Módulo 1. Algunas Nociones Teóricas Sobre Sexo y Cultura.
Módulo 1. Algunas Nociones Teóricas Sobre Sexo y Cultura.
Módulo 1. Algunas Nociones Teóricas Sobre Sexo y Cultura.
1. Concepto de sexualidad.
La sexualidad es una dimensión fundamental del ser humano porque es necesaria para
identificar al ser humano como tal, ya que está íntimamente relacionada con la
afectividad, la capacidad de amar y la aptitud para relacionarse con los demás.
- Sexualidad: Es una capacidad que conforma a cada ser humano y que permite sentir,
vibrar y comunicarnos a través del propio cuerpo. Es algo que forma parte de lo que
somos desde el mismo momento en el que nacemos y que permanece en nuestras vidas
hasta que morimos.
- Vínculo afectivo: Es la capacidad humana de establecer lazos con otros seres humanos
que se construyen y mantienen mediante las emociones.
Para entender bien la sexualidad y todos los conceptos que engloba, debemos empezar
por diferenciar los conceptos “sexo”, “sexualidad” y “erotismo”.
La palabra erotismo deriva del dios griego del amor Eros, que personifica los deseos
sexuales.
Se relaciona con las experiencias que ha tenido cada uno, porque no depende solamente
del estímulo externo sino también de la imaginación.
También, con mucha frecuencia, la sexualidad se identifica con las relaciones sexuales,
cuando la sexualidad es algo mucho más amplio que tiene que ver con nuestra
personalidad y nuestra manera de comportarnos, con la salud, con la opinión que
tengamos de nosotras y nosotros mismos, con nuestra forma de entender las relaciones
humanas, etc. Se piensa en la sexualidad como algo que se practica y cuya calidad
depende de las habilidades, técnicas y posturas que se conozcan, pero la sexualidad es
algo que se siente y se vive.
Otra idea muy extendida y estrecha de la sexualidad es la de que el comportamiento
sexual depende, casi en exclusiva, de los instintos, de lo biológico, cuando en realidad
los factores sociales tienen un peso muy importante. El papel de la sexualidad y de las
relaciones sexuales varía de una cultura a otra. Cada sociedad ha establecido sus formas
de conducta, códigos de comunicación y esquemas de pensamiento sobre la sexualidad;
y de igual forma cada sociedad define su propio concepto de masculino y femenino, su
modelo de hombre y de mujer y cómo han de ser las relaciones entre unos y otros.
En el curso de la evolución sexual tiene lugar la orientación del deseo, que suele ocurrir
durante la adolescencia. La persona define y pone en claro qué personas u objetos con
los que le resultan atractivos sexualmente y hacia los que dirigir su deseo sexual. Las
orientaciones sexuales son:
- Sentirse bien y a gusto con uno mismo: Tanto en lo que se refiere al propio cuerpo,
con independencia de si se acerca a los modelos de belleza que se nos imponen, como a
la propia forma de ser y de estar en el mundo. La aceptación y valoración personal no
tienen nada que ver con los éxitos o los logros materiales conseguidos, son sentimientos
más profundos que tenemos que cultivar por el simple hecho de ser nosotros y nosotras.
Los y las adolescentes se encuentran entre dos presiones. Por un lado, la presión de sus
propios cambios y por otro lado, la presión de las exigencias de su entorno social que no
siempre responde de la forma más adecuada porque las personas adultas se han olvidado
de lo difícil que resulta ser un o una adolescente.
A veces, la convivencia entre los miembros del grupo de iguales proporciona la ocasión
de las primeras relaciones sexuales. Casi siempre, estas primeras relaciones tienen la
intención de explorar y descubrir facetas que hasta el momento son desconocidas. Los
chicos y las chicas llegan a la adolescencia con los papeles y modelos que les atribuye la
sociedad y que han incorporado a lo largo de su socialización. Nuestra sociedad
mantiene, todavía, un sistema de valores diferente para unos y otros y esto hace que las
primeras experiencias sexuales se vivan de forma distinta. Pero ambos viven esa
complicada mezcla de sensaciones y sentimientos que van desde la emoción de
descubrirse a sí mismo y a la otra persona, hasta la inseguridad o el miedo a no gustar o
no saber, y todo ello aderezado por los sentimientos que cada uno y cada una ponga en
juego en la relación. Junto a estas cuestiones personales conviene no olvidar que, con
mucha frecuencia, las condiciones en las que tienen lugar las relaciones sexuales
durante la adolescencia no son las mejores. Los y las adolescentes casi nunca disponen
de espacios adecuados donde poder estar tranquilamente y esto supone que, en muchos
casos, las relaciones se desarrollen en lugares que obligan a la precipitación, con lo que
no se disfruta realmente del momento.
Las primeras relaciones sexuales mantenidas durante la adolescencia no tienen por qué
incluir el coito. La vivencia de esas primeras relaciones va a depender, en buena parte,
de la evolución sexual previa de cada adolescente: cómo haya vivido la sexualidad en su
familia, la educación sexual que haya recibido en la escuela, cómo se acepte a sí mismo
o a sí misma. En la medida en que la sexualidad se haya vivido de forma positiva, estas
primeras relaciones serán más gratificantes.