas profesiones.
Tras la anterior reflexión sobre nuestra relación con el tiempo
de consumo, pasamos a otro gran pilar del control
normalizado de nuestro tiempo, el trabajo, y concretamente a
aquel considerado productivo (desde el punto de vista
El virus que subrayó lo anormal de lo corriente.
67
monetizado) en detrimento de una gran variedad de
profesiones.
Las profesiones que requieren de tiempo y reposo para
desarrollarse se ven vilipendiadas por el ansia de la
inmediatez aunque lo que se produzca, cuando ésta es
satisfecha, sea de menos calidad. Estas profesiones también
se ven muy afectadas por la futilidad de lo determinado como
útil en esta sociedad lo cual es determinado en cuanto a la
valía cuantificable que puede proporcionar, además de otras
cuestiones como el poder o el control. La utilidad de un
producto y de una labor ya no se encuentra en el resultado de
su uso y realización sino en el beneficio material que éstos
puedan proporcionar. Si una tarea, un producto y un resultado
no conllevan, ya sea de manera indirecta o directa una
retribución económica, se pueden ver situados en los distintos
escalafones de la devaluación y la precariedad. Numerosas
profesiones ligadas a las ciencias sociales, humanas y en
torno a los cuidados se han visto relegadas de su importancia
en la sociedad además de precarizadas.
La llegada del actual virus y de su respuesta social ha puesto
sobre el punto de mira la controversia en la se encuentran las
llamadas “profesiones esenciales”, en su mayoría
pertenecientes al sector alimenticio y sanitario. Teniendo en
cuenta que nos encontramos primariamente con un problema
de salud pública, es lógico que estas profesiones se subrayen
como esenciales ya que son la base de la subsistencia pero
no por ello otras profesiones que fomentan la evolución de la
sociedad y del ser humano deben ser tenidas como
prescindibles o relegadas a un segundo plano. Al igual que
una sociedad no puede sobrevivir sin sustento ni salud
tampoco puede continuar sin el desarrollo del pensamiento,
en cualquiera de sus vertientes, con lo que todas estas
profesiones están ligadas a la prevalencia del ser humano. El
ser humano no es una simple maquinaria que sólo hay que
cargar y mantener en funcionamiento sino que su constante
68
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19.
desarrollo es parte de la prevalencia de su existencia y para
que esta prevalencia se mantenga también hay tener en
cuenta el entorno y el equilibrio con éste.
Este virus no ha hecho más importantes profesiones que ya
eran necesarias sino remarcado el olvido que sobre su
obviada presencia se encuentra presente en nuestra
normalizada sociedad, dando lugar a una precarización de sus
condiciones o ninguneo respecto a su necesaria presencia. El
procedimiento tanto en las profesiones ligadas a la salud,
concretamente la atención primaria, como en las profesiones
ligadas a la alimentación está claramente influido por el pilar
ideológico de nuestra actual sociedad, es decir, el trabajo en
cadena.
El hecho de atender a más pacientes un/una médico o un
enfermero/a en un turno determinado es visto como un
beneficio respecto al costo del turno de ese profesional, al
igual que un cajero/a debe pasar una cantidad de artículos por
minuto ya que a mayor rapidez mayor beneficio para la
empresa. Estas profesiones se han visto deshumanizadas al
reducirse el tiempo de contacto entre el que atiende y el que
es atendido. Por todo ello la presencia del virus no ha hecho
más que mostrar lo que ya estaba, aumentando el estrés
causado por un nivel elevado de una demanda que no puede
ser respondida de manera adecuada, ya que el aumento del
tiempo y material empleado en una labor es visto como
pérdida. Las profesiones de las que venimos hablando, al
igual que otras muchas, son limitadas por la búsqueda del
automatismo en las personas que las llevan a cabo.
Al no poder responder a dicho automatismo productivo
muchas profesiones se ven devaluadas, otras no son tratadas
como profesiones “serias” socialmente (las artes, las escritura
creativa; profesiones ligadas con el crear) y otras, al ser
consideradas básicas, son tratadas como inferiores,
justificando de esta manera el mal vivir de los que se dedican
El virus que subrayó lo anormal de lo corriente.
69
a ellas. Cabe preguntarse qué relación existe entre el sueldo y
la valía social y humana de cada profesión, relación que como
podemos observar no es directamente proporcional sino que
el tipo de sueldo está ligado al beneficio monetizado que cada
profesión/actividad proporciona o se estipula que puede
proporcionar.
Si caemos en la cuenta de lo dicho el presente virus influye
sobre la situación de las profesiones en cuanto a la pérdida
económica que el “parón” socio-productivo ha dado lugar. Sin
embargo, la valía social y humana de aquellas actividades,
sean consideradas trabajo o no, que aportan un beneficio
fuera de lo monetizado sigue presente, independientemente
de cómo éstas sean tratadas socioeconómicamente. Lo que
es incuantificable no pierde su valor por no poder ser medido
por algo tan maleable como el dinero. Cierto es que nadie ni
ninguna profesión se encuentra fuera de las medidas e
influencia de nuestra sociedad normalizada con lo que
simplemente nos encontramos en diferentes posiciones
respecto al conjunto, es decir, en la cúspide, en alguna parte
del centro, en la base o al margen; un margen que no llega a
desligarse de la normalidad. La puesta en escena de la
necesidad de ciertas profesiones con el confinamiento no es
más que una atención social fugaz, resultado del descenso
del ritmo de vida en una parte de la población, ganando a
cambio tiempo para la observación, aunque éste ni haya sido
valorado en muchos casos.
En definitiva, la devaluación del aporte real de numerosas
profesiones no es más que el resultado de una sociedad,
donde el beneficio económico se encuentra en la cúspide y el
aumento de éste promueve la rapidez, el automatismo y la
uniformidad que nos aboga a la simpleza. Esto último da lugar
a que una gran parte de aquellos que recibirán a cambio un
marcado estatus, rédito y crédito (siempre y cuando se
encuentren en el momento, lugar y profesión adecuada para
70
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19.
ello) son aquellos que encajan en el siguiente fragmento de R.
Zafra (2017, pág.83):
“El hombre fotocopiado es un grandísimo entusiasta. El
hombre fotocopiado entra en el edificio y se mimetiza
con la institución que le acoge. El hombre fotocopiado
dejó su inconformidad en algún cajón de la mesita de
noche y se niega a buscar la llave. No está claro si en
algún momento de su vida anterior decidió convertirse
en esa cosa eficaz y robótica que es hoy o si una vez
dentro de la institución los engranajes máquina-persona
encajaron empujándolo a la indolencia de su vida
actual”.
Conclusiones.
Tras esta breve reflexión cabe decir que los efectos de la
pandemia son resultado de la anormalidad de lo
sistematizado. Ya fuera en el pasado o en el presente
debemos de observar con crudeza aquello que es defendido
como incuestionable o inevitable y más si ello empobrece
tanto nuestro sustento como nuestra mente. Que el foco de la
reflexión sobre las carencias y desigualdades haya sido traído
por una crisis sanitaria no es la cuestión sino precisamente
esas penurias y errores enfocados. El individualismo, el
consumo desmesurado y la actual devaluación de las
profesiones que no responden al ritmo establecido, aunque
éstas impliquen una destreza, una creatividad o una larga
formación, no son más que algunas de las consecuencias de
la normalidad a la que hemos llegado y que se sigue
fomentando. Lo que está por venir tras el paso de este desconfinamiento no será el resultado del virus sino una
consecuencia de que éste haya llegado en un momento en el
que la sociedad, en todas sus variantes, ha sido monetizada,
hasta tal punto que el beneficio económico es el fin en sí
mismo, y no un paso intermedio, y el control permanente de
dicho beneficio un anhelo tratado como el santo grial. Todos
El virus que subrayó lo anormal de lo corriente.
71
nos encontramos en la colmena salvo que, a diferencia de las
abejas, no nos hallamos en la búsqueda de la estabilidad del
conjunto sino en el buen y holgado posicionamiento de unos
sobre la estructura, aunque esto signifique el aplastamiento de
otros muchos. La olvidadiza memoria colectiva, si es que
dicha memoria existe, relegará a lo puntual muchas de las
reflexiones que en estos días han resurgido, porque éstas ya
fueron remarcadas, y al igual que las anteriores serán
reducidas a pura tinta y palabras de un lejano eco.
72
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19.
Bibliografía.
Augé, M. (1993), De los no lugares. Espacios del anonimato.
Una antropología de la postmodernidad. Barcelona: Gedisa.
Bauman, Z. (2003), Modernidad líquida. México: Fondo de
Cultura Económica.
Fanes, I. (2017), En la era de la posverdad. 14 ensayos.
Volumen 5 de Criterios. Barcelona: Calambur.
Zafra, R., (2017), El entusiasmo. Precariedad y trabajo
creativo en la era digital. Barcelona: Anagrama.
Enlaces.
https://dle.rae.es/normal
https://lamenteesmaravillosa.com/zygmunt-bauman-facebooky-las-trampas-de-las-redes-sociales/
Sobre la autora.
Águeda Sánchez Porras es antropóloga social y cultural,
formación recibida en la Universidad de Sevilla y prácticas
realizadas en una asociación en Bologna (Italia).
Anteriormente obtuvo un título interuniversitario en
Criminalidad y Seguridad pública. Se encuentra finalizando un
máster en Mediación e Intervención Social de la universidad
Jean Jaurès (Toulouse). Interesada en la intervención social
en barrios urbanos, aplicando los conocimientos que el trabajo
de campo antropológico proporciona. Algunas de las
perspectivas de investigación de su interés son: la
antropología simbólica, de las edades, urbana y de las
migraciones.
La desigualdad social perjudica seriamente la salud:
El Coronavirus sí entiende de clases sociales
María Virginia Sánchez Rivas
Centro de Estudios de Cooperación y Desarrollo
Universidad de Murcia
[email protected]
Resumen.
Es sabido que los grupos socioeconómicos más bajos, sufren
con mayor frecuencia enfermedades crónicas, lo que les hace
más vulnerables ante la pandemia. Los datos disponibles a
día de hoy en España, no permiten hacer un análisis riguroso,
sobre el impacto que tiene la desigualdad social en la
mortalidad por coronavirus. Se dispone de información
desagregada por sexo y edad de una parte de las personas
fallecidas por coronavirus, aunque se desconoce su
ocupación o nivel educativo, situación laboral, económica así
como estilos de vida. Sin embargo, sí es cierto que, se puede
realizar una aproximación de forma indirecta.
En primer lugar, se sabe que, en pandemias precedentes de
gripe, las tasas de mortalidad han sido más altas entre los
grupos socioeconómicos más bajos.
En segundo lugar, las personas que padecen enfermedades
crónicas corren un riesgo mayor de desarrollar una forma
grave de coronavirus y fallecer. Y esta es precisamente la
razón por la que se piensa que, existe una desigualdad por
estatus socio-económico en el riesgo de morir a causa del
coronavirus. Se tiene evidencia de que las personas de
estatus socio-económico más bajo, presentan peores
condiciones de salud, debido a que mantienen hábitos de vida
menos saludables, trabajan en ocupaciones que suponen un
mayor desgaste físico, están expuestos a mayores niveles de
estrés y tienen un peor acceso a las prestaciones sanitarias.
74
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
En tercer lugar, la pobreza dificulta el confinamiento, el acceso
a los EPIS, la alimentación y los recursos esenciales. Esta
situación provoca el incumplimiento de las medidas
reglamentarias decretadas en el Estado de alarma. Las
personas y familias que se encuentran en los estratos más
bajos, se ven obligados a saltarse las normas para poder
subsistir. Esta experiencia desoladora tendría que
convencernos de que la reducción de la desigualdad social
tiene que ser una de las prioridades a la hora de pensar cómo
reconstruir el Estado del bienestar, y nuestra sociedad en
general, en la era post-coronavirus.
La teorización de la pobreza y la exclusión social en la
Antropología.
En Antropología, históricamente la pobreza se ha tratado
desde dos grandes marcos teóricos: el primero, el cual
podríamos denominar perspectiva culturalista y el segundo
que, podríamos señalar como el determinismo estructural. Es
decir, una concepción de los pobres como poseedores de
cierta “autonomía cultural” o desde otra que enfatiza su
pertenencia a una clase social. El ejemplo más conocido de
tratamiento culturalista ha sido el de la cultura de la pobreza
de O. Lewis. Este concepto ha tenido dos críticas
fundamentales:
1. Se basa en una definición esencialista y a histórica
del determinismo cultural y como fue concebida por la
escuela boasiana en Estados Unidos. La cultura de la
pobreza según indica Lewis (1959 y 1965) es un modo
de vida para adaptarse a las condiciones de vida de una
sociedad mercantil.
2. Esta teorización sobre la cultura de la pobreza, las
organizaciones de familiares específicas y los valores
propios de los pobres se forjaron como los responsables
de la pobreza: eran estos valores y comportamientos
La desigualdad social perjudica seriamente la salud:
El Coronavirus sí entiende de clases sociales
75
desestructurados, pasivos, “asociales” e individualistas,
sin capacidad de innovar y planificar a largo plazo, con
problemas de autoestima, y siempre vistos desde “la
normalidad” de una clase media nativa (Leacock, 1971)
eran los responsables de que los pobres no
aprovechaban las oportunidades que la sociedad les
ofrecía para salir de la pobreza. Una cuestión tan actual
y vigente en la actualidad social, con los procesos de
criminalización de los parados, la disidencia y las
protestas.
Valentine (1968 y 1978) y Eleanor Leacock (1971), alegaron
que los pobres no tenían una cultura autónoma, sino que
incorporaban una subcultura dentro de la clase trabajadora.
Es decir, certificaron que lo que causaba la persistencia de los
pobres en su pobreza no eran sus valores culturales en los
que se socializaba a los niños y que fueran imposibles de
suprimir, sino que era un sistema social, basado en la
desigualdad, que originaba que los pobres desarrollasen
ciertas pautas de comportamiento, estructuras familiares y
concepciones comunitarias, participación política, ideas del
futuro, entre otros. Este pensamiento de la cultura de los
pobres como respuesta a su ubicación en la estructura social
como grupo más desfavorecido, no dejaba de involucrar un
determinismo de carácter estructural, del que se intentó salir
en la década de los 80 del siglo XX, muy especialmente en la
Antropología latinoamericana, recurriendo a conceptos como
el de estrategias económicas familiares, a la flexibilidad de las
organizaciones domésticas o a la importancia de las redes
sociales para sobrevivir en circunstancias de escasos
ingresos; con estas nociones se intentaba evitar el
determinismo, al enfatizar la capacidad de acción de los
grupos subordinados, eliminar los calificativos de social y
políticamente apáticos y pasivos, rehusando también así el
término “cultura”.
76
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Desde el estudio pionero de Larissa Lomnizt (1975) donde
asentó que las relaciones de correspondencia entre amigos,
parientes y vecinos, eran decisivas para sobrevivir en la
marginalidad, se ha trabajado mucho en las estrategias que
los pobres emprendían para poder sobrevivir en contextos de
extrema pobreza. Algunas de las líneas de investigación más
fructíferas tuvieron que ver con el fomento de las relaciones
primarias de ayuda recíproca (Ramos, 1984), la flexibilización
de los grupos domésticos (Eguía y Ortale, 2007; Martínez
Veiga, 1987; Monreal, 1990; Zloloniski, 2006), incentivación
del trabajo doméstico (Jelin, 1984; Monreal, 1990) o la
realización de variadas actividades laborales de carácter
informal, sumergidas y que no aparecen en las estadísticas
oficiales (Monreal, 1990; Newman, 1999; Zloloniski, 2006).
Todas estas investigaciones realizadas en los años 80 y 90
del siglo XX conducían a señalar que las características de
pesimismo y la pasividad dadas a los pobres por una
pretendida cultura de la pobreza eran estereotipos que se
derivaban de la forma en que habían sido construidos los
pobres por las ciencias sociales (Monreal, 1996 y 1999).
En Europa, a partir los años 90 y durante la primera década
de nuestro actual siglo, en la esfera de los medios de
comunicación, de las políticas públicas y de los debates
académicos y tertulianos, el termino pobreza se empezó a
complementar o sustituir por el de exclusión social. En un
contexto marcado por el desmantelamiento del Estado del
Bienestar, del aumento de la precariedad y de la crisis
financiera e inmobiliaria, el tratamiento dado a estas
significaciones ha de ir más allá de los procesos de
desigualdad, de una población excedente o de un fenómeno
residual. Esta pobreza creciente y persistente, como han
mantenido gran conjunto de autores, no es un hecho
circunstancial debido a esporádicas crisis económicas, sino
que forma parte del modelo de desarrollo realizado en los
países centrales a partir de mediados de los años 80 del siglo
XX y del que hoy estamos viviendo su agotamiento. La obra
La desigualdad social perjudica seriamente la salud:
El Coronavirus sí entiende de clases sociales
77
de Bourdieu refiere cómo cada uno de los agentes sociales
comprometidos en una situación determinada, actúa y percibe
su acción y las de los otros a partir de su posición en el
espacio social, que siempre es definida por relación al
conjunto global de posiciones. De Certeau (2006a y b), en
discusión con Bourdieu y Foucault, destaca las prácticas de
los agentes, la resistencia de los sujetos, los límites del poder
y la disciplina para señalar la politización de la vida.
Los elementos que perturban la
escenarios estructurales sociales.
pandemia
y
los
Algunos de los elementos que perturba a la pandemia tienen
que ver con escenarios de la estructura social. El escenario
macro de base es desde luego el mundo globalizado. La
intervención en los ecosistemas, la crianza intensiva de
animales para la alimentación y la globalización del comercio
y el turismo avivan situaciones que son estructuralmente
distintas a las que dieron lugar a otras pandemias de origen
animal a lo largo de la historia de la humanidad. Se sabe que
ni la transmisión ni los efectos de los virus afectan por igual a
todos los países y a todas las clases sociales. La principal
brecha sucede entre países ricos y pobres. Las desigualdades
en sistemas de higiene básicos, nutrición, hacinamiento,
educación e infraestructura sanitaria. Sin embargo, si bien la
pandemia surge en una región de China, de momento está
afectando más en términos relativos a países del primer
mundo, y dentro de estos, se está concentrando más en
algunos. Esta pandemia ya no es un problema de países
pobres debido a la organización de la economía y de los
movimientos de población. También influye la estructura de
ocasiones desde la que actúan los gobiernos y los sistemas
de salud.
Si nos centramos en el Sur de Europa, se puede ver que
existen grandes diferencias entre la mayor difusión en Italia y
78
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
España, los primeros en importar infecciones, y lo ocurrido en
Grecia y Portugal. A simple vista se podría pensar, por
ejemplo, que Grecia es un país más vulnerable debido a la
presión de refugiados provenientes de Oriente Medio y a los
mayores recortes que ha sufrido su sistema sanitario.
Razones equivalentes se podrían aducir respecto a
diferencias con otros países del entorno europeo o del norte
de África. ¿Por qué entonces Italia y España están tolerando
más?
Un asunto central de esta crisis es hasta qué punto una
sociedad puede aceptar el riesgo que compondrán los
impactos sociales del confinamiento y la paralización de la
actividad económica más allá de los efectos en la salud. En lo
referido a la estructura social es evidente que los impactos se
distribuyen desigualmente en la población. Los más
inmediatos se aprecian en pocas semanas en los colectivos
más vulnerables: inmigrantes irregulares, personas sin hogar,
trabajadores precarios y personas que se encuentran en el
límite de la subsistencia. A continuación vendrán
consecuencias en muchos sectores de actividad.
En el terreno de la educación, la enseñanza online tendrá
diferentes efectos en función del equipamiento de los hogares
y las habilidades tecnológicas de las familias. En el terreno del
trabajo, en las sociedades del sur de Europa una parte
importante de la población depende de la combinación de
empleos esporádicos, trabajo informal y solidaridad familiar.
Otra parte depende de trabajo independiente y de microempresas de menos de cinco trabajadores en el sector
servicios. Estos sectores son los más perturbados por el
confinamiento. La distribución desigual de los costes sociales
puede dar lugar a una sociedad mucho más monopolizada si
no se actúa en consecuencia. La pobreza es un mecanismo
de riesgo concluyente en la transmisión y mortalidad del
coronavirus. Las clases socioeconómicas más afectadas se
encuentran más exhibidas incluso en España, que cuenta con
La desigualdad social perjudica seriamente la salud:
El Coronavirus sí entiende de clases sociales
79
un fuerte sistema sanitario público. La cuestión es estructural.
Las consecuencias más graves del covid-19 se desarrollaron
en los pacientes con patologías previas, que se desarrollan
con mayor frecuencia en los pacientes de bajos recursos. Un
tercio de aquellos que tienen los ingresos más bajos muestran
dos o más afecciones crónicas, mientras que esa cantidad de
afecciones sólo se observa en la cuarta parte de los que
tienen las rentas más altas, según el informe “Salud de un
vistazo 2019” de la OCDE. En España, así como la
apreciación de salud disminuye con los años, también cae en
picado según la realidad laboral, señala la más reciente
Encuesta Nacional de Salud, con casi diez puntos de
diferencia con respecto a los desempleados. “A medida que
se desciende en la clase social, disminuye la valoración
positiva del estado de salud” hasta un 20%, señala el INE.
La salud es más que curar enfermedades, porque es
bienestar físico, psíquico y social, y el 80% estriba de los
estilos de vida y los factores socioeconómicos». Con la crisis
sanitaria todavía lejos de remitir, no se han publicado
conclusiones concretas sobre la relación entre la pobreza y la
pandemia. Los componentes determinantes de la salud
también reparan entre los de clases sociales más altas, según
los datos oficiales: mejoran “en los grupos de posición
socioeconómica más favorecida”, indica la Encuesta Nacional
de Salud. “Mejora el tabaquismo, se reduce el consumo de
alcohol, aumenta la actividad física, la lactancia natural y el
consumo de fruta”. Lo que se suele reducir a “tabaco, dieta y
ejercicio” influye en la aparición o tratamiento de las
enfermedades cotidianas. Cuando la crisis sanitaria se
convierta en una crisis económica, algo que ya se da por
hecho con una caída pronunciada del PIB español, los hechos
del coronavirus continuarán mordiéndose la cola, con un
efecto de retroalimentación que generará más población
vulnerable, por patologías previas o por imposibilidad de
cumplir con el aislamiento provisorio.
80
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Algunos datos de la desigualdad socioeconómica: El
Coronavirus sí entiende de clases sociales.
Si se toma en cuenta los datos aportados en la última
investigación titulada implicaciones sociales del coronavirus,
realizada a nivel nacional por la Red Europea Contra la
Pobreza y la Exclusión (EAPN), se puede observar que
efectivamente, el Coronavirus sí entiende de clases sociales.
A continuación se muestran algunos datos sobre la situación
social, educativa, laboral, de salud y familiar que arroja el
mencionado estudio. El cuidado de la vida de las personas
dentro del hogar es una responsabilidad social y política
primordial, pero está habitualmente calificado como una tarea
que no merece ser retribuida, ni compensada. Los últimos
datos disponibles indican que el 91,9% de las mujeres
realizan tareas domésticas y se ocupan del cuidado de
niños/as, personas ancianas y dependientes durante 4 horas y
29 minutos diarios, frente al 74,7% de los hombres que
dedican en promedio 2 horas y 32 minutos. Con esta crisis
sanitaria, es posible que este proceso de sobrecarga sobre las
mujeres empeore.
Las mujeres están siendo las responsables de formalizar la
inasistencia a los establecimientos educativos. Es decir que,
en las familias nucleares (que no cuenten con familiares de
apoyo o con recursos económicos para concertar ayuda), las
mujeres tienden a extender sus cuidados habituales,
quedándose en casa, lo cual tiene repercusiones en sus
empleos y economía.
En el caso de las familias monoparentales, la responsabilidad
recae sobre el más de 80% de mujeres que componen estos
hogares. En España, las mujeres tienes una tasa de empleo a
tiempo parcial que cuadriplica la de los hombres. Este tipo de
ocupación tiene un alto nivel de precariedad, con empleos
inestables y en sectores en los que el pago se realiza por hora
trabajada. Si no hay trabajo, no hay salario. Esto genera una
La desigualdad social perjudica seriamente la salud:
El Coronavirus sí entiende de clases sociales
81
cascada de consecuencias negativas con respecto a los
ingresos familiares. Existen un porcentaje alto de hogares
españoles que tienen problemas para llegar a fin de mes.
Aquellos que ya están bajo el umbral de la pobreza se
encuentran con menos opciones. Es decir, la mitad de los
hogares compuestos por familias monoparentales, ya está en
situación de riesgo de pobreza y exclusión. Carecen de
opciones para adquirir servicios de cuidado a través del
mercado o de asumir gastos extraordinarios. Teniendo en
cuenta que existen más de 1 millón de personas que viven en
hogares sin ingresos.
Evidentemente, tampoco tienen capacidades de gestionar
gastos extraordinarios. Es por ello que, se está viendo más
afectada la infancia que ya estaba en riesgo de pobreza, 1 de
cada 3 niños/as, dependen de desayunos y comidas en los
colegios. Las tareas escolares, debido a la situación de
confinamiento, se ha requerido la necesidad de recursos
electrónicos y conexión a internet, para seguir clases virtuales.
El 5,5% de la población de España no puede permitirse un
ordenador, es decir, que -sin poder acudir a bibliotecas- los
hijos e hijas de hogares sin ordenador no pueden acceder a
estas clases online.
En relación a la situación laboral de las personas de bajos
recursos económicos (trabajadores pobres) alcanzan al 11%
de la población ocupada: si no se trabaja, no se cobra. Entre
ellos, figuran las trabajadoras domésticas: el número de
empleadas de hogar en la actualidad es de alrededor de unas
700.000, el 98% mujeres. También otros empleos “atípicos”,
denominados como “falsos autónomos”, que tienen
condiciones laborales muy precarias, como muchos de los
empleos de plataformas digitales. Las personas que trabajan
en el sector privado, que no puedan acogerse al teletrabajo,
se enfrentan a tener que coger sus vacaciones, que les
descuenten el día de trabajo o que les despidan, con
82
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
consecuencias sobre niveles de ingresos familiares que ya
están muy ajustados para la mitad de la población. Como
decía García Marquez, la pobreza es el mejor remedio para la
diabetes, pero... ¿la pobreza y la exclusión social basada en
la estructura de clases, lo es para el bienestar de la sociedad,
en este caso, para las personas de más bajos recursos?
La desigualdad social perjudica seriamente la salud:
El Coronavirus sí entiende de clases sociales
83
Bibliografía.
Bourdieu, P. (1999). La miseria del mundo. Barcelona: Akal.
De Certau, M.; GIard, L. y Mayol, P. (2006a). La invención de
lo cotidiano. 1. Artes de hacer. México: Universidad
Iberoamericana / Instituto Tecnológico y de Estudios
Superiores de Occidente / Centro Francés de Estudios
Mexicanos y Centroamericanos.
De Certau, M.; GIard, L. y Mayol, P. (2006b). La invención de
lo cotidiano 2. Habitar, cocinar. México: Universidad
Iberoamericana / Instituto Tecnológico y de Estudios
Superiores de Occidente / Centro Francés de Estudios
Mexicanos y Centroamericanos.
Eguía, S.A. y Ortale, S. (Coords.) (2007). Los significados de
la pobreza. Buenos Aires: Biblos.
Foucault, M. (2002). Vigilar y castigar. Nacimiento de la
prisión. Buenos Aires: Siglo XXI.
Jelin, E. (1984). Familia y unidad doméstica: mundo público y
vida privada, Buenos Aires: CEDES.
Leacock, E. (1971). Introduction. En The culture of Poverty. A
Critique. E. Leacock, Ed. New York: Touchstone Book.
Lewis, O. (1959). Antropología de la pobreza. Cinco familias.
México: Fondo de Cultura Económica.
Lewis, O. (1965). La Vida. Una familia puertorriqueña en la
cultura de la pobreza: de San Juan a Nueva York. México:
Joaquín Mortiz.
84
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Lomnitz, L. (1975). ¿Cómo sobreviven los marginados?
México: Siglo XXI.
Martínez Veiga, U. (1987). El otro desempleo. La economía
sumergida. Cuadernos de Antropología, 10.
Monreal, P. (1990). Organización doméstica, redes de
relaciones sociales y economía in- formal. Un estudio de
antropología social. Tesis doctoral, Universidad Autónoma de
Madrid.
Monreal, P. (1996). Antropología y pobreza urbana. Madrid:
Los Libros de La catarata.
Monreal, P. (1999). ¿Sirve para algo el concepto de cultura de
la pobreza? Revista de Occidente, 215: 75-88.
Newman, K. (1999). No Shame in my Game. The Working
Poor in The Inner City. New York: Vintage Books / Russell
Sage Foundation.
Zloloniski, C. (2006). Janitors, Street, Vendors and Activists.
The Lives of Mexican Immigrants in Silicon Valley. California:
University of California Press.
EAPN: Implicaciones sociales del coronavirus. Recuperado
de:
https://eapn.es/ARCHIVO/documentos/noticias/1584032555_2
00312_implicaciones_sociale s_coronavirus_def.pdf
INE: Encuesta nacional de salud. Recuperado de:
https://www.ine.es
OCDE: Informe Salud de un vistazo. Recuperado de:
https://www.euskadi.eus/contenidos/documentacion/doc_sosa
_health_glance_2019/eu_def/ adjuntos/23389dc8-es_d4.pdf
La desigualdad social perjudica seriamente la salud:
El Coronavirus sí entiende de clases sociales
85
Sobre la autora.
Doctorada en Antropología Política y Jurídica por la
Universidad de Murcia. Licenciada en Antropología Social por
la Universidad Miguel Hernández de Elche - Alicante.
Graduada en Trabajo Social por la Universidad de Murcia.
Máster en Antropología Social. Cultura, Migración y Salud por
la Universidad de Murcia. Miembro colaboradora en el Centro
de
Investigación
CULTURDES
(Universidad
Miguel
Hernández). Miembro investigadora en el Centro de Estudios
de Universidad y Cooperación al Desarrollo (Universidad de
Murcia). Miembro investigadora en el Observatorio sobre
Exclusión Social (Universidad de Murcia). Colaboradora
docente en diferentes másteres, formación reglada y no
reglada. Ha trabajado como cooperante en proyectos de
desarrollo entre grupos indígenas de Ecuador, así como con
menores y mujeres, a través de la Fundación Pueblo Indio del
Ecuador. También ha desarrollado labores de cooperación a
través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) en Panamá, concretamente en el Área de
Gobernabilidad Democrática. Ha realizado una estancia de
investigación en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador
a través de Beca ILA, subvencionada por Caixa Investigación.
Ha trabajado como miembro investigadora en coordinación
con la Universidad de Murcia, en el desarrollo del Plan de
Acción para la Implementación de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible – Agenda 2030 para la Comunidad Autónoma de la
Región de Murcia. Ha participado en numerosos congresos a
nivel nacional e internacional sobre Antropología y Trabajo
Social, desarrollando la función de moderadora y/o panelista.
En la actualidad, trabaja en el tercer sector, con personas
solicitantes de asilo y refugio. Principales líneas de
investigación:
- Cultura, poder y formas de dominación.
- Inmigración, género y desarrollo.
El laberinto del coronavirus...
“El homo sapiens sapiens es como el junco que se
dobla pero siempre sigue en pie”.
Azahara Romero Sanz
Antropóloga, doctoranda. Universidad de Extremadura
[email protected]
Resumen.
El ser humano es puro sentimiento y gracias a la capacidad
de transmitir y comunicarse con otros mediante el lenguaje
puede expresar, experimentar y compartir vivencias. El
confinamiento social vivido en tiempo de COVID-19 forma
parte del proceso individual de enculturación del individuo. El
vocabulario se ve afectado porque al fin y al cabo sólo existe
aquello que aparece en el lenguaje. A través del
confinamiento vivido nos damos cuenta de la lentitud del paso
del tiempo. Somos producto de la inmediatez y la necesidad
constante de querer y tener y eso nos lo genera la sociedad
del consumo en la cual vivimos.
El consumismo constante no se queda al margen en tiempos
de coronavirus y fruto de ello es que se crean campañas de
firmas sin salir de casa. Las modelos desde sus hogares se
convierten en polifacéticos seres que dominan y abarcan todo
lo posible para crear tendencia y generar necesidades en los
individuos que viven conectados a la red en tiempos de
pandemia mundial. Y es que la red ahora es más accesible
que nunca ¿son las redes sociales un instrumento de
incentivo de consumo en la población joven?
El ser humano.
¿Qué es el ser humano? El ser humano es vivencia,
experiencia, emoción y puro sentimiento. Si algo tenemos más
valioso y que nos diferencia como seres humanos, esos son
los sentimientos. Sí, aquello que cada uno es capaz de sentir
88
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
y transmitir mediante el lenguaje. Si eres buen receptor de
emociones serás buen emisor. Y es que al fin y al cabo, solo
somos mensaje que transmitimos constantemente y que va de
paso. Al igual que nuestra presencia en el planeta Tierra, sí,
“somos tiempo, tiempo de paso”. Tiempo, lenguaje y
sentimiento.
Con el tiempo experimentamos vivencias y gracias al lenguaje
podemos expresarlas haciendo uso de los sentimientos. Sin
ellos no seríamos lo que somos. No podríamos experimentar
lo que sentimos durante la crisis del coronavirus COVID-19 y
tampoco podríamos hacérselo llegar a otros seres humanos
que ven y sienten lo mismo que nosotros. Pero solo cada uno
es capaz de experimentar un sentimiento individual y único.
Escribiendo este ensayo reflexiono sobre la importancia que
tendría que cada individuo reflexionara como miembro del
planeta Tierra sobre la crisis mundial que estamos viviendo,
desde su individualidad y así poder comparar, analizar y
reflexionar jugando siempre con las vivencias, fruto de los
sentimientos experimentados en estos días. Siendo único de
cada uno pero muy enriquecedor en su conjunto. Permitiendo
llegar a un análisis, contrastando,
comparando y
reflexionando, sacando a la luz emociones y sentimientos
internos de cada uno. ¿Cuántos se quedan en el tintero para
siempre?
La música, elemento crucial en tiempo de reflexión, cantantes
y compositores intentan volcarse hacia el panorama vivido. La
armonía y la melodía son cruciales para hacer sonar en el
ambiente la pieza musical que ahora nos horroriza y nos
rodea, haciendo “ruido” minúsculo con sus partículas
microscópicas en nuestros oídos cada vez que escuchamos
su nombre, COVID-19 es la palabra clave. Y ahora más que
nunca intentamos ser “como el junco que se dobla pero
siempre sigue en pie”, tenemos que “resistir”, “resistiremos
para seguir viviendo. Soportaremos los golpes y jamás nos
rendiremos. Y aunque los sueños se nos rompan en pedazos.
El laberinto del coronavirus...
89
Resistiremos…” Eso intenta el ser humano en todas sus
posibilidades. Qué difícil es reflexionar cuando fuera existe
incertidumbre, cuando aún no hay respuesta y todo parece
turbio y además, existe el miedo.
¿Qué es el miedo? Si recurrimos a la etimología y a la
semántica, podemos dirigirnos a las directrices que marca la
RAE, la Real Academía Española, quien nos indica que
procede del latín metus, “temor” y lo define como: “angustia
por un riesgo o daño real o imaginario. Recelo o aprensión
que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que
desea”. Y así es, en mayor o menor medida si eres humano
tienes miedo a algo. En cada uno está tener miedo a una cosa
o a otra, en mayor o en menor medida. Pero sí, el miedo está
presente cuando se vive una situación nueva, cuando no se
conocen las causas de un fenómeno y cuando se siente
angustia ante la imposible y rápida solución de un problema.
No importa el tamaño del elemento causante del miedo, en
este caso nos enfrentamos a partículas microscópicas que
paralizan el mundo y andan a sus anchas deseando encontrar
un organismo nuevo. Y así, sin pensarlo, pasando
desapercibido para todos, estas partículas microscópicas,
invisibles, paralizan el mundo. Un enemigo minúsculo
paralizando a una humanidad que habiendo conquistado el
plantea en los últimos milenios, se consideraba por encima de
cualquier percance. De esta manera, de repente, de un día
para otro tenemos que dejar de realizar vida normal. El día 12
de marzo de 2020 recuerdo salir a la calle sin miedo a nada,
pero en cuestión de horas nuestro país decretó el “estado de
alarma” y ahí todo cambió. Un virus, producto de la
globalización y fruto de la socialización nos detiene a todos, el
inicio del estado de alerta da comienzo el 14 de marzo de
2020. Fue el gobierno quien decretó el estado de alarma para
hacer frente a la expansión del coronavirus.
90
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
El coronavirus entre otros términos de nuestro
vocabulario diario.
Y con este fenómeno incorporamos palabras nuevas a
nuestro vocabulario, palabras que muchas abuelas según mi
experiencia ni conocían. ¿Hace un año sabíamos qué era
coronavirus? Tampoco se hablaba de estado de alarma. Y es
entonces, como antropóloga, cuando empiezo a recoger datos
y realizar trabajo de campo desde casa, eso sí, respetando
por supuesto el confinamiento impuesto. Porque ahora “no
estamos en casa”, “estamos confinados”, ¿cuántas abuelas
no habían pronunciado nunca esa palabra? Incluso mis
abuelos me hablan de franjas horarias, “no podemos salir a
cualquier hora”, “existen rangos por edades y por municipios”,
llega la “desescalada”, posiblemente más de dos jamás
habían hecho uso de ese término. Y es entonces cuando la
crisis del coronavirus afecta al uso del idioma. Y aparecen
noticias
con
titulares
como: “Desescalada:
de
no
recomendable a válido para la RAE en dos semanas1” O “la
RAE incluirá en el diccionario palabras como coronavirus o
desescalada”
“Estado de alarma, cuarentena, resiliencia, epidemia.
Son algunas palabras de esta crisis sanitaria que más
utilizamos estos días. Muchas ya están en nuestro
diccionario pero otras, como coronavirus o
desescalada, no. La RAE quiere ponerse al día e
incorporar esos términos que ya nos han marcado para
siempre2”
Y te llama tu abuelo preguntando por el “teletrabajo”, porque
ahora “con los ordenadores podéis hacerlo todo”. Y si no, con
1
Recuperado de
https://www.marca.com/tiramillas/2020/04/21/5e9eb40f46163ff3918b45b2.html
2
Recuperado de https://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/coronavirusrae-incluira-diccionario-palabras-como-coronavirus-desescalada/5565382/).
El laberinto del coronavirus...
91
el móvil, “qué apunto tenéis siempre el aparato para disparar y
grabar cualquier cosa”. Y sí, así es. A ellos les sorprende
cómo pueden pillar in situ a un joven que se salta el
confinamiento, y yo le digo, “abuela, el móvil lo tengo siempre
al lado, basta con desbloquear y se abre la cámara, en unos
segundos puedo capturarlo”. Es decir, guardar espacio y
tiempo, inmortalizar un momento y convertirlo en testimonio.
Eso, en otros tiempos me decían que era impensable. Pero sí,
las tecnologías han llegado para quedarse con nosotros y
hacernos la vida más fácil. Acercándonos mientras estamos
lejos y facilitándonos información diversa teniendo siempre a
nuestra disposición al señor google, y si no ahora, con el
“asistente de google”. Basta con levantar la voz, vocalizar y
contarle la pregunta que él estará atento para resolverla en
cualquier momento sin franjas horarias, con el cibermedio no
existe el tiempo. Y sobre todo cuando estás comiendo o
cenando y te surge una duda, da igual lo que sea, “ok google”
es la palabra mágica para resolverla. ¿No es fantástico? En
tiempo de crisis se convierte en una herramienta aún más
práctica y útil para resolvernos dudas.
He oído decir que el tiempo parece pasar más lento.
Durante el coronavirus parece que el tiempo se detiene,
parece que pasa más lento, como cuando éramos niños.
Cuando parecía que el curso académico duraba una eternidad
y ahora pasa un año tras otro a una velocidad efímera. Casi
no hemos asimilado el comienzo del curso cuando ya está
terminando. Como si de una estrella fugaz se tratara que
aparece moviéndose muy rápido y desaparece enseguida, no
hay tiempo para pensar en deseos. Misma sensación que
cuando vemos esa estrella que brilla y parece caer no
sabemos muy bien dónde... Así es la situación que vivimos,
apenas tenemos tiempo de dar solución al problema mientras
no deja de crecer y aparece otro.
El tiempo pasa más lento cuando se tiene miedo, cuando hay
presión, preocupación y cuando la situación no es nada clara.
92
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Las duda sobre las cifras nos crean presión, la necesidad
rápida de encontrar una solución ante un problema parece
estar unida a la rapidez a la que estamos habituados
actualmente a la hora de obtener una información. Estamos
acostumbrándonos a la rapidez, concisión y precisión. ¡Lo
quiero y lo quiero saber ya! o ¡lo quiero y lo quiero ya! Y eso
nos lleva al consumo constante. Dejando de lado la crisis del
coronavirus y sumergiéndonos en las tiendas online. Esas que
están ahí siempre y a las que hemos tenido acceso con
incentivo dañino durante el confinamiento, “ahora compra sin
gastos de envío”.
En pandemia se crean campañas de firmas sin salir de
casa.
Encontramos titulares como este: “Las modelos de Zara
siguen escandalizándonos con la nueva colección a través de
fotografías propias (y desde casa)3”. Ahora el hogar tiene que
prestar hueco para el estudio fotográfico, jugando con el
espacio y el tiempo. Los dos factores primordiales en el
resultado final de una actividad. ¿Es posible hacer buenas
fotografías desde casa? Sí, pero siempre adecuando el
terreno. Todo proceso en la vida requiere de una preparación
para un buen resultado. Cualquier rincón de la casa por el
simple hecho de ser espacio dispone de esa capacidad de
uso, poder habituarse, pero para ello hay que crearlo,
personalizarlo y convertirlo en peculiar. Porque aunque se
pretende mostrar naturalidad y cercanía eso también requiere
de una preparación previa. Además de disponer de una buena
cámara de fotos, “dime qué cámara de fotos tienes y te diré
cuantos likes tendrás en una red social”. La calidad del
producto importa y si hablamos de que vivimos en la sociedad
de la imagen aún más.
3
Recuperado de https://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/coronavirusrae-incluira-diccionario-palabras-como-coronavirus-desescalada/5565382/).
El laberinto del coronavirus...
93
Fig. 1.- Modelo desde casa
(Recuperado de https://www.trendencias.com)
Sí, desde casa, esa cercanía nos acerca aún más a ellas.
Ahora las modelos no son simples maniquíes, ahora tienen
que maquillarse, vestirse y estar listas para mostrar las
nuevas tendencias sin estar en contacto con peluqueros,
maquilladores, estilistas, fotógrafos, etc. Ahora ser polifacético
está aún más valorado. A una mayor productividad, un mayor
rendimiento y eso siempre se valora pero ahora más que
nunca. La moda forma parte de la materia cultural de un país.
Y así es como el materialismo cultural de Marvin Harris está
presente desde el punto de vista de la antropología y la
sociología, la teoría materialista considera que el factor
principal que mueve una sociedad es la materia, generando
un impacto en los cambios sociales y culturales. Actualmente
se estima especialmente la naturalidad, la cercanía y lo
cotidiano. Imágenes de andar por casa donde se muestran los
detalles del día a día, donde se puede ver que todo puede ser
especial y que hay que disfrutar de cada momento. La vida y
94
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
poder vivirla es uno de esos momentos. “Los pequeños
detalles siempre marcan la diferencia”. Simulemos la
situación, hoy es “12 de marzo” y vivimos con normalidad pero
nadie sabe que en menos de 48 horas se decreta el estado de
alarma y se vive una situación nueva. Una guerra sin bombas
pero con una lucha constante ante un virus, al cual
pretendemos vencer lo más rápidamente posible. No hay
experiencia previa ni conocimiento sobre cómo actuar. La
humanidad se expone a una nueva experiencia y se llena de
primeras veces. Y las páginas de moda se acercan más al
individuo, mostrando imágenes cercanas, naturales, dentro de
casa, dando ejemplo que desde casa se puede contribuir al
proceso global. Y por ello, a modo de ejemplo muestro las
siguientes fotografías extraídas de la nueva colección de la
página web de Zara donde podemos ver modelos en el salón,
pasillo, cocina, en la habitación de su casa, pero sin perder el
estilo y atentas a las últimas novedades siempre. Lejos
quedan los fondos blancos de las fotografías de estudio.
Fig. 2.- Fotografía de Zara (Recuperado de https://www.zara.net)
El laberinto del coronavirus...
95
Fig. 3.- Fotografía de Zara (Recuperado de https://www.zara.com)
Fig. 4.- Fotografía de Zara (Recuperado de https://www.zara.com)
96
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Fig. 5.- Fotografía de Zara (Recuperado de https://www.zara.com)
Fig. 6.- Fotografía de Zara (Recuperado de https://www.zara.com)
El laberinto del coronavirus...
97
Fig. 7.- Fotografía de Zara (Recuperado de https://www.zara.com)
Hay que cubrir contenido en las webs de moda, el consumo
sigue estando ahí. Nuevas publicaciones en redes sociales,
nuevas tendencias, tejidos, modelos, etc. El ser humano sigue
existiendo y el mundo también, el tiempo no se ha detenido y
fruto de ello es que mientras hemos estado confinados
hemos cambiado de estación. Las plantas han germinado, la
fauna recoloniza la ciudad, las aguas son más cristalinas y el
aire está más limpio y puro. La naturaleza nos está hablando
ahora más que nunca.
El tiempo sigue pasando y tendremos que aprender a convivir
con la situación. Por ello la venta online de moda sigue sin
bajar la guardia, y las modelos se muestran más cercanas
todavía. Las ventas online no han expirado, siguen estando y
muy presentes, mostrándose solidarias ante el cliente por la
98
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
situación que se está viviendo. Incluso han utilizado
estrategias para vender más como por ejemplo eliminar los
gastos de envío. Suprimir la cantidad del valor del envío,
cualquier pedido es gratuito. Ha habido promociones del 20%
y del 30% durante días concretos impulsando la compra;
“ahora, o pierdes la oportunidad de comprar con rebaja algo
de temporada”. La recogida del pedido es gratuita y ha
aumentado el número de días para devolver el producto. Y por
supuesto, ha seguido estando la sección de “última semana”,
sí, no podemos descuidarnos de las últimas tendencias ni
sabiendo la que está cayendo fuera. Ni la pandemia para el
proceso del consumo compulsivo e innecesario de la sociedad
consumista actual. Pero es el ser humano siendo “sapiens
sapiens” el que debe reflexionar ahora más que nunca. Es el
momento de asimilar, reflexionar y actuar.
¿El coronavirus ha azotado el consumo? Quizás sí ha hecho
reflexionar que hay espacio para todos pero consumiendo con
prudencia, sentido y coherencia. Y no, aquí no sobra nadie.
Todos podemos unirnos desempeñando cada uno una tarea
que por minúscula que sea compone el puzle de una sociedad
que avanza unida. Y ahora he visto esa unión, un mundo
entero tomando medidas y actuando poniendo su granito de
arena y siendo cada día mejores construyen un mundo
globalizado, inestable pero con más oportunidades. Y la base
de la subsistencia siempre será el pensamiento crítico que
soporta la base de toda actuación.
La pandemia nos hace más solidarios.
El tiempo pasa y nosotros pasamos con él, mientras las cosas
cambian y nos vamos adaptando a las nuevas situaciones.
Bendita tecnología que nos mantiene informados, conectados
y nos permite teletrabajar. Un lujo en tiempo de crisis. El
COVID-19 nos deja en casa, nos detiene y tal vez, ¿nos
volvemos más solidarios? Muchos jóvenes se muestran más
atentos ante las necesidades de vecinos ancianos, las
El laberinto del coronavirus...
99
llamadas o videollamadas aumentan diariamente debido a la
preocupación por la salud de los nuestros, la educación se
virtualiza y empezamos a formar parte de la sociedad 2.0 fruto
de la crisis vivida. Pero no todas las familias tienen los
mismos recursos tecnológicos por lo que a veces se complica
la tarea. ¿Y si el COVID-19 es la prueba/examen final de los
ciudadanos para evaluar si es resolutivo en el mundo
tecnológico al que nos enfrentamos?
Hemos tenido que realizar tareas nuevas mediante
herramientas tecnológicas como asistir a una consulta médica
virtualmente. La clave ante la situación es “COVID-19”, sí,
como cuando insertas la clave wifi en el teléfono móvil al
llegar a un hotel. Ahora inserta esta nueva “clave” porque
cambiará la forma de trabajo de aquí en adelante. El COVID19 está llamando a la puerta, en forma de tecnología para
intentar entrar en diversas profesiones y si es posible poder
quedarse para siempre. Quizás haya sido la necesidad la que
ha provocado que el fenómeno virtual pueda extenderse y sea
una forma de trabajo excelente. ¿Estamos en un tiempo de
cambios o en un cambio de tiempos?
Alabada sea la tecnología.
La tecnología es alabada, por permitir la fácil comunicación
rompiendo las barreras de la distancia y además por permitir
el teletrabajo. Hace una década se veía la tecnología como
una herramienta aislante del entorno pero en tiempo de
COVID-19 permite estudiar la carrera, realizar un máster,
exámenes virtuales, estar conectados con nuestros familiares,
realizar videollamadas, conferencias, asistir a conciertos,
gimnasio virtual, estar informado en todo momento sobre las
cifras de la pandemia a nivel mundial, etc. Sin información no
somos nada. Y todo en tiempo real, ¡de ahí gritar a los cuatro
vientos que bendita tecnología!
100
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
El COVID-19 afecta a la salud mental.
No hace falta irse muy lejos, basta con saber que todos
hemos tenidos días tristes, con menos energía, con más o con
menos miedo, han sido diferentes estados por los que hemos
ido pasando casi todos en mayor o menor grado. Y eso ha
sido posible gracias a los sentimientos que nos permiten
experimentar y saborear la situación de forma individual.
El miedo aparece cuando nos preguntamos dudas y no
tenemos respuestas, ¿el virus estará en el aire? ¿Tengo que
lavar toda la ropa al volver de la calle? ¿Debo desinfectar las
suelas de los zapatos cada vez que entro en casa, las llaves,
el móvil, la tarjeta de crédito que he utilizado cuando he salido
a la compra? Y es entonces cuando ir a la compra se
convierte en un laberinto. El laberinto del coronavirus. Y ese
caos nos afecta a nivel mental. El homo sapiens sapiens,
único animal capaz de pensar, es la representación de la
selección natural de Darwin en el Origen de las Especies
donde utilizó “la supervivencia del más apto” en tiempo de
COVID-19 siendo el homo sapiens sapiens como el junco que
se dobla, pero manteniéndose en pie siempre el más fuerte,
sobreviviendo por su fortaleza, características, salud, genes.
Al final la biología está ahí, somos una composición de células
y el coronavirus parece que discrimina a los débiles y se
apodera de ellos haciéndose con su total dominio. En la lucha
del débil frente al COVID-19 el ganador es siempre el COVID.
Siendo el débil una especie en desventaja por pura biología.
¿La mascarilla es un complemento femenino?
Y siguiendo con la fortaleza unida al género masculino, si
salimos a la calle o simplemente nos asomamos a la ventana
y observamos unos minutos, ¿por qué hay más mujeres con
mascarillas que hombres? Sí, es lo mismo que ocurre cuando
llueve siempre hago el mismo análisis rápido mientras camino
debajo de mi paraguas, en silencio, siempre en silencio, pero
El laberinto del coronavirus...
101
sin dejar la mente en blanco. Es cuestión de contar a veinte
personas y si la mitad supongamos son hombres y la otra
mitad mujeres para tener un ejemplo claro y exacto, de diez
hombres seis o siete incluso no llevan paraguas y de diez
mujeres nueve o diez sí lo llevan. ¿Es que es un
complemento? ¿Así estamos tratando a la mascarilla como
una moda? Pues no, no se trata de modas en esta situación.
Aunque ya existan mascarillas de diversas formas, estilos,
modelos y firmas. Se han convertido en un complemento más
a la hora de salir a la calle, no deberían ser un elemento de
construcción de identidad. La cual se sigue cimentando,
manteniendo y adaptando a lo largo del paso del tiempo para
poder penetrar en las tendencias que circulan y mantenernos
así adaptado a los cambios y situaciones emergentes ya que
el ser humano los considera como una de las necesidades a
cubrir, sin olvidarnos de la pirámide de necesidades de
Maslow, mantener la identidad sería otra necesidad más para
poder ser reconocido, aceptado por el grupo y llegar a la
cúspide de la pirámide, la autorrealización.
“El consumo participa en la construcción simbólica de
la identidad de los individuos permitiéndoles la
diferenciación individual y la pertenecía a un grupo
social. La anterior afirmación implica, primero
trascender el concepto de consumo expresado por la
economía clásica y segundo reconocer la diferencia
entre consumo funcional o utilitario y el consumo
simbólico” (Lerma, 2017, p. 1584).
El consumo se une así a la identidad, pudiendo a través de
esta crear una diferenciación entre grupos sociales. La
antropóloga Carolina Franch en cuanto a la belleza apunta
que, “todas las sociedades han tenido su definición propia de
belleza, es decir, es una construcción cultural y por lo tanto no
es inamovible, sino que ha variado en el tiempo” (González,
2013). Es así como los nuevos tiempos modificarán elementos
culturales, fruto de la globalización en la que vivimos
102
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
derivando así en un cambio a nivel social y cultural. Vivimos
en un consumismo con constante acumulación de bienes que
desemboca en hedonismo.
En tiempos de pandemia el hombre tiene que representar ser
miembro de la cultura a la que pertenece y reconocerse como
humano, fuerte, sin perder sus cualidades que le hacen sentir
hombre. Pero ahora una catástrofe natural nos puede, somos
una mota en el universo, débil y movida por el viento que nos
traslada a su antojo.
El hombre se compone de cuerpo y mente y su objeto a
perseguir es seguir vivo. Está claro que día a día lucha por
ello mientras forma parte de la naturaleza y cultura,
enculturándose desde que nace hasta que muere. Y hablar de
cultura supone hacer mención a Tylor, quien acuñó una de las
definición clásicas de cultura, y entendía así la cultura como:
“ese todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias,
el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera
otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en
cuanto miembro de una sociedad”. La crisis del COVID-19
formará parte de nuestra enculturación, adquiriendo pautas,
comportamientos, nuevos conocimientos y desarrollando
formas de socialización nuevas. Porque no podemos dejar de
hacerlo, el ser humano es un ser social por naturaleza, ya lo
dijo Aristóteles y por ello necesita relacionarse con otros para
sobrevivir.
El ser humano es un ser social por naturaleza, y el
insocial por naturaleza y no por azar o es mal humano
o más que humano (…). La sociedad es por naturaleza
anterior al individuo (…) el que no puede vivir en
sociedad, o no necesita nada para su propia
suficiencia, no es miembro de la sociedad, sino una
El laberinto del coronavirus...
103
bestia o un dios (El hombre es un ser social por
naturaleza4.
En la sociedad el individuo marca el inicio y el fin de una
etapa, porque es él el protagonista de su medio. Tal vez
podamos definir una nueva civilización que ahora está
presente y marcará su inicio con el fin y supervivencia de esta
pandemia mundial. Según Barbolla (2011):
Si hemos de definir el término “Nueva Civilización”,
decir que representa la
constatación de la
interrelación entre las distintas culturas del planeta
generando cercanías que nos permiten hablan de un
único marco civilizatorio para comprender la cultura
real de la humanidad en el comienzo del tercer milenio.
Un paso decisivo se ha producido en nuestro tiempo:
el mutuo conocimiento de todos los pueblos del
planeta, los retos comunes y la respuesta conjunta
ante ellos; más que nunca y de forma sustantiva los
seres humanos estamos “condenados” a entendernos,
y es precisamente esta constatación la que nos
permite ser más grandes, más fuertes ante los retos de
todos, ante el reto que nos impone la vida para seguir
formando parte de ella. (Barbolla, 2011, p. 22).
Existen diferencias, diversidad, globalidad... pero es que “el
bosque sería muy triste si sólo cantaran los pájaros que mejor
lo hacen” (Rabindranath Tagore). Por ello sigamos viviendo y
no olvidemos lo vivido porque así podremos ser siempre
mejores.
4
Recuperado de: https://www.culturagenial.com/es/el-hombre-es-un-sersocial-por-naturaleza/)
104
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Bibliografía.
Barbolla Camarero, D. (2011). Una Nueva Civilización surge,
está ya presente, entre nosotros. En Barbolla Camarero, D.
(Ed.), Migraciones latinoamericanas en la Nueva Civilización.
Conformando identidad (pp.19- 27). Madrid: Biblioteca Nueva.
González, C. (2013). La estética como un “deber ser”. Revista
digital
Punto
Vital.
Recuperado
de
https://www.puntovital.cl/estetica/corporal/canones_belleza.ht
m
Lerma Cruz, C. E. (2017). Rituales de consumo y su relación
con la construcción de identidad personal y social. En Herrero
Gutiérrez, F. J. y Mateos Martín, C. (coords.), Del verbo al bit
(pp. 1583-1613). Sociedad Latina de Comunicación Social,
Tenerife.
Sobre la autora.
Azahara Romero Sanz es Maestra y Licenciada en
Antropología Social y Cultural por la Universidad de
Extremadura, con Máster Universitario en Investigación en
Ciencias Sociales y Jurídicas, especialidad en Ciencias de la
Educación. Posee además el Máster Universitario en
Antropología Social, especialidad en Bienes Culturales, y el
Máster Universitario en Formación del Profesorado en
Educación Secundaria en la especialidad de Geografía e
Historia. Actualmente es doctoranda en la Universidad de
Extremadura, y sueña con ver publicada su tesis y convertirse
en doctora.
Sociología de las relaciones familiares e
intergeneracionales en periodo pandémico
Santiago Cambero Rivero
Universidad de Extremadura
[email protected]
Resumen.
Este artículo muestra distintos mapas sociales sobre los
impactos de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 en
la célula básica del cuerpo social, la familia. Un periodo
pandémico a escala global que ha trastocado las estructuras y
dinámicas familiares, al menos temporalmente, descubriendo
otras formas de sociabilidad e interacción personal. Padres,
madres, hijos, hijas, abuelos y abuelas, entre otros, se han
visto llamados a establecer nuevas formas de cooperación
para mantener unos estándares de calidad de vida que
preserven el bienestar familiar. Sin duda, las brechas sociales
ya existían antes del confinamiento doméstico, y que ahora se
agravan por las limitaciones impuestas por el Estado de
Alarma en España y otras figuras jurídicas similares en
distintos países del entorno. La civilización occidental ha sido
atacada por un virus, y debe prevenirse de otros que afecten a
los sistemas sociales, para su supervivencia en la próxima
realidad. La familia, las relaciones entre generaciones son
más que nunca la tabla de salvación para sociedades
acostumbradas a unos valores y actitudes sociales, que
deben adaptarse a las exigencias de nuevos escenarios de la
era PosCOVID-19.
Era PosCOVID-19: Cambio familiar.
¿Cambio de época o época de cambio? Empiezo con esta
cuestión para contextualizar como el periodo de confinamiento
y la desescalada está modificando nuestras formas de pensar,
sentir y actuar. Se abre una nueva cosmovisión aplicable a
cualquier ámbito de las sociedades occidentales y foráneas.
106
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
El cambio social más evidente provocado por la crisis sanitaria
del COVID-19 está siendo la relevancia adquirida de las
competencias digitales para la gestión de los asuntos
personales, profesionales o académicos, entre otros, y la
conciencia ecológica para evitar problemas ambientales que
afecten nuevamente a la salud pública.
Esta pandemia global está siendo un aprendizaje continuado y
colaborativo de la ciudadanía en general sobre la importancia
de construir sociedades más inclusivas, solidarias y
sostenibles que refuercen el Estado de bienestar para paliar
los efectos de brechas sociales existentes antes de esta crisis,
y que ahora muestran su peor cara de desigualdades y
fracturas sociales. En las sociedades democráticas nadie
puede quedarse atrás, cada cual según sus capacidades y las
ayudas requeridas para lograr metas comunes, como sería la
plena democratización del progreso social.
Una de las enseñanzas manifiestas por esta crisis sanitaria
con consecuencias sociales y económicas es la capacidad de
movilización solidaria de la sociedad civil para ayudar a
quienes más lo necesitan en situaciones de crisis. Ya ocurrió
en la anterior crisis económica-financiera de 2008 en el seno
familiar cuando gracias a las ayudas monetarias de las
personas mayores muchas familias jóvenes amortiguaron los
efectos devastadores en sus débiles economías domésticas.
Ahora, la solidaridad entre generaciones se observa durante
el confinamiento doméstico, cuando las personas jóvenes y
adultas se quedan en sus casas para prevenir la propagación
del virus que pueda afectar a sus mayores. Este ejercicio de
civismo pone en valor la solidaridad entre generaciones tan
distintas, pero que se comprenden y comparten espacios de
sinergias y cooperación para transformar realidades. Un
ejemplo, el voluntariado intergeneracional que se observa
entre personas jóvenes y adultos mayores en tantos pueblos y
ciudades en España, que potencian el altruismo, la creatividad
Sociología de las relaciones familiares e intergeneracionales
en periodo pandémico
107
y la innovación social para afrontar éste y otros desafíos en
las mejores condiciones posibles.
Quizás a las personas mayores se les tenía olvidados, o mejor
dicho, invisibilizados, y esta crisis ha reincorporado la
importancia social de la causa sénior, tras siglos desplazados
por el halo positivo juvenil y la axiología preponderante en la
civilización Occidental. Tengo la impresión, que quienes
cumplen los 65 años vienen sufriendo actitudes y
comportamientos edadistas, que es la discriminación social
por la edad –después del racismo y el machismo como formas
de exclusión social en Europa-, de modo que se tienen ideas
preconcebidas, estereotipadas y prejuicios sobre este
segmento creciente de la población española. No todos los
adultos mayores son pobres, tristes, enfermos, dependientes,
solos,…, hay una variedad de biografías que demuestran la
diversidad humana en la generación del BabyBoom en
España y el resto de países europeos. Parece que
únicamente reconocemos el valor de la abuelidad cuando está
en suspenso en tantos hogares familiares, como está
ocurriendo tras el Estado del Alarma decretado y prorrogado,
dado que no es posible que los abuelos y principalmente las
abuelas puedan continuar prestando ayudas en la crianza y
atención de nietos y nietas.
Las personas mayores representan capital social, útil para que
las sociedades avancen en las mejores condiciones posibles,
que debe complementarse con las aportaciones de otras
generaciones jóvenes para generar lo que denomino “huella
generacional”
en
los
entornos
socio-comunitarios,
profesionales, laborales, académicos,…, en cualquier
organización que potencie el impacto de la suma del talento
sénior y el talento junior, el know-how, es decir, los
conocimientos, destrezas y habilidades de los adultos
mayores añadidos a la creatividad, emprendimiento e
innovación que impulsan los jóvenes de hoy.
108
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Las familias españolas están padeciendo alteraciones en sus
vidas cotidianas, que en algunos casos genera estrés familiar
debido a la alteración de rutinas y hábitos entre los adultos.
En estos momentos de confinamiento, la abuelidad está en
suspenso por decreto gubernativo, y somos más conscientes
del valor social y monetario de esta subrogación de tareas
domésticas y familiares. A pesar de tales circunstancias, las
relaciones familiares y las interacciones intergeneracionales
se mantienen desde el distanciamiento interpersonal
impuesto, a través de las tecnologías de la información y la
comunicación, demostrando que no son patrimonio de la
población juvenil, sino que los adultos mayores han debido
alfabetizarse digitalmente en tiempo record para estar online
con sus familiares a diario.
Sin duda, el hecho de fomentar la convivencia
intergeneracional más que nunca serán necesarios en las
políticas públicas de inclusión e igualdad etaria, a fin de lograr
sociedades más cohesionadas socialmente. Este será uno de
los cambios posibles en las familias en España, cuando
estemos inmersos en la nueva era posCOVID-19.
#YoMeQuedoEnCasa
Dada las circunstancias inéditas y extraordinarias de esta
pandemia global por el brote del nuevo Coronavirus, resulta
evidente que debamos actuar con mayor empatía y
solidaridad ante los problemas individuales y colectivos
derivados de este momento crítico para la humanidad. No
quisiera ser agorero, pero me sumo a las previsiones de los
expertos que advierten de los efectos perjudiciales en las
economías nacionales y familiares, que pondrán en jaque los
vigentes modelos de producción y consumo. Quizás esta
crisis que afecta a la salud pública, al corazón de la misma
vida humana, nos obligue a reconsiderar seriamente los
Sociología de las relaciones familiares e intergeneracionales
en periodo pandémico
109
estilos de vida practicados hasta la fecha, dada su
incompatibilidad con el devenir de los acontecimientos.
En los últimos años hemos escuchado voces críticas de
científicos, artistas y activistas, más o menos populares, que
proponen micro/macro-cambios para evitar los efectos de los
graves riesgos para la seguridad medioambiental que afecta a
la Pachamama –denominación como diosa totémica de los
incas-. Hoy son opciones, pero mañana serán obligaciones si
pretendemos pervivir como especie junto a otras en los
ecosistemas de este planeta azul, que se ennegrece de
polución por nuestras actividades contaminantes.
Ante tal atmosfera infectada por virus, bacterias o parásitos
transmisibles entre cualquiera, sin diferencias de etnia,
nacionalidad y/o clase social, convendría vacunar a los
gobernantes para que fueran conscientes de los riesgos
provocados por ismos frentistas y catastróficos para el cuerpo
social. Estoy recordando a los negacionistas en la lucha
contra el calentamiento global, en su mayoría líderes de
potencias mundiales como EEUU, Rusia o Reino Unido, que
ahora deberán reconocer el estado de emergencia para aislar
a sus conciudadanos, si quieren gestionar con inteligencia
política esta pandemia contemporánea.
Por suerte, hay otros líderes políticos comprometidos con
la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que contempla
los 17 ODS que estimulan el refuerzo de los Estados de
bienestar, que salvan a personas, especialmente a las más
vulnerables de la pobreza, la desigualdad o la exclusión
social. Tras esta crisis sanitaria, económica y social, nadie
estará exento de los daños directos y colaterales, como
aprendimos del colapso financiero de 2008. Las grandes y
pequeñas tragedias vendrán después de la contención del
coronavirus, la vuelta a una nueva normalidad tras la
emergencia sanitaria. Así, desde la sociología de lo cotidiano
110
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
se observa como retrocedemos hacia sociedades quebradas
por brechas sociales, asépticas sin crítica al pensamiento
único, duales entre ricos y pobres sin clase media, atomizadas
por el neoindividualismo, infoxicadas por fake news,
alexitímicas sin sentimientos compasivos o similares, divididas
por bandos antagónicos, en definitiva, sin cohesión societaria,
y quizás más inseguras antes riesgos desconocidos.
Entre tanto, las sociedades civiles se movilizan de forma
espontánea para ejercitar la solidaridad con los más
desfavorecidos a fin de poder aplanar la otra curva del
COVID-19, la calificada como curva social de las personas
que tienen dificultades para adquirir alimentos, pagar sus
facturas de gastos corrientes domésticos, hipotecas o
alquileres, comprar medicamentos o cualquier otra situación
que deteriora la calidad de vida personal y familiar. Las
personas con discapacidad, dependientes, desempleadas de
larga duración, mayores en soledad, sinhogarismo, menores
sin
protección,
mujeres
violentadas,
jóvenes
drogodependientes, exreclusos,…, pueden dejar de ser
grupos de riesgos de exclusión para convertirse en víctimas
de conflictos sociales, que degeneren en guerras noconvencionales con impactos civiles y ambientales
irreversibles. Y no es cuestión de ser catastrofista, sino
realistas ante las adversidades de la próxima realidad…
Ojalá esta llamada de atención, como otras muchas más,
evidencie lo que deberíamos saber a estas alturas de la
situación vivida en este tiempo complejo y convulso. Habrá
muchos desafíos a alcanzar como sociedades, más o menos
desarrolladas, pero cada persona debiera cambiar hábitos
cotidianos para la transformación colectiva. Somos nuestra
propia medicina para curar enfermedades de cualquier
etiología que afecten a la salud pública, de ahí la importancia
de la prevención, diagnóstico y tratamiento de las patologías
sociales. Para tal fin, una pedagogía social es la mejor vacuna
para aprender de los errores, fomentando la acción educadora
Sociología de las relaciones familiares e intergeneracionales
en periodo pandémico
111
de la sociedad en general frente a los brotes infecciosos del
miedo y la ignorancia que parece expandirse día a día.
Ahora nos quedaremos en casa -por responsabilidad y
disciplina social como ordena la autoridad gubernativa-, o no
en aquellos casos que continúen prestando servicios
profesionales para atender nuestras necesidades básicas;
pero después tendremos que tomar conciencia y salir a la
calle con mirada compasiva y empática con quienes más
sufran los efectos colaterales de esta pandemia, y sus
sucesivas crisis económica y social en España y Europa.
¿Virus edadista?
En otro orden de fenómenos sociales observables en este
periodo pandémico, señalaría el alza de la discriminación
social por la edad transmitido a la opinión pública a través de
los medios de comunicación en España. Basta comprobar
cómo en el inicio de la crisis sanitaria, la gestión de la
información publicada a través de los medios de comunicación
social evidenciaba una cierta escasa sensibilidad social en
algunos casos, cuando se estuvo transmitiendo las cifras de
fallecimientos, infectados y altas hospitalarias en los inicios.
Me ceñiría a los resúmenes de muertes provocadas por el
COVID-19, que parecen enfatizar sobre los tramos de edad de
los fallecidos, mayoritariamente personas de edades
avanzadas y residentes de centros geriátricos. Estos datos
veraces, que no deben ser ocultados a la opinión pública,
podrían provocar una doble visión social que explicaré a
continuación.
Por un lado, una visión reduccionista y paternalista de la
problemática de personas mayores residentes en tales
centros, bien en estado de dependencia o bien de fragilidad,
como segmento de la población vulnerable al COVID-19.
Estos mensajes, al menos en las primeras semanas del
112
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
confinamiento, parecían no reconocer a las personas mayores
como miembros de nuestras familias, olvidando en algunos
casos sus aportaciones al bienestar familiar, que siempre ha
resultado invisible al no contabilizarse en el PIB o cualquier
tipo de indicador socio-económico similar.
En esa observación social pareciese que hubiera familiares
que se sintieran culpables del ingreso previo a esta
emergencia sanitaria de sus ancianos en residencias
geriátricas. Evidentemente, nadie debería tener tales
sentiemientos encontrados ante la enfermedad de los adultos
mayores, ya sean viviendo en sus propios hogares como en
estos establecimientos especializados en la atención y
cuidado a personas en edades avanzadas. Es la realidad de
la institucionalización de la vejez, que ha demostrado la
necesidad de modificar los procedimientos de atención más
focalizados en la persona en aras dignificar sus vidas.
Y por otro, destacaría el papel de las TIC como herramientas
de comunicación telemática entre familiares, especialmente
entre abuelos y nietos, que han permitido adaptar a dos
generaciones distintas al uso de los dispositivos móviles y sus
aplicaciones para contactar virtualmente. Una revolución
socio-tecnológica acelerada dadas las circunstancias
extraordinarias del ataque al corazón de la salud pública. Por
suerte, se han podido mantener las relaciones de afecto
desde la distancia entre familiares en una época cambiante en
la que las TIC desempeña un eje principal en nuestras vidas,
con independencia de la edad de los usuarios. Ante tales
hechos sociales, estoy convencido que las generaciones
jóvenes comparten su capacidad de manejo de las
tecnologías digitales con las generaciones vetustas. El
cerebro humano que está compuesto por los mismos
neurotransmisores heredados de nuestros antecedentes,
mantiene similares procesos bioquímicos en esta masa gris.
Sin pretender ser neurocientífico, comprendo como la
evolución humana hacia escenarios más complejos y
Sociología de las relaciones familiares e intergeneracionales
en periodo pandémico
tecnificados permiten observar
indescriptibles hasta ahora.
ciertos
113
comportamientos
En esta coyuntura crítica se detectan elementos del proceso
de construcción social de un relato irreal sobre un virus
edadista, en el que la mente humana apoyada por la
innovación tecnológica parecía restringir exclusivamente el
contagio y los fallecimientos provocados por el COVID-19
entre las personas de edades avanzadas. Esa es la realidad
de los decesos contabilizados y perfilados según las
características socio-demográficas en España y en otros
países del entorno afectados por esta crisis sanitaria. Pero al
margen de esas evidencias científicas, se ha producido en
paralelo en el mundo celular y cibernético un trato injusto
humanamente hacia la vejez, del que muchas personas han
estado participando en la recreación de mensajes
desinformados y new fakes, que acrecentaban el estado de
inseguridad y desconfianza hacia lo que veíamos,
escuchábamos y leíamos a diario en medios informativos
convencionales y digitales. Por suerte, hubo un giro mediático
a partir de las primeras semanas, de modo que empezamos a
conocer la historia de superación de personas mayores de 70
años, incluso de centenarias en nuestras localidades, que
oxigenaban el ambiente mediatizado con noticias falseadas.
El resultado había sido que el COVID-19 fuera un virus
edadista, consecuencia de la generación desde nuestras
redes neuronales para su rápida expansión cerebral a escala
global. Nuevamente, el ser humano contra el ser humano,
como diría Hobbes.
Finalizo cuestionando: ¿Cómo será el hombre y la mujer en la
era posCOVID-19? Una cuestión difícilmente contestable hoy
desde esta tribuna para un simple observador social. Desde
luego, no creo en una Humanidad 2.0, pero si en un nuevo
tiempo de logros compartidos por quienes han sabido
cooperar para hacer realidad metas de bienestar general tras
114
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
las adversidades de una pandemia global. De ahí, que
quisiera tener la certeza que seremos más felices, pues
sabremos cómo afrontar los retos colectivos con más
seguridad y respeto, sin agresiones a otros seres vivos.
Donde el consenso descarte al conflicto. Además, podremos
alcanzar un nivel de inteligencia emocional superior como
personas no dependientes de psicofármacos que narcotizan la
conciencia humana. Una sociedad híbrida que conviva en
igualdad de condiciones en espacios protegidos de cualquier
embate medio ambiental. Así, las leyes e instituciones tendrán
una función subsidiaria, ya que las relaciones sociales se
guiarán por usos de ciudadanía. No sé, quizás sea una utopía
existencial, pero vale la pena seguir soñando por un mundo
mejor para todos y todas.
Abuelidad en suspenso.
Como decía, este periodo de aislamiento doméstico está
afectando al desarrollo de las actividades de la vida diaria de
cualquier persona. El hecho de recobrar la normalidad social
será un proceso gradual, no exento de dificultades, que
convendría que las autoridades fueran ofreciéndonos
orientaciones psicosociales para la desescalada anhelada en
cada una de sus fases. Ya somos conscientes que un país
como España, avanzará de forma desequilibrada
territorialmente en la transición hacia la “nueva normalidad”,
que prefiero denominar como “próxima realidad”. Este
concepto parece más adecuado, por su neutralidad en la
acepción menos frentista entre lo viejo y lo nuevo, además de
entre la normalidad y la excepcionalidad vivida durante estos
tiempos convulsos.
Como decía, el confinamiento ha evidenciado fenómenos
sociales significativos por su interés científico desde la
perspectiva de las Ciencias Sociales. Esta excepcionalidad ha
trastocado la cotidianidad individual y familiar, especialmente
Sociología de las relaciones familiares e intergeneracionales
en periodo pandémico
115
entre los miembros de dos grupos etarios como son las
personas en edades avanzadas y los menores de edad.
Como sociólogo cuestionaría a las familias: ¿cómo se viven
las relaciones entre abuelos y nietos desde la distancia social
impuesta? Estoy convencido que muchas respuestas
coincidirían en uno fenómeno observable como es la
abuelidad en suspenso. Entendiendo, la abuelidad como el
conjunto de ayudas materiales e intangibles en la crianza y la
atención de los nietos, que situaría a los abuelos como
agentes del bienestar familiar. Un capital social no ponderado
por indicadores, invisibilizando el valor monetario y la
rentabilidad social del conjunto de prestaciones favorables al
bienestar familiar.
¿Qué se define como abuelidad? Este concepto representa
una relación material y simbólica entre nietos y abuelos que
establecen un fuerte vínculo vital, al margen de otras
relaciones entre familiares adultos. Me atrevería a calificar que
estaríamos ante una revolución de la abuelidad, dado el
soporte de ayudas económicas y prestación de servicios
imprescindibles para el mantenimiento de hogares
compuestos por familias jóvenes con hijos en España. Los
efectos de esta revolución se observan especialmente en
periodos de crisis económicas y en el medio urbano donde se
requieren más apoyos para realizar en condiciones óptimas
las tareas de atención y cuidados a menores. Así, la abuelidad
incorpora a adultos mayores a la crianza compartida o cocrianza de nietos, de modo que se produce una estrecha
relación intergeneracional entre babyboomers y generación Z,
que quizás no se había observado en ciclos históricos
anteriores.
Quizás para algunos investigadores sociales la abuelidad
supondría una vuelta antropológica a la tribu primitiva en la
que convivían personas de distintas edades y generaciones
116
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
compartiendo recursos familiares y comunitarios; pero en la
sociedad postmoderna se basa en una relación equitativa y
solidaria entre dos etapas del ciclo de vida humano, como son
la infancia y la vejez, que se encuentran por las circunstancias
familiares y societarias. Si cuantificáramos la contribución de
la abuelidad al Estado de bienestar en España,
observaríamos como el PIB y el crecimiento económico se
incrementa por cada tarea doméstica que realizan las abuelas
y los abuelos en tantos hogares de hijos e hijas, sin
remuneración económica alguna. En definitiva, se trata de una
práctica de solidaridad intergeneracional favorable al bienestar
familiar. Pongamos por caso, el fenómeno creciente de la
pobreza infantil y su transmisión hereditaria familiarmente,
siendo en ocasiones paliada por los ingresos económicos de
adultos mayores que reciben pensiones de jubilación para
mantener familias de jóvenes progenitores sin empleo, ni
cualificación profesional adecuada para la inserción laboral.
Resulta interesante analizar este fenómeno de la abuelidad
en el contexto de cambios estructurales en las familiares
desde distintas perspectivas del conocimiento, desde la
Economía hasta la Sociología, pasando por la Pedagogía o la
Demografía. En especial, la abuelidad puede seguir
cumpliendo sus beneficios familiares y societarios, o quizás
ser sustituidos por otras personas o incluso humanoides
domésticos en las próximas décadas. Todo un reto para una
sociedad envejecida con familias cambiantes en la era
posCOVID-19.
Retomando la realidad pandémica en la que la abuelidad ha
quedado en suspenso durante el Estado de Alarma, provoca
la alteración en las dinámicas familiares para la conciliación
de la vida familiar y profesional. De manera que estas
circunstancias extraordinarias están mermando la calidad de
vida en muchos hogares en España, especialmente en los
hogares monomarentales que solían contar con menos redes
de apoyo familiar antes de esta crisis sanitaria.
Sociología de las relaciones familiares e intergeneracionales
en periodo pandémico
117
La otra cuestión relacionada con la anterior sería: ¿se están
deteriorando las relaciones intergeneracionales en el seno
familiar durante el confinamiento? Responderé con la
hipótesis de una posible explosión de afectos entre familiares,
primordialmente entre abuelos y nietos una vez transcurra
este aislamiento social. Haciendo un juego de palabras, lo
definiría como “Estado de Afecto”, dado que supondrá la
recuperación máxima de este tiempo sin contacto físico para
expresar emociones y sentimientos entre familiares.
En conclusión, estas semanas de reclusión doméstica no
estaría generando desapego afectivo entre abuelos y nietos,
todo lo contrario, se estarían descubriendo otras formas de
sociabilidad e interacción social, gracias a los avances
tecnológicos de la telefonía móvil y otros dispositivos
electrónicos. Demostrando así, que los adultos mayores se
han alfabetizados digitalmente en tiempo record para estar
online familiarmente, y con las mismas competencias
tecnológicas que los más jóvenes.
Mayorescencia.
Como consecuencia de los cambios de roles en las familias,
comentaba como las personas mayores está siendo el foco de
atención pública en las últimas semanas por la letalidad de
este Coronavirus en este grupo de población vulnerable en
España. Pero también parece que los abuelos representan
una ciudadanía activa y comprometida, que siempre intervino
como agentes de bienestar familiar, como explicaba. De ahí
que surja una nueva definición social de la vejez, que
conceptualizo en el neologismo “mayorescencia”, haciendo
referencia a la generación de baby boomers que están
originando nuevas caras en las sociedades occidentales por
su capacidad de resiliencia, adaptación al cambio y
aprendizaje a lo largo de la vida. Se trata de una generación
118
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
que lo ha dado todo y lo sigue ofreciendo sin esperar nada a
cambio, por conciencia individual y responsabilidad social. Y
es que nadie dudará que somos lo que somos gracias a estas
personas, madres y padres de la democracia conquistada
tiempo atrás en nuestro país.
Justamente, antes del inicio de este periodo pandémico, los
nietos que pertenecen a la categorizada como “generación
Alfa” jugaban con frecuencia con los dispositivos electrónicos
disponibles en los hogares, y que resultaban objetos de
atención para los abuelos. Este sería el mejor ejemplo de
penetración y alfabetización tecnológica entre personas de
distintas generaciones en el ámbito de las TIC. De manera
recíproca, estos adultos estaban transmitiendo otros valores,
conocimientos y habilidades, propias de otra generación, a
estos menores, favoreciendo un aprendizaje intergeneracional
de respeto y convivencia en igualdad, a pesar de las
diferencias etarias.
Los mayorescentes tienen otros perfiles y preferencias en sus
vidas que no se habían observado en generaciones anteriores
en nuestro país. Quizás los nietos no lleguen a ocuparles
tanto tiempo como sucede en la actualidad, cuando
avancemos en domótica, servicios de teleasistencia, telemedicina y nuevos sistemas de cuidado infantil o sénior. Será
otro momento socio-histórico que marcará otro orden de
necesidades y expectativas familiares. Es una revolución
tecnológica que está pendiente para cambiar nuestras formas
de convivencia socio-familiar, y que puede emerger en la
próxima realidad PosCOVID-19.
Generación PosCOVID-19.
Como manifestada en epígrafes anteriores, más que nunca
hay que demostrar el patriotismo, que no el oportunismo
partidista, mediante el consenso político para superar esta
coyuntura de crisis sanitaria, económica y social, y reconstruir
Sociología de las relaciones familiares e intergeneracionales
en periodo pandémico
119
unidos un país como España. Es evidente que esta
excepcionalidad impacta desigualmente según persona y
adscripción al segmento de población, aunque sea evidente
que el COVID-19 es democratizador por afectar a hombres y
mujeres, jóvenes o ancianos, habitantes del hemisferio Norte
o Sur. Pero a la par, se puede observar las reacciones de
determinados sectores políticos, sociales y mediáticos que
pretenden fraguar un estado permanente de incertidumbre y
malestar en la sociedad española tras semanas confinados en
nuestros hogares. De ahí, la importancia de tomar conciencia
individual sobre el momento presente, cada acontecimiento
diario, las decisiones institucionales al minuto, las evidencias
científicas
validadas
y
refutadas,
las
relaciones
interpersonales mantenidas, los problemas sociales
emergentes… en definitiva, nuestras propias preocupaciones
y expectativas.
Considero que en tiempos convulsos y extraños como los
vividos, destacaría la importancia del liderazgo de la sociedad
civil organizada para prevenir el contagio de otros virus
perjudiciales para el sistema social, que inoculan
desesperanza e impotencia para afrontar tantos imprevistos.
En ese sentido, resulta estratégico que los poderes públicos
focalizaran más la atención en la población juvenil mediante
políticas que estimularan los procesos de autodesarrollo y
formación académica y profesional, permitiéndoles así poder
atisbar un horizonte para sus proyectos futuros. De no
intervenir convenientemente en tal dirección apuntada,
corremos el riesgo como sociedad de romper sueños juveniles
de toda una generación PosCOVID-19.
Las anomalías presentes condicionarán la cosmovisión de los
jóvenes de hoy, especialmente en la transición hacia la
adultez para construir esa próxima realidad de incertidumbres.
Podríamos tener la tentación de definir de modo sesgado a la
totalidad de quienes integran la generación Z o Post-
120
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Millennials en términos ambivalentes, sin tener en cuenta las
condiciones particulares en un escenario de fobias sociales,
descrédito hacia las instituciones, baja autoconfianza,
desmovilización social, auto-percepción de excluidos,…, en
resumen, de un conjunto de jóvenes atónitos ante un futuro
incierto y adverso. Por tanto, debemos partir de una realidad
juvenil diversa y heterogénea que se caracteriza por
situaciones de desventaja respecto a otras generaciones
actuales. La mayoría de los jóvenes de hoy deben
permanecer en el hogar de sus progenitores dependiendo
materialmente de sus familias, incluso trabajando de forma
eventual, mientras que otros deben abandonarlo de modo
prematuro para buscarse la vida y sobrevivir como pueden en
una sociedad adultocéntrica.
Con este panorama juvenil, imaginémonos el impacto del
confinamiento en las relaciones familiares protagonizadas por
jóvenes durante estas semanas de confinamiento, que en
algunos casos podrían ser aptas por razones de
confortabilidad, frente a otras insoportables por distintas
carencias materiales y tensiones interpersonales. En general,
se trata de una generación que coopera y comparte relaciones
emocionales con familiares, optando por el retraso
emancipativo respecto a una placenta familiar que les
garantiza bienestar sobre el que construyen su identidad
juvenil. Un contrasentido biológico condicionado por las
condiciones socio-económicas que impide que los jóvenes
cuenten con recursos monetarios suficientes para la
adquisición de viviendas donde transición hacia la adultez y
desarrollar proyectos de vida.
Por todo ello, insisto en la necesidad que los responsables
públicos se comprometan más que nunca en la plena
integración social de esta generación PosCOVID-19 para que
optimicen las oportunidades como ciudadanía joven. En ese
sentido propositivo desde lo público, focalizaría en dos
aspectos vitales para los jóvenes, como son la educación y el
Sociología de las relaciones familiares e intergeneracionales
en periodo pandémico
121
trabajo, ambos derechos fundamentales contemplados en la
vigente Constitución española.
En cuanto a la educación, sugiero la revisión urgente de los
procesos de enseñanza-aprendizaje practicados hasta ahora,
para que puedan ser modificados desde un abordaje integral y
participativo con todos los miembros de la comunidad
educativa. De este modo, se permitirá la adaptación curricular
requerida para ofrecer más oportunidades (pensamiento
crítico, compromiso social, cuidado y autocuidado,…),
orientado por competencias, para lograr el éxito educativo
ante los nuevos escenarios socio-familiares. Por tanto, hay
que repensar la escuela glocalmente, guiado por el nuevo
paradigma de aprender localmente para vivir globalmente,
teniendo en cuenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible en
lo relativo a la educación inclusiva y de calidad. Un cambio
pedagógico y tecnológico que favorezca la digitalización en
los espacios escolares que garanticen la equidad educativa,
aplicando más innovación educativa con nuevas metodologías
didácticas que ponga en valor a las comunidades educativas.
Sobre el futuro del trabajo, resulta necesario el consenso
político con los agentes sociales para una gran reforma del
mercado laboral que afronte los retos en base a más dignidad
para los trabajadores en la próxima realidad social y
económica del siglo XXI, condicionado por la digitalización, la
globalización y las transformaciones de la organización
productiva postindustrial. Como apuntan los expertos, se debe
potenciar la contratación indefinida, intensificar las medidas de
conciliación laboral y familiar mediante la reestructuración de
los tiempos y horarios laborales, apostar por la colaboración
público/privada en la intermediación y formación, entre otras
medidas posibles en la adaptación del modelo sindical y
empresarial a la próxima realidad. Por consiguiente, el acceso
al trabajo en condiciones dignas es básico para frenar las
situaciones precarización y eventualidad laboral que padece
especialmente la población juvenil actual en nuestro país.
122
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Al igual que el edadismo afecta a las personas mayores según
se ha manifestado en este periodo pandémico, también
perturba a la juventud. Está demostrado que las experiencias
vividas durante los años de vida en la adolescencia y la
juventud conforman una cosmovisión compartida por una
generación, dado que las condiciones de vida moldean la
existencia de los hombres y mujeres de mañana. Por
consiguiente, el impacto variable del COVID-19 condicionará
sus biografías, esperando que sean ellos y ellas quienes sean
capaces de alzar sus voces contra tantas injusticias sociales y
ecológicas, desaprendiendo formas de pensamiento
anquilosadas e infructuosas para los nuevos tiempos. La
generación PosCOVID-19 requiere otras competencias,
habilidades y destrezas para construir un mundo diferente.
Tengo esperanzas que así será, pues quizás entonces,
progresaremos en buen rumbo para la próxima realidad.
Solidaridad intergeneracional.
Todos estos cambios profundos enumerados en el seno
familiar con efectos generacionales en la era PosCOVID-19
deberían ir acompasado con una cierta pedagogía social para
que fuéramos conscientes del antes y después motivado por
esta pandemia transformadora de la realidad global.
Más allá de discursos catastrofistas, considero que estas
circunstancias extraordinarias forjaran la memoria colectiva de
las próximas generaciones a lo largo del siglo XXI. Como
observador social ya he pronosticado que las biografías más
impactadas por este periodo pandémico son las generaciones
de personas mayores y menores. Por un lado, por los
resultados de letalidad en segmentos de la población
vulnerables por edades avanzadas, y por otro, por las
secuelas psicológicas en cerebros infantiles faltos de
estímulos adecuados en su socialización primaria y
secundaria. Abuelos y abuelas con nietos y nietas que deben
Sociología de las relaciones familiares e intergeneracionales
en periodo pandémico
123
mantener sus relaciones desde la distancia física impuesta,
que como decía está siendo paliada por las TIC, evitando
cualquier deterioro en los sentimientos recíprocos entre
sendas generaciones.
Los adultos futuros, hoy niños y niñas, rememorarán esta
experiencia vital de incertidumbres y miedos compartidos,
pero también como días de pensamientos y emociones
positivas tras descubrir que este tiempo prorrogado permitió
reconocer al vecindario, recuperar aficiones y reinventar otras,
revivir las relaciones familiares, recrear un mundo mejor
desde la imaginación de pequeños y mayores en los
hogares… ¿Qué más podemos pedir? Ciertamente, cada
familia está expuesta a distintas estados de bienestar como se
explicaba, y que ahora toma más relevancia en unas
administraciones públicas esforzadas en la reconstrucción de
una sociedad dañada en la salud pública con efectos directos
y colaterales en otros ámbitos societarios. La colaboración es
necesaria para lograr unos estándares de vida
democratizadores que frenen el avance de patologías sociales
como la discriminación racista, sexista y edadista, además de
distintas formas de violencia estructural en España.
Concluyo este epígrafe, aplaudiendo el comportamiento
sobresaliente de peques y mayores en los hogares, ejerciendo
con disciplina y responsabilidad social ciertas prácticas de
solidaridad intergeneracional frente al COVID-19. La infancia
ha aprendido la importancia de la solidaridad entre
generaciones para afrontar los desafíos de una sociedad
envejecida que cuide de nuestra vejez. Los niños y las niñas,
testigos de este cambio de época, serán los líderes en la
nueva arquitectura de barrios, pueblos y ciudades amigables
para todas las edades.
124
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Demografía del PosCOVID-19.
Al igual que en las últimas décadas hubo una incorporación
progresiva del enfoque de género en distintos ámbitos de la
sociedad, habrá otro enfoque que debiera imponerse por
justicia social en las políticas públicas y prácticas sociales en
la era PosCOVID-19.
En un contexto de diversidad intergeneracional, como reflejan
los indicadores socio-demográficos, resulta necesario que se
promuevan espacios de participación y cohesión entre
personas de distintas edades. El envejecimiento de la
población es una conquista social universal, dado el hecho de
que convivan personas de hasta cuatro o cinco generaciones
(Babyboomers, generación X, Y, Z y Alfa) bajo el mismo techo
de hogares, a pesar de las diferencias entre países y dentro
de cada país en cuanto a las condiciones de vida. Esta
madurez demográfica refleja la progresiva mejora en las
condiciones de vida de millones de personas por factores
sociales, personales y ambientales (avances sanitarios,
conocimiento científico, desarrollo tecnológico, alimentación y
nutrición, estilos de vida,…), a pesar de las diferentes
expectativas de vida en cada población como indicador de
desarrollo humano (vida larga y saludable, adquisición de
conocimientos y disfrute de vida digna).
En este escenario las personas jóvenes y mayores están
llamadas a reestablecer sinergias entre generaciones para
progresar de cara a la próxima realidad. Aun siendo grupos
etarios vulnerables socialmente, ya sea en el caso de jóvenes
en situaciones de precariedad y eventualidad laboral,
dificultades de acceso a la vivienda, marginación social,…,
como entre adultos mayores en riesgo de pobreza y exclusión
social, deben afrontar los tiempos venideros con un cambio de
mentalidad que trastoque las estructuras sociales y
económicas que hasta ahora condicionaban sus escalas de
bienestar individual y familiar.
Sociología de las relaciones familiares e intergeneracionales
en periodo pandémico
125
En general, las personas mayores aportan capital social por
su experiencia de vida a lo largo del ciclo de vida. La juventud
y la vejez, como estados biopsicosociales diferenciados,
poseen multiplicidad de experiencias biográficas, pero
complementarias como aprendizajes para el ser humano. De
ahí que esta pandemia ha demostrado la necesidad de
nuevos para la convivencia entre personas de distintas
edades afines para progresar en conjunto. Es momento para
reflexionar sobre las distintas brechas sociales, que se
evidencian más que nunca en situaciones de crisis, para
cambiar todo tipo de paradigmas, especialmente en lo
concerniente a las fracturas entre personas de distintas
generaciones, el “nosotros frente al ellos”. Unas prácticas
normalizadas sobre la nueva división social del trabajo, las
relaciones humanas, la actividad política, la sexualidad…, por
la edad. La gravedad de estos hechos sociales es que las
instituciones, y la misma sociedad civil ni reaccionemos ni
intervengamos para paliar el edadismo en sociedades
atomizadas y segregadas por motivos étnicos, de género o
edad, entre otros.
La realidad demográfica se transformará, pudiendo acelerar
cambios significativos en las organizaciones sociales,
económicas, políticas y culturales, dada tal pluralidad de
generaciones. Es por tanto importante el hecho de potenciar
lo que denomino como huella generacional, definida como el
impacto organizativo ponderado de los procesos de
intercambio de información y conocimiento entre las personas
de distintas edades, que forman parte de equipos en la
consecución de fines compartidos.
La huella generacional es innovación social en las
organizaciones para superar retos, transferir conocimiento
entre personas de distintas edades en equipos
intergeneracionales y valorizar la suma de talentos.
126
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Apostando por la generación de espacios de sinergias que
sumen talentos sénior y junior se multiplicarán las
posibilidades de afrontar los desafíos en condiciones
ventajosas con más conocimiento, recursos y habilidades en
las organizaciones. La creatividad, la innovación, el
emprendedurismo, la pasión,…, no son elementos exclusivos
entre las personas jóvenes, pues también los mayores
mantienen esas mismas actitudes y aptitudes.
En resumidas, la huella generacional prepara para la
convivencia en igualdad en la pretendida sociedades para
todas las edades. Aprendizaje a lo largo de la vida, gestión del
conocimiento, captación y retención del talento en las
organizaciones son oportunidades de hoy, pensando en el
mañana de las próximas generaciones, organizaciones y
sociedad PosCOVID-19.
Estado de incertidumbre.
Es sabido que cualquier crisis económica siempre deriva en
conflictos sociales, que afectan de modo negativo a
determinados sectores de la población vulnerables, que para
algunos expertos formarían parte de las disfunciones propias
del sistema o de los problemas estructurales en las
sociedades occidentales. Una serie de daños resultado de
crisis políticas provocadas por mercados financieros y
productivos desregulados, que prueban la eficacia de los
poderes públicos para prevenir las secuelas más graves en la
ciudadanía. Estos fueron los hechos padecidos en la
coyuntura de las pasadas crisis financiera, económica, política
y social –por este orden cronológico, si no me falla la memoria
histórica-, iniciada en EEUU en el año 2008 y que se propagó
como un virus contagioso entre los distintos países
interrelacionados de ambos lados del Atlántico. Los resultados
ya los conocemos, pues quizás los vivimos como pudimos en
primera persona en nuestros entornos familiares, laborales o
institucionales.
Sociología de las relaciones familiares e intergeneracionales
en periodo pandémico
127
Vivimos en democracias con formas de gobierno
representativo donde los representantes públicos y electos
toman decisiones de interés general, siempre en el marco del
Estado democrático de Derecho, y salvaguardando el
conjunto de derechos y libertades individuales. Fueron
nuestros gobernantes los que debieron aplicar medidas de
calado público para solventar los problemas originados en los
consejos de administración de empresas de sectores
financieros y asegurador en 2008 y años sucesivos. Aquellas
intervenciones de lo público en lo privado resultó un
contrasentido, el resonado “rescate a la banca”, en aras salvar
las finanzas privadas de nuestros Estados, al menos en la
Eurozona.
Sin duda, el pensamiento neoliberal se impuso de nuevo en
Occidente, como doctrina ideológica que siempre ha
considerado
como
contraproducente
el
excesivo
intervencionismo estatal frente a la defensa a ultranza del libre
mercado capitalista favorable al crecimiento económico. Pero
aquellas fórmulas fallaron visto desde retrospectivamente,
dado los costes económicos y financieros que la ciudadanía
soportó mediante los resultados antisociales de aquellas
nefastas políticas de austeridad. Tiempos de angustia e
incertidumbre, que ahora rememoro ante las actuales
circunstancias extraordinarias, aunque se trate de una crisis
sanitaria con efectos sociales y económicos previsibles en los
próximos meses, incluso años. Antes y ahora se evidencian
las múltiples debilidades de las estructuras económicas, lo
que debería orientarnos hacia la búsqueda de un cambio de
modelo de crecimiento o de decrecimiento económico, que
nos haga más felices. Otro debate inconcluso sobre las
nuevas formas de producción, que no logra el consenso
político requerido, aunque esto conllevaría grandes acuerdos
industriales y comerciales con magnas multinacionales.
128
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Aunque los contextos políticos y económicos puedan diferir en
matices, permanecen los mismos elementos que guían
nuestros Estados miembros de la Unión Europea. Ya
comprobamos que aquellos remedios públicos para superar
una crisis financiera y económica, debe ir acompasados de
otras acciones gubernamentales de refuerzo de los regímenes
democráticos y del Estado de Bienestar, si queremos convivir
en sociedades libres, cohesionadas y sostenibles.
Este mensaje que pareciera ser reiterativo debe continuar
transmitiéndose a la ciudadanía en general, desde la práctica
de una pedagogía social, democrática y democratizadora,
liderada por miembros de la mal llamada clase política y de la
propia sociedad civil organizada. Pienso que en ese proceso
de información cívica se debería contar preferentemente con
la colaboración de las organizaciones sociales no lucrativas, el
denominado Tercer Sector, como activo social que siempre ha
defendido la implementación de políticas públicas de
extensión de derechos y servicios a favor de sectores de la
población más vulnerables. También debieran unirse los
tradicionales agentes sociales con propuestas de interés
general, no sectorializadas por otros intereses, junto a las
comunidades universitarias, centros científicos, plataformas
cívicas… por el bien común.
Yo al menos estoy convencido que esa parte de la sociedad
civil están ejerciendo su capacidad de movilización y
reivindicación frente a conatos de recortes presupuestarios en
gastos sociales a cualquier nivel territorial. Demandando un
nuevo contrato social que fortalezca el Estado de bienestar
frente a quienes defienden la supremacía de lo privado frente
a lo público en España y el resto de Europa. Entiendo que
nuestros gobernantes eviten incurrir en los errores políticos
del pasado, siendo conscientes de los daños colaterales de
las crisis, que siempre perjudican aquellas personas y grupos
sociales más desfavorecidos por el propio sistema. De ahí,
que medidas como la renta mínima vital, entre otras políticas
Sociología de las relaciones familiares e intergeneracionales
en periodo pandémico
129
complementarias, serán requeridas para proteger la salud
democrática y el bienestar social en el marco de un renovado
Estado de bienestar con nuevos derechos de ciudadanía.
A pesar de los llamamientos a la reconstrucción económica y
social que el Gobierno de España viene realizando desde
antes de la fase 0 de la desescalada, se percibe que la
ciudadanía esté preocupada por un sistema político que
pueda llegar a desatender sus necesidades, demandas y
expectativas. Así, se corre el riesgo de perpetuar un estado de
incertidumbre en los próximos meses tras haber superado el
COVID-19, generando así un cierto grado de distanciamiento
y malestar social frente a los gestores de la res publica. Un
sentimiento de desconfianza hacia la Política generalizable,
no sólo entre segmentos de población acomodada, sino entre
los más depauperados por actuaciones públicas injustas
socialmente. Sabemos que los conflictos sociales
desestabilizan los sistemas políticos hacia derroteros
peligrosos para la convivencia democrática, y es cuando
resurgen personajes políticos con mensajes populistas y
demagógicos, ya aprendidos en lecciones recientes de la
historia de Europa y España, con la pretensión de aplicar
viejas fórmulas políticas agoreras, nostálgicas y fracasadas
para hacer frente al caos social interesado por los mismos
“salvapatrias”. De ahí, que frente a estos riesgos de fracturas
sociales, más unidad política entre los demócratas para
superar estas contingencias que afectan a la salud pública de
todos y todas.
Más pedagogía familiar.
En unos años cuando estemos inmersos en la “nueva
normalidad”, y que ahora transitamos en las fases de
desescalada
con
incertidumbre,
habremos
olvidado
parcialmente salvo por ciertos aprendizajes colectivos. Así,
continuaremos adquiriendo conocimientos y habilidades,
130
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
además de actitudes de cambio de hábitos de consumo,
tecnológico, ecológico, etc. Ojalá vislumbremos la aparición
de una humanidad compartida en la sociedad post COVID-19,
con otras capacidades de adaptación como especie a las
circunstancias extraordinarias de esta pandemia global.
La familia, célula básica de la sociedad, está afectada por esta
coyuntura de crisis sanitaria que impuso el confinamiento en
casa, con impactos positivos y negativos. Uno de los
beneficios sería la redistribución del tiempo siempre escaso
para asuntos familiares, que ha estimulado nuevas dinámicas
de afectos interpersonales telematizados, apoyo en tareas
escolares, reparto de tareas domésticas, disfrute de
aficiones… en definitiva, compartir espacios y tiempos en
familia.
Pero las condiciones de los hogares difieren, de modo que
sus miembros no viven igualmente este periodo de
aislamiento social, dada las anteriores privaciones y los
conflictos intrafamiliares surgidos en las últimas semanas. Las
situaciones de las personas jóvenes, adultas o mayores están
condicionadas por indicadores de bienestar familiar
(educación, salud y seguridad, bienestar material, y entornos
socio-familiar), que afectan duramente a menores vulnerables.
Y es que la pobreza infantil ya estaba identificada en familias
en dificultad antes de esta crisis sanitaria, que ahora agravará
sus efectos colaterales ante la injusta crisis social. España
registra una de las tasas de riesgo de pobreza infantil
persistente más altas, 1 de cada 5 menores, situándonos
entre los países en los que la brecha en pobreza entre
población infantil y adulta es mayor, según el Alto
Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil.
Hogares monomarentales sin redes familiares, progenitores
desempleados
de
larga
duración,
menores
con
discapacidades, problemas de salud mental en adultos,
violencia doméstica, conductas adictivas,…, son algunos
Sociología de las relaciones familiares e intergeneracionales
en periodo pandémico
131
factores de riesgo de exclusión social en familias con niños y
niñas por debajo del umbral de pobreza en nuestro país.
El otro segmento de población castigado por el COVID-19 son
las personas de edades avanzadas, a tenor de las cifras de
fallecimientos
con
más
de
17.000
en
las
aproximadamente 5.457 residencias geriátricas (públicas,
concertadas o privadas), que equivaldrían al 67% según datos
del Ministerio de Sanidad. En una sociedad familista como la
española, se intentó importar los modelos anglosajón y
nórdico de cuidado a los ancianos, pero el modelo
mediterráneo se diseñó con sistemas de protección social
tardíos y redes familiares fuertes hasta ahora. Este modelo
desprotege a clases medias y usuarios sin apoyos, en un
contexto de acceso a los servicios públicos bloqueado y falto
de ingresos para acudir a la oferta privada, además de
desequilibrios territoriales, escasos recursos comunitarios e
infra-profesionalización del sector de los cuidados a domicilio.
A este escenario institucional se añaden valores tendentes a
la institucionalización de las personas mayores frágiles o
dependientes en centros geriátricos, con el consiguiente
desarraigo familiar y comunitario de las mismas. Así, los
abuelos y las abuelas fueron dejando de formar parte de la
familia nuclear debido a las relaciones de afecto en la
distancia, ahora impuesto por el distanciamiento interpersonal
que acrecentó la brecha etaria. En definitiva, se trata de
prácticas edadistas que invisibilizan la vejez, desvalorizándola
frente a otros estados del ciclo vital.
Otro impacto familiar durante el confinamiento, fue la
conversión de salones domésticos en aulas escolares
improvisadas, donde los adultos en modo de emergencia
adoptaron el rol docente sin maestría ni medios didácticos
para tal ejercicio. La sempiterna delegación en exclusiva de la
formación integral de niños y adolescentes en los
profesionales de la enseñanza no puede continuar en
132
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
adelante. El futuro obligará a educar en espacios presenciales
y a distancia en hogares, generando sinergias y empatías
entre el alumnado, familias y docentes, valorando más que
nunca la función social de la educación. De ahí que la
asignatura pendiente sea la transformación de los modelos
educativos a escala glocal, guiado por el nuevo paradigma de
aprender localmente para vivir globalmente.
Apunto la implementación de una pedagogía familiar que
normalice la diversidad familiar, igualando las relaciones, los
estilos de vida o los recursos disponibles en comunidades
democráticas para todas las edades y generaciones. Es
tiempo para reeducarse mientras repensamos otro futuro,
desaprendiendo del atomismo social y el individualismo
androcéntrico, mientras interiorizamos la futilidad de
sociedades paradójicas y duales. Las familias en la agenda
política, es decir, nosotros y nosotras como sociedad civil ante
una nueva ética que refuerce la parentalidad positiva y la
educación socio-emocional a lo largo de la vida para la
reconstrucción de lo común. La resiliencia tras el COVID-19
nos reanimará ante la próxima realidad...
Sociología de las relaciones familiares e intergeneracionales
en periodo pandémico
133
Sobre el autor.
Santiago Cambero Rivero. Profesor asociado en el Área de
Sociología de la Universidad de Extremadura, además de
colaborador en otras universidades (UOC, UDIMA,…). Doctor
en Sociología (Universidad de Extremadura). Licenciado en
Derecho (UNED) y en Sociología (UNED). Máster en
Gerontología Social (Universidad de Barcelona). Máster en
Dirección y Gestión de Entidades No Lucrativas (UOC).
Miembro del grupo de investigación “Análisis de la Realidad
Social” de la Universidad de Extremadura. Socio del Colegio
de Doctores y Licenciados en Ciencias Políticas y Sociología
de Extremadura, Federación España de Sociología (FES) y
European Network in Aging Studies (ENAS). Autor y coautor
de
publicaciones
sobre
participación
ciudadana,
envejecimiento
activo,
solidaridad
intergeneracional,
voluntariado y Tercer Sector, además de participar como
ponente invitado en eventos sobre estas temáticas fuera y
dentro de Extremadura.
Los efectos del confinamiento: ¿Cómo es la
percepción de la pena de localización permanente?
Jordi Ortiz García
Universidad de Extremadura,
[email protected]
Beatriz Cruz Márquez
Universidad de Cádiz,
[email protected]
Introducción.
Una de las cuestiones que mayor interés suscita en la
Criminología en la actualidad, dentro del ámbito del control
penal, es la opinión pública sobre el sistema de justicia penal
y la necesidad de pena de la población (Varona, 2009). Al
respecto, desde hace tiempo se viene señalando la
consolidación de una nueva “cultura de control” y un aumento
del “populismo punitivo” en nuestro país (Garland, 2001;
Ripollés 2007). A esta preocupación académica frente al
endurecimiento de las penas y a la ampliación del sistema
penal por parte de los Estados como único instrumento para
para luchar contra la criminalidad, de forma monolítica por lo
demás1, se une la precipitación por parte del legislador al
suponer determinadas actitudes y necesidades punitivas en la
ciudadanía, a la que se hace corresponsable de las reformas
penales en estos último años2.
Es más, algunas de las investigaciones llevadas a cabo en
nuestro país para profundizar en este aspecto arrojan
1
Mencionar aquí la ausencia de cuestionamientos sobre la definición
tradicional de la criminalidad imperante, completamente al margen de la
valoración del daño social, así como la advertencia de los efectos
secundarios de las regulaciones penales en que el delincuente viene
definido como el “otro”, el “enemigo”….
2
A modo de ejemplo, se encuentran las reformas llevadas a cabo en el año
2003. Unas reformas (7/2003 y 15/2003) que apelan en su exposición de
motivos a una supuesta demanda de la sociedad para incorporar y
endurecer preceptos, siendo así que no existen evidencias empíricas de tal
demanda.
136
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
precisamente resultados moderados; lo que permite referirse
al carácter punitivo de la ciudadanía, en que se fundamentan
las continuas reformas penales, como un mito más que una
realidad (Varona, 2008). De hecho, cuando se pregunta
específicamente sobre la sanción, el resultado obtenido indica
que la población española apuesta mayoritariamente por
penas más benévolas o penas alternativas a la prisión 3.
Con este contexto socio-jurídico como telón de fondo, no cabe
duda de que hoy la principal preocupación está en la crisis
sanitaria provocada por la pandemia de la COVID-19. Una
situación que ha impulsado a numerosos investigadores e
investigadoras a analizar desde distintas disciplinas los
efectos de esta crisis. Por supuesto, también desde el ámbito
criminológico, en el que diferentes investigaciones están
analizando con mayor detalle los posibles efectos de la
pandemia en el plano delincuencial y penitenciario, así como
la eventual vulneración de derechos fundamentales durante
esta crisis sanitaria (Campoy, 2020; Rodríguez, 2020; Alarcón
et al., 2020)4.
Movidos por el mismo impulso, hemos elaborado un proyecto
piloto que tiene como objetivo principal conocer la opinión del
alumnado de derecho y criminología sobre una pena de
nuestro sistema penal que guarda similitudes nada
desdeñables con las circunstancias vitales implícitas a la
situación de confinamiento en domicilio, decretada el pasado
mes de marzo de 20205. El estudio se ha dirigido en esta
3
Sobre este tema, pueden verse los estudios llevados a cabo por el CIS
sobre la opinion pública española de la justicia.
4
La web de la Facultad de Derecho de la Universidad de Extremadura
dispone de un enlace al Foro de Investigación CSYJ, donde se aborda la
problemática de la COVID, en relación con el Derecho. Este enlace se
encuentra disponible en: https://forocsyj.com/coronavirus-y-derecho/. [última
consulta 23/04/2020];
5
El primer estado de alarma decretado por el Gobierno fue el día 14 de
marzo de 2020. Un mecanismo del que hace uso el Gobierno de España,
regulado en el artículo 116 de la Constitución Española.
Los efectos del confinamiento: ¿Cómo es la percepción
de la pena de localización permanente?
137
primera fase al alumnado de Derecho y de Criminología de la
Universidad de Extremadura, comprendiendo el trabajo de
campo desde el 6 de abril al 15 de mayo de 2020. La
metodología utilizada en el estudio es preeminentemente
cuantitativa, siendo así que la obtención de los datos se ha
realizado a través de un cuestionario enlazado en el campus
virtual de ambas titulaciones. En concreto, el cuestionario
constaba de diez preguntas, tanto relativas a cuestiones
personales, como a la pena de localización permanente.
La pena de localización permanente.
La pena de localización permanente se incorpora a nuestro
Código Penal en el año 20036. Se trata de una pena privativa
de libertad recogida en el artículo 37 de nuestro Código
Penal7, que sustituyó a la pena de arresto de fin de semana
(Muñoz, 2004; Fernández,2001)8. El contenido de esta
sanción implica la obligación de cumplirla en el domicilio
propio o en un lugar determinado fijado por el Juez. Por lo que
se refiere a la afectación de la libertad ambulatoria, presenta
similitudes con otras penas y medidas recogidas en el Código
Penal Español, como la privación del derecho a residir en
determinados lugares, acudir a ellos o la prohibición de
6
La pena de localización permanente se incorpora al sistema de penas con
la reforma LO 15/2003, de 25 de noviembre.
7
Junto a la pena de localización permanente, el Código Penal recoge en la
actualidad en su artículo 35 otras tres penas privativa de libertad: la pena de
prisión, la prisión permanente revisable y la responsabilidad personal
subsidiaria por impago de multas.
8
El fracaso de la pena de arresto de fin de semana provocó su sustitución
por la pena de localización permanente. En la Exposición de Motivos de la
LO 15/2003, el legislador español alude al desarrollo tecnológico que
posibilita su aplicación y considera que su configuración permitirá prevenir
conductas conductas típicas constitutivas de infracciones penales leves
evitando los efectos perjudiciales de la reclusión en establecimientos
penitenciarios. Sobre la novedad que supuso su inclusión en el sistema de
penas español.
138
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
aproximarse a la víctima o a otras personas ( Cuello & Mapelli,
2018; Mota, 2005). Varios países de nuestro entorno
incorporaron también en sus sistemas penales sanciones muy
parecidas a la localización permanente que, al igual que en
nuestro país, han sufrido numerosas modificaciones a lo largo
de su corta duración9.
Desde su entrada en vigor hace más de veinte años, el ámbito
de aplicación y la naturaleza de la pena de localización
permanente han sido reformadas en varias ocasiones (Blay &
Larrauri, 2011), provocando su paulatina relegación a un
segundo plano (Otero, 2019). En la actualidad, esta pena se
aplica como pena principal en tres supuestos: Art. 171.7
(amenazas leves en el ámbito de la violencia de género y/o
doméstica), 172.3 (coacciones leves en el ámbito de la
violencia de género y/o doméstica) y 173.4 (violencia física o
psíquica habitual en el ámbito de la violencia de género y/o
doméstica). De este modo, su aplicación como pena principal
ha quedado relegada a supuestos de violencia de género y/o
doméstica, lo que merecería una aproximación más detallada,
que excede el objetivo específico de este trabajo. En la
modalidad de alternativa a la pena de prisión, puede sustituir a
esta cuando sea inferior a tres meses y, en los casos de
responsabilidad penal subsidiaria por impago de multa, si la
multa impagada es de naturaleza leve. En ambos casos,
supone una solución a los inconvenientes que plantea la
ejecución de penas privativas de libertad de corta duración.
9
A modo de ejemplo, en el ámbito anglosajón podemos encontrar las
llamadas Intermediate sanctions; Community penalties o Community
Custody. En el caso francés, el arresto domiciliario lo encontramos en las
distints reformas llevadas a cabo desde los años 90. Así encontramos
figuras como Placement sous surveillance électronique ó la Loi nº 2004-204
de 9 de marzo portant adaptation de la justice aux évolutions de la
criminalité.
Los efectos del confinamiento: ¿Cómo es la percepción
de la pena de localización permanente?
139
Todo ello dibuja una situación muy distinta a la de sus inicios,
en la que la duración máxima era de 12 días, siendo así que
en la actualidad se pueden extender hasta 6 meses. Además,
esta pena puede cumplirse de manera discontinua (sábados y
domingos), con la finalidad de facilitar al reo sus vínculos
laborales y familiares. Otra de los cambios que sufrió esta
pena fue en los casos de la responsabilidad personal
subsidiaria por impago de varias multas correspondientes a
varias faltas ó que la duración de la pena de localización
permanente podía alcanzar noventa días como consecuencia
de la aplicación de la acumulación jurídica de penas prevista
en el art. 76 CP.
La inclusión de la pena de localización permanente en nuestro
sistema penal no ha estado exenta de polémica,
especialmente en lo que se refiere a su aplicación y ejecución
(Brandariz, 2002, 2015)10. Entre las principales dudas que
suscita esta pena en el ámbito penal y criminológico, destaca
la relativa a su eficacia, en referencia tanto a su capacidad de
intimidación, como al potencial de reinserción social. Según
diversos autores, la temporalidad de la pena puede influir en
la falta de rehabilitación del reo o en su incumplimiento (Pratt,
2004, pág. 31; Iglesias & Pérez, 2006; Abel, 2008).
Desafortunadamente, no existen estudios empíricos que
muestren datos estadísticamente significativos de tasas de
reincidencia sobre esta pena en nuestro país, de manera que
no es posible confirmar las suposiciones teóricas sobre su
eficacia, más allá de lo que nos indican, en sentido positivo,
10
La localización permanente no ha sido la única pena que ha estado
cuestionada desde su nacimiento. Todas aquellas penas alternativas a la
prisión incorporadas a nuestro ordenamiento jurídico lo han sufrido. A modo
de ejemplo, podemos ver las numerosas críticas que sufre la pena de
trabajos en beneficio a la comunidad ha sido otra de las penas muy
cuestionadas en nuestro sistema penal.
140
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
los datos disponibles en otros países de nuestro entorno
(Walter,2002)11.
Por último, también existen dudas acerca de las
consecuencias de su incumplimiento, en la medida en que la
pena prevista para el delito de quebrantamiento de las penas
privativas de libertad – y la de localización permanente lo es –
es prisión de 6 meses a 1 año (art. 468.1 CP), lo que
implicaría una consecuencia significativamente más grave que
la pena incumplida. Sobre este particular, la Fiscalía General
del Estado ha establecido que el quebrantamiento de la pena
de localización permanente supondrá pena de prisión o de
multa en función de si el lugar de cumplimiento es el domicilio
del penado o un centro penitenciario, al entender que la
primera modalidad de cumplimiento no supone una situación
efectiva de privación de libertad (Otero, 2019. Págs. 19 y
ss.)12. Este argumento resulta discutido en los supuestos en
que la pena de localización permanente suponga una
ejecución prolongada en el tiempo (Torres, 2012, p. 24).
Con todo, y a pesar de las críticas recibidas desde su entrada
en vigor (Otero, op.cit. ), la localización permanente sigue
plenamente vigente en nuestro ordenamiento jurídico penal, y
según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), más
de 6.000 personas cumplieron esta pena en nuestro país en el
año 2018 (Ine, 2018)13.
11
No contamos con datos empíricos válidos para ofrecer conclusiones
sobre la eficacia de esta pena en nuestro país. En cambio, sí podemos
disponer de datos de reincidencia de estas penas en países de nuestro
entorno, que indican una tasa muy elevada de cumplimiento de estas
penas.
12
Consulta 1/2016 de la FGE, comentada, junto con el régimen de
quebrantamiento,
13
Según datos recogidos en el INE del Registrado Central de Penados, se
impusieron 6.770 penas de localización permanente. Se trata de 310 penas
de este tipo menos que en el año 2017. Cabe destacar que en el año 2015,
se impusieron un total de 2.170 penas de localización permanente.
Los efectos del confinamiento: ¿Cómo es la percepción
de la pena de localización permanente?
141
Objetivo.
El objetivo principal de este proyecto-piloto14 es conocer la
opinión del alumnado de los Grados de Derecho y
Criminología de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Extremadura sobre la pena de localización permanente en un
momento de confinamiento por la crisis sanitaria de la COVID19, que afecta de forma excepcional el desarrollo de la
libertad ambulatoria de la población española15.
En estrecha relación con este, los objetivos secundarios que
se pretenden abarcar con esta investigación son los
siguientes: (1) comprobar la influencia entre el conocimiento
previo de la población encuestada y su naturaleza, jurídica o
criminológica, sobre la pena de localización permanente y la
percepción de su gravedad y proporcionalidad con las
conductas delictivas para las que está prevista; (2) realizar
14
En un principio, no descartamos replicar la investigación entre estudiantes
de estas titulaciones en otras universidades españolas. Lo que permitiría,
por un lado, contrastar los resultados en función de la localización
geográfica, relacionada en algunos casos con la incidencia de la crisis
sanitaria – y, por otro lado, posibles diferencias en la percepción de la pena
en función de la progresiva “desescalada” que estamos experimentando en
la mayor parte del territorio español en la actualidad.
15
Así, durante el periodo de confinamiento decretado por el Ejecutivo
español a través del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se
declara el estado de alarma para la gestión de crisis sanitaria ocasionada
por el virus COVID-19, la libertad de circulación o permanencia de las
personas se ha visto considerablemente restringida. Concretamente, en
términos generales sólo estaban permitidos los desplazamientos necesarios
para acudir al lugar de trabajo en el caso de las profesiones consideradas
esenciales, para la adquisición de alimentos y otros bienes de primera
necesidad, así como para la atención de personas dependientes, la
asistencia a centros, servicios y establecimientos sanitarios, así como por
causa de fuerza mayor o situación de necesidad. Esta situación se extiende
hasta hoy, aunque desde el 2 de mayo de 2020 está activo un plan de
salida del confinamiento, estructurado en 4 fases, que concluirá en el mes
de junio si la pandemia evoluciona favorablemente.
142
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
una primera aproximación sobre una eventual relación entre la
vivencia declarada de la situación de confinamiento y la
percepción de la gravedad de la pena de localización
permanente, a desarrollar con mayor detalle en posteriores
mediciones y ampliaciones de la muestra.
Metodología.
Muestra.
Para llevar a cabo nuestro trabajo, se han realizado un total
de 141 encuestas entre el alumnado del grado en Derecho y
Criminología de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Extremadura, relativas a un periodo concreto (entre el 6 de
abril y el 15 de mayo de 2020). La aplicación de la encuesta al
alumnado de dos grados diferentes permite identificar las
posibles diferencias de opinión entre grupos que tienen
metodologías de aprendizaje distintas en el estudio de las
penas.
Al mismo tiempo, al objeto de asegurar que parte de la
población encuestada no tuviera un conocimiento previo, al
menos de carácter técnico, de la pena de localización
permanente, se seleccionó alumnado de diferentes cursos;
concretamente, de primero, tercero y cuarto. De este modo,
un 11,34 por ciento (16 en números absolutos) de las
personas encuestadas no habían cursado ninguna asignatura
que incluya como contenido el estudio de las penas privativas
de libertad de nuestro Código Penal, frente a un 88,65 por
ciento (125) que sí habían recibido ese contenido en distintas
asignaturas de su plan de estudios.
Marco temporal.
El trabajo de campo se ha llevado a cabo entre los días 6 de
abril y 15 de mayo del año 2020, tiempo en el que ha estado
disponible el cuestionario en el campus virtual de la
Los efectos del confinamiento: ¿Cómo es la percepción
de la pena de localización permanente?
143
Universidad de Extremadura para los cursos de los grados de
Derecho y Criminología. La recogida de datos, por tanto, ha
coincidido con el periodo de confinamiento por la crisis
sanitaria del COVID-19, sin que en ese momento se
conocieran aún las condiciones y los plazos en que se iba a
producir la “desescalada” en las restricciones a la libertad de
circulación y permanencia de la población española 16.
Ámbito espacial.
El estudio se ha desarrollado durante la situación de
confinamiento, a través del campus virtual de la Universidad
de Extremadura, en el que fue insertado el cuestionario de
elaboración propia. De manera que se trata de un entorno
virtual, vinculado a determinados cursos de los grados de
Derecho Penal y Criminología – primero, tercero y cuarto – en
los que imparte docencia el investigador principal del presente
estudio. Es de suponer que la mayoría de la población
encuestada tiene su domicilio en la Comunidad Autónoma de
Extremadura, aunque se trata de un dato que no ha sido
recabado en esta primera medición, de carácter aproximativo.
Método empleado para el estudio.
Para llevar a cabo esta investigación se ha utilizado una de
las técnicas más empleadas en ciencias sociales, la encuesta.
Así, durante la primera semana de confinamiento, se elaboró
un cuestionario con diez preguntas de respuesta cerrada en
que se abordaban cuestiones referidas a las circunstancias
16
Es el día 18 de abril cuando el presidente del Gobierno anuncia una
prórroga del confinamiento hasta el 11 de mayo pero con algunas medidas
de relajación a partir del 26 de abril, como es la salida controlada de los
niños y niñas de hasta 12 años, permitida desde el 27 de abril. Se puede
encontrar un seguimiento de la cronología de la crisis del COVID-19 en
https://www.hoy.es/sociedad/salud/diario-coronavirus-espana20200319134410-ntrc.html [consultado el 22 de mayo de 2020].
144
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
particulares de confinamiento y la percepción de la pena de
localización permanente, junto al grado de conocimiento del
contenido de esta pena. Se trata, por tanto, de un método de
investigación primordialmente cuantitativo, centrado en
analizar la posible relación entre la vivencia de una situación
excepcional de confinamiento y la opinión respecto de la pena
de localización permanente en el alumnado de los grados de
Derecho y Criminología de la Universidad de Extremadura.
La información recogida a través del campus virtual, tal como
se ha descrito previamente, ha sido sometida a revisión,
clasificación y cómputo con un software estadístico durante la
semana del 15 al 20 de mayo del 2020.
Análisis de datos.
Para el análisis estadístico se ha utilizado el software
específico SPSS versión 22. La Universidad de Extremadura
cuenta con esta versión disponible bajo licencia para
investigadores y alumnado de esta universidad.
Resultados.
Los resultados que pasamos a exponer a continuación deben
ser valorados teniendo en cuenta las limitaciones de la propia
investigación. La principal reside en la propia naturaleza
aproximativa del estudio, realizado durante una situación
completamente excepcional e imprevista como es el
confinamiento. Ello implica la necesidad de complementar las
conclusiones alcanzadas con otras mediciones que permitan
contrastar los primeros resultados alcanzados con una
reflexión más sopesada de las hipótesis, irremediablemente
intuitivas, que lo impulsaron.
La exposición de los resultados se ha dividido en tres bloques,
en correspondencia con los objetivos principales y
secundarios de la presente investigación. En un primer bloque
Los efectos del confinamiento: ¿Cómo es la percepción
de la pena de localización permanente?
145
se describen las variables relativas a las circunstancias
personales del alumnado encuestado. En el segundo y tercer
bloque se exponen respectivamente los resultados relativos a
la opinión y percepción de la pena de localización permanente
de aquellos encuestados que conocían previamente el
contenido de esta pena y de quienes no la conocían. En
último lugar, comparamos los resultados de uno y otro grupo.
Variables personales de las personas encuestadas.
Los datos personales recabados se refieren, por un lado, a
circunstancias personales – concretamente, edad, sexo y
estudios – y, por otro lado, a las condiciones particulares y
vivenciales de la situación de confinamiento17.
En cuanto la edad, la mayoría de la población que configura la
muestra (en total 89 personas) se sitúa en una franja que se
extiende entre los 19 y los 22 años, seguida del grupo que
ocupa la franja de edad entre los 23 y 29 años, que
representa el 29, 6 por ciento (40 personas). Por encima de
30 años sólo se sitúa el 7,2 por ciento (9) y por debajo de los
18 años, sólo hay 2 alumnos. Únicamente un encuestado no
indica su edad. Con respecto al sexo, las mujeres son las que
mayoritariamente han respondido a la encuesta (106), lo que
supone un 78,4 por ciento de la muestra, frente a los hombres
(35), que representan el 21,6 por ciento. En próximas
investigaciones sería conveniente analizar la influencia de
este dato en los resultados18, así como estimar su
17
Las preguntas planteadas al respecto han sido dos: ¿Cómo llevas el
confinamiento? y ¿Cómo te encuentras en el confinamiento?.
18
Especialmente por lo que se refiere a la introducción de la perspectiva de
género en el grado de afectación del confinamiento, véase, a modo de
ejemplo: https://www.elsaltodiario.com/coronavirus/trabajo-invisible-detrasconfinamiento-capitalismo-genero-racializacion-covid-19 [consultado el 22
de mayo de 2020].
146
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
correspondencia con los datos globales de matriculación en
los grados de Derecho y Criminología.
Un 78,4 por ciento de los encuestados (108), son alumnado
del Grado en Derecho, un 9,6 por ciento (16) del PCEO
Criminología – Derecho y un 5,6 por ciento (7), del Grado en
Criminología. El resto de la muestra ha dejado en blanco a
esta pregunta.
Por lo que se refiere a la vivencia personal del confinamiento,
es preciso señalar previamente la constancia de efectos
psicológicos, negativos y positivos, de esta situación, tanto
sobre nuestro comportamiento como a un nivel cognitivo; tal y
como se deriva de las investigaciones que se están llevando a
cabo de forma simultánea desde diferentes disciplinas
(Moisés de la Serna, 2020) y como cabría deducir de las
investigaciones referidas a los efectos psicológicos de la
privación de libertad (Liebling, 1992; Kirchner, 2003, págs.
199-211). En concreto, hemos incluido en el cuestionario dos
preguntas relativas a la situación particular del alumnado
durante el confinamiento: la primera referida a la
autopercepción del estado de ánimo y la segunda a las
condiciones relacionales, en soledad o en compañía, en que
lo están vivenciando.
En cuanto a la primera cuestión, un 48,93 por ciento de las
personas encuestadas (69) manifiestan llevar “bien” el
confinamiento en su domicilio, frente a un 51,06 por ciento
(72), que declaran llevarlo “mal o regular”. Por otro lado, un
89,36 por ciento de las personas encuestadas se encuentran
en casa con sus familiares (126), frente a un 10,63 por ciento
(15) que se encuentra solo/a, con compañeros/as de piso o en
pareja.
Los efectos del confinamiento: ¿Cómo es la percepción
de la pena de localización permanente?
147
La opinión sobre la pena de localización permanente.
A continuación analizamos la opinión del alumnado que
conoce o ha estudiado la pena de localización permanente.
En concreto, hemos incluido en el cuestionario cuestiones
relativas a aspectos de la pena que presentan ciertas
similitudes con la situación de confinamiento o que pueden ser
apreciadas con diferente sensibilidad desde la vivencia propia
de las importantes restricciones a la libertad ambulatoria y de
permanencia impuestas con la declaración del estado de
alarma y sus posteriores prórrogas.
En esta línea, hemos incluido preguntas relativas a la
percepción del grado de gravedad de la pena de Localización
permanente, en tanto asociado a su carácter intimidatorio, así
como a su potencial reeducativo, puestos ambos aspectos en
duda por parte de la doctrina penal y criminológica desde su
entrada en vigor. Las preguntas incluidas en el cuestionario
han sido dos: ¿Crees que se trata de una pena leve? y
¿Crees que la pena de localización permanente es una pena
reeducadora y rehabilitadora?
Los resultados obtenidos para la primera pregunta son los
siguientes: El 31,2 por ciento de las personas encuestadas
consideran que no es una pena leve, frente a un 68,8 por
ciento que considera que sí lo es. En cambio, entre las
personas que llevan el confinamiento “regular o mal”, la
diferencia es significativa, el 72,31 por ciento opina que no es
una pena leve.
Con respecto a la segunda cuestión, el 65,32 por ciento de los
encuestados no consideran la localización permanente una
pena rehabilitadora, frente a un 35,48 por ciento que piensa
que sí. En el caso de las personas que llevan mal o regular el
confinamiento, las diferencias de opinión sobre esta cuestión
muestran una tendencia similar a la pregunta anterior, aunque
148
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
la diferencia no es tan extrema: un 57,81 por ciento, piensan
que no es rehabilitadora, frente a un 42,19 que opina que sí.
Junto a los aspectos referidos a la gravedad y al carácter
rehabilitador de la pena de localización permanente, y
atendiendo al temor de que la situación actual de
confinamiento suponga un aumento y/o un agravamiento de
casos de violencia machista e intrafamiliar (Alarcón, 2020,
págs. 61-62) 19, hemos aprovechado esta oportunidad para
incluir en la encuesta una cuestión relativa a la idoneidad de
esta pena en supuestos relacionados con la violencia
doméstica, que son los únicos casos en que está prevista en
la actualidad como pena principal – arts. 171.7, 172.3 y 173.4
del CP. Concretamente, la pregunta planteada ha sido la
siguiente: ¿Consideras justa una pena de localización
permanente a una persona que ha cometido un delito de
amenazas sin armas en el ámbito doméstico?
Al respecto, los resultados muestran que el 56 por ciento de
los encuestados, consideran que sí es una pena justa, frente a
un 44 por ciento que opina que no lo es.
Por último, por lo que se refiere al quebrantamiento de la pena
de localización permanente, su régimen de duración ha
generado dudas entre expertos/as sobre la resocialización del
reo, tanto por considerar que se trata de una intervención
demasiado corta para que el reo pueda realizar
modificaciones relevantes en su comportamiento, como por
entender, en sentido contrario, que una duración amplia del
confinamiento domiciliario prácticamente abocaría su
19
Sobre este asunto, se han producido varios casos en localidades como
Sevilla o Castellón. Según datos del Cuerpo Nacional de Policía indican que
un descenso en la denuncia. Estos hechos pueden llevar distintas
interpretaciones. Entre ellas, miedo por parte de la víctima ante la dificultad
de poner la denuncia o la posibilidad de ser escuchado por parte del
vecindario de estas conductas (control informal).
Los efectos del confinamiento: ¿Cómo es la percepción
de la pena de localización permanente?
149
quebrantamiento por parte del reo. Sobre esta cuestión se
realizó la siguiente pregunta: ¿Comprenderías que una
persona que está cumpliendo una pena de localización
permanente en su domicilio, tras varios meses de
confinamiento domiciliario, quebrantara la condena?
Los resultados muestran que un 49,19 por ciento (61),
comprenderían que una persona quebrantara el confinamiento
domiciliario pasados unos meses, frente a un 50,81 por ciento
que no comprendería un quebrantamiento (63).
Cuando se analiza esta cuestión incluyendo la autopercepción
del estado anímico obtenemos como resultado que entre las
65 personas que declaran encontrarse mal o regular durante
el confinamiento el grado de comprensión referido al
quebrantamiento de la pena de localización permanente
alcanza porcentajes similares a los observados en la muestra
en general. Así, un 51,56 por ciento de las personas que se
encuentran mal o regular (33), sí comprenderían el
quebrantamiento de la medida pasados unos meses.
Por lo que se refiere a la influencia de las circunstancias
relacionales, en función de si las personas se encuentran
solas o en compañía de otras personas (13) o se encuentran
con sus familiares (111), se observan diferencias más
importantes entre uno y otro grupo, aunque deben tomarse
con mucha cautela dado el tamaño del primer grupo. Así, sólo
un 30,76 por ciento de las personas que están viviendo el
confinamiento en familia entendería un quebrantamiento de la
condena.
En último lugar, continuando con la percepción del alumnado
sobre la pena de localización permanente, hemos tratado de
comprobar la influencia del perfil formativo de las personas
que configuran la muestra. Siendo así que la formación sobre
el sistema penal que reciben criminólogos/as y juristas en la
150
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Universidad de Extremadura se diferencia en algunos
aspectos importantes, pues mientras que el alumnado del
Grado en Derecho estudia la teoría de la pena durante el
tercer curso académico en la asignatura de Derecho Penal:
Parte General20, en el Grado de Criminología estos contenidos
se abordan en distintas asignaturas repartidas a lo largo del
plan de estudios: durante el primer y segundo curso, están
incluidos en las asignaturas Derecho Penal 1 y Derecho Penal
2, como parte de la teoría de la pena, y también en el tercer
curso, en el temario de la asignatura Sanciones y penas, en
que se analiza el sistema de penas desde una perspectiva
criminológica21.
Los resultados obtenidos al cruzar el perfil formativo y la
percepción de la pena de localización permanente revisable a
través de las variables previamente analizadas reflejan
diferencias relevantes únicamente respecto de su potencial
rehabilitador. Así, sólo un 15,78 por ciento (3) del alumnado
de criminología piensa que esta medida sí es reeducadora,
frente a 84,21 por ciento que piensa que no (16). En cambio,
por lo que se refiere al quebrantamiento de esta pena, la
opinión de este grupo está más dividida, con un 47,36 por
ciento de los estudiantes de criminología que sí entendería
que el reo quebrantara la pena tras unos meses de
cumplimiento.
20
Los planes de estudio están disponibles en la web de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Extremadura: https://www.unex.es/conoce-lauex/centros/derecho/informacion-academica/programas-asignaturas [última
consulta realizada el 20 de mayo de 2020].
21
En esta asignatura, se abordan en mayor profundidad las penas en sus
aspectos ejecutivos, así como sus efectos y consecuencias sobre el reo y la
ciudadanía.
Los efectos del confinamiento: ¿Cómo es la percepción
de la pena de localización permanente?
151
Diferencias entre los que conocen la pena de localización
permanente y los que no la conocen.
Una de las hipótesis de partida del presente estudio ha
consistido en suponer que conocer el sistema de penas y sus
consecuencias, y en concreto de la pena de localización
permanente, resultaría determinante en la percepción de las
mismas, tal y como se deduce de los resultados obtenidos en
investigaciones sobre la opinión de la ciudadanía respecto de
la justicia o el sistema penal22. A tal objeto hemos recabado
información sobre el grado de conocimiento de la pena de
localización permanente entre la población encuestada,
siendo así que el grupo de personas que no conoce ni ha
estudiado la pena de localización permanente es muy
reducido.
Pese a ello y con todas las cautelas necesarias, un análisis
detallado de las diferencias frente a quienes sí la conocen
puede ayudar a identificar tendencias sobre las que insistir en
posteriores estudios. En concreto, los resultados son los
siguientes:
En cuanto a la percepción de la gravedad de la pena de
localización permanente, el 75 por ciento del alumnado que no
conocía esta pena (12) cree que sí, frente a un 25 por ciento
(4) que considera que no. La diferencia entre una y otra
respuesta es ligeramente mayor que la que se constata en el
22
Distintas encuestas llevadas a cabo desde el Centro de Investigaciones
Sociológicas, en colaboración en los últimos años con la Unión Europea,
tienen por objeto medir la opinión de la ciudadanía respecto a la justicia en
nuestro país. Concretamente, resultan significativos el grado de
desconfianza y desconocimiento de la justicia entre la población: véase
https://www.eldiario.es/politica/CIS-constata-desconfianza-ciudadanosJusticia_0_926357508.html [última consulta 23/05/2020]. Esta tendencia
coincide con los resultados alcanzados por el Consejo General del Poder
Judicial:
http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Temas/Estadistica-Judicial/
[última consulta 19/05/2020].
152
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
grupo que conocía previamente la pena de localización
permanente, pues aquí el porcentaje de quienes la consideran
leve se sitúa en el 68,8 por ciento.
En el mismo sentido, con una mayor polarización de la
respuesta, se pronuncia el grupo de quienes no conocían la
pena de localización permanente con anterioridad respecto de
su aplicación en los casos de violencia doméstica. En este
caso, 75 por ciento del alumnado encuestado (12) entiende
que esta pena es justa para quien cometa un delito de
amenazas sin arma en el ámbito doméstico, frente a un 25 por
ciento (4) que creen que no. Esta diferencia es mucho menor
entre el grupo de encuestados que conocía la pena de
localización permanente: un 56 por ciento considera que sí es
una pena justa, mientras que el 44 por ciento que opina lo
contrario.
A la última pregunta planteada, relativa al grado de
comprensión sobre el quebrantamiento de la pena de
localización permanente tras varios meses de duración, el
43,75 por ciento del alumnado encuestado sin conocimiento
previo de esta pena (7) se manifiesta comprensivo, frente a un
56,25 por ciento (9) que afirma que no lo comprendería.
Detectamos así un mayor grado de comprensión ante un
eventual quebrantamiento de la pena en el alumnado que
conoce la pena, siendo así que un 49,19 por ciento afirma que
lo entendería.
Conclusiones.
Con independencia de que el estudio puede ofrecer más
resultados de los indicados en este trabajo, hemos preferido
abordar en esta primera aproximación las cuestiones
señaladas, que son las que han aparecido como más
relevantes, a fin de valorar la conveniencia de realizar otras
mediciones y/o ampliarlo con alumnado de otras
universidades. En todo caso, debemos ser muy cautos a la
Los efectos del confinamiento: ¿Cómo es la percepción
de la pena de localización permanente?
153
hora de extraer conclusiones de este estudio piloto.
En líneas generales, la opinión sobre la pena de localización
permanente y sobre la percepción y vivencia del
confinamiento se encuentran muy divididas entre el alumnado
encuestado. Esta división es especialmente clara aspectos
esenciales para este estudio, como son el potencial
reeducativo de la pena y la actitud, más o menos
comprensiva, ante su hipotético quebrantamiento.
Sin duda, la principal particularidad de esta investigación
reside en haber realizado el trabajo de campo durante el
periodo de confinamiento, siendo así que una de las líneas
más interesantes de desarrollo será la de analizar la influencia
de la percepción personal de esta situación excepcional en la
opinión manifestada sobre una pena que, salvadas las
distancias, presenta también similitudes considerables en
cuanto a las restricciones en la libertad ambulatoria y de
permanencia.
Con respecto a la gravedad de esta pena, su desarrollo
legislativo y las dudas que plantea su aplicación, para muchos
residual (Otero, 2019. Op.cit.)23, transcurridos veinte años
desde su entrada en vigor en nuestro ordenamiento jurídico
(Cardenal, 2015), llama la atención que la mayoría de la
población encuestada, tras varias semanas de confinamiento,
considera que se trata de una pena leve.
Junto a ello, también resulta reseñable comprobar que, pese a
la preocupación expresada por instituciones públicas y
privadas relacionadas con la prevención de la violencia de
género y doméstica ante la posibilidad de un aumento de
estas conductas como consecuencia del confinamiento
23
La investigadora Otero González, considera la pena de localización
permanente un fraude de etiquetas.
154
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
domiciliario decretado como consecuencia de la crisis
sanitaria del COVID-1924, más de la mitad de las personas
encuestadas consideran que la pena de localización
permanente es una pena justa en delitos leves como las
amenazas leves en el ámbito doméstico (art.171.7.2º párrafo).
Destacan a su vez los resultados obtenidos sobre la opinión
de los encuestados ante un hipotético quebrantamiento de la
pena de localización permanente, siendo así que nos parece
significativo el elevado porcentaje de personas que se
muestran comprensivas: aproximadamente la mitad. Si bien
es cierto que se trata de una opinión sondeada a través de
una pregunta dirigida, de forma que es necesario profundizar
en esta tendencia. Entre los motivos que pueden explicar esta
respuesta, parece razonable considerar el efecto psicológico
del confinamiento en la población encuestada, que puede ir
acompañado de una cierta empatía con el reo de una pena de
localización permanente o de una necesidad de mostrar
asertividad al valorar la propia libertad ambulatoria 25. Sin
embargo, también debemos tener en cuenta la edad de las
personas encuestadas, pues las personas jóvenes suelen
ocupar de forma más habitual el espacio público y mantener
más relación con sus iguales26.
24
Según datos del Ministerio de Igualdad, las llamadas al 016 entre el 14 y
29 de marzo de 2020, ha aumento un 18 por ciento más, que en el mismo
periodo el año anterior.
25
Con fecha 10 de abril de 2020, el Ministerio del Interior informaba que
477.302 propuestas de sanción a las normas del confinamiento por el
COVID-19. Sobre los datos actualizados, véase la web del Ministerio del
Interior. [última consulta 10/04/2020].
26
En todo caso, los hábitos de los jóvenes han cambiado en estos últimos
años. Estudios llevados por el Centro Reina Sofía, muestran que el tiempo
de ocio de nuestros jóvenes está cada vez más ocupado por el uso de las
nuevas tecnologías. Este hecho provoca que estas personas jóvenes estén
más tiempo en casa que en los espacios públicos o de ocio, cambiando
hábitos tan conocidos como el botellón, entre otros. Sobre los efectos
psicológicos del confinamiento en población joven, véase, por ejemplo:
https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2020-04-20/cuarentena-
Los efectos del confinamiento: ¿Cómo es la percepción
de la pena de localización permanente?
155
Por último, los resultados obtenidos en relación con el
conocimiento de pena de localización permanente, referidos
tanto a si se conoce o no previamente, como al tipo de
conocimiento disponible – de naturaleza jurídica o
criminológica –, resultan un tanto llamativos por su
homogeneidad. Lo que, de confirmarse, permitiría matizar el
conocimiento existente en torno a las necesidades punitivas
de la ciudadanía y su relación con el grado de información
disponible sobre las penas, su contenido y consecuencias de
la ejecución.
Por último, debemos insistir que se trata de un proyecto piloto.
Por ello, los resultados deben tomarse con mucha prudencia.
Quizás, sólo destacar que son pocos los trabajos en lengua
castellana sobre la opinión de la ciudadanía con respecto a la
pena de localización permanente (Cid, 2007)27. Muchos
menos, si se tratan de estudios empíricos 28. Por lo tanto,
acompañar a las numerosas cuestiones planteadas por
penalistas sobre esta pena con datos empíricos, puede
resultar de gran interés jurídico y criminológico
jovenes-peor-llevan-confinamiento_2556927/.
27
Mayoritariamente los estudios criminológicos se han centrado en las
penas de prisión o trabajos en beneficio a la comunidad.
28
Son muchos los autores que han escrito sobre la pena de localización
permanente desde una perspectiva más teórica.
156
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Bibliografía.
Abel Souto, M. (2008). La
permanente, Granada, Comares.
pena
de
localización
Alarcón A.A. (2020). Conviviendo con el maltratador en la
crisis del coronavirus”. Coronavirus: La crisis de una
generación. Reflexiones e implicaciones sociales y
criminológicas. La acción social. Revista de política social y
servicios sociales (V).
Blay, E. y Larrauri, E. (2011), Penas comunitarias en Europa.
Madrid. Editorial Trotta.
Brandariz, J.A. (2002). El trabajo en beneficio a la comunidad
como sanción penal, Valencia, Tirant lo Blanch.
Brandariz, J.A. (2015). Las penas de trabajo en beneficio a la
comunidad y de localización permanente, en Comentarios a la
reforma penal de 2015. (González – Cussac – Dir.-), Valencia,
Tirant lo Blanch.
Campoy, P. (2020). Fluctuaciones delictivas? Los posibles
efectos del COVID-19 en la criminalidad. Disponible en:
https://criminologia.net/entradas/.
[Última
consulta
10/04/2020].
Cardenal S. Comentarios al Código Penal. Reforma LO
1/2015 y LO 2/2015 (Directores Mirentxu Corcoy Bidasolo y
Santiago Mir Puig).
Cid, J. (2007). ¿Es la prisión criminógena? Un análisis
comparativo de reincidencia entre la pena de prisión y la
suspensión de la pena. Revista de derecho penal y
criminología, Nº 19, 2007.
Los efectos del confinamiento: ¿Cómo es la percepción
de la pena de localización permanente?
157
Cuello J. y Mapelli B. (2018). Curso de Derecho Penal. Parte
General. Madrid, Editorial Tecnos.
Díez, J.J. (2007). La política criminal en la encrucijada.
Buenos Aires, Editorial B de F.
Fernández, Mª. D. (2001). La “nueva” pena de localización
permanente. Un derecho penal comprometido: Libro
homenaje al Prof. Dr. Gerardo Landrove Díaz (Miguel et. al.
Abel Souto). Valencia, Tirant lo Blanch.
Garland, D. (2001). The culture control. Oxford. University
Press.
Iglesias, M. Á. y Pérez, J.A. (2006). La pena de localización
permanente y su seguimiento con medios de control
telemático” en Anuario de Derecho Constitucional
Latinoamericano, Instituto de Investigaciones Jurídicas,
UNAM.
Kirchner, T. (2003). Estrategias de afrontamiento y nivel de
psicopatología en jóvenes presidarios. Relación con el tiempo
de reclusión y situación penitenciaria. Revista Acción
Psicológica. Vol. 2, Nº 3, págs. 199-211.
Liebling, A. (1992). Suicides en prison. London, Routledge.
Moisés de la Serna, J. (2020). Efectos psicológicos del covid19. Editorial Tektime.
Mota, J. F. (2005). Las penas de localización permanente y
prohibición de residencia, de aproximación y de comunicación
con la víctima y otras personas. En Cuadernos de Derecho
Judicial IV: Las penas y Alternativas, Madrid: Consejo General
del Poder Judicial,.
158
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Muñoz, J. (2004). La nueva pena de localización permanente
introducida en la LO 15/2003 (RCL 2003, 2744) y el fracaso
de la pena de arresto de fin de semana. Repertorio
Jurisprudencia Aranzadi nº 5/2004.
Otero, P. (2019). La desnaturalización de la pena de
localización permanente 16 años después. ¿Historia de un
fracaso o fraude legislativo? Revista Electrónica de Ciencias
Penales y Criminológica. 21-16.
Pratt, C. (2004). Alternativas a la prisión. Comentarios a las
reformas introducidas por las leyes Orgánicas 7/2003 11/2003
y 15/2003. Cuadernos Luis Jiménez de Asúa, nº 20, Madrid,
Dykinson.
Rodríguez, C. (2020). COVID-19 y Prisiones: Un desafío no
sólo sanitario y de seguridad, también humanitario. Revista
General de Derecho Penal, nº33
Torres, N. (2012). Contenidos y fines de la localización
permanente. Indret, 1/2012.
Varona, D. (2008). Opinión Pública y Justicia Penal. Boletín
Criminológico, art. 2/2008, marzo nº 103.
Varona, D (2009). ¿Somos los españoles punitivos? Actitudes
punitivas y reforma penal en España. Indret, 1/2009.
Walter, I. (2002). Evaluation of the natonal roll-out of curfew
orders, Home Office Online Report, (15),
Los efectos del confinamiento: ¿Cómo es la percepción
de la pena de localización permanente?
159
Sobre los autores.
Jordi Ortiz García es licenciado en Derecho por la Universidad
de Extremadura y licenciado en Criminología por la
Universidad de Girona. Experto en Criminología por la
Universidad de Extremadura y Especialista en Criminalidad y
Seguridad Pública por la Universidad de Sevilla. Doctor en
Derecho y Ciencias Sociales por la UNED.
Ha participado en distintos proyectos de investigación con el
grupo de Estudios Jurídicos y Sociales de la Universidad de
Extremadura en materia de violencia de género.
Recientemente ha disfrutado de una estancia de investigación
en la Universidad de Lisboa y ha realizado un master
universitario tecnologías de la información geográfica SIG y
teledetección por la Universidad de Extremadura. Entre sus
últimas publicaciones destacan: Trabajos en beneficio a la
comunidad en jóvenes sancionados por conductas incívicas y
predictores individuales de la participación en el fenómeno del
botellón en Guadalajara.
Beatriz Cruz Márquez se licenció en Derecho por la
Universidad de Extremadura (1995-1999). Durante los años
2000 a 2003 disfrutó de una estancia prolongada como
ayudante científico en la WWU Münster, donde alcanzó el
grado de Magistra Legum (2002). En julio de 2005 obtuvo el
título de doctora con la mención de “Doctor Europeo” y la
calificación de sobresaliente “cum laude” por unanimidad.
Junto a la investigación en el ámbito del derecho penal de
menores, ha participado en varios proyectos de investigación
en materia de mediación y de violencia de género (UEX),
dirigiendo el proyecto “El agresor de violencia de género:
tipologías, estrategias y tratamiento” (DER2010-16003),
financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (20012013).
160
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Recientemente ha participado en proyectos de investigación
relativos a la evolución del sistema penal español en el
periodo post-crisis (UDC), los derechos del condenado y los
límites derivados de la necesidad de pena (UAL) y los delitos
contra la libertad sexual (UCA)
El rol de los medios de comunicación en la pandemia
del COVID-19 a nivel mundial.
Antonio Noel Hernández Cruz
Doctorando en UNADE
[email protected]
Resumen.
El presente artículo que presentamos se ha decidido
denominarlo con el nombre de: El Rol de los Medios de
Comunicación en la Pandemia del COVID-19 a Nivel Mundial,
con el cual se pretende en dar a conocer el origen del
coronavirus-COVID-19, convertido en una pandemia de
enfermedad 2019-2020 a nivel mundial, que la Organización
Mundial de la Salud (OMS) lo reconoció el 11 de marzo de
2020. Asimismo, dar a conocer a los lectores, las formas de
como se ha propagado en los diferentes países a nivel global
el COVID-19y el número de personas infectadas, fallecidas y
recuperadas de esta pandemia. Que hasta el día de hoy no
hay ninguna vacuna para prevenir o tratar el COVID-19.
Explicar algunas de las medidas y acciones que la población
debe tomar en cuenta para evitar el contagio de esta
enfermedad, las cuales han sido proporcionadas por la
Organización Mundial de la Salud. Y finalmente se espera
explicar en el presente artículo, la importante labor y el rol
que deben de jugar y expresar los medios de comunicación
con la credibilidad respectiva que están manifestando, en
darle a conocer a la población los datos, las cifras fidedignas y
las acciones para seguir las medidas necesarias que
ayudaran y contribuirán a evitar el mayor contagio del
COVID-19 a nivel global.
El origen del Coronavirus-COVID-19.
Se considera de suma importancia en dar a conocer el origen
del coronavirus- COVID-19, convertido en una pandemia de
enfermedad por coronavirus de 2019-2020 es una pandemia
162
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
derivada de la enfermedad por coronavirus iniciada en 2019
(COVID-19), ocasionada por el virus coronavirus 2 del
síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2). Se
identificó por primera vez el 31 diciembre de 2019 en la ciudad
de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en China central,
al reportarse casos de un grupo de personas enfermas con un
tipo de neumonía desconocida. Los individuos afectados
tenían vinculación con trabajadores del mercado mayorista de
mariscos del sur de China. La Organización Mundial de la
Salud (OMS) la reconoció como una pandemia global el 11 de
marzo de 2020. Hasta el 17 de mayo de 2020, se han
informado de más de 4.6 millones de casos de la enfermedad
en más de 210 países y territorios en el mundo, con más de
313,000 muertes y 1.7 millones de casos de personas
recuperadas.1011 Los diez países con mayor número de
infectados son Estados Unidos, España, Italia, Francia,
Alemania, Reino Unido, Turquía, Irán, China y Rusia.
El virus se transmite generalmente de persona a persona a
través de las pequeñas gotas de saliva, conocidas como micro
gotas de Flügge, que se emiten al hablar, estornudar, toser o
espirar. Se difunde principalmente cuando las personas están
en contacto cercano, pero también se puede difundir al tocar
una superficie contaminada y luego de llevar las manos
contaminadas a la cara o las mucosas. El periodo de
incubación suele ser de cinco días, pero puede variar de dos a
catorce días. Los síntomas más comunes son la fiebre, la tos
seca y dificultades para respirar. Las complicaciones pueden
incluir la neumonía, el síndrome respiratorio agudo o la sepsis.
No existe todavía una vacuna o tratamiento antivírico
específico. La única forma de abordaje del mal es a través de
la terapia sintomática y de apoyo. Las medidas de prevención
recomendadas incluyen lavarse las manos, cubrirse la boca al
toser, la distancia física entre las personas y el uso de
mascarillas, además del autoaislamiento y el seguimiento para
las personas que se sospecha que están infectadas.
El rol de los medios de comunicación en la pandemia
del COVID-19 a nivel mundial
163
Para prevenir la expansión del virus, los gobiernos a nivel
mundial han impuesto restricciones de viajes, cuarentenas,
confinamientos, cancelación de eventos y el cierre de
establecimientos. La pandemia está teniendo un efecto
socioeconómico destructivo. Se han cerrado colegios y
universidades en más de 124 países, lo que ha afectado a
más de 2200 millones de sujetos en etapa escolar. Un tercio
de la población mundial se encuentra confinada, con fuertes
restricciones de movimientos. Se han tendido diferentes
maniobras de desinformación y teorías conspirativas
difundidas en línea sobre el virus, e incidentes de xenofobia y
racismo contra ciudadanos chinos y de otros países del este y
sudeste asiático. Debido a la reducción de los viajes y a los
cierres de la industria pesada, ha habido un descenso en la
contaminación del aire y las emisiones de gases tóxicos para
la atmósfera terrestre .
Consecuencias del Coronavirus-COVID-19 en la Población
a Nivel Mundial.
El COVID-19 constituirá el caso de comunicación de crisis por
excelencia. Reúne todas las condiciones: el virus mata, rompe
la estabilidad, transforma radicalmente las rutinas de las
personas y de las organizaciones, exige soluciones urgentes,
pone deficiencias existentes al descubierto, conlleva
resultados desconocidos, y amenaza con acarrear graves
consecuencias para la vida en todos sus aspectos.
La incertidumbre y tensión que reinan en las casas, hospitales
y medios de comunicación en estos días subrayan una de las
grandes verdades de la comunicación política: tan importante
es gestionar bien (por ejemplo, garantizar la atención y
protección del personal sanitario) como comunicar
164
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
adecuadamente (por ejemplo, dar los mensajes necesarios
para que la población actúe como parte de la solución)1.
De acuerdo al Dr. Jarbas Barbosa, Sub director de la OPS
(Organización Panamericana de la Salud). Manifiesta que hay
que Informar a la población acerca de los riesgos para la
salud que puede representar COVID-19, así como las
medidas que puede tomar para protegerse resulta clave para
reducir las probabilidades de que las personas se infecten y
para mitigar la propagación de la nueva enfermedad por el
coronavirus 2019. Si se facilita información precisa, pronta y
frecuentemente en un idioma que las personas entiendan y a
través de canales confiables, la población podrá tomar
decisiones y adoptar comportamientos positivos para
protegerse a sí mismas y a sus seres queridos de
enfermedades como COVID-19. La información es el primer
recurso que permite a la población tomar decisiones
informadas para cuidar su salud y prevenir rumores y
desinformaciones.
La información oportuna y basada en evidencia es la mejor
vacuna contra los rumores y la desinformación. Los medios de
comunicación a nivel mundial están jugando un rol sin
precedentes y de mucha responsabilidad social de lo que
comunican a la población mundial, por consiguiente la
información y datos estadísticos que comunican deben estar
súper verificados y de fuentes fidedignas, ya que todos los
televidentes , consumidores, políticos, empresarios, líderes
mundiales confían en la información que reciben, para poder
atender los cuidados e indicaciones que reciben y evitar el
contagio del COVID-19. El slogan a nivel mundial que se ha
comunicado para tratar de prevenir el contagio del COVID-19
es el de quédate en casa.
Huang. C, et al (febrero-2020) “Clinical features of patients infected with
2019 novel coronavirus in Wuhan, China
1
El rol de los medios de comunicación en la pandemia
del COVID-19 a nivel mundial
165
Como una reflexión a este apartado expresamos que, es de
considerar que el COVID-19 es una enfermedad que se está
conociendo día por día y los científicos a nivel mundial están
investigando como poder detener el contagio y el virus
COVID-19, ya que es un virus nuevo. Hasta el día de hoy, no
hay ninguna vacuna ni medicamento antiviral específico para
prevenir o tratar la COVID-19. Sin embargo, los afectados
deben estar recibiendo la debida atención de la salud para
aliviar los síntomas que presentan y atender todas las
indicaciones que comunican los Organismos Internacionales
en la Salud a través de los medios de comunicación, quienes
166
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
en estos momentos tienen una credibilidad de lo que
comunican ante el mundo y la confianza ante la sociedad
debe ser permanente y no defraudarla. Todos sabemos que la
comunicación es poder y hay que saberla utilizar para el bien
de la sociedad.
Una Acción Decidida para Enfrentar la Crisis sin
Precedentes Provocada por el COVID-19.
De acuerdo a estudios del Grupo del Banco Mundial y el
Fondo Monetario Internacional (Organismos Financieros
Multilaterales), se manifiesta que el mundo está enfrentando
desafíos sin precedentes debido a la pandemia de coronavirus
(COVID-19), que puede destruir los avances en el desarrollo
en muchos países. La pandemia ha tenido un profundo
impacto en el capital humano: en las vidas, la educación, el
bienestar básico y la productividad futura. La crisis también ha
El rol de los medios de comunicación en la pandemia
del COVID-19 a nivel mundial
167
endurecido drásticamente las condiciones de financiamiento
externo para todos los países, sin importar su nivel de ingreso.
Se necesita una cooperación multilateral para contener este
mal y mitigar sus consecuencias sanitarias, sociales y
económicas.
Estos fueron los mensajes principales del Comité para el
Desarrollo, un foro de nivel ministerial del Grupo Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), en un
comunicado dado a conocer durante las Reuniones de
Primavera de ambas instituciones, que se realizaron por
primera vez de manera virtual.
El Comité, que representa a los 189 países miembros, señaló
que el Grupo Banco Mundial se encuentra en una posición
única para abordar estos complejos problemas y desempeñar
un papel de liderazgo en los esfuerzos de respuesta a través
de sus préstamos, inversiones, conocimientos y poder de
convocatoria. Dado que la pandemia requiere una acción e
innovación colectiva y decidida, el Comité invitó al Grupo
Banco Mundial y al FMI a continuar ayudando a todos los
países clientes, en colaboración con los organismos de las
Naciones Unidas, las instituciones financieras internacionales
y los asociados bilaterales.
En sus palabras ante el Comité, el presidente del Grupo
Banco Mundial, David R. Malpass, dijo que: «Si no actuamos
con rapidez para fortalecer los sistemas y la resiliencia, los
avances que se han logrado en términos de desarrollo durante
los últimos años pueden perderse con facilidad». Agregó que,
si bien los impactos de la pandemia son globales, «es
probable que la crisis afecte en mayor medida a los países y
las personas más pobres y vulnerables».
Al enfatizar la necesidad de actuar con rapidez y con medidas
de amplio alcance, Malpass informó que los programas sobre
168
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
el COVID-19 del Grupo Banco Mundial se ejecutan en
64 países en desarrollo, y se espera llegar a 100 países para
fines de abril. Además, dijo que los esfuerzos coordinados del
Banco Mundial, la Corporación Financiera Internacional (IFC)
y el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA)
tienen tres objetivos principales: proteger a los hogares más
pobres y vulnerables, respaldar a las empresas y preservar el
empleo, y ayudar a los países en desarrollo a implementar
operaciones sanitarias de emergencia y fortalecer la
resiliencia económica.
Tanto el Comité como Malpass destacaron que el fuerte
apoyo de los países miembros ha permitido al Grupo Banco
Mundial estar en mejores condiciones para ayudar a los
países a afrontar el COVID-19. Malpass dijo que: «Con los
recursos existentes, plenamente movilizados y suministrados
por adelantado, podremos brindar financiamiento por valor de
USD 160 000 millones durante los próximos 15 meses».
Agregó que la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el
fondo del Banco Mundial para los países más pobres,
proporcionará USD 50 000 millones de ese total en forma de
donaciones y créditos en condiciones sumamente
concesionarias.
Los ministros de Finanzas del Grupo de los Veinte (G-20)
anunciaron también que los acreedores bilaterales oficiales
permitirán a los países de la AIF que soliciten un período de
gracia suspender sus pagos del servicio de la deuda a partir
del 1 de mayo. Esta iniciativa ha sido promovida por el Grupo
Banco Mundial y el FMI, y durante la conferencia de prensa (i)
posterior a la reunión del Comité para el Desarrollo, el
presidente Malpass destacó que: “Es una iniciativa potente y
de rápida acción que aportará beneficios reales para los
pobres”. El Comité instó a los acreedores privados a participar
en la iniciativa aplicando condiciones similares. También
solicitó al Grupo Banco Mundial y al FMI que examinen los
desafíos en términos de deuda de los países de ingreso
El rol de los medios de comunicación en la pandemia
del COVID-19 a nivel mundial
169
mediano y que busquen soluciones para las dificultades
fiscales y de deuda en dichos países, teniendo en cuenta
cada caso. El Comité y Malpass recalcaron que los esfuerzos
deben ayudar a aumentar la transparencia de la deuda de los
países en desarrollo.
Las medidas que se han adoptado reflejan la magnitud de los
desafíos planteados por el COVID-19, la cual fue calificada
por Malpass como «una crisis sin precedentes, con efectos
sanitarios, económicos y sociales devastadores que se hacen
sentir en todo el mundo». Tanto él como el Comité expresaron
sus condolencias por las pérdidas de vidas humanas y
ofrecieron su apoyo a quienes trabajan en la primera línea de
lucha contra la pandemia. También subrayaron que, al actuar
ahora, el Grupo Banco Mundial puede ayudar a los países a
reducir el tiempo de recuperación y sentar las bases para el
crecimiento y mejores niveles de vida para todas las
personas.
Por encima de todo, la respuesta urgente al COVID-19 refleja
el compromiso a largo plazo del Grupo Banco Mundial de
ayudar a los países clientes a reducir la pobreza, ampliar la
prosperidad y lograr sus objetivos de desarrollo. Tal como lo
dijo el Comité: «Estas metas solo se lograrán a través de una
reconstrucción más sólida y mejor estructurada».
Acción rápida para salvar vidas y como ayudar a la
reconstrucción de los países afectados por el COVID-19.
Según el estudio realizado por Axel Van Trotsenburg –Director
Gerente de Operaciones del Banco Mundial (Mayo-2020). La
pandemia de COVID-19 (coronavirus) es un territorio
desconocido para todos los países del mundo. Ha provocado
tanto una emergencia sanitaria mundial como una crisis
económica sin precedentes y de magnitud histórica. Si bien
llama la atención la magnitud económica de la crisis, e incluso
170
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
podría paralizarnos, el costo humano es una cuestión aún
más apremiante. Millones de vidas en los países más pobres
están al borde del abismo. La infección que enfrentan no es
solo el virus, por devastador que sea, sino que también los
efectos que lo acompañan: la pobreza, las carencias e,
incluso, el hambre. Sin un fuerte sistema de atención de salud
que frene el avance de la enfermedad y con economías
agobiadas por su deuda externa que, de repente, se ven
privadas del comercio, las remesas, las inversiones y los
empleos, será únicamente a través de la solidaridad mundial a
una escala sin precedentes que podremos prevenir una
catástrofe humanitaria, y evitar que décadas de avances para
poner fin a la pobreza extrema se diluyan frente a nuestros
ojos.
El Grupo Banco Mundial se comprometió hacer todo lo que
fuera posible, para ayudar a los países a responder a la
emergencia sanitaria, a contener los daños económicos de ser
posible y comenzar a planificar la recuperación a largo plazo.
Han establecido un mecanismo de financiamiento rápido para
los esfuerzos de respuesta al COVID-19, y estos ya están en
marcha en más de 60 países clientes. Mediante una
combinación de nuevos proyectos, la reestructuración de
proyectos existentes y la aplicación de componentes de
emergencia en estos últimos, y el uso de nuestros
instrumentos de financiamiento para desastres, esperan que
su trabajo relacionado con el COVID-19 se lleve a cabo en
100 países a fines de mes de abril.
El estudio realizado por el autor Axel Van del Banco Mundial,
se concentra en cuatro áreas fundamentales que hay que
ponerle mucha atención:
En primer lugar, su enfoque es el de salvar vidas, ayudando a
los países clientes y socios que a la fecha son en total 189
países miembros, para implementar operaciones
El rol de los medios de comunicación en la pandemia
del COVID-19 a nivel mundial
171
Sanitarias de emergencia. Esto implica fortalecer los centros
de salud, garantizar que haya suficientes trabajadores de
primera línea donde se necesiten y que estén bien
capacitados, y ayudar a que los insumos y equipamientos
médicos lleguen a su destino a pesar de las mayores
presiones sobre las cadenas de suministro y los flujos
comerciales. Además, significa apoyar las campañas de
información en salud pública a través de los medios de
comunicación, que juegan un rol importante en estos
momentos tan difíciles a nivel mundial, para que tengan un
amplio alcance y lleguen de manera eficaz a los grupos de
mayor riesgo. Y, dado que el simple lavado de manos es
esencial para prevenir enfermedades y muertes, conlleva
redoblar nuestros esfuerzos para ampliar la disponibilidad de
servicios de agua y saneamiento. Esto incluye respaldar
soluciones a corto plazo en lugares en que la infraestructura
es deficiente, y que muchas veces incluye incluso hospitales
en las zonas más pobres y remotas.
En segundo lugar, pretenden ayudar a los países miembros a
proteger a los más pobres y vulnerables. La ayuda está
dirigida a los 189 clientes en función de ampliar la cobertura
de las redes de protección social, tanto a través de nuevos
programas sociales en respuesta a la pandemia como una
ampliación a gran escala de los programas existentes,
muchos de los cuales no han prestado suficientes servicios a
las personas que los necesitan en la crisis actual. En África,
por ejemplo, el 80 % de los trabajadores labora en el sector
informal, lo que significa que no solamente sus puestos de
trabajo están en riesgo, sino que no pueden acceder a la
mayoría de las transferencias de efectivo tradicionales y otros
programas de protección social. En África también más de
100 millones de personas están al borde de sufrir hambre de
manera crónica; a nivel mundial, es probable que el número
de personas que se enfrentan a una inseguridad alimentaria
aguda se duplique a finales de este año.
172
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
En tercer lugar, el Banco Mundial está trabajando para salvar
los empleos y las empresas. Debido a los impactos de la crisis
provocada por el COVID-19, cuatro de cada cinco personas
de la fuerza laboral mundial compuesta por 3300 millones de
trabajadores se ven afectadas hoy por cierres totales o
parciales de los lugares de trabajo. El sector informal
representa hasta el 90 % de los trabajadores en algunas
economías
emergentes,
la
pérdida
de
ingresos
desencadenará efectos en cascada, afectando primero los
hogares y luego a las comunidades y las sociedades enteras.
Sin las medidas políticas adecuadas, estos trabajadores
muchos de los cuales son mujeres tienen un riesgo más alto
de caer en la pobreza y encaran mayores desafíos para
recobrar sus medios de subsistencia durante la fase de
recuperación. La Corporación Financiera Internacional (IFC) y
el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA)
las instituciones del Grupo Banco Mundial dedicadas al sector
privado están ayudando a amortiguar estos impactos,
apoyando a dicho sector para que las empresas puedan
seguir funcionando y se puedan mantener los empleos.
También están trabajando para combatir las interrupciones de
las cadenas de suministro, que no solo son fundamentales
para la crisis sanitaria inmediata, sino que también
desempeñan una función clave en la prevención del hambre y
la protección de los medios de subsistencia.
Y el último como cuarto lugar, están ayudando a establecer
una recuperación más resiliente. Incluso cuando ayudan a los
países a enfrentar las necesidades inmediatas, analizan
también de qué manera pueden apoyar las reformas de
políticas para facilitar un crecimiento más rápido, más
resiliente y más equitativo cuando la crisis sanitaria se disipe.
Nunca ha quedado más claro, por ejemplo, que el acceso a
Internet de banda ancha es ahora una infraestructura esencial
en todos los países, no solo para que sigan funcionando las
empresas y los Gobiernos, sino que también para garantizar
que 1500 millones de estudiantes sigan aprendiendo cuando
El rol de los medios de comunicación en la pandemia
del COVID-19 a nivel mundial
173
no pueden ir a la escuela. Sin embargo, ser más resilientes
también significa tener claro lo que la tecnología puede y no
puede hacer: muchos niños no solamente están perdiendo la
interacción cara a cara con los maestros, sino que también la
alimentación nutritiva que reciben en la escuela. Y, por
supuesto, es importante tener en cuenta que muchos trabajos,
en particular aquellos realizados por personas pobres y
vulnerables, no se pueden desempeñar en línea cuando hay
un confinamiento de la población.
La pandemia ya ha estancado o revertido el crecimiento
económico en todo el mundo, y es probable que empuje a la
pobreza extrema entre los 40 millones y los 60 millones de
personas.Después de décadas de rápidas mejoras en la
calidad de vida, el número de personas que caerá en la
pobreza extrema debido al COVID-19 será equivalente a toda
la población de Colombia (50.0 millones de habitantes) o
Kenya (51.4 millones de habitantes), o quizás más.
Para una crisis de esta proporción, la única opción viable es
una respuesta mundial coordinada, de gran magnitud y sin
precedentes. El Grupo Banco Mundial está respondiendo al
llamado de actuar rápida y enérgicamente. Deben hacer todo
lo posible para limitar el sufrimiento humano y ayudar a los
países a regresar a la senda del crecimiento económico
sostenible, con una acción rápida que pueda ayudar a
asegurar que esta crisis no se convierta en una crisis de
hambre, analfabetismo, desnutrición y malestar social. Al
trabajar mancomunadamente con los Gobiernos en turno, el
sector privado, los asociados para el desarrollo y las
instituciones multilaterales, en todo el espectro público y
privado, se estaría demostrando que se puede encarar este
desafío. Y se tendría éxito solo si continua con la sólida
colaboración mundial. La unión de todos los países, hacen la
fuerza para alcanzar los objetivos esperados y tratar de
174
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
minimizar el impacto social, económico y fiscal a nivel
internacional ocasionado por la pandemia del COVID-19.
Coronavirus:
credibilidad.
los
medios
de
comunicación
y
su
Según el artículo del autor Martin Muro, se mencionan y
comentan elementos importantes para la credibilidad de los
medios de comunicación en estos momentos del Coronavirus.
El Señor Muro manifiesta, que Incluso semanas después de
que la vida cotidiana se paró de pronto debido al COVID-19,
se sigue sintiendo una sensación extraña y es donde los
medios de comunicación y su credibilidad deben hacer
conciencia de la situación de la vida diaria que ha cambiado y
dar a conocer las medidas a tomar y seguir los protocolos que
la organización mundial de la salud establece para evitar el
contagio del coronavirus.
Estas medidas solo se pueden transmitir y difundir a través de
los medios de comunicación. Nuestros conocimientos sobre el
coronavirus también los extraemos de los medios de
comunicación. Cuando nuestras vidas cambian por completo
de un día para otro como lo es actualmente, millones de
personas se quedan sin empleo, cientos de miles se enferman
y miles mueren, todo ocurre fuera de nuestro radio de
experiencia, a menos que nosotros mismos o parientes
cercanos se vean afectados. En cambio, nosotros nos
sentamos en nuestras casas de habitación, miramos
imágenes de las calles vacías y muchas personas utilizando
mascarilla y guantes, lo que nos conlleva a mentalizarnos
como sociedad que la vida cotidiana ha cambiado
completamente a nivel mundial.
¿Con qué actitud enfrentaremos esta amenaza?
Continua el Señor Muro explicando de acuerdo a su estudio
que la actitud que debemos de tomar ante dicha amenaza
El rol de los medios de comunicación en la pandemia
del COVID-19 a nivel mundial
175
debe ser positiva para el bienestar propio de la familia y de la
sociedad y aquí es donde los medios adquieren una
relevancia enorme. No solo porque proporcionan información
sobre las cifras actuales y las restricciones que imponen
nuestros Gobiernos a sus ciudadanos, sino que hay mucho
más en juego: se trata de la información que filtramos de los
informes y de las conversaciones con amigos y vecinos.
Naturalmente, nuestra actitud hacia la pandemia depende de
nuestra situación individual. ¿Reaccionamos con miedo,
pánico o sin preocupaciones? ¿Estamos deprimidos o
tenemos la esperanza de poder lidiar con la situación que
enfrentamos?
Por lo tanto, no es sorprendente que el consumo de medios
esté aumentando drásticamente. Los medios de comunicación
logran un récord de visitantes de sus ofertas en línea. Pero
nos hacemos la siguiente pregunta ¿podemos estar siempre
seguros de que no hemos caído en la desinformación?,
recibiendo noticias falsas, para responder a esta pregunta es
que los medios de comunicación sus encargados de la
producción de noticias verifiquen con varias fuentes de
información que la información que transmiten es real y
fidedigna, ya que de dicha información recibida la sociedad
toma acciones y medidas para enfrentar la amenaza del
coronavirus.
El renacimiento de los medios informativos tradicionales.
Finalmente, el Señor Muro se refiere a los medios informativos
tradicionales y explica que en esta situación que estamos
viviendo, muchas personas recurren a los proveedores de
medios de comunicación tradicionales. Un estudio publicado
recientemente por Reuters, donde se entrevistó a personas en
las Repúblicas de Argentina, Alemania, Corea del Sur,
España, Reino Unido y Estados Unidos, concluye que los
grupos mediáticos tienen una credibilidad significativamente
176
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
mayor que las redes sociales. Al mismo tiempo, las personas
con bajo nivel educacional utilizan mucho menos dichas
ofertas informativas y confían más en las redes sociales y la
mensajería. Continua el Señor Muro explicando en su artículo
que “la gente en general confía sobre todo en expertos y
representantes de las autoridades sanitarias, incluso más que
en los medios tradicionales. ¿Pero cómo se comunican con la
población? Pues precisamente a través de los medios de
comunicación”.
Como una conclusión del presente artículo podemos expresar
que los periodistas a nivel internacional están jugando un rol
súper importante que están desempeñando y una gran
responsabilidad. Deben de filtrar la información relevante y
verdadera para usarla en las noticias que presentan. Tienen
que separar lo que es basura y falsedad de la información, a
veces contradictoria, proporcionada por médicos, infectó
logos, economistas, políticos y autoproclamados expertos. Y
finalmente, tiene que organizar toda la información de una
manera sencilla, comprensible y atractiva para la sociedad.
Este es el trabajo cotidiano de los periodistas, incluso en
tiempos sin crisis que deben de desempeñar. Sin embargo,
desde el brote de coronavirus se debe procesar una
sobreoferta de información con poco personal, incluso si los
periodistas no se sientan juntos en sus redacciones, sino en
sus casas de habitación. Además, muchos entes informativos
tienen problemas económicos, porque por la crisis, no tienen
ingresos publicitarios, y muchos artículos y videos sobre el
coronavirus están sin embargo disponibles de forma gratuita.
De esta manera, debido a la pandemia nos encontramos, ante
una situación en la que la oferta gratuita de medios
informativos es, por un lado, más importante que nunca,
incluso en los Estados democráticos, donde muchas
empresas de medios tradicionales están luchando por
sobrevivir ocasionado por la crisis sanitaria de la pandemia
(COVID-19).
El rol de los medios de comunicación en la pandemia
del COVID-19 a nivel mundial
177
Sin embargo, todos podemos como personas hacer algo,
pagando por hacer uso de los medios de comunicación para
que transmitan los mensajes a la sociedad y que la
información sea de calidad, credibilidad y confianza absoluta
de lo que manifiestan sobre la pandemia (COVID-19) a nivel
internacional y esta responsabilidad de los medios de
comunicación no solamente debe de ser en tiempos de crisis,
sino que debe ser su rol principal como verdaderos
profesionales con principios y valores ante la comunidad
internacional.
178
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Bibliografía.
Huang. C, et al (febrero-2020) “Clinical features of patients
infected with 2019 novel coronavirus in Wuhan, China.
Malpass. D. (17 de abril de 2020) Una acción decidida para
enfrentar la crisis sin precedentes provocada por la Covid-19
(Coronavirus) Grupo Banco Mundial y Fondo Monetario
Internacional.
Muro. M (17 de abril de 2020). Coronavirus: Los medios de
comunicación y su credibilidad. El mundo periódico en línea.
Recuperado de https://p.dw.com/p/3b5BB
Trotsenburg. A (6 de mayo de 2020). Coronavirus (Covid-19):
Una acción amplia y rápida para salvar vidas y ayudar a la
reconstrucción de los países. Publicado en Voces.
Recuperado de Blogs.worldbank.org
Wikipedia Enciclopedia libre. Pandemia de enfermedad por
Coronavirus de 2019-2020
Sobre el autor.
Antonio Noel Hernández Cruz, ha sido catedrático por más de
25 años de las materias de Introducción a la Economía,
introducción al Mercadeo, Mercadeo Estratégico, Asesor de
tesis de grado (Universidad Centroamericana José Simeón
Cañas-UCA, El Salvador. C.A.) y Asesor de tesis a nivel de
Maestría en el área de Relaciones Internacionales
(Universidad Tecnológica de El Salvador-UTEC ). Es
economista (UCA) y Master-con dos maestrías una en
Administración Agrícola y Economía (Universidad del Sur de
Illinois-Carbondale. USA) y la segunda maestría en
Diplomacia y Relaciones Internacionales (UTEC).Su labor es
la de Asistente de la Dirección por el Salvador por más de 28
años a la fecha, en el Banco Centroamericano de Integración
Económica-BCIE (Organismo Multilateral).
Diálogos en pandemia. Espacio de construcción
colectiva para intercambiar experiencias educativas
desde la distancia
Leandro Rust
[email protected]
María García Barrantes
[email protected]
Espacio de construcción colectiva Diálogos en Pandemia
Resumen.
Hoy, en contexto de aislamiento y suspensión de clases
presenciales, hemos creado un espacio a través de las redes
sociales para promover y enriquecer la reflexión crítica sobre
las prácticas y la investigación pedagógica que los y las
docentes estamos realizando en estas circunstancias y que
nos permita entender el contexto, intercambiar y generar
propuestas superadoras en beneficio de nuestros alumnos y
alumnas.
Diálogos en Pandemia surge como respuesta a las ideas de
un grupo de docentes de diversos países, que planteamos el
diálogo como propuesta pedagógica y que tiene una
trayectoria que se inicia con los planteamientos de Paulo
Freire.
Observas o
posicionamos!
actúas.
Así
empezó
esto…
¡nos
“La última de las libertades humanas:
poder elegir la actitud de cada uno
en cualquier ocasión, poder elegir
todos la manera de ser de cada uno”
Víctor Frankl
Pensar en cómo aprenden los y las estudiantes y cómo
enseñamos los y las docentes en un contexto inédito, es tan
complejo de entender cómo el poder imaginar buenos
180
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
resultados en el mundo diverso en nuestras aulas, en las
cuales muchas veces no visualizamos cómo aprenden los que
deben aprender. Esta idea se puede interpretar como una
definición incomprendida, que, con frecuencia, no siempre nos
interpela acerca del sentido de enseñar en la diversidad y
cómo ésta debería llevarnos por el camino, de forma natural,
para apropiarnos de las competencias suficientes y bien
desarrolladas, de valernos de las herramientas básicas para
poder aprender en cualquier contexto o circunstancia.
Concebir que estamos ante una situación enrevesada y que
ésta nos puede llevar a tomar algunos caminos, como el de la
perplejidad absoluta o del avance intempestivo hacia el hacer
lo que se pueda, pretendiendo que con ambas elecciones nos
podamos sumergir en un horizonte repleto de oportunidades o
uno que nos marque el camino hacía el desafío de un
aprendizaje moderno acorde a estos tiempos, pero todo eso
puede fallar y tristemente puede ser tan ineficaz como
peligroso.
Diálogos en pandemia. Espacio de construcción colectiva
para intercambiar experiencias educativas desde la distancia.
181
Desde el lugar en que estemos, de lo que hagamos, podemos
lograr grandes aprendizajes o por el contrario contribuir a
afianzar la brecha entre los que pueden y lo que no pueden
aprender, entre los y las que lograr avances o los y las que
quedan relegados y relegadas. En consecuencia y ante un
escenario inédito, Diálogos en Pandemia surge desde la idea
de tomar los abrazos a la distancia como oportunidades,
tomamos la decisión de confiar en los otros, como iniciativa
que viene a sumar, detectando, identificando y desarrollando
un espacio de intercambio y de aprendizaje colectivo entre los
y las docentes, colegas de distintas latitudes y actuar.
Elegimos el camino del hacer. Como decía el Pedagogo
Brasileño Paulo Freire respecto al diálogo “existir
humanamente es pronunciar al mundo, es transformarlo. Los
hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el
trabajo, en la acción en la reflexión” (Freire, 1972). A ello nos
referimos cuando nos embarcamos en este proyecto global, a
la idea de potenciar, en estos tiempos más que nunca, la
palabra y el diálogo como oportunidad de salir del lugar de
comodidad.
Aunque consideramos que la idea puede crecer y a la luz de
los tiempos, de las nuevas tecnologías, puede ir tan veloz
que, creemos y estamos convencidos que el paso a paso es
la forma para desarrollar una propuesta que se irá nutriendo
con el aporte de todos y todas.
Sí, ha nacido un espacio de encuentro y diálogo en la
distancia. Un espacio que pretende alcanzar grandes lazos de
colaboración entre docentes de diversos orígenes y funciones
con el objetivo prioritario de mejorar el aprendizaje de todo el
alumnado.
En Diálogos en Pandemia la diferencia de sus miembros es lo
que nos enriquece como una comunidad profesional de
aprendizaje que queremos ser, para promover procesos
182
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
donde compartir las prácticas docentes, reflexionar
críticamente sobre los efectos de nuestro trabajo, diálogo
abierto sobre las estrategias más adecuadas, intercambio de
prácticas docentes de distintos países. Todo ello se enmarca
en la “organización que aprende” (Bolívar 2013), aquella que
facilita mediante un conjunto de procesos de intercambio, el
aprendizaje de todos sus miembros y procura su propio
desarrollo, aprendiendo de la experiencia pasada y de sus
respuestas a un entorno cambiante.
“Aprender es nuestro trabajo y el capital social es el
combustible. Si el capital social es débil, todo lo demás está
destinado al fracaso. Los docentes tendrán escasez de capital
profesional si no están lo bastante cualificados, si pasan la
mayor parte del tiempo aislados, si no obtienen
retroalimentación y apoyo de compañeros y si no están
conectados con docentes de otras escuelas”. (Hargreaves y
Fullan, 2014)
Y eso es lo que queremos, estar conectados con docentes de
otras escuelas, de otras realidades que a la vez están
viviendo este tiempo de pandemia con las mismas dificultades
que el resto, ya vivas en Perú, Argentina, Chile, España o
México.
Como dice nuestra compañera Erika Guerra, desde México,
en estos tiempos en los que la educación ha dado un giro de
180º, nosotros, las y los docentes, nos hemos encontrado con
que debemos unir fuerzas, compartir nuestras ideas,
proyectos y distintas formas de hacer las cosas. Metodologías
ya hay muchas en la red, pero experiencias, estrategias y
ayudas de colegas alrededor del mundo son difíciles de
encontrar y eso es algo que vamos a poder descubrir en este
espacio. Todos tenemos algo que aportar. Y contamos
contigo.
Diálogos en pandemia. Espacio de construcción colectiva
para intercambiar experiencias educativas desde la distancia.
183
Cuéntame… ¿cómo fue allá? descubrir otras realidades
para conectar.
“La gran finalidad de la vida
no es el conocimiento, sino la acción”
Tomas H. Huxley
Sí, en España, pese a tener a nuestro país vecino, Italia,
padeciendo la pandemia con dramáticas estadísticas, nos vino
de sopetón y sorpresa todo lo que posteriormente aconteció
entre los días 11, 12 y 13 de marzo. Fueron los días en los
que se comunicaba, sucesivamente en distintas comunidades
autónomas, que los centros escolares cerraban sus puertas.
Comenzábamos un periodo de suspensión de clases lectivas
presenciales como prevención para evitar la propagación del
COVID-19.
Las medidas tomadas, de forma urgente, fueron el cese de
las clases presenciales, en principio, por quince días. Esta
suspensión incluía todos los servicios que ofrecen los centros:
Aula
matinal,
comedor,
actividades
formativas
complementarias de la tarde, es decir, se suspendía cualquier
actividad del centro. Sin embargo, comunicaban que durante
este periodo los centros deberían permanecer abiertos,
teniendo que acudir tanto el personal docente como del
personal de administración y servicios, en su caso, con
flexibilidad en la organización interna. Desde los centros
educativos se dejaba claro que en este periodo, hasta que
volvamos al aula, el profesorado iba a seguir en contacto con
su alumnado para enviar tareas, información y resolviendo
dudas. Esto afectaba a 10 millones de estudiantes españoles.
De repente, toda la comunidad educativa asistimos perplejos
a una situación excepcional para toda la ciudadanía. ¿Cómo
íbamos a conciliar los adultos el trabajo con nuestras hijos e
hijas en casa? ¿Quién se va a ocupar ahora de ellos si ni
siquiera pueden estar con sus abuelas y abuelos? ¿Cómo van
184
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
seguir las clases? ¿Cómo iban a ser las evaluaciones?
¿Sabremos trabajar online? ¿Los docentes están preparados
para ello? Qué sensación más extraña nos invade.
Al día siguiente, sábado 14 de marzo, España, el decreta el
Estado de Alarma. Ya lo teníamos más claro. Las familias nos
quedamos al completo en casa. Adultos teletrabajando,
tampoco muy bien sin saber cómo y, nuestras hijas e hijos a la
espera de que su tutor o tutora que ponga en contacto para
comunicarles cuáles iban a ser las líneas de trabajo que nadie
sabía. Perplejos.
Lunes 16 de marzo. El profesorado tiene que reajustar su
programación didáctica, con muy poco tiempo de planificación
para este Estado de Alarma que, no sabemos cuánto va a
durar: miedos, incertidumbres, presión social, angustia,
desánimo. La tristeza de no poder acompañar al alumnado
como lo han hecho hasta el momento. La esperanza de dar lo
mejor de sí para que todas y todos reciban una igualdad de
oportunidades de aprendizaje. Esa semana se inician los
primeros contactos y se empiezan a enviar tareas. Al
profesorado no le queda otra que cambiar sus clases
presenciales por clases online y se desborda. El alumnado se
desborda. Las familias se desbordan. Tareas de uno, tareas
de otro, correos electrónicos a todas horas...la vida, está en
las pantallas. Y así estuvimos las dos primeras semanas
trabajando sin rumbo. Costó adaptarse. Nos costó al
profesorado, nos costó a las familias y les costó, sobre todo,
al alumnado. Entonces, con más luz que nunca, se
evidenciaron las tres brechas del sistema educativo: la brecha
de acceso, la brecha de uso y la brecha escolar. En la brecha
de acceso, nos encontramos datos donde los grupos
socioeconómicos bajos, el 14% del alumnado no tiene
ordenador en casa, el 44% sólo tiene uno, frente al grupo
socioeconómico alto, donde el 61% dispone de tres o más
ordenadores, el 31% sólo dispone de dos y el 8% de uno
(Fernández Enguita, 2020). Teniendo ya de entrada, esta
brecha de acceso, nos podemos hacer una idea de todo lo
Diálogos en pandemia. Espacio de construcción colectiva
para intercambiar experiencias educativas desde la distancia.
185
demás y de la profunda desigualdad de oportunidades de
aprendizaje que estamos viviendo.
El mensaje constante del Ministerio de Educación y
Formación Profesional de España ha sido: “Ningún alumno va
a perder el curso por las circunstancias excepcionales
provocadas por el coronavirus. Vamos a poner a su
disposición materiales online y flexibilizar calendarios para
amortiguar el impacto de la suspensión de clases
presenciales”. Señora Ministra, ojalá sea así, pero esta vez, la
realidad ha superado a la ficción. No estamos preparados, en
este mundo tan globalizado y tecnológico, para dar clases
online, ni nuestro alumnado a recibirla. Y la brecha de acceso
al sistema educativo ya estaba antes de la pandemia. Nos ha
venido algo que ya estaba presente sin saberlo: la
desconexión.
En Argentina se optó por acciones similares. El aislamiento
obligatorio comenzó el 16 de marzo luego del anuncio del
Presidente Alberto Fernández. Todo parecía desmoronarse,
invadió la sensación de incertidumbre y se empezó a tejer un
entramado de acciones que atendieron el inmediato de
manera apabullante, pero acertada. Con el correr de los días,
de las semanas y ya con la definición de la no vuelta a clases,
se empezó a ordenar el tremendo desconcierto. En la
Argentina como en muchos países de Latinoamérica, el 19,5%
de los niños y niñas que terminan la escuela primaria no
tienen acceso a la conectividad. En tanto en el Nivel
Secundario la cifra asciende al 15,9%. El Estado Nacional
como las provincias, diseñaron cuadernillos impresos para
distribuir a la población más vulnerable, conteniendo material
de estudio reforzado por medios de comunicación como la
radio y la tv pública.
Hoy las acciones se han centralizado en la contención y la
definición de estrategias para atender las demandas de las
familias y las propias del colectivo docente. Se están
186
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
definiendo en estas horas cuestiones relativas a la evaluación
y acreditación. Tema que preocupa a muchos y desespera a
una parte de la población. ¿Qué pasará con el año escolar?
¿Se perderá el curso escolar 2020? ¿Lograrán todos y todas
apropiarse de una enseñanza que no es a distancia ni virtual?
Es muy fácil decir eso, que ningún alumno o alumna va a
perder el curso. Eso es lo que nos gustaría. Pero no es
verdad. Este tiempo de confinamiento en casa ha abierto aún
más la brecha educativa. Alumnado muy vulnerable que no
puede seguir esa educación a distancia por muchos motivos y
no sólo digitales. Un alumnado que no puede ser apoyado por
su familia, un alumnado que no tiene los materiales
accesibles, un alumnado que una vez roto ese contacto
cercano con su docente...se pierde. La educación a distancia
no vale para todos y todas. La educación a distancia nos llegó
de golpe. Ahora, toca dar respuesta para que nadie que
quede atrás. Y ahí es donde los docentes nos posicionamos y
a través de espacios como Diálogos en Pandemia, queremos
construir debates y diálogos para poder ofrecer, en este
tiempo de confinamiento, una igualdad de oportunidades de
aprendizaje para todo el alumnado.
Estamos conectados, en red y…. ¡saltamos el charco!
“La acción más pequeña vale más
que la intención más grande”
L.Elsenberg
¿Cuántos de nosotros todas las mañanas nos levantamos
bien temprano, como habitualmente lo hacíamos?. Hasta hace
cincuenta días quizás muchos se preparaban para viajar a sus
lugares de trabajo recorriendo unos cuantos kilómetros para
encontrarse con sus compañeros y compañeras de equipo,
alumnos y alumnas. La cuarentena nos vino a romper con las
rutinas que tanto teníamos estructuradas y a corrernos, tal
vez, de los lugares que habíamos encontrado para sentirnos
más cómodos y seguro de nosotros mismos.
Diálogos en pandemia. Espacio de construcción colectiva
para intercambiar experiencias educativas desde la distancia.
187
Surgen tantos interrogantes a cada instante, que la
incertidumbre intenta apoderarse de nuestras ideas y le
hacemos frente. Intentamos no dejar que la perplejidad nos
inmovilice, la inacción nos retarde. Surgen así tantas
propuestas y tantas genialidades que pareciera que estamos
en una Usina de ideas rodeados de locos cuadraditos
aprendices del Zoom, ávidos y deseosos del codo a codo. Y,
en la distancia nos encontramos. Claro, hemos perdido el
contacto físico, pero quizás estamos ganando en otros
aspectos, nos volveremos especialistas de redes, creadores
de App, desarrolladores Seniors, pues no, nada de eso. La
tecnología nos acerca, y vaya si lo hace aún al otro lado del
charco. El diálogo se impregna y se hace fluido en un espacio
que nos ayuda a descubrir nuestro potencial y a organizarnos
para pensar y compartir estrategias para ver de qué manera
justa podemos llegar a los alumnos y alumnas para que
puedan transitar este tiempo del no vernos, el no
encontrarnos.
Al tacho la burocracia.
Quién puede pensar en los
formalismos y estructuras cerradas en tiempos de Pandemia y
a través del ordenador. Todo lo que está escrito quizás no
sirva para aplicar, pero sin duda, nos marcan sutilmente
caminos por recorrer. Tarde, pero bienvenido sea, los
maestros y maestras estamos siendo protagonistas de un
cambio, no visible aún, pero un cambio que seguramente
traerá tensiones y resignificará (deseo) ya no utópicamente
nuestro lugar de hacedores en la historia de la educación
global.
Días y noches, tardes aferrados a un móvil o un ordenador,
debajo de las sábanas y/o pegados a la almohada, buscando
cómo hacer para que nuestras palabras cobren sentido y
lleguen como amarras a nuestros niños y niñas, sus familias y
también, sin desperdicio a otros y otras colegas.
188
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Aquí es donde la estrategia de intervención no debe ser
esbozada como unas líneas de buenas intenciones, sino
como un posible fusible que ponga de manifiesto que nuestras
matrices, aún intactas, pueden verse acorraladas en
situaciones de emergencia y al mismo tiempo nos interpele
inmediatamente porque creemos que ya sabemos lo que hay
que hacer. ¿Quién sabe de manera absoluta lo que hay que
hacer? Nos enfrentamos a lo desconocido, vaya si es
desconocido. Nos entra a correr escalofríos por la espalda de
no saber cómo termina esta historia, pero saben qué, lo
interesante de esto es que más allá de que no lo sepamos,
que no somos los únicos a los que les está pasando. No
estamos solos. Cerca del noventa por ciento del planeta está
atravesado por lo mismo. No es de conformistas, realistas.
Es hora de socializar las prácticas. La tela de araña.
“No solo uso mi cerebro, sino también
todos aquellos que pueda pedir prestados”
Woodrow Wilson
Aprender es lo que hacemos cuando no sabemos qué hacer
(Guy Claxton, 2001). Como dice la pedagoga argentina Inés
Aguerrondo, que llama a la escuela como una organización
que aprende, seguramente podemos afirmar que en estos
tiempos habremos aprendido mucho. Algo hacia adentro, pero
mucho más hacia el afuera.
Podemos pensar que cuando volvamos a la escuela, se
definirán claramente algunas misiones o visiones de lo
institucional, algo habrá cambiado y deberemos repensar y
reconstruir roles, tarea que deberá, no solo a los equipos de
gestión, sino también a todos los docentes, manos a la obra.
No será una tarea sencilla dado que implica reorganizarse no
sólo en las cuestiones administrativas, sino también en las
prácticas institucionales arraigadas que tenemos como formas
de trabajo, en diferentes agrupamientos y variados procesos
de planeamiento. Las ideas irán surgiendo y
ser irán
Diálogos en pandemia. Espacio de construcción colectiva
para intercambiar experiencias educativas desde la distancia.
189
construyendo de manera colectiva, con una clara articulación
entre la experiencia obtenida en el proceso de aislamiento y el
deseo de cambiar la escuela a partir de la vuelta a las aulas.
Ahora, reconocer que estamos frente a muchas demandas y
que se han visibilizado situaciones emergentes latentes, de
las cuales tenemos que hacernos cargo como educación
pública, será tema a profundizar colectivamente, de una forma
que favorezca lo profesional, en pro de obtener mejores
resultados en lo que enseñamos y en lo que aprenden
nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
Algunas claves y miradas para ser pensadas desde este
espacio, Diálogos en Pandemia.
¿Dónde quisiéramos estar hoy?
● Llegando a todos/as los/las estudiantes con mejoras
sustanciales en la retroalimentación, tanto sincrónica
como asincrónica.
● Promoviendo propuestas que promuevan la calidad de
lo que se enseña y cómo se aprende.
● Monitoreando casos particulares con dificultades de
aprendizaje, teniendo en cuenta el contexto y el nivel
de posibilidades y atendiendo sus demandas.
● Generando condiciones indispensables para la gestión
en contexto de aislamiento, articulando de mejor
manera con los distintos actores institucionales.
● Creando conocimiento y sentido de la significatividad
de las prácticas de enseñanza. ¿Para qué? ¿Cómo?
● Mejorando el acceso a la tecnología y formación
docente que acompañe el correcto uso de la nuevas
tecnologías.
Contando
con
herramientas
y
conocimientos para hacer un buen uso del sistema
virtual, previendo de qué manera se cuida y se
autocuidado.
190
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
● Desarrollando la capacidad de seleccionar e identificar
aquellos saberes que son factibles de ser enseñados
en formato online.
● Habiendo transitado la presencialidad con una
verdadera atención a la diversidad y con inclusión
como oportunidad.
● Desarrollando la autonomía de los/las estudiantes,
competencias y habilidades para el aprendizaje
autónomo.
● Teniendo más presente la trayectoria escolar de
nuestros estudiantes.
Todo el profesorado, como profesionales de la enseñanza que
somos, podemos encontrar en el espacio de Diálogos en
Pandemia, una manera de colaborar para aprender a hacerlo
mejor con el fin de mejorar el aprendizaje de todas nuestras
alumnas y alumnos en este tiempo de pandemia.
Hemos empezado a tejer una tela de araña.
construyéndose junto a ti.
Sigue
Diálogos en pandemia. Espacio de construcción colectiva
para intercambiar experiencias educativas desde la distancia.
191
Bibliografía.
Bolívar, A (2013) Construir la capacidad de mejora: liderazgo
distribuido en una comunidad profesional de aprendizaje.
Educ@arnos, núm.10 (en prensa). En pag. web:
http://www.ugr.es/~abolivar/Publicaciones.html
Hargreave, A. & Fullan, M (2012). Professional capital:
Transforming teaching in every school. New York, NY:
Teachers College Press.
Claxton, G. (2001) Aprender. El reto del aprendizaje continuo.
Buenos Aires: Paidós.
Fernández Enguita, M. (2020). “Una pandemia imprevisible ha
traído la brecha previsible”. Cuaderno de campo (31 de
marzo). https://blog.enguita.info/
Gvirtz, Silvina. Podestá María Eugenia. (2011). Mejorar la
gestión directiva en la escuela. Buenos Aires. Granica.
192
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Sobre los autores.
María García Barrantes.
Cáceres, España. Maestra y Psicopedagoga. Actualmente
trabajo en como Asesora de Formación del Profesorado en el
Centro de Profesores y Recursos de Cáceres. No dejo de
aprender de todas las personas que me encuentro por el
camino. Junto a ellas, voy reafirmando mi convicción de que la
educación es una herramienta poderosa para crear una
ciudadanía competente, capaz de mejorar el mundo, si no,
¿Para qué sirve la educación?
Leandro Rust.
Coronel Pringles, Argentina. Maestro, Profesor y apasionado
formador de formadores. He transitado diversos cargos en la
gestión institucional, hoy me encuentro trabajando como
Supervisor de Enseñanza del Nivel Secundario. La vida me
cruzado con colegas que me han motivado en mi profesión y
agradezco que eso haya pasado. Mi filosofía: como maestro
nunca dejo de aprender, el día que lo haga, será el día que
me retire de esta tarea, parafraseando al colega Bernando
Blejmar. Mi interés se orienta a construir desde y con otros.
Tengo como premisa de trabajo colectivo que con el saber no
se puede ser mezquino y por ende debemos compartirlo. ¿Los
hacemos?
La crisis como motor de cambio social. Aspectos
educativos fortalecidos tras el confinamiento por
pandemia
Estela Cabrera Lunar
Universidad Anáhuac, México
[email protected]
Introducción.
El confinamiento preventivo obligatorio por esta pandemia nos
compromete a la migración educativa, en muchos casos, de
manera abrupta, buscando nuevos escenarios educativos y
nuevas formas pedagógicas, que aunque el sistema educativo
nos venía exigiendo a gritos, por una u otra razón, nos
negábamos a escuchar con una gran resistencia.
En este artículo proponemos el análisis de esta migración
abrupta que nos impulsa y nos lanza al cambio tanto en los
procesos educativos como en los organizativos de las
escuelas, poniendo especial atención en aquellos aspectos
que nos hacen ganar en lugar de perder. Se ha hablado
mucho de todo lo que hemos perdido en este confinamiento
pero poco se ha analizado lo que estamos ganando como
sociedad y como comunidad educativa.
Tuvo que llegar un virus minúsculo y desconocido que nos
lanzara al vacío que a veces supone el cambio radical en los
procesos educativos y organizativos de las instituciones,
ancladas muchas veces a viejas fórmulas de enseñanza que
poco tienen que ver con los avances de la sociedad en
general y de las tecnologías en lo particular.
En diversos foros pedagógicos se habla de la brecha
educativa que surge a partir del confinamiento y las clases
virtuales, y que en otras ocasiones lo que hace es aumentarla
pues ya está anquilosada en el sistema siendo el caso de
muchos sistemas educativos a lo largo del todo el mundo.
194
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
La brecha abarca irrefutablemente al ámbito social, cultural,
educativo y económico de las familias y la desigualdad
aumenta a medida que esta situación se alarga en el tiempo y
los gobiernos, a través de las escuelas, no ofrecen una
solución para detenerla. Y esto es una realidad imposible de
negar.
Pero esta renovación y reingeniería escolar impulsada por el
coronavirus también trae positividad a un sistema envejecido
por el paso de los años y por el poco interés generado en los
gobiernos en el poder. La escuela, nuestra escuela, se
merece una renovación que la ponga al nivel de los cambios
sociales y tecnológicos constantes en nuestra vida diaria.
Necesitamos una escuela flexible con capacidad de
adaptación rápida y segura a los cambios que la sociedad nos
demanda, por ser además punta de lanza del cambio
generacional de los pueblos y por ser el instrumento con que
se mide la riqueza de un país y sus gentes.
Por ello, nos proponemos analizar los aspectos positivos de
esta pandemia ante la educación y los cambios que ha
generado en ella, cuáles son los principales aprendizajes que
nos deja, las buenas prácticas docentes en esta emergencia
sanitaria y los retos educativos que nos ha traído el
coronavirus.
Principales cambios en el sistema educativo impulsados
por el COVID-19.
Como apuntábamos anteriormente, el COVID-19 ha puesto
encima de la mesa docente una serie de desafíos,
preocupaciones y logros jamás pensados en tan corto espacio
de tiempo.
Dentro de los desafíos docentes impulsados por la pandemia
de manera abrupta podríamos hablar, en lo general, de
adaptación de clases y formas de evaluar, manejo de la
La crisis como motor de cambio social. Aspectos educativos
fortalecidos tras el confinamiento por pandemia
195
tecnología y las diferentes plataformas tecnológicas
educativas y de comunicación (muchas de ellas desconocidas
hasta este momento), mantener la motivación de los alumnos
y la comunicación y coordinación con los padres de familia, al
mismo tiempo que crear un ambiente de aprendizaje cálido y
cercano que disminuya la distancia social impuesta por el
confinamiento.
De la misma manera, el docente enfrentado a una realidad
desconocida, tiene diversas preocupaciones, todas ellas
inmersas en su práctica educativa diaria como puede ser,
asegurar el logro de los aprendizajes con el diseño de nuevas
actividades y materiales, evaluar de manera eficiente sin tener
el contacto personal al que está acostumbrado ni la cercanía a
los problemas emocionales que pueden estar sufriendo el
alumnos; manteniendo al mismo tiempo la calidad educativa
esperada por la escuela, los padres de familia y él mismo.
Aspectos positivos del cambio a nivel educativo.
Por una parte, se ha logrado la inmersión del docente en el
desarrollo de competencias tecnológicas requeridas en
nuestro tiempo y que tanto temor le daba poner en práctica,
quizás por la diversidad y la manera tan rápida en que se
desarrollan y cambian constantemente. De esta manera se ha
visto obligado a desarrollar nuevas competencias docentes
(tecnológicas) equilibrándose con las meramente pedagógicas
de su quehacer diario.
Este equilibrio de competencias no se había llevado a cabo ni
con la vasta variedad de cursos de actualización ofertados por
diferentes instituciones educativas, consiguiendo de esta
manera la adaptación a esta nueva realidad de un mundo
cambiante.
196
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Así, en cuanto a la producción de contenidos académicos,
podemos decir que pasamos “del PDF a las narrativas
multimedia expandidas y líquidas” (Pardo y Cobo, 2020),
donde el docente tiene que innovar para llevar a cada alumno
a una óptima calidad educativa.
Por otra parte, y siguiendo en la línea pedagógica, podemos
hablar de la expresión tangible de estas competencias en el
desarrollo de nuevas actividades adaptadas al nuevo medio
de comunicación pedagógico. Los docentes han trabajado
arduamente en hacer llegar los contenidos a sus alumnos
desarrollando nuevos modelos de actividades que aseguren el
logro de los aprendizajes esperados. Podemos decir entonces
que hemos tenido una explosión de conocimiento vertido en
actividades que llevan el conocimiento al alumno de una
nueva manera, adaptándose a la modernidad reclamada
desde hace años.
Al mismo tiempo, el alumno se va haciendo responsable de su
propio aprendizaje creado por estos nuevos ambientes y va
desarrollando poco a poco principios de investigación y
autoaprendizaje. De esta manera empieza a encontrar
motivación intrínseca para alcanzar sus metas, persiguiendo
intereses personales y desarrollando capacidades, generando
interés y placer, elemento importantísimo para el éxito futuro.
En esta línea pedagógica y después del trabajo de diseño de
nuevas actividades para una plataforma digital, el docente
repara en que la evaluación debe ser diferente, pues el medio
no es el mismo y debe priorizar el aprendizaje. Por lo tanto,
surgen también nuevos modelos de evaluación adaptados a
una nueva realidad, donde hay que enfocarse más en el
proceso de aprendizaje que en el resultado, haciendo que el
alumno se sienta cómodo y seguro de este nuevo contexto de
aprendizaje para que sea un elemento motivador donde no
sienta la sanción calificadora, sino una oportunidad para
aprender y mejorar.
La crisis como motor de cambio social. Aspectos educativos
fortalecidos tras el confinamiento por pandemia
197
Ya no se hablaría entonces de un acercamiento a
competencias, sino del logro de las mismas, ajustando
contenidos, las actividades, creando nuevos ambientes
aprendizaje y desarrollando distintos instrumentos
evaluación.
las
los
de
de
Según Pardo y Cobo (2020) es pasar “de la calificación
sancionadora a la autoevaluación permanente”, y añadiríamos
que no sólo del alumno sino también del docente en todos sus
ámbitos de actuación pedagógica.
Si llevamos años haciendo énfasis en la retroalimentación al
alumno, ahora se vuelve indispensable pues es lo que va a
marcar la diferencia en el aprendizaje. Debemos enfocarnos
en cómo vive el alumno el proceso de aprendizaje más que en
los resultados. Hacer énfasis en la retroalimentación para
mejorar a futuro y generar así un portafolio de vivencias
educativas del proceso de aprendizaje que lo lleve a la
reflexión de qué puede hacer en el futuro para mejorar.
Debemos hacer una profunda reflexión en para qué
evaluamos, qué queremos evaluar y cómo lo vamos a evaluar
cambiando viejos paradigmas en cuanto a la evaluación.
Pero no podemos hablar de educación sin poner la mirada en
la parte humana del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Como nos decía Paolo Freire, “enseñar no es transferir
conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia
producción o construcción” en oposición a la memorización
mecánica y al papel distante del profesor con el alumno.
El ser humano aprende a través de la relación con los demás,
en compañía de otros; por eso es tan importante seguir
manteniendo las relaciones humanas (sociales) y los grupos
de alumnos dentro del proceso enseñanza-aprendizaje. Se
nos pone delante un gran reto, pero a la vez una gran
198
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
oportunidad; acompañar al grupo de alumnos y, a la vez a
cada uno de ellos,
a través de nuevas plataformas
tecnológicas sin que éstas suplan jamás la relación maestroalumno.
Esta pandemia nos abre la posibilidad de desarrollar nuevas
vías de comunicación con el alumno, acercándose de una
manera, quizás más ligada a él generacionalmente hablando,
creando nuevos y cálidos ambientes de aprendizaje y
desarrollando sentimientos de empatía en ambas partes.
De esta manera surge un acompañamiento humano dentro de
una plataforma digital que acerca el docente al alumno y su
medio, volviendo a mostrar la importancia de la relación
maestro-alumno y la importancia de las relaciones sociales
entre pares en el proceso educativo.
Se demanda así, por naturaleza, la presencia proactiva del
docente y de los pares en tiempo real y ligado a esto, nuevas
formas en este proceso de enseñanza-aprendizaje (García,
M., 2020):
F: Flexibilidad en torno al proceso de enseñanzaaprendizaje
A: Capacidad de adaptación de manera activa
C: Competencia en la migración a la docencia virtual
E: Poner la mirada en lo que es esencial en el proceso
de aprendizaje.
Con respecto al alumno, podemos hablar de un crecimiento
personal con respecto al manejo de sentimientos de
vulnerabilidad, miedo a lo desconocido, estrés, ansiedad,
incertidumbre sobre el ciclo escolar y la vida misma; así como
tolerancia a la frustración surgida desde los primeros días con
respecto al manejo de nuevas plataformas digitales y
comunicación con sus maestros y sus pares. Les ha hecho
valorar qué es lo realmente importante en la vida, ha
La crisis como motor de cambio social. Aspectos educativos
fortalecidos tras el confinamiento por pandemia
199
desarrollado en ellos resiliencia y los ha hecho más
independientes y responsables con respecto al proceso de
aprendizaje en sus vidas, teniendo en muchos casos que ser
ellos los que apoyen tecnológicamente a sus padres por la
brecha generacional.
Dentro de esta parte humana del proceso educativo debemos
también mirar la parte positiva en la que las familias, no
acostumbradas a compartir ni espacios ni tiempos en gran
medida, han tenido que adaptarse al confinamiento y empezar
a compartir en familia tiempos y espacios. De esta manera el
ambiente educativo, familiar, profesional y de ocio se
desarrolla bajo un mismo escenario, teniendo que ser flexibles
en el uso de espacios y recursos tecnológicos pues muchos
hogares no tienen un dispositivo por miembro de la familia ni
espacios individuales de estudio o trabajo.
Esta situación nos lleva a dos puntos de inflexión importantes,
por una parte la familia empieza a compartir cosas realmente
valiosas para ellos (tiempos, espacios y dispositivos hasta
ahora “personales”) y surge el respeto por el trabajo de los
demás, que muchas veces no valoramos por no estar
presentes. Las familias realmente empiezan a conocerse.
Por otra parte, se pone de manifiesto ante las familias la ardua
preparación docente para llevar el aprendizaje de los niños
hasta sus casas, muchas veces sin los recursos que el
maestro tiene en el aula escolar por estar también en
confinamiento. De esta manera se empieza a escuchar por
parte de los padres la importante labor del maestro en la vida
diaria de los niños (tanto presencial como virtual) por ser ellos
quienes dirigen el aprendizaje mientras los padres se ocupan
de sus labores profesionales y/o familiares; en otras
ocasiones, por tener los padres menor nivel educativo que sus
hijos y vivenciarlo en el día a día.
200
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Teniendo en cuenta que todos somos diferentes y vivimos los
procesos de manera distinta, el acercamiento del docente en
esta nueva realidad de los alumnos debe ser en primer lugar
desde la parte humanística donde primero está el alumno y en
torno a él y su manera de sentir/estar se dará el aprendizaje,
teniendo que estar preparado el docente para la flexibilidad en
el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por esta razón, y como
nos decía Abraham Maslow en su pirámide de las jerarquías
de
necesidades, debemos tener en cuenta que las
necesidades básicas del alumno estén cubiertas para sobre
éstas construir el aprendizaje. Por lo tanto, antes estos
momentos de incertidumbres y ansiedad, miedo y estrés, el
docente debe asegurarse que el alumno esté en condiciones
óptimas para el aprendizaje; para ello empezar las sesiones
preguntándoles cómo están y acercándose a ellos
verbalmente es importantísimo para crear lazos que den
contención, soporte, cercanía y seguridad al alumno.
Como dice el Papá Francisco (2020), “Cuánta gente cada día
demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no
sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres,
madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros
niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y
transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e
impulsando la oración.” Más allá del enfoque religioso que
puedan tener las palabras de su Santidad el Papá Francisco,
es un llamamiento y reconocimiento a readaptarnos,
reinventarnos por el bien común, por nuestros niños y
jóvenes.
El educador está obligado a desarrollar la habilidad de
escucha activa que cree un nivel de confianza construido
desde la empatía y el interés por el alumno, poniendo en
práctica en su quehacer diario, conductas que la faciliten ( no
cambiar el tema, no negar ni ignorar los sentimientos del
alumno, preguntar por las preocupaciones o miedos de los
alumnos, permitir los silencios, …), evitando expresiones que
La crisis como motor de cambio social. Aspectos educativos
fortalecidos tras el confinamiento por pandemia
201
corten este canal de comunicación ( amenazas que generan
miedo, órdenes desde la autoridad, críticas que minen la
autoestima del alumno, cambiar de tema, quitar importancia a
lo expresado por el alumno, intentar tranquilizar mediante la
negación, rehusar hablar de algún tema que le preocupe al
alumno, etc.).
Nuestras rutinas y con ello nuestra seguridad y comodidad
pedagógica se tambalean, nos dejan ver la necesidad de
innovación profesional y nuevos horizontes. ”La tempestad
desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto
esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos
construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y
prioridades.” (Papa Francisco, 2020). Debemos reinventarnos,
reorganizar nuestras rutinas y no contar los días, sino que los
días cuenten pedagógicamente hablando, y que cuenten para
bien. Poner al alumno y la situación por la que está pasando
en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje y partir de
ese mismo centro para adaptarnos al momento con la
flexibilidad que demanda la crisis de salud mundial por la que
atravesamos.
Por otra parte, en aquellos hogares donde los padres aún no
creen en esta pandemia, el docente puede ser un factor de
cambio a través de la relación con los alumnos, de brindarles
no sólo seguridad y contención en la distancia, sino
herramientas de análisis, discusión y toma responsable de
decisiones. La figura del maestro ha sido y sigue siendo un
referente por lo que su ejemplo y su adaptación pedagógica
puede ser un factor de cambio muy positivo en las familias.
Así mismo, y tomando como referencia a la Pedagogía
Hospitalaria, campo en el que me desarrollo, podemos poner
la mira en este ámbito de la Pedagogía donde el alumno se
enfrenta a un episodio de su vida cargado de miedos,
202
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
incertidumbre y, en muchos casos, distanciamiento social y
confinamiento hospitalario prolongado.
De este ámbito podemos rescatar y adaptar algunos
conceptos por la similaridad del proceso en cuanto al
confinamiento, el aislamiento social y los miedos e
incertidumbre que traen consigo.
Habría que tomar en cuenta las nuevas funciones
pedagógicas que nos demanda la grave crisis de salud
mundial con respecto a la educación. Así, el maestro, pasa a
ejecutar nuevas funciones es esta situación educativa. A
continuación, las explico brevemente, habiendo sido éstas
adaptadas de las que propone Olga Lizasoáin en Pedagogía
Hospitalaria:
1.- Educativa: Procurando la continuidad del proceso
escolar en esta nueva situación de confinamiento o
aislamiento domiciliario.
2.- Compensadora: Desarrollando acciones que
resarcien los aspectos de la situación de confinamiento
o aislamiento domiciliario que impiden su normal
desarrollo escolar en el aula, disminuyendo así posibles
altos niveles de frustración.
3.- Preventiva: Del posible rezago escolar, manteniendo
hábitos de estudio durante la cuarenta domiciliaria en el
ciclo escolar.
4.- Terapéutica: Derivando la preocupación de la
pandemia y la crisis de salud mundial hacia actividades
escolares y lúdicas diseñadas para esta nueva situación
educativa por la que atraviesan los alumnos. De esta
manera estaremos aminorando altos niveles de estrés y
ansiedad.
La crisis como motor de cambio social. Aspectos educativos
fortalecidos tras el confinamiento por pandemia
203
5.- Normalizadora: Introduciendo actividades de su vida
diaria (lo que ellos reconocen como normalidad) en las
nuevas rutinas del confinamiento.
6.- Integradora: Enseñándole a convivir con el grupo de
alumnos en una plataforma educativa digital donde
puede darse el caso que no todos tengan las mismas
habilidades tecnológicas ni el mismo grado de atención.
Deben desarrollar empatía, paciencia y colaboración,
todas ellas habilidades blandas asociadas al
comportamiento de la persona, su desempeño social,
liderazgo y manejo emocional, importantísimas en la
vida de cada persona. Es una gran oportunidad para
trabajar en la disminución de la brecha en las
habilidades tecnológicas del alumnado.
7.- Comunicativa: Permite al niño transmitir a través de
diferentes actividades dirigidas o libres (dibujo, plástica,
redacción de cuentos,…) sus miedos y preocupaciones
para poder trabajarlos y contenerlos.
Esta situación de crisis mundial nos demuestra que la
educación debe estar a la vanguardia de la sociedad y que es
ésta misma y de calidad, la que nos debe sacar de situaciones
como a la que nos enfrentamos hoy día a través de la
intervención e innovación docente.
“Que no pierda la ocasión para demostrar, una vez más, la
solidaridad, incluso recurriendo a soluciones innovadoras.”
Papa Francisco (2020).
Para que la educación llegue a cada hogar necesitamos un
gobierno que facilite la accesibilidad de toda persona a la
educación garantizando uno de los derechos de los niños
documentado en la Convención de los Derechos del Niño de
1989 de la ONU. Un contexto educativo que asegure la
204
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
cobertura, la equidad y la pertinencia disminuyendo así la
brecha educativa y tecnológica de la que hablábamos al inicio.
Además, dado este óptimo contexto, para que de la práctica
educativa resulte un verdadero aprendizaje significativo para
el alumno, depende en gran medida de las buenas prácticas e
innovación docente y del compromiso del mismo con su
profesión.
Así estaríamos hablando no solamente de la posibilidad y la
necesidad, hoy más que nunca, de democratizar la educación
sino que ésta sea de calidad para todos.
Después de varios meses inmersos en la pandemia y el
confinamiento, empezamos a hablar de una nueva
normalidad, dejando ver que el sistema educativo debe
flexibilizarse ante los cambios de la sociedad, estilos de vida,
formas de trabajo y comunicación que se reinventan y se
adaptan a las nuevas necesidades de la sociedad impuestas
por la crisis de salud mundial. Estos cambios y estas
adaptaciones a una nueva forma de vida (normalidad) siempre
van a ir en búsqueda del bienestar común y el desarrollo del
ser humano.
Es por ello que muchas instituciones educativas empiezan a
buscar diferentes modelos y alternativas que se adapten a las
necesidades de su comunidad dando respuesta a las nuevas
competencias que debe desarrollar. Así comenzamos a
analizar diferentes alternativas desde un regreso a clases
escalonado hasta un sistema híbrido para la nueva
normalidad o etapa posCOVID.
Los docentes empiezan a capacitarse en el manejo de nuevas
plataformas educativas (Brightspace, Perusall, Edpuzzle),
aplicaciones o vías de comunicación (Zoom, Teams,…), en
cómo llevar a cabo sesiones interactivas para clases virtuales,
elaboración de contenidos interactivos en diferentes
aplicaciones, elaboración de videos para clases virtuales y en
La crisis como motor de cambio social. Aspectos educativos
fortalecidos tras el confinamiento por pandemia
205
cómo construir un nuevo sistema de evaluación donde se
ponga énfasis en evidencias de aprendizaje basadas más en
cómo el alumno va construyendo su aprendizaje y no sólo en
el producto final y verificar que estas evidencias reflejan
realmente un aprendizaje del alumno. Para ello también se
están usando nuevas plataformas llamadas “Gaming” que el
docente empieza a manejar para un feedback inmediato del
aprendizaje del alumno a través del juego.
Por último, no podemos olvidarnos de la comunicación
bidireccional que la escuela y la familia necesitan y sobre las
que se han establecido diversos medios según las
necesidades de cada comunidad educativa, que será variable
dependiendo de su contexto social, cultural, educativo y
económico.
Conclusiones.
El docente tiene una oportunidad única de reinventarse o
quedarse fuera de juego porque las nuevas formas de vida y
de entender la realidad han cambiado para siempre. Es una
oportunidad de enriquecerse no sólo intelectual sino también
humanamente.
Esta pandemia nos ayuda a migrar hacia un nuevo sistema
educativo y una innovación pedagógica demandados por los
cambios ocurridos en la sociedad, las nuevas formas de
relacionarse y su forma de entender una nueva realidad que
nos atañe a todos, sin dejar de lado la vertiginosidad del
avance tecnológico.
El docente está obligado a dar respuesta a estas nuevas
necesidades del alumno que se desarrolla en un mundo
cambiante y en continua evolución.
206
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Pudiera ser que en breve se hable de la etapa educativa
posCOVID al ser esta pandemia la que nos obligó a dar el
salto definitivo a una nueva manera de entender la educación,
a diseñar nuevos modelos y a dejar viejos paradigmas
educativos en los libros de Historia.
“Que no sea un tiempo de olvido sino que siempre lo
tengamos presentes para estar a la vanguardia, preparados
para el cambio” ( Papa Francisco, 2020).
La crisis como motor de cambio social. Aspectos educativos
fortalecidos tras el confinamiento por pandemia
207
Bibliografía.
García, M., Medina, L., Prieto, E. y Barrenechea, C. (2020).
Innovación docente en tiempos del COVID-19 (Webinar).
Facultad de Educación, Universidad Anáhuac México.
https://www.facebook.com/Educacion.Anahuac/videos/277614
150078604
Lizasoáin, O. (2000). Educando al niño enfermo. Perspectivas
de la Pedagogía Hospitalaria. Ediciones Eunate, España.
Papa Francisco (2020). La vida después de la pandemia.
Librería Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano.
https://www.vaticannews.va/content/dam/lev/la-vita-dopo-lapandemia/pdf/SPA_2_06_La-vida-despues....pdf
Pardo, H. y Cobo, C. (2020). Expandir la universidad más allá
de la enseñanza remota de emergencia. Ideas hacia un
modelo híbrido post-pandemia. Outliers School. Barcelona..
https://medialab.ugr.es/noticias/expandir-la-universidad-masalla-de-la-ensenanza-remota-de-emergencia-ideas-hacia-unmodelo-hibrido-post-pandemia-por-hugo-pardo-y-cristobalcobo/
Unicef Comité Español (2006). Convención sobre
Derechos del Niño, ONU 1989. España
http://www.un.org/es/events/childrenday/pdf/derechos.pdf
los
VV.AA. Corona Social (2020). COVID-19 Caos 2.0, Ensayos
desconfinados. Ideas de debate para la post pandemia.
Badajoz: AnthropiQa 2.0.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=765841
208
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Sobre la autora.
gresada de la Facultad de ducación de la niversidad de
xtremadura, spaña, con la especialidad de ducación
Infantil obteniendo Mención de onor. a realizado estudios
complementarios de Counselling y Pedagogía ospitalaria en
niversity of Sunderland, nglaterra, Diplomado en ducación
nclusiva, Diplomado en Pedagogía ospitalaria y Maestría en
ducación con la
specialidad en
dministración,
Capacitación y Desarrollo de ecursos umanos por la
niversidad náhuac, M xico. Dentro de la Facultad de
ducación de la
niversidad
náhuac, ha realizado
colaboraciones pedagógicas impartiendo cátedra, siendo el
vínculo interinstitucional para el desarrollo de prácticas
educativas dentro del ospital ngeles omas, impartiendo
talleres a docentes y alumnos en diferentes programas.
Docente del Diplomado Vocacional impartiendo la materia de
Habilidades de Comunicación. Aunado a lo anterior, ha
impartido cátedra en la icenciatura en Ciencias de la Familia
del Instituto Superior de Estudios para la Familia.
En la actualidad es Coordinadora del Servicio de Pedagogía
ospitalaria del ospital ngeles omas y participante activa
en diferentes foros nacionales e internacionales sobre
Pedagogía ospitalaria. no de sus proyectos de Pedagogía
Hospitalaria ha sido publicado en el Journal Cancer of
Education (2016). sí mismo, es docente de la icenciatura en
Pedagogía, docente del Programa de Complementación
cad mica (PCA) y Coordinadora del Módulo de Educación
del mismo en la Universidad Anáhuac México. Además, se
desarrolla como Mentora del Programa de Habilidades y
Competencias de la Persona (HCP) de la misma Universidad.
Obtuvo en el 2014 el Reconocimiento a la Excelencia Docente
Universitaria por la
niversidad
náhuac M xico.
La política en tiempos de pandemias
Hassan Arabi
Universidad Mohamed I, Nador, Marruecos
[email protected]
Resumen.
Parafraseando el título del insigne escritor colombiano Gabriel
García Márquez, el amor en los tiempos del Cólera, voy a
reflexionar acerca del uso político de las epidemias o
pandemias para asfixiar a la población y someterla a una
presión psicológica fruto del miedo generado en el presente y
la incertidumbre en un futuro incierto. La historia de la
humanidad está llena de ejemplos de etapas donde las
sociedades han sufrido enfermedades contagiosas y han
tenido que acudir al aislamiento social para limitar la
propagación de la enfermedad. Las grandes civilizaciones nos
han dejado testimonios acerca de enfermedades letales que
acabaron con pueblos enteros. En la edad media, una época
marcada por grandes epidemias, como la peste, la lepra, la
sífilis, etc. y un gran desconocimiento del funcionamiento del
cuerpo humano, también han recurrido al aislamiento como
método para salvar a la comunidad. Ibn Sina (Avicena) en el
siglo XI instaba a las autoridades de su tiempo imponer a las
personas recluirse en sus casas para minimizar los daños que
podría causar la epidemia. Desobedecer al llamamiento del
pregón designado por las autoridades para tal fin, acarrea al
sujeto graves consecuencias.
La gestión política de las epidemias, fue una oportunidad para
los gobernantes para ajustar cuentas con sus opositores.
Michel Foucault, habla de cómo los gobernantes en Europa de
los siglos XVII al XX, aprovechaban de las enfermedades
como la lepra o la peste para controlar al pueblo y someterlo a
su antojo. Vale la pena volver a echarle un vistazo al capítulo,
en vigilar y castigar, que trata sobre la gestión de la peste en
Europa en los siglos anteriores, para darse cuenta que las
210
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
políticas de aprovechamiento de las epidemias en Francia y
en el mundo no han cambiado casi nada. La gestión política
de la COVID-19 sigue recreando los mismos escenarios
medievales y la lógica de la frontera que se marca en la
puerta de nuestras casas sigue dándole fruto a la mayoría de
los gobernantes. La privación de libertad colectiva e individual
que gozamos dentro y fuera de las fronteras de nuestros
países, se minimiza al hogar doméstico, al apartamento o
casa, de unos cuantos metros cuadrados donde hay que
convivir con el resto de la familia, a la cual tampoco hay que
arrimarse mucho. Las cafeterías, las playas, las carreteras, los
aviones, etc. son deseos inalcanzables ya que el espacio
donde vivimos y donde estamos confinados no permite tales
hazañas. “La nueva frontera necropolítica se ha desplazado
desde las costas de Grecia hasta la puerta del domicilio
privado. Lesbos empieza ahora en la puerta de tu casa. Y la
frontera no para de cercarte, empuja hasta acercarse más y
más a tu cuerpo. Calais te explota ahora en la cara. La nueva
frontera es la mascarilla. El aire que respiras debe ser solo
tuyo. La nueva frontera es tu epidermis. El nuevo Lampedusa
es tu piel”.( Paul. B. Preciado. Aprendiendo del Virus, Diario El
País 28/03/2020).
Incluso en las democracias más afianzadas del mundo, se
está generando una especie de juego sucio por parte de los
poderes legislativos y judiciales. Un gran número de países
han sido objeto de limitaciones sustanciales en sus
competencias constitucionales en favor del poder ejecutivo, so
pretexto, de enfrentarse a la terrible pandemia con agilidad y
contundencia. Aunque, algunas de estas medidas, son
legítimas y necesarias, no dejan de esconder una gran dosis
de malas intenciones respecto al resto de la población en
general. Muchos políticos encuentran una oportunidad de oro
en la propagación de las pandemias para activar los artículos
constitucionales que les convengan, excusándose en la
seguridad como concepto bálsamo.
La política en tiempo de pandemias
211
El escritor israelí Yuval Noah Harari, alerta que este control
gubernamental es tanto oportunista como excesivo y que,
como ciudadanos, tenemos derecho tanto a la protección de
nuestra privacidad como de nuestra salud. Muchas voces de
intelectuales por todo el mundo, hacen llamamientos para
estar atentos ante todo lo que está pasando, porque mientras
nosotros estamos metidos en nuestras casas, la maquinaria
política está dibujando escenarios raros que nos pueden
complicar la vida en un futuro próximo. El filósofo surcoreano
y autor de La sociedad del cansancio, Byung-Chul Han,
asegura que: “El coronavirus no vencerá al capitalismo. La
revolución viral no llegará a producirse. Ningún virus es capaz
de hacer la revolución. El virus nos aísla e individualiza. No
genera ningún sentimiento colectivo fuerte. De algún modo,
cada uno se preocupa solo de su propia supervivencia.” La
capacidad del virus en la generación de miedo, es la que nos
achica y nos hace más egoístas e individualistas. Cada cual
quiere salvar su pellejo y no le importa el otro. Es cuestión de
supervivencia, es nuestra condición humana, llena de
debilidades de este tipo. A. Camus decía en La peste que la
irrupción de una epidemia letal, genera incertidumbre y
mucho miedo capaz de transformar la lentitud en parálisis y
estancamiento cerebral. Y nos recuerda el valor del tiempo.
No podemos permitir que pase inútilmente, sin producir frutos.
No es posible volver atrás. El tiempo perdido es irrecuperable
y, por eso, no debemos paralizarnos y dejar que otros
malvados nos guíen, sobre todo, si estos otros son políticos
ineptos y poco intelectuales.
La periodista canadiense Naomi Klein, ha sido mucho más
clara a la hora de hablar de la labor de los políticos en épocas
de crisis como la actual: “Muchos líderes autoritarios han sido
lentos en la gestión de la crisis y han escondido información.
En China, Estados Unidos, Israel, Hungría, Brasil, Filipinas,
India... todos han utilizado la crisis para reforzar sus poderes,
pero no hay ninguna prueba de que lo estén gestionando
mejor es más, es al contrario, lo están gestionando peor”.
212
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
John N. Gray, filósofo inglés plantea una pregunta que debe
encender en nosotros las señales de alarma porque,
realmente, lo que se avecina no es nada prometedor si las
masas no se den cuenta de lo que podrían estar tramando los
políticos en estos días cruciales de nuestra historia, pregunta:
“Qué parte de su libertad querrá la gente que se le devuelva
pasado el pico de la pandemia es una interrogante aún sin
respuesta.”. Quizás ninguna, porque las libertades siempre
fueron arrancadas con mucha lucha y sacrificio.
El célebre intelectual estadunidense, Noam Chomsky, carga
contra el presidente Trump, acusándole de usar la pandemia
para fines electorales, "Donald Trump es culpable de la
muerte de miles de estadounidenses al usar la pandemia de
coronavirus para impulsar sus perspectivas electorales y
llenar los bolsillos de las grandes empresas". (El diario.es
(11/05/2020). Existe casi unanimidad de los intelectuales de
todo el mundo acerca de las maniobras políticas de los
mandatarios a nivel internacional para sacar provecho de las
desgracias ajenas. La denuncia de los intelectuales a esta
situación no sale del vacío. Algo, sin duda, está pasando en
pleno desconcierto social ante la amenaza de la pandemia.
Muchos ejemplos corroboran la inquietud de los intelectuales
y su rechazo a las políticas regresivas y antisociales que
intentan imponer muchos gobiernos en plena crisis de
Coronavirus. El presidente mexicano López Obrador, otorga la
seguridad pública del país a los militares, profundizando la
cesión de poder al Ejército tras la creación de la Guardia
Nacional y el reparto de negocios inmobiliarios y logísticos.
Con esta medida, los militares realizarán labores policiales
hasta 2024. Un tiempo más que suficiente para afianzar su
maquinaria en el poder.
En Marruecos, un controvertido proyecto de ley, está saliendo
a la luz, para regular el uso de las redes sociales, desatando
una ola de indignación de la gente, y los partidos de la
oposición han denunciado el texto como atentatorio contra la
La política en tiempo de pandemias
213
libertad de expresión. El gobierno quiere que las mascarillas
usadas para el coronavirus se perpetrasen por ley, cerrando el
cerco a las redes sociales, único espacio donde las personas
viven su libertad y donde se desahogan ante la injusticia
social y la barbarie del capital. El poco avance democrático
que ha registrado el país en estos últimos años, se está
viendo amenazado por leyes antidemocráticas que atentan
contra uno de los pilares de la democracia que es la libertad
de expresión.
El Congreso de Filipinas aprobó una legislación que le confirió
al presidente Rodrigo Duterte, poderes de emergencia y
millones de dólares (5.400) para hacer frente a la pandemia.
Los legisladores suavizaron una propuesta de ley anterior que
habría permitido que el presidente tomara el control de
negocios privados. Política y capital van de la mano, desde
Trump en Estados Unidos hasta Duterte en Filipinas, pasando
por los reyes y presidentes de las monarquías y repúblicas
bananeras sembrados a lo largo y ancho del planeta.
Ya en el club de la Europa democrática (U.E), el Parlamento
de Hungría otorgó al primer ministro, Viktor Orban, poderes
para gobernar mediante decretos de forma indefinida y para
suspender las elecciones. Un atentado contra la democracia
desde dentro de las instituciones que se supone que deberían
defender la democracia. Algo así pasó con el partido nocional
socialista en la Alemania de los años treinta del pasado siglo,
dando como resultado el alza del nazismo y, con ello, una
segunda Guerra Mundial. Los ejemplos abundan en este
sentido, aunque solo una parte sale a la luz en este momento,
la mayoría nos sorprendemos pasada esta pandemia, con
leyes que menguan nuestra capacidad de defenderse ante los
acosos del capital.
Los estados de alarma decretados en casi todos los países
del mundo, están siendo de mucha utilidad y gran alivio para
muchos gobiernos que llevan meses enfrentados con los
214
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
movimientos sociales en las calles. El gobierno de Manuel
Macron, en Francia, se está librando, de momento, de las
protestas de los chalecos amarillos que llevan más de un año
ocupando los Campos Elíseos, reivindicando más política
social y menos gula neoliberal, representada por las políticas
antisociales del presidente francés. En Argelia, los militares y
el gobierno del presidente Abdelmajid Tebbun, están tomando
un respiro ante las manifestaciones del pueblo argelino que
salía todos los días para acabar con los casi 60 años de
mando militar en el país. Sus servicios secretos están
arrestando a muchos líderes del Hirak (revuelta),
aprovechando estos momentos de incertidumbre. El COVID
19 ha provocado el estado de alarma y el confinamiento
forzado deseado por una clase política que deja mucho que
desear. Las plegarias de los militares se han cumplido, pero
ya veremos qué pasa una vez acabada la crisis sanitaria.
En el Líbano, el confinamiento ha paralizado las
manifestaciones que han tomado las calles durante meses
para reivindicar un gobierno que esté a la altura para
gestionar la crisis económica y política en un país dividido en
porciones de pertenencias religiosas. (Chiitas, sunitas,
cristianos, drusos, etc.). La pandemia está siendo una excusa
para intervenir en la calle para impedir cualquier manifestación
so pretexto de atentar contra la seguridad sanitaria de los
ciudadanos. Lo mismo está pasando en Chile, donde el
gobierno de Sebastián Piñera, ha decretado el estado de
alarma durante noventa días. La medida que limita la
circulación y el movimiento de las personas, deja encerrados,
en sus casas, a millones de chilenos que han llevado tiempo
en la calle, exigiendo cambios urgentes en el modelo
económico neoliberal seguido por el actual gobierno. La
medida excepcional, entrega una parte de la gestión de la
crisis a los militares que han tomado las calles y han acallado
a la masa furiosa que sacudió el país suramericano durante
meses. Tres meses de Estado de Catástrofe, como lo llaman
en Chile, es tiempo de suficiente respiro, que permite al
La política en tiempo de pandemias
presidente buscar una jugada que
económicos. Toda una bendición.
215
salve sus planes
La magnitud de esta crisis sanitaria no pasa sin dejar unas
secuelas económicas, sociales y, sobre todo, políticas. En el
aspecto que a nosotros nos interesa, que es el aspecto
político, los gobiernos de todos los colores o sistemas
políticos que existen actualmente en el planeta, están
buscando las maneras de sacarle provecho a esta situación
excepcional, donde los ciudadanos, temiendo por su salud,
obedecen ciegamente a cualquier mandamiento u orden de
sus respectivos gobiernos. Es una oportunidad de oro que no
sucede muy a menudo, y los políticos no van a dejar de
sacarle el mayor rendimiento posible.
Por ello, la intención de una clase política neoliberal, es
menguar las libertades de las personas y los grupos, porque
están conscientes de que un pueblo libre no se deja llevar por
los engaños y la manipulación. Bajo el chantaje de la
seguridad sanitaria se hacen recortes de las libertades
individuales y colectivas, usando la industria del miedo como
arma eficaz, metiéndonos mucho miedo en el cuerpo,
atemorizándonos en masa, y tocando lo que más nos
preocupa: nuestra supervivencia. “Se debe luchar contra el
miedo y la incertidumbre, porque la industria del miedo es la
que nos debilita, nos humilla y nos acobarda. Si queremos
que esta nueva era sea algo más humana, nuestro deber es
enfrentarnos al miedo y estar unidos para el gran desafío que
se avecina.” (Arabi, Revista El siglo. 12/05/2020)
Los intelectuales deben asumir su papel como siempre se ha
hecho a lo largo de la historia. Es hora de dar la cara por el
pueblo, por la humanidad, porque el destino del intelectual es,
absolutamente inseparable del de su sociedad. El intelectual
crea conciencia, y es la luz aspirada por muchos, incluso en
los momentos o en los países en los que no le escuchan
debidamente, su figura es siempre imprescindible. La obra
216
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
intelectual es compromiso con los desfavorecidos de la
sociedad, que somos la gran mayoría, en este planeta. Platón
nos describió en la República cómo el filósofo es quien puede
ver lo que no ven los demás que están metidos en la caverna,
y es quien les guía hasta llevarlos a la salvación. Los
intelectuales de todo el mundo están llamados a construir un
frente común contra las políticas de alienación y de esclavitud
total que prende el lobby neoliberal. Los políticos que siguen
creyendo en el ser humano, deben abstenerse del uso de las
máscaras o, al menos, como decía Gregorio Marañón, “los
que van para políticos, que vuestra máscara sea, en lo
posible, obra vuestra.”. Intelectuales y políticos con
sentimiento de pertenencia a la nación, al pueblo y con
virtudes públicas, ambos trabajando juntos,
podría ser
nuestra salvación frente a los ataques de elementos
peligrosos para nuestra convivencia y nuestra libertad. Es un
deber que lo requieren los desafíos de la nueva era.
Sobre el autor.
Hassan Arabi es profesor del Departamento de Estudios
Hispánicos de Facultad Pluridisciplinar de Nador. Colaborador
habitual en numerosas revistas y autor de numerosos
artículos dentro de su campo de investigación, pero también
sobre migraciones y la diáspora marroquí.
El COVID-19 y la España vaciada
Jesús Seco González
Antropólogo, Universidad de Extremadura
[email protected]
Resumen.
En junio de 2019 colectivos procedentes de las provincias
españolas con menor población se reunían en Madrid
organizando la Revuelta de la España Vaciada. De esta
forma, el medio rural inmerso en una grave crisis demográfica
y funcional alzaba una vez más la voz.
Un medio rural que desde el comienzo de los procesos
migratorios del éxodo rural a la ciudad iniciados a principio del
siglo XX ha ido perdiendo efectivos día tras día. Este éxodo se
recrudeció durante la dictadura franquista a lo largo de la
segunda mitad del siglo XX, como consecuencia de los
llamados años del desarrollismo y cuyo principal exponente
fue la industrialización de Madrid y el norte de España. Esta
diáspora migratoria del campo a la ciudad, también atravesó
las fronteras patrias. En los albores del siglo XX con destino a
América Latina, durante la Guerra Civil española hacia
Francia o Méjico y ya a partir de la década de los sesenta del
siglo pasado hacia Alemania, Suiza o Francia.
Por tierras de España1.
La España rural comenzaba a desangrarse de pastores y
jornaleros que buscaban una oportunidad, se trababa de
obreros sin cualificar que ofrecían su fuerza bruta. Varones
fundamentalmente que se colocaban en cadenas de
producción en fábricas que necesitaban encarecidamente
mano de obra. Con el desarrollismo de la segunda mitad del
siglo XX llegaría el boom del turismo y las oportunidades en el
1
Poema de Antonio Machado
218
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
trabajo en la costa, inicialmente con carácter temporal y en la
medida en la que fueron incorporándose colectivos como la
tercera edad, aumentando la temporalidad en el empleo hasta
fijar población de origen rural durante todo el año en las
principales poblaciones de destino turístico.
Así el desequilibrio territorial existente entre la España rural y
la urbana, fue provocando una brecha estructural cuya
máxima expresión se refleja en la ausencia o escasez de
servicios, infraestructuras y empleo, haciendo cada vez más
inviable la vida en los pueblos de Castilla y León, Castilla-La
Mancha, Galicia, Extremadura, Aragón o La Rioja. Poco a
poco, las tierras baldías y sin cultivar y los pueblos vacíos han
ido extendiéndose como una mancha de aceite a lo largo y
ancho de la península ibérica, y el sector primario basado en
la extracción de la materia prima ha ido abandonándose a su
suerte, con precios que descendían y productos que no eran
abonados a pesar de largas jornadas de trabajo, abocando a
campesinos y ganaderos a buscar un futuro mejor más allá
del terruño, en la industria o los servicios de la urbe.
Aquellos de nosotros que nacimos en pueblos o que somos
de los que aún podemos tener nuestro modus vivendi en
ellos, constatamos cómo día tras día el adelgazamiento de los
padrones municipales y la inversión de las pirámides
demográficas se visibiliza en puertas y ventanas de casa
cerradas o tejados que se derrumban por su falta de uso,
entretanto el pasto devora las márgenes de la carretera que
conduce a la ciudad.
No es necesario realizar complejos análisis estadísticos o
proyecciones demográficas para poder constatar el olvido al
que se ha sometido a las zonas rurales provocando una
sangría demográfica que es la antesala de la defunción de
muchos de nuestros pueblos. Así, mientras que el pasado
mes de junio de 2019 la cifra de personas censadas en
España superaba los 47 millones, alcanzando un máximo
El COVID-19 y la España vaciada
219
histórico, la España rural languidecía un poco más
agrandando la brecha entre el medio rural y el urbano,
estableciendo una distancia cada vez más insalvable, porque
en más de la mitad de los pueblos de España (4.979 de un
total de 8.124) viven menos de un millar de vecinos y de ellos
3.972 tienen menos de 500 habitantes, disparando su escasez
de posibilidades de supervivencia debido a la alta edad de sus
vecinos.
En las calles de estos lugares ya no juegan los niños, los
balones hace tiempo que ya no cruzan las aceras y las
escuelas, en el mejor de los casos, han asumido una nueva
identidad como albergues o centros sociales. Porque si los
flujos migratorios son determinantes en los procesos de
despoblación, más aún lo son las bajas tasas de natalidad, de
esta forma si en la década de los sesenta, una característica
demográfica era el famoso baby boom hoy en día podemos
hablar de death boom de una sociedad envejecida y
dependiente.
En contraposición a esta realidad rural se sitúa la
superpoblación de las ciudades con cinturones industriales
asociados
en
su
entorno,
zonas
metropolitanas,
megaciudades, espacios de difícil gestión ambiental con altos
niveles de contaminación, con conflictividad social, con bolsas
de pobreza, con dificultades de movilidad y de acceso a la
vivienda, con un individualismo exacerbado, con la soledad
entre las masas, y tantos y tantos problemas del devenir
cotidiano de la población urbanita. En este contexto la
repentina llegada de la pandemia del COVID-19 ha puesto en
evidencia la debilidad de las estructuras urbanas,
convirtiéndose aquellas que eran santo y seña de la
modernidad y la prosperidad en canales de contagio, sirva
como ejemplo el transporte público o las residencias de
ancianos, dos referentes de la urbanidad que hoy son claros
exponentes del contagio del coronavirus.
220
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Hasta este momento la España vaciada alzaba la voz
clamando reformular las actuales políticas de equilibrio y
cohesión territorial en España, pedía priorizar la ejecución de
las infraestructuras pendiente y de las telecomunicaciones,
impulsar la actividad económica, desarrollar servicios a la
población y viviendas para atraer a población joven, el
empoderamiento y el cambio de la vieja y obsoleta imagen del
medio rural. Sin embargo, la aparición de un aliado asesino
llamado COVID-19 ha ofrecido al medio rural la posibilidad del
retorno de sus gentes y el refugio a aquellos que huyen por
miedo al contagio, porque no podemos olvidar que la
velocidad de transmisión de esta pandemia en el medio rural
también ha sido más lenta, menos virulenta y ha llegado, tal y
como llegan las cosas de la ciudad a los pueblos: después y
con menor incidencia. Paradójicamente, confiriendo una
última posibilidad de aferrarse a la vida, a aquellos pueblos
que veían el ocaso de su tiempo y de su historia.
El teletrabajo ha venido para quedarse.
La antigua ecuación que afirmaba que trabajo es la suma de
trabajo real más apariencia de trabajo tenía en el
presencialismo a su principal aliado. En una gran parte de los
centros de trabajo hay que fichar, sobre todo en aquellos que
se sitúan en la esfera de la administración pública, ocupando
un espacio físico asociado a un consumo de energía y al uso
de unos bienes o herramientas de trabajo que tienen un coste
vinculado a estos, cuya utilización en ocasiones es
cuestionada por usuarios y contribuyentes, debido a la calidad
del servicio. Hasta este momento un bajísimo porcentaje de
estos servicios -y siempre y cuando no estuvieran asociados a
la atención personaliza-, podían ser desarrollados desde el
domicilio del trabajador en un intento por conciliar vida laboral
y familiar.
La aparición del COVID-19 ha trastocado radicalmente esta
realidad, porque en grandes ciudades como Madrid o
El COVID-19 y la España vaciada
221
Barcelona, así como en sus cinturones industriales y las
provincias más pobladas del país se han puesto rápidamente
a la cabeza de contagios del COVID-19. En este contexto
desde las empresas se le ha ofrecido al trabajador la
oportunidad de teletrabajar desde su hogar, bien sea por
miedo al contagio o ante la imposibilidad de garantizar unas
mínimas normas de seguridad reguladas por ley. Esta nueva
necesidad de protección ofrece una oportunidad para el medio
rural, ya que muchos de los trabajadores y trabajadoras
oriundos de pueblos comenzaran a plantearse el retorno a sus
localidades de origen, si se garantizan los servicios
necesarios para tener una calidad similar o parecida a la que
ofrece la ciudad. No debemos olvidar que históricamente el
principal motivo de la deslocalización de la población ha sido
el acceso al trabajo, y este ya no será la excusa para
abandonar los pueblos.
Sin embargo, el medio rural -olvidado durante décadas- tiene
importantes asignaturas pendientes aún que resolver para que
se den óptimas condiciones para teletrabajar, ya que está falto
de conexión física y digital, bien sea a través del transporte de
los bienes y enseres por carretera o ferrocarril, o través de la
conectividad por banda ancha, amén del acceso a otros
servicios básicos como centros sanitarios, educativos o de
atención social. Resulta fácil pensar que la crisis del COVID-19
abre una ventana de oportunidades para la nueva planificación
urbana y territorial, porque esta crisis nos ha enseñado la
necesidad de llevar a cabo nuestras vidas en espacios más
saludables, ante la vulnerabilidad puesta de manifiesto a nivel
de contagios y serán muchos los que busquen refugio en
espacios de menor exposición y contacto social.
El turismo como ejemplo del cambio de los hábitos
sociales.
El turismo masificado, asociado a grandes viajes, vinculado
tradicional y mayoritariamente a sol y playa también sufrirá
222
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
grandes cambios, ofreciendo oportunidades al medio rural que
desde principios de los noventa ha ido generando estructuras
en sus pueblos, procedente del acceso a fondos comunitarios.
El miedo al contagio hará de espacios de aglomeración de
personas, tales como aeropuertos, playas, restaurantes u
hoteles de grandes cadenas, lugares hostiles, dando lugar a
oportunidades para alojamientos rurales, centros de
agroturismo u otras variantes que en los últimos años han ido
surgiendo al calor de los programas de desarrollo rural.
Así el turismo de interior, aquel que se lleva a cabo en lugares
pequeños, como hoteles con encanto, casas rurales,
apartamentos turísticos en pueblos, en definitiva el que se
asienta en escenarios rurales no masificados puede ser uno
de los grandes beneficiados en la desescalada iniciada. De
esta forma, las familias buscarán durante los próximos meses
alojamientos turísticos rurales ajenos a la vorágine de las
costas en verano cuya seguridad ahora comienza a analizarse
a partir de las distancias de seguridad social.
En los nuevos hábitos de consumo, las fases de la
desescalada y el miedo alojado en las conciencias de hijos
temerosos de contagiar a sus padres provocarán la huida de
los recorridos de largas distancias, en favor de estancias en
lugares próximos presidios por la quietud y la salud.
Ahora, al renqueante tejido empresarial de los pueblos, sujeto
a la tiranía de la estacionalidad temporal del turismo, se le
presenta una magnífica oportunidad para aprovechar la
puesta en valor del medio rural, de sus espacios abiertos, de
sus entornos naturales privilegiados, de su rica gastronomía
local y de la hospitalidad de sus gentes.
La producción agroalimentaria y la salud.
En el medio rural se producen los alimentos que consume la
sociedad, fundamentalmente aquella que vive en las
El COVID-19 y la España vaciada
223
ciudades, al ser la mayoritaria. Sin embargo, el campo se
enfrenta cada día más a una crisis en los precios, que se
acentúa con el paso de los años y que paulatinamente está
contribuyendo al envejecimiento del sector por falta de relevo
generacional. El laboreo de la tierra ya no es un trabajo
atractivo para los generaciones jóvenes que expoliadas por
padres agricultores han buscado su futuro lejos del cultivo de
las frutas y hortalizas, hechizados por las luces de neón de la
urbe. Al amparo del pensamiento y el deseo lícito de una vida
mejor, lejos del trabajo de sol a sol, por muy mecanizado que
éste se encuentre. Ajenos a la lucha por unos precios dignos y
unas mejores condiciones laborales, contribuyendo de esta
manera al proceso de despoblación del medio rural y al
abandono de las tierras que circundan los pueblos.
La aparición de la pandemia del COVID-19 está suponiendo
repensar todo nuestro ecosistema vital, la expansión del modo
de vida urbano presidido por un consumo irresponsable, que
demanda un importante empleo de alimentos fuera de
temporada a precios baratos y mucha proteína animal, dará
lugar a un crecimiento exponencial del control sobre la calidad
de lo que comemos y de aquellos que pueden acceder al
consumo saludable. Este elemento sumado a la
deslocalización del trabajo y al posible retorno al medio rural,
supondrá una oportunidad para el autoconsumo a través de la
producción de alimentos de primera necesidad producidos en
entornos saludables.
La puesta en valor de la producción de quesos, aceites,
embutidos, dulces, mermeladas, vinos o miel, manufacturados
en los mercados de proximidad se verá reforzada en estos
tiempos de fronteras, en los que la expansión del modo de
vida urbano parece haber llegado a una encrucijada, para
reinventarse tras siglos de consumismo irresponsable,
industrialización y deshumanización de procesos. La
autoproducción, el autoconsumo o la venta directa al
consumidor en circuitos cortos supondrán una oportunidad
para el desarrollo del sector primario, que hasta hace unos
224
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
meses pisaba el asfalto de las ciudades para reivindicar unos
precios justos y recordarnos que son ellos los que alimentan a
toda la sociedad.
Es en este difícil contexto cuando la importancia del sector
primario, tras décadas de ahogo provocado por la
competencia que impone la economía global, encuentra un
espacio para la esperanza.
Repensar el concepto de vivienda.
Aún sin haber abandonado la confinación o la desescalada la
población en general ha asumido que nada será igual desde
la llegada del COVID-19, este nuevo escenario post
coronavirus implica un cambio en el modo de relacionarnos y
en la forma de vida que llevamos a cabo en nuestros hogares.
La reclusión forzosa a la que se ha visto sometida la sociedad
durante el período más virulento del COVID-19 y el miedo a
que en el futuro estas situaciones puedan volver a repetirse,
lleva aparejado un cambio en el desarrollo de la percepción de
la propia vida y la de los seres queridos que conviven en el
núcleo familiar.
Un cambio que implica una mayor preocupación por un
entorno saludable, más amplio, con una mayor sensación de
libertad y una confortabilidad, próximo a la naturaleza y
alejado de las grandes concentraciones de gente. Este
cambio requiere de un nuevo escenario y ello supone también
nueva oportunidad para el medio rural, en el cual hay mucha
vivienda vacía, grande y a buenos precios. Si en la ciudad un
balcón o una terraza son mínimos a la par que necesarios y
un jardín privado significa enfrentarse a precios prohibitivos, la
posibilidad de teletrabajar ha abierto la opción a hacerlo desde
cualquiera de nuestros pueblos, salvando la barrera de la
brecha digital, ejecutándolo en una casa amplia, con varias
estancias en la cual se pueda destinar una de ellas al
El COVID-19 y la España vaciada
225
teletrabajo, sin tener que adaptar el salón de un pequeño
apartamento céntrico o la habitación de los niños.
La importancia que le conferiremos a partir de ahora a todos
aquellos aspectos relacionados con la salud y el bienestar
repercutirán en la búsqueda de viviendas próximas al medio
ambiente, buscando esa sensación de libertad y aire puro,
que los pueblos pueden ofrecer. De repente, los pisos de las
ciudades en las que vivimos tras semanas haciendo deporte
en el salón y saliendo a salir al balcón a aplaudir se nos han
quedado pequeños.
Lo que los expertos llaman el efecto outdoor implicará la
repoblación de pueblos cercanos a las ciudades o en la
periferia de las mismas, donde hasta ahora la vivienda era
más barata y menos atractiva para familias o inversores.
Redefinir el modelo de residencias de ancianos.
La presencia de esta pandemia debería cambiar la forma en
que visualizamos el envejecimiento y la muerte, en cómo
caminamos hacia ella. En cómo, en dónde y con quién serán
nuestros últimos años aquejados de dolores, hacinados en
espacios rodeados de extraños y en estructuras en las que en
ocasiones se comercia con los ancianos dependientes.
Quisiera pensar que esta sociedad del cansancio, acelerada y
volátil, que no respeta al anciano, sino que lo abandona
rodeado de iguales con problemas de movilidad y memoria ha
llegado a su fin. Aunque para ello hayamos asistido a la
muerte en soledad de miles de abuelos y abuelas que
lucharon en la guerra civil española, que sacaron adelante a
enormes proles durante los años del hambre y que en el
ocaso de sus vidas pagaron con sus pensiones los tickets del
supermercado de sus hijos en los peores momentos de la
última crisis sobrevenida.
226
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Me gustaría pensar que a todos el COVID-19 nos ha
enseñado que puede haber otro modelo asistencial en los
pueblos donde nuestros mayores vivieron y fueron felices,
rodeados de sus recuerdos y seres queridos. Un lugar que no
sea un cementerio viviente, sino un espacio presidido por la
calidez, un lugar personalizado, conectado con los servicios
de atención a la tercera edad, con viviendas y ancianos
monitorizados y en contacto constante y directos con médicos
y profesionales de la sanidad.
El COVID-19 y la España vaciada
227
Sobre el autor.
Jesús Seco González, es Doctor en Antropología Social y
Cultural por la Universidad de Extremadura, es maestro de
Educación Especial por la Universidad de Valladolid. Ha
desarrollado su actividad laboral en el campo del Desarrollo
Rural desde 1996 hasta 2019, compatibilizando su trabajo de
Director de Programas del Grupo de Acción Local del Valle del
Alagón (Cáceres), con la docencia universitaria en el área de
Sociología del Grado de Administración y Dirección de
Empresas en la Universidad de Extremadura en Plasencia
desde el año 2016.
Especialista en identidad social, es autor de varios libros y
artículos relacionados con la sociología y la antropología en
publicaciones de diversa índole, ha impartido conferencias y
comunicaciones de distintos ámbitos relacionados con el
desarrollo rural, la responsabilidad social de la administración
pública, la colonización o los procesos migratorios para
distintas administraciones y universidades. En septiembre de
2019 fue nombrado Director General de Evaluación de
Planificación de Políticas Activas de Empleo de la Consejería
de Educación y Empleo de la Junta de Extremadura.
La inmigración en tiempos de COVID-19
Rachid El Quaroui El Quaroui
Antropólogo e historiador, Universidad de Extremadura
[email protected]
Resumen.
El impacto del Coronavirus respecto a la inmigración ha sido y
es una fuente de perplejidad para todo el mundo. La movilidad
humana de las personas tanto dentro como fuera de las
fronteras esta, temporalmente, restringida de forma sin
precedentes La crisis actual ha puesto en evidencia hasta qué
punto los desplazamientos humanos contribuyen en la
configuración de nuestro mundo contemporáneo. La mayoría
de los países han impuesto restricciones a la movilidad y
tráfico de personas para frenar la propagación de la
pandemia. Estas medidas tienen, sin duda, repercusiones
nefastas no solo en lo económico y lo social sino también en
el colectivo inmigrante víctima de las desigualdades sociales y
la mala gestión de la comunidad internacional de este
fenómeno en tiempos de la pandemia.
Introducción.
Como estamos observando, el coronavirus, como ya se
considera un hecho social y sanitario, se está evolucionando a
un ritmo acelerado puesto que en apenas meses surgió en un
rincón lejano del mundo, Wuhan, para recorrer casi todo el
planeta, obligando a 60% de la humanidad a confinarse en
sus hogares en situación de cuarentena. Claro que no se
podía imaginar este escenario antes. Estamos ante un nuevo
panorama de crisis multidimensional que abarca no solo lo
sanitario, lo social, lo económico sino también el sistema de
valores a nivel mundial. Ello debido a su potencia y capacidad
de expansión, efecto mariposa, en un mundo globalizado.
230
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
La pandemia ha puesto en cuestión a potencias económicas y
políticas como China y EE. UU que se han encontrado en una
situación de perplejidad ante la gravedad del virus. Estamos
hablando de una pandemia que ha podido derrotar las
tecnologías las más poderosas y sofisticadas que no han sido
capaces de detectar y frenar dicho virus.
Como es bien sabido, la crisis provocada por el virus tiene
implicaciones sociales y económicas nefastas sobre
autóctonos y alóctonos de los piases occidentales. Sin
embargo, ha de hacer el énfasis en que estos últimos,
víctimas de desigualdades sociales de las sociedades de
acogida, se enfrentan a precariedades particulares debido a
las condiciones de viaje, de vida y trabajo, además de las
barreras administrativas, lingüísticas y los prejuicios.
Actualmente hay 272 millones de migrantes internacionales,
más de 1000 millones de desplazados a nivel mundial cuya
mayoría emigra por causas de violencia, guerras o catástrofes
naturales. De estos hay 26 millones son refugiados, 3,5
millones son demandantes de asilo. (ACNUR 2020, OIM 2020
en Alberto Ares Mateos, Migraciones y refugiados en la era
del COVID-19)
En el presente artículo vamos a intentar bosquejar una visión
panorámica sobre las persecuciones de la pandemia COVID19 en el colectivo inmigrante en los países con mayor
presencia de inmigrantes, algunas de ellas se consideran de
las más afectadas por la pandemia.
España: En España los inmigrantes, además de que están
sufriendo la crisis en lo sanitario, lo social y lo económico
como el resto de la población autóctona les ha tocado padecer
otras repercusiones por sus condiciones socioeconómicas y
legales, así como sus idiosincrasias identitarias. Los
inmigrantes en situación irregular sienten temor y miedo por
ser detenidos por la policía debido a la situación jurídica. Ello
La inmigración en tiempos de COVID-19
231
les ha obligado a confinarse no solo por motivos de protección
sanitaria sino, sobre todo, para evitar las represalias y
perseguimiento policiales hasta el punto de que no pueden, en
muchos casos, ni siquiera salir a comprar las necesidades
básicas. Dicha situación se agrava con la paralización de los
trámites administrativos en Extranjería respecto a la
regularización de dicho colectivo. Sin embargo, se ha
autorizado a otra categoría del mismo colectivo, sin permiso
de trabajo, poder ejercer, el interés y la necesidad exigen, en
el ámbito sanitario, prueba de ello es que más de 200 médicos
sin título homologado ya pueden ejercer, lo que explica sin
tapujos el egoísmo y el cinismo de la administración pública.
En cuanto a otro grupo de inmigrantes, en alusión a los
MENA, la nueva situación les obliga a quedarse en los centros
aguantando el agobio y la ansiedad no solo por la situación
aquí en España sino por el sufrimiento y la preocupación de
las familias en el país de origen por la salud de sus hijos.
Los rasgos fiscos del colectivo asiático, los chinos, fue objeto
de recelo por parte de la población en las escuelas, el
transporte público, el vecindario, el comercio etc. solo por ser
procedente de china, país origen del virus. Esta escala de
xenofobia manifestada por individuos y entidades surgió de
manera patente en las grandes capitales como Barcelona no
solo al colectivo chino sino también a otros colectivos como el
pakistaní, hindú, portugués, pilipino, rumano etc. como bien
nos explica el experto en emigración Jara Esbert
Como es bien sabido, las catástrofes, el coronavirus lo es, no
genera desigualdades sociales sino las hacen más patentes y
visibles puesto que afecta a la sociedad de manera
asimétrica, o sea que los individuos se defienden y afrontan el
impacto de la pandemia de forma desigual dependiendo de
los medios de los cuales dispone cada persona. De ahí viene
la falacia de la expresión de que la pandemia es demócrata.
Prueba de ello, las diferencias en las maneras y las
232
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
condiciones de confinamiento que, sin duda, afectan el estado
de salud puesto que la medida de distanciamiento físico o
social, recomendado por la autoridad sanitaria, requiere
condiciones específicas para llevarlo a cabo. Aquí se refiere a
grupos marginados como los sin techo, las personas que
viven en condiciones habitacionales inadecuadas que no se
pueden comparar con los quienes habiten en viviendas
cómodas.
En este contexto, el ejemplo lo más representativo es lo de los
inmigrantes en general y lo de los refugiados y los inmigrantes
indocumentados en particular en lo que se refiere a las
condiciones de marginación y precariedad causadas por la
pandemia. Dichas condiciones que se van, sin duda, a
agravarse por los efectos del coronavirus sobre todo el
crecimiento de la tasa de desempleo. Por lo cual la situación
exige que estos inmigrantes, documentados o irregulares,
sean protegidos social y sanitariamente para, al fin y al cabo,
proteger a toda la sociedad. Además, que son indispensables
no solo para cuidar a nuestros hogares o recoger las
cosechas que sin las cuales no habrá alimentos, sino también
necesarios para frenar la pandemia trabajando, arriesgando
sus salud, como profesionales sanitarios (40% de los
sanitarios en Inglaterra y EE. UU son inmigrantes). (Velasco,
Juan Carlos COVID-19: desigualdad e inmigración)
Hemos de destacar que el cierre de las fronteras por mar,
tierra y aire ha disminuido la cifra de los inmigrantes
irregulares tanto los que llegan por aeropuertos sobre todo los
latinoamericanos, así como los que entran por la frontera sur
del país por el cierre de Marruecos a sus fronteras para evitar
mayor propagación de la pandemia en su territorio. Sin
embargo, lo preocupante es el caso de los inmigrantes
indocumentados que viven de la economía sumergida y que, a
causa de del Coronavirus, han perdido sus recursos o ahorros
con el agravante de no aspirar al derecho a un ERTE o
subsidio por desempleo tampoco el derecho a la Renta
La inmigración en tiempos de COVID-19
233
Mínima vital. Ello está más que patente en las pantallas de
televisión que nos transmiten las imágenes de las colas ante
las puertas de las ONGs y los comedores sociales donde se
nota la pobreza que ha azotado a este colectivo. Hemos de
señalar un agravante consistente en la paralización de los
trámites de regularización de los sin papeles o solicitantes de
asilo (800.000 según algunas estimaciones). Esta situación
desesperante ha empujado a muchos inmigrantes de países
vecinos como Marruecos y Argelia a retornar, aunque de
manera clandestina.
El cierre de fronteras provocado por la pandemia ha afectado
también al mercado laboral sobre todo en la agricultura que
suele absorber más de 80.000 de la mano de obra procedente
de países como Marruecos y el este de Europa y que este año
no pueden llegar por el cierre de la frontera. Como alternativa
a esta falta de mano de obra el gobierno aprobó un Real
Decreto sobre el empleo agrario para que el cobro de las
peonadas sea compatible con el cobro de la prestación por
desempleo para incentivar a los trabajadores tanto españoles
como inmigrantes a volver al campo. Algunos sindicatos, igual
que en Italia, propusieron la reagudización de los sin papeles
para poder cubrir la falta de mano de obra en el campo. Ya se
verá el alcance de dichas medidas a corto y medio plazo
sobre todo si los trabajadores que no están acostumbrados a
trabajar en el campo lo pueden hacer cambiando sus
condiciones de trabajo y, así, darse cuenta de la importancia
de la mano de obra inmigrante en el sector agrícola.
(Gonzalez, Enriquez Carmen, la inmigración en tiempos del
virus, Instituto Real Elcano).
Italia es uno de los países más tocados y afectados por el
virus en Europa. Este país recibe, sobre todo en Sicilia,
durante todo el año miles de inmigrantes, la mayoría
africanos, que cruzan el Mediterráneo procedentes de los
campos de refugiados en Libia. Según el médico M. Pintaudi
que lleva una década trabajando con este colectivo afirma
234
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
que, si bien la mayoría de estos inmigrantes gozan de buena
salud, siempre existe una minoría que llegan ya padeciendo
problemas respiratorios, tuberculosis, a causa de las
condiciones de detención en los campos de refugiados en
Libia, lo que les hace más vulnerables al exponerse a la
pandemia. Este problema se agrava todavía más en la
actualidad por la falta de camas en los hospitales ya que
rozan el colapso por la cifra de los infectados en la población
autóctona.
Mauro Palma, mediador nacional por los derechos de los
detenidos, avisa que los siete centros de repatriación de
inmigrantes del país se convierten en foco de contaminación y
riesgos para la salud. Habla de 425 personas confinadas en
condiciones en los cuales el distanciamiento físico no puede
ser garantizado. La misma preocupación existe respecto a los
trabajadores agrícola en el sur de Italia que viven unas
condiciones precarias de explotación sin apenas medios de
protección. En este contexto, para más inri, un candidato de la
liga, extrema derecha, en el parlamento europeo, Antonio
Mazzeo declaro que “Esta situación [en alusión a la pandemia]
podría conducir al colapso del sistema sanitario nacional
particularmente en el sur del país cuya infraestructura es muy
frágil en lo cual los inmigrantes llegan los primeros” (The
Newhumanitarian s/f)
En Italia la pandemia ha provocado una polémica de índole
política por parte del partido de extrema derecha de la liga
liderado por el ex presidente del país Salvini ya reputado por
su política anti migratoria a través del establecimiento de leyes
represivas contra los inmigrantes no solo como presidente
sino también cuando era ministro de interior (2017-2018).
Salvini presidente en su búsqueda a argumentos o coartadas
demagógicas para cerrar las fronteras ante la inmigración que
le venía de África, sugirió el cierre de las fronteras del país
para “proteger a los italianos” contra el virus en un intento de
echar la culpa a los inmigrantes africanos cuando se detectó
La inmigración en tiempos de COVID-19
235
un caso de Corvid 19 en Italia. La jugada no le salió como
deseaba porque entonces, el mes de febrero, todo el mundo
sabía que en todo el continente africano el único caso que se
supo era en Egipto.
Salvini, en una conferencia de prensa, afirmo que “el Gobierno
ha subestimado el Coronavirus porque ha permitido el
desembarque de los inmigrantes africanos ya contaminados
por la pandemia es una irresponsabilidad”. (D'Ignoti Stefania,
The New Humanitarian, 25 de marzo de 2020).
Como suele pasar, históricamente, en casi toda Europa
occidental con el fenómeno migratorio los Gobiernos quieren
solo y únicamente a los brazos y no a las personas como
seres humanos con necesidades y derechos porque lo
segundo sale caro. En este contexto abro un paréntesis para
recordar al lector como bien recalcan algunos expertos, que
lo más importante para los países desarrollados es el factor
“trabajo” que consiste en la oferta de mano de obra que, en
las dos últimas décadas, se multiplicó por tres.
La novedad en este último proceso, es que el factor trabajo se
ha convertido en el factor determinante puesto que los países
desarrollados padecen un decrecimiento en mano de obra, el
envejecimiento de su población, la baja tasa de fecundidad y
una esperanza de vida larga. Al otro lado, es decir los países
subdesarrollados o en desarrollo, un exceso de población
activa.
A partir de los años ochenta del siglo pasado el proceso de la
globalización conoció un ritmo acelerado debido a la caída de
los costes de transporte de los bienes, ideas y de diferentes
servicios por el creciente desarrollo de las nuevas tecnologías
y los nuevos soportes de la comunicación e información.
Proceso que ha hecho que la fuerza laboral efectiva se
multiplicó por cuatro. La población activa potencialmente
exportable, para tener una idea aproximada, ha crecido un
236
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
400% sobre todo entre los años 1985 y 2005. (De la Dehesa,
2008, p. 23).
Hemos introducido este párrafo aclaratorio para retomar la
idea que los países ricos tratan a la inmigración con cierto
cinismo y doble rasero. Es decir que existe un desfase claro
entre el discurso y la realidad. Mientras que el discurso
político y mediático se caracterizan en general por el rechazo
de la inmigración la economía exige la presencia de una mano
de obra barata que el mercado laboral no ofrece por las
causas que hemos mencionado anteriormente. Prueba de
ello, que, ante la gran necesidad de dicha mano, países como
España y la misma Italia han recorrido a la búsqueda de mano
de obra en los colectivos inmigrantes indocumentados para
salvar la cosecha en estos tiempos de Coronavirus porque el
cuarto de la producción agrícola italiana está en peligro. Se
necesita unos 350.000 jornaleros de los 600.000 sin papeles
que residen actualmente en el país, para sustituir a la mano
de obra estacional de Europa del Este que no va a poder
llegar por el cierre de la frontera.
Una parte de esta mano de obra ya trabaja en los campos en
condiciones de explotación cobrando la mitad de la peonada,
20/30 euros, durante, en muchos casos, 12 horas por carecer
de documentación. Esta situación, esclavitud moderna, ha
sido objeto de denuncia de la ONU. La urgencia de la
contratación de los inmigrantes viene del miedo, de una parte
de la perdida de la cosecha y de otra de crimen organizado
que domina el campo italiano. Este fenómeno se denomina
“agromafia” que suele aprovechar de la situación de los sin
papeles y les cobra por la búsqueda de trabajo y el alquiler de
viviendas infrahumanas (barracas etc.…). (Buj, Anna
Vanguardia del 13 de mayo de 2020)
En cuanto a EE. UU su presidente Trump adoptó una política
de paralización de la inmigración expulsando a los irregulares
hacia México y Centroamérica. Los que se salvan de esta ola
La inmigración en tiempos de COVID-19
237
de expulsión viven en el miedo porque temen que la policía o
las Instituciones sanitarias les piden la documentación a la
hora de acudir a los hospitales o, peor todavía, les dejen morir
como forma de deshacerse de ellos. No es un escenario de
ficción sino es una realidad como es el caso del sujeto
mexicano Basilio Pinzón que falleció por el virus por haber
quedado en casa de New york por miedo a ir al hospital (News
mundo 21 de abril de 2020). Según el periódico, Pinzón fue a
ver al médico cuando sentía molestias, pero cuando supo que
tuvo Coronavirus regreso a su casa convencido que no le iban
a curar por su situación legal.
Otra informante, Marilyn, una mujer de 50 años de edad,
reside en Florida con tres nietos en edad escolar dice “De
salud hemos estado bien. Pero me quedé sin trabajo por lo de
la cuarentena. Estaba trabajando en unas oficinas haciendo
remodelaciones", explica en conversación con BBC Mundo.
La informante añade "Ahora sobrevivo echando mano de los
ahorros que tenía para pagar la comida y la renta. La casa
móvil cuesta US$1.000 al mes, es bastante dinero, a lo que se
le suman los gastos de agua, comida y luz”. La mujer sigue
en un tono de indignación "Nadie me está ayudando ahorita,
siquiera con la comida. Cuando vengo a ver no tengo nada en
el refrigerador. Yo estoy comiendo lo que se puede porque no
tengo como para gastar [...] Trato lo más que puedo no salir.
Ya se imagina que si se me llegan a enfermar o me enfermo
yo no tenemos seguro médico ninguno y entonces cómo le
hacemos, ahí sí hay un problema”. (New mundo 21 de marzo
de 2020).
No solo los inmigrantes irregulares en EE. UU son víctimas
del miedo y la preocupación por la deportación sino también
aquellos que están en proceso de regularización de su
situación jurídica y que la Ley les permite acceder a una
ayuda mientras la situación lo exige. Dicha ayuda se
denomina “carga pública”, se entrega a aquellos inmigrantes
que no se les conceda la residencia permanente o la exención
238
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
de visado porque, a juicio de la administración, no son
capaces de mantenerse a sí mismos. Durante la pandemia
Trump suspendió la figura de la carga pública así como las
redadas y las deportaciones, excepto casos excepcionales.
Aunque se tomó la decisión, los interesados no recibieron
ninguna información al respecto.
En este país que se considera el epicentro universal del
COVID-19 los expertos observan unas desigualdades
flagrantes respecto a la salud. Prueba de ello es que las
minorías étnicas (hispanos y afroamericanos) tienen una tasa
de mortalidad muy superior a su representatividad social. En
una ciudad como New York por ejemplo, estas etnias forman
el 51% de población pero presentan el 62% de los muertos
por la pandemia. En otra ciudad como Chicago los
afroamericanos suman el 30 % de la población sin embargo
constituyen el 72% de los fallecimientos. (Ramonet Ignacio, la
pandemia y el sistema mundo, El mundo diplomático en
español, del mes de abril de 2020)
En Marruecos, la pandemia ha afectado al colectivo
inmigrante cuya mayoría son subsaharianos, unos se han
asentado en el país de manera definitiva y otros utilizan su
estancia como trampolín para cruzar la frontera hacia el
dorado europeo.
Según la prensa, el coronavirus ha puesto al desnudo la
situación ya, por si, precaria y vulnerable de este colectivo.
Errantes, melancólicos, hambrientos, sedientos y sin cobijo.
Este colectivo por las condiciones en las que vive se
considera el grupo más expuesto a la pandemia, pese al
trabajo
que
desempeña
las
organizaciones
no
gubernamentales que actúan en el terreno suministrándoles
los productos más necesarios y vitales como el agua, la
comida y la vestimenta. Los actores asociativos nos pintan un
panorama lamentable en lo cual los inmigrantes no
encuentran nada para llevar a la boca ni siquiera en la basura.
La inmigración en tiempos de COVID-19
239
Esta situación se agudizo con el cierre de los establecimientos
de comida (restaurantes, cafeterías etc.) por las
circunstancias de la pandemia y el ramadán. Tampoco los
“hammames” (mal llamados baños turcos) cuyos propietarios
les suelen ofrecer ropa y lavarse como un gesto de
generosidad y caridad. Las personas que suelen ofrecerles
ayudas económicas en la calle están, a su vez, afectadas en
sus economías, además de temer el riesgo de contagio por el
virus. Este hecho empujo a estos inmigrantes a alejarse del
centro de las ciudades hacia la periferia con todo lo que
conlleva ello, o sea riesgos sanitarios y sanciones por
violación de normas de confinamiento. Aquí se refiere a los
inmigrantes que han “elegido” como alojamiento a los
bosques, en zonas aisladas lejos de los centros urbanos, que
carecen de condiciones favorables al confinamiento.
En Casablanca, capital económica, por ejemplo, existen
aproximadamente 900 personas, incluso menores, que viven
gracias a la ayuda de la ONG “Justicia social y derechos
humanos”. “En la situación actual, agravada por el virus y la
falta de recursos, la ONG, , está desbordada hasta el punto de
que esta población, no encuentra absolutamente nada para
comer. Peor aún, dentro de este colectivo hay menores que
carecen de medios de protección física y psicológica” afirma la
coordinadora de la ONG
Peor aún, recalca la coordinadora, dentro de este colectivo
existen enfermos crónicos que se ven incapaces de recibir la
atención sanitaria adecuada por la dedicación de los
sanitarios a los infectados del virus.
Ha de destacar que una parte de este colectivo trabaja en el
sector o la economía informal que la pandemia ha mermado
en días sus ahorros. Hecho que se ha agudizado por la falta
de permiso de residencia y, por lo tanto, complicar más la
situación a la hora de violar el estado de alarma, lo que les
240
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
podría exponer a de graves sanciones o multas.(El rotativo
Eco Actu del 5 de mayo de 2020).
En cuanto al género y la infancia se observa que la mujer
subsahariana vive en una situación peor que el varón. M.
Lokake, presidenta de la asociación de apoyo a la mujer y la
infancia en Marruecos confirma que “Están cerrados en casa,
los niños no pueden seguir con sus clases online porque no
pueden conectarse por Internet por falta de recursos
económicos Las mujeres que trabajaban en tareas domésticas
o en la prostitución antes de la pandemia ya viven en una
situación de vulnerabilidad extrema”.
“La situación de estas mujeres es entradamente precaria. Son
casi todas victimas de trata de seres humanos y la explotación
sexual durante la travesía del Sahara hacia Marruecos donde
esperan una oportunidad para llegar a Europa.
Lamentablemente llegan traumatizadas, viven de la
mendicidad, de la prostitución y del comercio de la calle”
explica el Guineano Odoi presidente de la asociación Yemoh
and Minority globe. (Atalayar entre deux rives 17 de abril de
2010).
En Francia la pandemia ha tenido consecuencias, igual que
otros países, en todos los aspectos de la vida cotidiana;
incluso en el colectivo extranjero residente en el país. En este
país la pandemia y las condiciones de confinamiento de la
población ha hecho que aflore las desigualdades sociales en
lo sanitario afectando más bien al colectivo inmigrante que
vive en una situación económica y administrativa precaria.
Este colectivo es el grupo más expuesto a los riesgos de
contaminación puesto que no se beneficia totalmente del
sistema sanitario nacional por la falta de seguros de salud,
residir en zonas desfavorables en las que el acceso a los
recursos sanitarios es muy difícil, prueba de ello, el distrito de
Saint Denis cuyos hospitales están saturados porque abarca
la mayor proporción de inmigrantes de la capital.
La inmigración en tiempos de COVID-19
241
Ello añadido a factores lingüísticos y culturales consistentes
en las dificultades de comunicación y comprensión del
sistema sanitario francés, así como las explicaciones que se
dan sobre las medidas preventivas contra en COVID-19,
sobre todo en subgrupos de riesgo de bajo o nulo nivel
educativo y que padecen enfermedades crónicas como la
diabetes y la hipertensión, aunque sabemos que la mayoría
de la población inmigrante goza de buena salud. Dichas
medidas deben de explicarse en la lengua materna del propio
inmigrante.
En Francia, los inmigrantes se consideran como el colectivo
más expuesto al contagio por la enfermedad por, primero, sus
condiciones laborales puesto que es la población que ocupa
empleos precarios (contratos de corta duración o non
declarados) además de no pueden de dejar de trabajar, a
pesar de la pandemia, por no perder sus recursos económicos
y segundo, por el estado de hacinamiento en condiciones
habitacionales precarias sobre todo en el colectivo de
refugiados o solicitantes de asilo, lo que no facilita la
aplicación de las medidas de un confinamiento en condiciones
adecuadas.
Se observa que hay un temor que la población inmigrante
víctima, históricamente hablando, de las desigualdades
sociales sea el colectivo más afectado por la pandemia
COVID-19 si no se actúa, información y acompañamiento,
para proteger a dicho grupo.
No se puede abordar las consecuencias de la pandemia en
países occidentales con presencia masiva de inmigrantes sin
tratar el caso de Turquía país que se ha convertido,
últimamente, en foco de atención por parte de la Comisión
europea en materia de inmigración particularmente la frontera
greco turca. La situación de colapso que ha conocido este
país a raíz de la guerra en Siria que provoco un éxodo masivo
242
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
de la población civil hacia zonas fronterizas más seguras
como Líbano, Turquía etc. Éste último país, que ha utilizado,
igual que Marruecos, la inmigración en su estrategia
geopolítica, como papel de presión a Europa para sacar
privilegios y más intereses económicos a su favor, además de
implicarse más en el conflicto sirio, declaro que ya no puede
mantener la situación actual impidiendo la salida de los
refugiados hacia Europa, a saber, Grecia. Europa, en
respuesta a Turquía, suspendió todos los trámites de
demandantes de asilo deportando a los refugiados al territorio
turco. La propagación de la pandemia del COVID-19 ha
provocado una alarma social de manera que el gobierno turco
ha procedido al desmantelamiento de los campamentos de los
refugiados (cuatro millones) expulsándoles a zona occidental
del país. En Grecia, la ONG Médicos sin fronteras anuncio en
marzo de 2020 la evacuación de los campos de refugiados
instalados en las islas que acogen a más de 42.000 personas,
en una clara violación de la Convención de Ginebra, debido a
las condiciones de insalubridad por la falta de agua, lo que
complica todavía más las medidas de confinamiento y
aumenta los riesgos de contaminación. (The convesation 31
de marzo de 2020 La Turquie et ses voisins face à l’épidémie)
Ha de destacar que, en Turquía, la pandemia ha dado la
vuelta a la tortilla, o sea que la sociedad turca, no es árabe
pero musulmana, que ha demostrado simpatía y solidaridad
absoluta a la causa de los refugiados sirio al principio de la
crisis, ha vuelto a manifestar su el rechazo a los refugiados,
ya son indeseados. Según una investigación de German
Institute for International and Security Affairs cada siete por
diez turcos cree que la presencia de los refugiados afecta la
calidad de los servicios públicos. (Ariane Bonzon Le Monde
Diplomatique de mayo 2020 p. 13)
La inmigración en tiempos de COVID-19
243
Conclusión.
A modo de conclusión, se puede decir que la pandemia
Coronavirus está afectando a los desplazamientos humanos a
nivel planetario que han empezado a reducirse por el cierre de
las fronteras tanto entre los continentes como dentro del
mismo continente. Ello va a tener consecuencias a corto plazo
que consiste en la disminución de las remesas que suelen
recibir los países de expulsión y el mercado laboral de los
países de acogida sobre todo en el sector agrícola y turístico.
En este contexto se puede imaginar un escenario en lo cual, si
la crisis provocada por la pandemia se prolongue, los Estados
occidentales tomaran medidas económicas proteccionistas
para incentivar y animar a la producción local apoyándose en
la mano de obra nacional expulsada de sectores como el
turismo, la construcción etc., con lo cual poner freno a la
entrada de mano de obra extranjera.
A largo plazo, las consecuencias dependerán de la
profundidad y la duración de la crisis económica. En el caso si
la economía se recupere rápidamente probablemente la
situación vuelva como antes como si nada hubiera pasado. En
caso contrario, la crisis tendrá un efecto devastador sobre los
presupuestos de los Estados, el empleo, y el Estado de
Bienestar en general. Lo que necesariamente, tendrá un
efecto negativo sobre los inmigrantes ya por si viven en la
precariedad como las ayudas o recursos que reciben los
países de origen.
244
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Bibliografía.
Ares, M, A (24 de marzo de 2020). Migraciones y refugiados
en la era del COVID-19. EN Público. Recuperado de
https://blogs.publico.es/conmde/2020/03/24/migracionesrefugiados-covid19/
Bonzon, A. (mayo de 2020). Ces indésirables refugiés
Siriens.
Le
Monde
Diplomatique.
Recuperado
de
https://www.monde-diplomatique.fr/2020/05/BONZON/61783
Bouhrara, I. (5 de mayo de 2020). : Le Maroc au bord d´une
catastrophe humanitaire. Eco Actu. Recuperado de
https://www.ecoactu.ma/migrants-subsahariens-maroc-covid19/
Buj, A. (13 de mayo de 2020). Italia aprueba un plan de 55.000
millones para ayudar a las familias y empresas, italia-apruebaplan-55000-millones-ayudar-familia-empresas.html.
Vanguardía.
Recuperado
de
https://www.lavanguardia.com/internacional/20200513/481138
319283/italia-aprueba-plan-55000-millones-ayudar-familiaempresas.html
De la Dehesa, G. (2008). Comprender la inmigración. Madrid,:
Alianza.
D´Ignoti, S. (25 de marzo de 2020). Comment le coronavirus
frappe de plein fouet migrants et demandeurs d'asile en Italie. The
New
Humanitarian.
Recuperado
de
https://www.heidi.news/sante/comment-le-coronavirus-frappede-plein-fouet-migrants-et-demandeurs-d-asile-en-italie
González, E, C. ( 13/5/2020). La inmigración en los tiempos
del virus, Real Instituto Elcano. Recuperado de
http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_es/conte
nido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/zonas_e
La inmigración en tiempos de COVID-19
245
s/ari69-2020-gonzalezenriquez-la-inmigracion-en-los-tiemposdel-virus
Melchior, M, Point de vue. Covid-19 : protéger les populations
immigrées devrait être une priorité Recuperado de
https://www.ouest-france.fr/sante/virus/coronavirus/point-devue-covid-19-proteger-les-populations-immigrees-devrait-etreune-priorite-6806
Pérez, J, E. (El País del 30 de marzo de 2020). El coronavirus
también afecta a los migrantes. El País. Recuperado de
https://elpais.com/elpais/2020/03/27/migrados/1585311484_3
30092.html
Ramonet, I. (25 de abril de 2020). La pandemia y el sistemamundo
El
mundo
diplomático.
Recuperado
de
https://mondiplo.com/la-pandemia-y-el-sistema-mundo
Sulbarán L, P & Díez, B (21 de abril de 2020). Coronavirus en
EE.UU. | El temor a que los dejen morir: los indocumentados
que se resisten a pedir ayuda médica en la crisis de covid-19.
BBC
News
Mundo.
Recuperado
de
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52333214
Velasco,J, C. (12 mayo, 2020). COVID-19: desigualdad e
inmigración.
Blogs
Madrid+D.
Recuperado
de
https://www.madrimasd.org/blogs/migraciones/2020/05/12/132
890
246
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
Sobre el autor.
Rachid El Quaroui es historiador y antropólogo. También ha
cursado un máster sobre mediación social y es técnico
superior en inmigración e intervención social. Ha escrito
numerosos libros y artículos sobre fenómenos ligados al
hecho religioso y las migraciones.
Ha sido profesor de sociología en la Universidad de
Extremadura y actualmente está terminado sus estudios de
doctorado en la misma institución.
¿Cómo será el mundo después del coronavirus?
Erika Sierra Arias
Antropóloga
[email protected]
Resumen.
Debido al COVID-19 hemos cambiado drásticamente y de
forma rotunda nuestros comportamientos cotidianos, y aunque
quisiéramos volver a la normalidad, a esa vida que vivíamos
antes, no será posible, pues esta pandemia es incomparable
con otros desastres vividos en la historia humana y nos ha
obligado a casi todos (individuos, organizaciones, empresas y
gobiernos) a cambiar nuestros modelos de realidad en muy
poco tiempo. Estos cambios se han dado de múltiples formas
según las respuestas que se le dé a la contingencia, pero se
puede apreciar que estamos iniciando una transformación de
grandes magnitudes a nivel local y global, y que el mundo
cambiará, no tenemos certezas hacia dónde, la única certeza
es que estamos viviendo en carne propia el impacto de la
pandemia en nuestras vidas, y que hay algunas cosas que no
volverán a ser como antes. El siguiente artículo describe
algunas de las narrativas actuales con el ánimo de encender
luces en medio de la incertidumbre y las dudas que genera la
realidad que estamos viviendo en este 2020. Analizaré cómo
de forma sistémica la pandemia a afectado diferentes
dimensiones humanas para identificar señales que nos guíen
y permitan crear formas de vivir más armónicas y en equilibrio
con el ecosistema que habitamos.
Navegando el nuevo trance de la historia humana.
Se dice que las crisis y los desastres son los momentos de
grandes cambios, casi siempre dolorosos y difíciles, pero al
tiempo es una época para el nacimiento de grandes
soluciones y oportunidades, donde se cristalizan nuevos
comportamientos, nuevos procesos sociales, históricos,
248
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
materiales y simbólicos en la vida humana. El mundo está
ante una crisis global, o como lo diría Marcel Mauss, ante un
hecho social total altamente complejo que conmociona
sistémicamente a la sociedad entera, donde un acto individual
es capaz de poner en manifiesto el orden global y todo el
conjunto de prácticas e instituciones y sus relaciones
paradójicas. Estamos viviendo un acontecimiento sin
precedentes, en el cual se puede identificar nuevas narrativas
y comportamientos colectivos; y si hacemos rápidamente una
síntesis de todo ese análisis, podríamos decir que, lo que
hemos construido hasta hoy como sociedad (ya con cuarta
revolución industrial instalada en la cotidianidad) no es
suficiente para dar respuesta a la crisis actual.
Desde los individuos, los cambios de hábitos son innegables,
al menos durante los primeros meses del año 2020, gran
parte de la humanidad, aproximadamente 4.500 millones de
personas se vieron obligados a vivir durante meses
confinados en sus nuestras casas y, a la fecha que escribo
este artículo (12 mayo), más de 4 millones de personas han
sido contagiadas por la COVID-19, esto, sin contar los cientos
de miles de muertos a nivel mundial. Mi intención no es
analizar la crisis en la salud pública, sino entender cómo se
han modificado las dinámicas y hábitos cotidianos y qué
implicaciones futuras tienen. Por ejemplo, identificar el
impacto de la cuarentena en la reducción de la movilidad
corporal; o la obligada interacción con el mundo por medio de
ventanas (físicas y virtuales); el aumento del consumo de
información digital para entender qué está pasando y cómo
enfrentar la crisis; la ejecución de oficios que antes
delegábamos a otros (cocinar, limpiar, educar los hijos…); y
así evidenciar las huellas o señales que deja el efecto de vivir
en una sociedad confinada y aislada, que cambió sus hábitos
para minimizar el impacto de propagación del virus.
El efecto futuro de este aislamiento puede ir desde una
alteración temporal de lo cotidiano, al inicio de una forma de
¿Cómo será el mundo después del coronavirus?
249
vida completamente diferente. Aún no lo sabemos, mientras
tanto nos preguntamos ¿Cómo vamos a salir de esto? ¿Cómo
navegar este trance de la vida sin ahogarse en la
incertidumbre? Y cuando salgamos, ¿Cómo será todo?
¿Cómo cambiarán nuestras vidas? ¿Cuáles son las
oportunidades para adaptarnos mejor a esta situación inusual
e inesperada? ¿Cuáles serán las estrategias de las empresas
y gobiernos para salir de la crisis? ¿Cómo será el nuevo orden
mundial? Si bien sabemos que nada volverá a ser como
antes, podremos elegir y decidir cómo queremos construir la
“nueva normalidad.”
Cuando conversamos estamos construyendo la realidad.
La especie humana es un animal social que ha usado el
lenguaje como la forma de establecer las relaciones que nos
mantienen unidos como miembros de una sociedad. Saber del
otro (y viceversa) ha sido clave para la supervivencia y
reproducción de nuestra especie. Como lo dice el biólogo
Humberto Maturana, “es en el conversar donde somos
humanos” (Maturana, 1998, p 23), así pues, todo lo racional,
lo místico, lo espiritual, la ciencia, la filosofía, la fama, la
historia, son relatos que construimos a diario, y son la materia
prima de lo que están hechos nuestros modelos del mundo y
de nosotros mismos dentro de él. Son pues los relatos, la
imaginación y el poder de la inteligencia lo que nos ha
permitido evolucionar como especie, no evolucionamos por
cuestión de ser más fuertes, sino de ser más inteligentes, así
lo afirma Y.N. Hariari en su libro De animales a dioses: “El
Homo Sapiens conquistó el mundo gracias, por encima de
todo, a su lenguaje único”. (Hariari, 2017, p 32.) Gracias al
lenguaje podemos combinar un sin número de sonidos que
producen significados y señales distintas que construyen la
realidad y permite contarnos y contarle al otro (hoy al mundo
entero) esa realidad que percibimos. ¿Cuáles son pues los
relatos que nos estamos contando en esta pandemia? ¿Cuál
es la realidad que estamos construyendo como individuos?
250
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
La incertidumbre actual no permite mantener un mismo relato
por mucho tiempo, durante los últimos meses la humanidad
entera entró en un estado de aislamiento social obligado que
le ha forzado a cambiar sus modelos, sus sistemas y, por
ende, sus narrativas. 6 de cada 10 habitantes en el mundo
están en sus casas, algunos cesantes, otros trabajando,
estudiando o tratando de sobrevivir. Cada persona, sin
importar el lugar del mundo donde vive, edad, nivel
socioeconómico, ocupación, personalidad, etc., ha sentido el
impacto de la pandemia o de sus efectos secundarios,
cambiando el sentido de las cosas, viviendo otra cotidianidad,
repensando
viejos hábitos, abrazando el cambio,
enfrentándonos a nosotros mismos y teniendo otras
conversaciones para adaptarnos al nuevo contexto. Los
siguientes 2 ejemplos describen las nuevas narrativas, desde
la dimensión individual, que se afianzan en gran parte de la
población para configurar la realidad postpandemia.
Volver a lo esencial.
Al tiempo que el coronavirus nos muestra lo vulnerables que
somos como especie, también despierta o aumenta el nivel de
sensibilidad de las personas según las experiencias vividas en
la cuarentena. En esa cascada de emociones es posible
observar cómo se comienza a cristalizar el relato de “volver a
lo esencial”. Ejemplos como: dar gracias porque las
necesidades básicas (techo, alimento, e internet) están
cubiertas; apreciar y comunicar el valor de las cosas más
simples y sencillas (un paseo a mercar, una mirada humana);
valorar más los oficios cotidianos y caseros (cocinar u ocupar
buena parte del tiempo para obtener nuevos aprendizajes y
habilidades que amplíen el panorama de opciones para
resurgir en la crisis). Y a esto se le suman algunas
conversaciones cotidianas que cuestionan tajantemente las
formas de vida superficiales, el consumismo desaforado y el
endeudamiento adquirido. La crisis económica que se
¿Cómo será el mundo después del coronavirus?
251
avecina, será el martirio para muchas familias de clase media
que no podrán soportarlo. Este presentimiento ha tenido un
efecto interesante, es apenas una tendencia, pero hoy
muchas personas están desde sus casas en búsqueda de
nuevos hábitos y nuevas conversaciones que les permita, más
que una re-invención del ser, un re-descubrimiento de la
esencia humana misma y superar la crisis con fortaleza y
autoestima.
Somos la única especie en el planeta que le da sentido y
significado a su existencia, no solo podemos imaginar cosas
inexistentes y tener pensamientos de todo tipo, sino que
también podemos pensar (reflexionar) sobre la forma como
pensamos. Por ejemplo, nos decimos: “yo porqué soy así”
“por qué no hice esto” “necesito cambiar mi forma de ser”
“quisiera esto en mi vida…”. Este tipo de reflexiones se llama
autoconciencia, y ésta no es más que una brújula interior que
nos guía en la vida, también se le puede llamar paradigmas,
modelos mentales o motivaciones internas, es lo que, al final,
configura y determina nuestro ser, nuestras formas de pensar,
sentir y actuar como individuo, creando la visión del mundo y
la realidad que cada ser humano vive y comparte. Algunos
creerán que la autoconciencia es un asunto esotérico o
religioso, pero en realidad es un impulso vital y neuronal que
no todos desarrollan de formas muy conscientes. En muchas
ocasiones son la emociones y las reacciones fisiológicas las
que nos llevan a ese estado de conciencia, o cuando
vivenciamos un suceso catastrófico inesperado, como una
muerte, un divorcio o una plaga. Pero sucede que, el sistema
en el que estamos inmersos busca en muchas ocasiones
callar la autoconciencia de diversas formas, el consumo
desmedido es una de ellas.
Y fue hasta que el coronavirus y la cuarentena obligada, a
gran parte de la población mundial, puso freno de mano al
frenético huracán de distracciones y consumo indulgente que
nos impedían ser conscientes de nuestra autoconciencia. Y
252
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
así, confinados, muchos se atrevieron a ir a ese remoto lugar
de su consciencia, o les tocó ir obligados, viviendo con sus
propios demonios y reblujos. Es una experiencia bastante
compleja, no es un camino fácil, y aún más difícil quedarse allí
y ordenar el propio reblujo. Ya lo decían los filósofos griegos,
el camino más arduo es el del conocimiento de uno mismo; es
un viaje que asusta y angustia y por eso muchos lo evitan
recorrer o retroceden en el camino. Pero la pandemia está
obligando a muchas personas a quedarse en casa e iniciar un
viaje hacia el interior para tomar conciencia de la vida que se
vive y cambiar de un modo u otro las formas de ser y hacer en
este mundo. Un stop en el camino que dé el tiempo y el
espacio para reflexionar y desempolvar el radar interior, para
que sea éste quien nos guíe dentro de los límites externos
que la realidad impone.
Aligerar el equipaje.
Un murmullo ya muy recurrente es la necesidad urgente de
“aligerar el equipaje”, tanto de los modelos de pensamiento
(creencias, tradiciones, sistemas culturales, etc.) como de las
formas de consumo; puesto que si tenemos una maleta
pesada, rígida y llena de cosas inservibles, será más difícil de
enfrentar la crisis actual, causando mayores traumas.
En el viaje de la vida muchos se han dedicado a llenar la
maleta de cosas no esenciales (que incluso van en detrimento
de la salud del planeta), y por el peso de ésta no han
disfrutado de la experiencia y el placer que genera el viaje y
descubrir nuevos mundos. Las personas, empresas o
gobiernos que ocuparon su tiempo en ganar más y más
dinero, en vez de ocupar el tiempo en ampliar sus horizontes y
aprender constantemente otro tipo de cosas para ser más
creativos y flexibles, están sufriendo duras consecuencias.
Nos estamos dando cuenta que la vida se convirtió en una
máquina de consumo para vivir la misma obra de teatro, con
los mismos recorridos y actores: de la casa al trabajo, al
¿Cómo será el mundo después del coronavirus?
253
estudio, a la calle, al centro comercial, de vacaciones por el
mundo, comprando y acumulando esto y lo otro para llenar
ese escenario. Tuvimos que encerrarnos para experimentar
que se pueden simplificar las formas de vida, que no
necesitamos tantos corotos para vivir mejor. Así pues, todos
hemos tenido que reformular las prioridades para sobrevivir el
impacto, pero el resultado ha sido diferente según el peso y el
contenido de la maleta que se carga. Por ejemplo, el impacto
económico en millones de hogares de clase media en
Colombia ha sido muy doloroso, pues ha obligado a muchas
familias a replantear su situación económica por completo.
Puede que se cuestionen por sus hábitos de consumo
indulgente, pero lo que subyace es un gran temor por no
poder mantener el estilo de vida creado y ser incapaces de
sobrellevarlo durante y después de la pandemia. Son familias
enteras que tienen que inventarse otras formas de sobrevivir,
ingeniarse otro tipo de trabajos e ingresos, pues tampoco
pueden acceder a los subsidios brindados por el gobierno ya
que son solo para población vulnerable. Y aunque los bancos
les hayan dado una tregua para el pago de sus deudas,
sienten que la recuperación es lenta y no podrán mantener el
estilo de vida actual.
Volver a casa, cambiar hábitos y pensar en el futuro no ha
sido pues una experiencia fácil, algunos estarán solos, otros
con la casa llena, como sea, cada uno está cambiando algo
en su vida y esto es cambiar el relato o los modelos mentales
establecidos. Estos dos ejemplos, “volver a lo esencial” y
“aligerar el equipaje” revelan nuevas narrativas donde la
necesidad futura estará en mantener estos espacios de
“conexión” y “autoconocimiento” para sobrellevar la realidad.
En este escenario, las marcas, empresas y gobiernos más
recordados serán quienes contribuyan a esa búsqueda, donde
el placer de compra o las experiencias no serán más la
excusa de olvidarse de los problemas, sino de contribuir a su
solución; que ayuden a las personas a aligerar la maleta, a
destinar tiempo para ampliar sus horizontes y encontrar
254
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
fuentes de inspiración para adquirir nuevos conocimientos y
hábitos de consumo: o que enseñen habilidades y aptitudes
para navegar la incertidumbre y crear nuevos mundos (nuevos
relatos) que considere un estilo de vida más holístico,
consciente y armónico con el planeta, y a la vez, genere
tranquilidad mental y empoderamiento colectivo para
consagrar la vida a un propósito para el bienestar común.
El eterno dilema humano.
El ser humano ha vivido (y vivirá) dentro de una paradoja
eterna, el vaso medio lleno o medio vacío será el rasero para
entender la realidad construida. Esta dualidad es una
interesante discusión filosófica de vieja data que trata de
entender si, desde el origen mismo como especie, dotada de
un lenguaje único, nos hace ser “los elegidos” o “los
condenados”. ¿Es el lenguaje nuestra salvación o nuestra
sentencia? Todo depende.
Sabemos que gracias al lenguaje hemos podido aumentar
nuestro entendimiento de las cosas y establecer un sistema
ordenado de conocimientos de los fenómenos naturales,
sociales e industriales. Esto es lo que llamamos conocimiento
científico o ciencia. La cuestión es que este conocimiento u
objetividad del mundo nos puede salvar y también destruir (he
ahí el dilema). La ciencia nos ha proporcionado todas las
cosas que tenemos alrededor. Gracias a la evolución y los
avances científicos hemos conseguido todos los elementos
que hacen parte de la naturaleza humana como la energía, los
alimentos, las medicinas, las ciudades, entre muchos otros.
Ha sido de tal magnitud este entendimiento que desde el inicio
del siglo 21 estamos viviendo en carne propia los albores de
una revolución industrial digital sin precedentes, donde las
tecnologías actuales eliminan las fronteras entre lo humano y
lo artificial y realizan labores cognitivas que antes solo eran
reservadas para los humanos. Pero por valorar la magnitud de
nuestros insaciables logros científicos, olvidamos que la
¿Cómo será el mundo después del coronavirus?
255
ciencia también genera una sed de poder por la cual ha
construido armas y generado guerras (que por cierto, las
guerras son los momentos de mayor experimentación y
evolución científica). Pero por más avances científicos, no
hemos sido capaces de erradicar el hambre y las pestes,
como tampoco mitigar el alto impacto ambiental que
generamos poniendo en jaque el equilibrio ambiental del
planeta. Menos aún, no se ha logrado que la ciencia unifique
los pueblos y aliente el entendimiento mutuo entre todas las
especies del planeta. Nos damos cuenta que el sistema de
conocimiento y experimentación actual plantea que de cada
ganancia dentro del sistema también está implícita una
pérdida.
Los dilemas humanos se han incrementado con la pandemia.
Son muchos los mensajes contradictorios que recibimos a
diario. Por ejemplo, se nos pide que paremos para continuar;
que nos refugiemos en casa, pero se nos olvida que millones
de personas en el mundo ni siquiera tienen una, o su casa no
significa refugio; se nos pide que nos cuidemos para cuidar a
otros, pero ni siquiera podemos ir a visitar a nuestros seres
queridos para cuidarlos; los gobiernos aún no se deciden qué
es primordial, la salud o la economía, pero no tendremos ni
salud ni economía si paramos de trabajar o continuamos
haciéndolo. Hoy más que nunca vivimos una actualidad
marcada por dos imperativos en conflicto que ninguno puede
ser ignorado, cualquiera de las demandas que se quieran
cumplir, anula la posibilidad de cumplir la otra, es una
paradoja distópica que nos bloquea y nos confunde, aún no
nos decidimos si mantener el aislamiento obligatorio o abrir
nuevamente toda la dinámica económica.
La casa que habitamos.
Mientras tanto, el mundo entero está obligado a guardar
refugio en el hogar. Y dentro de la dualidad humana, la casa
es mundo y es celda, dependerá de las experiencias vividas si
256
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
es lo uno u otro. La casa, independientemente del espacio
que se habita, hace parte de la identidad de las personas y las
familias, expresa el estilo de vida, la personalidad y los
hábitos de los moradores; de esta forma la casa adquiere un
significado de protección, seguridad y estabilidad, es ese
rincón del mundo, ese universo que da razones para construir
bienestar y progresar.
Para algunas familias que tienen casa, el confinamiento se ha
visto como un momento positivo (el vaso está medio lleno),
pues gracias a este tiempo las relaciones familiares se han
afianzado, el reencuentro familiar ha permitido conocer mejor
al otro, tener conversaciones y compartir actividades que
nunca antes se habían realizado de manera conjunta. La
casa, a pesar de las dificultades espaciales o de las
relaciones, se ha adecuado a las nuevas dinámicas
confinadas, los espacios se (re)distribuyen de diversas
maneras, se adecúan como oficina (e incluso co-working
cuando son varios miembros los que tele-trabajan), salón de
clase, gimnasio, restaurante… Se propician espacios
compartidos y al tiempo espacios para estar solo. Son casas
donde es posible hallar cierto equilibrio y armonía con los
espacios y las personas que lo habitan.
Sin embargo, la casa para otros se vuelve una celda y resulta
ser un lugar inseguro, de violencia incluso. Personas y
familias que, sin importar el espacio, se sienten encerradas,
prisioneras, generando reacciones negativas y provocando
situaciones estresantes en el hogar (el vaso está medio
vacío). Se dan cuenta que las relaciones construidas no
tenían un fundamento sólido y se derrumban. Es posible que
para algunas personas la calle era su refugio y ahora en el
encierro deja al descubierto grandes problemas de
comunicación e intolerancia, y cualquier cosa puede generar
un estruendoso conflicto hasta llegar incluso, a violencia
familiar.
¿Cómo será el mundo después del coronavirus?
257
Y bueno, lo más lamentable es para quienes (millones de
personas en el mundo) la casa ni siquiera es una opción. No
existe la casa, como para los habitantes de calle, o las
personas que han tenido que huir de sus pueblos y países por
violencia o hambre, o quienes viven en piezas de alquiler y
refugios compartidos… Son una especie de población flotante
y su casa es cualquier rincón de la ciudad que los pueda
proteger de las inclemencias del clima o un simple refugio
para dormir. La casa se convirtió para muchos en un No
Lugar, que varía de acuerdo a las circunstancias del día a día.
Como sea, la cuarentena ha suprimido de forma rotunda las
rutinas de ocio que se hacían fuera de casa, la diferencia está
en que unos logran instaurar un nuevo ocio al interior del
hogar, mientras que otros sienten agotamiento físico y mental
que se expresa desde un leve aburrimiento hasta una gran
irritabilidad, depresión o violencia. En unas familias se puede
apreciar mayor disposición de conciliar los tiempos, los
espacios y los roles del hogar, por ejemplo, algunos hombres
realizan tareas domésticas que no realizaban antes con tanta
frecuencia, como limpiar, cocinar, ir de compras o jugar con
los hijos. Mientras que en otros hogares las mujeres siguen
llevando el mayor peso, pues tienen que compaginar las
cargas familiares y del hogar con su jornada laboral a través
del tele-trabajo.
Aislados, pero no separados
Entonces, la casa se ha transformado. Si antes la casa era
considerada como el espacio privado por excelencia, el
confinamiento hace que en el hogar se condensen tanto las
dinámicas privadas como las actividades sociales. Al parecer
el distanciamiento social es sólo físico para quienes
mantienen conexión virtual con sus comunidades por medio
de una amplia oferta de plataformas digitales. Se ha
aumentado de forma exponencial el tiempo frente a las
pantallas para conservar las dinámicas colectivas y auto-
258
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
superarse tanto en el trabajo como en el estudio (aprendizaje
escolar y profesional). Para ello se han acondicionado los
espacios para que la interacción virtual sea lo más cómoda y
placentera posible. Con esta nueva disposición de los
espacios, la casa adquiere otro significado, ya que sirve tanto
para habitar la privacidad y desconectarse del mundo exterior,
como para conectarse a él. La vivienda tiene nuevos
escenarios para adaptarse a las nuevas dinámicas sociales
como el tele-trabajo, el tele-estudio, el tele-ejercicio-físico y
tele-entretenimiento. Para los que pueden tele-hacer todas
estas actividades han probado que funciona y que no hay
necesidad de hacer tantos desplazamientos y emitir tanta
huella de carbono en los mismos.
Aunque con la falta de interacción física corramos el riesgo de
privarnos de una de las características principales de lo que
nos hace humanos (interactuar en grupo), vemos que el ser
humano es creativo y se ingeniará cómo sobrevivir a ello.
Sabemos que la vida social digital y electrónica no es lo
mismo que la física y palpable. Numerosos estudios
demuestran la importancia de la interacción física y social
para alimentar nuestro sistema neuro-biológico, mantener la
salud mental y tener en buen estado nuestro sistema
inmunológico (sobre todo, en los niños y adolescentes). Los
antropólogos sabemos que para criar un infante hace falta
toda una tribu, y que es allí donde se crean lazos sociales
fuertes que servirán para el futuro del niño y la sociedad. Sin
embargo, gracias a nuestra imaginación y creatividad, siempre
hemos sabido cómo desarrollar nuevas formas de sociabilidad
para mantener la conversación, los lazos sociales y la
humanidad como tal. La pandemia ha mostrado cómo
satisfacer esa necesidad de conexión social: desde mensajes
de texto y llamadas telefónicas, a reuniones en zoom, fiestas,
eventos, conferencias y foros por diversas plataformas
digitales. Pero, nos podemos quedarnos celebrando la
magnitud de estos logros, porque (como siempre) olvidamos
miles de millones de personas en el mundo que no pueden
¿Cómo será el mundo después del coronavirus?
259
tele-hacer nada, porque ni siquiera tienen trabajo, o viven del
rebusque y, muchos, ni siquiera tienen Internet o los
dispositivos necesarios para mantener una conexión virtual.
Están excluidos. Hoy más que nunca, la conectividad se
convierte en una necesidad básica de primer orden en el
mundo contemporáneo y tristemente hay muchas personas
que no la tienen cubierta. Los analfabetos del siglo 21 no
serán solo los que no saben leer y escribir sino también los
que no tengan conectividad. Es urgente propiciar mayor
inclusión para bajar la brecha de conectividad de poblaciones
más alejadas de los centros urbanos y/o más vulnerables, de
todas las edades y niveles económicos.
Habitar la nueva ciudad.
El coronavirus golpeó con mayor ímpetu a los centros urbanos
más densos. Las ciudades más grandes, con mayor
interacción social, han sido las que mayor cantidad de
víctimas y contagiados han reportado. Los gobiernos locales
obligaron a la cuarentena, lo cual erosiona por completo el
espacio público; los espacios son hoy una maldición y nuestro
primer enemigo. Las ciudades se fueron convirtiendo en
pocas semanas en lugares fantasmas, desprovistos de gente,
que incluso animales salvajes aprovecharon para dar un
paseo por las urbes desoladas. Aunque algunas ciudades ya
están saliendo paulatinamente del confinamiento, el miedo a
las multitudes se ha quedado y cambiará la forma de
relacionarnos con los otros, con la ciudad y sus espacios
públicos. El reto está en imaginar y diseñar nuevas formas de
interacción humana en las urbes. La buena noticia es que
muchas de las concepciones urbanísticas modernas fueron
inspiradas en tiempos de epidemias y plagas. Leonardo Da
Vinci por ejemplo, diseñó una ciudad futura en medio de las
plagas bubónicas, que eliminaba la conglomeración de barrios
abarrotados e insalubres por espacios más ventilados e
higiénicos y así prevenir enfermedades. Estamos a la espera
del Da Vinci que va diseñar la nueva ciudad, veremos cuáles
260
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
son los diseños que se ingenian arquitectos y urbanistas para
manejar la densidad de la población y evitar las
congregaciones masivas, atascos, contaminación, etc., para
proporcionar una respuesta de salud pública integral.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que repensar la ciudad
también requiere pensar en nuevas formas de urbanismo, ya
que, si estamos ante una ciudad conectada virtualmente,
podemos decir que estamos viviendo un ciber-urbanismo el
cual tiene dos lecturas. Por un lado, destapa la desigualdad
social, porque aún cuando la población pueda acceder a un
Smartphone, no tiene acceso a internet de calidad, ni puede
tele-hacer diversas actividades (trabajo, estudio, ocio, etc.). Y
por otro, la intención máxima de monitorear y controlar la
población por medio de plataformas y aplicaciones digitales
con la excusa de erradicar el virus, permite a los gobiernos
tener libertad para propiciar un estado policial digital
(biopolítica) que podría llegar a una vigilancia intrusiva, donde
el Estado va a querer obtener la información médica de las
personas y otros datos que hasta ahora han sido
considerados privados, con la excusa de salvar vidas. Si esto
sucede, veremos cómo nuestra libertad se va viendo cada vez
más restringida hasta llegar a un autoritarismo digital.
El mundo necesita cambiar.
Y así, por nuestras pantallas estamos vivenciando cómo toda
la humanidad ha sido golpeada por un enemigo invisible con
semejante contundencia en tan poco tiempo. Un
acontecimiento que la mayoría de gobiernos no ha sabido
cómo responder, puesto que, aunque era un futuro posible,
ninguno estaba preparado para este descomunal desafío. Los
gobiernos han centrado sus estrategias de forma local,
gestionando de manera independiente sus estrategias, sin
una verdadera coordinación internacional (a veces incluso
nacional). Es realmente increíble ver cómo las grandes
potencias han sido incapaces de coordinarse a nivel global,
¿Cómo será el mundo después del coronavirus?
261
como sucedió en el pasado con las guerras mundiales. Aún
no se vislumbran esos líderes mundiales que surgen en los
malos tiempos para controlar el estrés de la población y
erradicar al enemigo. No nos queda más que volver a los
mecanismos de antaño para responder a la plaga, encerrarse,
cerrar colegios, evitar el otro, renunciar a la libertad de
movimiento y volver a los tiempos del bozal.
El mundo necesita líderes carismáticos, voces coherentes,
visionarias y constructivas, que guíen a los individuos y a los
pueblos en la incertidumbre actual y que este sea (ojalá, por
fin) el inicio de una nueva etapa de vida planetaria, que no
solo se centre en la lucha contra la COVID-19, sino en la
lucha por cambiar el sistema que nos gobierna, el cual es
injusto, desigual e individualista. La humanidad necesita
fortalecer la cohesión social y desarrollar un sentido de
consciencia y responsabilidad común. Son muchas las voces
en todos los rincones del planeta que reclaman otro tipo de
políticas (económicas, ambientales, digitales, etc.) que sean
más inclusivas, que contribuyan a la armonía ambiental y al
equilibrio de la humanidad y el planeta. Se necesita a la vez,
que las personas consagren su vida a otro propósito que no
sea el del consumo. La gente tiene que entender que el
modelo consumista y neoliberal individualiza la comunidad y
atomiza el compromiso social (la solidaridad). Cada persona
deberá entender que el mundo capitalista fabrica
incertidumbre porque es su instrumento de dominación y
poder, un sistema que vuelve precaria a la sociedad y buscar
que los individuos sean más inseguros y vulnerables, y así
poder dominarlos a su antojo. Si algo bueno ha arrojado esta
pandemia es que nos dio un espacio de tiempo para darnos
cuenta de lo errados que estamos como sociedad si creemos
que la libertad y el bienestar están en elegir las cosas
queremos tener, comprar y consumir. Esa libertad es una
falsa utopía. Ojalá quede ese sinsabor por mucho tiempo,
para que los sujetos entiendan que el verdadero bienestar no
es comprar ni consumir frenéticamente, sino que el verdadero
262
Reflexiones desconfinadas para la era posCOVID-19
bienestar está en el empoderamiento, la autoestima, el
desarrollo del gran potencial que tiene cada individuo para
hacer uso adecuado de sus capacidades y poder hacer sus
elecciones y vivir un estilo de vida, de acuerdo a un
compromiso mutuo y no individual.
Nadie sabe cómo será el mundo después del coronavirus, hay
muchas teorías y análisis, y creo que de eso se trata un poco,
de imaginar y crear desde ya ese futuro, analizar lo que está
sucediendo hoy para identificar señales que nos guíen para
crear formas de vivir más armónicas, que generen mayor valor
y estén en equilibrio con el ecosistema que habitamos.
“Nada como un poco de ahogo para valorar el oxígeno”
William Ospina.
¿Cómo será el mundo después del coronavirus?
263
Bibliografía.
Hariari, Y.N. (2017) De animales a dioses. Breve historia de la
humanidad. Barcelona: Penguin Random House.
Maturana, H. (1998) El sentido de lo humano. Santiago de
Chile. Dolmen · ™ Editores
Sardar, Z. (8 December 2014) Welcome to postnormal times.
Recuperado de https://ziauddinsardar.com/articles
Martin, D. (Abril-mayo 2020) New world same humans.
Recuperado de https://newworldsamehumans.substack.com/
Sobre la autora.
Erika Sierra Arias. Colombiana. Antropóloga de la Universidad
de Antioquia. Especialista en Mercadeo y Máster en
Innovación Centrada en las Personas.
Desde hace más de 10 años se ha especializado en investigar
la conducta humana para dar un enfoque inclusivo y centrado
en lo humano que pretenden tener las compañías y sus
negocios. Se considera “una traductora de realidades”, ese
puente entre la cultura y el entorno, con los procesos de
diseño e innovación de las empresas. Un puente
indispensable para hacer que los diseños y estrategias
creadas por las compañías se ajusten a las personas y a las
necesidades contextuales.
¿Quieres seguir leyendo más textos de Corona Social?
Puedes descargar nuestro primer volumen COVID-19 Caos
2.0: Ensayos desconfinados. Ideas de debate para la post
pandemia desde www.anthropiQa.com.
¿Te ha parecido interesante este proyecto y te apetece
colaborar? No dejes de pasar por www.coronasocial.org .