Es curioso cómo se comportan algunas personas en cuanto saben a qué me dedico, es decir, cuando saben que soy médium y tarotista.
Algunas de las reacciones son divertidas. Vamos allá.
La ropa. He escuchado alguna que otra vez el comentario de no pareces tarotista, no vistes como ellas. Pareces una persona normal.
Ante mi cara de asombro, continúan diciendo, no llevas túnica, ni eres rara. ¿Seguro que eres lo que dices? No tienes pinta de tarotista. Incluso me han recomendado muy en serio, que me ponga un turbante en la cabeza para que así no haya dudas sobre mi trabajo. Llegan imágenes a mi mente imaginándome vestida como ellos creen que debo ir. Parece Carnavales.
Me pregunto, qué pinta tiene que tener una tarotista y si por serlo, automáticamente se convierte en un ser extraño, raro, y su pensamiento deja de funcionar de manera lógica. Acaso ha de ir vestida de manera estrafalaria o de acuerdo con su personalidad. Sin ninguna duda, de acuerdo con su manera de ser, pero da igual la profesión que se tenga. Cada uno ha de ser fiel a si mismo, ya sea bombero, panadero, ganadero o titiritero.
Cuando dicen estás cosas, realmente alucino. Somos personas algunas más listas, estables, equilibradas, divertidas, estudiosas, atolondradas, etc. que otras, independientemente de cuál sea nuestra profesión o vocación. Por la misma regla de tres, un cirujano o enfermera de quirófano sólo podría vestir de color verde, hablar de temas relacionados con las operaciones médicas y llevar en la mano un bisturí. Sin palabras.
Leer el pensamiento. Es una de mis favoritas. No falla nunca. Si la persona me ha conocido antes de saber a qué me dedicaba, su trato es cordial y cuando se entera, enseguida da un paso hacia atrás, se escuda y dice muy seriamente, estás leyéndome el pensamiento, qué ves, qué puedes decirme.
También están las personas que consideran que por ser tarotista o vidente, debes saber qué piensa la gente o tienes la solución a todos sus problemas con sólo verles, etc.
La respuesta es obvia, no tengo Rayos - X, ni leo el pensamiento. Dudo que exista alguien que lo haga y si lo hay, tiene que vivir una auténtica pesadilla. Debe ser horrible ir andando por la calle y escuchar lo que piensa todo el mundo. A pesar de ello, siguen desconfiando, ponen una protección extra de distanciamiento no sea que les esté tomando el pelo y sepa qué están pensando realmente.
Otra respuesta que suelo dar, es la de que no estoy trabajando las 24 horas del día, desconecto y que cuando hablo con alguien no estoy pendiente de lo que percibo, simplemente estoy, disfruto de la conversación, del encuentro. Es cierto que a veces, aunque no esté en ello, me llega información, pero intento dejarla en pausa.
Como eres vidente lo sabes todo. Nadie te engaña, sabes los números de la loto, el nombre y apellidos de las personas que conoces por primera vez y no te han presentado, dónde invertir el dinero, etc. Algunas veces siendo irónica les doy la razón, para qué discutir. No van a cambiar de opinión, así que para qué malgastar energía tontamente.
El grupo que escanea. Miran sin ningún tipo de disimulo de arriba abajo, estudiándome, intentando ver algo especial en mi: no se si buscan alguna antena que salga de mi cabeza, etc, pero escudriñan al detalle esperando dar con algo. No se cortan. Después de un escaneo en toda regla, suelo preguntarles si han descubierto algo interesante o quieren darme alguna información. Me encanta ver la cara que ponen.
No quiero olvidarme del grupo que tiende a sacar partido de la situación. Unas veces, con disimulo y otras, directamente, preguntan sobre su vida y sus problemas esperando que los resuelvas. Cuando cortas la situación indicando que ese tipo de información la das en consulta, su reacción es de enfado.
Son comportamientos divertidos, extraños y a veces molestos. Después de tantos años, no debería sorprenderme nada, pero siempre hay una situación o persona nueva que hace que lo haga y me obliga a salir adelante de la mejor manera posible, es un reto que a veces no resulta fácil de conseguir.
La foto de la imagen es de un mandala mio.