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El 8 de Julio de 1953, Lacan pronuncia una conferencia con motivo de fundación de la Sociedad
Francesa de Psicoanálisis que llamó: Lo simbólico, lo Imaginario y lo Real. Presentados como tres
registros esenciales de la realidad humana, triple nominación que permanecerá a lo largo de la
realidad humana.
A lo que precede al 53’ Lacan lo consideró sus antecedentes a su entrada al psicoanálisis. En
este período que comprende del 32’ al 53’ Lacan desarrolla su primera teoría psicoanalítica
basada, esencialmente, en la imagen, hace de lo imaginario la dimensión propia de la experiencia
analítica, la primacía de la imagen.
En 1936, en un congreso, Lacan plantea la fase del espejo como formadora de la función del yo a
partir de la identificación con la imagen del semejante. Explica que el hombre nace con una pre
maturación fisiológica que le impide tener una imagen acabada de sí. Al reconocerse en la imagen
de un semejante en el espejo logra la completud de la forma de una manera anticipada con
respecto a la madurez fisiológica, con respecto a su propio logro. Si bien reconoce la imagen como
suya, ésta sigue siendo al mismo tiempo la imagen del otro, l que da lugar a la agresividad, porque
está en su lugar siendo a la vez el mismo. A este movimiento sin fin de inclusión-exclusión entre el
yo y el otro, Lacan le dará el nombre de imaginario.
Con Función y campo… Lacan introduce la proposición: el inconsciente está estructurado como un
lenguaje que se agregada a los tres registros: simbólico, imaginario y real. La primacía recae sobre
el registro de lo simbólico por sobre lo imaginario
Entonces mientras que la relación imaginaria es de rivalidad mortal, un sin salida, Lacan ubica en
la función de la palabra una función pacificadora.
Que el inconsciente esté estructurado como un lenguaje no quiere decir que hay un lenguaje
inconsciente o que el inconsciente es un lenguaje, sino que las leyes que rigen el funcionamiento
del inconsciente son las mismas leyes que rigen el funcionamiento del lenguaje: metáfora y
metonimia.
El orden simbólico es un conjunto diacrítico de elementos discretos discontinuos, separados.
Que sea un conjunto diacrítico, quiere decir que los elementos adquieren valor respecto de los
otros, son elementos separados que no tiene sentido y forman una estructura articulada,
combinatoria y autónoma. Se trata de una estructura hecha sin sentido, ningún elemento tiene
sentido por si mismo, sino que sólo lo adquiere en relación a los otros elementos.
Otra manera de decir esto, es que seguro que ustedes escucharon, es que el significante no se
significa a sí mismo, así tampoco es idéntico a sí mismo, toma sentido en su relación con otro
significante. Produciendo una modificación del algoritmo de Saussure- saca la elipse que indica la
indisolubilidad del signo lingüístico y as flechas de indican la correspondencia biunívoca e invierte
los términos, de manera tal que es el sinsentido del significante el que engendra el significado. El
significado no está dado de antemano sino que es a producir en la relación de un significante con
otro, en la cadena significante.
En lo simbólico, ubica también una vertiente de significación, de producción de sentido y otra de
sinsentido y el acento se va desplazando de la primera a la segunda.
Mostrará como lo simbólico es el término de la estructura que junto con el sujeto se diferencian
totalmente de la relación imaginaria entre el yo y el otro. Por eso introdujo la escritura A, Otro, que
se diferencia del otro que como semejante está comprometido en la relación imaginaria. El Otro no
es ninguna persona, es un lugar del que hablaremos detenidamente a lo largo del año.
¿Cómo podemos caracterizar al A?
1- es el Otro del lenguaje, el del discurso universal, o sea e de todo lo que ha sido proferido, dicho,
y puede ser pensado.
2- es el Otro de la verdad, el que respecto de todo diálogo ratifica la verdad dentro del discurso,
aun dando la vuelta por el engaño
3- es el Otro de la buena fe supuesta a partir del momento que se escucha alguien.
4- es el Otro cuyo discurso constituye el inconsciente.
Este Otro del discurso es, también, el Otro del deseo en la medida en que a nivel del discurso
del Otro es posible ubicar una falta en el Otro que lacan escribe: A
Si bien lo simbólico llega en estos años a su máximo desarrollo, comienza también a desplegarse
la cuestión de lo real.
Con el seminario VII (59-60), comienza a producirse un giro a lo real en la enseñanza de Lacan
que se plantea a partir de haber ubicado el límite de lo simbólico, es decir, la falta en el Otro. Ya no
se trata sólo de lo simbólico y de lo imaginario, sino de lo que se presenta como límite en la
práctica del psicoanálisis: lo real..
Lacan va a diferenciar, ene l seminario IX La identificación, dos tipos de identificación:
1- al significante, al rasgo unario, que va a estar en juego en la operación de alienación y va a dar
lugar a la constitución del ideal del yo
2- la identificación al objeto a que es la que hace a la posición del sujeto en el fantasma
El objeto a ya es causa de deseo, causa real que divide al sujeto. Fíjense qué interesante, ya
puede leerse en este Seminario que no es lo simbólico lo que divide al sujeto sino lo real.
Lo fundamental es cómo se anudan los tres registros y como se puede mostrar esa presentación
topológicamente. Con el anudamiento de tres, Lacan plantea la equivalencia de los registros, cada
uno de ellos es necesario para que los otros dos se mantengan anudados. Son tres que hacen un.
De los accidentes o rupturas en el anudamiento surge una nueva clínica, una nueva manera de
pensar la clínica que tiene como fundamento la idea de forclusión (para Lacan hay un tiempo para
que la ley paterna se inscriba) generalizada.
Estos tres registros son una imposición violenta a la obra de Freud. Lo llama su trilogía para pescar
a Freud. Están a lo largo de toda su obra, y podemos trabajar sobre ellos sin agotarlos.
Período pre analítico (1932-1953) su desarrollo está basado en la imagen. Lo define como su inicio
como psicoanalista.
En los primeros años de la formulación de estos registros, se produce una preponderancia de uno
sobre los otros.
IMAGINARIO.
El estadio de espejo como formador de la función del yo. Estamos en lo que el propio lacan
llamara sus antecedentes respecto al psicoanálisis. Momento propiamente psicológico de la
teorización de Lacan.
Subrayamos el valor formativo y estructurante que tiene lo imaginario. Este estadio pone al
descubierto la estructura en espejo del yo. Lo especular que fue pensado durante mucho tiempo
como sinónimo de imaginario.
Del otro lado del espejo nos encontramos con el cuerpo desmembrado del niño. Entre 6 y 18
meses se produce el reconocimiento de su propia imagen reflejada. Este reflejo produce un efecto
de unificación, que viene desde el exterior. Esto produce un “efecto ortopédico”. Anticipación,
júbilo, identificación: goce narcisista, efecto en el niño de la identificación son las consecuencias
de este encuentro.
Lo especular.
El yo que aparece alojarse en algún lugar dentro de nuestro cuerpo será para Lacan, producido por
la identificación alienante a una imagen que esta fuera.
Lo imaginario en “estadio del espejo”, toma el reconocimiento de la imagen como el punto más
importante. Esta forma sitúa al yo, en una línea de ficción irreductible.
Este aspecto donde la anticipación tiene fuerza de producción, deja de ser dominante en la
concepción de lo imaginario, cuando lo articula con lo simbólico. Allí surge una concepción de
imaginario secundario dependiente y subordinado al orden simbólico.
Es a partir de esta imagen que aparece como un “otro” en el espejo que se produce la asunción del
cuerpo propio.
¿Por qué el espacio anterior al espejo está fragmentado?
El cuerpo, como totalidad y como propio no se forma a partir de una percepción interna del
organismo, si no a partir de la aceptación de esa imagen exterior y ajena como imagen propia, que
unifica y totaliza.
Este cuerpo que parece entero esta agujereado por los bordes que constituyen las zonas erógenas.
Estos cortes reales en el imaginario del cuerpo son los que producen placer y displacer. Marcan
lugares internos y externos.
Lo simbólico.
Desde 1953, al 63 Lacan lee en su seminario los conceptos de Freud renovando la interpretación
desde esta acentuación de la “estructura simbólica”.
Estructuralismo.
Para lacan el orden simbólico es lo concebido como ese orden inconsciente que regula la vida de
los sujetos y las comunidades sin que ellos sepan cómo.
Así Lacan va a poder volver a pensar el Edipo desde esta nueva lógica: la estructura simbólica. El
Edipo pasa a ser una estructura que está en la cultura y no un problema de pasiones familiares.
Esto permite pensar una clínica diferente, donde la fobia a los caballos, como el caso Juanito, es el
recurso que el síntoma le ofrece para hacer del objeto caballo un significante que opere como “el
significante del nombre del padre”.
“el hombre esta desde antes de su nacimiento y más allá de su muerte insertado en la cadena
simbólica, la cual ha fundado el linaje antes de que en ella se aborde la historia, y eso desde antes
que las reglas le hayan sido transmitidas. Este orden de prioridades de comprenderá como un
orden lógico, es decir, siempre actual.”
La inscripción en este orden es el verdadero nacimiento del sujeto. Esta inscripción es la que da el
padre. Y lo coloca en un lugar que ya le estaba destinado por el sistema. Este orden es anterior a
“que se borde” la historia.
Lo simbólico es la trama, el tejido sobre el cual la historia hace sus bordados, la historia adquiere el
lugar de “la novela familiar del neurótico”.
Por otro lado no hay temporalidad en este orden. Es anterior al tiempo, es un orden sincrónico,
de estructura.
Dentro del campo de la palabra, lacan va a distinguir entre palabra plena y palabra vacía. Poniendo
dentro de la palabra plena el nacimiento de la verdades el habla. La palabra plena es portadora del
pacto simbólico que ordena los lugares: “tú eres mi mujer” es una palabra que apacigua.
Decir simbólico es decir lenguaje en tanto estructura, el lenguaje nos ofrece tres personas, tres
lugares, tres pronombre: yo- tu- el. Lo simbólico cuenta primero 3, no existe el 2 sin el 3.
Dentro del campo del lenguaje encuentra las figuras de la metonimia y de la metáfora, para pensar
los mecanismos de funcionamiento de in incc, que declarara: “estructurado como un lenguaje”.
Llegamos así al tema fundamental de lo simbólico que es el concepto de “sujeto dividido”, sujeto
del inconsciente.
El significante.
La primacía del significante respecto del significado es algo que había sido pensado por l Strauss,
lacan lo va a tomar y va a acentuar los efectos que tiene para el sujeto el hecho de que el
significante no puede significarse a sí mismo, que siempre requiere de otro significado para que
pueda significarse.
El significante hace cadena, y esta cualidad será fundamental tanto teórica como con
consecuencias clínicas. El estudio de esa cadena, los modos de enlace y separación permiten
deducir a lacan a lo largo de su enseñanza importante descubrimientos: el lugar del sujeto, del
objeto o anomalías como la “holofrase”.
LO REAL
Lo real es el más problemático de los registros, ya que en sentido estricto no se trata precisamente
de un registro o de un orden en el sentido que lo entendemos habitualmente. Presenta una
profunda diferencia respecto de los otros dos.
Eso que no se puede representar y lo que no se puede decir en torno al trauma, si es mirado desde
el encuentro traumático.
Lo real no es la realidad.
A nivel de lo simbólico lo real aparece como el agujero o límite de saber. Es el ombligo del sueño
en Freud, limite que conecta con lo imposible de saber, conocer. Señala la falta que produce el
significante y que tiene el propio universo simbólico en tanto no cierra ya que el significante no se
significa a si mismo. Siempre requiere de otro y otro y otro significante para significar.
Lo real es lo que se localiza en el espacio y en el tiempo (actualidad) sin ser la “realidad”, ya que
ella se construye con el lenguaje. Y es el lenguaje el que da lugares para el espacio y el tiempo. Lo
ordena y genera una manera de percibirlos atraparlos, y en lo fallido se constata que lo real
escapa.
Desde el anillo imaginario, lo real emerge con la pulsión agujereando cuerpo, y apoyándose en los
bordes reales de cuerpo. Lo real emerge en ese goce imposible de decir porque, precisamente,
ocurre en el cuerpo y las palabras no lo apresan.
Este real pulsional es lo que se puede producir en el final de un análisis, después de un largo
recorrido, se denomina el atravesamiento del fantasma. O también el atravesamiento de las
identificaciones. Momento complejo para pensar, ya que tiene que ver con un límite de lo
simbólico. Con un imposible.
Es lo imposible de simbolizar, mediatizar decir o escribir que está en el núcleo del proceso
primario. Es un límite. Es irreductible y permanece por definición impensado.
En lo real no falta nada, no es que lo real este completo, sino que eso que en lo simbólico es una
falta, en lo real es un agujero. Y el agujero, el verdadero agujero, no puede decirse, ni imaginarse,
no puede representarse. Si lo pudiéramos representar ya no sería un agujero.
El psicoanálisis será una ciencia de lo real, en tanto se ocupa de aquello que falla, de eso que no
está, donde se lo espera. Ocupándose de lo que no anda, de lo que cojea.
Ante lo real, el sujeto se desarma, revela su estructura de ficción. Esta ficción que es el sujeto
(ficción que se construye con las identificaciones imaginarias y simbólicas) se funda alrededor de la
represión de ese agujero. De esa falta. De esa carencia. Lo real es el agujero que tratado por lo
simbólico se transforma en la falta que hay que ocultar.
Lo real emerge por fuera de la cadena significante, como un significante que no se dirige a Otro, a
un S2, es un significante en lo real.
Lo real pertenece al orden de lo singular: en el cada cosa es lo que es, lo real corresponde, al
mismo tiempo, al horror de la carne desnuda.
Pensar el Edipo en tiempo no nos debe hacer creer que hemos vuelto a la “evolución” sino que
estaos hablando de momentos, que se despliegan como momentos de algo que se encuentra
estructurando las relaciones fantasmáticas de los sujetos con sus objetos de amor y deseo.
Tiempos lógicos y no solamente cronológicos.
D
1er TIEMPO. “CÉLULA NARCISISTICA” M
x
La madre en este tiempo es la madre simbólica, en tanto ella con su presencia y ausencia permite
regular y producir el “fortda” de la primera simbolización. También es simbólica en tanto es el Otro
de la primera llamada del niño, aquél que transforma la necesidad en demanda.
3er TIEMPO. NP . DM NP A
DM X FALO
Pasamos del padre que prohíbe el deseo al que lo habilita, al que une ley y deseo. En este tiempo
se produce la declinación del complejo de Edipo, el padre ya no aparece como siendo el falo, sino
como el que lo tiene. Se produce un pasaje del “ser” al “tener”. Nadie es el falo, pero puede haber
quien lo tenga, tenerlo no es sólo tener el pene, sino tener aquello que hace deseable a alguien,
poder, prestigio, belleza.
Pasamos del padre que priva del segundo tiempo al padre que da, en la medida en que puede
probar su potencia. Pasamos de un padre privador en el segundo tiempo a un padre donador en el
tercero.
En este punto se produce una identificación con el Ideal del yo, identificación con el padre que lo
tiene, no que lo es. Identificación como forma final del Edipo, promesa, títulos en el bolsillo que se
lleva el niño al renunciar a ser el falo
NP . DM NP A -- A
DM X
La lingüística constituye el suelo del desarrollo Lacaniano. Toma al famoso lingüista Saussure.
El signo lingüístico une concepto e imagen a custica.es una entidad psíquica de dos caras,
constituida por dos elementos que están unidos y se reclaman recíprocamente.
Inmutabilidad: con relación a la idea que representa, aparece el significante como elegido
libremente. Pero, con relación a la comunidad lingüística que lo emplea, no es libre, el impuesto. El
signo lingüístico esta fuera del alcance de nuestra voluntad. Como diríamos desde el psicoanálisis,
“somos víctimas del lenguaje”.
Como dice Saussure:” el único objeto real de la lingüística es la vida normal y regular de una
lengua ya constituida”.
Mutabilidad: la lengua se transforma sin que los sujetos hablantes puedan transformarla. ¿Quién
puede cambiarla? El tiempo, que asegura la continuidad de la lengua, es el que puede alterar los
signos lingüísticos.
Partimos de 3 principios.
La lengua constituye un sistema donde todos los términos son solidarios, y el valor de cada uno
resulta de la presencia simultánea de los otros.
Su valor va a estar dado por las otras palabras que se le puedan oponer.
La palabra forma parte de un Sistema. Adquiere una significación. Y adquiere, sobre todo, su valor.
Los conceptos se definen negativamente por sus relaciones con los otros términos del sistema, es
decir, “ser lo que los otros no son”. Esto es muy interesante, ya que cuando hablamos de lo
Simbólico, vamos a ver que opera por oposición y sustitución. “arbitrario” y “diferencial” son dos
cualidades correlativas.
Metáfora y metonimia.
La metáfora opera por sustitución. La metonimia funciona por contigüidad. Y los fenómenos de
sustitución y contigüidad los podemos ver en la construcción de una oración. Los elementos de
una oración cobran valor solo en relación a otros elementos de la misma oración y, a la vez, van
resinificando a la oración misma a medida que van haciendo su aparición. Al mismo tiempo, cada
palabra de la oración siempre está en el lugar de otro, siempre se podría haber dicho algo de otra
manera, utilizando una palabra en lugar de otra, sustituyendo un término por otro.
Cuando hablamos de condensación, podemos decir que se trata de una metáfora fallida. Vemos
en la literatura el fenómeno al que llamamos metáfora lograda.
En términos de Lacan, vamos a definir la metáfora como la sustitución de un significante por otro
significante. Lacan deja de lado la concepción del signo lingüístico, y va a plantear la relación
discursiva entre los significantes. Primero rompe la elipsis, luego le da mayor prevalencia al
significante sobre el significado, hasta que el significado pierde lugar en esta relación, y va a
establecer lo que llamamos cadena significante. Y la significación se va a producir entre los
significantes, en el espacio, en la hiancia, que existe entre los significantes. Podemos decir que
entre los significantes se produce el sujeto, el sujeto no es algo que viene dado, el sujeto es a
construirse.
STE STE
Podemos decir entonces que “un significante no se significa a sí mismo”. Que es lo mismo que
decir que a no es igual a a.
Podemos decir que el significante por lo menos es siempre 2. No hay significante que no implique,
por lo menos, 2. Y el sentido no está en el texto mismo, hay una relación entre el texto y otra cosa,
otro lugar. El significante cobra sentido en relación a una cadena, y depende en que cadena se lo
coloque variara su sentido.
Vamos a ver que siempre hay 2 cadenas significantes en juego, pero necesitamos de al menos un
elemento que abroche ambas cadenas.
Como dice Lacan: “el lenguaje tiene su máximo de eficacia cuando se llega a decir algo diciendo
otra cosa”.
LA TRANSFERENCIA.
La transferencia estructura todas las relaciones entorno al analista. Junto con el inconsciente
son los dos pilares del psicoaná lisis. Permite la emergencia del inconsciente en un lugar
acotado, explorado y por lo mismo será lo que posibilita que la intervenció n analítica tenga
eficacia.
También es aquello que permite la lectura, en tanto le suponemos un saber a los textos es
que vamos a darles sentido.
Esa transferencia que habilita la toma de una palabra que es siempre ajena y siempre
nuestra.
Como bien se ve, es un fenó meno producto de la relació n analítica pero esta no lo crea en su
totalidad, ya que se da en otras relaciones. El analista será en todo caso “su modelo
experimental”.
La transferencia es eso que Lacan llamará “el motor de la cura y el principio de su poder”
Presencia: apertura y cierre del inconsciente
La presencia del analista es una manifestació n del inconsciente. Cuando el analista como
sujeto se hace presente se produce el cierre del inconsciente.
Esquema de la nasa.
El “a” está en el lugar del obturador. Por el agujero salen los significantes. Cuando el objeto
aparece en el agujero ya no sale nada se tapa. Se cierre. Decimos entonces que el inconsciente
se abre y surge la repetició n cuando se cierre alrededor de la presencia del analista que en
ese acto es tomado como objeto, alrededor del cual se produce el cierre o el que viene a ser de
tapó n de la apertura.
Allí el analista pasa a ocupar el lugar de “a”, objeto fantasmá tico, que vela el vacío del “a” real
objeto causa.
Este lugar donde es puesto requiere de su abstinencia y de su deseo para poder permitir y
propiciar el atravesamiento del fantasma con la caída de ese objeto. Abstinencia de goce del
lado del analista y puesta en juego del analista como operador.
El origen del sujeto está en la pérdida de ser la causa del deseo del OTRO, de ser el objeto
causa.
El significante de la transferencia.
Significante que hay que producir en transferencia, S1, significante amo, que es una marca de goce y
que por aparecer bajo los efectos de la repetició n se puede aislar en un aná lisis.
Ese significante le será dedicado hay analista, y produce una pérdida de goce. Al analista se le da una
dedicació n de goce. Este goce es marca del encuentro con lo real alrededor del cual se desencadena los
síntomas. Es el significante que señ ala un punto traumá tico.
PODER DE LA TRANSFERENCIA
No hacer uso del poder de la transferencia nos da, implica la posibilidad que todas las mascaras del
objeto caigan. En “consejos al médico” Freud nos indica que el psicoaná lisis propiamente dicho
comienza con el abandono de la sugestió n y de la hipnosis. Abandono de las posiciones que producen
un sometimiento sin recursos de la figura del terapeuta.
Esto implica tener clara la diferencia entre soportar la suposició n de saber y encarnar el saber.
La abstinencia del analista la llama Lacan “no actuar” del analista, dado que es el sujeto a quien le
corresponde encontrar su medida.
Esta abstinencia es pensada por Freud como no poner en juego los afectos ni la compasió n de analista,
sin tampoco identificarse con el lugar del sabe
TRANSFERENCIA
(Fedro)
¿Nunca no les ha sobrecogido pensar en cierto momento que, en aquello que le dieron a
quienes le son más cercanos algo falto? ¿Y no solo algo que faltó, sino algo por lo que a los
susodichos a los más allegados, los dejaron escapar irremediablemente? ¿Y qué es eso?
Y aquel otro del que tema nos habéis ocupado, ¿Será por haber hecho de él como dicen,
tan solo nuestro objeto?
¿Cuál es nuestra relación con el ser de nuestro paciente? Sabemos bien, de todas formas,
que de eso se trata en el análisis. Nuestro acceso a aquel ser, ¿Es o no el del amor?
Trato de abordar el problema de la relación del analizado con el analista-que se
manifiesta mediante ese fenómeno de transferencia tan curioso- de la manera que se ciña
a él lo más posible y eluda lo menos posible de sus formas. Lo mejor que podemos hacer
es partir de una interrogación acerca de aquello que el fenómeno de la transferencia imita
supuestamente al máximo, hasta confundirse con él- el amor.
El que viene a vernos por el principio de la suposición de que no sabe de lo que tiene- ahí
se encuentra ya toda la implicación del inconsciente, del él no sabe fundamental.
¿Qué nos dice Freud?- sino que a fin de cuentas lo que encontrará al final quien sigue
este camino no es esencialmente, sino una falta.
El doble registro entre el principio, el punto de partida inicial de la experiencia, y su
término, no se me escapa que su primer aspecto puede parecer decepcionante.
Para quien quiera que oiga hablar de él por primera vez todo esto, solo puede ser
escuchado como un enigma. Yo no se lo presento en absoluto como tal, sino como la
reunión de los términos en los que se inscribe nuestra acción. Ese también para esclarecer
enseguida, el plan general que seguirá nuestra progresión. Después de todo no se trata
sino de captar de inmediato que tiene de análogo este desarrollo y estos términos con la
situación de partida fundamental del amor. Ésta aun siendo evidente no ha sido situado
en los términos que yo les propongo articularla, esto dos términos de los que partimos el
erastes, el amante o incluso el eleron , el cariñosos, erómenos el que es amado.
¿Acaso no es fácil situar todo desde el punto de partida? No hay motivo para jugar al
escondite. Podemos verlo enseguida en una asamblea como esta-lo que caracteriza al
erastés, al amante, para todos aquello que él se acerca ¿no es esencialmente lo que le
falta? Nosotros podemos añadir enseguida que no sabe lo que le falta, con este acento
particular de la nesciencia que es el del inconsciente.
Y por otra parte, el erómenos, el objeto amado ¿no ha sido sido situado siempre como el
que no sabe lo que tiene, lo que tiene escondido y que constituye su atractivo? Lo que
tiene, ¿No es aquello que, en la relación de amor es llamado no solamente a revelarse
sino a devenir mientras que hasta entonces solo era posible? En suma, digámoslo con el
acento analítico, o incluso sin este acento, el amado no sabe, el tampoco. Pero se trata de
otra cosa- no sabe lo que tiene.
Entre estos dos términos que constituyen, en su esencia, el amante y el amado, observen
ustedes que no hay ninguna coincidencia. Lo que le falta a uno no es lo que está,
escondido, en el otro.
El amor como significante porque para nosotros es un significante y nada más, el amor es
una metáfora, si es que la metáfora, hemos aprendido a articularla como sustitución.
La significación del amor, se produce en la medida en la que la función del erastés, del
amante, como sujeto de la falta, se sustituye a la función del eromenós, el objeto
amado- ocupa su lugar.
Sócrates tiene 53 años, Alcibíades, todavía apuesto al parecer, tiene 36 y el propio
Agaton, en cuya causa están reunidos, tiene 30-acaba de ganar el premio del concurso de
tragedia y, esto es lo que nos permite fecha r exactamente El Banquete.
Nuestro Fredo nos introduce el amor diciéndonos que es un gran dios. Y no se limita a
esto, si no que se refiere a dos teólogos, Hesiodo y Parmenides.
Hasta el final, la cuestión será saber si el amor es o no un dios, y al final se habrá obtenido,
al menos el progreso de saber con certeza que no es.
Para fredro, hablar de amor es, en suma, hablar de teología. Es muy importante darse
cuenta de que su discurso empieza por una introducción de esta clase, porque para
mucha gente todavía, y precisamente dentro de la tradición cristiana, hablar de amo es
hablar de teología.
Pero este discurso no se limita a eso. Prosigue con una ilustración de esas palabras. El
modo de ilustración del que se trata es también muy interesante.
Nos hablará de ese amor divino, y en concreto, de sus efectos.
El amor es un vínculo contra el cual todo esfuerzo humano acabaría quebrándose. Un
ejército hecho de amados y amantes sería un ejército invencible, porque tanto el amado
por el amante, como el amante por el amado, son eminentemente susceptibles de
representar la más alta autoridad moral, aquella ante la que no se puede ceder, aquella
ante la que uno no puede deshonrarse.
No carece de interés ver surgir en este punto la imagen de ALCESTES en la referencia de
EURIPIDES, ilustrando una vez más lo que les plantee el año pasado, como aquello que
delimita la zona de la tragedia, o sea, entre dos – muertes. Resumo. En el rey admeto, es
un hombre feliz, pero de pronto la muerte le da un aviso. Alcestes, encarnación de amor,
es la única que ocupa su lugar para satisfacer la demanda de la muerte.
Así, nos proponen a alcestes como ejemplo. En efecto, al de alcestes le siguen dos
ejemplos, los de dos que, según dice el orador, también se adentraron en el campo del
entre-dos- muertes.
El primero, Orfeo, consiguió descender a los infiernos para ir en busca de su mujer
Euridice. Subió de allí con las manos vacías, por una falta que cometió, la de volverse
antes del momento permitido.
Lo que hizo Orfeo no gusto nada a los dioses. Los dioses no le mostraron a una verdadera
mujer, sino un fantasma de mujer.
Alcestes suplanta aquí verdaderamente, en la muerte, a este ser del otro, según Fedro. La
sustitución, la metáfora, de la que les hablaba hace un momento se encuentra aquí
realizada en sentido literal. Alcestes se pone de forma autentica en el lugar de admeto.
Aquiles es distinto. Él es aquel que me seguirá. Sigue a Patroclo a la muerte. De lo que se
trata es de matar a Héctor, tan solo para vengar la muerte de Patroclo. Si no matas a
Héctor, le dice madre tetis, volverás a tu casa muy tranquilo, y tendrás una vejez feliz, te
quedaras tan ricamente. Si lo matas, tu suerte está echada, lo que te espera es la muerte.
Tal elección es considerada por si misma tan decisiva como el sacrificio de alcestes. La
lección de la Moira, del destino, tiene el mismo valor que la sustitución de un ser por otro
ser.
No vayan a pensar en absoluto que Patroclo, como se solía creer, fuese el amado. De un
examen atento de las características de los personajes, resulta que solo podría serlo
Aquiles, mucho más joven e imberbe. Patroclo por su parte, tenía unos 10 años más, el
amante es él.
Lo que los dioses encuentran sublime, es que el amado se comporte como se esperaría
que se comportara el amante. En este punto el ejemplo de alcestes se opone
estrictamente al ejemplo de Aquiles.
Fedro opone expresamente a Aquiles a alcestes e inclina hacia Aquiles la balanza del
premio de amor que los dioses tienen que otorgar, ello significa por lo tanto, que por su
parte, alcestes estaba en la posición del eratés, el amante. Si el sacrificio de Aquiles es
mucho más admirable es porque él se encuentra en la posición del amado.
Su aparición sensacional, la más notable, coronada por los dioses, quienes le conceden a
Aquiles un lugar muy especial en los dominios de los bienaventurados, consiste muy
precisamente en que aquí un amado se comporta como un amante.
Lacan habla de estas historias de amor porque lo que va a comparar a esto con el análisis:
1. Momento : demanda el análisis
Analista ermenos
2. Momentos: analista le devuelve el saber al paciente
Se invierten las posiciones
Analista erastés
Paciente eromenos
3. Momento: momento en el que ha transcurrido el análisis, el sujeto se encuentra con algo
un saber acerca de lo que no se tiene.
Amado que se comporta como un amante.
Hay una posición que sustituye a otra posición:
Erastesluegoeromenostermina como un amado que se comporta como un amante
El que no
Erastés Eromenos No sabe lo que
Tiene
tiene
Objeto que
Tiene cierto brillo
Abordar las bases de psicoanálisis supone que introduzcamos cierta coherencia entre los
conceptos principales que lo fundan. Esta coherencia asoma ya en mi manera de abordar el
concepto de inconsciente. La propia presencia del analista es una manifestación del inconsciente.
El inconsciente es la suma de los efectos de la palabra sobre un sujeto, en el nivel en que el sujeto
se constituye por los efectos del significante. Con el término sujeto no designamos al sustrato
viviente necesario para el fenómeno subjetivo, ni ninguna especie de sustancia, ni ningún ser del
conocimiento en su patía, segunda o primitiva, ni siquiera el, logos encarnado en alguna parte, si
no el sujeto cartesiano, que aparece en el momento en que la duda se reconoce como certeza –
sólo que, con nuestra manera de abordarlo, los fundamentos de este sujeto se revelan mucho más
amplios y, por consiguiente, mucho más sumisos, en cuanto a la certeza que yerra.
(DEFINICIÓN DEL INCONSCIENTE PARA LACÁN: EFECTOS DE LA PALABRA SOBRE
EL SUJETO)
La diferencia que asegura al campo de Freud su más segura subsistencia es la de ser un campo
que, por su propia índole, se pierde. En este punto la presencia del psicoanalista es irreductible,
por ser testigo de esa pérdida.
A ese nivel, no hay nada más que sacar de él, porque es una pérdida sin compensación, sin
ningún saldo a su favor. La pérdida se produce necesariamente en una zona oscura.
(PÉRDIDA: CUANDO EL SUJETO LLEGA AL FINAL DEL ANÁLISIS Y SE ANGUSTIA)
A esta posición primaria del inconsciente que se articula como constituido por la indeterminación
del sujeto, nos brinda acceso, de manera enigmática, la transferencia. El sujeto busca su certeza.
Y la certeza del propio analista en lo concerniente al inconsciente no puede ser extraída del
concepto de transferencia.
Lo que no puede ser rememorado se repite en la conducta. Esta conducta, para revelar lo que
repite, se ofrece a la reconstrucción del analista.
Podemos llegar a creer que la opacidad del trauma es en ese momento explícitamente considerada
como responsable del límite de la rememoración. Y después de todo, podríamos sentirnos
cómodos en nuestra propia teorización, si reconocemos que este es un momento muy
significativo, el de la transmisión de poderes del sujeto al Otro, que llamamos el gran Otro, el
lugar de la palabra, virtualmente, el lugar de la verdad.
¿Es este el punto de aparición del concepto transferencia?
Así parece, y muchas veces se dejan las cosas tal cual. Pero miremos el asunto más
detenidamente. Ese momento, el Freud, no es simplemente el momento límite que corresponde a
lo que designé como el momento del cierre del inconsciente, pulsación temporal que lo hace
desaparecer en cierto punto de su enunciado. Freud, cuando introduce la función de la
transferencia, se esmera en señalar ese momento como causa de lo que llamamos transferencia. El
Otro, latente o no, está presente, desde antes, en la revelación subjetiva. Ya está presenta cuando
ha empezado a asomar algo en el inconsciente.
La interpretación del analista recubre simplemente el hecho de que ya el inconsciente en sus
formaciones procede mediante la interpretación. El Otro, gran Otro, ya está presente cada vez que
en inconsciente se abre, por más fugaz que sea esa apertura.
Lo que Freud nos indica, desde un principio, es que la transferencia es esencialmente resistente.
La transferencia es el medio por el cual se interrumpe la comunicación del inconsciente, por el
que el inconsciente se vuelve a cerrar. Lejos de ser el momento de transmisión de poderes al
inconsciente, la transferencia al contrario, es su cierre.
El inconsciente es el discurso del Otro. Pero el discurso del otro que hay que realizar, el del
inconsciente, no está detrás del cierre, está afuera. Es quien pide, por boca del analista, que
vuelvan a abrir los postigos.
Aquí se revela la crisis conceptual permanente que existe en el análisis, respecto a cómo conviene
concebir la función de la transferencia.
La contradicción de su función, que hace que se la vea como el punto de impacto del alcance
interpretativo en la medida misma en que, con respecto al inconsciente, es momento de cierre,
exige que la tratemos como lo que es, a saber, un nudo.
En un análisis no solo intervenimos en tanto interpretamos el sueño del sujeto, sino como ya
estamos, a título de analistas, en la vida del sujeto, ya estamos en su sueño.
iS- imaginar el símbolo , poner el discurso simbólico bajo forma figurativa, o sea el sueño
sI- simbolizar la imagen hacer interpretación de un sueño.
Esto es lo que tratamos de hacer: tomar le conjunto del sueño y la interpretación que de él
realiza Freud, y ver que significa esto en el orden de lo simbólico y en el orden de lo imaginario
Tenemos la suerte de que este famosos sueño, que como de sobra comprobarán manejamos con
el mayor respeto, no está, puesto que se trata de un sueño, en tiempo. El sueño no está en el
tiempo.
Hay que partir del texto, y partir de él como de un texto sagrado.
En cuanto Freud entra en el diálogo, el campo visual se contrae. Lleva a Irma aparte y comienza a
hacerle reproche, a increparla: es culpa tuya, si me escucharas todo iría mejor. Inversamente,
Irma le dice: no sabés como me duele, aquí y aquí, y allí, la garganta, el vientre, el estómago.
Freud queda entonces muy impresionado y comienza a manifestar cierta inquietud. La lleva
hacia la ventana y le hace abrir la boca.
Todo esto sucede pues, sobre un fondo de discusión y resistencia, resistencia no sólo a lo que
Freud propone sino frente al exámen.
Las asociaciones de Freud giran alrededor de esta resistencia, y ponen de relieve que Irma está
lejos de ser la única en juego, aunque sólo ella aparezca en el sueño. Entre las personas que están
hay dos en particular que no por ser simétricas dejan de ser bastante problemáticas: la mujer del
propio Freud que en ese momento está en cinta y otra forma.
Conocemos el importantísimo papel que desempeñó en la vida Freud su mujer. Lo unía a ella un
apego, no sólo familiar, sino también familiar, altamente idealizado. No obstante, determinados
matices indican que su mujer no dejo de producirle, en determinado planos instintivos, ciertas
decepción. En cuanto a la enferma, se trata por así decir, de la enferma ideal: no es paciente de
Freud, es muy bonita, y sin duda mas inteligente que Irma, cuya capacidad de comprensión mas
bien se tiende a desmerecer. También posee el atractivo de no demandar el auxilio de Freud, lo
cual permite a este anhelar alguna vez pueda serlo; sin embargo, no guardamos muchas
esperanza. En suma, es en un abanico que va desde el interés profesional de la mas pura
orientación, hasta alcanzar todas las formas del espejismo imaginario, como se presenta aquí la
mujer y como se sitúa en este sueño la relación de Irma. En el sueño de Freud se muestra tal cual
es, y su ego está perfectamente a su nivel de su ego despierto. Como psicoterapeuta se refiere de
manera directa a los síntomas de Irma, seguramente algo modificado con respecto a lo que son en
realidad, pero ligeramente. La propia Irma está a penas distorsionada. Lo que muestra, lo
mostraría también si se efectuara un examen más cuidadoso en estado de vigilia. Si Freud
analizara sus comportamientos, sus respuestas, sus emociones, sus transferencias, de cada
momentos en el diálogo con Irma, vería igualmente que detrás de esta se haya su mujer, que es su
amiga íntima, y también la seductora joven que se encuentra a dos pasos y que sería mucho mejor
paciente que Irma.
En este primer nivel donde el diálogo permanece sometido a las condiciones de la relación real,
en cuanto ella misma se encuentra completamente impregnada de las condiciones imaginarias
que la limitan y que en este momento constituyen para Freud un obstáculo.
Lo que Freud ve al fondo de esos cornetes, encubiertos por una membrana blancuzca es un
espectáculo horroroso. Esta boca muestra todas las significaciones de equivalencia, todas las Especie de la
condensaciones que ustedes pueden imaginar. Todo se mezcla y se asocia en esa imagen, desde la imagen de lo
boca hasta el órgano sexual femenino, pasando por la nariz; muy poco tiempo antes o muy poco REAL
tiempo después Freud se hace operar por Fliess u otro, de los cornetes nasales. Es un
descubrimiento horrible: la carne que jamás se ve el fondo de las cosas.
Visión de angustia, identificación de angustia, última revelación del eres esto: eres esto, que es lo Revelación,
más lejano de ti lo mas informe. representante
de lo REAL
Freud busca
Erikson efectúa aquí una observación excelente, tengo que reconocerlo: normalmente, un sueño desentrañar el
que desemboca en algo así debe provocar el despertar. ¿Por qué no despierta Freud? Porque tiene
origen del
agallas
sueño, xq con
eso va a
avanzar en el
tratamiento de
la neurosis, x
eso no se
despierta
Aparecen las asociaciones que nos muestran la verdadera significació n del sueñ o.
Freud advierte que se le declara inocente de todo, y segú n el razonamiento del caldero
agujereado. Los tres son tan ridículos que ante semejantes má quinas de engendrar
absurdos cualquiera parecería un Dios. Estos personajes son tofos significativos, en
cuanto personajes de la identificació n en la que reside la formació n del ego.
El doctor M, responde a una funció n que resultó capital para Freud, la de su medio
hermano Philipp, de quien en otro contexto dije que era el personaje esencial para
entender el complejo edípico de Freud. Si Freud fue introducido al Edipo de una
manera tan decisiva para la historia de la humanidad, ello se debe, a todas las luces,
que su padre ya tenía dos hijos de un primer matrimonio, Emanuel y Philipp.
Tenemos pues aquí una tríada muy distinta de la precedente, pero que también está en el sueño.
La interpretación de Freud nos sirve para comprender su sentido. Pero, ¿Cuál es su papel en el
sueño? Esta tríada juega con la palabra, la palabra decisiva y judicativa; con la ley, con aquello que
atormenta a Freud bajo la forma: ¿Tengo razón o estoy equivocado? ¿Dónde está la verdad? ¿Cuál
es la solución del problema? ¿Dónde estoy situado?
Vimos la primera vez, acompañando al ego de Irma tres personajes femeninos.
Así llegamos a lo que está detrás del trío místico, digo místico porque ahora conocemos su
sentido. Las tres mujeres, las tres hermanas, los tres cofrecillos: Freud nos demostró
anteriormente sus sentidos. El último término es sencillamente la muerte.
La historia de la membrana diftérica está directamente enlazada a la amenaza, extremadamente
severa, que dos años antes había gravitado sobre la vida de una de sus hijas. Freud había vivido
está amenazada como un castigo a causa de la torpeza terapéutica por él cometida al accederse
en la dosis de un medicamento. Creyó ver en esto el precio pagado por su falta profesional.
En la segunda parte, los tres personajes juegan entre sí en el ridículo juego de devolverse la
pelota a propósito de estos interrogantes, fundamentales para Freud: ¿cuál es el sentido de la
neurosis? ¿Cuál es el sentido de la cura? ¿Cuál es la pertinencia de mi terapéutica de las neurosis?
Detrás de todo ello, este el Freud que sueña siendo un Freud que está buscando la clave del
sueño. Por eso la clave del sueño debe ser lo mismo que la clave de la neurosis y la clave de la
cura.
Saben que el culpable es Otto. Había aplicado una inyección. Hay un rastreo.. … propil…
propilena… a esto se le asocia la cómica anécdota del sumo de ananás obsequiado la víspera por
Otto a la familia. A destapar la botella, olió a aguardiente. Alguien dijo: démoslo a los criados, pero
Freud mas humano, observa con sensatez: eso no, también a ellos podría hacerles daño y ve
impresión en gruesos caracteres más allá del estrépito verbal como el mane , thecel, phares de la
biblia la fórmula de la trimetilamina.
IRMA
FEMENINA Esposa de Freud (que esta
embarazada)
Otra paciente
Otto
FREUD MASCULINA Leopoldo
Dr. M
CLAVE HaySueño
que interpretarla por sí sola no
Neurosis
nos dice nada.
Esto aclara todo: trimetilamina Cura
La fenomenología del sueño de la inyección de Irma nos ha hecho distinguir dos partes. La
primera desemboca en el surgimiento de la imagen terrorífica, angustiante, verdadera Algo que
cabeza de medusa; En la relación de algo hablando estrictamente, innombrable, en el aparece
como real,
fondo de esa garganta, de forma compleja insituable, que hace de ella tanto el objeto pero a lo
primitivo por excelencia, el abismo del órgano femenino del que sale toda vida, como el que no
pozo sin fondo de la boca, por lo que todo engullido; y también la imagen de la muerte en tenemos
acceso y se
la que todo acaba terminando, ya que en relación con la enfermedad de su hija, que pudo
revela a
ser mortal, está la muerte de la enferma perdida en una época contigua a la enfermedad través de la
de su hija, considerada por FREUD, como quien sabe que retaliación del destino por su imagen
negligencia profesional: una Matilde por otra. Hay pues aparición angustiante de una abrochado
por lo
imagen que resumen lo que podemos llamar revelación de lo real en lo que tiene de simbólico.
menos penetrable, de lo real de ninguna mediación posible, de lo real último, de lo objeto
esencial que ya no es un objeto sino algo ante lo cual todas las palabras se detienen y
todas las categorías fracasan, el objeto de angustia por excelencia.
Narcisismo
Cabe atribuir un sentido a la teoría de Freud que nos muestra el narcisismo estructurando
todas las relaciones del hombre con el mundo exterior.
La noción freudiana del narcisismo no aporta una categoría que nos permite comprender
que existe no obstante, una relación entre la estructuración del mundo animal y la del
mundo humano.
El principio de toda unidad, por él percibida en los objetos es la imagen de su cuerpo.
Ahora bien, solo percibe la unidad de esta imagen afuera, y en forma anticipada. A causa
de esta relación doble que tiene consigo mismo, será siempre entorno a la sombra errante
de su propio yo como se estructuraran todos los objetos de su mundo. Todos ellos
poseerán un a carácter fundamentalmente antropomórfico, digamos incluso hegomórfico.
La imagen misma del hombre le aporta una mediación siempre imaginaria, siempre
problemática y única lograda por completo. Ella se sostiene en una sucesión de
experiencia instantáneas, y esta experiencia o bien aliena al hombre así mismo, o bien
culmina en una destrucción, en una negación del objeto.
Imágenes diversificadas de su yo, que son otros tantos puntos de inserción, de
estabilización, de inercia. Así es como les enseño a a interpretar los sueño en los
controles: se trata de reconocer donde está el yo del sujeto.
El objeto siempre está más o menos estructurado como la imagen del cuerpo del sujeto. Por esto la
La relación humana con el mundo tiene algo de profunda, inicial, inauguralmente insistencia del
sujeto a recuperar
dañada. esos momentos
Esto lo que resulta de la teoría freudiana del narcisismo, en la medida que este marco donde está regido
introduce ese algo de sin salida que caracteriza a todas las relaciones, y en especial a la por el principio de
placer
relaciones libidinales del sujeto.
La entrada en función del sistema simbólico es su empleo más radical y más absoluto,
viene a abolir tan completamente la acción del individuo, que al mismo tiempo elimina su
relación trágica con el mundo. Equivalente, paradójico y absurdo de todo lo real es
racional.
Toda la relación imaginaria se produce en una especie de tu o yo, entre el sujeto y el
objeto. Es decir: si eres tu, yo no soy. Si soy yo eres tu el que no es.
Y en la medida que se reconoce su unidad en un objeto, se sienta en relación a este en
desasosiego.
La vida instintiva del hombre se caracteriza por el desasosiego, la fragmentación, a la
discordancia fundamental, la no adaptación esencial, la anarquía que abren todas las
posibilidades de desplazamiento, como o sea de horror: LO demuestra la experiencia
misma del análisis. Además, puesto que el objeto solo puede ser captado como espejismo,
espejismo de una unidad imposible de ser reaprendida en el plano imaginario, toda la
relación obejetal, no puede sino estar afectada por una incertidumbre fundamental
(simbólico).
Aquí interviene la relación simbólica. El poder de nombrar los objetos estructura la
percepción misma.
La palabra, la palabra que nombra, es lo idéntico. La palabra responde, no es la distinción
espacial del objeto, siempre lista para disolverse en una identificación al sujeto, sino a su
dimensión temporal
Esta apariencia que perdura algún tiempo solo es estrictamente reconocible por
intercambio del nombre. El nombre es el tiempo del objeto. La nominación constituye un
pacto por el cual dos sujetos convienen al mismo tiempo en reconocer al mismo objeto. Si
el sujeto humano no denomina, en primer lugar las especies principales, si los sujetos no
se ponen de acuerdo sobre este reconocimiento, no hay mundo alguno ni siquiera
perceptivo, que pueda sostenerse más de un instante. Aquí se encuentra la articulación de
la dimensión de lo simbólico en relación con lo imaginario
En el sueño de la inyección de Irma, en el instante en el que mundo del soñante, se sume
en el mayor caos imaginario entra en juega el discurso, discursos como tal,
independientemente de su sentido opuesto que es un discurso insensato. Se ve entonces
al sujeto descomponerse y desaparecer. Este sueño implica el reconocimiento del carácter
fundamentalmente acéfalo del sujeto, pasado un determinado límite. Este punto es
designado por el AZ, de la formula trimetilamina.
Una voz que ya no es sino la voz de nadie hacen surgir la fórmula de la TRIMETILAMINA
como la última palabra que está en juego, la palabra de todo. Y esta palabra no quiere
decir nada, a no ser que es una palabra.
Esto que posee un carácter casi delirante, lo es en efecto. Digamos que lo sería si el
sujeto sólo, Freud solo, analizando su sueño, intentara encontrar ahí, a la manera que
podría proceder un ocultista la designación secreta del punto, donde efectivamente reside
la solución, del misterio del sujeto y del mundo. Pero no está en absoluto solo. Cuando
nos comunica el secreto de este misterio luciferiano Freud no está solo, enfrentando al
sueño. Así como en un análisis el sueño se dirige al analista, Freud en este sueño ya se
está dirigiendo a nosotros.
Freud, por intermedio de este sueño, se hace oír por nosotros y nos encamina
efectivamente hacia su objeto, la comprensión del sueño.
El creador es el alguien superior a mí, es mi inconsciente esa palabra que habla en mí,
más allá de mí.
Para que la imagen tenga cierta consistencia, es necesario que sea verdaderamente una
imagen. ¿Cuál es la definición de imagen en óptico? A cada punto del objeto le
corresponde un punto de la imagen, y todos los rayos provenientes de un punto deben
cruzarse en un punto único en algún lado.
Podríamos distinguir sin duda, a partir de las diferentes posiciones del ojo que mira,
cierto número de casos que tal vez nos permitirían comprender las diferentes posiciones
del sujeto en relación a la realidad.
Alguien introdujo la cuestión de dos narcisismo. Se dan cuenta de que, en efecto, de eso
se trata: de la relación entre la constitución de la realidad y la forma del cuerpo.
Dos narcisismos. En efecto existe en primer lugar un narcisismo en relación a la imagen
corporal. Ella hace la unidad del sujeto, la vemos proyectarse de mil maneras, hasta en lo
que podemos llamar la fuente imaginaria del simbolismo, que es aquello a través de lo
cual el simbolismo se enlaza con el sentimiento. Este primer narcisismo se sitúa si quieren
a nivel de la imagen real de mi esquema, en tanto esta imagen permite organizar el
conjunto de la realidad en cierto número de marcos preformados.
En el hombre la reflexión en el espejo manifiesta una posibilidad no ética original, e
introduce un segundo narcisismo. Su pattern fundamental es de inmediato la relación con
el otro.
El otro tiene para el hombre un valor cautivador, dada la anticipación que representa
imagen unitaria tal cual como ella es percibida en el espejo, o bien en la realidad toda del
semejante.
El otro, el alter ego, se confunde en mayor o menor grado, según las etapas de la vida,
con Ich Ideal, ese ideal del yo constantemente invocado en el artículo de Freud. La
identificación narcisista, la del segundo narcisismo es la identificación al otro que, en el
caso normal, permite al hombre situar con precisión su relación imaginaria y libidinal con
el mundo en general.
El sujeto ve su ser en una reflexión al otro, es decir, en relación al Ich Ideal es el Ideal del
yo.
Es preciso diferenciar la funciones del yo- por una parte desempeña para el hombre,
como para todos los demás seres vivos, un papel fundamental en la estructuración de la
realidad- por otra, debe pasar en el hombre por eso alienación fundamental que
constituye la imagen reflejada de si mismo que es el Ur –ich ; forma originaria tanto del
ich- ideal como de la relación con el otro.
Estricta equivalencia entre objeto e ideal del yo, en la relación amorosa, es una de las
nociones más fundamentales de la obra de Freud.
El amor es lo que Freud describe, función imaginaria en su fundamento, o bien es el
fundamento y la base del mundo. Así como hay dos narcisismos debe haber dos amores:
eros y ágape.
CIENCIA Y PSICOANÁLISIS.
CIENCIA Y PSICOANÁLISIS.
Freud
En el inicio mismo del psicoaná lisis tenemos las ambiguas posiciones freudianas, por una
parte, su deseo de reconocer como “científico” y la presentació n del psicoaná lisis como una
teoría que cubre los requerimientos de la ciencia, por la otra, una oscura percepció n de la
imposibilidad de esto.
Freud lo realiza señ alando desde el inicio el lugar problemá tico de psicoaná lisis. Dirá que el
psicoaná lisis es un NOMBRE que nombra un método de investigació n, un método terapéutico
y una teoría.
Es decir está desde el inicio de su construcció n teó rico utilizando otro modelo que responde
a otro paradigma ¿Irreductible al científico? Su prá ctica será de escucha y no de mirada su
objeto habla está en el terreno de lo que hoy llamamos discursivo.
La ciencia habla de objeto que son mudos, el psicoaná lisis habla de un objeto que habla. Por
lo tanto con solo empezar a investigarlo se cura.
El sujeto de la ciencia que es anó nimo puede hablar del objeto que es mudo. En el
psicoaná lisis el objeto habla del sujeto.
El paso del objeto mudo al que habla es el paso de la “res extensa”. Es la entrada en la
temporalidad. La marca no señ ala dos partes de la superficie sino un “antes” y un “después”
¿Dó nde se inscriben ese antes y ese después, en que espacio dejan la marca, en que cuerpo, en
que carne ? se puede objetar que el tiempo ya se conocía antes de Freud, pero ¿ Qué tiempo
Un tiempo que era una línea o que era una circunferencia, un tiempo geométrico.
Este punto de enlace recurre entre Freud y Descartes lo vamos a desarrollar má s
extensamente por lo que cada uno funda: el sujeto uno como punto vacío (Descartes) que
permite sostener la arquitectura espacial del saber científico, el otro como la vacilació n que
permite pensar la intemperie temporal que nos lleva a padecer.
La huella en Freud es la marca de lo que no nos permite reunirnos nunca con nosotros
mismos, es la marca de la insatisfacció n de la bú squeda, … es lo que rompe con la ló gica
parmenidea del “uno” de la “identidad” del “ser”.
La huella, marca que atesora la memoria del cuerpo. Marca de una singularidad que emerge
fuera de sentido, Freud la rastrea en el síntoma en el sueñ o y con ella deduce un
funcionamiento psíquico elaborado con conceptos que algunos autores llamaron alguna vez
“extrañ os artefactos”
Una teoría que sabemos desde el inicio, que no está hecha para ser “aplicada”, plantea un
problema. SE vuelve necesario dar cuenta en la teoría de esa diferencia que se trabaja en la
prá ctica. Este es uno de los puntos medulares de la diferencia del psicoaná lisis con la ciencia.
Asociació n libre y atenció n flotante, rompen con la masa científica de la “aplicació n”.
¿Qué lugar entonces para la teoría? ¿Qué relació n del “practicante” con ella? La teoría debe
ser recreada en cada caso, no debe obturar el encuentro con lo novedoso, lo singular, y el
practicante debe de dar cuenta de esto, es decir, hacer clínica, argumentar, hacer teoría en
relació n a su prá ctica.
Las ciencias.
No ignoramos que decir “ciencia” dando por descontado que estamos frente a una
singularidad y no pluralidad de difícil y discutida frontera, responder a una necesidad de
deslindar lo específico de este modo particular de saber, que se inaugura en el siglo XVII ,
respecto del campo del psicoaná lisis. Es decir, que hacemos una provisoria e ilusoria y
también necesaria unificació n del campo.
De la “ciencia” y sus efectos, entre ellos contamos el surgimiento del psicoaná lisis como
discurso. Lacan sostiene y veremos porque, que no habría psicoaná lisis si no hubieran
existido las ciencias y un lazo social que queda determinado por su existencia.
Decimos con Lacan que la ciencia está bien situada respecto del objeto pero que no piensa la
consecuencia que esto acarrea para el sujeto.
Entendemos que Lacan escribirá inspirado en esta polémica epistemoló gica, y en estos
trabajos Heidegerianos, el texto que se llama “Ciencia y Verdad”, donde la reflexió n respecto
del lugar del psicoaná lisis va a girar alrededor de qué “verdad” es la verdad que el
psicoaná lisis introduce en el mundo.
Lo decisivo no es que esta nueva concepció n, haya liberada al hombre de las ataduras de la
autoridad eclesiá stica propias del hombre medieval sino que la esencia del hombre se
modifica ya que se convierte en sujeto (con la ciencia el hombre pasa a ser sujeto).
Subjectum, en latín; “hipokcimenon” en griego: lo que yace debajo, y que como fundamento
reú ne todo sobre sí. En un primer momento este significado del concepto no recayó sobre el
hombre y menos sobre el “yo”, só lo mediante la transformació n que produce este nuevo modo
de saber, que llamamos ciencia moderna, es que pasará el hombre a ser sujeto, es decir el
fundamento capaz de reunir todo sobre sí
La ciencia llamada “clá sica” cuando “habla” lo hace desde un sujeto anó nimo y universal: la
“física concluye”, la “biología en las ú ltimas investigaciones llega a”, “se sabe”. El lugar de la
enunciació n queda absoluta y explícitamente vedado. Si el lugar que “habla” es el universal,
nadie en particular es responsable ni queda concernido como sujeto por ese “decir”. Si
quedamos afectados como objetos, porque ese decir, dice de có mo somos, de có mo debemos
comer, hacer, vivir, etc.
1. La racionalidad del saber científico, que implica que los actos y los enunciados deben
encadenarse ló gica y coherentemente y la emergencia del síntoma como aquello que
aparece absurdo, irracional, incoherente.
Hay algo que se trasmite entre un emisor y un receptor y eso es factible de ser recuperado.
Ese algo lo llamará n mensaje. La experiencia angustiante del síntoma es no entender lo que
comunica, y advertir que entendemos cosas extrañ as cuando alguien nos dice algo.
Entendemos desde fantasías que orienta la escucha de un modo desconocido del propio
sujeto.
Existen otras propiedades como la formalizació n, el principio de identidad, el acto de fe, que
también dividen entre un saber que se cree asegurado y unos efectos que siempre
desconfirman esa garantía.
No saber del sujeto que interviene en su praxis. Eliminació n del deseo del hombre de ciencia,
del investigador en sus consideraciones.
Se niega que el científico tenga un deseo animado por una causa en el principio de su acció n,
deseo que exceda el mero deseo de saber.
El psicoaná lisis pone en el origen “el deseo del analista”. Lo podemos ver en Freud cuando no
retrocede en publicar “la interpretació n” a pesar de dejar toda su vida íntima en mano del
pú blico.
La ciencia fracasa en su intento de olvidar al sujeto y este retorna en los síntomas de la época
y en particular la histeria que haciéndose escuchar abre un nuevo campo. En este sentido
podemos entender la afirmació n lacaniana que el psicoaná lisis es el síntoma de esta época.
Otra forma de pensar la divisió n del sujeto, es que se produce por la separació n de verdad y
saber.
DESCARTES Y EL COGITO.
Llegar a poner en duda nuestro saber puede poner en quiebre nuestra subjetividad. Algunos
prefieren morir antes de dejar entrar una verdad que desaloje un saber que ha sostenido en
su vida.
El saber es lo que nos da las coordenadas del mundo en que vivimos, el que nos permite
pensar quienes somos frente a ese mundo y que posibilidades tenemos de actuar en él
Esto le permite recobrar prontamente lo perdido: Dios garantía de verdad del saber.
Nosotros pensamos a Dios como el sujeto supuesto saber absoluto. En tanto alguien sabe en
forma eminente hay garantía de verdad.
Todo lo real es racional. Aquí juega la garantía de verdad que Descartes pone en Dios: hay una
escritura, una racionalidad interna a la naturaleza que solo deseos descubrir.
Dije antes, que la empresa ética del psicoaná lisis es destituir el sujeto supuesto saber,
agujerear al saber con la verdad dá ndole lugar a “eso” que no llega a la cita.
El uso que el científico hace de lo simbó lico es diferente al que hace el psicoaná lisis. Como
hemos visto en la ciencia se busca saber para no despertar, para descansar en la eternidad del
saber, sin que la eminencia de ninguna catá strofe llegue a perturbar su marcha incansable.
En el discurso de la ciencia la posició n es la del amo que no quiere saber nada de sus faltas.
Nada de lo que pueda causar risa o vergü enza. La filosofía lo admite, el psicoaná lisis trabaja y
piensa sobre esto que causa risa, rechazo o vergü enza, piensa aceptando la risa, el rechazo y la
vergü enza que su teorizaciones causan y tratando de ir má s allá .
La ciencia establece dos campos: uno cerrado que visto desde dentro carece de límites, el
otro forcluído donde no hay memoria ni historia de los aspectos que la fundan.
El psicoaná lisis no puede existir sin la historia de esos actos, no puede olvidar sus filiaciones.