España Democrática

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TEMA 20. La Transición española y la Constitución de 1978.

La Transición política fue el proceso por el que mediante un acuerdo negociado,


se sustituyó un régimen autoritario (el régimen franquista) por otro democrático, cuyo
exponente esencial es la Constitución de 1978. Este tránsito pacífico sólo fue posible
tras la muerte del dictador. El 20 de noviembre de 1975, tras una larga enfermedad,
muere Franco. Las leyes fundamentales preveían la continuación del régimen
franquista transformado en una monarquía no democrática. Dos días después, tal
como estaba previsto, Juan Carlos de Borbón es proclamado rey ante las Cortes.

 El nuevo jefe de Estado (el rey Juan Carlos I) tenía ante sí tres posibles
salidas: el inmovilismo, la reforma del régimen desde dentro o la ruptura con el
franquismo, como exigía la oposición democrática. Optó por la segunda, manteniendo
a Arias Navarro como presidente del gobierno para no alarmar a los fieles seguidores
del dictador, aunque la permanencia de acabaría convirtiéndose en un obstáculo para
las reformas. Al mismo tiempo, el monarca colocó a Torcuato Fernández Miranda, su
antiguo profesor de Derecho, en la Presidencia de las Cortes y del Consejo del Reino,
confiándole la tarea de transformar la dictadura que había recibido en un régimen
parlamentario.

A pesar de su firme ideología franquista, Arias Navarro diseñó un programa de


reformas limitadas, que incluían la libertad de prensa, el reconocimiento del derecho
de reunión y asociación y la reforma de las Cortes. Pero nunca pensó en una
verdadera democracia, sino más bien en una “democracia otorgada” que se articulara
mediante un régimen de partidos, del que quedarían excluidas las agrupaciones
consideradas de ideologías separatistas o comunistas. Intentó hacer lo imposible: una
reforma que respetase el contenido sustancial de la herencia franquista. Así pues,
mientras Arias pretendía seguir gobernando España como lo hubiera hecho Franco,
los ministros reformistas de su gobierno trataba en vano de impulsar los cambios,
produciéndose situaciones de tensión entre los ministros.

El año 1976 fue de una extraordinaria conflictividad, con numerosas huelgas


(más de 17.000 sólo en el primer trimestre), que demostraban la impaciencia de los
ciudadanos ante la lentitud de las reformas. La crispación se apodera de las calles,
donde multitudinarias manifestaciones exigen amnistía y libertad, al mismo tiempo que
en Cataluña y el País Vasco, ciento de miles de ciudadanos se movilizan a favor de la
autonomía. Al no estar regulados todavía los derechos de manifestación y reunión, se
produjeron continuos enfrentamientos de la policía con los manifestantes. Uno de los
más graves tiene lugar en Vitoria en marzo de 1976, con la muerte a tiros de cinco
trabajadores y más de 40 heridos. El mismo mes los dos grandes organismos de la
oposición democrática (Junta Democrática de España y Plataforma de Convergencia
Democrática) se unifican constituyendo la Coordinadora Democrática o “Platajunta”,
cuyo programa insistía en la petición de una amnistía general, la legalización de todos
los partidos políticos, la defensa de las libertades y la celebración de elecciones libres:
en suma, la ruptura con la legalidad franquista.

Entretanto, el rey comienza a manejar abiertamente las riendas de la transición.


Viaja por España y sólo piensa en la manera de desprenderse del cada vez más
incómodo Arias Navarro, puesto que no podía cesarle según las leyes franquistas
(cuyo mandato por cinco años debía cumplir). En julio de 1976, en un despacho
rutinario entre ambos, el rey manifestó a Arias su descontento por la marcha de los
asuntos del país. Arias, que no estaba acostumbrado a ningún tipo de recriminaciones
y al darse cuenta de la imposibilidad de mantener el franquismo sin Franco, presentó
su dimisión sin pensarlo demasiado. El rey se la aceptó en el acto.
 Sin embargo, el nuevo presidente del gobierno, Adolfo Suárez, era un casi
desconocido burócrata procedente del franquismo que no tranquilizó a la oposición y al
que los reformadores del régimen veían poco capaz para gobernar: de ahí que se
negaran a formar parte de su gobierno, no quedándole más remedio a Suárez que
constituir un gobierno de segundones, que fue calificado despectivamente como
gobierno de “penenes”(interinos). Pese a ello, con Suárez se va a producir
definitivamente el entierro del franquismo y el viraje hacia la democracia. Los cambios
democráticos frenados durante la jefatura anterior alcanzan un ritmo acelerado desde
la segunda quincena de julio.

1- Se promulga una Amnistía para los presos políticos.


2- Se intensifican los contactos del gobierno con las diversas fuerzas de la
oposición y con los dirigentes obreros.
3- Pero el paso más decisivo fue la Ley para la Reforma Política, presentada por
Suárez en septiembre de 1976 e ideada por Fernández Miranda, que
significaba la destrucción del franquismo utilizando las propias leyes
franquistas. En noviembre el texto de la Ley para la Reforma Política fue
debatido en las Cortes, la discusión fue tensa y dura. Las negociaciones y la
convicción de muchos procuradores de que la trayectoria hacia la democracia
era imparable produjo claramente una votación clara a favor de la Ley: 425
votos a favor, 59 en contra y 13 abstenciones. La Ley para la Reforma era un
texto breve, pero en él se afirmaba la democracia y el principio de soberanía
popular; se entregaba a las Cortes el poder legislativo; se establecía su
elección por sufragio y su desdoblamiento en Congreso y Senado; y se
regulaba la vía para que ambas asumieran en el futuro la reforma
constitucional. La Ley fue sometida a referéndum el 15 de diciembre de 1976:
el triunfo aplastante del “Sí” (94%) propiciado por el gobierno frente al “No” de
los franquistas intransigentes (2,6%) hizo que la oposición (que había apoyado
la abstención) abandonara la idea de la ruptura y acabara negociando con el
gobierno el paso gradual, no radical, hacia la democracia.

La Ley de Reforma Política obligaba al gobierno a convocar elecciones


generales. Pero antes de convocarlas era preciso legalizar la existencia de los partidos
políticos y formular las normas por las que habían de regirse las elecciones. En febrero
de 1977 se publicó un Decreto-ley, en el que se regulaba el Derecho de Asociación
Política. En muy poco tiempo quedaron legalizados o en trámite de legalización más
de 150 partidos políticos. Entre ellos no estaba en principio el Partido Comunista de
España (PCE), por su presunta negativa a aceptar la monarquía y la bandera, y sobre
todo por la oposición del Ejército. Pero la no legalización de un partido como el PCE
podría poner en duda la limpieza de dichas elecciones. Por fin, el 9 de abril de 1977,
Sábado Santo, el PCE fue legalizado. Para calmar las protestas de la cúpula militar, el
PCE tuvo que manifestar públicamente su respeto a la monarquía, a la bandera y a la
unidad de España.

Asimismo el Gobierno suprimió el Movimiento (partido único del franquismo) y el


Tribunal de Orden Público, legalizó los sindicatos, concedió una segunda amnistía,
restableció provisionalmente algunas instituciones autonómicas como la Generalitat
catalana, y finalmente convocó elecciones generales para el 15 de junio de 1977, las
primeras elecciones libres desde 1936.

Convocada las elecciones, se procedió a la formación de diversas coaliciones


electorales:

- En mayo se creó la Unión del Centro Democrático (UCD), conglomerado de


partidos de centro: democratacristianos, liberales y socialdemócratas,
encabezados por el propio presidente Suárez.
- También se creó la derechista Alianza Popular, encabezada por Fraga, que
acogía a varios exministros de Franco.
- Los socialistas presentaron tres candidaturas; el PSOE “histórico”, el PSOE
renovado (liderado por Felipe González) y el Partido Socialista Popular (PSP),
liderado por Tierno Galván.
- El Partido Comunista (PCE) de Santiago Carrillo concurrió en solitario.
- Había además candidaturas de extrema derecha, de extrema izquierda y
nacionalistas.

Después de una campaña electoral muy concurrida y animada, los españoles


eligieron a sus representantes. La UCD obtuvo la victoria, pero sin mayoría absoluta,
lo que obligó a mantener sucesivos acuerdos con distintas fuerzas parlamentarias,
como el PSOE, el segundo partido más votado y a mucha distancia de AP y del PCE,
que obtuvieron sonados fracasos.

Adolfo Suárez formó un nuevo gobierno en julio de 1977. Aunque las nuevas
Cortes no tenían en sentido estricto el carácter de constituyentes, todo el mundo
estaba de acuerdo en que la redacción de una Constitución era la principal tarea a la
que debían consagrarse. El anteproyecto de Constitución fue confiado a una ponencia
integrada por representantes de los principales partidos con representación
parlamentaria, a excepción de los nacionalistas vascos. En la redacción y aprobación
del texto definitivo cada partido renunció a posiciones maximalistas en beneficio del
consenso, del entendimiento. Aprobada la Constitución por ambas Cámaras, fue
sometida a referéndum popular el 6 de diciembre de 1978. Sancionada por el Rey,
entró en vigor el 29 de diciembre.

 Pero el camino hacia el régimen parlamentario estuvo plagado de obstáculos:

1) El Terrorismo de ETA

Ante la perspectiva del cambio a un sistema democrático, la banda armada no


sólo no renunció a sus acciones terroristas sino que las intensificó. El año 1978 –en el
cual se estaba discutiendo en las Cortes el proyecto de Constitución- fue
especialmente negro: ese año hubo 113 muertos en atentado, y sólo en el primer
trimestre de dicho año el terrorismo causó más muertes que en todo el año anterior. El
21 de julio (día que el Congreso aprueba el proyecto constitucional) ETA inauguró los
asesinatos a miembros de las Fuerzas Armadas. Parecía que ETA quería provocar al
sector menos seguro de la joven democracia (las Fuerzas Armadas) para que abortara
el proceso constituyente.
2) El Involucionismo

La oposición al proceso de reforma fue encabezada por los sectores inmovilistas


que querían continuar a cualquier precio con el régimen franquista: era el llamado
“Búnker”, donde destacaron la Confederación Nacional de Ex combatientes (Girón de
Velasco), la Falange (Fernández Cuesta) y Fuerza Nueva (Blas Piñar). En los inicios
del reinado de Juan Carlos, su poder se asentaba en el aplastante dominio en las
Cortes, que era necesario liquidar, y en los medios de comunicación (prensa, radio)
del Movimiento. Quizás su participación más decisiva se centró en apoyar o estar
detrás de determinados acontecimientos que pudieron significar una marcha atrás, una
involución, como los sucesos de enero de 1977 (asesinato de abogados laboralistas
en la calle Atocha de Madrid), el planeamiento de un golpe militar que pretendía
secuestrar al gobierno días antes del referéndum constitucional (“Operación Galaxia”),
o los desaires que llevaban a cabo cuando alguna medida les molestaba (dimisión del
ministro de Marina, tras la legalización del PCE en abril de 1977). Así, España hubo de
soportar en los años de la transición un terrorismo de extrema derecha activado por
fuerzas ligadas al aparato represivo del franquismo y por ciertas organizaciones
paramilitares de ideario nazi-fascista que, como los Guerrilleros de Cristo Rey,
camparon libremente con el beneplácito de una policía que, como otros cuerpos
funcionariales, no había sido depurada durante la transición.
Con la llegada de las primeras elecciones democráticas, esta extrema derecha
fue barrida en las urnas y el franquismo sólo se quedó en un recuerdo con los 16
diputados de la Alianza Popular de Fraga.

3) La crisis económica

La prosperidad económica vivida desde 1960 a 1973 había servido al menos


para que los grupos sociales menos favorecidos tuvieran una compensación a la falta
de libertad del régimen franquista. Por el contrario, la transición coincidió con la
llegada a España de los efectos de la crisis económica mundial de los años setenta
caracterizada por recesión de los mercados, acumulación de los stocks, cierres de
empresas, destrucción de empleo... Pero también por algunos hechos inesperados,
como el encarecimiento súbito y desmesurado del precio del petróleo y otras materias
primas, sobre cuya obtención barata estaban basadas las economías de los países
desarrollados.

Desde 1975, las condiciones económicas se agravan, por ejemplo el


crecimiento del PIB fue inferior al 1% y la tasa de inflación empieza a dispararse por
encima del 15%; con estos indicadores, los enfrentamientos sociales por la obtención
de renta se recrudecen. En 1977, el índice de inflación se dispara hasta un 26% anual,
el paro comienza a subir de manera alarmante (más de 5% de la población activa), el
turismo sufre un descenso relativo, y el sector pesquero se ve afectado tras la
ampliación de las “aguas jurisdiccionales” por los países del Mercado Común.

En estas circunstancias, en octubre de 1977, todas las fuerzas políticas del


arco parlamentario suscriben un pacto social, los llamados Pactos de la Moncloa.
Estos acuerdos a tres bandas -Gobierno, empresarios y partidos-sindicatos- tenían
como objetivo una devaluación de la peseta, reducir la inflación, acometer una reforma
de la Hacienda pública, de la Seguridad Social y de las empresas públicas, además de
comprometerse en el mantenimiento de los salarios en las tasas de inflación más un
ligero incremento.

Los efectos de los Pactos de la Moncloa se dejaron pronto ver en la mejora del
clima de paz social, que se tradujo en el descenso de la conflictividad y la
normalización de las relaciones laborales; la inflación disminuyó hasta situarse en un
16%, mientras que las importaciones sólo lo hicieron en un 6%; el paro por el contrario
se situó en el 7% de la población activa; en cuanto a la reforma de la Hacienda, se
articuló un sistema fiscal moderno basado en la implantación de tres grandes
contribuciones: la renta de las personas físicas, los impuestos sobre el gasto y las
transmisiones, además de iniciar una política de persecución y castigo de los
defraudadores. En definitiva, a la altura de 1981, por primera vez, los impuestos
directos superaban a los indirectos.

En definitiva, aunque en esencia los pactos eran de contenido económico, tras


los mismos subyacía la necesidad de recabar apoyos de todos los partidos presentes
en el Parlamento, para hacer posible una verdadera transición a la democracia. Es
decir, en el apartado político los Pactos ayudaron al reforzamiento de la democracia en
España, ya que permitieron que un partido político como la UCD, pudiera ejercer sin
traumas, aunque no exento de problemas, una legislatura democrática, procediéndose
al hecho más transcendental de esos años, cómo fue la redacción y aprobación
definitiva de una Constitución.

 La Constitución de 1978.

En un ambiente de riesgo continuo para la democracia a causa del terrorismo y


de las amenazas golpistas, las fuerzas políticas ponen manos a la obra con el
propósito de elaborar una Constitución que creara un nuevo tipo de Estado. Por
primera vez en la historia constitucional, la redacción del texto no iba a responder a la
imposición unilateral de un partido, sino el acuerdo entre los más importantes. Una
comisión de siete personas de las distintas fuerzas políticas- tres de la UCD, uno del
PSOE, uno del PCE, uno de A.P. y un nacionalista catalánGabriel Cisneros
(UCD),Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón (UCD), José Pedro Pérez Llorca (UCD),
Manuel Fraga (AP), Gregorio Peces-Barba(Socialistas del Congreso), Miguel Roca
Junyent (Minoría Catalana) y Jordi Solé Tura (Grupo Comunista).-, había sido
nombrada en agosto de 1977 para elaborar el borrador de la nueva Constitución
Tras lógicas discrepancias en la negociación constitucional, la comisión logró
llegar a un acuerdo, y el texto pasó a debatirse en el Congreso y en el Senado, donde
después de 3200 enmiendas, fueron aprobados por amplia por mayoría, con la
abstención de los nacionalistas vascos. El 6 de diciembre de 1978 fue aprobada por
referéndum popular, en el que participó un 67% del censo, alcanzando los votos
favorables el 88%. Entró en vigor el 29 de diciembre de 1978.

La Constitución de 1978, con 169 artículos, se caracteriza por los elementos


siguientes:

a) España se define como un “Estado social y democrático de Derecho”:


- Social, porque el Estado está obligado a promover el bienestar y la igualdad
real de los españoles.
- Democrático, porque se garantiza la participación de los ciudadanos en las
decisiones políticas a través de representantes libremente elegidos.
- De Derecho, porque no sólo los ciudadanos sino también los poderes públicos
deben someterse a las leyes.

b) El reconocimiento de numerosos derechos y libertades (garantizados además


por una figura nueva: el Defensor del Pueblo):
- Derecho a la vida, quedando abolida la pena de muerte.
- Derecho a la integridad física, prohibiendo la tortura y las penas degradantes.
- Derecho a la educación y a la Seguridad Social.
- Libertad de expresión, de reunión, de manifestación.
- Libertad religiosa. El Estado se define como no confesional, aunque urge a los
poderes públicos a tener en cuenta la religiosidad de los españoles y mantener
relaciones de cooperación con la Iglesia católica.
- Mayoría de edad a los 18 años, etc.

c) La forma de Estado es la Monarquía parlamentaria, donde se intenta


compatibilizar la soberanía popular con la Monarquía: el Rey reina, pero no gobierna,
es decir, la Constitución limita drásticamente las facultades de la Corona, destacando
la sanción de las leyes aprobadas en Cortes y el mando supremo de las Fuerzas
Armadas.

d) El Estado tiene una nítida división de poderes:

- Las Cortes ejercen el poder legislativo, así como el control de la actividad del
gobierno, la aprobación de los presupuestos económicos anuales del Estado y
la autorización para firmar tratados internacionales. Están formadas por dos
cámaras (Congreso de los Diputados y Senado), cuyos miembros son elegidos
por sufragio universal directo y secreto, con cuatro años de mandato. No
obstante, el Congreso ocupa una posición preeminente, ya que puede aprobar
una ley no aceptada por el Senado y en él se realiza la votación de investidura
del presidente del gobierno.
- El poder ejecutivo formado por el Presidente de Gobierno, que nombra a los
ministros y que están sujetos al control del Parlamento.
- El poder judicial, por su parte, corresponde a jueces y tribunales, y se
establece un Tribunal Constitucional que controla la constitucionalidad de
todas las leyes y normas, y resuelve los conflictos entre el Estado Central y las
Comunidades Autónomas.
e) Pero la principal novedad del texto constitucional es el establecimiento de un
Estado de las Autonomías que pretende conciliar dos nociones opuestas como son la
unidad indisoluble de la Nación y el derecho al autogobierno de nacionalidades y
regiones, poniéndose fin al rígido centralismo anterior. Estos dos principios de unidad
y autonomía tendrían que hacerse compatibles a través de la solidaridad, es decir,
garantizar en todo el territorio nacional la igualdad real de todos los españoles
cualquiera que sea su procedencia, y la coordinación, por la que el Estado puede
intervenir en las Comunidades Autónomas para garantizar la igualdad. Por último las
Comunidades Autónomas deberán llevar a cabo la realización de un Estatuto de
Autonomía que posteriormente deberá ser aprobado por las Cortes. La constitución fija
de manera muy detallada las competencias que corresponden a las Comunidades y al
Estado.

Conclusión
Los resultados de las elecciones de marzo de 1979 fueron muy parecidos a los
de las elecciones anteriores pero los problemas derivados de la crisis económica y el
terrorismo no se resuelven, al tiempo que la UCD se descompone. A finales de enero
de 1981 Suárez dimite y el 23 de febrero, mientras se procedía a la investidura de
Leopoldo Calvo Sotelo, se produjo el golpe de Tejero abortado gracias a la
intervención del rey. La UCD sigue descomponiéndose y el propio Suárez la
abandona. Calvo Sotelo convoca elecciones para octubre de 1982 en las que resultará
ganador el PSOE, un partido de izquierdas. La transición ha terminado.
TEMA 21. Los Gobiernos Democráticos.

 Una vez aprobada la Constitución de 1978, se convocaron nuevas elecciones


generales para marzo de 1979. Las elecciones de marzo de 1979 arrojaron un nuevo
triunfo de la UCD de Adolfo Suárez que obtuvo 168 diputados y el afianzamiento del
PSOE como primera fuerza de oposición. , con 121 diputados. A mucha distancia
quedaba el partido comunista con 23 escaños. Alianza Popular – que se presentaba
con el nombre de coalición democrática- solo obtuvo 10 diputados. La UCD continúa la
acción de gobierno marcada por los Pactos de la Moncloa ( aprobación del Estatuto de
los Trabajadores en 1980) y el desarrollo autonómico (aprobación de los estatutos de
autonomía de Cataluña, País Vasco y Galicia; pronto se unirá Andalucía).
Otras medidas legislativas destacadas fueron: la reforma fiscal y del Código Civil, y la
Ley de Libertad Religiosa.

En 1979-1980 el gobierno y el partido gobernante (UCD) van a sufrir un fuerte


desgaste, por varios motivos:

- La acentuación de la crisis económica y del terrorismo, que no se sabe atajar.


- El fracaso de la UCD en las elecciones a los parlamentos autonómicos de
Cataluña y el País Vasco.
- Las elecciones municipales de abril de 1979: pese a obtener UCD el mayor
número global de concejales, el pacto de socialistas con comunistas y
nacionalistas le impidió gobernar en la mayoría de los grandes y medianos
ayuntamientos.
- La torpeza del gobierno, empecinándose en frenar el proceso autonómico en
Andalucía.
- La moción de censura presentada por el PSOE en mayo de 1980 reforzó la
imagen del líder de la oposición, Felipe González.
- El desarrollo de tensiones dentro de la propia UCD, dado su carácter de
partido-aluvión de diversas tendencias: por un lado, la corriente moderada de
centro-izquierda que lidera el propio Suárez, y la familia de democristianos,
liberales y reformistas del franquismo liderados por Landelino Lavilla, que
desean colocar al partido a la derecha, pensando erróneamente que en ese
espectro se hallaba el electorado de la UCD.

En este contexto de parálisis (desacuerdos en leyes y dimisiones) y de pugna


ideológica y por las posiciones de poder, se produciría en enero de 1981 la dimisión de
Adolfo Suárez dimitió de la presidencia del gobierno y del partido. Se hace patente la
desconfianza que sentía una parte amplia del Ejército hacia el nuevo régimen
constitucional y su preocupación por lo que ellos creían peligros que se cernían sobsre
España. Cuando el 23 de febrero de 1981 se desarrollaba la sesión de investidura de
Leopoldo Calvo Sotelo como nuevo presidente del gobierno, tomó cuerpo la amenaza
golpista: un grupo de guardias civiles al mando del teniente coronel Tejero irrumpió en
el Congreso, mientras el capitán general de Valencia (Milans del Bosch) sacaba los
tanques a la calle. La firme actitud del rey en defensa de la legalidad constitucional
abortó este golpe involucionista, conocido desde entonces como el 23-F. Con el
fracaso del golpe, salió fortalecido el poder civil y el prestigio de la Corona aún más.
Otro efecto fue la derechización general de la política: el ritmo de las reformas se
ralentizó y el PSOE moderó sus propuestas de cambio.

 Durante el gobierno de Calvo Sotelo (1981-82) destacó la aprobación de la


Ley del Divorcio y el asunto del “síndrome tóxico”, al parecer una intoxicación
alimentaria de origen no aclarado (¿aceite adulterado?, ¿tomates envenenados?) que
demostraba la negligencia de las autoridades en las inspecciones del mercado y que
produjo una secuela de decenas de muertes y centenares de afectados con lesiones
irreversibles.
Entretanto, los conflictos dentro de la UCD estaban llevando al partido gobernante
a su destrucción.: el grupo parlamentario centrista se rompe en varias tendencias
como si fueran grupos políticos distintos, descalabro en las elecciones gallegas de
octubre de 1981 y en las andaluzas de mayo de 1982, éxodo de miembros del partido
a otras formaciones políticas (el propio Suárez crea su propio partido, CDS)… Ello
lleva a Calvo Sotelo a disolver las Cortes y convocar elecciones para el 28 de octubre
de 1982. El PSOE, que había ido abandonando planteamientos radicales por una línea
reformista moderada que no cuestionaba el modelo capitalista occidental, se presentó
como una fuerza cohesionada en tono a su líder Felipe González. Los resultados
electorales supusieron la victoria aplastante del PSOE (mayoría absoluta, con 202
diputados), el desmoronamiento de la UCD, el descalabro del PCE y el ascenso de
una derecha nítida representada por Coalición Popular (106 escaños), de Manuel
Fraga.

 La victoria socialista en las elecciones de 1982 terminaba con una etapa de


inestabilidad política y cerraba la Transición: la democracia quedaba consolidada al
acceder al gobierno con un amplio respaldo popular un partido de izquierdas, que
provenía del bando derrotado en la guerra civil (era el primer gobierno enteramente
socialista en la historia de España).

Durante casi catorce años, España va a estar bajo gobiernos del PSOE (1982-
1996), siempre presididos por Felipe González. En toda la historia constitucional
española desde el siglo XIX no se había producido nunca una situación de gobierno de
un solo partido durante un periodo tan prolongado. La política socialista se dirigió
fundamentalmente a modernizar España a través de una combinación de medidas
liberales y socialdemócratas, que se concretaron en las siguientes:
- Una política de ajuste encaminada a reducir la inflación (altos tipos de interés).
- La intensificación de la reconversión industrial, que afectó a unas 800
empresas de sectores variados.
- La ampliación del Estado del Bienestar, que se vio favorecido por la
prosperidad económica de la 2ª mitad de los 80: se universalizó la cobertura
sanitaria y farmacéutica, y se amplió el seguro de desempleo. Ello supuso un
aumento del déficit público, que se financió con una notable subida de
impuestos.
- La profundización de los derechos y libertades: objeción de conciencia,
derechos de los extranjeros, despenalización del aborto en determinados
supuestos, etc.
- La reducción de los efectivos de las Fuerzas armadas y la supremacía del
poder civil sobre los militares.
- En el campo educativo: la Ley de Reforma Universitaria, que concedía
autonomía a las universidades, y la LOGSE, que prolongaba la edad
obligatoria de escolaridad hasta los 16 años.
- En política internacional, si la adhesión de España a la Comunidad Económica
Europea en 1985 recibió un respaldo unánime, la permanencia en la OTAN
propuesta por el gobierno (para acabar con el aislamiento español y
modernizar las Fuerzas Armadas) generó más polémica. Un referéndum
celebrado en 1986 aprobó la permanencia, con tres condiciones: no integrarse
en la estructura militar, prohibir la instalación de armas nucleares y reducir la
presencia militar estadounidense en nuestro territorio.

A pesar de estos éxitos, desde finales de los ochenta se fue deteriorando la


fuerza del partido gobernante y la vida política entró en una fase de crispación:
- La primera fractura importante fue la huelga general declarada por UGT y
Comisiones Obreras en diciembre de 1988: era la protesta de la masa
asalariada de que los beneficios de la prosperidad económica no se estaban
repartiendo equitativamente.
- Por otro lado, el estilo prepotente de gobernar de los socialistas había
devaluado el Parlamento como espacio de debate, había utilizado algunas
instituciones de forma partidista (televisión, fiscalía) y facilitado (en un contexto
de prosperidad económica y ganancias rápidas) el desarrollo de la corrupción.
En los primeros años noventa numerosos escándalos salpicaron a los
socialistas: financiación ilegal del partido, presunta implicación de altos cargos
del ministerio del Interior en la guerra sucia contra ETA (asunto de los GAL),
escuchas ilegales a personajes públicos, las ilegalidades cometidas por el
director general de la Guardia Civil (Roldán) para enriquecerse, etc.
- Una nueva crisis a principios de los noventa hizo caer la producción y
aumentar el paro y la inflación. Mientras, España seguía sin alcanzar los
requisitos económicos adoptados en el Tratado de Maastricht para integrarse
en la zona “euro”.
- Además, el PSOE dejó de ser un partido unido. El enfrentamiento interno entre
renovadores y guerristas entorpecía su labor de gobierno.

El progresivo desencanto se manifestó en los retrocesos electorales del PSOE


en elecciones municipales, autonómicas y al Parlamento Europeo, en favor del Partido
Popular. Ya en las elecciones generales de 1993, el PSOE, pese a haber ganado,
perdió la mayoría absoluta y se vio obligado a buscar el apoyo parlamentario de los
nacionalistas catalanes (CiU), a cambio de ceder el 15% del IRPF a las Comunidades
Autonómicas.

El crispado ambiente en el que se desenvolvía la vida política acabó por


erosionar el pacto de los socialistas con la minoría catalana. Felipe González se vio en
la necesidad de convocar elecciones anticipadas para marzo de 1996. Los pronósticos
se cumplieron sólo en parte: el Partido Popular consiguió la victoria pero con una
ventaja reducida sobre los socialistas (unos 300.000 votos).

 Al igual que ocurriera con el PSOE en la anterior legislatura, el Partido


Popular no disponía de mayoría absoluta y precisaba para gobernar el apoyo de algún
otro partido. CiU volvió a cumplir ese cometido tras acordarse la cesión del 30% del
IRPF a las Comunidades Autonómicas, si bien los nacionalistas catalanes se negaron
a participar directamente en el Ejecutivo. También dieron su apoyo el PNV y Coalición
Canaria. El primer gobierno de Aznar (1996-2000) Tuvo una orientación centrista
para mantener el apoyo de sus socios parlamentario. Se fijó como tarea principal la
contención de la crisis económica que desde 1992 había frenado el crecimiento e hizo
aumentar la inflación, el déficit del Estado y la tasa de paro hasta el 22,9%; por eso
adoptó una política antiinflacionista y de recortes presupuestarios, lo que unida a una
buena coyuntura económica internacional dieron como resultado un crecimiento
económico medio superior al 3%. El mayor logro económico del gobierno fue alcanzar
las condiciones que exigía la Unión Europea para ingresar en el grupo de países que
habrían de implantar el euro como moneda el 1 de enero de 1999: la inflación se situó
en el 2%, los tipos de interés en el 6,9%, el déficit público en el 2,9% y la deuda
pública en el 68,1% del PIB, mientras que el paro caía también al 15%.
Para conseguir cumplir los requisitos se llevó a cabo un considerablemente el
proceso de privatización de empresas públicas (Repsol, Endesa, Telefónica...) y
prosiguió la liberalización de los mercados de petróleo, gas y electricidad. Asimismo, se
pactó con los sindicatos una mayor flexibilización del mercado laboral, compensándolo
con un incremento del empleo estable.

En política interior, el gobierno culminó el proceso de profesionalización de las


Fuerzas Armadas, que quedaban reducidas a 150.000 efectivos y se suprimía el servicio
militar obligatorio a partir de 2003. En política exterior, España se incorporó a la
estructura militar de la OTAN.

Uno de los problemas más graves que tuvo que afrontar fue el terrorismo con
ETA. El secuestro y asesinato del concejal del PP en Ermua , Miguel Ángel Blanco
provocó masivas movilizaciones de protesta contra ETA y el entorno Abertzale. Los
partidos nacionalistas entendieron que los partidos nacionales estaban formando un
frente antinacionalista y firmaron en 1998 el llamado Pacto de Lizarra que sustituía al
de Ajuria Enea, incorporaba a la izquierda abertzale y radicalizaba la política de los
nacionalistas vascos.

El segundo gobierno de Aznar (2000-2004). En las elecciones del año


2000 se presentaba un Partido Popular muy unido en torno a José María Aznar y que
había sabido dar una imagen de centro distinta a la derechista del pasado, frente a un
PSOE muy desorientado después de tantos años en el poder y con un grave problema de
liderazgo desde que Felipe González renunciara.

Con el telón de fondo de una situación económica bastante positiva, el avance de los
populares y la derrota de los socialistas resultaron más considerables de lo previsto. El
PP alcanzó la mayoría absoluta y pudo gobernar cómodamente, abandonando la
posición centrista. modificando en parte la legislación socialista de la etapa anterior y
aprobando entre 2000 y 2002 una serie de leyes entre las que se encuentran la Ley de
extranjería, La Ley Orgánica de Universidades, la Ley Orgánica de la Calidad de la
Enseñanza (LOCE), la ley de Partidos -que ilegalizaba a los que no condenaran la
violencia-, y aprobando medidas como la supresión del servicio militar obligatorio o el
Plan Hidrológico Nacional. Para las elecciones de 2004 Aznar, que decidió no
presentarse propuso a Mariano Rajoy. Tres días antes de las elecciones tuvieron lugar
los atentados del 11 de marzo en Atocha que influirían dramáticamente en el resultado
electoral.

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