El documento discute la importancia de los jóvenes para la Iglesia y el futuro del Sínodo de 2018 sobre los jóvenes. Señala que muchos jóvenes se han alejado de la Iglesia en años recientes y que una Iglesia sin jóvenes no tiene futuro. El Papa Francisco quiere analizar por qué los jóvenes se muestran indiferentes o desilusionados con la Iglesia y cómo puede atraer y mantener su interés. El Sínodo busca identificar formas efectivas de anunciar el Evangelio a los jóvenes
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El documento discute la importancia de los jóvenes para la Iglesia y el futuro del Sínodo de 2018 sobre los jóvenes. Señala que muchos jóvenes se han alejado de la Iglesia en años recientes y que una Iglesia sin jóvenes no tiene futuro. El Papa Francisco quiere analizar por qué los jóvenes se muestran indiferentes o desilusionados con la Iglesia y cómo puede atraer y mantener su interés. El Sínodo busca identificar formas efectivas de anunciar el Evangelio a los jóvenes
El documento discute la importancia de los jóvenes para la Iglesia y el futuro del Sínodo de 2018 sobre los jóvenes. Señala que muchos jóvenes se han alejado de la Iglesia en años recientes y que una Iglesia sin jóvenes no tiene futuro. El Papa Francisco quiere analizar por qué los jóvenes se muestran indiferentes o desilusionados con la Iglesia y cómo puede atraer y mantener su interés. El Sínodo busca identificar formas efectivas de anunciar el Evangelio a los jóvenes
El documento discute la importancia de los jóvenes para la Iglesia y el futuro del Sínodo de 2018 sobre los jóvenes. Señala que muchos jóvenes se han alejado de la Iglesia en años recientes y que una Iglesia sin jóvenes no tiene futuro. El Papa Francisco quiere analizar por qué los jóvenes se muestran indiferentes o desilusionados con la Iglesia y cómo puede atraer y mantener su interés. El Sínodo busca identificar formas efectivas de anunciar el Evangelio a los jóvenes
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Sin los jvenes una Iglesia sin futuro
Generaciones y generaciones de jvenes se han perdido para la
Iglesia en estos ltimos aos. Una sangra dolorosa. Esta es una afirmacin innegable. El Papa Francisco, con buen tino, despus de los dos Snodos sobre la Familia, plantea para el ao 2018 un repaso sinodal a los jvenes. Est claro que una Iglesia sin jvenes es una Iglesia sin futuro. Por eso Francisco quiere analizar a fondo los porqus de la indiferencia y las claudicaciones de muchos jvenes en relacin con la Iglesia. Cmo engancharles y conectar con ellos? Cmo mantenerles con ilusin en nuestra Iglesia actual? La Iglesia es muy consciente que: "los jvenes a menudo nutren desconfianza, indiferencia o indignacin hacia las instituciones. Esto se refiere no slo a la poltica, sino que afecta cada vez ms a las instituciones formativas y a la Iglesia, en su aspecto institucional". Y esta razn y otras conllevan que: "los jvenes no se ponen "contra", sino que estn aprendiendo a vivir "sin" el Dios presentado por el Evangelio y "sin" la Iglesia, apoyndose en formas de religiosidad y espiritualidad alternativas y poco institucionalizadas o refugindose en sectas o experiencias religiosas con una fuerte matriz de identidad". Afirmaciones de una gran lucidez y verdad, ya que pueden ser el punto de partida para un nuevo acercamiento eclesial al mundo complejo y complicado de los jvenes. Seremos capaces de ofrecerles una religiosidad y una espiritualidad serias y atractivas? En el Documento preparatorio para el Snodo 2018 la Iglesia, desde el primer momento expresa la finalidad del mismo. La proclama de una manera muy clara: "la Iglesia ha decidido interrogarse sobre cmo acompaar a los jvenes para que reconozcan y acojan la llamada al amor y a la vida en plenitud". Pero aade un dato muy importante y significativo: "y tambin pedir a los mismos jvenes que la ayuden a identificar las modalidades ms eficaces de hoy para anunciar la Buena Noticia". Queda claro que la presencia de los jvenes en los trabajos preparatorios y en el Aula Sinodal ser importante. Justamente, esta percepcin queda corroborada por estas afirmaciones: "A travs de los jvenes, la Iglesia podr percibir la voz del Seor que resuena tambin hoy". Por eso: "Escuchando sus aspiraciones podemos entrever el mundo del maana que se aproxima y las vas que la Iglesia est llamada a recorrer". Una decidida apuesta por los jvenes, expresando el convencimiento de que son la voz del Seor para que la Iglesia acierte en los mejores caminos para el hoy y el maana. Pero quines son esos jvenes? La Iglesia en el Documento define de esta manera a los jvenes: "el trmino jvenes se refiere a las personas de edad comprendida aproximadamente entre 16 y 29 aos, siendo conscientes de que tambin este elemento exige ser adaptado a las circunstancias locales. En cualquier caso, es bueno recordar que la juventud ms que identificar a una categora de personas, es una fase de la vida que cada generacin reinterpreta de un modo nico e irrepetible". Es importante acotar de manera clara cuando hablamos de jvenes qu queremos decir exactamente. Y la Iglesia de Dios de Francisco se atreve a esta iniciativa, expresando este convencimiento claro: "La Iglesia es consciente de poseer lo que hace la fuerza y el encanto de la juventud: la facultad de alegrarse con lo que comienza, de darse sin recompensa, de renovarse y de partir de nuevo para nuevas conquistas" (Mensaje del Concilio Vaticano II a los jvenes, 8 de diciembre de 1965); las riquezas de su tradicin espiritual ofrecen muchos instrumentos con los que acompaar la maduracin de la conciencia y de una autntica libertad". La Iglesia se siente una alternativa muy vlida para la gente joven. En el Documento Preparatorio se presentan tres aspectos, precisando que: "no se trata de un documento completo, sino de una especie de mapa que pretende fomentar una investigacin cuyos frutos slo estarn disponibles al trmino del camino sinodal". Y se proponen tres pasos de manera articulada:" Se comienza delineando brevemente algunas dinmicas sociales y culturales del mundo en el que los jvenes crecen y toman sus decisiones, para proponer una lectura de fe. Posteriormente se abordan los pasos fundamentales del proceso de discernimiento, que es el instrumento principal que la Iglesia desea ofrecer a los jvenes para que descubran, a la luz de la fe, la propia vocacin. Por ltimo, se ponen de relieve los componentes fundamentales de una pastoral juvenil vocacional". Estas tres tareas son complementarias. En el Documento se ofrece un anlisis, que se califica de incompleto, de la sociedad y del mundo. Sin embargo, algunas afirmaciones, que comentaremos son muy significativas. La exclusin de muchos hombres particularmente jvenes se explica, de acuerdo con el Documento de esta manera: "A nivel mundial el mundo contemporneo se caracteriza por una cultura "cientificista", a menudo dominada por la tcnica y por las infinitas posibilidades que sta promete abrir, en cuyo interior no obstante se multiplican las formas de tristeza y soledad en las que caen las personas, entre ellas muchos jvenes (Misericordia et misera, 3). Como ensea la encclica Laudato si', la ntima relacin entre paradigma tecnocrtico y bsqueda frentica del beneficio a corto plazo estn en el origen de esa cultura del descarte que excluye a millones de personas, entre ellas muchos jvenes, y que conduce a la explotacin indiscriminada de los recursos naturales y a la degradacin del ambiente, amenazando el futuro de las prximas generaciones (cfr. 20-22)". Es un claro reconocimiento del mundo que nos ha tocado vivir con toda crudeza. De nuevo, la Iglesia se moja a fondo reconociendo situaciones absolutamente intolerables, que comprometen unos mnimos de humanidad y, sin duda la vivencia de la Fe: "En muchas partes del mundo los jvenes experimentan condiciones de particular dureza, en las que se hace difcil abrir el espacio para autnticas opciones de vida, en ausencia de mrgenes, aunque sean mnimos, de ejercicio de la libertad. Pensemos en los jvenes en situacin de pobreza y exclusin; en los que crecen sin padres o familia, o no tienen la posibilidad de ir a la escuela; en los nios y chicos de la calle de tantas periferias; en los jvenes desempleados, abandonados y migrantes; en los que son vctimas de explotacin, trata y esclavitud; en los nios y chicos reclutados a la fuerza en bandas criminales o en milicias irregulares; en las nias esposas o chicas obligadas a casarse contra su voluntad. Son demasiados en el mundo los que pasan directamente de la infancia a la edad adulta y a una carga de responsabilidad que no han podido elegir. A menudo, las nias, las chicas y las mujeres jvenes deben hacer frente a dificultades an mayores en comparacin con sus coetneos". Un elenco exhaustivo de inhumanidad, que condiciona negativamente los procesos de maduracin personal y de fe. Estos interrogantes, presentes en el Documento, son la mejor expresin de las preocupaciones e inquietudes de la Iglesia: "Cmo vivir la buena noticia del Evangelio y responder a la llamada que el Seor dirige a todos aquellos a quienes les sale al encuentro: a travs del matrimonio, del ministerio ordenado, de la vida consagrada? Y cul es el campo en el que se pueden utilizar los propios talentos: la vida profesional, el voluntariado, el servicio a los ltimos, la participacin en la poltica?Qu significa para la Iglesia acompaar a los jvenes a acoger la llamada a la alegra del Evangelio, sobre todo en un tiempo marcado por la incertidumbre, por la precariedad y por la inseguridad?". Es una llamada a clarificar la propia vocacin al servicio del mundo y de la Iglesia, desde parmetros evanglicos. Para responder a ellos se presentan dos premisas previas: "Las generaciones ms maduras a menudo tienden a subestimar las potencialidades, enfatizan las fragilidades y tienen dificultad para entender las exigencias de los ms jvenes. Los padres y los educadores adultos pueden tener presente sus errores y lo que no les gustara que los jvenes hiciesen, pero a menudo no tienen igualmente claro cmo ayudarles a orientar su mirada hacia el futuro. Las dos reacciones ms comunes son la renuncia a hacerse escuchar y la imposicin de sus propias elecciones". La segunda premisa: "No podemos ni queremos abandonarlos a las soledades y a las exclusiones a las que el mundo les expone. Que su vida sea experiencia buena, que no se pierdan en los caminos de la violencia o de la muerte, que la desilusin no los aprisione en la alienacin...". Estas dos premisas parten de la conviccin que: "todo esto no puede dejar de ser motivo de gran preocupacin para quien ha sido generado a la vida y a la fe y sabe que ha recibido un gran don". Pero para que eso sea efectivo: "Acompaar a los jvenes exige salir de los propios esquemas preconfeccionados, encontrndolos all donde estn, adecundose a sus tiempos y a sus ritmos; significa tambin tomarlos en serio en su dificultad para descifrar la realidad en la que viven y para transformar un anuncio recibido en gestos y palabras, en el esfuerzo cotidiano por construir la propia historia y en la bsqueda ms o menos consciente de un sentido para sus vidas". Qu complicado, si en la Iglesia no tenemos gente joven, preparada, convencida y con ganas de acercarse a sus iguales con firmeza! Sin olvidar el esfuerzo para adecuar tambin nuestro lenguaje al de los jvenes: "A veces nos damos cuenta que entre el lenguaje eclesial y el de los jvenes se abre un espacio difcil de colmar, aunque hay muchas experiencias de encuentro fecundo entre las sensibilidades de los jvenes y las propuestas de la Iglesia en mbito bblico, litrgico, artstico, catequtico y meditico. Soamos con una Iglesia que sepa dejar espacios al mundo juvenil y a sus lenguajes, apreciando y valorando la creatividad y los talentos. En particular, reconocemos en el deporte un recurso educativo con grandes oportunidades, y en la msica y en las otras expresiones artsticas un lenguaje expresivo privilegiado que acompaa el camino de crecimiento de los jvenes". Un esfuerzo hermenutico absolutamente necesario para convertir en creble nuestro acercamiento. Probablemente una Iglesia ms Twitter, ms Instagram, ms Spotify et reliqua... Tiempo habr, si vuelven, para profundizar y consolidar la vida cristiana. Estas palabras del Papa Francisco son la mejor conclusin de lo que la Iglesia espera de los jvenes: "Cmo podemos despertar la grandeza y la valenta de elecciones de gran calado, de impulsos del corazn para afrontar desafos educativos y afectivos?". La palabra la he dicho tantas veces: Arriesga! Arriesga. Quien no arriesga no camina. "Y si me equivoco?".Bendito sea el Seor! Ms te equivocars si te quedas quieto" (Discurso en Villa Nazaret, 18 de junio de 2016).