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Resumen: El presente trabajo busca comentar, en primer lugar, cuál es la concepción de Marx y Engels sobre
educación, contenida en toda su obra y que aparece resumida en El capital. Para ello, hacemos un análisis
teórico conceptual para ver cómo van madurando y desarrollando su concepción a través de varias de sus obras
previas. En segundo lugar, se hace un comentario de la obra de Freire, mostrando los elementos que él recupera
del pensamiento de Marx y Engels y que son aspectos vertebrales del método del pedagogo brasileño. a partir
de los cuales se puede construir una educación sustentable para el Siglo XXI.
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Introducción
Desarrollo
entrar en conflicto, que uno pueda destruir al otro; por el contrario, la naturaleza humana está
constituida de tal modo, que sólo podemos atender a nuestra propia perfección trabajando
por la perfección y el bien de los demás. (Marx, 1989: 1-4).
En el caso de Engels, también desde muy joven, a los 19 años, expresa un interés por
las condiciones sociales en que se desarrolla la educación. En las Cartas a Wupertal (1939)
describe el trabajo de los maestros y el carácter de clase de la educación en su comunidad
natal, Barmen, y en Elberfeld. Se sorprende e indigna de que gran número de hijos de obreros
dejen de asistir a la escuela para trabajar, por la simple y sencilla razón de que el señor fabril
prefiera no pagar lo doble por un obrero adulto. Crítica el carácter de la educación pietista
que se imparte en las instituciones de esa región: formación práctica y utilitaria. Carácter
que es afín a los intereses de la clase dominante, quien tiene el monopolio de la enseñanza y
porque, de todos los industriales, son los pietistas los que peor tratan a sus obreros, buscando
cualquier pretexto para disminuirles su salario (Engels, 1989: 4-17). Años después, llegado
a Inglaterra (1843), comienza a juntar información para su obra La situación de la clase obrera
en Inglaterra, que publica en 1845 y en donde describe las condiciones de vida de los
trabajadores, sin dejar pasar por alto la educación, las ciencias y el arte.
En Marx, dentro de su obra Crítica a la Filosofía del Derecho de Hegel (1844), se puede
ver que para él la educación está íntimamente ligada a la transformación, puesto que su idea
de filosofía está en relación directa con el proletariado que lucha por su emancipación y la
emancipación de toda la sociedad. En este tenor, la filosofía toma un sentido amplio que
incluye a la educación. Se entiende a la educación como formadora de conciencia, pero no
de una conciencia meramente ideal, sino una conciencia práctica que lleva a la producción
de un hombre nuevo y una nueva sociedad. (Marx, 1987: 9).
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PROPUESTA BURGUESA DE LA
EDUCACIÓN
Ambiente
PROPUESTA DE MARX Y
ENGELS
Ambiente
Ambiente
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La educación como actividad social está marcada por la relación triple entre Hombre
— Condiciones materiales — Acción transformadora. Esto redunda en la idea planteada en
los Manuscritos de 1844 acerca de la “humanización de la naturaleza y la naturalización de
la humanidad”, que no es otra cosa que el Trabajo. Pero Marx y Engels no solo reflexionan
el sentido de la educación, también ubican el lugar que tienen dentro de la praxis humana y,
con ello, sus límites. La educación es forma de la conciencia social, conciencia práctica, sí,
pero conciencia, y como tal se halla vinculada a la ideología, por la cual entendemos el
conjunto de concepciones que simula la realidad y dentro del cual se encuentra un origen de
clase histórico.
Como reflejo de las sociedades de clase, la ideología es la conciencia que se produce
con la división social del trabajo, particularmente con la división entre el trabajo manual y el
trabajo intelectual. En este sentido, la educación burguesa reproduce estas falsas imágenes
que proyecta la división del trabajo y que se articulan como ideología. La ideología que no
representa nada real, se convierte en ideología pura. Pero una verdadera educación desarrolla
en el hombre la conciencia de su práctica existente. En otras palabras, forma un conjunto de
concepciones que logra reflejar fielmente la realidad, sus condiciones de vida y la necesidad
de transformarlas y/o desarrollarlas. Es una ideología, pero positivamente existente. La clase
dominante utiliza a la educación, en tanto formadora de hombres, para volver predominantes
sus pensamientos e ideas, convirtiendo así el poder material en poder intelectual. La clase
dominante administra y somete a la educación y la iglesia es un agente educativo al servicio
de los intereses de la clase dominante. Marx y Engels señalan que ante este sometimiento de
la educación hay que construir un nuevo proceso educativo al que llaman Revolución
Comunista. Educativo porque destruye la falsa conciencia de la sociedad burguesa y de todas
las sociedades de clases y da lugar a una conciencia que entiende al mundo de manera real,
sin ilusiones, porque es práctica. Por ello, la conciencia rebasa el marco burgués de la
ideología. Transformar críticamente es el fundamento de la educación. Y la revolución como
educación puede hacer todo esto porque la clase dominante que la lleva a cabo representa los
intereses de la sociedad toda y las impone a los miembros de la clase burguesa, que también
forman parte de la sociedad, pero que siempre actúan contra ella.
[…] lo que forma al hombre es la educación, […] no sólo la educación en el sentido
corriente, sino el conjunto de las relaciones de vida de un individuo, si es necesaria una
reforma que venga a abolir la contradicción entre el interés particular y el interés general
humano, para poder llevar a cabo esta reforma hace falta, por otra parte, transformar la
conciencia. (Marx & Engels, 1967: 199)
Entre 1844-1848, uno de los periodos más ricos de su vida, Marx y Engels lograron
establecer los fundamentos científicos-políticos de los objetivos del plan de lucha del
proletariado, en los cuales hay una nueva concepción de la educación: 1) la educación debe
ser estrechamente ligada a la práctica revolucionaria concreta; 2) debe ofrecer los elementos
científicos de su práctica; 3) se educa para desarrollar un pensamiento práctico y desarrollar
también el interés por la transformación social (no para el corazón, ni para la virtud). Se
puede apreciar como la postura de Marx y Engels acerca de la educación no se centra y,
mucho menos, se ciñe a la educación de niños. Ellos hablaban de la educación de toda la
sociedad y —sobre todo— de la educación de jóvenes y adultos, pues ellos son los que hacen
la revolución y transforman a la sociedad.
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FORMACIÓN DE SUJETOS
Pero la reflexión va aún más allá. Marx y Engels piensan la educación como un proceso
fundamentalmente de autoeducación, pues conciben que el hombre produce su propia
conciencia práctica, no solo por su actuar sobre la naturaleza, sino también por su actuar
sobre sí mismo y sobre los demás. “El desarrollo de las fuerzas productivas no se produce
al margen de los hombres, sino a través de ellos y en ellos”, apunta Federico Engels en el
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Ciento uno años después de la publicación del tomo I de El Capital, Paulo Freire
publicó su libro Pedagogía del Oprimido (1968), en donde presenta un método pedagógico
basado en el trinomio Alfabetización — Educación — Concientización política, a partir de
los cuales supera los efectos negativos que ha tenido la división del trabajo educativo,
expresada bajo la figura de una escisión entre educación formal e informal, y permite una
revaloración de los sujetos de la educación. Con ello se coloca en una posición que le permite
mostrar los límites de otros métodos pedagógicos anti dialógicos, que se basan solo en la
transmisión de datos conocimientos y/o técnicas sin incidir en la recreación de los seres
humanos, a favor de una nueva forma de humanización. De ser sujetos educados para
producir una humanidad (su humanidad) enajenada, a sujetos con una humanidad libertaria.
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como encuentro entre hombres para nombrar el mundo, es condición fundamental para su
verdadera humanización. (Lee, 2016: 651-653)
Para Marx y Engels educar consiste en formar sujetos para transformar la sociedad,
para revolucionarla. Para Freire también. La educación es socialización para el proceso de
cambio de la sociedad. Por esta necesidad, la del cambio, de la sociedad, la educación tiene
como centro al sujeto que busca la superación de sus contradicciones e imperfecciones; la
superación de su saber relativo. Sea educador o educando, ambos son individuos que se
cuestionan en su ser como primer paso para satisfacer concretamente sus necesidades. Ambos
jamás pueden posicionarse de manera neutral dentro del acto educativo y en el mundo, pues
ser neutral significa no tener sentido frente al otro sujeto, frente a la realidad histórica en la
que se vive.
El sujeto o los sujetos del acto educativo (educador y educando) se posicionan ante su
realidad y actúan en ella con base en ese posicionamiento, lo sepan o no. La educación
permite hacer consciente nuestro posicionamiento, corregirlo si es necesario y/o hacerse
consecuente con él. Aquellos que dicen ser neutrales, puros, en verdad tienen miedo de
revelar su verdadero compromiso en el mundo (Freire, 2002).
- ¿Qué tan marxista es usted? ¿hoy usted es más marxista que cuando escribió
Pedagogía del Oprimido?
- En mi juventud fui al encuentro de los campesinos y obreros. El diálogo con ellos me
llevó a Marx. Encontré a Marx entre los campesinos y los obreros. Mi aproximación a Marx,
así como mi posición cristiana —de la cual no reniego—, ninguna de las dos se dio a nivel
intelectualista. No fui a las clases oprimidas por causa de Marx. Fui a Marx por causa de
ellas. Y al hacerlo, comencé a sorprenderme con alegría por haber encontrado a Marx entre
los campesinos y los obreros… Comencé a ver una cierta radicalidad original del
pensamiento de Marx allá en el área campesina. Entonces comencé a pensar: ¡híjole, este
hombre es serio! Mi encuentro con ellas me hizo encontrar a Marx y no al contrario. (Revista
Educação & Sociedade, 1979: 73-75)
El punto de partida del quehacer pedagógico y de la educación en general es el
desarrollo comunitario, es decir, las necesidades sociales, frente a un proceso mundial de
convergencia tecnológica e integración territorial —que ha traído dinámicas muy
contradictorias que incluyen: marginación social, pobreza, pérdida de soberanía y autonomía
de las poblaciones, privatización y desnacionalización de los recursos naturales, devastación
ambiental. ¿Cómo saber que conceptos y procesos reales son positivos y cuáles no? La
pregunta no está demás y es muy importante para poder tomar una actitud crítica que pueda
establecer los alcances y límites de la educación que nos entreguen la medida de una
educación compleja, sustentable.
¿Cuáles son las condiciones necesarias para una educación sustentable?
En primer lugar, una educación sustentable requiere de la construcción de una escuela
basada en la autonomía para la definición, ejecución y evaluación de su proyecto pedagógico.
Significa que el proyecto pedagógico de la institución educativa se tiene que basar en las
necesidades de la región donde se encuentra. Esta autonomía solo puede ser posible en
condiciones de una gestión democrática de la educación, que comienza por mecanismos
de organización académica horizontales. Autonomía y democracia forman parte del acto
pedagógico, como bien dice Freire.
En segundo lugar, se trata de construir una educación en relación con su comunidad,
porque la educación –sobre todo la pública- es una conquista de la comunidad. De ahí, que
una educación (y una escuela) que no defienda y desarrolle a la comunidad en la que acontece,
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sino que más bien se desarrolle al margen de ésta, en realidad no educa, porque no existe
escuela ni educación que se definan en si mismas. Su identidad se las da la comunidad a la
que sirven. Educar es socializar, es decir, darle al individuo la capacidad de construir,
conservar y desarrollar sus relaciones sociales (sea con otros individuos y/o con la misma
naturaleza) de una manera amplia, universal, abierta, en constante devenir
En tercer lugar, si el objetivo último al que aspira la escuela es hacia la socialización
del individuo para la construcción de una sociedad mejor, su punto de partida es la enseñanza.
Este es el aspecto que especifica a la escuela. El alumno aprende solo cuando se torna sujeto
de su aprendizaje y para que ello ocurra debe de participar de las decisiones que tienen que
ver con el proyecto pedagógico de la escuela, que está en acorde con las necesidades y
demandas de la comunidad de su región y que por esa razón es su proyecto académico, que
forma parte de su propio proyecto de vida. Por lo tanto, la participación social es el tercer
elemento de la naturaleza del acto pedagógico. La vida cotidiana es el lugar y la dimensión
donde la pedagogía toma sentido porque nuestra condición de seres humanos se construye
ahí. Por eso la escala local de la educación –con la democracia, autonomía y participación
que la caracterizan- tiene que ser compatible con la escala global, de ahí la importancia de la
articulación con el poder público.
A la comunidad le corresponde participar en los cuerpos colegiados de la escuela
(conformados por padres, alumnos, profesores, directores, y demás trabajadores) para poder
colaborar en la realización de los ordenamientos territoriales educativos y en el proyecto
pedagógico de la escuela, participar en las formas de organización administrativa (la elección
de los directores y demás agentes escolares), en la definición de los criterios de acceso y
permanencia en la escuela y en la evaluación permanente del propio proceso educativo para
que tenga en realidad un sentido emancipatorio. La evaluación no puede ser hecha por
agentes externos a la propia escuela, ni tampoco de espaldas a la comunidad.
En todo esto es muy importante resaltar la noción de ordenamientos territoriales
educativos que se refieren a la elaboración de material cartográfico donde queden geo
referenciadas los datos de las necesidades educativas de una región, así como de la
infraestructura con la que cuenta. Una vez asentado en dicha carta la localización y situación
de los edificios escolares, instalaciones, recursos financieros, proyección del número de
alumnos por nivel de estudio, grado de escolaridad de la población, características
socioeconómicas, medio ambiente, se logra obtener un diagnóstico que muestra el perfil
educativo completo territorializado de dicha región y – a partir de él- las estrategias
recomendadas.
Conclusiones
Es necesaria y posible la construcción de una etnología de escuela que sea la base de
una educación sustentable y que se fundamente en las ideas críticas pedagógicas contenidas
en la obra de Marx y Engels. Esta educación sustentable y etnología escolar se caracterizan
por considerar aspectos relacionados con la dimensión cotidiana que establece con la
comunidad. Hay saberes y prácticas de la comunidad que la escuela ignora y que sin embargo
intervienen en el curriculum cotidiano de la escuela.
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