Verdad Verdaderayverdadprocesal PDF
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VERDAD-VERDADERA Y VERDAD-PROCESAL
Carlos Leonel Buitrago Chávez1*
INTRODUCCIÓN
Para administrar justicia debe primero encontrarse la verdad de los hechos que
sean relevantes conforme al derecho sustancial. La verdad se presenta como
una correspondencia entre lo ocurrido en el mundo y la reconstrucción que de
ello hace el juez en la sentencia a partir de las diferentes versiones alegadas
por los sujetos procesales, teniendo en cuenta las normas que regulan lo
atinente a la aportación, práctica y valoración probatoria.
Heidegger (1974. Pág.111), recogiendo una tradición medieval, aclara que ese
concordar no sólo radica en el concepto sino que igualmente está en la cosa
(veritas est adaequatio rem ad intellectus): esta concuerda con lo que debe ser.
Sólo que ese deber ser tiene un carácter ontológico: Dios es el que da ser a
las cosas mediante la palabra, luego esta es Lo real, lo que verdaderamente
existe, mientras que la creación es producto suyo y debe adecuársele so pena
de falsedad2.
2
En esta línea de argumentación se sostiene, por ejemplo, que el matrimonio entre parejas del mismo sexo
es falso, irreal y contrario a la naturaleza o a la ley divina. No se afirma que sea ilegítimo o injusto. De allí
que sea un juicio del ser y no del deber ser. Véase nota 16.
3
Los litigantes tienen la carga de probar los enunciados fácticos que alegan y
con base en ellos el juez debe aplicar las normas pertinentes3. Tales son las
decisiones justas4. Para que exista justicia se requiere que previamente se
encuentre la verdad: “… la veracidad y la aceptabilidad del juicio sobre los
hechos es condición necesaria (obviamente no suficiente) para que pueda
decirse que la decisión judicial es justa. En consecuencia, hay un posible
margen de injusticia de la sentencia, que coincide teóricamente con la eventual
desviación entre la forma concreta en que los hechos se determinen y su
verdad empírica” (TARUFFO. 2005. p. 64).
3
Artículo 167 del Código General del Proceso, prevé: “Incumbe a las partes probar el supuesto de hecho
de las normas que consagran el efecto jurídico que ellas persiguen”.
4
Aquí se entiende por justicia la aplicación correcta de las normas jurídicas a casos concretos donde
previamente se ha logrado la verdad. Y aunque existen diferentes formas de entender lo justo, este escrito
no busca analizar ese aspecto, máxime cuando la mayoría de ellas se ubican en la premisa normativa de la
sentencia, lo cual es ajeno a este trabajo que se ocupa de la reconstrucción fáctica.
5
En lo que atañe a mundo y estado de cosas se volverá más adelante.
4
por ello se acude a los rastros que deja, por ejemplo: el cadáver, el cual no es
más que algo que persiste algún tiempo y del cual se puede derivar el acto de
quitarle la vida a otra persona (esto es lo que sanciona el ordenamiento jurídico
pero que se extingue en pocos instantes), en virtud del principio de causalidad
que campea en el mundo objetivo o del ser6.
Las huellas que dejan los hechos y que se aportan conforme a las reglas del
derecho probatorio, constituyen las pruebas7. Pero únicamente tendrán ese
carácter si permanecen lo suficiente para allegarlas en debida forma al
proceso. De esta manera, si el homicidio se registra en un vídeo, que
rápidamente desaparece lo mismo que el cadáver, no puede decirse que
ambos sean rastros y luego pruebas: tendrían la misma fugacidad del acto
homicida y por ello debe recurrirse a los eventuales rastros que dejan para
evidenciarlos.
El juez, a diferencia de otros que buscan la verdad, debe resolver todos los
conflictos de los que conoce en virtud de su competencia, dentro de cierto
6
Veáse el numeral 4º de este documento.
7
No todo rastro deviene en prueba, pues, requiere que cumpla con las exigencias del ordenamiento
procesal respectivo.
8
Por estado de cosas entiendo como algo que ocurre en el mundo de la vida, intervenga en su acaecer la
voluntad o sin la intervención de esta. Ver Habermas. 2005. P. 74.
5
Por otro lado, si bien debe acudirse al método científico para generar la prueba,
cuando se trate de la valoración de esta se convierte en uno de los medios
para el efecto13. Ello puede surge de la filosofía de la ciencia cuando distingue
el método de investigación del de exposición.
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Para el efecto, baste consultar cualquier código de procedimiento y se encontrará una serie de términos
para adelantar el proceso. También existen tipos disciplinarios e incluso penales sustentados en la mora
judicial nacida del incumplimiento de esos lapsos.
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Consúltese la sentencia C-083 de 1995. Donde la Corte Constitucional, entre otros aspectos, indica que
ontológicamente el juez es el que falla y no puede dejar de hacerlo aunque se empeñe en lo contrario, ya
que en el último caso de esa conducta omisiva sin duda se siguen consecuencias jurídicas.
11
Puede leerse a Albert Camus sobre el mito de Sísifo, en el cual se puede hallar cierta analogía con la
búsqueda de la verdad. (http://takhatekhonta.blogspot.com/ )
12
Aquí no se justifica tal afirmación porque no es importante para la finalidad propuesta.
13
Véase Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil y Agraria. Sentencia del 30 de abril de 2008.
expediente No. 68001-3110-004-2003-00666-01, donde indicó que el artículo 3º de la Ley 721 de 2001,
no impide que en el estado actual de la ciencia, además de las pruebas científicas sobre el ADN, pueda
recurrirse tanto a las pruebas testimoniales, como a las documentales y a otros medios de prueba, ya que la
información de la prueba de ADN no arroja “certeza absoluta sino tan solo una altísima probabilidad de
paternidad o maternidad…‟ .
6
En efecto, los avances científicos sin duda ayudan a encontrar la verdad (se
permite como medios de convicción el dictamen pericial y el testigo técnico),
pero no puede concluirse, sin más, que estén exentos de valoración porque
con ese propósito se debe acudir, además, a las reglas de la sana crítica que
recogen otros instrumentos como la lógica, el sentido común y la experiencia14.
Una consideración distinta llevaría a que el científico sea quien administre
justicia15.
Por supuesto, que las ciencias duras (naturales o del ser) buscan la verdad y
sus métodos pueden repetirse y controlarse con relativa facilidad, lo cual
garantiza su racionalidad. Así, en asuntos como la investigación de la
paternidad, donde si se mantienen con rigurosidad los protocolos respectivos,
el margen de error es mínimo, no quiere decir que el juez deba conformarse
con tal aspecto, porque, además, debe analizarlo con otras pruebas e incluso
con el comportamiento de las partes, de los cuales puede derivar indicios
según el artículo 241 del Código General del Proceso.
14
La sana crítica merece reflexión aparte, lo mismo que los hechos relevantes. Aquí únicamente se
esbozan tales conceptos.
15
Los hechos son uno de los aspectos que conforman la sentencia pero, como se verá, determinan las
normas aplicables a cada caso y en litigio en muchos procesos, pues, en los restantes la controversia se
ubica en las normas aplicables o en la interpretación de estas.
7
humano, que este tiende al error y que nuestra acción muchas veces está
guida por fines (pasiones, intereses e incluso por la ligereza), de lo cual no
siempre somos conscientes.
16
El Código General del Proceso, artículo 228, permite interrogar al perito no sólo sobre la experticia sino
sobre su “idoneidad e imparcialidad”.
8
Antes de distinguir los tres mundos, existe un nivel inicial donde prima la
comprensión, pues, quien obra comunicativamente adopta una actitud
performativa y busca entenderse con otra persona. Tal es la acción dirigida al
entendimiento, que parte de ciertas idealizaciones o contrafácticos como:
“atribuir a las expresiones significados idénticos, asociadas a sus
manifestaciones o elocuciones una pretensión de validez que transciende sus
actos, esto es, autonomía y veracidad, tanto frente a sí mismos como frente a
los demás” (íb.66).
(i)El objetivo, que alude a proposiciones con sentido sobre el mundo y que
tienen una pretensión de verdad: ¡este vaso contiene agua fría! Es una idea
asertiva simple que alude a un estado de cosas en mí aquí y ahora y,
simultáneamente, encierra una calificación de verdad. Por tanto, la frase puede
explayarse para su comprensión manteniendo su significado así: es cierto que
en mí aquí y ahora existe un vaso cuyo contenido es de agua fría. La verdad se
presenta como correspondencia entre lo descrito y la descripción. Aquí tienen
su morada las ciencias duras o naturales.
(ii)El social, el cual atañe a proposiciones con sentido respecto no sólo del
mundo objetivo sino del social y pretenden ser correctas, justas o legítimas: la
Constitución Política de 1991 es legítima, pago impuestos porque así lo
establecen normas jurídicas y, por tanto, es la acción correcta y la de no
pagarlos es incorrecta o ilegal. De ellas no se predica verdad o falsedad. En él
residen el derecho y en general las llamadas ciencias sociales que regulan el
comportamiento humano.
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Piénsese en la fábula de Pedrito y el lobo: aunque finalmente dice la verdad, nadie le cree.
12
Las normas procesales y dentro de ellas las atinentes a pruebas, tienen como
objeto específico determinar la premisa fáctica, es decir, que el derecho
probatorio se justifica en la medida que con él se reconstruye lo ocurrido en el
mundo objetivo22 a partir de los medios de convicción, de lo que alegan las
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Consúltese. Argumentación Judicial. Escuela Judicial ‘Rodrigo Lara Bonilla’. Pp. 61. Por supuesto, que
el modelo silogístico está desprestigiado, en lo que estamos de acuerdo. No obstante, en este nivel de
generalidad resulta apropiado en la medida que aquí la sentencia se ve como un acto acabado y como tal
presenta esa forma. Cuando el fallo se está construyendo acudir al modelo resulta insuficiente y
problemático. Aspecto que puede explicarse, según lo dicho, a partir de la diferencia entre los métodos de
exposición y de investigación.
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Aquí no sobra advertir que debe incluirse también los actos y omisiones, porque estos también producen
consecuencias jurídicas.
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Las huellas que dejan los hechos en su acaecer son igualmente hechos en el mundo y deben ser objeto
de comprensión mediante el lenguaje, es decir, que la realidad bruta no es posible conocerla y, por tanto,
el derecho probatorio transforma los rastros en pruebas judiciales. “Pero si bien se ha abierto un abismo
infranqueable entre la esfera del concepto de la naturaleza como lo sensible y la esfera del concepto de
libertad como lo suprasensible, de tal modo que del primero al segundo (por medio del uso teórico de la
razón) ningún tránsito es posible, exactamente como si fueran otros tantos mundos diferentes, sin poder el
primero tener influjo alguno sobre el segundo, sin embargo, debe este tener un influjo sobre aquél, a
saber: el concepto de libertad debe realizar en el mundo sensible el fin propuesto por sus leyes, y la
naturaleza, por tanto, debe poder pensarse de tal modo que al menos la legalidad de su forma concuerde
con la posibilidad de sus fines, según leyes de libertad, que se han realizar en ella” (Kant. 2007. 98-99)
13
El juez, quien no puede inclinarse a priori hacía alguna de las versiones, parte
de ambas como hipótesis para verificarlas o falsearlas, y por ello se impuso al
demandante la carga de acreditar los supuestos de hecho en que sustenta su
pretensión y al demandado la de probar los de su excepción23, so pena que
sean negadas en el fallo que ponga fin a la controversia.
Las interpretaciones de los hechos que alegan las partes e incluso algunos
terceros, se presentan como hipótesis en la labor reconstructiva que hace el
juez a partir de normas, pues, la ley consagra unos trámites para pedir,
22
El concepto de mundo no ha sido precisado por los procesalistas y se considera como lo dado. Sin
embargo, la idea es muy oscura y se limita en parte a la del mundo objetivo, ya esbozada.
23
Consúltese el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil o el 167 del Código General del Proceso.
14
practicar y valorar las pruebas teniendo como norte, entre otros principios, la
efectividad de derechos, la igualdad de oportunidades y la preexistencia de las
normas que regulan el proceso conforme al artículo 29 de la Constitución
Política.
6.1. Primer asunto. A los sujetos procesales24 no sólo se les debe dar la
oportunidad de pedir pruebas para acreditar los enunciados fácticos en que se
sustentan pretensión o excepción, según el evento, sino que, además, debe
permitírseles cuestionar las aducidas por su contraparte, con lo cual se
concreta el derecho de contradicción.
La verdad sería la correspondencia entre lo que el juez dice que ocurrió a partir
de las versiones de los hechos invocadas por las partes o terceros, y la debida
valoración de las pruebas legalmente aportadas. Ello implica varios aspectos:
24
Algunos terceros pueden solicitar pruebas y participar en la práctica de estas.
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25
De otra parte, debe recordarse que la calidad de demandado es impuesta por el demandante o por el juez
cuando se trate procesos que se inician de oficio (procesos penales y disciplinarios) o cuando se configura
el denominado litisconsorcio necesario (Art. 52 y 83 C.P.C.). De modo que desde el inicio mismo del
proceso lo que campea son imposiciones y no cooperaciones.
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alcanzarla sino mediante el diálogo con aquellos. De allí que sea contraria a
derecho la verdad como resultado de la acción del juez como sujeto solitario y
que el proceso constituya un método legal para búsqueda intersubjetiva de la
verdad.
El cuarto, que la versión del juez se impone sobre las invocadas por las partes
y ello se debe al poder que tiene para el efecto: jurisdiction.
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Aquí tampoco es posible demostrar tal afirmación, pero baste con sostener que el demandado, por regla
general, no acude voluntariamente al proceso y que se impone el deber (no la carga) de colaboración so
pena de indicios en su contra y de tener como ciertos los hechos que el actor alegue. Así aparece, entre
otros, de los artículos 203 a 205, 233, 238, 241 y 268 del Código General del Proceso.
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El sentido común es pieza fundamental de la sana crítica porque se es juez en un contexto social
determinado, pero también se ha demostrado que es proclive al error. Sin embargo, de la ciencia se puede
hacer igual predicamento. Por ello una reconstrucción que lo contraríe debe probarse y sustentarse en
debida. El carácter esférico de la tierra durante cientos de años no fue aceptado, pero ello no impidió que
se adoptaran decisiones
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28
El conocer no agota todo el pensar.
19
“No es serio sostener hoy en día que existe una diferencia entre el proceso
civil y penal, con relación al fin de la prueba, ya que en el proceso penal se
busca la llamada ‘verdad real’ y en el civil un verdad formal (es decir una no
verdad). Ningún ordenamiento jurídico sensato y más precisamente, ninguna
jurisdicción lo sería cuando le prometiera a los asociados un proceso donde
a pesar de todas las dificultades y desgaste que implica, solo buscaría una
verdad formal y en el otro si, la verdad real. Todo lo referente al decreto de
pruebas de oficio en materia civil apunta a darnos la razón en este
planteamiento (numeral 4 del art. 37, arts, 179 y 180 del C. de P.C., ver
capítulo VIII, sobre pruebas de oficio). (Parra. 2006. P.159).
“… pero al ser titulado, el artículo referido (37 -4- C.P.C.) con la expresión
‘deberes del juez’, este tiene la obligación de hacerlo para saber cuál es la
verdad real sobre los hechos controvertidos y así responder a la sociedad
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En el “Menón” se expone la tesis mencionada.
30
La Corte Constitucional en sentencia T-264 de 2009, expresó: “a partir del derecho fundamental al
acceso a la administración de justicia, y de la obligación de dar prevalencia al derecho sustancial
(artículo 228 de la Constitución), la Corte ha encontrado que puede producirse un defecto procedimental
en una sentencia cuando el funcionario judicial, por un apego excesivo a las formas, se aparta de sus
obligaciones de impartir justicia, buscar que las sentencias se basen en una verdad judicial que se
acerque lo más posible a la verdad real, garantizar la efectividad de los derechos constitucionales y
evitar pronunciamientos inhibitorios que trunquen la eficacia de las actuaciones de la Administración de
Justicia30 y de los derechos materiales, pues los procedimientos judiciales son medios para alcanzar la
efectividad del derecho y no fines en sí mismos.” (Se recalca).
21
Además las categorías no resultan precisas ni dan claridad respecto del asunto
que deben mostrar: la verdad, ya que si el juez no debe conformarse con la
31
En la introducción a la Fenomenología del Espíritu, Hegel (1993. Pa. 52) establece las contradicciones
que implica esta forma de pensar: separación entre sujeto y objeto y el conocimiento como “medio” o
”instrumento” que sirve para contemplar o para apoderarse del objeto, entre otros porque implica la
diferencia entre nosotros y el conocimiento “presupone, por tanto, que el conocimiento, que, al ser fuera
de los absoluto es también indudablemente, fuera de la verdad, es sin embargo verdadero, hipótesis con la
que lo que se llama temor a errar se da a conocer más bien como temor a la verdad”.
22
Si, de otro lado, la única verdad que se puede lograr es la procesal, ello
implicaría que nace del trámite legal y que la justicia sería procedimental: el
resultado de la aplicación de las normas pertinentes al caso, sin que poco
interese el fin logrado (procesal-legalista). La corrección de la verdad así
lograda estaría, entonces, dada por el agotamiento riguroso de las formas
procesales previamente consagradas, lo cual ciertamente desconoce el
principio constitucional de prevalencia del derecho sustancial.
Se debe distinguir entre la acción teleológica del científico y la social del juez, y
no puede dejarse que este se guíe sólo por fines, pues, se desconocerían
caros derechos y gatrantías que se han logrado incluso con la sangre de
millones de personas en la historia de la humanidad. Podría, en cambio,
mejorarse el proceso para incorporar los beneficios de la ciencia sin
desconocer esa prerrogativas. Así se ha hecho: cada día más se aceptan los
métodos científicos para producir y valorar las pruebas, se han aumentado las
causales de revisión y términos para formularlas en casos especiales, se ha
impuesto el deber de decretar y practicar oficiosamente pruebas y dado
oportunidades especiales para ello, etc.
Faltarían otras y allí está nuestro deber como humanistas de ponderar todo lo
que está en juego y llevarlo a normas jurídicas mediante un análisis
concienzudo por parte de la jurisprudencia y la academia. Conociendo nuestros
límites, unos autoimpuestos pasivamente y otros propios de nuestra condición
humana, es posible salvarlos: “la necesidad es la madre de la invención”.
CONCLUSIÓN
32
Recuérdese que Odiseo fue castigado por incurrir en tal delito: compararse a los dioses.
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Así hay una linealidad entre: primero, los hechos ocurridos, segundo, huellas
que estos dejan y, tercero, las pruebas judiciales que recogen algunas de esos
rastros. La verdad-verdadera nacería de comparar el concepto con los hechos
mismos, la verdad científica o histórica la correspondencia entre el concepto
con las huellas que dejan los hechos en su acaecer, y la verdad judicial
equivalencia del concepto (premisa fáctica) con las pruebas.
BIBLIOGRAFIA
Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla.
Interpretación Judicial (2006). Bogotá: Consejo Superior de la
Judicatura.
Argumentación Judicial: Construcción, Reconstrucción y evaluación de
Argumentaciones Orales y Escritas. (2008). Bogotá: Consejo Superior
de la Judicatura.
Teoría General de la Prueba Judicial. (2006). Bogotá: Consejo Superior
de la Judicatura.
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