'Años y años buscando decir mejor y ahora apenas importa si la página
está peor o mejor escrita. Ahora lo que cuenta, lo que se ve, es cómo
será el intrigante final de la novela y muy poco la calidad de sus
líneas. Las líneas que algunos de nosotros trazábamos con los cinco
sentidos, ahora solo poseen el sentido de raíles para viajar por la
trama y a cuanta mayor velocidad mejor. La perfección de la escritura es
una antigualla lentificadora que solo compartimos los viejos veteranos.
Pero además, si se muestra una evidente perfección en una obra de arte
es señal de que no se está al día. Excepto en algunos productos
audiovisuales de alta velocidad de paso, lo otro, las ofertas para la
contemplación y delectación, ha perdido el tren, por despacioso.
Toda meditación, toda reflexión, todo pensamiento suelen parecer
demasiado largos y morosos. Frente a la meditación la intuición, frente a
la reflexión la acción, frente al pensamiento el movimiento. Pero no
voy a empeorar las cosas lamentando mucho estos cambios. Los cambios
cambios son. Y toda evolución, se dice, es para mejor. O sea que
estábamos en lo peor y gracias a Dios ya no servimos prácticamente para
nada.'
Vicente Verdú, Escritores gravemente heridos, EL PAÍS, 5 de octubre de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario