porque no está mal que terminen las historias mientras haya historias que contar

25.11.11

Quinto II

Tenía miedo de que pasara, como si sirviera de algo tenerle respeto al paso del tiempo, como si así él fuera menos escurridizo con nosotros. Y como todo, como siempre, pasó. Pasó allá afuera, porque acá adentro va a seguir pasando el resto de mi vida.

Es eso exactamente lo que siento: que fue tan importante al punto de que muchas cuestiones con las que me encuentre en un futuro van a estar relacionadas con lo pasado en estos cinco años, y principalmente en este. Como si estos cinco años fueron sembrar algo en mí, que todavía le queda mucho por florecer.

No todo es metáfora. Tampoco todo es negativo. Tengo una mezcla de emociones difícil de apalabrar. Vienen las vacaciones, dejo de tener que despertarme a las siete de la mañana, dejo de ver a mis compañeros y amigos todos los días, se viene la facultad, quedó atrás aquello que los adultos siempre se encargaron de decirme que aproveche porque después lo iba a extrañar; etc. No se le puede poner un adjetivo a esta situación.

Voy a extrañar las caras dormidas y los chistes internos y el amor-odio con mis compañeros y las pedidas de silencio de los profesores y los malditos últimos cinco minutos interminables para el timbre y y y y y y .

15.11.11

Hasta la próxima vez, mi viejo karma

Deben existir muchos escritores y filósofos que se esforzaron en poner en palabras que "la vida es un libro" o "la vida es literatura" y seguramente les debe haber quedado un texto admirable, lo cual simplemente voy a suponer y nunca saber con certeza porque jamás tendré los conocimientos para juzgarlo, y porque, además, poco me interesa un ensayo en el que se quiera mentir tanto.




Creí que había quedado atrás, que las tantas páginas y nuevos capítulos que me separaban de esas líneas en las que era protagonista ya eran suficiente como para que nunca más estuviera de vuelta. Sin embargo volvió a aparecer, y yo a envolverme, enterrarme; a tener eternas ganas de equivocarme otra vez. 

Fue algo así como un paréntesis, porque enseguida retomé el hilo de esos nuevos capítulos y comprendí que lo otro era pasado. Pero lo que entendí, en realidad, es que la vida no se separa en capítulos y nada queda definitivamente atrás. Que todo vuelve, en todos los sentidos, ya sea para atormentarnos o para dibujarnos una medialuna en donde unos minutos antes quizás una boca gritaba de dolor.

Hoy te saludo, me despido, te digo chau. Y aunque expresé un "hasta nunca"; vos, yo, y el maldito libro de mi vida (que ya quedó claro que en nada se parece a un libro) sabemos que te voy a estar escribiendo de vuelta. Igual no me preocupo. Vos más de una vez vas a soñar conmigo.

6.11.11

Estado con minúscula

No es tan fácil de explicar. Es de repente un vacío que me llena. Que me ocupa cada parte del cuerpo, que absorbe todas y cada una. Es una nada que abarca todo. Ahí no se propaga ni la luz, ni el sonido, ni los sentimientos. Nada. Nada en todas partes.

Ahí es cuando quiero salir de mí. Me voy a caminar, y me preguntan a dónde, y respondo que no sé. Porque en realidad necesito salir de mí misma, no de mi casa. A donde voy, llevo a este cuerpo que ya está cansado de esta nada. Me quiero escapar de acá adentro y no puedo. Soy mi propio Alcatraz. Estoy encadenada a mí.

Soy libre del cuerpo para afuera, pero acá adentro estoy presa. No me sé liberar todavía. Simplemente me pongo los auriculares, pongo play y empiezo a caminar. Caminan mis pies, no mi esencia. Pero con alguna torpeza me río de mí y se me pasa. O capaz que el aleatorio del ipod se encarga de tapar esa nada por un rato.

Es un círculo, ya me acostumbré, qué se yo. Lo bueno de lo malo es que uno se acostumbra. Por lo menos tengo algo para escribir.