PME3
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PME 3
LA PERSONALIDAD
LA PERSONALIDAD
Todos los autores están de acuerdo en una serie de puntos comunes sobre la
personalidad que es necesario conocer:
• Cada individuo tiene “su personalidad” propia que le hace único y distinto del resto.
• La personalidad no se puede observar directamente, pero estudiando la conducta
del individuo podemos deducirla.
• Cuando se habla de personalidad se hace referencia a la conducta. Por conducta
hemos de entender tanto la que se manifiesta externamente (callado → no habla;
tacaño → nunca paga un cortado; desordenado → todo lo deja tirado...) como la que
no se manifiesta (emociones → en realidad tiene ganas de llorar y no llora;
pensamientos → si no los cuenta nunca los sabremos; motivaciones → ¿estudiamos
realmente por saber o por independizarnos?...). Todo esto es personalidad.
TEMPERAMENTO
Tiene un marcado carácter hereditario (herencia biológica) y se define como el tono
emocional y afectivo con el que el individuo vive y afronta su vida. Está relacionado con
la capacidad de excitación del cerebro, del sistema nervioso autónomo y del sistema
endocrino.
Puesto que tiene un carácter hereditario importante, es una parte de la personalidad muy
difícil de modificar porque con ella “se nace”. TIPOS DE TEMPERAMENO:
• Sanguíneos: las personas con un humor muy variable.
• Melancólicos: personas tristes y soñadoras.
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• Coléricos: personas cuyo humor se caracterizaba por una voluntad fuerte y
unos sentimientos impulsivos.
• Flemáticos: personas que se demoran en la toma de decisiones, suelen ser
apáticas, a veces con mucha sangre fría.
CARÁCTER
Es aquella parte de la personalidad que adquirimos al relacionarnos con otras personas y
con el ambiente que nos rodea. Es decir, es el conjunto de hábitos de
comportamiento. El carácter, al contrario que el temperamento, es adquirido y, por
tanto, modificable.
CREENCIAS
Se trata de cómo percibimos la realidad a partir de la información que tenemos sobre
multitud de aspectos: personas, cosas, instituciones, religiones, comportamientos, etc.
Las creencias primarias son aquellas que se desarrollan en nuestra infancia a partir de
experiencias vividas. De ahí la importancia que tiene lo que decimos y transmitimos a
nuestros hijos.
A medida que vamos socializándonos, estudiando, relacionándonos en el campo laboral,
teniendo contacto con otras culturas cuando viajamos..., iremos desarrollando nuevas
creencias.
ACTITUDES
La actitud es la predisposición que tenemos frente a las personas, los hechos o los
objetos, y viene determinada por nuestras creencias y sentimientos. El que la actitud sea
positiva o negativa ante una determinada situación dependerá de tres factores que
mostramos en el siguiente esquema:
➢ Información recibida
➢ Grupo con el que queremos identificarnos
➢ Necesidades personales
LOS VALORES
Son las creencias que guían nuestras acciones y juicios.
Se trata de una valoración personal de las creencias: lo que cada uno considera bueno o
malo, correcto o incorrecto, muy importante o nada importante, etc. Los valores de cada
uno se van adquiriendo como consecuencia del aprendizaje a través de la familia,
profesores, amigos, ídolos... Cada individuo, por tanto, tendrá su sistema de valores en el
que primarán unos sobre otros. Es decir, eso que todos hemos oído alguna vez: “cada uno
tiene su escala de valores”, “en mi escala de valores ”.
Valores son: RESPETO, TOLERANCIA, COMPAÑERISMO, E D U C A C I O N ,
HONESTIDAD, CONFIANZA, RESPONSABILIDAD.
MOTIVACIONES
Son necesidades o deseos que surgen para conseguir un fin. Las motivaciones son
variables y, como no podía ser menos, cada cual tiene las suyas.
Los humanos no tenemos una única necesidad o deseo, somos un tanto complicados. A
veces tenemos que satisfacer varias necesidades a la vez (trabajo, vivienda, sueldo fijo,
coche, hijos, equipo de música...) y si no lo conseguimos podemos llegar a la frustración
y, por tanto, a un comportamiento inusual.
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Para Maslow las motivaciones humanas se encuentran ordenadas según su grado de
importancia. Este autor propone la siguiente pirámide:
Las necesidades deben ser satisfechas ordenadamente, desde la base hacia la punta de
la pirámide. Sólo las personas que han madurado y desarrollado los tres primeros niveles
pueden considerarse sanas. A partir de aquí podrán abordar con seguridad el cuarto nivel
y luego, el quinto.
APTITUDES
Es el conjunto de nuestras capacidades que permiten que nos adaptemos al medio y
a las circunstancias. Podríamos definirlo como “capaz de ser”
Las aptitudes son enormemente variadas, dependen en buena parte de nuestro
desarrollo y de lo que se hayan potenciado en nuestra infancia.
AUTOCONCEPTO
Como la propia palabra da a entender, se trata del concepto que tenemos de nosotros
mismos. Es cómo se comporta, piensa y siente el individuo con respecto a sí mismo. Si
nos referimos a nuestro autoconcepto sería: que es lo que pienso de mí, que es lo que
siento que soy, cómo creo que me comporto.
A continuación puedes ver los puntos básicos que sirven para distinguir la autoestima del
autoconcepto.
Al formar parte de la memoria emocional, la autoestima puede ser muy difícil de cambiar, ya
que no obedece a los criterios de la lógica, del mismo modo en el que las fobias, que
también dependen de la memoria emocional, nos hacen tenerle miedo a estímulos y
situaciones que en base a la razón no deberían darnos miedo.
El autoconcepto, si bien está relacionado con la autoestima y por lo tanto sus cambios se
corresponden en parte con los de esta, es algo más fácil de cambiar, porque puede ser
modificado directamente mediante la reestructuración cognitiva: si nos paramos a pensar
sobre el modo en el que nos vemos a nosotros mismos es muy fácil que detectemos
inconsistencias y partes que fallan, y que las reemplacemos por creencias e ideas más
viables a la hora de explicar quiénes somos.
Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente tímidos pero luego nos damos cuenta
que en ocasiones pasadas hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar
charlas frente a muchas personas en una exposición sobre un tema que nos apasiona, es
fácil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo más moderada y circunstancial.
Sin embargo, esto no tiene por qué traducirse en una mejora de la autoestima, o al menos
no de manera inmediata.