Condori, Rol Del Lider Pedagogico

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ROL DEL LÍDER PEDAGÓGICO EN EL MARCO NORMATIVO DE LAS POLÍTICAS


EDUCATIVAS

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ROL DEL LÍDER PEDAGÓGICO EN EL MARCO NORMATIVO


DE LAS POLÍTICAS EDUCATIVAS

Juan Luis Condori Gutiérrez


Consultor en educación

1. Introducción

Las escuelas del presente siglo necesitan en esta coyuntura de incertidumbres, de


líderes pedagógicos que no se dediquen sólo a gestionar los procesos para el
funcionamiento de la institución, sino que tengan una visión sostenida acerca de lo
que significa otorgar a la sociedad una escuela transformadora que responda a las
expectativas de desarrollo cultural, emocional y de formación ciudadana, de manera
íntegra, asertiva, solidaria y crítica, que respeta, además, los valores y principios
democráticos. De hecho, el modelo de gestión de la escuela, se orienta hacia el logro
de los aprendizajes y requiere de un liderazgo directivo que implemente en la
institución las políticas educativas orientadas a lograr mejores resultados, donde
todos los estudiantes tengan oportunidad de desarrollar sus potencialidades para
asegurar su propio porvenir y el futuro de la nación.

El presente ensayo se propone explicar el rol del líder pedagógico desde el marco
normativo de las políticas públicas y los instrumentos de gestión vigentes que han
permitido sentar los fundamentos de la formación docente y por tal, del desarrollo
profesional de los directivos escolares, avalado en el Marco de Buen Desempeño del
Directivo. En esa línea sostenemos que el liderazgo pedagógico es un imperativo
para la transformación de la escuela. El proceso de consolidación de su enfoque es
un trabajo extenso, resultado de diversas consultas y discusiones entre directivos,
docentes, autoridades y expertos, y justificados en las evidencias sobre el impacto
que tienen los directores con buen desempeño sobre las escuelas que lideran.
Asimismo, el estudio de Barber y Mourshed (2008) acerca de los sistemas educativos
del mundo con mejores desempeños, señala que “un fuerte liderazgo educativo es
particularmente relevante a la hora de lograr mejoras” (p.33). En efecto, la presencia
de un líder que inspire y movilice las acciones de la comunidad educativa, en función
de las metas de aprendizaje, es necesario para el cambio organizacional. Si bien es
cierto que el directivo es la máxima autoridad y el representante legal de la escuela,
además de asumir la responsabilidad de la gestión pedagógica, institucional y
administrativa (Ley General de Educación N°28044, artículo 55°), es importante que
ejerza esta prerrogativa a partir del desarrollo de un liderazgo pedagógico que
conciba una autoridad moral y profesional, así como el acuerdo y la colegialidad
(MINEDU, 2014, p.15).

El ensayo desarrollará tres puntos que darán sustento a la importancia del


liderazgo pedagógico en el cambio de la escuela y cómo la función del líder se

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empodera cuando asume este enfoque en aras de mejorar los aprendizajes. Como
primer punto se explicarán las diferencias y relaciones entre los términos líder y
liderazgo pedagógico. En sus relaciones, se ponderarán aquellas dimensiones que
se conectan con el cambio de una escuela. Luego, como segundo punto, se
determinarán aquellos factores que se asocian a las prácticas de un directivo eficaz.

Finalmente, como último punto se abordará el desarrollo del concepto de líder


directivo desde el marco normativo y de los diversos procesos de consulta, consenso
y promulgación para su legitimación, en el contexto de la profesionalización de la
carrera docente.

2. Desarrollo

2.1. Líder pedagógico y Liderazgo pedagógico

Existe una distinción entre ser un líder y ejercer el liderazgo. Empecemos por
tratar las definiciones asociadas al término líder. Generalmente se utiliza para
denominar a las personas que están a la cabeza de una organización, ya sea una
familia, empresa comercial, una asociación sin fines de lucro, una organización
política, el gobierno de un país o una entidad transnacional. Ellos dirigen dichas
organizaciones y las personas tienen que seguir el rumbo que les señalan, sea cual
fuere su manera, con mayor o menor agrado (Ferreiro y Alcázar, 2002). Por otra
parte, desde la perspectiva organizacional, se asume como líder a aquel personaje
que ejerce su liderazgo y tiene gran influencia en las personas para alcanzar los
objetivos en beneficio de todos, que lo lleva a diferenciarse de las funciones de un
administrador (Madrigal, 2009). Sin embargo, los roles que ejercen un administrador
y un líder se complementan según sea las circunstancias, aunque es de necesidad
que los administradores aprendan a guiar y liderar sus proyectos o planes de trabajo.

El líder presenta ciertas cualidades que lo hacen superar su propia


individualidad. Es así que, se convierte en la encarnación de la identidad del grupo
ya que es la persona en quien otros buscan consejo. Lo verdaderamente esencial de
un líder es que tiene una visión interior que lo comunica sin dificultades, por medio
de la palabra o con los actos. Los líderes creen en sí mismos porque tienen
perspectiva y convicciones, aceptando correr el riesgo si los beneficios superan las
probabilidades de fracaso (Carnegie, 2017). Es por ello que, un líder, además de
tener cualidades estratégicas y ejecutivas por encima del mínimo, se preocupa de
que las personas a quienes dirige, desarrollen el sentido del deber y aprendan a
valorar sus acciones en tanto que estas afectan a otros (Ferreiro y Alcázar, 2002).

Las cualidades que se desarrollan con el líder son: Innovador, creativo, desarrolla
nuevas ideas, convence, investiga el contexto, se enfoca en las personas, hace las
cosas correctas, diseña procedimientos y políticas, es flexible, se preocupa por el
equipo y los demás lo siguen porque ejerce influencia. (Madrigal 2009). Podemos

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resumir, que los líderes destacan por unos rasgos que lo convierten en el centro de
las decisiones y las convicciones de carácter colectivo. Un líder existe como tal
porque tiene personas que le siguen porque presenta cierta influencia en sus
comportamientos, creencias, expectativas y valores.

Cuando nos referimos al término liderazgo, Guilera (2016) siguiendo diversos a


autores, presenta diversas definiciones:
- El liderazgo es un proceso por el cual una persona o un grupo de personas
influyen en una serie de individuos para conseguir un objetivo común
(Northouse).
- Liderazgo es el arte de movilizar a otros para luchar por una aspiración
compartida (Kouzes y Posner).
- Liderazgo no consiste en rangos, títulos, privilegios o dinero. Consiste en
responsabilidad (Drucker).

En otras palabras, el liderazgo es un proceso basado en principios éticos


asumidos como creencias, y que es ejercido de manera individual o colectiva
influyendo sobre los miembros de la organización, quienes se responsabilizan en la
concreción de determinadas metas institucionales.
En el ámbito educativo, ambos términos también se conciben en la lógica de la
complementación. Es importante señalar que una persona no es líder por el solo
hecho de ocupar el cargo más alto en la jerarquía. Si ocupa un cargo de gobierno
será simplemente un directivo o un alto dirigente. Y sólo será un líder auténtico en
la medida que contribuya a la unidad de la organización ((Ferreiro y Alcázar, 2002).
En la escuela, funciona de manera similar lo afirmado anteriormente, pues el
directivo escolar necesita desarrollar las cualidades idóneas del líder educativo para
ejercer el liderazgo pedagógico.

Entonces, podemos definir que el líder pedagógico es el directivo que tiene altas
expectativas sobre su trabajo, el trabajo en equipo docente que lidera y el logro de
los aprendizajes. El directivo que demuestra ser un líder pedagógico es innovador,
inspirador, visionario, gestor, participativo, planeador, efectivo, educador, creativo y
que pregunta y aprende al mismo tiempo (Angulo, 2009).

Por otra parte, un líder pedagógico es capaz de establecer metas medibles de


aprendizaje, planificar, coordinar, evaluar los aprendizajes y la enseñanza del
currículo, promocionar y participar en el aprendizaje y desarrollo profesional del
profesorado, obtener y asignar recursos de manera estratégica, y asegurar un
entorno ordenado y de apoyo (UGEL N° 05, 2015). Estas funciones particulares del
directivo escolar, se podrían concebir a partir del desarrollo de determinadas
competencias de acción que se sitúan en la gestión personal (autoconsciencia,
comunicación asertiva, trabajo colaborativo), la gestión administrativa y comunitaria
(Gestión del personal, planeación, administración de recursos, participación de la

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comunidad y rendición de cuentas), y la gestión pedagógica-institucional (Gestión


del PEI, gestión de los procesos pedagógicos, promoción de la convivencia,
evaluación y mejora de los aprendizajes y acompañamiento de los docentes)
(Angulo, 2009).

Por otra parte, cuando nos referimos al concepto de liderazgo pedagógico, se


entiende como la capacidad de ejercer influencia sobre otras personas, de manera
que éstas puedan tomar las líneas propuestas como premisa para su acción. Esta
influencia se puede ejercer en distintas dimensiones, especialmente en el plano
organizativo, cuando una dirección logra alcanzar consenso y moviliza a la
organización en torno a metas comunes (Leithwood, Day, Sammons, Harris y
Hopkins, 2006, citados por Bolívar, 2010). En el Marco de Buen Desempeño del
Directivo, el liderazgo pedagógico se concibe como la labor de movilizar e
influenciar a otros para articular y lograr las intenciones y metas compartidas de la
escuela (Leithwood, 2009, citado por MINEDU, 2014). Se entiende, además, como la
capacidad de una organización de lograr aprendizajes en todos sus estudiantes. De
esta manera, se puede deducir que el liderazgo es una cualidad de la persona que
lo ejerce y también debe constituirse en una característica de la gestión de la
institución (MINEDU, 2014).

Por consiguiente, las relaciones conceptuales entre el líder y el liderazgo en la


escuela, mantienen un sentido intrínseco ya que los directivos tienen el reto de
formarse como líderes, por una circunstancia de responsabilidad moral para atender
los aprendizajes de los estudiantes. El ejercicio de este comportamiento deviene en
el liderazgo pedagógico que adopta diversas modalidades según se presenten los
contextos y necesidades (liderazgo instructivo, liderazgo transaccional, liderazgo
distribuido, liderazgo positivo, liderazgo adaptativo).

Se puede presentar dos modelos de liderazgo pedagógico centrados en el


aprendizaje de los estudiantes: de forma directa o indirecta (Bendikson, Robinson y
Hattie, 2012, citado por Gajardo y Ulloa, 2016). El liderazgo pedagógico directo, se
focaliza en la calidad de la práctica docente, vale decir, tanto de la calidad del
currículum, la enseñanza y la evaluación, como del desarrollo profesional docente.
El liderazgo pedagógico indirecto, en cambio, se focaliza en crear las condiciones
para una buena enseñanza y aprendizaje, garantizando que las decisiones de
gestión (políticas escolares, mecanismos de asignación recursos, entre otros)
apoyen la enseñanza y aprendizaje (Bendikson et al., 2012, citado por Gajardo et.al.,
2016).

En conclusión, se puede afirmar que el liderazgo pedagógico como categoría de


amplitud para el desenvolvimiento del directivo como líder, propone que sus
decisiones e influencias precisen dos propósitos en la escuela: que acompañe en la

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mejora de la práctica docente y que a través de la misma se logren los aprendizajes


previstos.

2.2. Factores asociados a las prácticas de un directivo eficaz

Numerosos aportes desde la investigación empírica con respecto al estudio del


liderazgo pedagógico y a la eficacia de la labor del directivo, consideran que los
rasgos resaltantes se sitúan en el establecimiento de objetivos educativos, la
planificación del currículo, la evaluación de la práctica docente y la mejora continua
de la misma a través de un programa de desarrollo profesional (Hallinger, 2005; Ord
et al., 2013; Robinson, Hohepa y Lloyd, 2009, citados por Gajardo y Ulloa, 2016).
Asimismo, la tarea del directivo como líder pedagógico se centraría en crear un
propósito compartido, enfocar el desarrollo de un clima con altas expectativas en la
mejora de la enseñanza y el aprendizaje; dar forma a la estructura de incentivos de
la escuela, a fin de reflejar los objetivos establecidos para los docentes y los
estudiantes; organizar una amplia gama de actividades destinadas a la estimulación
y el desarrollo intelectual para el personal, y posicionar la presencia del liderazgo
directivo en la escuela modelando los valores promovido desde la misión
institucional (Hallinger, 2010, citado por Gajardo et.al., 2016).

Por otra parte, existen factores asociados a las prácticas que establece un
directivo en escuelas que se han considerado con altos desempeños. Según las
evidencias halladas se han identificado elementos comunes que caracterizan este
tipo de actuaciones entres los líderes pedagógicos exitosos, a saber (Anderson y
Wahlstrom, 2004; Robinson, 2007, citados por Hernández-Castilla, Murillo e Hidalgo,
2017):
- Los líderes establecen la dirección o la misión del centro de manera que su
liderazgo da sentido e intención a la organización, desarrollando una visión
compartida del futuro. Ayudan a construir un consenso sobre lo que es
prioritario a corto plazo y muestran unas altas expectativas respecto al trabajo
de sus colegas.
- Desarrollan a las personas, es decir, promueven un entorno en el que las
relaciones con los estudiantes sean óptimas, lo que requiere que la estructura
y la cultura de la escuela apoye su capacidad como docentes y como personas.
- Construyen la escuela como una comunidad. Es una organización que debe ser
sostenida por una estructura organizativa, a manera de ser una comunidad
entendiendo que han compartir una identidad y unas normas.
- Gestionan la docencia y el currículo. Si el directivo centra su atención en y
trabajar con los docentes determinadas metas, niveles y criterios de la
programación, entonces con mayor probabilidad los estudiantes lograrán las
competencias deseadas.
- Lideran el entorno. Las escuelas son profundamente dependientes de su
entorno político, administrativo, comunitario, profesional, cultural, etc. Por ello,

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una de las tareas principales de los directivos es gestionar y liderar las


relaciones con el entorno.
- Son capaces de comprender e interpretar las expectativas de los padres de
familia, logrando que la escuela sea vista como exitosa, a través de las
diferentes referencias, desde las evaluaciones externas, o bien con los informes
del monitoreo y supervisión de funcionarios y/o técnicos que realizan en una
jornada de visita.

Finalmente, presentamos tres modelos que resumen aquellos factores que se


asocian a las buenas prácticas de directivos eficaces:

Fig.1: Principales prácticas ejercido por directivos eficaces según diversos autores

(Tomado de: Gajardo y Ulloa, 2016, p.9)

2.3. El líder pedagógico desde el marco normativo de las políticas educativas:


Proceso de construcción

La concepción de la presencia del líder pedagógico en las escuelas del Perú se


remonta de manera formal a inicios del presente siglo cuando se puso en agenda
de las políticas educativas la formación docente. Esta prioridad respondió al desafío
de revalorizar la carrera docente para la mejora de los aprendizajes, en el marco de

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las políticas públicas en el sector que se implementaban en diversos países de la


región. En el caso de la distinción de la labor de los directivos en las escuelas, se
fueron promulgando normativas que consolidaron el rol del director como líder
pedagógico, otorgándosele importancia pedagógica, institucional y administrativa,
así como legal, en la gestión de una escuela.

Como señala el artículo 55° de la Ley General de Educación, promulgada en el


año 2003, se reconoce al director como la máxima autoridad y representante legal
de la institución educativa, y como docente con cargo de responsabilidad en la
función, asume las siguientes responsabilidades:
a) Conducir la Institución Educativa
b) Presidir el Consejo Educativo Institucional, promover las relaciones humanas
armoniosas, y la participación entre los miembros de la comunidad educativa.
c) Promover una práctica de evaluación y autoevaluación de su gestión y dar cuenta
de ella ante la comunidad educativa y sus autoridades superiores.
d) Recibir una formación especializada para el ejercicio del cargo, así como una
remuneración correspondiente a su responsabilidad.
e) Estar comprendido en la carrera pública docente cuando presta servicio en las
instituciones del Estado.

De esa manera, la definición del directivo como funcionario con


responsabilidades precisas, se contempló en la Ley General de Educación N° 28044
(2003), lo que no se había concebido en la antigua Ley del Profesorado, promulgado
en el 2do gobierno de Belaúnde. En la Ley General de Educación, la concepción del
directivo aún se entendía como un funcionario de menor jerarquía, y que le
correspondía a la escuela ser conducida por un docente en calidad de “gerente” o
“administrador”. Las discusiones acerca de una política docente que demandaba su
propia modernización en relación con su formación en base a determinados
aspectos, estaban en sus inicios en el quinquenio del gobierno de Alejandro Toledo.

A partir del año 2006, y con el ingreso del gobierno de Alan García, se dio un
paso importante en relación con la carrera docente en términos de apostar por la
meritocracia. Se promulgó la Ley N°29062, Ley de la Carrera Pública Magisterial
(2007), que generó expectativas y tensiones en el magisterio nacional. Diversas
opiniones de expertos en educación y medios de comunicación, realizaron las
críticas a favor y en contra con la reciente Ley y el impacto que iba a tener en la
estabilidad laboral de los docentes, pues el Estado implementaría diversas jornadas
de evaluaciones de desempeño para el acceso a los contratos, los ascensos de nivel
y los nombramientos.

En la presente Ley, el rol del directivo tuvo una mayor descripción normativa en
referencia con el acceso al cargo. En el capítulo V de la Ley, entre los artículos 17° al
22°, se desarrolla el concurso, los requisitos, las funciones, los criterios de evaluación

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del desempeño y el tiempo de vigencia del cargo de director y subdirector (por tres
años hasta una nueva evaluación). Fue la primera vez que se proponían mecanismos
para el acceso de los docentes a un cargo como directivo. Además, se definió con
mayor precisión, en los artículos 18° y 19°, lo que comprendía ser director y
subdirector.

Entre los años 2009 al 2011, se fueron gestando en la Mesa interinstitucional


sobre Desempeño Docente (impulsada por el Consejo Nacional de Educación) lo
concerniente a la formulación de criterios de buen desempeño en la docencia, y se
priorizó la elaboración consensuada de una propuesta de criterios, que sirvió de
base para el Marco de Buen Desempeño Docente promulgado el 2012, y del Marco
de Buen Desempeño Directivo, establecido el 2014 como complemento del primero.
Estos avances de construcción técnica de los desempeños idóneos tanto de los
docentes como de los directivos, permitían reorientar la formación de la carrera
hacia una comprensión de la profesionalización desde la investigación educativa en
otros países, además de dar cumplimiento del objetivo 3 del Proyecto Educativo
Nacional (Cuenca y Vargas, 2018).

En el año 2011, iniciado el gobierno de Ollanta Humala, se promulgó la Ley


N°29944, Ley de Reforma Magisterial, donde se redefinió el rol del directivo en
relación de su desempeño en determinadas áreas laborales, tal como se menciona
en el artículo 12°, literal b, donde se señala que es en la Gestión institucional que
comprende a los profesores en ejercicio de los cargos de Director de Unidad de
Gestión Educativa Local (UGEL), Director o Jefe de Gestión Pedagógica, Especialista
en Educación de las diferentes instancias de gestión educativa descentralizada,
director y Subdirector de institución educativa (p.24).

En el año 2014, se promulga el Marco de Buen Desempeño del Directivo, y como


complemento del Marco de Buen Desempeño Docente, se establece por vez primera
el enfoque del Liderazgo pedagógico como soporte teórico y conceptual asignado
a la función del directivo escolar. Este enfoque establece las diferencias entre un
director “gerente” y un director “gestor y líder pedagógico”, avalado por la
investigación empírica en diversos sistemas educativos del mundo, acerca de la
funcionalidad del liderazgo efectivo, en sus diversas manifestaciones transaccional
(que pondera la confianza y la reciprocidad entre los docentes y el directivo) ,
distribuida (que fomenta el trabajo colaborativo-participativo entre los docentes en
comunidades de aprendizaje, en respuesta a determinadas metas centradas en el
aprendizaje) y positiva (que asegura la calidad de las relaciones interpersonales para
generar un adecuado clima escolar que influya en el desempeño docente y en la
mejora de los aprendizajes).

El Marco de Buen Desempeño del Directivo establece una matriz operacional de


aquellos desempeños, competencias y dominios que permitirán conducir de manera

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idónea la labor del directivo. El rol del líder pedagógico se orienta hacia dos grandes
ámbitos o dominios: El Dominio 1, que se vincula con la gestión de las condiciones
para la mejora de los aprendizajes. Está integrado de cuatro (4) competencias y
catorce (14) desempeños. En este dominio, el rol del directivo se centra en
desarrollar competencias para construir e implementar la reforma de la escuela,
gestionando las condiciones para la mejora de aprendizajes a través de la
planificación, la promoción de la convivencia democrática e intercultural, y la
participación de las familias y comunidad, y evaluando sistemáticamente la gestión
de la institución educativa. Y el Dominio 2, que se vincula con la orientación de los
procesos pedagógicos para la mejora de los aprendizajes. Está integrado de cuatro
(2) competencias y siete (7) desempeños. En este dominio, comprende las
competencias del directivo enfocadas hacia el desarrollo de la profesionalidad
docente y el proceso de acompañamiento sistemático al docente para la mejora de
los aprendizajes desde un enfoque de respeto a la diversidad e inclusión.

Por lo tanto, con el documento de la Matriz de Buen Desempeño del Directivo,


configuró un marco teórico acerca de los desempeños desde un enfoque de
competencias, construyendo una comprensión clara acerca de la labor del director
como líder educativo y en el contexto del liderazgo pedagógico según las evidencias
sistematizadas en la investigación educativa especializada que ha aportado de
manera significativa a la delimitación de una matriz operativa que es útil para los
proceso de monitoreo, evaluación y retroalimentación de las prácticas directivas en
las escuelas.

3. Conclusiones

Finalmente, luego de haber desarrollado los tres puntos propuestos al inicio del
presente ensayo, arribamos a las siguientes conclusiones:

- El liderazgo pedagógico es una condición insoslayable en el ejercicio del líder


directivo. Como señalaron Barber y Mourshed (2008) acerca de los sistemas
educativos del mundo con mejores desempeños, “un fuerte liderazgo
educativo es particularmente relevante a la hora de lograr mejoras”
- El rol del líder pedagógico en el directivo está relacionado con el liderazgo
pedagógico que es la capacidad para ejercer influencia sobre el equipo
docente, de manera que ellos puedan tomar las líneas propuestas como
premisa para su acción, y para alcanzar determinadas metas centradas en el
aprendizaje.
- Existen factores asociados a la eficacia de un líder pedagógico en su escuela
y, basado en la evidencia y la investigación, estaría enfocado en crear un
propósito compartido, enfocar el desarrollo de un clima con altas
expectativas en la mejora de la enseñanza y el aprendizaje; dar forma a la
estructura de incentivos de la escuela, a fin de reflejar los objetivos
establecidos para los docentes y los estudiantes; organizar una amplia gama

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de actividades destinadas a la estimulación y el desarrollo intelectual para el


personal, y posicionar la presencia del liderazgo directivo en la escuela
modelando los valores promovido desde la misión institucional.
- Por último, el proceso de validación del concepto de líder pedagógico y de
liderazgo pedagógico, ha tomado el tiempo necesario para consolidarse en
el documento del Marco de Buen Desempeño del Directivo, que concreta los
desempeños idóneos, las competencias y los ámbitos de acción que necesita
un directivo para poder asumir la conducción de su escuela. Las normativas
demuestran que en este proceso la transición ha sido de un director
“gerente” y “burócrata” a uno que sea “gestor”, “líder” y que posea cualidades
inherentes a sus competencias directivas personales, sociales y profesionales.

4. Referencias

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