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martes, 27 de septiembre de 2011

Un baño en Isla Cueva Lobos

Este pasado domingo he tenido la oportunidad de bañarme en aguas de la Isla Cueva Lobos.
Rosa y Pau, que por cierto son también personajes de mi novela "Isla Cueva Lobos", nos ofrecieron llevarnos a navegar y a darnos un baño en algunas localizaciones de la acción...
Embarcamos en el Columbia II con buena mar, aunque ellos ya nos habían advertido que a mediodía saltaría lebeche.
La costa desde la embarcación mostraba su abrupto relieve.
Y la estela del Columbia nos alejaba del puerto deportivo de Bahía. Al fondo se divisa el edificio Paula, el único rascacielos del Puerto de Mazarrón, que sirve de referencia al viajero.
El barco abre surcos de espuma blanquísima en el azul marino de las aguas profundas.
Bandadas enteras de peces voladores saltan y siguen en vuelo al barco, como si quisieran competir con él en velocidad.
La costa de Puntabela tiene calas escondidas frecuentadas por los amantes del naturismo.
Playa Grande y el Castellar quedan atrás.
Los acantilados muestran su belleza bajo las altas cumbres de la sierra que abraza Mazarrón.
El islote de Cueva Lobos visto desde la parte contraria a la costa. Ni una zona de playa, ni un mínimo lugar en donde pueda atracar un barco. Era el santuario de la foca monje, o lobo de mar.
Sobre unas rocas, una gaviota y a la derecha, en el punto más elevado, un cormorán.
En la costa formaciones de greda amarilla.
Cueva Lobos y yo con la isla que da título a mi novela.
Fondean el barco tirando el ancla y nos damos un baño a quince metros de profundidad.
Yo pensaba que el agua estaría mucho más fría que en la playa y me encuentro con la sorpresa de que es al contrario. Mi hija me explica que en altamar aún está dos grados más caliente, en superficie, desde luego.
la Isla Cueva Lobos desde el barco a contraluz.
La costa con formaciones de láguena (de color lila morado), greda (de color amarillo) y almazarrón (rojo).
Y aquí está, bien escondida a quien no conozca su existencia, la cueva de los contrabandistas en donde se desarrollan los capítulos de Trapajuar, el Gorguel, el Guapo y los bandoleros del s. XIX que forman parte de la acción de la novela.
A la cueva sólo puede accederse en barca, no en un barco como el Columbia. hay que fondear a cuierta distancia pues las paredes rocosas representan un peligro, y más ahora, que ha saltado lebeche y poco después jaloque, un viento que levanta olas que hacen moverse el barco si no las toma de proa.
Javier y Rosa saltan por la borda y se acercan nadando a la cueva, que tiene dos entradas comunicadas por un arco interior. Yo me quedo en el barco con Pau, ellos se toman su tiempo porque las dos cuevas gemelas son muy grandes y las recorren encantados, ya que son amantes de la espeleología.
El Bolnuevo visto desde el mar. Las erosiones en la greda son patentes.
Pau le imprime velocidad al barco y navegamos hacia La Isla de Dentro, donde naufragaron las dos naves fenicias que se conservan perfectamente, una allí mismo, en el fondo, en un sarcófago de cristal, y otra en el museo arqueológico de Cartagena, a donde la llevaron.
Playa Grande muestra su alineación de palmeras. Las olas son apreciables.
Una oquedad rocosa me llama la atención.

Me extasío ante la espuma de la estela, que salta y me rocía la cara, es un placer que disfruto acercándome a la borda.La Isla de Dentro o Isla de Paco, como localmente se la conoce.
La casa abandonada en donde finaliza la acción de BUCEADORES y se inicia la de ISLA CUEVA LOBOS.
Una playita permite el acceso a la escarpada isla si se dispone de una barca.
El Columbia fondea a cierta distancia, y nos damos un baño oyendo la melopea de los cientos de gaviotas que tienen su territorio en esa isla.
Luego regresamos al puerto deportivo de Bahía. Enfilamos la bocana del puerto.
Entramos, Javier y yo desembarcamos, Pau y Rosa van a atracar el barco en su punto de amarre.
¡Misión cumplida! Ya puedo decir que me he bañado en aguas profundas de Cueva Lobos y de La Isla.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Los mil colores de la sierra minera de Mazarrón



De los mil colores de la sierra minera de Mazarrón, destacan el amarillo de la greda, el rojo del almazarrón (tierra roja) y el morado de la láguena.
Estos son montículos de láguena, me refiero a los de color lila.

****
En este mundo se mezclan
las tierras y los colores,
y en la vida que vivimos
los gozos y los dolores.

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Para vosotros esta coplilla repentizada como de cante de las minas.

domingo, 24 de julio de 2011

Acantilados

La recortada costa mazarronera presenta, separando playas, acantilados que sobrecogen. Puede que en la foto no se aprecie la altura, pero os aseguro que impresiona.

Bajo las rocas las olas rompen furiosas como los acontecimentos de la vida golpean nuestras almas.



Y uno se plantea la pequeñez del ser humano, cuando recibe los embates de la desgracia, o su grandeza, cuando resiste los golpes.

domingo, 6 de marzo de 2011

INVITACIÓN


El viernes me mandaron ya el archivo de las invitaciones que ha hecho la Universidad Popular de Mazarrón para mi presentación de El Emboscado en esa localidad.
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Aquí la tenéis. Haciendo clic en la foto se agranda y se puede leer bien.
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Aunque sé que no podréis ir a acompañarme en persona el día 18, al menos espero que me acompañen vuestros buenos deseos de que todo salga bien.
Si alguno de vosotros va a estar por Mazarrón ese día y se quiere acercar a conocerme...estupendo. Siempre puede ocurrir que una se lleve una sorpresa, como otras veces que recuerdo con especial agrado.
***
Seguramente os pondré alguna foto de la cartelería que veré pronto, porque la pegarán esta semana. Cuando vaya, me haré alguna foto para que podáis ver los carteles, que aún no he visto.


viernes, 22 de octubre de 2010

Una artista Mazarronera

Hace pocos días estuve en casa de la poetisa y pintora de Puerto de Mazarrón Concha Sánchez Lorente. Tenía que recoger un cuadro suyo, una vista de La Azohía desde el Puerto.
La sorpresa fue quye me obsequió con dos dibujos suyos tan originales como encantadores.
Me cautivó este que os muestro. Concha había escrito lo que representa:

La Virgen del Carmen llevando a su Niño a pasear y a jugar por la playa del Puerto de Mazarrón.
El monte del faro certifica que es la playa de mis amores la que aparece representada.
Me encanta la alegría de la escena, la vestimenta de la Virgen María, su cabellera suelta y dorada, la ingenuidad de los juguetes del niño, la sonrisa de María y la espectación luminiosa del Sol enorme en el horizonte marino.
Así es Concha, optimismo y sensibilidad unidaos a una generosidad sincera, sin doblez.