Resumen La Transición

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El proceso de transición a la democracia y la Constitución de 1978

1. Introducción
2. El gobierno de Arias Navarro
3. El gobierno de Adolfo Suárez y la Ley de Reforma Política
4. La Constitución de 1978
5. Conclusión

1. INTRODUCCIÓN

Desde noviembre de 1975, tras la muerte de Franco, se desarrolló en España un proceso de


transición política mediante el cual se estableció un sistema de monarquía constitucional y gracias
al que, en pocos años, España se situó al mismo nivel que las democracias parlamentarias
europeas. Respecto a la duración exacta de la transición, algunos la enmarcan entre la muerte de
Franco el 20 de noviembre de 1975 y la aprobación de la Constitución en referéndum en diciembre
de 1978, aunque otros autores dan diversas fechas de finalización como los años 1981 o 1982,
donde suceden acontecimientos importantes como el intento fallido de golpe de estado
(23/02/1981) o la llegada al poder del PSOE.

2. EL GOBIERNO DE ARIAS NAVARRO

Tras la muerte de Franco, el panorama español de mediados de la década de los setenta presentaba
dos alternativas principales entre los franquistas: los inmovilistas, conocidos como “el búnker” y
organizados en torno a figuras como Blas Piñar, que optaban por continuar con el régimen sin
cambio alguno; y los “aperturistas”, entre los que había políticos veteranos de la dictadura que
estaban convencidos de la necesidad del cambio, como era el caso de Manuel Fraga o José María de
Areilza, y jóvenes que no habían vivido la Guerra Civil y que iban a desempeñar un papel clave en
la transición. Adolfo Suárez será la figura clave en este segundo grupo. Por otro lado, se
encontraban los rupturistas, formados por la oposición política al franquismo, que aspiraban a
romper con el régimen e instaurar una nueva democracia y entre los que se encontraban el PSOE y el
Partido Comunista de España (PCE).

Ante este panorama político, el 22 de noviembre de 1975, justo después de la muerte de Franco,
Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey. Juan Carlos mantuvo las mismas Cortes que dejó
Franco, así como al mismo jefe de Gobierno, Carlos Arias Navarro, cuya misión principal era
iniciar un proceso democratizador que no provocara a los más reaccionarios. Pero los meses
pasaban, esta misión no se cumplía y el entendimiento entre el rey y su primer ministro era cada
día más difícil. Cuando Arias Navarro presentó su programa de gobierno ante las Cortes, se hizo
evidente que apostaba por el continuismo franquista. Su propuesta representaba una simple
reproducción del viejo “espíritu del 12 de febrero” y se limitaba a proponer unas leyes muy
restrictivas sobre el derecho de reunión y asociación.

Por su parte, el nuevo monarca se fue rodeando de un grupo de asesores, entre los que destacaba
Torcuato Fernández, que diseñaron un plan de cambio político. Este cambio se vino en denominar
la reforma. Se trataba de aplicar cambios controlados que llevaran a un sistema democrático
desde las propias leyes franquistas.

Mientras tanto, las movilizaciones populares fueron en incremento, especialmente en el invierno


de 1975 y 1976. Se contabilizaron, por parte de los antifranquistas, numerosas huelgas y
manifestaciones, que se dieron principalmente en Cataluña, el País Vasco y Madrid. Especialmente
grave fueron los sucesos de la huelga general de Vitoria, en marzo de 1976, donde cinco
trabajadores murieron a manos de la policía. Ese mismo mes de marzo, toda la oposición se
agrupó en la Coordinación Democrática, lo que reforzó las protestas contra el inmovilismo del
gobierno de Arias Navarro. Finalmente, el rey, que no había disimulado su descontento con la
labor del ejecutivo, destituyó a Arias Navarro en julio de 1976.

3. EL GOBIERNO DE ADOLFO SUÁREZ Y LA LEY DE REFORMA POLÍTICA

Ante esta situación, Adolfo Suárez, un joven político procedente de los sectores reformistas del
Movimiento, fue nombrado nuevo presidente del gobierno. El nombramiento de Adolfo Suárez
fue recibido con decepción entre la opinión democrática. Pese a que el nuevo gobierno estaba
formado por ministros aperturistas, muchos pensaron que Suárez no era el hombre adecuado para
liderar el proceso hacia la democracia. Sin embargo, en su primer discurso como presidente,
Suárez utilizó un lenguaje totalmente nuevo (soberanía popular, pluralismo real, sistema
democrático basado en los derechos y libertades cívicas, reconciliación nacional…) y anunció
elecciones generales en el plazo de un año. La reforma estaba en marcha.

Ese mismo mes, el Consejo de Ministros aprobó un decreto-ley de Amnistía (quedaban


excluidos los terroristas) y abolió el Tribunal de Orden Público. Poco tiempo después, en
septiembre de 1976, Suárez presentó el proyecto de Ley para la Reforma Política, que incluía la
convocatoria de elecciones libres antes del 30/06/1977 y que fue aprobada por el Consejo
Nacional y la mayoría de los españoles en un referéndum. La Ley para la Reforma Política
establecía la soberanía popular como un derecho político de todos los españoles mayores de edad,
procedía a crear unas Cortes bicamerales (Congreso de los diputados y Senado), con un mandato
de cuatro años. Sus miembros serían elegidos por sufragio universal libre, directo y secreto, y
autorizaba al gobierno a iniciar un proceso constituyente. Era la concreción legislativa del proceso
de desmantelamiento del franquismo desde el propio régimen. Paralelamente, Suárez inicio
contactos discretos con la oposición democrática.
El siguiente paso fue la legalización de los partidos políticos a principios de 1977, a excepción
del PCE. La legalización del PCE, a la que se oponían los sectores más conservadores, se produjo
en abril, y el partido tuvo que reconocer la monarquía. Junto a la legalización de los partidos, se
aprobó también la garantía de la libertad sindical y una amplia amnistía para los delitos políticos
cometidos durante el franquismo.
De este modo, garantizada la legitimidad democrática, se procedió, en junio del 1977, a la
celebración de las primeras elecciones democráticas tras el franquismo. La victoria fue para la
UCD, con Suarez a la cabeza, Seguido del PSOE, con Felipe González. Muy por debajo, la tercera
fuerza la constituía el PCE, con Carrillo, y después la recién creada Alianza Popular, con Manuel
Fraga. A estos le seguían los nacionalistas, tanto vascos como catalanes, que consiguieron la
mayoría en sus respectivas zonas.
No obstante, el proceso de reformas estuvo siempre amenazado por dos fuerzas opuestas que se
alimentaban mutuamente: las fuerzas de extrema derecha, en las que se agrupaban los residuos
del franquismo más conservador; y los grupos terroristas nacionalistas como ETA o de extrema
izquierda como el GRAPO. La situación llegó a su momento de máxima tensión en la semana del
23 al 29 de enero de 1977, cuando una sucesión de hechos violentos estuvo a punto de dar al
traste con la transición. Al asesinato de un estudiante en una manifestación pro- amnistía por parte
de los "Guerrilleros de Cristo Rey", le siguió el secuestro del presidente del Consejo Supremo de
Justicia Militar, el general Villaescusa, por parte del GRAPO, y la matanza de cinco abogados
laboralistas del PCE en Atocha por grupos de pistoleros de extrema derecha.
Por otro lado, todo este delicado proceso político debía hacerse en un contexto de profunda crisis
económica. La crisis del petróleo de 1973 había golpeado duramente a España y el paro y la
inflación crecían alarmantemente. Para estabilizar la situación económica las principales fuerzas
políticas firmaron en octubre de 1977 los Pactos de la Moncloa, una serie de medidas
consensuadas para hacer frente a las graves dificultades económicas (devaluación de la peseta,
derecho de asociación sindical, incremento de los 5 salarios, contención de la inflación, etc. En el
plano político los Pactos de la Moncloa supusieron la total eliminación de la censura previa, el
derecho de reunión, de asociación política y la libertad de expresión, la eliminación de la tortura y
la despenalización del adulterio.

4. LA CONSTITUCIÓN DE 1978

La principal tarea del nuevo gobierno, presidido por Suarez, era elaborar una Constitución
democrática que articulara el nuevo sistema político. En junio del 1977 se eligieron las Cortes,
que inmediatamente se convirtieron en Cortes Constituyentes. Para la redacción de la
Constitución se eligió una Ponencia formada por diputados de los principales partidos
representados en las Cortes (a excepción de los vascos), conocidos como los “siete padres de la
Constitución”: Gabriel Cisneros, Miguel Herrero de Miñón y José Pedro Pérez Llorca de UCD;
Gregorio Peces -Barba del PSOE; Jordi Solé Turá del PCE; Miquel Roca, en representación de
Minoría Catalana y del PNV ; y Manuel Fraga de Alianza Popular (AP). La redacción de la
Constitución inicio la llamada política de consenso, mediante la cual cada partido renunció a
posiciones individuales en beneficio del entendimiento.

Tras lógicas discrepancias en la negociación constitucional, la comisión logró llegar a un acuerdo,


y el texto pasó a debatirse en el Congreso y en el Senado, que acabaron aprobándolo por mayoría.
El 6 de diciembre de 1978 fue aprobada por referéndum popular. Varias constituciones
europeas sirvieron de referente: la Constitución Española de 1931, la italiana de 1947, la alemana
de 1949 (Ley Fundamental de Bonn), la francesa de 1975 y la portuguesa de 1976.
La Constitución, que consta de 169 artículos divididos en 11 títulos, adoptó un carácter progresista,
aunque presentaba cierta ambigüedad, producto del consenso. Se define España como un “Estado
social y democrático de Derecho”, organizado como una monarquía parlamentaria, en la que la
Corona tiene básicamente funciones representativas, y en la que el ejército queda sometido al poder
civil. L a d i v i s i ó n d e p o d e r e s q u e d a d e l a s i g u i e n t e m a n e r a : el poder legislativo
recae en Cortes bicamerales (el Congreso de los Diputados y el Senado); el ejecutivo corresponde al
gobierno, compuesto por el presidente, vicepresidentes y ministros; y el judicial a los jueves y órganos
representativos. Destaca la creación del Tribunal Constitucional, que debe garantizar el cumplimiento
de la Constitución.
Asimismo, el texto establece la no confesionalidad del Estado, se abole la pena de muerte y desarrolla
una amplia declaración de derechos fundamentales y libertades civiles y políticas que incluyen el
derecho a la huelga y a la libre sindicación. En la Constitución se recogen también los principios
rectores de la política social y económica, como la libertad de mercado.
Por otro lado, la Constitución posibilitaba la creación de Comunidades Autónomas. El primer paso
fue el de las preautonomias, es decir, la concesión de una autonomía provisional cuyos representantes
la solicitara. El siguiente paso fue la aprobación de los Estatutos de Autonomía, con los que la
Constitución reguló definitivamente el régimen autonómico.

5. CONCLUSIÓN

Tras la aprobación de la Constitución, se disolvieron las Cortes y se convocaron nuevas elecciones en marzo
1979. La UCD ganó por segunda vez y volvió a gobernar en minoría. Se puede afirmar que, con la entrada en
vigor de la nueva constitución, España dejaba definitivamente atrás al Franquismo e iniciaba una nueva etapa,
no sin sobresaltos, en la que iba a entrar de lleno en el mundo democrático.

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