El 21 de Diciembre de 1970 se reunieron en la Casa Blanca el presidente, por entonces, de los EEUU, Richard Nixon y el Rey del Rock Elvis Presley. Este hecho real dio pie a una película dirigida por Liza Johnson, y en la que se cuenta como surge la circunstancia que lleva a esa reunión, de la que se conserva una fotografía mítica. El asunto radicaba, en que Elvis tenía metido en la cabeza que quería tener una placa de agente federal para poder luchar contra la drogadicción en su país, ya que según él estaba viendo conductas malas en las nuevas generaciones, y los asesores del presidente Nixon pensaron que no había problema en conceder ese deseo al Rey a cambio de unas fotografías que mejorarían la imagen pública de un presidente con ese aspecto algo dañado.
Michael Shannon da vida a Elvis (iba a ser Eric Bana) y Kevin Spacey hace de Nixon, y ambos están soberbios, Michael dando esa imagen del Elvis que fuera de los escenarios era un tipo de pueblo lleno de excentricidades, mientras Kevin Spacey borda los gestos, la manera de andar y todo lo que sería la actitud de Richard Nixon.
Lo más gracioso de todo, es que Elvis fue en persona a la Casa Blanca y entregó a dos agentes de seguridad una carta dirigida al presidente, en la que decía que quería tener esa reunión con él. El presidente era bastante reacio a verse con el Rey (del que sabía poco o nada), pero sus asesores le acaban convenciendo.
La directora vio el filón para la película al investigar y saber que en esas reuniones entre ambos en el Despacho Oval de la Casa Blanca (que no se registraban) eran tan pintorescas, que ella optó por hacer su versión satírica de lo sucedido, y claro, en ese contexto creo que acertó de pleno. La película, de hecho, deja claro desde el inicio que su intención no es recrear los hechos de una manera fidedigna, aunque hay muchas cosas que si pasaron en realidad, como el asunto del regalo que Elvis lleva a Nixon, que era una pistola de coleccionismo con su número de serie. Pero es precisamente ahí donde la directora y sus guionistas han aprovechado para hacer de la exageración y lo inverosímil, el sello del film.
Como se cuenta al final del film, la mítica fotografía entre ambos es la más solicitada de los archivos nacionales de los Estados Unidos, un momento bastante increíble y el guión de los anteriormente actores Joey Sagal, Hanala Sagal y Car Elwes lo que hace es su versión del "cómo hubiera podido ser" ese encuentro. Esta declarada ficción desde el principio, hace que sea un divertimento absoluto y el sentido del humor florezca en todo momento. No todo es fantástico en el film, a veces la cinta cae en la caricatura fácil o incluso tiene partes algo insulsas que no aportan demasiado, pero pienso que este trabajo hay que juzgarlo en conjunto y así se le saca un partido mucho más acertado.
Os dejo con el tráiler del film.