Estos últimos días he sido algo así como una Brian Wilson del craft. No por lo de genio, sino por lo de majara. He puesto el taller patas arriba, me he tirado al suelo, he emitido grititos y gruñidos, conversado con las criaturas que cosía y reído malevolamente al darme cuenta de que de un error salía un acierto. También me he agobiado mucho porque parece que por más que le eche entusiasmo y trate de organizarme, siempre surgen inconvenientes e interrupciones aquí y allá que tiran por tierra mis listas y propósitos. Me cuesta concentrarme y me persigue la sensación de que no me llega el tiempo.
A veces me gustaría hacer como Brian, encerrarme durante días, volverme loca del moño y que pase lo que tenga que pasar. Pero ahora tengo mucho sueño y me voy a dormir, porque Brian merendaba bocatas de LSD pero servidora no puede acercarse al café después de las doce del mediodía.
¡Que empecéis bien la semana!