Esta presentación pertenece al programa de una materia que rendí en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral, de mi carrera, Profesorado en Letras. La materia es Problemática de la Literatura y las Artes Actuales. No tuve la oportunidad de cursarla porque me mudé a Rosario en ese cuatrimestre. El profesor me envió el programa y con éste hicimos este power point, para poder conocer y relacionar las pinturas del programa.
El siguiente power point es el que realicé de acuerdo a la hipótesis de trabajo, que es en el siglo XIX donde se encuentra la mayor cantidad de lectores en las pinturas, retratados como actividad cotidiana y prestigiosa. Para eso, tomé una gran cantidad de pinturas, por eso tuve que dividir el power point en dos partes.
Luego de esta muestra, el profesor me pidió que acotara el corpus, para el mejor análisis de las obras, y escogió doce de ellas. Con éstas, realizamos otro power point.
Finalmente, el trabajo final fue con tres obras, de Goya, Degas y Cézanne, que compartí en la entrada anterior de este blog. Ver aquí.
domingo, 6 de julio de 2008
miércoles, 2 de julio de 2008
La pintura del siglo XIX y su relación con la lectura
Este es un power point que hice para rendir una materia de la Facultad. Lástima que en ese momento no conocía la posibilidad de subir el power point a la Web, y enviarle la dirección a mi profesor; pero ahora que ya rendí, quiero compartir mi trabajo.
El tema es La pintura del siglo XIX y su relación con la lectura.
Este tema surgió en mi búsqueda en Internet de las pinturas que se trabajan en la cátedra, para poder conocerlas, relacionarlas y analizarlas. Cuando busqué “La lectora” de Renoir, me di cuenta de que había más de una lectora, no sólo de Renoir, sino también de otros autores.
En un primer momento pensé que eran los pintores impresionistas los que pintaban figuras humanas leyendo, porque ellos eran quienes pintaban escenas cotidianas, y la lectura, posiblemente, se había convertido en una escena cotidiana en el siglo XIX. Esa podía ser la explicación de por qué había tanta cantidad de pinturas que tematizaban la lectura. Y sí, los pintores impresionistas, y los posimpresionistas pintaron escenas de lectura; pero también los realistas, que también tomaban como temas las escenas cotidianas.
Posteriormente, es Picasso, quién también tiene lectoras. Pero en las vanguardias del siglo XX, en los movimientos figurativos, no toman el tema de la lectura, y mucho menos, los movimientos abstractos.
Por eso, me di cuenta, de que era en el siglo XIX que los artistas pintan figuras humanas leyendo. Entonces me pregunté: en esas figuras, ¿quiénes leen? Son hombres, mujeres, adolescentes, niños. ¿Qué leen? Leen diarios, revistas ilustradas, libros, novelas, libros infantiles ilustrados, cartas. ¿Cómo leen? Leen sentados, pero también de pie y acostados.
A continuación me pregunté a qué se debía esa gran cantidad de pinturas que tematizan la lectura, e investigué que a partir de la Revolución Francesa de 1789, cambiaron las políticas educativas, primero en Francia, y luego en otros países de Europa y EE. UU. Antes, por ejemplo, no había escuelas para mujeres; luego las mujeres también van a ir a la escuela. Aparecen los teóricos de la pedagogía, y eso influye para que la lectura sea una actividad cotidiana.
Por ejemplo, entre los impresionistas, Renoir lo pinta a Monet leyendo. ¿Por qué lo pintó leyendo? Lo podría haber pintado pintando. Pero si lo pintó leyendo es porque la lectura también era una actividad prestigiosa.
De esa selección de más de cien pinturas, yo le envié una selección al profesor, de más de cincuenta. Pero nos pusimos de acuerdo en que trabajara tres, que son las que voy a analizar a continuación.
La primera es “Hombres leyendo” de Goya. Esta obra fue pintada entre 1819 y 1823. Pertenece a la serie de las pinturas negras de la Quinta del Sordo, que es una quinta que compró Goya cuando estaba viejo y enfermo, frente al río Manzanares, en Madrid. Treinta años antes, Goya había pintado el río Manzanares, en La pradera de San Isidro, Baile a orillas del Manzanares, La merienda. Entre las pinturas negras vuelve a pintar el río Manzanares en Peregrinación a San Isidro y La romería de San Isidro. Pero tienen muchas diferencias, La pradera de San Isidro es luminosa, la gente está feliz, bien vestida, bailan, disfrutan, hacen picnic, en cambio en las pinturas negras, ambas son oscuras, la gente es sufriente.
Las peregrinaciones a San Isidro se hacen el día del santo, porque en la pradera hay una fuente con agua milagrosa. Cuenta la leyenda que San Isidro era un campesino muy piadoso, que en una época de sequía hizo un pozo en la tierra y de ese pozo salió un agua milagrosa, que curó al rey Felipe III. En la época de Goya iban los madrileños en procesión, el día del santo, que es el Patrono de Madrid, y hacían picnic, bailes y juegos, y actualmente continúan con esa tradición. Bailan chotis, comen al aire libre, y para los que no quieren llevar la comida desde la casa, hay puestos de ventas.
¿Por qué elegí esta pintura? En principio porque se trata de la lectura, y después elegí este autor porque hace una bisagra entre el siglo XVIII y el siglo XIX. Él nació a mediados del siglo XVIII, en 1746 y murió en 1828. Además esta pintura es muy moderna, casi impresionista, porque tiene trazos gruesos, preocupación por la luz, que viene de arriba, las figuras no están bien definidas, porque así es como se ven en la oscuridad.
En la pintura hay seis figuras, que por su vestimenta son hombres del pueblo, no son ni clérigos ni nobles: un hombre con barba, que lee, y señala con el dedo. A su izquierda otro que espía, y a su lado un tercero que también mira lo leído. Atrás un hombre que mira hacia arriba, imaginando lo leído, otro que se asoma, y un sexto, que apenas se ve. La luz es vertical, viene de arriba, y muestra el papel. La paleta es oscura y solamente resaltan los amarillos y ocres de la luz central. La composición es central y las figuras más iluminadas forman un óvalo al centro del plano.
El significado es indescifrable aunque se apuntan diferentes hipótesis como el analfabetismo español en el siglo XIX o el control del absolutismo de Fernando VII hacia la cultura, por lo que ésta sería una reunión clandestina realizada en los sótanos de una casa. En el principio del siglo XIX España no poseía un sistema de Educación pública y eran muy pocas las personas alfabetizadas entre las clases bajas.
La segunda pintura seleccionada es “Factoría de algodón en Nueva Orleáns” de Degas. Esta es una obra de 1873, un año antes de la primera exposición impresionista, porque en ese año Degas viajó a Nueva Orleáns, de donde era la familia de su madre, los Musson. En ese mismo año el algodón estaba pasando por una crisis, y, aparte, fue el primer año que se hizo el carnaval de Nueva Orleáns. Viajó con sus dos hermanos varones, además tenía dos hermanas. En esta pintura se encuentran sus dos hermanos René y Achille. René se casó con una prima, hija de su tío Musson, el hermano de la madre, que está en la pintura, inspeccionando una muestra de algodón; y posteriormente se hizo cargo de esta fábrica. René es el que está sentado leyendo el diario, y Achille, que es el más chico, es el jovencito sin barba ni sombrero, que está junto a una de las ventanas.
En esta pintura se encuentran catorce personajes. Degas guarda la perspectiva. Aunque dibujó cada uno de los personajes por separado, construyó el cuadro cuidando la perspectiva. Además, parece que fuera el encuadre de una foto, porque le corta las piernas al tío, y corta también la papelera del primer plano. Desde una de las esquinas de la sala, en una perfecta perspectiva al elevar el suelo a medida que avanzamos, nos introduce en la escena al situar a su tío, con las piernas truncadas en el plano del espectador, al igual que la papelera.
El resto de los trabajadores se reparten por el espacio pictórico de una manera muy organizada, pensando mucho la composición y sin dejar nada al azar.
Degas ha querido mostrar la frenética actividad de una oficina de algodón, como si abriésemos una de las puertas pero nadie pudiese vernos.
En cuanto a la luz, penetra un fuerte haz por la izquierda, que ilumina el algodón y ensombrece la oficina a medida que nos adentramos en ella.
Otra ventana al fondo deja ver un ligero reflejo lumínico muy atractivo. La luz entra por los ventanales, y hace el cuadro muy luminoso.
La obra está relacionada con las pinturas de género que se realizaban en la Inglaterra victoriana más que con la temática impresionista; quizá se deba al deseo de satisfacer a su familia americana o para venderlo a un fabricante de hilados.
Expuesto en la muestra impresionista de 1875 llamó mucho la atención de los asistentes, en especial de Émile Zola.
Posteriormente, fue vendido al Museo de Bellas Artes de Pau siendo así el primer cuadro de Degas que se exhibía en una colección pública, lo que causó mucha alegría al artista.
La paleta de colores va desde el blanco del algodón, las camisas y el diario, al negro de los trajes y los sombreros de los empresarios, pasando por los verdes de las paredes y naranjas del piso y de la piel. No hay colores fuertes.
Esta obra se ha pintado en una tonalidad de estilo clásico, con una gran sensibilidad hacia el detalle y la expresión.
De acuerdo con muchos críticos, de todas sus obras ésta en particular, es en el estilo, la menos “impresionista” .Esta es una de las pinturas menos impresionistas de Degas, porque su estilo es más realista, quizás por eso es la primera pintura que vendió.
La tercera pintura es “Retrato de su padre” de Cézanne, una pintura de 1866. También la elegí, en primer lugar, porque tematiza la lectura. Es una pintura de un hombre leyendo un diario; y en segundo lugar, por el autor, porque Cézanne es quién va a influir en las vanguardias del siglo XX, en el cubismo.
En esta pintura se encuentra el padre de Cézanne, sentado en el borde de un sillón muy alto, blanco con flores rojas, leyendo L'Évènement. Al fondo, una naturaleza muerta, que Cézanne había pintado en 1865, un año antes. En la naturaleza muerta se encuentran una tetera, una azucarera y dos frutas, todas con formas redondeadas. Al lado de la naturaleza muerta, una puerta oscura.
Las pinceladas están aplicadas con vigor sobre el lienzo. Cézanne combina gruesas y largas pinceladas cargadas de pintura, con espesas masas de óleo aplicadas con espátula sobre el lienzo.
En esta etapa, Cézanne se mostraba como un devoto partidario de una paleta oscura, en la que sobresalían algunos toques de color hábilmente dispuestos.
Las pinceladas son gruesas y los colores no están mezclados en la paleta. Las flores del sillón están esbozadas. Aquí la paleta también va del color blanco al negro, pasando por verdes, azules pálidos y rojizos. Las paletas de Degas y Cézanne son de colores cálidos, terrosos. Van del blanco al negro pasando por algunos verdes desaturados y naranjas, con colores tierra, casi no hay azules ni amarillos fuertes.
Comparación de las tres pinturas:
De las tres pinturas, la que parece más impresionista es la de Goya, por los trazos menos definidos, las pinceladas gruesas, los colores sin mezclar en la paleta; y la más clásica la del impresionista Degas.
La paleta de Goya es oscura y solamente resaltan los amarillos y ocres de la luz central. Las paletas 2 y 3 son de colores cálidos, terrosos. Van del blanco al negro pasando por algunos verdes desaturados y naranjas con tierras, casi no hay azules ni amarillos fuertes.
Es bien visible observar que la obra de Degas (2) tiene un formato más ancho que alto (apaisado) y las otras dos por el contrario son más angostas y más altas. Lo que las hace más parecidas (en formato, se entiende).
En las obras 1 y 2 hay dos grupos de personas, ocupando el espacio en formas totalmente diferentes, en “Hombres leyendo” (1) las figuras ocupan el espacio central, dejando los bordes libres y en la penumbra. En el cuadro de los algodoneros (2) las figuras ocupan casi toda la parte inferior del plano.
La primera, en España y en 1820 un momento de pocas luces, con grandes persecuciones políticas y religiosas, en el marco de la Inquisición los que leen pueden ser sospechosos, el analfabetismo está extendido, hace falta uno para que escuchen los demás.
En la obra 2 la escena es en los Estados Unidos de Norteamérica, concretamente en Nueva Orleáns, ex posesión francesa. Después de la guerra civil la industria del algodón intenta superar una dura crisis, el lector de este cuadro no parece preocupado por nada de eso, la postura es distendida y los otros integrantes de la escena están ocupados cada uno en lo suyo. La 3 es en Francia. Mientras que la última obra la lectura es el centro y la persona parece como obligada a posar quieto con un diario en la mano, su lectura parece más tensa y preocupada por el pintor.
El tema es La pintura del siglo XIX y su relación con la lectura.
Este tema surgió en mi búsqueda en Internet de las pinturas que se trabajan en la cátedra, para poder conocerlas, relacionarlas y analizarlas. Cuando busqué “La lectora” de Renoir, me di cuenta de que había más de una lectora, no sólo de Renoir, sino también de otros autores.
En un primer momento pensé que eran los pintores impresionistas los que pintaban figuras humanas leyendo, porque ellos eran quienes pintaban escenas cotidianas, y la lectura, posiblemente, se había convertido en una escena cotidiana en el siglo XIX. Esa podía ser la explicación de por qué había tanta cantidad de pinturas que tematizaban la lectura. Y sí, los pintores impresionistas, y los posimpresionistas pintaron escenas de lectura; pero también los realistas, que también tomaban como temas las escenas cotidianas.
Posteriormente, es Picasso, quién también tiene lectoras. Pero en las vanguardias del siglo XX, en los movimientos figurativos, no toman el tema de la lectura, y mucho menos, los movimientos abstractos.
Por eso, me di cuenta, de que era en el siglo XIX que los artistas pintan figuras humanas leyendo. Entonces me pregunté: en esas figuras, ¿quiénes leen? Son hombres, mujeres, adolescentes, niños. ¿Qué leen? Leen diarios, revistas ilustradas, libros, novelas, libros infantiles ilustrados, cartas. ¿Cómo leen? Leen sentados, pero también de pie y acostados.
A continuación me pregunté a qué se debía esa gran cantidad de pinturas que tematizan la lectura, e investigué que a partir de la Revolución Francesa de 1789, cambiaron las políticas educativas, primero en Francia, y luego en otros países de Europa y EE. UU. Antes, por ejemplo, no había escuelas para mujeres; luego las mujeres también van a ir a la escuela. Aparecen los teóricos de la pedagogía, y eso influye para que la lectura sea una actividad cotidiana.
Por ejemplo, entre los impresionistas, Renoir lo pinta a Monet leyendo. ¿Por qué lo pintó leyendo? Lo podría haber pintado pintando. Pero si lo pintó leyendo es porque la lectura también era una actividad prestigiosa.
De esa selección de más de cien pinturas, yo le envié una selección al profesor, de más de cincuenta. Pero nos pusimos de acuerdo en que trabajara tres, que son las que voy a analizar a continuación.
La primera es “Hombres leyendo” de Goya. Esta obra fue pintada entre 1819 y 1823. Pertenece a la serie de las pinturas negras de la Quinta del Sordo, que es una quinta que compró Goya cuando estaba viejo y enfermo, frente al río Manzanares, en Madrid. Treinta años antes, Goya había pintado el río Manzanares, en La pradera de San Isidro, Baile a orillas del Manzanares, La merienda. Entre las pinturas negras vuelve a pintar el río Manzanares en Peregrinación a San Isidro y La romería de San Isidro. Pero tienen muchas diferencias, La pradera de San Isidro es luminosa, la gente está feliz, bien vestida, bailan, disfrutan, hacen picnic, en cambio en las pinturas negras, ambas son oscuras, la gente es sufriente.
Las peregrinaciones a San Isidro se hacen el día del santo, porque en la pradera hay una fuente con agua milagrosa. Cuenta la leyenda que San Isidro era un campesino muy piadoso, que en una época de sequía hizo un pozo en la tierra y de ese pozo salió un agua milagrosa, que curó al rey Felipe III. En la época de Goya iban los madrileños en procesión, el día del santo, que es el Patrono de Madrid, y hacían picnic, bailes y juegos, y actualmente continúan con esa tradición. Bailan chotis, comen al aire libre, y para los que no quieren llevar la comida desde la casa, hay puestos de ventas.
¿Por qué elegí esta pintura? En principio porque se trata de la lectura, y después elegí este autor porque hace una bisagra entre el siglo XVIII y el siglo XIX. Él nació a mediados del siglo XVIII, en 1746 y murió en 1828. Además esta pintura es muy moderna, casi impresionista, porque tiene trazos gruesos, preocupación por la luz, que viene de arriba, las figuras no están bien definidas, porque así es como se ven en la oscuridad.
En la pintura hay seis figuras, que por su vestimenta son hombres del pueblo, no son ni clérigos ni nobles: un hombre con barba, que lee, y señala con el dedo. A su izquierda otro que espía, y a su lado un tercero que también mira lo leído. Atrás un hombre que mira hacia arriba, imaginando lo leído, otro que se asoma, y un sexto, que apenas se ve. La luz es vertical, viene de arriba, y muestra el papel. La paleta es oscura y solamente resaltan los amarillos y ocres de la luz central. La composición es central y las figuras más iluminadas forman un óvalo al centro del plano.
El significado es indescifrable aunque se apuntan diferentes hipótesis como el analfabetismo español en el siglo XIX o el control del absolutismo de Fernando VII hacia la cultura, por lo que ésta sería una reunión clandestina realizada en los sótanos de una casa. En el principio del siglo XIX España no poseía un sistema de Educación pública y eran muy pocas las personas alfabetizadas entre las clases bajas.
La segunda pintura seleccionada es “Factoría de algodón en Nueva Orleáns” de Degas. Esta es una obra de 1873, un año antes de la primera exposición impresionista, porque en ese año Degas viajó a Nueva Orleáns, de donde era la familia de su madre, los Musson. En ese mismo año el algodón estaba pasando por una crisis, y, aparte, fue el primer año que se hizo el carnaval de Nueva Orleáns. Viajó con sus dos hermanos varones, además tenía dos hermanas. En esta pintura se encuentran sus dos hermanos René y Achille. René se casó con una prima, hija de su tío Musson, el hermano de la madre, que está en la pintura, inspeccionando una muestra de algodón; y posteriormente se hizo cargo de esta fábrica. René es el que está sentado leyendo el diario, y Achille, que es el más chico, es el jovencito sin barba ni sombrero, que está junto a una de las ventanas.
En esta pintura se encuentran catorce personajes. Degas guarda la perspectiva. Aunque dibujó cada uno de los personajes por separado, construyó el cuadro cuidando la perspectiva. Además, parece que fuera el encuadre de una foto, porque le corta las piernas al tío, y corta también la papelera del primer plano. Desde una de las esquinas de la sala, en una perfecta perspectiva al elevar el suelo a medida que avanzamos, nos introduce en la escena al situar a su tío, con las piernas truncadas en el plano del espectador, al igual que la papelera.
El resto de los trabajadores se reparten por el espacio pictórico de una manera muy organizada, pensando mucho la composición y sin dejar nada al azar.
Degas ha querido mostrar la frenética actividad de una oficina de algodón, como si abriésemos una de las puertas pero nadie pudiese vernos.
En cuanto a la luz, penetra un fuerte haz por la izquierda, que ilumina el algodón y ensombrece la oficina a medida que nos adentramos en ella.
Otra ventana al fondo deja ver un ligero reflejo lumínico muy atractivo. La luz entra por los ventanales, y hace el cuadro muy luminoso.
La obra está relacionada con las pinturas de género que se realizaban en la Inglaterra victoriana más que con la temática impresionista; quizá se deba al deseo de satisfacer a su familia americana o para venderlo a un fabricante de hilados.
Expuesto en la muestra impresionista de 1875 llamó mucho la atención de los asistentes, en especial de Émile Zola.
Posteriormente, fue vendido al Museo de Bellas Artes de Pau siendo así el primer cuadro de Degas que se exhibía en una colección pública, lo que causó mucha alegría al artista.
La paleta de colores va desde el blanco del algodón, las camisas y el diario, al negro de los trajes y los sombreros de los empresarios, pasando por los verdes de las paredes y naranjas del piso y de la piel. No hay colores fuertes.
Esta obra se ha pintado en una tonalidad de estilo clásico, con una gran sensibilidad hacia el detalle y la expresión.
De acuerdo con muchos críticos, de todas sus obras ésta en particular, es en el estilo, la menos “impresionista” .Esta es una de las pinturas menos impresionistas de Degas, porque su estilo es más realista, quizás por eso es la primera pintura que vendió.
La tercera pintura es “Retrato de su padre” de Cézanne, una pintura de 1866. También la elegí, en primer lugar, porque tematiza la lectura. Es una pintura de un hombre leyendo un diario; y en segundo lugar, por el autor, porque Cézanne es quién va a influir en las vanguardias del siglo XX, en el cubismo.
En esta pintura se encuentra el padre de Cézanne, sentado en el borde de un sillón muy alto, blanco con flores rojas, leyendo L'Évènement. Al fondo, una naturaleza muerta, que Cézanne había pintado en 1865, un año antes. En la naturaleza muerta se encuentran una tetera, una azucarera y dos frutas, todas con formas redondeadas. Al lado de la naturaleza muerta, una puerta oscura.
Las pinceladas están aplicadas con vigor sobre el lienzo. Cézanne combina gruesas y largas pinceladas cargadas de pintura, con espesas masas de óleo aplicadas con espátula sobre el lienzo.
En esta etapa, Cézanne se mostraba como un devoto partidario de una paleta oscura, en la que sobresalían algunos toques de color hábilmente dispuestos.
Las pinceladas son gruesas y los colores no están mezclados en la paleta. Las flores del sillón están esbozadas. Aquí la paleta también va del color blanco al negro, pasando por verdes, azules pálidos y rojizos. Las paletas de Degas y Cézanne son de colores cálidos, terrosos. Van del blanco al negro pasando por algunos verdes desaturados y naranjas, con colores tierra, casi no hay azules ni amarillos fuertes.
Comparación de las tres pinturas:
De las tres pinturas, la que parece más impresionista es la de Goya, por los trazos menos definidos, las pinceladas gruesas, los colores sin mezclar en la paleta; y la más clásica la del impresionista Degas.
La paleta de Goya es oscura y solamente resaltan los amarillos y ocres de la luz central. Las paletas 2 y 3 son de colores cálidos, terrosos. Van del blanco al negro pasando por algunos verdes desaturados y naranjas con tierras, casi no hay azules ni amarillos fuertes.
Es bien visible observar que la obra de Degas (2) tiene un formato más ancho que alto (apaisado) y las otras dos por el contrario son más angostas y más altas. Lo que las hace más parecidas (en formato, se entiende).
En las obras 1 y 2 hay dos grupos de personas, ocupando el espacio en formas totalmente diferentes, en “Hombres leyendo” (1) las figuras ocupan el espacio central, dejando los bordes libres y en la penumbra. En el cuadro de los algodoneros (2) las figuras ocupan casi toda la parte inferior del plano.
La primera, en España y en 1820 un momento de pocas luces, con grandes persecuciones políticas y religiosas, en el marco de la Inquisición los que leen pueden ser sospechosos, el analfabetismo está extendido, hace falta uno para que escuchen los demás.
En la obra 2 la escena es en los Estados Unidos de Norteamérica, concretamente en Nueva Orleáns, ex posesión francesa. Después de la guerra civil la industria del algodón intenta superar una dura crisis, el lector de este cuadro no parece preocupado por nada de eso, la postura es distendida y los otros integrantes de la escena están ocupados cada uno en lo suyo. La 3 es en Francia. Mientras que la última obra la lectura es el centro y la persona parece como obligada a posar quieto con un diario en la mano, su lectura parece más tensa y preocupada por el pintor.
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