Ayer nos enterábamos del fallecimiento de Harry Dean Stanton en Los Ángeles, California, a los 91 años de edad. Su pérdida no es una cualquiera, se va un actor que tiene en su haber seis décadas de carrera, especialista en personajes desvalidos, y en la transmisión del dolor como pocos lo han conseguido, además de que ha colaborado con varios de los mejores directores del séptimo arte y ha participado en películas míticas que ya son historia.
Nacido en West Irvine, Kentucky, en 1926, era veterano de la Armada de Estados Unidos ya que fue cocinero de las tropas norteamericanas en la Segunda Guerra Mundial, en una nave tipo LST (Landing Ship Tank) durante la batalla de Okinawa, Japón. A su regreso Stanton estudió en la Universidad de Kentucky antes de trasladarse a California para lanzar definitivamente su carrera interpretativa en la Pasadena Plyahouse.
Con Harry Dean me sucede una cosa que creo solo me pasa con muy pocos actores, y es que su rostro es de esos que se te quedan para siempre, y como no, sus míticas interpretaciones, pero más allá de su reconocimiento con premios o no, que eso es lo de menos, hablo de que si te ponen en la cuestión de que recuerdes momentos míticos del cine que te vienen a la memoria, siempre hay alguno en el que su rostro sale, de una u otra forma.
Lo han disfrutado directores de la talla de Martin Scorsese, Sam Peckinpah, Sam Shepard, Ridley Scott, su gran amigo David Lynch y a la vez hermano artístico, etc., y además tenía entre sus amistades a Jack Nicholson con el que iba a ver a los Lakers al Forum, Charlie Sheen con el que participó en algún capítulo de Dos Hombres y Medio, e incluso Bob Dylan, siendo también un buen cantante e intérprete, que incluso tenía su banda la Harry Dean Stanton Band, en la que interpretaba rock, blues, jazz, tex-mex, etc., por clubs de Los Ángeles.
Su debut en el cine fue en la película Tomajawk Trail (1957) y a partir de ahí entre esa década y la de los 60 hizo apariciones regulares en películas bélicas y westerns. Su experiencia en la Guerra ayudaba y sus papeles resultaban verosímiles como en La Leyenda del Indomable (1967), Los Violentos de Kelly (1970), Dillinger (1973), Pat Garret & Billy The Kid (1973) o Alien, el octavo Pasajero donde hacía el papel del técnico de la Nave Nostromo Samuel Brett y al que Ridley Scott convenció para hacer el film, después de oír de boca de Harry que "no me gustan las escenas de ciencia ficción o las películas de monstruos" cosa que divirtió a Scott que le dijo que Alien era un thriller. Todos esos papeles llamaron la atención de Wim Wenders, que contó con Harry Dean para el papel protagonista de Travis en París, Texas (1984). La chia de rosa (1986) escrita por John Hughes y La última tentación de Cristo (1988) de Maryin Scorsese también tenían su presencia.
Alternó cine independiente con papeles secundarios en grandes producciones, como El Padrino II (1974) de su amigo Francis Ford Coppola, donde hace de un policía del FBI.
Pero caso aparte fue su colaboración con David Lynch, tanto en cine Corazón Salvaje (1990), Straight Story (1999) o Inland Emire (2006) como en televisión con Twin Peaks.
Nunca gozó de la fama y el reconocimiento de sus amigos como Jack Nicholson, Dennis Hooper u otros, pero da igual, siempre estará en nuestra memoria. Más de 70 films le jalonan y otras tantas series, y una presencia en la pantalla como pocas he visto.
Deja un film sin estrenar y del que empezaba ahora la promoción que sale a finales de mes en Estados Unidos, Lucky, que al parecer incluye otra interpretación memorable.
En homenaje os dejo con una escena de Alien, El Octavo Pasajero, eliminada del montaje final, en la que Samuel Brett va en busca del gato, y llega a la zona donde está el Alien, y se ve al bicho en plenitud y como se carga al personaje de Harry Dean, algo que nos ahorró Ridley Scott en 1979.