Después de los cien eurazos creo que le voy a pedir a Sailor que conduzca él.
Tengo montañas de trabajo sobre la mesa y sólo se me ocurre salir pitando. ¿Puede haber más afortunada inconsciencia?
Ciao. Nos vemos después del puentinggggggg! (Clic)
Cien eurazos.
Por circular a 88km/h teniendo limitada la velocidad a 60km/h. Los hechos denunciados constituyen una infracción grave y la sanción que procede imponer por el Órgano sancionador competente es la multa señalada en la parte superior de esta notificación.
Estuve buscando algo de literatura agazapada que suavizase tan escueta comunicación del delito. Tal vez lo del "Órgano sancionador" fuese un guiño cómplice. Pero no. Lenguaje denotativo puro y duro, o lo que es lo mismo: cien eurazos, sin atenuantes.
Se me vinieron a la memoria aquellos viajes desde Barcelona hasta Galicia de cuando era pequeña. Veníamos en un Seat 600 y tardábamos dos días. Cuando mi padre enfilaba alguna de esas infinitas rectas castellanas y se le emocionaba el acelerador hasta los 80km/h, mi madre, atenta siempre al cuentakilómetros, decía: "¡No le pises tanto, Nuvolari!".
Nunca supe qué quería decir con eso hasta que muchos años después vi en Mantova el museo dedicado al astro rutilante del automovilismo italiano.
Y con esta extraña asociación de ideas y una buena dosis de resignación, os dejo con otro italiano un poco majara cantándole a su paisano.
Buen fin de semana (y cuidadín con los radares)
Pradolongo é un lugar no tempo.
Exténdese ao sur da nosa idade, onde queceron os soños e a adolescencia deixou de ser un recuncho coñecido e protector. O seu linde polo norte é un futuro incerto que perseguimos sen chegar nunca a comprendelo de todo.
Nese lugar están Armando, Martiño e Raquel, tres rapaces no último ano do Instituto. Amigos dende nenos, enredaranse nunha maraña de sentimentos descoñecidos e novos. As cousas cambiarán non só entre eles, o mundo famento dos adultos os papará como unha desas excavadoras xigantes que arranca a louxa do seu pobo. Deberán elixir cadanseu lugar, máis alá do xogo, máis alá da inconsciencia dun verán de ríos e festas.
Pradolongo é unha película rodada en Valdeorras por Ignacio Villar cun equipo íntegramente galego. Pero ese non é o seu mérito, ainda que poñéndome sarcástica podería decilo. O certo é que hoxe vin unha boa película. Ben rodada, ben interpretada por uns actores novos, cun guión traballado que foxe de maniqueismos e sensiblerias.
Pradolongo fala da vida e á vida mesma vai dirixido ese desexo da fermosisima canción que se nos prende nos beizos ao saírmos do cine: quen puidera namorala!
Estoy cansada del invierno.
Me paso cada día media hora delante del armario, repasando una y otra vez los grises, negros y marrones a ver si se obra el milagro.
Hoy el sol se ha metido por mis huesecillos hasta la médula y he sentido el síntoma definitivo de la llegada de la primavera: he tenido ganas de vaguear.
Le he dado esquinazo a mis responsabilidades (qué palabra más invernal) y me he ido a pasear por la Gran Vía llena de tulipanes. Había madres con cochecitos de bebé, viejas con bastón que se demoraban en charlas inútiles, adolescentes de mirada cómplice colgando clase y amas de casa, ejecutivos, currantes, hombres solitarios y mujeronas estridentes...
Y he tenido yo también ganas de sobredosis de colores, de exceso y locura, de abigarramiento emocional y me he acordado de esta locura india y de la sonrisa boba que se me quedó en la carita la primera vez que vi estas coreografías imposibles.
Disfrutad hasta el final. Buen fin de semana.