Título original: Jeune et jolie Director: François Ozon Guión: François Ozon Fotografía: Pascal Marti Música: Philippe Rombi Reparto:Marine Vacth, Géraldine Pailhas, Frédéric Pierrot, Charlotte Rampling, Johan Leysen, Fantin Ravat, Nathalie Richard, Laurent Delbecque, Akéla Sari, Lucas Prisor Distribuidora: Golem
Isabelle es una joven preciosa, de 17 años, hija de una adinerada familia
liberal francesa, miembros de la burguesía bienpensante. Isabelle se
prostituye.
¿Por qué te prostituyes, Isabelle? No lo disfrutas, no necesitas
ni gastas el dinero, no pareces estar explorando tu sexualidad, dime entonces,
Isabelle ¿por qué eres tan puta? ¿Por irresponsabilidad e inconciencia?,
¿simple curiosidad?, ¿mero acto de rebeldía? ¿estás desafiando y/o tratando de
suplantar a tu madre? ¿Qué vacío tratas de llenar?, ¿el dejado por tu padre al
marcharse?, ¿aquel formado por tu indolente y decepcionante primera vez?,
¿aquel que se formó al disociar el sexo del amor? ¿Por qué te prostituyes,
Isabelle?, ¿por incapacidad de amar?, ¿por qué el amor no es lo que esperabas?
o ¿por haber tenido una educación almidonada y liberal?, ¿por falta de
disciplina?, ¿por qué solo tienes 17 años? o ¿te prostituyes para saber cuánto
vales?, ¿cuánto están dispuestos a pagar los hombres por ti?, ¿para saber hasta
donde puedes llegar?, ¿para conocer el poder de tu cuerpo sobre los hombres?,
¿atraída por el deseo que provocas en ellos? ¿Qué vacío tratas de rellenar?
Dime, Isabelle, ¿por qué eres tan puta?
La mirada de François Ozon -que no me acabó de convencer con Potiche (2010), ni con la reconocidísima
En la casa (2012)- tiene poco que
envidiar aquí de los maestros del cuento moderno. Como ellos conoce
perfectamente la distancia con la que acercarse a sus personajes. Ozon nos
acerca a la protagonista -magníficamente interpretada por la modelo Marine
Vacth- desde la distancia, como con unos prismáticos pegados a su cuerpo.
Grandioso voyeur. Isabelle, fijaos en
su mirada, es un misterio íntimo sin respuesta, una incógnita a tratar de
resolver. Esta belleza, inocente y perversa al mismo tiempo, obsesiona a su
narrador, quien parece mostrarnos su historia en un intento de darle sentido y
comprenderla. No juzga, solo la sigue de encuentro a encuentro y de casa al
colegio; como un chico con unos prismáticos en la playa, inmerso en un juego de
descubrimiento, de pechos y sombras. Isabelle no es un signo en un discurso más
o menos pedante o elaborado sobre la sexualidad, el poder del cuerpo y el
despertar sexual; es una muchacha de carne y hueso a comprender.
Como espectador es difícil no arrastrarse por la fascinación morbosa
que produce la inescrutable conducta de Isabelle, tan bizarra y tan humana.
Todos observamos a la joven y bonita puta: su hermano, sus padres, sus amigos,
sus clientes, su psicólogo, la policía, Ozon, nosotros... Ozon está
sorprendentemente cómodo y seguro con lo que hace y además de cargar la
historia de ironía y sutilezas, sabe cómo, desde la distancia, acércanos íntimamente
a ella. Nos muestra sus encuentros como ellas los vive, maquinales, con
profesionalidad, como un mero intercambio, en contraste con los excitantes
momentos entre servicio y servicio. Y potencia las sensaciones con juegos de
espejos y reflejos que intensifican la dualidad y disociación de Isabelle;
además del uso, más o menos afortunado, de la música como instrumento narrativo
principal (si no único) desde el que acercarse a lo que ocurre dentro de la
protagonista.
El acertado naturalismo de Joven
y bonita no tiene nada que ver con la discursiva y explícita Nymphomaniac Vol 1 y 2 (Lars Von Trier,
2013), está en sus antípodas: es, en definitiva, una grandísima película. Solo
me temo que, al igual que el fascinante personaje del hermano es eclipsado por
su hermana mayor, Joven y bonita está
pasando desapercibido ante la, también maravillosa, “Vida de Adèle” (Abdellatif Kechiche, 2013), también castigada en
el circo de los César 2013, en un año marcado, especialmente en la escena
francesa, por el acercamiento a la sexualidad en todas sus formas y sin
tapujos.
Acaba la película, siguen los títulos y sigo ensimismado en los
ojos de Isabelle; estructuro como puedo mis impresiones, las comparto y sigo
preguntándome, ¿por qué, Isabelle? Tal vez se lo toma como un juego, como hace
Ozon invitándonos a participar en él. El espectador decide si participa o no,
si trata de comprender a la joven y bonita protagonista o se conforma
juzgándola y condenándola, como hacen casi todos sus conocidos. Incluso puede
conformarse, como haría algún danés, diagnosticándola como ninfómana. Es decisión del espectador,
él decide cómo de rica va a hacer la película, o cuánto va a reducirla. Al fin
y al cabo, la conducta de Isabelle, es como el poema de Rimbaud, y como él está
abierto a toda respuesta y sus contrarias.
Arthur Rimbaud
I
Con diecisiete años, no puedes ser formal.
-¡Una tarde, te asqueas de jarra y limonada,
de los cafés ruidosos con lustros deslumbrantes!
-Y te vas por los tilos verdes de la alameda.
¡Qué bien huelen los tilos en las tardes de junio!
El aire es tan suave que hay que bajar los párpados;
Y el viento rumoroso -la ciudad no está lejos¬-
trae aromas de vides y aromas de cerveza.
II
De pronto puede verse en el cielo un harapo
de azul mar, que la rama de un arbolito enmarca
y que una estrella hiere, fatal, mientras se funde
con temblores muy dulces, pequeñita y tan blanca...
¡Diecisiete años!, ¡Noche de junio! -Te emborrachas.
La savia es un champán que sube a tu cabeza...
Divagas; y presientes en los labios un beso
que palpita en la boca, como un animalito.
III
Loca, Robinsonea tu alma por las novelas,
-cuando en la claridad de un pálido farol
pasa una señorita de encantador aspecto,
a la sombra del cuello horrible de su padre.
Y como cree que eres inmensamente ingenuo,
a la par que sus botas trotan por las aceras,
se vuelve, alerta y, con un gesto expresivo...
-Y en tus labios, entonces, muere una cavatina...
IV
Estás enamorado. Alquilado hasta agosto.
Estás enamorado. Se ríe de tus versos
Tus amigos se van, estás insoportable.
-¡Y una tarde, tu encanto, se digna, ya, escribirte...!
Y esa tarde... te vuelves al café luminoso,
pides de nuevo jarras llenas de limonadas...
-Con diecisiete años no puedes ser formal,
cuando los tilos verdes coronan la alameda.
Con diecisiete años, no puedes ser formal.
-¡Una tarde, te asqueas de jarra y limonada,
de los cafés ruidosos con lustros deslumbrantes!
-Y te vas por los tilos verdes de la alameda.
¡Qué bien huelen los tilos en las tardes de junio!
El aire es tan suave que hay que bajar los párpados;
Y el viento rumoroso -la ciudad no está lejos¬-
trae aromas de vides y aromas de cerveza.
II
De pronto puede verse en el cielo un harapo
de azul mar, que la rama de un arbolito enmarca
y que una estrella hiere, fatal, mientras se funde
con temblores muy dulces, pequeñita y tan blanca...
¡Diecisiete años!, ¡Noche de junio! -Te emborrachas.
La savia es un champán que sube a tu cabeza...
Divagas; y presientes en los labios un beso
que palpita en la boca, como un animalito.
III
Loca, Robinsonea tu alma por las novelas,
-cuando en la claridad de un pálido farol
pasa una señorita de encantador aspecto,
a la sombra del cuello horrible de su padre.
Y como cree que eres inmensamente ingenuo,
a la par que sus botas trotan por las aceras,
se vuelve, alerta y, con un gesto expresivo...
-Y en tus labios, entonces, muere una cavatina...
IV
Estás enamorado. Alquilado hasta agosto.
Estás enamorado. Se ríe de tus versos
Tus amigos se van, estás insoportable.
-¡Y una tarde, tu encanto, se digna, ya, escribirte...!
Y esa tarde... te vuelves al café luminoso,
pides de nuevo jarras llenas de limonadas...
-Con diecisiete años no puedes ser formal,
cuando los tilos verdes coronan la alameda.
La relación entre lo visible y lo invisible,en lugar de presentar a su protagonista aludiendo a sus emociones o sentimientos, decide hacerlo exponiendo dos de sus atributos externos más evidentes (joven y bonita).
ResponderEliminar¿y la critica sobre la vida de adele?
Me sorprende, dado que es una película de las mas significativas para mí...
de hecho, un tío me dijo que me parecía a ella, en algunos aspectos.
adiós pipa.