Wednesday, December 30, 2009
EL DÍA DE LOS PROPÓSITOS
No sé si es desde que me regalaron la Agenda de 2010. O quizás desde que recibí un comentario que me recomendaba descansar. Antes escribía en mis agendas (desde hace mucho se convirtió en un placer y una necesidad, de aclararme, de proyectar, de conservar textos, ideas). El blog es una proyección de estas libretas, una versión moderna. A mi amigo Félix le sorprende que de un solo teclazo soltemos al ciberespacio intimidades que antes se reservaban a los amigos y tras unas copas. Por eso, estos días he disfrutado como siempre haciendo propósitos para el año que empieza. Es otra costumbre, gozosa, de pensar -como le digo a Mertxe- que siempre es posible cambiar (como el avinagrado protagonista de Cuento de Navidad). Que quizás podemos resucitar y encontrar una nueva oportunidad. Quizás no, quizás uno es el que es y poco remedio tiene. Pero no puedo evitar este placer de planear el futuro. Ya mañana es fin de año y no habra tiempo entre tantaconfusión de fiesta y felicitaciones para hacer planes y pasado ya habrá pasado el momento para ello. Hoy, por tanto, es el día de los propósitos. Por eso pensaba en esa nueva Agenda y en este blog, en cómo me gustaría que fuera, más ligero, más frívolo, menos intimista (quizás menos complaciente en la intimidad). Pensaba, como cuenta Olvido, en los dones de la levedad, como la nieve que cae, la lentitud y el sosiego, incluso la necesidad del silencio, entre tanto ruido. Pensaba en lo mucho que me gusta el blog Jamais-vu -desde hace tanto tiempo- y cómo es un blog en que curiosamente hay muy poco texto. Pensaba en la alegría que me transmite su autora desconocida. Pensaba en mi Princesa de Hojalata, en stand by, cuyo blog es una delicia. Pensaba en la recordada Amanda, en su sinceridad desnuda y en todos los que acabaron eligiendo el silencio. Pensaba en estos años y en esas presencias. En el lema de este blog, que me sugirió alguien cuando quise dejar de publicarlo: es una ventana, acaso una puerta. Y cómo por esa puerta entraron personas reales en mi vida y se hicieron realidad proyectos y encuentros. Pensaba en mi cámara fotográfica, la que he pedido a los Reyes y en la posibilidad de que imágenes mías, pudieran como las de José Luis Seisdedos o las de Félix Madroño, sustituir a mi voz. Hoy es el día de los propósitos y pienso también en los que me leen. Pienso en Pilar, pienso en Badly, pienso en Ana, en José Luis. Pienso con cariño en Marisa, en Bel, en Elvira, Enka, Joaquín, en Zóe, en Jesús... Pienso en esta riqueza y en mi Agenda, que ahora comparto con todos vosotros.
Monday, December 21, 2009
EL ORO DE LAS PIEDRAS
Leo en La antorcha de Kraus sobre un coleccionista de piedras, y recuerdo con cariño etapas de mi vida en que yo mismo lo he sido. Cada piedra es diferente. Ninguna es idéntica. En esto se parecen a las personas. El agua las va puliendo, y el mar o el río las entregan suaves, sin aristas. En esto sucede como en nuestras vidas, que nos van quitando esquinas, nos van arrancando trozos de nosotros mismos, nos van haciendo pequeños y sencillos. Yo iba con mi hija buscando piedras en la orilla de la playa, buscando conchas también. Nuestras inmersiones tenían el argumento de estas pequeñas capturas y cada día volvíamos cargados con las que más nos gustaban, para colocarlas en tarros de cristal o adornando las estanterías de su cuarto. Alguna vez las barnizábamos para que conservasen el brillo del medio marino. Luego hemos cargado con algunas en varias mudanzas. Había constantes descartes e iban quedando las joyas de la colección: la que tiene unas vetas blancas que forman mis iniciales, un pequeña con la forma idéntica a un corazón, una grande y redonda que hacía de pisapapeles. Era una aventura compartida y una alegría cotidiana. Una de nuestras primeras complicidades. La sorpresa infantil del descubrimiento de tesoros la vivía yo también junto a ella. Y juntos disfrutábamos, enseñándonos nuestros hallazgos: con forma de sirena, con forma de martillo, con un orificio en el centro para hacerse un collar, blanca, amarilla, roja...piedras humanas, porque las humanizábamos con parecidos, perfiles... Objetos de colección y de captura. Placer compartido. Ejercicio del arte de observación y descubrimiento de semejanzas. Ahora ya no me fijo en ellas. Paseo por la playa mirando al horizonte o a las olas. Pero este texto me ha recuperado el sabor de esos días de padre e hija, de comunión lúdica por las playas y los ríos. Esos momentos que, cuando pasa el tiempo, tienen la luz de la felicidad. Y pienso en nuevas complicidades, en nuevos juegos para este tiempo de ahora, con la ilusión de que sea posible encontrar oro en otros lugares los dos juntos.
Sunday, December 20, 2009
APARICION DE FERNANDO PESSOA
De una esquina surgió Fernando Pessoa, con su sombrero negro y su gabardina, andando a grandes zancadas, como si fuera a alguna parte, con su seriedad de siempre y su efigie funeral de gafas y bigote oscuros. Entonces le recordé sentado junto a nosotros en A Brasileira, tomando cafe una mañana, mientra leíamos algunos de sus poemas, con él al lado, intentando distinguir la voz de sus heterónimos. Él cruzaba las piernas y parecía absorto, como una estatua entre los veladores.
Y mientras Pessoa lee su periódico, se arrancan la viola y la guitarra portuguesa. El bajo marca el ritmo -dice ella- para que los pies queden firmes en tierra: el fado, a diferencia del tango y del flamenco, no se baila. Porque el portugués hace frente a su destino a pie quieto y con la frente bien alta. El fado: el destino. Ese destino que nos había llevado a un viaje en busca de Pessoa. Y recuerdo ese viaje mientras escucho su voz.
Ella. La misma que pasó esos días con nosotros, que estuvo con nosotros en la habitación del hotel. Canta "Conjugar Lisboa", un recorrido por los barrios de la ciudad. Pessoa se levanta de su asiento y se despoja de la gabardina, toma el violín y empieza a tocar una melodía melancólica. Y sus notas me llevan de vuelta a la avenida de la Independencia, a Rosio, al Chiado, a Alfama, a un local de fados, donde desde otra mesa una mujer misteriosa nos mira, mientras cenamos. Pero estoy de vuelta ya, porque suenan los aplausos. Misia esta noche en Sevilla.
Presenta su nuevo disco, Rúas, en el Maestranza. Cincuenta años: "no tengo nada que demostrar a esta edad". Entonces, se puede permitir ya hacer lo que bien le parece, consciente de que todos esperan de ella lo de siempre. Y cuando, en la segunda parte del concierto, Misia se transforma en una turista y viaja descubriendo otras ciudades del mundo, cantando a Camarón, cantando música Enka en japonés, cantando rock (haciendo lo que bien le parece, haciéndolo sobre todo, para ella misma), yo me he quedado ya en Lisboa, en la Lisboa que me embrujó la primera vez, junto a la mesa de Pessoa en su café favorito, entre las lámparas y los aromas coloniales.
Me he quedado en esos miradores por los que cruzan las gaviotas, en el tranvía amarillo que recorre las calles adoquinadas, en las librerías de viejo llenas de tesoros, en el aire taciturno o triste de los viandantes que transitan sus calles, en esa forma de ser periférica y algo decadente, expuesta a las embestidas del mar que baña la plaza del Ayuntamiento. Oulissipo. Lissipoa. La ciudad de Ulises, a la que, después de los años, vuelvo con la memoria.
Saturday, December 19, 2009
LA FUERZA DE LA DEBILIDAD
Hace tiempo que no sentía eso. Era una mañana nublada, chispeaba y amenazaba lluvia. Al pasar por el Altozano, camino de mi trabajo, ví en el kiosco la noticia en primera página, con la foto de Aminetu. Sentí en ese momento una alegría profunda, una oleada de emoción que hizo que el sol saliera de nuevo entre las nubes y comenzase un día espléndido. Llegué al despacho saludando a todos, contento, feliz. Esa mujer frágil había demostrado que la debilidad es fuerte, muy fuerte. También mi debilidad era fortalecida ese día, como la de todos. Junto a Aminetu, aparecía la foto de José María Javierre, un hombre bueno que sonreía. Otro de esos seres frágiles y a la vez fuertes. Ha muerto (llevaba mucho tiempo enfermo), pero su muerte no es más que el final de un recorrido que ilumina el camino de muchos, porque -como leí el otro día a Miguel de Burgos- "evangelizar es humanizar" y se humaniza siendo uno humano. Tan sencillo.
No se por qué, las dos noticias, unidas en una misma primera plana, tenían la lógica de una misma cosa, siendo tan distintas. Y envolvían una extraña y bella parábola.
Sunday, December 13, 2009
UN DESEO PARA TODOS
Que pasemos por encima de todos los muros que levanta nuestro miedo. Que derribemos los muros que hemos levantado para protegemos de otros seres humanos, condenándoles a vivir sin esperanza. Que Belén vuelva a ser un lugar donde pueda nacer el niño que trae la paz al mundo.
Dibujo en el muro que rodea Belén.
Saturday, December 12, 2009
LA APISONADORA DE LOS SUEÑOS
Para Marta Navarro, con mi gratitud
¿Puede transformarse la vaca en delfín? ¿podría aprender a nadar?
La lógica del miedo (apisonadora de los sueños): "hay que adaptarse para sobrevivir".
¿Acaban todos mimetizándose? Quizás atrae la energía del más adaptado, quizás hay una ley natural que nos va asimilando al medio. Quizás sin darnos cuenta, un día dejamos de parecernos a nosotros mismos y empezamos a parecernos a todos los demás.
En la diferencia reside mi identidad. Lo que me congela, lo que me convierte en piedra, lo que me absorbe el alma, me deja también sin mí. Y en ser yo -en la libertad para poder ser yo- me juego la vida.
(Versión 2)
¿Puede transformarse la vaca en delfín? ¿podría aprender a nadar?
La lógica del miedo (apisonadora de los sueños): "hay que adaptarse para sobrevivir".
¿Acaban todos mimetizándose? Quizás atrae la energía del más adaptado, quizás hay una ley natural que nos va asimilando al medio. Quizás sin darnos cuenta, un día dejamos de parecernos a nosotros mismos y empezamos a parecernos a todos los demás.
En la diferencia reside mi identidad. Lo que me congela, lo que me convierte en piedra, lo que me absorbe el alma, me deja también sin mí. Y en ser yo -en la libertad para poder ser yo- me juego la vida.
(Versión 2)
Saturday, December 05, 2009
RYANAIR: UNA COMPAÑÍA SIN CORAZÓN
El bebé tiene nueve meses. Viaja con sus hermanos de cinco y diez años, sus padres, su abuela, sus tíos y su prima. Ocho adultos y un bebé. Tienen su reserva para volar con Ryanair. Los problemas empiezan con la abuela. Su carnet de identidad ha caducado. Aunque tiene más de setenta años, aunque viaja con toda su familia. Tras conseguir de la policía del aeropuerto -amable y disponible en todo momento- hay que conseguir un documento administrativo, a que el responsable de la compañía aparezca, a que llame a Irlanda a pedir instrucciones, al aeropuerto de destino...para obtener a regañadientes su tarjeta de embarque. A continuación, las maletas. La reserva por Internet no incluía una de las maletas y hay que pagar una más y, como no pudieron obtener la tarjeta de embarque por vía telemática (no había manera de conectar ese día con la página), tienen que pagar por cada una de las tarjetas cuarenta euros extra en el mostrador de la compañia y presentar el justificante antes de facturar las maletas. Pagan con tarjeta. Han pasado en todos estos trámites dos horas, los niños están cansados, falta media hora para la salida del vuelo...parece que van a poder salir.
Pero...el bebé no tiene DNI y no puede viajar. Presentan el libro de Familia, todos sus familiares están identificados. Conforme a la ley española no es obligatorio el DNI para un viaje dentro de España. El bebé está legalmente identificado. Pero ellos son inflexibles. No hay excepción posible. Son normas internas de la compañía. Figuran en el clausulado incluido en la letra pequeña en Internet. Ellos han aceptado esas condiciones al picar sobre el cuadrito correspondiente cuando hicieron al reserva. Nada importa que esa norma sea contraria a la ley española. Nada importa que el formulario no pida expresamente el DNI del bebé, ni que en la reserva aparezca el bebé con su madre y no como pasajero. Nada significa que en el proceso de reserva no se haga una advertencia especial (pues como luego nos dirá el policía esta es la única compañía en España que exige para vuelos interiores este requisito). Es indiferente que se quede en tierra una familia con nueve personas, que pierdan sus reservas hoteleras, sus días de descanso...Ninguno de los empleados muestra el mínimo gesto siquiera de solidaridad. Es para ellos un puro trámite. Nadie les dice "lo siento" o "les comprendo". Nadie intenta hacer una gestión, una llamada, buscar una vía de solución. Allí mismo se ofrece un notario para levantar un acta y dar fe de la identidad. No se admite esta posibilidad. Simplemente no puede volar y no hay más que hablar. Y si el bebé no sale todos se quedarán en tierra, todos perderán su dinero y la compañía no lo devolverá.
El vuelo sale, el bebé y toda su familia quedan en tierra.
Acuden a la ventanilla de la Compañía a reclamar la devolución de la tasa por el equipaje (342,40 euros). Pero no es posible. Han pagado con tarjeta y sólo pueden solicitar la devolución vía fax a Irlanda. Solicitan la hoja de reclamaciones, la rellenan, pero nadie la quiere firmar. La responsable ha desaparecido. Llaman a la policía del aeropuerto. El agente que nos acompaña -humano en todo momento- nos explica que a diario llegan quejas. Que la Compañía no respeta la ley española que es clara al respecto. Que las hojas de reclamaciones se acumulan. En ese momento aparece la responsable y firma con gesto airado, colocando ostensiblemente la hoja para la compañía entre un montón de reclamaciones semejantes, en una carpeta. Ahí se quedará. El agente nos asegura que ellos abren una denuncia por cada reclamación pero sin resultado.
Así, ante la indiferencia de los empleados de la compañía, los niños cansados, los adultos frustrados e impotentes tras tres horas de tensión, la abuela agotada, vuelven todos con sus maletas a casa, habiendo pagado el viaje más caro de sus vida a esta compañía "de bajo coste".
Denunciemos a Ryanair. Que ningún bebé más se quede en tierra. Que esta compañía no se salte a la torera las leyes españolas. Que los bebés puedan volar con sus madres.
Os pido que os hagáis eco de estos abusos y extendáis esta denuncia por la Red, para que no se sigan aprovechando de la buena fe de las personas y quedándose con su dinero, diga lo que diga la ley de nuestro país.
Ryanair: esto es un atraco.
Ryanair: vulneras la ley española.
Ryanair: eres una Compañía sin corazón.
Friday, December 04, 2009
Wednesday, December 02, 2009
EL OTRO ARBOL
Es el otro árbol de la Navidad. El árbol de los que sufren. Lo cuenta -de nuevo- Miguel Sanchez-Ostiz. Me ha impresionado el contraste entre esta decoración funeraria y las cintas doradas que pondremos en nuestro árbol estos días. (Perdonadme: quizás estoy triste, es que estoy enfermo). El árbol de la ahorcada guarda su terrible historia. El árbol de Navidad también oculta -para algunos- recuerdos terribles de otras navidades. Esos recuerdos que llegan mientras tu madre prepara la cena, y a los que se refiere Jamais-vu en su blog. Yo también quisiera a veces que un viento fuerte me llevara a un lugar lejano. Cuando llegan estos días, colocamos en silencio el árbol del dolor en nuetros comedores, en medio de la alegría.
Tuesday, December 01, 2009
ENCUENTRO EN MADRID
Este encuentro se produjo en Madrid. He estado este fin de semana en Madrid. Con mucho frío. Ha sido un viaje de encuentros y reencuentros. En un bar, a mi lado Ángela Carrasco, la mujer sensual de mis años adolescentes, la del Jesucristo Superstar, increíblemente igual a la que recordaba vestida de rombos, toma un rioja con unos amigos. No le digo nada pero la miro derecho a los ojos, redondos como frutos (como diría el poeta), y a los labios, mientras besa la copa de vino.
Por la calle me he cruzado con un señor de mi edad que va hablando por el móvil, le miro, me mira, avanzamos uno hacia el otro y nos quedamos por un momento así: mirándonos de frente. Me habla y miro su boca sus dientes, reconociendo los de entonces, y miro su pelo encrespado y canoso, y el me mira igual, es una conversación de miradas, mientras nos estrechamos en un abrazo y sin dejar de sorprendernos volvemos a hablar después de una vida entera sin vernos. Pero lo que decimos no nos impide seguir mirándonos uno al otro, arriba y abajo, tentándonos como si se tratase de un encuentro con un fantasma.
Es como ese espectador atrapado ante "Liberada" de John de Andrea, una presencia con la que uno se encuentra en "Lagrimas de Eros", la exposición del Tyssen. Encuentros con una realidad estática (atrapada), como los que me suceden este fin de semana en Madrid. Encuentros irreales entre lo vivo y lo muerto, entre el ser y la memoria. No es de extrañar que quede uno como en suspenso (produciéndose una "pequeña muerte", como la que según Bataille sucede en el acto sexual). La expresión del espectador -muerto por un momento al reconocer la falta de vida de esa mujer que tiene delante- habrá sido la mía, al comprender la irrealidad de mis encuentros de hoy.
Tuesday, November 24, 2009
VOLAR HACIA NINGUNA PARTE
Cuando llegué a vivir a la Torre de los Remedios, me contaron la historia de este
edificio, cuyo esqueleto llegó a albergar la mayor colonia de estorninos de Europa. Duarante años la obra había estado parada y anidaron allí por millares. Los ecologistas se opusieron a que se reanudara y la promotora tuvo que construir unos nidos alrededor de la Torre, para poder terminar la construcción.
Cada primavera comienza el vuelo de los estorninos alrededor del edificio. Sin tregua, con su piar agudo, las bandadas dan vueltas sin parar, arriba y abajo de la Avenida República Argentina. Van con la boca abierta atrapando todos los mosquitos a su paso. Cuando cenábamos en la terraza, nos sabíamos a salvo de picaduras. Los estorninos eran el mejor insecticida.
Hoy en su blog, Miguel Sánchez-Ostiz se refiere a estas aves. Dice -citando a un naturalista- que los estorninos "se echan a volar para no estar donde están, más que para estar en otra parte".
Esto me suena. "No querer estar donde uno está". El otro día en la película, el personaje de Ricardo Darín decía: “Me he pasado la vida distrayéndome”. Se me quedó esta frase y ahora me vuelve con la historia del vuelo del estornino.
(Escribiendo esto, estoy –yo mismo- distrayéndome, porque no quisiera estar aquí, quisiera volar o tumbarme en una playa; y escribiendo, de alguna forma, no estoy aquí -está mi cuerpo tan solo- y sin embargo por mucho que escriba, tampoco consigo estar en la playa, sólo estoy aquí, escribiendo que quisiera volar, como los estorninos, para escaparme).
El otro día encontré un alma gemela. Otro que escribe, otro que se escapa de donde está cuando escribe. Benjamín Expósito -Ricardo Darín- cuando se jubila, decide escribir, porque que no se reconoce en nada de lo que ha hecho durante sus años de funcionario en el Ministerio de Justicia. Todo se le antoja pura distracción de algo que debió hacer y no hizo: algo en que se jugaba su vida.
En "El secreto de sus ojos" se dice: “Alguien podrá cambiarse de nombre, cambiar de domicilio o de apariencia, pero lo que nunca podrá cambiar es su pasión”. Uno puede escapar, puede camuflarse, puede darse la vuelta, pero la verdad de lo que uno es siempre estará clamando por manifestarse. Distraerse es un medio de negar esa verdad, de no enfrentarse a ella.
¿Será la pasión de algunos huir siempre? Volar como los estorninos, sin un destino. En un vuelo que no conduce a nada, que es pura negación del reposo. Pero creo que no: hay un lugar al que volver, un lugar nuestro que nos espera. Y entre tanto pagamos el precio de estar sin estar a veces ¿verdad amigo?
En primavera, cuanto terminen los fríos que aún no han llegado, volverán a volar alrededor de mi casa los estorninos. Escapando de la quietud, como se escapa de la muerte.
Monday, November 23, 2009
UN POEMA DE FERNANDO SARRIA
Viajar es estar unos días como enajenado. Es vivir, por unos días, en otro nivel de conciencia, el que reservamos para lo desconocido. Nos dejamos deslumbrar, todo es maravilloso, cada momento cuenta, cada impresión quiere acopiarse. Vivimos sin tiempo para el descanso: la vida del turista es dura, madrugar, caminar, verlo todo, reservar el sueño para la vuelta. Por unos días vivimos con la conciencia cierta de lo efímero de nuestra presencia en ese lugar, con la urgencia de disfrutar (ello no impide que al volver a nuestra ciudad caigamos de inmediato en esa ilusión de permanencia que nos mantiene como dormidos). Así, durante el viaje, falta tiempo para que las sensaciones penetren y se posen. Sin embargo, el poeta -y por eso lo es- es capaz de coger el instante y trascenderlo, y así nos devuelve esa esencia que estuvimos a punto de perder y que él ha sabido poner en palabras que sobrevivan al momento.
He recordado Venecia leyendo un poema de Fernando Sarria. Sus poemas sobre las ciudades que ha visitado me traen recuerdos que había olvidado de las que yo visité. Rememoro, revivo, gracias a Fernando, sensaciones que quedaron sumergidas en la vorágine de tal cantidad de impresiones que el turista quiere abarcar. Ahora vuelve esa Venecia de la Plaza San Marcos inundada. Y ese cielo enrojecido antes de la tormenta. El poeta vive para nosotros, recuerda para nosotros y nos devuelve a nuestra propia sensibilidad. Lisboa, Praga, Estambul, ciudades en mi recuerdo avivadas por los versos del poeta. Gracias Fernando.
VENECIA
Entonces la ciudad era roja,
un hilo de sangre se caía desde el cielo
y manchaba los muros y las aguas.
Era San Marcos una plaza inundada
y tuvimos que andar por ella
sobre tablas de madera para no mojarnos.
Las plazas diminutas y somnolientas
se plegaban bajo el abrigo del otoño,
un silencio de lluvia renacía en las góndolas
y los palacios cansados se hundían en los canales,
abandonando toda pelea por sobrevivir.
Me alejé de allí en un barco hacia las islas,
por detrás del Gran Canal, el Puente Rialto,
Nuestra Señora de la Salud
y la nostalgia vestida por una gasa de plúvica tristeza.
Qué bello poema: el "hilo de sangre que caía desde el cielo". "Un silencio de lluvia renacía en las góndolas". Es totalmente cierto ese silencio de la lluvia y es verdad que como renace entre las góndolas. Es cierta esa "gasa de belleza" que interpone la lluvia. Todo verdad. Cielo rojo, silencio de lluvia, gasa pluvial, me hacen volver de nuevo a los canales de Venecia. Gracias por este retorno, por recuperarme este recuerdo olvidado.
He recordado Venecia leyendo un poema de Fernando Sarria. Sus poemas sobre las ciudades que ha visitado me traen recuerdos que había olvidado de las que yo visité. Rememoro, revivo, gracias a Fernando, sensaciones que quedaron sumergidas en la vorágine de tal cantidad de impresiones que el turista quiere abarcar. Ahora vuelve esa Venecia de la Plaza San Marcos inundada. Y ese cielo enrojecido antes de la tormenta. El poeta vive para nosotros, recuerda para nosotros y nos devuelve a nuestra propia sensibilidad. Lisboa, Praga, Estambul, ciudades en mi recuerdo avivadas por los versos del poeta. Gracias Fernando.
VENECIA
Entonces la ciudad era roja,
un hilo de sangre se caía desde el cielo
y manchaba los muros y las aguas.
Era San Marcos una plaza inundada
y tuvimos que andar por ella
sobre tablas de madera para no mojarnos.
Las plazas diminutas y somnolientas
se plegaban bajo el abrigo del otoño,
un silencio de lluvia renacía en las góndolas
y los palacios cansados se hundían en los canales,
abandonando toda pelea por sobrevivir.
Me alejé de allí en un barco hacia las islas,
por detrás del Gran Canal, el Puente Rialto,
Nuestra Señora de la Salud
y la nostalgia vestida por una gasa de plúvica tristeza.
Qué bello poema: el "hilo de sangre que caía desde el cielo". "Un silencio de lluvia renacía en las góndolas". Es totalmente cierto ese silencio de la lluvia y es verdad que como renace entre las góndolas. Es cierta esa "gasa de belleza" que interpone la lluvia. Todo verdad. Cielo rojo, silencio de lluvia, gasa pluvial, me hacen volver de nuevo a los canales de Venecia. Gracias por este retorno, por recuperarme este recuerdo olvidado.
Sunday, November 22, 2009
UNA RECOMENDACION
Acabo de volver de cine, de ver "El secreto de sus ojos". Esta película me reconcilia con el cine. Lo que para mí es el cine: sobre todo, un buen guión y unos buenos actores. Aquí hay de todo: la investigación de un asesinato, una preciosa historia de amor, un canto a la amistad, buenas dosis de humor (hay momentos en que sueltas la carcajada) y también una crítica de fondo a las instituciones -sobre todo a los funcionarios, al sistema judicial- y al conformismo. En resúmen: una estupenda película, que recomiendo desde este pequeño espacio a mis amigos. Espero que -como en otras ocasiones- funcione el "boca a boca" y esta producción tenga los espectadores que se merece.
Algo personal: qué bella la protagonista. Qué actorazo Ricardo Darín.
Lo que más me gustó: la relación entre el protagonista y su compañero de trabajo. La amistad, sus secretos, la aceptación del otro, la entrega al otro. Precioso. Estimulante.
Saturday, November 21, 2009
PARA SUBIR LAS ESCALERAS
Alguien me envió este video en un correo electrónico y me gustó.
Demuestra que algo que exige esfuerzo, algo trabajoso, se puede convertir, con un poco de creatividad, en algo divertido.
Pienso viendo este video en ese deseo de jugar que llevamos todos dentro, en ese niño que desea jugar y al que no le damos oportunidad de hacerlo, ese niño triste que, de repente, se encuentra con un juguete y sale riéndo a jugar.
La sensibilidad de estos técnicos suecos ha producido la magia de transformar la realidad, de hacer que podamos interpretar de una forma nueva, en clave de humor, una tarea cotidiana. Y así de alguna manera nos ha hecho más libres, nos ha proporcionado la pequeña libertad de poder subir las escaleras de una manera creativa, imprevisible, personal, eligiendo dónde queremos pisar, qué notas queremos tocar (de una forma simbólica), mostrar nuestra propia personalidad.
Además, al ofrecer un campo de juego, nos ha proporcionado una oportunidad de jugar con los otros (nuestro hijo, nuestra mascota, nuestra pareja) y, en primer lugar, con nosotros mismos (con el niño interior que llevamos dentro).
Es un experimento que apoya la llamada "Teoría divertida", una campaña promovida por la Volkswagen, sobre la base de ayudar a cambiar los comportamientos mediante el juego (en la página The fun theory, pueden verse otros ejemplos), pero eso es lo de menos. Nos propone un reto a cada uno de nosotros: ser capaces de introducir el juego en nuestras tareas cotidianas, en nuestra relación con los demás, en nuestra forma de ir por la vida. Diviértete. Juega. Haz las cosas de otra manera. Ríete de la rutina.
Wednesday, November 18, 2009
IMPRESIONES
VIDA
Despues de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito "¡Todo!", y el eco dice "¡Nada!"
Grito "¡Nada!", y el eco dice "¡Todo!"
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
José Hierro, "Cuaderno de Nueva York"
Monday, November 16, 2009
LA NOCHE
¿Qué me resguardará en la noche?
Ahí hay uno, en el portal, durmiendo en unas cajas. Sólo el calor de unos cartones. Está solo. Olvidado de todos. Tiene frío, pasa hambre. Tiene miedo. Su vida es ese momento alegre del vino, cuando se ríe de todo ¿qué más da? No habla con nadie (le separa un abismo de ellos: no le ven). La enfermedad y la muerte acechan. La miseria le come. Hiede. Da asco. Vive el momento como una lucha por sobrevivir. Quizás ha perdido ya la razón y vaga desorientado. Es humano, como yo.
¿Qué le resguardará en su noche? Yo estoy aquí arriba y me voy a acostar. No tengo hambre. Cené bien. La habitación es amplia y confortable. He escuchado un poco de música y estoy cansado. He trabajado mucho y no he tenido tiempo apenas para respirar. Tengo muchas cosas que hacer mañana. He perdido la alegría y reniego de mi vida. Pienso qué me resguardará en la noche y pienso en ese hombre que no tiene lo que yo tengo, en ese hombre que no tiene nada y a veces me sonríe.
Friday, November 13, 2009
EL HOMBRE DEL PIANO
El concierto de Brandford Marsalis en Sevilla. El saxofonista exhibió todo un repertorio de formas de interpretar el jazz. Fue un concierto lleno de fuerza y genio. Pero para mí el descubrimiento de la noche fue el pianista, Joey Calderazzo.
No lo conocía. Es percusivo y rítmico pero hay un romanticismo profundo en su forma de tocar. Disfruté escuchando al Cuarteto (que se comporta como una máquina bien engrasada) pero disfruté sobre todo los solos de este músico desconocido, al que a partir de ahora seguiré como admirador.
He buscado sus grabaciones en You Tube. En la que antecede a estas líneas se parece al que toco con Brandford Marsalis la otra noche. Hace unos años, en un concierto en Monte Fuji, aparece mucho más joven, risueño, junto al bajo John Pattitucci (miembro del grupo de Chic Corea) y a Peter Erskine a la batería. En un momento de la filmación aparece un turista especial, grabando con su cámara: es Michael Brecker, quizá el mejor saxofonista de su tiempo. Fundador de Steeps Ahead, precisamente con Peter Erskine y que no sólo descubrió a Joey, sino que fue su mentor en el mundo del jazz y editó sus primeros discos. En el Monte Fuji. Junto a los dioses. La juventud huye, se escapa. El pianista de hoy no es el de hace unos años. El pelo ha encanecido y hay un algo dramático en su música y en su porte.
¿Qué ha pasado por la vida de este hombre en estos años? ¿Qué ha pasado por mi vida en estos años?
Tuesday, November 10, 2009
EL MURO QUE NOS UNE
Para Pilar, que me lee.
Apoyé mis manos en el muro. A mi lado un ortodoxo cantaba en voz baja, moviendo rítmicamente el cuerpo, porque ellos rezan con todo el cuerpo. No entendía su canto. Estaba un poco asustado, allí, como ocupando un lugar que no era mío, como un extraño invadiendo la intimidad de esas personas con su Dios. Llevaba en el bolsillo mis peticiones, para colocarlas entre las piedras (como un buen turista, hacía lo que se hace). Entonces me dí cuenta de que sólo hay un Dios, un Dios que entiende todos los idiomas. Y decidí unir mis intenciones, mis buenos deseos para la Humanidad, a ese que a mi lado se balanceaba cantando. Me uní a él (de otra religión, de otra cultura, de otra nacionalidad, pero hombre como yo) en una oración ecuménica. Porque no creo en las fronteras y quiero que desaparezcan todos los muros.
Allí rezamos los dos (sin conocernos) al mismo Dios que a todos nos conoce. Y a ese Padre común, que nos hace hermanos, dejé mis mensajes. Sé que ellos (que me dejaron entrar en su intimidad) respetan como santa mi relación con ese Dios de todos. Y que mis mensajes se retirarán y enterrarán en tierra santa, con el respeto de algo sagrado.
¿Qué es Dios para mí? Es algo que dentro de mí decidió no rezar, algo que decidió unirse a lo que el otro rezase. Algo que en mí renuncia a imponerse. Algo que en mí comprende y desea unirse al otro. Algo que se reconoce infiel, con tal de ser fiel a algo más humano.
Apoyé mis manos en el muro. A mi lado un ortodoxo cantaba en voz baja, moviendo rítmicamente el cuerpo, porque ellos rezan con todo el cuerpo. No entendía su canto. Estaba un poco asustado, allí, como ocupando un lugar que no era mío, como un extraño invadiendo la intimidad de esas personas con su Dios. Llevaba en el bolsillo mis peticiones, para colocarlas entre las piedras (como un buen turista, hacía lo que se hace). Entonces me dí cuenta de que sólo hay un Dios, un Dios que entiende todos los idiomas. Y decidí unir mis intenciones, mis buenos deseos para la Humanidad, a ese que a mi lado se balanceaba cantando. Me uní a él (de otra religión, de otra cultura, de otra nacionalidad, pero hombre como yo) en una oración ecuménica. Porque no creo en las fronteras y quiero que desaparezcan todos los muros.
Allí rezamos los dos (sin conocernos) al mismo Dios que a todos nos conoce. Y a ese Padre común, que nos hace hermanos, dejé mis mensajes. Sé que ellos (que me dejaron entrar en su intimidad) respetan como santa mi relación con ese Dios de todos. Y que mis mensajes se retirarán y enterrarán en tierra santa, con el respeto de algo sagrado.
¿Qué es Dios para mí? Es algo que dentro de mí decidió no rezar, algo que decidió unirse a lo que el otro rezase. Algo que en mí renuncia a imponerse. Algo que en mí comprende y desea unirse al otro. Algo que se reconoce infiel, con tal de ser fiel a algo más humano.
Monday, November 09, 2009
ESTEBAN MORRÁS: EL LOCO DE LOS MOLINOS DE VIENTO
Estoy triste. Estoy en uno de esos momentos en que uno se pregunta si merece la pena todo esto. Si no sería mejor tirar por la calle'n medio, como dicen por el Sur. Irse, como se ha ido alguno de mis amigos. Irse, como yo me fui casi alguna vez.
Ese es el tono vital ahora (no se porqué, así toca). Y hay que pasar por esto. Y pienso en don Quijote, nuestro héroe. En su viaje de vuelta, derrotado. Cuando volvíamos el otro día, nosotros, de Tiera Santa, en el avión, a mi lado, en el asiento junto a la ventana, había un chico arrebujado, dormido, uno de esos muchachos jóvenes que llenan ahora los vuelos baratos. Esos con pantalones caídos que van enseñando el calzón. Minutos después del despegue, con cualquier excusa, entabló conversacíón. Tenía una sonrisa un tanto somnolienta. Me dijo que era judío (religión judía, no confundir con nacionalidad). Chileno. Hablamos de Allende. No conocía su discurso radiado, el mismo día de su muerte, cuando profetizaba que más pronto que tarde volvería la libertad a pasearse por las Alamedas. No conocía ese tiempo. Alabó el trabajo de los de Milton Friedman y la economía emergente de su patria. Todo era previsiblemente triste. Se llamaba Nacho (después de anunciarlo me preguntó mi nombre). Un chico encantador. Inaccesible, como perteneciente a un mundo vedado para mí. Pero, ya a punto de claudicar en mi intento de conectar con él, resultó que Nacho era Cervantino: el Quijote era su libro de cabecera.
Y hablamos de Alonso Quijano. Coincidíamos en admirarle, porque el de verdad veía gigantes y se lanzaba contra ellos, con el mismo valor que si hubieran sido de verdad. No lo eran. Ahí la broma, el ridículo. Pero ¿qué importa? Para él eran gigantes y su valor era del mismo tamaño que su miedo.
Y a eso vengo. Al miedo. Ese miedo mío me convierte en héroe. Sea del tamaño real que sea lo que me asusta. Yo lo enfrento (corazón encogido) y apuesto la vida por ser un caballero. "Por delicadeza he perdido mi vida". Por responder a un código de honor. Y cuanto así me cuestionaba las cosas, encontré al otro día, en los períodicos, un cuento sobre otras aspas, otros molinos.
Era la historia de otro héroe: Esteban Morrás, ese chico de Sesma, mi compañero de carrera en Pamplona. Un navarro (como yo) que resulta que ha hecho historia entre los empresarios españoles. Uno que ha triunfado. Sembró de molinos nuestra tierra natal. Y luego supo vender su sueño a medio mundo. Vendió EHN a Acciona y desde allí convirtió esta inmobiliaria en una potencia de las energías renovables. Ahora deja su puesto de Director Gerente de Endesa y vuelve a su tierra, quizás para presidir Osasuna.
Mi compañero. Veo su foto y es el mismo, la misma cara noble de hombre cabal. Navarro sin ninguna duda. Leo las reseñas: ha dado una lección de gestión ética de los negocios. Y me siento orgulloso de este compañero, de este compatriota, que se retira, después de poner en marcha un mar de gigantes en Navarra y en medio mundo.
Como todos los audaces (como don Quijote) las hazañas de Esteban nos cuestionan: ¿habré hecho en mi vida algo que merezca la pena? ¿me esforcé lo suficiente? Pero ya es tarde. Esteban se jubila y a mí me faltan muchos años. Él ha hecho historia y yo sigo con estos expedientes minúsculos, con la rutina diaria, insistiendo en el hastío. Nada heróico. Nada comparable a Esteban, ese compañero mío (que fue siempre uno más, inadvertido). Una vida sin épica.
Como Alonso Quijano, me ha llegado la hora de ver las cosas como son: en el lecho de muerte don Quijote se hace consciente del ridículo que ha protagonizado. Se creyó un héroe pero en realidad ha sido un payaso. La lucidez convierte todo en tontería. Pero cuando leo su muerte, quisiera decirle: "No estés triste: has sido un valiente, tu valor ha sido de verdad, creíste en lo que hacías, creíste en tu Dulcinea, esa que para tí era la más bella...fue real, fue verdad, no te mueras renegando de lo que hiciste, no te sientas ridículo. Has sido, secretamente, un héroe como los que admirabas".
Ese es el tono vital ahora (no se porqué, así toca). Y hay que pasar por esto. Y pienso en don Quijote, nuestro héroe. En su viaje de vuelta, derrotado. Cuando volvíamos el otro día, nosotros, de Tiera Santa, en el avión, a mi lado, en el asiento junto a la ventana, había un chico arrebujado, dormido, uno de esos muchachos jóvenes que llenan ahora los vuelos baratos. Esos con pantalones caídos que van enseñando el calzón. Minutos después del despegue, con cualquier excusa, entabló conversacíón. Tenía una sonrisa un tanto somnolienta. Me dijo que era judío (religión judía, no confundir con nacionalidad). Chileno. Hablamos de Allende. No conocía su discurso radiado, el mismo día de su muerte, cuando profetizaba que más pronto que tarde volvería la libertad a pasearse por las Alamedas. No conocía ese tiempo. Alabó el trabajo de los de Milton Friedman y la economía emergente de su patria. Todo era previsiblemente triste. Se llamaba Nacho (después de anunciarlo me preguntó mi nombre). Un chico encantador. Inaccesible, como perteneciente a un mundo vedado para mí. Pero, ya a punto de claudicar en mi intento de conectar con él, resultó que Nacho era Cervantino: el Quijote era su libro de cabecera.
Y hablamos de Alonso Quijano. Coincidíamos en admirarle, porque el de verdad veía gigantes y se lanzaba contra ellos, con el mismo valor que si hubieran sido de verdad. No lo eran. Ahí la broma, el ridículo. Pero ¿qué importa? Para él eran gigantes y su valor era del mismo tamaño que su miedo.
Y a eso vengo. Al miedo. Ese miedo mío me convierte en héroe. Sea del tamaño real que sea lo que me asusta. Yo lo enfrento (corazón encogido) y apuesto la vida por ser un caballero. "Por delicadeza he perdido mi vida". Por responder a un código de honor. Y cuanto así me cuestionaba las cosas, encontré al otro día, en los períodicos, un cuento sobre otras aspas, otros molinos.
Era la historia de otro héroe: Esteban Morrás, ese chico de Sesma, mi compañero de carrera en Pamplona. Un navarro (como yo) que resulta que ha hecho historia entre los empresarios españoles. Uno que ha triunfado. Sembró de molinos nuestra tierra natal. Y luego supo vender su sueño a medio mundo. Vendió EHN a Acciona y desde allí convirtió esta inmobiliaria en una potencia de las energías renovables. Ahora deja su puesto de Director Gerente de Endesa y vuelve a su tierra, quizás para presidir Osasuna.
Mi compañero. Veo su foto y es el mismo, la misma cara noble de hombre cabal. Navarro sin ninguna duda. Leo las reseñas: ha dado una lección de gestión ética de los negocios. Y me siento orgulloso de este compañero, de este compatriota, que se retira, después de poner en marcha un mar de gigantes en Navarra y en medio mundo.
Como todos los audaces (como don Quijote) las hazañas de Esteban nos cuestionan: ¿habré hecho en mi vida algo que merezca la pena? ¿me esforcé lo suficiente? Pero ya es tarde. Esteban se jubila y a mí me faltan muchos años. Él ha hecho historia y yo sigo con estos expedientes minúsculos, con la rutina diaria, insistiendo en el hastío. Nada heróico. Nada comparable a Esteban, ese compañero mío (que fue siempre uno más, inadvertido). Una vida sin épica.
Como Alonso Quijano, me ha llegado la hora de ver las cosas como son: en el lecho de muerte don Quijote se hace consciente del ridículo que ha protagonizado. Se creyó un héroe pero en realidad ha sido un payaso. La lucidez convierte todo en tontería. Pero cuando leo su muerte, quisiera decirle: "No estés triste: has sido un valiente, tu valor ha sido de verdad, creíste en lo que hacías, creíste en tu Dulcinea, esa que para tí era la más bella...fue real, fue verdad, no te mueras renegando de lo que hiciste, no te sientas ridículo. Has sido, secretamente, un héroe como los que admirabas".
Friday, November 06, 2009
TRABAJAR SOBRE LA RAÍZ
Leo a Lao Tse. "Los sabios minimizan sus asuntos, que así están en orden. Intentan tener poco, y así tienen suficiente; son benevolentes, sin pretenderlo, se confía en ellos sin hablar. Ganan sin buscarlo, triunfan sin luchar. Toman a pecho la naturalidad, preservan la realidad esencial, aceptan el Camino y promueven la sinceridad...Sobre lo que trabajan es sobre la raíz". La raíz es el centro, el lugar-refugio de la paz siempre disponible.
Debo volver a Wen-Tzu. Hoy -tan sólo para este fin de semana- voy a enunciar mis intenciones. Livianamente. En medio de la lucha entre el sentido y el sinsentido que acontece. Estoy en abandonar cada día el intelectualismo. Estoy en dejar que el Camino actúe, que las cosas vayan sucediendo, que la gente vaya evolucionando por sí misma. Estoy en echar la caña y esperar a los peces que piquen. Manteniendo -de buena fe- un deseo constante de ayudar (al menos de no hacer más daño), fracasando una vez y otra en mi propósito de escuchar a los demás (de no escucharme sólo a mí mismo), de confiar en el talento de los otros. Estoy en la resignación de hacer y deshacer propósitos, con la misma ligereza, y sonreir ante mis limitaciones (cada vez más consciente de ellas). Con fe en la existencia de un diseño en todas estas cosas, cuyo dibujo se me escapa.
Tener poco me parece una ventaja. Para conservar el sentido de lo esencial que quizás sea ese tiempo compartido. Regresar una y otra vez a esa esencia. Fiel a la disciplina de lo femenino, como dice Lao Tse. Deslizándome suavemente, en la cadencia de dar y recibir. Siempre inexperto. Ignorante. Frívolo o profundo, jugando, riéndome, abrazado a todos los afectos. Intenciones. Livianamente.
Tuesday, November 03, 2009
VIVIR HASTA DESPEDIRNOS
Para Paco, con amor.
Volvíamos de Tierra Santa cuando nos dieron la noticia. Maria Eugenia ha muerto. Yo no había experimentado nada especial ante el sepulcro: la resurrección seguía siendo sólo una palabra incomprensible. Y fue aquí, en tu funeral, cuando lo sentí: el amor no muere. "Vivir hasta despedirnos". Eso es lo que hiciste. Hasta el final. Vivir. Con una condena que nos hiciste olvidar muchas veces. Lo importante es si hay vida antes de la muerte, y tú la viviste con aquellos a los que querías, con un empuje y una fuerza que nos dejó siempre descolocados.
Sí sentí a Jesús: allí junto al lago en que vivía con sus amigos pescadores. Gente sencilla, nada sofisticada, gente ruda, trabajadores. Esa era su patria, ese perfil de montañas, ese reflejo de plata del sol al amanecer, eran los lugares en que pensaba en la cruz. Los lugares de la amistad y de la alegría. También Maria Eugenia tenía sus lugares, lugares de vida donde sigue estando (nunca en un cementerio).
Dicen que Jesús se apareció a los suyos junto al lago. En el lugar donde solía encontrarse con ellos. Los pescadores experimentaron su presencia junto a la orilla, al comer pescado y pan con un forastero que tenía sus mismos gestos, que les hacía revivir por dentro algo que habían compartido con el que murió. "Es él", dijo al oído de Pedro el discípulo más joven (sólo la juventud se atreve a decir locuras).
Pero -de alguna forma- es verdad que era él. Porque los que se van siguen con nosotros para siempre y se nos aparecen de pronto, en la calle, en esa mujer que sonríe como ella o lleva su mismo pelo, en ese plato que le gustaba, en esa frase suya que alguien dice, en el papá que espera con el niño agarrado al cuello. Todos estamos conviviendo con ellos y ellos nunca mueren: viven junto a nosotros.
Epílogo solo para locos: Lo demás es misterio. El misterio de nuestra memoria y la memoria de Dios. Dios -si existe- lo recuerda todo de cada uno de sus hijos e hijas, tan nítidamente que ese recuerdo cobra vida. Dios tampoco olvida su amor: sigue amándonos, y en su amor -de alguna manera misteriosa- puede que nuestra identidad perdure. Y en su amor puede que ese holograma venga a nuestro encuentro un día, para darnos la mano y ayudarnos cruzar al otro lado. Entonces nos abrazaremos y ese sueño de amor (Dios es un gran guionista) tendrá un final feliz...
Volvíamos de Tierra Santa cuando nos dieron la noticia. Maria Eugenia ha muerto. Yo no había experimentado nada especial ante el sepulcro: la resurrección seguía siendo sólo una palabra incomprensible. Y fue aquí, en tu funeral, cuando lo sentí: el amor no muere. "Vivir hasta despedirnos". Eso es lo que hiciste. Hasta el final. Vivir. Con una condena que nos hiciste olvidar muchas veces. Lo importante es si hay vida antes de la muerte, y tú la viviste con aquellos a los que querías, con un empuje y una fuerza que nos dejó siempre descolocados.
Sí sentí a Jesús: allí junto al lago en que vivía con sus amigos pescadores. Gente sencilla, nada sofisticada, gente ruda, trabajadores. Esa era su patria, ese perfil de montañas, ese reflejo de plata del sol al amanecer, eran los lugares en que pensaba en la cruz. Los lugares de la amistad y de la alegría. También Maria Eugenia tenía sus lugares, lugares de vida donde sigue estando (nunca en un cementerio).
Dicen que Jesús se apareció a los suyos junto al lago. En el lugar donde solía encontrarse con ellos. Los pescadores experimentaron su presencia junto a la orilla, al comer pescado y pan con un forastero que tenía sus mismos gestos, que les hacía revivir por dentro algo que habían compartido con el que murió. "Es él", dijo al oído de Pedro el discípulo más joven (sólo la juventud se atreve a decir locuras).
Pero -de alguna forma- es verdad que era él. Porque los que se van siguen con nosotros para siempre y se nos aparecen de pronto, en la calle, en esa mujer que sonríe como ella o lleva su mismo pelo, en ese plato que le gustaba, en esa frase suya que alguien dice, en el papá que espera con el niño agarrado al cuello. Todos estamos conviviendo con ellos y ellos nunca mueren: viven junto a nosotros.
Epílogo solo para locos: Lo demás es misterio. El misterio de nuestra memoria y la memoria de Dios. Dios -si existe- lo recuerda todo de cada uno de sus hijos e hijas, tan nítidamente que ese recuerdo cobra vida. Dios tampoco olvida su amor: sigue amándonos, y en su amor -de alguna manera misteriosa- puede que nuestra identidad perdure. Y en su amor puede que ese holograma venga a nuestro encuentro un día, para darnos la mano y ayudarnos cruzar al otro lado. Entonces nos abrazaremos y ese sueño de amor (Dios es un gran guionista) tendrá un final feliz...
Sunday, October 25, 2009
EL LATIDO
Ahora, cuando el avión va a despegar, todo es posible. Todo es promesa. El preámbulo de una experiencia. Todo es espera y todo pregunta. Ya ha comenzado el viaje. Y, para entretener el tiempo de vuelo, cojo la revista de Iberia, "Ronda". Y allí está en portada esa mirada de Concha Buika.
Habla Concha de la importancia del latido. "La base está en el latido". "Mientras que estes latiendo todo es efímero, extraño, todo se puede manipular, todo se puede cambiar". Latir es lo importante, que el corazón lata con lo que estás haciendo. Algo que está vivo ahí. "Todos aportamos...todos los que continuamos viviendo sin miedo a las vivencias, a atravesarlas. Cuando vives algo, después haces con eso lo que de da la gana. Si lo has vivido, te lo has trabajado, lo has digerido y lo has exorcizado, después puedes cantarlo, pintarlo o contarlo como quuieras. Ya es tuyo para siempre. Tu dolor, tu alegría, tu fe, tu deseo no tiene forma ninguna. Desde el momento que es tuyo, puedes darle la forma que quieras. Aquí no hay propiedades". Únicamente tengo mi vida. Únicamente es mío lo que he vivido, mi dolor, mis alegrías, mis desilusiones, mis esperanzas.
"Yo soy un ciempiés. Un ciempiés camina porque tiene pies, no porque tenga una dirección a dónde ir. Todo camino es bueno". Qué importa a dónde: sigo caminando. Es el camino, caminar, lo que importa.
No ha empezado el viaje y ya es esto que leo, esto que escucho a Concha todo un ponerse en camino, todo un ir a la vida. Qué mujer. Esencial.
Hay mucha vida en esa voz. "Todas las canciones hablan de lo mismo: siempre estamos con nuestra pelea con el querer". Recuperar esa primavera del amor. "Ay de mi primavera".
El avión surca el espacio y yo sigo mi viaje a un lugar que no conozco. Pero -de alguna forma- lo esencial de lo que vengo a buscar ha salido ya a mi encuentro. La base está en el latido.
Habla Concha de la importancia del latido. "La base está en el latido". "Mientras que estes latiendo todo es efímero, extraño, todo se puede manipular, todo se puede cambiar". Latir es lo importante, que el corazón lata con lo que estás haciendo. Algo que está vivo ahí. "Todos aportamos...todos los que continuamos viviendo sin miedo a las vivencias, a atravesarlas. Cuando vives algo, después haces con eso lo que de da la gana. Si lo has vivido, te lo has trabajado, lo has digerido y lo has exorcizado, después puedes cantarlo, pintarlo o contarlo como quuieras. Ya es tuyo para siempre. Tu dolor, tu alegría, tu fe, tu deseo no tiene forma ninguna. Desde el momento que es tuyo, puedes darle la forma que quieras. Aquí no hay propiedades". Únicamente tengo mi vida. Únicamente es mío lo que he vivido, mi dolor, mis alegrías, mis desilusiones, mis esperanzas.
"Yo soy un ciempiés. Un ciempiés camina porque tiene pies, no porque tenga una dirección a dónde ir. Todo camino es bueno". Qué importa a dónde: sigo caminando. Es el camino, caminar, lo que importa.
No ha empezado el viaje y ya es esto que leo, esto que escucho a Concha todo un ponerse en camino, todo un ir a la vida. Qué mujer. Esencial.
Hay mucha vida en esa voz. "Todas las canciones hablan de lo mismo: siempre estamos con nuestra pelea con el querer". Recuperar esa primavera del amor. "Ay de mi primavera".
El avión surca el espacio y yo sigo mi viaje a un lugar que no conozco. Pero -de alguna forma- lo esencial de lo que vengo a buscar ha salido ya a mi encuentro. La base está en el latido.
Wednesday, October 14, 2009
HOTEL CORTIJO EL PARAÍSO
Por el Playazo entraban los piratas. En esta playa virgen ahora los niños vuelan sus cometas. Allí la fortaleza defensiva, convertida en vivienda, da frente a acantilados de piedra blanca y a las aguas transparentes. Las posidonias resaltan los azules turquesas traspasados por la luz solar. Ayer nos bañábamos en las playas cercanas a la Isleta del Moro.
Hoy, tras una marcha bordeando la costa, nos hemos zambullido en la playa de Las Negras y hemos jugado a bañarnos desnudos como niños, para comer después un buen pescado en el chiringuito donde habíamos concertado el menú.
Luisi y Abe, tan encantadores como siempre y Yani, atenta a todo, han preparado con esmero este encuentro, para darnos la sorpresa de conocer el entorno del parque natural de Níjar-Cabo de Gata. Nos hospedamos en el Hotel Cortijo El Paraíso, inaugurado el año pasado, en pleno parque, cercano a la playa de los Escullos. Somos cuarenta y tantos para convivir y compartir estos días de naturaleza. En este enclave privilegiado, nos acogen unos empleados jóvenes, amables en todo momento, un servicio esmerado y exquisito que nos hace gratísima la estancia. Las habitaciones son cómodas y bien equipadas. La comida excelente. Desde la terraza del hotel se divisa un horizonte bellísimo de mar dominadp por las imponentes presencias volcánicas de Los Frailes.
Tras una buena cena, la noche se alarga, dedicada a la observación astronómica desde la azotea, donde disfrutamos de ese cielo limpio y amplio de Almería. Vicente nos cuenta estos días la vida de las estrellas y la historia del amor del hombre por ellas. Cada noche hacemos cola tras el telescopio para ver el cinturón de Orión, las Perseidas, Casiopea o los tres planetas de Júpiter.
La oscuridad se puebla de mitos y leyendas que nos hacen más cercano el Cielo, más real la irrealidad de esta bóveda estrellada con vida propia, ajena a la de estos pobres seres insignificantes que observamos. Nuestra vida parece perderse en esta inmensidad de distancias inconcebibes. Sin embargo, somos capaces de compreder tales misterios, de medir el Universo y calcular el peso, la distancia y la composición de los cuerpos celestes, incluso algunos que hace tiempo dejaron de existir aunque veamos su luz. Sólo por el hombre cobra sentido esta belleza. El hombre es el espectador y la conciencia del Universo. La belleza de estas playas de arena blanca, de estos campos de tierras rojizas, palmeras, chumberas y pitas, de estos cielos turquesa y esos montes morados y sienas. Por uno sólo de esos insignificantes seres -desolados en el vacío del Universo- hubiera dado su vida el Salvador. Cada uno es único para el Dios de vivos en que creo. Está contado cada uno de tus cabellos, dice Jesús, esto es, eres único para Dios.
Aquí, en la naturaleza, volvemos a encontrarnos con esa dimensión del hombre, centro entre dos inmensidades inabarcables: sin lugar para el ego y sin embargo, difrutando del regalo del conocimiento y del placer de ser el destinatario de toda la belleza del Universo.
Friday, October 09, 2009
BORGES Y LA EMOCIÓN
Ayer hablabamos de Borges. Susana Jákfalvi nos leyó un texto suyo, una conferencia que dió en algún lugar y por lo visto publicada con el título "Acerca de mis cuentos", en la que explica su proceso creativo.
Algien había dudado si quizás Borges era demasiado profundo o quizás hueco, otro objetó a sus cuentos sus disgresiones que interrumpían y dificultaban la lectura. Yo por mi parte declaré que Borges me emocionaba (que sentía su emoción presente en cada cuento y de alguna forma que era esa emoción, la que los desencadenaba).
Aquello que negamos se carga de fuerza. Y Borges siempre dijo querer eludir el patetismo. Sin embargo, esa peculia emoción presente en sus cuentos se acerca muchas veces al terreno de lo patético. Es una cierta tristeza ante el inevitable destino del hombre: la enfermedad, el olvido, la muerte. En tal caso ¿es injusta la común opinión que imputa de frialdad intelectual al maestro y ve sólo erudición y artificio verbal en sus cuentos?
Borges, en el texto que leyó Susana nos proporciona -a su manera esquinada- una clave. Se refiere a "El zahir", uno de los cuentos incluídos en "El aleph". Su origen es, según el autor, una reflexión sobre la palabra "inolvidable" (realmente sería muy raro que alguien "no pudiera" olvidar alguna cosa, esa cosa obsesivamente presente habría de ser una cosa común y corriente, por ejemplo, una moneda de veinte centavos, un "zahir"). El arranque creativo no puede ser más abstracto. Sin embargo, de esa idea fría pasa a una idea "emotiva": piensa, por oposición, que tal vez todas las cosas, hasta las más vulgares, merecerían ser inolvidables, porque cada una es única. Sólo somos incapaces de percibir esas diferencias. En cambio, cuando uno se enamora de alguien es porque precisamente percibe eso que hace única a esa persona en el universo. Y sin embargo...aquí viene el patetismo...es perfectamente posible que uno ame a una persona y a la vez sea consciente de que esa persona no es alguien memorable (alguien inolvidable) para otros nadie sino sólo para él mismo. Para uno puede ser única una persona vulgar y darse cuenta de ello, de que por alguna razón para él es distinta.
Según leía Susana, en este punto, senti esa emoción peculiar que Borges me transmite. Es ése el momento en que la idea se encarna y siente. Como dijo Unamuno: ahí se siente el pensamiento. En ese hombre enamorado de una mujer corriente, que muere. Esa ternura (quizás autobiográfica) se disfraza (Borges era extremadamente pudoroso). Y el arte del escritor a partir de ahí consiste en disfrazar. Pero podemos dudar que la moneda de veinte céntimos no sea una metáfora de la vulgaridad inolvidable, humanamente inolvidable, de esa mujer amada que muere. Hay que desplazar la obsesión a un objeto, para que no haga tanto daño. Para librarse de la imagen de la muerta.
Thursday, October 08, 2009
ANA FRANK
El País de hoy informa sobre la difusión en You Tube de las primeras (únicas conocidas) imágenes de Ana Franck en movimiento. Es apenas un momento, una chica viendo desde su ventana a una pareja de novios. Me ha sorprendido. Todo parece nuevo. Limpio. Todo es civilizado. Son imágenes de una ciudad elegante, culta. Y debajo de todo eso hay sin embargo algo sucio, irracional. Debajo (anidando en muchos corazones) hay una bestia que devorará pronto a la inocente joven que entre curiosa y divertida se asoma a contemplar la escena. Nada sucede, todo es normal y cotidiano, pero el mal está ahí, invisible.
Tuesday, October 06, 2009
STEEL DRUMS EN JAMAICA
Y me acordaba de aquella playa de arena blanca, bajo las palmeras, los masajes, los chicos con las toallas y el agua, y luego esas noches en el hotel, bajo la luna, con una copa especial, escuchando al grupo del hotel tocar calypso, ese sonido transparente, que sabían sacarle a una simple lata de aluminio abollada -qué gente tan genial- sus sonrisas, la brisa de la noche, la luna, nuestros paseos...esos días que ya se escapan entre estos primeros fríos del otoño.
Saturday, October 03, 2009
PARA QUE SIRVE EL POETA
Para Mertxe
El poeta muere. El poeta se pregunta, antes, para que sirvieron sus versos.
Mertxe incluye en su blog un poema de José Antonio Muñoz Rojas , poeta fallecido este año, y yo lo leo y me emociono.
A veces nada tiene sentido, ni siquiera
que me des la mano o ese
limón redondo tan bello en la vereda.
(A veces, muchas veces,
has ido por ahí como muerto...
y has llevado en tu mano, sin sentirla, la suya...
mano pequeña, delicada.
Pero otras no. Otras fuiste consciente
de que esa mano en tu mano era
tu tesoro de cada mañana...
un diálogo callado de ternura.
Y era lo más valioso -ahora lo sabes- de todos esos años)
A veces lo que tiene sentido no tiene sangre,
ese poco de sangre por la cual se muere.
(A veces, demasiadas veces, has pensado mucho.
Te escondías lejos, muy lejos, en otro lugar,...
y no estuviste donde había que estar, para llorar o vomitar,
para gritar y arañarse los brazos desesperado.
No estuviste cuando la piel no acariciada y la risa muerta...
Pero otras veces sí. Otras, viviste el día de los besos
y sangraste lágrimas)
Todo es ganas de morir de otra manera,
ganas de imitar a los ríos
(Ganas de paz, ganas de descanso,
descendiendo despacio como un río,
que camina hacia el mar regando las orillas
y reflejando el cielo...
con esos miles de insectos flotando sobre su luz,
habitado por dentro...
con niños que se bañan y tiran piedras,
para hacerlas saltar sobre las aguas...
Ganas de ir mansamente a la desembocadura:
el mar, al que todo nos lleva.
Ganas de ir despacio y habitado...)
Para esto sirve, pues, el poeta, Mertxe. Para leerlo juntos mirando el río.
El poeta muere. El poeta se pregunta, antes, para que sirvieron sus versos.
Mertxe incluye en su blog un poema de José Antonio Muñoz Rojas , poeta fallecido este año, y yo lo leo y me emociono.
A veces nada tiene sentido, ni siquiera
que me des la mano o ese
limón redondo tan bello en la vereda.
(A veces, muchas veces,
has ido por ahí como muerto...
y has llevado en tu mano, sin sentirla, la suya...
mano pequeña, delicada.
Pero otras no. Otras fuiste consciente
de que esa mano en tu mano era
tu tesoro de cada mañana...
un diálogo callado de ternura.
Y era lo más valioso -ahora lo sabes- de todos esos años)
A veces lo que tiene sentido no tiene sangre,
ese poco de sangre por la cual se muere.
(A veces, demasiadas veces, has pensado mucho.
Te escondías lejos, muy lejos, en otro lugar,...
y no estuviste donde había que estar, para llorar o vomitar,
para gritar y arañarse los brazos desesperado.
No estuviste cuando la piel no acariciada y la risa muerta...
Pero otras veces sí. Otras, viviste el día de los besos
y sangraste lágrimas)
Todo es ganas de morir de otra manera,
ganas de imitar a los ríos
(Ganas de paz, ganas de descanso,
descendiendo despacio como un río,
que camina hacia el mar regando las orillas
y reflejando el cielo...
con esos miles de insectos flotando sobre su luz,
habitado por dentro...
con niños que se bañan y tiran piedras,
para hacerlas saltar sobre las aguas...
Ganas de ir mansamente a la desembocadura:
el mar, al que todo nos lleva.
Ganas de ir despacio y habitado...)
Para esto sirve, pues, el poeta, Mertxe. Para leerlo juntos mirando el río.
Thursday, October 01, 2009
CALLE PARAÍSO
Busco una oración para las mañanas.
Algo que de paz a lo que en mí está abrumado.
Salgo de casa y busco tras la esquina
ese trozo de cielo azul de cada día, ese azul del cielo de Sevilla
y esas nubes que van pasando.
Y poco más adelante recorriendo la calle Paraíso, pienso en ese otro lugar del encuentro prometido con aquellos que se fueron, mientras veo a otro padre joven como yo fui, con su pequeño en brazos, camino de la guardería. Y pienso en esos otros padres con sus hijos en hospitales. En el colegio cercano alborotan los niños y las niñas en estos primeros días del nuevo curso.
Busco una oración que me recuerde el camino. Una oración no mía sino de Dios a mí, que necesito sus palabras, su ternura.
"Sal de tu agujero y ponte en marcha a donde yo te llevaré hoy.
Escucha el llanto de los que te encuentres.
Recuerda que Dios se ha hecho fragilidad y pobreza.
Libérate del deslumbramiento del poder.
El exilio enseña, el fracaso enseña.
La vida puede ser eterna si cambias ese corazón de piedra.
Nadie puede entender a Dios"
Sal...escucha...busca entre los débiles...todo es al revés de como te habían dicho...nadie lo entiende...
Un nuevo día da comienzo para todos nosotros, bajo este cielo, en la calle Paraíso.
Tuesday, September 29, 2009
TRES FOTOS Y UN POEMA
Osip Mandelstam. El poeta joven (la pureza de la poesía en la mirada, la ambición en ese mentón adelantado, un joven atildado al que espera la vida por delante). El poeta que se enfrenta al bolchevismo revolucionario y resiste en tiempos de terror, el que reta al poder con un poema contra Stalin que le valdrá la condena (altivo, decidido, aseado, digno, casi desafiante ante el embate del dictador). Años de destierro en un lugar sin sol, sin vegetación, un lugar desnudo donde el olvido y el frio van quebrando su alma (esa última foto del poeta envejecido, la imagen del abandono el descuido y la sucidad, un pobre hombre encogido, acabado, vencido), y sin embargo no deja de escribir sus poemas, es poeta hasta que un día muere en la calle exhausto de penar.
El sonido sordo y cauteloso del fruto
Que cae del árbol,
En medio de una incesante melodía
Del profundo silencio del bosque...
¡Cómo se puede doblegar al hombre! Pero esta pobre poesía es inmortal.
Saturday, September 26, 2009
DIAS DE LUZ
Para Marta
Vuelos de bajo costo. Hay que aprovechar la oportunidad. Vuelo directo desde Sevilla. Un montón de destinos. Hay que reservar con meses de antelación. Un papel rayado es todo lo que tienes. En el aeropuerto. Cuidado, no más de quince kilos. Y un bulto por persona. El chico detrás nuestro en la cola va a Iglesias, un pueblo al Oeste de Cagliari. Nos cuenta que le irá a buscar su pareja o ex-pareja, no sabe (los dos pensamos en un hombre, por que se trata de un chico especialmente gentil, luego al llegar se despedirá de nosotros del brazo de una preciosa chica). La guía la ha conseguido en la Biblioteca pública (la mía me costó casi treinta euros) y el billete de ida y vuelta lo ha cogido por veintiocho euros (el mío sesenta y tantos). Así viaja cualquiera. Nosotros vamos al hotel Regina Margherita. En el centrode la capital. Serán apenas tres días.
Los tres días han pasado fugázmente. ¿Recuerdos? Sí. El templo púnico de Antas (al que se llega desde una carretera de montaña, serpenteante, mareante). Allí, en plena naturaleza, mientras contemplo las columnas, recibo en el móvil un mensaje de Marta Navarro, la autora de "Ocho islas y un invierno". Es un momento mágico, en que siento emocionado nuestra comunión bloguera: siento que somos habitantes de una misma isla. Este templo, en medio de la naturaleza, requiere tiempo, pausa. Aquí dieron culto a los dioses tres civilizaciones distintas. Me siento en una piedra arqueológica y vienen saltamontes, escarabajos, pequeños animales. Estoy rodeado de árboles diversos, cuyos nombres y propiedades (medicinales, aromáticas) se cuentan en leyendas al pie. Mastico unas hojas para apreciar el sabor del lugar. Un lugar sagrado, donde hay que escuchar el ancestral sonido de las cabras. Aquí se dió culto al dios Sardus Pater, Babai, de los nuraghe, primeros pobladores de la isla.
Dios Padre. Como el de Jesús. Pero un padre distinto. No sólo de bondad, sino sobre todo de fuerza, de generación. Babai, Abba, babá, papá. Parece el balbuceo de un niño. Un dios cercano. Un dios representado en forma de hombre desnudo, con su miembro enhiesto, levantando una mano en señal de saludo y en la otra, el poder de la lanza. Un dios que exhibiendoe el sexo, lo bendice. Un gran falo santo. La fuerza, la capacidad generadora, un don celestial. Es un dios padre de verdad, porque enseña a sus hijos a desarrollar su poder, no a reprimirlo ni a temerlo. ¿Cómo podría imaginar un judío, por ejemplo, un dios padre con la lanza en la mano y mostrando alegremente los genitales, orgulloso de su fuerza? Mostrar y bendecir es más sano que negar y ocultar. ¡Qué hubieramos podido ser con un dios así!
Luego ese otro recuerdo, la playa de Terreda, en Domus de María. Ese azul transparente que obligaba a frenar en seco, al borde del acantilado, en una carretera imposible, para detenerse y mirar. Gozo de la vista. Allí. En esas arenas blancas, tomando una cerveza en el chiringuito, mientras veías pasar el tiempo, lleno de luz, de frescura, de libertad. Sin tareas. Sólo una hamaca para ver a los niños jugar con la arena, para ver a los padres jugar con los niños, buceando fondos limpios. Silencio.
En Cagliari. En la vía Roma, un hombre con su gato en una esquina. Encima del gato va colocando pequeños ratones que corretean por la cabeza del gato, por su cuerpo, casi por sus fauces. Es posible el entendimiento entre los enemigos naturales, la conciliación de opuestos, y esa esperanza -ratoncillos que no son comidos- es algo que merece una moneda. Un poco más adelante, un loco (o sea, un santo), realiza en plena vía pública sus ejercicios de yoga. Se dirige a los transeuntes que pasan, con gran educación, ofreciéndoles un papel y un lápiz, al parecer lleva a cabo una encuesta, calcula para sí y habla entre dientes. Todos aligeran el paso: tienen miedo de la locura.
Recordaremos las noches en el Antico Caffé, fundado en 1885, las cosas que nos dijimos delante de nuestros gin-tonics. El Caffé a donde llegaban cada noche todos los elegantes de la isla, las mujeres hermosas, los heridos de la moda. Clase. Glamour. Distinción. Y nosotros, espectadores lejanos de todo ese ritual cotidiano de los sardos, de mostrarse y seducirse unos a otros.
Hemos vuelto y recuerdo Tharros y Nora. Ciudades romanas, ruinas hoy. Allí donde las cálidas aguas delimitan los contornos. Al lado de las playas. Lugares elegidos desde siglos por los navegantes para vivir: microclima, playas protegidas, calma tras meses de travesía. Las olas mueren mansamente en la arena blanca y el tiempo se detiene o vuelve atrás. Somos romanos, latinos. Descubrimos una bahía, un golfo, puestas de sol y nubes transidas de luz. Cerdeña. Sardinia. Serdegna. Sardos. Una isla. Un lugar para perderse un tiempo y volver.
Vuelos de bajo costo. Hay que aprovechar la oportunidad. Vuelo directo desde Sevilla. Un montón de destinos. Hay que reservar con meses de antelación. Un papel rayado es todo lo que tienes. En el aeropuerto. Cuidado, no más de quince kilos. Y un bulto por persona. El chico detrás nuestro en la cola va a Iglesias, un pueblo al Oeste de Cagliari. Nos cuenta que le irá a buscar su pareja o ex-pareja, no sabe (los dos pensamos en un hombre, por que se trata de un chico especialmente gentil, luego al llegar se despedirá de nosotros del brazo de una preciosa chica). La guía la ha conseguido en la Biblioteca pública (la mía me costó casi treinta euros) y el billete de ida y vuelta lo ha cogido por veintiocho euros (el mío sesenta y tantos). Así viaja cualquiera. Nosotros vamos al hotel Regina Margherita. En el centrode la capital. Serán apenas tres días.
Los tres días han pasado fugázmente. ¿Recuerdos? Sí. El templo púnico de Antas (al que se llega desde una carretera de montaña, serpenteante, mareante). Allí, en plena naturaleza, mientras contemplo las columnas, recibo en el móvil un mensaje de Marta Navarro, la autora de "Ocho islas y un invierno". Es un momento mágico, en que siento emocionado nuestra comunión bloguera: siento que somos habitantes de una misma isla. Este templo, en medio de la naturaleza, requiere tiempo, pausa. Aquí dieron culto a los dioses tres civilizaciones distintas. Me siento en una piedra arqueológica y vienen saltamontes, escarabajos, pequeños animales. Estoy rodeado de árboles diversos, cuyos nombres y propiedades (medicinales, aromáticas) se cuentan en leyendas al pie. Mastico unas hojas para apreciar el sabor del lugar. Un lugar sagrado, donde hay que escuchar el ancestral sonido de las cabras. Aquí se dió culto al dios Sardus Pater, Babai, de los nuraghe, primeros pobladores de la isla.
Dios Padre. Como el de Jesús. Pero un padre distinto. No sólo de bondad, sino sobre todo de fuerza, de generación. Babai, Abba, babá, papá. Parece el balbuceo de un niño. Un dios cercano. Un dios representado en forma de hombre desnudo, con su miembro enhiesto, levantando una mano en señal de saludo y en la otra, el poder de la lanza. Un dios que exhibiendoe el sexo, lo bendice. Un gran falo santo. La fuerza, la capacidad generadora, un don celestial. Es un dios padre de verdad, porque enseña a sus hijos a desarrollar su poder, no a reprimirlo ni a temerlo. ¿Cómo podría imaginar un judío, por ejemplo, un dios padre con la lanza en la mano y mostrando alegremente los genitales, orgulloso de su fuerza? Mostrar y bendecir es más sano que negar y ocultar. ¡Qué hubieramos podido ser con un dios así!
Luego ese otro recuerdo, la playa de Terreda, en Domus de María. Ese azul transparente que obligaba a frenar en seco, al borde del acantilado, en una carretera imposible, para detenerse y mirar. Gozo de la vista. Allí. En esas arenas blancas, tomando una cerveza en el chiringuito, mientras veías pasar el tiempo, lleno de luz, de frescura, de libertad. Sin tareas. Sólo una hamaca para ver a los niños jugar con la arena, para ver a los padres jugar con los niños, buceando fondos limpios. Silencio.
En Cagliari. En la vía Roma, un hombre con su gato en una esquina. Encima del gato va colocando pequeños ratones que corretean por la cabeza del gato, por su cuerpo, casi por sus fauces. Es posible el entendimiento entre los enemigos naturales, la conciliación de opuestos, y esa esperanza -ratoncillos que no son comidos- es algo que merece una moneda. Un poco más adelante, un loco (o sea, un santo), realiza en plena vía pública sus ejercicios de yoga. Se dirige a los transeuntes que pasan, con gran educación, ofreciéndoles un papel y un lápiz, al parecer lleva a cabo una encuesta, calcula para sí y habla entre dientes. Todos aligeran el paso: tienen miedo de la locura.
Recordaremos las noches en el Antico Caffé, fundado en 1885, las cosas que nos dijimos delante de nuestros gin-tonics. El Caffé a donde llegaban cada noche todos los elegantes de la isla, las mujeres hermosas, los heridos de la moda. Clase. Glamour. Distinción. Y nosotros, espectadores lejanos de todo ese ritual cotidiano de los sardos, de mostrarse y seducirse unos a otros.
Hemos vuelto y recuerdo Tharros y Nora. Ciudades romanas, ruinas hoy. Allí donde las cálidas aguas delimitan los contornos. Al lado de las playas. Lugares elegidos desde siglos por los navegantes para vivir: microclima, playas protegidas, calma tras meses de travesía. Las olas mueren mansamente en la arena blanca y el tiempo se detiene o vuelve atrás. Somos romanos, latinos. Descubrimos una bahía, un golfo, puestas de sol y nubes transidas de luz. Cerdeña. Sardinia. Serdegna. Sardos. Una isla. Un lugar para perderse un tiempo y volver.
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