Deuda Externa Trabj Teoria M.
Deuda Externa Trabj Teoria M.
Deuda Externa Trabj Teoria M.
1. Subieron los tipos de interés (se multiplicaron por cuatro desde finales del año 1970
hasta principios del año 1980), lo que precipitó la crisis de la deuda del año 1982, que
se manifestó con fuerza en los países latinoamericanos. En ese momento, se fomentó
la adquisición de nuevos préstamos para hacer frente al pago de deudas impagables,
provocando a raíz de esto la catástrofe económica de esa década y la multiplicación
de la deuda.[cita requerida]
2. Se apreciaba fuertemente el dólar.
3. Cayó el comercio mundial y se despreciaron las exportaciones del Sur que no eran
petróleo.
4. Se iniciaron los planes de ajuste estructural.
Se llegó entonces a una situación, que metafóricamente explicaba el analista Ignacio
Ramonet, en la que los países del Tercer Mundo invertían más dinero en devolver los
intereses de esa deuda que en su propio desarrollo:1
Usted para comprar un piso, pide un crédito de 20 millones con un interés al 5 %, pero a los tres meses
el banco le sube el interés al 8 % y uno no puede quejarse. A los 6 meses, se lo sube al 20 %, con lo
que el préstamo que pidió podría haberlo pagado pero con este ya no puede […] Esto es lo que ha
pasado con la deuda externa. […] Ahora [los países pobres] están obligados a exportar con el objetivo
de conseguir divisas para pagar los intereses de su deuda exterior. De esta forma, el país está volcado
al comercio exterior y ello le impide ocuparse de su mercado interior.
Entre otras causas, la fuga de capitales privó a estos países de una fuente de ahorro interno
imprescindible para el impulso del propio desarrollo.
Endeudamiento grave[editar]
Causas para un endeudamiento con entidades extranjeras[editar]
Algunas causas típicas para el grave endeudamiento con una entidad extranjera son:
Catástrofes naturales, epidemias y similares, que obligan a pedir préstamos para paliar
sus efectos.
Inversiones en nuevos cultivos, industrias, etc. que pueden fracasar por no haber tomado
en cuenta el riesgo de cambios en los mercados u otras razones.
Mala administración de los fondos, que producen un déficit sostenido que supone cada
vez más recursos externos para compensarlo.
La negligencia (intencional o no) respecto a los efectos que las deudas excesivas pueden
tener, o bien la ausencia de prerrequisitos antes de concederla. Así, autores como Marc
Reffinot apuntan que un fenómeno parecido ya sucedió en la década de 1930 tras el crac
del 29 y, pese a contar con esa experiencia, se permitió volver a endeudarse a las
naciones.2
En el Fórum 2004 de Barcelona se propuso la llamada deuda indigna, como aquella que
se contrajo y se permitió contraer pese a saber que ocasionaría serios problemas a la
economía y al desarrollo del país que la solicitaba. La llamada deuda indigna tiene
además como requisito que al organismo o país prestamista le resultará imposible no
saber los efectos que dicho crédito ocasionará al receptor.
También el Papa Juan Pablo II atacó la deuda afirmando entre otras cosas:
La cancelación de la deuda es, por supuesto, solamente una parte de la tarea más grande de luchar
contra la pobreza y de asegurar que los habitantes de los países más pobres tengan una porción más
grande del banquete de la vida. Los programas de cancelación de la deuda deben ser acompañados por
la introducción de políticas económicas sanas y de un buen gobierno. Pero, tan importante como eso (si
no lo es más) es que los beneficios que surgen de la cancelación lleguen a la gente más pobre, a través
de un marco de inversiones exhaustivo y sostenible en las capacidades humanas, sobre todo en
educación y salud. La persona humana es el recurso más valioso de cualquier nación o economía.
Deuda odiosa[editar]
Artículo principal: Deuda odiosa
Existe también el concepto de Deuda odiosa, aplicado por primera vez en 1898 para
establecer como ilegítima la deuda que Filipinas tenía con España, una vez que España había
sido derrotada y perdido su colonia frente a Estados Unidos.
La doctrina de deuda odiosa significa que un pueblo no es responsable de la deuda en que
hayan incurrido gobernantes impuestos por la fuerza. Esta doctrina está presente en la
discusión de la deuda externa de algunos estados donde la deuda externa ha sido engrosada
por dictaduras y gobiernos no representativos, con fines de enriquecimiento personal o
corporativo, o para la represión social y política. Tal es el caso en la República Argentina.
En 1927, Alexander Sack, profesor de derecho internacional, definía en estos términos la
deuda execrable:
Si un poder despótico incurre en una deuda no por las necesidades o los intereses del Estado sino para
otorgar mayor fuerza a su régimen despótico, para reprimir a la población que se le enfrenta, etc., esta
deuda es odiosa para la población de todo ese país.3
El economista Jeff King, luego de aclarar que no es "su" definición sino un resumen de todo
cuanto leyó acerca de la deuda execrable u odiosa, la define con precisión:
Deudas odiosas son aquellas contraídas contra los intereses de la población de un país y con el
completo conocimiento del acreedor.