Resumen Lacan
Resumen Lacan
Resumen Lacan
En "Función y campo de la palabra y del lenguaje" de 1953, lacan nos lleva hacia la distinción Saussuriana entre
lengua y palabra.
Palabra: es la parte individual del lenguaje. El habla es una acción que compromete al sujeto freudiano, al sujeto
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del inconsciente y no al individuo genérico. La palabra es el único medio del psicoanálisis; presencia hecha de
ausencia; es desde el inicio interlocución, que implica intersubjetividad.
Lengua: producto social de la facultad del lenguaje. Conjunto de convenciones adoptadas por el cuerpo social.
Parte social del lenguaje, exterior al individuo.
Lacan define el orden simbólico en relación al gran Otro, al cual plantea como:
Alteridad radical
Lugar del tesoro del significante y de las reglas de su empleo (no asociado a un topos espacial)
"El lugar donde el decir es leído y sancionado como dicho". El A no es alguien, no se trata de una persona.
El A es impersonal (pero alguien lo puede encarnar).
Es el A de la palabra (siempre el discurso va más allá de aquél a quién va dirigido). Es el A del discurso universal, de
todo lo que se ha acumulado como tesoro de la lengua. Aparece en una dimensión de exterioridad respecto del
sujeto.
Lacan puntualiza además, que éste orden supone el orden del lenguaje, el orden sincrónico de la lengua.
Implica al lenguaje como condición del inconsciente.
Implica al lenguaje determinando la subjetividad (y no al revés).
¿Qué es el lenguaje para lacan y qué es lo que de-construye del aparato saussureano?
La teoría que tengamos del lenguaje, define la teoría que posteriormente construyamos del sujeto.
Saussure rompe con la función referencial del lenguaje, el referente, la cosa, el objeto queda perdido.
Plantea que el lenguaje no tiene por función nombrar al objeto.
Postula que el signo lingüístico es una relación, no entre palara-cosa, sino entre significante significado.
Saussure no plante al lenguaje como expresión del pensamiento (donde el pensamiento es anterior a la lengua),
entonces, no hay pensamiento anterior a la lengua.
El pensamiento sin lengua sería una masa amorfa ya que no se podrían diferenciar dos ideas diferentes. También
la masa de sonidos sería indiscriminada e incoherente.
La lengua elabora sus unidades al construirse estas dos masas: es intermediaria entre pensamiento y sonido.
Denomina significante a la "imagen acústica" y "ama signo al concepto". El signo es una entidad psíquica con 2
caras unidas.
La lengua es un producto social exterior al individuo, un conjunto de convenciones adoptadas por el cuerpo social.
Habla es un acto individual.
La arbitrariedad del signo está dada por la existencia de diferentes lenguas.
ELEMENTOS DEl SIGNO
la elipse: representa lo cerrado del signo. Unión indisoluble entre significado y significante
las flechas: aluden a la reciprocidad. Implicancia recíproca.
Línea horizontal: tiene valor de vínculo.
Este signo como unidad no está aislado, está articulado con los otros signos del sistema.
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Las unidades lingüísticas son relativas, adquieren valor por oposición y diferencia con los demás términos del
sistema.
En la lengua hay diferencias y relaciones.
Las relaciones se despliegan en dos órdenes:
1) El eje sintagmático: permite que los signos se combinen, es el carácter lineal de la lengua. Permite que no se
digan 2 palabras al mismo tiempo. En un sintagma, un término adquiere valor porque se opone al que
precede y sigue.
2) El eje paradigmático: las palabras en la memoria se asocian por similitud, selección, conforman grupos
diversos. Saussure llama "tesoro interior de la lengua" a esta relación asociativa que unen términos en
ausencia.
Recordemos que el significante se soporta por su relación con el significado, al soldarse ambos, se produce la
significación.
Plantea que el significante no le debe su existencia al significado.
Considera que el significante está afuera y más allá de su relación con el significado. (Ésta es una operación
psicoanalítica).
Freud no parte del signo para dar cuenta de un olvido, lapsus, etc., porque para él, el sentido es previo, si surge un
sentido se produce por el desplazamiento de los significantes, que son en sí mismos un sin sentido.
Este trabajo combinatorio opera en otra escena, a espaldas del sujeto, es como decir que "el inconsciente es una
cadena de significantes trabajando".
Este trabajo es el que propiciamos al proponer al analizante la asociación libre, que los significantes se articulen
entre sí.
LACAN DE-CONSTRUYE EL SIGNO SAUSSUREANO
La elipse que marcaba una relación positiva entre significado y significante, llamada
Significación, desaparece.
Las flechas que hacían a la reciprocidad, desaparecen.
Se invierten los términos, se privilegia el significante.
La barra de separación, en vez de unir, hace resistencia.
El significado se desplaza por debajo de la barra.
Lacan dice: "es en la cadena significante donde el sentido insiste, pero ninguno de los elementos de la cadena
consiste en la significación".
Al romper el signo, Lacan privilegia el orden significante.
En la "Instancia de la letra" Lacan propone el siguiente esquema:
DAMAS CABALLEROS
e e
Dos términos diferentes, dos puertas iguales.
Hay dos significantes que se oponen, y es esta oposición la que permite que se produzca un efecto de sentido
debajo de la barra (significado).
Hay una ley de segregación, un pacto social que dice que hombre y mujer no comparten baño. Esta ley no podría
haber hecho entrada si no hubieran significantes que establecieran diferencias.
Para Saussure, la lengua es un código, por lo tanto, deja excluido al sujeto (de-subjetivizada). Es como si el sujeto
tuviera a su disposición el código y usara los signos de la lengua como instrumentos.
Lacan plantea que en el piso de arriba hay una pura diferencia, que es la característica fundamental del
significante. Las dos puertas de abajo son no diferenciables, son lo significable. Que es aquello que por sufrir la
impronta del significante, se eleva a la categoría del significado, entonces, no es una diferencia dada, sino
producida por la diferencia significante.
Sintéticamente, podemos establecer 3 pasos lógicamente ordenados:
1) En el lugar del significante se establece una diferencia.
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2) Esta diferencia produce un corte en lo real.
3) El significante hace entrada en el campo del significado (ahora efecto del significante).
No es que lo real no será más la otra cara del signo, sino una operación en la que se articula un lenguaje.
Saussure hablaba de significación en términos de relaciones positivas entre significado y significante y negativas
entre signos.
Lacan hablará de significación en términos de articulación entre significantes, que producirá efecto de significado.
Lo importante es la acentuación de la barra que privilegia la función del significante de manera tal que no se lo
pueda tomar como un elemento del signo, sino que un significante sin significación tiene una función de
representante para otro significante.
El significante se define por su relación y diferencia con otro significante. El significante no es ni el fonema, ni la
palabra, ni la frase. El significante no se encuentra aislado, sino que hace cadena con otros que se despliegan en 2
órdenes: de la simultaneidad y de la contigüidad.
El giro que produce el psicoanálisis consiste en despojar el significante de la arbitrariedad del amo y restituirlo al
registro de la linguistería (lengua histérica). Lacan hacía linguistería.
Hablar es producir equívocos, cadena de significantes que implican necesariamente el malentendido.
La escritura, por el contrario, es hacer letra de lo que se dice, es una operación que evita el malentendido. Leer
permite que haya significado, o sea, transponer la barra.
DECIR (NIVEL DE SIGNIFICANTE, SE ESCUCHA), DISTINTO DE LEER (PERMITE QUE HAYA SIGNIFICADO, SE LEE, TRANSPONE LA
BARRA)
El amo, desconociendo al significante en su verdadera dimensión, cree poder reducir la lectura a una sola, supone
al signo, unidad significado - significante, así hace del significado una letra muerta.
El psicoanalista no está en igual posición de dominio que el amo, sino que escucha a partir de la letra, la lectura de
lo que el analizante dice, demuestra que el significante domina. Allí donde el amo no puede leer nada, el analista
hace infinidad de lecturas.
En psicoanálisis la letra es efecto de la transposición de la barra, en la producción de sentido.
EL SIGNIFICANTE, SE ESCUCHA, EL SIGNIFICADO, SE LEE.
EL SIGNIFICADO ES LA LECTURA DE LO QUE SE ESCUCHA DEl SIGNIFICANTE
Lacan dice que el retorno de lo reprimido es letra cuando se lo interpreta.
Para Saussure, la lengua es un código, por lo tanto deja excluido al sujeto.
A la concepción Saussureana de significación (en términos de signo), Lacan opone lo de significancia (en términos
de articulación entre significantes que producen efectos de significado).
Podemos agregar que la significancia supone la letra que allí se escribe. Hacer letra es poner de manifiesto el
malentendido, de ningún modo domesticarlo.
Lacan define al significante “como lo que representa a un sujeto para otro significante” s¹→s²
$
En la ruptura del signo, el significado, es un significante que cumple otra función. Tiene la función de
representante ante otro significante (no es un signo).
SIGNIFICADO
ÁRBOL SIGNIFICANTE
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*En psicoanálisis, un significante no significa nada.
* Un significante por sí solo no significa nada.
Para pensar el lenguaje amerita tener en cuenta la cadena s¹, s² (cadena mínima para un efecto de sentido)
por ejemplo, para mí una piedra no significa nada, luego si me explican que es una piedra totémica para esa
comunidad, cobra sentido.
En PA no hay realidad pre-discursiva, previa al significante; cobra valor significante en relación a un
discurso que nos dice acerca de.
Discurso en la teoría de Lacan es lo que hace al lazo social, solo hay lazo socia en el interior del discurso
(entre los parletres)
Lacan piensa el discurso no como expresión de 1 s agente sino como efecto de la cadena significante, lo
que implica ubicar al discurso en el campo del sinsentido. Ya que el sentido es un efecto producido por el discurso
y este efecto de sentido no es expresión de sentidos previos.
El sentido es un efecto de la cadena de significantes, de su combinatoria metafórica/metonímica (que
según Lacan está fuera de todo sentido).
AXIOMAS:
No hay sentido del sentido.
No hay metalenguaje.
Lo que supone la no existencia de sentido previo al discurso mismo.
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cadena produciendo un efecto de no sentido, un nuevo sentido. Aflora el inconsciente. Ejemplo el lapsus, poesías,
canciones.
La metáfora se equipara a la condensación de Freud, eje de simultaneidad. Por ejemplo cuando irrumpe un
lapsus, es un significante que proviene de otra cadena y que va a producir un lapsus en relación a la primer
cadena, es decir al discurso consciente del sujeto, es un efecto de no sentido.
Metonimia: sucede cuando un significante es reprimido y en su lugar adviene otro significante,
produciendo un deslizamiento de sentido.
Su función es la de marcar la ausencia en el interior de la cadena significante en tanto va a producir la
revisión constante de un término a otro contiguo.
Se equipara al desplazamiento de Freud.
Esta separación entre metáfora y metonimia es a fines explicativos, pero es imposible la metáfora sin la
metonimia, es impensable en las leyes del inconsciente la condensación sin desplazamiento.
La condensación es una metáfora donde se dice el sentido reprimido de su deseo.
El desplazamiento es una metonimia donde se marca aquello que constituye al deseo, deseo de otra cosa
que siempre falta.
En la metáfora y la metonimia hay una relación de significante a significante con una diferencia.
En la metáfora (desde la retórica) un significante sustituye a otro que queda con el primer relación de….
En la metonimia el significante guarda con el primero una relación de contigüidad ej. “30 velas estaban en
el puerto” (velas por barcos)
Pero esto no es psicoanálisis ningún paciente habla con poesía. La estructura mínima que pone en juego un
sujeto cuando habla está constituida por dos significantes.
En psicoanálisis no se reduce solo a la variante significante ya que Lacan introduce también la variante del
goce.
En la teoría lacaniana del deseo, es deseo del otro, lo que no se puede decir es que el goce es el goce del
otro. Para el goce hay un imperativo: “goza”. Para el deseo no hay imperativo.
Desde la dinámica significante siempre queda un espacio que no puede ser cubierto por el significante.
DIALECTICA: NECESIDAD, DEMANDA, DESEO.
Se encuentran entramados:
Necesidad: cualquier vivencia de satisfacción
Demanda: para el sujeto hablante la relación directa con el otro está perturbada, puesto que la necesidad debe
ser expresada transformándose en demanda.
Lacan va a decir que siempre una demanda es una demanda de amor al Otro que puede responder o no
como pero apunta a la incondicionalidad del Otro.
En la articulación significante de la necesidad. El problema es que el Otro (A) es Otro barrado (A).
Deseo: Lo inarticulable en la demanda es lo que articula el deseo. Es decir es aquello que no entro como
necesidad, es la diferencia entre necesidad y demanda.
Si el deseo se pone en palabras se transmuta a demanda.
En los seres humanos hay demanda, la necesidad es solo de los animales.
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UNIDAD II:
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Incluso el cuerpo que tenemos no es real, el yo es un conjunto de representaciones, para decir que tengo un
cuerpo, uso el lenguaje, luego de haber introyectado una imagen. Nos vamos construyendo desde afuera desde
niños.
La naturaleza humana es un efecto, un entretejido, una trenza de la carne, las palabras y las representaciones. La
naturaleza humana es un efecto, no es innata. Al estar atravesados por la cultura, lo que era instinto se convirtió
en pulsión.
Los sujetos son causados por la estructura que se forma en concatenación entre 3 registros.
La estructura nos crea, nos forma, nos hace como somos, a esa estructura no la forma nadie, se ordena y organiza
por leyes que le son propias (las leyes del lenguaje, leyes del significante). Son contingentes, al azar, casualizado.
En toda estructura hay elementos no predecibles que dependen de la covariación de los elementos de la
estructura. Todos somos productos de esa combinatoria. Todos tenemos elementos comunes, pero siempre
tenemos una especificidad.
Cada uno de nosotros es un sujeto barrado y un yo.
YO: estructura con que enfrentamos el mundo
SUJETO BARRADO: efecto del significante que constituye redes. Las leyes son propias del significante.
A la estructura no la maneja nadie, no siquiera el mismo sujeto. Es una estructura que tiene sus propias leyes.
La extracción de los registros imaginario, simbólico y real
1ER ORDEN: IMAGINARIO
Lacan hablaba de la importancia de lo imaginario como estructurante. El hombre está siempre capturado por la
imagen de su cuerpo y el privilegio que esta imagen tiene para él. Esta imagen tiene gran importancia para el
sujeto.
¿Cuál es la diferencia entre un niño de 6 a 18 meses observando esa imagen y la de un animal? El niño puede
reconocer, rasgo esencial de la especie humana. Esto altera a los seres hablantes, la imagen del semejante (a) es
otro pero no el gran Otro.
Para el hombre la imagen visual del a tiene una importancia específica.
La mirada en la teoría Lacaniana es pulsión, “yo hecho una mirada, yo lo erotizo”. Solo miro algo que tiene que ver
con mi deseo, tiene que ver con la pulsión escópica cuyo objeto es la mirada.
Para Lacan:
Pulsión Oral pecho
Pulsión Anal lo fecal
Pulsión Escópica mirada
Pulsión Invocante la voz
La imagen que el niño ve, transforma la mente del niño, la 1ra impronta es de la forma humana, la imagen de la
especie. A esta imagen le damos movimiento, es una imagen que anticipa, se da en un momento del desarrollo en
que el niño tiene imposibilidad motora, pero con ella se siente completo, anticipa completud, tiene la vivencia
antes de poder realizarlo efectivamente.
El niño anticipa unidades que no son cerradas, tienen falta, anticipa lo que vendrá después, lo ejercita
mentalmente. Apunta a realizar el movimiento en la mente primero, la pregnancia significa que la mente lo llena
al niño antes de realizar concretamente el acto. Esta imagen privilegiada queda capturada (porque es de sí mismo,
pero a su vez, fuera de sí como otro). El espejo pasa a ser un constructo.
El primer reflejo de sí mismo es la madre. Lacan dice que es una unidad con flecos, el niño vivencia su
incoordinación, advierte en el otro completud y surge terror a no tenerla. Ante esta vivencia previa tengo una
imagen completa y tengo temor a perderla.
Esta es la matriz imaginaria que constituye lo “Imaginario, Simbólico y Real”.
El hombre siempre está capturado por la imagen de su cuerpo, la de su forma reflejada, tiene ella una gran
pregnancia, deja una Gestalt que se obtiene por una identificación primaria narcisista. ¿Por qué le atrae tanto?
Porque le anticipa a un niño prematuro desde lo propioceptivo, una unidad que no tiene todavía y eso le produce
goce. Le produce dominio antes de dominar alguna función. Esa imagen anticipada es una completud con flecos,
porque tiene faltas puede deshilacharse.
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Una vez que el yo adquiere la imagen (por identificación – no hay otra – son representaciones, inscripciones)
queda una marca en la mente de la imagen, el “rasgo unario” es el “proto-significante”, por ejemplo, una persona
tiene un cuadro esquizofrénico tan grave que tiene una regresión hasta el momento previo en que adquiere por
representación ésa imagen cuando esto no está, el sujeto tiene catatonia, toma posturas corporales extrañas
porque perdió la imagen especular, no se identificó.
Cuando el niño adquiere la forma del cuerpo y desaparece la imagen, queda el terror, el fantasma del cuerpo
despedazado, esto se tiene a posteriori de haber adquirido la imagen ortopédica que es nuestro yo.
Cuando alguien lo perturba de algún modo, el fantasma puede aparecer. Quien más a flor de piel tiene esto es el
paranoico, “es él o yo”, piensa, y no permitirá que algo conmueva su imagen vacilante, su yo fofo, por eso los
paranoicos son los más tolerantes, porque hay un yo débil a punto de fragmentarse.
El término “imagen” también puede formar parte de lo simbólico.
El lenguaje codificado de imágenes está en todas las culturas.
Así que la imagen además de la dimensión imaginaria, tiene una dimensión simbólica.
2DO ORDEN: SIMBÓLICO
Lacan se construye con influencias de:
Levi Strauss
Saussure
Jakobson
Aby Warburg (escuela que siempre resaltó el valor simbólico de la imagen)
A la imagen podemos encuadrarla en lo visual y también en lo simbólico. Por ejemplo, el lenguaje se ve en los
carteles de tránsito que están en un código que entendemos todos. Esta escuela lo llamó “alfabeto de la imagen”
que actúa como letras de un alfabeto. Dentro de lo simbólico está la sentencia de Lacan que dice:
“LO INCONSCIENTE ES ESTRUCTURADO COMO UN LENGUAJE”, con las leyes o semejante a las leyes del lenguaje
que operan en el inconsciente y en el lenguaje.
Donde hay lenguaje hay un orden simbólico, cuando hablo de lenguaje, hablo de códigos. La unidad mínima del
lenguaje es el fonema. La manifestación escrita de éstos, es la letra. La fonética tiene que ver con los sonidos
diferentes de cada lengua, incluso de un mismo idioma. Cuando Lacan habla de significante, habla de palabra,
refrán, frase, etc.
Lacan ordena las leyes que ordenan el lenguaje. Las define acorde a lo que Freud llamó “proceso primario”. Las
leyes que ordenan el lenguaje las ordena según 2 mecanismos de los procesos primarios: condensación y
desplazamiento. Le llamó:
Al DESPLAZAMIENTO METONIMIA
A la CONDENSACIÓN METÁFORA
Hablar del lenguaje no implica sólo la lengua materna, también implica a la lógica y a lo inconsciente. La unidad de
ese lenguaje es el significante que es una imagen acústica, es todo lo que los otros no son, su identidad es la pura
diferencia.
Tenemos una imagen especular, primera inscripción que el niño tiene en la mente de su cuerpo. Es un
protosignificante (primer significante), pero necesita de otro significante para que éste tenga sentido. Un
significante lo es para otro significante, lo es porque existe otro significante.
Si digo yo, estoy marcando que existe un no yo, el mundo se constituye desde el yo de cada uno. Lacan rompe con
la unidad del signo Saussuriano:
Significado relación directa entre concepto
Significante imagen acústica
Una implica a la otra, la significación está determinada por la relación imagen-palabra. Lacan saca la reciprocidad
significado/significante. Marca el predominio del significante/significado, y el sentido es a construir.
El significante se va deslizando, forma cadenas significantes. Se desliza el objeto perdido.
Si existiera una articulación entre el concepto y su imagen acústica, lo único que haríamos como analistas es ser
traductores de una realidad previa, igual para todos.
1. Yo me creo por el lenguaje, y entro en una naturaleza humana hecha de palabras.
2. Le pongo un nombre a las cosas, incorporo un código.
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El psicoanálisis no traduce, el analista detecta la lógica de la significancia que tiene y llega a lo significante.
¿Cómo se organiza un significante? El mundo es creado por nosotros a partir de que le damos un nombre a las
cosas, (el seminario 7 habla del creacionismo significante).
El sujeto se conecta con las cosas del mundo a partir del lenguaje. Las cosas nos pre-existen pero esas cosas como
objetos, en la mente, son diferentes para cada uno de nosotros.
Implica significación y también sensación.
Para que se constituya el mundo, tiene que constituirse primero el sujeto por medio del lenguaje. El sujeto no es la
persona, es una significante más frente a todos los otros significantes que son sujetos.
“El sujeto es un significante para otro significante” según Lacan. Yo no soy para todos un sujeto, lo soy para quien
me pone en lugar de sujeto.
El desarrollo del orden simbólico se resume en un cambio de palabras, que va desde el lenguaje a la lalengua, a la
que Lacan hace objeto de su linguistería.
Hay una lalengua porque cada lengua es única y no universable. Cada inconsciente de cada sujeto, uno por uno,
tiene una estructura de intraducible al del otro (a cada sujeto que analizo, lo escucho y aparece su lalengua).
La lalengua es aquello que en el inconsciente subvierte al lenguaje (se encuentra por debajo), subvierte a lo
simbólico, sería el núcleo. Tiene estructura, y está estructurado como una lalengua singular.
Lacan dejó de universalizar el concepto de inconsciente, pero después comienza a decir que lo inconsciente es
una “lalengua”, el inconsciente es uno, singular y diferente a otro. El analista tendría que aprender cada lalengua.
3ER ORDEN: REAL
Lo real es un término que se opone a la realidad, la realidad está atravesada por lo simbólico, por el lenguaje; lo
real no lo está.
A fines del seminario II y III, habla de un real exterior al sujeto, externo al sujeto que habla, entonces define a lo
real como aquello que vuelve siempre al mismo lugar. Lo real se repite, retorna siempre al mismo lugar. Se asocia
a algo fijo, a algo que no se mueve (concepto de fijación de Freud), por ejemplo, los astros, el sol.
Este real es inamovible, da miedo, no sólo está fijo, sino que tiene temporalidad cíclica determinada por el azar.
Aunque escapemos, hagamos lo que hagamos para no enfrentarlo, de repente en el lugar más inesperado vuelve.
Por eso la materia de lo real es la repetición. Relación: fijación – repetición. Aunque perturbe mi tranquilidad, mi
homeostasis, vuelve.
Aparece como por arte de magia, lo que demuestra que ese yo que creía “guiar”, su destino es más conducido que
conductor. Lo real siempre vuelve al mismo lugar.
Lacan define lo real como lo imposible, un punto imposible de ser resuelto, que no tiene solución. El sujeto no
puede cambiar ese real. Este punto imposible es común a toda la especie humana, es la perdida de la naturalidad
de los sexos, la no complementariedad del hombre y la mujer, y esto se repite de diferentes maneras y en
diferentes la lalengua.
Los últimos esfuerzos de Lacan, van a estar centrados en lograr un equilibrio entre lo Real, lo Simbólico y lo
Imaginario. “Mis 3 no son ello, yo y súper yo; sino lo Simbólico, lo Real y lo Imaginario”.
Introducción del A: el deseo como deseo del A
Carbajal
Lacan define el orden simbólico en relación al A.
El gran Otro es:
Alteridad radical: es quien sanciona el mensaje. No se trata de alguien; es una alteridad no personal. Lugar donde
el decir es leído y sancionado como dicho.
Lugar del tesoro del significante y de las reglas de su empleo. Un lugar no asociado a un topos (espacial). Es un
sitio, no un lugar espacial.
El A no es alguien, es A impersonal. No es necesariamente una persona, es el Otro de la palabra. Aparece en una
dimensión de exterioridad respecto del sujeto. Alguien puede encarnar el A, pero que esté en lugar del A no
quiere decir que lo sea.
Es el A de la palabra. El A es un compañero del lenguaje. Que haya lenguaje implica que el habla está dirigida a
otro y para que esa sanción el mensaje es necesaria la función del A.
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Es el A del discurso universal de todo lo acumulado como tesoro de la lengua. La comunicación es un efecto del
encuentro con el A. Se depende de alguien que diga que el sujeto dice.
Aparece en una dimensión de exterioridad respecto del sujeto. La madre es quien primordialmente encarna al A.
Madre como función, donde el sujeto se encuentra con el significante (de ahí que hable la lengua materna) no con
el código de ella, sino con el lugar del A. ¿Quién habla en el lapsus?, el inconsciente. El sujeto es hablado. Quién
habla y a quién se habla son una misma pregunta, e igual respuesta: al A.
La función del A determina la posición del sujeto dentro de la cadena de las generaciones (función paterna). Es A
es también A sexo, tanto para el hombre como para la mujer.
La diferenciación entre significantes aparece en su articulación gracias al A. El A es el lugar donde el decir se
plantea como verdadero. Lacan define el orden simbólico en relación al gran A, este orden simbólico supone el
orden del lenguaje, el orden sincrónico de la lengua. Implica al lenguaje como condición del inconsciente. Implica
al lenguaje determinando la subjetividad y no al revés.
Teoría
El sujeto se constituye a partir de los otros. El A le abre la inserción al orden simbólico.
Lacan también subvierte el deseo, en Freud lo tenía cada uno. Lacan dice que el deseo nunca es genuino, que
siempre es deseo de deseo, uno desea algo del Otro. Por ejemplo: la madre está castrada, desea el falo que abriría
su castración, el niño se ubica en la posición de ser el falo de la madre, se faliza. El niño se ubica en la posición de
deseo de la madre.
Rabinovich: “1ra formulación del deseo de Lacan” Lacan al hablar del deseo como deseo del a, lo relaciona con el
Estadio del Espejo, centra la unificación de la imagen de sí, del cuerpo propio en función de la imagen especular,
imagen que constituye el núcleo del yo (moi). Está articulado de manera inseparable con la prematuración del
nacimiento (indefensión del niño).
Esta imagen anticipa la unidad motriz de la que el niño carece, aparece así el núcleo del yo. Esta unidad virtual
anticipada le da una sensación de unidad ilusoria y por retroacción define su situación de incoordinación como
cuerpo fragmentado. El sujeto se identifica con la imago que tiene valor salvador, pero dimensión jubilatoria.
Alienación en la imagen unificada que percibe del a y el espejo, que le enajena.
Teoría de la agresividad: el sujeto tiene una competencia con el a por el mismo objeto que le interesa al a, la
agresividad está ligada a la percepción de un sujeto que quiere ocupar el lugar que yo ocupo, pero hay un solo
lugar.
El efecto de la alienación: el sujeto se identifica con la imago, reconocimiento genérico de la especie. El sujeto se
ubica y experimenta como otro. Lo más personal, lo más íntimo, en y a través del otro.
No existe para Lacan sujeto cerrado.
Eso tan íntimo que es el deseo, se constituye en relación y respecto del a.
El deseo, para constituirse exige siempre que opere la mediación, un elemento tercero. Puede ser real, simbólico o
imaginario; también es así en la constitución de la subjetividad. La imagen es el primer elemento de mediación.
En el deseo como deseo del a tiene siempre presente un elemento de la negatividad, ¿por qué negatividad?,
porque el deseo del deseo del a, es decir, el hecho de que el sujeto desea desde su identificación con el a, que
quiere el objeto que el a tiene, su unidad. Etc. Al ser deseo de lo que el a desea, en realidad no desea nada,
porque desea el deseo, no desea el objeto. Desea el objeto sólo en la medida en que el a lo tiene. Nunca es deseo
de algo, es deseo de deseo. Este deseo puede ser imaginario en el caso del a. O puede ser simbólico en el caso del
A.
Deseo del deseo del A
El deseo nunca se define por su meta. El deseo es deseo de nada.
Lacan diría que el reconocimiento del deseo es la nominación, una operación compleja. En el reconocimiento no
se trata solamente de decir si el A existe, sino que compromete la dimensión de lo simbólico, de dar nombre, de
bautismo.
La primera forma de deseo que constituiría el deseo del niño, es el deseo del A primordial, la madre. El niño
descubre el deseo cuando descubre al gran Otro barrado deseante. Y en algún punto empieza a desear ese deseo.
Descubrir que la madre desea, es eje para la constitución del deseo como deseo del gran Otro barrado. Por eso, la
primera subjetividad, la primera falta, el primer deseo para por el gran Otro barrado.
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Lacan estructura una relación con 3 elementos: madre – niño – deseo. La relación no es directa.
3 formas de falta del objeto:
Frustración Imaginario
Privación Real
Castración Simbólica
El niño va constituyendo su deseo en función del deseo del A primordial. Pero como el sujeto del inconsciente
todavía tiene que constituirse. Lugar vacío a ir constituyendo. Es un sujeto por venir.
El A opera porque es deseante, no porque da el pecho, la madre, entonces, como ese A primordial es quien
subjetiviza primero al niño a partir de ese encuentro con el deseo en el A barrado él puede subjetivarse.
La madre a partir de las reiteradas presencias-ausencias, se constituye como madre simbólica en tanto madre que
va y viene.
Lo propio de los humanos es la no frustración en la dimensión de la necesidad sino en la dimensión del amor:
“toda frustración es de amor”.
Ahora bien, ¿por qué esa madre no está todo el tiempo? ¿Por qué va y viene?, es pregunta acerca de algo de la
falta, aparece por primera vez la pregunta por el deseo.
El niño puede sentirse calmado por la presencia de la madre, pero la madre no está totalmente calmada por el
niño (no es bueno que la madre no desee otra cosa que no sea el niño).
¿Qué la mueve a ir a otro lado? La falta. La estructura está operando, sépalo o no el niño. Él se pregunta el
significado de ese ir y venir, la madre al ser A barrado tiene deseo, también deseo del deseo. Si su deseo se centra
en el niño vamos mal, porque tiene que desear alguna otra cosa. Esa cosa es el marco tradicional del Edipo, es el
padre, por significación fálica.
Además de ser madre, es mujer: “nada mejor que una madre casta para crear un hijo perverso”. Si la madre no
desea, situación de encierro, cocodrilo con boca abierta. Para Lacan el niño quiere destetarse, la que no lo soporta
es la madre. El duelo del destete es duelo de la madre. Su función deseante es más humanizadora que su función
de cuidados.
Noción de intersubjetividad (1953)
Intersubjetividad es la relación entre sujetos. La palabra es esencialmente un proceso intersubjetivo. Llama la
atención de la importancia del lenguaje en el psicoanálisis, hace hincapié en el hecho de que el Incc es trans-
individual, psicoanálisis en términos intersubjetivos y no trans-subjetivos.
El esquema LAMBDA
Da cuenta de la función imaginaria del yo y el discurso del inconsciente ilustra el problema fundamentalmente de
la alienación del sujeto en el yo, como consecuencia del acceso al lenguaje.
Tiene muchas lecturas posibles, pero su finalidad principal en mostrar que la relación simbólica (entre el A y el
sujeto) está siempre bloqueada en gran medida por el eje imaginario entre el yo y el otro (imagen especular).
Como tiene que atravesar la imaginaria “pared del lenguaje”, el discurso del A llegará al sujeto en forma
interrumpida e invertida.
Muestra también el descentramiento del sujeto, puesto que este no está situado sólo en el punto del sujeto, sino
sobre todo, el esquema está extendido sobre las 4 esquinas.
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Sujeto: es el sujeto en su inefable y estúpida existencia. Se trata del sujeto atrapado en las redes del lenguaje y
que no sabe lo que dice ni se ve en esa posición.
“Él se ve en otro, y es por eso que tiene un yo. Él puede creer que ese yo es él, todo el mundo está en lo mismo y
no hay manera de salir”.
Aquí hay una referencia explícita al Estadio del Espejo y a la conquista de la identidad a través de una imagen,
vivida primero como imagen del a’ (semejante) y asumida luego como imagen propia a (yo).
La relación que el sujeto tiene consigo mismo esta siempre mediatizada por una linea de ficción: eje a- a’
La relación entre sujeto y Yo depende siempre de a’ y a la relación del sujeto con el otro depende del Yo.
Podemos hablar así de una dialéctica de uno con el otro y del otro con uno.
El A junto al plano simétrico del yo y del otro, existe en efecto un plano secante. A -S, al que Lacan llama “el muro
del lenguaje”.
Para entender esta función hay que ver lo que sucede cuando un sujeto se dirige a otro sujeto. La comunicación
siempre está mediatizada por el eje imaginario a – a’. Cuando un sujeto verdadero se dirige a otro sujeto
verdadero, sucede que en función de la división operada por el lenguaje, se trata de un Yo que se comunica con
un Yo diferente, pero semejante a él. De esto resulta que hablarle a otro se convierta en un diálogo de sordos.
La mediación del lenguaje que eclipsa al sujeto, hace que cuando el sujeto se dirige a un A verdadero, nunca llegue
a él directamente, porque ese A está situado del otro lado del muro del lenguaje, así como el sujeto se encuentra
fuera del circuito de su verdad.
Por más que la dialéctica de la inter-subjetividad suponga a un A verdadero cuya existencia debe aceptarse para,
fundamentar la ubicación del sujeto que habla, se resuelve en definitiva, en un intercambio imaginario de yo a yo.
Concepto de falo
Falo real: Lacan prefiere el concepto de “falo” y no de “pene”, para subrayar que al psicoanálisis lo que le interesa
no es el órgano genital masculino en su realidad biológica, sino en el papel que éste órgano desempeña en el
fantasma.
Pene (órgano biológico) distinto de falo (función imaginaria y simbólica de ese órgano).
Falo imaginario: cuando Lacan introdujo la diferencia entre falo y pene, el falo era un objeto imaginario: “la
imagen del pene”. El pene imaginado como objeto parcial que puede ser separado del cuerpo mediante la
castración: “la imagen fálica”.
El falo imaginario es percibido en el niño en la fase pre-edípica como el objeto de deseo de la madre, lo que ella
desea más allá del niño, entonces trata de identificarse con ese objeto.
El complejo de Edipo, y el complejo de Castración suponen la renuncia a ese intento de ser el falo imaginario.
Falo simbólico: el falo imaginario que circula entre la madre y el niño sirve para instituir la primera dialéctica en la
vida de la criatura. Aunque sea una dialéctica imaginaria, prepara el camino para lo simbólico puesto que se hace
circular un elemento imaginario casi como si fuera un significante, el falo se convierte en un significante
imaginario. El falo imaginario es también un objeto simbólico y es un significante. Falo como significante del deseo
del Otro y como significante del goce.
Mientras que el complejo de castración y el complejo de Edipo giran en torno al falo imaginario, la diferenciación
sexual gira en torno al falo simbólico. El falo no tiene significante femenino que le corresponda “el falo es un
símbolo para el que no hay ningún correlato equivalente”. Cuestión de asimetría en el significante.
Tanto el sujeto masculino como femenino asumen su sexualidad a través del falo simbólico. A diferencia del falo
imaginario, el falo simbólico no puede negarse, pues en el plano simbólico una ausencia es una entidad tan
positiva como una presencia.
A partir de 1961, Lacan afirma que el falo simbólico es lo que aparece en el lugar de la falta del significante en el A.
No es ningún significante ordinario sino la presencia real del deseo en sí. “Es el significante que no tiene
significado”.
Objeto a
Cuando Lacan introduce el matema del fantasma ($ a) a comienza a ser concebido como objeto del deseo. Este
es el objeto parcial imaginario, un elemento imaginado como separable del resto del cuerpo.
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Después de 1961, articula el a con “agalma” (gloria) que lo toma de “El Banquete”, para relacionarlo con el objeto
del deseo que buscamos en el a.
Luego adquiere cada vez más connotaciones de lo real.
A partir del S. XX a designa el objeto que nuca puede alcanzarse, que es realmente la causa del deseo y no aquello
hacia lo que el deseo tiende, por eso Lacan lo va a llamar el “objeto-causa”.
El a es cualquier objeto que pone en movimiento el deseo, especialmente los objetos parciales que definen las
pulsiones.
Las pulsiones no intentan obtener el a sino girar en torno a él.
Función importante (el analista en lugar del a del analizante).
En el seminario del 62-64 a es definido como el resto, el remanente que deja detrás de él la introducción de lo
simbólico en lo real.
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UNIDAD III:
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Lacan deconstruye esto. Esta estructura que plantea Lacan tiene una falta, el sujeto aparece por la estructura del
Otro, el sujeto se forma por la represión primaria, la cual da lugar a que haya algo desconocido en el sujeto, lo
inconciente (saber no sabido).
Lacan coloca en el cruce entre inconsciente y pulsión: la sexualidad. Lo inconsciente no es la pulsión. La pulsión
inscribe, deja los trazos en lo inconsciente de la sexualidad (pulsión de vida, pulsiones sexuales, pulsión de muerte
(sadismo, masoquismo, necrofilia, etc.).
La transferencia “es la puerta en acto de la realidad de lo inconsciente”. El analista es el que ofrece su ser como
soporte de la transferencia. Ésta es mediatizada por el analista.
La pulsión se inscribe en lo inconsciente en tanto pulsión parcial (no hay pulsión total), es una realidad sexual (no
puede ser representada por nada).
La libido tiene sus inscripciones en lo inconsciente.
Entre pulsión y repetición existen dos modalidades de repetición:
-repetición al azar (tyché)
-repetición en cadena significante
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La pulsión describe un circuito repetitivo, siempre alrededor del objeto-causa perdido.
Siempre hay repetición en cada diferencia, lo actual engancha al pasado (porque es aprés coup).
Inscribe, esculpe en el inconciente el sexo, cualquier pulsión puede ser sexualizada, por ejemplo: sadismo,
necrofilia.
Sólo cuando se fija al inconciente la pulsión es pulsión, no existe previamente. En el inconciente queda una marca
que representa la pulsión, es un proceso de inscripción. El sujeto queda dividido cuando surge la pulsión.
Repetición: Toda manifestación de algo que se encuentra en la vida psíquica y no es gobernado por el principio de
placer. Por ejemplo, juego de Fort-Dah, este juego es ejemplo de simbolización primordial. El niño no sabe que la
madre es una persona diferente, visión despedazadora, en el juego la presentiza y marca su ausencia Freud
interpreta que el progreso de la cultura produce la renuncia a la satisfacción pulsional de forma directa, inmediata,
ya que tiene que aprender a tolerar la ausencia, en este caso, de la madre.
No es otra cosa que la repetición de la ausencia de la madre y ésta es la que causa o produce en el niño como
efecto su división subjetiva, ser sujeto, parece el sujeto frente al otro
El psicoanálisis comienza con el descubrimiento de la resistencia que impide que algo de la verdad inconciente sea
dicho. Existe un conflicto psíquico entre lo reprimido (es inconciente) y represor (preconciente), (lo reprimido se
mantiene porque existe un represor, lo inconciente no hacer resistencia, el fin de ésta es su cumplimiento, quien
hace resistencia es el represor). Para que exista represión tiene que haber presión del inconciente para volver a la
conciencia. En el sujeto, la represión es primordial, es la defensa primaria, es estructural, fechada en un tiempo
mítico, es la primer represión que es inaugural (a partir de ella se constituye el sujeto del inconciente) y ocurre
cuando la agencia representante psíquica de la pulsión la deniega de su presencia en la conciencia, y queda fijada
la representación de la pulsión en el inconciente. Sólo cuando se fija al inconciente la pulsión es pulsión, no existía
anteriormente. En el inconciente queda una marca que representa a la pulsión, es un proceso de inscripción.
Freud asocia a la represión con la inscripción de símbolos y signos, éstos se articulan y forman una red, cada uno
de estos signos no tiene sentido por sí mismo, adquieren sentido en relación con otros. La red completa son todas
las inscripciones. En la linguisteria lacaniana se denominan a estas inscripciones significantes.
Entonces, el sujeto queda dividido cuando surge la pulsión, la represión que determina la fijación de la agencia
representante psíquica de la pulsión, es en la perspectiva lacaniana, la inscripción significante.
Lo psíquico es un sistema que está estructurado por varias capas de inscripciones, una capa se transcribe a otra
capa, estas retranscripciones ocurren periódicamente y va cambiando la modalidad de las inscripciones, y esos
pasajes se hacen acorde a distintas temáticas; si queda una marca, se habla de memoria. Entonces la memoria no
tiene que ver con la conciencia, es radicalmente inconciente. Ese lugar donde está la memoria no es un lugar
espacial ni anatómico, es un escalonamiento, un espectro espacial, un fantasma entre percepción y conciencia,
entre cuero y carne, entre lo que nos recubre y lo que sentimos. No es un lugar físico, pero está allí. Además, la
memoria es múltiple, no es una.
Entonces, lo inconciente freudiano está formulado en términos de sistema de representaciones y significantes,
entre la percepción y la conciencia. Estos significantes se articulan unos con otros, pero todo al margen de la
conciencia, en un lugar Otro, diferente de la conciencia y en el campo del lenguaje que preexiste al sujeto.
Como esto es como un lenguaje, voy a llamar metáfora a la condensación, y metonimia al desplazamiento. El
sentido surge de la concatenación significante al interior de la cadena y se produce por la articulación de la
metáfora y la metonimia, que produce un efecto de sentido, esto ocurre en el inconciente.
Lo psíquico va a ser un sistema de transcripciones que se va a producir por efecto de la represión y de las nuevas
representaciones, se produce un reordenamiento de toda la combinatoria al pasar las representaciones de un
sistema al otro. Cada paso implica una transcripción de la traducción, cuando una parte de la transcripción se
deniega, hay una represión. La represión aparece como un hecho del lenguaje, una falta de traducción que hace
perder sentido, y actúa sobre el campo de la representación.
El sujeto del inconciente es el que representa en un instante a lo inconciente, aparece donde el discurso se
quiebra.
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Percepción signos de percepción inconciente preconciente conciencia
MEMORIA
¿Qué dispara la represión?, hay una pérdida de sentido que sería lo que la produce, hay liberación de displacer y,
para que no perturbe, hay represión, se evita así que pase a la conciencia.
El discurso no se genera en el yo conciente, el yo es hablado por el Otro, esto es una herida narcisista, el yo no es
el rey, hay un primado de la lengua sobre el sujeto, porque es la lengua la que constituye al sujeto. El discurso se
organiza a partir de los procesos primarios, no de la persona.
La conciencia, o sea el yo, desconoce las condiciones por las que dice una cosa o la otra; es un yo que no es amo,
es vasallo.
El inconciente es eso que falta y hace a la no continuidad del discurso, son rengueos, trastabilleos, quiebres en el
discurso coherente del yo. El lenguaje no es del sujeto, sino que este hace uso del lenguaje. Lo Incc es el discurso
del Otro, que se inscribe entre P y CC, y esta gobernado por la red metafórico-metonímica y por los procesos 1°.
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Todo el movimiento, al interior de esta red, es motivado por la búsqueda del objeto perdido y que no va a
encontrar nunca, pero es nuestro destino (si lo encontráramos nos quedaríamos sin deseo, se produciría una
angustia tremenda, es mejor que falte la falta). El objeto en realidad ya esta perdido atrás en la estructura. Como
cerrar la brecha que se abrió por el objeto perdido no es posible, la huella del objeto perdido se eterniza, es
permanente, el borde de la huella del deseo se eterniza. Surgen nuevos pensamientos sustitutos del objeto
perdido y así lo eternizamos. Buscamos un objeto pulsional que sustituya el objeto perdido.
El objeto aparece como perdido, deja un borde pulsiónalisado, el deseo recorre esa hiancia en el intento de
reeditar el objeto perdido. La búsqueda se cristaliza en estos pensamientos. La huella del deseo es indestructible.
Pensar, hablar, desear, se corresponde con el despliegue de los significantes, con el despliegue metafórico, con la
sustitución através de la palabra del objeto perdido, es un modo de alucinar a través de la palabra. El pensar esta
situado en el campo del lenguaje, en un lenguaje que lo trasciende. Lo simbólico nos aspira y transforma en un
conjunto de representaciones.
Entonces, tenemos las INSCRIPCIONES (que se producen por efecto de la represión 1°, que nosotros llamamos
fijaciones. Tiene diferentes capas) que constituyen SIGNOS (que se relacionan y forman una red de signos) y
constituyen SIGNIFICANTES (se extrapolan de signo a significante) cuando el REPRESENTANTE SIGNIFICANTE DE LA
PULSION se fija en el Incc es cuando la pulsión adquiere el estatuto de tal.
P
PS------- insuceptible de CC
Icc Alteridad radical, lugar del A, campo del lenguaje.
Prcc---- susceptible de CC (lugar donde se producen las combinatorias significantes)
CC
Como esto se encuentra fuera de la CC (fuera de la subjetividad) esta regido por los procesos 1°, por la
condensación y el desplazamiento.
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UNIDAD IV
El estadio del espejo como formador de la función yo (je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica.
YO JE: es el sujeto que habla, sujeto del inconsciente. Es una entidad lingüística, pronombre personal del singular.
Se da primero en lo simbólico.
YO MOI: yo como instancia narcisista especular e imaginaria. Es la imagen que cada uno tiene de sí mismo,
primero se da en lo imaginario y después en lo simbólico, es una construcción imaginaria, narcisista, es mutable,
se construye en relación con otros (de semejante a semejante).
El estadio del espejo: construcción de lo imaginario. Prematuración del nacimiento. Maduración precoz de la
percepción visual
Este tema es presentado por Lacan en 1936, pero debido a una interrupción de Ernest Jones, quien no le permitió
continuar con su explicación, Lacan retoma este rema en 1949.
A pesar de que el titulo del texto se refiere al yo (je), Lacan se refiere aquí a la constitución del yo moi, es decir al
yo imaginario. Hasta este momento, Lacan no establecía esta diferencia.
Para explicar el estadio del espejo, Lacan toma los aspectos biológicos de Baldwin, éste realizó investigaciones en
la cual un niño entre 6 y 18 meses muestra júbilo al colocarse frente a un espejo, este júbilo se ve en los
movimientos y gestos del infans, el cual no experimenta placer, sino goce. A diferencia del niño, el mono no se
reconoce en el espejo, sino que “cree” que detrás del espejo va a encontrar otro mono, por lo que al no
encontrarlo se aleja; esto es totalmente distinto en la cría de ser humano puesto que éste puede reconocer su
imagen en el espejo.
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Es infans, mudo, pedacito de carne, en tanto que este estadio va a dar cuenta de una antropogenia, (emergencia
de lo humano) y lo humano se haya definido por el habla, todavía entonces lo no humano en tanto no hable, es el
mudo. Así mismo este mudo está marcado por A que habla.
Lo determinante para que se produzca el estadio del espejo es la prematuración de la cría humana; el niño entre
los 6 y 18 meses de edad siente su cuerpo fragmentado, esto lo lleva de la prematuración a la anticipación.
2° rebote: se da en la parte posterior del espejo plano, por quien sostiene el espejo (madre) tiene que ver con lo
pulsional y la erogeneización del cuerpo. Para esto es fundamental que la madre haya pasado por el Edipo, ya que
debe reconocerse como deseante, como “castrada”; la mirada de la madre debe recorrer el cuerpo del niño,
otorgándole una forma erógena, por lo tanto está en juego la visión escópica de la madre. Así, el niño va a ocupar
el lugar de “falo imaginario” para cubrir la falta de la madre. El niño debe dar el paso siguiente ubicándose él
mismo en el lugar de falo imaginario, quedando así una madre completa y un infans completo.
A partir del 1° rebote, cuando el niño siente que está despedazado, aparece una “libido eroto-agresiva”: quiere ser
esa imagen completa, pero al mismo tiempo va a querer destruirla ya que evidencia su falta, su fragmentación.
El infans va a hacer una elección forzada, se va a dirigir al cuerpo completo, el cual él A le dirá que es. Este proto-
sujeto (infans) va a tener un proto-deseo: deseo de ser el deseo del A. El deseo del A le da la posibilidad al infans
de existir como sujeto.
El estadio del espejo es un proceso de identificación, es imaginario y el resultado es la constitución del yo, el cual
se da a partir del A.
El espejo para el PA representa la mirada de la madre. Si bien la fase del estadio del espejo es real, la lectura de
Lacan apunta a descubrir un momento inaugural en la constitución del sujeto, de la subjetividad.
La relación del yo con la realidad es que el yo nos sirve para movernos en el mundo. No podríamos decir “yo soy”,
ni hacer el pasaje del innwelt al umwelt, es decir, del organismo al mundo social.
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El infans siente su cuerpo fragmentado por oposición a la imagen, hay un cuerpo fragmentado a posteriori, no hay
cuerpo fragmentado y luego completo, unificado; lo que hay ahora es un cuerpo unificado y retroactivamente lo
que había antes era cuerpo fragmentado porque ahora hay diferencia. El niño siente su cuerpo fragmentado por
oposición a su imagen (cosa que no sucedía antes). Esto implica una rivalidad con la imagen, una tensión agresiva;
esta rivalidad es vivida como amenaza de fragmentación por el poder de fascinación que tiene la imagen, a esta
tensión, Lacan la llamó libido eroto-agresiva.
La angustia provocada por esta sensación de fragmentación (retro-activa) impulsa a la identificación con la imagen
especular, identificación que forma al yo moi.
Esa precipitación no se da porque sí, para que esto ocurra es necesario la matriz simbólica, el hecho de ver que
esa imagen está sostenida por la mirada de Otro, del primer Otro que es la madre. La matriz simbólica es el deseo
de la madre castrada, que pone al hijo en falo ¿simbólico?
Dicha identificación formadora del yo, se llama identificación narcisista, supone negar a la propia imagen como
otro para pasar a ser uno esa imagen.
El yo implica desconocimiento, un lugar de desconocimiento en el que el sujeto se aliena, se enajena, transforma
en ese “a” que es su imagen.
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Unidad 5
La emergencia del sujeto. El sujeto que subvierte el Psicoanálisis. El co-nacimiento sujeto/objeto. El acceso a lo
simbólico.
El psicoanálisis va a subvertir la concepción de sujeto de la filosofía, que presupone un sujeto y un objeto como
dados, no que se construyen. Lacan plantea que se da un co-nacimiento del sujeto y del objeto, se engendran y
surgen como tal en un co-nacimiento.
El sujeto quiere conocer, el objeto quiere ser conocido. El sujeto sólo es sujeto para ese objeto, y el objeto es
objeto para ese sujeto. El sujeto sale de sí para buscar el objeto, y el objeto es arrastrado hacia el sujeto.
No es la totalidad del objeto lo inscripto en el sujeto, lo que queda es la representación del objeto, no queda algo
que lo abarque en su totalidad. Tenemos un sujeto (campo de la psicología), una representación (campo lógico),
un objeto (campo ontológico). Nosotros hablamos desde el campo psicológico.
La representación es lo que hay del objeto en el sujeto. Dicho de otra forma, es lo que el sujeto puede
representarse del objeto. Existiría coincidencia entre la representación y el objeto. Esa representación constituye
la verdad. A una representación sólo voy a darle sentido en la medida en que la articule o la diferencie con otra
representación, o en la medida que la representación del objeto coincida con la verdad.
La representación es la inscripción del objeto ausente en el inconsciente, es un significante. Existiría, entonces,
desde la teoría del conocimiento, una especie de adecuación entre representación y objeto. Lo que no se puede
decir es si el objeto es verdadero o falso.
Esta teoría del conocimiento es copulativa, las representaciones copulan adecuadamente con el objeto.
El animal no se plantea cuestiones sobre la verdad, tiene siempre la representación adecuada. El hombre sí se
plantea la presencia de la verdad, ya que sabe que puede engañarse, precisamente porque hay lenguaje, el único
que sabe que finge es el hombre.
La representación está entre sujeto y objeto, algo del objeto cae, algo del objeto está representado en el sujeto.
Representar implica construir un signo (estamos frente a un nominalismo).
Saussure dice que la gente cuando habla entiende la realidad, el lenguaje es inclasificable, es física, es psíquica y
psicológica. Y se articula al crear un objeto: la lengua (parte social del lenguaje, es trans-individual), pero el habla
(acto individual) pre-existe a la lengua. ¿Quién habla?: habla lo inconsciente, a través de la combinatoria
significante de la red en el proceso metafórico-metonímico.
La lengua está constituida de signos, está hecha de diferencias, y por diferencias obtengo relaciones que se dan en
dos órdenes de la actividad mental (sintagmático y paradigmático).
Lacan no estaba totalmente de acuerdo con esto, lo interroga al signo saussureano, leyéndolo desde Freud. Le da
una connotación diferente. Le da un retorno al sentido de Freud, le da una vuelta y lo desarma: él nombra a esta
notación algoritmo, porque da cuenta de un orden, una lógica, al modo de un cálculo (concepto tomado de
álgebra).
El discurso en lacan es lo que hace al lazo social, que solo es posible entre los seres que hablan. El discurso se
funda en la estructura misma del lenguaje, o sea en la estructura significante, es efecto de la cadena significante.
Lacan lo ubica en el campo del sin sentido. Lo que supone la no existencia de sentido previo al discurso mismo,
deviene de la articulación significante.
La noción de sujeto en Lacan. El sujeto que subvierte el Psicoanálisis.
Lacan postula la subordinación del sujeto a una estructura que lo determina y por otro lado lo marca como
escindido. El sujeto es efecto de la estructura esta marca y escinde al sujeto. Hablamos del sujeto del deseo, el
cual al entrar a lenguaje queda dividido. Este sujeto escindido por el lenguaje se hace responsable de su propia
alineación y separación (2 momentos de la causación del sujeto del inconsciente.)
Subversión del sujeto: el sujeto no es el agente (posición del cogito) sino que es determinado por una función
simbólica, la posición resultante del sujeto en relación al A no es directa sino mediada por el sistema de reglas y
convenciones del registro simbólico.
Lacan postula 2 formulaciones en contra del cogito:
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1) pienso donde no soy, por lo tanto soy donde no me pienso. Acá quedaría ubicado lo Incc como lo
irracional, lo no estructurado, lo cual revelaría la imposibilidad de pensar sino es por los procesos 2rios lo
que daría preponderancia a la Cc.
2) Lacan dice “yo no soy allí donde soy el juguete de mi pensamiento, pienso lo que soy allí donde no me
pienso pensar”. Pensamiento no Cc, es menos estructurado.
Sujeto del enunciado: hay una divergencia entre el contenido de lo enunciado y el hecho que esta en juego en el
acto de la enunciación. El que hace uso de la palabra queda excluido del contenido del mensaje. Cuando yo hablo
estoy comunicando algo respecto de quien es el actual enunciante. Pero nunca lo que digo recubre la totalidad de
lo que enuncio porque siempre el que enuncia queda en un abismo respecto de lo enunciado. En PA el sujeto esta
clivado: $ lo que revela que en todo proceso de enunciación hay un discurso que va mas allá y en dirección
diferente del contenido enunciado.
Los dos momentos esenciales de la operación simbólica:
1) el Fort-Da: la entrada del niño en el lenguaje que lo preexiste
Freud, observó el juego de su nieto, de un año y medio, (muy apegado a la madre); cuándo ésta se ausentaba y él
jugaba con objetos, entre otros, un carretel. Tiraba del carretel y luego tiraba del hilo para recuperarlo. Freud
observa que su nieto escondía el carretel y decía “ooo” (se marchó), y cuando lo recuperaba decía “aaa” (ahí
está).
Freud interpreta que l proceso de la cultura va indeclinablemente produciendo renuncia a la satisfacción pulsional
oral directa, hace un rodeo determinado por el principio de realidad. Se renuncia a la satisfacción inmediata, el
niño aprende a tolerar la renuncia de la madre. El niño simboliza la pérdida con un primer símbolo carretel, y
un segundo símbolo ooo-aaa. Él no sabe que la madre es una persona diferente, visión despedazadora. En el
juego la presentiza y marca su ausencia. Este juego es ejemplo de simbolización primordial aquello que se lleva
a cabo por el lenguaje, simbolización de ida y venida de la madre, primera inscripción en la mente.
Sería la introyección del “no”. Sale de que todo es satisfacción pulsional. En este juego el sujeto se construye
diferente del otro que no está. Se delimita del otro. Va apareciendo una posición subjetiva separada del otro
“madre primordial” (cuando hablamos de primordial no implica hombre o mujer, es hombre y mujer, por eso
tiene textura de totalidad y se escribe con mayúscula). El sujeto se constituye a partir de esta simbolización. El
Otro, en este caso, es la bobina (representa a la madre en sus idas y venidas).
El juego en sí es primer metáfora, el “ooo-aaa” es segunda metáfora pero con lenguaje. La madre es representada
por la bobina (pero madre y niño constituyen una unidad), ahora esta bobina es como un desprendimiento del
niño y ahora se llama “objeto” según Lacan. La bobina es un objeto sustituto del agujero que le queda por la
partida de la madre. Puede obturar el objeto que falta, puede simbolizar la partida de la madre.
Si la madre no está el niño pierde algo. En esto se basa el objeto perdido de Freud. El momento de goce y plenitud
era cuando éramos uno. La repetición no es otra cosa que la repetición de la ausencia de la madre, y ésta es la
que causa o produce en el niño como efecto su división subjetiva, ser sujeto, aparece el sujeto frente al A.
De esta ausencia surge la repetición como búsqueda. Los objetos son pulsionales que semblantean al objeto
irremediablemente perdido. Así no se vive con sentimiento de horror, así el niño se pone frente a un A con una
pérdida (de ese objeto perdido, toda separación es una pérdida, tiene que ver con lo perdido y con lo mío). Ese
objeto determina la constitución subjetiva del niño, pasa a ser de “individuo” a “di-vidum”.
Todo proceso de simbolización produce un residuo, un producto, una caída.
Lacan diferencia entre:
COSA: algo que no es nada para nadie ni para ninguno (aunque me afecte, no es para mí ni para nadie).
OBJETO: remite siempre a un sujeto, ya que quiere decir lo que está situado adelante, pudiendo afectar los
sentidos: hay alguien a quien le afecta.
SUJETO: Lacan plantea que el sujeto del psicoanálisis tiene una falta, y que está subordinado al significante. El
sujeto es un significante, no una cosa.
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2) La Verneinung (denegación): los fundamentos del juicio anclados en lo pulsional y articulados en/y por el
lenguaje.
Los procesos de pensamiento tienen dos aspectos:
-la afirmación primordial (behayung)
-el rechazo o negación primordial (autossung)
En un primer momento se inscribían en la mente todos los estímulos en el niño que escupe la comida (rechazo)
hasta que el niño pueda introyectar. La simbolización del no, cuando le dicen “no, no lo hagas”, se adquiere a
través de la complejización del pensamiento. Para que pueda negar algo, debe haberlo primeramente afirmado,
por lo que Lacan lo llama “denegación”. Es siempre “apres-coup”, luego nos damos cuenta de las cosas. Porque
existe una negación primordial hay una afirmación (podemos dar cuenta de una afirmación).
Operaciones de causación del sujeto
Lacan establece una diferencia entre el A y el ser:
o El A es el lugar donde se sitúa la cadena del significante que rige todo lo que del sujeto puede hacerse
presente. El sujeto es efecto del significante, se construye en y desde el campo del A.
o El ser viviente esta llamado a la subjetividad y en él se manifiesta esencialmente la pulsión, la cual es
parcial.
Pone el acento en las operaciones de la realización del sujeto en su dependencia significante respecto del lugar del
A. Es decir que el sujeto no es causa de si mismo, no se auto-engendra, sino que su génesis tiene lugar en el
campo del A. La causación del sujeto se da por la alineación y la separación.
La pulsión es siempre activa y va a buscar un objeto para satisfacerse en un objeto semejante o señuelo. Es
siempre pulsión de muerte, si encuentra el objeto muere el deseo. Es intrínsecamente pulsión de muerte y el
hecho de que el objeto nunca sea esto nos impide morir.
La pulsión se satisface en el recorrido, pero el objeto es siempre un semblante, un señuelo.
Hay dos faltas:
Una falta biológica: ser hombre o mujer, para poder reproducirnos tenemos que ir al campo del A. Somos
finitos, perecemos, el producto nunca es idéntico, la mismidad y la continuidad se pierden. Estamos
condenados a desaparecer.
Una falta simbólica: es la del significante, para advenir como sujeto sí o sí tengo que pasar por el campo
del A. Nadie es sujeto porque quiere.
Operación de Alienación
Operación fundadora del sujeto del Icc, el cual es hiancia.
El sujeto surge por la relación con el A. Es el A quien habla del sujeto, quien constituye el significante unario, que
por un lado hace surgir al sujeto(al principio era mero ser viviente) y por otro lado lo borra, anula su presencia
“vos sos mi chiquito” no el del otro. (Al lograr el sentido desaparecen el resto de los sentidos que se le podían
atribuir) la acción del significante es la responsable de que aparezca un sujeto allí donde solo había un mero
viviente “el prometido a ser sujeto se subjetiviza por la acción del significante en el campo del A”
La alienación es la inscripción del sujeto en el campo del A. se realiza siempre una elección forzada (vel alienante)
ya que cualquiera sea la elección elegida el efecto de pérdida es constitutivo por lo que el sujeto esta condenado a
aparecer en esa división como sentido o como petrificado en el significante.
La bolsa o la vida
La “bolsa” podríamos pensarlo como el campo del ser viviente y la “vida” como el campo del A. Entonces si elijo la
bolsa, es decir el ser, pierdo el llegar a tener un sentido, porque quedaría en el sin-sentido. En cambio, si elijo la
vida, quedo alienado al campo del A, que es quien me va a dotar de sentido a partir de los significantes.
La alienación es el momento lógico previo al barramiento por efecto del significante. Lo primero que le sucede al
sujeto prometido a ser, es ser avasallado por una lluvia de significantes provenientes del campo del otro, que
permiten su surgimiento al tiempo que lo petrifica; le otorga la posibilidad de vivir en tanto ser hablante pero
aparece al precio de la desaparición, por lo que presentifica la muerte. Este “muro del lenguaje” es un vallado, el
cual permite la petrificación del sujeto, su anonadamiento, queda afanisado, la afánisis sería la desaparición de la
condición de sujeto en virtud de lo que lo constituye como tal, es la desaparición del significante en el campo del
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A. La función de afánisis implica una petrificación del sujeto en los significantes del A. el sujeto al alienarse queda
escindido, dividido.
En los círculos de Euler tenemos:
o Un A: producto de sentido.
o Un Sujeto ($): que aparece por el sentido.
o Una región sin sentido (lúnula): lo Icc es un resto de la operación de la constitución del sujeto en el campo
del otro.
La alienación implica una reunión, aquí no se cuentan 2 veces los elementos compartidos, se conocen como “vel
de la alienación” es una falsa opción que siempre implica una pérdida (ni lo uno ni lo otro). Los objetos que están
eclipsados se pierden, implica reunión.
Vel en latín significa “O”, y es una distinción, éstas se clasifican en:
- exclusivas: se excluye, hay que escoger: o a un lado o a otro
- inclusivas: no se excluye, es cuando da lo mismo
- vel de la alienación va a ser el “ni”: ni lo uno ni lo otro. Se define por una elección cuyas propiedades dependen
de que en la reunión uno de los elementos desaparezca de todas formas.
A que apunta Lacan: al Icc pulsátil, que es corte, discontinuidad, intervalo, lo no realizado y que en un momento,
en el lapsus se actualiza y en su hiancia permite el hallazgo del sujeto del Icc, luego la hiancia vuelve a cerrarse.
Una disgregación: El punzón (lossange) notación que Lacan utiliza para diferenciar conceptos psicoanalíticos por ej
el fantasma
S A
Producto: se constituye el sujeto barrado (sujeto de lo inconsciente)
El que nos interesa es el punzón escindido horizontalmente, coloca a la derecha al sujeto y a la izquierda al A,
operación que va en contra de las agujas del reloj. Operación de ida y vuelta donde la acción del A hace que surja
el sujeto aun no barrado, como prometido a ser. La alineación es el momento lógico previo al barramiento, efecto
del significante. Operación circular pero no reciproca (recorrido devuelta la separación)
Para surgir tenemos que tener un significante que proviene del campo del A que nos permite existir y para poder
existir algo debo perder, tiene que haber una falta, en eso se da la pulsación del inconciente (movimiento de
apertura y cierre). Se aparece y desaparece en el campo del A sólo como un significante.
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El algoritmo es un símbolo de la matemática que se usa para explicar las 4 operaciones lógicas que se dan entre el
prometido a ser o proto sujeto y el A: disyunción (operación que da cuenta de la alienación), conjunción (da
cuenta de la separación), implicación y desimplicación (éstas dos se dan cuando se realiza en el punzón un corte
vertical).
Separación
Es el movimiento superior.
Implica que el sujeto se separe del campo del A: implica parirse hacerse un lugar en la cadena discursiva del A,
en los decires. Para esto ataca la cadena discursiva (ataca lo que el A le dice): ¿por qué?, ¿qué quieres de mi más
allá de lo que me demandas?, me decís esto, pero ¿qué quieres en realidad?”.
El sujeto empieza a ver que el A tiene deseo, él ya no es absolutamente todo para la madre, entonces le pregunta:
¿puedes perderme?
Todas estas preguntas apuntan a develar que en el A hay deseo, que el A no es omnipresente, omnisciente, no
tiene todos los significantes, por lo que barra al A, será un A barrado. La madre cae de ese lugar de A, y yo también
tengo un deseo: ser el deseo del deseo del A; yo también estoy en falta, barrado.
De este doble barramiento cae el objeto “a” (objeto causa del deseo): mítico, ambo sector, señuelo, estaba en la
lúnula, se pierde y deja una falta y es la sede del inconciente y de la pulsión-deseo, y es esa falta la que nos obliga
a buscar al objeto. Se forma el fantasma: S A.
Lleva a su término la circularidad de la relación del sujeto con el A, pero en ella se muestra la porción esencial. De
ésta operación surgirá el sujeto; el origen de la palabra “separación” designa el “parir”, es decir traer al mundo.
El sujeto encuentra su falta en el otro, en la propia intimación que ejerce sobre él el A con su discurso: “me dices
esto, pero ¿qué quieres?”.
Cuando el A primordial es interpelado muestra intolerancia, la cual suscita la imposibilidad de construir una
respuesta satisfactoria a todo. Se pregunta “¿por qué?” con la intención de averiguar acerca de la intención del
deseo del A, es decir que se trata de localizar la falta en el A, lo cual se hace preguntando del A: “¿puedes
perderme?”.
Es decir que aquí aparece el A como deseante, de lo cual depende que el ser pueda constituirse como sujeto, dado
que sólo pongo en cuenta mi deseo a partir del deseo del A, porque deseo ser el objeto de deseo del A.
El sujeto se engendra a partir de la separación, el efecto divisorio involucra la afánisis y da lugar al movimiento de
caída del sujeto (fading), en tanto se realiza como tal pero amputado. En relación a la cadena de significantes, al
producirse la articulación, cae el sujeto como efecto de ella (el sujeto es un significante para otro significante). El
sujeto irrumpe en la cadena para conseguir la separación, esto implica hacerse un lugar en la cadena, quedará un
intervalo donde yace el deseo. La lógica de la separación es la intersección o producto donde lo que importa son
los elementos excluidos, se tiene en cuenta lo perdido. En los deseos del A, el sujeto opera con su propia falta
tratando de provocar en él la misma falta que el A. Es decir que se sitúa como lo que falta en el A, como la causa
de su deseo.
Es decir que se descubre la falta en el A, pero uno no es objeto de deseo, por lo que nos identificamos con el
objeto-causa del deseo del A. Es por esto que el sujeto cae de la cadena de significantes, a partir de lo cual se
identifica con lo que de él mismo se desprende: el objeto A. Por lo que la inscripción de la falta se produce en el
momento de la separación, lo que lleva a que ahora el sujeto ofrezca su falta al deseo del A, ya no será objeto,
sino falta del A.
La separación va a imponer un desbaratamiento de la ilusión subjetiva de completamiento del A. Va a tratar
siempre de cubrir su falta, por lo que va siempre a la deriva de objetos sustitutos. El deseo no exige una respuesta
por parte del A, sino que espera que el A nunca tenga una respuesta para poder mantener el deseo, este deseo
quedará fundado por la acción de la separación.
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UNIDAD VI
Para desarrollar el Complejo de Edipo, es necesario tener en cuenta la lectura que Lacan hace del Edipo freudiano.
Para ello es necesario tener en cuenta dos conceptualizaciones fundamentales: la metáfora paterna y los 3
tiempos del Edipo.
Lo primero que se tiene que tener en cuenta es: ¿a qué problema da solución el Edipo?, ¿para dar cuenta de qué
cuestiones es que Freud hace su planteo del complejo de Edipo? El Edipo es el que nos permite dar cuenta de la
sexualidad y la estructura de un sujeto.
Lo primero que Lacan nos hace saber, es que el Edipo como imaginería, fantasías de rivalidad, de deseos de
asesinato del padre para satisfacer sus deseos incestuosos hacia la madre, no nos da ninguna explicación
estructural. El interés de Lacan será entonces, cómo retomar el Edipo pero en términos de estructura. Ubicar los
puntos simbólicos, estructurales que hacía del Edipo un universal.
Lo que Lacan ve claramente como nudo que está detrás de esta suerte de historieta, y que Freud saca a la luz, es
el papel de la ley en la cuestión del goce de un sujeto.
Lacan intenta formalizar el complejo de Edipo a través de la metáfora paterna (MP), formalización que consiste en
reducirlo a sus puntos de apoyo simbólicos mínimos.
Lo primero que se tiene que tener en cuenta es que hay que ubicar la función del padre como la que articula el
deseo a la ley.
Toda la imaginería que encontramos respecto al odio o deseo de asesinato del padre, es justamente en el punto
en que este padre viene a introducir una prohibición o un obstáculo en el camino del sujeto al goce sexual. El odio
al padre no es al padre en general, sino al padre en el punto en que sostiene una ley que introduce una
prohibición de goce sexual: prohibición del incesto.
No hay nada de natural para el ser humano en su camino al goce sexual. Se requiere de la intervención de algo
externo, y eso es la ley, la prohibición, efecto de lo simbólico. Entonces, el niño es ahora un sujeto jurídico,
articulado a la ley. Puede captar que hay cosas prohibidas, y el padre viene a ser el agente de esa prohibición.
Lo que tenemos hasta ahora son los puntos de referencia estructurales del Edipo: un camino hacia el goce sexual
dirigido a la madre como objeto, y algo que se interpone, un efecto de una ley sostenida por el padre.
Se requiere de un sujeto para que se inscriba la ley. Para que el niño primero capte una prohibición, tiene que
estar articulado como sujeto a la ley.
Para Lacan, la problemática inicial del niño no es que él tenga un deseo por la madre, sino que su problema es qué
deseo tiene la madre por él. Se invierte la cuestión tal como fue tratada con anterioridad por los psicoanalistas,
que parten del deseo incestuoso del niño por su madre.
Que el niño pueda tener fantasías y deseos por la madre va a ser gracias a la intervención del padre.
Es a partir del deseo de la madre que el niño va a poder ir situando su deseo. Lo primero no es el deseo por la
madre, sino el problema del deseo de la madre.
Como consecuencia de esto vemos que la madre de la que se trata en el Edipo no es una madre natural, sino que
se trata de una madre que puede pensarse simbólicamente, porque a un deseo solo se lo puede sostener y
subjetivar a partir de una señal del otro que nos haga preguntarnos ¿qué querrá?, ¿qué será?
Es así que el deseo de la madre es un deseo articulado a un significante. Pero es un significante que como es uno,
no significa nada. Entonces, para presentar la MP Lacan sitúa una primera operación de simbolización que se
efectúa por las idas y vueltas de la madre, por una oposición presencia-ausencia.
Aquí lo importante es que la ausencia de la madre es captada por el niño como un deseo, por lo cual podemos
escribir el deseo de la madre como un significante.
Lo enigmático del deseo quiere decir que no hay ninguna razón para ese deseo. Ese deseo de la madre se presenta
al inicio como sin sentido, caprichoso, absoluto, insensato.
El niño en ese primer tiempo está menos como sujeto que como sujetado por ese deseo materno caprichoso.
Se requiere de un segundo significante, que se abroche al significante unario, y que se produzca un efecto de
significación para que haya sentido, para fijar algún sentido seguro respecto de qué desea la madre, y así salir de
la angustia que surge cuando no se sabe qué es uno para el deseo del Otro.
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Este significante es el significante del Nombre del Padre (NP): sustituye, hace caer bajo la barra al deseo de la
madre, tachándolo, limitándolo al interpretarlo y otorgarle significación.
El NP fija la razón del deseo de la madre en el falo; interpreta que lo que la madre desea es el falo.
La operación metafórica del NP nombra como fálica a la falta que entraña al deseo materno, nombra esa falta
como castración, por eso puede decirse que el NP “castra” el deseo de la madre, y lo fija a un objeto: el falo.
Una vez que el niño vislumbra, por la operación del NP, que lo que la madre desea es el falo, en el momento en
que halla la razón de ese deseo en el falo, sólo debe dar un paso para identificarse con el mismo y hacerse, con el
falo, un ser.
En este primer tiempo lógico, en el cual el niño se encuentra capturado, sujetado, a merced del deseo de la
madre, no es sólo éste deseo el que está a la espera de recibir una significación sino también, correlativamente, el
ser mismo del sujeto.
El niño sabe a partir de ese momento que es el falo lo que colma a la madre. Depende de la forma que tome el
falo para el deseo de la madre, lo que será el niño como falo de la madre.
La MP la localizamos en lo simbólico y la reducimos a la sustitución de un significante – el deseo de la madre – por
otro significante – el NP.
Se entiende entonces que “NP”, “MP” y “significación fálica” son términos relacionados, pero que no se
confunden.
El NP es un significante, la MP es la operación de sustitución de ese significante en el lugar del primeramente
simbolizado por la ausencia de la madre y, la significación fálica, el efecto en lo imaginario como producto de tal
sustitución.
El NP es considerado el significante que metaforiza el significante deseo de la madre sustituyéndolo. Opera un
borramiento del goce por el significante, para engendrar su restitución regulada bajo la forma de la significación
del deseo: la significación del falo, debe evocarse en lo imaginario del sujeto por la metáfora paterna.
El NP es el instrumento metafórico, es el significante que en el A como lugar del lenguaje, tiene la función de una
basta, de un punto de almohadillado, que liga el significante y el significado, el deseo y la ley, lo simbólico y lo
imaginario.
El NP es el significante del A, como lugar de la ley (ley de significante, del deseo). La operación de la MP da cuenta
de la inscripción de éste significante primordial, cuyos efectos enmarcan el complejo de Edipo a través del cual el
sujeto se identifica a su sexo.
Función y categoría de la falta. Privación – Frustración – Castración
La noción de la falta se declina en 3 modalidades: frustración, privación y castración. (Presentan conexión con el
NP y con las variantes simbólica, imaginaria y real de la función paterna).
o FRUSTRACIÓN: se corresponde con las relaciones más primitivas del niño con la madre y el objeto
implicado en primer término es el seno como objeto de la necesidad (por la demanda es un signo de
amor). Este objeto la madre puede darlo o negarlo, por lo tanto es un don (falta experimentada como
frustración). Es una falta imaginaria que se vincula al amor, el sujeto se ve afectado por una falta que sólo
es tal si interviene un orden simbólico que tacha al objeto real, que hace que el objeto real entre en la
alternancia presencia-ausencia, que hace que ese objeto pueda estar o no.
o PRIVACIÓN: se inscribe en el contexto del complejo de Edipo, y en u fundamento, en el complejo de
Castración. Remite a la ausencia del pene en la mujer, que es captada como carencia real, a partir de la
simbolización de lo real. Es decir que sin la intervención del significante fálico la noción de privación no
tiene sentido. Por eso Lacan dice que en lo real a la mujer no le falta nada, sólo a partir de la simbolización
del objeto se puede decir que a la mujer le falta el pene. Sólo a partir de la intervención de la ley, de la
premisa universal del pene “debería estar” se introduce un agujero en lo real del cuerpo femenino.
Privación, frustración y castración se anudan y convergen en la forma que la falta tiene lugar en la vida
psíquica femenina y en la constitución subjetiva del hijo.
La privación orientará la demanda del falo de la niña hacia la madre y la frustración resultante de esa
demanda la reconducirá hacia el padre.
Dirigida hacia él, la demanda habrá de elaborarse como castración, lo cual hará que al frustración se vuelva
admisible gracias al establecimiento en el inconsciente de la ecuación simbólica falo=niño.
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o CASTRACIÓN: la función del padre es determinante ya que es quien le revela al niño su insostenible
impostura de pretender colmar el deseo materno, de ser su falo.
A esta intervención paterna se la denomina castración porque consiste en la anulación temporaria del
pene del niño que le permitirá en un futuro hace uso de él como instrumento, es decir que es la operación
por la cual el pene como órgano se transforma en falo.
La frustración, privación y castración se subordinan a la inscripción del NP. Cuando éste significante
primordial está forcluído (al no disponer del complejo de Edipo como marco de la subjetividad), las 3
modalidades de la falta se manifiestan profundamente alteradas.
Constitución de la madre simbólica
La sucesiva alternancia de la presencia-ausencia de la madre, constituye el primer agente de la frustración. En este
momento, planteado por Lacan como el primer tiempo lógico de la frustración, la madre se constituye como
madre simbólica.
El segundo tiempo lógico a la frustración responde al viraje en la relación del sujeto con la madre simbólica, se
produce el efecto de la no-respuesta de ésta a las llamadas del sujeto. Al no responder, se vuelve una “potencia”
que puede ser favorable o desfavorable para el niño. Esta frustración de don o de amor, toma el estatuto de una
frustración de ser el falo de la madre, lo cual introduce a la problemática de la castración.
La significación fálica:
El falo como significación fundamental del deseo es introducido en el sujeto por la acción del significante. Este falo
tiene un estatuto imaginario, es el objeto imaginario del deseo materno. Es una significación que surge por efecto
de la MP.
El primer significante, significante de la madre (M), está destinado a ser reprimido por acción de la MP, el segundo
significante, surge como significante privilegia en el lugar del A, es el significante del NP.
En la MP, el NP sustituye al deseo de la madre, significando así al sujeto como falo.
Si al principio el deseo, es deseo del A, en el sujeto es deseo de ser deseado. Para ser deseado por el A, el A debe
ser él también un sujeto dividido, deseante. El falo es aquello que podría calmar la falta en el A, y el sujeto no
tiene más remedio que proponerse ser el falo.
Los tres tiempos del Edipo
El Edipo en Lacan es la descripción de una estructura inter subjetiva, en él no hay nada que sea variable
independiente, todos sus elementos están articulados, de acuerdo a un elemento que circula y que es el que va a
determinar la posición de los personajes que en él intervienen.
Lo que circula entre los miembros de la estructura del Edipo es el falo, como aquello que está en el lugar de la
falta.
Es necesario considerar al falo en sus dos vertientes: como falo simbólico, es decir, significante de la falta, y falo
imaginario, es decir como objeto imaginario que está presente en el lugar de la falta y que da la ilusión de
completud.
De acuerdo al falo que va circulando, se van ubicando los distintos personajes frente a ese falo, cuya posesión
otorga una satisfacción narcisista.
Para entender el Edipo freudiano, su entrada y salida, se necesitan 3 tiempos y 3 replicaciones de la metáfora en
condiciones distintas.
Primer tiempo: tenemos el deseo de la madre como enigmático y marca la entrada en el Edipo, esa entrada es
poder identificarse con el objeto fálico como objeto deseado por la madre.
“el niño es el falo, la madre tiene el falo, el padre no aparece suficientemente desarrollado en la teoría.”
El niño no es alcanzado por la metáfora, él sólo recibe los efectos de ésa metáfora, no necesita todavía
confrontarse con ningún padre, con ninguna ley del padre; se identifica con “ser el falo”, objeto imaginario del
deseo de la madre (esto se logra porque en el madre ha operado una metaforización). La identificación fálica en
la relación con la madre es considerada por Lacan como el primer tiempo normal, básico del Edipo. La madre
produce la ecuación niño-falo, se define como madre fálica y el niño es el falo para la madre, es quien la completa.
El hijo es el falo, ella es la ley, por eso es una ley omnipotente, caprichosa, el niño y la madre forman una unidad
narcisista, cada uno hace posible la ilusión de completud y perfección del otro. Pero el niño no puede quedar
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eternamente en esa identificación, si bien es el tiempo que permite la entrada al Edipo, es también de lo cual el
sujeto tendrá que deshacerse.
Segundo tiempo: se trata de una metáfora que se encarna en alguien, cuerpo deseante real (puede no ser el
padre biológico). Es la entrada del padre como interdictor, como quien prohíbe esa posición del niño con la madre,
instaurando la ley. El niño deja de ser el falo, la madre deja de tener el falo, el padre es el falo omnipotente que
puede privar a la madre.
En este segundo tiempo, la operación de la que se trata es de una privación que recae en la madre principalmente
y más indirectamente sobre el niño. La identificación que permitía al niño ser el falo tendrá que ser quebrada.
Es el padre quien dice “no”, que interviene mediante la palabra de la madre, como palabra del padre. Es el padre
imaginario como figura del padre terrible. Para que haya privación efectiva del objeto fálico, es esencial no sólo
que la madre se dirija al padre, sino que éste no quede ubicado como dependiente del deseo de la madre, que se
ponga en juego la falta y el deseo del lado de la madre como no colmado por ningún objeto.
La intervención paterna ocurre desde afuera, no directamente con el niño, ya que éste encuentra al padre en el
discurso de la madre, en el reenvío de la madre a una ley que no es la suya sino la del A, que además es quien
posee realmente el objeto de su deseo.
No se trata de un padre real que profiera la prohibición del incesto. El padre opera mediado por la madre como
padre imaginario, todo poderoso, interdictor y privador, de la madre en primer lugar, y por consecuencia, también
del niño. Sostiene la doble prohibición del incesto (a la madre y al niño).
Tercer tiempo: es la clave del Edipo y conduce a su salida. El padre aparece como castrado, se produce la totalidad
del movimiento que lleva a independizar el falo y la ley de todo personaje real. El padre no es la ley, sino sólo su
representante. El padre tiene el falo, pero no es el falo. El falo se encuentra por fuera del padre. Él es alguien que
lo posee.
En este 3er tiempo se separa el falo de sus representaciones, entre ellas, el pene.
Para pasar al 3er tiempo se requiere de un padre real, de la realidad, porque es el tiempo en el cual se da la
conquista del ideal del yo. Es el niño el que puede metaforizarse a sí mismo diciendo “soy como papá, soy
portador de ése falo”.
La ley pasa a ser una instancia, en cuya representación el padre actúa, pero no es la ley. Tanto la ley como el falo
son instancias que están más allá de cualquier personaje.
El efecto es pasar de ser o no ser el falo, a tener o no tener el falo. Es una asunción simbólica, metafórica, porque
su ejercicio vendrá muchos años después. El niño todavía no podrá hacer uso de su pene, pero lo ha significado.
Recapitulando:
o En el 1er tiempo, la significación era ser el falo como objeto imaginario.
o En el 2do tiempo, es la mera negatividad, dejar de ser el falo.
o En el 3er tiempo, se juega la asunción de la identificación sexual, constituyendo el ideal sexual que lo
define y lo significa como hombre, en el sentido de que “el que tiene, el que porta el falo”, y puede, por
tanto, donarlo al otro sexo, a las mujeres.
En este 3er tiempo, se completa la castración simbólica.
Aquí, el padre puede darle a la madre lo que ella desea y puede dárselo porque lo tiene, en el sentido genital de la
palabra, por eso la relación de la madre con el padre vuelve al plano real.
La salida del complejo de Edipo es favorable si la identificación con el padre se produce en éste 3er tiempo, esta
identificación se llama ideal del yo. Si el padre es interiorizado en el sujeto como ideal del yo, el complejo de
Edipo declina, el niño tiene en reserva todos los títulos para usarlos en el futuro
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