La Prueba en Derecho Procesal Civil y Mercantil
La Prueba en Derecho Procesal Civil y Mercantil
La Prueba en Derecho Procesal Civil y Mercantil
Cuando se habla de la prueba, pensamos lógicamente en una de las instituciones que más
relevancia poseen en el ámbito jurídico, ya que es aquel medio idóneo para transmitir al
juzgador el fundamento fáctico de las pretensiones que intentan hacerse valer dentro de un
proceso, es por ello que el tema ha sido objeto de numerosos debates y ha ido
evolucionando a través del tiempo, aunque nuestro ordenamiento jurídico haya quedado
rezagado con respecto a las teorías que se manejan en los modernos sistemas de derecho.
Resulta sumamente importante que la normativa procesal civil sea clara y ordenada, ya que
ésta ayudará a conseguir el ideal de justicia al aplicarse adecuadamente el ordenamiento
jurídico y no como ocurre en la realidad, cuando cada juzgador interpreta las normas
procedimentales atinentes a la prueba, de manera distinta, exigiendo que sean adecuados a
la errónea interpretación que cada uno aplica, es por ello que en la práctica se habla de
criterios judiciales, se dice incluso que cada quien interpreta el derecho de manera distinta,
cuando existen normas jurídicas que determinan la forma de interpretación de los
preceptos vigentes para la resolución de un caso particular, los cuales deben ser respetados,
ya que de lo contrario se incurriría en ilegalidades que dan lugar a impugnaciones que
retardan el proceso o en casos extremos son consentidos por las partes quebrantándose el
ideal de justicia perseguido.
Un proceso no puede cumplir su finalidad, si dentro del mismo no se presentan pruebas que
hagan valer los derechos que las partes creen tener; es por ello que se hace indispensable
hacer de conocimiento general la aplicación de la inversión de la carga probatoria dentro del
proceso civil, como se intentó demostrar en el capítulo V, para impedir que las partes se
desliguen de su obligación de probar sus alegaciones, bajo la creencia que es la parte
contraria la obligada.
LA PRUEBA EN EL DERECHO PROCESAL CIVIL Y MERCANTIL
EL OBJETO DE LA PRUEBA
Se han distinguido los juicios de hecho de los de puro derecho. Los primeros dan lugar a
prueba; los segundos, no. Esta división elemental suministra una primera noción;
regularmente, el derecho no es objeto de prueba; sólo lo es el hecho o conjunto de hechos
alegados por las partes en el juicio. Es con esta división que surge la aplicación de dos
principios generales a mencionar:
ALEGACIONES DE HECHO Y DE DERECHO
La prueba del derecho: Existe un estrecho vínculo entre la regla general de que el derecho
no se prueba y el principio general que consagra la presunción de su conocimiento. Este
conocimiento trae aparejada la obligatoriedad de la aplicación de la norma; Sin embargo,
dicha norma tiene algunas excepciones dice Couture:
b. Otra excepción es la que surge de aquellos casos en los cuales la costumbre es fuente de
derecho. Si la costumbre fuere discutida o controvertida, habría de ser objeto de prueba.
La prueba de los hechos : Couture dice que la regla expuesta de que sólo los hechos son
objeto de la prueba tiene también una serie de excepciones como lo son las siguientes:
a. La primera consiste en que sólo los hechos controvertidos son objeto de prueba. Esta
conclusión se apoya en la norma que establece que las pruebas deben ceñirse al asunto
sobre que se litiga, y las que no le pertenezcan serán irremisiblemente desechadas de oficio,
al dictarse la sentencia. Puede afirmarse que en esta sencilla norma queda comprendida la
teoría del objeto de la prueba.
b. Los hechos admitidos quedan fuera del contradictorio y, como consecuencia natural,
fuera de la prueba. Es inútil, decía el precepto justinianeo, probar los hechos no relevantes:
“frustra probatur quod probatum non relevat”. La doctrina llama admisión a la
circunstancia de no impugnar las proposiciones del adversario.
c. Todavía el principio de que los hechos controvertidos son objeto de prueba, exige nuevas
aclaraciones, porque determinados hechos controvertidos no necesitan probarse. No son
objeto de prueba, por ejemplo, los hechos presumidos por la ley ya que una presunción
legal es una proposición normativa acerca de la verdad de un hecho, los hechos evidentes
ya que en estos casos la mentalidad del juez suple la actividad probatoria de las partes y
puede considerarse innecesaria toda tentativa de prueba que tienda a demostrar un hecho
que surge de la experiencia misma del magistrado, sin embargo los hechos tenidos por
evidentes caen ante nuevos hechos o nuevas experiencias que los desmienten o contradicen
y los hechos notorios que pueden presumirse como tales aquellos que entran naturalmente
en el conocimiento, en la cultura o en la información normal de los individuos con relación a
un lugar o a un círculo social y a un momento determinado, en el momento en que ocurre la
decisión; sin embargo, no es aplicable este principio en aquellos casos en que la ley exige la
notoriedad como elemento determinante del derecho.
Prueba de los hechos negativos: Dice Alsina: “No hay derecho que no provenga de un
hecho, y precisamente de la variedad de hechos procede la variedad de derechos. De aquí
la clasificación de los hechos en constitutivos, impeditivos, modificativos o extintivos. Los
hechos tanto pueden provenir del hombre como de la naturaleza y aún ser creados por la
abstracción, puede recaer tanto sobre el hombre mismo como sobre las cosas del mundo
exterior. Pero también se aplica la idea de hecho a lo que no es sino la negación del mismo,
el caso en que un acontecimiento no se verifique, la omisión o negativa del hombre a hacer
tal cosa, que es lo que vulgarmente se dice un hecho negativo. En sentido amplio, pues, se
considera hecho todo lo que puede ser objeto del conocimiento. Desde este punto de vista,
puede decirse que la prueba tiene por objeto la demostración de la existencia de un hecho,
pero también puede ser objeto de prueba la inexistencia de un hecho, como ocurre
frecuentemente en las acciones meramente declarativas, cuando fundada en esa
circunstancia se afirma la inexistencia de un derecho. Entre la omisión y la inexistencia de
un hecho hay una diferencia fundamental, consistente en que la omisión se refiere a un
hecho debido, mientras la inexistencia se refiere a un hecho como condición de un derecho”
El hecho negativo, a diferencia de la negativa de un hecho, sí necesita prueba. Esto ocurre
por ejemplo cuando se alega la omisión o la inexistencia de un hecho como fundamento de
una acción o de una excepción, porque en la omisión, en realidad, se afirma la inejecución
de una prestación debida y en la inexistencia se afirma la ausencia de un hecho constitutivo
o la falta de un requisito esencial en el mismo. En la simple negativa de un hecho, el que
niega sí está relevado de prueba.
Las pruebas pertinentes y admisibles: De la Plaza, al aludir a las reglas generales del
procedimiento probatorio, examina el principio de la adecuación de las pruebas con los
hechos a que han de referirse, lo que plantea una cuestión de admisibilidad, que a su vez se
resuelve en consideración a dos puntos de vista: el de su necesidad y el de su pertinencia.
“Aun en los sistemas inspirados en el principio dispositivo, se otorgan al Juez poderes
especiales para rechazar aquellas en que no concurra cualquiera de esas dos circunstancias;
y así, en el nuestro, el Juez está facultado para repeler de oficio las que no versen sobre los
hechos definitivamente fijados y las que sean impertinentes, es decir, ajenas a la cuestión, e
inútiles, esto es, innecesarias, bien porque afecten a hechos que por reconocidos no hayan
menester de prueba, bien porque no conduzcan directa ni indirectamente a los fines que el
proceso persigue.”.
Según expone Jairo Parra existen varios criterios para definir lo que debe entenderse por
objeto de la prueba judicial, los cuales se pueden condensar así:
Objeto de la prueba judicial son los hechos. Son objeto las realidades susceptibles de ser
probadas, sin relación con ningún proceso en particular; se trata de una noción objetiva y
abstracta. Desde este punto de vista y siguiendo las enseñazas del profesor Hernando Devis
Echandía, son hechos objeto de prueba:
a. Todo lo que puede representar una conducta humana, los sucesos, acontecimientos,
hechos o actos humanos, voluntarios o involuntarios, individuales o colectivos, que sean
perceptibles, inclusive las simples palabras pronunciadas, sus circunstancias de tiempo,
modo y lugar, y el juicio o calificación que de ellos se tenga.
c. Las cosas o los objetos materiales y cualquier aspecto de la realidad y cualquier aspecto
de la realidad material sean o no producto del hombre, incluyendo los documentos.
Objeto de la prueba judicial son los hechos y las afirmaciones. Efectivamente los hechos
pueden ser afirmados o negados, pero lo que se prueba son los hechos y no las
afirmaciones, ya que éstas son simples manifestaciones.
Carga de la prueba: Los autores sostienen que corresponde a las partes la prueba de sus
afirmaciones. Pero se ha discutido sobre si esto constituye o no una obligación. La opinión
más difundida es que la prueba constituye una carga procesal para las partes, por cuanto
que, si no la producen estarán sometidas a las consecuencias que se deriven de su omisión,
esto cuando les corresponda aportarla. Señala Couture que carga de la prueba quiere decir,
en primer término, en su sentido estrictamente procesal, conducta impuesta a uno o a
ambos litigantes, para que acrediten la verdad de los hechos enunciados por ellos. La ley
distribuye por anticipado entre uno y otro litigante la fatiga probatoria y señala al actor y al
demandado las circunstancias que han de probar, teniendo en consideración sus diversas
proposiciones formuladas en el juicio. Pero en segundo término, casi siempre en forma
implícita, la ley crea al litigante la situación de no creer sus afirmaciones en caso de no ser
aprobadas. El litigante puede desprenderse de esa peligrosa situación si demuestra la
verdad de aquéllas.
La carga de la prueba se reparte entonces entre ambos litigantes, porque ambos deben
proporcionar al magistrado la convicción de la verdad de cuanto dicen. Los hechos no
probados se tienen por no existentes, ya que no existe normalmente, en el juicio civil
dispositivo, otro medio de convicción que la prueba suministrada por las partes.
La carga de la prueba no supone, pues, ningún derecho del adversario, sino un imperativo
del propio interés del litigante; es una circunstancia de riesgo que consiste en que quien no
prueba los hechos que ha de probar, pierde el pleito. Y esto no crea, evidentemente, un
derecho del adversario, sino una situación jurídica personal atinente a cada parte. Entonces
puede entenderse la carga de la prueba como la noción procesal por la cual se indica al juez
la manera de fallar en caso no encuentre en el proceso las pruebas que le den certeza sobre
los hechos que deben fundamentar su decisión y paralelamente establece la facultad de las
partes de aportar pruebas para la convicción del juez sobre los hechos, cuya inobservancia
trae aparejada consecuencias desfavorables.
a. Forma parte de la teoría de aplicación del derecho. La doctrina moderna acepta que las
reglas relativas a la distribución de la carga se deducen del modo de la aplicación del
derecho y se explican por él.
c. No existe vínculo jurídico entre las partes. En la carga no hay coacción; tratándose de
cargas procesales, los litigantes adecuan sus conductas a la prevista en la norma que crea la
carga, estimuladas por el deseo de triunfar.
d. Es una regla de juicio de carácter imperativo para el juez y una norma de conducta para
las partes. Es una regla de juicio porque indica al juez que debe fallar cuando por falta de
pruebas no logre adquirir la certeza suficiente e imperativa ya que no puede obviarla sin
traer como consecuencia una violación de la ley; y es una norma de conducta porque señala
los hechos que cada parte debe probar facultativamente ya que les otorga poder para
aportar pruebas al igual que las deja en libertad de no hacerlo debido a que nadie puede
exigirles su observancia.
De la libre apreciación: La convicción del juez debe haberse formado libremente, teniendo
en cuenta los hechos aportados al proceso por los medios probatorios y de acuerdo con las
reglas de la sana crítica. De ahí la importancia de que se cumplan todas las reglas
establecidas en la ley, para que se pueda hablar de formación libre del convencimiento.
De la adquisición procesal: Este principio consiste en que las pruebas son sustraídas a la
disposición de las partes, para pertenecer objetivamente al proceso; ya que éstas afectan
conjuntamente a las partes tanto en lo favorable como en lo desfavorable. El resultado de
la actividad probatoria de cada parte se adquiere para el proceso por lo que no puede
pretender que solo a ella la beneficie.
De la publicidad: La prueba puede y debe ser conocida por cualquier persona; ya que,
proyectada en el proceso, tiene un carácter “social”: hacer posible el juzgamiento de la
persona en una forma adecuada y segura. Es posible, cumpliendo con este principio, que
terceras personas puedan reconstruir los hechos.
De la necesidad de la prueba: La prueba es necesariamente vital para la demostración de
los hechos en el proceso, sin ella la arbitrariedad sería la que reinaría. Al juez le está
prohibido basarse en su propia experiencia para dictar sentencia, ésta le puede servir para
decretar pruebas de oficio y, entonces, su decisión se basará en pruebas oportunas y
legalmente recaudadas. Lo que no está en el proceso, recaudado por lo medios
probatorios, no existe en el mundo para el juez.
De la unidad de la prueba: En un proceso no solo se recauda o aporta una prueba, sino que
es normal que aparezcan varias, inclusive de la misma especie; en todos esos casos la
necesidad de estudiar la prueba como un todo, salta a la vista, estudio que se debe hacer
buscando las concordancias y las urgencias, a fin de lograr el propósito indicado. Para
abarcar de una mejor manera el tema de los principios generales de la prueba, es necesario
agregar a los anteriormente citados los siguientes principios enunciados por Hernando Devis
Echandía.
Del interés público en la función de la prueba: Siendo el fin de la prueba llevar la certeza a
la mente del juez para que pueda fallar conforme a justicia, hay un interés público indudable
y manifiesto en la función que desempeña en el proceso, como lo hay en éste, en la acción y
en la jurisdicción, a pesar de que cada parte persiga con ella su propio beneficio y la defensa
de su pretensión o excepción.
De concentración de la prueba: Este principio quiere decir que debe procurarse practicar la
prueba de una vez, en una misma etapa del proceso, pues la practicada por partes o
repetida impide el debido cotejo, la mejor apreciación. Justifica este principio que se
procure la práctica de la prueba en primera instancia, restringiéndola en segunda o cuando
no ha sido posible en aquélla o se trate de hechos ocurridos con posterioridad o fue
denegada por el juez injustificadamente.
De libertad de la prueba: Para que la prueba cumpla su fin de lograr la convicción del juez
sobre la existencia o inexistencia de los hechos que interesan al proceso, en forma que se
ajuste a la realidad, es indispensable otorgar libertad para que las partes y el juez puedan
obtener todas las que sean pertinentes, con la única limitación de aquellas que por razones
de moralidad versen sobre hechos que la ley no permite investigar, o que resulten inútiles
por existir presunción legal que las hacen innecesarias o sean claramente impertinentes o
inidóneas. Dos aspectos tiene este principio: libertad de medios de prueba y libertad de
objeto. El primero significa que la ley no debe limitar los medios admisibles, sino dejar al
juez tal calificación; el segundo implica que pueda probarse todo hecho que de alguna
manera influya en la decisión del proceso y que las partes puedan intervenir en ello.
De la oralidad o la escritura: Como un aspecto del sistema oral o escrito del proceso, puede
enunciarse este principio en relación con la prueba. Sin la menor duda, el sistema oral
favorece la inmediación, la contradicción y la mayor eficacia de la prueba, por lo cual debe
aplicarse para recepción, en audiencia de las pruebas personales.
Así, tomando una descripción global y amplia de este fenómeno, es posible mencionar tres
importantes facetas de la prueba procesal, en cada una de las cuales se presentan con
distinta intensidad las disciplinas que concurren en el rubro del establecimiento judicial de
los hechos. Cabe hablar de la prueba como actividad, medio y resultado.
Podemos identificarla, en primer lugar, como una actividad que se desarrolla al interior del
proceso, a través de la cual las partes aportan los antecedentes necesarios para sustentar
sus alegaciones y el juzgador determina la quaestio facti debatida. En este sentido, la
prueba aparece en un aspecto dinámico, integrada por una variedad de factores que se
encuentran en constante movilidad, con intervención de los litigantes y del juez, de todo lo
cual se obtiene la determinación de los hechos.
b) “Evidence”y “proof”
En la lengua inglesa, en cambio, se emplean los vocablos “evidence”’ y “proof para
individualizar las principales cuestiones de la prueba judicial.
La prueba como medio es abordada con la denominación “evidence”, haciéndose uso del
término “means of proof muy esporádicamente; lo concerniente al resultado es
singularizado con el vocablo “proof; por su lado, lo referido a la actividad probatoria se
vincula con el término “litigation”, que en este marco designa el procedimiento formal al
que debe sujetarse una acción judicia. En una aproximación a los conceptos manejados en el
modelo angloamericano, podemos decir que -en general- la prueba judicial se presenta
como todo aquello que permite acreditar o desacreditar la existencia de un hecho alegado
en una causa.11Evidence es definida como “algo (incluido testimonios, documentos y
objetos tangibles) que tiende a probar o refutar la existencia de un hecho alegado (por
ejemplo: el guante ensangrentado es la pieza clave de evidencia para la fiscalía)”. Una
noción difundida a nivel de trabajos teóricos, dice que evidence es “cualquier cuestión de
hecho cuyo efecto, tendencia o diseño, cuando se presenta a la mente, está destinada a
producir una persuasión [afirmativa o negativa] acerca de la existencia de alguna otra
cuestión de hecho”.
c) “Information”
Es necesario consignar que una parte de la doctrina contemporánea de common law ha
propuesto hacer ciertas variaciones a los conceptos antes referidos, en especial por la
cantidad de asuntos que concurren en este campo.14 En lo directamente relacionado con
nuestro tema, Twining ha sugerido sustituir la noción de “evidence”’ por la
de “information”, que -en su opinión- tiene un significado más laxo que la primera. En este
sentido, destaca que la information se preocupa en forma amplia del elemento fáctico en
todas las decisiones importantes para el proceso; que, por su parte, evidence constituye una
“palabra de relación” usada en el “contexto de argumentación” de un juicio; que, por fin, en
este contexto la information se presenta como una materia que tiene un “rol potencial”
como una evidence relevante para afirmar o negar una proposición de hecho planteada
enjuicio.
Por lo que diremos más adelante, pensamos que este planteamiento presenta una serie de
méritos para el desarrollo de nuestro trabajo, pues permite abordar el tema de los
elementos probatorios desde la periferia del juicio hacia el interior de éste. Con una mirada
desde afuera hacia adentro, dada, primero, por aquello que trataremos como fuentes de
prueba y que Twining denomina information y, segundo, por aquello que trataremos como
medios de prueba y que Twining denomina evidence.
De ahí que en forma general la prueba procesal pueda ser descrita como una actividad
racional tendiente a aprehender y reconstruir los hechos efectivamente acaecidos,17 en la
que se reúnen los predichos aspectos junto a una serie de factores de diversa índole:
epistemológicos, lógicos, argumentativos, psicológicos y sociológicos, entre otros.
Ahora bien, en lo que toca a nuestro análisis, hay que destacar la importancia que presenta
la prueba en cuanto “medio”, que sirve de respaldo a la actividad probatoria y al resultado
de ésta. En una primera explicación, podríamos señalar que este aspecto corresponde a algo
así como el punto de partida del fenómeno probatorio: es la “materia prima” con la que
deberán trabajar las partes y el tribunal en la tarea de establecer las cuestiones fácticas del
conflicto.
En este sentido, podemos decir que las fuentes de prueba son el principio, fundamento o
punto de origen de la información sobre hechos. Ellas, además, se sitúan fuera del juicio y
con anterioridad a él; emergen y se forman extraprocesalmente; están compuestas por
personas y cosas.
Lo que está a nuestro alcance es dar una mirada amplia del asunto y decir que la
información sobre hechos puede tener su origen en las personas con sus conocimientos y en
las cosas con sus registros de sucesos. Ahí están, por tanto, los dos grandes grupos de
fuentes desde las cuales brotan las noticias concretas sobre los acontecimientos.
Independientemente del nombre que se les asigne a estos antecedentes (vgr. “testimonio”,
“documento” e “indicio”; o “persona”, “documento” y “cosa”; o “testimonios”, “cosas” y
“documentos”; o simplemente “testimonios” y “documentos”, inevitablemente siempre
estaremos hablando de seres humanos y objetos del mundo exterior.
Los medios de prueba son personas y que cosas que hay que contextualizar en la realidad
del juicio jurisdiccional
a) En qué consisten los medios de prueba
En nuestra lengua, medio es definido como una “cosa que puede servir para un
determinado fin”; a su turno, la expresión “por medio de” tiene asignado el siguiente
sentido: “valiéndose de la per-sona o cosa que se expresa”; etimológicamente (del
latín “medius”) significa “método o instru-mentó para lograr algo”.
Trasladando estos significados a nuestro tema, es dable decir que los medios de prueba son
los elementos que sirven para cumplir los fines procesales de la prueba judicial en el marco
de un debido proceso legal; son las personas y cosas que poseen información útil sobre
hechos, y que la ley considera idóneas para el desarrollo de la actividad de prueba y la
producción del resultado probatorio en un juicio; son los datos empíricos que sirven para
comprobar las hipótesis fácticas plantea-das por las partes en una causa.
b) Ubicación procesal
Los medios de prueba se sitúan en el área del proceso. Trátase del conjunto de elementos
que se aceptan en una causa para acreditar las afirmaciones de hecho en torno a las cuales
debaten las partes ante el tribunal. Consiste, pues, en una figura de contexto judicial; está
orientada hacia los fines del proceso jurisdiccional; su utilidad se define en pos de ello y, la
regulación jurídica de su idoneidad debe estar inspirada en dicha dirección. De ahí
definiciones como las entregadas por nuestra doctrina y jurisprudencia, según las cuales los
medios de prueba son los “elementos que en un sistema jurídico se consideran idóneos para
producir convicción en el juzgador”, o los instrumentos destinados a “proporcionar al juez
conocimiento sobre los hechos de que depende el derecho que debe declarar en la
sentencia”.
Son los elementos necesarios para poder llegar a un fin, o sea en tema probatorio los
medios son los elementos de conocimiento que llevan a producir una convicción en el
juzgador.
En opinión de Couture los medios de prueba son un elenco establecido en la normativa legal
de forma taxativa, el problema está en saber si es posible determinar si se pueden utilizar
otros o complementar los ya establecidos con nuevos medios que aportan las ciencias.
Couture cree que la mejor forma es dejar abiertas las posibilidades de incluir en el proceso
diferentes medios probatorios con el fin de poder llegar a una resolución más ajustada a la
verdad y a la justicia.
Sobre los medios de prueba indica Becerra que son fuentes que la ley regula con el fin que
el juzgador pueda llegar a una convicción y que por ellos los enumera y establece la forma
de cómo se van a llevar a cabo los mismos. Según la doctrina moderna, la forma más
adecuada de normar los medios de prueba es el libre convencimiento del juez, sin tener que
sujetarlo a ciertos medios de prueba determinados. Es por ello que existen diferentes
sistemas para determinar los medios de prueba.
Este último sistema es el que ha tenido más influencia recientemente y por ende se le llama
a éste la modernización de los nuevos códigos procesales. Se fundamenta en que no existe
la necesidad de derogar los medios de prueba previamente establecidos por el legislador,
sino simplemente aceptar la inclusión de cualquier medio racional que sirva de convicción
para el juzgador, siempre y cuando los mismos no estén prohibidos por la ley, y que no
violen los Derechos Humanos y que no sean contrarios a la moral y al orden público. La
importancia que tiene este sistema es facilitar los hechos que se le aportan al juzgador para
que este tenga mejores elementos de juicio y al mismo tiempo crear en él la conciencia que
la finalidad del proceso es llegar a una verdad material y no una verdad formal. Por ello
tiene una íntima relación este sistema abierto, con la sana crítica en la apreciación de la
prueba, y el papel activo del juzgador al momento de recibir los elementos de convicción,
resaltando la importancia del principio de la inmediación.
Confesional: “La palabra confesión proviene del latino confessio que significa
reconocimiento personal de un hecho propio. Esto alude a la aceptación personal de haber
sido actor del acontecimiento o la admisión de saber algo.” Según Rodríguez, la confesión es
el reconocimiento que realiza una persona sobre un perjuicio que se le atribuye por medio
de su adversario. Se le hace la crítica a esta definición que no siempre el reconocimiento de
un hecho debe ser en perjuicio del autor ya que podría haber una confesión favorable para
el mismo. Por su parte Sodi, manifiesta que la confesión en la antigüedad se le llamaba
probatis probatisima ya que en su tiempo era declarada la prueba mas perfecta, y la define
como el reconocimiento claro y preciso de los hechos alegados por el contrario, ante el
juzgador, siempre que se de en la forma que señala la ley. Se le critica a esta definición que
la declaración no siempre es clara ni precisa, ya que la misma doctrina acepta que puede
haber una confesión tácita. Guasp, señala que la confesión es cualquier declaración que las
partes hagan y desempeñe ésta, una acción probatoria siempre que sea dentro del proceso.
Se le critica a esta definición que la confesión no siempre es una declaración de las partes,
ya que existe también la confesión ficta.
Para el jurista italiano Rocco, la confesión es la declaración que una parte hace acerca de la
verdad de los hechos para si desfavorables y favorables para la parte contraria. De la misma
manera de esta definición es criticable que la confesión no siempre puede ser favorable a la
parte contraria, y siempre seguirá siendo una confesión, por lo mismo en la definición de
este medio probatorio no se debería hacer alusión al resultado que la misma deba tener. El
jurista español de Piña, define la confesión como el reconocimiento de la realidad de la
existencia de un hecho con consecuencias jurídicas desfavorables para quien la hace. De la
misma forma el jurista mexicano Pallares, define que la confesión es el reconocimiento
expreso o tácito que las partes procesales realizan sobre hechos que se les atribuyen y que
les perjudican. Englobando los escritos de los tratadistas se concluye que la confesión es un
medio probatorio por medio del cual una de las partes en el proceso se pronuncia de forma
expresa o tácita respecto de un reconocimiento ya sea parcial o total, de los hechos
controvertidos que se le estén imputando.
Documental: “La palabra documental que actúa como sustantivo a la palabra prueba hace
referencia al medio de acreditar en forma de documentos. Ahora, la palabra documento
proviene del latín documentum que se refiere a un escrito en donde se hace constatar
algo.”.
Para Guasp, el documento es un medio de prueba en el que se hacen constar circunstancias
las cuales se le pueden trasladar de manera física al juzgador. Este concepto parece
demasiado amplio ya que incluso una cámara de video es un objeto en el que constan
circunstancias y se le puede llevar a un juzgador y no por ello es un documento. Para el
procesalista Kisch, son documentos todas aquellas expresiones del pensamiento que se
realizan sobre algún soporte siempre que sea en símbolos. Según Escriche, el documento es
la escritura o instrumento con que se afirma o prueba algo, o en donde se perpetúa la
memoria de un hecho. Pallares, define el documento como toda cosa escrita que tiene un
sentido inteligible. Se critica de esta definición que el documento no siempre tiene que ser
escrito como lo interpreta él por medio de vocablos, ya que los egipcios dejaban sus
documentos por medio de jeroglíficos. De estas variadas definiciones se crea una definición
recogiendo aspectos que engloban las varias ideas expuestas. Se define la prueba
documental o instrumental como la que está basada en documentos, los cuales se definen
como cualquier objeto material en el que obran signos para dejar memoria de algún
acontecimiento.
De una forma mas concreta el autor Becerra, define la inspección judicial como un examen
sensorial directo realizado por el juez, sobre personas o cosas que tengan alguna relación
con el litigio. Con base a las diferentes definiciones expuestas por los citados procesalitas, se
puede concluir que la inspección judicial es el medio probatorio por medio del cual el
juzgador o los juzgadores, (en caso de que el órgano juzgador sea colegiado), de manera
personal realizan un examen por medio de sus sentidos sobre las cosas, o personas, con el
fin de dejar constancia de los hechos controvertidos ya sea con el auxilio de testigos o
peritos. De esta definición se pueden extraer la importancia de este medio de prueba, ya
que es el mismo juzgador que por sus sentidos obtiene el conocimiento directo acerca de
los hechos controvertidos, siendo esta una prueba de gran convencimiento para el juzgador
al momento de emitir su fallo.
Pericial: “Según su sentido gramatical la prueba pericial hace referencia a un medio de
convicción en donde actúan de manera activa uno o más peritos.” Los peritos se pueden
definir como aquellas personas que sin ser parte del litigio, colaboran al convencimiento del
juzgador basándose en los conocimientos específicos que poseen sobre una rama de la
ciencia, la técnica o un arte. De Piña, define la prueba pericial como aquel medio de
convicción que se lleva a cabo por un perito. De la misma manera define a perito como
aquella persona que puede aclarar los hechos controvertidos al juzgador ya que posee
conocimientos especiales en un arte, ciencia o técnica, mayores a los conocimientos que
pueda poseer una persona con cultura general media. Becerra, define a perito como los
auxiliares del juez con sus conocimientos científicos, artísticos o técnicos en la investigación
de los hechos controvertidos. Se concluye que la prueba pericial es aquel elemento de
convicción que es propuesto a iniciativa mediante peritos, que son personas físicas que por
sus conocimientos especializados en alguna rama de las ciencias, técnica o arte auxilian al
juez para brindarle al juzgador elementos de conocimiento sobre un hecho controvertido.
Del estudio de estas definiciones se infiere que la prueba testimonial es aquel medio de
convicción que se realiza a través de testigos, y que tiene como fin obtener información
verbal o escrita, sobre acontecimientos que son de carácter controvertido en un proceso.
Rodríguez, define a testigo como la persona que se presenta al juicio por medio de las
partes, para que manifieste lo que le consta acerca de los hechos controvertidos. Becerra, se
refiere al testigo como la persona ajena a las partes que declara en un juicio acerca de los
hechos controvertidos, y que tiene el conocimiento de ellos por medio de sus sentidos.
Pallares, por su parte define al testigo como la persona física que tiene conocimientos sobre
los hechos controvertidos y que por lo mismo es llamado a tomar parte en el juicio. Un
testigo es aquella persona física ajena al juicio, que por tener este conocimiento de los
hechos controvertidos que se ventilan en el mismo, (los cuales los ha obtenido por medio de
sus sentidos) es incorporado al juicio con el fin de esclarecer los hechos controvertidos.
Las presunciones: “Según su acepción gramatical las presunciones son el acto de presumir, y
presumir es sospechar, conjeturar, o juzgar por inducción. Por lo ya señalado, las
presunciones son el medio para obtener conclusiones mediante las inducciones hechas.
Estas son utilizadas para inferir datos desconocidos de datos previamente conocidos.”.
Las pruebas científicas: “En su sentido gramatical se refiere como lo relativo a las ciencias.
Ahora bien las Ciencias se definen como el conocimiento razonado de algún objeto
determinado. Siguiendo esta definición se ha suscitado una gran discusión acerca de que se
puede encuadrar como prueba científica.” Al respecto nos menciona el procesalista Gómez
que las pruebas científicas son las fotografías, copias fotostáticas, registros dactiloscópicos
y, en general todos los elementos que han sido aportados por los descubrimientos de las
ciencias. Se extrae de esta definición que son elementos científicos aquellas invenciones
aprovechables que el hombre ha descubierto y que pudieran ser útiles para la convicción de
los juzgadores. Becerra dice al respecto que a este medio de convicción es preciso
denominarle prueba instrumental científica y que son todos aquellos instrumentos que
sirven para conservar la memoria de hechos trascendentales para el proceso, los cuales se
pueden obtener por medio de procedimientos mecánicos, físicos o químicos.
Se concluye que la prueba científica abarca todos los medios de convicción que le aportan a
los juzgadores elementos de juicio, los cuales son producto de la evolución tanto científica
como técnica de la humanidad, que se relacionan con los hechos controvertidos del
proceso.
PROCEDIMIENTO PROBATORIO Y ETAPAS DE LA PRUEBA
“El procedimiento probatorio engloba todas aquellas actividades que hacen las partes
procesales para poder llevar a cabo la práctica de la prueba, su recepción, así como los
distintos requisitos que deben llenar las mismas, con el de constituir prueba. Estas
actividades en forma específica serían: la fase de proposición, la fase de admisión y la fase
de recepción o desahogo. Algunos autores en la doctrina le agregan la valoración, sin
embargo esta fase es considerada por la mayoría dentro del pronunciamiento de la
sentencia.” El ofrecimiento de las pruebas se define como la etapa procesal dentro del
período probatorio, en la cual las partes pueden proponer sus diferentes medios de prueba
con los que pretenden apoyar los diferentes hechos por ellos aducidos. A los diferentes días
en que se puede llevar a cabo este ofrecimiento de la prueba se le denomina, período de
ofrecimiento de prueba.
Admisión de la prueba: “La admisión de la prueba consiste en una resolución emitida por el
órgano jurisdiccional, en donde enumera a las partes, las pruebas que admite y las pruebas
que deshecha.”.
Recepción de las pruebas: “Cuando las pruebas ya han sido admitidas por medio del órgano
jurisdiccional, la siguiente etapa es la de recepción de las pruebas. Esta consiste en las
diligencias que se realizan para poder incorporar las pruebas al proceso. El diligenciamiento
consiste en una serie de actividades que se llevan a cabo para que el juzgador pueda tomar
conocimiento de todas las pruebas previamente ofrecidas.”.
Sistema de audiencia: “En este sistema, una vez entablado el litigio, el juzgador
señala una fecha cierta para que las partes puedan acudir ante él con sus pruebas. En el
mismo acto el juzgador evalúa la admisibilidad de las pruebas y diligencia las que a su
criterio son admisibles. Si el día señalado no fuese suficiente para poder diligenciar todas las
pruebas, señalará una segunda audiencia para diligenciar el resto.
Para que la aplicación de este sistema sea satisfactoria, se requiere que el juzgador que
recibe la prueba sea el mismo que dicte el fallo final, así como, contar con infraestructura
adecuada en las salas de audiencias, para que se puedan llevar a cabo todas las diligencias
en unan misma sala.
Sistema escalonado: “En este tipo de sistema, al igual que el anterior, son las partes
las que ofrecen las pruebas por medio de un memorial, después de recibido el memorial, el
juzgador evalúa la admisión de las mismas, de la misma forma, la otra parte por medio de
un memorial ofrecerá sus pruebas, y en otra resolución el órgano jurisdiccional determinará
la admisibilidad de las mismas. De forma escalonada se señala un día y hora para su
diligenciamiento seguido por la recepción del material probatorio el cual se hará dentro de
un término de tiempo determinado.”.
SISTEMAS DE VALORACIÓN DE LA PRUEBA
Para citar más ejemplos de este sistema, los testimonios de las mujeres no contaban igual
que el de los hombres, el testimonio de los nobles valía más que el de las personas normales
y tenían una escala de credibilidad dependiendo el grado de nobleza que ostentaban. Para
poder contradecir el testimonio de un noble se tenía que hacer mediante las declaraciones
de varios burgueses. La crítica más grande que se le hace al sistema es que el juzgador no
puede evaluar las diferentes circunstancias en que se puede llevar acabo las pruebas, y
todas las variaciones que pueden tener para llegar a un cierto convencimiento del juzgador
desensibilizándolo. Mecaniza la función jurisdiccional, ya que ata al juzgador por no poder
valorar los diferentes medios de convicción en diferentes casos y escenarios. La experiencia
ha demostrado que es imposible regular todas las diferentes formas de actuar de los
humanos por medio de la legislación.
Sin embargo este sistema significó para su tiempo un gran avance ya que hay que recordar
que antes los diferentes procesos eran tratados como juicios de Dios o las ordalías, en
donde los medios de prueba no eran determinados y la arbitrariedad de los juzgadores muy
marcada. Teniendo en cuenta esta circunstancia se hace más fácil la comprensión del
legislador y su afán de legislar de la forma más estricta el actuar de los jueces. Es por ello
que a pesar de todo este sistema brindó al derecho o sobre todo a las personas que se
regían por el mismo una seguridad jurídica como nunca lo habían gozado.
La sana crítica: “Este sistema proviene del derecho español, y constituye de forma básica un
sistema intermedio entre lo que es el sistema legal o tasado y la libre convicción. Al respecto
menciona Couture, que dicho sistema es producto de una fórmula, ya que no tiene la rigidez
del sistema legal pero también evade la incertidumbre del sistema de la libre convicción. Las
reglas de la sana crítica están basadas en el libre entendimiento humano, como las reglas de
la lógica, y la experiencia del juzgador combinado.”.
Para poder llevar a cabo este sistema, las pruebas deben de obrar válidamente en el
proceso y haberse desarrollado apegado a la normativa legal. La apreciación que se realice
de las mismas debe de constar de forma fehaciente en el fallo. El fallo final debe de
contener un resumen detallado de la forma en que se valoró individualmente cada
elemento probatorio, pero de igual manera un relato de la forma de cómo se valoró en
conjunto todos los elementos de convicción debidamente aportados. Esta anotación es muy
importante, ya que los distintos elementos probatorios, aunque se puedan individualizar, al
momento de dictar el fallo deben de ser analizados en conjunto ya que los mismos siempre
estarán ligados unos con otros, sumándoles o restándoles fuerza probatoria los unos con los
otros. Otro elemento que se destaca de este sistema es que el mismo está sujeto a un
control superior, ya que al conocer el fundamento de una resolución la misma puede ser
atacada por los diferentes medios de impugnación. En manera de resumen se puede decir
que las principales características del sistema de la sana crítica razonada son: El juzgador
debe examinar los distintos medios probatorios de una manera racional, con arreglo a las
normas de la lógica y de la experiencia. La prueba debe haber sido aportada al proceso
según la normativa legal. El juzgador debe llevar acabo un examen integral de cada medio
de prueba, entrelazándolos unos con otros y un examen en conjunto.
Con todo lo expuesto es fácil determinar que el ordenamiento legal guatemalteco sigue la
corriente en materia probatoria de numerus cláusus, pero ¿será ésta la corriente correcta?
El actual Código Procesal Civil y Mercantil que data del año mil novecientos sesenta y tres,
fundamenta su apartado probatorio en la corriente de numerus clausus. Exactamente lo
que quiere decir esto es que el referido código regula los medios probatorios que se pueden
utilizar dentro de un juicio de carácter civil o mercantil, dejando la puerta cerrada para la
incorporación de nuevos medios probatorios. Estos medios de prueba que se dejan de
aportar por no poderse encasillar entre los medios probatorios enumerados, pudieran venir
a robustecer el apartado probatorio, con el fin de llevar una mejor información al juzgador y
que este base su decisión con la mayor información que las partes puedan aportar al
procedimiento. Esta tendencia rigorista no es casualidad que la hayan adoptado los juristas
creadores de la legislación actual. Hay que recordar que la corriente clásica del derecho ha
tratado de regular la totalidad de el actuar de las personas, y que en continente americano
desde la conquista, las legislaciones que han regido son legislaciones de dominio y no de
justicia, con lo cual se pretendía que los españoles pudiesen tener el control de las tierras
conquistadas, tendencia que no ha podido ser superada, ya que la forma de legislar deja
poco lugar de actuación a los principales sujetos en un proceso, que son las partes
procesales. Desde que entró en vigencia el Decreto Ley 107 o Código Procesal Civil y
Mercantil, que al principio tendía a ser un código que trataba de unir y simplificar todos los
posibles procedimientos que podían surgir en el ámbito, civil y mercantil, se han dado en los
últimos años algunos movimientos que tienen como fin separar lo que este código regula,
como por ejemplo la creación de la ley de arbitraje, ley de tribunales de familia, etc., mismas
tendientes que lo que vienen a causar es una confusión aún mayor de la normativa legal a
utilizar en cada caso concreto. Esto sin embargo no responde a un capricho de los
legisladores, ya que el verdadero fin es tratar de enmendar la legislación existente, que se
torna muy deficiente, lenta y no cumple con el fin primordial del derecho que es impartir
justicia. Ahora con lo que respecta al apartado probatorio, que según muchos procesalistas,
es la parte medular de un procedimiento, ya que el juzgador al final emite su resolución
basándose no sólo en los hechos que fueron expuestos y relatados sino en los que fueron
probados. Es ahí donde entra en conflicto la corriente que apoya una tendencia limitativa
del actuar de las partes procesales, y que deban seguir trámites complicados para poder
diligenciar la prueba, ya que es el demandante quien tiene la carga de la prueba. Es
contraproducente limitarle su actuar, ya que desde el inicio del proceso el demandante se
encuentra en desventaja con razón del demandado. Es el demandante quien tiene que
realizar la acción y acudir a un órgano jurisdiccional auxiliado de un abogado para poder
plantear sus pretensiones y la parte demandada al momento de ser notificada tiene el
emplazamiento para poder preparar una apropiada defensa. Desde el momento que a la
parte demandada se le notificó la demanda, ésta ya sabe qué instrumentos se utilizarán
contra él, pudiendo de ante mano tomar medidas evasivas para poder contrarrestar el
efecto que pueda producir en él la resolución que se dicte a favor del demandante. Entre
estas medidas existen los alzamientos de bienes, destrucción de pruebas, buscar defectos
formales a la demanda, etc., todos los cuales vienen a entorpecer el procedimiento y por
ende la obtención de la justicia. Tomando en consideración lo antes expuesto, es fácil
determinar las diferentes complicaciones que le devienen al ordenamiento procesal civil y
mercantil. Es por ello que para tratar de enmendar el mismo, se tendrá que mejorar
primordialmente el apartado probatorio. El sistema numerus clausus es un sistema
obsoleto, que tiende a limitar el ámbito de actuar tanto del demandante como del
demandado, obligándolos a seguir una serie de normas engorrosas y complicadas que
tienden a cambiar la finalidad del proceso, ya que el mismo se transforma, de ser un
proceso finalista a un proceso formalista, en donde si la compleja legislación no es cumplida,
la finalidad del asunto se ve obstruida por la formalidad. Ahora bien, si el Código Procesal
Civil y Mercantil tuviese incluido el principio de la libertad probatoria la forma de diligenciar
prueba sería uniforme, teniendo solamente que adaptarle algunas modificaciones
dependiendo de la prueba a diligenciar. Otro de los aspectos a considerar y tal vez el más
importante según el presente estudio sería que el sistema numerus clausus le impone una
limitante a los sujetos procesales al momento de defender sus pretensiones, ya que si los
medios probatorios que estos poseen no se encuadran entre los medios que señala la
legislación, los mismos no podrán ser aportados al proceso y mucho menos tomados en
cuenta para la resolución que dictare el juzgador, violándosele de esta manera su derecho
constitucional de defensa. Por la otra parte un sistema de libertad probatoria o numerus
apertus, permitiría que los litigantes pudiesen aportar cualquier medio probatorio en el que
sustenten sus pretensiones, siempre y cuando el mismo no haya sido obtenido de forma
ilegal y con el menoscabo de los derechos de su contraparte. Ahora bien por la libertad que
ofrece este sistema se debe regular de cierta manera para que el aporte de dichos medios
probatorios sea sencillo y que no se ponga en juicio la probidad del proceso. Esto
beneficiaría la calidad de resolución dictada por el juzgador, ya que estaría basada en una
información más completa y por lo mismo más apegada a la verdad. Todo esto daría como
resultado una resolución mejor fundamentada y los conflictos terminarían de una forma
más justa. En la legislación actual existen regulados medios de prueba que se le pueden
denominar clásicos o fundamentales como la prueba testimonial, peritajes, etc., sin
embargo existen una infinita gama de los hechos humanos que pueden exigir y ofrecer a la
investigación objetos tan variados y nuevos, para poder descubrir la verdad de los hechos.
Además las ventajas de un numerus apertus es que tanto las partes como los peritos
pueden utilizar todos los medios modernos que aconseja la ciencia en su progreso, o sea
que no se limitaría los modos fijados previamente por la ley. No se puede obviar que en la
actualidad tanto la ciencia como las artes han dado paso a nuevos medios para descubrir la
verdad. Estos nuevos medios no deben ser ignorados ya que tienen como fin primordial la
averiguación de la verdad, por lo mismo la enumeración de los medios de prueba que
realiza la ley debe ser indicativo y demostrativo y de ninguna manera taxativo. Sin embargo
esta libertad probatoria debe tener ciertos límites y es la de no contrariar a la ley, a los
principios procesales y a las garantías fundamentales de la otra parte.
CONCLUSIONES
3. El actual apartado probatorio del Código Procesal Civil y Mercantil tiene distintos
procedimientos para el diligenciamiento de los medios probatorios, siendo distinto el
procedimiento de una declaración de parte, otro distinto para la prueba de inspección
judicial, entre otros, haciendo esto más complicado para las partes al momento de querer
diligenciar la prueba, pudiendo incluso abrirle la puerta a su contraparte a redargüir de
nulidad su procedimiento probatorio dejando al margen del proceso hechos que pudiesen
hacer variar la resolución final emitida por el juzgador a su favor.
4. En la actualidad y con todos los adelantos de las ciencias técnicas y científicas existen
distintas formas de probar los hechos (prueba del ADN, medios producidos por los distintos
ordenadores, verbigracia, disquetes de computadoras, discos duros de las mismas, entre
otros.), dichos medios probatorios son cien por ciento comprobables y basados en la
metodología científica, sin embargo, por ser éstos nuevos medios, nuestro apartado
probatorio, que data de mil novecientos sesenta y tres, no los contempla, y es por ello que
muchos jueces son obligados a rechazar estos medios de prueba al no poder encasillarlos
entre los medios de prueba admitidos legalmente, convirtiendo nuestro apartado
probatorio obsoleto y no apegado a la actualidad, quedándose rezagado a las modernas
doctrinas procesales que incluyen este principio.
5. La carga de la prueba es una institución de suma importancia dentro del proceso, debido
a que establece parámetros de conducta a las partes en cuanto a su actividad probatoria, y
condiciona la actuación del juez cuando se encuentra en situación de no poder formarse la
convicción acerca de la existencia de los hechos.
RECOMENDACIONES
AGUIRRE GODOY, Mario. Derecho procesal civil de Guatemala. 1t.;. Guatemala: Ed.
Universitaria,
1977. AGUIRRE GODOY, Mario. La prueba en el proceso civil guatemalteco. Guatemala: Ed.
Unión Tipográfica, 1965.
MONTERO AROCA, Juan y Mauro Chacón Corado. Manual de derecho procesal civil
guatemalteco. Guatemala: Ed. Magna Terra, 1999.
PÉREZ RUIZ, Yolanda. Para leer valoración de la prueba. Guatemala: Fundación Mirna Mack.
2001.
LEGISLACIÓN:
Código Procesal Civil y Mercantil. Enrique Peralta Azurdia, Jefe de Gobierno de la República
de Guatemala, Decreto Ley 107, 1964.
Código Civil de Guatemala. Decreto - Ley número 106. Enrique Peralta Azurdia, Jefe de
Gobierno de la República de Guatemala. 1964.
Ley del Organismo Judicial. Decreto 2-89. Congreso de la República de Guatemala. 1989.