para mirarte los ojos brillantes cuando hablás de tus días inmensos como montañas ...
para mirarte las manos que movés como manos de ilusionista en medio de la pista de un circo imaginario...
para escuchar los relatos de tus días furiosos de alegría, de sueños y esperanzas, como barquitos de papel enfrentados a las olas del mar...
para espantarte las dudas que te merodean como moscas de hilo que cuelgan de las ramas de los árboles de esta ciudad que tanto amás...
para escuchar también lo que no decís, como palabras mudas, como suspiros cuando mirás las nubes que te miran sin decirtelo, como yo que te observo sin decírtelo...
para esperar un mensaje que tal vez no llegue, o jugar contigo al gato y al ratón... o simplemente para sonreír cuando escucho tu voz, ahí al otro lado de este eter llamado días que nos rodean...
Hoy he vuelto, para nada... para todo...