Auto Estima y Autoconcepto
Auto Estima y Autoconcepto
Auto Estima y Autoconcepto
Conviene tener claras las diferencias que existen entre ambas para saber c�mo
pensamos en nosotros mismos.
Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos
conceptos. De hecho, si los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas
cosas; por ejemplo, nos llevar�a a creer que verse a uno mismo de cierto modo (con
sobrepeso, alto, p�lida, etc.) indica que irremediablemente esa imagen de la propia
identidad es vista como algo negativo o positivo, solo porque socialmente hay
atributos m�s valorados que otros.
A continuaci�n puedes ver los puntos b�sicos que sirven para distinguir la
autoestima del autoconcepto.
1. Uno es cognitivo,
el otro es emocional
en palabras, el otro no
Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal
(sean m�s o menos reales y exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de
nuestro autoconcepto, porque la autoestima no se puede reducir a palabras. Sin
embargo, nuestro interlocutor reunir� esa informaci�n que le damos acerca del
autoconcepto y a partir de ah� imaginar� la autoestima que est� asociada a este.
Sin embargo, esta tarea consistir� en recrear de manera activa la autoestima de la
otra persona, no en reconocerla en la informaci�n verbal que llegue.
3. Apelan a tipos
de memoria diferentes
La autoestima es una respuesta b�sicamente emocional ante la idea que tenemos de
nosotros mismos, lo cual significa que est� relacionada con un tipo de memoria
impl�cita: la memoria emocional. Esta clase de memoria est� especialmente
relacionada con dos partes del cerebro: el hipocampo y la am�gdala.
moral, el otro no
Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente t�midos pero luego nos damos cuenta
que en ocasiones pasadas hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar
charlas frente a muchas personas en una exposici�n sobre un tema que nos apasiona,
es f�cil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo m�s moderada y
circunstancial. Sin embargo, esto no tiene por qu� traducirse en una mejora de la
autoestima, o al menos no de manera inmediata.
Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan t�midos despu�s de
todo y que, por lo tanto, no nos comportemos con tanta timidez, lo cual har�a que
los dem�s den m�s importancia a nuestra presencia y, ah� s�, nuestra autoestima
podr�a mejorar, al ver cambios verdaderos en el mundo real que nos dicen el valor
que podemos llegar a tener.
Conviene tener claras las diferencias que existen entre ambas para saber c�mo
pensamos en nosotros mismos.
Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos
conceptos. De hecho, si los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas
cosas; por ejemplo, nos llevar�a a creer que verse a uno mismo de cierto modo (con
sobrepeso, alto, p�lida, etc.) indica que irremediablemente esa imagen de la propia
identidad es vista como algo negativo o positivo, solo porque socialmente hay
atributos m�s valorados que otros.
A continuaci�n puedes ver los puntos b�sicos que sirven para distinguir la
autoestima del autoconcepto.
1. Uno es cognitivo,
el otro es emocional
en palabras, el otro no
Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal
(sean m�s o menos reales y exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de
nuestro autoconcepto, porque la autoestima no se puede reducir a palabras. Sin
embargo, nuestro interlocutor reunir� esa informaci�n que le damos acerca del
autoconcepto y a partir de ah� imaginar� la autoestima que est� asociada a este.
Sin embargo, esta tarea consistir� en recrear de manera activa la autoestima de la
otra persona, no en reconocerla en la informaci�n verbal que llegue.
3. Apelan a tipos
de memoria diferentes
moral, el otro no
Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente t�midos pero luego nos damos cuenta
que en ocasiones pasadas hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar
charlas frente a muchas personas en una exposici�n sobre un tema que nos apasiona,
es f�cil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo m�s moderada y
circunstancial. Sin embargo, esto no tiene por qu� traducirse en una mejora de la
autoestima, o al menos no de manera inmediata.
Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan t�midos despu�s de
todo y que, por lo tanto, no nos comportemos con tanta timidez, lo cual har�a que
los dem�s den m�s importancia a nuestra presencia y, ah� s�, nuestra autoestima
podr�a mejorar, al ver cambios verdaderos en el mundo real que nos dicen el valor
que podemos llegar a tener.
Conviene tener claras las diferencias que existen entre ambas para saber c�mo
pensamos en nosotros mismos.
Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos
conceptos. De hecho, si los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas
cosas; por ejemplo, nos llevar�a a creer que verse a uno mismo de cierto modo (con
sobrepeso, alto, p�lida, etc.) indica que irremediablemente esa imagen de la propia
identidad es vista como algo negativo o positivo, solo porque socialmente hay
atributos m�s valorados que otros.
A continuaci�n puedes ver los puntos b�sicos que sirven para distinguir la
autoestima del autoconcepto.
1. Uno es cognitivo,
el otro es emocional
en palabras, el otro no
Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal
(sean m�s o menos reales y exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de
nuestro autoconcepto, porque la autoestima no se puede reducir a palabras. Sin
embargo, nuestro interlocutor reunir� esa informaci�n que le damos acerca del
autoconcepto y a partir de ah� imaginar� la autoestima que est� asociada a este.
Sin embargo, esta tarea consistir� en recrear de manera activa la autoestima de la
otra persona, no en reconocerla en la informaci�n verbal que llegue.
3. Apelan a tipos
de memoria diferentes
moral, el otro no
Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente t�midos pero luego nos damos cuenta
que en ocasiones pasadas hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar
charlas frente a muchas personas en una exposici�n sobre un tema que nos apasiona,
es f�cil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo m�s moderada y
circunstancial. Sin embargo, esto no tiene por qu� traducirse en una mejora de la
autoestima, o al menos no de manera inmediata.
Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan t�midos despu�s de
todo y que, por lo tanto, no nos comportemos con tanta timidez, lo cual har�a que
los dem�s den m�s importancia a nuestra presencia y, ah� s�, nuestra autoestima
podr�a mejorar, al ver cambios verdaderos en el mundo real que nos dicen el valor
que podemos llegar a tener.
Conviene tener claras las diferencias que existen entre ambas para saber c�mo
pensamos en nosotros mismos.
Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos
conceptos. De hecho, si los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas
cosas; por ejemplo, nos llevar�a a creer que verse a uno mismo de cierto modo (con
sobrepeso, alto, p�lida, etc.) indica que irremediablemente esa imagen de la propia
identidad es vista como algo negativo o positivo, solo porque socialmente hay
atributos m�s valorados que otros.
A continuaci�n puedes ver los puntos b�sicos que sirven para distinguir la
autoestima del autoconcepto.
1. Uno es cognitivo,
el otro es emocional
El autoconcepto es, b�sicamente, el conjunto de ideas y creencias que constituyen
la imagen mental de lo que somos seg�n nosotros mismos. Por lo tanto, es un
entramado de informaci�n que puede ser expresada de manera m�s o menos textual a
trav�s de afirmaciones sobre uno mismo: �soy malhumorado�, �soy t�mida�, �no sirvo
para hablar frente a muchas personas�, etc.
en palabras, el otro no
Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal
(sean m�s o menos reales y exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de
nuestro autoconcepto, porque la autoestima no se puede reducir a palabras. Sin
embargo, nuestro interlocutor reunir� esa informaci�n que le damos acerca del
autoconcepto y a partir de ah� imaginar� la autoestima que est� asociada a este.
Sin embargo, esta tarea consistir� en recrear de manera activa la autoestima de la
otra persona, no en reconocerla en la informaci�n verbal que llegue.
3. Apelan a tipos
de memoria diferentes
moral, el otro no
Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente t�midos pero luego nos damos cuenta
que en ocasiones pasadas hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar
charlas frente a muchas personas en una exposici�n sobre un tema que nos apasiona,
es f�cil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo m�s moderada y
circunstancial. Sin embargo, esto no tiene por qu� traducirse en una mejora de la
autoestima, o al menos no de manera inmediata.
Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan t�midos despu�s de
todo y que, por lo tanto, no nos comportemos con tanta timidez, lo cual har�a que
los dem�s den m�s importancia a nuestra presencia y, ah� s�, nuestra autoestima
podr�a mejorar, al ver cambios verdaderos en el mundo real que nos dicen el valor
que podemos llegar a tener.
Conviene tener claras las diferencias que existen entre ambas para saber c�mo
pensamos en nosotros mismos.
Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos
conceptos. De hecho, si los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas
cosas; por ejemplo, nos llevar�a a creer que verse a uno mismo de cierto modo (con
sobrepeso, alto, p�lida, etc.) indica que irremediablemente esa imagen de la propia
identidad es vista como algo negativo o positivo, solo porque socialmente hay
atributos m�s valorados que otros.
A continuaci�n puedes ver los puntos b�sicos que sirven para distinguir la
autoestima del autoconcepto.
1. Uno es cognitivo,
el otro es emocional
en palabras, el otro no
Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal
(sean m�s o menos reales y exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de
nuestro autoconcepto, porque la autoestima no se puede reducir a palabras. Sin
embargo, nuestro interlocutor reunir� esa informaci�n que le damos acerca del
autoconcepto y a partir de ah� imaginar� la autoestima que est� asociada a este.
Sin embargo, esta tarea consistir� en recrear de manera activa la autoestima de la
otra persona, no en reconocerla en la informaci�n verbal que llegue.
3. Apelan a tipos
de memoria diferentes
moral, el otro no
Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente t�midos pero luego nos damos cuenta
que en ocasiones pasadas hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar
charlas frente a muchas personas en una exposici�n sobre un tema que nos apasiona,
es f�cil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo m�s moderada y
circunstancial. Sin embargo, esto no tiene por qu� traducirse en una mejora de la
autoestima, o al menos no de manera inmediata.
Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan t�midos despu�s de
todo y que, por lo tanto, no nos comportemos con tanta timidez, lo cual har�a que
los dem�s den m�s importancia a nuestra presencia y, ah� s�, nuestra autoestima
podr�a mejorar, al ver cambios verdaderos en el mundo real que nos dicen el valor
que podemos llegar a tener.
Conviene tener claras las diferencias que existen entre ambas para saber c�mo
pensamos en nosotros mismos.
Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos
conceptos. De hecho, si los confundimos, corremos el riesgo de no entender muchas
cosas; por ejemplo, nos llevar�a a creer que verse a uno mismo de cierto modo (con
sobrepeso, alto, p�lida, etc.) indica que irremediablemente esa imagen de la propia
identidad es vista como algo negativo o positivo, solo porque socialmente hay
atributos m�s valorados que otros.
A continuaci�n puedes ver los puntos b�sicos que sirven para distinguir la
autoestima del autoconcepto.
1. Uno es cognitivo,
el otro es emocional
en palabras, el otro no
Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal
(sean m�s o menos reales y exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de
nuestro autoconcepto, porque la autoestima no se puede reducir a palabras. Sin
embargo, nuestro interlocutor reunir� esa informaci�n que le damos acerca del
autoconcepto y a partir de ah� imaginar� la autoestima que est� asociada a este.
Sin embargo, esta tarea consistir� en recrear de manera activa la autoestima de la
otra persona, no en reconocerla en la informaci�n verbal que llegue.
3. Apelan a tipos
de memoria diferentes
moral, el otro no
Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente t�midos pero luego nos damos cuenta
que en ocasiones pasadas hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar
charlas frente a muchas personas en una exposici�n sobre un tema que nos apasiona,
es f�cil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo m�s moderada y
circunstancial. Sin embargo, esto no tiene por qu� traducirse en una mejora de la
autoestima, o al menos no de manera inmediata.
Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan t�midos despu�s de
todo y que, por lo tanto, no nos comportemos con tanta timidez, lo cual har�a que
los dem�s den m�s importancia a nuestra presencia y, ah� s�, nuestra autoestima
podr�a mejorar, al ver cambios verdaderos en el mundo real que nos dicen el valor
que podemos llegar a tener.