Hoy he tenido la gran oportunidad de tener tiempo para mi. No me he dado cuenta de que lo echaba mucho de menos. No he hecho nada especial, salvo disfrutar del momento, que no es poco.
A veces olvidamos que el placer también está en las cosas sencillas, como en una buena conversación, una comida rica que nos lleva a recordar momentos agradables, un masaje, un baño relajante, una película a oscuras, un buen libro, un disco olvidado y recuperado que volver a escuchar, una llamada inesperada de alguien a quien hace tiempo que no ves y te pones al día....
Pues de algún modo, eso lo que he hecho hoy al darme cuenta que el tiempo "me pertenecía". Tenía una deuda pendiente con mi piel, necesitaba darme crema hidratante por todo el cuerpo pero nunca encontraba el momento apropiado. Después de ducharme, me he dicho hoy o nunca. La piel lo ha agradecido, pero también el cuerpo y mi espíritu. Cinco minutos no van en teoría a ningún lado, en cambio hoy han supuesto, relajarme, pensar en nada, dejar la mente vacía para sólo centrarme en disfrutar de ese momento, crema y masaje.
Más tarde, a lo largo del día, he pensado en ello. En esos cinco minutos o más que dejamos de dedicarnos, de mimarnos, de invertir en nuestro bienestar, que a su vez, influirán en nuestro humor y buena predisposición para encarar las situaciones que nos presente el día.
Está claro que las prisas no son buenas consejeras, pero por qué se nos olvida dedicarnos un tiempo a nosotros mismos. El estrés en que vivimos, hace que demos prioridad a otras cuestiones, normalmente enfocadas más a solucionar los problemas de los demás que a los nuestros. Mal hecho, nadie salvo uno mismo puedo resolver nada. Caemos, y caigo en la misma trampa.
Tal vez, pensamos que buscar un momento para nosotros es egoísmo, y no somos capaces de ver que en realidad es la mejor inversión que podemos hacer. Si estamos bien, estaremos contentos, ilusionados, más positivos. Contagiaremos alegría y bienestar, de manera que poco a poco, nuestro entorno también vivirá este cambio, llevándolo a otros lugares y situaciones. Es una rueda, de optimismo y vitalidad.
No digo que por estar contenta, se solucionen de manera inmediata todos los problemas, no. Pero si nos ayudará a afrontar las preocupaciones con un enfoque mejor, más vitalista y esto posibilite que demos a todo ello la importancia real que tiene. De este modo, iremos directamente al grano, ganando tiempo y energía.
Ser positivo no significa vivir en las nubes y no pisar tierra. Esta actitud ayuda a ver con mayor claridad los pros y los contras, nos deja más tiempo libre pues nuestros pensamientos no ocupan la mente constantemente. Así, podremos aprovechar este "relax mental" en conocernos mejor, en interiorizar, en reflexionar.
Pocas veces cinco minutos dieron para tanto. Y toda este reflexión comenzó por dedicarme un pequeño tiempo esta mañana.
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