Santo Toribio
Santo Toribio
Santo Toribio
Entre otras cosas destacó el Papa Francisco de Santo Toribio de Mogrovejo que
“Es significativo que este santo Obispo sea representado en sus retratos como un
«nuevo Moisés». Como saben, en el Vaticano se custodia un cuadro en el que aparece
santo Toribio atravesando un río caudaloso, cuyas aguas se abren a su paso como si se
tratase del mar Rojo, para que pudiera llegar a la otra orilla donde lo espera un numeroso
grupo de nativos. Detrás de santo Toribio hay una gran multitud de personas, que es el
pueblo fiel que sigue a su pastor en la tarea de la evangelización. En la Pinacoteca
Vaticana está esto. Esta hermosa imagen me «da pie» para centrar en ella mi reflexión
con ustedes. Santo Toribio, el hombre que quiso llegar a la otra orilla.
Lo vemos desde el momento en que asume el mandato de venir a estas tierras con la
misión de ser padre y pastor. Dejó terreno seguro para adentrarse en un universo
totalmente nuevo, desconocido y desafiante. Fue hacia una tierra prometida guiado por la
fe como «garantía de los bienes que se esperan». Su fe y su confianza en el Señor lo
impulsó, y lo va a impulsar a lo largo de toda su vida a llegar a la otra orilla, donde Él lo
esperaba en medio de una multitud.”
“1. Quiso llegar a la otra orilla en busca de los lejanos y dispersos. Para ello tuvo
que dejar la comodidad del obispado y recorrer el territorio confiado, en continuas visitas
pastorales, tratando de llegar y estar allí donde se lo necesitaba, y ¡cuánto se lo
necesitaba! Iba al encuentro de todos por caminos que, al decir de su secretario, eran
más para las cabras que para las personas.”
“2. Quiso llegar a la otra orilla no sólo geográfica sino cultural. Con el tercer
Concilio Limense, procuró que los catecismos fueran realizados y traducidos en
quechua y aymara. Impulsó al clero a que estudiara y conociera el idioma de los suyos
para poder administrarles los sacramentos de forma comprensible. (…) Visitando y
viviendo con su Pueblo se dio cuenta de que no alcanzaba llegar tan sólo físicamente,
sino que era necesario aprender a hablar el lenguaje de los otros, sólo así, llegaría el
Evangelio a ser entendido y penetrar en el corazón.”
“3. Quiso llegar a la otra orilla de la caridad. Para nuestro patrono la evangelización
no podía darse lejos de la caridad. Porque sabía que la forma más sublime de la
evangelización era plasmar en la propia vida la entrega de Jesucristo por amor a cada
uno de los hombres. Los hijos de Dios y los hijos del demonio se manifiestan en esto:
el que no practica la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano.”
“4. Quiso llegar a la otra orilla en la formación de sus sacerdotes. Fundó el
primer seminario postconciliar en esta zona del mundo, impulsando de esta
manera la formación del clero nativo. (…) Y esta formación no se limitaba
solamente al estudio en el seminario, sino que proseguía en las continuas
visitas que les realizaba, estaba cerca de sus curas. Ahí podía ver de primera
mano el «estado de sus curas», preocupándose por ellos. Cuenta la leyenda
que en las vísperas de Navidad su hermana le regaló una camisa para que la
estrenara en las fiestas. Ese día fue a visitar a un cura y al ver la situación en
que vivía, se sacó su camisa y se la entregó. Es el pastor que conoce a sus
sacerdotes.”
“5. Quiso llegar a la otra orilla, la de la unidad. Promovió de manera
admirable y profética la formación e integración de espacios de comunión y
participación entre los distintos integrantes del Pueblo de Dios. Así lo señaló
san Juan Pablo II cuando, en estas tierras, hablándole a los obispos decía: «El
tercer Concilio Limense es el resultado de ese esfuerzo, presidido, alentado y
dirigido por santo Toribio, y que fructificó en un precioso tesoro de unidad en
la fe, de normas pastorales y organizativas”
Finalizó el Papa remarcando que “a santo Toribio le llegó el momento de cruzar
hacia la orilla definitiva, hacia esa tierra que lo esperaba y que iba degustando
en su continuo dejar la orilla. Este nuevo partir, no lo hacía solo. Al igual que el
cuadro que les comentaba al inicio, iba al encuentro de los santos seguido de una
gran muchedumbre a sus espaldas. (…) Ellos eran su pasaporte al cielo.”
El consiliario
Brillante sol
de América del Sur
Mayorga fue
La Cuna de tu luz.
Ángel de Paz
nacido en nuestro suelo.
Tu corazón
es nuestro corazón.
La sangre Real
que corre por tus venas,
aquí brotó
mágico raudal.
Toribio singular
pastor celoso de tu grey
las almas a salvar
en nombre vas de Cristo Rey.
América te vio
cruzar su vasta inmensidad,
y al eco de tu voz
un nuevo mundo vio la paz