jueves, 31 de julio de 2014

Y te ví...


http://www.fernandopineda.com/uploads/images/Lloviendo_2.jpgY te encontré de nuevo, y sin pensarlo mucho, de hecho no lo pensé, te saludé, y me encontré de nuevo esos ojos tristes. Hasta ahora me di cuenta que siempre fueron así, aún en los minutos eternos que pasamos juntos, no los suficientes para conocerte del todo y saber la razón de tu eterna tristeza. Y sentir tu mano fría, no realmente fría, más bien una mano indiferente y somnolienta, si es que una mano puede parecer somnolienta, al tacto cuando te la estreché en un saludo de caballeros, no abrazos como los que me gusta dar a las personas que quiero cuando me cruzo en sus vida inopinadamente, y los doy con premeditación y alevosía. Y me alejé, consciente en ese momento de mi espontaneidad sumisa, siempre me subyugo a mi espontaneidad, y te di la espalda, sintiendo el calor en mis mejillas, porque mofletudos cachetes no tengo, o a esta piel tirante que tengo sobre la calavera que sostiene mi cerebro, pedazo de masa gris que no ha podido superar su condición de encierro. Y afanoso fingí prisa y ocupación acelerada, para que no sintieras lo que me afectaba verte, saludando afanoso a quien se cruzaba en mi diligencia. Y te acercaste a despedirte, y pregunté trivialidades de tu vida, que realmente no me interesaba, y darme cuenta que tantos detalles de tu vida los había olvidado, pasado por alto o ignorado, lanzados como un costal de piedra en mi frágil memoria. Y no te dije ni una palabra de mi vida, y tampoco lo preguntaste, será que no parecía necesario preguntar, y eso estuvo bien, no fingir la hipocresía que puede rondar mis actos cotidianos.


Y te dije hasta luego, con las mínimas ganas de volver a verte, y dándome cuenta la triste realidad de mi vida pasada, esas ganas enormes de llenar mi vida con alguien que nunca lo mereció… y de los recuerdos de ese tiempo sólo me queda un triste abrigo colgado en mi armario, como otro  solitario cadáver de mis relaciones pasadas…