Santo Toribio

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“Milagro de San Toribio Vescovo de Lima” - Sebastiano Conca, 1726

(Cuadro que está en la Pinacoteca Vaticana)

EN HONOR DE NUESTRO GLORIOSO


SANTO TORIBIO ALFONSO DE MOGROVEJO
ARZOBISPO DE LIMA

Domingo 15 de abril de 2018


12:00 h (12 del mediodía)

Iglesia de las MM. Concepcionistas de La Latina


(c/ Toledo, 52, Madrid)
DEVOTOS TODOS DE SANTO TORIBIO ALFONSO DE
MOGROVEJO

SANTO TORIBIO, EL HOMBRE QUE QUISO LLEGAR A LA OTRA


ORILLA
El pasado día 21 de enero el Papa Francisco se dirigió a los obispos peruanos en el
Palacio Arzobispal de Lima para ponerles como modelo a Santo Toribio de
Mogrovejo, cuyas reliquias había venerado momentos antes junto a las de otros
cuatro santos peruanos.

Santo Toribio de Mogrovejo, natural de Mayorga, fue el segundo arzobispo de


Lima y en su desempeño como tal, entre 1581 y 1606, cuando falleció, dejó una
huella profunda erigida por el Papa como ejemplo a seguir. Es, de hecho, el patrono
del episcopado iberoamericano.

Entre otras cosas destacó el Papa Francisco de Santo Toribio de Mogrovejo que

“Es significativo que este santo Obispo sea representado en sus retratos como un
«nuevo Moisés». Como saben, en el Vaticano se custodia un cuadro en el que aparece
santo Toribio atravesando un río caudaloso, cuyas aguas se abren a su paso como si se
tratase del mar Rojo, para que pudiera llegar a la otra orilla donde lo espera un numeroso
grupo de nativos. Detrás de santo Toribio hay una gran multitud de personas, que es el
pueblo fiel que sigue a su pastor en la tarea de la evangelización. En la Pinacoteca
Vaticana está esto. Esta hermosa imagen me «da pie» para centrar en ella mi reflexión
con ustedes. Santo Toribio, el hombre que quiso llegar a la otra orilla.

Lo vemos desde el momento en que asume el mandato de venir a estas tierras con la
misión de ser padre y pastor. Dejó terreno seguro para adentrarse en un universo
totalmente nuevo, desconocido y desafiante. Fue hacia una tierra prometida guiado por la
fe como «garantía de los bienes que se esperan». Su fe y su confianza en el Señor lo
impulsó, y lo va a impulsar a lo largo de toda su vida a llegar a la otra orilla, donde Él lo
esperaba en medio de una multitud.”

El Papa, en concreto, destacó en él cinco virtudes que sugirió seguir a sus


sucesores:

“1. Quiso llegar a la otra orilla en busca de los lejanos y dispersos. Para ello tuvo
que dejar la comodidad del obispado y recorrer el territorio confiado, en continuas visitas
pastorales, tratando de llegar y estar allí donde se lo necesitaba, y ¡cuánto se lo
necesitaba! Iba al encuentro de todos por caminos que, al decir de su secretario, eran
más para las cabras que para las personas.”
“2. Quiso llegar a la otra orilla no sólo geográfica sino cultural. Con el tercer
Concilio Limense, procuró que los catecismos fueran realizados y traducidos en
quechua y aymara. Impulsó al clero a que estudiara y conociera el idioma de los suyos
para poder administrarles los sacramentos de forma comprensible. (…) Visitando y
viviendo con su Pueblo se dio cuenta de que no alcanzaba llegar tan sólo físicamente,
sino que era necesario aprender a hablar el lenguaje de los otros, sólo así, llegaría el
Evangelio a ser entendido y penetrar en el corazón.”

“3. Quiso llegar a la otra orilla de la caridad. Para nuestro patrono la evangelización
no podía darse lejos de la caridad. Porque sabía que la forma más sublime de la
evangelización era plasmar en la propia vida la entrega de Jesucristo por amor a cada
uno de los hombres. Los hijos de Dios y los hijos del demonio se manifiestan en esto:
el que no practica la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano.”

“4. Quiso llegar a la otra orilla en la formación de sus sacerdotes. Fundó el 
primer  seminario  postconciliar  en  esta  zona  del  mundo,  impulsando  de  esta 
manera  la  formación  del  clero  nativo.  (…)  Y  esta  formación  no  se  limitaba 
solamente  al  estudio  en  el  seminario,  sino  que  proseguía  en  las  continuas 
visitas que les realizaba, estaba cerca de sus curas. Ahí podía ver de primera 
mano  el  «estado  de  sus  curas», preocupándose  por ellos. Cuenta  la leyenda 
que en las vísperas de Navidad su hermana le regaló una camisa para que la 
estrenara en las fiestas. Ese día fue a visitar a un cura y al ver la situación en 
que  vivía,  se  sacó  su  camisa  y  se  la  entregó.  Es  el  pastor  que  conoce  a  sus 
sacerdotes.” 

“5.  Quiso  llegar  a  la  otra  orilla,  la  de  la  unidad.  Promovió  de  manera 
admirable y profética la formación e integración de espacios de comunión y 
participación entre los distintos integrantes del Pueblo de Dios. Así lo señaló 
san Juan Pablo II cuando, en estas tierras, hablándole a los obispos decía: «El 
tercer Concilio Limense es el resultado de ese esfuerzo, presidido, alentado y 
dirigido por santo Toribio, y que fructificó en un precioso tesoro de unidad en 
la fe, de normas pastorales y organizativas”  

Finalizó el Papa remarcando que “a santo Toribio le llegó el momento de cruzar 
hacia la orilla definitiva, hacia esa tierra que lo esperaba y que iba degustando 
en su continuo dejar la orilla. Este nuevo partir, no lo hacía solo. Al igual que el 
cuadro que les comentaba al inicio, iba al encuentro de los santos seguido de una 
gran muchedumbre a sus espaldas. (…) Ellos eran su pasaporte al cielo.”

El consiliario

P. Isidro de la Viuda Diez, Agustino


HIMNO a SANTO TORIBIO A. MOGROVEJO

Brillante sol
de América del Sur
Mayorga fue
La Cuna de tu luz.

Dos mundos pues


tu lumbre recorrió
la misma fe
que fulguró en la Cruz.

Ángel de Paz
nacido en nuestro suelo.
Tu corazón
es nuestro corazón.
La sangre Real
que corre por tus venas,
aquí brotó
mágico raudal.

Toribio singular
pastor celoso de tu grey
las almas a salvar
en nombre vas de Cristo Rey.

América te vio
cruzar su vasta inmensidad,
y al eco de tu voz
un nuevo mundo vio la paz

Vuelve ya tu hermoso corazón


a este pueblo que te dio la vida
y que implora con su fe rendida
tu amorosa y Santa Bendición.

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