Ejemplo de Ensayos
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Ejemplo de Ensayos
Realidad Diocesana.
2
Bermúdez, Yovanny S.J. “Espiritualidad y religiosidad: camino de encuentro con la juventud” CERPE.
Pág. 1-2
3
Ibíd. Pág. 4
4
Ibíd. Pág. 5. Y cf. Mujica, H., Elogio de la lentitud, Viva, Buenos Aires, 25-06-2000, p.24. Citado por:
Fernández, Víctor Manuel., Actividad, espiritualidad y descanso. Vida armoniosa y unidad interior. Ediciones
San Pablo, Madrid, 2001, p.78
5
Rodríguez, Robert S.J. “Participación y protagonismo juvenil”. CERPE. Pág. 2
6
Aguirre, Jesús María S.J. “Rasgos del nomadismo cultural” CERPE. Pag. 3
abriendo sus puertas como Iglesia ante el joven que sufre desde el silencio; pero es ir más
allá, es ir en búsqueda de aquel que se siente solo y abatido.
Desde este enfoque, el mayor enemigo de una sana experiencia juvenil parroquial,
diocesana y nacional es la falta de “sinodalidad”. Sinodalidad, debe ser entendida como un
todo, un mecanismo, la suma de muchas partes que dan uno; a la falta de comunión y de
trabajar en equipo, la experiencia juvenil termina en declive. De allí la preocupación del
Juan, (discípulo del Bautista) quien al escuchar la voz de Jesús se dispone a seguirle, hacer
camino con aquel que es la Palabra hecha carne, y le acompaña no solo, le acompaña con
7
Gutiérrez-Bonilla, Lucia y otros; “Miradas diversas y contradictorias sobre los y las jóvenes en América
Latina y el Caribe”. CERPE. Pág. 6.
otros, le acompaña desde la sinodalidad, donde Jesús como cabeza, recoge sus anhelos, sus
interrogantes y les hace la invitación “ven”8.
Desde esta realidad apureña, se han dado pasos enormes en trabajar teniendo como
alas “sinodalidad y acompañamiento”, y aunque el camino ha sido duro, con muchas
dificultades que hacen de la experiencia un mar agitado, como Diócesis estamos
esperanzados pues en la proa esta Cristo Jesús. Este acompañamiento, no solo debe ser
comprendido desde una realidad, social y espiritual; exige un acompañamiento global e
integral de toda la persona, e incluso de su sexualidad, su amor, su afectividad como
hombres y mujeres; es de ver poder asumir como acompañantes de la Pastoral Juvenil, que
el joven posee una dimensión desde la sexualidad, el cual tiene que ver con el cuerpo, pero
influye en nuestros pensamientos, sentimientos, emociones, acciones e interacciones y, por
tanto, tiene influencia en la salud física y mental9.
Es así, como se comprende que desde el momento histórico que vive el mundo con
la situación de pandemia se puede notar que el joven de hoy se encuentra con una gran
cantidad de desafíos y oportunidades internos y externos, muchos de ellos son específicos
de su ambiente, mientras otros son compartidos en todo el mundo.
Los jóvenes sueñan con seguridad, estabilidad y plenitud. Muchos esperan una vida
mejor para sus familias. En muchos lugares del mundo, esto significa buscar seguridad
física; para otros, esto se relaciona más específicamente con encontrar un buen trabajo o un
cierto estilo de vida.
Los jóvenes buscan el sentido de su vida en comunidades que los apoyen, los
inspiren, que sean auténticas y abiertas: comunidades que les empoderen, a la luz de esto,
es necesario que la Iglesia reflexione sobre su concepción de los jóvenes y el modo de
interactuar con ellos, para ser ante todo MAESTRA, una guía que sea efectiva, relevante y
portadora de vida. La Iglesia es el único lugar donde los jóvenes pueden confluir de forma
tranquila, por ende, debe tener una actitud de escucha y receptividad a los jóvenes. La
Iglesia debe ser madre y maestra, que le dé en su seno un lugar a cada joven y así
convertirlos en agente de evangelización y lograr que ellos puedan conocer el amor de
Jesús y sentirse útiles en el servicio con amor.