Resumen Unidad 3

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Unidad 3: los tres registros

Lacan fue un psiquiatra y psicoanalista francés, su formación inicial proviene de la medicina, especialmente de la
psiquiatría, en 1932 presenta una tesis doctoral con influencias del psicoanálisis. La importancia de su enseñanza es:
- En 1953 cuando comienza su enseñanza propone una tesis básica que es retornar a Freud: retornar a los conceptos
freudianos que habían sido distorsionados por los postfreudianos.
- En Lacan se encuentra una coincidencia en la teoría de Freud con recursos teóricos distintos, pero diciendo algo
similar. Pero, también se separa de Freud, dice cosas distintas y cosas nuevas.

TEORICO N° 2: los tres registros


1) Los 3 registros: lo imaginario, lo simbólico y lo real. Lacan
El psicoanálisis y su técnica, han sufrido una especie de limitación y de degradación.
Lacan dice que la realidad humana se base en los 3 registros: lo simbólico, lo imaginario y lo real. Engloba lo consciente
y lo inconsciente. Son categorías conceptuales que le permiten a formalizar la experiencia psicoanalítica y los utiliza
para “leer” a Freud, son una especie de lente que emplea para estudiar la obra freudiana. Además, son categorías
teóricas y prácticas, le sirven para teorizar su enseñanza y orientar la experiencia psicoanalítica, es decir, la dirección
de una cura.
Los propone de manera articulada, se encuentran enlazados; dice que cada uno de los registros, incluye los demás
registros. Plantea que no hay una superioridad de un registro sobre otro, tienen un valor equivalente, lo cual implica
que se pueden ordenar de diversos modos sin alterar la equivalencia, por ejemplo: SIR, IRS, RSI, SRI. Enfatiza la primacía
de un registro sobre otro; se dice que las elaboraciones de 1953 están dominadas por lo simbólico.
Los registros se presentan de manera articulada, un fenómeno (síntoma, fantasía, sueño) tiene las 3 dimensiones.
Lo imaginario: es el registro de las imágenes, de las representaciones. Ej.: fenómenos de engaño, ilusión,
seducción, proyecciones, agresividad, relaciones intersubjetivas, identificaciones, celos, envidia.
Ubica al yo (moi) en este registro, indica una construcción, no es algo dado ni innato, no es un dato primario; sino que
es un efecto secundario, una consecuencia, se constituye y es una representación imaginaria que uno tiene de uno
mismo.
Antecedentes que Lacan toma para abordar lo imaginario: algunos provienen del psicoanálisis:
- Noción de imago de Jung: designaba una representación o imagen ideal de las figuras parentales (materna,
paterna, fraterna) que dirige y orienta, posteriormente, al sujeto en su percepción de los otros y en su actitud y
conducta hacia ellos
- Noción de narcicismo de Freud.
- Noción de la posición depresiva y esquizo-paranoide de Klein: una lectura del estadio en términos estructurales y
no evolutivos, lo cual le permite insistir en el carácter estructurante y estructural del estadio del espejo
Además, recupera antecedentes que provienen de otros campos disciplinares:
- Psicología comparada de Wallon: a través del estadio del espejo investiga la respuesta que da un niño o un mono
frente a la imagen que le devolvía el espejo. En el niño encontraba que la imagen que le devuelve el espejo genera
cierto efecto jubilo (causa alegría). En los monos esa imagen le genera indiferencia.
- La etología: determinadas imágenes producen efectos fisiológicos u orgánicos. Lorenz realizo estudios de
enfrentar un congénere con otro congénere y observa cambios fisiológicos y sociales. Ej.: la maduración de las
gónodas en las palomas.
- El arte: mantenía un dialogo con el movimiento surrealista (Dalí). Se nutre de escuelas que estudiaban el valor
simbólico de las imágenes (Panofsky). El valor simbólico de la imagen no es fijo, sino que depende del lugar que
tenga la imagen en el contexto de la obra. Una misma imagen puede tener distintos valores según donde aparece
en la obra. Ej.: alguien le lleva el sueño al analista, va a google y el soñante ve que significa lo que soñó, soñar con
una manzana significa tal cosa; Lacan dice que no.
El significado es una representación, un concepto de algo, por eso es imaginario.
El elemento imaginario tiene un valor simbólico que debernos apreciar y comprender en función del momento del
análisis en que se inserta. Un comportamiento puede volverse imaginario, cuando su orientación hacia las imágenes
es capaz de desplazarse fuera del ciclo que asegura la satisfacción de una necesidad naturaleza. En la especie humana
un fetichista pueda excitarse mirando una pantufla. Este desplazamiento posibilita que se analice el fenómeno, o sea,
un fenómeno es analizable si representa algo que no sea él mismo
Lo simbólico: alude a la estructura del lenguaje, especialmente a la del significante; a un sistema de símbolos que
nos precede a los seres hablantes y determina las formas de los lazos sociales. Dice que el ser hablante se constituye
en tanto tal existe el símbolo. Demuestra mediante este registro que “el inconsciente se estructura como un lenguaje”
Enfatiza la importancia de lo simbólico: él dice que la palabra mata a la cosa; esto quiere decir que la palabra
(significante) crea la “cosa”. Insiste en la función creado de la palabra. El significante es un conjunto de elementos
diferenciados; pero por sí solos, los significantes no determinan nada, si o si requieren de otro significante para generar
una significación.
Dice que la falta de algo es introducida por lo simbólico, por el lenguaje. Ej.: tengo todos los tomos de Freud, pero falta
1; esa ausencia es habilitada por un sistema simbólico, por la palabra, por un catálogo que me permite indicar que son
tantos tomos y me falta uno. La ausencia es un efecto de la palabra, del significante, del lenguaje.
Antecedentes: proviene de la lingüística: Lacan
toma de Saussure la idea sobre el signo lingüístico:
lo reconoce como el fundador de la lingüística
moderna.
Considera que la lengua es el objeto de estudio de
la lingüística, definiendo a la lengua como un sistema de símbolos. Su campo de estudio se delimitará por las
dimensiones del significante y del significado, elementos que constituyen el signo lingüístico. El signo se caracteriza
por la relación recíproca entre el significado y el significante.
El lenguaje está compuesto por un sistema de signos que implica la relación entre un:
- Significado: es el concepto, es la representación mental o psíquica de una idea y es un concepto social, ya que
es compartido por todos los hablantes.
- Significante: es la imagen acústica del concepto, es la huella mental del sonido: la representación psíquica del
sonido.
Ej.: “banco” evoca entidad financiera, banco de la plaza, banco del colegio. Tiene distintos significados sobre el
significante.
- El círculo indica la unidad del signo y las flechas plantean la relación biunívoca entre significado y significante.
Lacan toma el signo Saussuriano pero lo transforma, proponiendo que el significado no está fijo al significante; es el
significante determina el significado. Rompe la idea de que un significante representa a un significado. Plantea un
nuevo algoritmo, el significante sobre el significado. Desaparece la unidad representada por el círculo y la raya
horizontal se convierte en “barra”; indica la “resistente a la significación”. Además, postula que el significante es un
elemento discreto (lo podemos identificar, es separable) y por sí mismo no significa nada, precisa para ser significado
la articulación de otros significantes.
Ej.: el lenguaje estúpido del amor. Cuando nombramos a nuestra pareja como una hortaliza o como un insecto. El
significante esta despojado del significado; si digo “bichito” no significa que sea un bicho, creo un significado nuevo.
Esto muestra que el significante no tiene un solo significado.
Ej.: la contraseña es completamente independiente de su significación.
Ej.: 2 nenes viajan en el tren y los bancos están enfrentados, en una estación el varón dice “caballeros” y la niña dice
“no, damas”. Esa oposición significante genera un significado.
Plantea que hay que escuchar el significante, el elemento simbólico del lenguaje; no quedarnos con el elemento
imaginario, si nos quedamos con los significados caemos en la idea de la comprensión, de que estamos entendiendo
lo que el paciente o el analizante quiere decir, no estamos escuchando el Icc.
El significante está regulado por 2 leyes del lenguaje:
 Ley de la metonimia: es la conexión de una palabra a otra. Alude al proceso de condensación de Freud (proceso
primario). Se sustituye algo que se trata de nombrar, se nombra determinada cosa mediante otra que la contiene
por parte de ella o por su relación de contigüidad. Ej.: “treinta velas” para aludir a barcos en el mar, hay una
conexión del barco con la vela porque es un elemento que forma parte del barco.
 Ley de la metáfora: se caracteriza por la sustitución significante. Es la conexión de palabra por palabra. Alude al
proceso de desplazamiento de Freud. La metáfora es la sustitución de un significante por otro, que tiene como
efecto un plus de significación: una nueva significación: “una palabra por otra”. Reemplazas las palabras, pero el
significado alude a lo mismo. Ej.: sos el sol del mi corazón.
Para Lacan los síntomas tienen una estructura metafórica.
Lo real: no es la realidad ni la realidad psíquica porque están son imaginarias y simbólicas.
El registro de lo real tiene diversas definiciones a lo largo de la enseñanza de Lacan. En las primeras producciones, lo
real es descripto como aquello que queda por fuera de la experiencia analítica, lo que esta no puede capturar,
aprehender.
En la tercera da 5 definiciones de lo real:
 Lo real es lo que vuelve siempre al mismo lugar: se refiere a la fijación y compulsión a la repetición de Freud.
Ej.: figura de los astros: siempre a la misma hora de la noche hallaremos la luna en el mismo lugar, tal estrella sobre
tal meridiano; si nos trasladamos a otro punto del planeta, eso siempre estará allí.
Se relaciona con el trauma: experiencia que no se podía simbolizar.
Lo real como fijo, como inamovible, siempre retornando al mismo lugar. Suele ser una queja repetida en la neurosis,
“siempre me pasa lo mismo; siempre retorno al mismo lugar, es un destino que siempre vuelve”. Esta dimensión de
la repetición comprende ese retorno demoniaco que Freud llama un eterno retorno de lo igual.
 Lo real es lo imposible: alude a la lógica modal, donde el sujeto en sí mismo tiene una parte de irresolución y lo
ejemplifica con que hay un sector de lo simbólico que es imposible de simbolizarse. Lo real es lo imposible en un
sentido lógico: lo imposible de simbolizar, y lo imposible de imaginar, queda afuera de los otros 2 registros.
Ej.: hay una imposibilidad lógica para toda la especie humana: la perdida de la naturalidad de los sexos y la no
complementariedad entre ellos. No hay un complemento, la proporción sexual entre los sexos.
 Lo real no es el mundo: si el mundo se caracteriza por lo imaginario, por la representación, lo real no es el mundo,
ya que incompatible a la representación, tanto a lo imaginario como a lo simbólico.
 Lo real no es universal: significa que no hay “todos los elementos, solo hay conjuntos que determinar en cada caso.
Lo real es no-todo, incompleto, es un conjunto de elementos, no es universal.
 Lo real en tanto se pone en cruz para impedir que las cosas anden: coloca el énfasis en el síntoma, el sentido del
síntoma es lo real. El síntoma se constituye en un punto de referencia que nos permite orientarnos hacia lo real.
El síntoma es lo que carece de sentido, es lo que anda mal, lo que no deja de repetirse para estorbar ese andar;
pero, además, aquello que encuentra en lo simbólico y lo imaginario formas de expresión.
Lo real implica aquello que lo simbólico y lo imaginario no puede capturar.

2) El Seminario 3
A) Cap. 4 parte 3: vengo del fiambrero
Se habla del lenguaje: al que se aplica los 3 registros de lo simbólico, de lo imaginario y de lo real.
El discurso concreto es el lenguaje real y el lenguaje, habla. Los registros de lo simbólico y de lo imaginario: los
encontramos en el significado y el significante.
 Significante es lo simbólico: Ej. “en esta mesa” “en estos libros”
 Significación: que remite a la significación. El significante puede quedar metido ahí dentro a partir del momento
en que le dan una significación, en que crean otro significante. Por eso podemos hablar del lenguaje. La
participación significante-significado se repetirá siempre. La significación es de la índole de lo imaginario. Es
evanescente, porque está ligada a lo que les interesa, es decir a aquello en lo que están metidos.
Cuando habla, el sujeto tiene a su disposición el conjunto del material de la lengua, y a partir de allí se forma el discurso
concreto. Hay primero un conjunto sincrónico (la lengua en tanto sistema simultáneo de grupos de oposiciones
estructurados), tenemos después lo diacrónico en el tiempo (es el discurso). No hay discurso sin cierto orden temporal,
y sin cierta sucesión concreta; aun cuando sea virtual.
La existencia sincrónica del significante está caracterizada en el hablar delirante por una modificación que algunos de
sus elementos se aíslan, se hacen más pesados, adquieren un valor, una fuerza de inercia particular, se cargan de
significación, de una significación a secas.
Esta significación remite a otra significación. Es lo que aquí caracteriza la alusión. Diciendo Vengo del fiambrero, la
paciente nos indica que esto remite a otra significación; es un poco oblicuo, ella prefiere que yo entienda.
La palabra real (la palabra en tanto articulada) aparece en otro punto del campo, pero no en cualquiera, sino en el
otro, la marioneta, en tanto que elemento del mundo exterior.
Existe la alteridad del Otro que corresponde al S, es decir al gran Otro, sujeto que no conocemos, el Otro que es de la
índole de lo simbólico, el Otro al que nos dirigimos más allá de lo que vemos. En el medio, están los objetos. Y luego,
a nivel del S hay algo que es de la dimensión de lo imaginario, el yo y el cuerpo, fragmentado o no, pero más bien
fragmentado.
B) Cap. 5 parte 2: de un dios que engaña y de uno que no engaña
Podemos integrar los 3 planos:
- Lo real del lenguaje es la articulación motora: aparato fonatorio, la voz. Es el discurso realmente pronunciado en
su dimensión diacrónica
- Lo simbólico del lenguaje es el significante
- Lo imaginario del lenguaje es el significado/significación.
El sujeto dispone de todo un material significante que es su lengua y lo utiliza para hacer que las significaciones pasen
a lo real.
El punto pivote de la función de la palabra es la subjetividad del Otro, es decir el hecho de que el Otro es el que es
capaz de convencer y mentir. En ese Otro debe haber un sector de objetos totalmente reales. Para que algo pueda
referirse a algún fundamento en lo real, es necesario que haya en algún lado, algo que no engañe.
C) Cap 7 parte 2: la disolución imaginaria
Consideramos la relación del narcisismo como la relación imaginaria central para la relación interhumana. La
ambigüedad es una relación erótica y también es la base de la tensión agresiva.
A partir del momento en que la noción de narcisismo entró en la teoría analítica, la nota de la agresividad ocupó cada
vez más el centro de las preocupaciones técnicas. Se trata de ir más allá. Para eso sirve el estadio del Espejo:
evidencia la naturaleza de esta relación agresiva y lo que significa. Si la relación agresiva interviene en esa formación
que se llama el yo, es porque le es constituyente, porque el yo es desde el inicio por sí mismo otro, porque se instaura
en una dualidad interna al sujeto.
Esta imagen es funcionalmente esencial en el hombre, en tanto le brinda el complemento ortopédico de la
insuficiencia nativa, del desconcierto, o desacuerdo constitutivo, vinculados a la prematuración del nacimiento. La
tensión agresiva de ese yo o el otro está integrada a todo tipo de funcionamiento imaginario en el hombre
El complejo de Edipo significa que la relación imaginaria, conflictual, incestuosa en sí misma, está prometida al
conflicto y a la ruina. Para que el ser humano pueda establecer la relación más natural (la del macho y la hembra) hace
falta que intervenga un tercero, que sea la imagen de algo logrado; también hace falta una ley, una cadena, un orden
simbólico, la intervención del orden de la palabra, es decir del padre. El orden que impide la colisión y el estallido de
la situación en su conjunto está fundado en la existencia de ese nombre del padre.
El orden simbólico debe ser concebido como algo superpuesto, y sin lo cual no habría vida animal posible para ese
sujeto estrambótico que es el hombre.
D) Cap. 14: el significante, en cuanto tal, no significa nada
PARTE 1: la estructura es un grupo de elementos que forman un conjunto co-variante. Esta noción es analítica. La
estructura siempre se establece mediante la referencia de algo que es coherente a alguna otra cosa, que le es
complementario.
La noción de estructura es ya en sí misma una manifestación del significado y lo que implica nos dirige a la noción de
significante. En el análisis estructural encontramos, como en el análisis de la relación entre significante y significado,
relaciones de grupos basadas en conjuntos, abiertos o cerrados, pero que entrañan esencialmente referencias
recíprocas.
En el análisis de la relación entre significante y significado, aprendimos a acentuar la sincronía y la diacronía. La noción
de estructura y de significante se presentan como inseparables. Cuando analizamos una estructura, se trata siempre
del significante. Lo que más nos satisface en un análisis estructural, es lograr despejar al significante de la manera más
radical posible.
Para nosotros se ha convertido en ley fundamental que nadie se sirve del significante. Pero, el significante a pesar de
todo está ahí, en la naturaleza, y no estuviera el significante que buscamos, no encontraríamos nada. Establecer una
ley natural es despejar una fórmula significante. Mientras menos signifique, más contentos nos ponemos.
Todo significante es un significante que no significa nada.
PARTE 2: lo subjetivo no está del lado del que habla. Lo subjetivo es algo que encontramos en lo real, ya que, supone
que tenemos enfrente un sujeto capaz de valerse del significante, del juego del significante. Es capaz de usarlo del
mismo modo que nosotros lo usamos: para engañar acerca de lo que ha de ser significado. Es utilizar el hecho de que
el significante es algo diferente de la significación para presentar un significante engañoso.
La instancia de la subjetividad en tanto que presente en lo real, es el recurso esencial que hace que digamos algo
nuevo cuando distinguimos esa serie de fenómenos, de apariencia natural, que llamamos neurosis o psicosis.
Para que haya una comunicación se necesita una respuesta, y una respuesta es decir que algo vuelve al punto de
partida. Es el esquema de la retroalimentación. Todo retorno de algo que desencadena por ese hecho una operación
de regulación y constituye una respuesta. La comunicación comienza ahí, con la auto - regulación. Pero en esa parte
no hay uso de significante.
Hay uso estricto del significante a partir del momento en que, a nivel del receptor, lo que importa no es el efecto del
contenido del mensaje, no es el desencadenamiento en el órgano de determinada reacción debida a la llegada de la
hormona, sino que, en el punto de llegada del mensaje, se toma constancia del mensaje.
Algo es significante en la medida en que algo que constituye un todo, el signo, está ahí justamente para no significar
nada. Ahí comienza el orden del significante, en tanto que se distingue del orden de la significación.
Si el psicoanálisis nos enseña algo es precisamente que el desarrollo del ser humano no puede en modo alguno ser
directamente deducible de las significaciones, es decir, de los instintos. El mundo humano implica la existencia de las
significaciones, y el orden del significante. El complejo de Edipo es la introducción del significante.
Es necesario que el sujeto adquiera el orden del significante, lo conquiste, sea colocado respecto a él en una relación
de implicación que lo afecte en su ser, lo cual culmina en la formación de lo que llamamos en nuestro lenguaje el
superyó.
3) El seminario 22. Lacan
Lo Real Simbólico Imaginario (R – S – I)
Estos 3 términos tienen un sentido, son 3 sentidos diferentes. Todavía es preciso distinguir en este sentido de otro, el
otro constituido por una distinción definida por una relación, como Freud lo hace en su segunda tópica.
Se podría decir que lo Real es lo que es estrictamente Impensable.
El sentido es aquello por lo cual responde algo que es diferente que lo Simbólico; y este algo no hay medio de
soportarlo de otro modo que por lo imaginario.
Hay algo que hace que el ser hablante se demuestre consagrado a la debilidad mental, y eso resulta de la sola noción
de Imaginario en tanto que el punto de partida de ésta es la referencia al cuerpo y al hecho de que su representación
no es sino el reflejo de su organismo.
Real, Simbólico e Imaginario están anudados en el nudo borromeo.
Esquema I: el nudo borromeo consiste en que 3 es su mínimo. Si se rompe un 1 los otros 2
anillos son liberados. Esta propiedad es lo que homogeniza todo lo que hay de número a
partir de tres. Algo comienza en 3 que incluye todos los números por lejos que sean
enumerables.
El nudo borromeo, en tanto que se soporta del número tres, es del registro de lo Imaginario. Es en tanto que lo
Imaginario se enraiza de las tres dimensiones del espacio. El nudo borromeo soporta la triada de lo Imaginario, de lo
Simbólico y de lo Real, esta triada existe porque allí se conjuga la adición de lo Imaginario (el espacio sea sensible se
encuentra reducido a ese mínimo en tres dimensiones) o sea por su ligazón a lo Simbólico y a lo Real.
Lo Imaginario siempre tiende a reducirse por un aplanamiento, que es sobre eso que se funda toda figuración.
Esquema II: si lo Real de la vida, el goce ya que participa de lo imaginario del sentido, el
gozar de la vida, es algo que podemos situar en el punto central: punto llamado del objeto a,
puesto que conjuga tres superficies que igualmente calzan.
- La inhibición es siempre asunto del cuerpo, ósea de su función. Es lo que en alguna parte
se detiene por inmiscuirse en una figura de agujero, de agujero de lo Simbólico.
- La angustia es algo que parte de lo Real, es completamente sensible ver que es esta angustia la que va a dar su
sentido a la naturaleza del goce que se produce aquí por el recorte puesto en superficie, por el recorte euleriano
de lo Real y de lo Simbólico.
- En el síntoma identificamos lo que se produce en el campo de lo Real. Si lo Real se manifiesta en el análisis, y no
solamente en el análisis, somos capaces de operar sobre el síntoma. El síntoma es del efecto de lo simbólico en lo
Real.
4) La tercera. Lacan
Lo simbólico, lo imaginario y lo real es el enunciado de lo que obra en su palabra cuando se sitúan a partir del discurso
analítico, cuando ustedes son el analista. Sólo emergen de veras para y por ese discurso.
Lo real es lo que vuelve siempre al mismo lugar. Debe hacerse hincapié en “vuelve”; lo que descubre es el lugar del
semblante. Para definir a este real, Lacan intentó acotarlo a partir de lo imposible de una modalidad lógica. Tal vez el
análisis nos introduzca a considerar el mundo tal cual es: imaginario. Esto sólo puede hacerse reduciendo la función
llamada de representación, poniéndola donde está, en el cuerpo.
Lo real:
- No es el mundo. No hay la menor esperanza de alcanzar lo real por la representación.
- No es universal, significa que sólo es todo en el sentido estricto en que cada uno de sus elementos sea idéntico a
sí mismo, pero sin que puedan ser dichos “todos”. No hay “todos los elementos”, solo hay conjuntos que
determinar en cada caso. E
Llama síntoma a lo que viene de lo real. El sentido del síntoma es que lo real en tanto se pone en cruz para impedir
que las cosas anden en el sentido de dar cuenta de sí mismas de manera satisfactoria, satisfactoria al menos para el
amo, lo que no significa que el esclavo sufra por ello de ninguna manera ni mucho menos; el esclavo es quien goza.
El sentido del síntoma depende del porvenir de lo real, del éxito del psicoanálisis. A éste se le pide que nos libre de lo
real y del síntoma, a la par. Si el psicoanálisis tiene éxito, se extinguirá hasta no ser más que un síntoma olvidado.

5) La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud. Lacan


Lacan privilegia la letra, porque entiende al inconsciente como una escritura, con toda la idea de materialización del
lenguaje que la escritura implica. La define como soporte material.
Con lenguaje Lacan se refiere a lo que Saussure llama la lengua y con discurso al habla.
 Para Saussure habla es el dominio de lo individual (“usuario” que utiliza la lengua).
 Para Lacan, el discurso siempre implica una dimensión social porque: siempre se habla a otro, y de ese otro
depende el sentido de lo que el sujeto diga; y además porque todo el empleo social del lenguaje precipita formas
y sentidos lingüísticos que restringen la libertad del sujeto parlante.
La palabra es lo que revela la verdad del inconsciente; que está en el discurso. La letra es el soporte material que el
discurso toma del lenguaje, esto permite ir enlazando con otras letras hasta armar las palabras, y estas últimas se
juntan para formar una oración. El modelo de letra que Lacan tomará es el jeroglífico, que en sí mismo no significa
nada, no tiene ningún sentido propio
El termino significante Lacan lo extrae de la lingüística de Saussure, hace referencia al signo lingüístico: unidad
mínima dentro del lenguaje. El signo lingüístico se presenta como una entidad psíquica
provista de 2 caras: concepto e imagen acústica, en el que ambos elementos se
instituyen en una relación de asociación.
- La imagen acústica es la huella que se imprime en el psiquismo a partir de los sentidos,
sonido que ingresa por el polo perceptivo.
- El concepto.
El signo lingüístico es la relación entre: un significado y un significante y la problemática
de sus relaciones mutuas.
- La raya horizontal significa vinculo.
- Las flechas significan que hay una soldadura.
- El significado es el concepto: es la definición que tenes de una palabra.
- El significante es la imagen acústica: es la huella psíquica.
Ej.: digo tiene un tronco, rama, hojas y se me viene a la cabeza la imagen de un árbol.
Hay un significado para un significante determinado. No existen otras opciones, siempre un
concepto está relacionado a una sola cosa.
Lacan hace algunos cambios del signo saussureano:
1. Elimina el círculo que encierra al significado y significante, los separa. Queda desecha la unidad del signo planteada
como “sustancia” indisoluble. Un significante puede significar algo si hay un código que lo determina.
2. Quita las flechas que significan vinculo, con lo cual desaparece la relación biunívoca, las dos caras del signo.
3. La raya horizontal se convierte en “barra” (inconsciente) que es el signo de la separación. Un significante por sí
solo no dice nada, no hay una relación directa entre S y s. No se puede pasar directamente del significante al
significado (ej.: “soy la oveja negra de la familia”, no se puede directamente tomar que eso es algo malo). Esta
separado por la barra del inconsciente, no se sabe que significa un significante para alguien. Ej.: “yo soy la bailarina,
la chica 10”, no sabemos qué quiere decir con eso.
Las consecuencias de esta transformación de la función de la barra es que el significado nunca podrá ser alcanzado, y
su lugar servirá para ubicar todo lo imposible de significar: lo real, la causa, el sujeto, el inconsciente.
El algoritmo lacaniano, contradice la idea de que un significante particular (árbol) remita a un concepto (de árbol) y la
idea de que el sistema de los significantes tenga como contrapartida un sistema de significados.
- El significante entra en el significado, lo produce de una manera inesperada, llegando a ocupar un lugar en la
realidad.
- El significado es un significante que interpreta lo que otro significante quiere decir y no puede.
En la realidad funciona como discurso: la letra establece siempre relación de contigüidad con otro elemento de la
lengua produciendo efecto de significación, se convierte en significante. Para Lacan el discurso remite a un sujeto del
inconsciente. En cualquier nivel en que el lenguaje represente a un sujeto, hay discurso. Es allí donde está el discurso
de un sujeto inconsciente.
Dentro de la perspectiva lacaniana hay 2 nociones de la concepción estructural del proceso inconsciente; las cuales
sustituyen un significante para nombrar el objeto:
Metonimia: es el desplazamiento freudiano
- Etimológicamente significa cambio de nombre. Se elabora según un proceso de transferencia de denominación.
- Un objeto es designado por un término diferente del que habitualmente le es propio, solo es posible si existe un
vínculo entre los 2 términos.
- Sustituye un significante por otro en relación con el anterior. Se nombra por una parte el todo.
- Es lo que se va enganchando en la cadena de significantes. Es una pérdida de sentido.
- Se desplazan los significados, se representa como un signo menos (-)
- Ej.: “veo treinta velas en el mar” quiere decir veo 30 barcos en el mar / “en la facu de filosofía hay mentes
brillantes” quiere decir que la facu de filosofía está compuesta por muchos estudiantes con rendimiento
intelectual brillante.
Metáfora: es la condensación freudiana
- Es una figura lingüística que se funda en relaciones de similaridad y sustitución.
- Principio básico: designar algo a través del nombre de otra cosa. Se sustituye un significante por otro.
- Se despega el significado soldado a un significante y se le agrega otro. No hay una soldadura directa entre S y s.
- Es una chispa creadora.
- Palabra por palabra será la definición de Lacan para resaltar el predominio de la sustitución.
- Los síntomas son metafóricos porque sustituyen síntomas anímicos.
- Aparece representado un signo más (+).
- Ej.: “que bonitos faroles que tiene esa persona”: habla de los ojos.
Lacan planteará una teoría propia de la metáfora: se requiere de 2 significantes en una relación “in absentia”, donde
uno tome el lugar del otro en la cadena significante, mientras que el otro siga estando presente, pero oculto,
deslizándose metonímicamente en todo el resto de la cadena significante. Es decir, una palabra se sustituye por otra
y toma su ligar en la cadena significante, el que se sustituyó queda oculto, pero sigue operando por la metonimia.
Entre metonimia y metáfora no hay una relación de exclusión, sino que la primera es la condición oculta de la segunda.

6) Los tres órdenes. Muñoz


Los 3 órdenes constituyen el esquema tripartito central de la enseñanza de Lacan, son: lo simbólico, lo real y lo
imaginario. Él dice: “se los di para que supieran orientarse en la práctica”. Para él no son meros términos cuyo valor
radicaría en que permiten un ordenamiento conceptual, un valor pedagógico; sino que tienen consecuencias en la
práctica del psicoanálisis.
Lo simbólico, imaginario y real son un instrumento con el que Lacan lee a Freud, y a la vez el instrumento con el que
organiza su enseñanza. Dice que son una orientación en el estudio del psicoanálisis, son los registros esenciales de la
realidad humana. Para él, toda realidad humana está organizada por los tres órdenes (registros, sistemas,
dimensiones). Lacan no los inventa, sino que ellos estaban disponibles en la cultura de la época. Lo que hace es darle
una modulación a cada uno y articularlos de un modo original.
“Seminario 22 (1974/75): R – S – I”: articula los tres registros vía el nudo borromeo, donde cada uno de ellos es un
redondel de cuerda que se anuda a los otros dos.
El orden de los órdenes
1953: S – I – R 1974/75: R – S – I 1980: S – R – I
Lacan a veces enfatiza uno de esos órdenes en diversos fenómenos, pero ese énfasis debe ser tomados como un
acento, un subrayado, no una causa primera. Lo fundamental es la forma en que se anudan, en que se articulan entre
sí los tres órdenes. Hay una triplicidad irreductible en cada registro.
 Lo imaginario: un término que encuentra en el psicoanálisis de la época es el de imago. Quizás por ello
habitualmente se dice que lo imaginario es el reino de la imagen.
- Entendemos lo imaginario a partir de la imagen.
- Es el registro de la impostura, del señuelo, de lo ficticio en la relación intersubjetiva, de la dimensión del engaño.
- Concierne a la proyección imaginaria de uno sobre la simple pantalla que deviene el otro, el semejante.
- Es el registro del yo (moi) con todo lo que este implica de desconocimiento, de alienación, de agresividad, en la
relación dual entre el a y el a’ (matemas del semejante y el yo).
- Se incluyen todos los fenómenos de fascinación, de seducción, de ilusión y de prestancia.
- En este registro podemos ver el estadio del espejo, tiene que ver con la imagen, es el aparato conceptual con
el que Lacan lee el narcisismo freudiano y explica la constitución del yo, partiendo de la idea de que el yo es una
construcción.
Si el yo no es un dato primario, si se construye, el estadio del espejo de Lacan responde a la pregunta por el cómo. Y
ubica esa constitución a partir de la imagen del semejante, por eso dirá que el yo es desde el comienzo otro.
En la época en que Lacan plantea lo imaginario se está produciendo en Europa una nueva forma de interpretar las
imágenes tomándolas como símbolos. Lacan rescata la imago, que permiten ubicar que no se trata de una
interpretación de símbolos fijos sino de la ubicación de los símbolos en el contexto de la época y en la cultura en que
se producen.
El término “imagen” puede formar parte del orden simbólico. El lenguaje codificado de imágenes forma parte de todas
las culturas, las que son distintas entre sí, pero el hecho central es que son simbólicas y no imaginarias. La imagen
tiende a una dimensión simbólica dada por el marco cultural histórico en el que está incluida.
Entonces la imagen está en una intersección de lo imaginario y lo simbólico, en la medida en que Lacan piensa a la
imagen como simbólica, determinada, historizable y no como una mera percepción psicofisiológica. Pero también
supone una articulación real: la imagen no es algo estático, no es algo muerto, sino que lo vivo entra en la imagen. Lo
imaginario implica la imagen en movimiento, es la vida con su empuje y su fuerza tomando parte de la imagen y eso
es lo real de la imagen. Entonces en lo imaginario tenemos imaginario, simbólico y real.
 Lo simbólico: alude a la función del lenguaje y a la del significante. Lo simbólico hace del hombre un ser
fundamentalmente regido, subvertido por el lenguaje, que determina las formas de su lazo social.
Lacan está interesado por el estructuralismo; pero lo altera, incluye al sujeto en la estructura (enorme subversión).
Porque justamente no hay en la batería de significantes el significante que represente, por eso Lacan lo escribe
tachándolo, sujeto barrado.
El sujeto lacaniano es desustancializado y se define como lo representado por un significante para otro significante, es
decir como falta.
Al principio, lo simbólico era la estructura del lenguaje. Pero después, introduce la llamada lógica matemática o lógica
simbólica. Enfoca lo simbólico en el sentido de la lingüística, de la historia cultural, de la determinación social, de todas
las determinaciones filosóficas complejas de lo simbólico; y también significa las pequeñas letras de sus matemas, es
decir sus fórmulas.
Definiciones fundamentales: “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”.
Lacan dice al sujeto cuyo medio es la palabra, es lo simbólico; está la persona real, que está ante uno en tanto ocupa
lugar, y está lo que ven, lo imaginario, que los cautiva. Los tres registros anudados allí, están siempre en la intersección:
punto de anudamiento entre los tres órdenes.
Los registros de lo S y de lo I los encontramos en 2 términos con los que articula la estructura del lenguaje: el significado
y el significante.
El término palabra recorre toda su obra: al principio se refería a lo que sucedía en un análisis cuando alguien habla al
analista. Cuando alguien toma la palabra en el sentido indicado por la regla de la asociación libre freudiana. Ese es el
sentido que la palabra asume en el psicoanálisis. Y el sujeto de la palabra para los psicoanalistas es el sujeto que habla.
En el seminario 3 lacan dice que “hablar es ante todo hablar a otros”, es decir que la función de la palabra es hablar a
otros y en última instancia hablar al Otro. Introduce la dimensión de la transferencia: la palabra es la direccionalidad
al otro/Otro, al interlocutor, imaginario y simbólico
Esas 2 estructuras (lenguaje y palabra) se cruzan en el grafo y el Otro es el testigo que decide lo que digo y es también
el lugar del código que permite descifrarlo, y allí se distinguen para Lacan 2 conceptos: A y Otro. La palabra es hablar
al otro y también del Otro.
 Lo real: en Lacan lo real se opone a realidad, lo real no es la realidad.
- “Lo real tiene un punto de garantía que lo imaginario y lo simbólico no tienen”. Si lo imaginario es ficcional,
engañoso, ilusorio, no garantiza; si lo simbólico incluye la dimensión de la mentira, entonces si el Otro puede
mentir, tampoco garantiza; el único punto de garantía proviene de lo real en tanto vuelve al mismo lugar y si pasa
eso es porque algo está fijo: término freudiano fijación.
- “Lo real es lo imposible”: hace articulación con la lógica modal. Lo real como imposible define un punto que no es
posible de ser resulto; el sujeto no puede cambiar ese real que no tiene solución. Los puntos de imposible varían
según los sistemas simbólicos.
Ese punto de imposible común para toda la especie humana es que somos hablantes, una especie marcada por el
lenguaje y desnaturalizada por el lenguaje.
- “Lo R no es el mundo. No hay la menor esperanza de alcanzar lo R por la representación”: la representación es la
forma elemental de aquello que ese inscribe en los diferentes sistemas del aparato psíquico. Hay una
incompatibilidad entre lo imaginario del mundo y lo real; lo real es un lugar al cual se retorna siempre, como nudo
lógico, en tanto incompatible con la representación.
- “Lo R, no es universal. No hay todos los elementos, solo hay conjuntos que determinar en cada caso”: lo real es
tratado con la lógica del conjunto abierto: en relación con el no-todo.
Ritvo afirma que lo real en verdad no es un registro, no es un orden, sino que es lo que limita a los 2 órdenes: lo
simbólico y lo imaginario. Lo real es el punto de falla de los otros dos; es un no-registro. Es lo que no se puede registrar
ni simbólica ni imaginariamente.
Tres órdenes y estructura
Muñoz piensa que Lacan en su enseñanza transita de un tiempo en el que subraya la estructura del significante, a un
tiempo en que subraya que la estructura es el anudamiento de los tres registros, lo cual excede al lenguaje, aunque lo
incluye: “La estructura no quiere decir otra cosa que el nudo borromeo”.
Se da el pasaje de la estructura en la que se reconocían tres registros, a los tres registros como estructura.

PRACTICO N° 2: El nacimiento de la Psicopatología


7) Psicopatología General. Jaspers
1) Primera parte: los hechos típicos particulares de la vida psíquica.
Jaspers concibe a la psicopatología como el estudio de los casos particulares.
Las manifestaciones subjetivas de la vida psíquica enferma (fenomenología)
La fenomenología nos presenta los estados psíquicos que experimentan los enfermos, a partir de lo que el paciente
describe. El paciente es quien sabe lo que realmente le pasa y es en función de sus autodescripciones que se logra
comprender la enfermedad mental de cada sujeto.
Ya que lo psíquico extraño no puede ser percibido directamente, trata de describir una serie de manifestaciones
externas del estado anímico, estudiar las condiciones, comparaciones y simbolizaciones. Para ello nos sirven las auto-
descripciones o confidencias de los enfermos, que provocan y examinan en la conversación personal, y lo redactado
por los enfermos mismos.
La representación de lo que ocurre realmente en el enfermo es lo que hay que hacer abstracción de conexiones, de
vivencias, de lo añadido. Sólo lo realmente existente en la conciencia debe ser representado. Hay que dejar de lado
las teorías y las interpretaciones, y dirigirse a lo que podemos percibir como experiencia real, a lo que podemos
distinguir y describir.
En la fenomenología hay que informarse de todo fenómeno psíquico, de toda vivencia que se manifieste en la
exploración de los enfermos y en sus auto-descripciones.
2) Segunda parte: las relaciones comprensibles de la vida psíquica (psicología
comprensiva
Existe una separación teórica entre las relaciones:
 Por la penetración en lo psíquico comprendemos genéticamente cómo surge lo psíquico de lo psíquico.
 Por la anudación objetiva de hechos típicos diversos en regularidades, con base en las experiencias reiteradas,
explicamos causalmente. La comprensión de lo psíquico en virtud de otros hechos psíquicos se llama explicación
psicológica. Se ha llamado a las relaciones comprensibles de lo psíquico también causalidad desde dentro.

a. Comprender y explicar
En la psicopatología hallamos algunas relaciones causales y reglas. Pero encontramos sólo raramente leyes, y nunca
podemos establecer ecuaciones causales. Esto muestra que en lo psíquico no es posible una cuantificación sin que se
pierda el objeto de la investigación (objeto psíquico).
Lo psíquico surge de lo psíquico de una manera comprensible para nosotros. Este surgir uno tras otro de lo psíquico
desde lo psíquico lo comprendemos genéticamente. Comprendemos cómo el enfermo se comprende a sí mismo, y
cómo la manera de esa comprensión de sí mismo se vuelve un factor del desarrollo psíquico ulterior.
b. Evidencia del comprender y realidad (comprender e interpretar)
Sobre las vivencias de evidencia frente a relaciones enteramente impersonales, destacadas y comprensibles, se
construye toda la psicología comprensiva. Tal evidencia es adquirida con motivo de la experiencia frente a las
personalidades humanas, pero no por la experiencia que se repite, inductivamente probada. El reconocimiento de
esta evidencia es la condición previa de la psicopatología comprensiva.
La evidencia de una relación comprensible no prueba aún que esa relación sea ahora real en un determinado caso
particular, o que se produzca realmente. El comprender procesos reales particulares significa interpretar.
Comprendemos en la medida en que los datos objetivos nos aproximan a esa comprensión.
c. Comprender racional y comprender empático
El comprender genético se divide en diferentes maneras de comprender:
- Comprender racionalmente: cuando los contenidos de los pensamientos, según reglas de la lógica, se engendran
de modo evidente (comprender de lo hablado)
- Comprender psicológico o empático: comprendemos los contenidos mentales como surgidos de los estados de
ánimo, deseos y temores del que piensa (comprender del que habla).

d. Límites del comprender, ilimitación del explicar


No hay ningún proceso real que no sea accesible en principio a la explicación causal: los procesos psíquicos pueden
ser sometidos a la explicación causal. El conocer causal no encuentra jamás sus límites. La comprensión en cambio
encuentra fronteras en todas partes. Todo límite de la comprensión es un nuevo estímulo para la interrogación causal.
En el pensamiento psicológico-causal necesitamos elementos que juzgamos como causas o como efectos de un
proceso.
Toda comprensión, en cuanto se aplica a un proceso psíquico real, señala una relación causal. Pero ésta es accesible,
primeramente, sólo por la vía de la comprensión; en segundo lugar, construir por lo extraconsciente, mientras no se
han dado puntos de apoyo, planteamientos empíricos de problemas por otro camino que por el de la comprensión.
La comprensión lleva a la explicación causal a través del impulso da lo incomprensible.
e. El comprender y lo inconsciente
Quedan en la consciencia la
- Fenomenología: describe maneras antes enteramente inadvertidas de existencia psíquica.
- Psicopatología comprensiva: capta relaciones psíquicas hasta aquí insospechadas.
Lo inconsciente como inadvertido es vivenciado realmente. Lo inconsciente como extraconsciente no es vivenciado en
realidad. Haremos bien en llamar a lo inconsciente en el primero sentido inadvertido, a lo inconsciente en el segundo
sentido, extraconsciente.
f. Comprender como si (Als-ob)
En el “comprender como sí” queda enteramente de lado la existencia real de lo comprendido. La psicología
comprensiva tiene abiertas grandes posibilidades de expansión, ya que lleva lo inadvertido a la conciencia. Si en
cambio, por un “comprender como si”, puede penetrar también en lo extraconsciente, ha de permanecer dudoso.
g. Sobre los tipos de comprender en general (comprender intelectual, existencial, metafísico)
 La comprensión intelectual: no sólo hay que comprender los contenidos racionales como sentido objetivo sin
psicología alguna; sino también todos los otros contenidos mentados, las figuras, las imágenes, los símbolos, las
exigencias e ideales.
 La comprensión existencial: en la comprensión de las relaciones chocamos con los límites de lo incomprensible. La
comprensión psicológica, cuando es referida al choque con lo incomprensible, está sometida a la investigación
causal, a la psicología empírica. Cuando es referida al fenómeno de la existencia posible se convierte en
esclarecimiento filosófico de la existencia.
 Comprensión metafísica: La comprensión psicológica se aplica a lo empíricamente vivenciado, a lo hecho
existencialmente. La comprensión metafísica se aplica a un sentido que va más allá de lo experimentado por
nosotros y de lo hecho por la libertad.
Relaciones vivenciales patológicas
La importancia que tienen ciertos procesos para el alma, su valor de vivencia, provoca una reacción en parte
“comprensible”. El estado patológico reactivo aparece en respuesta a la suma de vivencias particulares.
a) Reacción en la diferencia de fase y brote: entre las reacciones patológicas hay que distinguir:
- Psicosis solamente desencadenadas o espontanea: su contenido no está en ninguna relación comprensible con
la vivencia. Hay un crecimiento primario de la enfermedad, que se explica sólo físicamente. Son psicosis nacidas
por procesos, cuyo contenido no muestra ninguna relación comprensible con el destino ni con el vivenciar del
enfermo.
- Psicosis reactivas: son reacciones legítimas cuyo contenido está en relación comprensible con la vivencia, se
produjeron gracias a la vivencia y dependen en su curso de ella. Se observa una reacción inmediata ante una
vivencia decisiva. Son psicosis condicionadas por una conmoción psíquica como causal esencial y que muestra
relaciones comprensibles convincentes entre vivencia y contenido.

b) La triple dirección de la comprensividad de las reacciones: comprendemos la medida de una conmoción como
causa adecuada de algún quebranto mental.
- Las vivencias psíquicas coinciden con manifestaciones corporales concomitantes: dan el terreno para las
reacciones anormales del contenido comprensible. Las conmociones psíquicas conducen a alguna perturbación
somática o psíquica, que no tiene una relación comprensible con el contenido de la vivencia. La vivencia es la
“causa psíquica” de un suceder que le es extraño.
- Comprendemos un sentido de las psicosis reactivas: el enfermo quiere ser irresponsable y tiene una psicosis de
prisión. Estos enfermos aspiran instintivamente a una realización de su deseo por ese camino. La satisfacción de
su deseo la alcanza por la psicosis o por las neurosis.
- Comprendemos el deslizamiento en la psicosis o la enfermedad corporal al mismo tiempo con los contenidos:
es como una fuga en la enfermedad, para escapar a la realidad y de la responsabilidad. La psicosis tiene un sentido:
sirve a la defensa, a la seguridad, a la fuga, a la satisfacción del deseo. Nace del conflicto con la realidad.

c) Resumen acerca de los estados reactivos: los dividimos así:


- Según los motivos de la reacción: psicosis carcelarias, neurosis de renta, neurosis de los terremotos, neurosis de
las catástrofes, reacciones nostálgicas, psicosis de guerra, psicosis de aislamiento.
- Según la estructura psíquica especial de los estados reactivos.
- Según los tipos de constitución psíquica que condicionan la reactividad: todo individuo tiene su “límite” para
enfermar. Se puede establecer que tiene que haber aquí siempre una disposición específica.
- El efecto curativo de las conmociones afectivas: un hecho interesante es que las vivencias pueden no sólo suscitar
una psicosis, sino tener una influencia favorable en una psicosis existente.

8) Escritos psicopatológicos. Jaspers


No nos podemos entender en psiquiatría sin la descripción de casos aislados; son como piedras angulares. El psiquiatra,
en la mayoría de los casos, observa a sus pacientes sólo por breve tiempo. No permanecen bajo su supervigilancia, o
su vida no alcanza para la terminación de su observación. Necesitamos biografías y además la comunicación de
síntomas inextensos, en la medida que se los pudo observar y experienciar. Jaspers considera que en la elaboración
de historias clínicas largas se necesita de material básico para todas las consideraciones posibles.
Destaca que las historias clínicas tienen el objetivo de presentar un material objetivo que eventualmente pudiese ser
utilizado por otros.
Presenta un panorama sobre la estructura del delirio celotípico:
 Las diferenciaciones sintomatológicas: sintomatológicamente encontramos:
- Celopatía psicológica: ideas de celos cambiantes que se incrementan por doquier, se olvida y vuelven nuevamente
a estructurarse, fundamentándose de una u otra manera.
- Celopatía morbosa: un sistema celotípico con ideas de desarrollo lento o rápido, pero estable, con demostraciones
que se mantienen durante años, que apenas si suelen olvidarse, que tienden a aumentarse.
- Celopatía delirante o deliroide: surgen ideas y observaciones correspondientes, que aparecen por doquier y se
olvidan sin ninguna crítica.
- Delirio celotípico o delirio sistemático: tiene conexiones con todos los síntomas psicóticos posibles.
Los hechos más inocentes (alteraciones en la conducta, encuentros casuales en la calle) no fueron el motivo
predisponente de la celopatía, sino que a presencia previa de ésta buscó sus motivaciones y las encontró.
Los falsos recuerdos son fácilmente confundibles con el relato de visiones o vivencias delirantes: se reinterpreta y
adornan hechos indiferentes del pasado, y también surgen recuerdos que se agregan a vivencias que en general no
han sido reales. Estas alucinaciones mnésicas aparecen en personas que en el resto de su personalidad no son en
absoluto sugestionables. En cambio, los celosos no necesitan presentar alucinaciones mnésicas.
El origen del delirio celotípico es un enigma. Lo “enajenado”, lo “loco”, lo constituye el hecho de que surja de una
manera absolutamente incomprensible.
 Las relaciones directas o indirectas con condiciones somáticas: el delirio celotípico tiene relación con ciertos
fenómenos corporales con:
- El sistema psico-físico del aparato genital: el coito psíquica y físicamente insatisfactorio con una libido suficiente,
podría constituir una fuente poderosa para el delirio celotípico de los alcohólicos.
- Determinados ciclos vitales de la mujer: se habla del deliro celotípico de la lactancia, de delirio celotípico
menstrual, climatérico y senil.

 Su presencia dentro de determinadas formas en el sistema de las psicosis: el delirio celotípico aparece en todos
los tipos de psicosis y personalidades psicopáticas. Nasse habla del delirio celotípico de los alcohólicos, lo explica
con las consecuencias corporales y mentales del abuso de estas sustancias. Es posible, con la renuncia al alcohol,
la curación o una mejoría satisfactoria que sólo es interrumpida por irrupciones intercurrentes del delirio.
Casos: Jaspers presenta 2 casos: un paciente celotípico llamado Julius Klug y Max Mohr. Puntos comunes:
 Ambos son, en su pase preclínica, seres que no llamaban la atención, eran sensibles, fácilmente excitables.
 En la edad media de la vida, y dentro de un lapso de tiempo relativamente corto aparece en ellos una formación
delirante sistemática (la celopatía, con ideas de persecución, consecutivas a ella).
 Esta formación delirante acompaña de múltiples síntomas: tranquilidad, deliro de observación, errores mnésicos,
síntomas somáticos con interpretaciones.
 Ambos dan cuenta de envenenamiento y los estados de terror que le siguen.
 No se encuentra una causa desencadenante externa para toda la sintomatología.
 En el resto del curso vital de los pacientes no hubo nuevos puntos de apoyo para otras formaciones delirantes; y
las antiguas delirantes se sostuvieron indefinidamente, no se las olvidó, y se reconsideró a su contenido como el
destino esencial de la propia vida y se agregaron las posteriores actuaciones en forma consecuente.
 La personalidad permaneció invariada. Se produjo una alteración delirante que fue captable desde un cierto
momento; se elaboró con la antigua personalidad, con los antiguos sentimientos e impulsos.
 Las dos personalidades presentaban un complejo sintomático que es comparable al del hipomaníaco.
Las ideas delirantes siempre caen dentro de una conexión lógica; jamás se mete algo extraño, incoherente o
incomprensible.
Consideraciones nosológicas: conceptos que se usan en la práctica diaria psiquiátrica y son útiles en el estudio
de los casos. Cuando consideramos la vida anímica, podemos hacerlo de dos modos:
 Desarrollo de personalidad: consiste en colocarse dentro del otro, lo sentimos, lo “comprendemos”, y
consideramos los elementos de los fenómenos psíquicos en su correlación y en su secuencia, como dados, hay
empatía. Se comprender de 2 formas:
- Concatenación racional: cuando conocemos y sabemos el objetivo de un ser humano, qué conocimientos necesita
para lograr algo, podemos comprender “racionalmente” sus actuaciones. El sujeto siempre que quiera alcanzar su
meta tiene que actuar siguiendo ciertas normas lógicas cuyas relaciones causales él conoce.
- Concatenación psicológica o empática: si alguien sabe que su amada le es infiel, y pierde el control, cayendo en
perpleja desesperación, y piensa en el suicidio, lo comprendemos todo con empatía.

 Proceso: “captamos” algo a la manera como lo hacemos con las correlaciones del mundo físico, en la medida en
que pensamos en un trasfondo objetivo que está en la base de lo “físico, inconsciente”, o inanimado, y cuya
característica esencial sería que no podemos colocarnos dentro de él.
9) La influencia de la psiquiatría fenomenológica de Jaspers. Muñoz
Lacan construye un concepto original de paranoia en sus escritos psiquiátricos y la caracteriza como reacción de la
personalidad ante determinadas situaciones vitales. La doctrina en que se apoya en esos primeros trabajos es la
escuela reaccional y son 2 los autores principales en los que se sustenta: Jaspers y Kretschmer.
En la psiquiatría de la época se diferenciaban 2 paradigmas a cerca de si la psicosis paranoica es una enfermedad
psicogénica (no hay causal determinante) u orgánica (disfuncionamiento anatómico, heredado). El cree que es una
enfermedad psicogénica. Propone que la transformación total de la personalidad no podría diferenciarse de un posible
trastorno primario si lo hubiere. Como no se detecta lesión orgánica alguna que explique sus trastornos, estos deberán
tener otro origen y entonces habrá que estudiar su psicogenia.
Lacan, psiquiatra
En su obra psiquiátrica, se ocupa casi exclusivamente del estudio de las psicosis paranoicas. Pero este periodo de su
obra es complejo y pueden reconocerse en él diferentes momentos:
1. Hay 3 trabajos (1931) que son importantes antecedentes de lo que constituiría un año después su tesis doctoral
sobre las psicosis paranoicas.
2. Inaugurado por su tesis doctoral (1932) en el que incluimos los trabajos del año 1933 que aparecen publicados en
la edición castellana de la tesis reunidos bajo el nombre de “Primeros escritos sobre la paranoia”.
3. Son sus escritos todavía psiquiátricos, pero en los que la influencia de los preceptos del psicoanálisis comienza a
hacerse sentir, ocupando un lugar más destacado que el que tenían en la tesis.
¿Quién es Jaspers?
El desarrollo de la psiquiatría a lo largo de los siglos XIX y XX es un difícil dialogo entre las escuelas francesas y alemanas.
Jaspers es un importante exponente de la psiquiatría alemana: su formación es fenomenológica y filosófica.
En 1913 publica “Psicopatología general” con el interés de aportar una clasificación fundada en la reflexión
metodológica y no un sistema teórico particular. Propone un enfoque fenomenológico de la enfermedad mental.
Jaspers define fenomenología: “tiene la misión de presentarnos intuitivamente los estados psíquicos que
experimentan realmente los enfermos, y de aplicarles términos precisos” (hay que distinguir los fenómenos del
padecimiento). El método fenomenológico: “tenemos que dejar de lado todas las teorías y dirigirnos a lo que
podemos entender en su existencia real, a lo que podemos distinguir y describir”. Es una herramienta que permite
percibir y describir los fenómenos mentales de padecimiento de un individuo y se encuentra en el campo de la
experiencia (realidad), lo que podemos percibir y describir.
La noción de hombre de Jaspers la construye a partir del existencialismo de Kierkegaard
La formación de Jaspers se complementa con Dilthey y Weber, usa la psicología de la comprensión (método de
análisis del método fenomenológico) que se asienta en una separación tajante entre las ciencias del espíritu y las
ciencias de la naturaleza en el punto en que los hechos espirituales (alma) son dados de un modo real, inmediato y
completo. El hombre resulta concebido como entidad histórica, se comporta según la manera en la que vivencio o
experimento en la cultura, no por lo biológico.
El método fenomenológico se asienta en una oposición, las cuales son categorías de análisis que usa Jaspers
Explicación Comprensión
Cuando un fenómeno no se Es el acto original por medio del que se capta el mundo del espíritu manifestado
puede comprender en exteriorizaciones, como signos, gestos. Uno lo capta al ponerse dentro
empáticamente, lo explicamos (comprensión) del otro. Es empática: nos ponemos en el lugar del otro, y
descriptivamente. justificamos desde allí el fenómeno, intentar dar cuenta la causa del fenómeno.
- Ciencias de la causa: son Podemos comprender que un sujeto se sienta triste por la pérdida real o simbólica
las ciencias de lo que se del objeto de amo (ej.: la pareja lo dejo).
explica. Sitúa las relaciones Comprender es dar sentido a las conductas de los enfermos y a los fenómenos
causales, que son mentales. El comprender puede ser por:
incomprensibles y deben  Concatenación racional: en relación con cuestiones lógicas más allá de lo
ser explicadas. Las ciencias normal o patológico.
naturales explican los  Concatenación empática o psicológica: cuando, aunque no se trate de algo
fenómenos, las causas. comprensible racionalmente, de todos modos, es comprensible por ser una
El delirio no se comprende, se reacción a algún acontecimiento identificable.
explica.
Ej.: persona tiene un accidente - Prácticas de los sentidos: son las prácticas de lo que se comprende. Sitúa los
de auto, mata personas, y el fenómenos de la conciencia, que son comprensibles. Las ciencias del espíritu
conductor dice que el diablo lo comprenden los fenómenos.
seguía. No se entiende lo que Ej.: una persona le hace juicio a su empleador porque se sintió explotado
dice. laboralmente. Lo comprendo, tiene razón, pero yo no lo haría.
La psicopatología de Jaspers
La psicopatología debe ocuparse de la comprensión de las relaciones significativas del yo patológico en el mundo
(cómo maniobra el sujeto a partir de sus características en la realidad) y no dedicarles tanto espacio a las causas de la
enfermedad mental (rastrear cuales son los determinantes que operan para el malestar de una persona).
Jaspers comienza a tomar como fenómeno las auto-descripciones de los enfermos para comprenderlas y abordarlas
mediante el método fenomenológico: se le da la palabra al alineado mental.
Para Jaspers el propósito de la psicopatología es estudiar el acontecer psíquico realmente consciente; exclusivamente
el acontecer patológico porque hay allí algo incomprensible. En los fenómenos patológicos, lo que no podemos
comprender son ciertos mecanismos anormales y entonces debemos explicarlos. Hay fenómenos que no responden a
la derivación de un estado a partir del otro.
Jaspers concibe la psicopatología como el estudio de casos particulares.
La reacción de la personalidad
Lacan desemboca en la idea jaspersiana según la cual la fuente comprensible del delirio paranoico se encuentra en
vivencias subjetivas o en estados del alma, deseos e instintos. Afirma que para el estudio de las psicosis paranoicas el
concepto central es el de proceso psíquico.
 Desarrollo de personalidad: Jaspers dice que son diversas transformaciones que en su conjunto realizan una
totalidad: entidad histórica. Aquí ubica la comprensión: dar sentido a la conducta de los enfermos y a los
fenómenos mentales. A partir de las auto-descripciones del sujeto, se rastrea los determinantes históricos que
participaron para construir su personalidad.
 Proceso psíquico: es una alteración del psiquismo, con destrucción de la personalidad, pero no es lesional; hay
un acontecimiento que interrumpe la organización con la que el sujeto se posiciona en el mundo (desarrollo de
personalidad), pero no es orgánico. De allí que sea necesario una explicación causal; comprende solo aquellos
fenómenos mórbidos que conducen a una transformación incurable, un cambio permanente que puede ser el
fundamento de un nuevo desarrollo de personalidad. Ej.: proceso psíquico orgánico es el Alzheimer, proceso
psíquico NO orgánico es el brote psicótico en un momento preciso lo desencadena (el sujeto puede alucinar,
delirar, matar a otro, matarse). No es universal, son necesarias ciertas características: delira y alucina aquel que
en su constitución psíquica tiene la predisposición para eso.
El “método Jaspers” en la tesis de Lacan
En su tesis doctoral de 1932, Lacan se propone establecer las relaciones entre psicosis y personalidad a partir del
estudio de las psicosis paranoicas. Para concretarlo explora un caso clínico a la manera de “un ensayo de estudio clínico
lo más completo posible”, pero independiente de todo sistema teórico. Allí presenta el método de investigación que
este estudio le sugiere: el caso Aimée.
Jaspers destaca la importancia de la descripción de casos aislados, pero subrayando la necesidad de que esas
descripciones sean buenas biografías y no fichas resumidas.
Lacan dice que los brotes psicóticos responden a un esquema, son reaccionales, delira y alucina en un momento
determinado; introduce el factor social, en tanto se reacciona con la personalidad ante determinadas situaciones
vitales. Dice que el neurótico es alguien que soporta el golpe de la realidad (puede sufrir mucho, pero sus recursos
simbólicos le permiten armarse una vida más o menos pacifica, menos sufrible). El psicótico responde con delirio y
alucinación.
Ej.: sujeto que delinque, según la psiquiatría es un psicópata y según el psicoanálisis lo determina perverso.
El proceso paranoico
Hay una aceptación por parte de Lacan de la existencia en la psicosis paranoica de factores orgánicos. La paranoia ya
no sería reacción de una personalidad, sino que estaría determinada por un proceso orgánico.
Lacan dice que es esencial estudiar los fenómenos que aparecen en el período anterior a la aparición del sistema
delirante, porque son primarios al delirio y las interpretaciones se agregan secundariamente a ellos.
Conclusiones: la referencia a Jaspers es fundamental para Lacan, ya que le aporta el primer modelo de la
utilización analítica de las relaciones de comprensión con las que construye el fundamento de su método y doctrina
psiquiátrica. También le brinda la noción de reacción (parte del desarrollo de la personalidad) y la de proceso (lo
interrumpe, por introducir en ella un elemento nuevo y heterogéneo que implica un trabajo de síntesis que debe
culminar en una personalidad nueva, inaugura un nuevo desarrollo).

TEORICO N° 3: Estatuto del sujeto en Lacan


10) El sentido del retorno a Freud en el psicoanálisis. Lacan
El retorno a Freud ha de ser entendido en un doble sentido:
- Se trata de tomar su lectura y de reelaborar a partir de ella todo lo que una exposición no vio, dejó de lado u
olvidó.
- Está la necesidad de un retorno a la práctica originaria del psicoanálisis, en el sentido de que ese retorno significa
una renovación a partir de los fundamentos.
El sentido del retorno significa volver a leer a Freud.
La teoría
 El gran descubrimiento de Freud es el inconsciente reprimido. Lo reprimido es algo que retorna, es anamnesis
épica y distinguimos en ella 3 factores: Lo dramático, el significar y el pasaje a través de la palabra.
El ámbito principal del psicoanálisis es lo simbólico, el distrito del lenguaje, la cura por la palabra. El campo trazado
por Freud para el psicoanálisis puede ser denominado el de los síntomas: clínicos y todos los fenómenos paradójicos
que están comprendidos en los límites de lo normal. El síntoma funciona como la palabra: es conceptuado en el campo
del lenguaje.
 El lenguaje es un rasgo fundamental del ser que aparece. Deja que todo aquello que presenta como constitutivo,
aparezca como ya constituido. El lenguaje no es en sí mismo real, sino que se entierra en lo real como lo negativo,
es “trazo”.
Las significaciones introducidas por el lenguaje no son de naturaleza real, se albergan en la realidad. Significación
no remite nunca a realidad sino a significación. La estructura de significación de los síntomas, se da en la medida en
que el síntoma ha de ser tomado como singular, esto no le hace perder sino preservar, gracias a su estructura de
significación, su carácter universal.
 La función de la palabra: la palabra funda el sujeto marcado por la alienación de sí mismo. En el alter ego se origina
el yo, pero de tal manera que al mismo tiempo sufre por no ser del todo él mismo, es decir por estar despedazado.
Este alter ego es al mismo tiempo el objeto de elección privilegiada en la muy invocada y muy combatida
agresividad del yo, y ese objeto es imaginario.
El Otro al cual interrogamos, el Otro “absoluto”, es el otro sujeto, el cual se funda y surge a través de la mediación
originaria de la palabra con el yo-sujeto.
 Revolución freudiana: el sujeto inconsciente es excéntrico respecto del yo, es decir que está fuera de él. No
desconocemos que desde hace tiempo se distingue entre “yo” y el Yo. Lo esencial del descubrimiento freudiano
consiste en que ese pasaje no puede tener lugar sino en el eje de la excentricidad.
Práctica
Para mantener el carácter imaginario del “yo” y distinguir radicalmente el sujeto del individuo concebido
biológicamente como objeto, Freud descubrió e introdujo la pulsión de muerte. Pero con ello entendemos la
participación del sujeto en una realidad de nominación, en el sentido pleno de la palabra.
11) De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de
la psicosis. Lacan. Cap 3: parte 1, 2, 5, 6 y 7
El deseo, el hastío, el enclaustramiento, la rebeldía, la oración, la vigilia, el pánico, en fin, están
ahí para darnos testimonio de la dimensión de ese Otro sitio, y para llamar sobre él nuestra
atención en cuanto principios permanentes de las organizaciones colectivas, fuera de las cuales
no parece que la vida humana pueda mantenerse mucho tiempo.
“Ello” piensa más bien mal, pero piensa dura: pues en estos términos como nos anuncia el inconciente: pensamientos
que, si sus leyes no son del todo las mismas que las de nuestros pensamientos de todos los días nobles o vulgares,
están perfectamente articulados.
No hay ya modo por lo tanto para reducir ese Otro sitio a la forma imaginaria de una nostalgia, de un Paraíso perdido
o futuro; lo que se encuentra allí es el paraíso de los amores infantiles.
Pasemos a la formulación científica de la relación con ese Otro del sujeto. Aplicaremos dicha relación en el esquema
£ (Z) ya presentado y aquí simplificado:
Esto significa que la condición del sujeto S (neurosis o psicosis) depende de lo que tiene lugar en el Otro A. El sujeto
se constituye en el lenguaje (Otro: A). Hay significantes encadenados entre sí. En el A: hay elementos diferenciales
últimos y esto este articulado como un discurso. Es decir, tenemos la estructura (A) y a partir de eso se arma el discurso,
es decir la cadena de significante, que se da a partir de otro significativo.
El sujeto tiene el lugar en ese discurso y se encuentra en las palabras del otro. Está entre los 4 elementos del esquema:
- S: su inefable y estúpida existencia. Inefable: algo que no se puede poner en palabras, está fuera de cada elemento
y está entre la cadena significante. Estúpida: es la sorpresa, estupefacción de no encontrar nada en mi ser, siempre
se me remite a otro significante.
- a: sus objetos.
- a’: su yo, lo que se refleja de su forma en sus objetos.
- A: es el Otro, el lugar del lenguaje y desde donde puede planteársele la pregunta por su existencia. Ej.: cuando nos
preguntan “¿Qué queres ser?
La £ del cuestionamiento del sujeto en su existencia tiene una estructura combinatoria que no hay que confundir con
su aspecto espacial. Es el significante mismo que debe articularse en el Otro, y especialmente en su topología de
cuaternario.
Para sostener esta estructura, encontramos los 3 significantes en que podemos identificar al Otro en el complejo de
Edipo.
El cuarto término está dado por el sujeto en su realidad, como tal precluida en el sistema y que sólo bajo el modo del
muerto entra en el juego de los significantes, pero que se convierte en el sujeto verdadero a medida que ese juego de
los significantes va a hacerle significar.
Ese juego de los significantes está animado en cada partida particular por toda la historia de la ascendencia de los
otros reales que la denominación de los Otros significantes implica en la contemporaneidad del Sujeto.
La relación polar por la que la imagen especular está ligada como unificante al conjunto de elementos imaginarios
llamado del cuerpo fragmentado. Es por la hiancia que abre esta prematuración en lo imaginario, y donde abundan
los efectos del estadio del espejo, como el animal humano es capaz de imaginarse mortal.
Notas teórico:
El sujeto según lacan: “sujeto” en francés significa “asunto”. Porta la idea de sujeción, es decir, alguien está sujeto a
algo (ligado al lenguaje). Entonces, cuando hablamos de sujeto no hacemos referencia a una persona sino a algo que
se da cuando alguien habla, por ejemplo, en lapsus.
Lacan da la formula del sujeto a partir del lenguaje: el sujeto es representado por un significante para otro significante,
es decir, que no hay un significante, sino que siempre está representado entre al menos 2 significantes. Por ejemplo:
si digo “maría” y era “juana” el sujeto esta entre esos 2 términos.
Parte 6: el tercer término del temario imaginario, aquel en el que el sujeto se identifica
opuestamente con su ser vivo, es la imagen fálica cuyo develamiento en esa función
no es el menor escándalo del descubrimiento freudiano.
El esquema R representa las líneas de condicionamiento del objeto, por cuanto estas
líneas circunscriben el campo de la realidad.
I como ideal del yo, M como el significante del objeto primordial, y P como la posición
en A del Nombre-del-Padre, se puede captar cómo el prendido homológico de la
significación del sujeto S bajo el significante del falo puede repercutir en el sostén del
campo de la realidad, delimitado por el cuadrángulo MimI. Los otros 2 vértices de éste,
i y m, representan los 2 términos imaginarios de la relación narcisista: el yo y la imagen
especular.
Este esquema permite demostrar los estadios pregenitales en cuanto que se ordenan en la retroacción del Edipo.
Todo el problema de las perversiones consiste en concebir cómo el niño, en su relación con la madre, relación
constituida en el análisis por su dependencia de su amor (por el deseo de su deseo), se identifica con el objeto
imaginario de ese deseo en cuanto que la madre misma lo simboliza en el falo.
El falocentrismo está condicionado por la intrusión del significante en el psiquismo del hombre, y es imposible de
deducir de ninguna armonía preestablecida de dicho psiquismo con la naturaleza a la que expresa.
Parte 7: Freud develó, pues, esta función imaginaria del falo como pivote del proceso simbólico que lleva a su
perfección en los dos sexos el cuestionamiento del sexo por el complejo de castración.
La atribución de la procreación al padre no puede ser efecto sino de un puro significante, de un reconocimiento no del
padre real, sino de lo que la religión nos ha enseñado a invocar como el Nombre-del-Padre.
No hay por supuesto ninguna necesidad de un significante para ser padre, como tampoco para estar muerto, pero sin
significante, nadie, de uno y de otro de esos estados de ser, sabrá nunca nada. El Padre simbólico en cuanto que
significa esa Ley es por cierto el Padre muerto.

12) El sujeto del psicoanálisis. Muñoz


El sujeto es un efecto de la estructura del lenguaje y se cuenta allí como falta, es ahí lo que falla, lo que no responde,
lo imprevisible e incalculable, por oposición a la pretendida calculabilidad que el empirismo le supone, con los
coeficientes que lo reducen a ser un elemento dentro de un universo de discurso.
La concepción lacaniana del sujeto es en extremo paradojal, lo que lleva dificultades. El término francés que emplea
Lacan, “sujet” significa tema de reflexión, eso de lo que se trata en una conversación. En nuestra lengua se refiere a
“individuo” o persona, que se le atribuye acciones o características.
Ya no tendría sentido hablar de “un sujeto” sino que habría que hablar de eso que en francés se dice con una de esas
fórmulas que hemos ya subrayado: “estar sujeto a”, “estar expuesto a”.
Lacan llega a afirmar que la mayor dificultad existente en la concepción de la subjetividad es la entificación del sujeto
y a proponer que “el sujeto es nadie”, aunque el “ser que habla” es condición para que aparezca. Lacan plantea lo
problemático de la consideración del sujeto como uno, denominado “entificación”. El verdadero desafío que asume
es cómo definir una subjetividad sin entificar al sujeto, sin “unificarlo”. Su esfuerzo titánico es concebir un sujeto
despojado de categorías sustancialistas y que refute toda unidad, en cuanto no sólo no hace “uno” sino que lo excede,
sin por ello hacer dos.
La esencia y la particularidad diferencial de la clínica psicoanalítica: clínica en transferencia quiere decir no sin Otro,
una clínica intervalar. Lo cual tiene como fondo el clásico axioma lacaniano: el inconsciente es el discurso del Otro.
Entonces: sujeto no es persona, no es individuo ni individual ni nada del orden del viviente entendido como ser
biológico dotado de vida. Lacan diferencia esta concepción de 2 registros: la palabra y el lenguaje. La palabra, modifica
sutilmente la teoría de la comunicación por la que un emisor envía un mensaje en cierto código al receptor que lo
decodifica.
La consecuencia de esta fórmula es doble:
- El sentido de un discurso no será determinado por el emisor sino de quien lo escucha.
- Afecta a la concepción de sujeto: si el sentido reside en quien lo escucha, el sujeto no es previo, a quien se le dirige
un discurso ni quien lo ejecuta, sino que es determinado por el Otro de la palabra.
En cuanto al segundo registro, cuando Lacan pone el acento en el sujeto como efecto de la estructura del lenguaje, lo
define lingüísticamente a partir de una fórmula, en donde sujeto y significante se definen mutuamente: “el significante
es lo que representa a un sujeto para otro significante”. Enfatiza la función del significante y sus consecuencias.
Se trata de un sujeto que no es capaz de reconocerse ni a través del Otro ni por sí mismo, lo cual destituye el ideal de
autenticidad que se plantea bajo la forma de “sé fiel a ti mismo”. en esta concepción el sujeto no tiene propiedad, no
tiene atributos ni individuación.
El sujeto no es aislado, no se trata de una concepción individualista, pero eso no lo hace colectivo, no se trata de una
concepción sociológica o comunitaria, ni lo uno ni lo otro, está inmixing (mezclado).
Sujeto conlleva por tanto la idea de la sujeción, es decir de estar muy sujeto a algo, y si el sujeto es sujeto, si está
sujeto, sujetado, no es libre. Siempre se es a-sujeto, súbdito, es decir, no se conquista la libertad. Entonces, no se es
sin otro y sólo es detectable a partir de los significantes.
En esto se abre una paradoja del sujeto que se enlaza inextricablemente con la de la libertad. Entre libre albedrío y
determinismo parece debatirse la concepción de la libertad en psicoanálisis. Se busca en otros caminos
Responsa-libertad
Libertad y sujeto son términos que se anudan en el de responsabilidad subjetiva.
El psicoanálisis considera imprescindible la atribución de responsabilidad por lo que a cada quien le acontece aunque
no se haya elegido a sabiendas. No se trata de los sujetos que somos responsables. Lacan tampoco dice que el sujeto
se hace responsable, ni que cada uno de nosotros es un sujeto responsable. La posición del psicoanalista no exime de
responsabilidades allí, se pone en juego la libertad.
El sujeto no es libre porque depende del Otro. Entonces hay que hacerlo libre liberándolo del Otro.
No hay libertad sin Otro
Lacan subraya que el Otro determina, pero de manera inevitable, no inequívoca. La responsabilidad implica el
asentimiento o rechazo a esos condicionamientos y determinaciones, acto que los entroniza o no en ese lugar.
La ley está marcada por lo que denomina una zona muda, que es un punto de inconsistencia que podríamos nombrar:
la cadena significante no responde. La ley conmina a responder, pero no determina la modalidad de respuesta. Es un
agujero que obliga al sujeto a tomar una decisión con un acto que excede lo que la ley dice, la ley dice tu debes, pero
no le dice qué debe. De allí el efecto de sujeto dividido, entendido como respuesta a la inconsistencia con la ley a la
que el Otro lo confronta. Plantea la responsabilidad y la posición del sujeto con relación a la
determinación/indeterminación producida por la ley.
La libertad se muestra introducida por un acto de imputación, en la medida en que la responsabilidad no surge sino
del Otro. La libertad me viene del Otro. El efecto traumático de la ley nos hace concebir al sujeto del psicoanálisis
como aquel al que se le imputa (atribuye) libertad porque se le imputa responsabilidad. Si la libertad es un acto de
imputación, entonces el sujeto no es naturalmente libre.
Es la paradoja de una libertad introducida por el Otro que conlleva un estar forzado a elegir como nombre traumático
de la libertad. La relación de exclusión interna del sujeto y la libertad que se le imputa es una hiancia abierta.
No hay libertad sin Ⱥ
Estamos obligados a la libertad por la insuficiencia de la cadena significante.
La cuestión de la libertad para Lacan está inmersa totalmente en su concepción profundamente social y anti-
individualista del sujeto, regido por una lógica que no es de identidad sino de alteridad, y en ello radica la originalidad
del abordaje de un tema que se presta a todo tipo de reducciones y simplificaciones.
El inconsciente no es un objeto del mundo. Plantear la determinación inconsciente es una paradoja, no se conocen las
determinaciones inconscientes, son agujeros del recuerdo, lo que no se inscribió, lo no-reconocido.
El Otro interpela desde su imposibilidad de determinar, desde su mutismo, su zona muda, desde el agujero, su
indeterminación.
Constitución subjetiva
No hay libertad para el sujeto, ni margen, ni poco, está sujetado al Uno. Pero si el Otro no es Uno, como también
propone Lacan, se abren para el sujeto los efectos de la falta irreductible que obstaculiza la unificación del Otro, eso
que Lacan denomina en forma de a, que implica un agujero en el saber y una disyunción con la verdad, coalescentes
con el sujeto. El sujeto se constituye en la respuesta misma a la imputación de libertad del Otro, en tanto que no hay
sujeto previo a la respuesta.
El margen de libertad tiene que ver con la inadecuación entre el lenguaje y lo real. Porque allí donde el lenguaje se
termina, no hay sujeto, en tanto es efecto del lenguaje y ninguna otra sustancia, ni ente, ni ser.

13) Histructura y estructoria. Muñoz


El problema
El objetivo es aproximar ideas sobre qué se entiende en psicoanálisis por historizar, según la orientación
supuestamente estructuralista de Lacan. La pregunta que ordena este desarrollo es si la posición estructuralista de
Lacan desdeña la historia, lo histórico o lo historizable.
El problema de la articulación estructura y desarrollo, que alude a la cuestión de cómo incide la estructura del lenguaje
sobre el concepto de desarrollo marcado desde el inicio del psicoanálisis por una referencia biológica y todo lo atinente
a la maduración orgánica. Para algunos, la articulación estructura-historia es pertinente en psicoanálisis lacaniano,
pero otros la niegan, enfatizando el aspecto sincrónico que para Lacan tendría la estructura, lo cual objeta toda
dimensión historizable, que deja de tener valor pues es absorbida por la estructura.
Historia o estructura
Lacan subvierte la concepción tradicional de la historia, tanto como subvierte la noción de estructura: ambas
subversiones hacen factible pensar una articulación entre estructura e historia. Y el elemento común de esas
subversiones es el tiempo. Incluye el tiempo en la estructura.
Podemos decir entonces que Lacan cambia el modelo: Si historia y estructura se manejaban como paralelas infinitas,
ahora se dibujan como cruz. En psicoanálisis no puede pensarse la estructura sin la dimensión histórica, ni la historia
sin la estructura. No hay historia ni estructura a secas. En suma, hay estructoria, hay histructura.
Lacan se sirve del estructuralismo para incluir el sujeto en la estructura del lenguaje, paradójicamente, rompiendo
con las hipótesis estructuralistas. El sujeto lacaniano resulta desustancializado, y puede definirse como lo
representado por un significante para otro, es decir como falta. Lacan crea un concepto de estructura propio del
psicoanálisis en el que “una subjetividad ineliminable se sitúa allí y se desarrollan según su tiempo interior”.
Lacan usa al estructuralismo lingüístico para describir que el sujeto en sí mismo no es nada. El sujeto no es sustancial,
solo tiene lugar entre los significantes que componen la cadena. No vienen “sujetos” a la consulta, sino individuos.
Insiste en que esa historia no es anamnesis psicoanalítica de la realidad. Es un tiempo con valor significante, que
requiere de una sucesión de una serie, pero no para determinar un pasado, un presente y un futuro sino para hacer
del tiempo marcas que funcionen como significantes.
Lacan ubica una diferencia fundamental: la realidad del acontecimiento es distinta de su historicidad. Y esta se asume:
la asunción plena de esa verdad que es la historia. “El sujeto que asume su historia depende de ella en su constitución
misma de sujeto, y esta historia depende también del sujeto mismo”. Y es en ese interjuego de historia y sujeto en el
que se constituye una verdad.
El inconsciente es algo que falta. Esto nos reenvía al problema del origen, donde Lacan no piensa la historia como el
encuentro de la causa primera, la que explicaría todos los acontecimientos sucesivos y reordenaría las cadenas
causales, sino que más bien introduce la idea del vaciamiento de la causa en tanto perdida.
No hay objetividad histórica sino una historización subjetiva.
Los elementos imaginarios y reales rechazados podrán ser admitidos luego en el discurso articulado, en la cadena
significante. Para lo cual sólo se “precisa tiempo”. Historizar es producir una simbolización allí donde algo faltó.
Este proceso se lleva a cabo en la trasferencia analítica, no es un recuerdo, sino un hablado que se hace historia,
hablando al Otro, algo habrá sido. La asunción por el sujeto de su historia está posibilitada por la estructura misma de
la cura en tanto que constituida por la palabra dirigida al Otro.
El tiempo
La historización en psicoanálisis es un proceso organizado por la estructura, hay una inmixión de la estructura en la
historia operada por Lacan, que supone diversos registros de la temporalidad.
Subraya una discordancia en el tiempo del sujeto en psicoanálisis: el sujeto no sólo llega después al antes que “habrá
sido” alguna vez (anticipación retroactiva), sino que lo hace retardado, retrasado, tarde, a destiempo. De lo contrario
habría síntesis final.
El inconsciente es el discurso del Otro.
TEORICO N° 4: estadio del espejo
14) El Estadio del espejo como formador de la función del yo. Lacan
Lacan toma aportes de la Psicología Comparada, específicamente las conclusiones de Baldwin sobre la cría humana y
la del chimpancé, ambos puestos frente a un espejo entre los 6 y 18 meses. El chimpancé cuando descubre que la
imagen reflejada es su imagen, pierde el interés; en cambio el bebé cuando descubre que la imagen reflejada es su
imagen, se siente alegre y se entusiasma. El niño va a poder identificarse en el espejo, pero no va a poder coordinar
su cuerpo.
El hecho de que su imagen especular sea asumida jubilosamente por el niño, nos parecerá que manifiesta la matriz
simbólica en la que el yo [je] se precipita en una forma primordial, antes de objetivarse en la dialéctica de la
identificación con el otro y antes de que el lenguaje le restituya en lo universal su función de sujeto. Aquí el niño NO
está preparado para dominar su cuerpo, aparece como forma rudimentaria, por la falta del lenguaje.
Es que la forma total del cuerpo, gracias a la cual el sujeto se adelante en un espejismo a la maduración de su poder,
no le es dada sino como Gestalt en una exterioridad donde sin duda esa forma es más constituyente que constituida,
pero donde sobre todo le aparece en un relieve de estatura que la coagula y bajo una simetría que la invierte, en
oposición a la turbulencia de movimientos con que se experimenta a sí mismo animándola. Así esta gestalt, está
preñada todavía de las correspondencias que uno el yo [je] a la estatua en que el hombre se proyecta como a los
fantasmas que lo dominan, al autómata, en el cual, en una relación ambigua, tiende a reordenarse el mundo de su
fabricación.
La función del estadio del espejo se nos revela como un caso particular de la función del imago, que es establecer una
relación de organismo con su realidad.
El estadio del espejo es un drama cuyo empuje interno se precipita de la insuficiencia a la anticipación; y que para el
sujeto maquina las fantasías que se suceden desde una imagen fragmentada del cuerpo hasta una forma que
llamaremos ortopédica de su totalidad.
El viraje del yo [je] especular al yo [je] social es el momento en que termina el estadio del espejo e inaugura, por la
identificación con la imago del semejante y el drama de los celos primordiales, la dialéctica que desde entonces liga al
yo [je] con situaciones socialmente elaboradas.
Es este momento el que hace volcarse decisivamente todo el saber humano en la mediatización por el deseo del otro,
constituye sus objetos en una equivalencia abstracta por la rivalidad del prójimo, y hace del yo [je] ese aparto para el
cual todo impulso de los instintos será un peligro, aun cuando respondiese a una maduración natural; pues la
normalización misma de esa maduración depende desde ese momento en el hombre de un expediente cultural.
Con este texto pone en cuestión a todos los que sitúan al yo como una instancia de conocimiento. Lacan indica que tal
cual como se revela el yo no sería una instancia de conocimiento. Para que el yo se constituya es necesario que se
agregue algo al autoerotismo.
Para lacan el yo no es el sujeto, porque el yo es una construcción imaginaria y el sujeto es simbólico.
15) Algunas reflexiones sobre el yo. Lacan
 En la teoría del narcisismo de Freud el yo toma partido contra el objeto: concepto de economía libidinal. El
investimento del cuerpo propio por las cargas libidinales provoca el dolor hipocondríaco, mientras que la pérdida
del objeto produce una tensión depresiva que puede culminar en el suicidio.
 En la teoría tópica del funcionamiento del sistema percepción-conciencia, el yo toma partido por el objeto y resiste
al ello: a la combinación de las tendencias gobernadas únicamente por el principio del placer
Si hay una contradicción aquí, desaparece si nos liberamos de una concepción ingenua del principio de realidad y
observamos que, si bien la realidad precede al pensamiento, adquiere diferentes formas según el modo en el que el
sujeto se ocupe de él.
La comunicación verbal es el instrumento del psicoanálisis. El reconocimiento de la función supraindividual del
lenguaje, nos permite distinguir la presencia en la realidad de productos actualizados por el lenguaje. El lenguaje posee
una especie de efecto retrospectivo en la determinación de lo que última instancia se considerará real
La estructura del lenguaje nos da una pista sobre la función del yo. El yo puede ser sujeto del verbo, o puede calificarlo.
Pero debe señalarse que la persona que habla aparezca en la sentencia como sujeto del verbo o calificándolo, se afirma
en ambos casos como objeto comprometido en una relación de algún tipo, ya sea de sentir o actuar.
El objeto de deseo del hombre es un objeto deseado por otro. Este Otro es imaginario, deseo lo que el otro desea.
Para nosotros, el yo constituye la resistencia al proceso dialéctico del análisis.
Imagen corporal: el asombroso acatamiento somático, signo manifiesto de esa anatomía imaginaria, sólo se
muestra dentro de ciertos límites definidos. Todo sucede como si la imagen corporal tuviera una existencia autónoma
propia (por autónoma quiere decir independiente de la estructura objetiva).
El estadio del espejo se dedica a explicar la constitución del yo. Y tiene 2 valores:
- Histórico: marca una coyuntura decisiva del desarrollo infantil.
- Tipificación: tipifica una relación libidinal esencial con la imagen corporal.
La imagen en el espejo esta invertida, por eso en el podemos ver una representación metafórica de la inversión
estructural que constituye en el yo la realidad psíquica del individuo. Estas características nos permiten comprender
la relación entre esa imagen y la formación del yo. Para captarlas debemos situar la imagen invertida en el contexto
de evolucion de las formas sucesivas de la imagen corporal y, además, tratar de correlacionar con el desarrollo del
organismo y el establecimiento de sus relaciones con el compañero.
El comportamiento del niño frente al espejo resulta más inmediatamente comprensible que sus reacciones en esos
juegos donde parece destetarse del objeto. Su comportamiento es muy llamativo. La alegría del niño se debe a su
triunfo imaginario, con el que se anticipa a un grado de coordinación muscular que aún no ha alcanzado.
No hay que olvidar tampoco el valor afectivo alcanzado por la gestalt de la visión de conjunto de la imagen corporal,
teniendo en cuenta que aparece sobre un fondo de perturbaciones y discordancias orgánicas; todo indica por tanto
que es allí donde hay que buscar los orígenes de la imagen del “cuerpo despedazado”.
Al entrar en la identificación narcisista, la libido revela su significado. Su dimensión característica de agresividad. La
agresividad implícita en la relación fundamental del yo con las demás personas no se basa, indudablemente, en la
simple relación subyacente a la fórmula, sino en la tensión intrapsíquica que percibimos en la advertencia del asceta.
La naturaleza homosexual se oculta en esta agresividad. Se pueden ver frases como “El me ama. Yo lo odio”.
Aquí Lacan habla de la Teoría Genética del yo, en la cual considera que el yo, se construye en una relación del sujeto
con su cuerpo en términos de identificación, con una imagen o imago. FUNCION del yo je: la del deseo: la del sujeto
deseante.
16) Seminario 10: clase III: Del cosmos al Unheimlichkeit. Lacan
PARTE 1: la articulación del sujeto con el otro con minúscula y la articulación del sujeto con el Otro con mayúscula no
apuntan a separar.
Recordemos cómo la relación especular ocupa su lugar y de qué modo depende del hecho de que el sujeto se
constituye en el lugar del Otro y su marca se constituye en la relación con el significante.
En el estadio del espejo, en el momento en el que el niño se asume como totalidad que funciona en cuanto a su imagen
especular. Él se vuelve hacia quien lo sostiene. Con ese movimiento de mirar al adulto como para apelar a su
asentimiento y luego de nuevo hacia la imagen, parece pedir a quien lo sostiene que ratifique el valor de esta imagen.
Hay un índice, teniendo en cuenta el vínculo inaugural entre la relación con el Otro y el advenimiento de la función de
la imagen especular, indicada aquí como i(a).
Lacan dice que:
- El primer tiempo es el mundo. Este mundo tal como es lo concierne a la razón analítica.
La dimensión de la escena, en su división respecto del lugar donde se encuentra el espectador, está ahí para ilustrar
ante nuestros ojos la distinción radical entre el mundo y aquel lugar donde las cosas acuden a decirse. Todas las cosas
del mundo entran en escena de acuerdo con las leyes del significante, leyes que no podemos considerar en principio
homogéneas a las del mundo.
- El segundo tiempo es la escena a la que hacemos que suba este mundo; la escena es la dimensión histórica. La
historia siempre tiene un carácter de puesta en escena.
Una vez que la escena prevalece, lo que ocurre es que el mundo entero se sube a ella. A partir de eso se puede plantear
la cuestión de saber lo que es el mundo. Todo lo que llamamos mundo a lo largo de la historia deja residuos
superpuestos que se acumulan.

17) El seminario 1. Lacan


A. Cap. 7, par. 1 y 2: la tópica de lo imaginario
Nada puede comprenderse de la técnica y la experiencia freudianas sin estos los sistemas de referencia: simbólico,
real e imaginario. Todo el problema reside en la articulación de lo simbólico y lo imaginario en la constitución de lo
real.
PARTE 1: el estadio del espejo no es simplemente un momento del desarrollo. Cumple también una función ejemplar
porque nos revela algunas de las relaciones del sujeto con su imagen en tanto Urbild del yo.
Lacan presenta un esquema más fácil que el esquema del peine presentado por Freud. En su esquema, Freud dice que
la localidad psíquica (el campo de la realidad psíquica, lo que sucede entre la percepción y la conciencia motriz del yo)
corresponderá a un lugar situado en el interior de este aparato, en el que surge uno de los grados preliminares de la
imagen.
Las imágenes ópticas presentan variedades:
- Imágenes virtuales son subjetivas.
- Imágenes reales se comportan en ciertos aspectos como objetos y puede ser consideradas como tales.
- Imágenes virtuales de esos objetos que son las imágenes reales: el objeto que es la imagen real recibe el nombre
de objeto virtual.
Hipótesis estructural fundamental: para que haya óptica, es preciso que a cada punto en el espacio real le corresponda
un punto y sólo uno, en el espacio imaginario.
En óptica existen fenómenos que podemos considerar como totalmente reales puesto que es la experiencia quien nos
guía en esta materia y la subjetividad está constantemente comprometida. Ej.: ver un arcoíris, él no está ahí, sino que
es algo subjetivo, pero gracias a la cámara se puede registrar algo objetivo.
Experiencia del ramillete invertido: La característica de los rayos que impresionan un ojo en forma convergente es la
de producir una imagen real. Si los rayos impresionan al ojo en sentido contrario, se forma entonces una imagen
virtual. Es lo que sucede cuando miran una imagen en el espejo: la ven allí donde no está.
PARTE 2: el dominio propio del yo primitivo se constituye por clivaje, por distinción respecto al mundo exterior: lo que
está incluido en el exterior se distingue de lo que se ha rechazado mediante los procesos de exclusión y de proyección.
Punto importante en el estadio del espejo: la sola visión de la forma total del cuerpo humano brinda al sujeto un
dominio imaginario de su cuerpo, prematuro respecto al dominio real. El sujeto anticipa la culminación del dominio
psicológico, y esta anticipación dará su estilo al ejercicio ulterior del dominio motor efectivo.
Freud sostiene respecto de la realidad pura: o bien es o bien no es. Aquí es donde la imagen del cuerpo ofrece al sujeto
la primera forma que le permite ubicar lo que es y lo que no es del yo. Así es como podemos presentarnos, antes del
nacimiento del yo y su surgimiento, al sujeto.
Para que la ilusión se produzca ante el ojo, es preciso que este debe estar en el interior del cono.
- La caja representa el cuerpo de ustedes.
- El ramillete son los instintos y los deseos, los objetos de deseo que se pasean.
- El caldero es tal vez el córtex.
- El ojo es el símbolo del sujeto.
En la relación entre lo imaginario y lo real, y en la constitución del mundo que de ella resulta, todo depende de la
situación del sujeto. La situación del sujeto está caracterizada esencialmente por su lugar en el mundo simbólico, en
el mundo de la palabra.
B. Cap. 10: los dos narcisismos
PARTE 2: Freud explica que las instancias psíquicas fundamentales deben concebirse como representantes de lo que
sucede en un aparato fotográfico: como las imágenes, virtuales o reales, producidas por su funcionamiento. El aparato
orgánico representa el mecanismo del aparato, y lo que aprehendemos son imágenes. Sus funciones no son
homogéneas, ya que una imagen real y una imagen virtual son diferentes. Las instancias deben interpretarse mediante
un esquema tópico.
Imagen óptica: a cada punto del objeto le corresponde un punto de la imagen, y todos los rayos provenientes de un
punto deben cruzarse en un punto único en algún lado.
La cuestión de los dos narcisismos se trata de la relación entre la constitución de la realidad y la forma del cuerpo, que
Mannoni ha llamado ontológica:
 Existe en primer lugar un narcisismo en relación a la imagen corporal: esta imagen es idéntica para el conjunto
de los mecanismos del sujeto y confiere su forma a su Umwlet; ella hace la unidad del sujeto. Se sitúa a nivel de la
imagen real del esquema de Lacan: esta imagen permite organizar el conjunto de la realidad en cierto número de
marcos preformados.
 En el hombre la reflexión en el espejo manifiesta una posibilidad noética original, e introduce un segundo
narcisismo. Su pattern es de inmediato la relación con el otro. El otro tiene para el hombre un valor cautivador,
dada la anticipación que representa la imagen unitaria tal como ella es percibida en el espejo, o bien en la realidad
toda del semejante.
El otro, el alter ego, se confunde con el Ideal del Yo. La identificación narcisista del segundo narcisismo es la
identificación al otro que, en el caso normal, permite al hombre situar con precisión su relación imaginaria y libidinal
con el mundo en general. Esto es lo que le permite ver en su lugar, y estructurar su ser en función de ese lugar y de su
mundo. El sujeto ve su ser en una reflexión en relación al otro, es decir en relación al ideal del yo.
C. Cap. 11: ideal del yo y yo ideal
PARTE 2: la manifestación natural de un mundo cerrado de dos nos ilustra la conjunción de la libido objetal y la narcisista.
El apego de cada objeto para con otro esta hecho de la fijación narcisista a esa imagen porque es la que él esperaba.
En el mundo animal, todo el ciclo del comportamiento sexual está dominado por lo imaginario.
Las manifestaciones de la función sexual en el hombre se caracterizan por un desorden eminente. Nada se adapta. Esa
imagen, en torno a la cual los psicoanalistas se desplazan, presenta ya sea en la neurosis o en la perversión, una especie
de fragmentación, de estallido, de despedazamiento, de inadaptación, de inadecuación.
El sujeto virtual, reflejo del ojo mítico (el otro que somos) está allí donde primero hemos visto a nuestro ego: fuera
nuestro, en la forma humana. El ser humano sólo ve su forma realizada, total, el espejismo de sí mismo, fuera de sí
mismo.
Lo que el sujeto ve en el espejo es una imagen nítida o bien fragmentada, inconsciente, incompleta. Esto depende de
su posición en relación a la imagen real.
La inclinación del espejo plano está dirigida por la voz del otro. Esto no existe a nivel del estadio del espejo, sino que
se ha realizado posteriormente en nuestra relación con el otro en su conjunto: la relación simbólica. La regulación de
lo imaginario depende de algo que está situado de modo transcendente siendo lo transcendente en esta ocasión el
vínculo simbólico entre los seres humanos.
La relación simbólica define la posición del sujeto como vidente. La palabra, la función simbólica, define el mayor o
menor grado de perfección, de completitud, de aproximación de lo imaginario. La distinción se efectúa en esta
representación entre yo ideal (Ideal-Ich) e ideal del yo (Ich-Ideal). El ideal del yo dirige el juego de relaciones de las
que depende toda relación con el otro. Y de esta relación con el otro depende el carácter satisfactorio de la
estructuración imaginaria.
Lo real y lo imaginario actúan al mismo nivel. Lo propio de la imagen es la carga por la libido. Se llama carga libidinal
a aquello por lo cual un objeto deviene deseable; aquello por lo cual se confunde con esa imagen que llevamos en
nosotros, de diversos modos, y en forma más o menos estructurada.
¿Cuál es mi posición en la estructuración imaginaria? Esta posición sólo puede concebirse en la medida en que haya
un guía que esté más allá de lo imaginario, a nivel del plano simbólico, del intercambio legal, que sólo puede encarnarse
a través del intercambio verbal entre los seres humanos. Ese guía que dirige al sujeto es el ideal del yo.
El amor es un fenómeno que ocurre a nivel de lo imaginario, y que provoca una verdadera subducción de lo simbólico,
algo así como una anulación, una perturbación de la función del Ideal del yo. El amor vuelve a abrir las puertas a la
perfección.
El ideal del yo (Ich-Ideal) es el otro en tanto hablante, el otro en tanto tiene conmigo una relación simbólica, sublimada,
que en nuestro manejo dinámico es a la vez semejante y diferente a la libido imaginaria. El intercambio simbólico es
lo que vincula entre sí a los seres humanos, o sea la palabra, la cual permite identificar al sujeto.
El ideal del yo, en tanto hablante, puede llegar a situarse en el mundo de los objetos a nivel del yo ideal (Ideal-Ich). En
el amor se ama al propio yo, al propio yo realizado a nivel imaginario.
18) Nota sobre el estadio del espejo. Aguirre
La imagen de uno mismo que suponemos como la más íntima y propia, es algo alienante y ajeno. Esa imagen que
parece inmutable y única también puede mutarse y abandonarnos.
Las elaboraciones de Lacan sobre el estadio del espejo nos ofrecen un aparato conceptual para explorar la constitución
de dicha imagen, precisamente de la construcción del yo. Él, con el estadio del espejo presenta una topología que
subvierte la dimensión interior- exterior.
El estadio del espejo tiene un valor histórico, ya que marca una coordenada del desarrollo infantil (entre los 6 y 18
meses) y tipifica una relación libidinal con la imagen corporal. Con él Lacan renueva la teoría del yo y de las
identificaciones poniendo en cuestión toda teoría psicológica y filosófica que sitúa al yo como una instancia de
concomimiento. Hace ingresar al estadio del espejo como una identificación imaginaria: “como la transformación
producida en el sujeto cuando asume una imagen”.
Es erróneo reducir este estadio a una experiencia exclusivamente imaginaria, ya que se asienta en una matriz
simbólica.
El yo (moi) no es un dato primario, ni ex nihilo, es una consecuencia o un dato secundario, se constituye. Freud decía
que algo debería agregarse al auto erotismo, una nueva acción psíquica, para que el narcisismo se constituya.
El narcisismo que Freud delimita y conceptualiza no es una fase a superar, sino que se trata de una organización
necesaria y permanente para la conservación de la vida.
Para Lacan:
 El yo (moi) se conformará en base a una identificación con la imagen del semejante y del “espejo del Otro”,
donde más creo ser yo, soy más otro, por lo cual, reforzar al yo como meta del análisis, implica reforzar una imagen
que no es propia, magnificando las cualidades del registro imaginario.
 “El sujeto está descentrado con respecto al individuo. Yo es otro quiere decir eso”. El individuo no es el sujeto. El
sujeto, no es una sustancia, sino un efecto del lenguaje, el sujeto habla desde otra parte, no desde el lugar de
agente, no lo captamos cuando lo consideramos un individuo, por lo tanto, el yo no es el sujeto
La génesis del estadio del espejo
Para delimitar el estadio del espejo, Lacan recurrir a los desarrollos de Bühler, Wallon, Köhler y Bolk.
 Wallon: compara las conductas de los animales y los niños en la experiencia del espejo. Considera que los niños
en algún momento del desarrollo logran reconocer su imagen exteroceptiva, aunque no se encuentren maduros
fisiológicamente. El niño pasa de una percepción parcial de su cuerpo a una integral; progresivamente va adquirir
un dominio sobre la disociación entre ambas imágenes. Ej.: cuando el niño mueve un brazo frente al espejo, aquel
(la imagen) mueve un brazo, el niño sonríe, ella sonríe.
 Köhler: descubrió que el chimpancé capta la ilusión de la imagen reflejada y busca comprobarlo de diferentes
modos y cuando no logra hacerlo se pone furioso y no repite la experiencia. El niño en una edad similar es superado
en las habilidades instrumentales por el chimpancé, pero reconoce su imagen en el espejo, y no se enoja sino que
se presta a ella de manera jubilosa.
 Bolk: desarrolla la prematuración de la cría humana. Plantea que en el ser humano hay una retardación evolutiva
a causa de un retraso del desarrollo del sistema endocrino. Sus estudios etológicos mostraron una aproximación
entre el feto de un chimpancé y el adulto humano.
Lacan en el estadio del espejo afirma que el niño se anticipa a la formación de una imagen unificada, a una forma de
gestalt, que no corresponde con sus posibilidades de coordinación motriz. Este movimiento permite considerar la
fragmentación corporal como un segundo tiempo, como un efecto retroactivo de la unificación de la imagen.
La función del estadio del espejo se nos revela como un caso particular de la función de la imago, que es establecer
una relación del organismo con su realidad; del Innenwelt con el Umwelt. Se trata del efecto orgánico que produce la
imagen del semejante. En la especie humana esta relación con el Umwelt está atravesada no solo por lo imaginario,
sino por el lenguaje.
Así como el yo se constituye a partir de la imagen del otro, el deseo también está mediatizado por el otro /A. Se desea
el deseo del otro, tomando como objeto el deseo del otro. Ej.: el niño que quiere lo que tiene el semejante y al
obtenerlo lo descarta como si su único fin era el deseo del otro. Esta imagen del semejante que puede cautivar también
es susceptible de provocar agresividad, celos, y otros afectos.
El modelo óptico
Lacan introduce el esquema óptico, como un modelo teórico para explicar el Estadio del espejo. Todo lo que vemos
se debe a la recepción en nuestra retina de la luz que proviene de los objetos que nos rodean, ya sea por reflexión o
emisión. Predomina la ley de la reflexión: afirma que un rayo incidente sobre un punto sobre una superficie reflectora
se refleja de tal modo que el rayo reflejado forma el mismo ángulo que el incidente.
Se diferencian las imágenes virtuales, de las imágenes reales ambas no tienen ni volumen ni peso:
 Imágenes virtuales: son producidas por un espejo plano, donde el objeto se presenta por “detrás” del espejo,
produciendo una inversión simétrica (de izquierda a derecha o viceversa). Son virtuales ya que de ellas NO
provienen los rayos, y no producen una ilusión óptica
 Imágenes reales: son producidas por los espejos esféricos, estas se comportan como objetos reales generando
una ilusión óptica. Se produce una inversión simétrica (se invierte la imagen de abajo hacia arriba o viceversa).
Son reales porque se forman en el punto donde convergen los rayos, y se forman del mismo lado del espejo en el
cual se encuentra el observador. La imagen que resulte dependerá del punto en el que se localice el objeto y el
observador. Cuando el objeto está en el centro del espejo, la imagen será real, invertida, del mismo tamaño que
el objeto y se localizará en la misma distancia que el espejo.
Podemos producir imágenes virtuales de esos objetos que son las imágenes reales. Si ocurre este fenómeno, el objeto
que es la imagen real se llamará objeto virtual.
La primera experiencia que Lacan presenta, es la del ramillete invertido que incluye solo un espejo cóncavo. Los
elementos que la componen son:
- Caja: representa el cuerpo.
- Florero: el cuerpo imaginario que contiene los ramilletes de
flores real.
- Ramilletes: son las pulsiones y deseos.
- Caldero: Lacan le otorga un sentido orgánico, es el córtex.
- Ojo: el símbolo del sujeto. Depende de la posición del ojo en el
dispositivo para que se produzca la experiencia. La situación del
sujeto se caracteriza por su lugar en el mundo simbólico. Las distintas posiciones del ojo, permiten comprender
las distintas posiciones del sujeto en relación a la realidad.
Este modelo le sirve a Lacan para ilustrar la génesis del yo, a partir de la articulación de los tres registros. El ramillete
de flores, por reflexión de los rayos aparecerá en forma invertida como una imagen real, como si estuviera contenida
por el florero, generando una ilusión óptica.
Luego, le agrega un complemento, un espejo plano. La posición del ojo quedará adelante del espejo cóncavo, lo cual,
promueve la inclusión del espejo plano, florero y las flores son ubicados en los lugares inversos (por eso lo denomina
esquema del florero invertido). Tanto el florero como la caja son inaccesible al ojo, excepto por la reflexión de los
rayos. Con el espejo plano, colocado en A (en el lugar del Otro) se ve aparecer la imagen real (la cual queda casi por
fuera del campo especular del ojo) como una imagen virtual “detrás” del espejo plano.
Para abordar este esquema Lacan toma una idea de Manonni, referida a dos narcisismos:
- El primero está en el nivel de la imagen real. Se trata del narcisismo en relación a la imagen corporal, en tanto
humana.
- En el segundo la imagen del otro implica la identificación al otro, tiene valor cautivador; implica la identificación
al otro y permite al humano situarse con cierta precisión en su relación imaginaria y libidinal con el mundo. Ofrece
la ilusión de unidad del cuerpo y constituye el Ideal-Ich (yo ideal), el cual es una instancia imaginaria.
la distinción entre yo y el otro está regulada por lo simbólico, según las diferentes coordenadas de un orden que
determinará la relación entre los elementos. De allí que las relaciones simbólicas determinan la posición del sujeto.
Distingue el:
 Ideal-Ich (yo ideal): se relaciona con la dimensión de lo imaginario. Se caracteriza por la proyección imaginaria. Es
el tronco de las identificaciones secundarias
 Ich-Ideal (ideal del yo): determina las relaciones con el otro, y se instala como una condición de la represión. Se
relaciona con el Otro simbólico. Se caracteriza por la introyección (de la palabra del Otro
Imaginario y Real también están traspasados por lo simbólico, de allí que actúen en el mismo nivel, no se trata de una
superioridad de algún registro sobre otro sino de una especie de nivelación entre ellos.
Si psicoanálisis opera en lo simbólico, la experiencia analítica implicaría un movimiento, tomando el modelo óptico,
del espejo plano. De allí que Lacan sitúe al analista en el lugar del Otro.

PRACTICO N° 4: narcisismo
- Primera tópica: pulsiones yoicas y pulsiones sexuales
19) Introducción del narcisismo, cap. 1 y 2. Freud
Dice que es la 2 etapa del desarrollo de la libido, entre el autoerotismo y la investidura de objeto.
El término narcisismo proviene de la descripción clínica y fue escogido por Nacke para designar aquella conducta por
la cual un individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual (lo acaricia, lo
mima y alcanza satisfacción). El narcisismo es una perversión que ha absorbido toda la vida sexual de la persona.
Para Freud el Narcisismo: es el complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación de la
que se atribuye una dosis a todo ser vivo. Un poco de amor propio es necesario para sobrevivir, porque si no
quedaríamos empobrecidos. No necesariamente es algo anormal, sino que hay narcisismo en todos los sujetos (al
dormir, cuando enfermamos, en la hipocondría).
Este narcisismo puede ser:
 Primario: se da en el desarrollo sexual de todo sujeto y lo define como una originaria investidura libidinal del yo,
pero que en el fondo persiste. Es el egoísmo inherente a todo sujeto. Es la sobre-estimación que gobierna el vínculo
afectivo padres-bebe; es la compulsión a atribuir al niño toda clase de perfecciones y encubrir y olvidar sus
defectos (su majestad él bebe). Actitud de los padres hacia sus hijos como renacimiento y reproducción del
narcisismo propio. El hijo debe cumplir con los sueños irrealizados de los padres.
 Secundario: es un estado que nace por re-plegamiento de la investidura de objeto, edificado sobre la base del
narcisismo primario. La libido pasa por las 3 etapas, inviste los objetos del mundo exterior y si la libido sustraída
del mundo exterior retorna al yo aparece el narcisismo secundario. Ej.: melancolía, parafrenias, enfermedad
orgánica.
Segunda hipótesis psicopatológica: teoría de la libido: la libido se va a ir desarrollando a partir de ciertas
etapas (desarrollo sexual regular del hombre): etapa del autoerotismo aún no hay yo; narcisismo primario se deposita
la libido en el yo, es necesario que el yo este constituido; elección de objeto/investidura de objeto la libido se deposita
en un objeto del mundo exterior; y narcisismo secundario la libido vuelve al yo. Se vuelve patológico cuando yo no
puedo volver a depositar la libido en otro objeto (fijación).
El yo se constituye a partir de un nuevo acto psíquico.
Freud separa la pulsión de objeto (invisten al objeto) de la pulsión yoica (invisten al yo), al comienzo están juntas en el
narcisismo y con la investidura de objeto se diferencian. Mientras más gasta una, más se empobrece la otra:
 El paradigma de mayor gasto de pulsiones sexuales y menor gasto de pulsiones yoicas se da en el
enamoramiento: toda la libido está en el objeto de amor/sexual.
 El paradigma de mayor gasto de pulsiones yoicas y menor gasto de pulsiones sexuales se da en la fantasía del
fin del mundo de los paranoicos: la libido deja de investir los objetos del mundo exterior, el mundo
desaparece.
Tipos de neurosis
 Neurosis actuales
 Neurosis narcisista: hay retorno de la libido al yo, no hay posibilidad de análisis por parte del psicoanálisis ni
transferencia. Ej.: parafrenia, melancolía, psicosis. Es el narcisismo secundario.
 Neurosis de transferencia: hay posibilidad de transferencia y de análisis. Ej.: neurosis obsesiva, histeria, fobia.
Vías de acceso al estudio del narcisismo
 La parafrenia o esquizofrenia: muestran 2 rasgos: delirio de grandeza y extrañamiento del interés respecto al
mundo exterior. Retiraron la libido de los objetos y cosas del mundo exterior, pero sin sustituirlos por otros en sus
fantasías (es un narcisismo secundario), retorno la libido al yo.
 En la histeria y en la neurosis: resignaron el vínculo con el mundo exterior, el vínculo erótico con personas y cosas
lo conservan en la fantasía. Han sustituido objetos reales por objetos imaginarios de sus recuerdos.
 La enfermedad orgánica: retrae la libido del mundo exterior y cesa el interés por lo que no se relacione con su
sufrimiento, cesa de amar; la libido se deposita en el yo. Cuando estamos enfermos el mundo exterior no nos
interesa, sino que toda la libido esta puesta en el cuerpo enfermo y solo se interesa en eso. Hay una alteración
orgánica fundamento comprobable. Ej.: estado de dormir: des-investir el mundo exterior, la libido se vuelve al
deseo del dormir.
 La hipocondría: retira el interés y la libido de los objetos del mundo exterior, y se deposita en el yo en un órgano
que no está realmente afectado. Sensación de estar enfermo, pero no lo está.
 En la vida amorosa de los sexos: ciertas partes del cuerpo intensifican su erogeneidad, volviéndose objetos de
gran interés. Los niños eligen sus objetos sexuales a partir de las primeras vivencias de satisfacción sexual, y se
relacionan con las funciones vitales de autoconservación.
La elección de objeto es la unión de las pulsiones parciales bajo la primacía genital. Puede ser:
a. Por apuntalamiento: las primeras satisfacciones sexuales son vivenciadas por funciones de autoconservación.
Las pulsiones sexuales se apuntalan a la satisfacción de las pulsiones yoicas (el objeto satisface necesidades del
yo). Las personas encargadas de la nutrición, cuidado y protección del niño son los primeros objetos sexuales:
mujer nutricia o el hombre protector y las personas sustitutivas. Mayormente en hombres.
b. Narcisista: aquellas personas cuyo desarrollo libidinal experimento una perturbación (perversos u
homosexuales) eligen su objeto de amor según su propia persona. Ser amado constituye la meta y la satisfacción
de la pulsión. Se ama lo que uno mismo es, lo que uno mismo fue, lo que uno querría ser, o la persona que fue parte
del sí mismo. Mayormente en mujeres.

20) Caso Schreber. Freud: caso de Parafrenia


El mecanismo de formación de síntoma en la paranoia es la defensa ante una fantasía de un deseo homosexual
(cuestión de prejuicio social, no tiene que ver con la elección), el sujeto se debe defender de los prejuicios.
En todo vínculo hay de trasfondo algo de la cuestión erótica. La libido sexual está al servicio de la socialización, quitada
de la meta sexual. El delirio muestra el vínculo entre la amistad y el erotismo, y permite develar la situación.
El individuo sintetiza en una unidad sus pulsiones sexuales de actividad autoerótica para ganar un objeto de amor, se
toma primero a sí mismo, a su cuerpo propio, antes de pasar de este a la elección de objeto en una persona ajena.
Una fase así, mediadora entre autoerotismo y elección de objeto es normal; parece que hay personas que demoran
en ella un tiempo más largo. La continuación de ese camino lleva a elegir un objeto con genitales parecido, lleva a la
heterosexualidad a través de la elección homosexual de objeto. Quienes luego son homosexuales, supone Freud que
nunca se libraron de la exigencia de unos genitales iguales a los suyos en el objeto.
Tras alcanzar la elección de objeto heterosexual, las aspiraciones homosexuales no son canceladas ni puestas en
suspenso, sino esforzadas a apartarse de la meta sexual y conducidas a nuevas aplicaciones. Los componentes de
pulsiones sociales gestan así la contribución del erotismo a la amistad, la camaradería, el sentido comunitario y el
amor universal por la humanidad.
Personas que no se han soltado por completo del estadio narcisista, que poseen allí una fijación, están expuestas al
peligro de que una marea alta de libido que no encuentra otro decurso someta sus pulsiones sociales a la sexualizacion,
y se deshaga las sublimaciones que había adquirido en su desarrollo. La fijación en la paranoia es en el narcisismo.

TEORICO N° 5: Los tres registros del padre y el deseo de la madre


21) El Seminario 5. Lacan
a) Cap. 8: la forclusion del Nombre del Padre
PARTE 1: Bateson trata de situar y de formular el principio de la génesis del trastorno psicótico en algo que se establece
en la relación entre la madre y el niño, y que no es simplemente un efecto elemental de frustración, de tensión, de
retención y de distención, de satisfacción. Introduce la noción de la comunicación en cuanto centrada en un contacto,
una relación, un entorno, y en una significación. Lo que designa como elemento discordante de esta relación es el
hecho de que la comunicación se haya presentado en forma de doble relación.
En el mensaje en el que niño ha descifrado el comportamiento de su madre hay dos elementos. Se trata de algo que
concierte al Otro, y el sujeto lo recibe de tal forma que, si responde en un punto, sabe que, por este mismo motivo, se
encontrará acorralado en el otro punto. Ej.: si respondo a la declaración de amor de mi madre, provoco su retirada, y
si no la escucho, es decir si no le respondo, la pierdo.
La ley es lo que se articula propiamente en el nivel del significante, el texto de la ley. A lo que autoriza este texto es
que le basta con estar, en el nivel del significante. Es lo que Lacan llama el Nombre del Padre, es decir, el padre
simbólico. Es un término que subsiste en el nivel del significante, que, en el Otro, en cuanto sede de la ley, representa
al Otro. Es el significante que apoya a la ley, que promulga la ley. Es el Otro en el Otro.
Es necesario el asesinato del padre. Las dos cosas está estrechamente vinculadas –el padre como quien promulga la
ley es el padre muerto, el símbolo del padre. El padre muerto es el Nombre del Padre, que se construye a partir del
contenido.
En una cadena de los significantes, algo puede faltar. El Nombre del Padre funda el hecho mismo de que haya ley,
articulación en un cierto orden del significante, o ley de prohibición de la madre. Es el significante que significa que,
en el interior de este significante, el significante existe.
El sujeto ha de suplir la falta de este significante que es el Nombre del Padre. Todo lo que llamé la reacción en cadena,
o la desbandada, que se produce en la psicosis, se ordena en torno a esto.
PARTE 2: la demanda satisfecha está presentada por la simultaneidad de la intención, que va a manifestarse como
mensaje, y la llegada del propio mensaje al Otro. El significante llega al Otro. La perfecta simultaneidad entre la
manifestación de la intención, que es la intención del ego, y el hecho de que el significante en cuanto tal es admitido
en el Otro, está en el principio de la posibilidad misma de la satisfacción de la palabra. Pero Lacan dice que esto nunca
sucede.
Por la naturaleza del efecto del significante, lo que llega a M, se presenta como significado, como algo hecho de la
transformación, de la refracción del deseo debido a su paso por el significante. Por eso esas 2 líneas se entrecruzan:
para que adviertan el hecho de que el deseo se expresa y pasa por el significante.
El deseo cruza la línea significante y allí se encuentra con el Otro como sede del código. El deseo llega con un significado
distinto al del comienzo. El paso del deseo a través de la cadena del significante introduce de por sí un cambio esencial
en la dialéctica del deseo.
Toda satisfacción posible del deseo humano dependerá de la conformidad entre el sistema significante en cuanto
articulado en la palabra el sujeto y el sistema significante en cuanto basado en el código, es decir en el Otro como
lugar y sede del código.
El fracaso de la comunicación del deseo por la vía del significante se realiza cuando el Otro admite un mensaje como
impedido, fracasado, y en este mismo fracaso reconoce la dimensión más allá donde se sitúa el verdadero deseo, es
decir, aquello que debido al significante no llega a ser significado.
Aquí la dimensión del Otro se amplía. Ya no es sólo la sede del código, sino que interviene como sujeto, admitiendo
un mensaje en el código y complicándolo.
La dimensión del Otro, al ser el lugar del depósito, el tesoro del significante supone, para que pueda ejercer
plenamente su función de Otro, que también tenga el significante del Otro en cuanto Otro. El Otro tiene, más allá de
él, a este Otro capaz de dar fundamento a la ley. Es una dimensión que pertenece igualmente al orden del significante
y se encarna en personas que soportarán esta autoridad. Lo esencial es que el sujeto, por el procedimiento que sea,
haya adquirido la dimensión del Nombre del Padre
Parte 3: el Nombre del Padre hay que tenerlo, pero también hay saber servirse de él.
Todo lo que se realiza en S, sujeto, depende de los significantes que se colocan en A. Tres de estos
cuatro puntos cardinales vienen dados por los tres términos subjetivos del complejo de Edipo, en
cuanto significantes, que encontramos en cada vértice del triángulo.
El cuarto término es S. Éste es estúpido, porque no posee su significante. Está fuera de los tres
vértices del triángulo edípico y depende de lo que ocurra en ese juego. En esta partida es el
muerto. Incluso, si el sujeto resulta ser dependiente de los tres polos llamados ideal del yo, superyó y realidad, es
porque la partida está estructurada así. El término: S se representará en algo imaginario que se opone al significante
del Edipo y que ha de ser también ternario.
b) Cap 9: la metáfora paterna: es la función del padre.
PARTE 1: Lacan distingue 3 polos históricos con respecto al complejo de Edipo.
 Primer polo: El Edipo en relación con el superyó: se trataba de saber si el complejo de Edipo, promovido al principio
como fundamental en la neurosis pero que en la obra de Freud se convertía en algo universal, se encontraba no
sólo en el neurótico sino también en el normal. El complejo de Edipo tiene una función esencial de normalización.
En este polo se agrupan los casos de excepción y la relación entre el superyó paterno y el superyó materno.
 Segundo polo: En relación con la realidad: surgió la pregunta de si todo un campo de la patología que entra en
nuestra jurisdicción y se ofrece a nuestros cuidados no podrían ser referido a lo que llamaremos el campo
preedípico.
Está el Edipo, el cual representa alguna fase, y si hay madurez en cierto momento de la evolución del sujeto, el Edipo
sigue ahí.
En el campo preedipico se agrupa la cuestión de la perversión y la psicosis. En ambos casos se trata de la función
imaginaria y de las manifestaciones patológicas en las cuales el campo de la realidad está profundamente perturbado
por imágenes.
 Tercer polo: En relación con el Ideal del yo: se trata de la relación del complejo de Edipo con la genitalización.
- El complejo de Edipo tiene una función normativa, en la estructura moral del sujeto, en sus relaciones con la
realidad y en la asunción del sexo.
- La función propiamente genital es objeto de una maduración después de un primer desarrollo sexual de orden
orgánico.
La cuestión de la genitalización es doble:
 Un crecimiento que acarrea evolución, una maduración.
 En el Edipo, asunción por parte del sujeto de su propio sexo, es decir lo que hace que el hombre asuma el tipo viril
y la mujer asuma cierto tipo femenino, se reconozca como mujer, se identifique con sus funciones de mujer.
La virilidad y la feminización son los 2 términos que traducen lo que es esencialmente la función del Edipo.
Cuando se asume la genitalización se convierte en elemento del Ideal del yo. La realidad, porque se trata de las
relaciones del Edipo con las afecciones que conllevan una alteración de la relación con la realidad, perversión y psicosis.
PARTE 2: se analiza la función del Edipo en tanto que repercute directamente en la asunción del sexo.
Se vio que un Edipo podía muy bien constituirse también cuando el padre no estaba presente.
- La cuestión de su presencia o de su ausencia, en cuanto elemento del entorno: si nos situamos en el nivel de la
realidad, puede decirse que es del todo posible que el padre existe incluso sin estar. Incluso en los casos en los
que el padre no está presente cuando, cuando el niño se ha quedado solo con su madre, complejos de Edipo
completamente normales se establecen de una forma homogénea con respecto a los otros casos.
La investigación no peca por lo que encuentra sino por lo que busca. El error de orientación es el siguiente: confunden
2 cosas: el padre cuanto normativo y el padre en cuanto normal.
Hablar de su carencia en la familia no es hablar de su carencia en el complejo. Para hablar de su carencia en el complejo
hay que introducir otra dimensión distinta de la realista, definida por el modo caracterológico, biográfico u otro, de su
presencia en la familia.
PARTE 3: al principio, el padre terrible, prohíbe la madre: es el principio del complejo de Edipo; está vinculado con la
ley primordial de la interdicción del incesto. Es mediante toda su presencia como lleva a cabo la interdicción de la
madre. La castración tiene aquí un papel manifiesto y cada vez más confirmado.
La relación entre el niño y el padre está gobernada por el temor a la castración; es una represalia dentro de una
relación agresiva. Esta agresión parte del niño, porque su objeto privilegiado, la madre, le está prohibido, y va dirigida
al padre. Vuelve hacia él, en la medida en que proyecta imaginariamente en el padre intenciones agresivas
equivalentes o reforzadas con respecto a las suyas.
El Edipo invertido nunca está ausente en la función del Edipo, el componente de amor al padre no se puede eludir. Es
el que proporciona el final del complejo de Edipo, su declive, en una dialéctica muy ambigua del amor y de la
identificación.
Padre real Castración Imaginario
Lacan plantea una tabla de 3 pisos:
Madre simbólica Frustración Real
Padre imaginario Privación Simbólico

1. La amenaza de castración se trata de la intervención real del padre con respecto a una amenaza imaginaria, R.i.
En esta tabla, la castración es un acto simbólico cuyo agente es alguien real, el padre o la madre, y cuyo objeto es
un objeto imaginario.
2. El padre prohíbe la madre. En cuanto objeto, es suya, no es del niño. En este plano es donde se establece aquella
rivalidad con el padre que por sí misma engendra una agresión. El padre frustra al niño de su madre. Este es el
piso de la frustración. El padre simbólico interviene en una frustración, acto imaginario que concierne a un objeto
bien real, la madre, en tanto que el niño tiene necesidad de ella, S’.r
3. Privación: interviene en la articulación del complejo de Edipo. Se trata, del padre en tanto que se hace preferir
a la madre, la que conduce a la formación del Ideal del yo, S --- S’r. El padre se convierte en un objeto preferible a
la madre, puede establecerse la identificación terminal. La cuestión del complejo de Edipo invertido y de su función
se establece en este nivel.
El padre en el complejo de Edipo:
- No es un objeto real, aunque deba intervenir como objeto real para dar cuerpo a la castración.
- No es un objeto ideal.
- El padre es el padre simbólico. Es decir, una metáfora: la función del padre en el complejo de Edipo es la de ser un
significante que sustituye al primer significante introducido en la simbolización, el significante materno.
De acuerdo con la fórmula que es la de la metáfora, el padre ocupa el lugar de la madre, S en lugar
de S’, siendo S’ la madre en cuanto vinculada ya con algo que era x, es decir el significado en la
relación con la madre.
Toda la cuestión de los callejones sin salida del Edipo puede resolverse planteando la intervención del padre como la
sustitución de un significante por otro significante.

c) Cap 10: los tres tiempos de Edipo


Donde residían todas las posibilidades de articular el complejo de Edipo y su mecanismo (el complejo de castración)
era en la estructura de la metáfora.
Apenas hay sujeto hablante, la cuestión de sus relaciones en tanto que habla no podría reducirse simplemente a otro,
siempre hay un tercero, el Otro con mayúscula, constituyente de la posición del sujeto como hablante, es decir,
también, como analizante.
PARTE 1: la metáfora paterna es en lo que se ha constituido de una simbolización primordial entre el niño y la madre,
poner al padre, en cuanto símbolo o significante, en lugar de la madre. Este en lugar de constituye lo esencial del
progreso constituido por el complejo de Edipo.
El padre es real; sólo es real en tanto que las instituciones le confieren su nombre de padre.
La posición del Nombre del Padre, la calificación del padre como procreador, es un asunto que se sitúa en el nivel
simbólico. Es una necesidad de la cadena de significante.
El niño depende del deseo de la madre, de la primera simbolización de la madre. Mediante esta simbolización, el niño
desprende su dependencia efectiva respecto del deseo de la madre de vivencia de dicha dependencia, y se instituye
algo que se subjetiva en un nivel primordial o primitivo. Esta subjetivación consiste en establecer a la madre como
aquel ser primordial que puede estar o no estar.
La posición del significante del padre en el símbolo es fundadora de la posición de falo en el plano imaginario.
Observemos este deseo del Otro, que es el deseo de la madre y que tiene un más allá. Ya sólo para alcanzar este más
allá se necesita una mediación, y esta mediación la da la posición del padre en el orden simbólico.
El padre, en tanto que priva a la madre del objeto de su deseo, especialmente del objeto fálico, desempeña un papel
del todo esencial en toda neurosis y a lo largo de todo el curso del complejo de Edipo. El padre priva a alguien de lo
que no tiene, de algo que sólo tiene existencia porque lo haces surgir en la existencia en cuanto símbolo.
El padre no puede castrar a la madre de algo que ella no tiene. Para que se establezca que no lo tiene, eso ya ha de
estar proyectado en el plano simbólico como símbolo. Esta privación, el sujeto infantil la acepta o la rechaza. Esto se
va a definir como nodal en el Edipo.
La experiencia demuestra que, si el niño no franquea ese punto nodal, es decir, no acepta la privación del falo en la
madre operada por el padre, mantiene una determinada forma de identificación con el objeto de la madre, ese objeto
que Lacan nos representa desde el origen como un objeto rival.
En este nivel, la cuestión que se plantea es ser o no ser el falo en el plano imaginario.
PARTE 2: cuando se trata de tener o no tener al padre, es preciso que él esté fuera del sujeto, constituido como
símbolo. Pues si no lo está, nadie podrá intervenir realmente en cuanto revestido de ese símbolo. Como intervendrá
ahora efectivamente en la etapa siguiente es en cuanto personaje real revestido de ese símbolo.
El padre entrará en juego como portador de la ley, como interdictor del objeto que es la madre. La función del Nombre
del padre está vinculada con la interdicción del incesto. Hace de obstáculo entre la madre y el niño.
La ley de la madre es el hecho de que la madre es un ser hablante. Pero, esta ley es incontrolada. Reside en el hecho
de que algo de su deseo es completamente dependiente de otra cosa que se articula, que pertenece al orden de la
ley, pero esta ley está toda entera en el sujeto que la soporta, en el buen o el mal querer de la madre, la buena o la
mala madre.
El niño empieza como súbdito, porque se experimenta y se siente sometido al capricho de aquello de lo que depende,
aunque este capricho sea un capricho articulado.
Lo que cuenta es la función en la que intervienen:
- El Nombre del Padre: único significante del padre
- La palabra articulada del padre.
- La ley: el padre está en una relación más o menos íntima con ella.
Lo esencial es que la madre fundamenta al padre como mediador de lo que está más allá de su ley, la de ella, y de su
capricho, la ley propiamente dicha. Se trata del padre en cuanto Nombre del Padre, estrechamente vinculado con la
enunciación de la ley.
PARTE 3: 3 tiempos del complejo de Edipo:
1. Lo que el niño busca, en cuanto deseo de deseo, es poder satisfacer el deseo de su
madre: ser o no ser el objeto del deseo de la madre. Introduce su demanda en Δ y el
resultado aparece en Δ’. En el trayecto se establecen 2 puntos: el ego y su otro,
aquello con lo que se identifica, eso otro que tratará de ser: el objeto satisfactorio
para la madre. El sujeto se identifica en espejo con lo que es objeto de deseo de la
madre. La instancia paterna se introduce bajo una forma velada, o todavía no se ha
manifestado.
2. En el plano imaginario, el padre interviene como privador de la madre y esto significa
que la demanda dirigida al Otro es remitida a un tribunal superior, es quien soporta la ley.
Eso con lo que el sujeto interroga al Otro encuentra siempre en él al Otro del Otro, su propia ley. Se produce lo que
hace que al niño le vuelva la ley del padre concebida imaginariamente por el sujeto como privadora para la madre.
Es el estadio nodal y negativo, por el cual lo que desprende al sujeto de su identificación lo liga con la primera aparición
de la ley en la forma de este hecho.
3. El falo, el padre ha demostrado que lo daba sólo en la medida en que es portador de la ley. De él depende la
posesión o no por parte del sujeto materno de dicho falo.
Es preciso que lo que el padre ha prometido lo mantenga. Interviene como el que tiene el falo y no como el que lo es,
y por eso puede producirse el giro que reinstaura la instancia del falo como objeto deseado por la madre, y no
solamente como objeto del que el padre puede privar. El padre puede darle a la madre lo que ella desea, y puede
dárselo porque lo tiene. Aquí interviene el hecho de que el padre es un padre potente.
De esta etapa depende la salida del complejo de Edipo; la salida es favorable si la identificación
con el padre se produce en este tercer tiempo. Esta identificación se llama Ideal del yo. Se inscribe
en el triángulo simbólico en el polo donde está el niño, mientras que en polo materno empieza a
constituirse todo lo que luego será realidad, y del lado del padre es donde empieza constituirse
todo lo que luego será superyó.
El padre interviene como real y potente; este tiempo viene tras la privación, o la castración, que afecta a la madre
imaginada, por el sujeto. Si el padre es interiorizado en el sujeto como Ideal del yo y el complejo de Edipo declina, es
en la medida en que el padre interviene como quien, él sí, lo tiene.
La salida del complejo de Edipo es distinta para la mujer: 3 etapa es más simple. Ella no ha de enfrentarse con esa
identificación, ni ha de conservar ese título de virilidad. Sabe dónde está eso y sabe dónde ha de ir a buscarlo, al padre,
y se dirige hacia quien lo tiene.
El padre está en una posición metafórica si y sólo si la madre lo convierte en aquel que con su presencia sanciona la
existencia del lugar de la ley. Así es como puede ser franqueado el tercer tiempo del complejo de Edipo, o sea, la etapa
de la identificación en la que se trata para el niño de identificarse con el padre como poseedor del pene, y para la niña
reconocer al hombre como quien lo posee.
d) Cap 11: los tres tiempos de Edipo II
PARTE 1: en el primer tiempo está la relación del niño con el deseo de la madre; es un deseo de deseo. Este deseo de
deseo implica estar en relación el objeto primordial que es la madre, en efecto, y haberla constituido de tal forma que
su deseo pueda ser deseado por otro deseo, en particular el del niño. Lo que desea la madre es el falo.
En el significante es un objeto metonímico. La experiencia nos enseña que este
significante adquiere para el sujeto un papel principal, el de un objeto
universal.
¿Cómo concebir que el niño que desea ser el objeto del deseo de su madre
consiga satisfacerse? No tiene otra forma de hacerlo más que ocupar el lugar
del objeto de su deseo.
- N: niño
- Yo (Je), todavía no hay nada. La constitución del sujeto como Yo del
discurso no está diferenciada todavía, aunque esté implicada desde la
primera modulación significante.
- En D surge el deseo esperado de la madre.
- En M se sitúa lo que será el resultado del encuentro del niño con la existencia de la madre como Otra, a saber, un
mensaje.

Es preciso y suficiente con que el Yo (Je) latente en el discurso del niño vaya aquí, a D, a constituirse en el nivel de este
Otro que es la madre (que el Yo de la madre se convierta en el Otro del niño) que lo que circula por la madre en D,
vaya M a cumplir su función de mensaje para el niño, lo cual supone que éste renuncie a su propia palabra. El niño
recibe en M, el mensaje en bruto del deseo de la madre, mientras que debajo, en el nivel metonímico con respecto a
lo que dice la madre, se efectúa su identificación con el objeto de ésta.
Este segundo tiempo tiene como eje el momento en que el padre se hace notar como intedictor. Se manifiesta como
mediado en el discurso de la madre. En la palabra el padre interviene sobre el discurso de la madre; interviene en
calidad de mensaje para la madre. Él tiene la palabra en M, y lo que enuncia es una prohibición, un no que se transmite
allí donde el niño recibe el mensaje esperado de la madre. Es el mensaje de interdicción.
Esta segunda etapa es la que constituye el meollo de lo que podemos llamar el momento privativo del complejo de
Edipo. Si puede establecerse la tercera relación, la etapa siguiente es porque el niño es desalojado de aquella posición
ideal con la que él y la madre podrían satisfacerse, en la cual él cumple la función de ser su objeto metonímico. Se
convierte en otra cosa, esta etapa supone identificación con el padre.
PARTE 2: en la etapa siguiente del complejo de Edipo se supone que el padre intervenga, en tanto que él lo tiene;
interviene para dar lo que está en juego en la privación fálica. Se pone de manifiesto en su propio discurso. El mensaje
del padre se convierte en el mensaje de la madre, ahora permite y autoriza. El sujeto puede recibir del mensaje del
padre lo que había tratado de recibir del mensaje de la madre. Por mediación del don o del permiso concedido a la
madre, se le permite tener un pene para más adelante. Esto realiza la fase del declive del Edipo.
El falo, en la madre, es únicamente un objeto imaginario y es algo que cumple su función en el plano instintual, como
instrumento normal del instinto. El falo interviene como falta, como el objeto del que está privada, de aquella privación
siempre sentida cuya incidencia conocemos en la psicología femenina.
PARTE 3: la homosexualidad masculina es una inversión con respecto al objeto que se estructura en un Edipo pleno y
acabado. Aunque realiza esta tercera etapa, el homosexual la modifica bastante sensiblemente.
Lacan cree que la clave del problema en lo referente al homosexual es que, si el homosexual concede un valor
predominante al objeto pene hasta el punto de convertirlo en una característica absolutamente exigible a la pareja
sexual, es porque la madre le dicta la ley al padre.
El padre intervenía en la dialéctica edípica del deseo en tanto que le dicta la ley a la madre. Aquí, se trata de algo que
puede revestir diversas formas y se reduce siempre a que la madre quien le ha dictado la ley al padre en un momento
decisivo. Esto quiere decir que cuando la intervención interdicitiva del padre hubiera debido introducir al sujeto en la
fase de su relación con el objeto del deseo de la madre, y cortar de raíz para él toda posibilidad de identificarse con el
falo, el sujeto encuentra en la estructura de la madre el sostén, el refuerzo, por cuya causa esta crisis no tiene lugar.
22) Deseo de la madre y sexuación. Muñoz
El psicoanálisis reconoce en el deseo de la madre una función esencial para el sostenimiento de la vida del recién
nacido. Si es vital es porque instaura un lugar para que el niño se constituya. Hay 2 vertientes en el deseo materno: la
que permite vivir, su cara amable, vivificante; y la oculta tras la primera, que impide la vida, su cara siniestra, mortífera.
Complejo del destete
Los “complejos familiares”: el complejo fija en el psiquismo la huella de la realidad del ambiente y las relaciones
sociales. Allí delimita 3 complejos: del destete (tiene función prevalente la relación madre-niño), de la intrusión y de
Edipo.
El destete es un trauma psíquico-; y sirve a Lacan para explicar la causalidad de una serie de patologías: “cuyos efectos
individuales (anorexias mentales, toxicomanías por vía oral, neurosis gástrica) revelan sus causas al psicoanálisis”. Este
complejo dejará sus marcas en el psiquismo, se trata de una crisis vital que será seguida de una crisis psicológica, la
cual, será la que determine si se lo acepta o se lo rechaza.
Lacan especifica la importancia de la imago materna en la realización del sentimiento de la maternidad y la necesidad
de su sublimación para que pueda progresar el desarrollo de la personalidad mediante el establecimiento de nuevas
relaciones sociales, para que el incipiente psiquismo pueda complejizarse. De lo contrario, si la imago no se sublima
se convierte en un factor de muerte.
Así, liga el complejo con la pulsión de muerte como tendencia inevitable del psiquismo. La tendencia a la muerte
encuentra su forma primordial en el destete (suicidios no violentos o la anorexia), en donde advierte un intento del
sujeto por reencontrar la imago materna por la vía de abandonarse a la muerte. Lacan liga la figura materna con la
muerte.

La preeminencia de lo simbólico y el deseo de la madre


Lacan articula el deseo de la madre (DM) con la función del padre (NP) en lo que llama la metáfora paterna.
En la relación primordial con la madre, el niño es deseo del deseo materno. Lacan produce un vuelco: apunta a cambiar
el énfasis puesto en psicoanálisis en la relación madre-niño (lo preedípico), para ponerlo en la función paterna (el
complejo de Edipo), desplazando así el acento de lo imaginario a lo simbólico. Si el niño debe desprenderse de la
primordial relación imaginaria con la madre para socializarse, su recurso para lograrlo es el padre. Si esa separación
no se produce es producto de una falla o fracaso en la función paterna y ya no sólo responsabilidad del particular
vínculo madre-hijo.
Punto de partida: la femineidad: la madre no funciona como dadora de cuidados sino de su falta, como lugar
donde alojar al niño. En el origen no se trata del advenimiento del sujeto solamente al ser tomado por el amor
materno, sino que debe destacarse que es capturado por la falta en que ella queda a causa de su castración.
Este camino freudiano culmina en condiciones normales, por efecto de la castración, en la constitución de un sujeto
marcado por el deseo de tener lo que ha perdido: el objeto a. Este deseo de la madre marca a fuego y es constitutivo
del deseo de su hijo, mediando la metáfora paterna y la castración, lo que dará lugar a que ese niño se produzca como
sujeto deseante.
Lacan enseña que a la mujer en lo real no le falta nada, no le falta pene. Pero eso que no le falta, simbólicamente es
sancionado como faltante. Es lo simbólico lo que instituye la falta como tal. Y eso que no le falta deviene deseo de ser
madre; de allí desea hijos.
- 1 tipo de mujeres: han sacrificado la femineidad en pos de ser madres y exigen de sus hijos una ofrenda
equivalente
- 2 tipo de mujeres: las que resignan la maternidad en función de su sexo, de su goce más propio.
- 3 tipo de mujeres: cuando una mujer que no ha deseado ser madre, en ejercicio de su sexo, tiene un hijo, este es
entonces producto no del deseo de la madre sino del goce.
El estrago del deseo de la madre
El deseo de la madre se ubica en la relación de la mujer al falo, lo que la define en posición masculina. Mientras que
el goce femenino se ubica en la relación de la mujer con el significante de la falta, su goce más propio, suplementario.
El estrago materno es la unilateralización del deseo de la madre, puro, todo, sin división. Deja al hijo en posición de
objeto; no tendrá reservado el lugar del objeto a que causa el deseo de la madre tendrá vedado ser el falo de la madre.
El padre viene a sostener la función simbólica del ideal del yo I(A). Entonces, su pegoteo con el deseo de la madre deja
al niño como correlativo del fantasma materno. La consecuencia será que: el niño deviene puro objeto. Por eso Lacan
aclara que el niño se sustituye al objeto a en el fantasma de la madre, pero lo “satura” sin resto. Un hijo debe ocupar
una parte del deseo materno, no-todo.
Esto ya permite entrever que el estrago materno se produce si la madre no puede sostener su división entre el vector
deseo de la madre y el goce femenino. El deseo de la madre operará haciendo de su hijo aquello que la causa, su
objeto a, mientras que como mujer habrá de consentir venir al lugar de síntoma para un hombre, ser causa de deseo
de un hombre.
El deseo de la madre, el bien que quiere para su hijo, se funda en la cuasi-homofonía entre amour (amor) y a-mur (a-
muro). El a-muro alude al lenguaje como muro, el muro del significante y su estructura. El hombre y la mujer están
separados por un muro que es la castración y el amor es el artificio buscado para sortearlo.
En este contexto define el amor de la madre y el bien que desea para su hijo en términos de (a)muro, pues en el
amor de la madre la castración está entremetida.
El amor, necesario, obtura la castración, le da consistencia mayor aún al muro, mientras que el (a)muro, contingente,
destraba respecto de la castración, no la borra, pero le quita consistencia, develando su sin-sentido. Se trata más bien
de una madre cuyo deseo se sostiene de la castración, el (a)muro por su hijo. El deseo materno produce estragos
cuando rechaza la castración.
Conclusiones
- La feminidad: más allá del padre, fuera de la dialéctica fálica
- La maternidad: inmersa en esta dialéctica, producto de haber atravesado por la castración, y como respuesta al
enigma del goce femenino.
Es posible distinguir los 3 registros del deseo de la madre acentuados en diferentes momentos de este trabajo: lo
simbólico es desear al hijo como objeto, lo imaginario es revestirlo fálicamente, es decir hacerlo su falo, y lo real es
gozar de él. En esto consiste lo que ahora podríamos designar el nudo del deseo materno.

PRACTICO N° 5: necesidad, demanda y deseo


23) El Seminario 5. Lacan
a) Cap. 1: parte 1 y 2. El famillonario
PARTE 1
 Seminario 1: se introdujo a la noción de lo simbólico como la única capaz de determinar el sentido. Como la
determinación del sentido es una definición de la razón, esta se encuentra en el principio mismo de la posibilidad
de análisis. Porque algo ha quedado anudado en la palabra y el discurso puede desanudarlo.
 Seminario 2: destaca el factor de la instancia repetitiva. Se da la cadena de significantes, la cual necesita de 4
elementos para que esta se dé, y cada uno de ellos es analizable en función de las relaciones que mantiene con
los otros 3.
 Seminario 3: hablo de la psicosis, ya que se funda en una carencia significativa primordial. Hay un significante
primordial que opera para que el resto de la cadena funcione, tiene carácter organizador de los demás. Si este
significante falla, se da la psicosis. Lacan forjó la imagen del punto de capitonado. Es preciso que en algún punto
el tejido de uno se amarre al tejido del otro para que sepamos a qué atenernos, al mismo en cuanto a los límites
posibles de esos deslizamientos. Hay puntos de capitonado, pero dejan alguna elasticidad en las ligaduras entre
los dos términos.
 Seminario 4: no hay objeto, salvo metonímico, siendo el objeto del deseo el objeto del deseo del Otro, y el deseo
siempre deseo de Otra cosa, muy precisamente de lo que falta, a, objeto perdido primordialmente. No hay sentido,
salvo metafórico, al no surgir el sentido sino en la sustitución de un significante por otro significante en la cadena
simbólica.
PARTE 2: si hemos de encontrar una forma de aproximarnos más a las relaciones de la cadena significante con la
cadena significada, será mediante la imagen grosera del punto de capitonado: es el punto de corte, donde se
habla de otra cosa, se da una “nueva significación”
Es imposible representarse en el mismo plano el significante, el significado y el sujeto
- Boya: significa el inicio de un recorrido, y la punta de la flecha su final.
- Línea más grande representa la cadena significante, la cual es permeable a los efectos de la metáfora y la
metonimia.
- Otra línea es la del discurso racional, son los puntos fijos. Es la línea de menos sentido ya que siempre se necesita
de Otro.
Esta línea es el discurso concreto del sujeto individual, el que habla y se hace oír, es el discurso que se puede grabar
en un disco, mientras que la primera son todas las posibilidades que ello incluye en cuanto a descomposición,
reinterpretación, resonancia, efectos metafórico y metonímico. Una va en sentido contrario de la otra, porque se
desliza una sobre otra; una corta a la otra en 2 puntos perfectamente reconocibles.
Si partimos del discurso, el primer punto donde topa con la cadena propiamente significante es el código. Es preciso
que el código se encuentre en alguna parte para que pueda haber audición del discurso. Este código está en A
mayúscula, es decir el Otro como compañero del lenguaje. Se denomina a. Aquí se produce el primer encuentro en lo
que hemos llamado el código.
El segundo encuentro que remata el bucle, que constituye el sentido propiamente dicho, que lo constituye a partir del
código con el que el bucle se ha encontrado en primer lugar, se produce en este punto de llegada marcado y
Los dos puntos (el mínimo de nudos de cortocircuito del discurso) son fácilmente reconocibles. Son en β’, el objeto,
en el sentido del objeto metonímico. Y en β, el Yo (Je) indica en el propio discurso el lugar de quien habla.
- a: Es el gran otro
- B: es el yo (je)
- B’: es el objeto metonímico
El yo mua es primitivo, no sabe hablar. Esta entre J’ y B.
- J’: es el sujeto primitivo a
constituirse Cuando el yo je, que es el que ya sabe hablar, necesita de algo, se dirige al
- Y: es el mensaje Otro. Este Otro, es el tesoro de los significantes y pone en palabras lo que
el yo (je) le pide para emitir un mensaje.
Lo que el yo (je) pide, esta relacionado con su deseo, es decir B’

b) Cap. 5: el poco sentido y el paso de sentido. Lacan


PARTE 2: la demanda es lo que, de una necesidad, por medio del significante dirigido al Otro, pasa.
La demanda es de por sí tan relativa al Otro, que el Otro se encuentra enseguida en posición de acusar al sujeto, de
rechazarlo, mientras que cuando se invoca la necesidad, asume esta necesidad, la homologa, la atrae hacia él, ya
empieza a reconocerla, lo cual es una satisfacción esencial. El mecanismo de la demanda hace que el Otro, por
naturaleza, se oponga a él, incluso se podría decir que por naturaleza la demanda exige, para sostenerse como
demanda, que alguien se le oponga. Es decir, la demanda es rechaza porque si se satisface, deja de ser demanda. Se
rechaza porque el Otro no entiende a la perfección mi demanda.
Equipara necesidad (del orden de lo biológico, existen objetos para satisfacer una necesidad, y necesita ser
remodelada), naturaleza y demanda (se dirige a otro).
Ej.: el grito del bebe: la mama conoce el llanto y reconoce sus necesidades; en el encuentro con el gran otro sanciona
el grito, lo interpreta, le da palabra.
Remodela la necesidad (biológica y orgánica) y la convierte en demanda.
El sistema de las necesidades se introduce en la dimensión del lenguaje para ser remodelado, pero también para
volcarse hasta el infinito en el complejo significante, y por eso la demanda es esencialmente algo que por su naturaleza
se plantea como potencialmente exorbitante.
La necesidad se desarrolla en 2 planos: el de la intención y el del significante. El significante progresa al mismo tiempo
que la intención hasta que ambos alcanzan estas intersecciones.
Al añadir el significante se le aporta un mínimo de transformación que hace que lo significado sea algo más allá de la
necesidad bruta, resulta remodelado por el uso del significante. En consecuencia, desde este comienzo, lo que entra
en la creación del significado no es pura y simple traducción de la necesidad sino recuperación, reasunción,
remodelado de la necesidad, creación de un deseo distinto de la necesidad. Es la necesidad más el significante.
Existe un objeto dentro del campo de la realidad para satisfacer una demanda.
El deseo se define por una separación esencial con respecto a todo lo que corresponde pura y simplemente a la
dirección imaginaria de la necesidad ––necesidad que la demanda introduce en un orden distinto, el orden simbólico.
El deseo es lo que queda de la imposibilidad de la satisfacción de la demanda. Este deseo siempre insiste.
PARTE 3: la demanda se sitúa así en el plano de una comunidad de registro y de lenguaje, y lleva a cabo una entrega
total de sí, de todas las necesidades propias, a otro de quien se toma prestado el propio material significante de la
demanda, que adquiere un acento distinto.
Lo que ocurre en la cadena de significantes de acuerdo a estos 3 tiempos: algo moviliza
todo el aparato y llega en primer lugar a M. Luego se refleja, en un segundo tiempo, a la
llamada al Otro (el objeto metonímico). Al reflejarse, en el tercer tiempo, se dirige al
mensaje.
1: La intención, es la necesidad que se emite a Otro. Este Otro formula la demanda
2: La demanda pasa como mensaje
3: Es en el mensaje donde se capta el objeto metonímico, este es el objeto de deseo
El poco sentido hace referencia a que se debe permitir que no haya nada que se extienda.
Desde el poco sentido podemos captar algo de sentido.
El paso de sentido es lo que se realiza en la metáfora. Es la intención del sujeto, su necesidad, lo que más allá del uso
metonímico. Tomar un elemento de donde está y sustituirlo por otro, diría incluso otro cualquiera, introduce aquel
más allá de la necesidad con respecto a todo deseo formulado, que está siempre en el origen de la metáfora.
La demanda inaugura el deseo: es una falta (se desea algo porque no se lo tiene), es un efecto, un producto, un resto
del encuentro entre necesidad y demanda. El deseo no se satisface por completo, siempre se desea algo más.

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