Salud Sexual Oms
Salud Sexual Oms
Salud Sexual Oms
El ‘’sexo’’ son las características biológicas de las personas; el termino sexualidad hace referencia se refiere
a una dimensión fundamental del hecho de ser un ser humano: basada en el sexo , incluye al género, las
identidades de sexo y género, la orientación sexual, el erotismo, la vinculación afectiva y el amor, y la
reproducción . Se experimenta o se expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias,
actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. La sexualidad es el resultado de la interacción
de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o espirituales. , la
sexualidad se practica y se expresa en todo lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos; la salud sexual
es la experiencia del proceso permanente de consecución de bienestar físico, psicológico y sociocultural
relacionado con la sexualidad. La salud sexual se observa en las expresiones libres y responsables de las
capacidades sexuales que propician un bienestar armonioso personal y social, enriqueciendo de esta
manera la vida individual y social. No se trata simplemente de la ausencia de disfunción o enfermedad o de
ambos. Para que la salud sexual se logre es necesario que los derechos sexuales de las personas se
reconozcan y se garanticen.
El género es la suma de valores, actitudes, papeles, prácticas o características culturales basadas en el sexo.
El género, tal como ha existido de manera histórica, transculturalmente, y en las sociedades
contemporáneas, refleja y perpetúa las relaciones particulares de poder entre el hombre y la mujer; La
identidad de género define el grado en que cada persona se identifica como masculina o femenina o alguna
combinación de ambos. Es el marco de referencia interno, construido a través del tiempo, que permite a los
individuos organizar un auto concepto y a comportarse socialmente en relación a la percepción de su
propio sexo y género. La identidad de género determina la forma en que las personas experimentan su
género y contribuye al sentido de identidad, singularidad y pertenencia; La orientación sexual es la
organización específica del erotismo y/o el vínculo emocional de un individuo en relación al género de la
pareja involucrada en la actividad sexual. La orientación sexual puede manifestarse en forma de
comportamientos, pensamientos, fantasías o deseos sexuales, o en una combinación de estos elementos;
el erotismo es la capacidad humana de experimentar las respuestas subjetivas que evocan los fenómenos
físicos percibidos como deseo sexual, excitación sexual y orgasmo , y, que por lo general, se identifican con
placer sexual. El erotismo se construye tanto a nivel individual como social con significados simbólicos y
concretos que lo vinculan a otros aspectos del ser humano; la vinculación afectiva es la capacidad humana
de establecer lazos con otros seres humanos que se construyen y mantienen mediante las emociones. El
vínculo afectivo se establece tanto en el plano personal como en el de la sociedad mediante significados
simbólicos y concretos que lo ligan a otros aspectos del ser humano. El amor representa una clase
particularmente deseable de vínculo afectivo.
La actividad sexual es una expresión conductual de la sexualidad personal donde el componente erótico de
la sexualidad es el más evidente. La actividad sexual se caracteriza por los comportamientos que buscan el
erotismo y es sinónimo de comportamiento sexual.
Las prácticas sexuales son patrones de actividad sexual presentados por individuos o comunidades con
suficiente consistencia como para ser predecibles.
La expresión “ relaciones seguras sin riesgo “ se emplea para especificar las prácticas y comportamientos
sexuales que reducen el riesgo de contraer y transmitir infecciones de transmisión sexual, en particular el
VIH.
Si bien la sexualidad puede abarcar el erotismo, los vínculos afectivos, el amor, el sexo, el género y la
reproducción, no todas estas dimensiones tienen que expresarse. La sexualidad se encuentra presente en
toda la vida, aunque es posible que las expresiones e influencias que repercuten en la sexualidad difieran
con el correr de los años. La sexualidad está marcada por un contexto histórico y cultural concreto y, por
ende, está determinada por costumbres, tradiciones y valores y ella, a su vez, repercute en estos. Su
desarrollo pleno depende de la satisfacción de las necesidades fundamentales del ser humano, tales como
el deseo de contacto, intimidad, expresión emocional, placer, ternura y amor. Además de que hay acuerdo
en que los elementos socioculturales (significados compartidos) de la sexualidad son vitales para la
conceptualización de la sexualidad humana, existe una clara tendencia en los enfoques teóricos de que la
sexualidad se refiere no solamente a las capacidades reproductivas del ser humano, sino también (y en
muchas circunstancias, principalmente) al placer.Algunos teóricos, han considerado otro elemento de la
sexualidad: el vínculo afectivo o amor.La bibliografía psicoanalítica abarca las consideraciones del amor, la
patología del amor y la sexualidad a menudo en un lenguaje en el que el amor no puede distinguirse en
relación con otras expresiones sexuales tales como la atracción erótica. Sin embargo, algunos hallazgos
recientes plantean la posible existencia de un sistema neurobiológico bien diferenciado que rige el apego y
la formación de las parejas en los animales y cumpliría la misma función en los seres humanos.
“salud sexual” se refiere a la experiencia del proceso continuo de bienestar físico, psicológico y
sociocultural relacionado con la sexualidad. La salud sexual se observa en las expresiones libres y
responsables de las capacidades sexuales que propician un bienestar personal y social, enriqueciendo de
esta manera la vida individual y social. No se trata simplemente de la ausencia de disfunción, enfermedad o
discapacidad. Para que la salud sexual se logre es necesario que los derechos sexuales de las personas se
reconozcan y se garanticen. Desde el punto de vista histórico, diferentes grupos han empleado el término
“salud sexual” para referirse a conceptos distintos. Algunos opinan que el término se ha utilizado como un
eufemismo para designar la información sobre las infecciones de transmisión sexual; otros consideran que
dicho término se ha empleado para fomentar un enfoque estrecho de la educación relativa a la
reproducción. A partir de la definición anterior debería quedar claro que el presente documento propone
un significado integral de dicho concepto. La Organización Mundial de la Salud declara que la salud es un
estado completo de bienestar físico, social y mental y no consiste solamente en la ausencia de enfermedad
Esta definición, que a simple vista no plantea dudas, resulta menos convincente cuando se aplica al
comportamiento
Derechos sexuales
Los derechos humanos son inherentes a los seres humanos; empero, el reconocimiento de los derechos
inherentes no crea derechos per se.
Los derechos humanos están por encima de los valores culturales. Si una cultura en particular tiene una
costumbre que va en contra de un derecho humano, es necesario cambiar el valor cultural, como sucede en
el caso de la práctica cultural de la mutilación genital femenina. El enfoque de los derechos humanos en
materia de promoción de la salud se ha estipulado explícitamente en el caso de la promoción de la salud
reproductiva. El reconocimiento de los derechos sexuales se encuentra en proceso de evolución. Los
derechos humanos son aquellos principios que se consideran universalmente como protectores de la
dignidad humana y promotores de la justicia, la igualdad, la libertad y la vida misma. Dado que la
protección de la salud es un derecho fundamental del ser humano, es obvio que la salud sexual conlleva
derechos sexuales. El grupo de expertos recomienda firmemente que las organizaciones internacionales,
tales como la OMS y otros organismos de las Naciones Unidas, promuevan y se conviertan en defensoras de
la causa para lograr el consenso acerca de la declaración de los derechos sexuales universales del ser
humano, emanada de la Asociación Mundial de Sexología
La salud sexual puede reconocerse tanto en el plano personal como en el de la sociedad. En el plano
personal, existen comportamientos concretos que se han identificado como comportamientos que
caracterizan a la persona sexualmente sana. Estos se presentan en la lista denominada “Comportamientos
de Vida del Adulto Sexualmente Sano”.
Lista de SIECUS31 sobre Comportamientos de Vida del Adulto sexualmente sano. Una persona adulta
sexualmente sana:
• Afirma que el desarrollo del ser humano comprende el desarrollo sexual, el cual puede o no incluir la
reproducción o la experiencia sexual genital.
• Toma decisiones con conocimiento de causa respecto a opciones de familia y estilos de vida.
• Es capaz de reconocer los comportamientos sexuales que realzan la vida y los que son perjudiciales para
sí mismo o para los demás.
• Practica comportamientos que promueven la salud, tales como reconocimientos médicos regulares,
autoexámenes de los testículos o de los senos, e identificación oportuna de posibles problemas.
• Muestra tolerancia hacia personas con diferentes valores y modos de vida sexuales;
• Ejerce sus responsabilidades democráticas a objeto de tener influencia en la legislación relativa a los
asuntos sexuales.
• Evalúa la repercusión de los mensajes familiares, culturales, religiosos, de los medios de comunicación y
de la sociedad en los pensamientos, sentimientos, valores y comportamientos personales relacionados con
la sexualidad.
• Promueve los derechos de todas las personas a tener acceso a información fidedigna acerca de la
sexualidad.
Características de una Sociedad Sexualmente Sana Las sociedades que protegen y dan prioridad a la salud
sexual de sus miembros muestran las siguientes características:
Compromiso político: El Estado reconoce que la salud sexual es un derecho fundamental del ser humano y
se hace responsable de la promoción de la salud sexual.
Políticas explícitas: Las instituciones sociales, entre ellas las entidades gubernamentales, formulan,
desarrollan y ponen en práctica políticas públicas que comprenden instrucciones claras y precisas
destinadas a la protección y promoción de la salud sexual como derecho humano fundamental.
Legislación: Para la promoción de la salud sexual es indispensable que haya leyes vigentes destinadas a
proteger los derechos sexuales. Es fundamental contar con leyes que protejan de la explotación a las
personas vulnerables (por ej., prohibición de la prostitución infantil); reconocer los derechos de todas las
personas a la integridad del cuerpo (por ej., protección contra la mutilación genital); proteger a las minorías
sexuales para que se respeten sus derechos humanos tan fundamentales como educación, salud y empleo
(por ej., legislación contra la discriminación); y promover la igualdad en todos las dimensiones sexuales (por
ej. legislación relativa a la igualdad de oportunidades).
Buena educación: Un elemento necesario de una sociedad sexualmente sana es el acceso universal a la
educación sexual integral acorde con la edad, a todo lo largo de la vida. Infraestructura suficiente. A objeto
de garantizar el acceso de las personas a los servicios, es necesario contar con una infraestructura de
profesionales y paraprofesionales especializados en la resolución de problemas e inquietudes de índole
sexual. Esto incluye ofrecer a los profesionales programas de especialización en salud sexual.
Investigación: Una sociedad comprometida con la salud sexual de los miembros que la integran apoya las
investigaciones adecuadas y concretas destinadas a abordar las inquietudes clínicas, educativas y de salud
pública. Esto abarca la investigación relativa a las inquietudes emergentes (por ej., nuevas infecciones) y la
vigilancia para estimar la extensión y tendencias de condiciones que afectan la salud y que pueden ser
prevenidas (por ej., tasas de relaciones sexuales peligrosas en poblaciones de alto riesgo, tasa de violencia
sexual, prevalencia de disfunciones sexuales, etc.).
Cultura: Es necesario lograr una cultura de apertura hacia la salud sexual que a la vez asigne a ésta la
prioridad que le corresponde. Algunos indicadores tales como calidad de la información suministrada por
los medios sobre las inquietudes relativas a la salud sexual, y el grado en que pueden promoverse
abiertamente los mensajes sobre salud pública atinentes a las graves amenazas a la salud sexual, pueden
servir para medir la cultura.