Ejemplo de Ensayos

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 EJEMPLO PARA LA PRESENTACION DE ENSAYOS

“El futuro de la humanidad está en las manos

de las personas que puedan transmitir a las futuras generaciones

razones de vivir y de esperar” (GS, 31)

A través de la historia de nuestra Iglesia, fundamentada sobre la realidad Trinitaria,


consigue su plenitud en la misión de la evangelización. Desde ella, sigue dando al hombre
la Gracia que le santifica por medio de los sacramentos y los educa por medio de sus
Apóstoles. La Iglesia, por tanto, debe y es ante todo Madre y Maestra. En este ensayo,
realzaremos ambas realidades desde un plano eclesial y pastoral, asumiendo la pastoral
Juvenil como bandera a desarrollar.

La Iglesia como Madre: Desde el “sensus eclecciae”, el “sentir de la Iglesia”, ella


como Madre se preocupa por sus hijos, ella, al ser la Esposa Inmaculada del Cordero, es
esposa por cuanto y tanto unida a Cristo se convierte en puente que comunica la Gracia
Santificante. Desde su rol de Madre, asume el sentir de los jóvenes como un don precioso.
Los Jóvenes, por tanto, son la perla de la Iglesia, pues ellos son el presente, son los garantes
de la enseñanza del amor de cristo a las próximas generaciones. ¡pero!, como ver a los
jóvenes como profetas de esperanzas, en un mundo donde reina la corrupción, la ambición,
la discordia. Como ver en los jóvenes signos de esperanza y protagonismo social y eclesial
cuando en su mayoría salen de nuestras fronteras 1. Mirando esta realidad de los jóvenes
venezolanos, la Iglesia asume con valentía el roll de enseñar, guiar y acompañar el
crecimiento espiritual de los jóvenes, acompañamiento que parte de la necesidad “de
abrirnos a una nueva experiencia de Dios, para ser los testigos alegres y esperanzados; en
esta medida, en que avanzando en la experiencia de Dios desde nuestra realidad, también
aparece en nosotros un nuevo lenguaje para hablar de Dios siempre nuevo que se nos revela
en Jesús y que despierta el deseo, tan sofocado hoy, que crece en cada persona de
encontrarse con Él”2; encontrarse con Jesús, es ser verdaderos discípulos- misioneros, es
asumir nuestra realidad como bautizados, como hijos de Dios, que hemos sido incorporados
1
Aguirre, Jesús María S.J. Extractos del ensayo “Aspectos de la cultura juvenil actual: Juventud
trashumante”. CERPE. Pág. 2
al cuerpo místico de la Iglesia, redimidos como hijos por el Hijo, y llevados a la dignidad
de hijos del Eterno Padre. La Iglesia, por tanto, esta llamada no solo a mirar a los jóvenes
desde su contexto, es verle, es Encontrarse y dejarse encontrar por Dios 3, encontrarse con el
Eterno amor, “implica morar en lo que uno está, caminar sobre la vida y no solo correr
tras la historia”4. La acción misma “caminar sobre la vida” (Mujica 2001), implica tomar
la iniciativa de ir adelante, de ponerse en macha y asumir los retos que plantea la sociedad y
la vida eclesial, es por tanto, la vitalidad del papel protagónico del joven, visto no como un
ente aislado, como un producto del cual se le utiliza, explota y desecha, sino visto persona,
que siente, que sufre, que es hijo, hermano, amigo, que es ante todo “prójimo”, reconocerle
y reconocernos como “prójimo”, en descubrir y amar las potencialidades que hay en cada
uno, amar es valorar y reconocer al otro, desde allí el “protagonismo juvenil” 5 el cual debe
ser siempre en torno al servicio, a la entrega generosa de los talento en favor del más
necesitado.

Realidad Diocesana.

Desde el contexto de la Diócesis de San Fernando de Apure, como Iglesia Particular


Venezolana, no escapa del difícil contexto social, político y cultural que actualmente se
vive; ante la pregunta ¿Dónde están los jóvenes en Venezuela hoy?6 Aguirre, S.J; presenta
la inquietud en cuanto a los jóvenes en búsqueda de identidad, en medio de un país
desplomado económicamente; San Fernando de Apure, desde el contexto geográfico y ante
una frontera colombiana a solo 3 horas de distancia, la realidad juvenil no solo encuentra un
espacio donde desarrollarse económicamente, y mantenerse a flote socialmente, sino que
también, conduce a una disminución de la participación juvenil en nuestras parroquias;
parroquias que asumen día a día la valentía de ser signos de esperanzas en medio de crisis.
“Una Iglesia de puertas abiertas y de bancos vacíos” (Palacio 2020). San Fernando de
Apure, vista como una diócesis joven, aun desde sus precariedades estructurales, sigue

2
Bermúdez, Yovanny S.J. “Espiritualidad y religiosidad: camino de encuentro con la juventud” CERPE.
Pág. 1-2
3
Ibíd. Pág. 4
4
Ibíd. Pág. 5. Y cf. Mujica, H., Elogio de la lentitud, Viva, Buenos Aires, 25-06-2000, p.24. Citado por:
Fernández, Víctor Manuel., Actividad, espiritualidad y descanso. Vida armoniosa y unidad interior. Ediciones
San Pablo, Madrid, 2001, p.78
5
Rodríguez, Robert S.J. “Participación y protagonismo juvenil”. CERPE. Pág. 2
6
Aguirre, Jesús María S.J. “Rasgos del nomadismo cultural” CERPE. Pag. 3
abriendo sus puertas como Iglesia ante el joven que sufre desde el silencio; pero es ir más
allá, es ir en búsqueda de aquel que se siente solo y abatido.

Esta Diócesis de San Fernando de Apure, no escapa de una realidad multi-pluri-


cultural, que hace ver a los jóvenes desde una mirada multifacética, ya nuestros jóvenes no
pueden ser vistos como “chamos de relleno”, sino como agentes de pastoral, parte de una
vida eclesial, que en comunión con la vida de parroquia, hace experiencia comunitaria, y de
crecimiento personal; de allí que desde el Secretariado de Pastoral Juvenil, de esta Iglesia
particular, asume la realidad del joven, evaluando todas las características en favor de la
sana y adecuada experiencia juvenil parroquial; 1) el sexo, 2) la pertenencia étnica: 3) las
condiciones materiales y objetivas de vida, 4) la extracción territorial: diferentes son las
oportunidades, dotaciones y vivencias del joven rural a las del joven urbano, sin olvidar
condiciones como: la discapacidad, la opción sexual diversa o no hegemónica, las
condiciones de especial vulnerabilidad y riesgos sociales como ser víctimas del conflicto
armado, migrantes o refugiados entre otros7; ya lo planteado por Gutiérrez, es asumir que
nuestros jóvenes no “son cantaros vacíos”, tienen una cultura, una historia, una realidad
social; como jóvenes tienen sueños y aspiraciones, tienen sus dudas y sus miedos; como
jóvenes están dotados de dones y talentos que en muchos de los casos no son valorados ni
reconocidos, muchos de ellos con traumas interiores, llevando cruces aún más pesadas que
ellos mismos. Nuestros jóvenes Apureños, como lugar de paso fronterizo, por la realidad
social del país, poseen talentos en el marketing, pequeños empresarios, y toda esa
cosmovisión es importante tenerla en cuenta en nuestros jóvenes de hoy, “es imposible una
pastoral juvenil, desligada de la realidad social” (Palacio 2020).

Desde este enfoque, el mayor enemigo de una sana experiencia juvenil parroquial,
diocesana y nacional es la falta de “sinodalidad”. Sinodalidad, debe ser entendida como un
todo, un mecanismo, la suma de muchas partes que dan uno; a la falta de comunión y de
trabajar en equipo, la experiencia juvenil termina en declive. De allí la preocupación del
Juan, (discípulo del Bautista) quien al escuchar la voz de Jesús se dispone a seguirle, hacer
camino con aquel que es la Palabra hecha carne, y le acompaña no solo, le acompaña con

7
Gutiérrez-Bonilla, Lucia y otros; “Miradas diversas y contradictorias sobre los y las jóvenes en América
Latina y el Caribe”. CERPE. Pág. 6.
otros, le acompaña desde la sinodalidad, donde Jesús como cabeza, recoge sus anhelos, sus
interrogantes y les hace la invitación “ven”8.

Desde esta realidad apureña, se han dado pasos enormes en trabajar teniendo como
alas “sinodalidad y acompañamiento”, y aunque el camino ha sido duro, con muchas
dificultades que hacen de la experiencia un mar agitado, como Diócesis estamos
esperanzados pues en la proa esta Cristo Jesús. Este acompañamiento, no solo debe ser
comprendido desde una realidad, social y espiritual; exige un acompañamiento global e
integral de toda la persona, e incluso de su sexualidad, su amor, su afectividad como
hombres y mujeres; es de ver poder asumir como acompañantes de la Pastoral Juvenil, que
el joven posee una dimensión desde la sexualidad, el cual tiene que ver con el cuerpo, pero
influye en nuestros pensamientos, sentimientos, emociones, acciones e interacciones y, por
tanto, tiene influencia en la salud física y mental9.

Recordando el caso planteado, del Joven Esteban y su grupo lleno de múltiples


realidades, hay un trasfondo no solo social y cultural, sino también afectivo, sexual; en
donde se asume la realidad total del joven (casos de homosexualidad) y se le brindan las
herramientas oportunas a la luz del magisterio de la Iglesia que le permita crecer como
persona, como hombre/mujer, como ciudadano, haciendo a una lado los mitos en torno a la
sexualidad10, sino que, asumiéndoles con valentía aceptar al joven en medio de sus dudas
como hijo de Dios.

Una mirada esperanzadora.

Es así, como se comprende que desde el momento histórico que vive el mundo con
la situación de pandemia se puede notar que el joven de hoy se encuentra con una gran
cantidad de desafíos y oportunidades internos y externos, muchos de ellos son específicos
de su ambiente, mientras otros son compartidos en todo el mundo.

Los jóvenes están tratando de encontrar el sentido a un mundo muy complicado y


diverso. Se tiene acceso a nuevas posibilidades para superar las diferencias y divisiones en
el mundo, pero esto se está llevando a cabo en varios niveles, dependiendo de las
8
Cf. Rojas, María José; “Una Iglesia en escucha de los jóvenes: Venid y lo veréis”. Pág. 1. CERPE:
9
Vera, Alejandro SJ. “Una mirada a la afectividad y sexualidad en los jóvenes desde el servicio como
acompañantes” CERPE, Pág. 2.
10
Rojas, María José; Op. Cit Pág. 4.
realidades. Muchos jóvenes están acostumbrados a ver en la diversidad una riqueza, y
encuentran una oportunidad en el mundo plural. La multiculturalidad tiene el potencial para
facilitar un ambiente que propicie el diálogo y la tolerancia. Sim embargo surge el
problema de la xenofobia que aqueja a muchos jóvenes, sobre todo a los venezolanos que
salieron de su patria en busca de un sueño y de un futuro mejor.

Los jóvenes sueñan con seguridad, estabilidad y plenitud. Muchos esperan una vida
mejor para sus familias. En muchos lugares del mundo, esto significa buscar seguridad
física; para otros, esto se relaciona más específicamente con encontrar un buen trabajo o un
cierto estilo de vida.

Los jóvenes buscan el sentido de su vida en comunidades que los apoyen, los
inspiren, que sean auténticas y abiertas: comunidades que les empoderen, a la luz de esto,
es necesario que la Iglesia reflexione sobre su concepción de los jóvenes y el modo de
interactuar con ellos, para ser ante todo MAESTRA, una guía que sea efectiva, relevante y
portadora de vida. La Iglesia es el único lugar donde los jóvenes pueden confluir de forma
tranquila, por ende, debe tener una actitud de escucha y receptividad a los jóvenes. La
Iglesia debe ser madre y maestra, que le dé en su seno un lugar a cada joven y así
convertirlos en agente de evangelización y lograr que ellos puedan conocer el amor de
Jesús y sentirse útiles en el servicio con amor.

“la Iglesia necesita auténticos testigos para la nueva evangelización: hombres y


mujeres cuya vida haya sido transformada por el encuentro con Jesús; hombres y mujeres
capaces de comunicar esta experiencia a los demás. La Iglesia necesita santos.” (Cf.
Mensaje del Santo Padre Juan Pablo II, Para La XX Jornada Mundial de la Juventud;
agosto de 2004) los jóvenes son los indicados para alcanzar que hombres y mujeres puedan
volver su corazón a Dios y ser testimonios de lo valioso que es dedicar la juventud al amor
de los amores, es decir, Cristo mismo.

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