0% encontró este documento útil (0 votos)
25 vistas14 páginas

Auto Estima y Autoconcepto

Descargar como txt, pdf o txt
Descargar como txt, pdf o txt
Descargar como txt, pdf o txt
Está en la página 1/ 14

Autoestima y autoconcepto

Conviene tener claras las diferencias que existen entre ambas para saber c�mo
pensamos en nosotros mismos.

Las principales diferencias entre autoestima y autoconcepto

En cierto modo, la autoestima y el autoconcepto son constructos te�ricos que nos


ayudan a comprender c�mo funciona nuestra mente, c�mo nos vemos a nosotros mismos y
de qu� manera la opini�n de los dem�s influye en la idea que tenemos de nuestra
propia identidad. Eso significa que no son �piezas� localizables en un lugar de
nuestro cerebro, componentes f�ciles de reconocer y de aislar del resto de
fen�menos mentales que tienen lugar en nuestra mente, sino que son etiquetas �tiles
dentro de ese complej�simo mar que es la psique humana.

Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos
conceptos. De hecho, si los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas
cosas; por ejemplo, nos llevar�a a creer que verse a uno mismo de cierto modo (con
sobrepeso, alto, p�lida, etc.) indica que irremediablemente esa imagen de la propia
identidad es vista como algo negativo o positivo, solo porque socialmente hay
atributos m�s valorados que otros.

A continuaci�n puedes ver los puntos b�sicos que sirven para distinguir la
autoestima del autoconcepto.

1. Uno es cognitivo,

el otro es emocional

El autoconcepto es, b�sicamente, el conjunto de ideas y creencias que constituyen


la imagen mental de lo que somos seg�n nosotros mismos. Por lo tanto, es un
entramado de informaci�n que puede ser expresada de manera m�s o menos textual a
trav�s de afirmaciones sobre uno mismo: �soy malhumorado�, �soy t�mida�, �no sirvo
para hablar frente a muchas personas�, etc.

La autoestima, en cambio, es el componente emocional que est� vinculado al


autoconcepto, y por lo tanto no puede ser diseccionada en palabras, porque es algo
totalmente subjetivo.

2. Uno se puede plasmar

en palabras, el otro no

Esta diferencia entre autoestima y autoconcepto se deriva de la anterior. Nuestro


autoconcepto (o, mejor dicho, parte de este) puede ser comunicado a terceras
personas, mientras que no ocurre lo mismo con la autoestima.

Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal
(sean m�s o menos reales y exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de
nuestro autoconcepto, porque la autoestima no se puede reducir a palabras. Sin
embargo, nuestro interlocutor reunir� esa informaci�n que le damos acerca del
autoconcepto y a partir de ah� imaginar� la autoestima que est� asociada a este.
Sin embargo, esta tarea consistir� en recrear de manera activa la autoestima de la
otra persona, no en reconocerla en la informaci�n verbal que llegue.

3. Apelan a tipos

de memoria diferentes
La autoestima es una respuesta b�sicamente emocional ante la idea que tenemos de
nosotros mismos, lo cual significa que est� relacionada con un tipo de memoria
impl�cita: la memoria emocional. Esta clase de memoria est� especialmente
relacionada con dos partes del cerebro: el hipocampo y la am�gdala.

El autoconcepto, sin embargo, est� asociado a un tipo de memoria diferente: la


declarativa, que est� m�s relacionado con el hipocampo y las zonas de corteza
asociativa que se reparten por la corteza cerebral. Est� conformado con una serie
de conceptos que hemos aprendido a asociar con la idea de �yo�, y que puede
contener todo tipo de conceptos: desde la alegr�a o la agresividad hasta el nombre
de ciertos fil�sofos o la idea de ciertos animales que identificamos con nosotros.
Eso s�, ciertos conceptos estar�n m�s relacionados con el n�cleo de nuestro
autoconcepto, mientras que otros formar�n parte de la periferia de este.

4. Una tiene un componente

moral, el otro no

La autoestima es la manera en la que nos juzgamos a nosotros mismos, y por lo tanto


depende de la semejanza que percibamos entre nuestro autoconcepto y la imagen que
hemos creado del �yo ideal�.

Por lo tanto, mientras que el autoconcepto est� al margen de juicios de valor, la


autoestima est� fundamentada en el juicio de valor fundamental acerca de lo que
vale uno mismo: depende de hasta qu� punto creemos estar cerca de �lo bueno�, y por
lo tanto nos traza un camino que nos indicar� si nos estamos acercando o alejando
de lo que deber�amos ser.

5. Una es m�s f�cil

de cambiar que la otra

Al formar parte de la memoria emocional, la autoestima puede ser muy dif�cil de


cambiar, ya que no obedece a los criterios de la l�gica, del mismo modo en el que
las fobias, que tambi�n dependen de la memoria emocional, nos hacen tenerle miedo a
est�mulos y situaciones que en base a la raz�n no deber�an darnos miedo.

El autoconcepto, si bien est� relacionado con la autoestima y por lo tanto sus


cambios se corresponden en parte con los de esta, es algo m�s f�cil de cambiar,
porque puede ser modificado directamente mediante la reestructuraci�n cognitiva: si
nos paramos a pensar sobre el modo en el que nos vemos a nosotros mismos es muy
f�cil que detectemos inconsistencias y partes que fallan, y que las reemplacemos
por creencias e ideas m�s viables a la hora de explicar qui�nes somos.

Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente t�midos pero luego nos damos cuenta
que en ocasiones pasadas hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar
charlas frente a muchas personas en una exposici�n sobre un tema que nos apasiona,
es f�cil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo m�s moderada y
circunstancial. Sin embargo, esto no tiene por qu� traducirse en una mejora de la
autoestima, o al menos no de manera inmediata.

Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan t�midos despu�s de
todo y que, por lo tanto, no nos comportemos con tanta timidez, lo cual har�a que
los dem�s den m�s importancia a nuestra presencia y, ah� s�, nuestra autoestima
podr�a mejorar, al ver cambios verdaderos en el mundo real que nos dicen el valor
que podemos llegar a tener.

Una frontera muy difuminada


Aunque existan diferencias entre el autoconcepto y la autoestima, hay que tener
claro que ambos son constructos te�ricos de la psicolog�a, que ayudan a entender
c�mo pensamos y c�mo actuamos, pero que no describen elementos de la realidad
claramente diferenciables.

En realidad, ambos ocurren conjuntamente; como pr�cticamente todos los procesos


mentales y fen�menos subjetivos que experimentamos, son el resultado de un sistema
en bucle de partes del cerebro que funcionan a una incre�ble velocidad y que est�n
interactuando constantemente con nuestro entorno coordin�ndose entre s�. Eso
significa que, por lo menos en los seres humanos, no puede existir autoconcepto sin
autoestima, y viceversa.

Conviene tener claras las diferencias que existen entre ambas para saber c�mo
pensamos en nosotros mismos.

Las principales diferencias entre autoestima y autoconcepto

En cierto modo, la autoestima y el autoconcepto son constructos te�ricos que nos


ayudan a comprender c�mo funciona nuestra mente, c�mo nos vemos a nosotros mismos y
de qu� manera la opini�n de los dem�s influye en la idea que tenemos de nuestra
propia identidad. Eso significa que no son �piezas� localizables en un lugar de
nuestro cerebro, componentes f�ciles de reconocer y de aislar del resto de
fen�menos mentales que tienen lugar en nuestra mente, sino que son etiquetas �tiles
dentro de ese complej�simo mar que es la psique humana.

Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos
conceptos. De hecho, si los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas
cosas; por ejemplo, nos llevar�a a creer que verse a uno mismo de cierto modo (con
sobrepeso, alto, p�lida, etc.) indica que irremediablemente esa imagen de la propia
identidad es vista como algo negativo o positivo, solo porque socialmente hay
atributos m�s valorados que otros.

A continuaci�n puedes ver los puntos b�sicos que sirven para distinguir la
autoestima del autoconcepto.

1. Uno es cognitivo,

el otro es emocional

El autoconcepto es, b�sicamente, el conjunto de ideas y creencias que constituyen


la imagen mental de lo que somos seg�n nosotros mismos. Por lo tanto, es un
entramado de informaci�n que puede ser expresada de manera m�s o menos textual a
trav�s de afirmaciones sobre uno mismo: �soy malhumorado�, �soy t�mida�, �no sirvo
para hablar frente a muchas personas�, etc.

La autoestima, en cambio, es el componente emocional que est� vinculado al


autoconcepto, y por lo tanto no puede ser diseccionada en palabras, porque es algo
totalmente subjetivo.

2. Uno se puede plasmar

en palabras, el otro no

Esta diferencia entre autoestima y autoconcepto se deriva de la anterior. Nuestro


autoconcepto (o, mejor dicho, parte de este) puede ser comunicado a terceras
personas, mientras que no ocurre lo mismo con la autoestima.

Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal
(sean m�s o menos reales y exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de
nuestro autoconcepto, porque la autoestima no se puede reducir a palabras. Sin
embargo, nuestro interlocutor reunir� esa informaci�n que le damos acerca del
autoconcepto y a partir de ah� imaginar� la autoestima que est� asociada a este.
Sin embargo, esta tarea consistir� en recrear de manera activa la autoestima de la
otra persona, no en reconocerla en la informaci�n verbal que llegue.

3. Apelan a tipos

de memoria diferentes

La autoestima es una respuesta b�sicamente emocional ante la idea que tenemos de


nosotros mismos, lo cual significa que est� relacionada con un tipo de memoria
impl�cita: la memoria emocional. Esta clase de memoria est� especialmente
relacionada con dos partes del cerebro: el hipocampo y la am�gdala.

El autoconcepto, sin embargo, est� asociado a un tipo de memoria diferente: la


declarativa, que est� m�s relacionado con el hipocampo y las zonas de corteza
asociativa que se reparten por la corteza cerebral. Est� conformado con una serie
de conceptos que hemos aprendido a asociar con la idea de �yo�, y que puede
contener todo tipo de conceptos: desde la alegr�a o la agresividad hasta el nombre
de ciertos fil�sofos o la idea de ciertos animales que identificamos con nosotros.
Eso s�, ciertos conceptos estar�n m�s relacionados con el n�cleo de nuestro
autoconcepto, mientras que otros formar�n parte de la periferia de este.

4. Una tiene un componente

moral, el otro no

La autoestima es la manera en la que nos juzgamos a nosotros mismos, y por lo tanto


depende de la semejanza que percibamos entre nuestro autoconcepto y la imagen que
hemos creado del �yo ideal�.

Por lo tanto, mientras que el autoconcepto est� al margen de juicios de valor, la


autoestima est� fundamentada en el juicio de valor fundamental acerca de lo que
vale uno mismo: depende de hasta qu� punto creemos estar cerca de �lo bueno�, y por
lo tanto nos traza un camino que nos indicar� si nos estamos acercando o alejando
de lo que deber�amos ser.

5. Una es m�s f�cil

de cambiar que la otra

Al formar parte de la memoria emocional, la autoestima puede ser muy dif�cil de


cambiar, ya que no obedece a los criterios de la l�gica, del mismo modo en el que
las fobias, que tambi�n dependen de la memoria emocional, nos hacen tenerle miedo a
est�mulos y situaciones que en base a la raz�n no deber�an darnos miedo.

El autoconcepto, si bien est� relacionado con la autoestima y por lo tanto sus


cambios se corresponden en parte con los de esta, es algo m�s f�cil de cambiar,
porque puede ser modificado directamente mediante la reestructuraci�n cognitiva: si
nos paramos a pensar sobre el modo en el que nos vemos a nosotros mismos es muy
f�cil que detectemos inconsistencias y partes que fallan, y que las reemplacemos
por creencias e ideas m�s viables a la hora de explicar qui�nes somos.

Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente t�midos pero luego nos damos cuenta
que en ocasiones pasadas hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar
charlas frente a muchas personas en una exposici�n sobre un tema que nos apasiona,
es f�cil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo m�s moderada y
circunstancial. Sin embargo, esto no tiene por qu� traducirse en una mejora de la
autoestima, o al menos no de manera inmediata.

Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan t�midos despu�s de
todo y que, por lo tanto, no nos comportemos con tanta timidez, lo cual har�a que
los dem�s den m�s importancia a nuestra presencia y, ah� s�, nuestra autoestima
podr�a mejorar, al ver cambios verdaderos en el mundo real que nos dicen el valor
que podemos llegar a tener.

Una frontera muy difuminada

Aunque existan diferencias entre el autoconcepto y la autoestima, hay que tener


claro que ambos son constructos te�ricos de la psicolog�a, que ayudan a entender
c�mo pensamos y c�mo actuamos, pero que no describen elementos de la realidad
claramente diferenciables.

En realidad, ambos ocurren conjuntamente; como pr�cticamente todos los procesos


mentales y fen�menos subjetivos que experimentamos, son el resultado de un sistema
en bucle de partes del cerebro que funcionan a una incre�ble velocidad y que est�n
interactuando constantemente con nuestro entorno coordin�ndose entre s�. Eso
significa que, por lo menos en los seres humanos, no puede existir autoconcepto sin
autoestima, y viceversa.

Conviene tener claras las diferencias que existen entre ambas para saber c�mo
pensamos en nosotros mismos.

Las principales diferencias entre autoestima y autoconcepto

En cierto modo, la autoestima y el autoconcepto son constructos te�ricos que nos


ayudan a comprender c�mo funciona nuestra mente, c�mo nos vemos a nosotros mismos y
de qu� manera la opini�n de los dem�s influye en la idea que tenemos de nuestra
propia identidad. Eso significa que no son �piezas� localizables en un lugar de
nuestro cerebro, componentes f�ciles de reconocer y de aislar del resto de
fen�menos mentales que tienen lugar en nuestra mente, sino que son etiquetas �tiles
dentro de ese complej�simo mar que es la psique humana.

Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos
conceptos. De hecho, si los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas
cosas; por ejemplo, nos llevar�a a creer que verse a uno mismo de cierto modo (con
sobrepeso, alto, p�lida, etc.) indica que irremediablemente esa imagen de la propia
identidad es vista como algo negativo o positivo, solo porque socialmente hay
atributos m�s valorados que otros.

A continuaci�n puedes ver los puntos b�sicos que sirven para distinguir la
autoestima del autoconcepto.

1. Uno es cognitivo,

el otro es emocional

El autoconcepto es, b�sicamente, el conjunto de ideas y creencias que constituyen


la imagen mental de lo que somos seg�n nosotros mismos. Por lo tanto, es un
entramado de informaci�n que puede ser expresada de manera m�s o menos textual a
trav�s de afirmaciones sobre uno mismo: �soy malhumorado�, �soy t�mida�, �no sirvo
para hablar frente a muchas personas�, etc.

La autoestima, en cambio, es el componente emocional que est� vinculado al


autoconcepto, y por lo tanto no puede ser diseccionada en palabras, porque es algo
totalmente subjetivo.
2. Uno se puede plasmar

en palabras, el otro no

Esta diferencia entre autoestima y autoconcepto se deriva de la anterior. Nuestro


autoconcepto (o, mejor dicho, parte de este) puede ser comunicado a terceras
personas, mientras que no ocurre lo mismo con la autoestima.

Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal
(sean m�s o menos reales y exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de
nuestro autoconcepto, porque la autoestima no se puede reducir a palabras. Sin
embargo, nuestro interlocutor reunir� esa informaci�n que le damos acerca del
autoconcepto y a partir de ah� imaginar� la autoestima que est� asociada a este.
Sin embargo, esta tarea consistir� en recrear de manera activa la autoestima de la
otra persona, no en reconocerla en la informaci�n verbal que llegue.

3. Apelan a tipos

de memoria diferentes

La autoestima es una respuesta b�sicamente emocional ante la idea que tenemos de


nosotros mismos, lo cual significa que est� relacionada con un tipo de memoria
impl�cita: la memoria emocional. Esta clase de memoria est� especialmente
relacionada con dos partes del cerebro: el hipocampo y la am�gdala.

El autoconcepto, sin embargo, est� asociado a un tipo de memoria diferente: la


declarativa, que est� m�s relacionado con el hipocampo y las zonas de corteza
asociativa que se reparten por la corteza cerebral. Est� conformado con una serie
de conceptos que hemos aprendido a asociar con la idea de �yo�, y que puede
contener todo tipo de conceptos: desde la alegr�a o la agresividad hasta el nombre
de ciertos fil�sofos o la idea de ciertos animales que identificamos con nosotros.
Eso s�, ciertos conceptos estar�n m�s relacionados con el n�cleo de nuestro
autoconcepto, mientras que otros formar�n parte de la periferia de este.

4. Una tiene un componente

moral, el otro no

La autoestima es la manera en la que nos juzgamos a nosotros mismos, y por lo tanto


depende de la semejanza que percibamos entre nuestro autoconcepto y la imagen que
hemos creado del �yo ideal�.

Por lo tanto, mientras que el autoconcepto est� al margen de juicios de valor, la


autoestima est� fundamentada en el juicio de valor fundamental acerca de lo que
vale uno mismo: depende de hasta qu� punto creemos estar cerca de �lo bueno�, y por
lo tanto nos traza un camino que nos indicar� si nos estamos acercando o alejando
de lo que deber�amos ser.

5. Una es m�s f�cil

de cambiar que la otra

Al formar parte de la memoria emocional, la autoestima puede ser muy dif�cil de


cambiar, ya que no obedece a los criterios de la l�gica, del mismo modo en el que
las fobias, que tambi�n dependen de la memoria emocional, nos hacen tenerle miedo a
est�mulos y situaciones que en base a la raz�n no deber�an darnos miedo.

El autoconcepto, si bien est� relacionado con la autoestima y por lo tanto sus


cambios se corresponden en parte con los de esta, es algo m�s f�cil de cambiar,
porque puede ser modificado directamente mediante la reestructuraci�n cognitiva: si
nos paramos a pensar sobre el modo en el que nos vemos a nosotros mismos es muy
f�cil que detectemos inconsistencias y partes que fallan, y que las reemplacemos
por creencias e ideas m�s viables a la hora de explicar qui�nes somos.

Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente t�midos pero luego nos damos cuenta
que en ocasiones pasadas hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar
charlas frente a muchas personas en una exposici�n sobre un tema que nos apasiona,
es f�cil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo m�s moderada y
circunstancial. Sin embargo, esto no tiene por qu� traducirse en una mejora de la
autoestima, o al menos no de manera inmediata.

Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan t�midos despu�s de
todo y que, por lo tanto, no nos comportemos con tanta timidez, lo cual har�a que
los dem�s den m�s importancia a nuestra presencia y, ah� s�, nuestra autoestima
podr�a mejorar, al ver cambios verdaderos en el mundo real que nos dicen el valor
que podemos llegar a tener.

Una frontera muy difuminada

Aunque existan diferencias entre el autoconcepto y la autoestima, hay que tener


claro que ambos son constructos te�ricos de la psicolog�a, que ayudan a entender
c�mo pensamos y c�mo actuamos, pero que no describen elementos de la realidad
claramente diferenciables.

En realidad, ambos ocurren conjuntamente; como pr�cticamente todos los procesos


mentales y fen�menos subjetivos que experimentamos, son el resultado de un sistema
en bucle de partes del cerebro que funcionan a una incre�ble velocidad y que est�n
interactuando constantemente con nuestro entorno coordin�ndose entre s�. Eso
significa que, por lo menos en los seres humanos, no puede existir autoconcepto sin
autoestima, y viceversa.

Conviene tener claras las diferencias que existen entre ambas para saber c�mo
pensamos en nosotros mismos.

Las principales diferencias entre autoestima y autoconcepto

En cierto modo, la autoestima y el autoconcepto son constructos te�ricos que nos


ayudan a comprender c�mo funciona nuestra mente, c�mo nos vemos a nosotros mismos y
de qu� manera la opini�n de los dem�s influye en la idea que tenemos de nuestra
propia identidad. Eso significa que no son �piezas� localizables en un lugar de
nuestro cerebro, componentes f�ciles de reconocer y de aislar del resto de
fen�menos mentales que tienen lugar en nuestra mente, sino que son etiquetas �tiles
dentro de ese complej�simo mar que es la psique humana.

Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos
conceptos. De hecho, si los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas
cosas; por ejemplo, nos llevar�a a creer que verse a uno mismo de cierto modo (con
sobrepeso, alto, p�lida, etc.) indica que irremediablemente esa imagen de la propia
identidad es vista como algo negativo o positivo, solo porque socialmente hay
atributos m�s valorados que otros.

A continuaci�n puedes ver los puntos b�sicos que sirven para distinguir la
autoestima del autoconcepto.

1. Uno es cognitivo,

el otro es emocional
El autoconcepto es, b�sicamente, el conjunto de ideas y creencias que constituyen
la imagen mental de lo que somos seg�n nosotros mismos. Por lo tanto, es un
entramado de informaci�n que puede ser expresada de manera m�s o menos textual a
trav�s de afirmaciones sobre uno mismo: �soy malhumorado�, �soy t�mida�, �no sirvo
para hablar frente a muchas personas�, etc.

La autoestima, en cambio, es el componente emocional que est� vinculado al


autoconcepto, y por lo tanto no puede ser diseccionada en palabras, porque es algo
totalmente subjetivo.

2. Uno se puede plasmar

en palabras, el otro no

Esta diferencia entre autoestima y autoconcepto se deriva de la anterior. Nuestro


autoconcepto (o, mejor dicho, parte de este) puede ser comunicado a terceras
personas, mientras que no ocurre lo mismo con la autoestima.

Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal
(sean m�s o menos reales y exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de
nuestro autoconcepto, porque la autoestima no se puede reducir a palabras. Sin
embargo, nuestro interlocutor reunir� esa informaci�n que le damos acerca del
autoconcepto y a partir de ah� imaginar� la autoestima que est� asociada a este.
Sin embargo, esta tarea consistir� en recrear de manera activa la autoestima de la
otra persona, no en reconocerla en la informaci�n verbal que llegue.

3. Apelan a tipos

de memoria diferentes

La autoestima es una respuesta b�sicamente emocional ante la idea que tenemos de


nosotros mismos, lo cual significa que est� relacionada con un tipo de memoria
impl�cita: la memoria emocional. Esta clase de memoria est� especialmente
relacionada con dos partes del cerebro: el hipocampo y la am�gdala.

El autoconcepto, sin embargo, est� asociado a un tipo de memoria diferente: la


declarativa, que est� m�s relacionado con el hipocampo y las zonas de corteza
asociativa que se reparten por la corteza cerebral. Est� conformado con una serie
de conceptos que hemos aprendido a asociar con la idea de �yo�, y que puede
contener todo tipo de conceptos: desde la alegr�a o la agresividad hasta el nombre
de ciertos fil�sofos o la idea de ciertos animales que identificamos con nosotros.
Eso s�, ciertos conceptos estar�n m�s relacionados con el n�cleo de nuestro
autoconcepto, mientras que otros formar�n parte de la periferia de este.

4. Una tiene un componente

moral, el otro no

La autoestima es la manera en la que nos juzgamos a nosotros mismos, y por lo tanto


depende de la semejanza que percibamos entre nuestro autoconcepto y la imagen que
hemos creado del �yo ideal�.

Por lo tanto, mientras que el autoconcepto est� al margen de juicios de valor, la


autoestima est� fundamentada en el juicio de valor fundamental acerca de lo que
vale uno mismo: depende de hasta qu� punto creemos estar cerca de �lo bueno�, y por
lo tanto nos traza un camino que nos indicar� si nos estamos acercando o alejando
de lo que deber�amos ser.

5. Una es m�s f�cil


de cambiar que la otra

Al formar parte de la memoria emocional, la autoestima puede ser muy dif�cil de


cambiar, ya que no obedece a los criterios de la l�gica, del mismo modo en el que
las fobias, que tambi�n dependen de la memoria emocional, nos hacen tenerle miedo a
est�mulos y situaciones que en base a la raz�n no deber�an darnos miedo.

El autoconcepto, si bien est� relacionado con la autoestima y por lo tanto sus


cambios se corresponden en parte con los de esta, es algo m�s f�cil de cambiar,
porque puede ser modificado directamente mediante la reestructuraci�n cognitiva: si
nos paramos a pensar sobre el modo en el que nos vemos a nosotros mismos es muy
f�cil que detectemos inconsistencias y partes que fallan, y que las reemplacemos
por creencias e ideas m�s viables a la hora de explicar qui�nes somos.

Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente t�midos pero luego nos damos cuenta
que en ocasiones pasadas hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar
charlas frente a muchas personas en una exposici�n sobre un tema que nos apasiona,
es f�cil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo m�s moderada y
circunstancial. Sin embargo, esto no tiene por qu� traducirse en una mejora de la
autoestima, o al menos no de manera inmediata.

Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan t�midos despu�s de
todo y que, por lo tanto, no nos comportemos con tanta timidez, lo cual har�a que
los dem�s den m�s importancia a nuestra presencia y, ah� s�, nuestra autoestima
podr�a mejorar, al ver cambios verdaderos en el mundo real que nos dicen el valor
que podemos llegar a tener.

Una frontera muy difuminada

Aunque existan diferencias entre el autoconcepto y la autoestima, hay que tener


claro que ambos son constructos te�ricos de la psicolog�a, que ayudan a entender
c�mo pensamos y c�mo actuamos, pero que no describen elementos de la realidad
claramente diferenciables.

En realidad, ambos ocurren conjuntamente; como pr�cticamente todos los procesos


mentales y fen�menos subjetivos que experimentamos, son el resultado de un sistema
en bucle de partes del cerebro que funcionan a una incre�ble velocidad y que est�n
interactuando constantemente con nuestro entorno coordin�ndose entre s�. Eso
significa que, por lo menos en los seres humanos, no puede existir autoconcepto sin
autoestima, y viceversa.

Conviene tener claras las diferencias que existen entre ambas para saber c�mo
pensamos en nosotros mismos.

Las principales diferencias entre autoestima y autoconcepto

En cierto modo, la autoestima y el autoconcepto son constructos te�ricos que nos


ayudan a comprender c�mo funciona nuestra mente, c�mo nos vemos a nosotros mismos y
de qu� manera la opini�n de los dem�s influye en la idea que tenemos de nuestra
propia identidad. Eso significa que no son �piezas� localizables en un lugar de
nuestro cerebro, componentes f�ciles de reconocer y de aislar del resto de
fen�menos mentales que tienen lugar en nuestra mente, sino que son etiquetas �tiles
dentro de ese complej�simo mar que es la psique humana.

Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos
conceptos. De hecho, si los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas
cosas; por ejemplo, nos llevar�a a creer que verse a uno mismo de cierto modo (con
sobrepeso, alto, p�lida, etc.) indica que irremediablemente esa imagen de la propia
identidad es vista como algo negativo o positivo, solo porque socialmente hay
atributos m�s valorados que otros.

A continuaci�n puedes ver los puntos b�sicos que sirven para distinguir la
autoestima del autoconcepto.

1. Uno es cognitivo,

el otro es emocional

El autoconcepto es, b�sicamente, el conjunto de ideas y creencias que constituyen


la imagen mental de lo que somos seg�n nosotros mismos. Por lo tanto, es un
entramado de informaci�n que puede ser expresada de manera m�s o menos textual a
trav�s de afirmaciones sobre uno mismo: �soy malhumorado�, �soy t�mida�, �no sirvo
para hablar frente a muchas personas�, etc.

La autoestima, en cambio, es el componente emocional que est� vinculado al


autoconcepto, y por lo tanto no puede ser diseccionada en palabras, porque es algo
totalmente subjetivo.

2. Uno se puede plasmar

en palabras, el otro no

Esta diferencia entre autoestima y autoconcepto se deriva de la anterior. Nuestro


autoconcepto (o, mejor dicho, parte de este) puede ser comunicado a terceras
personas, mientras que no ocurre lo mismo con la autoestima.

Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal
(sean m�s o menos reales y exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de
nuestro autoconcepto, porque la autoestima no se puede reducir a palabras. Sin
embargo, nuestro interlocutor reunir� esa informaci�n que le damos acerca del
autoconcepto y a partir de ah� imaginar� la autoestima que est� asociada a este.
Sin embargo, esta tarea consistir� en recrear de manera activa la autoestima de la
otra persona, no en reconocerla en la informaci�n verbal que llegue.

3. Apelan a tipos

de memoria diferentes

La autoestima es una respuesta b�sicamente emocional ante la idea que tenemos de


nosotros mismos, lo cual significa que est� relacionada con un tipo de memoria
impl�cita: la memoria emocional. Esta clase de memoria est� especialmente
relacionada con dos partes del cerebro: el hipocampo y la am�gdala.

El autoconcepto, sin embargo, est� asociado a un tipo de memoria diferente: la


declarativa, que est� m�s relacionado con el hipocampo y las zonas de corteza
asociativa que se reparten por la corteza cerebral. Est� conformado con una serie
de conceptos que hemos aprendido a asociar con la idea de �yo�, y que puede
contener todo tipo de conceptos: desde la alegr�a o la agresividad hasta el nombre
de ciertos fil�sofos o la idea de ciertos animales que identificamos con nosotros.
Eso s�, ciertos conceptos estar�n m�s relacionados con el n�cleo de nuestro
autoconcepto, mientras que otros formar�n parte de la periferia de este.

4. Una tiene un componente

moral, el otro no

La autoestima es la manera en la que nos juzgamos a nosotros mismos, y por lo tanto


depende de la semejanza que percibamos entre nuestro autoconcepto y la imagen que
hemos creado del �yo ideal�.

Por lo tanto, mientras que el autoconcepto est� al margen de juicios de valor, la


autoestima est� fundamentada en el juicio de valor fundamental acerca de lo que
vale uno mismo: depende de hasta qu� punto creemos estar cerca de �lo bueno�, y por
lo tanto nos traza un camino que nos indicar� si nos estamos acercando o alejando
de lo que deber�amos ser.

5. Una es m�s f�cil

de cambiar que la otra

Al formar parte de la memoria emocional, la autoestima puede ser muy dif�cil de


cambiar, ya que no obedece a los criterios de la l�gica, del mismo modo en el que
las fobias, que tambi�n dependen de la memoria emocional, nos hacen tenerle miedo a
est�mulos y situaciones que en base a la raz�n no deber�an darnos miedo.

El autoconcepto, si bien est� relacionado con la autoestima y por lo tanto sus


cambios se corresponden en parte con los de esta, es algo m�s f�cil de cambiar,
porque puede ser modificado directamente mediante la reestructuraci�n cognitiva: si
nos paramos a pensar sobre el modo en el que nos vemos a nosotros mismos es muy
f�cil que detectemos inconsistencias y partes que fallan, y que las reemplacemos
por creencias e ideas m�s viables a la hora de explicar qui�nes somos.

Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente t�midos pero luego nos damos cuenta
que en ocasiones pasadas hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar
charlas frente a muchas personas en una exposici�n sobre un tema que nos apasiona,
es f�cil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo m�s moderada y
circunstancial. Sin embargo, esto no tiene por qu� traducirse en una mejora de la
autoestima, o al menos no de manera inmediata.

Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan t�midos despu�s de
todo y que, por lo tanto, no nos comportemos con tanta timidez, lo cual har�a que
los dem�s den m�s importancia a nuestra presencia y, ah� s�, nuestra autoestima
podr�a mejorar, al ver cambios verdaderos en el mundo real que nos dicen el valor
que podemos llegar a tener.

Una frontera muy difuminada

Aunque existan diferencias entre el autoconcepto y la autoestima, hay que tener


claro que ambos son constructos te�ricos de la psicolog�a, que ayudan a entender
c�mo pensamos y c�mo actuamos, pero que no describen elementos de la realidad
claramente diferenciables.

En realidad, ambos ocurren conjuntamente; como pr�cticamente todos los procesos


mentales y fen�menos subjetivos que experimentamos, son el resultado de un sistema
en bucle de partes del cerebro que funcionan a una incre�ble velocidad y que est�n
interactuando constantemente con nuestro entorno coordin�ndose entre s�. Eso
significa que, por lo menos en los seres humanos, no puede existir autoconcepto sin
autoestima, y viceversa.

Conviene tener claras las diferencias que existen entre ambas para saber c�mo
pensamos en nosotros mismos.

Las principales diferencias entre autoestima y autoconcepto

En cierto modo, la autoestima y el autoconcepto son constructos te�ricos que nos


ayudan a comprender c�mo funciona nuestra mente, c�mo nos vemos a nosotros mismos y
de qu� manera la opini�n de los dem�s influye en la idea que tenemos de nuestra
propia identidad. Eso significa que no son �piezas� localizables en un lugar de
nuestro cerebro, componentes f�ciles de reconocer y de aislar del resto de
fen�menos mentales que tienen lugar en nuestra mente, sino que son etiquetas �tiles
dentro de ese complej�simo mar que es la psique humana.

Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos
conceptos. De hecho, si los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas
cosas; por ejemplo, nos llevar�a a creer que verse a uno mismo de cierto modo (con
sobrepeso, alto, p�lida, etc.) indica que irremediablemente esa imagen de la propia
identidad es vista como algo negativo o positivo, solo porque socialmente hay
atributos m�s valorados que otros.

A continuaci�n puedes ver los puntos b�sicos que sirven para distinguir la
autoestima del autoconcepto.

1. Uno es cognitivo,

el otro es emocional

El autoconcepto es, b�sicamente, el conjunto de ideas y creencias que constituyen


la imagen mental de lo que somos seg�n nosotros mismos. Por lo tanto, es un
entramado de informaci�n que puede ser expresada de manera m�s o menos textual a
trav�s de afirmaciones sobre uno mismo: �soy malhumorado�, �soy t�mida�, �no sirvo
para hablar frente a muchas personas�, etc.

La autoestima, en cambio, es el componente emocional que est� vinculado al


autoconcepto, y por lo tanto no puede ser diseccionada en palabras, porque es algo
totalmente subjetivo.

2. Uno se puede plasmar

en palabras, el otro no

Esta diferencia entre autoestima y autoconcepto se deriva de la anterior. Nuestro


autoconcepto (o, mejor dicho, parte de este) puede ser comunicado a terceras
personas, mientras que no ocurre lo mismo con la autoestima.

Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal
(sean m�s o menos reales y exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de
nuestro autoconcepto, porque la autoestima no se puede reducir a palabras. Sin
embargo, nuestro interlocutor reunir� esa informaci�n que le damos acerca del
autoconcepto y a partir de ah� imaginar� la autoestima que est� asociada a este.
Sin embargo, esta tarea consistir� en recrear de manera activa la autoestima de la
otra persona, no en reconocerla en la informaci�n verbal que llegue.

3. Apelan a tipos

de memoria diferentes

La autoestima es una respuesta b�sicamente emocional ante la idea que tenemos de


nosotros mismos, lo cual significa que est� relacionada con un tipo de memoria
impl�cita: la memoria emocional. Esta clase de memoria est� especialmente
relacionada con dos partes del cerebro: el hipocampo y la am�gdala.

El autoconcepto, sin embargo, est� asociado a un tipo de memoria diferente: la


declarativa, que est� m�s relacionado con el hipocampo y las zonas de corteza
asociativa que se reparten por la corteza cerebral. Est� conformado con una serie
de conceptos que hemos aprendido a asociar con la idea de �yo�, y que puede
contener todo tipo de conceptos: desde la alegr�a o la agresividad hasta el nombre
de ciertos fil�sofos o la idea de ciertos animales que identificamos con nosotros.
Eso s�, ciertos conceptos estar�n m�s relacionados con el n�cleo de nuestro
autoconcepto, mientras que otros formar�n parte de la periferia de este.

4. Una tiene un componente

moral, el otro no

La autoestima es la manera en la que nos juzgamos a nosotros mismos, y por lo tanto


depende de la semejanza que percibamos entre nuestro autoconcepto y la imagen que
hemos creado del �yo ideal�.

Por lo tanto, mientras que el autoconcepto est� al margen de juicios de valor, la


autoestima est� fundamentada en el juicio de valor fundamental acerca de lo que
vale uno mismo: depende de hasta qu� punto creemos estar cerca de �lo bueno�, y por
lo tanto nos traza un camino que nos indicar� si nos estamos acercando o alejando
de lo que deber�amos ser.

5. Una es m�s f�cil

de cambiar que la otra

Al formar parte de la memoria emocional, la autoestima puede ser muy dif�cil de


cambiar, ya que no obedece a los criterios de la l�gica, del mismo modo en el que
las fobias, que tambi�n dependen de la memoria emocional, nos hacen tenerle miedo a
est�mulos y situaciones que en base a la raz�n no deber�an darnos miedo.

El autoconcepto, si bien est� relacionado con la autoestima y por lo tanto sus


cambios se corresponden en parte con los de esta, es algo m�s f�cil de cambiar,
porque puede ser modificado directamente mediante la reestructuraci�n cognitiva: si
nos paramos a pensar sobre el modo en el que nos vemos a nosotros mismos es muy
f�cil que detectemos inconsistencias y partes que fallan, y que las reemplacemos
por creencias e ideas m�s viables a la hora de explicar qui�nes somos.

Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente t�midos pero luego nos damos cuenta
que en ocasiones pasadas hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar
charlas frente a muchas personas en una exposici�n sobre un tema que nos apasiona,
es f�cil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo m�s moderada y
circunstancial. Sin embargo, esto no tiene por qu� traducirse en una mejora de la
autoestima, o al menos no de manera inmediata.

Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan t�midos despu�s de
todo y que, por lo tanto, no nos comportemos con tanta timidez, lo cual har�a que
los dem�s den m�s importancia a nuestra presencia y, ah� s�, nuestra autoestima
podr�a mejorar, al ver cambios verdaderos en el mundo real que nos dicen el valor
que podemos llegar a tener.

Una frontera muy difuminada

Aunque existan diferencias entre el autoconcepto y la autoestima, hay que tener


claro que ambos son constructos te�ricos de la psicolog�a, que ayudan a entender
c�mo pensamos y c�mo actuamos, pero que no describen elementos de la realidad
claramente diferenciables.

En realidad, ambos ocurren conjuntamente; como pr�cticamente todos los procesos


mentales y fen�menos subjetivos que experimentamos, son el resultado de un sistema
en bucle de partes del cerebro que funcionan a una incre�ble velocidad y que est�n
interactuando constantemente con nuestro entorno coordin�ndose entre s�. Eso
significa que, por lo menos en los seres humanos, no puede existir autoconcepto sin
autoestima, y viceversa.

También podría gustarte