Bloque XII

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Bloque 12: Normalización Democrática de España e integración en Europa

(desde 1975)

Explica las alternativas políticas que se proponían tras la muerte de Franco, y quiénes defendían cada una de ellas

A la muerte del dictador, la población española y las fuerzas políticas, tanto franquistas como de la oposición, se
alineaban a favor de alguna de las tres alternativas posibles para el futuro político del país:
a) La continuidad del régimen franquista: con el mantenimiento de sus viejas estructuras o, con alguna modificación
superficial. Era la posición defendida por el llamado “bunker” –integrado por los sectores más reaccionarios e
inmovilistas del régimen-, que contaba con una considerable fuerza en las instituciones políticas y en el Ejército.
b) La reforma política: a partir de las mismas leyes e instituciones del franquismo, que pretendía la liberalización
paulatina del régimen desde dentro hasta su equiparación con las democracias occidentales. Era la vía propuesta por
los aperturistas del régimen, conscientes de que el franquismo sin Franco era inviable y de que la definitiva
integración de España en Europa requería una evolución política hacia formas democráticas. Esta fue, finalmente, la
estrategia que se impuso en la transición española.
c) La ruptura democrática: que propugnaba acabar de forma inmediata con el viejo régimen dictatorial y restaurar
una verdadera democracia. Era la estrategia defendida por la izquierda antifranquista y por la mayoría de la
oposición democrática.

Describe el papel desempeñado por el rey durante la transición


Dos días después de la muerte de Franco, el 22 de noviembre de 1975, Juan Carlos I, de acuerdo con lo establecido por la Ley
Orgánica del Estado, asumía ante las Cortes franquistas la jefatura del Estado y juraba lealtad a los Principios del Movimiento
Nacional y a las Leyes Fundamentales. Su padre, don Juan de Borbón, que había sido privado por Franco de sus derechos
dinásticos, no renunciaría a ellos de forma oficial a favor de su hijo hasta año y medio después.
En su discurso de proclamación como jefe de Estado, Juan Carlos I dejó entrever vagamente su voluntad democrática; tan solo
unos días después se concedió un indulto parcial que permitió la salida de la cárcel de algunos presos políticos, como Marcelino
Camacho y otros dirigentes de CC.OO. Sin embargo, las intenciones del joven monarca representaban una incógnita para la gran
mayoría. Los más reaccionarios lo veían como un joven advenedizo y desconfiaban de su fidelidad al régimen. En cambio, un
amplio sector de la oposición, recelaba de lo contrario y veía en él la reposición de la desacreditada monarquía, con el agravante
de venir impuesta por Franco.
A menudo se ha tendido a mostrar la figura del rey como el más importante, y casi único, motor del cambio democrático en
España. Este planteamiento ignora la labor y los esfuerzos de muchos miles de personas que lucharon día a día y durante años
por la restauración de la democracia. Una exigencia cada vez más extendida entre la población española y única solución política
aceptable para integrarse plenamente en Europa.
En cualquier caso, Juan Carlos I contribuyó de forma esencial a restaurar la democracia en España, aunque ello le supuso
renunciar al enorme poder personal que había heredado de Franco.

Describe las actuaciones impulsadas por el presidente del Gobierno Adolfo Suárez para la reforma política del
régimen franquista: Ley para la Reforma Política de 1976, Ley de Amnistía de 1977,…

El rey decidió mantener en el cargo al que había sido presidente en el último gobierno de Franco, Carlos Arias Navarro, quien
formó un nuevo gabinete.
El clima social cada vez estaba más agitado; el talante represivo del gobierno Arias y de su ministro de la Gobernación, Manuel
Fraga Iribarne, quedó patente en los sucesos de Vitoria, donde con motivo de una huelga general en 1976, se emprendió una
brutal represión policial que se saldó con cinco muertos y un centenar de heridos. Era evidente la incapacidad de Arias de
impulsar la reforma política lo que llevó al rey a invitarle a presentar su dimisión.
El rey eligió como nuevo presidente de gobierno a Adolfo Suárez (julio de 1976). Este nombramiento sorprendió a todos y
provocó poco menos que un rechazo general, por considerarle un político de segunda fila y por su estrecha vinculación al
Movimiento Nacional. Sin embargo, formó un gobierno con figuras poco destacadas dentro de las filas del l franquismo, como él,
pero de talante reformista.
En la primera declaración del Gobierno se reconocían los derechos y libertades fundamentales, así como la legitimidad de los
partidos políticos y de las autonomías históricas; se anunciaba la concesión de una amplia amnistía política y la convocatoria de
elecciones generales antes de un año. Igualmente se declaraba la intención de dialogar con todos los grupos políticos, incluidos
los de la oposición.
La pieza clave que despejó el camino hacia la democracia fue la promulgación de la Ley para la Reforma Política (diciembre de
1976). Se trataba de una ley de carácter transitorio, con rango máximo de Ley Fundamental, en la que se establecía el
procedimiento para la creación de unas nuevas Cortes, elegidas por sufragio universal y directo, cuyo cometido sería emprender
las reformas que ellas mismas estimasen pertinentes. Suárez logró que las Cortes franquistas aprobaran dicha ley presentándola
como un cambio político de una legalidad a otra y no como una ruptura, pese a que suponía el desmantelamiento de las
instituciones franquistas. De todas formas establecía unas claras garantías: no era negociable ni la monarquía, ni la soberanía
única y no se exigirían responsabilidades políticas. No era un cheque en blanco.
La Ley de Reforma Política (LRP), que establecía un sistema bicameral (Congreso y Senado) elegido por sufragio universal fue
sometida a referéndum el 15 de diciembre de 1976, y aprobada por el 81% de los votantes.
Inmediatamente el Gobierno de Suárez dictó una serie de disposiciones que significaban la desaparición de las instituciones
franquistas y negoció con la oposición las bases para la celebración de unas elecciones democráticas: indulto a presos políticos,
libertad sindical, legalización de partidos políticos, ley electoral,…La más controvertida de estas reformas fue la legalización del
Partido Comunista. Para Adolfo Suárez el problema del PCE fue un verdadero quebradero de cabeza: si no era legalizado, la
democracia no sería plena, pero si era legalizado poderosos grupos franquistas (inmovilistas) y un amplio sector del Ejército
podrían reaccionar de forma imprevisible. La estrategia del PCE consistió en ejercer presión sobre el Gobierno para forzar su
legalización, a la que se consideraba con pleno derecho, máxime teniendo en cuenta que había sido el partido que más había
luchado por la democracia durante todo el franquismo.
Finalmente Suárez decidió legalizar el PCE en abril de 1977, dos meses antes de las elecciones. La reacción del Ejército fue
inmediata: el ministro de Marina presentó su dimisión y el Consejo Superior del Ejército emitió un comunicado de repulsa, pero
aceptó dicha legalización por sentido de la disciplina militar.
La prioridad para resolver los problemas políticos había relegado a un segundo plano la adopción de medidas para controlar la
crisis económica. Para afrontarla se llegó a un acuerdo social llamado los Pactos de la Moncloa. Firmados en octubre de 1977
por los principales partidos y ratificados por los sindicatos y la patronal. Su objetivo era alcanzar un consenso sobre política
económica que garantizase la estabilidad social, mientras se elaboraba la Constitución y se consolidaba la democracia.

Describe como se establecieron las preautonomías de Cataluña y el País Vasco

¿Preautonomías? Es la forma de organización territorial previa a la determinada en la Constitución de 1978. Se configuraron


como un sistema puente al que se acogieron la mayoría de las regiones con proyectos autonomistas durante la transición.
Los favorables resultados electorales (1977) obtenidos por las formaciones nacionalistas de Cataluña (PDC: Pacte Democrátic
per Catalunya y ERC: Ezquerra Republicana de Catalunya) y del País Vasco (PNV: Partido Nacionalista Vasco y EE: Euskadiko
Esquerra), obligaron al gobierno de Adolfo Suárez, en su búsqueda de apoyos parlamentarios, a afrontar definitivamente el
problema de las autonomías histórica de estos territorios.
Pero también contribuyó a ello el terrorismo de ETA, pues se pensaba que satisfaciendo las reivindicaciones nacionalistas, ETA
ya no tendría motivos para seguir actuando.
Sin embargo, en tanto que no se estableciese en la nueva Constitución el marco jurídico en que debían desenvolverse los nuevos
gobiernos autónomos, solo quedaba la posibilidad de restablecer parcialmente, como preautonomías, las instituciones
regionales establecidas durante la Segunda República y disueltas por el franquismo.
La Generalitat de Cataluña, tras la caída de la II República, se había mantenido en el exilio y en 1977 estaba presidida por Josep
Tarradellas, un histórico de Ezquerra Republicana. El Gobierno mantuvo conversaciones con la Generalitat en el exilio y el 29 de
septiembre de 1977 decretó su restablecimiento.
El texto preautonómico para las tres provincias vascas se publicó en noviembre y se constituyó el Consejo General Vasco,
integrado por los partidos políticos con representación parlamentaria. Su primer presidente, en 1978, fue el socialista Ramón
Rubial, sustituido al año siguiente por Carlos Garaikoetxea del PNV. Poco después se disolvió el gobierno vasco en el exilio,
presidido entonces por Jesús María de Leizaola, histórico militante del mismo partido.
Entre abril y octubre de 1978, se crearon por decreto-ley, organismos preautonómicos para el gobierno de Galicia, Asturias,
Castilla-León, Aragón, Castilla-La Mancha, País Valenciano, Extremadura, Andalucía, Murcia, Baleares y Canarias. Así, ante las
demandas de autonomía de catalanes y vascos, y en menor medida de gallegos, el gobierno de UCD optó por impulsar la
generalización del principio de autonomía regional. Se trataba de lo que coloquialmente se denominó "café para todos" y
prefiguró el futuro constitucional de la estructura territorial de España
Explica el proceso de elaboración y aprobación de la Constitución de 1978 y sus características esenciales.
La Constitución de 1978 culminó la transición española a la democracia (al menos en el plano jurídico).
Veamos cuál fue el proceso de elaboración y aprobación de la misma:
Una vez constituidas las nuevas Cortes democráticas, los representantes elegidos decidieron elaborar una Constitución, en vez
de reformar las viejas Leyes Fundamentales del franquismo. En consecuencia, las Cortes se convirtieron en constituyentes,
aunque las elecciones no se habían celebrado con esa finalidad específica.
Primero se creó una comisión formada por representantes de diferentes grupos parlamentarios, de la que salieron elegidos siete
miembros –la Ponencia-, cuyo cometido consistía en redactar un anteproyecto de Constitución.
En la Ponencia estaban representados UCD (Unión de Centro Democrático), Alianza Popular, PSOE, PCE y Pacte Democrátic per
Catalunya, cada uno de ellos con un miembro, excepto UCD, que tenía tres. Entre los grupos minoritarios quedaron fuera el
Partido Socialista Popular y el PNV. La marginación de los nacionalistas vascos tuvo nefastas consecuencias, ya que el PNV no
votaría la Constitución y, en lo sucesivo, la calificaría de imposición española para justificar sus aspiraciones a la independencia
del País Vasco

Finalmente, el texto definitivo fue aprobado por amplísima mayoría en el Congreso y en el Senado el 31 de octubre
de 1978. Menos entusiasta fue la respuesta del pueblo español en el referéndum convocado para el 6 de diciembre
de ese mismo año, ya que la abstención fue muy alta, aunque los votos emitidos fueron claramente favorables a la
carta magna.
Es importante resaltar una característica de la Constitución de 1978: fue el resultado de un verdadero consenso
entre grupos políticos de ideologías muy dispares, en un afán de integrar en un proyecto común que hiciera del
pasado “borrón y cuenta nueva”. Este consenso en materia política se añadió al alcanzado anteriormente con la
firma de los Pactos de la Moncloa en el ámbito económico y social.
¿Qué características esenciales definen esta Constitución?
La Constitución española es un texto extenso y detallado que, en su título preliminar, empieza por definir a España
como “un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento
jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político” (artículo 1º, 1). Acto seguido se declara que la
“soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” (artículo 1º, 2). Estos dos
enunciados por sí solos, implican ya una concepción política radicalmente distinta de la que había inspirado al
régimen franquista; tan distinta, como la sustitución de un régimen dictatorial y personalista, por otro democrático y
representativo de la voluntad popular.
Una de las partes fundamentales de la Constitución es su Título I: de los derechos y deberes fundamentales; que
refleja claramente el carácter progresista de algunos de sus redactores, ya que es muy complejo y detallado. Entre
los muchos derechos que se recogen, destacan los siguientes: la mayoría de edad a los 18 años, el derecho a la vida
con la abolición expresa de la pena de muerte, la libertad ideológica, religiosa y de culto, la libertad de expresión, los
derechos de reunión, manifestación, asociación, sindicación y huelga.
El carácter de “Estado social” al que hace referencia el título preliminar queda plasmado en el reconocimiento de los
principios que deben regir la política económica y social del Estado. Los principales son el mantenimiento del pleno
empleo, asistencia y prestaciones sociales, protección de la salud pública, protección del medio ambiente,
conservación del patrimonio artístico y cultural, apoyo económico a los ciudadanos de la tercera edad y defensa del
consumidor.
En cuanto a la parte orgánica, la Constitución establece como sistema político para España una monarquía
parlamentaria:
a) el jefe del Estado es el monarca, que actúa como árbitro y moderador. Aunque la Constitución reconoce al
rey numerosas atribuciones, en la práctica su poder está muy limitado.
b) el poder ejecutivo recae esencialmente en el Gobierno, cuyo presidente es nombrado de forma oficial por el
monarca, en su calidad de jefe de Estado; no obstante, en realidad su designación depende de la composición
política del Congreso, puesto que es la votación de los diputados la que ratifica al presidente del Gobierno en su
cargo.
c) el poder legislativo reside en las Cortes, que son bicamerales (Congreso y Senado) y cuyos miembros son
elegidos por sufragio universal directo. El Congreso además controla al Gobierno, al que puede exigir
responsabilidades sobre su actuación y, ratifica o rechaza al presidente designado por el rey.
d) el poder judicial lo integran “jueces y magistrados independientes, inamovibles, responsables y sometidos
solo al imperio de la ley”
Un aspecto más original y polémico fue el relativo a la organización territorial del Estado, que no responde ni al
modelo de Estado unitario ni al de Estado federal, sino que adopta una estructura intermedia, que se podría definir
como Estado unitario de las autonomías. Es un Estado unitario porque la Constitución establece la “indisoluble
unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”, y además, porque el Estado tiene
competencia exclusiva en numerosas materias fundamentales (relaciones internacionales, defensa, fuerzas armadas,
administración de justicia,…). Pero también se reconocen las diferentes comunidades históricas que integran España,
a las que se concede un amplio margen de autonomía, concretado en la instauración de órganos de gobierno propios
que poseen importantes competencias.
Todas las Comunidades se regularon mediante estatutos que incluyen sus órganos legislativos, elegidos por sufragio
universal (parlamentos), ejecutivos (gobiernos) y que fijan sus competencias. Se establecieron dos procedimientos
para llegar a la autonomía: uno más rápido y completo (artículo 151), al que pudieron acceder las nacionalidades
históricas (Cataluña, Galicia y País Vasco) y las que lo ratificaron mediante un referéndum; y otro procedimiento más
lento (artículo 143).
La aprobación de la Constitución implicó también una profunda reforma del Código Penal y del Código de Justicia
Militar así como la desaparición de la legislación franquista explícitamente antidemocrática.
Elabora un esquema (*) con las etapas políticas desde 1979 hasta la actualidad, según el partido en
el poder, y señala los principales acontecimientos de cada una de ellas.

Gobiernos de UCD: VACILACIONES E IMPULSO AUTONÓMICO


1979-1982 La crisis económica y los Pactos de la Moncloa
Primeras elecciones municipales democráticas (1979)
Problemas del Gobierno y dimisión de Suárez: divergencias en el seno de la UCD, autonomías, terrorismo, acoso del PSOE;..
Gobierno de Calvo Sotelo
Intento de golpe de Estado : 23 de febrero de 1981
Ingreso de España en la OTAN
Crisis final y desintegración de la UCD

Gobiernos del PSOE: ESTABILIZACIÓN E INGRESO EN LA CEE


1982-1996 Victoria electoral del PSOE ; Felipe González presidente del Gobierno
Reformas modernizadoras y europeístas: lucha contra la crisis económica, racionalización de las administraciones públicas,
avance hacia el Estado de bienestar,… Duro reajuste económico (política de reconversión industrial)
Entrada en la CEE 1986
Relanzamiento económico (1986-1992)
Terrorismo de ETA
Desgaste. Corrupción

Gobiernos del PP: CONVERGENCIA CON LA EUROPA DEL EURO


1996-2004 Victoria del PP. José Mª Aznar presidente del Gobierno
Tratado de Maastricht (1992). hacia la moneda única (euro)
El problema vasco y el terrorismo de ETA
La crisis de Irak y los atentados del 11-M (Atocha )

Gobiernos del PSOE: SEGUNDA ETAPA SOCIALISTA


2004-2011 Victoria socialista. José Luis Rodríguez Zapatero presidente del Gobierno
Legislación de carácter cívico-social: Ley para la Igualdad Efectiva de
Mujeres y Hombres, Ley de Dependencia, Ley de Memoria Histórica,..
Crisis financiera: hundimiento del sector inmobiliario y sus consecuencias.
Política de austeridad
Movimiento de los indignados (15 de mayo de 2011)

Gobiernos del PP Victoria del PP en las elecciones del 20 de noviembre de 2011

2011-…. Mariano Rajoy presidente del Gobierno


Crisis económica: recortes en gastos sociales, subidas de impuestos, saneamiento del sistema bancario, privatización de
servicios públicos.
Abdicación de Juan Carlos I: Felipe VI rey de España (18 de junio de 2014)
Problemas de corrupción política
Problema del independentismo catalán
Irrupción de nuevas formaciones políticas: Ciudadanos, Podemos,
Comenta los hechos más relevantes de la integración en Europa y las consecuencias para España de
esta integración.

La incorporación de España en 1986 a la CEE, hoy UE, supuso una serie de retos y cambios en el funcionamiento de
su economía:
-aceptar ciertas limitaciones en su soberanía (cuestiones financieras, económicas y laborales)
-asumir una situación de interdependencia económica en un momento de creciente mundialización.
-incrementar la productividad económica e invertir más en tecnología para ganar competitividad.
La entrada en la UE obligó a España a realizar cambios fiscales (introducción del IVA) y monetarios (implantación
del euro).
Los efectos de la incorporación fueron muy notables y significaron una época de crecimiento económico sin
precedentes en la España contemporánea. En esta dinamización económica tuvo un papel destacado el flujo de
capitales invertidos en España, atraídos por la mayor confianza política y económica. Ente 1986 y 1994 entraron en
España 4 billones de pesetas en capitales exteriores, lo que comportó la instalación en el país de numerosas
empresas multinacionales. Los efectos beneficiosos fueron inmediatos: España tuvo en esos años un crecimiento
del PIB superior a los países de la CEE, y el índice de renta per cápita español, respecto a la media comunitaria, pasó
del 69% al 78%.
Para la expansión económica española fue decisiva la aportación de los recursos comunitarios llegados por la vía de
los Fondos Estructurales (ayudas regionales, agrícolas y sociales) y de los Fondos de Cohesión (subvenciones y
ayudas). España, entre 1988 y 1999, obtuvo el 58% de los fondos europeos de cohesión.
Este crecimiento económico ha favorecido la consolidación en España del Estado del bienestar, que garantiza a los
ciudadanos unos niveles mínimos de protección social. Para ello fue fundamental la Reforma Fiscal de 1977, en la
que se estableció una fiscalidad progresiva, y la consolidación del sistema público de la Seguridad Social, que da
lugar a prestaciones contributivas a los trabajadores y sus familias (pensiones y seguro de desempleo). También se
garantiza la atención sanitaria universal, el derecho a la enseñanza hasta los 16 años y los servicios sociales para dar
respuesta a situaciones de necesidad.
En definitiva, la plena integración de España en la UE ha sido posible después de un largo proceso que ha tenido
profunda consecuencias sobre la economía española. Estas son algunas de ellas:
-EL INCREMENTO ESPECTACULAR DEL COMERCIO DE BIENES Y SERVICIOS
-LA MOVILIDAD DEL CAPITAL
-LA MOVILIDAD DE LA MANO DE OBRA
-LA DIFERENCIADA EVOLUCIÓN DEL PIB ESPAÑOL Y DE LA TASA DE PARO DE NUESTRO PAÍS RESPECTO DE LAS EVOLUCIÓN DE AMBOS
INDICADORES EN EUROPA.
Analiza el impacto de la amenaza terrorista sobre la normalización democrática de España, describe la
génesis y evolución de las diferentes organizaciones terroristas que han actuado desde la transición
democrática hasta nuestros días (ETA, GRAPO, etc.) y reflexiona sobre otros temas relacionados: la
ciudadanía amenazada, los movimientos asociativos de víctimas, la mediación en conflictos, etc.
La irrupción del terrorismo en la política española desde los últimos años del franquismo y durante el proceso de
transición y de normalización democrática, fue uno de los aspectos más relevantes del periodo. Diferentes grupos
terroristas iniciaron una escalada de violencia, especialmente durante el proceso de transición y primeros años de
la democracia de consecuencias trágicas.
De entre todos estos grupos terroristas destaca la banda terrorista ETA. Fundada en 1959 dentro de la creciente
oposición al régimen franquista. ETA, (Euskadi ta Askatasuna) en su origen fue un grupo de reflexión política dentro
del PNV, que en el citado año se separó de él y años después se orientó hacia el terrorismo como táctica de lucha.
En 1973, acabó con la vida de Carrero Blanco e inició una espiral de violencia que no se interrumpió, antes al
contrario, con el final del régimen franquista.
El GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre), fue una organización terrorista fundada en
1975 como brazo armado de un minoritario y recién creado Partido Comunista de España reconstituido, que no
tenía ninguna relación, a pesar del nombre con el histórico PCE. Inició sus actividades con el asesinato de 4 policías
el 1 de octubre, de ahí su nombre, ese mismo año. Secuestró a altas personalidades y desempeño una labor
desestabilizadora durante la transición.
La actuación de estas organizaciones terroristas junto con otras organizaciones de extrema derecha provocaron
auténticas escaladas terroristas que desestabilizaron políticamente al país.
Uno de los momentos de máxima tensión se alcanzó en la última semana de enero de 1977 en Madrid: tres
pistoleros de extrema derecha llevaron a cabo la matanza de la calle Atocha. Irrumpieron en un despacho de
abogados laboralistas (del PCE y CC.OO) y asesinaron a 5 abogados. Mientras, los GRAPO, secuestraron a un
teniente general del Ejército y, cuatro días después, asesinaban a dos policías y un guardia civil.
El objetivo de todos los grupos terroristas, fueran del signo que fueran, era desestabilizar la situación del país y
evitar el avance hacia la democracia, aunque cada grupo actuara por diferentes motivos: los grupos de extrema
derecha arremetían contra los comunistas, ya que consideraban inaceptable su resurgimiento al amparo de la
tolerancia del Gobierno. Mientras que los GRAPO atentaban contra miembros de las Fuerzas de Seguridad, como
represalia contra un Estado opresor que pretendía engañar al pueblo con la construcción de una democracia
ficticia. Para ETA, que no solo se declaraba antifranquista, sino también antiespañola, la desaparición del
franquismo y la implantación de cualquier tipo de democracia en España no llevaría la libertad al País Vasco, por lo
que se presentaba como un ejército liberador del País Vasco, en guerra contra España, a la que consideraba como
un Estado invasor y represivo.
La actividad de ETA aumentó con la consolidación de la democracia, y alcanzó el mayor número de víctimas
mortales entre 1978 y 1980 con 235 muertes, en su mayoría victimas pertenecientes a las fuerzas armadas. A esas
cifras se sumaban 43 del GRAPO y 27 causadas por la extrema derecha.
La violencia terrorista de ETA no cesó con la llegada de los socialistas al poder. Frente a ella, el Gobierno combinó a
lo largo del tiempo diferentes tipos de medidas, además de las policiales; medidas de carácter diplomático
orientadas a lograr la cooperación de Francia (retiro de la condición de asilados políticos a los etarras refugiados en
el país vecino, acuerdos de colaboración y extraditación. Fruto de esta colaboración fue la desarticulación de la
cúpula de ETA, en la localidad francesa de Bidart en 1992. La continuación de la política de reinserción social
dirigida a los etarras que estuvieran dispuestos a renunciar a la violencia, o las medidas de dispersión de presos por
las cárceles españolas; la creación de un frente político contra el terrorismo (Pacto de Madrid, Pacto de Ajuria Enea
en 1988), y la negociación directa con ETA en las conversaciones de Argel en 1989 o los encuentros en Zúrich (1999)
que el gobierno suspendió ante la intransigencia de los terroristas y el sanguinario atentado de Hipercor en 1987 en
el que perdieron la vida 15 personas. Asimismo se procedió a la neutralización de los apoyos de la banda, con la
ilegalización de los partidos políticos y asociaciones civiles que les daban cobertura, y a dar reconocimiento
social a los familiares de las víctimas.
El capítulo más siniestro de la lucha antiterrorista fue la llamada “guerra sucia” o terrorismo de Estado con la
aparición de los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación), autores de varios atentados El escándalo estalló años
después cuando se detuvo a varios policías españoles y se descubrió la conexión de los citados grupos con el
Ministerio del Interior.
La actividad de ETA tras la llegada al PP al poder se dirigió contra los militantes y concejales de este partido en el
País Vasco. En julio de 1997 dos hechos conmocionaron a la opinión pública: la liberación de Ortega Lara, un
funcionario de prisiones secuestrado por ETA y encerrado en un zulo en condiciones infrahumanas durante casi año
y medio y, poco después el secuestro y asesinato de un joven concejal del PP del Ayuntamiento de Ermua: Miguel
Ángel Blanco. Este hecho tuvo una respuesta generalizada y dio lugar a una movilización popular. Nacía así el
“espíritu de Ermua”.
Tomando como referencia el proceso de pacificación de Irlanda del Norte, el PNV y otras organizaciones del
entorno de ETA promovieron en 1998, el Acuerdo de Lizarra, para buscar una solución al conflicto vasco. Cuatro
días después, ETA declaró una tregua indefinida a la que puso fin un año después (1999). Algunos interpretaron que
esta había sido solo una trampa del grupo terrorista para ganar tiempo y recomponer su maltrecha organización.
La 2ª legislatura del PP (2000-2004) estuvo marcada por la lucha antiterrorista. En el año 2000 se produjo una
nueva escalada de atentados (25 muertos).Ese mismo año PP y PSOE firmaron un Acuerdo por las libertades y
contra el terrorismo.
En el año 2011: la banda anunció el abandono de la violencia
Además del terrorismo etarra irrumpió salvajemente el terrorismo islamista. El 11 de marzo de 2014, tres días
antes de las elecciones generales, un grupo de islamistas radicales perpetró en la red de ferrocarriles de las
cercanías de Madrid un terrible atentado en el que perdieron la vida casi 200 personas y resultaron heridas más de
1000. Inicialmente, el Gobierno atribuyó a ETA su autoría, hasta que las evidencias demostraron lo contrario.
Amplio sectores de la población albergaron la sospecha de que el Gobierno pretendía ocultar la verdad para evitar
un voto de castigo (ante aportación de tropas de España a la guerra de Iraq) en las inminentes elecciones.
Otras fuerzas políticas y sociales:
Junto al protagonismo de los partidos, en el periodo de 1982 a 2011, la sociedad civil se ha movilizado en
asociaciones, plataformas, y otros tipos de colectivos. Una parte de la población lo hizo con motivo del referéndum
sobre la permanencia en la OTAN en 1986, de la guerra de Irak en 2003 y del hundimiento del Prestige en 2002.
(“Nunca mais”). Atentados de ETA como el de Miguel Ángel Blanco (Movimiento de las manos blancas) o los del 11-
M (“No a la guerra”) llevaron a millones de personas a expresar su dolor y su compromiso con la democracia.
Los sindicatos más importantes han sido UGT y CC.OO. Asimismo destacan los de filiación nacionalista (ELA-STV:
Solidaridad de los Trabajadores Vascos), o sectoriales como la Central Sindical Independiente. Los sindicatos, a
pesar de la baja afiliación, han actuado como contrapunto a las medidas económicas de los gobiernos: recortes,
reformas, reconversiones.
El movimiento 15-M surgió en mayo de 2011, tras una protesta de diversos colectivos en toda España, convocada a
través de las redes sociales, a favor de una democracia más participativa. Este movimiento cristalizó en diversos
movimientos sociales como las mareas verde y blanca a favor de la educación y la sanidad pública y proyectos y
partidos políticos como Podemos.
Una de las lacras sociales más graves de la sociedad española es la violencia machista (600 mujeres fallecidas entre
2007 y 2015) y los ataques contra su dignidad y su papel social y familiar.

HISTORIA DE ESPAÑA

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