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Roca
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Introducción
El síndrome de la inmunodeficiencia humana (sida) está producido por el virus
de la inmunodeficiencia humana tipo 1 (VIH-1) y por el virus de la
inmunodeficiencia humana tipo 2 (VIH-2). En el presente texto, como en la
mayoría de los demás, cuando se habla del VIH, sin especificar el tipo,
habitualmente se está haciendo referencia al VIH-1, que es el responsable de
la inmensa mayoría de casos de sida.
La infección aguda, síndrome retroviral agudo o primoinfección por el VIH se
manifiesta clínicamente en el 40 al 90 % de los sujetos que se contagian de
dicho virus. Este proceso está relacionado con un alto nivel de replicación del
VIH y con la respuesta inmune que se produce en el organismo contra el virus
inmediatamente después de producirse el contagio. Dado que cada día se
producen 14.000 nuevos casos de infección por el VIH en todo el mundo, este
cuadro es parte importante del diagnóstico diferencial en pacientes con fiebre
de causa desconocida, erupción maculopapular y adenopatías.
La mayoría de las veces no se realiza el diagnóstico de la infección aguda por
el VIH. Ello se debe fundamentalmente a la inespecificidad del cuadro clínico y
a la ausencia de anticuerpos contra el VIH durante esta fase inicial de la
infección. Generalmente este proceso se cataloga de cuadro gripal o viral
inespecífico. Su diagnóstico requiere un alto índice de sospecha, y se basa en
el antecedente de exposición al virus, en el reconocimiento del cuadro clínico, y
en la realización de los análisis adecuados (ARN del VIH o antígeno p24 que
suelen ser positivos, y anticuerpo del VIH que suele ser negativo).
El correcto diagnóstico de esta entidad es importante tanto para el propio sujeto
afectado, que puede beneficiarse de un adecuado tratamiento en esta fase
inicial de la infección (véase abajo), como para sus posibles contactos, en los
que puede prevenirse el contagio.
Manifestaciones clínicas
Tras un periodo de incubación que puede durar desde unos pocos días hasta
unas pocas semanas, aparece un cuadro agudo similar al de la gripe. Los
síntomas más frecuentes son fiebre, erupción maculopapular, úlceras bucales,
adenopatías, artralgias, faringitis, malestar, anorexia, pérdida de peso,
meningitis linfocitaria y mialgias (tabla 1). En un estudio de Hecht et al.
publicado recientemente, los datos clínicos que mostraron mayor sensibilidad
para el diagnóstico de infección aguda por el VIH fueron la fiebre (80 %) y el
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Adaptado de M. Altfeld y B. D. Walker
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malestar general (68 %), y los que mostraron mayor especificidad fueron la
pérdida de peso (86 %) y las úlceras bucales (85 %). En dicho estudio los datos
que mostraton un valor predictivo positivo más alto fueron la fiebre y la erupción
cutánea (especialmente si estaban asociadas), seguidos de las úlceras bucales
y la faringitis. En otro estudio, realizado por Daar et al., los datos clínicos con
mayor valor predictivo para diagnosticar infección aguda por el VIH fueron la
fiebre, erupción cutánea, mialgias, artralgias y sudor nocturno.
La fase sintomática de la infección aguda por el VIH suele durar de 7 a 10 días,
y raras veces supera los 14 días. La mayor o menor gravedad de este proceso
tiene implicaciones pronósticas, de modo que en los pacientes con cuadros
clínicos más intensos y más prolongados la progresión de la infección por el
VIH tiende a ser más rápida.
Diagnóstico
El diagnóstico de la infección aguda por el VIH se realiza mediante la detección
del VIH. Generalmente el anticuerpo contra dicho virus es todavía indetectable
en esta fase de la infección. Existen varias modalidades de detección del VIH,
pero la más sensible es la determinación del ARN del VIH o carga viral en el
plasma.
Según un estudio reciente, todos los métodos de detección del ARN del VIH
(PCR, ramificación de cadenas de ADN y GenProbe) poseen una sensibilidad
del 100 %, pero ocasionalmente, en el 2 al 5 % de casos, dan resultados falsos
positivos. En estos resultados falsos positivos suelen detectarse menos de
2.000 copias de ARN del VIH por ml, niveles muy inferiores a los que aparecen
en la infección aguda por el VIH, en la que casi siempre se detectan niveles
superiores a 100.000 copias por ml, y con frecuencia superiores a 1.000.000 de
copias por ml. Además, en los casos de falso positivo, la repetición de la
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determinación del ARN del VIH en la misma muestra y con el mismo método
generalmente da un resultado negativo. Si existe alguna duda, puede repetirse
la determinación del ARN del VIH en una nueva muestra. Con estos
procedimientos, la sensibilidad y la especificidad para el diagnóstico son de
prácticamente el 100 %. Sin embargo, con la detección del antígeno p24 la
sensibilidad es sólo del 79 %, aunque la especificidad es prácticamente del 100
%. En cualquier caso, el diagnóstico de infección por el VIH debe confirmarse
unas semanas más tarde mediante la determinación del anticuerpo contra el
virus.
Durante la infección aguda por el VIH suele observarse una marcada reducción
del recuento de linfocitos CD4, que posteriormente se recupera, aunque con
frecuencia no se vuelve a alcanzar la cifra normal anterior a la contracción de la
infección. Por el contrario el recuento de linfocitos CD8 asciende inicialmente,
lo cual resulta en un cociente de linfocitos CD4/linfocitos CD8 < 1.
El diagnóstico diferencial de la infección aguda por el VIH debe realizarse
principalmente con la mononucleosis infecciosa. Otros procesos con los que
puede confundirse son las hepatitis agudas, gripe, toxoplasmosis, sífilis, y
algunos efectos secundarios de distintos medicamentos.
En resumen, lo más importante para diagnosticar correctamente la infección
aguda por el VIH es tenerla bien presente como posibilidad al evaluar cuadros
clínicos compatibles. La confirmación del diagnóstico es sencilla y sólo requiere
la determinación del anticuerpo y el ARN del VIH. La interpretación de estos
resultados se resume en el algoritmo de la Figura 1.
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Sospecha de infección
aguda por el VIH
Anticuerpo del Anticuerpo del VIH negativo, Anticuerpo del VIH negativo
VIH positivo ARN del VIH detectable ARN del VIH indetectable
ARN del VIH > 5.000 ARN del VIH 20 - 5.000 ARN del VIH < 20
copias/ml copias/ml copias/ml
Tratamiento
El objetivo del tratamiento de la infección aguda por el VIH es limitar en todo lo
posible el número de células infectadas, preservar la respuesta inmunológica
del organismo contra el VIH y si es posible reducir el nivel basal de carga viral
en el organismo. Varios estudios han demostrado que el tratamiento
antirretroviral durante la infección aguda por el VIH permite una supresión del
virus a largo plazo, potencia la conservación e incluso el incremento del
número de linfocitos T colaboradores con especificidad anti-VIH, y favorece la
presencia de una población viral muy homogénea a largo plazo.
Los primeros estudios piloto con pacientes que recibieron tratamiento para la
infección aguda por el VIH, y que posteriormente continuaron con
interrupciones estructuradas del tratamiento, mostraron que con esa estrategia
terapéutica puede lograrse el estímulo de la respuesta inmune contra el VIH.
En muchos de esos pacientes, al retirar el tratamiento, persiste durante al
menos 3 años una carga viral del VIH inferior a 5.000 copias por ml. Sin
embargo, en otros pacientes, especialmente tras un seguimiento prolongado,
se observa una elevación substancial de la carga viral, que obliga a instaurar
un tratamiento antirretroviral convencional.
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Adaptado de C. Hoffmann
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Por otra parte, en los últimos años, el mayor conocimiento de los riesgos del
TARGA ha hecho que cambie la actitud de los clínicos sobre el control de la
infección por el VIH. En el año 2000 comenzaron a revisarse algunas de las
recomendaciones que se habían estado siguiendo estrictamente en los años
anteriores. El principio “golpear pronto y fuerte al VIH” dejó paso al principio
“golpear fuerte al VIH, pero sólo cuando sea necesario” (Harrington y Carpenter
2000). Una de las principales incertidumbres que existen en la actualidad en el
control de la infección por el VIH gira precisamente entorno al momento más
adecuado para iniciar el tratamiento. Este es uno de los temas principales de
discusión en muchos congresos.
Escepticismos aparte, conviene no olvidar todo lo que el TARGA es capaz de
aportar. Por ejemplo, la criptosporidiasis o el sarcoma de Kaposi prácticamente
no existen en los pacientes que toman ese tratamiento; la leucoencefalopatía
multifocal progresiva puede incluso curarse en algunos casos; la profilaxis
secundaria de la retinitis por citomegalovirus puede suspenderse en muchos
casos; y en definitiva, los pacientes se encuentran mejor y tienen una mayor
calidad de vida.
Algunos de los facultativos que se han incorporado al control de la infección por
el VIH en los últimos años y que no han vivido los años de apogeo del sida, en
los que no había tratamiento eficaz, pueden ver la epidemia del sida como un
accidente o como algo del pasado. Sin embargo, la posible aparición de nuevos
casos debe tenerse bien presente todavía en la actualidad, concretamente en
pacientes que por el motivo que sea no están tomando tratamiento
antirretroviral.
Así pues, los clínicos encargados del VIH deben tener bien presente el pasado
reciente de la infección por dicho virus, pero al mismo tiempo deben estar
predispuestos a aplicar los nuevos conocimientos que van produciéndose.
Quienes se oponen frontalmente a utilizar los nuevos tratamientos que van
apareciendo e insisten en esquemas de tratamiento de hace unos pocos años,
probablemente lo están haciendo mal. Los médicos que no están al tanto de las
novedades que se van produciendo, por ejemplo acudiendo a congresos o
leyendo revistas especializadas, rápidamente quedan desfasados, y
posiblemente no son capaces de prestar una asistencia de la mayor calidad. En
ocasiones, incluso no es suficiente con practicar una medicina basada en la
evidencia, siguiendo estrictamente las recomendaciones vigentes. Los
acontecimientos se desarrollan tan rápidamente en el campo del VIH, que
incluso estas recomendaciones pueden estar ya en parte desfasadas cuando
aparecen. Pero ello no quiere decir que no sea adecuado seguir las
recomendaciones vigentes, o que se pueda prescribir tratamientos de un modo
aleatorio. En todo caso, conviene tener en cuenta los nuevos resultados que se
van presentando, basados en la investigación básica y en la investigación
clínica. En realidad lo que hay que hacer es individualizar el tratamiento en
cada caso, de acuerdo con los últimos conocimientos disponibles. Cada
paciente tiene derecho a que se le prescriba el tratamiento más adecuado para
él, y a que se le expliquen las ventajas e inconvenientes de las principales
alternativas terapéuticas adecuadas para él. Además, al iniciar el TARGA,
siempre hay que tener bien en cuenta el problema de la adherencia.
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El VIH continúa siendo un enemigo peligroso y difícil de combatir. Por tanto, los
pacientes y los médicos deben unir sus esfuerzos para combatirlo. A lo largo de
las siguientes partes de este capítulo se describe detalladamente cómo
hacerlo.
Introducción
Hasta finales del año 2002 han existido tres clases de fármacos
antirretrovirales disponibles para el tratamiento de la infección por el VIH: los
inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de los nucleósidos y los
nucleótidos (ITIAN), los inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de
los nucleósidos (ITINAN) y los inhibidores de la proteasa (IP). Existen en total
alrededor de 20 de estos productos comercializados, incluyendo algunas
combinaciones de varios de esos fármacos. En la Tabla 2.1 se resumen sus
principales características.
Además, desde principios de 2003, está disponible en algunos países el primer
representante de una nueva clase de antirretrovirales: se trata del denominado
T-20 o enfuvirtida, que pertenece al grupo de los inhibidores de la fusión. Otros
medicamentos, tanto de estos grupos como de otros diferentes, se hallan en
fases avanzadas de desarrollo y presumiblemente estarán disponibles en los
próximos años. También se están investigando activamente diversas
modalidades de tratamiento inmunomodulador, como las vacunas o las
citocinas (interferones, interleucina, etc.), que pueden suponer nuevas
alternativas terapéuticas en el futuro.
Se describen a continuación las principales características de cada uno de los
antirretrovirales, desde una perspectiva individual. En la Quinta parte de este
mismo capítulo: “Cómo iniciar el tratamiento” se describen las combinaciones
de fármacos más comúnmente utilizadas en el tratamiento de la infección por el
VIH.
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por las mismas bases; algo similar ocurre con ddC y 3TC. ddI es un análogo de
la inosina que es transformado en dideoxiadnosina antes de actuar. Abacavir
es un análogo de la guanina. Entre los distintos ITIAN existe un alto grado de
resistencias cruzadas (véanse también la Sexta parte de este capítulo “Motivos
para cambiar el tratamiento” y el capítulo 5 “Análisis de resistencias”).
Los ITIAN forman parte de la mayoría de combinaciones de tratamiento
antirretroviral de las que se emplean en la actualidad. Son potentes inhibidores
de la replicación del VIH, y se absorben muy bien por vía oral. No obstante,
estos medicamentos con frecuencia producen efectos secundarios, entre los
que figuran la toxicidad medular, acidosis láctica, polineuropatía y pancreatitis.
También pueden ocasionar astenia, cefalea y varios síntomas
gastrointestinales, como epigastralgias, náuseas, vómitos y diarrea. La
lipodistrofia fue atribuida inicialmente a los IP, sin embargo en la actualidad se
sabe que los ITIAN también pueden favorecer determinado trastornos de los
lípidos, especialmente la lipoatrofia (Galli et al. 2002).
La mayoría de los efectos secundarios de los ITIAN se relacionan con la
toxicidad a nivel mitocondrial que producen estos fármacos (Brinkmann et al.
1999). Las mitocondrias necesitan nucleósidos para realizar sus funciones. Por
ello si utilizan falsos nucleósidos, como los ITIAN, su metabolismo se altera y
finalmente degeneran. Diversos estudios recientes indican que probablemente
existe gran diferencia entre los distintos ITIAN en los que a toxicidad
mitocondrial se refiere.
Los ITIAN se eliminan principalmente por vía renal, y no poseen interacciones
con los fármacos que se metabolizan por medio de las enzimas hepáticas. Por
ello, al contrario de lo que sucede con otros antirretrovirales, los medicamentos
de este grupo plantean pocos problemas de interacciones con otros fármacos.
No obstante, estudios in vitro han mostrado que compuestos como la ribavirina
pueden disminuir la fosforilación intracelular de AZT o d4T (Piscitelli y
Galliciano 2001).
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Resumen
Los resultados de los estudios de eficacia existentes hasta ahora no permiten
concluir que alguna combinación de ITIAN en particular sea superior a las
otras. Por tanto, la elección puede individualizarse en cada paciente.
Cualquiera de las siguientes combinaciones: AZT + 3TC, ddI + d4T o 3TC +
d4T parece adecuada. Principalmente con ddI + d4T debe vigilarse la posible
aparición de acidosis láctica y lipoatrofia.
Otras combinaciones, como AZT + ABC, d4T + ABC, 3TC + ABC o ddI + 3TC,
también son aceptables, pero no hay tantos datos clínicos que avalen su
eficacia como con las tres combinaciones previamente señaladas. ddI + 3TC
parece inferior a AZT + 3TC o 3TC + d4T, según el estudio ACTG 306
(Kuritzkes et al. 1999).
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Finalmente, combinaciones como AZT + d4T, ddC + 3TC, ddC + d4T y ddI +
ddC deben evitarse. También se ha comprobado que el cambio continuado de
ITIAN con la finalidad de prevenir el desarrollo de resistencias no posee efectos
beneficiosos, y probablemente sólo sirve para crear confusión en los pacientes
(Molina et al. 1999).
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Al parecer, los regímenes con IP potenciados son los más eficaces de todos.
Lopinavir potenciado con ritonavir (lopinavir/r) combinado con 3TC + d4T redujo
la carga viral más que el TARGA con nelfinavir. En el estudio M98-863
realizado con doble ciego, tras un año de seguimiento, el 67 % de los pacientes
que tomaban lopinavir/r frente al 52 % de los que tomaban nelfinavir tenían una
carga viral inferior a 50 copias/ml (Walmsley et al. 2002).
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Nuevos antirretrovirales
En este apartado se pretende describir a una serie de nuevos medicamentos
todavía no comercializados, pero que se encuentran en fases avanzadas de
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Nuevos ITIAN
Estavudina de liberación prolongada estará disponible dentro de poco
tiempo, en forma de cápsulas de 75 o de 100 mg. Se trata de una formulación
estable, que no se acumula y parece causar menos polineuropatía que la
estavudina convencional, quizás debido a que se alcanzan menores niveles
máximos del fármaco en la sangre. En el estudio BMS 099 se comparó a doble
ciego la estavudina de liberación prolongada con la convencional (a la dosis de
40 mg cada 12 horas), en paciente que estaban tomando también lamivudina y
efavirenz; tras 24 semanas no hubo diferencias en eficacia (recuento de
linfocitos CD4 y carga viral), ni en efectos secundarios (Pollard et al. 2002).
FTC, emtricitabina (Emtriva®) es un análogo de la citidina desarrollado por la
compañía Triangle. Posee una vida media muy prolongada de modo que se
administra una sola vez al día a la dosis de 200 mg. Estructuralmente se
parece a 3TC. In vitro se mostró más potente que 3TC, pero se desconoce si
ello es así también in vivo en las personas (Delehanty et al. 1999). Sus
ventajas respecto a 3TC son dudosas, ya que su eficacia se pierde con la
mutación M184V, de modo similar a lo que sucede con 3TC. Los resultados del
ensayo FTC-301 han llevado a la reciente aprobación de este fármaco en los
Estados Unidos; en este estudio a doble ciego y aleatorizado, se comparaban
FTC y 3TC, en ambos casos combinados con ddI y efavirenz, en 571 pacientes
que no habían recibido previamente ningún tratamiento. El estudio se
suspendió prematuramente tras un seguimiento medio de 42 semanas, porque
los autores comprobaron que tras ese tiempo, según una curva estimada por el
procedimiento de Kaplan-Meier, el 14 % de los pacientes del grupo del 3TC,
frente al 6 % de los del grupo del FTC presentaban fracaso virológico. Los
efectos secundarios fueron más frecuentes en el grupo del 3TC. En el estudio
Montana también parece confirmarse la buena tolerabilidad de FTC, combinada
con ddI y efavirenz, todos ellos administrados una sola vez al día (Molina et al.
2001). En la actualidad, la compañía Gilead, tras adquirir a la compañía
Triangle, está intentando combinar FTC y tenofovir en una sola tableta.
DAPD, amdoxovir es un análogo de la guanina, desarrollado también por la
compañía Triangle. In vivo se transforma en dioxolano guanina (DXG), un
metabolito que posee una gran potencia antiviral. DAPD está evaluándose en
la actualidad en estudios en fase I/II (Corbett et al. 2001). Es eficaz contra virus
resistentes a AZT y 3TC, incluyendo a virus con inserciones en el codón 69,
que confieren resistencia a todos los ITIAN. Sin embargo, las susceptibilidad a
este medicamento parece reducirse en las cepas del VIH con mutaciones como
K65R y L74V (Chong et al. 2002, Mewshaw et al. 2002). En cultivos celulares
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Nuevos ITINAN
Con cualquier nuevo medicamento, el planteamiento de la industria
farmacéutica es generalmente el siguiente: si no aporta algo nuevo, mejor no
continuar con su desarrollo. En el caso de los ITINAN, si el nuevo fármaco no
posee actividad contra cepas del VIH resistentes a efavirenz y nevirapina,
mejor abandonarlo. Los productos simplemente repetitivos en cuanto a su
actividad antiviral resultan poco atractivos, aunque su producción sea
relativamente barata como sucede con los ITINAN. Por ello muchos
medicamentos pertenecientes a este grupo han sido abandonados sin haber
sido nunca comercializados. Y por ello, es posible también que varios de los
productos que se describen a continuación no lleguen nunca a comercializarse.
TMC 125 es un ITINAN de segunda generación. Es eficaz tanto contra virus
nativos, como contra virus con prácticamente cualquiera de las resistencias
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clásicas que afectan a los fármacos de este grupo, como K103N y Y181C. En
un estudio en fase IIB, se incluyo a 16 pacientes que estaban tomando
tratamiento convencional con TARGA y que en su mayoría presentaban
mutaciones de las que confieren resistencia a los ITINAN; a dichos sujetos se
les administró TMC 125 a la dosis de 900 mg cada 12 horas durante 7 días,
con lo que la carga viral bajó una mediana de 0,9 log10, y en algunos casos
bajo hasta 1,7 log10 (Gazzard et al. 2002, Sankatsing et al. 2002). Incluso
posteriormente, la carga viral continuo descendiendo. El producto es bien
tolerado, posee una vida media larga y es metabolizado en el hígado. Los
primeros datos farmacocinéticos indican que TMC 125 puede tener
interacciones desfavorables con los IP, especialmente con indinavir y
saquinavir, a pesar de lo cual el producto parece potente y muy prometedor,
con una importante barrera genética de cara al desarrollo de resistencias.
DPC 083 es otro ITINAN de segunda generación, eficaz también contra virus
resistentes a los otros ITINAN. En un estudio en fase II se ensayó este
medicamento a las dosis de 100 y de 200 mg, en pacientes que habían
presentado fracaso viral (carga viral > 1000 copias/ml) con otros ITINAN; 4 de
10 pacientes, que recibieron este medicamento de acuerdo con los perfiles de
resistencias, lograron una carga viral < 400 copias/ml (Ruiz et al. 2002). No
obstante, los datos de este estudio son incompletos, ya que no se aportan
datos sobre resistencias, o sobre la influencia de la dosis sobre la eficacia o
sobre los efectos secundarios. En un estudio previo en fase III precoz, se
comparaban a doble ciego tres dosis diferentes de DPC 083: 50 mg, 100 mg y
200 mg; se observó que, en pacientes no tratados previamente, con 100 mg de
DPC 083 la eficacia contra virus nativos era similar a la de efavirenz, y además
los efectos secundarios eran menores.
GW420867X es una quinoxalina que está desarrollando GlaxoSmithKline, y
que ha mostrado bastante eficacia in vivo en combinación con AZT y 3TC
(Arasteh et al. 2001). Penetra bien en el sistema nervioso central, y
probablemente puede administrarse una sola vez al día (Thomas et al. 2000).
Como monoterapia, GW420867X disminuyó la carga viral 1,5 log10 tras 8 días
de tratamiento, y no se observaron diferencias entre las distintas dosis
estudiadas (50 mg, 100 mg y 200 mg). Los efectos secundarios –neurológicos,
gastrointestinales, y hepáticos- fueron similares a los de otros ITINAN; las
erupciones cutáneas fueron poco frecuentes. No obstante, parece existir
resistencia cruzada entre este producto y nevirapina y efavirenz, lo cual puede
conducir a la detención de su desarrollo.
Capravirina (AG1549, previamente S-1153) fue desarrollado inicialmente por
Shionogi Pharmaceuticals (Fujiwara et al. 1998) y posteriormente por Agouron.
In vivo es eficaz contra virus que poseen la mutación K103N (Wolfe et al.
2001), por lo que en un principio se vio que sus perspectivas eras excelentes.
Sin embargo, en estudios con perros, se comprobó que a dosis altas producía
con frecuencia vasculitis, por lo que Agouron detuvo provisionalmente su
desarrollo. Posteriormente se ha comprobado que ese efecto secundario no
ocurre en el hombre (Hawley et al. 2002), por lo que se ha retomado su
desarrollo. La dosis probablemente se situará en torno a los 700 mg cada 12
horas.
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Nuevos IP
Fos-amprenavir (GW433908, Lexiva®) es un éster fosfato cálcico de
amprenavir, pero con mejor solubilidad y absorción que este último.
Generalmente es bien tolerado, y si se emplea con ritonavir como potenciador
de su efecto, la dosis completa es una pastilla cada 12 horas o bien dos
pastillas juntas al día. Ello supone una gran ventaja respecto a amprenavir, del
que es necesario tomar ocho pastillas cada 12 horas.
En el estudio abierto NEAT (APV30001), fos-amprenavir está siendo
comparado con nelfinavir en pacientes no tratados previamente (Rodríguez et
al. 2002). Un total de 251 pacientes fueron aleatorizados para recibir fos-
amprenavir o nelfinavir, en ambos casos combinados con 3TC y ABC. Los
datos preliminares, a las 24 semanas de seguimiento, han mostrado que un
54 % frente a un 40 % respectivamente alcanzan una carga viral indetectable.
La diferencia en eficacia ha sido más pronunciada en pacientes con carga viral
basal mayor. La incidencia de diarrea también ha sido menor en el grupo de
fos-amprenavir. Efavirenz es un potente inductor del metabolismo de
amprenavir, y es capaz de disminuir los niveles del fármaco de modo
significativo. Sin embargo esto no ocurre si fos-amprenavir es potenciado con
ritonavir, según ha demostrado un estudio reciente (Wire et al. 2002): 32
voluntarios sanos recibieron una dosis diaria de fos-amprenavir, junto con una
de estas tres combinaciones: 100 mg de ritonavir cada 12 horas, 100 mg de
ritonavir cada 12 horas más efavirenz, o 200 mg de ritonavir cada 12 horas más
efavirenz. Los resultados demostraron que los niveles plasmático de fos-
amprenavir fueron similares con cada una de las tres combinaciones; por
consiguiente, efavirenz no influye en absoluto sobre fos-amprenavir cuando
éste producto se emplea junto con ritonavir como potenciador. En este tipo de
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Inhibidores de la integrasa
La integrasa en una de las tres enzimas más importantes codificadas por el gen
pol del VIH. Esta enzima interviene en la incorporación del ADN viral en el
genoma de las células (Nair 2002). Probablemente las células humanas
carecen de esta enzima. El desarrollo de los inhibidores de la integrasa está
resultando muy laborioso (Debyser et al. 2002). Aunque se ha comenzado a
experimentar con varios de estos productos, por ahora ninguno de ellos ha
alcanzado fases avanzadas de ensayos clínicos.
S-1360, un inhibidor de la integrasa que ha comenzado a desarrollar
Shionogi/Glaxo, posee algunas características prometedoras (Yoshinaga et al.
2002). In vitro es activo contra muchas cepas del VIH, incluyendo todas las
resistentes a los ITINAN y a los IP. Además, parece tener un efecto sinérgico
con AZT, 3TC, nevirapina y nelfinavir. Se trata de una molécula pequeña, por lo
que la administración por vía oral parece factible. Tanto en los estudios con
animales, como en personas sanas voluntarias, se ha mostrado muy poco
tóxico (Fujiwara 2002).
La compañía Merck también ha trabajado con este grupo de fármacos. Tras
superar diversas dificultades, en la actualidad poseen un prototipo dispuesto
para realizar ensayos clínicos (Hazuda 2002).
Otra clase de estos productos, las naftiridina-7-carboxamidas, posee buena
biodisponibilidad por vía oral. L-870812 y L-870810 son los dos preparados
más prometedores de esta clase. En estudios realizados con monos infectados
por el virus de la inmunodeficiencia de los simios (VIS), se logró un descenso
de la carga viral de más de un log10 en 4 de 6 animales. A partir de estos
resultados se han iniciado ensayos clínicos en fase I.
Inmunoterapia
En los últimos años se han investigado activamente estrategias terapéuticas
consistentes en añadir tratamientos inmunomoduladores al TARGA (véanse
revisiones en: Mitsuyasu 2002, Sereti et Lane 2001). El número de
publicaciones sobre productos de este tipo, como interleucina-2 o hidroxiurea,
va en aumento. No obstante, hasta ahora no se ha demostrado la eficacia
clínica de ninguno de estos preparados. Comentamos a continuación las
características más importantes de algunos de estos productos.
Interleucina-2
También conocida como aldesleukin, IL-2 o Proleukin®, es una citocina que
normalmente producen los linfocitos T activados, y que a su vez ocasiona la
liberación de citocinas por parte de los linfocitos T, linfocitos B y células “natural
killer“ (véase una revisión en Paredes et al. 2002). Durante muchos años se ha
empleado en oncología. A principios de los años 90 también se comenzó a
ensayar en pacientes con infección por el VIH, por vía intravenosa o en
perfusión continua (Wood et al. 1993). En la actualidad se emplea normalmente
por vía subcutánea.
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Hidroxiurea
Hidroxiurea (Hydrea®) es un quimioterápico que viene utilizándose desde hace
muchos años, y que en la actualidad todavía se usa en hematología,
especialmente en la leucemia mielógena crónica. Su toxicidad es relativamente
escasa. Inhibe la síntesis de ADN, al interferir con la acción de la enzima
ribonucleótido-reductasa en la formación de desoxinucleótido-trifosfato. En
1994 se demostró que posee un efecto sinérgico con ddI para inhibir la
replicación del VIH. Un estudio aleatorizado y doble ciego realizado en Suiza
llamó mucho la atención en 1998 (Rutschmann et al. 1998); 144 pacientes
fueron tratado con hidroxiurea o placebo, además de d4T y ddI. Tras 12
semanas, el 54 % de los pacientes del grupo de la hidroxiurea presentaba una
carga viral inferior a 200 copias/ml, comparado con el 28 % de los pacientes del
grupo placebo. Sin embargo, en los pacientes del grupo de la hidroxiurea el
recuento de linfocitos CD4 ascendió en 28 células por mm3, mientras que en el
grupo placebo ascendió 107 células por mm3. Todavía se hablo más de
hidroxiurea cuando se describió a un paciente que había sido tratado con
hidroxiurea, indinavir y ddI durante la infección aguda por el VIH, había
suspendido el tratamiento tras unos meses y a partir de entonces seguía con la
carga viral indetectable en el plasma (Lisziewicz et al. 1999). No estaba claro si
ese efecto era debido a la hidroxiurea o no, pero otros estudios pequeños
realizados en Estados Unidos y Argentina, la mayoría de ellos con
combinaciones de medicamentos que incluían ddI, parecían confirmar ese
mismo resultado (Hellinger et al. 2000, Lori et al. 1999, Rodríguez et al. 2000).
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Interferón
El efecto antirretroviral de interferón se conoce desde hace años (Milvan 1996).
A la dosis de 3 millones de unidades internacionales al día por vía subcutánea
produce una reducción de la carga viral de 0,5 a 1 log10 (Haas et al. 2000).
Dosis más altas parecen producir incluso mejores resultados (Hatzakis et al.
2001). Inicialmente el efecto antiviral de interferón no se evaluó con detalle
porque el producto debía administrarse por vía subcutánea y además tenía
bastantes efectos secundarios. Sin embargo algunos resultados recientes
sugieren que este medicamento puede tener alguna utilidad como terapia de
rescate. En la actualidad está disponible el interferón pegilado, que se
administra una sola vez a la semana y que parece más eficaz que el interferón
convencional, a la vista de los resultados que se han obtenido en el tratamiento
de la hepatitis C. Schering-Plough está intentando obtener la licencia para el
empleo de este producto en la infección por el VIH. De todos modos, como en
el caso de la IL-2, la comercialización de interferón parece problemática. Un
ambicioso estudio multinacional con pacientes politratados con antirretrovirales
fue abortado en octubre de 2002 por el insuficiente número de pacientes
reclutados.
Otras inmunoterapias
Remune® es el prototipo de las vacunas terapéuticas. Se desarrolló a partir de
virus desprovistos de su envoltura, la proteína gp120, y fue diseñada por un
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viral (Margolis et al. 2002, Press et al. 2002). No se sabe si estos resultados se
confirmarán en ensayos clínicos aleatorizados.
Los derivados del cannabis también se han ensayado en el tratamiento de la
infección por el VIH, pero se cree que no poseen eficacia alguna. En un estudio
bien diseñado se compararon la marihuana fumada, el derivado del cannabis
dronabinol (Marinol®) y un placebo, en pacientes que estaban tomando también
TARGA. A las tres semanas de seguimiento no se observó ningún efecto sobre
las subpoblaciones linfocitarias ni sobre la función linfocitaria (Bredt et al.
2002).
La interleucina-12 (IL-12) estimula a los linfocitos T y a las células “natural
killer” para producir una respuesta inmune del tipo Th1. En un estudio
aleatorizado en fase 1 se administró IL-12 humana recombinante a la dosis de
100 ng/Kg. dos veces por semanas. El producto fue bien tolerado, pero no tuvo
efecto alguno sobre las subpoblaciones linfocitarias, sobre la respuesta inmune
antígeno-específica o sobre la carga viral del VIH (Jacobson et al. 2002). No se
sabe qué puede ocurrir en el futuro con esta citocina. Algo similar ocurre con
interleucina-10 (Angel et al. 2000).
Introducción
Al realizar los controles rutinarios a cada paciente es necesario comprobar con
atención los resultados de los análisis generales, recuento de linfocitos CD4,
carga viral, e incluso a veces la determinación de resistencias genotípicas y
fenotípicas, y los niveles plasmáticos de los fármacos. Sin embargo, nunca
debe perderse de perspectiva el principal objetivo del tratamiento, que no es ni
más ni menos que “prologar la vida del paciente, y proporcionarle la mejor
calidad de vida posible”.
Ello implica que deben prevenirse no sólo las infecciones y neoplasias
oportunistas, sino también los efectos secundarios de los medicamentos. Lo
ideal es que el tratamiento antirretroviral no interfiera con la rutina diaria de los
pacientes. No debe olvidarse que el estado del paciente es al menos tan
importante como el recuento de linfocitos CD4 y la carga viral. Incluso algunos
sujetos, al acudir a la consulta, están más preocupados por su recuento de
linfocitos CD4 que por su auténtico estado, lo cual es claramente un
contrasentido, que conviene hacer ver a los pacientes.
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Una carga viral por debajo del límite de detección de 50 copias/ml significa
justamente eso, ni más ni menos. Numerosos estudios han mostrado que la
replicación y por tanto el desarrollo de resistencias pueden continuar incluso
con la carga viral indetectable. Dicho de otra manera, 50 copias/ml significa que
en 5 litros de sangres hay 250.000 virus. Además, es necesario tener en cuenta
que en los ganglios linfáticos existe también una importante actividad
replicativa de los virus, incluso mayor que la existente en la sangre. Por ello, no
existe la certeza absoluta de que una carga viral muy baja suponga menor
riesgo de desarrollo de resistencia a largo plazo.
A pesar de todas esas incertidumbres, también se sabe que la morbilidad y la
mortalidad relacionadas con el VIH disminuyen claramente con el TARGA,
aunque no se consiga negativizar la carga viral (Mezzaroma et al. 1999, Deeks
et al. 2000, Grabar et al. 2000). Es importante tener esto en cuenta en
pacientes para los que existen limitadas opciones terapéuticas. En tales casos,
puede ser adecuado no tener en cuenta la carga viral para controlar la
respuesta al tratamiento. Conviene tener en cuenta que, en pacientes con virus
multirresistentes, conseguir negativizar la carga viral puede ser imposible; en
tales casos, lo prioritario es estabilizar el recuento de linfocitos CD4. Ello es
factible en muchos casos, ya que hay bastantes pacientes que con el TARGA,
incluso con una supresión incompleta de la carga viral, permanecen
inmunológicamente estables durante mucho tiempo.
Los principales predictores de fracaso virológico del tratamiento son: haber
tomado múltiples tratamientos antirretrovirales previamente y la falta de
adherencia al tratamiento; ambas circunstancias favorecen el desarrollo de
resistencias (véase la revisión: Deeks et al. 2000). No existen datos
concluyentes sobre la influencia de la carga viral y el recuento de linfocitos CD4
basales en la incidencia del fracaso virológico del tratamiento; en varios
estudios de cohorte se ha observado que dicha influencia no existe (Cozzi Lepri
et al. 2001, Phillips et al. 2001, Le Moing et al. 2002; véase también la Cuarta
parte de este capítulo “Cuándo iniciar el tratamiento”).
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CD4, es decir, el incremento hasta niveles superiores a 500 células por mm3,
parece ser menos probable y más lento en pacientes con cifras bajas basales
de linfocitos CD4 (Kaufmann et al. 2002, Valdez et al. 2002). Para conseguir el
éxito inmunológico con el TARGA no es absolutamente necesaria la
negativización de la carga viral; en pacientes con supresión parcial de la carga
viral también pueden producirse incrementos considerables del recuente de
linfocitos CD4 (Kaufmann et al. 1998, Mezzaroma et al. 1999). Tampoco parece
muy determinante la carga viral basal; lo que si que parece ser más importante
es que la carga viral permanezca estabilizada durante bastante tiempo por
debajo del nivel basal (Deeks et al. 2002).
Respuestas discordantes
Se conoce con el nombre de respuesta discordante al fracaso en la
consecución de tan sólo alguno de los tres objetivos terapéuticos: clínico,
inmunológico o virológico. Hay pacientes que presentan una buena respuesta
virológica, sin mejoría inmunológica acompañante, de modo que continúan
teniendo recuentos de linfocitos CD4 bajos a pesar de mantener una carga viral
indetectable (Piketty et al. 1998, Renaud et al. 1999, Gabran et al. 2000, Piketty
et al. 2001). También puede suceder justo lo contrario, es decir, que el TARGA
ocasione una buena respuesta inmunológica, con un incremento considerable
del recuento de linfocitos CD4, mientras que la carga viral continúa siendo
detectable. En la tabla 2.3 aparece la frecuencia con que se presenta cada una
de estas respuestas discordantes al tratamiento.
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recuento de linfocitos CD4 aumenta con la edad y con la reducción del tamaño
del timo, que puede observarse con la tomografía computarizada (Goetz et al.
2001, Marimoutou et al. 2001, Piketty et al. 2001, Teixera et al. 2001, Viard et
al. 2001).
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Tabla 2.5. Ejemplo de paciente (mujer de 41 años) que ilustra la eficacia del
TARGA*
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Erradicación
Con los tratamientos disponibles en la actualidad, el objetivo de erradicar el
VIH, es decir, de la curación definitiva, no es factible. Aunque hacia 1997, con
la aparición del TARGA, muchos pensaron que la erradicación sería posible, en
la actualidad la mayoría de expertos no creen en esa posibilidad. Uno de los
principales determinantes de la persistencia del VIH radica en su presencia en
el pool de linfocitos CD4 con infección latente, que probablemente constituyen
un reservorio que dura toda la vida del paciente. La semivida de este reservorio
es de 44 meses, por lo que, según algunas estimaciones, manteniendo la carga
viral negativa, la erradicación del virus no tendría lugar antes de 60 a 73 años
(Finzi et al. 1999). Por otra parte, también se ha comprobado que incluso
después de varios años de supresión viral eficaz, con cargas virales por debajo
de límites de detección de 20 a 50 copias/ml, todavía tiene lugar la
transcripción viral en las células (Dornadula et al. 1999, Furtado et al. 1999,
Zhang et al. 1999, Sharkey et al. 2000). Esto no sólo ocurre en las células
sanguíneas, sino también en los ganglios linfáticos y en el esperma (Lafeuillade
et al. 2001, Nunnari et al. 2002). Se ha intentado eliminar estos reservorios con
diferentes estrategias, como la utilización de hidroxiurea, interleucina y otras
citocinas, pero todos los intentos han resultado fallidos (Kulkosky et al. 2002,
Pomerantz et al. 2002). En la Conferencia Mundial del Sida de Barcelona, Bob
Siliciano dibujó un sombrío panorama en este asunto (Siliciano 2002): su
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Reducción de costes
El TARGA es realmente caro. Cada uno de los fármacos cuesta entre 150 y
1.000 euros al mes, dependiendo del producto concreto y del país. Incluso
dentro de un mismo grupo de medicamentos, a veces hay grandes diferencias
entre unos y otros. En algunos países, Crixivan® es relativamente barato, y
cuesta la mitad que Agenerase®, ambos IP. Un tratamiento consistente en
Trizivir® más Kaletra® cuesta un total de al menos 2.000 euros al mes. A la vista
de todo ello, es importante que los clínicos estén informados sobre los costes
de los medicamentos y la política de precios de las compañías farmacéuticas.
En cualquier caso, a pesar del precio, el beneficio del TARGA es
incuestionable. Estimaciones realistas indican que el coste de un año con
calidad de vida en un paciente con infección por el VIH que requiere
tratamiento tiene un coste de 13.000 a 23.000 euros (Freedberg et al. 2001).
En realidad, comparado con el tratamiento de otras enfermedades crónicas, no
resulta tan caro. Debe tenerse en cuenta también que el TARGA evita gastos
para el tratamiento de las enfermedades oportunistas y hospitalizaciones. En
un estudio, comparando datos de los años 1997 y 2001, se llegó a la
conclusión de que el gasto por paciente era respectivamente de 35.865 y
24.482 euros. Es decir, en realidad el gasto es menor con el TARGA (Stoll et al.
2002). Además, muchos pacientes que reciben TARGA pueden reincorporarse
a sus actividades laborales, lo cual repercute en una reducción global del gasto
que ocasionan (Sendi et al. 1999).
Puesto que el TARGA es caro, cuando se prescribe un tratamiento distinto, por
ejemplo para simplificarlo o para evitar efectos secundarios a largo plazo, el
paciente debe consumir primero el tratamiento que le quede, para evitar que se
pierda. Otra opción es que devuelva los envases que no haya utilizado, para
que puedan ser utilizados por otros pacientes. Esto es muy fácil de comprender
para los pacientes que viven en países en los que tienen que costearse, al
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Casos especiales
Especialmente preocupante es el caso de los pacientes que, por principio, se
niegan a tomar cualquier tipo de tratamiento antirretroviral. Muchas veces
resulta absolutamente decepcionante comprobar cómo este tipo de enfermos
se va deteriorando. Siempre que sea posible, se informará detalladamente a
esta clase de pacientes, a ser posible incluso con documentación escrita. He
aquí uno de esos ejemplos:
Un paciente de 40 años de edad acude a la consulta por presentar una
infección por el VIH de muchos años de evolución, para la que nunca ha
recibido tratamiento. Presenta un recuento de linfocitos CD4 de 30 células por
mm3, y toxoplasmosis cerebral, que se resuelve tras 4 semanas de tratamiento
(aunque persisten algunas lesiones en la última resonancia magnética de
control). El día del alta, el paciente se encuentra con buen estado y
perfectamente consciente y orientado. A pesar de todas las recomendaciones
que se le hacen, el enfermo se niega a tomar TARGA. Algún médico le había
recomendado tiempo atrás que no tomara ningún tratamiento para el VIH ("el
AZT puede matarte; y los otros medicamentos que hay no son mucho
mejores"). El paciente pone también objeciones para tomar antibióticos
convencionales, y decide no tomar profilaxis secundaria para toxoplasmosis.
Por si todo eso era poco, comienza con diarrea (posible criptosporidiasis),
problemas muco-cutáneos (candidiasis oral y dermatitis seborreica) y pérdida
importante de peso (posible infección diseminada por el complejo
Mycobacterium avium). A pesar de que son muchos problemas clínicos, el
paciente podría recuperarse de todos ellos. Sin embargo rechaza cualquier
tratamiento.
En casos así, no está de más solicitar a los enfermos que firmen un documento
en el que conste que han sido informados y rechazan el tratamiento. Cada
paciente, siempre que sea plenamente consciente, puede decidir por él mismo
lo que quiera hacer, pero deberá estar suficientemente informado de las
posibles consecuencias de su decisión. En cualquier caso, siempre hay que
dejar la puerta abierta a que en un futuro el sujeto reconsidere su decisión y
acepte finalmente el tratamiento. En el enfermo que acabamos de describir,
sería verosímil que ocurriera eso con motivo de una recidiva de la
toxoplasmosis cerebral.
Introducción
"La cuestión más importante sobre el tratamiento de la infección por el VIH es
cuándo iniciarlo" (A. Fauci)
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Tabla 2.7. Resumen de las directrices británicas sobre el inicio del tratamiento
antirretroviral*.
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Debe tenerse en cuenta que las directrices elaboradas por los expertos son
únicamente referencias genéricas, que no siempre es obligatorio seguir. El
TARGA debe prescribirse de modo individualizado, y siempre teniendo en
cuenta los intereses de los pacientes. En algunos casos puede ser adecuado
iniciar el tratamiento antes de lo que señalan las directrices, mientras que en
otros casos puede ser adecuado atrasarlo. Algunas directrices recomiendan
iniciar el TARGA antes (US guidelines; Yeni et al. 2002) que otras (British
guidelines: BHIVA 2001).
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con toda probabilidad, podrán continuar con todas sus actividades con
normalidad.
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Tabla 2.8. Caso clínico en el que el inicio del TARGA recomendado por las
directrices de años atrás hubiera supuesto que el paciente hubiera tomado
innecesariamente TARGA durante más de siete años, con el consiguiente
riesgo de efectos secundarios y desarrollo de resistencias.
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el fracaso virológico con el TARGA (Casado et al. 1998, Deeks et al. 1999,
Chaisson et al. 2000, Grabar et al. 2000, Le Moing et al. 2002).
Afortunadamente esto ya no es un problema, porque en la actualidad
prácticamente ya no hay pacientes con mono o biterapia.
Segundo. La diferencia en el riesgo relativo de fracaso virológico entre
pacientes tratados y no tratados previamente únicamente es evidente cuando
el deterioro inmunológico es muy importante (linfocitos CD4 inferiores a 50 o
100 células por mm3) o cuando la carga viral es muy alta (superior a 100,000
copias/ml). Con recuentos de linfocitos CD4 por encima de 200 células por
mm3, o carga viral por debajo de 100,000 copias/ml, prácticamente no hay
diferencias en las tasas de fracaso virológico al TARGA entre pacientes
tratados y no tratados (véase más adelante).
Tercero. La mayoría de estudios de cohorte que evalúan la respuesta al
tratamiento, no consideran la posible influencia de la adherencia. Un paciente
que comienza el TARGA obligado por las circunstancias, por ejemplo por tener
manifestaciones propias del sida y un recuento de linfocitos CD4 de 30 células
por mm3, puede tener un concepto de su salud diferente del que tiene un
paciente sin síntomas, con una inmunidad menos deteriorada, y que
voluntariamente acude al médico para iniciar tratamiento. Este último
probablemente está mejor predispuesto para ser adherente al TARGA. La
adherencia era un importante factor de predicción de la respuesta al
tratamiento en uno de los pocos estudios de cohorte de este tipo en que se
tenía en cuenta (Le Moing et al. 2002).
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Como puede comprobarse, la diferencia es moderada entre los grupos con más
de 200 linfocitos CD4 por mm3. En este estudio, la carga viral influye sobre la
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Inicio del tratamiento por debajo de 200 linfocitos CD4 por mm3
Los estudios de cohorte existentes avalan suficientemente el inicio del TARGA
en pacientes con menos de 200 linfocitos CD4 por mm3. Por ello, en sujetos
con esas cifras se recomiendo siempre iniciar el tratamiento. Lógicamente,
cuanto más profunda es la inmunodeficiencia, más tiempo cuesta de
recuperarse con el TARGA, y más tiempo persiste el riesgo de padecer
enfermedades oportunistas.
No obstante, incluso en esas circunstancias, el riesgo de desarrollar sida tras
iniciar el TARGA no es muy elevado. En un análisis de pacientes no tratados
previamente procedentes de tres cohortes europeas, la Suiza, la Frankfurt
Clinic y la EuroSIDA, se observó lo siguiente: en sujetos con menos de 200
linfocitos CD4 por mm3 se registraron 8,3 nuevos casos de sida por 100
pacientes-años; y en sujetos con más de 350 linfocitos CD4 por mm3 se
registraron 1,8 nuevos casos de sida por 100 pacientes-años. La moralidad fue
de 2,9 y 0,7 por 100 pacientes-años, respectivamente.
Por debajo de 200 linfocitos CD4 por mm3 el riesgo de infecciones oportunistas
graves es patente, y por tanto es imperativo iniciar el TARGA cuanto antes.
Pero, incluso en esos casos, se trata de un asunto de semanas, más que de
días. Es decir, antes de iniciar el tratamiento debe evaluarse completamente el
estado del paciente, incluyendo su situación psicológica y social, y su
predisposición a tomar los fármacos. Generalmente no hoy ningún problema en
que esta evaluación dure dos o tres semanas, antes de comenzar el TARGA.
Inicio del tratamiento por encima de 200 linfocitos CD4 por mm3
Por encima de 200 linfocitos CD4 por mm3 la situación es mucho más
compleja. La mayoría de estudios existentes no han aportado pruebas del
posible beneficio de iniciar el TARGA con cifras de linfocitos CD4 relativamente
altas (superiores a 350 por mm3). En la tabla 2.10 se resumen los resultados de
los estudios que abordan esta cuestión.
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Tabla 2.10. Estudios que evalúan la influencia del recuento basal de linfocitos
CD4 en la respuesta al TARGA, en pacientes con recuentos de más de 200
linfocitos CD4 por mm3.
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Enfermedades concomitantes
Antes de prescribir el TARGA, debe realizarse una detallada anamnesis y una
exploración física, para determinar si el paciente padece alguna otra
enfermedad que pueda condicionar la elección del tratamiento. Especial interés
posee conocer la posible existencia de hepatopatías, en cuyo caso el riesgo de
toxicidad severa por nevirapina o ritonavir es más alto (Den Brinker et al. 2000,
Martinez et al. 2001, Saves et al. 1999, Sulkowski et al. 2000 + 2002). En la
tabla 2.11 aparecen otras enfermedades que deben tenerse en cuenta al iniciar
el TARGA.
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Interacciones medicamentosas
Las posibles interacciones medicamentosas deben tenerse muy en cuenta a la
hora de elegir el TARGA. Existe mucha información sobre las interacciones
entre los distintos antirretrovirales, pero los datos existentes sobre las
interacciones de los antirretrovirales con otros fármacos son mucho más
escasos. Un estudio reciente sobre las interacciones del TARGA con las
estatinas ha puesto de manifiesto la necesidad de más investigación en este
campo. En voluntarios sanos se observó que los niveles plasmáticos de
simvastatina aumentaban un 3059 % con la administración concomitante de
ritonavir y saquinavir (Fichtenbaum et al. 2002). Son muchos los fármacos que
no pueden emplearse simultáneamente con determinados antirretrovirales,
debido a las interacciones. Entre ellos figuran muchos anticonceptivos. Si se
administran medicamentos mielotóxicos, como ganciclovir, debe tenerse gran
precaución si se utiliza al mismo tiempo AZT, que también es mielotóxico. Los
pacientes que toman aciclovir tienen más riesgo del normal de sufrir efectos
secundarios por indinavir (Herman et al. 2001). El empleo de anticoagulantes
orales también puede plantear problemas, ya que, por ejemplo, ritonavir
disminuye significativamente sus niveles plasmáticos. (Llibre et al. 2002). Otros
medicamentos que pueden plantear problemas de interacciones con los
antirretrovirales son los antimigrañosos, los procinéticos y los sedantes. En
este capítulo no se pretende describir cada una de estas interacciones, ya que
son innumerables. Muchas de ellas son comentadas en diferentes secciones
de este texto. Pero siempre es conveniente, al prescribir tratamientos no muy
bien conocidos, consultar los prospectos de cada fármaco, para asegurarse de
que no existen problemas de incompatibilidades.
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Tabla 2.14. Estudios que evalúan la eficacia del TARGA en una sola dosis al
día, en pacientes no tratados previamente.
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que un ITINAN conlleva un riesgo de atribuirle una reacción alérgica que impida
su ulterior empleo. Si se considera absolutamente necesario prescribir un
TARGA con ABC y un ITINAN, conviene separar el inicio de ambos fármacos 4
a 6 semanas.
Combinaciones de ITINAN
Se sabe muy poco sobre la combinación de dos ITINAN, y por ahora no existe
ningún argumento a favor de su utilización en la clínica. Todos los ITINAN
actúan de un modo no competitivo en el mismo lugar de la transcriptasa
inversa, y además todos pueden ocasionar erupciones cutáneas. Los niveles
de efavirenz parecen disminuir significativamente cuando se emplea
simultáneamente con nevirapina (Veldkamp et al. 2001), y probablemente
también con delavirdina (Harris 2000). No obstante, en un estudio piloto, este
tipo de combinaciones se mostró eficaz. Se trataba de un estudio con un
diseño algo confuso, con pacientes previamente tratados y también no
tratados, a los que se les administró ddI 400 mg + nevirapina 400 mg +
efavirenz 600 mg, todos ellos en una sola dosis al día. La mayoría de pacientes
consiguió negativizar la carga viral (Maggiolo et al. 2000). En otro estudio, esta
misma combinación también se mostró eficaz (Jordan et al. 2000). Estos
estudios han sido presentados únicamente en forma de póster en congresos.
Otro estudio más reciente, y de más entidad, el 2NN, ha llegado a unas
conclusiones iniciales que claramente desaconsejan la utilización conjunta de
efavirenz y nevirapina. Por tanto, por ahora este tipo de combinaciones no
debe utilizarse en la práctica clínica.
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Así pues, iniciar el TARGA de un modo gradual, con la intención de hacer más
llevaderos los efectos secundarios o con cualquier otro objetivo, es inadecuado
e incluso peligroso.
Introducción
Existen tres motivos principales para cambiar el TARGA:
1. Fracaso virológico.
2. Efectos secundarios agudos
3. Efectos secundarios a largo plazo
Los cambios de tratamiento son frecuentes, especialmente en los primeros dos
años. Solamente en el primer año son necesarias modificaciones del TARGA
en aproximadamente la mitad de pacientes. En una cohorte inglesa, el 44 % de
sujetos había modificado su tratamiento a los 14 meses del inicio del mismo
(Mocroft et al. 2001); en un estudio alemán, el 53 % de pacientes había
cambiado de fármacos tras un año, la mayoría de las veces por efectos
secundarios (Fätkenheuer et al. 2001).
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nevirapina, mientras que ese efecto beneficioso parece mucho menor con
efavirenz. No está claro si la lipodistrofia mejora o no al realizarse este tipo de
cambio en el tratamiento. Finalmente señalar que las modalidades de TARGA
con tres ITIAN parece que conllevan un mayor riesgo de fracaso virológico que
las otras modalidades, especialmente en pacientes que han recibido otros
tratamientos previamente y en pacientes con resistencias a los ITIAN.
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Introducción
El concepto de tratamiento de rescate no está muy bien definido. En la
actualidad se utiliza con frecuencia tanto en la enfermedad por el VIH como en
oncología para referirse a varias situaciones distintas. Algunos clínicos hablan
de rescate únicamente cuando han fracasado todas las clases de tratamiento,
mientras que otros hablan de rescate simplemente para referirse a
modalidades de tratamiento de segunda línea. Por tanto no existe un consenso
definido al respecto. Nosotros consideraremos tratamiento de rescate a todo
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El ACTG 398 es el estudio aleatorizados más amplio de todos los que evalúan
el tratamiento de rescate (Hammer et al. 2002). Un total de 481 pacientes que
previamente han recibido numerosos tratamientos y que poseen una carga viral
> 1,000 copias/ml son aleatorizados a añadir a su tratamiento un IP (que
depende del tratamiento previo en cada caso) o nada. Las conclusiones que se
obtuvieron fueron similares a las de estudios anteriores: sólo el 31 % de
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pacientes lograron una carga viral < 200 copias/ml a las 24 semanas de
seguimiento. Los pacientes que recibieron dos IP lograron dicha respuesta más
frecuentemente que los que recibieron menos de dos IP (35 % frente a 23 %).
En líneas generales, la respuesta al tratamiento de rescate fue escasa hasta
que apareció lopinavir/r (véase la revisión que aparece en: Battegay et al.
1999).
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Mega-TARGA y giga-TARGA
Aplicando el principio “cuanto más, mejor”, varios estudios han mostrado que
diferentes modalidades de tratamiento intensivo, denominadas mega-TARGA o
giga-TARGA, pueden ser eficaces en algunas circunstancias. Con
combinaciones de hasta 5 o 6 antirretrovirales se logró negativizar la carga viral
en porcentajes de pacientes que oscilaron entre el 22 y el 52 % (Grossman et
al. 1999, Miller et al. 2000, Montaner et al. 2001, Piketty et al. 2002, Youle et al.
2002), aunque se trata de estudios no controlados y realizados con
metodología discutible.
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Introducción
La interrupción del tratamiento antirretroviral en pacientes bien controlados es
uno de los temas que más interés ha suscitado en los últimos años en el
control de la infección por el VIH. El concepto de interrupción ha creado cierta
confusión, ya que puede referirse a distintas estrategias:
• Interrupción estructurada del tratamiento
• Tratamiento estructurado intermitente
• “Vacaciones” en la toma del tratamiento
• Cumplimento irregular del tratamiento, e
• Interrupción permanente del tratamiento
Es importante diferenciar bien entre todas estas posibilidades, ya que las
diferencias entre ellas son substanciales. En general, el término “estructurado”
se refiere a que existe algún control por parte del médico sobre cuándo se
produce la interrupción o cuándo se administra el tratamiento.
La justificación y los objetivos de la interrupción del tratamiento también pueden
ser muy variados. Pero siempre que se plantee una interrupción deben
considerarse sus posibles ventajas e inconvenientes, y deben clarificarse los
motivos de la interrupción, entre los que pueden figurar:
• La voluntad del paciente
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es el paciente más probable es que la caída del recuento de linfocitos CD4 sea
importante. La pérdida de linfocitos CD4 que se produce al interrumpir el
tratamiento se gana después más lentamente al reiniciar el TARGA. En un
estudio prospectivo y aleatorizado, se observó una clara desventaja para los
pacientes en los que se interrumpió el TARGA. Tras 18 meses de seguimiento,
estos pacientes tenían una media de 120 linfocitos CD4 por mm3 menos que
los pacientes en los que no se había interrumpido el TARGA (Jaeger et al.
2002).
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Introducción
A continuación comentamos los parámetros que habitualmente deben
controlarse en los pacientes que reciben TARGA. Entre ellos figuran la carga
viral, el recuento de linfocitos CD4, los análisis generales rutinarios y, en
determinadas circunstancias, los niveles plasmáticos de los fármacos. Los tests
de resistencias son objeto de estudio en otro capítulo de este libro (véase el
capítulo 5, “Análisis de resistencias”)
Carga viral
La carga viral es la cantidad de copias del VIH que existe en la sangre. Este
test y el recuento de linfocitos CD4 son los principales elementos disponibles
para controlar la evolución de la infección por el VIH y su respuesta al
tratamiento (Hughes et al. 1997, Mellors et al. 1997, Lyles et al. 2000, Ghani et
al. 2001). En el pasado se han utilizado otros marcadores de la progresión de
la infección por el VIH, como la determinación del antígeno p24, o los niveles
de neopterina o de ß2-microglobulina, pero estas pruebas ya no se emplean en
la actualidad.
En los análisis de carga viral se mide la cantidad de ARN del VIH, es decir, de
material genético del virus, que existe en la sangre, el cual se correlaciona
directamente con el número de virus. Generalmente se mide en copias del virus
por ml de plasma. Dadas las elevadas cifras que presentan muchos pacientes,
y las amplias variaciones que se producen de unos controles a otros, con
frecuencia se expresa el resultado en logaritmos decimales (log10) del número
de copias/ml. En la tabla 2.22 aparecen las equivalencias entre valores
absolutos de carga viral y sus log10.
Copias/ml Log10
10 1.0
50 1.7
100 2.0
500 2.7
1.000 3.0
10.000 4.0
50.000 4.7
100.000 5.0
1.000.000 6.0
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10000000
1000000
100000
Carga viral
10000
1000
100
10
0 6 10 14 18 24 28 32 36
Semanas
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Linfocitos CD4
Los linfocitos T CD4 se caracterizan por expresar el receptor CD4 en su
superficie. A estas células también se les conoce con el nombre de linfocitos T
colaboradores. El recuento de estos linfocitos, junto con la determinación de la
carga viral, constituyen las principales herramientas para controlar la infección
por el VIH. Ambas pruebas son de gran utilidad para conocer el riesgo de que
un paciente desarrolle el sida. Todo paciente con infección por el VIH debe
realizarse un recuento de linfocitos CD4 al menos una vez cada seis meses.
Existen dos valores de ese recuento que son clínicamente importantes: el de
400-500 células por mm3 y el de 200 células por mm3. Por encima del primero
de estos valores, las complicaciones propias del sida son prácticamente
inexistentes, y por debajo del segundo es frecuente que aparezcan. El riesgo
es mayor cuanto más profunda es la inmunosupresión, es decir, cuanto menor
es ese recuento, y cuanto más duradera en el tiempo es esa situación de
inmunosupresión.
El recuento de linfocitos CD4 generalmente se realiza mediante la técnica de la
citometría de flujo. Para ello, tras la extracción, las muestras de sangre deben
procesarse antes de transcurridas 18 horas. Es altamente deseable que este
tipo de análisis se lleve a cabo en laboratorios con experiencia en su
realización, y a ser posible, para cada paciente, siempre en el mismo
laboratorio. El límite inferior de lo normal de estas células varía de unos centros
a otros, pero siempre se encuentra por encima de las 400-500 células por mm3.
Existe bastante variabilidad en los resultados de esta determinación,
especialmente cuando las cifras son altas, en cuyo caso diferencias de 50 a
100 células por mm3 no son raras. En un estudio, cuando el valor auténtico era
de 500 células por mm3, el intervalo de confianza del 95 % fue de 297 a 841
células por mm3, y cuando el valor auténtico era de 200 células por mm3, el
intervalo de confianza del 95 % fue de 118 a 337 células por mm3 (Hoover
1993). La figura 2 ilustra la gran variación en el recuento de linfocitos CD4 que
puede producirse a lo largo del tiempo.
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600
550
500
Linfocitos CD4
450
400
350
300
250
200
ene-99 jul-99 ene-00 jul-00 ene-01 jul-01 ene-02 jul-02
mes-año
Los clínicos con frecuencia olvidan que el recuento de linfocitos CD4 es de vital
importancia para los pacientes, y su determinación con frecuencia les provoca
gran ansiedad. Comunicar un resultado inferior al esperado, puede incluso
ocasionar una depresión reactiva en algunos pacientes. Por ello, es
fundamental explicar bien el auténtico significado de este tipo de análisis y sus
posibles oscilaciones desde un principio, con la finalidad de que cuando se
produzca un descenso o un ascenso del resultado, no le ocasione al paciente,
respectivamente, una decepción o una euforia injustificadas.
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Por el mismo motivo, es primordial que en todos los casos los pacientes sean
informados de sus recuentos de linfocitos CD4 por facultativos bien
conocedores del tema.
Generalmente la determinación de linfocitos CD4 se realiza al mismo tiempo
que la carga viral, cada tres o cuatro meses, aunque quizás sería suficiente con
intervalos más prolongados.
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Otros controles
Además del recuento de linfocitos CD4 y de la carga viral, existen otros
parámetros que deben ser controlados en los pacientes con infección por el
VIH. En la tabla 2.24 se resumen los análisis y exploraciones que deben
efectuarse en todos los pacientes al menos una vez al año. Se trata de
controles recomendados para sujetos asintomáticos y que están estables, con
o sin TARGA. Naturalmente, cuando se inicia o se cambia el tratamiento, o
cuando el paciente presenta algún síntoma, son necesarios otros controles, y
dependiendo del caso concreto pueden hacer falta otros análisis y otras
exploraciones. Cuanto más bajo es el recuento de linfocitos CD4 más
cuidadosa debe ser la evaluación de los pacientes, ya que son más probables
las enfermedades oportunistas.
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Tabla 2.24. Controles mínimos que deben realizarse cada año a los pacientes
con infección por el VIH.
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Introducción
Los efectos secundarios del TARGA constituyen un problema fundamental en
el control de los pacientes con infección por el VIH. En realidad, el tratamiento
de este proceso consiste en la búsqueda de un balance, lo más favorable
posible para los pacientes, entre el beneficio de la supresión del VIH y el riesgo
que suponen los efectos adversos de los antirretrovirales. Tras iniciar el
TARGA, más de la mitad de los pacientes necesitan cambiar de tratamiento en
los primeros meses, debido a los efectos secundarios. E incluso, según
algunos estudios, hasta el 20 % de pacientes rechazan tomar TARGA,
justamente por temor a esos efectos adversos (Higleyman 2000).
Al iniciar el tratamiento, el médico debe informar detalladamente a los
pacientes sobre las características de los efectos secundarios más importantes
que pueden presentar, de modo que sean capaces de reconocerlos, y consultar
sobre ellos cuando sea necesario. Esto es especialmente importante en
algunos casos concretos, como en la reacción de hipersensibilidad al abacavir,
o en las polineuropatías, que pueden ocasionar daños irreversibles si no se
retira el medicamento responsable en las fases iniciales de su aparición. Prever
estos problemas y solucionarlos cuando aparecen es de gran utilidad para
mejorar la adherencia al TARGA. No obstante, al informar a los pacientes, debe
tenerse suficiente cuidado para no causarles temores infundados o
exagerados. Los prospectos de los fármacos con frecuencia impresionan
negativamente a los pacientes, debido a enorme lista de posibles efectos
adversos que suelen incluir. En ese caso, conviene hacer ver al paciente que la
mayoría de dichos efectos secundarios son banales o muy raros. De hecho, en
muchas ocasiones no es fácil distinguir si determinadas molestias son
auténticos efectos secundarios, o síntomas de la propia infección por el VIH, o
de otras enfermedades. Para aclarar estos detalles, lo más útil es la realización
de una historia clínica detallada, que por ejemplo tenga en cuenta detalles
como la posible toma de medicamentos que no requieren receta. Otros detalles
importantes a tener en cuenta para aclarar el significado de los síntomas son la
intensidad de los mismos, las variaciones que experimentan, y su reaparición o
no en determinadas circunstancias.
De todos modos, la mayoría de pacientes tolera bien el TARGA, incluso
durante años. A pesar de ello, es recomendable que cada paciente acuda
regularmente, cada tres o cuatro meses, a su medico especialista en infección
por el VIH, aunque se encuentre asintomático. En cada visita debe efectuarse
al menos una anamnesis, una exploración física y un control de las constantes
vitales y del peso corporal.
*
Adaptado de C. Schieferstein
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Trastornos gastrointestinales
Los trastornos gastrointestinales constituyen el efecto secundario más común
de la mayoría de antirretrovirales de todos los grupos. Son especialmente
frecuentes con los inhibidores de la proteasa (IP), y ocurren sobre todo en las
primeras semanas de tratamiento. Entre esos trastornos figuran las molestias
abdominales inespecíficas, anorexia, náuseas, vómitos y diarrea. También
puede aparecer ardor epigástrico, meteorismo, dolor abdominal o
estreñimiento. Las náuseas son muy frecuentes con el AZT, y la diarrea es
frecuente también con AZT, con ddI y con todos los IP, especialmente con
nelfinavir, saquinavir y lopinavir/r.
Todos estos trastornos gastrointestinales, pueden ser suficientemente intensos
como para interferir con las actividades cotidianas, y además ocasionalmente
pueden causar deshidratación, malnutrición y pérdidas de peso. Otra
consecuencia de los mismos es que no se absorban bien los fármacos y no se
alcancen niveles plasmáticos suficientes.
Como señalábamos antes, lo más habitual es que estos efectos secundarios
aparezcan nada más iniciarse el tratamiento. Por tanto, es conveniente que los
pacientes estén informados sobre ellos, y sobre su desaparición espontánea en
unas pocas semanas, incluso continuando el tratamiento. Si estos síntomas
aparecen en pacientes que están tomando el TARGA desde hace tiempo con
buena tolerancia, debe buscarse una etiología diferente, y no atribuirlos sin
más a los medicamentos.
Cuando ocurren estos trastornos, algunas medidas sencillas pueden ser de
utilidad para aliviarlos. Por ejemplo, cuando un medicamento se tolera mal al
tomarlo con el estómago vacío, puede probarse a tomarlo con comida, con lo
que muchas veces ocasiona menos problemas. Si se trata de medicamentos
que se absorben mejor al tomarlos con el estómago vacío, como ddI, puede
probarse a tomarlos con una pequeña cantidad de comida pobre en grasas,
que probablemente disminuirá la mala tolerancia y en definitiva mejorará la
absorción. Las infusiones como el te o la manzanilla también pueden ayudar a
tolerar mejor los fármacos. Los alimentos ricos en grasas y los derivados
lácteos no son aconsejables en estas circunstancias, ya que claramente
empeoran la absorción de ddI y de otros medicamentos. Es conveniente que
los pacientes con este tipo de síntomas eviten el café, el tabaco, el alcohol y las
comidas ricas en especias, ya que todos estos productos tienden a producir o
agravar los trastornos gastrointestinales.
Otra posibilidad es la utilización de tratamientos sintomáticos, como
metoclopramida, dimenhidrinato, ranitidina u ondansetron. En general, estos
medicamentos, es mejor utilizarlos de modo continuado y no esporádicamente
cuando aparecen los síntomas. Los antieméticos conviene tomarlos 30 a 45
minutos antes de los antirretrovirales. Generalmente, tras unas pocas
semanas, estos tratamientos pueden retirarse de un modo paulatino.
En pacientes con diarrea es conveniente asegurarse de que no existen otros
procesos, como una infección intestinal o intolerancia a la lactosa, que deben
tratase de un modo específico. La diarrea ocasionada por los antirretrovirales
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Polineuropatía periférica
La polineuropatía periférica es producida principalmente por ddI, ddC y 3TC,
tres inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de los nucleósidos (ITIAN).
Generalmente se trata de una polineuropatía sensitivo-motora distal y
simétrica. Los pacientes que la padecen notan parestesias y dolor en las
manos y los pies, que se inician de un modo gradual, varios meses después de
comenzar el tratamiento. El propio VIH también puede ocasionar una
polineuropatía, pero suele aparecer en fases avanzadas de la infección, y su
evolución es mucho más lenta que la producida por los antirretrovirales. Los
pacientes a los que se les prescriba medicamentos que pueden ocasionar
polineuropatía, deben ser instruidos para que acudan a su médico si perciben
los síntomas propios de este efecto secundario.
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Trastornos renales
Los problemas renales son especialmente frecuentes con indinavir.
Generalmente están producidos por los cristales del fármaco que se forman en
las vías urinarias. Aproximadamente el 10 % de las personas que toman este
fármaco desarrollan nefrolitiasis y cólicos renales, y en alrededor del 20 % de
los mismos pueden detectarse dichos cristales en la orina. Estos cálculos de
indinavir no son visibles con las radiografías convencionales. Mucho más rara
es la insuficiencia renal provocada por este fármaco (Olyaei et al. 2000, Kopp
2002).
Los cólicos renales producidos por indinavir se manifiestan de un modo similar
a los de otras etiologías, con dolor agudo en el flanco, que suele irradiarse a la
región inguinal y a los genitales. En algunos casos también se produce
hematuria. A los pacientes con estos síntomas se les debe realizar una
exploración física, análisis básicos de orina y de función renal y una ecografía
abdominal. Como tratamiento pueden emplearse analgésicos endovenosos,
como metamizol a la dosis de 1 a 2,5 g, o diclofenaco a la dosis de 100 a 150
mg. También pueden ser útiles los espasmolíticos, como la butilescopolamina a
la dosis de 20 mg. En casos severos puede utilizarse también meperidina a la
dosis de 50 a 100 mg. Durante el tiempo que dure el cólico, se aportará
también una hidratación adecuada.
Como profilaxis de la nefrolitiasis por indinavir se recomienda tomar al menos
un litro y medio de agua u otros líquidos cada día. En épocas de calor,
conviene beber todavía más líquidos. Que haya ocurrido un cólico renal no es
motivo suficiente para interrumpir el tratamiento con indinavir, pero muchas
veces los pacientes lo solicitan, por temor a volver a sufrirlo. En caso de cólicos
recurrentes si que debe sustituirse el indinavir.
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Hepatotoxicidad
La elevación de las enzimas hepáticas es frecuente en los pacientes con
infección por el VIH, y puede deberse a múltiples causas, entre las que
destacan las hepatitis virales, los fármacos y el alcohol (Bartlett et al. 2001). Se
han descrito casos de toxicidad severa, con insuficiencia hepática aguda,
principalmente en pacientes que estaban tomando nevirapina y ritonavir. Por
tanto, los sujetos con hepatopatías preexistentes deben ser vigilados
estrechamente si reciben dichos antirretrovirales (Sulkowski et al. 2000/2002).
La toxicidad hepática es diferente para cada grupo de antirretrovirales. Los
ITIAN producen esteatosis hepática, probablemente relacionada con la
toxicidad mitocondrial, y suele presentarse al menos 6 meses después de
iniciarse el tratamiento (Carr et al. 2001). Los ITINAN producen hepatotoxicidad
en el contexto de una reacción de hipersensibilidad que suele manifestarse en
las 12 primeras semanas de tratamiento. En un estudio se observó toxicidad
hepática severa en el 15,6 % de pacientes que tomaban nevirapina y en el 8 %
de los que tomaban efavirenz. Los pacientes que al mismo tiempo tomaban IP,
y los que estaban coinfectados con los virus de las hepatitis B y C tenían un
riesgo de hepatotoxicidad especialmente alto (Sulkowski et al. 2002). Los IP
pueden ocasionar hepatotoxicidad independiente del tiempo que se lleve
tomando el tratamiento. También con estos fármacos, los pacientes
coinfectados con los virus de las hepatitis B y C poseen un riesgo
especialmente alto. La fisiopatología de la hepatotoxicidad por estos fármacos
no está muy bien definida. En algunos casos la disfunción hepática puede
deberse en realidad al síndrome de reconstitución inmunológica que puede
ocasionar el TARGA, el cual favorecería el incremento de la actividad citolítica
de los virus de las hepatitis B y C. De los distintos IP, ritonavir es el que más
hepatotoxicidad produce (Sulkowski et al. 2000).
En los pacientes que comienzan tratamiento con nevirapina o IP inicialmente se
recomienda realizar análisis que incluyan la función hepática cada dos
semanas, especialmente si se trata de sujetos con hepatopatías preexistentes.
Si las transaminasas están elevadas, pero sólo discretamente, es decir, por
debajo de 3,5 veces el límite alto de lo normal, y el paciente está asintomático,
puede continuarse con el tratamiento, pero con vigilancia. Si las transaminasas
están por encima de esos niveles, conviene evaluar más detalladamente al
paciente, por ejemplo con análisis más completos y con una ecografía
abdominal. Si se trata de sujetos con coinfección por los virus de las hepatitis B
y C debe considerarse también la posibilidad de tratar estas infecciones. En
caso de sospecha de insuficiencia hepática preexistente, pueden determinarse
los niveles de los antirretrovirales, por si se hallan por encima de los
recomendables. Dependiendo de todos esos resultados se decidirá si se
continúa con el mismo TARGA o se realizar modificaciones.
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Anemia y leucopenia
El 5 al 10 % de pacientes que toman AZT desarrollan anemia (Carr et al. 2001),
y un porcentaje menor desarrolla también neutropenia. Estos efectos
secundarios son más frecuentes en pacientes con infección por el VIH
avanzada, con mielopatías previas o que lleven tratamientos con
mielosupresores. Es importante realizar hemogramas de control en los
pacientes que toman ese fármaco, porque la anemia puede sobrevenir incluso
años después de estar tomándolo. Si la anemia es severa debe retirarse el
fármaco. En algunas ocasiones la anemia es tan intensa que es necesario
realizar una transfusión. También puede utilizarse la eritropoyetina en algunos
pacientes concretos.
En caso de neutropenia severa puede estar indicado utilizar factores
estimulantes de colonias, como filgrastim.
La anemia puede ocurrir con otros antirretrovirales, como 3TC, d4T o abacavir,
pero es mucho menos frecuente con estos fármacos que con AZT.
Ocasionalmente se observa leucopenia también con indinavir, abacavir,
tenofovir y otros antirretrovirales.
Finalmente, se han descrito casos esporádicos de trombocitopenia asociados
al empleo de distintos antirretrovirales.
Reacciones alérgicas
Las reacciones alérgicas son 100 veces más frecuentes en los pacientes con
infección por el VIH que en la población general (Roujeau et al. 1994). Los
antirretrovirales que más comúnmente ocasionan este tipo de reacciones son
los ITINAN, uno de los ITIAN, abacavir, y uno de los IP, amprenavir. Nevirapina
y delavirdina causan una erupción cutánea ligera en el 15 al 20 % de los
pacientes, y por ese motivo abandonan el fármaco el 7 % de todos los que lo
inician. Con efavirenz las erupciones son menos frecuente, y obligan a
suspender el tratamiento en alrededor del 2 % de pacientes (Carr et al. 2001).
Abacavir causa una reacción de hipersensibilidad en el 2 al 4 % de sujetos;
pero debe tenerse en cuenta que dicha reacción puede ser muy grave, e
incluso mortal (véase la revisión que aparece en Hewitt 2002). En la aparición
de esta reacción de hipersensibilidad pueden influir factores genéticos: dos
estudios han encontrado correlación entre determinados tipos del antígeno de
histocompatibilidad, especialmente el HLA-B 57, y la aparición de este cuadro
(Hetherington et al. 2002, Mallal et al. 2002).
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provocar una nueva RHA que resulte fatal. En pacientes en los que el
diagnóstico de RHA es dudoso, puede reiniciarse el tratamiento con abacavir,
pero con mucha precaución. Hay que tener en cuenta además que al reiniciar
el tratamiento con abacavir es cuando puede presentarse por primera vez la
RHA.
La prescripción de abacavir exige una detallada información acerca de la RHA.
Los pacientes que lo toman deben tener la posibilidad de consultar al medico
en cuanto presenten síntomas sospechosos. También es importante que
quienes toman el fármaco no estén exageradamente asustados por la posible
aparición de la RHA, ya que ello puede llevar a que interrumpan el tratamiento
innecesariamente ante síntomas inespecíficos.
Acidosis láctica
En aproximadamente el 15 % de pacientes que toman ITIAN se produce un
incremento de los niveles plasmáticos de ácido láctico, sin consecuencia clínica
alguna en la inmensa mayoría de casos (Carr et al. 2001, Gerard et al. 2000).
Sin embargo, en un pequeño porcentaje de enfermos se desarrolla el síndrome
de la acidosis láctica, grave proceso, que incluso puede ocasionar la muerte.
Este cuadro se presenta con una incidencia aproximada de 3,9 casos por 1000
pacientes-años tratados con ITINAN (John et al. 2001), y parece ser más
frecuente con ddI y d4T, que con el resto de fármacos del grupo. Entre los
factores que favorecen su aparición figuran la obesidad, el sexo femenino y el
embarazo. En la fisiopatología de este síndrome parece jugar un papel clave la
toxicidad mitocondrial de los ITIAN, como consecuencia de la inhibición de la
ADN polimerasa que producen.
Clínicamente este síndrome se caracteriza por astenia, nauseas, vómitos, dolor
abdominal, pérdida de peso y disnea, que pueden presentarse de un modo
agudo o subagudo. Se trata por tanto de síntomas inespecíficos, fácilmente
confundibles con otros procesos. En los análisis aparece una elevación de los
niveles plasmáticos de ácido láctico, con o sin acidosis metabólica. Para que el
resultado de los niveles de ácido láctico sea fiable, debe realizarse la
extracción de sangre sin haber realizado previamente ejercicio con el brazo,
debe transportarse la muestra de sangre en un tubo frío, y debe efectuarse la
determinación antes de trascurridas cuatro horas. También suelen elevarse los
niveles de creatín-fosfocinasa (CPK), láctico-deshidrogenasa (LDH), lipasa,
amilasa, gamma-glutamil transpeptidasa (γGT) y hiato aniónico; el bicarbonato
suele estar disminuido. En la ecografía y en el TAC abdominal suele
observarse esteatosis hepática.
En un estudio se comprobó que los niveles de ácido láctico suben ligeramente
tras iniciarse el tratamiento con ITIAN, y seguidamente permanecen estables,
generalmente entre 1,5 y 3 mmol/l (John et al. 2001). El síndrome de la
acidosis láctica puede presentarse de una manera impredecible,
independientemente de los niveles previos de ácido láctico. Por tanto, en el
seguimiento habitual de los pacientes, no está justificado determinar
rutinariamente los niveles de ácido láctico (Brinkman 2000). Por el contrario, en
sujetos con síntomas sugestivos del síndrome de la acidosis láctica, deben
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Pancreatitis
La pancreatitis aguda es otro grave efecto adverso del TARGA. En su
fisiopatología probablemente interviene también la toxicidad mitocondrial de los
ITIAN. Este tipo de pancreatitis es idéntico al producido por otras causas. El
fármaco que la produce más frecuentemente es ddI, pero también pueden
ocasionarla ddC, 3TC y d4T. Especial riesgo conlleva la combinación de ddI,
d4T e hidroxiurea. El consumo de alcohol y la utilización de pentamidina
también favorecen su aparición.
En caso de pancreatitis deben suspenderse inmediatamente los
antirretrovirales. Por lo demás, el tratamiento es idéntico al que se utiliza
cuando la pancreatitis tiene otra etiología. En general, con tales medidas, el
pronóstico es bueno y los síntomas se resuelven rápidamente (Carr et al.
2001).
Necrosis avascular
El 0,4 % de pacientes con infección por el VIH presenta necrosis avascular en
alguna localización. Se trata de una frecuencia claramente mayor que la que
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Osteopenia y osteoporosis
Los pacientes con infección por el VIH tienen una densidad ósea menor que la
población general. Esa alteración puede determinarse por medio de la
densitometría ósea, basada en rayos X, y por otros procedimientos entre los
que figuran los ultrasonidos. Los resultados generalmente se aportan en forma
de desviaciones estándar de la media de las personas sanas de la misma edad
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Lipodistrofia y dislipemia
Entre los efectos secundarios a largo plazo del TARGA figuran la lipodistrofia,
las hiperlipidemias y la resistencia a la insulina. La fisiopatología de estos
trastornos metabólicos no se conoce muy bien, y en ocasiones no está claro
qué medicamentos concretos provocan algunas de esas alteraciones. En el
capítulo 4 “Lipodistrofia” se estudian con detalle estos procesos.
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Pero no está claro qué sucede con la glucemia en estos pacientes a largo
plazo. Por ahora no existen recomendaciones definidas en torno a si se deben
suspender o no los IP en pacientes en los que aparezca hiperglucemia. La
diabetes franca con complicaciones oculares, renales o cardiovasculares es
poco frecuente con el TARGA.
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Introducción
La lipodistrofia es uno de los efectos secundarios más importantes del TARGA,
no sólo por su prevalencia, sino también por sus repercusiones en la salud y la
calidad de vida de los pacientes afectados. Los cambios en el aspecto corporal
propios de la lipodistrofia ocasionan importantes problemas psíquicos en los
pacientes afectados, que repercutan negativamente en la adherencia al
TARGA. Además, los trastornos metabólicos que se asocian a la lipodistrofia
suponen un riesgo significativo de enfermedad cardiovascular de
consecuencias todavía desconocidas.
Por ahora se sabe más bien poco sobre la patogenia, la prevención, el
diagnóstico, y el tratamiento de la lipodistrofia y los trastornos metabólicos
asociados a la misma. A la vista de los datos disponibles, se trata de procesos
de etiología multifactorial en el que pueden influir la propia infección por el VIH,
el tratamiento para la misma y factores idiosincrásicos de los propios pacientes.
La heterogeneidad clínica de estos trastornos hace que su definición y su
diagnóstico precisos sean difíciles en muchas ocasiones, y por tanto no sea
fácil comparar las conclusiones de unos estudios con las de otros. Los
tratamientos que existen por ahora para la lipodistrofia son pocos y de escasa
eficacia. Generalmente se aconsejan medidas generales, como cambios
dietéticos y ejercicio físico. También se recomiendan modificaciones en el
TARGA de modo que se sustituyan los fármacos que con más frecuencia
ocasionan estos trastornos, como los inhibidores la proteasa (IP), que pueden
reemplazarse por inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de los
nucleósidos (ITINAN). Otro fármaco que puede ocasionar lipodistrofia es d4T,
un inhibidor de la transcriptasa inversa análogo de los nucleósidos (ITIAN) que
puede reemplazarse por otros ITIAN, como AZT o abacavir. Finalmente pueden
ensayarse productos que actúan sobre la actividad metabólica del organismo,
aunque su eficacia es muy limitada. A continuación estudiamos las
manifestaciones clínicas, la patogenia, el diagnóstico y el tratamiento de la
lipodistrofia y los trastornos metabólicos asociados a la misma.
Manifestaciones clínicas
La lipodistrofia se definió inicialmente como un trastorno caracterizado por la
pérdida de grasa subcutánea generalizada o localizada. Existen formas
congénitas o familiares de este proceso, no relacionadas con el VIH, pero su
*
Adaptado de G. M. N. Behrens y R. E. Schmidt
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Patogenia
Para intentar comprender la patogenia del síndrome de la lipodistrofia es mejor
separar sus distintos componentes, es decir, la redistribución de la grasa
corporal, las dislipemia, y los trastornos del metabolismo de los hidratos ce
carbono. Ello tiene especial sentido porque no se trata de un síndrome
estereotipado, idéntico en todos los pacientes, sino que se trata de una
amalgama de manifestaciones, diferentes de unos casos a otros, y que
probablemente responden a múltiples factores causales. Con los datos de que
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ITIAN y lipodistrofia
Los patrones de redistribución de la grasa corporal son diferentes en los
pacientes que toman sólo ITIAN que en los que toman también IP. Con los
ITIAN predomina la lipoatrofia, o pérdida de la grasa de las localizaciones
periféricas. En algunos estudios se ha observado un ligero incremento de la
grasa intraabdominal con estos medicamentos, pero claramente inferior al que
provocan los IP. Por otra parte, los ITIAN sólo ocasionan un ligero incremento
en los niveles de triglicéridos, por lo que su importancia como factor de riesgo
cardiovascular parece muy limitada. Como los pacientes con lipodistrofia tienen
elevados los niveles postprandiales de ácidos grasos libres, se ha sugerido que
los ITIAN podrían inhibir la combinación de dichos ácidos grasos a las
proteínas con las que deben unirse para penetrar en las células y para
desplazarse en el interior de las mismas. Algunos experimentos in vitro también
avalan esta hipótesis. Sin embargo existen datos contradictorios al respecto, ya
que la adición de d4T a una modalidad de TARGA que incluía dos IP no
ocasionó incremento alguno en los niveles de colesterol total o de triglicéridos.
La utilización de ITIAN a largo plazo produce toxicidad mitocondrial, que se
manifiesta con trastornos como la esteatosis hepática, incremento de los
niveles de ácido láctico o polineuropatía periférica. Para explicar estos efectos
secundarios se ha propuesto la “hipótesis pol-g”, que podría explicar también la
lipoatrofia que ocurre con estos medicamentos (Brinkmann et al. 1999). Esta
hipótesis se basa en lo siguiente: para mantener el nivel bioenergético
necesario para su correcto funcionamiento, las células metabólicamente activas
dependen de la síntesis de ADN mitocondrial, que está mediata por la ADN
polimerasa g. Para ello las mitocondrias necesitan un aporte constante de
nucleósidos. Presumiblemente los ITIAN producirían su toxicidad al actuar
como “falsos” nucleósidos e inhibir así a la polimerasa g.
Según estudios experimentales, para que los ITIAN penetren en las
mitocondrias, se fosforilen en el interior de las mismas y se incorporen a su
ADN, es necesario que se cumplan ciertos requisitos farmacodinámicos. Entre
estos requerimientos figuran la actividad de determinadas enzimas y el
transporte de los nucleósidos a través de la membrana, los cuales son
probablemente diferentes para los distintos ITIAN. Ello explicaría que no todos
los fármacos del grupo posean la misma toxicidad, y que, por ejemplo, d4T
provoque lipoatrofia más frecuentemente que los otros ITIAN.
En definitiva, los ITIAN parecen producir disfunción mitocondrial a través de la
inhibición competitiva que ocasionan: se incorporan en el ADN mitocondrial, lo
cual ocasiona una degeneración y una depleción del mismo, y a su vez un
deterioro del funcionalismo de las enzimas mitocondriales, desajuste de la
fosforilación oxidativa, y finalmente inducción de la apoptosis. Algunos estudios
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IP y lipodistrofia
Los IP son los antirretrovirales que con mayor frecuencia ocasionan los
trastornos metabólicos que caracterizan al síndrome de la lipodistrofia.
Numerosos estudios han demostrado que estos fármacos aumentan los niveles
de triglicéridos, lipoproteínas de baja densidad (LDL) y lipoproteínas de muy
baja densidad (VLDL) que son ricas en triglicéridos (Walli et al. 1998).
Además, se ha comprobado que los niveles de estos lípidos disminuyen al
suspender los IP o al sustituir estos medicamentos por otros, como abacavir o
nevirapina. Las dislipemias que producen los IP suelen acompañarse de
hiperinsulinemia y de resistencia a la insulina.
Estudios experimentales sugieren que los IP, como saquinavir, indinavir y
ritonavir inhiben la degradación de la apolipoproteína B, lo cual conduce a su
acúmulo intracelular y a su liberación al exterior de las células (Liang et al.
2001). Otros estudios realizados in vivo con isótopos estables indican que los
IP producen un gran aumento de la síntesis y la metabolización de ácidos
grasos libres, un aumento de la lipólisis y una reducción del aclaramiento de
VLDL y de quilomicrones (Shekar et al. 2002).
Todas estas alteraciones apuntan hacia un trastorno del metabolismo de los
lípidos mediado por la insulina y que ocurre durante el periodo postprandial, ya
que la insulina normalmente inhibe la lipólisis, aumenta la captación de ácidos
grasos libres, y favorece la síntesis de triglicéridos y la oxidación de las grasas.
No está claro si es la inadecuada acción de la insulina la que provoca la
dislipemia, o si es la dislipemia la que ocasiona la resistencia a la insulina. Es
posible que ambos mecanismos no sean excluyentes, e intervengan incluso
simultáneamente, ya que se ha comprobado que los IP, como por ejemplo
indinavir administrado durante periodos cortos de tiempo, inducen resistencia a
la insulina sin ocasionar cambios en el metabolismo de los lípidos (Noor et al.
2001, Noor et al. 2002); mientras que también se ha comprobado que otros IP,
como por ejemplo ritonavir, causan dislipemia sin ocasionar cambios en el
metabolismo de la glucosa (Purnell et al. 2000). De todos modos, todavía son
necesarios más estudios en los que se evalúe la relación de los diferentes IP
con la resistencia a la insulina.
Parece razonable que las dislipemias, y especialmente el aumento de los
niveles de ácidos grasos libres, contribuyan al desarrollo de resistencia a la
insulina, tanto en el hígado como en los músculos, presumiblemente como
consecuencia del incremento de los depósitos de grasa en estos tejidos (Gan
et al. 2002). Según esta hipótesis, el acúmulo de grasa visceral no sería más
que una adaptación del organismo al incremento de la concentración de ácidos
grasos libres, con la finalidad de minimizar el efecto lipotóxico en otros tejidos.
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Varios experimentos in vitro han mostrado que casi todos los IP pueden
ocasionar resistencia a la insulina en los adipocitos. La administración de
indinavir a corto plazo ocasionó un estado agudo pero reversible de resistencia
periférica a la insulina en voluntarios sanos. Estos trastornos están causados
probablemente por la inhibición del transporte de la glucosa, mediado por el
GLUT-4, que es el principal transportador de glucosa inducido por la insulina,
en las células del hombre (Murata et al. 2002). En algunos pacientes con
lipodistrofia los trastornos en la fosforilación de la glucosa pueden contribuir a
la resistencia a la insulina (Behrens et al. 2002). Ello probablemente se debe al
deterioro de la lipólisis con el consiguiente aumento de los niveles de ácidos
grasos libres (Behrens et al. 2002, van der Valk et al. 2001). La resistencia
periférica a la insulina también puede explicar el aumento del consumo de
energía que ocurre durante el reposo en los pacientes con lipodistrofia
relacionada con el VIH y la disminución de la termogénesis mediada por la
insulina.
Indinavir también puede inducir resistencia a la insulina al inhibir la
translocación, el procesamiento o la fosforilación de la proteína SREBP-1c
(Caron et al. 2001, Bastard et al. 2002). Esta proteína, bien directamente o bien
a través del receptor PPARg, regula la captación y la síntesis de ácidos grasos,
la diferenciación y la maduración de los adipocitos y la captación de glucosa
por los adipocitos. En determinadas modalidades hereditarias de lipodistrofia
está alterado también el funcionalismo de estos factores.
Diagnóstico
La falta de una definición formal de la lipodistrofia, las incertidumbres sobre su
patogenia y sus posibles consecuencias a largo plazo han ocasionado
numerosas controversias en torno a la evaluación y el tratamiento de esta
entidad y las alteraciones metabólicas que le acompañan. En la práctica clínica
habitual, el diagnóstico de lipodistrofia se realiza cuando aparecen los signos
típicos del proceso o bien cuando el paciente describe los mismos. Esto parece
suficiente para la práctica cotidiana, especialmente cuando los cambios
morfológicos aparecen de un modo rápido y pronunciado. Sin embargo, para la
investigación clínica, especialmente si se trata de estudios epidemiológicos o
de intervención terapéutica, sería necesaria una definición más precisa. Por
ahora ninguna técnica ha mostrado suficiente sensibilidad, especificidad y valor
predictivo para efectuar el diagnóstico del síndrome de la lipodistrofia
relacionado con el VIH, y distinguirlo de otros procesos e incluso de lo normal.
En la tabla 4.1 se describe una de las definiciones que se ha utilizado más
ampliamente para referirse a este síndrome (Carr et al. 1999). En un reciente
trabajo se propone otra definición del síndrome, basada en los siguientes
datos: edad, sexo, duración de la infección por el VIH, estadio de la infección
por el VIH, cociente cintura-cadera, hiato aniónico, colesterol HDL, cociente
grasa del tronco-grasa periférica, porcentaje de grasa de la pierna y cociente
grasa intraabdominal-grasa extraabdominal. Con estos parámetros se obtiene
una sensibilidad del 79% y una especificidad del 80% para diagnosticar
lipodistrofia. Este modelo es muy detallado y tiene su mayor aplicabilidad en la
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Para cuantificar la grasa en las distintas regiones del cuerpo, existen varias
técnicas, aunque todas ellas poseen limitaciones. Una posibilidad es la
determinación de las medidas antropométricas, que es sencilla, barata y carece
de riesgos. La medición de la circunferencia de la cintura y el cálculo del
diámetro sagital son las de mayor utilidad. Estas medidas aportan más
sensibilidad y especificidad que otras como el cociente cintura-cadera. Las
mediciones repetidas del pliegue cutáneo pueden ser útiles para el seguimiento
de cada paciente, pero deben ser realizadas por personal con experiencia, para
que resulten suficientemente fiables.
Otros procedimientos más sofisticados son la densitometría basada en la
absorción de rayos X, la tomografía computarizada (TC), la resonancia
magnética (RM) y la ecografía. Estas técnicas diferencian los distintos tejidos
gracias a su distinta densidad. Con cortes únicos del abdomen y de las
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Tratamiento
Con la modificación del TARGA únicamente es posible una reversión parcial de
la lipodistrofia. Por otra parte, la lipoatrofia es particularmente resistente a
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Intervenciones específicas
Dado que existen numerosos datos que indican que los IP son los principales
responsables del síndrome de la lipodistrofia, se han realizado muchos
estudios en los que se evalúa la respuesta a la sustitución de los IP por
nevirapina, efavirenz o abacavir. En general este tipo de estudios muestra que
la eficacia virológica sigue siendo buena, y que mejora el perfil lipídico y la
resistencia a la insulina, pero estos parámetro metabólicos alterados no llegan
a normalizarse. Además, los cambios morfológicos propios de la lipodistrofia se
modifican muy poco. La mejoría más significativa en los parámetros
metabólicos se ha observado con nevirapina y con abacavir. Hay que tener en
cuenta que en la mayoría de estos estudios no existe grupo control de
pacientes que sigan con IP, por tanto las conclusiones de los mismos hay que
aceptarlas con reserva. Por otra parte, dependiendo de los tratamientos
previos, las resistencias, la carga viral, etc., no siempre resulta aconsejable
prescribir nevirapina o abacavir a estos pacientes. En algunos casos hay que
sospesar el riesgo cardiovascular que supone un tratamiento con el riesgo de
tener mal controlada la carga viral. Obviamente, en general, el riesgo que
supone tener la carga viral alta es mucho mayor que el que supone tener unos
niveles lipídicos elevados.
En caso de hipertrigliceridemia severa o aumento de los niveles del colesterol
LDL, puede estar indicado el tratamiento farmacológico con hipolipemiantes.
Las estatinas, que actúan inhibiendo a la HMG-CoA reductasa, son útiles en
pacientes aumento de los niveles de colesterol total y de colesterol LDL.
Combinados con los cambios dietéticos señalados antes, estos fármacos se
han utilizado con éxito en pacientes con infección por el VIH. La mayoría de
estatinas, al igual que itraconazol, eritromicina, diltiazem y otros muchos
preparados, utilizan la misma vía de metabolización que los IP, es decir, la del
sistema del citocromo P450 3A4. Esto supone un riesgo potencial de efectos
secundarios, debidos a los niveles plasmáticos excesivamente altos de los
distintos fármacos, y en concreto de toxicidad hepática y muscular en el caso
de las estatinas. En base a los estudios clínicos y farmacocinéticos disponibles
por ahora, en pacientes que toman TARGA las estatinas más recomendables
son atorvastatina y pravastatina, ambas a la dosis de 10 a 40 mg al día. No
obstante se recomienda precaución y control estrecho de los pacientes que
tomen estos productos. Otras estatinas, como lovastatina o simvastatina,
deben evitarse en pacientes que toman TARGA, debido precisamente a esas
interacciones con los antirretrovirales, especialmente con los IP.
Los fibratos, como gemfibrozilo o fenofibrato, son particularmente eficaces para
reducir los niveles de triglicéridos, y pueden emplearse en pacientes con
hipertrigliceridemias severas, superiores a 1000 mg/dl. Estos fármacos poseen
también cierta acción sobre la actividad lipoproteinlipasa, gracias a lo cual
ocasionan una reducción de los niveles de colesterol LDL. A pesar del potencial
efecto sinérgico de las estatinas y los fibratos, no es muy recomendable la
administración simultánea de fármacos de ambos grupos, especialmente en
pacientes que toman TARGA, ya que ambos pueden ocasionar rabdomiólisis
severas. Sólo en casos muy seleccionados, y con suma precaución, está
justificada la administración conjunta de ambos tipos de preparados. En esas
circunstancias se recomienda comenzar con una estatina y añadir el fibrato
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Introducción
El desarrollo de cepas virales resistentes a los antirretrovirales es una de las
principales causas del fracaso del tratamiento en la infección por el VIH. En
pacientes con resistencias a varios grupos de fármacos, las alternativas
terapéuticas están considerablemente limitadas, y las posibilidades de obtener
éxito con el TARGA son mucho menores.
El desarrollo de resistencias puede ocurrir en muy poco tiempo. Ello es debido
a la rápida replicación del VIH, del que pueden producirse hasta 10 millones de
unidades en un sólo día (Perelson et al. 1996), y a la excepcionalmente alta
tasa de errores durante las transcripción del genoma del VIH. El resultado es la
aparición de numerosas mutaciones, incluso en ausencia de tratamiento. En
pacientes que toman antirretrovirales, la consecuencia de estos procesos es la
selección de las cepas resistentes, que acaban convirtiéndose en las
dominantes (Drake et al. 1993).
*
Adaptado de E. Wolf
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Estudios clínicos
En varios estudios prospectivos y controlados se ha evaluado la utilidad de los
análisis de resistencias, tanto genotípicos como fenotípicos, para ayudar a
elegir los antirretrovirales óptimos, en pacientes en los que previamente ha
fracasado el TARGA (Durant et al. 1999, Baxter et al. 1999, Tural et al. 2001 y
Cohen et al. 2000). Las conclusiones obtenidas indican que en los sujetos en
los que se utilizan dichos análisis se logra un control de la carga viral mejor que
en los sujetos en los que no se utilizan.
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ITINAN
Una simple mutación puede conferir resistencia de alto grado a uno o a más de
los ITINAN. La mutación K103N, que es bastante frecuente, produce un
aumento de la resistencia de 20 a 30 veces en todos los fármacos de este
grupo (Petropolus et al. 2000). Por tanto, si está presente dicha mutación, se
desaconseja el empleo de cualquier ITINAN.
Por su parte, la mutación V106A produce un aumento de la resistencia a
nevirapina de 30 veces, y un aumento de la resistencia de grado intermedio a
efavirenz. A98G, K101E y V108 producen resistencia de bajo grado a todos los
ITINAN. L101I ocasiona resistencia de grado intermedio a efavirenz y
delavirdina y de bajo grado a nevirapina. Y181C/I provoca un aumento de la
resistencia a nevirapina de 30 veces, y también causa cierta resistencia a
efavirenz, de modo que su actividad se pierde poco tiempo después de
iniciarse su empleo. G190A produce resistencia de alto grado a nevirapina y de
grado intermedio a efavirenz y delavirdina. Finalmente G190S e Y188C/L/H
inducen resistencia de alto grado a nevirapina y efavirenz (Shafer 2002b, De
Mendoza et al. 2002).
En la tabla 5.2 se resumen las mutaciones más importantes que confieren
resistencia a los ITINAN.
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IP
El espectro de mutaciones a los IP está bien caracterizado. Aunque existe un
alto nivel de resistencias cruzadas entre saquinavir, nelfinavir, indinavir y
ritonavir, las mutaciones primarias son bastante específicas cada uno de los
fármacos. Por ello, cuando una modalidad de TARGA con IP fracasa, si no ha
transcurrido mucho tiempo, puede sustituirse por otra modalidad con otro IP, ya
que si no se han acumulado varias mutaciones, con toda probabilidad el nuevo
IP conservará suficiente actividad antirretroviral.
Los polimorfismos en las posiciones 10, 20, 36, 63, 71, 77 y 93 no causan
resistencia por ellos mismos, sino que compensan la reducción de la actividad
de la proteasa que ocasionan las mutaciones primarias (Nijhuis et al. 1999).
El perfil típico de resistencia a nelfinavir, consistente en la presencia de la
mutación primaria D30N junto con diversas mutaciones secundarias, sólo
ocasiona un bajo grado de resistencia cruzada con indinavir, ritonavir o
saquinavir (Larder et al. 1999a). En un estudio se comprobó que la presencia
de las mutaciones M46I, V82A y L90M junto con otras mutaciones secundarias
se asociaba a resistencia a ritonavir en el 77 % de los casos, a nelfinavir en el
73 %, a indinavir en el 53 % y a saquinavir en el 45 %. En un análisis
retrospectivo de los casos de fracaso terapéutico del estudio NV15436 se
observó que la mutación L90M se asociaba con resistencia a saquinavir y
nelfinavir (Craig et al. 1999).
La presencia de la mutación D30N, seleccionada por nelfinavir, provoca una
disminución de la adaptabilidad de los virus que la presentan, en comparación
con los virus nativos. Por su parte, la mutación L90M, seleccionada por
saquinavir, provoca una moderada reducción de la capacidad replicativa del
VIH, que puede compensarse con la coexistencia del polimorfismo L63P. Por
su parte, la mutación L63P apenas influye en la reducción de la capacidad
replicativa del virus que ocasiona la mutación D30N (Martines et al. 1999).
La mutación G48V aparece principalmente con saquinavir y provoca un
aumento de la resistencia a dicho fármaco de 10 veces. Además si dicha
mutación ocurre conjuntamente con L90M el resultado en un aumento de la
resistencia a saquinavir de 100 veces (Jakobson et al. 1995).
La mutación V82A(/T/F/S) ocurre principalmente con indinavir y con ritonavir, y
si se presenta conjuntamente con otras mutaciones provoca también
resistencia cruzada con otros IP (Shafer 2002c).
Los virus con algunas de las mutaciones que ocurren con indinavir, tales como
M46I / L63P / V82T / I84V o L10R / M46I / L63P / V82T / I84V, presentan una
adaptabilidad similar a la de los virus nativos.
La mutación I84V se caracteriza por producir resistencia a todos los IP (Kempf
et al. 2001).
El patrón de resistencia a amprenavir es diferente al de los otros IP. Con este
fármaco ocurren más frecuentemente las mutaciones I50V, I54L o I54M, que
producen una disminución de la susceptibilidad a todos los IP, pero
especialmente al mismo amprenavir (Snowden et al. 2000). En un estudio que
incluía a 132 pacientes que previamente habían recibido bastantes IP, el 71 %
de los que tenían una reducción de más de dos veces en la susceptibilidad a
uno, dos o tres IP y el 37 % de los que tenían una reducción idéntica de la
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Nuevos fármacos
A continuación describimos los conocimientos existentes sobre resistencias a
los fármacos desarrollados más recientemente.
AG1549 (capravirina), es un ITINAN de segunda generación. Este fármaco
parece retener actividad incluso en presencia de la mutación Y181C, que
produce pérdida de susceptibilidad a nevirapina y delavirdina. También parece
conservar actividad cuando existe la mutación K103N, que confiere resistencia
a todos los ITINAN existentes en la actualidad (Dezube et al. 1999, Potts et al.
1999).
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TMC 125, es otro ITINAN de segunda generación, que es eficaz tanto contra
virus nativos como contra virus que poseen las mutaciones L100I, K103N,
Y181C, Y188L y G190A/S (Gazzard et al. 2002).
DPC083, es otro ITINAN de segunda generación, con un buen perfil
farmacocinético. Es eficaz contra virus con mutaciones únicas o asociadas de
las que confieren resistencia a nevirapina, delavirdina y efavirenz, como K100I,
K103N, K103N + Y181C, K103N + V108I o K103N + P225H (Fiske et al. 2000).
Tipranavir (TPV), es el primer IP de estructura no peptídica. Posee buena
actividad contra virus resistentes a los otros IP. En un estudio, el 90 % de
pacientes en los que se detectó un alto grado de resistencias fenotípicas a
ritonavir, saquinavir, indinavir y nelfinavir poseía una buena susceptibilidad a
tipranavir (Larder et al. 2000). En otro estudio con 41 pacientes tratados
previamente con al menos dos IP, el tratamiento con TPV potenciado con
ritonavir continuaba siendo eficaz en 35 de los sujetos, tras 48 semanas de
seguimiento. En un único paciente se observó un aumento de la resistencia de
10 veces a tipranavir. Ni el número ni el tipo de mutaciones a los IP antes de
iniciar al tratamiento con TPV potenciado con ritonavir se correlacionó con la
respuesta virológica. En cuatro de seis cepas con susceptibilidad reducida a
dichos fármacos existían las mutaciones V82T y L33I/F/V (Schwartz et al.
2002).
Atazanavir (Reyataz®), es un nuevo IP azapéptido, del que todavía se conocen
pocos datos sobre su perfil de resistencias. Al parecer la resistencia cruzada
con otros IP es parcial, ya que sólo el 30 al 67 % de los virus con
susceptibilidad disminuida a tres o cuatro IP presentaba también menor
susceptibilidad a atazanavir (Colonno 2000). La mutación primaria para
atazanavir parece situarse en la posición 88; probablemente se trata de N88S
(Gong et al. 2000). En pacientes que no habían recibido tratamientos previos,
atazanavir produjo el desarrollo de la mutación I50L, muchas veces combinada
con A71V, la cual ocasionó una reducción de la susceptibilidad a atazanavir,
pero al mismo tiempo un aumento de la susceptibilidad a amprenavir, indinavir,
nelfinavir, ritonavir y saquinavir (Colonno et al. 2002).
En pacientes tratados previamente con IP, el acúmulo de nuevas mutaciones
de las que confieren resistencia a los IP, especialmente la I84V, hace que se
reduzca progresivamente la susceptibilidad a todos los IP.
Resumen
Estudios controlados han revelado que los análisis de resistencias permiten
mejorar el tratamiento de la infección por el VIH. Aunque estos tests son caros,
algunos estudios de fármaco-economía han mostrado que son coste-efectivos
(Weinstein et al. 2001), y las guías de tratamiento recomiendan unánimemente
su empleo.
Son de utilidad tanto los análisis genotípicos como los genotípicos. Sin
embargo la interpretación de los perfiles de resistencias es compleja, y requiere
además una continua actualización, conforme van incorporándose datos de
nuevos estudios. Para el uso eficaz de los análisis fenotípicos de resistencias
es crucial la determinación de los valores de corte clínicamente significativos.
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3TC
Véase lamivudina.
Abacavir (ABC)
La reacción de hipersensibilidad al abacavir es un importante inconveniente,
que claramente condiciona el empleo de este fármaco. Debido a ello
únicamente debe ser prescrito por facultativos expertos en el control de la
infección por el VIH.
Por lo demás, es un medicamento bien tolerado, y probablemente ocasiona
menos toxicidad mitocondrial que los demás inhibidores de la transcriptasa
inversa análogos de los nucleósidos (ITIAN). Con frecuencia presenta
resistencias cruzadas con el resto de productos del grupo.
Nombre comercial: Ziagen®, Trizivir®.
Formulaciones: Ziagen®: tabletas de 300 mg; solución oral con 20 mg/ml, 240
ml. Trizivir®: tabletas con 300 mg de abacavir, 150 mg de lamivudina y 300 mg
de zidovudina.
Grupo de antirretrovirales: ITIAN.
Fabricante: GlaxoSmithKline.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: 300 mg cada 12 horas. Abacavir puede tomarse con o sin comida.
Efectos secundarios: abacavir produce el denominado síndrome de
hipersensibilidad (SH) en el 2 al 6 % de pacientes que lo toman. Generalmente
ocurre en las primeras seis semanas después de iniciarse el tratamiento. El
prurito y la erupción cutánea son frecuentes en el SH, pero no siempre ocurren.
También puede presentarse simplemente con fiebre y malestar que empeora
poco a poco. Igualmente pueden aparecer astenia y síntomas
gastrointestinales, como nauseas, vómitos, diarreas o dolor abdominal. Menos
frecuentemente puede haber insomnio o mareos. Entre las alteraciones
analíticas destaca la elevación de las enzimas hepáticas. Probablemente existe
una predisposición genética a padecer el SH.
Comentarios y precauciones: abacavir está contraindicado en pacientes que
previamente han sufrido el SH, o simplemente un cuadro compatible con el
mismo. Al prescribir este fármaco, los pacientes deben ser detalladamente
*
Adaptado de B. S. Kamps y C. Hoffmann
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Agenerase®
Véase amprenavir.
Amprenavir (APV)
Amprenavir no suele emplearse en la actualidad, debido a que la dosis
recomendable supone tomar ocho cápsulas cada 12 horas, a lo cual pocos
pacientes están dispuestos. Sin embargo, potenciado con ritonavir, amprenavir
es una buena opción como tratamiento de rescate, gracias a su interesante
perfil de resistencias. Su profármaco fos-amprenavir, que probablemente estará
disponible en un futuro próximo, parece superar ampliamente a amprenavir.
Nombre comercial: Agenerase®.
Formulaciones: cápsulas de 50 mg, cápsulas de 150 mg, y solución oral con
15 mg/ml, 240 ml.
Grupo de antirretrovirales: inhibidores de la proteasa (IP).
Fabricante: GlaxoSmithKline.
Indicación: infección por el VIH tratada previamente con otros IP.
Dosis oral: 8 cápsulas de 150 mg cada 12 horas (1200 mg cada 12 horas), o 4
cápsulas de 150 mg cada 12 horas potenciado con ritonavir 100 mg cada 12
horas, u 8 cápsulas de 150 mg cada día potenciado con ritonavir 200 mg al día,
o 1,7 ml/Kg. de solución oral cada 8 horas con un máximo de 2.800 mg al día.
Nota importante: la biodisponibilidad de la solución oral de amprenavir es un
14 % más baja que la de las cápsulas. Por tanto las dosis de ambas
formulaciones no son intercambiables.
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Atazanavir (AZV)
Atazanavir es el primer IP que puede administrarse en una sola toma diaria,
con una actividad antiviral comparable a la nelfinavir. Parece algo menos
potente que los IP potenciados, pero posee un favorable perfil lipídico. No se
sabe si produce o no lipodistrofia. Fue aprobado por la Food and Drugs
Administration (FDA) a principios de 2003.
Nombre comercial: Reyataz®.
Formulaciones: cápsulas de 200 mg.
Grupo de antirretrovirales: IP.
Fabricante: Bristol-Myers Squibb.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: 400 mg al día, preferente con comida.
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
_____________________________________________________________________________
AZT
Véase zidovudina.
Combivir®
Formulaciones: tabletas con 300 mg de zidovudina (AZT) y 150 mg de
lamivudina (3TC).
Grupo de antirretrovirales: ITIAN.
Fabricante: GlaxoSmithKline.
Indicaciones: infección por el VIH.
Dosis oral: 1 tableta cada 12 horas. Con función renal alterada (aclaramiento
de creatinina por debajo de 50 ml/minuto) o anemia, debe reducirse la dosis,
generalmente sustituyendo Combivir® por sus dos componentes.
Precauciones y efectos secundarios: véanse los apartados relativos a AZT y
3TC.
Información complementaria en Internet: http://hiv.net/link.php?id=68
Crixivan®
Véase indinavir.
d4T
Véase estavudina.
ddC
Véase zalcitabina.
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
_____________________________________________________________________________
ddI
Véase didanosina.
Delavirdina (DLV)
Delavirdina no está comercializada en la mayoría de países, entre ellos
España, por tanto no se emplea apenas. Este fármaco posee importantes
interacciones con otros medicamentos, y es menos potente que los otros
inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de los nucleósidos
(ITINAN), nevirapina y efavirenz. No obstante, delavirdina posee algunas
propiedades interesantes, por ejemplo, se tolera bien y no posee toxicidad
sobre el hígado o el sistema nervioso central. Aumenta los niveles de indinavir
y saquinavir, por lo que teóricamente podría usarse como potenciados de
dichos fármacos, y quizás de otros, como ritonavir.
Nombre comercial: Rescriptor®.
Formulaciones: tabletas de 100 y de 200 mg.
Grupo de antirretrovirales: ITINAN.
Fabricante: Pfizer.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: 400 mg cada 8 horas.
Efectos secundarios: erupción cutánea, que suele presentarse en las seis
primeras semanas después de iniciarse el tratamiento. La mayoría de casos
son leves y responden a antihistamínicos, pero en ocasiones existe afección
sistémica con fiebre, conjuntivitis, mialgias y artralgias, que obliga a suspender
el fármaco. También puede ocasionar náuseas y elevación de las
transaminasas.
Comentarios y precauciones: delavirdina inhibe el metabolismo de
numerosos fármacos, al reducir la actividad del sistema enzimático CYP3A. Por
ello aumenta significativamente el área bajo la curva de medicamentos como
sildenafilo, dapsona, claritromicina, quinidina y warfarina.
Por su parte, ddI, los antihistamínicos H2, carbamazepina, fenitoína y los
antiácidos disminuyen los niveles de delavirdina.
Delavirdina no debe emplearse conjuntamente con rifabutina, rifampicina,
carbamazepina, fenitoína, alprazolam, astemizol, fenobarbital, cisaprida,
midazolam, terfenadina y triazolam.
No existen datos suficientes sobre la relevancia de las interacciones de
delavirdina con nelfinavir, lopinavir y ritonavir. Los niveles de amprenavir
parece que se reducen al administrar simultáneamente delavirdina.
Delavirdina posee resistencias cruzadas con el resto de ITINAN.
Las tabletas de delavirdina pueden disolverse en agua, si a los pacientes les
resulta más fácil tomarlas así.
Información complementaria en Internet: http://hiv.net/link.php?id=178
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Didanosina (ddI)
Didanosina es uno de los ITIAN más usados en el tratamiento de la infección
por el VIH, por lo que se dispone de muchos datos acerca del mismo. En los
últimos años se han comunicado datos que sugieren que su combinación con
d4T puede ser problemática, ya que la toxicidad de ambos fármacos puede ser
aditiva. Puede tomarse en una sola dosis al día. Conviene tomarlo con el
estómago vacío y sin coincidir con la toma de otros medicamentos.
Nombre comercial: Videx®.
Formulaciones: cápsulas con protección entérica (que son las más
empleadas) de 125, 200, 250 y 400 mg; tabletas tamponadas de 25, 50, 100 y
200 mg; polvo para preparar solución oral de 2 g/100 ml y 4 g/200 ml.
Grupo de antirretrovirales: ITINAN.
Fabricante: Bristol-Myers Squibb.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: 400 mg al día para pacientes con peso superior a 60 Kg. y 250 mg
al día para pacientes con peso inferior a 60 Kg. Didanosina debe tomarse dos
horas después y una hora antes de las comidas.
Efectos secundarios: diarrea, náuseas, cefalea y erupción cutánea. También
puede causar pancreatitis, incluso mucho tiempo después de iniciarse su
empleo, y polineuropatía periférica. En raras ocasiones produce acidosis
láctica, especialmente si se utiliza en combinación con d4T.
Comentarios y precauciones: la pancreatitis aguda y la crónica son
contraindicaciones para el empleo de ddI. Además debe procurarse evitar este
fármaco en pacientes con factores de riesgo para padecer pancreatitis, como
es el alcoholismo, y en pacientes que tomen otros fármacos que pueden
producir pancreatitis, como por ejemplo pentamidina endovenosa. También se
recomienda utilizar ddI con precaución en pacientes que toman fármacos que
pueden ocasionar neuropatía periférica, como etambutol, cisplatino, disulfiram,
etionamida, isoniazida, vincristina, etc.
Medicamentos como indinavir, ddC, dapsona, ketoconazol, itraconazol, o las
tetraciclinas deben tomarse dos horas antes o dos horas después del ddI. La
dosis de ddI debe reducirse si se emplea conjuntamente con tenofovir.
Los pacientes a los que se les prescriba ddI deben ser informados del riesgo de
pancreatitis, y debe aconsejárseles que acudan al médico en caso de presentar
síntomas sugestivos de dicha enfermedad. Los sujetos que toman ddI
necesitan realizarse controles periódicos de los niveles de amilasa,
transaminasas, bilirrubina, etc.
Información complementaria en Internet: http://hiv.net/link.php?id=86
Diflucan®
Véase fluconazol.
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Efavirenz (EFV)
Efavirenz es un ITINAN muy utilizado en el tratamiento de la infección por el
VIH, y con eficacia avalada por numerosos estudios. Posee efectos
secundarios en el sistema nervioso central, cuya patogénesis no es bien
conocida. También posee algunas interacciones importantes con otros
medicamentos que se utilizan con frecuencia en los pacientes con infección por
el VIH.
Nombre comercial: Sustiva® (Stocrin® en algunos países diferentes a
España).
Formulaciones: cápsulas de 50, 100, 200 y 600 mg.
Grupo de antirretrovirales: ITINAN.
Fabricante: Bristol-Myers Squibb (MSD en algunos países diferentes a
España).
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: 600 mg al día, preferentemente antes de irse a dormir.
Efectos secundarios: pesadillas, confusión, mareos, somnolencia,
pensamientos extraños, dificultad para concentrarse, insomnio,
despersonalización. Todos estos síntomas tienden a desaparecer una vez se
ha tomado el tratamiento unas pocas semanas. Hasta el 15 % de pacientes
presenta una erupción cutánea, pero la mayoría de las veces es banal y
autolimitada. En raras ocasiones se producen ampollas cutáneas, descamación
y ulceración de la piel.
También puede ocasionar elevación del colesterol, de los triglicéridos y de las
enzimas hepáticas, especialmente γGT.
Comentarios y precauciones: efavirenz está contraindicado en el embarazo,
y también en pacientes que tomen al mismo tiempo ergotamina y derivados,
astemizol, cisaprida, midazolam, terfenadina y triazolam. Tampoco debe
combinarse con anticonceptivos.
No debe utilizarse conjuntamente con saquinavir o amprenavir no potenciados
con ritonavir, ya que en esas condiciones los niveles de ambos IP se reducen
considerablemente.
La dosis de efavirenz debe modificarse si se utiliza conjuntamente con los
siguientes fármacos:
Lopinavir/r: debe aumentarse la dosis de lopinavir/r a cuatro cápsulas cada
12 horas.
Indinavir: debe aumentarse la dosis de indinavir a 1000 mg cada 8 horas.
Rifabutina: debe aumentarse la dosis de rifabutina a 450 o 600 mg al día.
Metadona: debe aumentarse la dosis de metadona un 20 a un 40 %.
Cuando se cambia un IP por efavirenz, y viceversa, algunos autores
recomiendan la utilización simultánea de ambos fármacos durante una semana,
con la finalidad de mantener la máxima supresión viral mientras el nuevo
medicamento alcanza niveles plasmáticos estables.
Efavirenz no debe tomarse con comidas abundantes en grasa, ya que de ese
modo disminuye su absorción.
Información complementaria en Internet: http://hiv.net/link.php?id=88
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Emtricitabina (FTC)
Emtricitabina es un ITIAN que se tolera muy bien, posee un perfil de
resistencias similar al de lamivudina, y puede administrarse una sola vez al día.
Fue aprobado por la FDA a mediados de 2003.
Nombre comercial: Emtriva®.
Grupo de antirretrovirales: ITIAN.
Fabricante: Gilead (previamente Triangle Pharmaceuticals).
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: 200 mg al día.
Efectos secundarios: Raros. Ocasionalmente cefalea, náuseas y molestias
gastrointestinales.
Emtriva®
Véase emtricitabina.
Enfuvirtida (T-20)
T-20 es el prototipo de una nueva clase de antirretrovirales, los inhibidores de
la fusión. Se tolera bien, pero tiene el inconveniente de que debe administrarse
inyectado. Puede tener interés especialmente en el tratamiento de rescate.
Nombre comercial: Fuzeon®.
Formulación: viales con 90 mg, proporcionados con todos los complementos
necesarios para que se lo inyecte el propio paciente. Se dispensa como polvo
que debe reconstituirse con suero salino justo antes de inyectarlo.
Grupo de antirretrovirales: inhibidores de la fusión (o inhibidores de la
entrada del VIH a las células).
Fabricante: Roche.
Indicación: T-20, en combinación con otros antirretrovirales, está indicado en
el tratamiento de la infección por el VIH, en pacientes que han respondido
inadecuadamente a otros tratamientos.
Dosis: 90 mg por vía subcutánea cada 12 horas. En pacientes pediátricos de
seis a 16 años de edad, la dosis es de 2 mg por Kg. de peso, con un máximo
de 90 mg, cada 12 horas.
Efectos secundarios: Este fármaco es bien tolerado generalmente. El efecto
secundario más común es la reacción local en el lugar de la inyección. En los
ensayos clínicos en fase III, el 98 % de pacientes sufrió al menos una reacción
local con el T-20. Esta reacción local puede consistir en dolor, molestias
difusas, induración, eritema, nódulos, quistes, prurito y equimosis.
En menos del 1 % de pacientes se produce una reacción de hipersensibilidad,
que recurre cada vez que se utiliza el fármaco. Entre los síntomas de esta
reacción figuran la erupción cutánea, fiebre, escalofríos, náuseas, vómitos, e
hipotensión, y también pueden elevarse las transaminasas.
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Epivir®
Véase lamivudina.
Estavudina (d4T)
Estavudina, al igual que zidovudina, es un análogo de la timidina. Se trata de
un fármaco bien tolerado en general y de potencia similar a zidovudina, Entre
sus efectos secundarios destaca la polineuropatía periférica y otras
consecuencias de la toxicidad mitocondrial que produce, como la lipoatrofia o la
acidosis láctica, especialmente si se utiliza combinada con didanosina. Una
nueva formulación de este fármaco permite su administración una vez al día.
Nombre comercial: Zerit®.
Formulaciones: cápsulas con 15, 20, 30 y 40 mg; solución oral 1 mg/ml, 200
ml; cápsulas de liberación prolongada con 37,5, 50, 75 y 100 mg.
Grupo de antirretrovirales: ITIAN.
Fabricante: Bristol-Myers Squibb.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: 40 mg cada 12 horas para pacientes con peso superior a 60 Kg., y
30 mg cada 12 horas para pacientes con peso inferior a 60 Kg. En pacientes
con insuficiencia renal debe modificarse la dosis, de acuerdo con la tabla 6.1.
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Fluconazol
Fluconazol es el antimicótico de elección para el tratamiento de la candidiasis y
para la prevención secundaria de la criptococosis, en pacientes con infección
por el VIH. También posee un papel relevante en el tratamiento de la meningitis
criptocócica aguda.
Nombre comercial: Diflucan®, Loitin®.
Formulación: tabletas de 50, 100, 150 y 200 mg; suspensión oral con 50 mg/5
ml, 35 ml, y 200 mg/5 ml, 35 ml; preparado intravenoso con 2 mg/ml IV, 100 ml.
Grupo de fármacos: antimicóticos.
Fabricante: Pfizer.
Indicaciones: candidiasis, meningitis criptocócica y más raramente otras
micosis.
Dosis oral: candidiasis oral: 100 mg al día; candidiasis esofágica: 200 mg al
día durante 7 a 10 días, aunque puede administrarse el doble de la dosis el
primer día; candidiasis esofágica persistente tras 10 días de tratamiento: hasta
800 mg al día.
Meningitis criptocócica: inicialmente 400 mg al día (u 800 mg al día en casos
graves) combinado con flucitosina y anfotericina B. Tras el tratamiento inicial,
que dura unas seis semanas, debe continuarse con tratamiento supresor con
fluconazol a la dosis de 200 mg al día.
En caso de insuficiencia renal, con aclaramiento de creatinina de 10 a 50 ml
por minuto, debe reducirse la dosis a un 50 %, y con aclaramiento de creatinina
menor de 10 ml por minuto debe reducirse la dosis a un 25 %.
Efectos secundarios: fluconazol es bien tolerado habitualmente, pero en raras
ocasiones produce molestias gastrointestinales y elevación de las
transaminasas. Dosis superiores a los 400 mg al día provocan alopecia en el
10 % de pacientes.
Comentarios y precauciones: con tratamientos prolongados pueden aparecer
cepas de Candida spp resistentes a fluconazol y a otros azoles. Fluconazol no
es eficaz contra Candida krusei o contra Aspergillus spp.; Candida glabrata
requiere dosis más altas que otras especies.
Medicamentos como rifampicina o rifabutina disminuyen los niveles plasmáticos
de fluconazol; mientras que fluconazol aumenta los niveles de rifabutina,
atovacuona, claritromicina, teofilina, opiáceos, warfarina, benzodiacepinas,
ciclosporina, tacrolimus, fenitoína y otros anticonvulsivantes, y zidovudina.
222
Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Por vía oral el fluconazol se absorbe bien, por lo que la vía parenteral solo es
necesaria en pacientes con mala adherencia, mucositis u otros problemas de la
absorción.
Información complementaria en Internet: http://hiv.net/link.php?id=94
Fortovase®
Véase saquinavir.
Fuzeon®
Véase T-20.
Hivid®
Véase zalcitabina.
Indinavir (IDV)
Indinavir es otro de los IP que más se han usado, y por tanto se conocen
muchos detalles sobre él. Puede producir efectos secundarios a nivel renal,
cutáneo y gastrointestinal. Posee resistencias cruzadas con los demás IP, pero
penetra bien en el sistema nervioso central. En la actualidad indinavir se utiliza
sobre todo potenciado con ritonavir, lo cual simplifica su posología.
Nombre comercial: Crixivan®.
Formulaciones: cápsulas de 200, 333 y 400 mg.
Grupo de antirretrovirales: IP.
Fabricante: Merck.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: potenciado con ritonavir: indinavir 800 mg cada 12 y ritonavir 100
mg cada 12 horas o bien 400 mg de cada uno de los dos IP cada 12 horas.
No potenciado: indinavir 800 mg cada 8 horas, una hora antes o dos horas
después de las comidas. En pacientes con insuficiencia hepática se pueden
utilizar 600 mg cada 8 horas.
Efectos secundarios: hasta el 25 % de pacientes que toman indinavir
padecen nefrolitiasis. Menos frecuente es la elevación de la creatinina. Diarrea,
náuseas y vómitos también son frecuentes.
También ocurre con cierta frecuencia un síndrome seco, caracterizado por la
sequedad de la piel, la boca y los ojos. Otros síntomas poco frecuentes son el
crecimiento de las uñas hacia dentro, la paroniquia y más raramente la
alopecia. La hiperbilirrubinemia asintomática es muy frecuente.
También so frecuentes la lipodistrofia, la dislipemia y los trastornos del
metabolismo de la glucosa.
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Interleucina 2
Interleucina-2 no está aprobada por ahora para el tratamiento de la infección
por el VIH, sin embargo puede tener alguna utilidad en pacientes con deterioro
inmunológico importante (linfocitos CD4 inferiores a 100 por mm3), que no
mejora tras varios meses TARGA.
Nombre comercial: Proleukin®.
Formulaciones: viales con 18 millones de UI.
Grupo de fármacos: citocinas.
Fabricante: Chiron.
Dosificación: se administra en ciclos de cinco días de duración, a la dosis de
4,5 a 9 millones de UI cada día por vía subcutánea, y repitiendo los ciclos cada
seis u ocho semanas.
Efectos secundarios: casi siempre produce fiebre, a menudo con escalofríos.
También son comunes: astenia, malestar, náuseas, vómitos y mialgias. En
raras ocasiones provoca hipotensión y disnea.
Comentarios y precauciones: es importante que los facultativos que empleen
este producto estén familiarizados con el mismo. El paracetamol puede ser útil
para aliviar algunos síntomas, como la fiebre. Los efectos secundarios
generalmente mejoran uno o dos días después de concluir cada ciclo de
tratamiento. La interleucina-2 está contraindicada en pacientes con cardiopatía
isquémica no controlada, con infecciones graves o con pO2 < 60 mm Hg;
también está contraindicada en mujeres gestantes.
Los antihipertensivos pueden potenciar el efecto hipotensor de interleucina-2.
Los efectos secundarios de interleucina-2 pueden incrementarse si se
administra conjuntamente con fármacos hepatotóxicos, nefrotóxicos,
mielotóxicos o cardiotóxicos.
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Invirase®
Véase saquinavir.
Kaletra®
Véase lopinavir.
Lamivudina (3TC)
Se trata de un fármaco que se tolera muy bien, pero el VIH rápidamente se
hace resistente al mismo. Lamivudina se usa frecuentemente en
combinaciones fijas, como Combivir® o Trizivir®. Posee actividad también
contra le virus de la hepatitis B.
Nombre comercial: Epivir®, Combivir®, Trizivir®.
Formulaciones: Epivir®: tabletas de 150 y 300 mg de lamivudina; solución oral
con 10 mg de lamivudina/ml, 240 ml. Combivir®: tabletas con 150 mg de
lamivudina y 300 mg de zidovudina. Trizivir®: tabletas con 150 mg de
lamivudina, 300 mg de zidovudina y 300 mg de abacavir.
Grupo de antirretrovirales: ITIAN.
Fabricante: GlaxoSmithKline.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral:
Epivir®: 300 mg al día o 150 mg cada 12 horas. Los niños deben recibir 4
mg/Kg., hasta un máximo de 150 mg cada 12 horas.
En caso de insuficiencia renal debe reducirse la dosis de acuerdo con la tabla
6.2.
Aclaramiento de Dosis
creatinina
(ml/minuto)
30–49 150 mg al día
15–29 Primera dosis de 150 mg, a continuación 100 mg al día
5–14 Primera dosis de 150 mg, a continuación 50 mg al día
<5 Primera dosis de 50 mg, a continuación 25 mg al día
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Lopinavir (LPV)
Kaletra® es un IP potente y bastante bien tolerado. Es especialmente adecuado
para tratamientos de rescate, ya que tiene gran eficacia en pacientes que han
tomado previamente otros IP y que tienen cepas del VIH multirresistentes. No
se ha podido determinar hasta ahora si Kaletra® es superior o no a otros IP
potenciados como tratamiento inicial. Entre las desventajas de este fármaco
figuran las dislipemias y las interacciones con otros medicamentos.
Nombre comercial: Kaletra®.
Formulaciones: cápsulas con 133,3 mg de lopinavir (LPV) y 33,3 mg de
ritonavir (RTV); solución con 80 mg de lopinavir y 20 mg de ritonavir por ml; 160
ml. Este medicamento debe guardarse en un frigorífico.
Grupo de antirretrovirales: IP.
Fabricante: Abbott.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: tres cápsulas cada 12 horas o 5 ml de solución cada 12 horas con
comida.
Si se utiliza al mismo tiempo que efavirenz o nevirapina, debe aumentarse la
dosis a cuatro cápsulas cada 12 horas o 6,5 ml de solución cada 12 horas. Con
este tipo de combinación, es preferible determinar los niveles plasmáticos de
los antirretrovirales para ajustar las dosis.
Efectos secundarios: diarrea, náuseas y dislipemia son los más frecuentes.
También puede causar cefalea y elevación de las transaminasas.
Comentarios y precauciones: son numerosas las interacciones que puede
tener este fármaco. Todos los medicamentos que se metabolizan a través de
los sistemas enzimáticos CYP3A o CYP2D6 deben evitarse en pacientes que
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Nelfinavir (NFV)
Nelfinavir es otro IP bastante bien tolerado y ampliamente utilizado, pero es
algo menos potente que los IP potenciados. También parece menos potente
que los ITINAN. Los principales inconvenientes de este producto son el gran
número de pastillas que deben tomarse y la diarrea que frecuentemente
produce. Debido a su favorable perfil de resistencias, es especialmente
adecuado como primer IP a utilizar, ya que cuando el VIH se hace resistente a
nelfinavir, generalmente sigue siendo susceptible a otros IP.
Nombre comercial: Viracept®.
Formulaciones: tabletas de 250 mg; polvo para solución oral con 50 mg/g, 144
g.
Grupo de antirretrovirales: IP.
Fabricante: Roche.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: 1250 mg cada 12 horas o 750 mg cada ocho horas, con comidas.
Efectos secundarios: la diarrea es el principal efecto secundario. También
ocasiona meteorismo y náuseas, lipodistrofia, dislipemia e intolerancia a la
glucosa.
Comentarios y precauciones: nelfinavir no debe utilizarse conjuntamente con
rifampicina, anticonceptivos orales, astemizol, terfenadina, cisaprida, triazolam,
ergotamina, simvastatina, lovastatina o hierba de San Juan.
Si se utiliza con rifabutina debe reducirse la dosis de esta última a 150 mg al
día y debe aumentarse la dosis de nelfinavir a 1000 mg cada 8 horas.
Al tomar nelfinavir, puede ser necesario incrementar la dosis de metadona, y la
dosis máxima de sildenafilo debe ser de 25 mg cada 48 horas.
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Nevirapina (NVP)
Nevirapina es un ITINAN muy utilizado en la infección por el VIH. Como sucede
con otros ITINAN, una sola mutación es suficiente para que el VIH desarrolle
resistencia de alto grado a este medicamento. Nevirapina se emplea con
frecuencia para simplificar el TARGA. Generalmente se tolera bien a largo
plazo, y posee un perfil lipídico favorable. Su principal efecto secundario es la
hepatotoxicidad, que puede ocurrir especialmente en los primeros meses
después de iniciar su utilización.
Nevirapina es eficaz para prevenir la transmisión materno-fetal del VIH.
Nombre comercial: Viramune®.
Formulaciones: tabletas de 200 mg, suspensión con 10 mg/ml, 240 ml.
Grupo de antirretrovirales: ITINAN.
Fabricante: Boehringer-Ingelheim.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: una tableta cada 12 horas, pero las dos primeras semanas debe
tomarse una sola tableta al día, con lo que son menores los efectos
secundarios. Si se interrumpe el tratamiento con nevirapina y luego se vuelve a
comenzar, no es necesario reducir la dosis durante las dos primeras semanas,
si nevirapina había sido bien tolerada previamente. En caso de modificarse una
modalidad de TARGA que incluya nevirapina, es recomendable interrumpir esta
última tres días antes que el resto de medicamentos, para evitar el desarrollo
de resistencias a nevirapina, debido a su prolongada semivida. Nevirapina
puede tomarse con comida o con el estómago vacío.
Efectos secundarios: los más importantes son la hepatotoxicidad y la
erupción cutánea. También pueden ocurrir fiebre, náuseas, somnolencia,
cefalea y mialgias. Con frecuencia produce elevación de la γGT.
Aproximadamente el 15 % de los pacientes que toman nevirapina presenta una
elevación de las transaminasas de al menos tres veces por encima del límite de
lo normal. Por ello, debe controlarse la función hepática cada dos semanas en
los dos primeros meses, y cada mes a continuación. Si se produce una
elevación de las transaminasas, debe interrumpirse la nevirapina, hasta que se
normalice su valor. A continuación puede reintroducirse la nevirapina, pero a la
dosis de 200 mg al día. Si tras un periodo prolongado la función hepática
permanece normal, puede entonces administrarse la dosis completa de 200 mg
cada 12 horas. Por el contrario, si las transaminasas se elevan de nuevo, debe
abandonarse definitivamente el fármaco. En la página web de la Agencia
Europea del Medicamento, puede obtenerse más información sobre nevirapina:
http://hiv.net/link.php?id=120.
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Norvir®
Véase ritonavir.
Rescriptor®
Véase delavirdina.
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Retrovir®
Véase zidovudina.
Ritonavir (RTV)
En la actualidad este potente IP apenas se utiliza en dosis completas, debido a
los importantes efectos adversos gastrointestinales que posee. Sin embargo,
en dosis menores, posee gran utilidad como potenciador de otros IP. Ritonavir
posee importantes interacciones con otros muchos medicamentos.
Nombre comercial: Norvir®.
Formulaciones: cápsulas de 100 mg; solución oral de 80 mg/ml, 240 ml.
Grupo de antirretrovirales: IP.
Fabricante: Abbott.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: como IP único, la dosis completa de ritonavir es de 600 mg cada
12 horas, aunque se comienza con 300 mg cada 12 horas, y se va subiendo la
dosis poco a poco a lo largo de los días siguientes, hasta alcanzar la dosis
plena.
En la actualidad, el empleo más frecuente de ritonavir es como potenciador de
otros IP, con las dosis siguientes:
100 mg de ritonavir cada 12 horas + 1000 mg de saquinavir cada 12 horas,
o bien 400 mg de ritonavir cada 12 horas + 400 mg de saquinavir cada 12
horas.
100 mg de ritonavir cada 12 horas + 800 mg de indinavir cada 12 horas, o
bien 400 mg de ritonavir cada 12 horas + 400 mg de indinavir cada 12 horas.
100 mg de ritonavir cada 12 horas + 600 mg de amprenavir cada 12 horas,
o bien 200 mg de ritonavir al día + 1200 mg de amprenavir al día.
Lopinavir y ritonavir se hallan formulados a dosis fijas (Kaletra®). Véase
lopinavir.
Efectos secundarios: con la dosis complete de ritonavir son muy frecuentes
los efectos secundarios, como náuseas, vómitos, diarrea, cefalea, parestesias
periorales y sensaciones extrañas en los brazos y las piernas. También son
comunes la elevación de las transaminasas y la γGT, la dislipemia severa, la
intolerancia a la glucosa y, más raramente, la diabetes mellitus. A largo plazo
también es frecuente la lipodistrofia.
Comentarios y precauciones: Son muy frecuentes e importantes las
interacciones que posee ritonavir, incluso en dosis bajas, con otros muchos
medicamentos. No deben emplearse con ritonavir: rifampicina, amiodarona,
astemizol, terfenadina, encainida, flecainida, cisaprida, triazolam, ergotamina,
simvastatina, lovastatina, quinidina, hierba de San Juan y sildenafilo.
Ritonavir debe utilizarse con precaución si se emplea conjuntamente con los
siguientes fármacos: metadona, inmunosupresores (ciclosporina o tacrolimus),
macrólidos (eritromicina o claritromicina), glucocorticoides, calcioantagonistas,
antidepresivos tricíclicos, otros antidepresivos (fluoxetina, paroxetina o
sertralina), neurolépticos (haloperidol, risperidona o tioridazina), antimicóticos
(ketoconazol o itraconazol), carbamazepina, tolbutamida, rifabutina, teofilina y
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Saquinavir (SQV)
Saquinavir fue uno de los primeros IP de que se dispuso, y el único del que
existen dos formulaciones diferentes. Es bastante bien tolerado, ya que apenas
produce algunos leves trastornos gastrointestinales. Sin embargo tiene el
inconveniente del gran número de pastillas que deben tomarse para lograr el
efecto terapéutico, si se utiliza por sí mismo, sin potenciar. Las dos
formulaciones existentes son Invirase® y Fortovase®; la primera de ellas se
absorbe muy mal y la segunda se absorbe mejor pero se tolera bastante peor.
Según datos recientes, ambas formulaciones alcanzan una potencia similar
cuando se administran potenciadas con ritonavir. Las resistencias cruzadas de
saquinavir con otros IP son frecuentes.
Nombres comerciales: Fortovase® e Invirase®.
Formulaciones: Invirase®: cápsulas de 200 mg de gel duro, Fortovase®:
cápsulas de 200 mg de gel blando.
Grupo de antirretrovirales: IP.
Fabricante: Roche.
Indicación: infección por el VIH
Dosis oral: Fortovase® no potenciado se emplea a la dosis de 1200 mg (seis
cápsulas) cada ocho horas, Invirase® no potenciado no se emplea en la
actualidad. Saquinavir potenciado con ritonavir se emplea a las siguientes
dosis: Fortovase® o Invirase® 1000 mg cada 12 horas más ritonavir 100 mg
cada 12 horas. Otra alternativa es Fortovase® o Invirase® 400 mg cada 12
horas más ritonavir 400 mg cada 12 horas.
Efectos secundarios: como comentábamos antes, los principales efectos
adversos son los gastrointestinales: diarrea, náuseas, molestias abdominales,
meteorismo, etc. En raras ocasiones provoca elevación de las transaminasas y
de la γGT. También puede ocasionar cefalea. Con el empleo prolongado puede
causar lipodistrofia, dislipemia e intolerancia a la glucosa.
Comentarios y precauciones: saquinavir no debe emplearse conjuntamente
con rifampicina, astemizol, terfenadina, cisaprida, triazolam, ergotamina,
simvastatina, lovastatina o hierba de San Juan. Si se utiliza de modo no
potenciado, debe tomarse con comida.
Información complementaria en Internet: http://hiv.net/link.php?id=132
Sustiva®
Véase efavirenz.
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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T-20
Véase enfuvirtida.
Tenofovir (TDF)
Tenofovir disoproxil fumarato (tenofovir DF) es el profármaco de tenofovir, un
nucleótido acíclico. Se absorbe bien por vía oral. Posee eficacia contra el VIH y
también contra el virus de la hepatitis B. Generalmente es bien tolerado.
Nombre comercial: Viread®.
Formulaciones: tabletas de 300 mg.
Grupo de antirretrovirales: inhibidores de la transcriptasa inversa análogo de
los nucleótidos.
Fabricante: Gilead.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: 300 mg al día, con comida.
Efectos secundarios: generalmente se tolera bien, hasta el punto de que en
algunos estudios se han observado efectos adversos similares a los del
placebo. En raras ocasiones produce elevación de las enzimas hepáticas, y
posiblemente leucopenia.
No se sabe si el tratamiento a largo plazo con tenofovir puede provocar
alteraciones de la densidad ósea. En animales, con dosis 30 veces superiores
a las que se utilizan en el tratamiento de la infección por el VIH en el hombre, sí
que se han observado trastornos de la densidad ósea. Al contrario que su
predecesor, adefovir, no parece nefrotóxico, aunque no se dispone de datos al
respecto a largo plazo.
Comentarios y precauciones: tenofovir no debe prescribirse a pacientes con
aclaramiento de creatinina inferior a 60 ml/minuto. En caso de disfunción renal
ligera, debe controlarse mensualmente la función renal. La administración
simultánea de tenofovir y otros fármacos que se eliminan mediante secreción
activa por los túbulos renales, como cidofovir, aciclovir, valaciclovir, ganciclovir
y valganciclovir, puede conducir al aumento de los niveles plasmáticos tanto de
tenofovir como de estos otros fármacos.
Tenofovir debe emplearse con precaución en pacientes que toman didanosina,
ya que provoca un aumento de la concentración máxima y del área bajo la
curva de esta última del 28 % y del 44 % respectivamente. Aunque hasta ahora
no se ha descrito un aumento de la incidencia de efectos secundarios de
didanosina cuando se emplea en estas circunstancias, se recomienda reducir
la dosis de didanosina a 250 mg al día. Además, debe tomarse tenofovir al
menos dos horas antes o una hora después que didanosina.
Por ahora no existen estudios controlados sobre el empleo de tenofovir durante
el embarazo. En estudios con monos, tenofovir resultó eficaz para prevenir la
transmisión del virus de la inmunodeficiencia de los simios (VIS), pero también
ocasionó trastornos del crecimiento.
Información complementaria en Internet: http://hiv.net/link.php?id=134
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Tipranavir
Tipranavir es el primer IP de estructura no peptídica. Posee buena actividad
contra cepas del VIH resistentes a los otros IP. Pero su biodisponibilidad oral
es mala, y por ello es necesario potenciarlo con ritonavir para que sea eficaz.
Este medicamento está todavía en fase de investigación clínica.
Grupo de antirretrovirales: IP no peptídico.
Fabricante: Boehringer-Ingelheim.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: tipranavir está siendo estudiado en ensayos en fase III a la dosis
de 500 mg cada 12 horas junto con ritonavir a la dosis de 200 mg cada 12
horas.
Efectos secundarios: diarrea, vómitos, cefalea y dolor abdominal. Más
raramente ocasiona mareo, astenia y elevación de las transaminasas.
Comentarios y precauciones: está contraindicado el empleo simultáneo de
tipranavir con rifampicina o delavirdina. Los antiácidos reducen los niveles
plasmáticos de tipranavir un 30 %.
Trizivir®
Esta combinación de tres fármacos permite una gran simplificación del TARGA,
ya que con un comprimido cada 12 horas se proporciona todo el tratamiento.
Se trata de la modalidad más simple de tratamiento antirretroviral existente en
la actualidad.
Formulaciones: tabletas con 150 mg de lamivudina, 300 mg de zidovudina y
300 mg de abacavir.
Grupo de antirretrovirales: ITIAN.
Fabricante: GlaxoSmithKline.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: una tableta cada 12 horas. En caso de insuficiencia renal, con
aclaramiento de creatinina menor de 50 ml/minuto, es mejor no usar este
producto con dosis fijas, y emplear en su lugar cada uno de sus componentes
por separado. Ello permite utilizar en cada caso las dosis más adecuadas de
lamivudina y zidovudina.
Efectos secundarios: los síntomas gastrointestinales son los efectos
secundarios más frecuentes de este producto. Especial relevancia posee la
reacción de hipersensibilidad al abacavir. Para más detalles sobre todos estos
efectos adversos, véase la descripción de cada fármaco individual. Un posible
inconveniente de esta combinación de ITIAN es el riesgo aditivo de toxicidad
mitocondrial.
Comentarios y precauciones: la principal precaución a tener con este
producto es la alerta ante la posible aparición de una reacción de
hipersensibilidad al abacavir. Véase la descripción de dicho síndrome en el
apartado de este capítulo dedicado a ese fármaco.
Información complementaria en Internet: http://hiv.net/link.php?id=51
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Vfend®
Véase voriconazol.
Videx®
Véase didanosina.
Viracept®
Véase nelfinavir.
Viramune®
Véase nevirapina.
Viread®
Véase tenofovir.
Voriconazol
Voriconazol es un nuevo y prometedor antimicótico de amplio espectro. En un
ensayo clínico, este fármaco demostró una eficacia superior a anfotericina B en
el tratamiento de la aspergilosis invasiva (eficacia terapéutica del 53 % frente al
32 % tras 12 semanas).
Nombre comercial: Vfend®.
Formulaciones: tabletas de 50 y de 200 mg; polvo para inyección, 200 mg
para reconstituirlos en 10 mg/ml.
Grupo de fármacos: antimicóticos.
Fabricante: Pfizer.
Indicaciones: tratamiento de la aspergilosis invasiva; tratamiento de las
infecciones por Candida spp graves, invasivas o resistentes a fluconazol,
incluida la candidiasis por C. krusei; tratamiento de las micosis graves por
Scedosporium spp. y Fusarium spp.
Dosis oral: 200 mg cada 12 horas.
Dosis intravenosa: 3 a 6 mg/Kg. cada 12 horas.
Efectos secundarios: el aumento de las transaminasas, la erupción cutánea y
los trastornos visuales fueron las principales causas de interrupción del
tratamiento en los ensayos clínicos.
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Zalcitabina (ddC)
Zalcitabina fue uno de los primeros antirretrovirales de que se dispuso. En la
actualidad apenas se emplea, debido a su dosificación relativamente
complicada, el riesgo de polineuropatía y las resistencias cruzadas que posee
con didanosina. Parece menos potente que didanosina y estavudina.
Nombre comercial: Hivid®.
Formulaciones: tabletas de 0,375 y 0,75 mg.
Grupo de antirretrovirales: ITIAN.
Fabricante: Roche.
Indicación: infección por el VIH.
Dosis oral: 0,75 mg cada 8 horas. En pacientes con insuficiencia renal
avanzada es necesario reducir la dosis. Para pacientes con aclaramiento de
creatinina entre 10 y 40 ml/minuto se recomienda la dosis de 0,75 mg cada 12
horas, y para pacientes con aclaramiento inferior a 10 ml/minuto se recomienda
0,75 mg cada día.
Efectos secundarios: polineuropatía periférica, que ocurre aproximadamente
en el 30 % de pacientes, estomatitis y úlceras bucales, que ocurren en el 4 %, y
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Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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Zerit®
Véase estavudina.
Ziagen®
Véase abacavir.
Zidovudina (AZT)
Es el primer antirretroviral de que se dispuso, y también es el que más
estudiado ha sido. Debido a su limitada eficacia como monoterapia, a su
mielotoxicidad y a los trastornos gastrointestinales que provoca, inicialmente
hubo muchas dudas sobre su verdadero papel en el tratamiento de la infección
por el VIH. Sin embargo, como parte del TARGA, ha demostrado
sobradamente su eficacia, y en la actualidad sigue siendo uno de los
antirretrovirales más empleados. Entre sus ventajas figuran la buena
penetración en el sistema nervioso central y la relativamente escasa toxicidad
mitocondrial.
Nombres comerciales: Retrovir®, Combivir®, Trizivir®.
Formulaciones: Retrovir®: cápsulas de 100 y 250 mg, tabletas de 300 mg,
jarabe con 10 mg/ml, 240 ml y viales intravenosos de 20 ml con 10 mg/ml,
Combivir®: tabletas con 300 mg de zidovudina y 150 mg de lamivudina.
Trizivir®: tabletas con 300 mg de abacavir, 150 mg de lamivudina y 300 mg de
zidovudina.
Fabricante: GlaxoSmithKline.
Indicación: infección por el VIH y prevención de la transmisión materno-fetal
del VIH.
Dosis: 250 mg cada 12 horas o 200 mg cada 8 horas. Si se utiliza Combivir® o
Trizivir® la dosis de zidovudina es de 300 mg cada 12 horas.
236
Tratamiento de la infección por el VIH B. Roca
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