Evaluemos Nuestro Progreso Espiritual
Evaluemos Nuestro Progreso Espiritual
Evaluemos Nuestro Progreso Espiritual
Hoy analizaremos una de las herramientas, además de los aspectos necesarios; para
comenzar nuestro camino a una nueva meta, llegar a ser una persona espiritual.
La Biblia habla muy bien, de este tipo de personas. Aquellas que tuvieron esta disposición,
una disposición espiritual.
¿Qué hace falta para ser una persona espiritual y seguir creciendo en espiritualidad?
Es vital saber la respuesta, pues el rumbo que damos a nuestra vida no obedece solo a
nuestra inclinación personal, también obedece a la Espiritual.
(Rom. 7:21-23; 8:6; 1 Cor. 3:1; w07 1/8 págs. 4, 5).
Salmos 119:105: la Palabra de Dios cumple dos funciones relacionadas. En primer lugar,
es una lámpara para nuestro pie. Si al enfrentarnos a los problemas del día a día dejamos
que los principios bíblicos guíen nuestros pasos, tomaremos decisiones prudentes y
evitaremos las trampas y los peligros de este mundo. En segundo lugar, los recordatorios de
Dios alumbran nuestra vereda; es decir, nos ayudan a elegir opciones que estén en armonía
con nuestra esperanza de vivir para siempre en el Paraíso que Dios ha prometido. Estando
bien iluminada la vereda que se extiende ante nosotros, podemos discernir si las
consecuencias de cierto proceder serán buenas o malas.
Juan 17:17: Porque nos muestra lo que realmente piensa nuestro creador, nos ayuda a
distinguir su verdadera voluntad de la que los hombres dicen que es.
A fin de ver los asuntos igual que Dios, ¿en qué debemos fijarnos al leer la Biblia?
(Sal. 139:17; Mar. 8:33; Rom. 12:2; Efes. 4:23, 24.)
Salmos 139:17: Que esos pensamientos, revelados en la Biblia, son mucho más sublimes
que las ideas del hombre, prescindiendo de lo brillantes que estas parezcan ser. Tal como
dice Isaías 55:8, 9. Los pensamientos de Dios nos ayudan a concentrarnos en las cosas que
de verdad tienen importancia en la vida y a servirle con celo. (Filipenses 1:9-11.) Nos
enseñan a ver los asuntos como él los ve y nos ayudan a ser sinceros con nosotros mismos y
a reconocer la clase de persona que realmente somos en el corazón
Marcos 8:33: es muy fácil que nuestra mentalidad humana desplace a la espiritual.
Debemos vigilarla, pues puede que sin quererlo podríamos ponernos del lado de Satanás,
aun cuando nuestra intención sea contribuir a la voluntad de Dios. La Biblia nos ayuda, a
vigilarla constantemente.
Romanos 12:2: Jehová nos ayuda con su Palabra y el espíritu santo a comprender cuál es
su voluntad y a hacer los cambios necesarios para cumplir con sus requisitos. Pero debemos
esforzarnos por leer cada día la Palabra de Dios, meditar en ella y pedirle su espíritu (Luc.
11:13; Gál. 5:22, 23). Si dejamos que el espíritu santo nos guíe y acudimos a la Biblia para
adoptar el punto de vista de Jehová, podremos pensar, hablar y actuar cada vez más como él
quiere. Pero, aun entonces, tendremos que ir con cuidado para que nuestras debilidades
no nos hagan caer (Prov. 4:23).
Efesios 4:23, 24: En que es posible cambiar la forma de pensar. Usted puede “cambiar
completamente” su actitud. Claro, esto no se logra de la noche a la mañana, es algo que se
consigue poco a poco.
“Al leer la Biblia, el prestar atención a las palabras, ideas y actos de Jesús contribuye a que
conozcamos mejor a Jehová y su manera de pensar, logrando así que seamos personas
espirituales”
Dentro de poco iniciaremos el estudio de un nuevo libro, que nos ayudará a reflexionar y
profundizar en ese tema. Y este es… Jesús, El camino, La verdad y la Vid ( 18 de dic)
*El espíritu del mundo, es el mismo mencionado en Efesios 2:2, que habla de quienes “en
un tiempo anduvieron conforme al sistema de cosas de este mundo, conforme al gobernante
de la autoridad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia”. Dicho
“aire” representa la actitud mental de este mundo, un espíritu que, como el aire, está por
todas partes. Se traduce en lemas tan comunes hoy día como “A mí nadie me dice lo que
tengo que hacer” o “Lucha por tus derechos”. Quienes manifiestan esta actitud son “los
hijos de la desobediencia” del mundo de Satanás.